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La que elige nacer. REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA AÑO I . Nº 2 . AGOSTO 2015 - ESPIRITUALIDAD - EDUCACIÓN - MEDICINA - MÚSICA - JÓVENES - SOCIAL - AGRICULTURA BIODINÁMICA - INNATA NIÑOS ESTA REVISTA ES DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA

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Revista INNATA es un proyecto que tiene como objetivo principal difundir clara y sencillamente los fundamentos de la Antroposofía en forma gratuita a la comunidad a través de la revista en papel y de un portal web, www.revistainnata.com. Esta acompañada por INNATA PARA NIÑOS 2.

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La que elige nacer. REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

AÑO I . Nº 2. AGOSTO 2015 - ESPIRITUALIDAD - EDUCACIÓN - MEDICINA - MúSICA - jÓvENES - SOCIAL - AGRICULTURA bIODINÁMICA - INNATA NIÑOS

ESTA REvISTA ES DE DISTRIbUCIÓN GRATUITA

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Cada número de Innata es un desafío que elegimos conscientemente enfrentar cada tres meses para llegar a ustedes: un camino de aprendizaje que nos permite crecer en la búsqueda de conocernos a nosotras mismas. A pesar de que los obstáculos son muchos y no pocas veces nos dan ganas de bajar los brazos, hay algo que vibra en nosotras que nos hace querer transitar de nuevo ese volver a empezar.

Haber podido observar este proceso nos llevó a darnos cuenta que elegir nacer una y otra vez a pesar de todos los obstáculos y dificultades pasadas, para aprender y seguir creciendo en libertad, era similar, pero a una escala mucho mayor, que el de hacer la revista cada tres meses.

Nos hizo preguntarnos para qué elegimos volver a nacer y nos despertó la conciencia de que nuestros encuentros, problemas, sufrimientos, logros y aprendizajes son parte de una agenda que hemos definido antes de bajar.

Este segundo número de Innata aborda el primer septenio del ser humano, incluyendo también el camino que recorremos antes de encarnar, ese descenso desde el mundo espiritual que encaramos cuando elegimos un nuevo nacimiento.

Hemos intentado dar una mirada integral y abarcativa al primer septenio que nos permita comprender la importancia que tiene para el ser humano el poder erigir los cimientos de un sano desarrollo en estos primeros años y la enorme responsabilidad que, como adultos, tenemos al acompañar niños pequeños en este proceso que les permitirá alcanzar sus metas y objetivos en esta encarnación.

Los invitamos a compartir nuestro propio aprendizaje haciendo Innata y les agradecemos que elijan seguir acompañándonos en este camino.

Sofía, Mariana, Carolina y Mariángeles

La que elige nacer. REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

2 El primer septenio. 6 La fiesta de San Juan bajo el

gobierno de Gabriel en invierno. 8 Entendiendo el primer septenio. 12 Correcto entorno para el

niño muy pequeño, para la configuración del medio circundante.

16 Enfermedades infantiles. 20 El ser humano entre el cielo

y la tierra. 23 Tratamientos terapéuticos

para niños. 26 Cuidando los sentidos:

De la infancia para toda la vida. 28 Pedagogía Waldorf en el Jardín

de Infancia. 34 Pampatoys, un proyecto de la

Escuela Waldorf Perito Moreno. 37 La vivencia interválica en el

primer septenio. 38 Agricultura biodinámica en La

Choza: Cuidando el futuro. 42 NEOLAIA 2015, Encuentro

Nacional de Jóvenes. 44 Los cuentos de hadas: Las

verdaderas historias del mundo. 48 Guía de Profesionales.

Hacen esta revista Mariángeles Ferreyra y Carolina Berdiñas. El arte de tapa de la revista INNATA e INNATA NIÑOS y las viñetas interiores son de Sofía Paschetta. Dibujos de actividades de INNATA NIÑOS de Mariana Berdiñas. Gracias a Cristina Martínez y Rufino García de Editorial Antroposófica por acompañarnos, apadrinarnos y enseñarnos. Muchas gracias a todos por confiar en nosotras.Si quiere publicar en esta revista no dude en comunicarse con CoordINACIóN gENErALCarolina BerdiñasCoNtENIdoS Mariángeles Ferreyra: [email protected]Ño grÁFICoCarolina Berdiñas: [email protected] Berdiñas: [email protected] Mariana Berdiñas: [email protected] [email protected]: innataEStA rEvIStA ES dE dIStrIBuCIóN grAtuItA.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

Cristina Martínez Nacida en España, desde hace 31 años vive en Argentina,

casada, 4 hijos y 4 nietos, dedica su vida al estudio e

investigacion de los cuentos de hadas. Poetisa y relatora.

Acompaña a embarazadas y madres. Nota origiNal para revista iNNata.

AgoSto 2015

Ante un recién nacido se abre un mundo lleno de misterios.

Es un desconocido para todos. Y ahí está para ser conocido, comprendido, amado.

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SpIrItuALIdAd

— ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Adónde vas? ¿Qué esperas de mí? ¿Qué facultades has de desarrollar? ¿Y cuántas traes ya listas en tu mochila? Eres pequeño, muy pequeño, pero un halo de grandeza te envuelve… Eres perfecto y tierno; entregado y abierto al mundo. ¿Por qué quisiste venir? Aquí todo es tan difícil…

— Allí arriba, en el mundo de las estre-llas, se ve todo desde otra perspectiva. Vi este planeta Tierra de un azul tan bello e irradiante y vi cuanto había que ayudar a mejorar, que sentí un gran amor por él y quise bajar a transformarlo.

Yo era muy grande, tanto que abar-caba toda la esfera zodiacal y tuve que expresar mi anhelo a mi ángel y decidir con él mi descenso. Así, fui enviado por seres muy elevados a cumplir mis metas. Mas primero, tenía que crear un germen espiritual de lo que iba a ser mi cuerpo físico y para ello cada esfera zodiacal me donó la forma ideal que iba a necesitar para cada parte de cuerpo.

Luego, tuve que achicarme para en-trar por el portal de Saturno a la esfe-ra planetaria, y ahí fui tomando, de cada una de ellas, las cua-lidades, facultades y dificultades para ir conforman-do mi mundo anímico, a la vez que iba re c ib i endo aliento, im-pulso, fuerza y coraje para seguir bajan-do. Al llegar al sol, elegí el país,

el pueblo, la lengua materna; busqué a ver quienes podrían ser mis padres; al encontrarlos sentí un fuerte y profundo amor hacia ellos y un deseo enorme de que me quisiesen recibir.

Luego, llegué a la luna donde confor-mé mi cuerpo de fuerzas vitales, mitad masculino y mitad femenino. Entonces, cargué con todo aquello que dejé al su-bir; algunas cosas a resolver aquí toda-vía, pues no hubiese podido seguir mi camino de ascenso con semejante peso.

Tuve mis dudas sobre si seguir o no, y mi ángel me recordó mis primeros impulsos tan claros y firmes. Ahí, justo en ese momento, miré hacia la Tierra, a mi futuro hogar, y vi un fueguito cáli-do y amoroso que me invitaba a bajar. Entonces, envié enseguida el germen espiritual para la concepción, que llegó treinta horas después a unirse con el ger-men biológico para que se humanizase.

Dos semanas y media más tarde, abandoné la luna achicándome más to-davía y bajé acompañado por mi ángel por el portal de la luna nueva, ya que esta vez decidí ser niño, hasta entrar por un pequeño agujerito en el seno de mi madre. El ángel se fue y me dormí. Ahí tuve que guiar la formación de mi

cuerpo, cuidando que fuese fiel al ideal creado. Modelando

en el agua cada hueso, cada órgano. Por eso

todos tienen formas redondeadas. Para esto, gasté todas mis fuerzas vitales masculinas, por lo que mi cuerpo vital es femenino.

Seré más fuerte en el físico, pero más

débil en el etéreo-vital.

— Pequeño-gran niño, cuanto traes para contar… ¿Cuál será tu verdadero nombre?

— Yo, a mi mismo me llamo “yo”; pero espero que mis padres sepan escuchar a mi ángel que les inspirará el nombre que tenga que ver con mi esencia, y ese será con el que me llamen.

Ya que ahora me conocen un poco al saber mi procedencia, espero mucha com-prensión. Que piensen que ese mundo del que vengo es muy sutil, que luego estuve

en el agua nueve meses, flotando, donde me fue dado todo lo necesario, y ahora este mundo es duro, tengo que acostumbrar-me a la luz, a los ruidos, a digerir, a sentir hambre, sueño, cansancio, dolor y muchas cosas más, también agradables y cariñosas.

Recuerden que estuve al final en la panza muy apretado y ahora necesito estar sujeto, envuelto, apretado, para sentirme seguro, si no siento vértigo; necesito contención si no creo que me voy a caer. No tengo todavía calor propio y en la panza estaba casi a 37º, por eso necesito calor de más, pues aunque sea verano, nunca existe esa temperatura.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍALa que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

Han de tenerme pa-ciencia y mucha, pues todo es nuevo para mí. Voy a necesitar unos cuarenta días para ir “aterrizan-do” poco a poco, les avisaré con la primera sonrisa de verdad, ésa será la señal de que estoy contento de haber llegado.

Los tres primeros meses necesitaré dormir mucho, pues todo me cuesta mucha fuerza vital y tengo que recuperarla durmiendo. ¡Velen por mi sueño! Es sagrado para mí, pues re-corro gran parte del camino de bajada con mi ángel y luego, al despertar siempre es-pero que se alegren de que vuelva de nue-vo; hay tantos niños que no quieren volver porque lo tienen muy difícil y su ángel tiene que recordarles sus metas a cumplir y su de-cisión de haber bajado a la Tierra.

Siento, sobre todo, una inmensa gra-titud hacia mis padres que quisieron re-cibirme y que tomaron sobre sí la tarea de acompañarme y aconsejarme para que pueda cumplir con la misión que traje, que se irá develando en el camino y en el im-pulso de cambiar algo en el mundo.

Que sepan que voy a aprender al co-mienzo todo imitándoles: a erguirme, a andar, a hablar, a pensar, sus gestos, sus actitudes para que puedan ser un modelo digno de ser imitado. Yo los elegí porque sabía que iban a poder siempre estar a mi lado mostrándome como crecer sano y fuerte. Me encantaría que me miren con dedicación y ternura para ir conociéndome cada vez más, así me irán compren- diendo mejor.

Que no se sientan mal si en algo se equi-vocan, si están cansados o no tienen la fuerza de aguantarme, siempre les voy a perdonar y mi án-gel hará aquello a lo que ellos no lleguen. Yo los conozco, porque los veo en su figura ideal, la meta que se forjaron, por eso mi amor es tan grande.

En esta primera etapa de mi vida ten-drían que cuidar en especial los cuatro sentidos básicos que tienen que ver con mi cuerpo. Para ello es importante que me abracen, me masajeen con cariño, mi sentido del tacto lo espera para desarro-llarse sano.

Que todo lo que toque sea natural, sua-ve, noble, ya que cada tacto resuena en mi interior como un sonido agradable o diso-nante, y cuando uno toca plástico no re-suena nada, es como un vacío adentro mío.

Para mi sentido vital el ritmo es lo bá-sico, y ellos tienen que implementarlo. Yo tengo que sentir que mis padres saben lo que es bueno para mí, así yo descanso en ellos y no tengo que decidir nada, pues no estoy todavía preparado para hacerlo. Sería un gran alivio si lo hacen por mí y para mí. Cuidar este sentido es difícil al comienzo,

Compañero eterno,mi ángel,

guardián de las vivencias más

profundas,de los conocimientos

elevados,de los corazones

de mis vidas.

Conmigo siempre, a pesar de mi olvido

él espera,sublime paciencia,

entrega infinita,continua presencia

de luz divina.

Siempre conmigo,¿Qué verán tus ojos

en mi alma?¿Qué aletearán tus

alas en mi éter?¿Será fiel mi imagen

a la prístina?

Graba en mí, día a día,mis ideales,

mis designios, mis metas..!

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SPIRITUALIDAD

pues su meta es que me sienta bien en mi cuerpo y, como recién estoy entrando en él, las digestiones, el estar mojado, el frío, los ruidos no me lo permiten aún. Ya me iré acostumbrando y aprendiendo. Es como empezar de cero en todo. Por eso pido paciencia conmigo.

Para el sentido del equilibrio tendría que haber un clima anímico a mi alrede-dor que sea armonioso. No tendría que escuchar cosas desagradables que me asus-ten o me entristezcan. Mis padres tie-nen que protegerme, pues ¡no puedo taparme los oídos! Ellos serán como mis ángeles en la Tierra.

El cuarto senti-do es el del movi-miento y necesita libertad, pero la tengo que ir logrando poco a poco, pues el primer tiempo como ya dije, tengo que sen-tirme contenido y envuelto, tener un tope en la cabeza y en los pies. Para eso sería bueno tener una chichonera que me rodee ajustada al cuerpo y a partir de los cuarenta días, poco a poco, ir soltándome hasta tener libertad de mo-vimiento. Pero si me cuesta a la hora de dormir entrar en el sueño, pueden seguir usándola o envolverme. Más adelante, que no me “ayuden” a sentarme, a levantarme, a caminar, a subir a algo, hasta que lo haga solito cuando esté listo para hacerlo.

¡Cuantas exigencias! ¿No? Lo siento, pero me siento tan indefenso y dependien-te de ellos que no me queda otra, pero con el tiempo me iré adueñando de mi cuer-pito, venceré la fuerza de gravedad en la medida que lo vaya compenetrando y así me iré independizando. Todo esto tiene como consecuencia que voy perdiendo la memoria de origen celestial, de todo esto que estoy contando, para llegar a tener la memoria individual propia de lo que voy viendo y viviendo aquí.

Espero que me canten, me digan versos, me hablen, y ,más adelante ,me cuenten cuentos, cuando pueda escuchar tranquilo, para que no se pierda la conexión con el

mundo de mi origen, mi patria celestial, pues el idioma de las imágenes es el de ese mundo y siempre será una alegría escu-charlos y vivenciarlos aquí en la Tierra.

Serán el alimento para mi alma para lle-gar con fuerza a la adultez, para las trans-formaciones y los momentos difíciles. Ellos me muestran lo que esta viviendo mi alma en cada momento y entonces se que tiene un sentido todo. Y lo más hermoso es que siempre hay un final feliz, pase lo que pase.

En los primeros siete años va terminan-do de conformarse mi cuerpo físico y de-sarrollé un poco mi voluntad con el juego, el caminar, todo movimiento, y la señal de que ya esta listo es cuando empiecen a caérseme los dientes de leche. Hasta ahí todas mis fuerzas vitales estuvieron concentradas en conformarlo, y ahí se liberarán y podré em-pezar a aprender, a pensar por mi mismo, a tener ideas, a ir a la escuela… y muchas cosas más.

Deseo con todo mi corazón que todo esto llegue a mis padres para que les ayude a comprender que hay que percibir para saber, saber para conocer, co-nocer para comprender, y comprender para amar.

Tuvieron que estudiar años para tener una profesión… ¿y para ser padres?

SpIrItuALIdAd

Tu, mi ángelmi amigo celestial,

tu que me acompañaste en mi venida a la tierra,

que me acompañarás a través del umbral

de la muertehacia la patria espiritual

del alma humana.

Tu que conoces los caminos desde miles de años,

no dejes de aconsejarme,de iluminarme,

de guiarme,para que pueda emerger

del fuegoque teje mi sendero,

para que pueda aprender más y más

a compenetrarme con el sentido

de los divinos designios universales,

como envoltura más fuerte de mi destino.

Rudolf Steiner

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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SPIRITUALIDAD

La fiesta de San Juan no coincide con ningún acontecimiento histórico definido. Si bien, originalmente, el invierno siempre ha sido la estación destinada a los nacimientos en lo fí-sico, en el hemisferio Sur no cabe ce-lebrar el nacimiento del portador de Cristo, que corresponde al mes de diciembre. Pero es innegable la rela-ción de la fiesta con Juan Bautista y, por ende, con el bautismo en el Jor-dán cuando nació el Cristo en Jesús, es decir, cuando algo celestial bajó a lo terrestre y algo terrestre, el yo de Je-sús, se elevó a lo espiritual. Este hecho pone de manifiesto una característica tanto del Bautista como también de la fiesta, porque indica lo que tiene que crecer y lo que tiene que decrecer; la otra característica es el sacrificio de la cabeza, de la intelectualidad.

