revista edición 106 nov. 2000

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TARII'A POSTAL REDUCIDA 866 - 1'1". 106 - J'IIOV1f:I'I8RE Df:L 2000 - 80GOTA, D. C. - lSSI'I 0124-0226 25 clh2000

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Editorial: Fundamentos políticos de una reforma militar en Colombia

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TARII'A POSTAL REDUCIDA 866 - 1'1". 106 - J'IIOV1f:I'I8RE Df:L 2000 - 80GOTA, D. C. - lSSI'I 0124-0226

25 clh2000

REVISTA

AC E ORGANO DE LA ASOCIACION COLOMBIANA DE

OFICIALES EN RETIRO DE LAS FF. MM.

Director MG. José Roberto Ibáñez Sánchez

Junta Directiva

Presidente GR. Rafael Samudio Molina

Primer Vicepresidente GR. José Manuel Sandoval Belalcázar

Segundo Vicepresidente BGIM. Eduardo León Pedraza Neira

• Secretario General Ejecutivo

MY. Carlos H. Espinosa Arguello

Vocales CO. Luis Ernesto Cortés Ahumada CO. José Antonio Romero Velasco

CO. Gustavo Enrique Rosales Ariza TC. Víctor Fabio Robayo Cortés

CO. Rodrigo Arenas Pinilla MY. José Joaquín Avila Mora

MY. Roberto Femández Guzmán CF. Luis Virgilio Avella Díaz

CF. Gustavo Malagón Londoño CO. Pastor Duarte Hemández

CO. José Plutarco Gómez García

Revisor Fiscal CO. Guillermo Rodríguez Guzmán

Consejo Editorial GR. Alberto Ruíz Novoa

MG. José Roberto Ibáñez Sánchez MG. Lisandro Barrera Rey BG. Gabriel Puyana García

Director Editorial Jaime A. Cubillos C.

Diseño e Impresión Editorial Marbella Ltda.

Telefax: 293 8955

Las ideas y tesis expuestas por los autores de los artículos publicados son de exclusiva responsabilidad de estos y no

reflejan necesariamente el criterio de la Asociación.

Oficinas Calle 70 No. 4-24 PBX 3450511 A.A. 77172 Bogotá, D.C. Resolución No. 001167 (Septiembre n3)

Mingobiemo Resolución No. 0286 (Febrero /82) Tarifa Postal Reducida Res. No. 866

Vence en diciembre 2000-ISSN 012~2

CONTENIDO

EDITORIAL Fundamentos Políticos de una Reforma Militar en Colombia ..................................................... 3

CUADRAGESIMO CUARTO ANIVERSARIO DEACORE ............................................................................... 7

ACORE 40 AÑOS .................................................................... 9

POLITICA De "El nuevo Pensamiento Político" A la Guerra Civil Cap1tán de Navío Manuel E. Salcedo A. .................................. 11

Un Siglo de Conflictos Teniente Coronel Luis Alberto Villamarín ............................... 15

DERECHOS HUMANOS Los Derechos de los Seres Humanos Capitán de Corbeta Marcos Ariza ............................................ 21

REFLEXIONES Decir lo que se piensa y hacer lo que se dice, Cuestión de Principios Teniente Coronel Ramiro Saldaña A ........................................ 23

HISTORIA MILITAR Helmuth Molke Coronel Luis Alfonso Plazas Vega ........................................... 27

INTERNACIONAL Presencia de Colombia en el 50 Aniversario de la Guerra de Corea Brigadier General Gabriel Puyana García ............................... 31

HISTORIA Revisión de Hechos y Circunstancias relacionadas con el Asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Coronel Gentil Almario Vieda .................................................. 35

La Guerra de Guerrillas en la Guerra de los Mil Días Mayor General José Roberto lbáñez Sánchez .......................... 39

- --- - - ---NOVIEMBRE DE 2000 EDICION 106

CAMINO DE LA PATRIA Por Carlos Castro Saavedra

Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda.

Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas.

Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra.

Cuando los tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas.

Cuando la sombra que hacen las banderas sea una sombra honesta y no una charca.

Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con su hermosa carta.

Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta.

Cuando reyes y siervos junto al fuego, fuego sean de amor y de esperanza.

Cuando el vino excesivo se derrame y entre las copas viudas se reparta .

Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja él mismo sus sueños y su manta

Cuando de noche grupos de fusiles no despierten al hijo con su habla.

Cuando al mirar la madre no se sienta el dolor en la mirada y en el alma.

Cuando en lugar de sangre por el campo corran caballos, flores sobre el agua.

Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.

Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazcan dos almas en la espalda.

Sólo en aquella hora podrá el hombre decir que tiene patria.

Ante la realidad del conflicto colombiano, al cual concurren tantos factores de descomposición que lo hacen multicausal, intrin­cado y multiforme, la reforma militar parcial que adelanta el gobier­no por la vfa legal no tiene mayor sentido práctico, si no se tienen en cuenta las circunstancias estructurales que dificultan o limitan el ejercicio del poder politico y la convivencia social, generan cierto grado de incoherencia entre los intereses individuales, los de la co­munidad y los de la Nación, afectan la legitimidad del Estado y debilitan su autoridad frente a los agentes de la violencia que lo combaten . .en particular la corrupción de la administración pública, la ineficacia de la justicia, la impunidad reinante, la desunión y la ausencia de liderazgo político, han influido de manera decisiva para que las instituciones encargadas de la seguridad y la defensa nacio­nal, hayan tenido que luchar frente a la subversión armada a veces en condiciones de aislamiento e incomprensión.

Porque, en la medida en que el .Estado ha sido puesto en entredi­cho, sus banderas de lucha se han desvanecido y las instituciones militares y policiales encargadas de garantizar su existencia han perdido fortaleza en proporción directa con el grado de ilegitimidad que lo sobrecoje, mientras la subversión armada de alguna manera se ha beneficiado, pese a sus métodos criminales que la ilegitiman en mayor grado que al .Estado.

La cirCWlStancia anterior, le ha dado al conflicto colombiano carácter persistente y prolongado, sin mayores posibilidades de ser definido por los medios coercitivos del Estado sino por la vía política negociada. Con el agravante de que todos los gobiernos han carecido de políticas integrales y permanentes de segwidad y defensa nacional, razón por la cual las instituciones armadas no han tenido objetivos definidos y estra­tegias adecuadas para alcanzarlos, cubriendo este vacío de dirección política con propia iniciativa, muchas veces ante la indiferencia de la autoridad civil que, por su parte en muchas ocasiones le ha cedido esta responsabilidad de manera exclusiva.

Son muchas las situaciones en las cuales el orden público se ha alterado por la inacción de la autoridad civil ante justas pretensiones sociales de necesidades priori­tarias insatisfechas de la comunidad que terminaron en soluciones de fuerza y que hoy, lamentablemente han desembocado en actitudes de hecho por parte de la co­munidad, con graves repercusiones para la marcha normal de la nación. Conviene por tanto, identificar los fundamentos políticos determinantes de la reestructuración militar promulgada por el gobierno para que las instituciones armadas adquieran las condiciones que la solución política o militar del conflicto demanda, con miras a recuperar el Estado de derecho y la convivencia pacífica de los colombianos.

Ante todo combatir la corrupción de la administración pública que, como lo hemos dicho hasta la saciedad y no nos cansamos de repetirlo, es la más grave amenaza contra la estabilidad institucional por ser una costumbre enquistada en las raíces históricas de la política colombiana desde la imposición de la autoridad colo­nial española hasta la época republicana, que ha tenido variado grado de intensidad y hoy alcanza dimensiones graves. Por esta razón y por ser un mal que afecta a la sociedad antes que a los individuos, luchar contra ella es dificil mientras perviva la clase política tradicional, que cree que el poder es para servirse de él en beneficio propio antes que en interés de la colectividad a la cual representa.

En el desarrollo del conflicto colombiano la práctica extensiva de la corrupción en la administración pública genera múltiples efectos. En primer lugar lleva a la sociedad a perder la fe en los hombres y en las instituciones que la rigen, generando recelo y desmoralización en sus diferentes sectores y estratos: en las clases altas y medias, resistencia a la tributación por la desconflartZa en la función distributiva del Estado, mientras en las clases bé!ias se rechaza e impugna su acción económica, impregnándose todo el tejido social de desinterés público, anarquía e inseguridad. En segunda instancia desmoraliza al Estado y a las instituciones encargadas de salvaguardarlo, hasta limitar moralmente su defensa. Finalmente, fortalece a la sub­versión, la cual cobra parte de las razones de lucha que había perdido como conse­cuencia del fracaso del sistema socialista en el mundo.

Por tanto la corrupción política requiere una acción frontal e integral del Estado y de la sociedad, bien a través de una profunda reflexión autocrítica o mediante su relevo del manejo del Estado. Porque la comunidad cansada de ser explotada y perdida su credibilidad en él, puede llegar a preferir un sistema autoritario capaz de arreglar el problema por esta vía, como está sucediendo en otros países latinoame­ricanos y su ejemplo empieza a vislumbrarse en el nuestro, o la subversión la aprovecha para alcanzar sus {mes.

Pues, si el objeto de la seguridad y la defensa nacional en una democracia es el de preservar y mantener la existencia del Estado que la comunidad ha escogido como forma de vida política, económica y social, el ejercicio del poder debe ser legítimo para que sean ilegítimas las razones de lucha de quienes lo combaten por la vía armada. Circunstancia no válida en la realidad colombiana y por eso nuestro conflicto ha tomado carácter indefinido y degradante con prácticas como el terro­rismo, el secuestro y el narcotráfico, en las cuales la subversión ha encontrado medios financieros poderosos para retar al Estado, pero en perjuicio de la comuni­dad que proclama reivindicar de sus Derechos Humanos y del Derecho Internacio­nal Humanitario.

En el marco institucional militar la corrupción de la administración pública puede ser más grave que la propia acción guerrillera directa, por su efecto desmoralizador. Si esto no ha sucedido, es porque la subversión ha adquirido mayor grado de ilegitimidad y las Fuerzas Militares han mantenido su unidad, disciplina y estructura monolítica, a pesar de la persistencia y tenaz campaña psicológica adelantada en su contra por presuntas violaciones de los Derechos Humanos.

