revista misioneros - nº192-2019 - omp.es · laba el santo padre a los jóvenes, “el señor y su...

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EDITADA POR LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS Nº 192 FEBRERO AÑO 2019 TERCER MILENIO

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ISIO

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LES P

ON

TIF

ICIA

SNº 192 FEBRERO AÑO 2019

T E R C E R M I L E N I O

El pasado 1 de enero se cumplieron

60 años del triunfo de la revolución

cubana, una efeméride que pasó sin

pena ni gloria, cuando el país se dis-

pone a votar una nueva Constitución.

16

en este número...

y además...

EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIASC/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: [email protected]://www.omp.es

Nº 192. FEBRERO, 2019

AGUSTINOS RECOLETOSPaseo de La Habana, 167. 28036 Madrid.Tel. 91 345 34 60

COMPAÑÍA DE JESÚSAvda. de la Moncloa, 6. 28003 Madrid. Tel. 91 534 48 10

COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓNEstocolmo, 9. 28022 Madrid. Tel. 91 313 56 40

FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍACardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid.Tel. 91 302 61 99

MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA

(HERMANAS BLANCAS)Asensio Cabanillas, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60

MISIONEROS CLARETIANOSClara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99

INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERASFerrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 726 84 27

MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZFereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03

MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIAMadre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91 462 88 40 y 91 462 46 11

MISIONERAS DE CRISTO JESÚSPeñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel. 91 517 41 78

MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIOGeneral Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91 367 36 71

MISIONEROS ESPIRITANOSSanta Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554 21 57 Olivos, 12. 28003 Madrid. Tel. 91 553 36 16

MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40

MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55

MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16

PADRES BLANCOSLiebre, 25. 28043 Madrid. Tel. 91 574 04 00

SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41

coeditores

T E R C E R M I L E N I O

IGLESIA A FONDO

PRIMER PLANO

La jornada del Día de Hispanoamérica, que

se celebrará el próximo 3 de marzo, preten-

de poner de relieve el compromiso de los

misioneros y misioneras con la vida de la

gente a la que acompañan en su labor diaria.

INFORME

En el 60 aniversario de Manos Unidas, la

ONG católica lanza su campaña contra el

hambre centrando la atención en todas

aquellas mujeres que ponen en práctica

sus proyectos por todo el mundo.

7 TRIBUNA Estaba enfermoy vinisteis a verme

12 EL OBSERVADORPAKISTÁN - VATICANOPARAGUAY

22 ASÍ VA EL MUNDOSUDÁN - AFGANISTÁNR. D. CONGO - CAMBOYA

36 ENTREVISTAVirginia Tchuindjang,Misionera Cruzada dela Iglesia, en Camerún

40 ANIMACIÓN MISIONERA

43 AYUDAMOS A...Malaui

46 CULTURA"La Morada de las Nieves", un viaje por los sietereinos del Himalaya

52 EN EL OBJETIVO

54 MISIÓN VIVAJuan González Núñez, misionero combonianoen Etiopía

26

30

Lo dijo el papa Francisco

con toda rotundidad, sin

dar pie a ningún tipo de

especulación: “Ustedes,

queridos jóvenes, no son el futu-

ro, sino el ahora de Dios”. La afir-

mación iba dirigida a muchachos

y muchachas procedentes de pue-

blos y culturas muy diversos. Se

encontraban participando en la

Jornada Mundial de la Juventud

que, del 22 al 27 de enero, se ce-

lebraba en Panamá.

La expresión la lanzaba Fran-

cisco, no a modo de una propues-

ta, sino con la pretensión de con-

vertirla en una realidad que ven-

ga a otorgar a la juventud el pro-

tagonismo que se merece; al mis-

mo tiempo que trata de poner fin

a la excesiva tutela y falta de

confianza que en la sociedad, y

también en la Iglesia, se concede

a las generaciones más bisoñas.

Eso sí, esa mayor confianza depo-

sitada en la juventud conlleva

–no podría ser de otro modo– un

mayor ejercicio de responsabili-

dad por parte de esta. Ya no es

posible un Dios “lindo, bueno, ge-

neroso”, pero al que mantener en

la distancia, sin que incomode.

Por eso, lo primero que les pi-

dió el Papa a los jóvenes es seguir

el ejemplo de María a la hora de

responder con un “sí” a la llamada

de Dios. Les rogó que no tuviesen

miedo de abrirle el corazón, de re-

novar el fuego de su amor para

“abrazar la vida con toda su fragi-

lidad y pequeñez, pero también

con toda su grandeza y hermosu-

ra”. “No tengan miedo –insistió el

Pontífice– de decirle que ustedes

también quieren tomar parte en

su historia de amor en el mundo,

¡que están para más!”.

Para más, sin duda, están

nuestros misioneros y misioneras

esparcidos por todos aquellos rin-

cones de la Tierra donde la pre-

sencia de Dios, de la alegría del

Evangelio, es más necesaria, preci-

samente, porque sus valores de

justicia, libertad y amor son más

pisoteados. Ellos y ellas son el

mejor ejemplo de que, como seña-

laba el Santo Padre a los jóvenes,

“el Señor y su misión no son un

«mientras tanto»” en su andadu-

ra, algo pasajero, sino que son,

por el contrario, su vida. Por eso,

cuando Francisco les decía a los

jóvenes que “son el ahora de

Dios”, les estaba recordando tam-

bién que están llamados a conti-

nuar y a ser el relevo de esta ga-

lería de hombres y mujeres de ta-

lla excepcional que están gastan-

do y llegan a entregar sus vidas

por ser presencia de la Buena No-

ticia del amor y la misericordia de

Jesús entre los más necesitados.

Muchos de estos misioneros,

sobre todo en las Iglesias de más

larga tradición, en las comunida-

des de las sociedades desarrolla-

das, han alcanzado una edad

avanzada y superado con creces

los límites de una jubilación. Ne-

cesitan de un más que merecido

relevo. Por eso, las palabras del

Papa a los jóvenes congregados

en la Jornada Mundial de la Ju-

ventud son también una llamada

a asumir desde ya el relevo de es-

tos testigos fieles del Evangelio.

Los jóvenes son, sí, el ahora de

la misión. Una labor que “es amor

concreto, cercano, real; es alegría

festiva que nace al optar y partici-

par en la pesca milagrosa de la

esperanza y la caridad, la solidari-

dad y la fraternidad, frente a tan-

ta mirada paralizada y paralizante

por los miedos y la exclusión, la

especulación y la manipulación”.

Esta es la oportunidad con la que

cualquiera de ellos puede y debe

soñar, la labor que encaja con su

espíritu aventurero y osado. La

misión es el ahora. No dejemos

que se convierta en un erial.

E D I T O R I A L

EDITA Obras Misionales Pontificias DIRECTOR NACIONAL OMP José MaríaCalderón DIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES

Rosa Lanoix, Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Dora Rivas, José Beltrán,José Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, Israel Íñiguez, Modeste Munimi,

José Ramón Carvallada, María Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Juan Lázaro Sánchez, VicenteMarqués Ruiz ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael SantosFOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36

T E R C E R M I L E N I O

Los jóvenes están llamados a ser el relevo denuestros misioneros en la tarea de llevar

la misericordia de Jesús a los más necesitados.

Jóvenes, el ‘ahora’ de la misión

Simeón Czeslaw Stachera

Para entrar en el encuentro, sobre todo en el conocimiento del

otro, del diferente, tengo que tener mi identidad propia muy fuer-

temente arraigada en Cristo. Si Cristo habita en mi corazón, no

hay miedo; se crea amistad, se crea encuentro, se crea una huma-

nidad nueva, que es lo que Dios quiere.

Director nacional de OMP en Marruecos

Ángel de la VictoriaMisionero javeriano en Camerún

Anna BrunelliMisionera comboniana en R. D. del Congo

Jesús Duarte AmorochoSacerdote de Bucaramanga (Colombia), agregado al IMC,misionero en Mozambique

Sigan orando en familia el santo rosa-

rio. Nuestra Madre sabe recom-

pensar con su amor y ternu-

ra esos gestos de solidari-

dad para con los pueblos

más vulnerables del mun-

do entero. No se cansen,

por favor, de rezar por to-

dos los misioneros.

Son pequeñas cosas, pero os aseguro

que solo a través de estas pequeñas co-

sas y gracias a ellas el mundo podrá

cambiarse. Solo así la justicia se abrirá

camino en me-

dio de nuestro

mundo injusto

y desigual.

Gracias, papa Francisco,

por confiar y darnos la

oportunidad de hacer una

JMJ para la juventud de

las periferias existenciales y

geográficas. Especialmente, la ju-

ventud indígena y los que son forzados a mi-

grar. También, los que viven las consecuencias

de la delincuencia, la falta de recursos, la vio-

lencia y tantos otros males.

Arzobispo de Panamá

En mi trabajo en la prisión de Makala, en

Kinshasa, encuentro siempre el momento

de testimoniar el amor de Dios entre esta

parte de la humanidad que sufre en sus co-

razones, en sus espíritus y en sus cuerpos.

frasesyfl

ash

es

Mons. José Domingo Ulloa

6 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 7

Por D. José María Calderón. Director Nacional de OMP

T R I B U N A

Estaba enfermo y vinisteis a verme

Febrero es unos de esos me-ses que pueden pasar de-sapercibidos. Por ser elmás breve de todos, parece

que es un mes sin mucho fuste.Sin embargo, está lleno de aconte-cimientos, de celebraciones impor-tantes, de jornadas que no puedendejarse correr sin más.

