revista mision ecuador 2010

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REVISTA DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE MISIONES UNIVERSITARIAS UTP L PUBLICACIÓN ANUAL 2009 Año 3 www.utpl.edu.ec/misiones

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Page 1: Revista Mision Ecuador 2010

REVISTA DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE MISIONES UNIVERSITARIAS UTPL ▪ PUBLICACIÓN ANUAL 2009 ▪ Año 3 ▪ www.utpl .edu.ec/misiones

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A mis queridos hermanos y hermanas, amigos y amigas de la Misión Idente Ecuador.

Como Presidente de las Misioneras y Misioneros Identes, y en su nombre, salu-do, con el ósculo de mi oración y el abrazo de mi amistad, a todos ustedes que van a participar en esta Misión Idente Ecuador.

Y digo, por primera vez, “Misión Idente Ecuador” porque todos los participantes están dispuestos a cumplir el mandato evangélico de Cristo: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Con esta vivencia y transmisión del Evangelio, en permanente identificación con Cristo, van también todos con ese espíritu que nos transmitió nuestro Pa-dre Fundador: “Id por el mundo haciendo bien a todos sin acepción de perso-nas”.

Eso es lo que todos ustedes, queridos amigos y amigas, quieren hacer, y por eso les deseo que estos días de misión den, como auténticos cristianos, lo me-jor de sí mismos como reza el precioso lema que han escogido: “Construyamos junto a Cristo la civilización del amor”. Sólo así podrán sentirse felices, porque la auténtica felicidad no puede darla el mundo, sino únicamente Cristo. En uno de mis recientes mensajes compartía con mis amigos y amigas del Ecua-dor la siguiente reflexión:

“Los medios de comunicación les invitan a ustedes, les sugieren, les insinúan, queridos jóvenes, lo que tienen que hacer y vivir. Son ustedes manipula-dos, les quieren esclavizar, para que sirvan a los intereses de un mundo que sólo se preocupa por el lucro, por el hedonismo, por satisfacer los instintos más bajos para poder estar sometidos bajo el imperio del mal, del egoísmo, y no del imperio del amor o de la generosidad.

”Hay demasiadas voces, rumores, por fuera y por dentro de ustedes que despiertan apetitos y les crean falsas necesida-des. Estas voces les llaman a una felicidad desordenada, a la ‘buena vida’, instintiva y cosificante, que les lleva a la decep-ción, a las depresiones, al malestar interior.

”La vida no es un ‘qué’, no es una cosa, no es una teoría. Cristo nos dice que Él es la vida. La vida es, pues, un ‘quién’; es ‘Al-guien’ que da sentido a lo que hacemos. Si nuestra vida está definida por este ‘Alguien’, que es Cristo, entonces nuestra vida está abierta al infinito, a Dios mismo, adquiriendo plena dirección y pleno sentido”.

Quien quiere transmitir a los otros lo mejor de su vida, debe transmitir y dar a conocer a Cristo, que es nuestra suma ri-queza. La ausencia de Dios en los demás es la mayor de las miserias que se puede sufrir, pues de esta miseria se deriva toda suerte de pobrezas físicas y morales. A esta miseria de la ausencia de Dios, se añade, por desgracia, una actitud preocupante de tantos jóvenes universitarios que, estando capacitados para transformar el mundo y la sociedad en el mejor disfrute de una convivencia pacífica, renovadora, crea-dora, se dejan llevar por la indiferencia, el escepticismo y el hedonismo.

Nuestro Padre Fundador, Fernando Rielo, en la Carta Fundacional al Parlamento Universal de la Juventud el 8 de septiembre de 1991, nos prevenía de estas funestas conse-cuencias con las siguientes sabias y alentadoras palabras:“El joven que aún no se ha anquilosado en prejuicios educa-cionales, culturales o sociales, debe partir de una concepción bien formada de la regia personalidad con la que está, desde el mismo momento de su concepción humana, investido. Esta investidura es, a su vez, estado de ser personal y social que le faculta para la defensa e incrementación de los más altos valores dentro de una responsable conquista dinámica que, desarrollándose a través de la vida, alcanza su plenitud más allá de la muerte”.

Para lograr esto, deben ser ustedes jóvenes de una maravi-llosa buena fe, una fe que no es sólo propiedad de los más inteligentes, sino que es dada, de forma especial, a los más sencillos y a los pobres con los que ustedes van a compartir. “Buena fe” significa rectitud, valor, sinceridad, seriedad, equi-librio, serenidad, paciencia, paz y generosidad. Cuando falta la buena fe aparecen el engaño y la hipocresía. La seriedad es, por otra parte, la forma de acometer una idea, un proyecto, y no se contradice con la alegría y el buen humor que carac-

terizan al apóstol para acometer grandes cosas en favor de los demás. Nos decía recientemente el papa Benedicto XVI: “El mundo tiene sed del Evangelio y necesita apóstoles”. Para saciar esta sed, ustedes deben estar, a la manera del Apóstol San Pablo, fascinados por la luz del Evangelio, profundamen-te enamorados de Cristo.

Queridos amigos y amigas que, desde diversos lugares y países, participan en esta gran misión idente, les invito a co-laborar en esta gran tarea evangelizadora, como auténticos misioneros, que van en nombre de Cristo a dar lo mejor de sí mismos. Y lo pueden ustedes hacer por medio de la convi-vencia, del testimonio, de la amistad, del espíritu de familia, intentando siempre hacer felices a los demás por encima de los propios intereses. Sepan todos que la abnegación y el sa-crificio por Cristo y en Cristo por los demás, les hará auténti-cos, libres, gozosos, con fuerzas para transformar la miseria en riqueza, la tristeza en alegría, el mal en bien, la falsedad en verdad, la fealdad en hermosura, la injusticia en justicia, la corrupción en rectitud.

Muchísimas gracias, mis queridos jóvenes, por su amistad y generosidad, por su sinceridad y por su espíritu juvenil, por su ilusión y por su interés en ser siempre mejores, y, sobre todo, por aceptarme como amigo. Son ustedes materia de mi oración. Cuando les surja algún problema, alguna dificultad, busquen la respuesta en el Evangelio: Cristo es el Maestro que siempre está disponible para enseñarles, y el Amigo que les ofrece su ayuda, su acompañamiento, su consuelo. No hay cosa más hermosa y más delicada que lo que ustedes preten-den hacer: cuidar, ayudar, atender y acompañar a quien lo ne-cesita. Un año más van a remar mar adentro. Les agradezco, con todo mi corazón, todo lo que van a hacer en esta Misión Idente Ecuador.

Que sean santos, como nos decía nuestro Padre Fundador, y que transmitan a todos este sentido de vivir la santidad en común. Les quiere entrañablemente, en los Sagrados Corazo-nes de Jesús, María y José, su siempre y fiel amigo,

Fdo. Jesús Fernández Hernández, M. Id.,Presidente de los Misioneros y Misioneras Identes

Mensaje a los participantes en la

Misión Idente Ecuador

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misión

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Misión IDENTE ECUADOR 2009“Más que un proyecto de vida”

La Misión Idente Ecuador se inició en el año 2004, con un sólido equipo de estudiantes y docentes de nuestra universi-dad que realizaban desde 1998 pequeñas misiones en diferentes lugares de las provincias de Zamora Chinchipe y Loja.

Atendiendo a la invitación realizada por la Pontificia Universidad Católica de Chile a participar de la primera Misión País, desarrollada del 3 al 13 de enero del 2004, viajó una delegación conformada por diez personas: Andrés Abad, Ana Santos, Luis Soto, Mayra Guaicha, Ruth Simaluiza, Zoila Loyola, entre otros. Todos ellos representantes de la Dirección General de Misiones Universitarias de la UTPL. Dicha actividad impulsó a este grupo multidisciplinario a replicar tan loable pro-yecto en Ecuador.

Un profesor narra cómo fue la experiencia

Nosotros estuvimos allá, en Santiago de Chile distri-buidos en 13 regiones con un total de 1300 jóvenes, lai-cos, sacerdotes y consagrados/as; tuvimos la oportuni-dad de conocer de cerca la organización de la misión en cuanto la logística, la formación de los misioneros y la proyección de la actividad misionera. Esto nos permi-tió escanear la experiencia para replicarla en Ecuador, aunque éramos conscientes que es otra realidad. ¡La verdad nos alegramos al ver a tantos jóvenes movidos por la labor misionera!… Llegamos a Loja y recuerdo,

que mientras contábamos la experiencia vivida en Chile, al rector- canciller de nuestra universidad, P. Luis Miguel Romero, se ilusionó y nos dijo emocionado: “¡debemos hacerla aquí!”