Por otra parte, las Fuerzas Militares se han mantenido al margen de la corrupción que afecta a otras instituciones estatales y aún cuando algunos de sus miembros de manera aislada o individual han caído en estas prácticas, han sido oportunamente sancionados, limitando así la impunidad en sus filas. Por tal razón y por los correctivos operacionales que los mandos han promovido en los dos últimos años, la Institu­ción ha recobrado su capacidad combativa y de reacción inmediata contra la sub­versión, hasta el punto de asestarle recientemente golpes contundentes. Por eso los grupos guerrilleros han enfocado su actividad hacia el terrorismo contra las fuentes energéticas del Estado y la población civil indefensa con ataques a poblados guar­necidos por escaso número de policías, secuestros y extorsiones masivos e indiscriminados y en el presente busca su legitimidad con el suculento plato que le ofrece la corrupción política. La auto denominada "Ley oos· de las FARC, por medio de la cual, este grupo subversivo plantea combatirla, es una demostración clara de tales intenciones, que puede encontrar eco en alguna parte de la sociedad.

Bl Estado debe diseñar una política concreta para combatir ese flagelo con obje­tivos, metas y plazos definidos y estrategias sencillas y efectivas para alcanzarlos. Lo cual implica en primer lugar la revisión completa del régimen constitucional y legal, que por ser fruto de la clase política tradicional, ha dejado resquicios jurídicos y éticos por donde ésta delinque sin mayor riesgo. Particular consideración merece el régimen electoral corroído por el vicio clientelista, que compromete a elegidos y electores en prácticas reñidas con la transparencia democrática y la honestidad; en segunda instancia, los mecanismos de nombramiento de .Fiscal, Procurador, Contralor Oeneral de la Nación y de otras instituciones de control del &tado, con el fin de que a estos cargos lleguen colombianos no sólo instruidos y capacitados para desempe­ñarlos, sino probos y desligados de cualquier compromiso o clientela política; ade­más, los delicuentes no pueden volver a ocupar funciones públicas y deben ir a cárceles comunes, donde no tengan privilegio alguno; finalmente, mantener a quie­nes han sido elegidos para cargos públicos lejos del manejo administrativo de los presupuestos nacional, departamental y municipal.

Pero como las leyes no son suficientes para enfrentar la lucha, el espíritu de la democracia participativa expreso en la Constitución debe hacerse realidad mediante la creación de instancias y organizaciones de veeduria ciudadana que pueden seguir al detalle la inversión pública y denunciar cualquier irregularidad que se presente. Se nos ocurre que el sistematizar el presupuesto en el sector centralizado y descen­tralizado puede hacer más fácil su seguimiento por parte de las entidades de control y la ciudadanía para detectar cualquier desviación de las diferentes partidas, contra­tos, etc. Otra acción puede ser liquidar toda organización donde impere la corrup­ción e incorporar sus tareas en otra que haya mostrado honestidad y eficacia.

Con este presupuesto político tendrá efecto positivo la reestructuración militar que se está llevando a cabo para el gobierno fortalecer a las instituciones armadas y que gracias al Plan Colombia puede llegar a ser decisiva. Porque, como lo a{~rma recientemente el diario el Tiempo en un editorial, la sabiduría del aforismo latino de hace 2.000 años, "Si vis pacem para bellumH en la realidad colombiana guarda plena vigencia.

CUADRAGESIMO CUARTO ANIVERSARIO DE FUNDACION DE

ACOKE

Palabras pronunciadas por el señor General Rafael Samudio Molina,

Presidente Nacional de ACORE, el día 25 de Noviembre pasado, en el campo de paradas de la Escuela Militar de Cadetes "José María Córdoba" con motivo de la conmemoración

de otro aniversario de la Asociación

Ocho lustros, cuarenta años, una vida, son palabras apropiadas para destacar la vigencia de nuestra Asociación y desde luego entender que ellas conllevan el sueño, el esfuerzo y el compromiso de los fundadores, la tesonera actividad de quienes la presidieron, la labor discreta y abnegada de las Juntas Directivas, a más del aporte insustituible de todos los afiliados, representados en un acto continuo de fe, cons­tancia e irreductible vocación por mantener la llama viva de la identidad patriótica, y la expectativa latente de hacer de la condición de oficiales en reserva, la más exigen­te contribución que llegare a demandar nuestra Institución Armada o la salud de la República.

Hoy, apreciados invitados especiales y asociados de ACORE, nos hallamos en este campo de paradas de nuestra Escuela Militar, frente a la gallarda representación de unidades del Ejército, la Armada y la fuerza Aérea, para en esta ceremonia no sola­mente hacer renovación del voto de servir a Colombia, con ocasión de los cuarenta años de nuestra existencia como gran fraternidad, sino también para materializar el aprecio y reconocimiento a los oficiales del curso JUAN DEL CORRAL del Ejército, promociones décima primera, décima segunda y décima tercera de la Armada y curso número 23 de la fuerza Aérea, quienes cumplen cincuenta años de haber egresado como subtenientes o tenientes de Corbeta, y honrar con la medalla Gene­ral Rafael Reyes a un selecto grupo de oficiales que han rendido invaluables servicios a la Asociación.

Thn gratos compromisos llenan de satisfacción profunda nuestro espíritu de sol­dados y conmueven el sentimiento de colombianos, porque si bien es cierto que las circunstancias internas apuntan a la celebración y la remembranza de mejores tiempos, cuando nuestro país transitaba por sendas de prosperidad y progreso, y en

esta dirección se orientaron nuestros esfuerzos y desvelos del pasado, hoy vivimos una Patria desgarrada por la violencia, gravemente amenazada por arteros enemigos que desde la oscuridad se empeñan en la ruptura de nuestra integridad como Esta­do soberano, independiente y libre.

Los hechos de la guerra y las expectativas de paz, así como los múltiples procesos de carácter político que se dan cita en la geografía colombiana, trascienden las fronteras y constituyen preocupación creciente del mundo, y señalan a las claras que asistiríamos al comienzo de una impredecible confrontación armada que bien puede sumimos en el desastre, mil veces anunciado por todos cuantos de una u otra manera, en gracia de nuestro carácter, conocimientos y experiencias, hemos podido opinar, reflexionar y recomendar con trágica anticipación y claridad.

Colombia tiene todavía, y no por mucho tiempo, la opción de romper el esque­ma de desastre en que se desenvuelve su cotidianidad, a condición de que se efec­túe ya la más contundente y drástica revisión del proceso de paz, para que efectiva­mente la negociación conduzca al cese del fuego y las hostilidades, en la claridad absoluta de que el asunto corre exclusivamente por cuenta de quienes con armas inhumanas, enloquecidos por un formal y equívoco reconocimiento político, apli­can el terror letal contra el pueblo, siembran la destrucción y fuerzan el éxodo nacional en condiciones tales que no cabe más la desesperación ni la queja, porque creemos que ya se superó con creces el límite democrático aceptable de la toleran­cia y la magnanimidad del Estado.

Para el efecto de forzar a los violentos y enmarcarlos dentro de la juridicidad de un posible arreglo político, el gobierno ha comprometido hasta el extremo el sacrificio de su pueblo, y la respuesta ciudadana ha sido tan generosa como jamás nación alguna lo ha hecho en la historia.

Ahora corresponde que nuestros dirigentes suspendan el involuntario castigo que se ejerce sobre la sociedad colombiana, para garantizar la supervivencia de la institucionalidad. De no actuar con la premura y la fuerza que las circunstancias exigen, es evidente y además inocultable, que la paciencia popular no va aceptar más dilaciones y como en los casos del Valle del Cauca, Santander, sur de Bolívar y todo el país, podrían optar al comienzo con protestas y rechazos manifiestos en marchas y concentraciones hasta desbordarse, o pensar en la búsqueda de otras instancias de diagnóstico y control impredecibles.

Entre tanto y puedo afirmarlo sin temor a equivocación, nuestras fUerzas Militares jamás cejarán en el empeño de cumplir sus inmensas y exigentes obligaciones profe­sionales, cualesquiera que sean los sacrificios que deban arrostrar. Al lado de ellas, siempre como un solo hombre, estaremos los oficiales en la reserva y la sociedad toda, para responder con la presteza que exija su llamado, en la hora que nos puedan requerir, y tal suceso colmaría el ansia de volver a ser de nuevo útiles bajo los pliegues de la bandera que defenderemos hasta el fin de nuestros días.

~

': UN NUEVO ANIVERSARIO

No es tiempo de ignorar la voz de las tropas.

La celebración de 40 años de existencia de ACORE es motivo de honda satisfac­ción, no exenta de orgullo patriótico, porque el tránsito accidentado y fructífero de este sueño hecho realidad así lo amerita. Los oficiales retirados de las FUerzas Milita­res hemos cumplido en identidad de pensamiento y unidad de acción con el propó­sito de los fundadores.

De la década de los 60 a estos últimos días del milenio, la situación del mundo ha cambiado de modo vertiginoso y la moderna tecnología hace más lejana la barrera del conocimiento y la satisfacción de las expectativas del género humano, particu­larmente en los paises desarrollados.

&r Colombia la vida también ha cambiado y de todos modos la tendencia que marca la tecnología gradualmente se impone pero trágicamente Los escenarios de nuestra vida social, política y económica se deterioraron y el curso de los aconteci­mientos nos conduce, a menos que ocurran circunstancias ahora impredecibles, en trayectoria de colisión.

La expresión de este pensamiento sirve de referencia para exaltar la labor que cumplen los periodistas, insistir en que la expresión del pensamiento es la única garantía de la pervivencia de la democracia y la más importante luz en la guerra que nos azota por que ellos como cada uno de los soldados de la patria sirven a la causa de la nación y arrostran día a día el horror de la tragedia nacional, de la incompren­sión ciudadana y la exposición de sus vidas en defensa de nuestra cultura de la tradición de las instituciones republicanas y del futuro de la nación.