Al empezar, el día 2, tenemosla fiesta de la Presentación del Se-ñor en el templo, ¡Jornada de laVida Consagrada! El segundo do-mingo de este mes, caiga el díaque caiga, es la Jornada de laCampaña contra el Hambre, consu “anticipo” del viernes anterior,en el que se hace la denominada“cena del hambre” o el Ayuno Vo-luntario. ¡Y el 14!... es el Día delos Enamorados, San Valentín.

Y, entre el día de Manos Unidasy San Valentín, cae Nuestra Señorade Lourdes, la Jornada del Enfer-mo. Ese día nos hace tener encuenta que el Señor está enfermoy espera nuestra visita, nuestraatención y cuidado.

¡Qué importantes son nuestrosenfermos! Instituciones religiosasdestacadas nacieron para el cuida-do de ellos, de los mayores, de losque sufren lesiones físicas o psí-quicas... Los Hermanos de SanJuan de Dios, las Hermanitas delos Ancianos Desamparados, losCamilos, las Siervas de María...son solo algunos ejemplos de laconsagración religiosa a estos her-manos nuestros.

Mención aparte merecen los fa-miliares, los cuidadores, los visita-dores...; todas esas personas quese ocupan de los enfermos, mayo-res o discapacitados que están ensus casas y que exigen atenciónpermanente. Son un tesoro de lasociedad, ya que, con su trabajo yentrega, están haciendo que la vi-da de esas personas tenga unadignidad que a veces no se toma

en cuenta. Con motivo de esta fes-tividad de Nuestra Señora de Lour-des, no nos olvidemos de todosesos hombres y mujeres que tie-nen esta preciosa responsabilidad:hacer que los momentos duros, yquizás solitarios y tristes, tenganun poco de alivio y decoro.

“Estuve enfermo y me visitas-teis” (Mt 25,36). Es el Señor quienagradece esa atención. Él mismose ve apoyado, querido, cuidadopor todas esas personas, a travésde los enfermos a los que atien-den. Sí, ese anciano, esa joven ac-cidentada, ese hermano que sufreuna enfermedad incurable, es tam-bién Cristo. Y sirviéndole a él, ser-vimos a nuestro Señor.

Por eso hay que dar gracias aDios también por institucionesque ayudan a nuestros enfermos a

descubrir el valor de su dolor, in-capacidad y soledad. Y es que, co-mo dice la Guía elaborada para elMes Misionero Extraordinario,también ellos “pueden ser fecun-dos en la misión de la Iglesia, gra-cias a la ofrenda eucarística de símismos unidos a la Pascua de Je-sús”, de la que participan por “lasituación personal de sufrimiento,enfermedad y dolor”.

Mostrar a una persona dolienteque su enfermedad, sus limitacio-nes, sus molestias, pueden ser ungrandísimo instrumento de salva-ción para los hombres es un enor-me regalo. La Unión de EnfermosMisioneros nació para eso: paraayudar a que la riqueza que supo-ne la enfermedad, ancianidad o in-capacidad revierta en beneficio delos misioneros y de la evangeliza-ción de los pueblos. Cuando unapersona que tiene el tesoro de lacruz en su cuerpo lo ofrece a Dios,lo pone en sus manos, está siendoun verdadero apóstol que ayuda aque la labor de los que están en el“frente de batalla” en la misiónpueda tener frutos de vida divina.

11 de febrero, la Virgen deLourdes, ¡precioso día! ¡Regalo delcielo!

Mostrar a una persona doliente quesu enfermedad puede ser instrumento

de salvación es un gran regalo.

En la actualidad son 237

los sacerdotes diocesa-

nos que forman par-

te de la llamada

Obra de Cooperación Sa-

cerdotal Hispanoamericana

(OCSHA). Procedentes de 54

diócesis españolas, lo que

representa más del 75% de

ellas, estos misioneros tra-

bajan en 20 países. En este

punto, cabe recordar algo

que siempre señalaba en los

encuentros continentales de la

OCSHA el anterior director del

Secretariado de la Comisión Epis-

copal de Misiones y Cooperación

entre las Iglesias y también direc-

16 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

IGLES IA A FONDO

Uno de los aspectos que mu-chas veces se dejan trasluciren los testimonios de losmisioneros es su compromisocon la vida de la gente a laque acompañan. Esa es laidea destacada en el Día deHispanoamérica de 2019,que se celebra el 3 demarzo y que tiene comolema "Comprometidos conla vida de los pueblos".

tor nacional de OMP, don Anasta-

sio Gil: los miles de años de misión

que sumaban quienes, presentes

en cada uno de esos encuentros,

formaban parte de esta Obra.

Junto con los años –pues no

siempre la cantidad es el único in-

dicativo en la vida del misionero–

está la calidad de quienes, a través

de sus manos abiertas, han estado

dispuestos a acoger, a saludar, a

entregar... No son pocos los

que han dedicado to-

da su vida sacerdo-

tal a la misión

en tierras ame-

ricanas, personas

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 17

que, desde su formación en el fa-

moso Hispanoamericano, entendie-

ron que la vida vale la pena si se

entrega por amor; algo que apare-

ce reflejado en el cartel conmemo-

rativo de este año, imagen de quie-

nes han grabado el amor del cora-

zón en la palma de su mano.

Cuando uno conoce los entresi-

jos de la misión de muchos sacer-

dotes de la OCSHA, va descubrien-

do cómo ellos tiran del carro cada

día, sujetan al que está cerca de

caer al abismo y levantan al que,

herido, se ha quedado tirado en el

suelo. Son ministros que, en los di-

ferentes sacramentos, se convier-

ten en testigos del amor de Dios

para quien habita las periferias del

mundo. Desde las villas miseria y

favelas de las grandes metrópolis,

hasta los remotos confines de la

Amazonía, del altiplano andino, de

los poblados perdidos en medio de

la nada, la presencia de estos mi-

sioneros siempre ha sido una rica

experiencia de misericordia en la

vida de mucha gente a la que la

sociedad ignora y descarta.

Mayor empeño misioneroA nadie se le escapa que vivi-

mos en una sociedad en la que ca-

da día crecen la división y el en-

frentamiento, y se hace más visi-

ble el rechazo al diferente. Todo

eso aumenta la tensión social, una

realidad que es patente en muchos

países de Hispanoamérica, donde

los autoritarismos de diferentes

cuños están tomando el control de

distintos países, provocando con-

flictos con la sociedad y con la pro-

pia Iglesia católica.

Es en ese contexto donde la la-

bor misionera se convierte en fun-

damental, sobre todo si esta quie-

re responder a la llamada cons-

tante del papa Francisco a ser

una Iglesia en salida, preocupada

de lo que pasa más allá del tem-

plo, con un claro compromiso con

la vida de los pueblos, inclusive

con aquellos que no forman parte

de la comunidad eclesial. No po-

demos escudarnos en disculpas

que nos llevan a ver lo que ocurre

como algo crónico y sin fácil solu-

ción, pues, cuanto mayores sean

los problemas, mayor debe ser el

empeño por generar situaciones

de esperanza en la vida de la gen-

te, sobre todo en la vida de quien

perdió la esperanza.

Al fijarnos en los objetivos del

Día de Hispanoamérica, se percibe

que el primer sentimiento presen-

te en el corazón de la Iglesia y de

los cristianos es el de agradeci-

miento por los misioneros; gente

que se echó el petate al hombro e

inició una nueva vida, que en al-

gunos casos se prolonga durante

décadas; personas que, desde su

servicio a los pueblos a los que

fueron enviados, se han convertido

en testimonio de la Buena Noticia

hecha carne en Hispanoamérica.

En segundo lugar, esta jornada

quiere llevar a reflexionar y descu-

brir que la fuente del ser misione-

ros está en nuestro bautismo y que,

como bautizados, somos llamados

a vivir nuestra vida como misión,

independientemente del lugar. Por

eso, los objetivos del Día de Hispa-

noamérica nos dicen que somos lla-

mados a descubrir nuestra voca-

ción misionera y a responder; una

llamada que interpela a todos, es-

pecialmente a los jóvenes.

Por último, en la medida en que

somos conscientes de que la mi-

sión es de la Iglesia y que ella es

quien la sustenta y anima, esta

jornada tiene que suponer un mo-

tivo más para continuar rezando

por aquellos que han sido envia-

dos. No podemos olvidar que la

oración es una fuerza que ayuda a

hacer más eficaz el trabajo de

anuncio de tantas misioneras y

misioneros en todos los rincones

del mundo, hermanos nuestros

que no han dudado en gastar su

vida por amor a Dios y al pueblo.

Alegría y gratitudEl Día de Hispanoamérica es un

momento señalado para tomar en

consideración la importancia de la

presencia de la Iglesia española en

el continente americano. España

es uno de los países con más mi-

sioneros ad gentes en el mundo,

unos 12.000, y de estos, un 55%

están en América. Esa numerosa

presencia es motivo de alegría y

gratitud para el cardenal Marc

Ouellet, presidente de la Pontificia

Comisión para América Latina, en

un mensaje dirigido a los misione-

ros españoles que han respondido

a la llamada de Dios a servir a las

Iglesias y pueblos de Hispanoamé-

rica. El cardenal destaca en sus pa-

labras que “la vocación del misio-

nero es una respuesta fiel y gene-

rosa a una llamada de Dios”, que

se concreta en la vida de cada uno

de múltiples modos.

Es importante reflexionar sobre

un aspecto que aparece en el cita-

do mensaje del cardenal Ouellet,

como es la compenetración que

existe entre los misioneros y los

pueblos a los que acompañan. En

cierta ocasión, una misionera laica

que lleva 36 años en la selva pe-

ruana me comentaba que uno de

los momentos más placenteros en

su vida es cuando alguien le dice

que ella es uno de los suyos, de su

gente, de su pueblo.

Esa compenetración nace de la

presencia y del compromiso; un

elemento en el que los misioneros

deben profundizar cada vez más.