Para asumir el reto en la UTPL, de hacer una misión país, unimos esfuerzos realizados, tanto en Chile como en Ecuador y las misiones realizadas desde 1998 que han dejado una profunda experiencia; las mismas que se han desarrollado en la parte sur oriental del país (Zamora Chinchipe y Loja), en los periodos vacaciona-les de la universidad (marzo). Es así que, con personas voluntarias que creyeron firmemente en este gran sueño, se organizó un equipo en el 2004 para iniciar la Misión Idente Ecuador. Dentro del equipo se delega-ron algunas actividades para cuidar los detalles, por lo tanto, por medio de las áreas de logística, difusión, formación, finanzas, liturgia, proyección profesional, relaciones externas, se llevó acabo la misión. Estas áreas son tuteladas por dos coordinadores generales que normalmente es un hombre y una mujer como sig-no de los padres espirituales de todos los misioneros. Con su mirada puesta siempre en Dios, y con Él, Cristo que es el que guía todos nuestros pasos.

5 5PUCE-SI

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misión

Lemas, cronología

En este momento es importante recordar los lemas que han fijado el rumbo de la misión cada año:

LOS SIGNOS PROVIDENCIALES

(…) La Misión de El Pangui (marzo 2004) fue la señal que Dios antepuso en nuestro caminar para seguir soñando en grande. Fuimos a misionar a este cantón amazónico con ochenta estudiantes voluntarios de la UTPL; un “record”, si tomamos en cuenta que en misiones anteriores participaban un promedio de veinte personas. No conocíamos totalmente a los chicos con los que íbamos pero confiamos en cada uno de ellos.

Sin duda alguna, la misión del Pangui, gran aventura misio-nera, esclareció aún más nuestro horizonte, Dios nos estaba trazando el camino para emprender la Misión Idente Ecua-dor.

El sacerdote que nos recibió en ese lugar, Padre Telmo Jirón, inspiró el lema de la primera misión país 2004, “Ecuador tu vida es misión”.

Efectivamente, creemos que nuestro Padre Celestial nos ha otorgada esta gran misión, para ilusionar a muchos jóvenes en esta experiencia de evangelización y servicio; el donarse a los demás implica dejarse a uno mismo, para ver en el otro a Cristo.

El lema que se nos inspiró ese año recordaba a los jóvenes, su creatividad, ilusión y espontaneidad por las cosas que re-sultan fundamentales para asumir comprometidamente los “grandes desafíos actuales, que “son urgentes y esenciales para la vida en este mundo”. (Caritas in Veritate).

El lema de la Misión Idente Ecuador 2007 fue: “Misionero de Cristo, llena de vida Ecuador”

El lema de la Misión Idente Ecuador 2008 fue: “Construyamos junto a Cristo,

la civilización del Amor”.

El lema de la Misión Idente Ecuador 2009 fue: “Misionero de Cristo, tú eres la esperanza de Ecuador”

El lema de la Misión Idente Ecuador 2004 fue: ”Ecuador, tu vida es misión”

El lema de la Misión Idente Ecuador 2005 fue: ”Con la Gracia de María, vivamos un nuevo Ecuador”

El lema de la Misión Idente Ecuador 2006 fue:”Con el Amor de Dios, transformemos el Ecuador”

LA LÓGICA DEL AMOR

Una ex estudiante de medicina cuenta la experiencia de la se-ñora Margarita, que tocó el corazón de muchos jóvenes en la misión del Pagui y ahora desde el cielo les acompaña como un ángel en gratitud de la compañía otorgada en sus últimos mo-mentos…

Margarita, entre mullos y humos

Entre mullos y humos, fuego y lluvia, colores y sabo-res… con discretos sonidos envolventes, dulces y a veces agrios, en donde la húmeda tierra con los árboles se fusionan y los sientes más intensos, sus matices, su olor y su realidad nos embargó de dicha y paz interior a todos.

Su nombre fue Margarita, solitaria, la encontramos arrinconada y casi arrodillada ocupando una esquina, dentro de su diminuta choza, con su cabello corto y ca-noso, su rostro arrugado y con ligeras marcas aún de ornamentos tatuados hace cuantos años atrás, sus ojos

profundos, con un brillo que sólo la ingenuidad

y pureza lo dan,

lo observábamos cada vez que ella nos regalaba una mirada… Con ello nos comunicamos todo el tiempo, no entendimos nunca su lengua y ella tampoco la nuestra y sin embargo esta historia ayudó a buscar otro norte en nuestra vida.

Todo comenzó cuando decidimos aventurarnos a ir de misión por una semana (vacaciones) sin otro plan y/o alternativa; y, una opción curiosa, una semana nos pa-reció decente. El sitio genial, así que sin pensar más ya estábamos viajando al oriente, elucubrando con ideas saltarinas cortas, sencillas pero que no querían irse, ellas también interesadas y preocupadas de lo que iría a venir.

Fue así que llegamos a conocer a Margarita… la conocimos, adolorida, y desprendiendo tristeza de su luminosa mirada, tosía y no dejaba de abrazar su abdomen. Margarita, fue nuestra amiga, aunque lo único que intercambiamos en un inicio fueron gestos y preocupaciones. Ella desde su silencio no sabía que estaba pasando exactamente; nunca en su vida había ido a un médico, menos aún salido de su pueblito, con sus aproximadamente 90 años; sin saber nada de su pasado, ni suponiendo nada de lo que venía, organiza-mos inmediatamente una secuencia de llamadas y una red de ayuda que nació de manera espontánea y llena de vida, había espíritu de amor en lo que se estaba ha-ciendo y un profundo deseo de hacer las cosas bien.

Finalizando justamente la misión y gracias a la disposi-ción de tantos corazones, se avanzó a gestionar su tras-lado al hospital de nuestra ciudad. Ella estaba decaída,

sólo veía que alguien, quería hacer algo por ella.

Muchos chiquillos y chiquillas con corazones gigan-tes, se acercaban con una bondad derrochadora; Margarita cerraba sus ojos, quizá para agradecer a ese ser Absoluto, que la acariciaba y le susurraba al oído tranquilidad y paz.

Su estadía en el Hospital, quizá fue tan despropor-cionado a todo lo que había vivido, pero fueron los

días más felices de su vida. Rodeada de tanta gente preocupada por ella, recibiendo el cariño que jamás pensó tener, un nuevo credo, un nuevo vivir, el impacto de sentirse amada e importante. Su círculo se trastocó para siempre… y se convirtió en una bella espiral.

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misiónEl amor transforma, toca lo más íntimo y ni siquiera puedes darte cuenta que estás siendo llevado por una fuerza, la más grande de todo lo creado, que mueve, que se mantiene en ausencia de lo estático y que sabe que su naturaleza es fundamental para nuestra exis-tencia. Margarita probó el amor en todo su esplendor, el amor tomó forma en ella y tuvo el mejor de sus sueños, una sonrisa ligeramente dibujada que aún la mantenemos en nuestros corazones y el brillo de sus ojos aún acompaña a todos los misioneros, que la acompañamos hasta el final.

Desde aquí tuvo una despedida campal, en donde todos tuvimos un solo credo… y un mismo sentir… Falleció con otros mullos, con otro fuego y otra lluvia, con otros colores.

Esa semana nunca terminó, la seguimos viviendo, des-de las aulas, hospitales, oficinas, bancos, fábricas, en fin, desde donde ahora esos chiquillos misioneros hoy se desenvuelven y continúan con la misión que un día decidieron iniciar…

Ella quiso ser parte del inicio de esta civilización de amor, que está en marcha y a la que estamos invitados a conformarla todos, sobre todo aquellos valientes que quieren descubrir la verdadera aventura de servir con esa luz perenne del amor.

Es importante contarles que con Margarita se iniciaron las misiones médicas, que se desarrollan con cada mi-sión, así mismo, para los estudiantes de medicina de ese entonces, la mejor lección del Buen Morir.

Misionera, Yasmín Sánchez León. Doctora en Medicina.