Por ello y porque estamos conscientes de que en Colombia precisamos con ur­gencia hallar la convocatoria de las fuerzas de todos los espíritus, anuar nuestra vocación de lucha contra la i'liusticia, la corrupción y la violencia y preparamos no para entregar a los enemigos al país, sino para ganar el imperio de la ley apoyados en la fuerza dell!stado y la decisión política por la legitimidad de la victoria.

La magnitud de la amenaza terrorista deber[a unimos a todos los colombianos en una sola voz de protesta que por imperativa facilite al gobierno el eficiente empleo de los instrwnentos de fuerza para la conducción polftica de sus decisiones.

No es tiempo de que se ignore la voz y la posibilidad real de las tropas triunfantes ni la ocasión de sacrificar Generales victoriosos. El pueblo colombiano lo entiende, lo exige y clama por compartir la lucha con sus tropas.

El pueblo del Valle en sus pancartas y en sus decisiones de resistir la violencia y el secuestro ofrece sus vidas con tal que los soldados cumplan la misión de defender la sociedad de los violentos. Toda Colombia expresa este sentimiento.

Hay rechazo general en todo Colombia al manejo sofistico del lenguaje, a la deslegitimación de la palabra y la manipulación de la semántica, que ha hecho de la verdad una mentira. De la legftima defensa un delito y de la libertad de expresión un crimen.

Históricamente soldados y periodistas manejan relaciones difíciles pero los acon­tecimientos los aúnan en el camino y los hace protagonistas, vfctimas y mártires de la guerra porque servimos a la causa de la libertad.

Oficiales en reserva de las Fuerzas Militares, estamos seguros de que como militares compartimos el compromiso de hallar la verdad en servicio exclu­sivo de las reales necesidades del pueblo colombiano.

~ POLITICA

m¡E ''EL NUE~O PENSAMIEN110 P6UITICO''

A LA GIJB;RRA CIVIL

Capitán de Navio l1ANUEL ENRIQUE SALCEDO ALVAREZ

Desafortunadamente este tí­tulo contiene toda la verdad de lo que está sucediendo en nues­tra querida patria.

En mi escrito anterior "EL NUEVO PENSAMIENTO POLI­TICO", publicado en las revis­tas números 98 y 99 de ACORE, hice un recuento de los aspec­tos más sobresalientes de la historia de nuestro país desde la conquista hasta nuestros días; hoy ahondo en ciertos temas que, por la forma como están siendo manejados, ine­vitablemente llevarán a la des­trucción de la patria, con el agravante de que todos, sin ex­cepción, estamos atónitos mi­rando este desastre y mante­nemos la misma tranquilidad de aquellos que por su enfer­medad genética no saben lo que sucede a su alrededor; pero sí vamos a sentir el golpe que ineludiblemente se acerca y va a caer sobre nuestra hu­manidad.

LOS PARTIDOS POLITICOS

Encaprichados los líderes de los partidos políticos por man­tener la supremacía del poder así sea desde la sombra, si del manejo del gobierno se trata y arrastrando al escaso pueblo in­culto, desempleado y enfermo que les queda ante tanto incum­plimiento de las promesas de las campañas políticas, continúan asaltando las arcas del erario público, ante la falta de recur­sos producto del tráfico de las drogas, para atender los com­promisos adquiridos durante la campaña o para enriquecerse prontamente, esquilmando de esta manera a quienes la carga impositiva es obligatoria y no tie­nen forma de evadirla: la clase trabajadora; que día a día ve cómo se pierden las esperanzas de un mE1jor mañana.

Está comprobado que a es­tos señores no les interesa un

ápice los escándalos que les ha­gan a través de los medios de comunicación, porque ellos sa­ben que, las sanciones que les impone la justicia colombiana no pasan de ser una simple amo­nestación o suspensión del car­go máximo por tres meses, des­pués de haber estado recluido en su casa o en un casino de Policía o entidad militar, sitios estos escogidos con la debida antelación y anuencia de quie­nes administran justicia.

Recordemos que la comuni­dad no ha visto con buenos ojos este tratamiento de exclusivi­dad.

El manE1jo de los dineros ob­tenidos por el tráfico de los es­tupefacientes (marihuana, cocaí­na, heroína) pasó de las manos de los señores del cartel de las drogas que ostentaron poder político, a las de quienes hoy están combatiendo al Gobierno y al pueblo: los grupos gue-

rrllleros que operan abierta­mente por una parte, mientras por la otra manejan un diálogo donde la parte gubernamental parece estar conformada por sordos.

Solamente se conocen los pensamientos y las decisiones de los grupos alzados en armas con miras a la toma del poder.

De esto nadie puede llamarse a equivocaciones. El señor Ge­neral Gabriel Puyana García en su escrito " Violencia en Colom­bia " publicado en la revista nú­mero 103 deACORE confirma el párrafo anterior con las declara­ciones que Manuel Marulanda ''Tiro Fijo" hizo en el año de 1982 a la Televisión Francesa durante la tregua acordada con el presi­dente Belisario Betancur.

Es necesario que el gobierno central le informe a los colom­bianos a cuántas hectáreas lle­ga hoy la zona de despeje que mant:tjan las FARC sumándole las poblaciones, caseríos y corregimientos que por acción de la guerrilla están abandona­dos y sus habitantes, campesi­nos en su mayoría, desplazados a las cabeceras municipales y sus hijos reclutados en las filas de la subversión.

EL PODER EJECUTIVO

los escándalos al interior del Congreso de la República llega­ron a tal extremo que las medi­das adoptadas por el Presidente de la República prácticamente sir­vieron para aguantar en parte la caída de popularidad del primer mandatario ante el desgobierno existente.

Un gobierno que permanen­temente está haciendo cambios a sus dirigentes ya sea por aten­der cuotas políticas, ya sea por los escándalos sobre corrupción de sus allegados nunca puede cumplir con los objetivos pro­puestos; por el contrario acaba con lo poco que pueda quedar de administraciones anteriores.

A lo anterior se le deben su­mar aquellos que pasan su tem­porada al frente del Ministerio sin mancharlo ni romperlo. Supieron que fueron ministros pero no ejecutaron ninguna ac­ción positiva ni negativa.

LOS ENTES FISCALIZADORES

Con la creación de las veedurías ciudadanas y ante el clamor de quienes las integran para que fueran oídos en au­diencia pública sobre los des­afueros que venían cometiendo los gobernantes elegidos por votación popular los entes fiscalizadores del Estado empe­zaron a atender las necesidades que en materia de fiscalización se presentaban.

Me pregunto: ltodos los des­manes que se han cometido con­tra los ciudadanos de bien, con­tra el patrimonio de la Nación, han sido investigados correcta­mente o si por el contrario algu­nas diligencias se han desviado de su rumbo y otras no han sido ni siquiera iniciadas?

Lo anterior se deduce al ver personas que estando involucradas andan por las ca­lles como Pedro por su casa sin que les incomode de manera

alguna los procesos que contra ellos se hayan abierto. Cuentan con la anuencia de quienes tie­nen la función de hacer cumplir la justicia y no lo hacen. Claro está, estamos hablando de los delincuentes de cuello blanco.

Desafortunadamente los en­tes a que nos referimos ante­riormente necesitan demostrar que aplican la justicia y la llevan hasta las últimas consecuencias si es del caso.

ESTO ES CIERTO!

Recordemos los Procesos de Connivencia y de Ruptu­ra.

A quienes se les aplicó la jus­ticia?

A los miembros de las fuer­zas Militares!

Quienes en cumplimiento del deber y en operaciones de or­den público dieron de baja a ele­mentos que estaban al margen de la ley azotando poblaciones enteras.

Resultado:

Culpables de genocidios de humildes campesinos.

Por qué se dieron estas situa­ciones? Porque existían intere­ses para que la fuerza pública no patrullara por ciertas regio­nes de la geografía colombiana. Era necesario aguantarla para poder desarrollar las propias operaciones guerrilleras.

Cuántas operaciones tuvo que suspender el Ejército por orden

del Ejecutivo aduciendo razones humanitarias. El recuerdo de las operaciones suspendidas se lo dejo a los amables lectores.

Las consecuencias que se derivaron de la apli­cación de esta justicia como de las decisiones del ejecutivo fue la pérdida de credibilidad de las tro­pas y de los mandos medios en sus jefes milita­res, como también la pérdida de la moral cuando eran enviadas en misiones de orden público.

El daño se hizo!

Recuperar lo perdido vale mucho especialmen­te si de la confianza se trata. Se obtuvo por parte de los enemigos del Estado convertir en debili­dad una fortaleza de las Fuerzas Militares: El Va­lor y el corcye del soldado.

Hoy esta situación está cambiando y la fuerza pública está reconciliándose con lo que había per­dido. Todavía falta mucho trabajo al interior del estamento militar.

Desde hace unos meses los entes fiscalizadores "ienen hablando del retiro del servicio que se debe hacer del personal militar por el simple hecho de existir sospechas de mal comportamiento u otros apelativos.

Este tipo de comentario lo único que hace es daño al interior del organismo castrense puesto que socaba la moral del militar, restringe su iniciativa y además repercute en el excelente mantenimiento del equipo militar puesto bajo su cuidado.

Sabemos de los enormes esfuerzos que hace el Ministerio de Defensa Nacional, para que Ptaneación Nacional, el Ministerio de Hacienda y el COnpes aprueben los presupuestos y autoricen los gastos de inversión y funcionamiento de las fuerzas, para que un comentario de esta dase de al traste con un equipo de alta tecnología por mal mantenimiento u operación derivado no de la falta de conocimien­to sino por el resentimiento que se cause por una desacertada decisión tornada.

Las fuerzas Militares tienen las herramientas y el personal calificado y capacitado para auscultar los síndromes institucionales.

Recientemente las FARC hicieron público su deseo de formar un partido político, para parti­

cipar en un futuro en comicios electorales

Se debe tener especial cuidado cuando orga­nizaciones ajenas al estamento militar hablan de males que padecen los miembros de nuestra ins­titución ya que se está hablando de un síndro­me que no existe pero que fácilmente se puede crear.