Dentro del proceso del Sínodo para

la Amazonía, se ha llevado a cabo

una escucha de las comunidades

amazónicas. Se trata de llegar a

una mayor presencia de los misio-

neros en esas comunidades; una

presencia gratuita, estar con la

gente para escuchar, compartir la

vida, sentarse alrededor de una ta-

za de café y dejar pasar el tiempo,

en cuanto el diálogo ayuda a ahon-

dar en el conocimiento mutuo.

No se ama aquello que no se

conoce y, en el mismo sentido, si-

guiendo el lema del Día de Hispa-

noamérica para este 2019, nadie

se va a comprometer con la vida

de los pueblos si esa vida no es

conocida previamente, en profun-

didad; un conocimiento que inte-

gra, que hace al misionero uno

más en medio de su gente. La con-

vivencia con los otros nos enseña;

uno de los desafíos del misionero

es estar abierto a aprender, a des-

cubrir elementos presentes en la

vida de los pueblos que nos dan la

posibilidad de enriquecernos. Es

señal de gran alegría para muchos

18 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

el ver cómo el misionero va asimi-

lando elementos que forman parte

de su vida cotidiana, pues eso

muestra que los está valorando co-

mo positivos. Todo eso va aumen-

tando el mutuo amor y deseo de

servir, que no olvidemos que es la

mejor expresión de lo que real-

mente supone la misión: estar al

servicio de aquellos a quienes uno

ha sido enviado.

Actitud proféticaTodos sabemos que, a lo largo

de la historia, se han producido si-

tuaciones difíciles de entender

desde parámetros actuales. Pero

no es menos cierto que los misio-

neros han sido tradicionalmente

grandes defensores de los pueblos,

comprometidos con su vida, como

nos dice el lema de este año; una

realidad presente desde los prime-

ros años de la conquista. Entre

ellos podríamos citar a Antonio de

Montesinos, Bartolomé de las Ca-

sas o Francisco de Vitoria, ejem-

plos de una actitud identificable

en muchos misioneros españoles

en los últimos 500 años en tantos

rincones de América.

Las amenazas que hoy se cier-

nen sobre buena parte de la po-

blación hispanoamericana conti-

núan reclamando que se actualice

la actitud profética de estos perso-

najes singulares. ¿Cómo callarse

ante los muros que “el Imperio del

Norte” está imponiendo a tantos

migrantes que únicamente buscan

una vida mejor? ¿Cómo no hablar

cuando vemos que la Amazonía y

sus pueblos están siendo amena-

zados por grandes empresas que

solo pretenden expoliar aquello

que los pueblos originarios han

preservado secularmente? ¿Cómo

no decir nada ante el exterminio

de tantos niños y jóvenes cuyo fu-

turo es cada vez más complicado,

en una sociedad que excluye a

aquellos que no pueden formar

parte de la pequeña élite que dis-

fruta de los bienes de consumo?

Al fin y al cabo, compromiso es

eso: estar al lado de aquellos a

quienes muchos no quieren mirar a

la cara; asumir la identidad de un

pueblo, su historia, tradiciones, cul-

tura, saberes ancestrales... Todo

ello ayuda a entender las causas

I G L E S I A A F O N D O

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 19

de la realidad que están viviendo

esas comunidades. Cuando eso

penetra en el corazón, provoca sen-

timientos, reacciones; alegra, pero

también duele, pues, poco a poco,

esos pueblos se han convertido en

carne de mi carne.

Quien quiere ser misionero no

puede aislarse en su mundo, ir a lo

suyo, hacer su vida, y eso también

se puede aplicar a la dimensión co-

munitaria de nuestra vida. Ser mi-

sionero es estar a pie de obra, con

las manos en la masa o, parafra-

seando una conocida cita del papa

Francisco, preferimos un misionero

accidentado, herido y manchado

por salir a la calle, por comprome-

terse con la vida de los pueblos, an-

tes que un misionero enfermo por

el encierro y la comodidad de afe-

rrarse a las propias seguridades.

Conmoverse, compadecerse, ha-

cerse cargo de las múltiples situa-

ciones por las que el pueblo pasa,

son actitudes que deben estar pre-

sentes en la vida del misionero y

que quedan grabadas en la memo-

ria colectiva como una marca in-

deleble de generación en genera-

ción. Todo eso aparece cuando el

misionero es alguien del pueblo,

con olor a oveja, que vive intensa-

mente la experiencia de ser pue-

blo, de pertenecer a un pueblo por

opción y amor misioneros. Lo con-

trario aumenta el sentimiento de

casta, dejando de lado aquello que

es fundamento de la vida de Cris-

to y que lo debe ser de todo cris-

tiano y misionero, como recoge Fi-

lipenses 2,6-7: “Cristo, a pesar de

su condición divina, no hizo alar-

de de su categoría de Dios; al con-

trario, se anonadó así mismo, y to-

mó la condición de esclavo, pasan-

do por uno de tantos”.

Perpetuar las raícesComprometerse con la vida de

los pueblos debe llevar al misione-

ro a trabajar para que se perpe-

túen las raíces de esos pueblos.

Como reconoce el papa Francisco,

en un pensamiento recogido en el

mensaje del cardenal Oullet con

motivo del Día de Hispanoamérica,

“uno de los fenómenos que actual-

mente golpea con fuerza al conti-

nente es la fragmentación cultural,

la polarización del entramado so-

cial y la pérdida de raíces. Esto se

agudiza cuando se fomentan dis-

cursos que dividen y propagan dis-

tintos tipos de enfrentamientos y

odios hacia aquellos «que no son

de los nuestros», inclusive impor-

tando modelos culturales que poco

o nada tienen que ver con nuestra

historia e identidad”.

En ese sentido, el misionero es

llamado a reconocer las raíces pre-

sentes en la vida e historia de los

pueblos, valorando esos elementos,

también dentro del trabajo pasto-

ral; pues eso impulsa una mayor

identificación entre el pueblo y el

mensaje cristiano, provocando un

encuentro que construye relaciones

que perduran en el tiempo y pro-

ducen frutos abundantes.

Por último, no podemos dejar

pasar de largo una reflexión que

debe ser llevada a cabo por parte

de la Iglesia española, si quiere

perpetuar esa dimensión misione-

ra que siempre la ha acompañado,

especialmente en Hispanoaméri-

ca. Al hecho de que el número de

misioneros de la OCSHA va dismi-

nuyendo paulatinamente, se une

el que las estadísticas nos dicen

que, en 2018, solo fueron envia-

dos dos sacerdotes de esta Obra

de Cooperación Sacerdotal Hispa-

noamericana.

Dicha reflexión tiene que ser

llevada a cabo a nivel personal,

diocesano y también como Confe-

20 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

I G L E S I A A F O N D O

rencia Episcopal, pues la misión ad

gentes es elemento constitutivo de

la vida eclesial y muestra el grado

de compromiso de la Iglesia local

con la Iglesia universal. No se tra-

ta de caer en alarmismos, y sí de

descubrir la importancia que esta

dimensión misionera tiene. Exis-

ten muchas razones para este des-

censo, pero, por encima de las jus-

tificaciones, debe estar nuestra

esencia, que es lo que da sentido

a nuestra vida y alimenta nuestra

fe personal y comunitaria: una

Iglesia misionera comprometida

con la vida de los pueblos.

LUIS MIGUEL MODINO

Misionero de la OCSHA

ecir "Comprometidoscon la vida de los pue-blos" y pensar en los

misioneros trae a nuestramemoria figuras que hanpasado a la historia de lapresencia de la Iglesia es-pañola en Hispanoamérica.Personas que han amado lamisión y que, por encimade todo, han amado aaquellos con los que com-partieron un mismo cami-no de fe y de vida, en oca-siones de principio a fin.

Rostros concretos, curti-dos en mil batallas, quenunca dudaron, cuando lacosa se puso fea, del ladode quiénes estaban y de loque defendían. Son ejem-plos de compromiso misio-nero, semilla de vocacio-nes, instrumentos de unDios encarnado, que siem-pre se hizo presente enmedio de los pueblos através de individuos con-cretos, de carne y hueso,pero que vivían siguiendola orientación del Espíritu,que viene de lo alto.

Hagamos memoria quesea motivadora del presen-te y del futuro, que ayudea continuar una labor secu-lar, fruto del compromisode muchos. Que el Diosque habita en el corazónde todo bautizado sea ins-piración para que puedansurgir nuevas vocacionesmisioneras, hombres y mu-jeres que hagan visible elEvangelio en todos los rin-cones del mundo.

Inspiraciónde nuevasvocaciones

D

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 21

El pasado 1 de enero se cumplieron 60 años del triunfo de la Revolu-ción cubana. La efeméride, que ha pasado prácticamente sin pena nigloria, llega cuando el país se dispone a votar en referéndum una nue-va Constitución. Paralelamente, las autoridades de la isla han pedidoal pueblo que se prepare para cualquier escenario, pues los EstadosUnidos de Donald Trump han vuelto a la política de "confrontación".

26 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

P R I M E R P L A N O

El 1 de enero de 1959, ungrupo de barbudos guerri-lleros hizo su entrada triun-fal en La Habana. Después

de poco más de dos años de luchaarmada contra la dictadura de Ful-

gencio Batista (1952-1958), los Fi-

del y Raúl Castro, “Che” Guevara,Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés,Guillermo García Frías y unos

cuantos cientos de combatientesmás, llegaron victoriosos a la capi-tal y proclamaron el triunfo de laRevolución. Alzados en armas 26meses antes en el otro extremo delpaís, en la Sierra Maestra, habíanlogrado derrotar a un ejército deunos 20.000 efectivos, gracias a unatáctica de guerra de guerrillas y alapoyo de su causa por parte del

pueblo oprimido. Igual que en laspelículas “históricas” tan del gus-to de Hollywood –Braveheart, Elpatriota, etc.–, pero en los años 50del pasado siglo y en la vida real.