REGIÓN AMAZÓNICA

Lugar de misión: Chito/Zumba - Zamora Chinchipe

La experiencia vivida en la Misión Idente Ecuador 2009 fue de gran crecimiento espiritual. Todo se dio porque escuché el llamado divino de nuestro Padre Celestial que me dijo “... Milagros, te doy la oportunidad de en-contrarte contigo misma y que lleves vida y alegría a aquellas personas que estos momentos lo están nece-sitando...”. 

Es ese momento y por bondad de Dios, se me presenta la oportunidad de realizar el viaje a Ecuador a partici-par en la Misión Idente Ecuador, sin saber siquiera que iba a hacer, ni cómo iba a actuar. Una amiga, que ya había asistido a las misiones anteriores me informó y me contó todo lo que se hace, pero aún así los temores se apoderaban de mí.

Sé que Dios estuvo conmigo en cada momento del viaje y en todo mi accionar en la misión. La alegría me embargó al llegar al sitio de encuentro que fue la ciudad de Loja-Ecuador en la UTPL. El recibimiento fue hermoso, fue allí donde volví a sentir la presencia de nuestro Padre; el saber que todas aquellas personas sin conocerte, ya te conocían. Ese espíritu lleno de vida, hizo que mi cansancio se fuera.

Estando en la Misión Idente Ecuador, Dios me dio toda la fortaleza para seguir adelante. La convivencia que tuve con la comunidad fue linda, porque aprendí de ellos y ellos aprendieron de mí. Anhelo con todo mi co-razón tener la oportunidad de poder asistir a la próxi-ma Misión Idente Ecuador 2010 y reencontrarme  con todas esas personas que me enseñaron el verdadero sentido de la generosidad.

La misión pasó a ser parte fundamental en mi vida es-piritual y en mi vida cotidiana. Doy gracias a Dios por

haberme dado esta oportunidad. Agradezco mucho a todos los amigos misioneros ecuatorianos, les llevo en mi corazón. Dios me les pague.

Misionera Milagros del Rosario Gonzáles Cardoso. Universidad Valle del Momboy, Trujillo, Venezuela.

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Experiencias QUE MARCARON LA VIDA DE MUCHOS JÓVENES EN LA MISIÓN IDENTE ECUADOR 2009

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misiónLugar de misión: San Carlos/Joya de los Sachas - Orellana

Un clamor al Padre Celestial pidiendo su bendición para emprender un camino hacia un nuevo lugar de misión que seguro traería momentos de alegría, tristeza, mie-do, cansancio, emoción, dedicación, esfuerzo, amor, sacrificio, pasión, sentimientos de injusticia, aflicción por el menos favorecido no solamente por lo económi-co sino por verle vivir sin nuestro Padre Celeste; con el deseo siempre de llegar a pesar de lo que pudiera ocu-rrir. El asta de esa bandera que lleva el amor inmenso del Padre para todas las personas especialmente a las que íbamos a conocer y a hacerle conocer como Padre que nos invita siempre a seguirte con la mayor gran-deza con la que podemos vivir en este mundo siendo verdaderamente hijos suyos.

Ese fue el transcurrir de los primeros momentos de la misión. Luego, el saber que la providencia sería la que me diera un destino, un lugar, las personas indicadas para misionar y ser misionadas, además de tener la gracia y el compromiso de ser el primero entre iguales, un líder que debe vivir siempre en común unión con lo celeste, para que fuera Cristo a través de mí quien se acercara a cuantos lo necesitaran.

Durante los días de la misión fue muy emocionante, descubrir y vivir a Cristo en cada persona niño, joven, adulto, misionero y misionera… fue realmente como vivir en el !!cielo¡¡

Karina Cañón, M. Id., Colombia._____________________________________

Lugar de misión: Tundaymi/El Pangui - Zamora Chinchipe

Esta misión generó en mí una gran expectativa, me permitió enriquecerme interiormente al vivir momen-tos inolvidables, compartiendo con familias humildes pero de una riqueza interior invalorable. Compartimos junto a la comunidad nuestras limitadas experiencias, y ellos generosamente nos abrían su corazón enseñán-donos el sentido verdadero de la amistad y el despren-dimiento, reflejado también al momento de brindarnos alimentos, producto de su arduo esfuerzo y trabajo.

En esta misión pude vivir plenamente la convivencia, aspecto relevante que lo experimenté con el grupo misionero y las personas del sector, generando en mí mucha alegría y paz interior. Doy gracias por la opor-tunidad que la universidad me ha brindado para poder cooperar en la construcción de la civilización del amor.

Misionero Holger Jaramillo, docente investigador, UTPL._____________________________________

Lugar de misión: El Porvenir/El Pangui/Zamora Chinchipe

No había estado en mis planes volver a participar en una misión en estos días. Mi mente y mi corazón ha-bían estado completamente distraídos en los asuntos académicos y laborales, por lo que la invitación a la Misión Idente de este año había pasado casi desaper-cibida para mí.

No había clases en la universidad, el participar en la mi-sión estaba aprobado por la dirección de CITTES donde me desempeño (Centro de Investigación, Transferencia de Tecnología, Extensión y Servicios); no tenía trabajo acumulado, mi familia me apoyaba y podía solucionar otras situaciones personales; fueron las señales que se presentaron. Por eso, había orado para que mi decisión se concrete en aceptar esta invitación, que yo trataba de verla como una invitación personal de Cristo.

A pesar de que ya conocí a los integrantes del grupo misionero al que me pertenecía, me preocupaba el he-cho de que el ser docente se convierta en una barrera para la comunicación con ellos, que son estudiantes, o que pueda entorpecer el desarrollo de la misión; por supuesto que esa no era mi intención, pero sentía mie-do.

Durante el viaje me impresionó mucho la emoción que sentían los misioneros al saber que ya la misión co-menzaba. Observé jóvenes generosos que habían de-cidido compartir esta semana de su vida con personas necesitadas en las comunidades. Y sobre todo, corazo-nes decididos a seguir el llamado de Cristo, a pesar de las situaciones específicas de cada uno. Hasta ahí, ya comenzaba a identificarme con ellos.

Al trasladarnos en la camioneta, pensaba en cómo sería el lugar a donde íbamos, sabía que se llamaba El Porvenir y que se encontraba algo lejos, pero aún faltaba para llegar; por otro lado, en el equipo misio-nero se sentía una muy buena disposición, tenía más confianza y me sentía acogida.

Sentí en esos precisos momentos que la misión era una gran oportunidad que Cristo me ofrecía para poder ex-perimentar su amor y comprobar mi disposición para seguirlo.

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Reunidos en un lugar nuevo que nos entrega condi-ciones y circunstancias diferentes a las que estamos acostumbrados, comienza la primera misión: confor-mar un grupo misionero sólido, donde la caridad sea la virtud que nos guíe en este importante trabajo de evangelización, dentro de nuestra aspiración de traer hacia nosotros el Reino de Dios.

El cariño de la gente de El Porvenir se manifestó desde el mismo instante en que llegamos a la comunidad, la bienvenida de los catequistas doña Julia y don Oswal-do, la sonrisa de los niños que encontramos partici-pando de la catequesis y, luego, la deliciosa merienda, fueron los primeros acontecimientos que conquistaron mi corazón y creo que los de mis compañeros también.

El capítulo realizado la noche anterior me permitió manifestar lo que estaba sintiendo y, además, pude escuchar de parte de mi grupo palabras que me dieron confianza y acabaron con mis miedos. Había comenza-do ya la gran aventura, de donde me sentía una parte muy importante. El conocernos más y consolidarnos como grupo fue el primer reto a superar; mientras caminábamos conociendo la comunidad, la amistad y camaradería comenzó a unirnos; el cansancio físico que ya se dejaba sentir en la caminata era fácilmente borrado con la hermosura de los paisajes que íbamos

Siento alegría, Dios se ha fijado en la sencillez de nues-tros corazones y ha dispuesto de nuestras manos, nues-tros pies, nuestra boca y nuestras mentes para llegar hasta quienes tienen sed de Él. Es ahí donde me cuestio-né y pensé en mi condición de profesional, ¿cómo hacer para que mis talentos generen más talentos?

A lo largo de los días, el compartir con los niños, los jó-venes, los adultos, los ancianos; todos nos mostraban lo más valioso de ellos mismos, su generosidad sin límites, su espíritu que lucha día a día para sacar adelante a sus familias y a su pueblo, las ilusiones de los niños y los jóvenes de tener un mañana mejor, el cariño en sus pa-labras y actos; todo esto hizo que aflore en mí, capaci-dades que tal vez olvidé, redescubrir valores y virtudes, para compartirlos con el equipo de misioneros y la gente de la comunidad.