COnsidero de especial importancia revisar la mística de los alumnos de las escuelas de forma­ción militar puesto que la situación actual del país así lo exige. No sobra igualmente hablarles sobre los partidos políticos, especialmente sobre su ori­gen y conformación. COnocer sobre esta materia no significa ser deliberante, por el contrario se reciben los conocimientos para que en el futuro se sepa porqué y para qué se defiende la demo­cracia.

PARTIDO POLITICO EN LA CLANDESTINIDAD

Sin ambages ni contradicciones de ninguna clase las FARC hicieron público en días pasados su anuncio de crear un partido político para aten­der en un futuro las elecciones populares en CO­lombia.

La clase política como es su costumbre rechazaron este anuncio ya que los intereses par­ticulares a los que están acos­tumbrados se ven amenazados por que deben repartir el ponqué entre más invitados. Además pasarán a segundo ren­glón en las listas que se confor­men en aquellas poblaciones donde la autoridad es la de ellos.

Recordemos que con el lan­zamiento que se hizo del parti­do político del M-19 "La Unión Patriótica", la clase política llegó al contubernio.

. Me pregunto si con estos se­ñores podrán llegar a ese anhe­lado contubernio? La situación actual con este grupo guerrille­ro no avizora este tipo de pac­tos.

EL REGIMEN UNICO DE IMPOSICION. (R.U.I)

La Dirección de Impuestos y Aduana Nacional quiso implan­tar un registro único de impues­to con el propósito de recaudar mediante el sistema del cálculo, un impuesto único y así todos los comerCiantes pagarían un tributo al Estado allegando re­cursos que hasta el momento le son esquivos por razones obvias. El Congreso manifestó que eran atribuciones de él y por lo tanto no se podía implantar sin su consentimiento.

Pues bien, las FARC median­te un documento, segtln ellos Decreto 002, protocolizó el co­bro de las vacunas llamándolas Impuesto de guerra. En este documento incluyó a las perso­nas naturales y jurídicas cuyo

patrimonio sea superior a un millón de dólares.

Sencilla razónl

El resto de la población ya estamos pagando este impues­to.

Cómo?

- Los campesinos con la cuo­ta mensual, ya sea en especies o dinero en efectivo.

Quienes no tienen los recur­sos económicos, mediante la entrega de sus hijos para que se enrolen a las filas de la sub­versión sin poseer ninguna con­vicción ideológica.

- El ciudadano que paga la vacuna por los escasos recursos que posee y que no puede ver, menos disfrutar, si de una finca o empresa se trata.

- El ciudadano común que ante la falta de recursos ve re­flejado el impuesto guerrillero en el costo de la energía, la comi­da y el transporte.

- Los efectos del impuesto de guerra al patrimonio de un millón de dólares o más ya se están viendo.

- Los familiares de quienes poseen estos recursos están sa­liendo hacia el exterior suma­dos a la cantidad de colombia­nos que por causas conocidas han abandonado el país y el grupo guerrillero adueñándo­se de las propiedades que po­seen.

- Las empresas nacionales y las extranjeras que están toman-

do las previsiones del caso para cerrar sus factorías.

- El fortalecimiento del dó­lar, no necesariamente por efec­tos de estrategias gubernamen­tales a las exportaciones.

- Además, el fortalecimien­to del grupo guerrillero en la zona de despeje es una mues­tra clara de esta acción.

Y el gobierno central perma­nece tranquilo como aquellos que por su enfermedad genética no saben lo que su­cede a su alrededor.

Ciudadanos de bien: este mensaje es el sentir de un co­lombiano que busca rescatar el país del estado de postración y abandono en que se encuentra con la ayuda de cada uno de ustedes y de las energías que aún le quedan.

El Doctor Virgilio Barco Vargas (q.e.p.d.) en un desayu­no ofrecido a los señores presi­dentes de los países que asis­tieron a su posesión como pri­mer mandatario de los colom­bianos y ante la situación del país dijo: " Señores presidentes: no permitiré que Colombia vaya a sufrir un caos duran· te mi mandato. Si para con· jurar una crisis proveniente de la guerrilla es necesario aliarme con el diablo, lo bago."

Reflexionemos:

NI EL NACIONALISMO NI LA CALIDAD DE COLOMBIANO SE PIERDEN POR PEDIR Y ACEPTAR LA AYUDA INTERNACIONAL.

!. POLITICA

Teniente Coronel WIS ALBERTO VlLLAMARiff PULIDO

Al finalizar el siglo XX, urge para los estudiosos de las cien­cias políticas, definir con rigor investigativo las connotaciones de sucesivas contiendas arma­das internas en el país, que ubi­can al Ejército Colombiano, como una Fuerza de vital transcendencia en el desarrollo integral de la nación.

LA VIOLENCIA COMO EX­PRESIÓN POLÍTICA.

Desde el nacimiento como república soberana Colombia enfrenta una profunda crisis po­lítica, nacida de la imperfección de la democracia y del usufruc­to personal ajeno a la finalidad institucional, que algunos diri­gentes políticos han dado en su momento a cada etapa de la his­toria patria.

Los análisis políticos de lo su­cedido en Colombia durante el siglo XX estructuran un panora­ma de maduración de conflictos

de intereses derivados de las gue­rras intestinas que se libraron en la anterior centuria. A lo largo de los segundos cien años de vida independiente del país, el Ejérci­to Colombiano, ha sido baluarte fundamental en la defensa del legado de los libertadores, la conservación de la república creada por los militares y en la proyección de la nación.

La irresponsabilidad de jefes de las dos colectividades políti­cas tradicionales asidos a odios banderizos, encendió la hogue­ra de la guerra civil a finales del siglo XIX. En un hecho sin pre­cedentes, producto de una tru­culenta maniobra política urdi­da por el vicepresidente Marroquín, fue depuesto el pre­sidente Manuel Sanclemente. La guerra civil llamada de los mil días, porque duró casi tres años, creció como un fantasma devorador hasta consumir la nación en una hoguera inextin­guible.

Resultado de la guerra civil que no sació el voraz apetito clientelista y burocrático de los dirigentes políticos de la época y a la vez configuró el epnogo de atroces contiendas fratricidas del siglo XIX, Colombia perdió el departamento de Panamá y por ende la más estratégica de todas las posiciones geográficas de América.

EL EJÉRCITO ES APOLÍTICO

Del fondo del caos apareció la genial idea del General Rafael Reyes para institucionalizar las fuerzas Militares y alejarlas del peligroso vaivén partidista, tan costoso para Colombia después de lograda la independencia política de España. Así, con la asesoría de las misiones castren­ses alemana y chilena fueron creadas la Escuela Superior de Guerra, la Escuela Militar de Ca­detes, la Escuela Naval Almiran­te Padilla y con el paso de los

años la Escuela de Aviación Mar­co Fidel Suárez.

Despojado de cualquier ten­dencia partidista el Ejército Na­cional asumió por fuerza de las circunstancias el papel consagra­do en la Constitución Nacional, para restablecer el orden públi­co cada vez que las condiciones de la guerra interna lo exigian, situación que aún prevalece en Colombia.

Luego del complejo y lamen­table fallecimiento de un grupo de obreros en la zona bananera de la costa caribe, sobrevinie­ron graves desórdenes rurales, posteriores a la posesión del Presidente Olaya Herrera, suma­dos a la sorpresiva invasión de militares y civiles peruanos al trapecio amazónico en 1932. En los tres desafortunados eventos el Ejército Nacional se vio en­frentado a restaurar el orden, defender la soberanía y mante­ner las instituciones republica­nas, pese al desorden y la in­tención perversa de quienes ati­zaron conflictos y desde cómo­das posiciones personales im­pulsaron enfrentamientos arma­dos entre campesinos liberales y conservadores.

APARICIÓN DEL COMUNISMO EN EL

ESCEMRIO MCIOML.

Una sociedad en crisis, es cal­do de cultivo y terreno abonado para la anarquía. A la acción disociadora enquistada entre los instigadores de la guerra bipartidista, se añadió la intem­pestiva llegada de los comisa­rios del comunismo internacio­nal, que en la década de los años

En el frente de Guerra de Corea el Oeneral James Van f'leet, Comandante del 8" Ejército y el 'Teniente Coronel Alberto Ruiz

Nouoa, Comandante del Batallón Colombia

30, comenzaron a incrustar dentro de la fuerza laboral células de obreros y campesinos preparados para la guerra de guerrillas.

En síntesis, no transcurrió ninguna etapa del siglo XX durante la cual el Ejército Nacional no hubiera tenido que aportar valiosas vidas humanas, en complejos episodios para restablecer el orden. Resueltos en el campo militar, más no en el político, los proble­mas internos descritos que sobrevinieron con la posesión de Olaya

Herrera, entre 1940 y 1960, los odios políticos insepultos, arraigados en los herederos de las innumerables guerras civiles ya padecidas por Co­lombia, revivieron el virus de la violencia. Con soma se llegó a decir en algunas regiones del país, que asesinar un adversario político, equiva­lía a "matar los votos".

La nunca esclarecida muerte del caudillo libe­ral Jorge Eliécer Gaitán fue el detonante para en­cender la chispa de un ininterrumpido desangre cuya duración bordea medio siglo. Es preciso ano­tar, que la patriótica acción del Ejército para man­tener la vigencia del orden legítimo en aquel ins­tante de suprema tribulación, fue definitiva para sostener la democracia que pese a las graves ero­siones actuales, perdura en el país. A partir de ese momento liberales y conservadores traslada­ron de la arena política a la guerra de guerrillas, ambiciosos proyectos de mutua destrucción, con el agravante que el partido comunista explotó la sangrienta coyuntura para promover desde allí la lucha de clases y la búsqueda de la toma violenta del poder político.

PARTICIPACIÓN EN COREA

Pese al latente desangre y al intrincado comprometimiento del Ejército en la búsqueda de la esquiva paz entre los colombianos, el lla­mado de las Naciones Unidas para salvar la de­mocracia en un país amigo, tocó las puertas de los cuarteles. Dos contingentes de soldados co­lombianos encabezados por los coroneles Jaime Polanía Puyo y Alberto Ruiz Novoa, desembarca­ron en tierras surcoreanas y luego escribieron brillantes páginas de la historia militar en el cam­po de batalla.