Consciente de su inminente de-rrota, el general Batista –golpistarecalcitrante, torturador y corrup-to, hombre de Estados Unidos– co-gió a su familia y todos los millo-nes de dólares de las arcas públi-cas que pudo, y puso pies en pol-vorosa. Poco después, cuando esejoven y carismático comandantede solo 32 años llamado Fidel sedirigió a la multitud y una palomablanca se posó sobre su hombro,nació un mito. De nuevo, el pe-queño David (el oprimido), había

vencido al gigante Goliat (el Impe-rio). Y más que en un país nuevo,Cuba se convirtió en un símbolo:el de la justicia social y la dignidadrecuperada gracias a la lucha con-tra la tiranía y la opresión. “Pro-meto no considerarnos con dere-cho a descansar en paz mientrashaya un solo hombre de AméricaLatina viviendo bajo el oprobio dela tiranía”, dijo Castro en Caracasunas semanas después, ante100.000 personas, en el primerode los viajes internacionales querealizó en el medio siglo que per-maneció en el poder.

Nostálgicos y soñadoresEl pasado 1 de enero se cum-

plieron 60 años de todos esos he-chos. Gentes de todas las edades,pero sobre todo idealistas, nostál-gicos y soñadores, festejaron elaniversario. En países como Vene-zuela, Chile, Francia o Vietnam hu-bo algún acto de celebración,mientras que en naciones como

Rusia, Turquía, Filipinas, China,Mongolia, etc., sus autoridadestransmitieron sus parabienes a suscolegas de La Habana.

En Cuba, el evento central tuvolugar en la ciudad de Santiago, encuyo cementerio de Santa Ifigeniareposan desde 2016 los restos deFidel. Allí, donde comenzó todo, suhermano Raúl (ex presidente y ac-tual líder del Partido Comunista) yMiguel Díaz-Canel, sucesor de es-te al frente del Estado desde abrilde 2017, recordaron lo que repre-sentó la Revolución y la gesta quesupone su supervivencia.

Raúl tiene 87 años, pero siguesiendo el auténtico hombre fuerte

del país, al controlar las Fuerzas Ar-madas y el Partido. En su alocución,de 40 minutos, pidió a los cubanosque se preparasen “para los peoresescenarios”, pues, tras la llegada deDonald Trump a la Presidencia deEstados Unidos, el poderoso vecinodel norte –dijo– ha vuelto a unapolítica de “confrontación”.

Y es que, en efecto, el deshielode las relaciones entre los dos ve-cinos ha quedado atrás. Fue posi-ble con Barack Obama y el propioRaúl como presidentes, y gracias alpapa Francisco, que desempeñó unpapel mediador fundamental. Perola llegada de Trump a la CasaBlanca lo ha cambiado todo. Cu-

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 27

ba denuncia que Washington in-tenta asfixiarla con nuevas san-

ciones, encaminadas a mermar sude por sí ya mermada economía. Yno falta a la verdad. En noviembrepasado, el Departamento de Estadonorteamericano añadió 26 nuevasempresas –16 de ellas hoteles, dosespañoles– a la lista de compañíascubanas –180 hasta ese momento–con las que los estadounidenses nopueden hacer negocios, por estarvinculadas a las Fuerzas Armadas.O sea, más embargo.

Por si fuera poco, este mes deenero el secretario de Estado, Mike

Pompeo, ha amenazado con acti-var el título III de la Ley Helms-Burton (1996). Dicho título nuncaha llegado a aplicarse hasta ahoray, en caso de hacerse, permitiría alos estadounidenses y cubanos na-cionalizados demandar ante el De-partamento de Justicia a las em-presas cubanas y extranjeras quese estén beneficiando de las pro-piedades expropiadas por los revo-lucionarios... hace 60 años.

La economía cubana no marchacomo debería –ninguna novedadal respecto– y los aliados naturalesvecinos atraviesan también horasmuy bajas. La isla recibió el añopasado a 4,75 millones de turistas,un 1,3% más que en el anterior,pero menos que los cinco millonesque contemplaban las previsionesoficiales. 639.000 de esos turistasfueron estadounidenses.

Las reformas realizadas en losúltimos años en la isla son tibias einsuficientes –la iniciativa empre-sarial autónoma, los llamados“cuentapropistas”, está aún muylimitada–, y el país necesita inver-sión extranjera como agua de ma-yo. Las autoridades calculan quehacen falta 2.500 millones de dó-lares anuales para frenar el decliveeconómico en la actual coyuntura.El turismo es un sector estratégi-

co, pues supone la segunda fuentede ingresos del país (España tieneen él grandes intereses, pues másde la mitad de las plazas hoteleraslas ofertan empresas de nuestra tie-rra). Solo lo supera como fuente deingresos la “exportación de servi-cios profesionales”, es decir, losmiles de especialistas –maestros,médicos, etc.– enviados por el Es-

tado a ejercer su profesión a otrasnaciones. Hasta el pasado mes denoviembre, 8.500 médicos cuba-nos, por ejemplo, pasaban consul-ta en Brasil atendiendo a las po-blaciones más vulnerables de esepaís en regiones indígenas y áreasrurales de difícil acceso. Lo hacíanen virtud de un acuerdo alcanzadodurante la Presidencia de Dilma

28 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

P R I M E R P L A N O

Raúl Castro -con uniforme militar- sigue siendo el hombre fuerte del país.

A su derecha, Miguel Díaz-Canel, actual presidente del Consejo de Estado de Cuba.

Rousseff, del Partido de los Traba-jadores. La llegada al poder –el 1de enero, precisamente– del ultra-derechista Jair Bolsonaro y susmalas relaciones con La Habanahan acabado con la misión. Dosmeses después de la partida de losdoctores, aún no se había logradosustituir a todos ellos. Brasilia leshabía ofrecido asilo político paraque “desertaran” y siguieran prac-ticando la medicina allí.

Nueva ConstituciónY todo ello, en un contexto

nuevo: el de la elaboración de unanueva Constitución. El 24 de fe-brero, en efecto, los cubanos (ochomillones de ellos, para ser exactos)están llamados a refrendar, o no,en referéndum una nueva cartamagna. Aprobada en julio en elParlamento por unanimidad de sus583 diputados, y llamada a reem-plazar a la de 1976, el texto some-tido al escrutinio del pueblo no su-pone, desde luego, ningún giro co-pernicano respecto a la anterior.

El primero de sus artículos de-fine al país como “Estado socialis-ta”, y el preámbulo dice que “soloen el socialismo y en el comunis-mo el ser humano alcanza su dig-

nidad plena”. El artículo 4.º seña-la que “la defensa de la patria so-cialista es el más grande honor yel deber supremo de cada cuba-no”; que “la traición a la patria esel más grave de los crímenes,quien la comete está sujeto a lasmás graves sanciones”; y que “elsistema socialista que refrenda es-ta Constitución es irrevocable”. Osea, más de lo mismo. Ni asomode aperturismo y, por supuesto,nada de otros partidos políticosque no sean el comunista, pormás que el articulado defina tam-bién al Estado como “democráti-co”. Que se diga que el sistema so-cialista impuesto es “irrevocable”supone de por sí un atentado a losderechos de quienes no puedenpronunciarse ahora y de las gene-raciones futuras.

Han pasado 60 años desde eltriunfo de la Revolución y el mun-do ha cambiado radicalmente eneste tiempo. Estados Unidos siguesiendo la gran superpotenciaemergida tras el final de la Se-

gunda Guerra Mundial, pero suantaño antagonista, la Unión So-viética, ha dejado de existir comotal y está dejando ese lugar a Chi-na, un gigante con un sistema de

partido único sin libertades, peroque ha abrazado la economía demercado. (Occidente mira hipócri-tamente hacia otro lado –podero-so caballero es don dinero–, sinimportarle las violaciones de losderechos humanos que allí se co-meten). La Europa comunitariaavanza como puede hacia la inte-gración de sus 28 países miem-bros. Y en África, desaparecido elcolonialismo, sus 50 naciones tra-tan de abrirse camino y labrarsesus propios destinos, dejandoatrás pobreza, guerras y rivalida-des étnicas.

En Cuba, entre tanto, el tiempoparece haberse detenido, en laépoca de la globalización. El paíssigue inmutable, aferrado a sus sa-crosantos principios ideológicos...,aunque estos no conduzcan a ma-yor progreso y bienestar. Sesentaaños después, la isla sigue igual,aferrada a su Revolución. Nada hacambiado. Cuba sigue siendo unsímbolo antes que un país.

JOSÉ IGNACIO RIVARÉS

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 29

Manos Unidas cumple 60 años, mirando a las mujeres que lanzaron la primeraCampaña contra el Hambre, pero también a aquellas que hoy centran parte desus proyectos, con el fin de defender su dignidad y sus derechos. Las misione-ras se convierten en enlace fundamental para lograr que el empoderamientono se quede en papel mojado; una labor que no se limita a proporcionar he-rramientas para que ellas tengan oportunidades laborales y una voz en los fo-ros sociales y políticos. Trabajar por una nueva masculinidad se ha convertidoen un desafío inexcusable para lograr una igualdad que se resiste.

I N F O R M E

llas dan un paso al frente.

Para liderar la lucha contra

el hambre. Ellas. Expresado

así, podría parecer un pro-

yecto nacido tras las movilizacio-

nes feministas del pasado 8 marzo.

Pero no. Esta batalla surgió mucho

antes. Hace seis décadas, cuando

un grupo de mujeres de la Acción

Católica se sintieron interpeladas

por una campaña contra el ham-

bre lanzada por la FAO. Le declara-

ron la guerra al hambre, conscien-

tes de que esta lacra tenía y tiene

rostro de mujer.