Los niños, con toda su energía, su cariño sin reservas, su confianza en nosotros, llegan directo al corazón y sólo nos quedó el compartir todo lo que somos con ellos; in-centivarlos a que manifiesten sus cualidades y que reco-nozcan en los demás niños a sus hermanos y amigos.

Los adultos nos confiaron sus inquietudes, sus dificulta-des en la familia, su preocupación por sus vecinos, el fu-turo que quieren para sus hijos… nos demostraron una fe inquebrantable; pienso y me digo a mí misma, son ellos los que nos dan ejemplo de vida, son ellos de los que debemos aprender a vivir; sin embargo, Dios habla a través de nosotros si dejamos nuestro corazón para Él. La palabra de Dios en la Biblia ha sido, sin duda, nuestra mejor arma; nos ayudó a encontrar respuestas ante los diversos y difíciles planteamientos de la comunidad.

La visita del padre Andrés Justains a la comunidad hizo que aquel día fuera muy especial; pues casi todos los ha-bitantes de El Porvenir se dieron cita en la escuela para la celebración de la eucaristía. Fue muy importante el poder participar y colaborar en los cantos; amo cantar y sentí mucha alegría.

Creo que esta misión ha sido una experiencia muy va-liosa, me ha traído de regreso a la realidad, y me ha cuestionado sobre los alcances que debería tener en mi profesión; además he sentido muy de cerca el amor de Dios en todas las situaciones vividas con mis compañe-ros y con la comunidad; pienso que los días de misión en

la comunidad de El Porvenir me motivaron mucho para seguir trabajando en beneficio de los que me necesitan; valoro aún más todas las cosas que Dios me ha dado y el tener nuevos amigos también es algo que me ha hecho crecer como persona. La alegría, generosidad y cariño de la gente que conocí, reafirma en mí la esperanza de que podemos lograr un mundo mejor, a través de la ca-ridad y respeto a nuestros semejantes y a la naturaleza.

Misionera Gladys Gualpa, docente investigadora, UTPL_____________________________________

Lugar de misión: La Paz/Yacuambi - Zamora Chinchipe

He tenido la oportunidad en primer lugar de compar-tir con chicos, a los que no conocía antes, y que luego llegamos a ser muy buenos amigos. Un grupo súper especial, todos con muchas expectativas y diversas potencialidades que, gracias a la guía de nuestro líder, pudimos utilizarlas de la mejor manera y llevar a cabo todo lo planificado. Saber que con buena voluntad y un poquito de sacrificio podemos ayudar y llevar la ale-gría de un mensaje de paz y esperanza, a comunidades y pueblos que se sienten abandonados, pero que con la misión podemos compartir nuestras experiencias y aprehender muchísimo de las suyas, es decir, un inter-cambio de realidades que nos ayudó a comprender que el mundo es mucho más grande de lo que muchos nos imaginamos. El interactuar con los niños, escuchar sus expectativas e ilusiones;  la ternura con la cual compar-ten todo, sin esperar nada a cambio, la felicidad que irradian en todas las cosas que hacen, y  el saber que existe un potencial enorme en cada uno de ellos, que de seguro serán en el futuro quienes lleven  adelante a nuestro querido país.

En fin, una experiencia renovadora, que me llenó de energías para seguir adelante  y que de seguro me gustaría volver a vivir y agradecer a todos quienes me ayudaron a cumplir con esta meta y sobre todo a Dios, que siempre está pendiente de nuestro desarrollo.

Gracias por esta maravillosa experiencia.

Misionero Enrique Carrión F., Ingeniero Agrónomo, Loja._____________________________________

descubriendo; el contacto con la naturaleza, el agua y el viento, tenían una acción renovadora; me sentía llena de energía y a la vez comprendía en todos estos hechos, el amor de Dios que se manifestaba con nosotros.

La comunidad nos observaba con alegría, era una res-ponsabilidad muy grande el poder llegar hasta ellos y llevarles un mensaje de esperanza. Por eso traba-jamos con ahínco en los temas que impartimos en los talleres, sobre todo nos esforzamos hasta el cansancio por hacerles saber a la comunidad que todos somos hijos de Dios.

Las visitas a las familias nos mostraron la realidad en que vive la comunidad. Los caminos poco accesibles, la distancia que separa a las viviendas, la incompleta co-bertura de servicios básicos; son aspectos que atentan a la calidad de vida de las familias; además, la carencia de medios que los comuniquen rápidamente con otras comunidades, sumada a la única visita que el párroco puede hacerles durante el mes, producen en ellos una sensación de abandono que entristece sus vidas. Es por eso que nuestra presencia les generó esperanza, dejando en ellos un mensaje de amor que de seguro contribuyó a afianzar su fe.

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misiónLugar de misión: Chapintza/Yacuambi - Zamora Chinchipe

Esta misión fue especial. Era como haber vivido de nue-vo la primera misión. Era mi sexta misión y de ésta de-pendía de mi vida de ahí en adelante, y así fue. Gracias a la colaboración de mis amigos misioneras y misione-ros, pude llevarla a cabo, la cual hizo que mi espíritu misionero renaciera y despertara de nuevo; fue algo in-creíble, no podía creer que estaba sucediendo. Pasaron los días de misión y me di cuenta que Dios nunca me quitó la oportunidad de vivir una buena misión, que sólo dependía de que yo me entregue por completo, de que las cosas en grupo se manejan mejor. Agradezco a todo el grupo de misioneros y al párroco del lugar, pa-dre Hennio Vaca, por el apoyo y los consejos brindados en la misión, a las comunidades visitadas por la aco-gida que tuvimos y, sobre todo, a Dios por abrirme los ojos y dejarme ver la realidad e incentivarme a ayudar a los demás.

Misionero Marco Salazar, estudiante de Biología, Loja.

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Lugar de misión: El Chorro/Zumba/Zamora Chinchipe

La Misión Idente fue una experiencia súper linda, muy enriquecedora, como me dijo alguna vez el padre José María, M. Id.: “debes salir de tu burbuja y permitir que alguien más ingrese, no vivir solo tu mundo”. Otorgo la razón a estas sabias palabras, porque pude compartir con muchas personas ajenas a mi familia: risas, tris-tezas, todo eso en un plazo tan corto. Canté, reí, bailé, gocé, comí, compartí  muchas costumbres, cosas muy diferentes al medio donde vivo. La gente allá es muy bondadosa y es muy accesible en el sentido humanísti-co religioso, tanto así que nos pidieron que regresemos en Semana Santa.

En este lugar hay bastante emigración, lo que ha origi-nado que muchas familias se hayan separado y, en la mayoría de los casos, los niños han quedado al cuidado de sus abuelos. Este suceso es muy lamentable, porque es bien conocido que la soledad es una de las peores cosas que pueda sucederle a un ser humano.

En el Ateneo, la expresión cultural de todos y para to-dos, faltaba noche para que la gente se divierta y de-muestre todos sus talentos escondidos; la gente suma-mente emocionada con las cosas que hacíamos y que ellos están predispuestos a hacerlo. Nos sorprendió la generosidad tan grande que tienen, porque al hacer un cafecito, no lo hicieron simplemente para los misione-ros, sino que lo hicieron para toda la comunidad, unas doscientas  personas incluyendo los niños. Claramente se puede evidenciar que son personas que les gusta dar sin pedir nada a cambio, se sentían muy agradecidos, y pues la satisfacción más grade para nosotros es el deber cumplido.

Misionera Miriam Guachizaca, docente investigadora, UTPL.

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Lugar misión:Chuchumbletza/El Pangui/Zamora Chinchipe

Nos encontramos muy felices por el lugar donde Cristo nos envió a misionar; la comunidad donde fuimos se llama Chuchumbletza, la cual se encuentra ubicada a unos quince minutos sobre la orilla de la carretera que lleva desde El Pangui al cantón Gualaquiza. Esta comunidad se encuentra entre los límites de Morona Santiago y Zamora Chinchipe a cuatro horas y media de la ciudad de Loja.

La comunidad de Chuchumbletza está conformada por aproximadamente unas 45 familias, es decir unas 270 personas. Sus casas, la mayoría, son construidas de cemento, se nota un poco más de civilización en com-paración con las otras comunidades cercanas a ésta, pero aún se nota que se debe trabajar mucho más por la educación.