El heroísmo y el sacrificio de los soldados co­lombianos en defensa de la libertad en el Asia, no fue óbice para que los reductos de guerrillas politizadas siguieron sembrando miseria y des­trucción en los campos y veredas, Mientras unos soldados caían en Corea luchando contra el ape­titoso avance del comunismo internacional, otros eran sacrificados en los llanos orientales y otras regiones del país, a manos de campesinos co­lombianos imbuidos por el odio de clases y la manipulación de la que siempre han sido vícti-

mas engatusados labriegos, que de una u otra forma se enrolan a los grupos al margen de la ley, convencidos que su acción redundará en be­neficio de Colombia. Sin embargo el Ejército Na­cional pacificó el país, hasta el punto que ante la ineptitud de los gobernantes de turno para ma­nejar el Estado, el General Gustavo Rojas Pinilla se vio forzado por las circunstancias a asumir el control del poder político y desde esta posición conminar a los jefes guerrilleros para que regre­saran a la vida civilizada. La entrega de las armas hecha por Guadalupe Salcedo al General Alfredo Duarte Blum es un episodio histórico digno de rescatar por su contenido y significado para la nación.

LA SEGUNDA VIOLENCIA

Firmado el acuerdo del frente nacional y desmovilizadas ya las guerrillas liberales de los llanos orientales, la confrontación armada cam­bió de escenario. Bandidos con uso fraudulento de banderas liberales y conservadoras iniciaron otra etapa de mutua destrucción, organizados en pandillas encabezadas por malhechores que se hicieron célebres por remoquetes pintorescos como "Thrzán, Desquite, Charronegro, Maravilla, Resplandor, Tiroftjo, Sangrenegra, Avenegra, Ca­pitán, 'Iianquilo", etc. Simultáneamente el Bata­llón Colombia estuvo comprometido en comba­tes en el Vichada hasta destruir una agrupación subversiva, que a nombre del comunismo inter­nacional pretendió sembrar el caos en la región.

Nuevamente el Ejército Naci<?nal reafirmó el compromiso de mantener la tranquilidad ciuda­dana con el agravante que por sustracción de materia la institución armada asumió como suya la solución a los problemas que en cierta forma argumentaron los bandoleros de la época para justificar las acciones violentas. El Plan Lazo implementado por el Comando del Ejército dio vital impulso a la acción cívico-militar, pero los esfuerzos castrenses no recibieron la vinculación efectiva del estamento político en la solución de problemas estructurales, con el agravante que se volvió costumbre en Colombia, que sean las pro­pias comunidades las que busquen soluciones a necesidades sociales sentidas, mediante la intri­ga y el favor político, para que los funcionarios

El Teniente Coronel José Joaquín Matallana B. desciende sobre Marquetalia el día de la toma

de ese [ortfn guerrillero

oficiales cumplan con el deber para el cual fueron elegidos.

Lo espinoso del asunto es que mediante ese comportamiento atávico se articularon condicio­nes para que hasta la fecha haya confrontación y violencia. Por lógica y a falta de evolución con­ceptual por parte de la diligencia política, es co­mún que el Ejército realice obras civiles en las zonas donde se desarrollan operaciones de contrainsurgencia en aras de solucionar median­te insuficientes acciones cívico-militares los pro­blemas sociales. cambiada la finalidad de la idea en mención, el proceso adquirió perfiles de obli­gatorio cumplimiento para los soldados y de ha­bilidosa elusión de la responsabilidad por las ins­tancias a quienes compete la solución.

OPERACIÓN MARQUETALIA

Con errores y aciertos la Operación Marquetalia ejecutada contra las guerrillas comunistas en 1964, marcó el inicio de una nueva etapa de la lucha contra la violencia política, que ha soporta­do Colombia durante el último siglo. Fue la pri­mera vez que los grupos armados dirigidos por Pedro Antonio Marín alias Tirofuo pretendieron tener una zona de despeje, con organización po­lítica y militar interna diferente y aislada a la que rige todo el territorio colombiano, es decir algo similar aunque en menor escala a la situación que actualmente sucede en la zona de disten­sión.

Los errores subsiguientes a la operación mili­tar, fueron de orden político y sico-social. Ni el Gobierno Nacional ni el órgano legislativo intuyeron que la alternativa de las farc, sería cam­biar de área para construir el mismo proceso. De Marquetalia salieron para el Guayabero donde también los desalojó el Ejército. De allí pasaron a "La Uribe", Meta, con similares intenciones. Ante el nuevo desalojo pasaron el Caguán y el Yari, desde donde negocian actualmente con el go­bierno.

El afianzamiento de las farc en las zonas indi­cadas dependió de la ausencia del Estado y la cercanía de los guerrilleros con los narcotraficantes. En ninguno de los casos a la falta de operaciones militares. Siempre el Ejérci­to combatió contra las farc, a pesar de complejas situaciones de orden político y de fallidos inten­tos de negociar la paz con los cabecillas de la agrupación terrorista.

LA CAMPAÑA DE .MORÍ

A comienzos de los años setenta las tropas del Comando Operativo 10, demostraron que el Ejér­cito tiene la capacidad para derrotar en el campo de batalla cualquier guerrilla y que no es cierto que las agrupaciones armadas al margen de la ley, sean imbatibles en la guerra irregular. Luego de dos meses de un metódico aislamiento que marcó diferencias tácticas, logísticas, administra­tivas y conceptuales, el Ejército de Liberación Na­cional (ELN) quedó al borde de la extinción.

Jaime Bateman Cayón, Jefe del Movimiento Subversivo !1-19, que a la postre depuso las

armas

Fue el momento propicio para que el estamen­to político llegara con obras concretas y cambiara los esquemas del abandono del campo, para erra­dicar la permanente invitación de grupos armados para engrosar cuadrillas. Pero la realidad fue dife­rente. Un año después, cuando un maltrecho re­ducto del ELN pisaba el dintel de la rendición final, en una oscura maniobra gestada en cartagena y con inexplicable anuencia de altas esferas del po­der político, resurgió el ELN hasta convertirse en el actor armado que 25 años después desestabiliza la democracia y el orden en el país.

EL M-19 SE RINDIÓ DERROTADO

La crisis política interna colombiana dio pié para el surgimiento del M-19, producto del nun-

ca esclarecido episodio, que definió las eleccio­nes presidenciales en 1970. El grupo terrorista integrado por intelectuales de izquierda y súmun máximo de la expresión de rebeldía política de la época, presentó una agrupación armada audaz de actuaciones suicidas y de gran despliegue pu­blicitario.

En una sumatoria de errores políticos conta­dos desde el asesinato a sangre fría de José Raquel Mercado hasta el asalto terrorista al palacio de justicia, el M-19 buscó su propia destrucción, en razón a que llegaron al punto que las circunstan­cias los obligaron a rendirse y deponer las ar­mas, pues con base en una seguidilla de contun­dentes y desmoralizadores golpes tácticos, el Ejér­cito Nacional, redujo el potencial armado del M-19, única garantía que tenían para posicionarse fuertes en una mesa de negociaciones.

En la lucha contra el M-19 se destaca la Ope­ración Colombia diseñada y ejecutada para recu­perar más de cinco mil armas hurtadas con ex­trema audacia del depósito de una unidad mili­tar. Thmbién se suma la lealtad de los soldados ante las decisiones gubernamentales, cuando ro­deado y al borde de la extinción en un campa­mento en "Los Robles", ca u ca, por medio de vo­ceros y dirigentes políticos, el M- 19 intercedió para que se suspendiera el inminente aniquila­miento, concesión humanitaria del Gobierno Na­cional que les permitió sobrevivir, hasta el día en que se rindieron, producto del error político de entrar a sangre y fuego al palacio de justicia y luego acribillar los magistrados del alto tribunal.

DERROTA POLÍTICA Y MILITAR DEL EPL

A finales de la década de los ochenta, la recién creada Brigada Móvil No.1, reafirmó que sí es posible derrotar cualquier guerrilla en el campo de combate, pues desmanteló todas las guaridas del Ejército Popular de Liberación EPL y le propi­ció significativos golpes a la organización terro­rista que en ese momento constituía la segunda agrupación armada al margen de la ley en el país. El Departamento de Córdoba, hasta aquella fe­cha territorio asolado por el boleteo, el secues­tro, las masacres, el hurto de ganado y en gene-

ralla inseguridad derivada de la coacción subver­siva, volvió a vivir en paz y a generar importante productividad agropecuaria.

fue tan contundente la derrota militar del EPL, que para sobrevivir de alguna manera en el ám­bito político, cuadrillas de los rendidos y desmovilizados terroristas, constituyeron una or­ganización política amplia denominada Esperan­za, Paz y Libertad, agrupación desarmada legal que se convirtió en blanco de la FARC, porque los catalogaron con el mote de traidores al proceso revolucionario armado en Colombia.

DESAWJODE CASA VERDE

Una guarida enclavada en las estribaciones suroccidentales del páramo del Sumapaz, se ha­bía convertido en un verdadero centro de igno­minia, desde donde los terroristas amparados en la bondad gubernamental hablaban de paz y ha­cían la guerra, dentro del trillado esquema de negociación planteado por los cabecillas de las FARC desde 1982.

Luego de superar difíciles etapas y cuellos de botella el Ejército desalojó las FARC de la guarida y forzó a la agrupación terrorista a cambiar los planes y a presentar la opción del ataque mas.i~o en cierta forma suicida ante la eventual reaccton del componente integrado de las Fuerzas Milita­res, como sucedió en Puerto Lleras, Puerto Rico y Ooncello, donde fueron dados de baja más de trescientos terroristas en un fallido golpe de opi­nión de las FARC.

CONCWSIÓrt

.El conflicto armado que se vive en Colom­bia tiene raíces sociales, políticas y culturnles que permiten la prolongación de las accio­nes armadas de guerra irregular heredadas por los campesinos desde la época de la In­dependencia.

el man~o de efectos sicológicos de la gue­rra ha permitido a las guerrillas y sus comi-

sionados políticos presentar balances Y pro­yectos de continuación de las acciones arma­das como única alternativa para negociar la paz.