Por eso hoy, 60 años después,

“ellas” vuelven a gritar por “ellas”

desde esa entrega silenciosa, calla-

da, de los trabajadores y volunta-

rios de Manos Unidas en las ofici-

E

30 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

nas centrales, en las parroquias y,

fundamentalmente, a pie de mi-

sión. Así, en este aniversario, se rei-

vindica a la mujer como pilar fun-

damental para acabar con la pobre-

za, dentro del primer año de un

trienio de la ONG cuyo lema es

“Promoviendo los derechos con he-

chos”; una invitación a dejar a un

lado discursos y proclamas sobre el

papel, para aterrizar en lo concreto.

Apuesta por la mujerManos Unidas se presenta ante

la opinión pública y la comunidad

internacional con una batería de

medidas posibles, que toman for-

ma en proyectos reales, para ilus-

trar cómo estas iniciativas que

han transformado la realidad a es-

cala local también pueden aplicar-

se a nivel global; cómo apostar por

cada mujer se traduce en invertir

en la dignidad de toda mujer.

Así lo cree la misionera leonesa

María Jesús Pérez, directora de la

Fundación Maquita Cushunchic,

una entidad que tiene a sus espal-

das 34 años de experiencia en el

mundo rural ecuatoriano, donde

ha capitaneado procesos de for-

mación, capacitación, producción

y comercialización con la econo-

mía social y solidaria contra las

desigualdades. “Estoy desde los

comienzos. Maquita es una opción

de vida y una apuesta de unidad y

de equidad en medio de una so-

ciedad excluyente”, explica esta

hermana franciscana estigmatina,

que inició su experiencia misione-

ra en Esmeraldas y en los barrios

periféricos de Quito.

Las primeras comunidades

eclesiales de base, como respues-

ta al documento de Puebla del

CELAM, se constituyeron como el

germen de Maquita Chushunchic

–palabras quichuas que significan

“démonos las manos”–. “Por eso,

Maquita es mi vida”, reitera María

Jesús, quien, al echar la vista

atrás, constata cómo, “aunque los

procesos y los resultados son len-

tos y fatigosos, contemplar el áni-

mo de la gente para realmente vi-

vir con dignidad alienta a conti-

nuar, especialmente al ver cómo

en este tiempo hemos logrado que

la mayoría de nuestros proyectos

estén liderados por mujeres”.

La relación con Manos Unidas

data de 1995, y solo durante los

tres últimos años se han apoyado

proyectos de Maquita por un valor

de más de 4.500 euros. Entre ellos,

una estrategia de desarrollo inte-

gral con la participación de 57 co-

munidades indígenas, con un nivel

de pobreza que llega al 95%, en

que, además de fortalecer las acti-

vidades productivas agrícolas, se

promovió la equidad de género

desde la alfabetización de las mu-

jeres, como paso previo para aca-

bar con su escasa representación

en los espacios de participación

social y política. “Nuestro enfoque

es multidimensional, no solo eco-

nómico. Cuando proponemos me-

jorar la calidad de vida de una fa-

milia, esta motivación se convier-

te de inmediato en un resorte pa-

ra que las mujeres sean conscien-

tes de la necesidad de reivindicar

sus derechos”, apunta la religiosa,

preocupada por la creciente vio-

lencia machista.

La directora de Maquita sugiere

que, “si no se logra una flexibiliza-

ción de roles, a las mujeres se nos

cierran puertas no solo en espacios

sociales y políticos, sino también

de refuerzo en la familia. Las mu-

jeres que deciden trabajar cargan

con una doble jornada laboral: tie-

nen que dejar las cosas hechas an-

tes y después de salir de casa. Des-

cubrir que el servicio doméstico no

es solo de la mujer, sino de toda la

familia, implica una concienciación

que estamos haciendo con los

hombres hacia nuevas masculini-

dades, y ahí entra en escena aca-

bar con el maltrato”.

María Jesús Pérez

La propia María Jesús expe-

rimenta en su día a día lo que

significa moverse en un mundo

de hombres: “En Maquita no he

tenido problemas, pero sí cuando

me reúno con otras ONG y orga-

nismos públicos. Todos los direc-

tores ejecutivos son hombres que

marginan y acaparan con la pala-

bra. Sin embargo, he sabido ha-

cerme escuchar desde el respeto”.

La misionera española tiene su

propia estrategia: “Para trabajar

el posicionamiento de la mujer en

estos foros no hay que utilizar la

violencia, sino una actitud serena

y palabras firmes y amigables,

que convoquen a la apertura de la

otra persona, y no enzarzarse en

discusiones absurdas que no con-

ducen a nada”.

“En el interior de la Iglesia,

también tenemos que trabajar es-

tas cuestiones. De hecho, hemos

constituido un grupo de reflexión

de religiosas sobre la relación entre

iguales y el liderazgo de las muje-

res a la luz del Evangelio”, apunta

la directora de Maquita: “Jesús li-

beró a la mujer de toda esclavitud

y marginación. Por eso vivimos y

promovemos una espiritualidad

desde una perspectiva liberadora,

lo que supone un impulso fuerte

en la vivencia misionera”.

Semilla de paridadEsta mirada propositiva la com-

parte una de las mujeres con más

peso en la Santa Sede, Lucetta Sca-

raffia, directora de Donne Chiesa

Mondo, el suplemento femenino

de L’Osservatore Romano, que en

seis años de vida se ha erigido en

laboratorio de ideas sobre los de-

rechos de la mujer dentro y fuera

de la Iglesia. “La tradición cristia-

na contiene desde el principio un

programa de emancipación de la

mujer”, sentencia Scaraffia, sabe-

dora de que “los Evangelios están

llenos de figuras femeninas a las

que Jesús habla y confía misiones

al igual que a los hombres. Esta se-

milla de paridad, que tardó casi

INFORME CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS CONTRA EL HAMBRE

32 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

2.000 años en convertirse en una

realidad en las sociedades occiden-

tales, se vislumbra en el seno de la

Iglesia y se pone de manifiesto so-

bre todo cuando los cristianos se

confrontan con diferentes contex-

tos culturales”.

La pensadora italiana pone en

valor cómo, “en espacios en los que

la condición de la mujer es mucho

menos libre y respetada que en el

mundo cristiano, los misioneros

ofrecen una perspectiva diferente y

proponen caminos de emancipa-

ción a través del estudio y el apren-

dizaje de un trabajo. De este modo,

las mujeres adquieren un estatus

reconocido y respetado, y esta

transformación puede cambiar a

toda una sociedad desde dentro”.

Especial hincapié hace Lucetta

Scaraffia en las consagradas a la

misión ad gentes: “Las misioneras

conectan especialmente con las

mujeres, porque ellas mismas

sienten que cada desprecio que se

hace a las mujeres es como si se

lo hicieran a ellas mismas. Lo ve-

mos en muchas situaciones extre-

mas, como defensoras de las víc-

timas de la trata, intentado sal-

varlas o al menos compartir su

dolor. O en lugares como Paquis-

tán, donde se vuelcan en ayudar a

las mujeres que son raptadas y

casadas a la fuerza”. En este sen-

tido, la historiadora y periodista

denuncia que “esta labor por la

emancipación de las mujeres es

inmensa, a menudo peligrosa y

poco reconocida por las organiza-

ciones internacionales”.

De puertas para dentro, la direc-

tora de Donne Chiesa Mondo refle-

xiona sobre cómo “parece verdade-

ramente increíble que nunca se las

escuche cuando se toman decisio-

nes sobre el futuro de la institución,

cuando se deciden los nombra-

mientos de los obispos, cuando se

planifican las reformas. Olvidando

que, si la Iglesia permanece en pie,

si por lo menos en parte es creíble,

es gracias a ellos y a ellas”.

Llamada apostólicaReflejo de esta llamada a de-

fender a la mujer en contextos de

especial vulnerabilidad es la vida

de Yolanda Bocanegra, misionera

de las Siervas de San José. Ya en el

noviciado alternaba su formación

con clases de corte y confección

impartidas a un grupo de mujeres,

siguiendo las constituciones inspi-

radas por santa Bonifacia, que ins-

tan a sus religiosas a “vivir del pro-

pio trabajo como religiosas obreras,

compartiendo con las acogidas la

casa, el taller y el fondo común, y

atendiendo con caridad a las que

ya no pueden colaborar”.

Y así lo hizo Yolanda cuando,

ya como profesa, comenzó a tra-

bajar en un taller de bordados en

Colombia. “Se trataba de compar-

tir y escuchar la realidad. Fue en-

tonces cuando nos pidieron for-

mación para las 150 mujeres y co-

menzamos a apuntalar su ser de

mujeres desde la autoestima, dán-

doles a conocer sus deberes y de-

rechos. Se trató de un proceso

lento, en el que también sentía-

mos que debíamos presentar a

Dios. Pero ¿qué Dios?”, se pre-

guntaba entonces Yolanda. “Un

Dios padre y madre que acogie-

ra a estas mujeres, que en su

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 33

Lucetta Scaraffia

mayoría eran madres solteras,

abandonadas, violentadas, sin

estudios...”. Sin embargo, estos

mensajes que lanzaban las Sier-

vas de San José comenzaron a re-

sultar incómodos para las propias

dueñas de la empresa, “que eran

católicas y sentían que ya hacían

una obra de caridad dando traba-

jo a destajo para tener una paga,

sin importarles si alcanzaba para

una vida digna o no”.

A esta aventura siguieron otras,

como la puesta en funcionamiento

de un programa de alfabetización

en zonas rurales, un hogar para

niñas o la creación de una asocia-

ción para capacitar a las madres

de familia. “Al mismo tiempo que

ponemos estas iniciativas en mar-

cha, comienza el malestar en los

compañeros y esposos de estas

mujeres, pues comentaban que,

desde que estaban en esa ‘dichosa’

asociación, ya no eran las mismas.

