revista ies carlos iii
DESCRIPTION
REVISTA CARLOS iiiTRANSCRIPT
Fecha del boletín:20/10/2011
SHEREZADE REVISTA DEL I.E.S Carlos III de Toledo
Volumen 1
CONTENIDO Nº PAGINA
Introducción 2
Impresiones y recuerdos 3
Impresiones y recuerdos 1 4
Carta a los padres 5
Recuerdos 6
Recuerdos 1 7
Adolescencia:10 consejos 8
Adolescencia:10 consejos 1 9
Miguel Hernández 10
Testamento de García Márquez 11
Testamento de García Márquez 1 12
Cuentos de Bucay : La ranita en la
nata
13
Cuentos de Bucay : La princesa
busca marido
14
Allium Cepa y soneto 15
Curiosidades: examen 16
Galería de imágenes 17
P ÁG I N A 2
Introducción
S H E RE ZAD E
Queridos lectores:
Tenéis ante vosotros el primer número de Sherezade, la revista de nuestro instituto.
Queremos que en ella tengan cabida las iniciativas, creaciones y reflexiones de todos los
miembros de nuestra comunidad educativa.
Llegará tan lejos como nosotros queramos. Porque ha nacido para crecer, con la imagi-
nación, la inteligencia y la fantasía de todos los que aún estamos convencidos de que la educa-
ción, y la cultura, constituyen el mejor instrumento – quizás el único- para seguir avanzando
hacia un mundo mejor.
Aquí caben razonamientos y divertimentos. La memoria del pasado y las adivinanzas que
nos ayuden a descubrir el futuro. Las matemáticas y la literatura. La física y la química. Y
por eso, claro, el amor; que ya lo dijo el inminente sabio Severo Ochoa, antes que Joaquín Sa-
bina: ―el amor es la fusión de la física y la química.‖
Y también cualquier otro saber que nos ayude a conocer la diversidad del mundo y sus
consecuencias, aunque no esté etiquetado en ninguna asignatura.
Queremos que sea la revista de la realidad de la vida y de los cuentos. De muchos
cuentos, de todos los tamaños y colores. Porque, como decía es escritor Luis Landero en su
libro El cuento o la vida: ―Hoy más que nunca la escuela está bajo el signo fatal de Shereza-
de‖ (aquella mujer inteligente que utilizaba la imaginación para seguir viva).
Nosotros también necesitamos la imaginación para seguir adelante, caminando hacia esa
utopía de la que hablaba Eduardo Galeano, y que siempre está en el horizonte y siempre
alejándose con él. Por eso, decía el escritor uruguayo: ―camino dos pasos, y ella se aleja dos
pasos ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar.‖
En vuestras manos queda Sherezade. Necesita de vuestras aportaciones y fantasía pa-
ra seguir viviendo, narrando, contando. A nosotros, quienes lanzamos esta iniciativa, nos gus-
taría que su historia, como en Las mil y una noches, fuera interminable.
Francisco de Paz
P ÁG I N A 3 S H E RE ZAD E
Los 20 años del centro
Impresiones y recuerdos
Impresiones y recuerdos.
Juan José Fernández Delgado
La verdad es que las emociones se apretaban entre sí y pugnaban por salir
más allá de ―la flor de la piel‖. Fue necesario ―bajar la mano‖ en varias ocasio-
nes para no quedarse ―al descubierto‖ entre compañeros y antiguos alumnos, ya
médicos, ya abogados, ya directores de empresa o comerciales, ya maestras, ya
madres… Los recuerdos saltaban alborotados y se desparramaban en cientos de
imágenes, próximas y precisas muchas, casi tangibles; más borrosas otras entre
el fondo de las clases o de una excursión por la Ruta de Don Quijote… Todas
irrepetibles.