Antiguamente, en la conciencia de sueño sabiamente iluminada en vera-no, el hombre percibía un destello de su yo que se hallaba al cuidado de los cielos. En cambio, en invierno, se sen-tía inserto en la fuerza tenebrosa, des-tructiva que brotaba desde la tierra; se consolidaba el intelecto, opuesto a la iluminación que afluía a las almas en verano; los impulsos morales tendían a desviarse y la atención del hombre se centraba entonces en el conocimiento de la figura humana, el espejo para su autoconciencia en el futuro.

Actualmente, el hombre tiene cla-ridad acerca de su figura y ha conquis-

tado la conciencia yoica que ya no es cósmica, sino humana y totalmente desordenada. En cuanto a lo moral, vive en invierno permanente.

Hoy, es imperioso llegar a algo más que a la figura humana y a algo más que al yo cotidiano que ha de de-crecer. Como humanidad hemos de aventurarnos a entrar en lo espiritual para ordenar cósmicamente al yo que, de otro modo, se descompone, se hace bestial, algo que actualmente en me-dida creciente se hace perceptible; si no se invierte esta tendencia, la dege-neración del yo arrastrará en ese pro-ceso a la figura humana.

Las nuevas fiestas en el Sur, espe-cialmente las de San Juan y Navidad, logradas por la profundización an-troposófica, habrán de conducir a los hombres fuera de la Tierra, más allá de materia y cielo, para percibir hasta en lo físico la silueta supra física, eté-rico-astral y para introducirse con el yo en las esferas de lo celestial.

Para escaparse a las redes de la Tie-rra, el hombre deberá liberar su parte anímica y entregarse a un sueño inte-rior, invernal, consciente; en términos antroposóficos, este sueño se conoce como la imaginación e implica haber eliminado el intelecto, haber cortado la cabeza. Así, en algún momento, el hombre llegará a presenciar en la con-ciencia imaginativa el nacimiento de su Ego Espiritual, del Hijo del Espí-ritu, como contraparte al nacimiento físico del invierno en el Norte.

Bautizo de CristoLeonardo da Vinci

La fiesta de San Juan bajo el gobierno de Gabriel en inviernoMarita KrombergMiembro de Casa Steiner

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍALa que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

mamos cuerpo etérico. En este estado de calor, gas y luz se llegó nuevamente a un estado de perfección, luego del cual nue-vamente se produjo la disolución y una nueva etapa de reposo.

Al cabo de otro tiempo, comenzó otra nueva etapa, la tercera. Al llegar nueva-mente al estado de perfección anterior, a este ser humano se le insufló un cuerpo proveniente de las estrellas, un cuerpo anímico, un cuerpo en donde actuaban desde él, fuerzas de simpatía y antipatía, en donde la simpatía era un estado en la cual todo podía confluir, unirse, encon-trarse y en donde la antipatía permitía que cada cosa conservara su estado, su fuerza, sin unirse. Ya no solo había gas, luz, sino también la cualidad del agua.

Y cuando se llegó al estado de perfec-ción de los 3 cuerpos, armoniosos entre sí, otra vez se produjo la disolución de esta tercera etapa.

Llegamos finalmente a nuestro actual período, el período de la tierra, en donde existe lo terrenal, las fuerzas de la gra-vedad, lo sustancial-material. Ya no sólo era sustancia espiritual, sino que esta sustancia espiritual tiene la capacidad de poder recibir sustancia mineral, con-formar un cuerpo sólido, individual, di-ferente del resto y con ello la posibilidad del romperse, la posibilidad de la muerte. Nuevamente, se llegó a la perfección del estado anterior y fue entonces que a esos tres cuerpos les fue insuflado el Yo. Y este Yo puro, espiritual, tiene en este período la posibilidad de poder tener la vivencia de la libertad, la individualidad, la con-ciencia de sí mismo tanto física como aní-mica-espiritual. Sólo es en este estado en el cual puede vivenciarlo, en el plano físico material terreno.

En este cuarto período vemos, enton-ces, como el núcleo más profundo del ser humano, el núcleo más puro ahora

se introduce en una corporalidad. Es en esta corporalidad en donde tienen que po-der vivir a través del alma las cualidades anímico-espirituales que sólo se pueden experimentar en lo físico material. Sólo en esta esfera, es en donde, a través de las posibilidades de romperse, de sentirse en soledad, en la esfera en donde está la posibilidad del morir, es en donde pode-mos vivenciar la conciencia de nosotros mismos, la conciencia propia. Cuando estamos en el periodo entre la muerte y el nuevo nacimiento, allí vivimos nueva-mente en la conciencia universal del ser humano. En el mundo espiritual posee-mos una conciencia universal y divina, re-ferida a grandes contextos, con respecto a la evolución de la humanidad, al sentido de una vida terrenal; allí, construimos no solamente nuestra nueva venida a la tie-rra, nuestra corporalidad necesaria para desarrollar nuestras metas, sino también entre los seres humanos y los seres espi-rituales de las jerarquías superiores, con-juntamente, vamos construyendo el ser humano del futuro, que debe llevar la cua-lidad de la libertad al mundo espiritual.

En el mundo espiritual todavía hay una conciencia grupal; no hay desarrollo de una conciencia propia, ésta la traemos como conquista de la vida terrenal. Por eso, cuando descendemos a la tierra, allí podemos desarrollar una conciencia hu-mana propia, individual.

El desarrollo de esta conciencia propia también lleva un tiempo, un proceso, al cual lo podemos dividir primeramente en tres partes, en los tres primeros septenios, en el desarrollo hasta la madurez corporal.

Cuando llegamos a los 21-23 años, lle-gamos a un punto final; es el final de la maduración del cuerpo, es la señal de la mayoría de edad. Si en el primer septenio su ser más profundo, su yo, ha logrado incorporarse a la corporalidad física de

Entendiendo el primer septenioMiguel Amadeo da graca Belchior Médico pediatra y médico escolar antroposófico de la escuela San Miguel Arcángel de Villa Adelina.Nota origiNal para revista iNNata. AgoSto 2015

Hace muchos, muchos años, cuando el tiempo todavía no existía, vivían allí se-res espirituales. Eran seres espirituales superiores, especiales. Cada uno tenía una cualidad, un don. Había seres que te-nían la cualidad de la armonía, otros la de la vida, del fuego, del movimiento, de la sabiduría…

Ellos vieron la necesidad de que hu-biera otra jerarquía de seres, cuya cuali-dad fuera el don de la libertad.

Con esta meta, con este ideal, comen-zaron un proceso, un camino, cuyo fin era que en el mundo espiritual hubiera también libertad. Ése es el motivo por el cual comenzó el camino del ser huma-no, cuya culminación debería cumplirse en 7 etapas.

En la primera etapa, estos seres con-formaron un estado de calor, sólo había calor. Pero en este calor, se podían perci-bir distintas densidades; aquí había más, allí menos. Fue en este estado de calor en el cual conformaron el cuerpo físi-co del ser humano. Todos y cada uno de los seres espirituales trabajaron en este cuerpo físico hasta llevarlo a un grado de perfección y, al lograrlo, dieron por fina-lizada esta primera etapa y lentamente el calor fue disolviéndose. Incluso este germen de ser humano se disolvió, pero no desapareció, pues, al igual que una semilla, permaneció así en espera de ser nuevamente despertado.

Y sobrevino un largo periodo de reposo.Al cabo de ese tiempo, los seres es-

pirituales despertaron al ser humano y lo conformaron nuevamente hasta que hubo llegado al grado de perfección de la anterior etapa de calor. Y ese calor fue transformándose, densificándose en un estado gaseoso y de luz. Fue entonces que los seres de la sabiduría hicieron fluir dentro del cuerpo físico, un cuerpo de vida, conformado por éter, al cual lla-

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duCACIóNSpIrItuALIdAd

tal manera que se sienta dueño de ésta, en donde pueda desenvolverse libre-mente, sin ataduras, sin velos, en donde pudo trascender su cuerpo heredado, aprender sus funciones vitales, adiestró sus herramientas sensorias, donde tomó posesión de toda su musculatura, fina y gruesa; si entonces este ser ha logrado transitar por este primer septenio sin mayores lesiones, traumas, se sentirá corporalmente sano.

Si en el 2do septenio, mediante el acompañamiento del maestro, ama al mundo, pudiendo valorar sus buenos y malos actos, puede sentir enojo, cuan-do puede desarrollar su vida anímica en relación al mundo, cuando pudo artísti-camente comprender al mundo y cuando pudo desarrollarse en su ritmo propio, cuando pudo ejecutar su propia música, adecuadamente, cuando pudo a través del cuerpo propio desarrollado en el pri-mer septenio vivenciarse anímicamente, entonces se sentirá anímicamente fuerte.

Cuando en el 3er septenio se confron-ta con los enigmas del mundo, cuando reencuentra el hilo del camino espiritual, cuando logra con su voluntad recorrerlo, cuando logra desarrollar y ejecutar su propio camino y destino, entonces ha ma-durado en lo corporal-espiritual. Enton-ces, al llegar a los 23 años ha madurado en lo físico, en lo anímico y en lo espiri-tual. Ha logrado entonces una fuerte con-ciencia propia, tiene una fuerte concien-cia de sí mismo, una fuerte conciencia como ser humano que piensa, que sien-te, que es poseedor activo de un cuerpo, pero también de un alma y de un espíritu.

Y es de las cosas más fundamentales que el ser humano puede aprender sobre la tierra, que es encontrarse con ese, su propio ser.

Entonces, podemos ver que no sola-mente somos seres materiales, sino que

también tenemos un origen espiritual, que tenemos metas y que tenemos un camino que recorrer, no sólo como indivi-duos, sino también como comunidad.

Si observamos entonces esta prime-ra etapa, el primer septenio, vemos que es una etapa en donde se forma la unión de los cuatro miembros que conforman nuestra corporalidad. Es en esta etapa en donde las fuerzas anímico-espirituales buscan conformar un cuerpo adecuado para la meta que nosotros traemos desde el mundo espiritual. Y es de fundamental importancia lograr que este plasmar de estas fuerzas ocurra de la manera más correcta y fiel posible pues, el desarrollo de nuestras fuerzas anímicas del pensar, sentir y de la voluntad, necesitan como base para su desarrollo, de su expresión, una corporalidad adecuada que permita esta liberación anímica.

Cada idea, cada fuerza espiritual pri-mero se conforma a través del movimien-to y del hacer en el cuerpo, y es recién desde este cuerpo, nuevamente a través del movimiento y del hacer que se logra expresar una capacidad; entonces pode-mos intuir que cada capacidad anímica lograda, va a depender en gran medida de cómo hayamos logrado conformar y de-sarrollar nuestra herramienta corporal.

Es en este primer septenio donde, de la misma manera que en un edificio, cons-truimos los cimientos, del cual depende su firmeza, su estabilidad. También para nuestros niños estos primeros años son la base fundamental de su desarrollo.

Que el mundo sea bueno, y que su cuerpo se conforme con esta idea, es la base para que el niño pueda tener con-fianza de que vale la pena luchar por nuestra tierra; que reciba cuentos en donde el bien siempre triunfa, a pesar de pasar por muchas vicisitudes y peligros, le da la confianza de que pase lo que le

pase, siempre va a salir bien parado, que a pesar de tener miedo, miedo a peligros y situaciones riesgosas, va a tener el co-raje de seguir y confrontarlos, pues tiene en su corporalidad la confianza de que los va a poder superar.

Es fundamental que todo niño reciba el mejor de los ejemplos de los adultos que lo rodean, pues al ser el niño todo órgano sensorio y presentar una enorme fuerza de imitación, no sólo de lo que de-cimos y hacemos frente a él pone una im-pronta en su corporalidad, sino también de aquello que nosotros mismos SOMOS, o sea aquello que sentimos y pensamos. Ellos nos ven con otros ojos, que perciben cuando decimos la verdad y cuando no; esto implica en nosotros la herramienta más fuerte y la más hermosa con la que contamos para ayudar a nuestros hijos, la autoeducación; cada logro nuestro, de poder superar nuestras dificultades y nuestras debilidades ayudan y dan fuer-zas a los niños para que superen ellos mismos sus propias debilidades, sus pro-pios impedimentos.

El niño necesita de vivencias prima-rias para darle a su alma coherencia. Los niños siempre nos miran para observar como nosotros salimos de nuestros pro-blemas, como los enfrentamos y esto les da a ellos resiliencia en lo espiritual. Si ante una situación difícil mantenemos la calma, ellos aprenden también a sos-tener esta calma, si tenemos paciencia, ellos aprenden a tener paciencia. Es fun-damental que cultivemos en nosotros las cualidades de la gratitud, la venera-ción , la religiosidad, la calma interior, pues ellos entonces tendrán en nosotros un modelo que imitar, un modelo que le ofrezca estas cualidades espirituales que conformarán, entonces, en ellos la base corporal para una sana existencia aními-co-espiritual.

Los estados de la conformación del ser1. Calor.

2 3 4 5

2. Concentración (semilla que hay que despertar).3. Expansión, gaseoso (cuerpo de vida etérico).

4. Acuoso (cuerpo anímico).5. Sólido (época actual).

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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SPIRITUALIDAD

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

¿Qué significa en el sentido antroposó-fico, crear el entorno “correcto”? ¿Un entorno “lindo” en nuestras habitacio-nes-cuna es suficiente en el sentido de un entorno “correcto”? ¿Cómo debe ser un entorno para que el niño pueda de-sarrollarse individualmente y con salud al cabo del parto? ¿Qué necesita el niño para hallar el rumbo en su camino terre-nal recién iniciado, hallar su morada sin experimentar desamparo? A través de su desarrollo embrionario el niño mismo nos muestra de qué manera se crea un ambiente ideal para esa época. Este desarrollo se ase-meja a un milagro, en el cual el ser espiritual del niño se conecta con la sustancia heredi-taria de los padres, madurando para conver-tirse en un ser humano.

Contemplemos primeramente el desa-rrollo embrional y el medio circundante del niño (desde la fecundación hasta la octava semana, el ser humano en evolución recibe el nombre de embrión, y a partir de la nove-na semana, se habla de feto. A modo de sim-plificación, aquí hablaré únicamente de em-brión). Con anterioridad a que el embrión propiamente dicho pueda desarrollarse en el seno materno, mediante el tejido infantil se crea un “espacio” en la disposición embrio-nal. Se generan cavidades que se limitan me-diante las envolturas embrionales y que tie-nen diferente carácter en cada caso. Recién después a partir del campo de tensión entre el saco de líquido amniótico y la cavidad del

saco vitelino se produce la metamorfosis de lo propiamente humano del embrión. Des-de este tejido de envoltura infantil, va cre-ciendo hacia el saco del líquido amniótico, o bien es envuelto por el mismo.

Al embrión lo rodean tres envolturas: la placenta, el saco del líquido amniótico y la alantoides. Estas tres envolturas forman un organismo universal, en el cual cada uno de los organismos de envoltura cumplen su de-terminada misión.

Con respecto a estas tres envolturas embrionales, Rudolf Steiner nos dice que los tres miembros superiores del ser hu-mano se encarnan de manera diferenciada a estos órganos de envoltura. “El amnión es el correlato físico del cuerpo etérico, la alantoides (la cual incluye asimismo al cordón umbilical) es el correlato físico del cuerpo astral, el corión (la posterior pla-centa) es el correlato físico de la organiza-ción del yo de la persona adulta.” (gA 314, pág. 308, 23.4.1924)

A modo de germen, lo supra-sensorial se sumerge, se une a lo físico en la evolución y tiene un punto de anclaje físico por algunos meses hasta la aproximación del parto. De esta manera las envolturas que son el en-torno viviente-configurador del embrión, adquieren una gran dimensión espiritual, mereciendo una atención especial.