En cuanto a sus habitantes son unas personas humil-des ya que a cada paso que das, su gente te saluda con una gran sonrisa derrochando generosidad en todo su accionar.

Los niños fueron los primeros en salir a recibirnos… ¡ahí vienen los misioneros! y corrían hacia nosotros a darnos la bienvenida; en la algarabía se juntaron los jóvenes que, por cierto, logramos compatibilizar con ellos en muchos aspectos; luego, nuestro accionar mi-

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una amistad pura y sincera hasta llegar al punto de sentirnos en familia, poniendo siempre entre todos voluntad y carisma para llevar a buen término nuestra misión. Realizando día a día las labores internas, todos nos apoyábamos, a pesar de la existencia de un horario siempre se hacía presente la ayuda entre todos, la lim-pieza de la casa y la elaboración de los distintos talleres de los niños, jóvenes y los adultos.

En parejas fuimos compartiendo y realizando las visi-tas a los distintos hogares, llevando en nuestros cora-zones, en nuestra alma y en todo nuestro ser, la palabra de Dios, llegando a cada una de esas casitas, las cuales nos fueron abriendo sus puertas deseosas de escuchar y ser escuchadas.

Sin poder dejarlo pasar, expreso desde mi corazón la grandeza y belleza en que nuestro Señor se comunica con nosotros. En una de las visitas que realicé junto con mi compañera, Alexandra Jingo, tuvimos el honor de observar los colores más bellos y resaltantes que se fusionaban con las nubes y que se posaban sobre no-sotros, fue algo único e inolvidable.

En distintas horas realizábamos los talleres comenzan-do con los niños, adorables, algunos más obedientes que otros, pero sólo era cuestión de momentos.

Ellos siempre sonreían y disfrutaban de los talleres y dinámicas preparadas; a los jóvenes se les alentó a caminar por el sendero trazado por Dios. Con los adul-tos se realizaba la liturgia y el taller del día, sobre todo compartiendo con ellos el accionar de sus días.

Mi gratitud sincera a todas las personas que nos re-cibieron en la UTPL y a todos los misioneros de esta grande y hermosa MISIÓN IDENTE ECUADOR 2009.

Misionero Marco Araujo, Universidad Valle del Momboy, Trujillo, Venezuela.

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Lugar de misión: Juncal/Tambo/Cañar

Lo primero que me llamó la atención es ver cómo la gente se entrega en confianza a uno sin conocerte y te cuenta todos sus problemas. Para mí, el orar junto

a ellos es sentir la presencia del Espíritu Santo que se mueve entre nosotros con nosotros y se manifiesta a través de las palabras sinceras que se impregnan en nuestra alma generando esperanza y fortaleza para todos aquellos momentos de prueba que se nos pre-sentan en nuestro caminar.

Yo siento ser un instrumento de Dios y doy gracias a Él por permitirme llevar un mensaje de esperanza a per-sonas ansiosas de conocer y afianzar su palabra.

Misionero Freddy Illescas, Guayaquil._____________________________________

Lugar de misión: La Florida/Cevallos/Tungurahua

Saltar con el alma…

Cuando Dios actúa en ti, lo único que sientes es tanta alegría, es como si alguien tocara tu corazón tan solo con una mirada. Al compartir con las personas, uno se da cuenta que no hay gente mala, sólo hay personas que necesitan que alguien les escuche.

Hoy comprendí que el amor de Dios no llega a las per-sonas, el amor de Dios ya está presente en cada uno

de nosotros, cada persona tiene su chispa divina que se enciende con la sonrisa sincera, con el abrazo cariñoso, con la palabra de aliento, y lo más importante, con la presencia de Dios.

Hoy aprendí que basta tan solo un abrazo, una mirada y una palabra para sentir la presencia de Dios. No ne-cesitamos los ojos para verlo, los oídos para escucharlo, las manos para tocarlo, lo único que necesitamos es la fe… de saber que Él está y estará por siempre y para siempre junto a nosotros.

Misionero Brían Eduardo Congo, estudiante de Sistemas Informáticos,

Santo Domingo de los Colorados._____________________________________

Lugar de misión: Juncal/Tambo/Cañar

Cómo empezar a contar una experiencia jamás antes vivida, jamás pensada, sólo escuchada por los demás a lo largo de toda tu vida universitaria, la Misión Idente Ecuador.

Poco sabía acerca de la misión, lo más relevante de mis conocimientos era que sabía de dos líneas claras de ac-ción, evangelizar y servir.

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sionero se desarrolló con apoyo incondicional de nues-tros nuevos amigos.

Se impartieron temas importantes, tales como: la dig-nidad humana, el matrimonio, la migración, relación padres e hijos, el alcoholismo y el amor espiritual hacia nuestro Padre Celestial.

Cada familia que visitamos fue una experiencia de amor en nuestras vidas.

Nixon Romero, estudiante de Contabilidad. Loja.

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Lugar de misión: Cosanga/Baeza/Napo

Los misioneros formamos un grupo súper especial, todos con muchas expectativas y diversas potencialidades que, encami-nadas de gran forma por nuestro líder, pudimos emplearlas de la mejor manera y llevar a cabo con mucho éxito todo lo planificado.

Hemos podido entender que, con buena voluntad y un po-quito de sacrificio, podemos ayudar y llevar con alegría un mensaje de paz y esperanza a comunidades que necesitan de todos nosotros.

La Misión Idente Ecuador nos ha brindado la posibilidad de compartir, con personas ajenas a nuestra realidad, experien-cias, emociones, ilusiones y esperanzas, todos estos aspectos enmarcados en un elemento común que es Cristo.

Misionero, Miguel Medina. Estudiante de Sistemas Informáticos.

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REGIÓN SIERRA

Lugar Misión: San Guillín/Calvas/Loja

La misión la realicé junto a seis misioneros. Todos en el trascurrir de los días nos ofrecíamos cálidamente

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Esta experiencia empezó un 4 de septiembre, bueno para mí un 05 de septiembre, nuestro grupo viajó el día siguiente, a la parroquia de Juncal, cantón el Tambo, provincia de Cañar, un grupo de 9 personas, todas ellas distintas a mí, distintas en su forma de ser, de actuar, de pensar, de las cuales aprendí mucho.

Las visitas a las casas, ¡cómo describirlo!, decir que fue maravilloso, me queda corto, es lo mejor que me ha pa-sado en la vida, fue abrir los ojos y decirme a mí mismo ¡¡qué vida tan vacía la mía!! Sufro a veces por nada y veo que hay personas que a pesar de todo sus proble-mas, solo buscan en alguien ¡que les escuche!

Gracias a la UTPL por apoyar este maravilloso proyecto, a la Dirección General de Misiones Universitarias por continuar luchando para que día a día seamos más los misioneros y misionados, a los habitantes de Juncal por habernos acompañado en este camino delicioso de evangelización y servicio y, especialmente, gracias a Dios por haberme mostrado el cielo en cada momento extraordinario que me brinda la vida.

Misionero Luis Morán, estudiante de Abogacía, Santo Domingo de los Colorados.

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Fue gracioso cuando salimos a visitar los hogares jun-to a Eduardo, mi amigo misionero; el recorrido estaba conformado por lugares súper raros y con hermosos paisajes a la vez; la verdad, yo no quería bajar de la montaña a la que subimos; visitamos a Rosita (27 años) que estaba junto a su cuñada realizando las la-bores del hogar y, mientras conversábamos, nos con-taba de su vida, de sus problemas y, claro, las lágrimas brotaron de sus ojos. En ese momento, su llanto me hizo pensar mucho en mí misma, ya que algunas veces no me doy cuenta y me encierro en mis problemas, sin darme la oportunidad de buscar ayuda.

En esta misión me he dado cuenta que una sonrisa pue-de ayudar mucho a una persona y que por el simple he-cho de que escuchas sus problemas o sus cosas, puedes darles la esperanza que necesitan para continuar en su caminar. ¡Cuán valioso es escuchar a las personas!

Misionera Patricia Bermeo, estudiante de Arte y Diseño, Quito._____________________________________

Lugar de misión: Cera/Loja/Loja

Sentí el llamado de participar en la misión. Sentía te-mor, no sabía que palabras utilizar al dirigirme a las personas, sin embargo mis temores se disiparon al momento de sentir que Dios ponía las palabra en mi boca; el Espíritu Santo iluminaba nuestra mente y nos convertíamos en instrumentos suyos. Es difícil com-prender la perfección con la que Dios hace las cosas; cada misionero impresionante a su manera y el com-plemento perfecto para hacer las cosas.