No es cierto que las guerrillas sean imbati­bles ni que el Ejército no las pueda derrotar. Ha faltado a lo largo de la historia republicana el compromiso total de todos los componen­tes del Estado mediante una estrategia de gue­rra integral en los campos político, social, eco­nómico y militar. Con operaciones militares individuales no se llega al éxito. Mucho menos con acciones cívico-militares insuficientes.

El Ejército Nacional ha sido fundamental para la vigencia del orden democrático. Hechos con­cretos lo corroboran. Entre otros se destacan:

- Evitar la hecatombe nacional ante los gra­ves sucesos del 9 de abril de 1948, derivados de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán.

- Con prudencia y fino tacto, el Ejército mantuvo el control del orden público ante la decisión populista y carente de objetividad del entonces Presidente Lleras Restrepo, al orde­nar un acelerado toque de queda en 1970 mediante el cual dispuso que todos los co­lombianos fueran a dormir temprano, cuando en el país entero ardía el convencimiento que hubo fraude en las elecciones presidenciales de 1970.

- S4ieción total a las normas y directivas presidenciales en el extraño manejo que se dio a la cárcel de la Catedral de donde se fugó Pablo Escobar •

- Sujeción a las directrices presidenciales frente al manejo de las negociaciones de paz durante los últimos cinco gobiernos.

Aceptación disciplinada de los irregulares e intempestivos retiros de altos mandos milita­res, consecuencia directa de sucesos relacio­nados con el orden público.

,_ :~ DERECHOS HUMANOS

LOS DERECHOS DE LQS SERES HU~0S

CAPITÁff DB CORBETA 1'1ARCOS ARIZA

Visité a mi amiga la Doctora PhD especialista en sociología para escuchar su concepto de los efectos que la Declaración de los Derechos Humanos (DH), pueda tener hoy sobre la Defen­sa Nacional de Colombia en esta hora tan angustiosa. Me dijo así:

Algunos dicen que los DH se iniciaron en Inglaterra en laCar­ta Magna de 1215. Y que tam­bién en Inglaterra se elaboró la Carta de los Derechos en 1689. Y que francia los modificó en 1748, de los que los Estados Unidos elaboraron su Declara­ción de Independencia de 1776/ 1791 y que luego fueron adop­tados por fTancia en 1789. Des­pués de la Segunda Guerra Mun­dial (SOM), los actualizaron las Naciones Unidas (NU) en 1945 y luégo en 1948 (durante el Bogotazo), los reafirmaron y los completaron en 1966, para ser modificados en Helsinki, Finlan­dia, bajo el yugo soviético ateo. Finalmente en el año 1998 las

1bdo persona tiene derecho al trabajo y la libre elección del mismo.

NU publicaron sus DH que se pueden obtener por Internet. Es una larga carrera de palos de ciego.

Quienes hablan de los DH Universales, se tropiezan con los musulmanes que no aceptan la libertad religiosa. Y con los judíos que rechazan con la Ley del Retomo a sus correligionarios que creen en NSJ como Mesías. Y con los marxistas que no aceptan nada y con los masones que conforman un grupo exclusivo dentro de su propia nación. Etc. Etc. Los universalistas todavía no han podido encontrar la fórmula para su universalidad de los DH.

La tergiversación más perversa de los OH se dio en la Revolu­ción I'Tancesa que no fue sino un feroz ataque contra la Iglesia

Católica. Pero ese ataque aclaró el verdadero objetivo de esos OH, elaborados para un mun­do ateo, pleno de libertinaje y para que esos endemoniados pudieran hacer lo que les diera la gana sin barrera ni freno alguno. En el nom­bre de sus OH asesinaron a un millón de católi­cos franceses!

Pese a la Declaración de los OH, en la PGM murieron 9 millones de seres humanos. Y en la SGM murieron otros 54 millones de humanos. Falta contar los 5 mil niños que diariamente son asesinados en las clínicas del aborto. Y los del paredón y los que matan los guerrilleros y los del narcotráfico. Etc.

Supongamos que una pandilla de bandidos marxistas ateos entran con sorpresa a una pe­queña población y con ametralladoras matan a todos los habitantes, para que las demás pobla­ciones se atemoricen y colaboren con esos ban­didos. Entonces otro grupo de paramilitares ata­ca a los otros pueblos que colaboran con los marxistas y los ametrallan. Luego entra el Ejérci­to y ataca a los bandidos y en la refriega mueren marxistas, guerrilleros, colaboradores, soldados e inocentes. 1bdo eso no tiene nada que ver con los OH, porque solamente es una guerra, del tema que escribió el genial Carl Von Clausewitz en su libro de 1832, "De La Guerra". 1bdo ese lío cau­sado por la guerrilla marxista no es sino pura guerra y nada más que guerra. Es claro que la historia muestra cómo los vencedores ajustician a los vencidos, aunque nadie dice nada de los crímenes de guerra cometidos en Dresden, Hiroshima y Nagasaki.

Un horrible ejemplo de la violación de los de­rechos de toda una pequeña nación indefensa, es el atropello de la soberanía nacional de Co­lombia, en lo que con burla llaman "La Thma de Panamá" y que en verdad no es sino el negocio privado de un grupo de mercaderes internacio­nales, con el apoyo de las inmensas fuerzas ar­madas de los EU durante casi 100 años. Para explicar su horrible acción düeron que "el fin justifica los medios". Pero lQuién justifica ese fin del despojo y del engaño?.

Hablar de los derechos de los Humanos es

un pleonasmo, porque las piedras, las plantas y los animales no tienen derechos. Y si nó que lo digan los pollos y el filet mignón!

Los amigos de la Evolución sostienen que el Hombre desciende de los animales. Así que para los de la Evolución, sus DH debieran ser los de la Sociedad Protectora de Animales!

En serio, los verdaderos OH fueron revelados por Dios a Moisés, unos 1200 años antes de la Era Católica en el Monte Sinaí, en lo que se llama el Decálogo y que no se expresa como "dere­chos" sino como en realidad son "deberes". Así el derecho a la vida se dice "No matarás". Y el dere­cho a la propiedad privada se dice "No robarás". Y así sucesivamente. Después NSJ redujo esos derechos o deberes a dos solamente, '/\mar a Dios" y " Amar al Prójimo", porque si amas al prójimo, no lo matas, no lo robas, no lo persi­gues, no lo atormentas, no lo esclavisas, etc.etc. Esos son los verdaderos OH.

Por el contrario los OH ingeniados por los hu­manos mencionan a un misterioso Ser Supremo, que es el mismo de la Masonería y que no inter­fiere para nada en el campo de los ateos.

Las frases que utiliza la Declaración de los OH son ambiguas, confusas, mutables y tendencio­sas. Otra organización misteriosa es la Amnistía Internacional, que no ve lo de lo nacional sino lo internacional, como la difunta Unión Soviética In­ternacional.

El Preámbulo de la moderna Declaración de los OH de las NU dice que el Hombre tiene el derecho, (lSerá deber?) de rebelarse contra la opresión. (lCuál?). El Art. No.1 dice que todo ser humano tiene el derecho de nacer libre (lMenos los del aborto?). La Iglesia Católica prohibe el aborto, el divorcio, la eutanasia y la asociación a las sociedades secretas que van contra la Iglesia. Pero los DH vigentes en los artículos 16-18-20, etc. dicen todo lo contra­rio. Y lo peor está en Jos artículos 28-29 y 30 que proclaman la dictadura de un "orden in­ternacional" bé:Uo el dominio de las UN. Y por eso muchos usan los OH para amedrentar a la Defensa Nacional.

. .

. REfLEXIONES

DEeiK LO QUE SE RIBNSA Y MACEK LO QUE SE DICE,

~

CUESIDIO~ DE ~RJN€IPIOS

Teniente Coronel RAHIRO SALDAÑA Al1BZQUITA. Ingeniero Civil, Especialista en Gobierno Público y Máster

en evaluación de Impacto Ambiental.

De lo bueno y lo malo no es fácil hablar y no lo es por cuanto se puede incurrir en errores; en realidad lo que para uno es bueno para otro pue­de resultar lo contrario. Algunas corrientes filosó­ficas han hecho concomitante lo bueno con lo be­llo y lo verdadero; pero aún así lo que para uno es bello para otro puede también resultar contrario; igual podría suceder con el concepto de verdad. Es por ello que muchas definiciones resultan nugatorias e incompletas, tanto que las diferentes teorías filosóficas y científicas, así como sucede con la evolución de la materia y las especies, perma­necen en continua revisión y perfeccionamiento. Sin embargo existen unos principios naturales que han servido de pivote a la humanidad (o m~or), a los científicos, filósofos, biólogos y naturistas para expresar sus teorías y comprobarlas con la ayuda del tiempo y el relevo generacional a través de la epistemología. De hecho estos principios tienen validez en el campo social, en la vida cotidiana del ciudadano común y mayor significación con quie­nes Etiercen la autoridad.

Como un ejercicio propedéutico, veamos los principios propuestos por Hegel que denominó «Leyes de la dialéctica materialista•, expresadas de la siguiente manera: 1. Ley de la unidad de los contrarios. Esta ley la define como la fuente de todo movimiento y de toda vida. Una cosa es

Georg WiUtelm ftiedrich Hegel, autor de los principios denominados por él "Leyes de la

dialéctica materialista"

ella misma y al mismo tiempo es su negación. La ilustra en la mecánica como la reacción que se opone a la acción, en la electricidad como lo ne­gativo que se opone a lo positivo, y así sucesiva­mente hasta enmarcar dentro de ese principio la lucha de clases. 2. Ley del paso de la cantidad a la cualidad. Las cualidades superiores viven por evolución de las inferiores. Estos cambios cua­litativos tienen un límite. Así por ejemplo, cuan­do el agua hierve se convierte en vapor al alcan­zar los 1()()0. 3. Ley de la negación. Lo antiguo se conserva pero al mismo tiempo se supera al nacer lo nuevo en el cambio cualitativo. La nega­ción es un momento del desarrollo que conserva lo positivo; un ejemplo es la semilla que se con­vierte en planta y luego en frutos. Es la idea del desarrollo según la triada: tesis, negada por la antítesis y a su vez superada por la síntesis que se convierte nuevamente en tesis. Una cuarta ley es la de la cclnteracción de los Seres,,. Estas leyes serían aplicables a la evolución de las clases sociales mediante el « Materialismo histó­rico» en donde se expresa que la forma de pro­ducir la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual. los factores deci­sivos en el proceso histórico no son las ideas sino la «forma de producción» que a su vez cambia el orden social y la superestructura ideológica: es­tado, derecho, arte, filosofía, religión.