A algunas ya no las dejaron vol-

ver”, lamenta Bocanegra. Por eso,

esta misionera y su comunidad

comprendieron que la hoja de ru-

ta para empoderar a la mujer pa-

saba por “la formación en enfoque

de género, lo que nos llevó a crear

una cooperativa de constructores,

ganaderos..., en la que participa-

ran hombres y mujeres, así como

una escuela para adultos en igual-

dad para ellos y ellas”.

Hoy, esta religiosa ha ampliado

su perspectiva sobre el problema,

en cuanto forma parte del equipo

provincial de la congregación en

Madrid: “Tengo la oportunidad de

visitar algunos proyectos a favor de

la mujer que tenemos en Chile, Ar-

gentina, Cuba, Colombia, España,

Filipinas y República Democrática

del Congo. Veo con mayor claridad

que, en un mundo cada vez más

globalizado e interconectado, segui-

mos experimentando que, como

mujeres, aún nos enfrentamos con

situaciones de discriminación, mar-

ginación, exclusión... Por lo tanto,

es necesario seguir trabajando en

los enfoques de género”.

Por eso, está convencida de que

“no son masas las que estamos lla-

madas a mover, ni tampoco accio-

nes solitarias, sino pequeños gru-

pos dentro del engranaje. Tienen

que ser ellas y ellos, en un noso-

tras-nosotros, quienes se convier-

tan en gestores y dejen de ser

agentes pasivos”. Desde ahí, para

Yolanda, la educación sigue siendo

un pilar que permite “descubrir

posibilidades y capacidades de las

mujeres para poder encauzarlas”.

34 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

INFORME CAMPAÑA DE MANOS UNIDAS CONTRA EL HAMBRE

Yolanda Bocanegra

“Es urgente y necesaria la de-

fensa ante toda clase de sufrimien-

tos infligidos a nuestra verdad y

dignidad. Nos encontramos aboca-

das a miles de agresiones, maltra-

tos que rayan en violencia contra

los derechos humanos; de ahí el

clamor para luchar por la defensa

de la dignidad humana”, reivindica

esta consagrada. A renglón segui-

do, subraya: “Necesitamos poner

empeño en iniciativas concretas,

en formación, en crecer como va-

rones y mujeres con la conciencia

de que somos seres humanos con

igual dignidad”. Y todo, sin desfa-

llecer, con ese mismo espíritu que

mueve tanto a las Siervas de San

José, como a cuantos están com-

prometidos con Manos Unidas:

“Sabemos que solo ponemos una

gotita en este gran océano de tra-

bajo con y por las mujeres”.

JOSÉ BELTRÁN

anto la Jornada Nacional de Manos Unidas, que ten-drá lugar el domingo 10 de febrero, como el Día delAyuno Voluntario convocado para el viernes previo,

se presentan como acciones fundamentales para sacar ade-lante los cerca de 1.500 proyectos de desarrollo que la en-tidad lleva a cabo en un total de 59 países. Una planifica-ción que cuenta con el respaldo del Vaticano, a través delobservador permanente de la Santa Sede ante la FAO, Fer-nando Chica, que ve la apuesta por los derechos y la dig-nidad de la mujer como una pieza clave para acabar con elhambre en el mundo.

"La mujer es el pilar de las sociedades rurales; son la co-lumna vertebral", defiende, avalado por cifras tales comoque en los países en vías de desarrollo ellas representan el45% de la mano de obra, oscilando entre el 20% en Améri-ca y el 60% en África y Asia. "Por eso resulta fundamentalmejorar sus condiciones sociales y económicas, tanto den-tro de los hogares, como en la propia sociedad, para quepuedan ejercer de verdadero sostén de las comunidades",reflexiona este firme defensorde la educación de cara a "ca-pacitarlas para que ellas mis-mas puedan tener autoridad ala hora de defender su creci-miento". Solo así, según Mons.Chica, se podrá sacar adelanteel objetivo 5 de la Agenda deDesarrollo Sostenible, centradoen la equidad de género, yque define un total de nuevemetas específicas para 2030;entre ellas se destaca el ponerfin a toda forma de discrimi-nación y violencia contra lasniñas y las mujeres en los ám-bitos público y privado, inclu-yendo la trata y la explotaciónsexual o de otros tipos.

Para el observador vaticano, no se trata de una utopía, si-no de una meta alcanzable si se ponen los medios. "Dentrode la apuesta por la enseñanza, en el ámbito rural hay quefacilitar cuanto antes su acceso a la tecnología y la informá-tica, de la misma manera que tienen que ser ellas las quetengan acceso a los recursos financieros, y hay que posibili-tar que formen parte de los procesos de toma de decisión,tanto en los hogares como en las comunidades". FernandoChica considera además que urge potenciar el tejido asocia-tivo femenino, de tal manera que "ayude a crear otra men-talidad, para que no se identifique el desarrollo con el géne-ro masculino. Está demostrado que, cuando la mujer accedea fondos económicos, los administra mejor, sin duda".

T

NÚM. 192, FEBRERO DE 2019 misioneros 35

Capacitar a la mujer para lograr autoridad

LA VIRGEN, INFLUENCER

SUEÑOS CUMPLIDOS

LOS NIÑOS, PROTAGONISTAS

El Pontífice no se ha andado por las ra-

mas y lo ha dicho muy claro: "María es

la mujer que más ha influido en la his-

toria". Esto quiere decir, en sus propias

palabras, que, "aun sin redes sociales,

fue la primera influencer". La "influen-

cer de Dios". Esto es estar en la onda.

PAPA FRANCISCOInstagram @franciscus

El Instagram de Manos Unidas nos ha lleva-

do hasta Senegal, más concretamente has-

ta Sanghe, en la región de Thies. Allí Paulconfiesa que quiere ser de mayor policía,

enfermero o cocinero.

Lo podrá hacer gra-

cias a la escuela que

ha puesto en marcha

sor Hortensia. ¡Bravo!

MANOS UNIDAS Instagram @manosunidas

La cuenta de Twitter de estos "comunicadores" que crean

puentes entre los claretianos del Sur anuncia la exposi-

ción que celebra los cuarenta años de la presencia de es-

tos misioneros en Paraguay. Ahora, en la parroquia de la

Virgen del Rosario de Yhú... y rodando. Teófilo Cabes-trero fue uno de los primeros.

COMUNICADORES CLARETIANOS Twitter @claretianos

Lo son siempre, pero más todavía

durante la Jornada de la Infancia Mi-

sionera, el cuarto domingo de ene-

ro. Así lo hemos leído aquí y allá:

"Los misioneros entregan su amor

sin condiciones a los más débiles:

los niños". Ellos han sido, sin duda,

trending topic.

OMP ESPAÑA Twitter @OMP_ES

POR LOS INDÍGENAS

40 AÑOS EN PARAGUAY

8 misioneros NÚM. 192, FEBRERO DE 2019

co

nectad@

s

Una campaña, en el mar-

co de "Enlázate por la

Justicia", corre que

vuela por las redes:

#CuidaPlaneta-

CombatePobreza.

Es aquí donde se

ha presentado el

Informe regional de

vulneración de dere-

chos humanos en la

Panamazonía, elaborado por

@redamazonia. Hay que enlazarse.

ENLÁZATE POR LA JUSTICIATwitter @EnlazatePJ

Cierto y verdad: es un paísmediterráneo. Sí. Pero amás de 7.000 kilómetros. Y

es que es “mediterráneo” porqueestá “en medio de la tierra”, perode la tierra africana. En efecto: laRepública de Malaui no tiene nin-guna salida al mar. Pero sí seabraza y asoma a uno de los gran-des lagos del África austral: el an-tiguo Niassa y que, luego, terminóllamándose como el país: Malaui.Por su tamaño, es el noveno lagomás grande del mundo; y el terce-ro del continente negro, que losde Victoria y Tanganica son mayo-res. A la otra orilla, dos nacionesvecinas: Tanzania y Mozambique.Y por el oeste, Zambia.

Toda la región atesora múlti-ples atractivos naturales, a cuálmás espectacular y asombroso.Buena muestra de ello, las catara-tas Victoria, que casi doblan, enmagnitud, a las del Niágara. SonPatrimonio de la Humanidad des-de 1989, y uno de los mayores re-clamos turísticos del territorio.Ese salto de agua, más de 100 me-tros en caída libre, se llamaba “elhumo que truena”. Hasta que untal Livingstone, el primer hombreblanco que lo vio, asombrado, lorebautizó con el nombre de sureina. Que aquellos pagos fueronescenario de las mil andanzas ycorrerías del famoso exploradorescocés, médico y misionero pro-testante David Livingstone.

El ilustre viajero –que murió alos 60 años en Zambia–, descansaahora en la abadía de Westmins-ter, junto a muchas personalida-des británicas. Pero su corazón,no. Según la tradición, sus ami-gos africanos, antes de procedera la devolución de su cadáver a laInglaterra victoriana, se lo arran-caron para enterrarlo a la sombrade un viejo árbol. Era mayo de1873. Precisamente, la segundaciudad más importante de Malaui–fundada por misioneros escoce-ses– se llama como la villa dondenació Livingstone: Blantire.

Pequeña gran naciónIndependizada del Imperio bri-

tánico hace 55 años, Malaui es hoyuna pequeña gran nación. Pequeñacomo Andalucía y Galicia juntas.

Pero más poblada: casi 17 millonesde personas viven allí. Algo ma-yor que Cuba, Malaui es, en fin,una desconocida para los más delos españoles. Pero no para todos.Tal, el caso del puñado de misio-neros españoles que allí trabajan.