Un día, en la misión, al contemplar la comunidad de Cera desde lo alto de una montaña, sentí que mi es-píritu y alma rebosaba de alegría, no necesitaba más en mi vida que la sensación de Dios en ella. Al regresar comprendí que la misión está en el lugar que estemos y con quien nos encontremos. Muchas veces la rutina no nos permite ver los pequeños detalles que alegran nuestra vida. Me sentí muy feliz de poder ser parte de la reconstrucción de mi propia fe y de llevar un mensaje de esperanza a los que necesitan ser escuchados.

Misionera Ivanova Araque, Reina de la UTPL 2009._____________________________________

A pesar de las dificultades transcurridas antes de salir a CERA, lugar donde se realizaría la misión, mantuve siempre la esperanza y la ilusión de que sería una ex-periencia única, inolvidable e irrepetible… no sabía con qué ni con quién me encontraría en el lugar de la misión, pues todo era cuestión de tiempo… Debo indi-car que había salido muy tarde de la universidad y que al llegar a mi hogar para preparar mi maleta y salir con dirección al terminal se me hizo tarde y ya no me fue posible viajar con mis compañeros y vivir la aventura del viaje; sin embargo, cuando de misión se trata siem-pre hay personas que, de una u otra forma, colaboran para que ésta se lleve a cabo sin contratiempos. Fue así como mi hermano se prestó para llevarme al sector de la misión.

Para mi sorpresa fui la primera en llegar, esto me per-mitió observar el lugar, el paisaje y sobre todo admirar lo más importante del sector, su gente. Tuve la opor-tunidad de presentarme con algunas personas que estaban trabajando en la reconstrucción del templo y también tuve tiempo para hacer comparaciones con otros sectores en los que a duras penas tienen un lugar donde dormir. Este sector es una maravilla, pensé…

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misiónMi vida es un constante milagro

Quiero comenzar con esta frase, que es repetida por muchos misioneros y es que en nuestro misionar po-demos escuchar a la Iglesia viva hablando de entrega total, de evangelización, de amor y, también de vez en cuando, compartir la mesa y comida de las personas que nos acogen en cada misión; y, es aquí donde escu-chamos sus historias.

Una de las cosas que yo he aprendido de las personas, es la capacidad que tiene la gente sencilla de alabar a Dios, en medio del sufrimiento, de las dificultades; gen-te que está sufriendo, que a lo mejor está haciendo una comida al día, que viene a las reuniones y a los talleres, y que nos dice espontáneamente: «Dios es grande», y eso te desarma.

Es una experiencia de fe que yo oigo de ellos. El estar en contacto con esta gente que siente a Dios de forma es-

pontánea enriquece mi fe; y, luego, ver cómo la gente sencilla comparte lo que tiene, no lo que le sobra.

Considero que lo mejor que podemos ofrecer como misioneros es: fe, esperanza y caridad. La fe nos abre al misterio de Cristo; la caridad nos da su corazón y la compañía, y tal vez de vez en cuando, alguna ayuda material; la esperanza, nos ayuda a caminar y pensar en la vida eterna, porque no podemos dejar de hablar de la eternidad; por lo tanto es primordial que nosotros continuemos predicando el evangelio.

Lo primero que tenemos que recuperar es la búsqueda de la verdad; ya que sólo a partir de la verdad se puede emprender un diálogo continuo y permanente.

Misionero Víctor Figueroa D., Trabajador Social UTPL_____________________________________

Ya estaba entusiasmada por conocer a mis compañe-ros de misión. Es así que, cuando ellos llegaron, salí a su encuentro y me invadió una inmensa alegría al ver rostros conocidos y también rostros desconocidos con quienes yo no había tenido oportunidad de compar-tir a pesar de trabajar en la misma universidad; pero había llegado el momento de hacerlo, juntos fuimos a ver el dormitorio donde se nos asignó para conciliar el sueño… El momento de la merienda había llegado y nos tocaba a Gladys y a mí preparar la cena; estaba un poco preocupada porque no sabía si les agradaría o no; sin embargo, nos tranquilizamos cuando todos nuestros compañeros cooperaron en la preparación de la misma… Cenamos y después de lavar la vajilla tuvimos un momento de encuentro personal en el que nos presentamos, rezamos el trisagio y compartimos las experiencias personales del día, para luego plani-ficar y organizarnos en la salida del otro día.

En cuanto amaneció, hicimos la oración para luego de-sayunar y salir a la visita de los hogares asignados. Con Gaby, mi compañera de misión, tuvimos la oportuni-

dad de visitar algunos hogares, esto nos permitió enri-quecernos de la gente, de sus experiencias y compartir nuestras propias experiencias. Más que dar recibimos. Aprendimos vivencias de las personas del sector, lec-ciones de vida que sólo se puede aprender si se está dispuesto a ello y la misión nos brindó esa oportuni-dad. Después de la visita de los hogares era la hora de preparar los materiales a utilizar en el desarrollo de los talleres con niños, jóvenes y adultos. Es preciso desta-car que se nos había asignado un grupo específico del cual debíamos ser responsables, esto no nos limitaría para poder ayudar y compartir este trabajo con los otros compañeros; así todos hicimos de todo y nos in-volucramos en todas las actividades como si fuéramos una sola persona que, lejos de individualismos perso-nales, formábamos un equipo de trabajo firme y sólido dispuesto a trabajar por el bien común sin importar tiempo ni condiciones. Después del almuerzo que nos prepararon Patricia y Sonia, estábamos ya dispuestos a trabajar con los niños, que por cierto, abundaban en el lugar irradiando alegría y felicidad; no se complican por nada, no tienen temores, odios, remordimientos; perdonan con facilidad, se mantienen unidos a pesar de las diferencias que tienen sus padres; viven el pre-sente sin pensar en las cosas del mañana; nos brindan lecciones de vida que es imposible aprender si no se viven. Ellos vivían la solidaridad, la unión, el perdón, la ayuda mutua y, sobre todo, la sinceridad y el amor sin condiciones ni barreras; disfrutaban de lo que la naturaleza les brinda incondicionalmente. A pesar de no contar con la participación masiva de jóvenes y adultos en los talleres no nos desanimamos, ya que lo vimos como una oportunidad para conversar, re-flexionar y compartir entre nosotros. Habíamos hecho un alto en el día a día de nuestras labores cotidianas y teníamos un momento de reflexión personal, lejos de los problemas que nos agobian, nos mantienen atados y nos limitan. Cenamos en la noche y luego hicimos la reflexión personal. Al otro día nos despertamos y parti-cipamos activamente en la misa celebrada por el padre Pedro. Estábamos listos para retornar a nuestros hoga-res cargados de una enorme experiencia muy difícil de borrar. Atrás se iban quedando las ollas de barro rea-lizadas por los artesanos del lugar, los hermosos valles verdes, la alegría de los niños, las personas con las que compartimos y vivimos durante los tres días.

Misionera Ruth Maldonado. Psicóloga._____________________________________

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misiónDespués de saltar dificultades cotidianas y perezas que conviven diariamente en nuestra mente y desatando la frase de “no hay tiempo”, decidí que era el momento de alargar las horas del fin de semana y dejar en orden la casa y a buen cuidado los hijos, dejé guardando la prisa en el baúl de la habitación, me propuse cargar nada más una pequeña mochila con lo suficiente, mi sola voluntad, no necesitaba nada más.

Un viaje apurado con el amanecer y el roce del viento en mi rostro; dejaba percibir la frescura de la natura-leza animándome a subir montañas, y bajar laderas, estremecida de frío pero nada cansada…

En las horas de la tarde apresurados juntábamos las habilidades, la creatividad y el entusiasmo para espe-rar la llegada de los niños que acudieron a nuestro lla-mado, estaba segura que llegarían, entonces la igle-sia empezó a llenarse de sonrisas; era fantástico ese momento, rebosaban las paredes de alegría y quedaba pequeño el salón, la presencia divina estaba allí. Ese fue mi mejor regocijo, era entonces la hora de sem-brar la esperanza, la fe, en estos pequeños; cada uno de nosotros se apresuraba en anidar en sus tiernos corazones el amor de nuestro Dios. Todos trabajamos apresurados, no había tiempo que perder, fue una experiencia maravillosa, como Dios manda. Compartimos una pequeña habitación, nos botamos al piso a descansar nuestras espaldas. Nos cobijamos bajo la misma ilusión hasta que amanezca, fue la oportunidad de ver nuestro mejor lado.