La placenta que se desarrolla del co-rión, es la envoltura exterior. Por un lado limita, toda-abarcativa, el conjunto del es-

Correcto entorno para el niño muy pequeño, para la

configuración del medio circundante

Angelika Knabe. Fuente www.medicosescolares.com.ar

“Del mismo modo como con anterioridad al parto la naturaleza

proporciona el correcto entorno para el cuerpo

humano físico, el educador después del nacimiento tiene que procurar el adecuado

medio circundante físico. Únicamente el correcto entorno

físico cobra un efecto tal sobre el niño, que

pueda plasmar sus órganos físicos en las

formas correctas” R. Steiner, “La educación

del niño”

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pacio propio del niño, frente al organismo materno. Por otra parte, se “arraiga” con sus vellosidades en la membrana mucosa del útero. Ese “arraigarse” puede ser interpreta-do como gesto de interrogación, como ser: “¿me aceptas, tal como soy, incondicional-mente, con todo aquello que traigo conmigo del mundo espiritual para mi misión en la tierra?” el tejido materno “responde” corres-pondientemente al impulso del niño, al per-mitir la realización del “arraigo”.

Durante esa época, la madre se convier-te en anfitriona. Para el niño en gestación pone a disposición espacio, ella misma no posee posibilidad orgánica de colocar lí-mites. Tolera lo ajeno y en el mejor de los casos lo vive con entrega. Es así que a la placenta la podemos señalar como el lugar donde el niño en gestación puede alistar-se, ajustarse al mun-do terrenal, tomando posesión de su espacio propio. Mediante la calidez anímica y físi-ca maternal allí puede sentirse “uno solo” con la madre.

Por lo tanto la for-mación de la placenta como organismo glo-bal, antecede a los es-tados precursores de la formación corporal del embrión. Mediante estructuras altamente diferenciadas, puede ofrecer pasajeramente las funciones de pul-món, hígado, riñón y glándulas hormonales, hasta que en el embrión han madurado los órganos correspondientes. Para los respecti-vos procesos, el niño que se está encarnando a los impulsos disparadores.

El saco de líquido amniótico, el am-nios, con el avance de la época embrional llena por completo al espacio interior del corion y se amalgama con el mismo. Como segunda envoltura, el amnios crea el medio circundante directo del embrión. El líquido amniótico que rodea al embrión, se renueva por completo regularmente en el curso de aproximadamente tres horas. El embrión es modelado y configurado mediante ese entorno pleno de vida, movimiento y flujo. Dentro de ese elemento acuoso, renovador, fluyente, cobran un valor especial las fuer-zas de vida etéricas, dado que son las fuerzas etéricas que aquí están actuando sobre todo como principios de vida. El embrión que falta y se encuentra suspendido dentro del líquido amniótico puede sentirse portado y no tiene que debatirse aún con la grave-dad terrestre. En el uso lingüístico antiguo,

el líquido amniótico también era señalado como “agua clara”. Allí se expresa la idea de lo luminoso, liviano y cósmico. En ese esta-do por lo tanto también podemos hablar de una situación de transición de lo espiritual hacia lo terrenal.

Por la permeabilidad del líquido amnióti-co, en la misma pueden obrar las imágenes es-pirituales arquetípicas, fundamentadas sobre una figura de forma y energía. Se encuentran en relación con las fuerzas que en un accionar conjunto se han generado entre el hombre y el ser espiritual. Dado que durante el tiem-po entre la muerte y el nuevo nacimiento, el hombre, a través del accionar en conjunto con el ser espiritual, crea sus disposiciones de gérmenes espirituales, según las cuales luego se forma su cuerpo físico.

El pedículo sustentador, la alantoides,

es la tercera envoltura. Es el órgano de envol-tura menos ostensivo, su importante misión consiste en establecer la conexión entre la madre y el embrión y mantenerla viva. Los procesos de recepción y de eliminación son llevados a cabo de manera competente por la alantoides. Por lo tanto la tarea física de la alantoides puede ser señalada también como un seleccionar entre entregar o bien soltar y hasta desintoxicar – surtir lo nuevo.

La sangre materna llega al niño en ges-tación, filtrada por la placenta a través de la alantoides, como sangre embrional propia. Esa corriente sanguínea materna es influen-ciada fuertemente en su cualidad por la vida anímica de la madre. Esos cambios, por ejemplo oscilaciones en la velocidad de la co-rriente sanguínea, la alantoides las transmite también al niño.

Con el nacimiento retroceden las mencio-nadas envolturas universales y se extinguen. La naturaleza había cuidado debidamente al germen humano. Ahora de nosotros, padres y otras personas de referencia depende, ins-talar nuevamente un entorno nuevo, pleno de vida, nutriente, configuradora para el niño. Dado que nosotros los adultos que rodeamos al niño recién nacido y lo cuida-

mos, tenemos que ser considerados como el primer entorno físico ¿acaso, empero, estamos involucrando conscientemente el entorno a mayor alcance? ¿Las funciones de las envolturas embrionales pueden adquirir continuación mediante nuestras “envolturas culturales”, tomando en cuenta al respectivo grado evolutivo del niño?

Tal como sabemos a través de los fun-damentos antroposóficos, conjuntamente con la madurez escolar y el cambio den-tario - aproximadamente en el séptimo año de vida – se produce el nacimiento del cuerpo etérico.

Podríamos decir entonces que al cabo del nacimiento físico, sigue el “embarazo del cuerpo etérico”, con una duración de siete años. El cuerpo etérico está rodeado de una envoltura etérica. Por lo tanto el

desarrollo del cuerpo etérico continua en el niño pequeño, al que estamos cuidando en las casas cuna y en las guarderías y – avanzan-do – también será la temática en los jardines de infantes. Correspon-dientemente al emba-razo físico, durante el cual la madre conscien-temente se cuida a sí

misma, sin cobrar efecto empero mediante acción directa sobre el embrión físico, se-ría saludable tener presente en la fase del “embarazo etérico”, la correspondiente en-voltura etérica.

Constituye entonces un gran desafío pedagógico – al menos en los primeros tres años de vida – el no ejercer influjo sobre el niño mediante requerimientos a su intelec-to. Dado que esas fuerzas necesarias para el uso del intelecto, se restan del plasmado de un buen cuerpo etérico del niño. Debilita al cuerpo etérico, cuando el ánimo infantil pre-maturamente tiene que entender explicacio-nes y discusiones, además de instrucción. De tal manera que el consecuente “cuidado” en ese ámbito también significa un cambio en nuestro modo de pensar, al querer influen-ciar positivamente, la posterior actividad del cuerpo etérico del niño pequeño. En la actualidad el debilitamiento del cuerpo eté-rico en la mayoría de los casos es tematizado como “daños psico-emocionales e inmunoló-gicos causados por cuidados incorrectos en la primera infancia” (por ejemplo instituciona-lizados). (Venturini, F., Arte de la Educación, ¿Qué hay detrás del boom de las guarderías?) – 11/2012, pág.60). Una reglamentación po-

“Lo que anteriormente (antes del parto) han realizado en él las energías y los

humores de la envoltura materna(en el niño), ahora lo tienen que llevar a cabo, las fuerzas y los elementos del

mundo exterior físico.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

rECoMENdACIoNES

• presencia consciente del adulto. Es distinto a estar físicamente con el niño. Implica observarlo con interés, sin enjuiciarlo, y preguntar-le interiormente ¿qué necesitas?, ¿qué te pasa?, ¿qué te hace reaccionar así? ...

• Los castigos son inútiles en esta edad. Sólo la actitud anímica interna del adulto puede hacer experimen-tar a un niño que algo de lo que hace es antisocial o agresivo.

• poner normas claras. “La cabeza se acaricia”, “los juguetes se cuidan” ...

• Cuando se ha producido una agresión, separar al acto agresivo del agresor. El niño tiene que sentir que ha hecho daño, pero no sentirse rechazado. Lo llevaremos junto a la víctima para consolarla juntos.

EjErCItAr LA prESENCIA

Los niños perciben nuestro estado interior y reaccionan ante lo que reciben. para ejercitar la presencia:

• pararse y escuchar, especial-mente cuando la paciencia se nos agota.

• respirar conscientemente cinco minutos, inspirando el aire profundamente y expirándolo lentamente.

• Emplear reacciones sensoria-les: agarrar su mano, abrazarlo, acariciarlo ... Parar su agre-sividad con comprensión y sin moralidad. El niño de esta edad no atiende a los razonamientos, pero sí entiende lo que siente. Evitar el “NO” que él traduce como rechazo de su persona. Cuando los adultos ejercitan la presencia, surgen los modos oportunos.

prINCIpALES CAuSAS

• El niño se siente solo. Le falta la atención adecuada del adulto, que surge siempre de una presencia consciente.

• El niño se siente rechazado. El adulto tiene una imagen ideal de niño e intenta que él encaje con ese prototipo, haciéndole sentir que no es aceptado tal como es. Agredir es una reacción.

• Falta de vivencias interiores (pocas experiencias con su entorno), o exceso de estímulos exteriores (juguetes, ruidos, viajes ...)

• Carece de suficiente espacio propio y de armonía en su ambiente físico.

• Carece de armonía en su ambiente anímico. Reciben una realidad falsificada que los frustra. La frustración los daña y reaccionan con agresividad.

Agresividad ante la frustraciónDurante los tres primeros años de vida el niño se alimenta del alma de los adultos y reacciona en función de lo que recibe.

sitiva al respecto seria la creación de un entor-no emocional (que satisface anímicamente) e inmunológico (en ese sentido por lo tanto vi-gorizante, sanador) para el niño pequeño. ¿A causa de qué acontecen los “partos etéricos prematuros”, qué ayuda podemos aportar? ¿Podemos evitarlos? ¿Cómo podemos llevar a un contexto, un sano desarrollo del cuerpo etérico, con las fuerzas y los elementos de ac-tual medio circundante físico?

Al contemplar las envolturas embriona-les, considerando orientadoras sus cualida-des características, correspondientemente podremos reproducir como pedagogos, un entorno adecuado. Así, el niño puede ir cre-ciendo confiado dentro de ese entorno.1. La primera envoltura (CORIÓN)

podría caracterizarse así: el niño se encuentra aún unido plenamente a su entorno. Un buen “arraigue” con el entorno puede generarse a través de su-ficiente tiempo, atención y calidez aní-mica, para que el niño pueda desarro-llar confianza. Cuando esto acontece, confiado se acerca palpando a las dife-rentes cosas del mundo. En este palpar, tantear, tocar, se vivencia a sí mismo y experimenta al mundo. De esta ma-nera en sus primeros meses de vida va edificando sus relaciones. El palpar es

la imagen arquetípica del comprender. Mediante nuestra propia postura, plena de vida, que experimentamos frente al entorno, puede generarse en nosotros y de esta manera también en el niño una postura correspondiente, como ser: “tal como es, está bien”. Puede ir creciendo una seguridad fundamental, y a partir de esta seguridad el niño paulatina-mente colocará limites, pudiendo así desarrollar su espacio propio, tomando posesión del mismo.

2. La segunda envoltura (el AMNIÓN), caracteriza claridad y comprensión. Cuando el entorno inmediato es trans-parente, claramente comprensible, vi-venciable como auténtico, verdadera-mente para el niño podrá presentarse una sensación luminosa de liviandad. El niño puede sentirse anímicamente portado. Dentro de esa necesaria calma, dentro del sosiego resultante, podrá ponerse a prueba y podrá emprender la prueba del oponerse a la gravedad terrestre, para llegar entonces a la ver-ticalidad. Puede hallar su equilibrio interior y exterior. Cuando esta prác-tica es acompañada atentamente – si es posible, con una pizca de buen humor por nosotros los adultos, esto podría

constituir un decisivo aporte al sentirse apoyado, portado, infantil.

3. La tercera envoltura (ALANTOIDES) caracteriza la edificación de una rela-ción firme y confiable entre el adulto y el niño. Cada niño desde un comien-zo quiere sentirse incondicionalmen-te aceptado, comprendido y amado. Quiere sentirse tomado en cuenta en su alegría al descubrir, pero también quie-re ser consolado en sus penas. Quiere poder confiar incondicionalmente en sus padres y luego en sus educadores. Esta elevada meta puede ser alcanzada paso a paso, cuando el adulto en pre-sencia del niño se comporta “ejemplar-mente”. Vale decir que debe “seleccio-nar previamente”: ¿Qué aporta una buena relación? Es aquello que conecta lo que vive de modo pulsante entre las polaridades, entre tú y yo, adentro y afuera, entre simpatía y antipatía. Es la capacidad de las fuerzas astrales.Al tomar estas ideas referidas a las envol-

turas embrionales, que se me figuran tan universales y al mismo tiempo tan indivi-duales, a modo de una disposición funda-mental y un encargo de tarea, por cierto que encontraremos suficientes posibilidades de transformarlas debidamente en la práctica.

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Dra.Anabelle Pin

Odontóloga

Odontología de Orientación Antroposófica

Odontopediatría

Ortodoncia en niños

Odontología en general

Charlas informativas de Prevención para escuelas

Consultorio:4543 9929 — 4545 8296

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Las enfermedades representan una posibili-dad de cambio para el Cuerpo Físico here-dado -genoma humano-, la oportunidad de transformación que tiene la Individualidad -el Yo- y que se ejerce a través del organis-mo calórico del ser humano. (Recordemos que la organización astral se manifiesta mediante el organismo aéreo y la organi-zación etérea mediante el organismo líqui-do.) Esto justifica los elevados estados fe-briles que puede alcanzar benéficamente un niño; y por ende la cantidad de proteínas que eliminará a través de sus enfermedades, especialmente las proteínas formadas por su madre en el período embrionario. Me-diante este proceso repone su andamiaje proteico, pudiendo así la Individualidad -el Yo- transmutar el aspecto más íntimo de su corporalidad física en directa relación con los elevados fines espirituales que debe al-canzar en cada encarnación. Generalmen-te, los actos más inofensivos y amorosos de los padres y el pediatra marginan insospe-chadamente un cúmulo de posibilidades para que el niño alcance una salud estable en la vida por vivir. Un ejemplo práctico se da en el sarampión: a través de la vio-lenta reacción orgánica producida frente al virus y, merced a un cuadro febril intenso, el niño elimina por la piel, el pulmón y el sistema urinario, una parte importante de proteínas originales maternas sustituyén-dolas por la propia proteína signada por la Individualidad actuante -el Yo-. El niño cambia su metabolismo, crece, transforma su personalidad y se vuelve mucho más es-table y saludable que antes de contraer la enfermedad. Las madres son testigos de es-tas profundas modificaciones a partir de la convalecencia post-sarampionosa.

Esta es la razón por la cual no se pue-de suprimir impunemente un cuadro febril infantil con un antipirético y menos aún aconsejarlo como prevención de enfermeda-des. La fiebre en sí es un complejo proceso físico-etéreo producido por las organizacio-nes anímico-espirituales, de enorme relevan-cia en la vida futura de cada Ser. A partir de estas premisas, otro tema afín es el que trata la utilidad o la inconveniencia de una inmunización masiva con el fin de detener

la enfermedad, polémica que no cabe desa-rrollar en el presente trabajo. Diremos, como simple acotación, que en países con una cul-tura más evolucionada y en los cuales se tiene en cuenta plenamente la libertad de elección de las personas, no es obligatoria la vacuna-ción; ésta es una decisión particular a tomar entre los padres y el pediatra.

Se hace ahora imprescindible explicar cuál es la diferencia entre la supresión de un síntoma inmediatamente después de su aparición, y la actitud opuesta que consis-te en observar el proceso subyacente para decodificar qué significa dicho síntoma en ese niño.

En el primer caso, se actúa generalmen-te bajo el miedo “por lo que puede ocurrir”, unido a la ingenua docilidad con que se aceptan ciertos supuestos de esta era tecno-lógica, como son aquellos de la rapidez y la eficacia: “Un médico es bueno y el fármaco que prescribe mejor aún cuanto más rápi-damente se soluciona el problema suscita-do”. Esta práctica se denomina “supresión del síntoma”; si la infección tratada, por ejemplo, aparece nuevamente en el término de dos semanas o un mes, o si se transforma en una otitis o cistitis recidivante, o si una sinusitis se transforma en una bronquitis... ése es otro problema.