Menos mal que el alma se había puesto a buen recaudo desde que recibí la
invitación para asistir a los actos programados por la actual dirección del Carlos
III y había buscado toda clase de protección para emociones y sobresaltos. No
obstante, todo aquello que habían atado y bien atado la prudencia y la razón se
vio desmoronado en un instante al divisar un grupo de gente que esperaba ante
las puertas del lugar elegido, que es lo que yo había procurado: estar entre los
primeros en llegar y encontrarme, ya ajustado, ante cuantos fueran llegando. Las
palpitaciones aumentaban y el caballo cordial aceleraba su paso a medida que me
aproximaba al grupo, y los apuros de no reconocer con la precisión que yo quisiera
a quienes me saludaran los azuzaba con ahínco. Y es cierto que en algunas oca-
siones tardé varios segundos, que se hicieron horas, en identificar al antiguo
alumno, a las alumnas sobre todo: se acicalan de tales maneras y tan diversas
entre sí que me proclamo incapaz de distinguirlas, de reconocerlas. Entonces, se
ponen todos mis sentidos en funcionamiento y, al poco, ya por el oído que me trae
ecos reconocibles, ya por los gestos que atrapo con mis ojos despatarrados, re-
conozco perfectamente a mi interlocutor. Eso sí, que no se me pida que diga su
nombre o el curso en que nos encontrábamos a diario, pero en muchos casos tam-
bién consigo acordarme: entonces me entra una gran alegría y repito David,
Verónica o Natalia varias veces; incluso, le pregunto por el compañero o compa-
ñera con quien, compartiendo pasillo, escaleras o patio, se inició en las artes
amatorias. Otras veces, son ellos quienes despiertan recuerdos puntuales o des-
criben estampas anecdóticas y puntuales también. ―Me acuerdo cuando me dijo la
primera vez en clase que tuviera cuidado porque me iba a caer. Chaval, oye cha-val, que te vas a caer, fue como me dijo. ¿Que me voy a caer?, si estoy bien
sentado, le contesté. Pues aunque estés bien sentado, que a pesar de mi miopía bien que lo veo, estabas ya en el alféizar de la ventana. ¿En el alféizar de la ventana? Cada vez entiendo menos.
P ÁG I N A 4 S H E RE ZAD E
Que sí, muchacho, que estabas cazando mariposas fuera de la clase. Que estabas despistado.
-Y a mí me dijo un día: Chaval, que se te ha caído el libro. Y como miraba
hacia los lados y debajo de la mesa para ver si veía el libro que no había llevado a
clase, mis compañeros de reían y yo cada vez me azoraba más.
-Que no veo libro ninguno, profe.
-Chaval, quiero decirte que tienes que traer el libro a clase. ¿Cuántas veces
más debo decírtelo para que hagas caso…?
En el acto propiamente dicho, las fotografías se perseguían unas a otras, como impi-
diendo que ninguna se aposentara como una señorona y desplazara a las demás. Chis-
pazos, fogonazos del pasado próximo, tan próximo que aún se roza con el presente.
De los discursos diré… Dijeron casi todos los oradores que veinte años es muy poco
tiempo. ¡QUE veinte años es poco tiempo…! No lo doy por cierto: veinte años es una
eternidad, pues ahora mismo ninguno de los alumnos del Instituto cuenta con esa pre-
cisa y preciosa edad. Y hablando de la historia del Centro, toda ella segada por la
guadaña del 2 y encerrada en la oquedad del 0, es mucha historia: desde su ubicación
el la Avenida de su nombre, que yo no conocí,
hasta su llegada a los altos toledanos de la Aveni-
da de Europa, que ponían los mismos pies de los
cigarrales al alcance de la vista salvando el Tajo,
hay mucho trecho, y muchas selectividades, y mu-
chos intercambios culturales, y muchos enfados y
disgustos escolares, y muchas alegrías, y muchas
gargantas rotas y calcinadas… Toda la historia de
la literatura, desfiles de escritores, comentarios
de texto…, que muchas veces regresaban a la car-
tera…Veinte años son muchos años y marcarán una etapa irrepetible del Carlos III,
etapa en la que se consumieron los últimos rescoldos de lo que había sido un excelente
bachillerato. Luego llegó la malvada LOGSE con todos su progres de pacotilla a cues-
tas, y con ella el derrumbamiento y la hecatombe escolar. Lamentablemente, no me
equivoco: ahí están las pruebas…
Y más fotografías, y más oradores y más recuerdos entrañables. De todas las
fotografías retengo una en mi retina: aquella en la que la voluntad caprichosa del pro-
yector paralizó la imagen dejando al presi Barreda como si estuviera entrerrejado,
entrebarrotado. ¿La recordáis? ¿O fue una errónea sensación mía?
En la cena, la cordialidad se deslizaba por los manteles de los comensales, ami-
gos y compañeros que se encargan de prolongar la ardua tarea de enseñar, de enseñar
también fuera de las clases, y los domingos y demás fiestas de guardar...
