revista mamá y yo diciembre

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Somos una revista de edición mensual, distribuida gratuitamente, especializada en el mercado de la mujer y los niños, la cual se distribuye en el sector Poniente de Monterrey.

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Tu hijo no se traumatizará si no recibe los regalos que esperaba de ti. Le molestará pero sobrevivirá. Tu hijo es capaz de aceptar las pequeñas desilusiones. Acepta sus sentimientos pero no te sientas mal por no ceder ante todo. Navidad no debe ser la excusa para permitir a nuestros hijos lo que no les permitimos en otra fecha del año.

Si no hay dinero para comprar lo que pide, no hay dinero. ¡Y punto! Acostumbrar a nuestros hijos a pasar con lo que se tiene ya es el mejor regalo que les podemos hacer. No se trata de que sufran la crisis al mismo nivel que nosotros pero es necesario saber aceptar con ilusión lo poco o mucho que se pueda regalar. Los niños no se pueden sobornar: Los regalos nunca suplirán la falta de tiempo o atención con tu hijo. No conviertas la Navi-dad en lo que no es. No es un tiempo de remordimientos. Trata de evitar que tus sentimientos de culpabilidad te impulsen a comprar los regalos.

Lo que ellos piden para Reyes no siempre es lo que más les conviene. No tires tu dinero: regala solo aquello que de alguna forma les haga mejor. Ellos no tienen crite-rio ni límites para pedir; estos lo has de poner tú. Navidad es sinónimo de familia. Es un buen momento de ser sincero contigo mismo de ser humilde, recapacitar y refle-xionar sobre tu papel de padre o madre. Seguro hay cosas que puedes mejorar. ¿Quizás la manera de hablar a tus hijos y pareja? Darse un beso de buenos días y buenas noches entre todos los miembros de la familia es una estupenda costumbre que muchas familias han olvidado.

¿Por qué no aprovechar la Navidad para verbalizar en voz alta lo importante que es la familia para ti. Esto también seguro es un buen regalo para esta Navidad.

A cabarás esta Navidad ¿Sintiéndote vacío y con la sensación de no haberla sabido

aprovechar? ¿Con la habitación de tu hijo llena de juguetes que no sabes dónde guardar? ¿Con la satisfacción de tu hijo por haber conseguido ese fantástico juego de ordenador?

En algún momento te tienes que cuadrar ante este desaforado consumismo que no solo invade nuestro bolsillo sino nuestras mentes y las de nuestros hijos.

La Navidad nunca debería ser lo que la televisión y los catálogos de regalos se empeñan en conseguir: un tiempo de gasto compulsivo donde nos dejamos manipular por nuestros hijos que, a su vez, son manipulados por estas influencias sutiles.

Cuanto más tienen, más egoístas se vuelven. Si lo que pretendes es que tu hijo sea feliz, no le des todo lo que pide. Com-placer a los hijos en todo lo que se pueda es contribuir a que crezcan egoístas, que es lo mismo que asegurarles la infelicidad.Y menos valoran lo que tienen. La lista sería infinita: desde ropa hasta juguetes. Todo ha de estar en su medida y deben ser lo suficientemente maduros para apre-ciarlo y conservarlo. La carencia es una buenísima arma educativa y no un motivo de frustración si la sabes manejar bien.

Pregúntate qué es lo que en realidad desearía tu hijo y por qué. ¿Qué crees que preferirá tu hijo que le regales? ¿Un juguete o ir contigo a patinar, ir al cine, jugar al futbol, leer un cuento o sencilla-mente pasar un rato contigo a solas. La mayoría de los niños, preferirán pasar un tiempo íntimo con sus padres.

Puntos para tomar en cuenta a la hora elegir los regalos de Navidad

Se acerca la Navidad. Abriremos las puertas de nuestro hogar a fiestas en origen entrañables, familiares y trascendentes pero desvirtuadas por nuestras ansias de tener y acumular.

¿Cuál sería el mejor regalo?

a mis hijos?...¿Qué les regalo

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parezca muy obvio, es necesario enseñar a nuestros hijos a recibir adecuadamente lo que se les da. Probablemente recibirán regalos de mucha gente. Algunos les gustarán más que otros. ¡Qué buena ocasión para ayudarles a valorar más el cariño y el que hayan pensado en ellos, que el regalo en sí! Hay que ayudarles a ser agradecidos ante lo que reciben, sea grande, chico, caro, barato, bonito, o feo. Un corazón agradecido sería el mejor regalo con el que se pudiera quedar tu hijo después de esta Navidad.

El fin de año, además, es un tiempo muy propicio para fomentar esa gratitud ante todo lo que se ha vivido durante el año que termina. Gratitud por el don de la vida, por el de la salud, por el de la familia, por el tiempo que nos han dedicado los demás, por el cariño que se nos ha brindado, por la casa que tenemos… Es una costumbre muy sana dedicar un tiempo el último día del año a recordar todo lo bueno que se ha vivido y agradecer a quien corresponda por todos los favores recibidos.