En el otro caso, la observación del proce-so genera un aprendizaje inconsciente en el niño y consciente en sus padres. En el niño, su Cuerpo Físico aprende a enfrentarse con la agresión bacteriana, micótica o viral y su Cuerpo Etéreo se torna hábil para mane-jar su sistema inmunológico -sabiduría del cuerpo-. En cuanto a los padres, aprenden a observar la maravillosa homeostasis del or-ganismo, su capacidad de lucha e incluso su agotamiento; aprenden a integrar la predis-posición febril natural (hay organismos que elevan con facilidad la curva térmica y otros que no lo hacen), el grado de incidencia am-biental en la producción de síntomas, el tipo de regresión que hace el enfermo, o el bene-ficio secundario de la enfermedad.

En la época en que vivimos, es muy fácil crear un hijo fármaco-dependiente y es también usual que debamos iniciar en algún momento un salvataje desesperado.

Enfermedades infantiles

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roberto CrottoginiFragmento del libro “La tierra como es-cuela”, Editorial Antroposófica

Resultará más sabio evitar desde la niñez el hábito de consumir sustancias químicas de efectos inmediatos, tipo: Dolor > analgési-co, Resfrío > antigripal, Tos > anti-tusivo, Fiebre > antipirético o antibiótico. Es muy importante evitar la dependencia psíquica y física de una sustancia química provenien-te del exterior que solucione mágicamente nuestros males, y poder desarrollar, en cam-bio, la autoconfianza del niño en su cuer-po y en su alma. Hay que acostumbrarse a templar el organismo del hijo (y el propio de los padres) frente al dolor, mediante la paciencia y la comprensión; compartir con él los miedos y confiar juntos en la evolu-ción del proceso. (Esta propuesta se halla a considerable distancia del placer de sufrir -masoquismo-, de la necesidad patológica de autocastigo o de la resignación frente a la “voluntad divina”.)

La observación del proceso, coherente, adulta, nos indicará también los límites: el agotamiento del cuerpo y la necesidad de recurrir a una sustancia farmacológica arti-ficial para enfrentar la situación. El trabajo que sugerimos debe ir acompañado por una asistencia médica idónea, brindada por profesionales que también orientan su propia vida hacia estos postulados arquetí-picos de salud.

Cuando me refiero a la espera en sí, que implica la observación del proceso, no quiero decir que al niño no se le suminis-tren mientras tanto sustancias naturales, dinamizadas o no, para ayudar al organis-mo en la lucha contra la enfermedad. Al administrar una sustancia proveniente de cualquiera de los tres reinos que rodean al ser humano y que ostentan una evolución común -mineral, vegetal o animal-, se in-corpora la propia fuerza etéreo-astral de la naturaleza para estimular o atenuar las respectivas organizaciones suprasensibles -Cuerpo Etéreo, Astral, Yo-. Estas fuerzas respetan al organismo en lucha y lo estimu-lan para que “recuerde lo que sabe”.

Por el contrario, cuando se suministra una sustancia química, artificial, que mo-difica sólo el sustrato físico-químico del cuerpo enfermo sin ninguna injerencia en las verdaderas causas de la enfermedad, se

le impide al cuerpo ejercer lo que sabe, se lo bloquea, se lo excluye, se lo margina y la enfermedad, que ahora debía manifes-tarse como tal, se agazapa, gruñe como un animal herido, se retira y espera la oportu-nidad de su próxima aparición con toda la violencia que engendra este proceder. Las pruebas que avalan claramente estas pa-labras se asientan, a nivel personal, en las experiencias compartidas con mis pacientes durante treinta años y a nivel general, for-man parte cada de historia clínica o de cada biografía si se examina atentamente sin pre-juicios ni dogmatismos de ninguna índole.

En la Antroposofía convergen la medi-cina del Cuerpo Físico -la enfermedad-, la psicopatología -trastornos anímicos- y la problemática espiritual. En nuestro ámbito adquiere un significado particular la inte-rrelación pedagogía-medicina. Una correcta actitud pedagógica no sólo enseña, sino que también cura. El pedagogo de orientación an-troposófica ayuda a ordenar y armonizar las fuerzas vitales y espirituales del niño, y pre-para un adulto más sano para enfrentarse a sí mismo y al mundo. En cuanto al médico de orientación antroposófica, su responsabilidad consiste en encontrar la estrategia adecuada para enfrentar la situación del paciente en los tres planos:

• Enelplanofísico:laconfrontaciónconlas manifestaciones físicas de la enfer-medad y sus repercusiones anímicas (tipo de proceso mórbido: agudo, cró-nico, invalidante, terminal, etc.)

• Enelplanoanímico:lascaracterísticasdepersonalidad, de grupo familiar, verdade-ra necesidad de ayuda, el deseo de curar-se, la conciencia de enfermedad, etc.

• En el plano espiritual: tratar de com-prender la enseñanza que brinda la en-fermedad, cuál es el sentido de la vida, un primer análisis de la biografía, la cau-salidad del encuentro médico-paciente y, si es que existen, guiar las inquietudes de conocimiento trascendente. Un buen proceso de desarrollo espiritual siempre constituye una excelente terapia.

CaraCterÍstiCas geNerales Del septeNio Hay un ideal básico que caracteriza a este septenio: la bondad. ¿Qué significa este concepto en términos antroposóficos? Sig-nifica que el niño viene de un mundo bue-no, natural, celestial, e invita al adulto a dar lo mejor de sí, lo más bueno. La bondad se halla impresa en ese cuerpecito y necesita recibir bondad como alimento. La bondad es algo corpóreo ya que el Cuerpo Físico

Enfermedades infantiles

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se ha materializado en este mundo a través de la sustancia espiritual. El Ser necesita, en esta nueva encarnación, expresar esta rea-lidad y debe, como un verdadero ejercicio espiritual, aprender a respetar y agradecer:respetar, con una actitud religiosa, la creación: la piedra, el vegetal, el animal, la naturaleza. El concepto de actitud religiosa se refiere a estimular el desarrollo profundo de la devoción y la reverencia que late en cada ser humano. Agradecer: el aprendizaje del agradeci-miento es terrenal; se realiza a través de un cuerpo físico que modifica la percepción espiritual de la realidad lo que proporciona una infinita sabiduría. El niño que vive en sí, plenamente, la bondad, se transforma en el anciano que puede bendecir.

En este septenio también se lleva a cabo el desenvolvimiento de la voluntad, y esto se logra mediante la acción y el desarrollo del polo metabólico motor. Los ejercicios físicos deben contemplar el trabajo indivi-dual, como asimismo las rondas y los sal-tos; también el movimiento acompañado por la música y la palabra, como lo hace

la euritmia. Esta es la etapa de la imita-ción: la imitación sana de un oficio -tareas artesanales- y la imitación de una actitud correcta. Es importante que el niño vea, que perciba, que desarrolle sus sentidos y conforme así un Cuerpo Etéreo sano para el próximo septenio. Frente a situaciones difíciles debemos armonizarlos y tratar de que se amen entre sí -especialmente los más pequeños-.

El desarrollo del pensar se caracteriza ahora por la percepción, así corno la vo-luntad se manifiesta por el instinto. Son estos los años de la maduración fisiológica. El aprendizaje es, en gran medida, incons-ciente, y la actitud general es, ya lo dijimos, la imitación.

En lo concerniente a la fantasía, en esta primera etapa la denominamos fanta-sía creadora activa. Se llama así al resplan-dor del mundo espiritual que el nuevo Ser trae consigo al dar los primeros pasos en esta nueva experiencia de vida. En el mun-do espiritual se vive la vida tal cual allí es. El mundo de los arquetipos es una reali-dad vívida que el nuevo Ser debe cotejar a cada instante con el mundo físico circun-dante. El niño descubre aquí en la Tierra los resultados físicos de aquellos arqueti-pos. Para el pequeño, el mundo espiritual del cual proviene es una absoluta realidad y jamás una realidad fantasiosa o fantásti-ca. De ahí que el nombre fantasía creadora activa señale el proceso de adaptación del niño a su nuevo estado. Lo que denomina-mos “fantasía fantasiosa” está dado por las asociaciones de percepciones recibidas por el niño y que no se encuentran en la rea-lidad física. Aunque cada ser humano sea un viejo peregrino de la vida, en cada nue-va encarnación es un niño bueno y pleno de asombro ante una realidad incierta; y debe luchar denodadamente contra dos obstáculos desconocidos: un cuerpo nue-vo y un viejo planeta transformado.

Así se entiende por qué, en esta etapa, el niño debe recibir abrigo, calor, protección y cuidado, y también por qué resulta tan des-tructiva la frialdad, el abandono y la indife-rencia. Frente al ideal básico de la bondad, que caracteriza al septenio, el niño debe desarrollar la virtud básica: predisposición a la gratitud. Para ello necesita generar la confianza en sí mismo, tarea ineludible e irrenunciable de padres y maestros.

riesgos Y oportUNiDaDes En el primer septenio los riesgos y oportu-nidades están relacionados con la conducta de los padres y con la de los maestros. Tra-

temos ahora de efectuar un recordatorio de las actitudes paternas que pueden velar por la salud del niño o empujarlo -muchas ve-ces inconscientemente- hacia un laberinto de complicaciones.

Respecto de las enfermedades infantiles y en especial del cuadro febril que general-mente las acompaña, debernos aprender a observar al niño desde el nacimiento mis-mo. Reiteramos lo dicho anteriormente: esta es una labor que será compartida con el pediatra, quien deberá guiar a los padres enseñándoles a diferenciar un cuadro real-mente peligroso (como una estenosis de píloro, una patología abdominal aguda o una hidrocefalia), de un cuadro febril in-fantil con vómitos repetidos, inapetencia, anginas o cualquiera de los síntomas típicos de un ser humano que transita sus primeros años de encarnación físico-corpórea. De un Ser que debe, además de sus cuerpos supra-sensibles, estrenar una nueva manifestación del planeta, de la naturaleza, las transfor-maciones de la cultura, una nueva familia y muy especialmente sus nuevos padres. Cobijados los padres y el pediatra bajo el manto de una profunda actitud médico-es-piritual, podrán orientar sus conductas en la prevención de enfermedades, en la ali-mentación o vacunación. Así como el tema de las enfermedades infantiles es muy im-portante, también lo es el hecho de lograr la autoconfianza, o confianza básica del niño.

Recordemos, además, que nuestro hijo está plasmando sus órganos y que este proceso debe resguardarse mediante: una sana alimentación ,un sueño apacible, percepciones sensoriales no distorsionadas ,intelectualidad precoz, estímulos visuales o acústicos violentos, etc., presencia cons-tante de lo rítmico en el aprendizaje, en los juegos y en las actividades sociales ,com-portamiento moral .

La indiferencia familiar o escolar frente a estas necesidades básicas puede ocasionar serios disturbios en la conformación de los órganos, y el desvío de las fuerzas formati-vas necesarias para este trabajo puede de-terminar órganos frágiles que sucumbirán más tarde a procesos de envejecimiento (como la esclerosis).

Es menester que los padres que no han tomado conciencia, que no se han prepa-rado previamente para el advenimiento de un hijo, realicen, cuando se encuentran biológicamente en esa instancia, una me-tamorfosis en sus sentimientos, hábitos, pensamientos, para tratar de no dañar a ese Ser tan profundamente ligado a sus propios destinos.

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Monseñor Larumbe 220 PB “E” - MartínezTurnos: 4792-5728

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Médica (U.B.A.) - Med. FamiliarHomeopatía - Antroposofía

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

entre el cielo y la tierraun nuevo cuerpo en un cuerpo nuevo ANtropoSoFIA Y oBStEtrICIA

dra. Cristina SolórzanoDirectora de Gestar en Salud

La mujer, la pareja, la familia.

Médica, Especialista en Ginecología y

Obstetricia.

Homeópata con Orientación

Antroposófica.

Ha orientado su trabajo en Obstetricia

a la práctica del PARTO RESPETADO.

Desde hace más de 30 años

dirige Gestar en salud, equipo

interdisciplinario de

preparación para el PARTO Y

NACIMIENTO.

Tiene una mirada diferente en el

AREA GINECOLÓGICA y una extensa

trayectoria en el campo de la

investigación médica, que la ha llevado

a ser expositora en congresos de su

especialidad en diversos países.

Autora del libro “La magia de nacer,

partos para ser contados” editorial

Troquel, 1995, y de numerosos escritos

y videos de nacimientos institucionales

y partos armonizados.

Nota origiNal para revista iNNata.

AgoSto 2015

NuEvo CuErpo EN uN CuErpo NuEvoA medida que va creciendo el embarazo, la forma del cuerpo femenino va redon-deándose, su columna se va irguiendo, su pecho se agranda y toda ella va adqui-riendo una nueva y luminosa postura que la acerca a la imagen de las madonas de Rafael y Miguel Ángel. Algo misterioso va rodeando y protegiendo a las mujeres en su exterior anticipando el milagro de la creación en el interior. Transmiten un nuevo estado de cambio que es captado por el alma de los otros. Una embaraza-da está en contacto con el misterio del mundo. La embriogénesis es un proceso tan fascinante como interesante que nos permite aproximarnos a la comprensión del origen del universo.1

dIÁLogoS INtrAutErINoS La gestación promueve un diálogo. Tanto la mujer como su pareja y el medio que las rodea comienza a proyectar pensamien-tos, ambiciones, proyectos sobre ese nuevo ser. Comienzan a poner deseos, nombres, etc. Una embarazada no pasa desapercibida. Promueve pensamientos y sentimientos. La gente generalmente da consejos y opiniones; es importante, por lo tanto, preservar a la mujer de co-mentarios no favorables. La Antroposofía nos habla de una Ciencia espiritual con conciencia, donde el conocimiento debe

construirse desde la conquista del pen-sar. Da la posibilidad de unir, hacer sín-tesis entre todas las disciplinas humanas y relacionar los diversos reinos: animal, vegetal, mineral, con el hombre y el cos-mos, la astrología y las estaciones. Com-prender al ser Humano como un todo dentro e interrelacionado en otro todo.

La gestación conecta a la mujer y a su entorno con el vislumbre de un nuevo ser. Se tiende un invisible puente hacia el futuro y, de pronto, todo cambia. Un halo de sensaciones y sentimientos la envuelve y nuevos pensamientos y emociones se instalan. Algo es seguro, un invisible habitante ha llegado. Se conmueve la familia, se realizan planes, se reorganizan fuerzas y se orientan todas las energías hacia ese ser. Un corrimiento familiar acompaña su desarrollo desde el comienzo de la gestación. Una trama social invisible rodeará a este bebé regalándole una historia que unida a sus genes nacerá con él. ¡La historia lo precede!

ANtropoSoFIA Y oBStEtrICIA El pensamiento de Rudolf Steiner abre, da libertad, conecta con lo espiritual y a

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1. Bibliografía recomendada: “El hombre invisible en nosotros”, de Rudolf Steiner y “Embriología y Génesis”, de Ricardo Ghelmann (en portugués).

“Partos del cuerpo y del alma. Cuerpo y alma en la preparación para el nacimiento”, fragmento escrito por la Dra. Cristina Solórzano en “El maestro interior”.

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la vez con lo concreto del ser humano. Es integrador. Toma la enfermedad como una oportunidad de sanar, de reconciliar, de vencer la dualidad, la separación. Une al ser humano con el universo.

La obstetricia es una especialidad donde la mujer está sana y lo que debe-mos hacer es protegerla y ayudarla a co-nectarse espiritualmente con ese ser que se está gestando, a preparar su cuerpo desde el arte, como en las escuelas Wal-dorf. Las embarazadas se conectan con la música, el sonido, la voz, la danza, la pintura, todo el universo creativo para vi-vir un parto natural donde ella elija, para que el nacimiento de su hijo sea cons-ciente, participativo y amoroso.

Las personas que se acercan a este tipo de medicinas desean ser las prota-gonistas de sus vidas. Estudiar antropo-sofía no es sólo estudiar medicina sino también filosofía, geometría, astrología, plantas, bioquímica, farmacia, pedago-gía, pintura, religión, literatura, odonto-logía, danza, etc.