Apreciados compañeros del claustro del Carlos III, gracias por la cordialidad y
el buen rato que me hicisteis pasar. Y a vosotros, apreciados ex-alumnos, que las va-
rillas del abanico vital se os vayan perfilando cada vez más claras. Si aún no es así,
sabed que aún contáis con el beneplácito de la juventud. Y a la dirección del Carlos
III, muchas gracias por esta iniciativa y ánimo para esperar y preparar el veinticinco
aniversario que, ¡ay!, está ya a la vuelta de la esquina.
P ÁG I N A 5 S H E RE ZAD E
Consejos de la enfermera
Carta a los padres
CONSULTA DE ENFERMERÍA
Estimados padres:
Durante el pasado curso escolar, han pasado por la consulta de En-
fermería, alrededor de 400 alumnos por motivos diversos. Existe un
factor común en un porcentaje amplio de los escolares que acuden
diariamente a la enfermería: la ausencia e escaso desayuno que hacen
antes de venir al instituto.
Cuando un niño en pleno crecimiento está en ayunas desde la noche
anterior, aparecen efectos propios de este ayuno, como son: dolor de cabeza, irritabilidad, dis-
minución de la concentración, fallos de memoria, mareos, etc.
Les recomiendo, que para el buen desarrollo físico e intelectual de sus hijos, insistan en la rea-
lización de un desayuno completo a base de:
Leche + Zumos o fruta + Tostadas/galletas o cereales
Puedo entender que por la mañana todo son prisas para llegar al colegio, trabajo, etc.; pero tal
vez con ayuda de dos pequeñas estrategias, que ahora les comento, podamos conseguir que sus
hijos hagan en desayuno completo que repercutirá beneficiosamente en su rendimiento escolar,
así como en su buen desarrollo físico.
Estrategias;
1.- Levantarse diez minutos antes
2.- Dejar el desayuno preparado la noche anterior.
3.- El material escolar necesario para el día siguiente (mochila), debe dejarse preparado
el día anterior.
Agradeciendo su colaboración y siempre pensando en el bienestar de sus hijos.
Un saludo.
Fdo. Blanca González Arévalo Enfermera de IES Carlos III
P ÁG I N A 6 S H E RE ZAD E
Buenos días.
En el momento en que recibí la carta anunciando la celebración del XX Ani-
versario del Carlos III pensé "¿20 años? No es posible... espera, ¿cuántos
tengo yo?". Y mientras esas preguntas pasaban por mi cabeza, en mi cara se
formó una sonrisa que reflejaba una mezcla de añoranza y buenos recuerdos.
Yo estuve en el Carlos, sí, lo vi nacer y crecí con él; tengo el privilegio y me
llena de orgullo afirmar que soy de la primera promoción del I.E.S. Carlos
III de Toledo.
Para mí, la época del instituto fue una de las mejores de mi vida y la recuer-
do con mucho cariño. Los compañeros, los profesores, fueron mi segunda fa-
milia, ¿cuántas personas pueden decir lo mismo?
El pasado 12 de noviembre fui
ilusionada al acto, esperando
reencontrarme con personas
que habían formado parte de
mí un día y que, porque la vida
es así, pasan de largo pero de-
jan en nosotros su huella. Por
desgracia, de aquella hornada
había poca gente, ya fueran
compañeros o profesores. Para
que haya posibilidad de cam-
biar, confío en que se haga un
XV Aniversario, y un XXX por-
que seguiré asistiendo con la
misma ilusión, deseosa de volver a recordar anécdotas y vivencias.
Si se puede poner un pero a la tarde, eché de menos una vista atrás, excepto
uno de los ponentes, nadie mencionó la ubicación inicial del instituto, ese pe-
queñísimo centro dependiente del Sefarad, hecho de ladrillo y que albergaba
solamente 8 cursos: 1 segundo de BUP con escasos alumnos y 7 primeros de
BUP (cuando regía la LOGSE, ahora ando perdida intentando asemejar los es-
tudios actuales a aquéllos) repletos de chavales recién salidos del "cole".
RECUERDOS
P ÁG I N A 7 S H E RE ZAD E
Por aquel entonces no existían las cámaras digitales ni tantos avances informáticos,
por lo que mis recuerdos están solamente en mi memoria y en la de mis compañeros
y me gustaría, si es posible, preparar algo especial sobre esa primera promoción del
Carlos para el próximo aniversario.
Tengo algo de material digitalizado (el video de la excursión de fin de curso y unas
cuantas fotos) que podría servir, y a partir de las fichas o matrículas (si es que aún
existen) se podría intentar localizar a la gente.