Gracias mi Dios por estos momentos.

Misionera Nora Erique O., docente UTPL_____________________________________

Debo expresar que muchas veces me preguntaba ¿qué podría aportar en esa comunidad?, así como estas in-terrogantes, surgían muchas más; pero cuando llegó el momento, me encomendé a Dios y manifesté y dije Dios mío, que se haga tu voluntad mas no la mía.

Perdóname por muchas veces resistirme a no querer escuchar tu llamado, me entrego a ti; y, partimos a la misión. Al momento que llegamos al lugar de Pituca y se visitó los lugares de Zakantza, Jambué y Santa Cecilia no me interesó lo distante que estaban las vi-viendas sino cómo llegar a ellas y cómo empezar con el mensaje de Dios. Al instante que misionamos la prime-ra casa y realizamos la oración sentí una emoción tan grande que no tengo palabras para expresarlo, porque me nacieron muchos deseos de visitar otras casas sin darnos cuenta del tiempo y de las tremendas lluvias que se dan en el oriente, sino de llegar a más personas con el evangelio.

Finalmente, me olvidé del trabajo que dejé pendiente y de los problemas de casa. La experiencia que viví fue increíble, si Dios me da vida la volvería a repetir una y otra vez, porque la satisfacción que siento en mi ser me marcó y es parte de mi historia.

Misionera Alicia Capa, matemática, UTPL.Lugar de misión: Chamanal/Carchi

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Los habitantes de los lugares misionados son personas que con sencillez y alegría nos muestran la belleza interior de cada uno de ellos y que, con su accionar bondadoso, confor-tan cálidamente nuestros agitados corazones.

Nuestra experiencia misionera, sin duda, ha constituido en nuestras vidas, una bendición divina en nuestro transitar por este mundo. Todo el grupo de misioneros nos llevamos muy bien, pudimos compartir muchas cosas y aprender de cada uno, lo que nos ayudó a fortalecernos aún más como equipo. La misión nos ha hecho crecer espiritualmente, nos hemos dado cuenta que todas las personas somos seres únicos y maravillosos, que estamos dotados de capacidades y virtudes que deben ser puestas al servicio de los demás. El disfrutar de esta aventura misionera ha generado en nosotros un cambio para bien, en nuestras vidas.

Misionera Eloíza Tacuri, estudiante de Asistencia Gerencial._____________________________________

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REGIÓN COSTA

Lugar de misión: San Carlos/Naranjal/Guayas

Esta misión forma parte de aquellos días que nunca se olvi-dan en la vida, el convivir con otras personas que no son tu familia y más aún que no has conocido, te permite aprender mucho. Principalmente conocerse uno mismo y eso nos lleva a reflexionar sobre nuestra forma de actuar en la vida.

En estos días he podido vivir lo que se predica el romper esa burbuja que en muchas ocasiones rodea nuestra vida, el sentir todo ese cariño de la gente que nos rodea de todo un pueblo. Los niños y los jóvenes te eseñan amar de verdad y a tener fe en que todo puede cambiar y sera mejor.

Misionero Bruno Quichimbo, estudiante de Electrónica. _____________________________________

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misiónLugar de misión: El Cruce/Guayas

Nunca pensé que Misión Idente Ecuador iba a ser una de mis mejores experiencias de mi vida; aprendí mu-chas cosas buenas que me enseñaron a valorar todas las cosas y a ser un poco más humilde y generosa, el compartir con personas muy lindas, cariñosas y ama-bles, llenó de amor mi corazón.

Misionera Tatiana Pacheco, estudiante de Arquitectura.

Las misiones son lo mejor que me ha pasado en la vida, yo soy una misionera que escuchó el llamado del Padre Celestial, y lo acepté, pero lo que nunca imaginé es que estas misiones me harían muy feliz; en un momento sentí tristeza por dejar de compartir con aquellas per-sonitas que tanto nos apoyaron en los momentos que más los necesitamos.

Una de las cosas hermosas de la misión es ver la sonri-sa de los niños, los jóvenes y los adultos; esos gestos me hicieron sentir que Dios me envió a este mundo para ayudar al prójimo; siento paz conmigo misma y con Dios, al saber que has dejado atrás todo lo malo y que vas a comenzar, desde el principio, con el pie derecho, a ser una nueva persona.

Misiones es lo mejor que me ha pasado y la llevaré en mi mente y corazón; si Dios quiere y me da vida el próxi-mo año seguiré siendo una misionera de Cristo.

Misionera María Fernanda Sinche, estudiante de Economía. _____________________________________

Estoy agradecida con Dios y la Virgen Santísima por compartir esta misión, estoy tan alegre porque siento que mi corazón vive y tiene la presencia de Dios; es una experiencia única e incomparable, y la gente excelente. Los momentos que compartí me hicieron pensar que nuestros problemas son pequeños para otros, es bueno conocer gente de toda clase social, porque nos hacen valorar más todo lo que tenemos. Espero que todos los jóvenes puedan vivir esta experiencia y que no se nie-guen al llamado de Dios.

Misionera Ximena Gordillo,estudiante de Gestión Ambiental.

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Lugar de misión: Santa Rosa de Flandes/Naranjal/Guayas

La experiencia de la Misión Idente Ecuador es una hue-lla que queda marcada por siempre en las mentes y en los corazones de quienes la viven. No importa el lugar, lo importante es la satisfacción de haber entregado lo mejor de ti al prójimo. Para mí es una gran alegría ha-ber vivido la experiencia de la misión ya que puedo dar testimonio de lo importante que es ser un instrumento de Dios, para que su palabra llegue a los lugares más lejanos. Cuando uno está en las comunidades al fren-te de las personas, sientes en el corazón una emoción indescriptible, pero no sin miedo. Lo curioso es que las palabras te salen del corazón y alguien habla por ti.

Tengo muchos recuerdos, pero la misión de Santa Rosa de Flandes es una de las más recordadas, ¿cómo olvi-dar a esas personas que nos estuvieron esperando con ansiedad, las caras de los niños llenas de ilusión por que sabían que llegábamos a  compartir con ellos? Pa-reciera que una semana es bastante tiempo para estar fuera de casa, pero cuando nos encariñamos con las personas ya no queríamos regresar, ningún misionero tenía apuro, al contrario, si hubiera habido la posibili-dad, nos habríamos quedado unos días más; pero tam-bién hay que aprender a soportar los momentos tristes. Quiero felicitar al excelente grupo que estuvo en esa comunidad, son personas increíbles y deseo que Dios siga regando bendiciones en sus hogares. La misión es más que una experiencia de vida y queda grabado en lo más profundo de nuestro ser.

Misionero, Gabriel Morocho, estudiante de Economía.

Lugar de misión: Canchimalero/Esmeraldas

Misión Idente Ecuador, una experiencia espectacular; lo que sí estoy segura es que yo creía que en esta vida estaba dando lo mejor de mí a las demás personas, pero cada vez me voy convenciendo que cuando uno cree eso es porque de verdad no se está haciendo nada por las personas que de verdad necesitan de nuestra compañía, nuestro amor y compresión. Es hermoso ver cómo la gente que en tu vida has conocido, en pocos días, llega a confiar tanto en ti que hasta te encariñas con ellos; saber que estoy dando un poquito de mi tiempo para compartir con esas personas.

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Lugar de misión: Santuario de Olón/Santa Elena

Siento una alegría muy inmensa en mi corazón que no sé como expresarla; se podría decir que me siento como un globito a punto de explotar. De lo que sí estoy segura es que Dios es amor y sólo estando junto a Él tendremos una vida llena de alegría, pase lo que pase, o los problemas más grandes que uno pueda tener, Él siempre estará allí. También es hermoso poder vivir como una familia, con jóvenes que tienen otras formas de vida, otras costumbres y otra forma de ser.

Cada misión es una experiencia nueva, cada una tiene una vivencia con la que puede aprender y darse cuen-ta de muchas cosas en las que uno, como persona, se puede equivocar pero nunca es tarde para poder en-mendar nuestros errores, es algo que he aprendido de la misión.