Debemos recordar que los verdaderos médicos son aquellos que despiertan las fuerzas curativas pero el que sana es el paciente. Esta medicina no es pasiva. Es un trabajo permanente sobre uno mismo.

¿QuÉ ES EL pArto HuMANIZAdo? El proceso del embarazo, parto y naci-miento es sagrado e irrepetible en cada ser humano, determinantes perpetuos de nuestro paso por este mundo. Son las mayores experiencias espirituales que tiene el ser humano. Nacer y hacer na-cer involucra el presente, pasado y futuro de cada uno y de la humanidad y ser bien nacido es un privilegio necesario que de-bemos multiplicar. Son experiencias úni-cas transformadoras, comprometidas e irrepetibles.

Actualmente, un número creciente de parejas desean un nacimiento diferente para sus hijos y un trato personalizado durante su embarazo, parto y posparto. Esto está relacionado con que el parto no es una enfermedad sino uno de los mo-mentos más creativos, vitales y funda-mentales de una familia. Si permitimos que una mujer realice su trabajo de parto de manera que su cuerpo y su intuición la guíen, dándole el apoyo emocional y físico que necesita, el parto ocurrirá tan naturalmente como cualquier otra fun-ción humana.

Posibilitamos un acontecimiento hu-mano por excelencia, brindando en con-

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1. Trabajo de parto en una clínica. Vinculación de la madre con el bebé para que se conecte con él y perciba lo que está haciendo el bebé para salir.

2. Parto domiciliario no planificado.3. “Birth”, de Alex Grey. 1990. 4. Vinculando al hombre con el bebé.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

junto con nuestro equipo médico-obs-tétrico, todo el sostén y el aval que los pacientes necesitan.

Las mujeres tienen la opción de parir en la posición que deseen. Sentadas, en cuclillas, en agua. A veces preparamos un lugar pero los bebes eligen otro.

Al nacer, los bebes son colocados directamente sobre el pecho de su mama para iniciar el apego y la lactancia inmediatamente. No realizamos pruebas rutinarias sobre los bebes en las primeras tres horas posparto para asegurar que estén únicamente con sus padres. También, disminuimos las luces y todo estímulo sonoro. Pensamos que el bebé es de los padres, por lo que tratamos de inmediatamente dárselo a ellos y no interferir en ese vínculo profundo y anhelado.

AtENCIóN prENAtAL Y prEpArACIóN pArA LA MAtErNo-pAtErNIdAdOfrecemos atención prenatal integral a las mujeres embarazadas y consultas individuales para seguir el progreso del embarazo y responder a preguntas y ne-cesidades de la mujer y familia, para lo-grar el parto deseado.

Ofrecemos un curso de preparación al parto que sirve no sólo para informar a las parejas sino para que disfruten de su embarazo, como un importante rito y cambio en la vida físico y espiritual.

La práctica de posturas con respira-ción tiene importantes beneficios para la mujer embarazada, incluyendo: el desarrollo de los músculos necesarios para mantener un parto vertical y acti-vo, el aprendizaje de la respiración como método de centramiento y apertura, y la habilidad de mantener una conexión profunda con las emociones mientras el cuerpo está en trabajo físico.

La filosofía que nos guía en los CUR-SOS PREPARTO, es la de producir un re-aprendizaje psico-físico-espiritual que reduzca el miedo y el dolor y eleve el umbral de tolerancia al mismo. Además, concientizar la trascendencia de ser pro-tagonista en el acto más importante del ser humano: PARIR-NACER.

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5. Talleres de preparación de la pareja para el parto.

6. Visualizando al bebé. Taller de mujeres. 7. Parto en agua.

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Tratamientos terapéuticos para niñosLejos de que este lema se transforme en una exigencia, nos recuerda que así como tenemos la responsabilidad de criar, tenemos el poder como padres para transformar.

Llegan muchas familias a mi consulto-rio pidiendo orientación para la crianza y educación de sus hijos .Algunos insisten en traerme al niño, a lo que sugiero: “vengan primero los padres”. No se puede atender a un niño si no es a través del trabajo per-sonal de sus propios padres o, por lo me-nos, de uno de ellos.

Cuando los papás vienen abiertos y con coraje para transformar, es maravilloso lo que sucede: el trabajo que se llevan de ta-rea para el hogar produce realmente cam-bios notables en los niños.

El síntoma ya habla por el niño y es una puerta que nos invita a entrar y develar qué nos quiere decir para poder tomarlo y transformar.

No podemos evitar pasar las pruebas que como papás nos llegan durante la vida: divorcios, muertes, mudanzas, nacimientos, casamientos, conflictos en los vínculos, la vida misma. Pero si de algo tengo certeza, es que, aún en el medio de la situación más difícil, podemos proteger a los niños.

Como adultos, hay mucho por hacer para poder acompañar de tal manera a nuestros hijos que todos salgamos crecidos y fortalecidos de lo que nos pasó, trabajando siempre desde los tres planos: físico, anímico y espiritual.

Los síntomas que aparecen en un niño, ya sean síntomas físicos o anímicos, como ser problemas de conducta, niños que se hacen pis, niños que pegan, violencia, niños con trastornos en el sueño, en la alimentación, etc., son sólo una posibilidad de manifes-tación de un pedido original, desplazado en ese síntoma como la única forma que, desde el inconsciente, en-contró ese niño para expre-sarse y ser escuchado. Cada niño, según su temperamen-to y entorno, se expresa de diferentes maneras para darnos un aviso de que algo

no anda bien. Como papás es muy importante dete-

nernos a observar a nuestros hijos y antes de reaccionar hacernos la pregunta: “¿Qué está necesitando? “¿Qué me está querien-do decir a través de este comportamiento o síntoma?”. “¿Qué necesita de mí?”.

Cuando puedo entender y comprender lo que pasa y lo pongo en palabras, con verdad y coherencia, la primera sensación que aparece en el niño es la de un gran ali-vio. Ahora ya deja de hacer “piquete” para hacerse oír. “Mamá o papá tomarán las riendas de lo que me pasa”.

Muchas veces no sabemos bien por dónde empezar, pero les aseguro que el solo hecho de parar, mirar al niño y hacer la pregunta, hace que éste ya lo perciba y se alivie. Los niños ven nuestro esfuerzo por mejorar y ser más conscientes.

Otro dato que trabajo con los padres es la relación entre la biografía de los padres y del niño. Cada hijo espeja un momen-to biográfico nuestro. Al verlo y poner luz sobre él, algo se libera, se comprende, se entiende.

Además de datos biográficos, trabajo fundamentalmente con el cuidado del en-torno del niño, sus ritmos, actividades, am-bientes de la casa, cuentos, actitudes devo-cionales, alimentación, etc. Son tantos otros recursos que suman bienestar al niño.

En muchos casos, aparece la culpa por ver a nuestros hijos mal. Lo primero que aconsejo es tomar las riendas del proble-ma, poner luz y verdad, para poder com-prender. Sólo comprendiendo y sintiendo compasión y aceptación por mi historia es cuando deviene el perdón.

Como terapeuta tengo esta bella mi-sión, y desafío a la vez, de poder acompa-ñar a los adultos en las crisis con el único propósito de preservar a los niños y salir todos fortalecidos y con más conciencia.

Poner luz en nuestras dificultades, con coraje para la verdad, es la mejor herencia que podemos darles a nuestros hijos.

Coherencia, verdad y amor, aún en me-dio de una tormenta, sanan, nutren y ali-vian al niño.

Gracias por este espacio y por tu tiempo de leer esta reflexión.

Lic. Liliana Krasevac Psicopedagoga- Docente-Doula.

Nota origiNal para revista iNNata. AgoSto 2015

Todo aquello que por medio de mi trabajo se transforma en mí mismo, sana, nutre y libera al niño.R. Steiner

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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duCACIóN

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍALa que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

Cuidando los sentidos: de la infancia para toda la vidaLic. Ignacia gonzález renaPsicopedagoga. Docente. Una de las fundadoras de Cielo Claro

Asociación civil, Jardín Maternal

Nota origiNal para revista iNNata.

AgoSto 2015

Pensar en la infancia a la luz de los senti-dos, es otra forma de acercarnos a todo lo que sucede en esta época preciosa.

Steiner nos habla de 12 sentidos, que dan información inmediata de distintos ámbitos de nuestra existencia, sin pasar por el intelecto.• Los inferiores, de autopercepción, li-

gados a la voluntad: tacto, vital, mo-vimiento y equilibrio. Perciben lo que sucede dentro de nuestro cuerpo.

• Losmedios,relacionadosconelsen-tir: gusto, olfato, vista y térmico. Per-ciben nuestro entorno.

• Lossuperioresosociales:eldeloído,el de la palabra ajena, el del pensa-miento ajeno y el de percibir al Yo de otra persona. Se apoyan en los inferio-res. Se relacionan con el pensar.En la infancia los sentidos inferiores

posibilitan conquistar el cuerpo y crean la baseparatomarconcienciadesímismo,por eso nos detendremos en ellos. Losdemás sentidos también los cuidamos, los órganos se están formando y requie-ren atención a lo que damos al niño como alimento,entornodeluz,sonidos.Lovin-cular emocional, está en el ámbito de los sentidos superiores. Pero éstos están en un plano más silencioso.

taCtoA través del tacto percibimos hasta dón-dellegamos.Conlaexperienciadelímite,que nos ofrece toda la piel, nos diferen-ciamos del mundo externo.

Este aprendizaje es fundante, y lento, y se construye en lo cotidiano teniendo un trato amoroso con el niño en los cuidados

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corporales que ofrecemos; estando pre-sentes, comunicándonos, percibiéndolo. ¡Es una persona! Cuidamos la envoltura que damos, tanto la ropa como del sostén físicoyanímico.

El juego del niño muestra que busca percibirse en su totalidad: se mete en hue-cos o túneles, trepa, rola. Ofrecerles ma-teriales nobles y contacto con la naturale-za, son también cuidados de este sentido.

El sano desarrollo del tacto, obra como confianza en uno mismo y en el mundo.

Sobre este sentido se apoya el de per-cibir el Yo ajeno.

vitalEste sentido percibe las funciones orgá-nicas y asegura que nuestro cuerpo nos da amparo y calma.

Que el cuerpo sea un lugar donde elniñosesientaenarmonía,nosllevaotra vez al calor humano en los momen-tos de cuidado.

Un niño con hambre, con sueño, can-sado, necesitado de un cambio de pañal o con ganas de ir al baño no puede jugar, ni esperar demasiado; lo vemos irritable, confiando en que entendamos lo que le sucede y le brindemos la posibilidad de recuperarlaarmoníaensuorganismo.

Vivimos en ritmos: respiración, día/noche que son vitales: secuencias simila-res, nunca idénticas, que dan al niño tran-quilidad porque sabe lo que viene.

Vivir procesos también es cuidado de este sentido. Cocinar, lavar, construir, jugar, escuchar un cuento, transitar una fiebre. Hoy, la inmediatez nos corre. Pero la vida con niños invita a valorar todas esas acciones. Cuidar los ritmos, es cui-

dar el sentido vital.La salud de este sentido, obra en el

alma como seguridad. Si hay perturbacio-nes en su desarrollo, aparecen inquietud, poca sensibilidad corporal, trastornos del sueñoodelaalimentación,apatía. Imá-genes de qué hacemos cuando nuestro cuerpo no es lugar de calma y amparo y buscamos alejarnos de él.

En los superiores, se relaciona con el del pensamiento ajeno.

MoviMieNtoPercibe la actividad de músculos y ar-ticulaciones. Sea parpadeo o caminata: ¡Siempre actúa la totalidad del cuerpo!

El niño es movimiento: conquista su cuerpo, lo hace propio, herramienta. Paraestodebehacerporsímismo:noleenseñamos cómo moverse, sino que le brindamos desde bebé tiempo y espacio para él ¡El piso es lo mejor! El impulso para desplegar el movimiento, lo tiene el niño. Y nuestra mirada atenta, cuidando yconfiando,esfundamental.Aquíseen-tretejen el desarrollo del movimiento y el del equilibrio.

Este sentido obra en el alma como ale-gríadevivirylibertad.Yopuedo.

Señales de perturbaciones en su de-sarrollo son la imposibilidad de imitación, miedo, tristeza, inseguridad y depresión.

El movimiento es lenguaje: en los sen-tidos superiores, este sentido se relacio-na con el de percibir la palabra ajena.

eqUilibrioCon este sentido percibimos nuestra si-tuación en el espacio en relación a la fuerza de gravedad; su órgano está en el

oído. Lobuscamospermanentemente, ycada uno encuentra su equilibrio.

Cuidamos este sentido en el niño acompañando su proceso de madura-ción, damos tiempo y espacio para que pueda desarrollar su movimiento propio y no lo sometemos a situaciones para las que aún no está maduro (sentar o ver-ticalizar al bebé que no lo ha hecho por símismo, subir al árbol alniñoquenotrepa, etc.)

Este sentido obra en nuestra alma como tranquilidad y serenidad. Si hay perturbaciones en él, aparecen proble-mas de lateralidad y de aprendizaje y poco equilibrio.

Está vinculado al auditivo: estando anímicamenteenequilibriopodemoses-cuchar a otro.

Losniñosestándesarrollandosussen-tidos y lo hacen todo el tiempo, sea cual sea elámbitoquelesbrindemos.Ladiferenciaestará en la cualidad de lo que hagan, de lo que puedan hacer, en función de las opor-tunidades quehan tenido.Desde aquí, laposibilidad de valorar las vivencias cotidia-nasyelentornofísicoyanímicoqueofre-cemos en todo momento.

El cuidado de los sentidos, es entonces parte de la salud, de los niños y nuestra. Conocemos la vivencia de estar lejos de nuestro cuerpo después de una noche sin descanso,laalegríayconfianzaquenosdalograrafrontardesafíosylanecesidadderecuperarelequilibrio,yaseaelfísicooel anímico,paraestarencalma.Peronosotros, ya somos grandes ¡los niños los están desarrollando! Posibilidades y responsabilidades en el encuentro con los pequeños… ¡hermosa aventura!

Conquistar nuestro cuerpo en los primeros años, es hacernos del ins-trumento con el que haremos en la Tierra nuestra tarea. ¿Cómo se logra? En el encuentro con otros seres humanos: sólo a partir de él podemos desplegar nuestro impulso interno de desarrollo.

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Pedagogía Waldorf en el Jardín de infancia

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Durante el primer septenio el ser humano tiene la tarea de encarnar. Esta encarnación es su primer acto de voluntad donde tie-ne que unir a su ser anímico espiritual con un cuerpo físico heredado que viene de sus padres. Para esto, el niño necesita tiempo, calor y la posibilidad de cultivar los senti-dos inferiores, relacionados con su cuerpo físico (tacto, sentido vital, equilibrio y mo-vimiento). El trabajo del adulto (padres, maestros, acompañantes, etc.) consiste en ser sumamente respetuoso de este proceso de encarnación posibilitando las condicio-nes en cuanto a ambiente, oportunidades de movimiento y juego para que la encar-nación se pueda cumplir de la forma más saludable posible y haya un desarrollo ma-durativo sano. El principio pedagógico de este primer septenio es la imitación. Lo que late en el niño de este primer septe-

nio es que el mundo es bueno. Los adultos tenemos que esforzarnos mucho para brin-dar al niño esa sensación de que el mundo es bueno, siendo capaces de ofrecerles ese calor de hogar, ese calor etérico, que no tiene que ver con la temperatura ambiente sino con los cuidados que se le prodigan al niño: el intentar que el niño tenga la comi-da lista en tiempo y forma, que la ropa sea la adecuada, que el tiempo que se le brin-da sea de calidad, el cómo acompañar a un niño que no se encuentra bien, cómo pre-servar al niño de las cuestiones anímicas de los adultos, etc. Los niños notan si los adul-tos son sinceros en sus gestos y palabras. Observan las relaciones de los adultos y tie-nen una profunda necesidad de saber que el mundo es bueno. El Amor en mayúsculas es el elemento absolutamente esencial en la educación de estos primeros años.