La hermana Mercedes Arbesú,asturiana de pura cepa y misione-ra de María Mediadora, ha tenidoque cambiar su destino despuésde tres años de trabajo en Hondu-ras y otros quince en Malaui. Elpasado verano hubo de regresarpara ponerse al frente de su con-gregación: fue elegida superioraen el IX Capítulo General, celebra-do bajo el lema “Impulsadas porel Espíritu, recrear nuestro caris-ma”. Bien sabe ella, como el restode misioneros que allí gastansus días, que Malaui no tiene sa-

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MALAUI

77.150 euros, para lospequeños más necesitados

lida al mar. Pero sí un mar deproblemas a los que, en desi-

gual combate, tratan de dar salidapara aliviar las muchas adversida-des que acosan a sus habitantes.

Entre otras, el temido virusdel sida. Al presente, cada díauna media de 250 personas con-traen el virus. Y otras 140 falle-cen por enfermedades relaciona-das con él. El sida ya se ha co-brado más de 300.000 víctimasmortales en las últimas tres dé-cadas. Muchas misiones, en espe-cial las católicas, dedican perso-nal y espacios para combatir estaepidemia. Y también se han vistoafectadas por la avalancha de en-fermos que, infectados por el vi-rus, acuden a sus hospitales.

Por si esto fuera poco, la mis-ma enfermedad que acabó conLivingstone, la malaria, siglo ymedio después, sigue haciendomucho daño en Malaui. Junto ala neumonía y la diarrea, la ma-laria es una de las tres principa-les causas de muerte entre losniños menores de cinco años. Enel hospital del distrito de Kasun-gu, hay una larga cola de madrescon hijos esperando a las puer-tas de la clínica Under Five. En

un rincón de la sala de espera, elasistente sanitario, Zondiwe Nyi-

rongo, dice: “He hecho 56 prue-bas de malaria hasta el momen-to esta mañana”. Y añade: “Deellas, 19 han sido positivas. Ha-go hasta 300 pruebas todos losdías, y alrededor de la mitad danese resultado...”.

Lo malo del caso es que la sa-nidad es muy precaria: solo hayun médico por cada 64.000 habi-tantes, y una cama hospitalariapor cada 8.628. Los medicamentos

brillan por su ausencia en la ma-yor parte de los hospitales públi-cos... Además, estas enfermedadesacarrean no pocos daños colatera-les: aumenta el número de huérfa-nos, crecen las familias desestruc-turadas... Tanto es así que los cen-tros asistenciales de las misione-ras se han visto obligados a am-pliar su atención asistencial aotros campos. Además de la salud,tienen que procurar la escolariza-ción de los niños y conseguir ali-mentación adecuada para muchospequeños desnutridos, que, ade-más de huérfanos, son pobres.

Generosidad españolaPor eso, por todo eso, la espe-

ranza de vida en Malaui no pasade los 62 años. Dada la dureza dela situación, el dinero que ha sidoenviado allí desde España por laObra Misional Pontificia de la In-fancia Misionera durante el pasadoaño 2018 ha caído como agua demayo en el país. Dos diócesis, lasde Mangochi y Mzuzu, han sidobeneficiadas por 77.150,30� proce-dentes de nuestras aportaciones.

Además del subsidio ordinario,la generosidad española ha servido

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para hacer frente a los gastos edu-cativos de los 3.500 niños de lamisión de Mpiri: libros de ejerci-cios, lápices, cuadernos, autobúsescolar, literatura inglesa... La pa-rroquia de Namalaka, que está enuna zona de musulmanes, ha lo-grado comprar, asimismo, catecis-mos y material escolar para 800niños católicos que no reciben na-da. Los pequeños musulmanes síreciben formación en la madrasa.

La parroquia de Kausi, por suparte, ha podido construir la guar-dería que necesitaba, con dos au-las y una sala de descanso, parauso de otros 800 niños. El institu-to técnico de Tujimuiche, en Na-meuera, para menores de 14 años,que atiende a una población de18.000 niños, también ha podidocostear el mantenimiento de loshuérfanos y de los más pobres.

En Mzuzu, segunda diócesissubsidiada, los 70 niños del cen-tro de Santa María Magdalena, deRumphi, discapacitados por la po-lio o por diversos accidentes, tam-bién han podido ser ayudados. Ylo mismo, los 360 niños del cen-tro Kendel, de las Hermanas delEspíritu Santo, en Luwinga.

En la escuela de Embangüenise han construido nuevas clasesde primaria para acoger a 250 ni-ños. El 90% de las niñas no acudeal colegio. En Katete, se han podi-do satisfacer los gastos de mante-nimiento de las 78 niñas que utili-zan la guardería. Dado el empujedel islam, la formación religiosa sehace cada vez más importante.Por eso, dos aulas nuevas han sidoconstruidas con ese fin, en la igle-sia de Pentecostés.

A la vista de todo ello, el pro-pio director nacional de las OMPen Malaui, padre Vincent Fre-

drick Mwakhwawa, desde la ar-chidiócesis capitalina de Ligon-güe, agradece a los católicos deEspaña su generosidad: “Una vezmás, gracias por la solidaridadmisionera y el apoyo a los niñosde Malaui. Ellos están orando porlos niños de España para quecompartan la fe”.

TOMÁS TAMARREDO

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Era un secreto avoces que al-guien se estaba

moviendo para prepararuna “solemne” celebra-ción con motivo de misbodas de oro sacerdota-les. Fue en la catedral yse dieron cita los pesospesados de esta peque-ña grey que es la Igle-sia católica en Etiopía:cardenal, nuncio, obis-pos, sacerdotes, religio-sos y fieles. Hubo unagran concurrencia. Aun-que en este momentono tengo conexionesparticulares con la cate-dral, las tuve, y fuertes,en el pasado, cuando vi-ví allí por seis años co-mo rector del seminariointerdiocesano. Y losque eran entonces se-minaristas son ahoralos líderes de la Iglesia.El obispo que presidióla eucaristía no conocióotro formador en susaños de seminario másque a mí.

¿Qué sentir en estemomento? ¿Satisfac-ción? ¿Orgullo? ¿Vana-gloria? Uno no es due-ño de lo que siente. Loque sí puedo decir esque todo otro senti-miento que no sea gra-titud hacia Quien me ha

hecho llegar hasta aquí,si es que lo hay, estaríafuera de lugar.

Años gallegosNací en Casdiego,

una minúscula aldea delayuntamiento de Chan-drexa de Queixa, quizáel más aislado y monta-ñoso de la provincia deOurense. Éramos tres ve-cinos, pero solo mis pa-dres ya contribuían condoce hijos, lo que era su-ficiente para llenar de al-garabía la pequeña loca-lidad. Mi madre hilaba ycalcetaba; hacía jerséis,calcetines... Mi padre ha-cía todo el resto; hastalas “galochas”, calzadocon piso de madera, queiba muy bien para lanieve y el barro. Total,un microcosmos.

No busquen Casdiegoen el mapa, ni siquieraen Google. No lo encon-trarán. El pantano deChandrexa lo cubrió en1952. Los trabajos de lapresa duraron más detres años y aquello pare-cía la crónica de una su-mersión anunciada. Yotenía ocho años cuandocerraron las compuertasy empezó a embalsarseel agua. Vi cómo el rústi-co puente de palos por

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Juan González Núñez, misionero comboniano en Etiopía

“El corazón lo debes llevar siemprecontigo y a punto para amar”

el que cruzábamos haciael vecino pueblo de LaEspasa se levantaba desus bases y flotaba enlas mansas aguas quesubían y subían. Mesesmás tarde, el agua llegóa nuestra casa. Entró porla puerta sin pedir per-miso; luego, por las ven-tanas y los bastidores dela galería..., aquella gale-ría tan acogedora en losdías soleados del crudoinvierno... Para esa fe-cha, evidentemente, yanos habíamos puesto asalvo comprando unacasa de labranza en ElBurgo de Castro Calde-las, un pueblo de másabolengo, que presumíade restos medievales.

A mis 10 años entréen el seminario diocesa-no de Ourense. Me ha-bría muerto de disgustosi mis padres no me hu-bieran permitido ingre-sar. Estuve cinco años

en el seminario menory cinco en el mayor. Sime hubieran pregunta-do por qué quería sersacerdote, me habríavisto en un apuro paraformular una respuesta.Pero hay un episodioque pone una nota declarividencia en mi ca-mino vocacional. Partede mi familia, que habíaemigrado a Venezuela(la Venezuela de enton-ces, claro), me insistióen que dejara la carrerade cura y me fuera conellos. Me garantizabanun buen porvenir. A mis17 años, medité y dijeque no. Intuía que Diosde alguna manera habíaentrado en mi vida yque me quería para Él.

El saltoUn año después, hu-

bo otro episodio de máscalado. Siempre habíasentido atracción por

las misiones y me decíaimplícitamente que, siDios me llamara, estaríadispuesto a ir. Irse demisionero se considera-ba entonces un saltocualitativo en la entregade la propia vida. Leíaun libro sobre la voca-ción misionera cuando,de repente, me dije:“Pero ¿es que Dios nome está llamando?”.Fue tan intensa la “ilu-minación”, que cerré ellibro, me arrodillé yofrecí a Dios mi vida enla misión. Ya no hubomarcha atrás. Debía es-coger un instituto mi-sionero y elegí los com-bonianos. Entré en elaño 1964.

Fui ordenado sacer-dote en Valencia, en1968. Soñaba con “sal-var almas para Dios” yme veía ya en las selvasafricanas. Tuve que mo-derar mis impaciencias,

pues, a “las selvas afri-canas”, tardaron sieteaños en mandarme.Mientras tanto, di cla-ses, fui formador de jó-venes aspirantes, recorrílas parroquias del Le-vante español hablandode unas misiones quesolo había visto con laimaginación.