Uno de los encantos de este mes es el tiempo del que disponemos para estar con la gente que más queremos. Es el tiempo en que las familias se reúnen. Es importante que pienses y organices muy bien el mes para que este tiempo de convivencia fami-liar sea lo más agradable posible para todos los miembros de tu familia. Todos la necesitan y anhelan. Cada uno está pasando por una etapa distinta, tendrás hijos adolescentes, niños, y hasta probablemente bebés. La familia es el lugar adecuado donde cada uno, sin importar su edad, encuentra lo que más necesita.

Evita a toda costa las discusiones o peleas. Fomenta el aprecio mutuo entre todos y no dejes de aprovechar estas fechas para convivir en familia… ¡Feliz Navidad a todos!

T odo contribuye a un ambiente de alegría, de paz, y de entusiasmo que hace a uno sentirse más

cercano a los demás.

Este tiempo de mayor convivencia familiar, te ofrece una oportunidad muy conve-niente para fortalecer la formación de tus hijos en varios campos:

Llega diciembre y uno se siente con ganas de dar, tanto afecto como ayuda material. No hay que dejar pasar esta ocasión de oro para ayudar a los hijos a que crezcan en esa virtud que tanto bien hace a quienes la ejercitan. ¡Qué mejor oportunidad que esta para enseñarles que no sólo hay que dar de lo que nos sobra!Esto es muy sencillo cuando por ejemplo se llevan o recolectan víveres y juguetes para gente pobre. Lo primero que hay que hacer es ayudar a los hijos a pensar y a ponerse en los zapatos del niño que los va a recibir.

Por otra parte, se dice que en el dar está el recibir. En esta época en que se dan y se reciben tantos regalos, se puede caer en hacerlo por obligación, dando sólo lo mate-rial pero olvidando lo que hace del regalo algo especial: el cariño y dedicación que van detrás de él. El regalo ha de ser una manifestación de nuestro aprecio hacia la otra persona y hemos de procurar que esto sea bien expresado. En muchas ocasiones, es muy conveniente enseñarles a dar algo hecho por ellos y no sólo algo comprado con el dinero de su papá. Una tarjeta de Navidad, unas galletas, un dibujo, una carta… o cualquier otra cosa que les impli-que haber pensado en el otro y haberle dedicado algo de su tiempo.

Además de preparar y dar regalos, la Navi-dad es un tiempo para recibir. Aunque

1.

2.

La Generosidad:

3.

La Gratitud:

La Convivencia:

Leccionesen las

Decembrinas

No cabe duda que diciembre es uno de los meses más esperados del año. Las fiestas, los árboles de Navidad, las decoraciones, las piñatas, las posadas, los regalos, las galletas, las vacaciones, la familia…

fiestas

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T La educación en ciencia algunas veces está sujeta a lo que la enseñanza en lectura o matemáticas deje de tiempo. Pero, la ciencia es parte de nuestra vida cotidiana.

odo lo que hacemos diariamente, desde cocinar, jugar, el uso de la tecnología y cuidar nuestro jardín

forma parte de la ciencia de cada día, funda-mental para que nuestros niños comprendan el mundo que les rodea.

Para hacer consciente la ciencia de cada día a nuestros niños, les podemos hacer notar ciertos fenómenos de la temporada, que por su senci-llez quizá pasan desapercibidos, pero su impor-tancia es radical en nuestras vidas...

¿Por qué las hojas de los árboles cambian de color en otoño?

Sin embargo, para saber por qué las hojas cambian de color es necesario saber cómo es que tienen el color que tienen. Las hojas de las plantas son su fábrica natural de alimentos. Las pantas toman agua de la tierra a través de la raíz, y dióxido de carbono del aire a través de las hojas. Con la luz del sol, trasforman el agua y el dióxido de carbono en oxígeno y glucosa como alimento para vivir y para crecer. A este proceso de transformación que llevan a cabo las plantas se le llama fotosíntesis. Una sustancia química

llamada clorofila ayuda a que la fotosíntesis se lleve a cabo y es la que le da a las plantas su color verde, esta parte la aprendemos en la escuela.

Cuando termina el verano e inicia el otoño, los días se hacen cada vez más cortos, es así como los árboles “saben” que deben de alistarse para el invierno, ya que en esta época, no hay suficiente luz, o agua para que las plantas lleven a cabo la fotosíntesis. Los árboles usarán el alimento que produjeron durante el verano y en menor cantidad lo que sigan produciendo en el invierno; la clorofila verde de las hojas desapare-cerá, es entonces cuando empezamos a ver hojas color amarillo y en algunos casos con tonos naranja. Estos colores son naturales en las plantas, pero durante el verano no los vemos, ya que están cubiertas de la clorofila verde.

Al mismo tiempo, una capa entre la hoja y el tallo principal empieza a crecer, lo cual reduce el flujo de agua a la hoja, dónde quedan atrapados la glucosa y productos de desecho. Sin agua fresca para producir clorofila, la hoja se cae, pero antes de que esto suceda, los azúcares dentro de la hoja también se separarán, lo cual le puede dar a las hojas ese color rojo oscuro.

El otoño es una época de gran belleza y puede ser también una época de hacer consciente la ciencia que nos rodea cada día.

Divulgaciónde la Ciencia

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