El ritmo es la vivencia de la vida y toda nuestra vida se desarrolla dentro de ciertos ritmos (respiración, sueño, comidas, esta-ciones del año, etc.). Es un elemento suma-mente importante que debe desarrollarse en el primer septenio. Si los ritmos naturales no se respetan aparece la enfermedad. El ritmo es una propiedad del cuerpo etérico que está trabajando en el primer septenio para labrar el cuerpo físico del niño. Acompañar a un niño pequeño es como embarcase en un bote pequeñito y lanzarse al mar. Se pierde de vista la costa, lo conocido, se abre ante nosotros una aventura hacia lo desconocido en un bote muy pequeñito que no sabemos timonear. Pero, si nos damos tiempo y so-mos muy atentos en la observación y respe-tuosos del proceso, se aprende a timonear. Esta imagen nos puede dar una idea de lo que representa acompañar a un niño.

Mariana Qüerio Maestra del jardín de infantes y pedagoga curativa Escuela Waldorf Rudolf Steiner de Buenos Aires

Fonoaudiologa (UBA, 1990). Dos hijos Joaquín, 21 años y Pedro 17, fueron a la escuela desde los 3 años.

eNtrevista para revista iNNata. AgoSto 2015

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duCACIóN

El niño necesita estar rodeado de seres humanos adultos. Aunque resulte una ob-viedad hoy ya no lo es, ya que el niño se en-cuentra rodeado de un exceso de máquinas que lo hacen todo por uno y de tecnología. Este ser humano que lo acompaña debe ser capaz de realizar tareas manuales con senti-do para que puedan ser imitadas. La imi-tación es lo que permite al niño, junto al tiempo, el calor, el cultivo de los sentidos in-feriores y las enfermedades infantiles, labrar su cuerpo físico y lograr su encarnación.

Pongamos un ejemplo. Cuando un adulto y un niño se predisponen a hacer una torta, desde el adulto se encara la ta-rea desde el pensar. Se busca la receta, se evocan experiencias anteriores, se contacta con lo que, desde lo anímico, representa para él hacer una torta, etc. En el niño es primero el hacer, la voluntad. Va a rom-per los huevos, va a tocar todo, va a expe-rimentar la textura de la harina. Después va a ver si le resulta placentera la actividad, si es divertido y quizás después de todo el proceso pueda contar que hizo algo pare-cido a cocinar. Si el adulto intenta muchas explicaciones, intenta estructurar mucho la actividad, reta al niño cuando no hace lo que se espera de él, el niño se aburre y abandona la actividad. Es importante dar indicaciones breves y claras acompañadas directamente del hacer. No decir “vamos a lavarnos los dientes después de comer así no aparecen caries” sino, después de comer, decir “vamos a lavarnos los dientes” e ir di-recto a hacerlo, porque esto es lo que deja en el niño la impronta de la imitación. La imitación reproduce la vida y el juego tam-bién, permitiendo que aparezca la fantasía.

Un niño que está mirando televisión o jugando en la computadora tiene su cuer-po quieto y necesita justamente lo contra-rio, ejercitar el sano movimiento: correr, saltar, jugar. Éste es el mayor perjuicio que hacemos a un niño dejándolo estático frente a una pantalla. Desde las capacida-des anímicas que surgen en este septenio que en cronología son andar hablar, pensar son como los ladrillos de una casa. En el sano movimiento se va a apoyar el habla, la buena articulación, la posibilidad de co-municarse verbalmente y sobre estos dos ladrillos bien edificados se va a apoyar un pensar coherente. Si no cuidamos las bases, todo lo que se construye por encima va a ser más lábil y débil.

En la actualidad se han tomado muchos elementos de la pedagogía Waldorf en los jardines de infancia. Se reconoce la im-

portancia del juego como contenido y no como ocio, se amasa, se lava la ropita de las muñecas, se limpia la casita de juegos, se participa de tareas artísticas activamente, etc. También se reconoce el valor de narrar el mismo cuento durante varios días para que se pueda generar atención en el niño, ya que la atención es la base de la concen-tración que se desarrollará más adelante. El vertiginoso y continuo cambio de activida-des al que se ven expuestos los niños genera una atención muy lábil y más adelante les costará concentrarse en sus quehaceres.

Son muy diferentes las cosas que se ha-

cen siguiendo una receta a las que se hacen conociendo el fundamento antropológico que sustenta una determinada pedago-gía. La imagen del hombre que sustenta esta pedagogía sostiene que el ser humano transita diferentes etapas en las cuales se va desarrollando y pasando diferentes estadios madurativos. La educación debe acompa-ñar estos desarrollos sin perturbarlos para que sea coherente y efectiva y su resultado

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1. Paseando con sus niños por el barrio.2. La merienda en la época de enanos.3. El momento de pintar con acuarelas.

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pueda ser un ser humano íntegro y sano que siga auto educándose toda la vida

Hay un marco que está dado por ele-mentos constantes y rítmicos que pro-mueven la seguridad y confianza de los niños y le traen tranquilidad. El que siempre que se llegue a la sala los niños se pongan las pantuflas, hagan una ronda, can-ten las canciones jue-guen, prendan la velita antes del cuento; que el día que se come arroz se pinte con acuarelas, el día que se comen verduras se sale al par-que; que cada estación se celebre con su respectiva fiesta, etc. Los niños que asisten a este tipo de jardines sa-ben cómo viene dado el día, dónde va cada cosa en la sala, qué se va a comer, qué se va a hacer, si es invierno o primavera y eso genera seguridad.

Una de las claves de esta pedagogía es la observación individualizada que hace el maestro sobre todos los niños del grupo: ¿por qué llega a esta sala?, ¿qué necesita de mí?, ¿que surge en mí frente a él?, ¿cómo están sus cuerpos físico y etérico?, ¿se enoja mucho?, ¿tiene muchos mocos?, ¿qué parte del cuento lo entusiasma más?, etc. Se trata de ver de dónde viene este niño y a dónde va, considerar lo que traen desde antes de nacer y valorarlo como bueno. Si se trata de recibir al niño con respeto, educarlo con amor y dejarlo ir en libertad no es un tra-bajo aislado ni de un solo día. Hay una mi-rada del maestro que profundiza el trabajo

sobre el niño porque el niño también traba-ja sobre ciertos aspectos del maestro. Mu-chas veces los padres también forman parte de este trabajo recibiendo meditaciones para realizar ellos mismos en casa o lemas para compartir con su hijo, o llevándose al niño al sueño, pensándolo antes de dormir,

leyéndoles cuentos todas las noches. Una actividad importante que pueden hacer los padres es hacer un recuento del día antes de ir a dormir con los niños, como una especie de retrospectiva muy básica para ir acos-tumbrando a los niños a hacer este ejercicio tan beneficioso para ellos.

Esta pedagogía es para la vida y no es de resultados inmediatos, por eso suele causar mucha frustración a los padres. Se escucha muchas veces la pregunta ¿qué aprenden si sólo pintan, cantan y escuchan cuentos? ¿Les va a servir para la vida? La pedagogía Wal-dorf es una pedagogía que sienta y cultiva las bases de lo que va a ser el ser humano íntegro y adulto .Todo lo que se recibe en el primer septenio aparece transformado en los que le siguen, por eso es tan importante la calidad de lo que se ofrezca al niño pequeño.

Los jardines Waldorf comienzan a acep-tar niños que ya hayan cumplido los tres

años. Antes de los tres años se recomien-da que, si no pueden estar en casa con la mamá- que sería la situación ideal- puedan asistir a un espacio de juegos que respete ritmos, necesidad de movimiento, activida-des acordes al desarrollo del cuerpo físico. En esta línea la mirada de Emmy Pickler es acertada y coherente.

Los cuentos recopilados por los herma-nos Grimm representan arquetípicamente a la humanidad, son imágenes muy pro-fundas y poderosas que hablan un lenguaje con el que los niños se sienten identifica-dos, como si se les hablara en un idioma que ellos pueden entender. Es muy impor-tante la preparación previa a la narración del cuento. Hay que conocerlo tanto como para poder ver lo que se está narrando. La narración del cuento debe ser neutra y no histriónica, no hacer las voces ni las caras porque si eso pasa el niño se queda con eso y no con las imágenes que trae el cuento. En el jardín, el momento del cuen-to es todo un ritual. Al volver del afuera,

después de un momen-to de gran espiración, se corren las cortinas, se prende una vela, se empieza el relato y la actividad se vuelve ins-pirativa, muy ensoñada que queda grabada en el alma para siempre. Las imágenes de un cuento surgen después en la vida como fuerza, crea-tividad, inspiración que sostienen al ser humano en muchas situaciones.

Son fuerzas de salud para toda la vida. Por eso son tan importantes.

El juego es otro de los pilares de la pe-dagogía. En el juego, los niños pueden, a través de los juguetes, hechos con mate-riales nobles, trabajar el tacto, uno de los sentidos básicos, de una manera intensa. La motricidad fina aporta al niño, aparte de movimiento y alegría, la posibilidad de generar más y mejores conexiones neuro-nales por eso en el jardín Waldorf se hacen muchos juegos de dedos y manualidades. En el juego hay mucho movimiento y equi-librio y, a partir de los 5 años, con el co-mienzo del juego de rol, la capitalización de la observación del mundo adulto. Muchos niños siguen jugando durante sus prime-ros años de primaria para que después el juego, como un río, dirija su caudal hacia lo profundo del ser y siga corriendo como rio subterráneo. Después de los 21 años,

Permitir que crezca el sentido natural de admiración y curiosidad que el niño

tiene, hace que se transforme en interés y entusiasmo para toda la vida y forma el núcleo para cualquier búsqueda del

conocimiento posterior.

La mesita de estación.

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duCACIóN

ante las necesidades que presenta la vida, ese rio vuelve a la superficie convertido en recursos creativos. El juego también planta una semilla, al igual que los cuentos, que florecerá en capacidades relacionadas con la resolución de problemas, la creatividad, la flexibilidad, la salud, etc.

Un factor que enriquece mucho el juego en el jardín Waldorf es el hecho de tener una sala integrada por niños de diferentes edades, donde todos terminan interactuan-do en la hora de juego libre; por ejemplo los mayores suelen organizar juegos y los más pequeños los siguen, o existen dife-rentes grupos de juegos acorde a la edad. Los niños aprenden a convivir con las ne-cesidades de los demás y van tomando res-ponsabilidades sobre los más pequeños. Las maestras supervisan el juego haciendo cosas necesarias en la sala: cosiendo, arreglando juguetes, ordenando, etc., tratando de no intervenir salvo que sea necesario y sólo mediando y anticipando en las situaciones de conflicto. En el afuera el juego transcu-rre inmerso en la naturaleza.

La espiritualidad en el jardín Waldorf tiene que ver con estar atento, con mirar lo que la naturaleza ofrece con atención, con devoción: cómo estaba la luna, el color del cielo, las formas de las nubes, los bichi-tos del jardín, las formas de las hojas, etc. También con la gratitud, el agradecer antes de comer, agradecer a quien nos da algo, el pedir luz para quien está enfermo y para quien cumple años. Todos estos elementos son germen de religiosidad y funcionan como semillitas para la vida. Quienes han recibido estas semillas en el alma siendo ni-ños se convierten en personas más fuertes y más conectadas con su entorno, con capa-cidad para empatizar y ser más solidarios.

En euritmia se trabaja el movimiento a través de la imagen -en rondas, rimas, cuentos y canciones –de una manera suma-mente artística y placentera para los niños. Los niños imitan y son capaces de ver real-mente las imágenes que les proporciona el euritmista.

La música es una presencia muy im-portante en el jardín. Las maestras cantan en la ronda, cantan cuando trabajan en la sala, cantan durante el transcurso de toda la mañana o la tarde. Las canciones son pen-tatónicas en su mayoría aunque también se cantan canciones tradicionales y populares. La música pentatónica acompaña al niño en su proceso encarnatorio durante este primer septenio.

El ritmo diario en el jardín tiene que ver con la estructuración de las actividades dia-

rias. Con las variantes propias de cada escue-la se llega al jardín, se ponen las pantuflas, se juega, se hace la ronda, se ordena, se prepara la merienda, se limpia el espacio, se sale al parque a jugar, se vuelve a la sala, se escucha el cuento y se termina el día. Los niños ter-minan asimilando que siempre se escucha el cuento antes de irse a casa, por ejemplo.

El ritmo semanal tiene que ver con las actividades que se repiten semanalmente como la comida y labores específicas. To-dos los lunes se come arroz y se pinta con acuarelas, los martes se come cebada y se trabaja con arcilla y así sucesivamente. Los días suelen estar asociados a un color.

El ritmo anual está marcado en el jardín por épocas. Estas épocas comprenden las estaciones del año además de, en algunas escuelas, las fiestas cristianas. Cada época tiene una cualidad que llega a los niños en forma de manualidades, rondas, la decora-ción y los colores de la sala, los cuentos y los juegos que siguen un núcleo concep-tual. Las fiestas son puntos culmines de

las épocas en las cuales aparecen todos los elementos trabajados. Los niños saben que después de la fiesta de farolitos viene la de enanitos, o que su cumpleaños es después de la fiesta de primavera.

Este ritmo diario/semanal/anual del jar-dín permite que el niño pueda desarrollar y estructurar las nociones de tiempo y espa-cio de manera natural.

El jardín de infantes Waldorf es un espe-cio cálido y acogedor, una especie de segun-do hogar para el niño del primer septenio. Permitir que crezca el sentido natural de admiración y curiosidad que el niño tiene, hace que se transforme en interés y entu-siasmo para toda la vida y forma el núcleo para cualquier búsqueda del conocimiento posterior.

En el jardín de infantes Waldorf los cuentos de

mesa son fundamentales. El armado del escena-

rio del cuento y la preparación del momento son

todo un ritual.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍALa que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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RTES

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

Pampatoys, un proyecto de la Escuela Waldorf Perito Moreno

La elección de los juguetes es una gran responsabilidad para los padres y Pam-patoys quiere ser un apoyo fundamental para esto. Trabajamos con mucha con-ciencia para poder ofrecer juguetes bue-nos y bellos, que puedan acompañar al niño en su desarrollo sano.

A través de los años, fuimos crean-do nuevos modelos y tamaños, siempre tomando en cuenta los principios peda-gógicos de la educación Waldorf. Nos fuimos capacitando a través de cursos de modelado y pintura, interiorizando las formas y proporciones del ser humano para poder crear muñecas muy bellas y, así, asistir a los padres en un verdadero cuidado de los niños.

También, durante estos años de tra-bajo ininterrumpido, se ha ido confor-mando un excelente grupo humano de mujeres donde disfrutamos, semanal-mente, el crear y coser juntas, felices de pertenecer a este proyecto. Tomando cafecitos y compartiendo las historias de vida, vamos haciendo las puntadas, y solidarizándonos en mejorar la calidad de las muñecas. Cada una puede seguir

practicando en su casa, acompañada por sus hijos. A veces, impartimos una capa-citación nueva para que más personas se puedan acercar y aprender a hacer mu-ñecas y animalitos; de esta forma, pode-mos colaborar con la escuela, haciendo los juguetes que se usan en el jardín y los primeros grados y ofreciéndolos, tam-bién, a los padres.

Todos los años hacemos una clínica de muñecas, donde reparamos y ves-timos a las muñecas de la escuela que se han deteriorado por el uso intenso de juego y, a fin de año, hacemos una reu-nión festiva con los integrantes del grupo y su familia, para brindar y compartir.

El juguete tiene básicamente la fun-ción de estimular la actividad senso-rial del niño. En la infancia tienen gran importancia los sentidos del tacto, del movimiento, del equilibrio y el vital, per-tenecientes al grupo de los sentidos infe-riores. Deben ser cuidados y estimulados de una manera especial durante el pri-mer septenio, para que más tarde pue-dan despertar los sentidos superiores. El sentido del tacto tiene una enorme

importancia y es muy sensible. Para es-timularlo lo mejor que podemos ofrecer son materiales naturales como las telas de algodón y la lana de oveja. A diferencia del plástico que es un producto sintético, frio y liso, los materiales naturales ofre-cen calidez, olores, suavidad y vida. Ade-más un juguete de plástico no estimula las fuerzas de fantasía del niño y posee una tendencia a fijar el juego infantil.