La gente de este lugar es muy linda, ellos sin conocer-nos nos dieron su apoyo y su ayuda, por ello estoy muy agradecida con Dios, porque sé que Él fue quién nos envió hacia ese hermoso lugar. El cariño hacia nosotros lo fuimos sintiendo más y más cada día, y no se diga de esos hermosos niños, que con su dulzura, llegaron a ocupar un lugar muy especial en mi corazón que, por cierto, nunca los olvidaré. !Misión Idente Ecuador… es lo máximo!

“Joven atrévete a sentir de cerca el amor de dios, deja atrás tus dudas y tus miedos y busca refugio en los bra-zos de Cristo. No te arrepentiras”.

Misionera Patricia Pinzón, estudiante de Hotelería y Turismo.

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MISIONES MÉDICAS

El propósito de ser médica se puede resumir en “Ir siempre donde y cuando te necesiten, asistir a todos por igual, dar todo lo que tengas y siempre recordar que hay algo más”, teniendo presente que “lo primero es no hacer daño” y el “médico es aquel que no olvida el alma de su paciente”. Las misiones médicas de ayuda y acción social no serían posibles de no contar con el apoyo desinteresado de médicos, estudiantes, enfer-meros, odontólogos y sobre todo instituciones amigas que ayuden, no sólo con medicinas, sino también con víveres, ropa y demás productos que contribuyen a pa-liar en algo la situación desesperada en la que viven muchos ecuatorianos en nuestro país, quienes ante todo son NUESTROS HERMANOS.

En las misiones ha quedado tan expresamente mani-fiesto uno de los objetivos que se pretende al organizar este tipo de voluntariado médico-humanitario: “Pro-porcionar a las personas una experiencia transforma-dora”. Más profundamente, se trata de una “caridad que transforma” a las personas que reciben los servicios de la misión, pero sobre todo, caridad que ennoblece los corazones de los voluntarios participantes.

Dra. Liliana Romero, Misiones Médicas. _____________________________________

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misiónEQUIPO ORGANIZADOR de la Misión Idente Ecuador

Es hermoso apreciar el ánimo de cada uno de los misio-neros, como un ladrillo que va construyendo paredes, ambientes y edificios que cobijan a tantas personas necesitadas en nuestra patria, en el ámbito material, psicológico, moral y espiritual. Tenemos el reto de crear más espacios de integración, de asumir responsabi-lidades y generar pequeños cambios que se irán ex-tendiendo desde la persona, a las iglesias domésticas (el núcleo familiar), el vecindario, las comunidades y que algún día, no muy lejano, traspasen las fronteras hasta unificar toda Latinoamérica, llamada por Juan Pablo II el continente de la esperanza o la reserva de espiritualidad del mundo”.

Desde esta experiencia queremos convocar a todos aquellos que quieran dedicar su vida a esta bella mi-sión de entregar, desde Cristo, lo mejor de sí mismos a los que realmente nos necesitan y ayudarles a descu-brir su dignidad y grandeza de hijos de Dios y por ello mejorar sus condiciones de vida.

Compartamos el gran sueño de muchos jóvenes univer-sitarios de todo el país en la MISIÓN IDENTE ECUADOR, la cual es una oportunidad de vivir los valores evangé-licos desde la generosidad nacida en la libertad que, a su vez, se convierte en donación y amor.

Misionera Miury Placencia, Coordinadora del Área de Difusión. _____________________________________

Participar de esta gran misión fue un verdadero sueño, una verdadera aventura que me permitió transcender hacia los más grandes y nobles ideales de vida, rom-piendo esquemas y dividiendo obstáculos.

Desde el primer instante que supe que me iba de líder sentí una gran responsabilidad porque era un reto ir al cuidado de todos aquéllos que se me habían encomen-dado, pero fue Cristo quien me sostenía, fue Él quien me inspiraba y me guiaba hacia ese mundo fascinante de compartir; era Él quien me animaba y me daba cien y más razones para ir a misionar. Él fortalecía mi espíri-tu para donar mi vida a todo aquel que tuviera la dicha de encontrarme en aquel pueblecito.

En el lugar de misión, el entusiasmo de la gente que nos esperaban convirtieron nuestro cansancio en auténtica alegría que la vivimos cada día con sencillez. Más que enseñar temas, terminamos aprendiendo interesantes lecciones de vida que, sin duda, han marcado nuestra existencia y la han encauzado en aquel quien es el ca-mino, la verdad y la vida, Cristo.

Finalmente, aprovecho la oportunidad para dar since-ras gracias a Dios por haberme regalado la dicha de ir a misionar, luego a los misioneros identes por imprimir en nuestros corazones su carisma y amor a Cristo.

Misionera Patricia Correa Medina, Coordinadora del Área Logística.

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Cada persona tiene un tesoro dentroEs maravilloso conocer estas experiencias tan íntimas de las personas que se han dado la oportunidad de vivir a Cristo en la entrega a los demás desde la Misión Idente Ecuador. A todas ellas, les admiro por su valentía, entrega y decisión de vivir verdaderamente el amor. Un amor que todo lo disculpa, todo lo espera, es servicial, no se engríe… es así como nos lo enseña el evangelio.

Como parte del equipo organizador, en primero lugar, elevo a Dios una oración de gratitud por permitir que año a año la Universidad Técnica Particular de Loja apoye esta actividad de evangelización y servicio. A nuestra amada institución, la Comunidad de los Misioneros y Misioneras Identes, por tute-lar con entrega, alegría e ilusión el espíritu de esta misión; a la Conferencia Episcopal Ecuatoriana por confiar siempre en este sueño y con ella a todos los sacerdotes de las diferentes provincias del Ecuador, que con generosidad nos abren las puertas de sus lugares, en especial a nuestra Diócesis de Loja por acompañarnos siempre en estas actividades de evange-lización.

El organizar cada misión, el soñarlos a cada uno misionando, inclusive antes de que se inscriban, ya es una experiencia es-piritual. Cada misión es un caminar con cruces diferentes que se cristalizan en la ilusión de las personas que organizamos y de los jóvenes que participan

Al iniciar la organización de la Misión Idente Ecuador, parti-mos de un solo sentimiento como equipo de Misiones Univer-sitarias, tener ilusión de hacer posible que muchas personas descubran el verdadero amor, el mismo que se vivencia en la entrega, en la salida de sí mismos para donarse a los demás.

Mi gratitud sincera por el equipo que se encuentra detrás de todo este inmenso proyecto… Es el sueño de nuestro Padre Celestial, que pasemos haciendo el bien por todo el mundo, que recordemos a los demás que tenemos un Padre Eterno

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que nos ama muchísimo. Él no mira nuestras limitaciones, sino nuestro corazón…

Gracias jóvenes por dar testimonio del amor sincero, de la entrega sin límites. Sabemos de las dificultades que se pasan antes y después de haber vivido la misión, pero guardamos la esperanza de que Cristo se mueva en sus vidas para llevarles a encontrar el verdadero sentido a las cosas que se hacen.

Las personas que nos quedamos en la misión interna, pensa-mos en ustedes todos los días, cada timbre del teléfono nos recuerda que se encuentran muchos jóvenes dando su vida por Cristo y esto es motivo de admiración y entrega en todos los detalles que adornan la misión. La preocupación se acre-cienta cuando no se tienen noticias de algunos misioneros, la incertidumbre se apodera de nosotros cuando algunos mi-sioneros no dan señales de humo… Pero todo se desvanece cuando recordamos que están cumpliendo una misión venida del cielo.

El verles partir de la UTPL a todos los misioneros es una expe-riencia maravillosa; algunos con rostros de preocupación, de inquietud, otros de ilusión de inocencia. Cómo no recordar y agradecer a los padres de familia que con fe y generosidad les acompañan en esta actividad; al despedirles les otorgan la bendición como signo de confianza a Dios.

Queridos jóvenes, siéntanse orgullosos de ser instrumentos de alegría, de paz, de felicidad. De entregar fortaleza, aún pensando que no la tienen… El primer milagro de la misión se da en ustedes mismos cuando descubren en cada actividad que tienen muchas virtudes sin estrenar.

¡Gracias por sus vidas!

Fannery Suárez, M.Id.Directora General de Misiones Universitarias

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misión

UTPL-Misiones Universitarias • Teléf.: 593 7 2570275 Exts.: 2547/2218/2217Fax: 593 7 2584893 • C. P.. 11 01 608 • San Cayetano Alto Loja - Ecuador

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