Quiero dar la enhorabuena tanto a la persona que tuvo la idea de realizar esta cele-
bración, como a las que hicieron posible que se llevara a cabo y simplemente animar
a que se repita muchas veces (más y mejor, si cabe).
Y también quiero dar las gracias porque con un gesto tan sencillo como enviar una
carta, creo que hicisteis felices a mucha gente.
Un cordial abrazo,
Elena Salgado Pantoja.
La adolescencia: 10 consejos
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocio-
nales, sociales y fisiológicos. Sobre estos últimos la alimentación cobra una espe-
cial importancia debido a que los requerimientos nutricionales, para hacer frente a
estos cambios, son muy elevados y es necesario asegurar un adecuado aporte de
energía y nutrientes para evitar situaciones carenciales que puedan ocasionar alte-
raciones y trastornos de la salud.
CONSEJOS FUNDAMENTALES PARA
NIÑOS Y ADOLESCENTES 1. Disfruta de la comida
Intenta comer alimentos diferentes cada día para gozar de una alimentación varia-
da y disfrutar de ella. Come con tus familiares y amigos.
2. El desayuno es una comida muy importante
Tu cuerpo necesita energía después de dormir, por lo que el desayuno es esencial.
Elige para el desayuno alimentos ricos en carbohidratos, como pan, cereales y fru-
ta. Saltarse comidas, y en especial el desayuno, puede provocar un hambre des-
controlada, que muchas veces lleva a comer en exceso. Si no comes nada para
desayunar, estarás menos concentrado en el colegio.
3. Come muchos alimentos variados
Consumir alimentos variados todos los días es la mejor receta para gozar de buena
salud. Necesitas 40 vitaminas y minerales diferentes para mantenerte sano, y no
hay ningún alimento que por sí sólo pueda aportártelos todos. No hay alimentos
"buenos" o "malos", así que no tienes porqué dejar de comer las cosas que te gus-
tan. Simplemente asegúrate de que consigues un equilibrio adecuado y come una
gran variedad de alimentos. ¡Toma decisiones equilibradas en cada momento!
10
P ÁG I N A 8 S H E RE ZAD E
4. Basa tu alimentación en los carbohidratos
Estos alimentos aportan la energía, las vitaminas y los minerales que necesitas. Algu-
nos alimentos ricos en carbohidratos son la pasta, el pan, los cereales, las frutas y
las verduras. Intenta incluir alguno de estos alimentos en cada comida ya que más de
la mitad de las calorías de tu dieta deberían provenir de ellos.
5. Come frutas y verduras en cada comida
Puedes disfrutar de las frutas y las verduras en las comi-
das, o consumirlas como sabrosos tentempiés entre comi-
das. Estos alimentos aportan vitaminas, minerales y fibra.
Deberías intentar consumir 5 raciones de frutas y verdu-
ras al día.
6. La grasa
Todos necesitamos incluir algo de grasa en nuestra dieta para conservar una buena
salud, pero consumir demasiadas grasas, y en particular grasas saturadas, puede ser
malo para nuestra salud. Las grasas saturadas se encuentran en los productos lácteos
enteros, los pasteles, bollos, carnes grasas y salchichas. Come de forma equilibrada -
si a la hora de la comida consumes alimentos ricos en grasas, intenta tomar alimentos
con menos grasas en la cena.
7. Los tentempiés
Picar entre comidas aporta energía y nutrientes. Escoge tentempiés variados, como
frutas, sándwiches, galletas, tartas, patatas fritas, frutos secos y chocolate. Asegú-
rate de que tus elecciones son variadas para mantener el equilibrio en tu dieta, y no
comas demasiado, sino no tendrás hambre a la hora de la comida
8. Saciar la sed
Tienes que beber muchos líquidos porque un 50% de tu cuerpo está formado por agua.
Se necesitan por lo menos 6 vasos de líquidos al día, e incluso más si hace mucho calor
o haces ejercicio. El agua y la leche son excelentes, pero también es divertido variar.
9. Cuídate los dientes
Cuídate los dientes y lávatelos dos veces al día. Los alimentos
ricos en almidón o azúcares pueden influir en la aparición de ca-
ries si se comen con demasiada frecuencia, así que no picotees o
bebas refrescos a todas horas.
10. Ponte en movimiento
Estar en forma es importante para tener un corazón sano y unos huesos fuertes, así
que haz ejercicio. Intenta hacer algo de deporte cada día y asegúrate de que te
gusta para que seas constante y no dejes de hacerlo. Si tomas demasiadas calorías y
no haces suficiente ejercicio puedes engordar. El ejercicio físico moderado te ayu-
dará a quemar las calorías que te sobran. ¡No tienes que ser un atleta para ponerte
en marcha!