En Pampatoys, usamos materiales nobles y naturales en la confección de las muñecas; teñimos telas de jersey de algodón en diferentes tonos de piel, y es-tas se usan para los cuerpos y caras de las muñecas; también teñimos lanas de ovejas en finas hebras para los pelos; y la

Un grupo de mujeres, relacionadas con la escuela Perito Moreno, desde el año 2002 se reúnen una vez por semana para hacer muñecas. Este grupo surgió del grupo de labores, donde las madres y abuelas de los niños de la escuela podían aprender a hacer muñecas para sus hijos y nietos. ANNEMIE dE voS

Bibliografía: Mi querida muñeca de Karin Evelyn Scheven, editado en Barcelona, 2001.

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ropita se hace con telas de puro algodón, seda o lana de oveja.

La muñeca, en manos de un niño, es para él un espejo de su ser y de la si-tuación en que se halla su desarrollo. La forma humana o su corporalidad, en su forma básica, describe totalmente la misión del ser humano. Una muñeca ela-borada a partir de estos conocimientos básicos transmite al niño la vivencia de su ser. Toda muñeca que distorsiona o esconde esta tendencia básica, trae con-fusión al niño con relación a sí mismo. Es muy importante la forma armoniosa, las proporciones y la relación entre el tronco, piernas, brazos y cabeza; por eso, tenemos mucho cuidado en la moldería y confección de las muñecas y hacemos distintos modelos para cada edad; así, el niño se ve reflejado según el estado de su desarrollo.

El muñeco tiene una carita que da lu-gar a la fantasía del niño; la cara tiene una expresión amable, pero más bien neutra, para que el niño pueda hacer llorar, reír o dormir a su muñeco, sin que éste tenga ya la emoción dibujada en su rostro.

Cuando el niño es muy pequeño, es suficiente hacer una muñeca de nudos, que la madre puede hacer de una forma muy simple.

Rudolf Steiner ha descrito como se hace una muñeca a partir de un simple trozo de tela haciendo nudos para manos y pies, y poniendo un poco de lana vellón para formar la cabeza. A pesar de la sim-plicidad de este muñeco, acostado en la cuna al lado del niño como compañero, hace las funciones del “tu” permitiendo que el niño no se quede solo cuando la madre no está con él.

Cuando el niño crece, ya se puede ir haciendo una muñeca con la cabeza un poco más pequeña, y los brazos y piernas más armados. A partir de ahí, son impor-tantes las proporciones humanas. A esa edad (3-4 años), la muñeca se convierte en un inseparable compañero del niño, ya que su propia individualidad aún no se halla plenamente presente en el niño; la muñeca transmite presencia humana y cuando no se halla próxima al niño, éste se siente solo.

Entre los 4 y 10 años, las muñecas ne-cesitan una elaboración más detallada, de acuerdo al cuerpo del niño; la forma redonda aún predomina y en contraposi-ción a la cabeza, el cuerpo es blando por fuera; la cabeza se encuentra bien ergui-da sobre el cuerpo pues en esta cabeza

recta y libre se halla la dignidad humana. El niño se relaciona cada vez más

con el mundo que lo rodea y la muñe-ca también se puede vestir y desvestir, ponerse un pijama para ir a la cama; se puede peinar y salir a pasear con el niño. También, la muñeca empieza a tener los cuidados anímicos de parte del niño, que le cuenta historias.

Más adelante, en la adolescencia, el niño puede participar en obras de mario-netas en la escuela y ayudar en las clases de labores para hacer estas muñecas.

Se hace evidente que la muñeca tiene una importancia e intimidad en el jugar infantil que no ocurre con los otros ju-guetes. Durante las diferentes etapas de su niñez, la muñeca para el niño es una compañera, una amiga íntima, próxima a su corazón. Acompaña al niño en todas sus andanzas, en la cama, al jugar; sirve de consuelo a sus penas y se une a él en las alegrías.

Cuando regalemos un muñeco a nues-tros hijos, tengamos en cuenta la enor-me responsabilidad que tenemos como padres. Desde Pampatoys, tratamos de acompañar a los padres de la escuela en este proceso.

otA SoCIAL

1. Las muñecas latinas.2. Las mujeres en plena labor de armado de

muñecas.3. Organizando la granja tejida.4. La granja tejida en pura lana de oveja.

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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COLOGÍA SOCIAL

La vivencia interválica en el primer septenio

Al entrar a un Jardín Waldorf, tal vez en una mañana de otoño o invierno, antes de que los niños se trasladen a sus salones, podemos verlos reunidos en el patio junto a sus maestras, cantando las canciones con las que acompañan el ciclo anual.

Si uno se expone como oyente a esa experiencia, descubre que en ese ambien-te anímico sonoro vive algo muy distinto a cualquier otra experiencia musical que haya tenido. Y podemos llegar a preguntar-nos: ¿qué es lo que se siente en el alma al escuchar esas canciones cantadas por las voces de esos niños pequeños?

Tal vez, para acercarnos a la vivencia musical en el primer septenio de vida, po-demos tomar, por un lado, la historia actual de la humanidad y compararla con épocas anteriores, las que tienen características determinadas respecto de lo musical.

En su evolución y descenso al mun-do material, el hombre pasó por distintas épocas y estados. Estas épocas resuenan dentro del gesto sonoro de un intervalo musical. (Los intervalos son las distancias y movimientos mayores o menores entre los sonidos de nuestra escala musical Ej.: do-re = segunda; do-mib= tercera menor; do-mi = tercera mayor; do-fa = cuarta; do-sol=quin-ta; do-la = sexta; do-si= séptima etc.).

En los primeros tiempos de la humani-dad resonaba la vivencia musical del inter-valo de séptima (do-si), podemos escuchar-lo, cantarlo, tocarlo en algún instrumento, la sensación es como la de exhalar comple-tamente, mi alma totalmente fuera de mí.

A medida que el hombre se fue intro-duciendo en su cuerpo físico, adquirió el gusto por la quinta (do-sol). La sensación es, también, la de estar fuera de si, pero también dentro; es como exhalar e inhalar.

En la época de cuartas, transición entre la época de quintas y de terceras, comienza el hombre a penetrar en su interior, en la fron-tera entre sí mismo y el mundo exterior. La sensación es como de objetiva frontera acer-cándonos a nosotros mismos, como esas arañas que son tan livianas que caminan so-bre el agua; son ellas y su reflejo en el agua.

Luego vino la transición a la época ac-tual, la época de terceras (do-mib y do-mi) donde, como hombres, sentimos la músi-

ca con nuestra propia organización física, como hombre terrestre. Se interioriza el sentir, se lo colorea según la propia pre-disposición subjetiva. Por eso, existen dos terceras: una mayor, más emparentada con la acción y otra menor, que tiene algo más en dirección al elemento cognoscitivo y al sentir; algo que en épocas anteriores no hubiera tenido sentido, la sensación li-gada a lo humano, la propia vivencia inte-rior ligada a la corporalidad física.

En el futuro vivenciaremos la octava do-do (en realidad es algo mas complejo ya que antes debemos pasar por la segunda do-re, que aun nos suena algo disonan-te, para luego comprender la primera: do como una melodía en si misma, buscan-do en nuestro interior en la sensación de primera algo que viene del pasado, como recuerdo y algo que es como un sonido que estamos aun esperando expectan-tes). Cuando eso ocurra, vivenciaremos la octava con una significación distinta a la que tenemos hoy, diferenciándola apenas de la primera. No obstante, si cantamos una octava hoy sentimos algo así como si uno creciera, como si nos volviéramos más grandes; la predisposición existe, la de as-cender en calidad humana.

Todos estos ejemplos se pueden expe-rimentar desde la sensación (la sensación como órgano particular de percepción su-prasensible); la sensación es lo importante si hablamos de música ya que en el momento que desarrollamos conceptos salimos de lo musical, necesitamos una verdadera com-prensión irracional para alcanzar de algún modo lo musical. En dirección a lo musical, poco importan las palabras, importa lo que pueda sentirse, el comprender sintiendo.

También, podemos encontrar algunos ejemplos de nuestra época y de lo que se viene desplegando desde el futuro en al-gunos compositores contemporáneos. Me permito citar, si queremos aproximarnos a la vivencia del intervalo de segunda, la obra del compositor Polaco Krzysztof Pende-recki o la de la compositora Rusa Sofía Gu-baidulina.En el caso de la vivencia del in-tervalo de cuarta, algunas composiciones del compositor Brasileño Egberto Gismonti o la compositora Japonesa Hiromi Uehara.

Cuando el alma desciende a la tierra y nace como niño también repite todos los es-tados de la evolución en su propia biografía individual. El niño en su primer septenio y hasta los nueve años tiene una percepción del mundo en relación a la vivencia del inter-valo de quinta. En el exhalar e inhalar propio del movimiento del intervalo de quinta vive el niño. Todo lo que sucede en su entorno se mueve a su vez en su interior como mo-vimiento y sentimiento objetivo, por eso imi-ta, siente en su propia corporalidad el mo-vimiento exterior. Ésa es la aptitud normal que el niño posee aún, su ambiente sonoro, a diferencia del niño de nueve años donde comienza la vivencia del intervalo de tercera.

Por eso, en este período del desarrollo del primer septenio, las canciones que se cantan a partir de la escala de cinco soni-dos o pentatónica, están en relación direc-ta con el niño en su ambiente de quintas. “Tendría el niño que entender solo quintas y algunas cuartas también pero no terce-ras” (R. Steiner). La música construida a partir de la escala pentatónica es una mú-sica que tiende a abrirse hasta irradiar.

Podemos encontrar música hecha con siete sonidos- esta música tiende a cerrar-se en si misma- una sonata de Mozart por ejemplo, o un tango; sabemos cómo va ter-minar. La estructura de siete sonidos hace que se cierre, que concluya, pero la de cin-co sonidos permanece abierta, cualquier nota puede ser el principio o el final. Esto hace que estos tonos se implanten como contenido vital en el niño haciéndose, por un lado, existentes y, por otro, eternos.

En el mundo en que vivimos, donde casi se erradicó el silencio por completo y don-de nuestros niños están expuestos a los sonidos y ruidos casi constantemente, es importante limpiar el alma con canciones en dirección a la escala de cinco sonidos en el periodo del primer septenio de vida. Estas canciones resultan un bálsamo para el niño, brindándole una impronta, una in-vestidura, una armadura dorada y una gran espada para encontrar el coraje anímico y asi enfrentar, en el futuro, al mundo que les estamos dejando, para cultivar calor en lo social y para encontrar libremente su verdadero destino.

Horacio BenchuyaProfesor de Música, Compositor, interprete. Dirige el ensamble de cámara de la Fundación para la difusión de la Antroposofía en Sudamérica Casa

Rudolf Steiner, componiendo la música que acompaña el ciclo de Fiestas Cristianas que se celebran en dicha fundación desde el año 1990.

Nota origiNal para revista iNNata. AgoSto 2015

úSICA

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

La Choza es un campo de 135 hectáreas ubicado en General

Rodríguez, provincia de Buenos Aires. Originalmente, fue parte de

una gran estancia perteneciente a Bernardo de Irigoyen. Erigidas

en el centro de estos terrenos, se destacan la casa señorial y

una capilla campestre, testigos históricos de la vida de Don

Bernardo, quien llamaba a la Choza su “santuario de silencio

donde meditar los grandes problemas del país”.

Agricultura biodinámicaen La Choza:

Cuidando el futuro

tienda La ChozaCatamarca 501esquina San Lorenzo, Martínez

Campo La ChozaRuta 24 Hm 46 Gral. Rodrí[email protected]

Perteneciente a la Fundación que lleva el mismo nombre, este campo produce, desde hace más de veinte años en el esta-blecimiento, leche, verduras, plantas au-tóctonas y hierbas medicinales, siguiendo los lineamientos de la agricultura bioló-gico-dinámica. Se elaboran, también, en una quesería propia, leche fluida, quesos, manteca y yogures, y conservas con algu-nos productos de la huerta.

En el año 2011, se creó la Cooperati-va La Choza que arrienda el campo y se encarga de la producción, elaboración y comercialización de todos los productos.

Actualmente, el ochenta por ciento de la tierra está destinada al pastoreo del ga-nado bovino, fuente de la producción lác-tea y materia prima para el trabajo diario en el tambo.

La producción hortícola ocupa cuatro hectáreas, a la cual se suman alrededor de ciento cincuenta árboles frutales y cul-tivos de plantas aromáticas y medicinales.

Asimismo, un vivero de plantas nativas de la Provincia de Buenos Aires, presenta, como principal objetivo, la recuperación del control biológico del lugar mediante la forestación.

Uno de los principales fundamentos de la agricultura biodinámica es la de culti-var y producir tomando la granja como un organismo donde las plantas, los anima-les y el hombre interactúan de manera de desarrollar, cuidar y embellecer el lugar. Esto permite producir alimentos sanos de una manera sustentable respecto a los recursos naturales, en la esfera económi-ca y en la vida social de las personas que trabajan y viven en el lugar. Para lograr conducir este organismo en forma sana, es que se trabaja sin el uso de agroquí-micos, integrando la mayor variedad de plantas y animales dentro de la produc-ción para mantener la diversidad dentro del establecimiento.

1. Las ovejas y las va-cas son respetadas y tratadas como seres individuales.

2. Los cultivos en el campo.

3. Un día de fiesta en donde se invita gente de toda la comunidad antro-posófica.

4. Un día de trabajo en el campo.

juan Martín richter. Presidente de La Choza. Cooperativa de Trabajo Limitada. Nota origiNal para revista iNNata. AgoSto 2015

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SPIRITUALIDAD

Con la integración de las vacas leche-ras, la producción de huerta, el cultivo de plantas autóctonas y medicinales y el uso de preparados biodinámicos, se logra una producción que no agote la tierra, aumen-tando su fertilidad sin el ingreso de fertili-zantes externos de ningún tipo.

La base del alimento de nuestras vacas es el pasto. Las praderas son manejadas con un sistema de pastoreo rotativo racio-nal que permite un mejor aprovechamien-to de las pasturas, cuidando la variedad de gramíneas y leguminosas y permitiendo una oferta de forraje al campo durante todo el año.

El mayor tenor graso de la leche de nuestras vacas Jersey le da un sabor es-pecial a nuestros productos, elaborados con leche entera, siendo particularmente sabrosos los quesos y yogures. También se elaboran productos con leche descre-mada. En los procesos de elaboración se tiene especial cuidado en mantener las fuerzas vitales de la leche intactas. Para ello, se pasteuriza la leche evitando tem-peraturas mayores a 75 grados y no se la homogeniza. También se utilizan cultivos naturales en la elaboración de quesos y yogures y envases de vidrio para su guarda y traslado, logrando llegar así al cliente con un producto sano. Todos los ingredientes son naturales y no se utilizan aditivos como saborizantes, conservantes o colorantes artificiales.

En la huerta se produce una amplia va-riedad de verduras. En la rotación de los diversos cultivos se introducen períodos de descanso con abonos verdes a fin de incrementar la fertilidad de la tierra. Se utiliza el compost como principal abono, el cual se elabora principalmente con la bosta de nuestras vacas, restos de nues-tra cosecha y paja de nuestras praderas. Se puede decir, así, que en el compost se concentran las fuerzas de todo el es-

tablecimiento que, luego del proceso de compostaje con los preparados biodiná-micos, son devueltas a la tierra. Se cierra, así, un círculo virtuoso a partir del cual se extraen alimentos sin agotar los recursos naturales y, al mismo tiempo, se incre-menta la fertilidad del lugar.

La sanidad de plantas y animales se trata de mantener dentro de lo posible con productos naturales producidos en la misma granja.

Con un fuerte componente educativo y un amplio compromiso con la producción biológico-dinámica de alimentos saluda-bles, en La Choza se concibe el trabajo agropecuario al servicio de la vida social. Es por eso que, en La Choza, también se da espacio a actividades sociales como cam-pamentos de niños, visitas de colegios y di-versos cursos. En primavera y en otoño, se realiza un día de puertas abiertas en el que se invita a todas las personas interesadas a visitar el lugar. Además, se organizan visi-tas guiadas en forma regular a fin de acer-car a la gente al lugar donde se producen los alimentos que consumen.