Diferentes interpretaciones tuvieron estas le­yes Hegelianas. Solo para el caso del presente documento, digamos que para llevarlas a la praxis, se enfrentaron dos corrientes en Rusia: los

. •Mencheviques• que con una de sus figuras más representativas como lo fue Bakunin sugerían el cambio (propuesto por Marx en su «Materialismo histórico• inducido del •Materialismo Dialéctico» de Hegel), a través de medios pacíficos esperan­do la paciente evolución de la sociedad y los «Bolcheviques» que con Lenin a la cabeza pro­pugnaban el aceleramiento de la revolución por cualquier medio para llegar a la anhelada •Dicta­dura del Proletario•. Muchas frases ponía en boca de sus seguidores para hacer lícito todo medio que sirviera al partido de la revolución. Se hace mención sólo a una, (para no desviar la inten­ción de este articulo), y es el colofón que su com­pañero Trosky pusiera en su biografía: «Para los revolucionarios, la moralidad es todo cuanto sir-

ve a la lucha contra los explotadores. Ese {m jus­tifica los medios. Compromiso, deshonor, asesi­natos, «todo es bueno», la peor demagogia pue­de ser hábil para arrastrar a las masas en el asal­to revolucionario. Esa es nuestra ética. Veo con horror que hace medio año se habla de bombas y hasta ahora no se ha fabricado ni una ... ».

En efecto era su ética, era su moral, era su obligación, y así lo demostraban. Más no eran

1

anarquistas, nihilistas tampoco, y aún así lo fue-ran, claramente expresaban sus intenciones. Des­de luego aquí no se está juzgando la validez de estas corrientes, no hay conocimiento para ha­cerlo. Solo se citan como una referente, (como bien podría decirse de los cínicos, estóicos, idealistas puros, racionalistas absolutos y tantas escuelas), todas ellas cimentadas en principios diversos. La cita anterior tiene por objeto llegar a un planteamiento que verdaderamente nos cuestione frente a la situación que estamos pa­deciendo, la que nos ha llevado a lamentables condiciones que han transformado nuestra so­ciedad en un inconsciente colectivo de «megalomanía paranóica>>, creando una hidra cuyos ataques nos han puesto en desbandada y enceguecido nuestra razón hasta perder el cur­so de la realidad en busca de soluciones la ma­yoría de ellas en momentos de emoción, (como el moribundo cuando tiene su postrer lucidez antes de marcharse), atacando el efecto antes que la causa. Somos especialistas en presentar informes de toda índole que no reflejan la reali­dad de lo que ocurre. Y el problema de irse por las ramas antes de tratar la raíz del árbol no es cuestión de retórica, es asunto de fondo.

Veamos algo que nos aproxime a la intención de lo que este ensayo pretende mostrar: •En la hecatombe de la segunda guerra mundial cuyo horror más grande fue el genocidio de seis mi­llones de judíos, la responsabilidad se descargó en la persona de Adolfo Hitler, cuando en reali­dad este acto era un proyecto nacional fruto de unos factores culturales que pretendían la hege­monía mundial alemana, lo que hizo que el geopolítico (alemán desde luego), Karl Haushofer, retornando el pensamiento tradicional cultural de la época insertara dentro de su geopolítica lo que él llamó la inevitable guerra.

Guardadas diferencias, en nuestra sociedad se quiso hacer aparecer la figura de Pablo Escobar como el responsable del tráfico de estupefacien­tes, cuando la realidad era (y sigue siendo con casos similares) que un verdadero anillo de la sociedad lo protegía en connivencia con autori­dades que supuestamente lo perseguían. Se cre­yó o se quiso hacer creer que con su muerte aca­baría el problema y el resultado no hay para que decirlo. De esta manera pretendemos aparecer inmaculados ante un hecho que de cara conde­namos y de espaldas consentimos. Pero eso sí. ante cualquier señalamiento prorrumpimos con violencia y con todos los medios que a nuestro alcance encontremos.

Vemos así que la cuestión es consecuencia de una cultura raizal, de un sentir, de una avaricia sór­dida impregnada en nuestra sociedad que para col­mo se acalla cuando se quiere, con sentimientos chouvanistas también resultado de una cultura tro­pical que se esparce cual efluvio deletéreo en nues­tras mentes. Nada aceptable aunque entendible si nos atenemos a la variada cantidad de mestizaje fruto de la conquista apasionada pronumpida por la violencia discriminatoria de los santos oficios inquisitoriales en donde nuestro avance y educa­ción dependió por mucho tiempo de una iglesia que prohibía hacer preguntas y plastificaba a su manera el cerebro de quienes en su seno tomaban la savia del conocimiento. En realidad fue un sincretismo orlado de mensajes morales, falsifica­do con actos contrarios a la prédica. La identidad se fue perdiendo y la heredad de tierras superó la heredad moral. La estrategia ética quedó huérfana de principios y lo atractivo a corto plazo no se so­pesó en la balanza de lo definitivo. «Esta falta de identidad ha generado un vacío cultural y social. ... , que creemos suplir con una astucia desmedida en un afán de sobresalir a ultranza. En esta carrera únicamente interesa el fin.

Así que en las instituciones no se tiene en cuenta el talento sino la capacidad de adaptación al gru­po que esté más cerca de quien ostenta el mayor rango, formando un coro de turiferarios que ma­nipulan y usufructúan las capacidades del traba­jador honesto cundiendo por doquier el nepotis­mo y haciendo carrera el eslogan de que e lo peor de la rosca es no estar en ella».

No todos los ciudadanos cumplen con el deber del Servicio Militar a la Patria

Pululan entonces resoluciones, decretos y le­yes a favor de la clientela y en detrimento del erario público que poco importan. Hasta los de menor rango se hacen sentir fungiendo a nom­bre de su jefe una dictadura en las ventanillas de los puestos públicos o desde las porterías en tu­tela, que cual fieles guardianes protege, cuando no desde los vehículos que conducen imbricados en panoplias atropellando al· desprevenido que ose obstruir su paso.

Se crean héroes donde no Jos hay, ídolos con pies de barro para poco después ser destruidos y reemplazados por otros de mayor halo y otras tantas fantasías que de momento nos embria­gan. Lo más triste es que hoy esa heredad mitológica y discriminatoria aún perdura. Un ejemplo basta: el que más nos familiariza. Exis­ten dos leyes en una para cumplir con el deber del servicio militar a la patria. Solamente los cam­pesinos y obreros pueden ir a los cuarteles y no a la universidad a diferencia de los privilegiados que

pueden ir a la universidad y no a prestar el servi­cio militar, para lo cual nos valemos de toda cla­se de artilugios en los que somos campeones.

La astucia producto también de nuestra sim­biosis colonial de la cual nos vanagloriamos nos ha hecho leguleyos por naturaleza, llevando esta condición a la locuacidad y demagogia política que convierte a quien mejor la manipule en el dirigente de tumo. De esta manera con mucha facilidad se maneja la mente de los gobernados que carentes de educación se mantienen alelados con estos cantos de sirena. Así las cosas se da trascendencia a lo que no la tiene y con facilidad

' se desvía el curso de un acontecimiento nacional. Lo importante aquí para quien gobierna es disi­mular el problema sin interesar que poco des­pués explote con más violencia.

Verdaderamente no hay principios. Se piensa algo, se dice otra cosa y al final se hace lo contra­rio. Desde luego a ningún nivel se percibe un sentido de pertenencia. Recordemos algo que ya conocemos. Las revoluciones deben tener una res­ponsabilidad social puesto que no son producto del destino sino de tos hombres. Veamos como el renacimiento estableció la dignidad del hom­bre y la revolución industrial la unidad de la na­turaleza. Esta revolución industrial que fue Ingle­sa y dos revoluciones políticas (Americana y Fran­cesa), fueron sociales. lPorqué no la emulamos en su verdadera dimensión?. lSerá la nuestra una revolución?. lEn caso de serlo, será social?. lHa­cia quién irá dirigida?.

Es hora de cuestionamos seriamente sobre la responsabilidad social que asumimos frente a tos impulsos para satisfacer nuestros deseos a toda costa. Ni siquiera nos hemos dado cuenta que aún estamos cocinando con leña. Que seguimos en un atraso de caverna. No nos interesa saber que mientras un ciudadano de un país industrializado consume 7.01 Kw per cápita sin destruir un solo árbol uno de nuestros compa­triotas y nosotros mismos consumimos entre 0.08 a 0.41 Kw teniendo que utilizar para ello 700 Kg. promedio de madera por persona anual; es decir un ciudadano americano consume 88 veces más energía que un ciudadano nuestro. Solo interesa destruimos.

Estamos acabando nuestra biomasa, nuestros recursos base, (En América Latina y el caribe se ·han destruido en tos últimos .30 años, dos millo­nes de kilómetros cuadrados de bosques, equi­valentes a un promedio anual de 50.000 Km2),

no solo por nuestra precaria condición económi­ca que de paso (hay que decirlo), se presenta errada al hacer la medición de la riqueza por un P.I.B. o PBN de US$260 per cap. Concentrado en pocas personas, frente a un PNB de US$11.4.30 per cap. De los países industrializados índice re­lativamente bien distribuidos, sino por un instin­to avieso que nadie demanda. Con todo y eso creemos que la nuestra es una revolución. iPor Dios!. lOe quién y para quién?. Lo que si es cier­to es que esta violencia tiene su cohorte y dispo­ne de una quinta columna de proclive evolución. iEs una logia arcana de estúpido e irracional com­portamiento!. De la que no queremos abjurar.