Por fin, la misión real.Había expresado mi de-seo de ser destinado aÁfrica; me daba igual lanación que fuera. Y medestinaron a Etiopía, nosin antes hacerme notarhonestamente que erauna misión particular-mente complicada, so-bre todo por lo que serefería al idioma. Nopuse reparos, pero síque experimentaría queEtiopía era particular-mente difícil, no solopor la lengua, sino porla cultura, por el ca-rácter de los etíopes...;

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todo ello complejo ysofisticado. Nadie me

dijo, sin embargo, queen esa misma sofistica-ción residía lo que hacea Etiopía tan única ycautivadora. Eso lo des-cubrí yo poco a poco,como un arqueólogo quehalla una ciudad encan-tada tras remover tone-ladas de tierra.

Llegué en enero de1976. El primer encuen-tro con la realidad etío-pe estuvo agravado porla revolución marxistaque acababa de tenerlugar y que se proponíaerradicar todo resto dereligión. ¿Para qué hin-car entonces los codoscon lo de la lengua, siteníamos, quizá, losdías contados? Pero lascosas siguieron adelan-te de manera “casi”normal. Tras unos me-ses de aprendizaje delamárico, la lengua na-cional, fui enviado auna misión llamada Di-lla, en el sur. Estaba, fi-nalmente, en el destinopor tantos años soñado.Pero de emociones, po-co. Todo quedaba me-diatizado por infinidadde barreras. Los sida-mo, la tribu en mediode la que trabajaba, te-nían su lengua propia yescasamente entendíanel amárico. A afrontar,pues, otra nueva len-gua, otra nueva cultura,otros nuevos esquemasreligiosos.

Crees que tienes unmensaje importante quetrasmitir, un mensaje

que viene de Dios, perote ves impotente paracomunicarlo. Crees queDios debería facilitar lascosas, pues estás ahípara defender su causa,y Dios no parece tenerla prisa que tú tienes.Quizá, además, paracomplicar más las co-sas, no acabas de en-tenderte con quienesforman tu comunidadmisionera. Y un día sete ocurre que has erra-do tu camino. Dichosotú si un día rompes a

llorar como un pobretonto, porque es comoquien toca fondo, da unempujón hacia arriba ysale a la superficie. Fueen mi segundo año demisión cuando algo asíme sucedió. Un añomás tarde, sin embargo,pude escribir sin traicio-

nar mis sentimientos:“Me siento en mi sitio.No tengo otra meta niotra ambición que ma-durar y envejecer bajoeste sol de Dilla, lo mis-mo que veo madurarlas papayas”.

Misión multiformeNada de envejecer en

Dilla. No llevaba más decuatro años cuando,inesperadamente, memandaban a Adís Abebaa iniciar el seminariomayor diocesano. El

salto era, se me antojó,mortal. Ir a Adís Abebasignificaba meterse delleno en la cultura clási-ca, aquella por la queEtiopía es distinta delresto de África. Y signifi-caba entrar en una Igle-sia católica formada casiexclusivamente por cle-

ro y fieles etíopes quepracticaban el rito etío-pe. El seminario estabajustamente en la entra-ña misma de esa Iglesia,en la catedral. Yo era elúnico extranjero que vi-vía allí. Un reto así nose podía afrontar con elcorazón a medias; o en-

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trabas de lleno o rebota-bas. Así que me fui a porel medio corazón quehabía dejado en Dilla yme metí con el corazónentero en la aventura.Por eso dije al comienzoque mis conexiones conla catedral venían de le-jos y eran profundas. Enella estuve de 1982 a1988. El seminario noexistía. Había que ini-ciarlo y lo comencé concuatro seminaristas.Luego fue creciendo has-ta llegar a 33 el sextoaño. De los cuatro pri-meros, tres concelebra-ron conmigo la misa demi cincuentenario.

Debo hacer menciónde un hecho que tuvolugar durante esos añosy que resultó ser impor-

tante para mi futuro.Fue la hambruna de1984-85, que hizo aEtiopía tristemente fa-mosa en el mundo ente-ro. Por un mes largo fuicon los seminaristas auno de los campos derefugiados. Nunca mehabía visto ni me veríaenvuelto tan de cercaen un sufrimiento colec-tivo tan extremo y lace-rante. Ancianos, niños,madres, hombres he-chos y derechos..., todosvagaban exhaustos,aturdidos, buscando untrozo de pan en dondefuera, hasta que caíanen alguna esquina parano levantarse. Y tú de-bías a veces decidir ar-bitrariamente a quiénsalvar la vida, metién-

dolo en el programa deayuda, y a quién aban-donar al destino.

Percibía que estába-mos viviendo algo quehabía que contar, al me-nos como catarsis. Y es-cribí un librito en formade diario, que fue publi-cado en España con eltítulo Etiopía, 38 días en

el corazón del hambre. Seleía de un tirón y fueun éxito editorial. Para-dójicamente, fue ese li-bro el que hizo que mivida misionera dieraotro giro copernicano.Me llamaron a Españapara dirigir la revistaMundo Negro. Eso eraen 1988.

Por supuesto, no te-nía idea de cómo se ha-cía una revista. Pero

Mundo Negro tenía bue-nos profesionales, loscuales no esperaban demí que hiciera la publi-cación, sino que coordi-nara al equipo y dieraánimos. Intenté hacerlo.El puesto me dio laoportunidad de conocerel continente africano,por el que viajé frecuen-temente. Y me ayudótambién a escribir conmás soltura. En su mo-mento, me atreví a es-cribir un libro de máscalado que el anterior.Se tituló Etiopía, hom-

bres, lugares y mitos. Setrataba de una historiadel país narrada no enclave erudita o científi-ca, sino de divulgación.El creciente interés enEspaña por Etiopía, de-bido principalmente alalto número de niñosetíopes adoptados ennuestra nación, hizoque la obra conocierasucesivas ediciones. Laquinta, publicada en2018, cambiaba de títu-lo y de portada y veníaa llamarse Etiopía, entre

la historia y la leyenda.No llevaba más de

cuatro años en Mundo

Negro, cuando se mepedía otro tipo de servi-cio a la misión, esta vezcomo superior provin-cial de los combonianosen España. Fue entre1993 y 1997, fecha enque también ese servi-cio fue interrumpidobruscamente para pasara Roma como asistentegeneral del instituto.Si, por una parte, an-

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daba lejos de la mi-sión directa, por la

otra entendía que tam-bién este era un trabajonecesario, por eso deque no puede habervanguardia si no hay re-taguardia. Los seis añosdedicados a la labor deasistente fueron de con-tinuos viajes, que mepermitieron conocer elpanorama misionero enla Iglesia de hoy.

Vuelta alos comienzos

Tras 15 años en Euro-pa, en 2004 volvía a Etio-pía, a la misión directa.Dios dispuso que, justocuando llegaba, nuestroinstituto estaba iniciandouna misión nueva, devanguardia, en medio deuna de las etnias másmarginadas de Etiopía:los gumuz. Eran una tri-bu de raza nilótica en lafrontera con Sudán, des-preciados por el resto delos etíopes por su colormás oscuro. Pedí ser des-tinado allí –esa fue la

única vez que solicité undestino concreto– y seme concedió.

Era el tipo de misiónque más se podía pare-cer a la que soñé enmis años jóvenes: unasabana árida, tostadapor un sol justiciero;unas gentes que vivíanigual que habían podidovivir 200 años antes;abundante espacio parauna labor social en elcampo que uno prefirie-ra: la educación, la pro-moción humana, la sa-nidad; tierra virgen pa-ra sembrar la semilladel Evangelio... A mis60 años, Dios me regalóuna hermosa década detrabajo misionero, vivi-do con la conciencia deque era eso, un regalo.

Como le había ya to-mado el gusto a la plu-ma, desde el primer mo-mento sabía que escribi-ría algo sobre los gu-muz. Escribir es un ejer-cicio que ayuda a man-tenerse más alerta, a ob-servar con más atención

y a formularse juiciosque, de lo contrario, hu-bieran permanecido enla vaguedad. Salieron asídos libros: Al norte del

Nilo Azul y Pequeñas ex-

ploraciones. Cuando pa-recía que aquí sí que po-día “madurar como laspapayas”, envejecer yhasta morir sin ser mo-lestado, hete aquí que, amis 70, otro golpe de ti-món me arranca de losgumuz y me manda denuevo a la formación ya la enseñanza. No in-tenté resistir. Tampocodije eso de que “me voy,pero dejo aquí mi cora-zón”. He aprendido yaque el corazón lo debesllevar siempre contigo ytenerlo a punto paraamar cualquier nuevarealidad donde la vida,la obediencia o la Provi-dencia (o las tres a lavez) te ponga.

ConclusiónEste es mi quinto

año como formador delos jóvenes postulantes

combonianos y enseñoTeología en el seminario.Vivo en Adís Abeba, queno es ya la capital deuna nación mísera mar-cada por las hambrunas,sino de un país con undesarrollo económico ra-pidísimo. Y también laciudad crece, caótica, pe-ro fascinante. He queri-do dedicarle un libroque fuera como un can-to. La obra acaba de serpublicada en la editorialMundo Negro. Se titulaAdís Abeba, y es una es-pecie de guía histórica–más historia que guía–de la capital de Etiopía.

Preveo que este serámi último año en miactual tarea. ¿Y des-pués? También a los 75puede haber cosas nue-vas, insospechadas. Y,si no las hubiera, volverentre los gumuz seríala mayor novedad, elregalo inédito de Diosen mis bodas de orosacerdotales.

JUAN GONZÁLEZ NÚÑEZMisionero comboniano

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