La Cooperativa no busca solamente una sustentabilidad ecológica a través de la práctica de la agricultura biodinámica, sino también ser autosustentable en lo econó-mico. Esto significa que cubre sus gastos y sus inversiones (a mediano y largo plazo) con los ingresos que obtiene de la venta de sus productos. En lo comercial, comple-menta los productos de producción propia con los de otros productores orgánicos y biodinámicos, ofreciendo a sus clientes una amplia gama de productos.

La Cooperativa llega al consumidor final tanto a través de puntos de venta di-rectos como también vía tiendas, almace-nes y restaurantes que venden y/o elabo-ran sus productos. Aquí, cabe de destacar que, desde marzo de este año, la Tienda La Choza abrió sus puertas al público con

un hermoso local a la calle. Éste, está ubi-cado en Catamarca 501 (esquina San Lo-renzo) en Martínez, provincia de Buenos Aires, y abre de lunes a viernes de 9:30 a 19:30 y los Sábados de 9:30 a 13:30hs.

En lo económico, La Choza busca un trato abierto, honesto y de apoyo mutuo, tanto con sus clientes como con sus pro-veedores. Como cooperativa busca que las personas que trabajen para el proyecto se identifiquen con éste y no sólo trabajen motivadas por la remuneración que perci-ben, sino también por su relación con los ideales y objetivos del emprendimiento.

La Choza es un establecimiento que trabaja en contacto con la naturaleza queriendo respetarla y comprenderla, creando las condiciones para un trabajo social-pedagógico sobre la base de una agricultura sana para la tierra, en armo-nía con el cosmos y sanadora para los hombres, animales y plantas.

AgrICuLturA IodINÁMICA

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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EDICINA

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NEOLAIA 2015, Encuentro Nacional de Jóvenes.Ana Laura de Andrés, arquitecta e integrante de la Sección de Jóvenes. Nota origiNal para revista iNNata. AgoSto 2015

Facebook: sección de jóvenes argentina mail: [email protected]

Durante el fin de semana del 8, 9 y 10 de mayo se realizó en la Escuela Waldorf Clara de Asís de Buenos Aires el tercer encuentro nacional de jóvenes, Neolaia, organizado por la Sección de Jóvenes Argentina. El en-cuentro contó con la presencia de unos cua-renta jóvenes que participaron activamente de las conferencias y dinámicas propuestas, compartiendo entre todos sus impresiones, su aprendizaje y sus acciones en el mudo. Éste fue el tercer encuentro realizado, donde se compartió, al igual que en los anteriores, una misma búsqueda de base: encontrarnos en el mundo y conocer nuestras herramien-tas para relacionarnos con él.

Durante los primeros dos días, se lleva-ron a cabo conferencias y actividades ar-tísticas y de movimiento que permitieron

una aproximación a las relaciones sociales. Se abordaron temas tales como los tabúes de nuestra época, de la teoría de los sen-tidos y de la trimembración social, como contenidos que nos permiten situarnos en el mundo y empezar a percibirlo para relacionarnos los unos con los otros como individuos y como comunidad. A su vez, pudimos experimentar estas relaciones y las fuerzas formativas del mundo a través de actividades artístico-expresivas, modela-do con arcilla, euritmia y danzas circulares.

A diferencia de los encuentros anterio-res, éste marcó para los integrantes de la Sección de Jóvenes una nueva etapa, ya que por primera vez sus miembros ofi-ciaron como oradores y facilitadores en distintas actividades. Los colaboradores

y conferencistas fueron: Martin de Gans (sacerdote de la Comunidad de Cristia-nos), Ana Laura de Andrés (arquitecta e integrante de la Sección de Jóvenes), Pablo Bonini (médico e integrante de la Sección de Jóvenes), Nicolás Mazzone (profesor de educación física), Marcelo Catarinolo (escultor y docente), Federico Baratti (pro-fesor de educación física y pedagogo Wal-dorf ), Juan Bottero (estudiante de sociolo-gía e integrante de la Sección de Jóvenes), Guido Rosell (participante de Germinar e integrante de la Sección de Jóvenes), Axel Rodrigué (euritmista) y Sara Rosenman (estudiante del profesorado Perito Moreno e integrante de la Sección de Jóvenes).

El objetivo que la Sección de Jóvenes se traza como ideal, es siempre poder aproxi-

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mar a la juventud a experimentar su relación con el mundo, a través de espacios de encuen-tro y acciones conjuntas. Por este motivo, el último día de Neolaia, bien temprano por la mañana, nos trasladamos a Los Luceros, una asociación civil en Benavidez que ofrece cla-ses de apoyo, comedor y actividades pedagó-gicas, artísticas y lúdicas para niños del barrio. La misión era construir una plaza de juegos para todos los chicos de Los Luceros en sólo un día ¡y lo logramos! Fue un trabajo muy ar-duo, pero la jornada transcurrió entre mates, pizzas y risas para que finalmente el objetivo se cumpla.

Esta construcción en Los Luceros, tie-ne un compromiso previo a su ejecución. Durante el encuentro Neolaia 2014, do-centes de la Escuela Waldorf Perito Moreno encomendaron a los jóvenes una misión. Ute Craemer, fundadora de la Asociación Comunitaria Monte Azul en São Paulo (Brasil), ofreció, como símbolo, una mo-neda de plata que contribuiría a impulsar acciones transformadoras. La moneda sería entregada a un grupo de personas para que desarrollaran una actividad social concreta y luego se pasaría a otro grupo, con el mis-mo objetivo. Esta moneda fue cedida a la Sección de Jóvenes durante una conferencia del encuentro de 2014. Dentro de este mar-co, la construcción de la plaza de juegos en Los Luceros representa, no sólo la muestra terrenal de las capacidades transformadoras de la juventud a través de sus acciones co-lectivas, sino también el cumplimiento de ese compromiso y la voluntad de que esa moneda siga impulsando nuevas acciones en su paso a nuevas manos.

Una vez más, termina un encuentro que nos deja agotados y felices al saber que nue-vos espacios se crearon en cada participante. Cada encuentro es único gracias a que cada integrante lo es. Nos sentimos orgullosos de la comunidad de jóvenes de la que somos parte. Tras un nuevo Neolaia conquistado, estamos más seguros y confiados de nues-tras capacidades para intervenir la realidad.

Quien desee contactarnos pue-de escribirnos por cualquier consulta a [email protected] o agregarnos en Facebook: Sección de Jóvenes Argentina y recibir las notificacio-nes de todas las actividades que organiza-mos; charlas mensuales, ciclos de estudio, encuentros de jóvenes y otras actividades afines del movimiento antroposófico.

jóvENES EN LA ANtropoSoFíA

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

La explicación del cuento: Caperucita roja

Los cuentos de hadas: Las verdaderas historias del mundo

CristiNa MartÍNez NOTA ORIGINAL PARA REVISTA INNATA. AgoSto 2015

qUé poDeMos ver eN el CUeNto De CaperUCita roja, qUe preseNtaMos eN iNNata para Niños.

Imaginar a esta niña irradiante y pura como una fuerza nueva del alma que está creciendo, y al mundo de su origen celestial, pleno de sabiduría (la abuela), que la dota con todo lo necesario, hasta con una caperuza de terciopelo colorado, el color de la sangre, que la individualiza, le cubre la cabeza, la fontanela, la separa del mundo de “arriba” con el consiguiente debilitamien-to de la conexión con su patria celestial. Por eso la abuela se enferma y está delicada.Así, ahora es ella la que debe hacer el camino para restablecer ese vínculo y para eso tiene que llevar las sustancias arquetípi-cas del alimento espiritual, pan (dulce) y vino (mosto). La madre, la fuerza del alma que la engendró, da las reglas para el camino interior:• Irtemprano,reciéndespierta,confrescura,contodaslaslu-

ces (el calor aplaca).• Formalita,conseriedad;erguidayfirme,sabiendopordondeir.• Sinapartarsedelsendero,conlametabienclara,sindesvíos.• Porsiserompelabotella,yaquecontieneloquefortaleceelyo.• Decirbuenosdías,celebrarelreencuentro.• Nodistraerseconpequeñeces.• Da la mano a su madre y dice “así lo haré”, asegura, se

compromete.

Los cuentos de hadas tienen un profundo significado. Guardan en sí, en forma de imágenes, los grandes secretos de la existencia.

El niño, que todavía se halla muy cerca del mundo espiritual,

recibe a través del cuento esas imágenes que no le son ajenas y las recrea y asimila con avidez,

nutriéndose de ellas.

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RTES

Al entrar al bosque se encuentra con el lobo y no se asusta, se saludan: “Buenos días Caperucita Roja”, “Buenos días lobo” ¿Se conocen por su nombre? (su esencia). Y ella responde con toda inocencia a sus preguntas mientras caminan juntos. Le cuenta con exactitud donde vive su abuela, en medio del bosque (del mundo anímico), lo más íntimo. Allí donde hay tres grandes robles, bajo los cuales los sacerdotes nórdicos, los druidas, se conectaban con los dioses. Era un lugar muy especial, sagrado. Y el seto de avellanos en la antigüedad se plantaba en los bordes de los campos para atraer las fuerzas vitales cósmicas. Esto es a mitad de camino.

Los espacios de tiempo son épocas delalma, cada cual tarda más o menos.El lobo ya se relame pensando que va a ingeniárselas para pes-car a las dos.

¿Ya conocía el lobo a la abuelita? Caperucita está segura que sí y se lo dice.

¿Quién es este lobo? Es oscuro, le aparece a Caperucita cuando va sola. Es cuando empieza a encontrarse con las fuer-zas de la oscuridad de la materia, cuando el alma, sutil y tier-na, va compenetrando el cuerpo físico. Ella es tan inocente, in-genua, que no le teme. Esto la protege, así como la luminosidad que irradia desde su interior hacia todo el que la veía. Quizás es un motivo por el que no se la puede comer ya, en el camino ¡Le abrasaría la panza! Ahora comienza el proceso de persuasión, pues ¿qué hace el lobo?

— “¿No ves qué lindas flores? ¿No escuchas cantar a los pa-jarillos?” o sea:

Abre tus sentidos exteriores, no mires hacia adentro “como si fueses a la escuela”, diviértete en el bosque, es tan lindo…apártate del camino, desobedece a tu madre, ella no te ve, olví-date de tu abuela, de tu meta, busca flores de colores hermo-sos, distráete con pequeñeces…

Y ella alza los ojos y ve todo un mundo del que ella era parte, una con él, pero ahora lo ve afuera de ella pues lo mira con los ojos físicos, se le van apagando los de adentro, y ese mundo le atrae tanto que sale del sendero a buscar flores y a cada paso ve una flor más bonita aún; y así se va adentrando cada vez más en la espesura del bosque.

Mientras tanto el lobo se dirige a casa de la abuela, entra mintiendo pues dice que es Caperucita (aunque es parte de ella, no es su esencia y no lleva nada) y que le lleva torta y vino para que se reponga. Entra y devora a la abuela (no la come masti-cando, no hay sangre), la traga entera y viva. Se pone sus ropas, su cofia, se mete en la cama y corre las cortinas de la cama.

Caperucita siguió juntando y juntando flores hasta que no le cabía una flor más. ¿Y qué es eso en realidad? mas y más y más… ¡voracidad! Esa es una cualidad del lobo que apareció ahora en ella. Mientras estaba en el camino no podía ser devorada, tenía la meta clara y ahora, aunque reemprenda el sendero, ya no es la misma, pues ¿qué ocurre entonces? Cuando llega a casa de la abuela siente angustia, cuando antes nunca le había pasado, siempre se sentía bien, entra y grita “Buenos días” pero no ob-tiene respuesta, se acerca a la cama, corre las cortinas y ve a la abuela aunque un poco rara. ¿Cómo es posible? Si estuvo hace un rato con el lobo y no lo reconoce ya, sólo ve lo que quiere ver, a la abuela, y sólo son sus vestidos. Ha perdido la mirada a la

esencia, lo único que ve es lo superficial. Además, ¡tres veces lo llama abuela al ver esas orejas tan grandes, esas manos y esa boca tan terriblemente grande! Se volvió comestible para el lobo. Éste es un proceso también, ya que en la medida de ir oscureciéndose, va entrando en las tinieblas de la materia, su cuerpo físico.

Por eso, el niño de cuatro, cinco, seis años se siente identi-ficado en ese proceso pues es lo que esta ocurriendo a su alma en ese momento que va poco a poco compenetrando su corpo-reidad terrenal.

Pero por suerte acertó a pasar por allí el cazador, esa fuerza del yo que quiere equilibrar el bosque anímico, bien despierto a cualquier irregularidad. Reconoce al lobo que andaba hacía rato buscando e intuye lo ocurrido.

Con unas tijeras abre la panza, provoca un nacimiento, un salir de nuevo a la luz. Sale Caperucita diciendo “¡Qué oscuridad en el vientre del lobo!” y a la abuelita le faltó el aire, cualidad del espíritu, y a la niña la luz, del alma.

El lobo muere con lo más duro de la materia misma, las pie-dras, el cazador lleva como recuerdo de ese momento la piel y la abuelita se restablece con los alimentos correctos y los tres están contentos.

Caperucita piensa ahora “Nunca más me apartaré del sen-dero”. Ganó la experiencia para siempre.

Por eso, el niño quiere escuchar este cuento una y otra vez, quiere estar seguro que siempre se sale de nuevo a la luz y él lo logrará también, pues aunque tenga un lobo en su interior, tiene además al cazador.

A EXpLICACIóN dEL CuENto

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La que elige nacer REVISTA SOBRE ANTROPOSOFÍA

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Terapias alternativasVanda CostamagnaMemoria celular a través de la Kinesiología Holística. Terapeuta floral, Euritmista 011 15 5575 [email protected]

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ArquitecturaArq. Horacio Messina y Arq. Marisa LienhardArquitectura orgánica, Geometría proyectiva. 011 4558 7913 / 011 4472 [email protected] [email protected] NortE

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PediatríaDr. Miguel Amadeo Da Graca BelchiorMédico Pediatra y Médico Escolar antroposófico011 15 4557 6391 [email protected] LópEZ

PsicologíaAlejandra LiebermanPsicóloga. Terapeuta corporal. 011 15 6295 [email protected] LópEZ

Anabella Martínez de IbarretaLicenciada en Psicopedagogía - Orientación Vocacional (método Eneagrama)- Formación Antroposófica. 011 4799 7553 / 011 15 3300 [email protected] NortE (oLIvoS Y MArtíNEZ)

Carlos VargasPsicólogo con orientación Antroposofica.011 15 3 695 [email protected]. BALLEStEr Y MASCHwItZ

Federico Halbrich Consultor Psicológico para adultos y Educador con formación en antroposofía y Pedagogía Waldorf. “PSI LABRANDO” - Proceso psicológico grupal de expresión, escucha y elaboración compartidos acerca de la vida y el desarrollo. 011 15 5174 2059 - [email protected] ZoNA NortE

Inés IturraldePsicologa (UBA), Psicoterapeuta antroposófica para adolescentes, adultos011 15 4499 0263 - [email protected] Y MArtíNEZ

Natalia LiguoriLic. en Psicología con formación en Maternidad011 15 5468 6082licenciadanatalialiguori.wordpress.comZoNA NortE

Magdalena SanzLic. en Psicología – Terapeuta corporal especializada en actividades acuáticas011 15 6208 [email protected]íNEZ Y SAN ISIdro

Otras TerapiasAndrea Di PaoloTerapeuta Floral-Memoria Celular, Coordinadora de Recursos Expresivos, Sesiones, Talleres011 156 156 [email protected]: Memoria CelularSAN FErNANdo

Carla VeledaPartera independiente de atención a domicilio 011 15 3322 3147 / 011 4765 [email protected] AdELINA

Elizabeth Herrera PolakCosmetóloga. Atención a domicilio 15 6194 [email protected] podEStA

María Justa Mercau SaavedraTerapeuta Sistémica, Facilitadora de Constelaciones familiares y Memoria Celular 011 15 3834 [email protected] ISIdro

Mariana GimenezTécnica de laboratorio. Especialista en bebés [email protected]

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