P ÁG I N A 9 S H E RE ZAD E
Noticias culturales
Miguel Hernández (1910-1942). Celebramos el centenario de su
nacimiento.
Su poesía señala claramente la transición entre la genera-
ción del 27, (Dámaso Alonso lo llamó ―genial epígono‖) y la gene-
ración del 36, su influencia en la poesía de la posguerra ha sido
considerable.
Pero su obra está cubierta de una espesa capa de leyendas
sobre su persona, que en ocasiones solapan sus logros poéticos;
pues, se ha exagerado su pobreza y su incultura, al ser un cabre-
ro que se escolarizó tarde (tenía nueve años) y que por necesida-
des familiares debió abandonar los estudios para seguir ayudando
en el pastoreo, que compagina con su avidez de libros, de lecturas
de los clásicos, de aprender a escribir poesía culta. El resultado
fue Perito en lunas (1933) inspirado en Góngora, este libro no es
más que un ejercicio de estilo, que carece de sello personal. El
siguiente libro, El rayo que no cesa (1936) es una explosión de pasiones e impulsos intensos, como dice él mismo en uno de los
poemas ―una revolución dentro de un hueso, un rayo soy sujeto a
una redoma‖. El tema principal es el amor, pero mezclado con el arrebato, el furor, el sentimien-
to, la desesperación y las sombrías premoniciones de la muerte, como nos muestra en su poema
―Sino sangriento‖, que ha servido, otra vez más, para acrecentar esa leyenda de Hernández,
pues profetiza su trágico destino que se cumpliría años más tarde. Su ―Elegía‖ es uno de los poe-
mas más famosos, con ese respeto impuesto como fruto de una sincera efusión de dolor por la
repentina muerte de su ―compañero del alma‖.
Durante la República se convirtió impulsivamente del catolicismo más ferviente al comunismo,
fruto de ello es Vientos del pueblo (1937) cuyo propósito eran recitarse como poesía de guerra
entre los camaradas. El hecho de la guerra y sus penalidades resultó beneficiosa para la poesía
de Miguel, pues su obra se desnuda de artificios retóricos y de dramatismo para alcanzar en El hombre acecha (1938) una serenidad reflexiva y personal ante el panorama de tristeza y sufri-
mientos que ve reflejados en sus compañeros.
Al término de la guerra, Hernández fue hecho prisionero y sentenciado a muerte. Murió de
tuberculosis en la celda, con treinta y dos años. Los poemas escritos en la cárcel y publicados
bajo el título Cancionero y romancero de ausencias constituyen una queja conmovedora, nos sensi-
bilizan sus sentimientos, sus circunstancias de un hombre separado de su esposa y de su hijo, a
los que nunca volvería a ver.
Lo nuevo es que en su poesía van de la mano los sentimientos y los recursos poéticos
Su palabra parece directamente arrancada del corazón (―la lengua en corazón tengo ba-
ñada‖), conjugada con el arte popular y las técnicas más sabias. Todo para buscar una
mayor densidad expresiva, que hace inconfundible su voz.
Piedad Sánchez Martín de Nicolás
P ÁG I N A 10 S H E RE ZAD E
Aunque algunos no creen que sea auténtico, y parece que el propio escritor no ha confir-
mado la autoría de este testamento, no obstante, circula por internet como un escrito del au-
tor de Cien años de soledad. Por eso queremos reproducirlo. Además, es un texto profundo, y
hermoso.
Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud: cáncer linfáti-
co. Ahora, parece, que es cada vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus ami-
gos, y gracias a Internet está siendo difundida.
―Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo
de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera‖.
Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos se-
senta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás
duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando
descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando
envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.
A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere
vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir
la escarpada.
He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el de-
do de su padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayu-
darle a levantarse.
P ÁG I N A 11 S H E RE ZAD E
P ÁG I N A 12
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mu-cho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infe-lizmente me estaré muriendo. Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.
Si supiera que estos son los últimos mi-nutos que te veo diría ―te quiero‖ y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría de-cirte cuanto te quiero, que nunca te olvi-daré. El mañana no le está asegurado a nadie,
joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quié-relos y trátalos bien, toma tiempo para decirles ―lo siento‖, ―perdóname‖, ―por favor‖, ―gracias‖ … y todas las palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sa-biduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te im-portan‖.
Fuente: Anónimo, recibido por Internet – Agosto 2005
S H E RE ZAD E
Cuentos de Bucay
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en
esa masa espera como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar
al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sent-
ían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: «No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede
nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene
morir agotada por un esfuerzo estéril».
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido
blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: «¡No hay manera! Nada se puede hacer para
avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último
aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora».
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante
horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequi-
lla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo
regresar a casa croando alegremente.
BUCAY
Las ranitas en la nata
P ÁG I N A 13 S H E RE ZAD E
P ÁG I N A 14
Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase
verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fue-
ran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse
ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero
claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la
otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de
la mitad de la mitad, también se fue.
Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los
fríos, y solamente quedó un joven. Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos,
pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la
princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacien-
temente que pasaran los 365 días.
La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba em-
pezó a mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado
en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de cam-
pesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se
había dado cuenta de su mirada sincera. Entonces le había dicho al rey:
- Padre creo que finalmente vas a tener un
casamiento, y que por fin vas a tener nietos,
este es el hombre que de verdad me quiere.
El rey se había puesto contento y comenzó a
prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e
incluso, le hizo saber al joven, a través de la
guardia, que el primero de Enero, cuando se
cumplieran los 365 días, lo esperaba en el
palacio porque quería hablar con él.
Todo estaba preparado, el pueblo estaba con-
tento, todo el mundo esperaba ansiosamente
el primero de Enero. El 31 de Diciembre, el
día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del
muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y ésta le dijo:
Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te
fuiste. ¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más?
Y el hijo contestó:
- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me en-
teré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue
capaz de evitarme una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche
de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece
de mi, Amor, ¿verdad madre?
Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte
de sufrimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.
BUCAY
S H E RE ZAD E
La princesa busca marido
Creación Literaria
—Soy una cebolla, una sucia y malo-
liente cebolla—se lamentaba—. Me
pudro en el tiempo, quiero pero no al-
canzo. No soy más que una mísera ce-
bolla.
—¿Me deshago de mis capas? ¿Qué
sería de mí?—Se preguntaba—
Entonces apenas sería —se contesta-
ba.
En aquel momento mil voces amigas lo
calmaron: —Sólo me queda esperar—
dedujo.
Así fue que se quedó muy quieto bajo
el sol, secándose y consumiéndose es-
perando la llegada de su hora.
Con la piel ya descascarillada por los
rayos, perdió el conocimiento. Allí
yacía, muerto, inmóvil, el hombre ce-
bolla.
Llegó el día de su entierro y, por pri-
mera vez en su vida, nadie lloró por
él.
Damián Castaño Chillarón
Allium cepa
P ÁG I N A 15 S H E RE ZAD E
Soneto
La Montaña Verdes hojas mecidas por el viento,
Claras aguas susurran al pasar,
Lo único que escucho, mi pensamiento,
Me invita a un mundo donde reposar.
Tú que fuiste forjada a fuego lento.
Tú que nos das el aire del que respirar.
Perderme entre tus bosques no lamento,
Ni tu hermosa belleza contemplar.
Es por ti, que los alados poetas,
Con sus alegres y hermosos cantares,
Proclaman tu gran historia atemporal.
Desde tus oscuras, profundas grietas,
Hasta las altas nieves invernales,
Se aprecia,... tu grandeza natural.
Daniel Nieto
P ÁG I N A 16
1º Te dan un triángulo escaleno.
2º El cateto de abajo son 4 cm.
3º La altura son 3 cm.
4º La hipotenusa es x
5º Teniendo estos datos hallar la hipotenusa x.
S H E RE ZAD E
curiosidades
examen
Galería de imágenes
Fotos de Toledo en el siglo XIX
P ÁG I N A 17 S H E RE ZAD E
Concurso de atardeceres
-Estas fotos nos muestran los monumentos y curiosidades que había en Toledo en el siglo XIX.
Estas fotos nos muestran los monumentos y curiosidades que había en Toledo en el siglo XIX.
-Estas fotos son las pertenecientes al concurso de atardeceres. En la primera foto podemos ver
el atardecer del cielo en un tono naranja y negro y en la segunda (la foto ganadora del concur-
so)
podemos observar el atardecer igualmente pero en tonos mas claros y un efecto visual ( reflejo
de un lago).
OPINIÓN PERSONAL:
-Nos ha gustado mucho porque nos muestran la forma de vivir en el siglo XIX y los atardece-
res
BUZÓN PARTICIPACIÓN: [email protected]