Del maltrato a la fauna ni hablar. Para no ir más lejos: nuestra ley no considera cruel, el rejoneo, coleo, las corridas de toros, corralejas, becerradas, ni las riñas de gallos. Thmbién consi­dera inocua los actos de aprehensión de la caza y pesca deportiva. Nos burlamos hasta de tos ani­males. Parece que nos complaciera violentar todo. Después cuando la naturaleza arremete nos arre­pentimos de haber estado en su contra.

Es una sociedad que en su ignorancia supina se ha perpetuado en una lucha descarada contra todo lo inofensivo. Hemos sido prisioneros de lo que heredamos y no nos hemos dado cuenta que «1bdo juicio político tiene una larga historia oculta que se ha manifestado detrás del escenario•. Somos ex­pertos en no aceptar ninguna responsabilidad. 1bdo lo que no nos traiga beneficio lo queremos eludir.

Se me ocurre por ~emplo pensar en el juego peligroso de culpar a la televisión como la causan­te de hacer apología a la violencia cuando es sola­mente un medio. El instrumento no enseña nada, tal como la dinamita no es la causa del terrorismo. El intelecto que descubre la ciencia solo desea ser el guardián de la integridad natural y lega sus co­nocimientos para el servicio de la humanidad a través del gobernante que representa la sociedad. Nada por eso es bueno o malo, su bondad depen­de del uso que el hombre le de. (CONTINUARA)

~~ HISTORIA MILITAR

BL PBNSAMIENTO MILITAR ALBMÁN

Coronel WIS ALFONSO PLAZAS VEGA

BIOGRAFIA DE MOLKE

Nació el 26 de Octubre de 1800, en Parchin (Meckleburgo). Su familia pertenecía a la nobleza de esa región, su padre era Prín­cipe y servía como Oficial a los ejércitos del rey de Dinamarca.

Ingresó como cadete al real cuerpo de aspirantes a Oficial en Copenhague, y alcanzó el gra­do de Teniente en 1819. lnconforme con las perspectivas que le ofrecía el Ejército danés, decidió solicitar su incorpora­ción en el ejército prusiano, en el cual su padre se había forma­do como Oficial. Así que cam­bió la guerrera roja danesa por el frac azul prusiano como te­niente del Regimiento de Granaderos de frankfurt.

Un año más tarde fue trasla­dado a la Academia de Guerra de Berlín, de la cual era director Karl Von Clausewitz. fue desti-

nado al departamento topográ­fico y allí se preocupó especial­mente por los aspectos técnicos de un nuevo medio de transpor­te recién inventado llamado el ferrocarril y su aplicación en el arte militar.

En 1826 regresó a su Regi­miento de Granaderos, y dos años después en 1828 fue des­tinado al Estado Mayor General.

En 1835, el joven oficial fue enviado a 1\Jrquía donde el Sultán Mahmud ll b'ataba de refonnar el ejército para organizarlo según los conceptos del mundo ocddental. Inicialmente Molke lo que hacía era enviar informes sobre la situación militar de Thrquía y las labores de su nueva estructura militar, pero gracias a su acuciosidad y a sus conocimientos terminó convirtién­dose en Asesor del Sultán en asun­tos militares.

Mahmud 11 entró en guerra contra los Kurdos y los venció.

Entusiasmado entró en conflic­to con los Egipcios, pero allí pu­dieron más las recomendacio­nes esotéricas de los astrólogos que las recomendaciones tácti­cas de sus asesores. Esto oca­sionó la derrota y la renuncia de Moltke a su cargo de asesor.

A su regreso al Estado Ma­yor Prusiano, Molke fue desti­nado al Departamento de His­toria Militar.

En 1845 fue trasladado a Roma como ayudante del Prín­cipe Enrique de Prusia. En 1848 nombrado en el Estado Mayor General, y en Agosto del mismo año nombrado Jefe de Estado Mayor del cuarto Cuerpo de Ejército en Magdeburgo, cargo que desempeño hasta que en 1855 fue nombrado ayudante del príncipe Federico Guillermo. Este nombramiento puso a Moltke en contacto con el padre del Príncipe, que sería el futuro Príncipe-SOldado Guillermo Y.

En 1857 Guillermo Y se convirtió en Regente de Prusia, y una de sus primeras medidas fue nombrar a Molke, en quien advertía las cualida­des necesarias para el cargo, como Jefe de Esta­do Mayor General de los Ejércitos Prusianos, ade­más había sido recomendado por el General Von Manteutfel. Fue nombrado el 18 de Septiembre de 1858.

Con no pocas dificultades Molke empezó la re­organización del Ejército. Al llegar, encontró que el Estado Mayor dependía directamente del Mi­nisterio de Guerra, y no del Comando del Ejérci­to. Al propósito de corregir esta situación dedicó su trabajo. Molke, que gustaba de las matemáti­cas era amigo de los cambios calculados y ade­más soportados por el desarrollo. Por eso los nuevos alcances de la industria y el comercio fue­ron tenidos en cuenta para los planes de movili­zación y concentración.

Reorganizó el Estado Mayor, creó el Departa­mento de Ferrocarriles con la importante tarea de servir de fundamento para una de las etapas de la estrategia que sigue a la de movilización: la con­centración de tropas. En 1862 Otto Von Bismarck fue nombrado Primer Ministro y el General Roon Ministro de Guerra, constituyéndose así un trián­gulo poderoso para dirigir el aparato militar.

Molke realizó una Apreciación Estratégica orien­tada a examinar todas las posibles situaciones de guerra. Había que tener en cuenta a Francia, ene­migo tradicional de Prusia, pero también a Rusia, Dinamarca y Austria, así como a los Estados cen­trales de Alemania. Para cada hipótesis de guerra diseño un plan. Dispuso que su Estado Mayor se dedicara al Estudio de las campañas más recien­tes. 'Ienía la sensadón de que Francia no aceptaría la formación de un poder centralizado de los Germanos en la Europa central. Si esto se llegara a planear, Francia empezaría a buscar aliados.

En 1866 se presentó la batalla de Koniggratz, en la cual prusianos vencieron a los austríacos, gracias a la coordinación milimétrica de los pla­nes del Estado Mayor de Molke. Este pasó de ser sencillamente un buen oficial, a ser el más presti­gioso general de la época. Los comentarios en Europa señalaban que en este caso la victoria no se le debía al Comandante en Jefe del Ejército

Prusiano, sino a su Estado Mayor. En 1867 pasó a ser integrante del Reichstag.

La guerra Franco Prusiana de 1870 obviamente empezó con la movilización de las tropas. En esta sola fase estratégica Prusia ganó la guerra. La pre­cisión y exactitud con que las tropas germánicas se movieron asombró a Europa. Y si el plan de movilización fue admirable, más lo fue el de con­centración y transportes. Masas de tropas debida­mente armadas y equipadas se colocaron en las posiciones más adecuadas a la campaña antes de que el enemigo terminara siquiera de planear.

Ese mismo año 70 fue condecorado con la máxima medalla de su país, la Gran Cruz de Hie­rro, recibió además el título de Conde. En el año de 1871 fue ascendido a Mariscal de Campo.

En 1872 Molke pasó a integrar el Senado, sin petjuicio de sus funciones como Jefe de Estado Mayor. En el senado siempre estuvo defendiendo los intereses de la Seguridad de su país.

A partir de 1879 año tras año, se prepararon en el Estado Mayor Prusiano un plan de moviliza­ción y concentración de fuerzas contra Francia y otro contra Rusia. El propósito de Molke en to­dos los planes era una victoria rápida y fulminan­te, lo que redundaría en una guerra corta. Así se conseguirían los objetivos políticos muy pronto y la disminución del desgaste de tropas, incluido el número de muertes, así como el de material.

Moltke permaneció treinta años en el cargo de Jefe del Estado Mayor Prusiano, de modo que varias veces pidió ser reemplazado por cansan­cio. Finalmente luego de mucha insistencia en­tregó el cargo, pero siguió contribuyendo desde su casa mediante ideas y consejos al mejoramiento de ese Estado Mayor Prusiano que tanto quiso y que lo llevó a la historia.

En el año de 1891 murió. Sus funerales revis­tieron la mayor solemnidad.

SU PERSONALIDAD

Si algo ha marcado a Molke en la historia, ha sido su personalidad. A diferencia de su profesor

Clausewitz, Moltke no fue un filósofo de la guerra sino un analista del arte militar de carácter prag­mático.

Como matemático y como historiador, Moltke quiso encontrar soluciones científicas a los he­chos que pudieron marcar la historia. Eso lo vol­vió un científico de la guerra.

Aunque entendió que los problemas de la gue­rra tenían variables que no podían ser controla­das, también se dio cuenta que muchas de las tareas podían ser manejadas matemáticamente, en especial aquellas afectadas por la logística. De hecho la movilización como primera etapa de la preguerra estaba revestida de cálculos, lo mismo secedía con la concentración, en la cual las tareas de los ferrocarriles ajustadas minuciosamente al reloj, requerían una sincronización perfecta, y ese fue precisamente su punto más fuerte. No es des­cabellado pensar que la precisión con que se cum­plen hoy en día, y desde hace mucho tiempo, los horarios de los ferrocarriles en Europa, obede­cen a la costumbre impuesta por el sistema mili­tar de Moltke para hacerlos eficientes en las gue­rras prusianas de su época.

Y a Moltke como Jefe del Estado Mayor todos esos cálculos le funcionaban. Por eso se volvió casi irreemplazable en el cargo.

Estudioso del arte militar, aprendió de Napoleón que el movimiento es el alma de la guerra, y de Clausewitz que el estadista y el cau­dillo militar deberían estar estrechamente rela­cionados. Sin embargo no se apegó a los dicta­dos de estos dos grandes hombres ciegamente, sino que supo adaptarse a una época subsiguiente que fue la suya.

fue un prolífico escritor. Realizó trabajos so­bre historia militar, sobre asuntos técnicos como el empleo de los ferrocarriles en la guerra y so­bre arte militar. En esta última materia que fue la que más cubrió, redactó tesis sobre las diferen­tes tareas del Estado Mayor y sobre el empleo de las diferentes armas en que se divide el Ejército y su papel en tiempos de paz como en guerra.

Moltke, por su manera de ser no se ajustaba al

estereotipo prusiano de la época. Su aire no era marcial ni impositivo. Su apariencia era la de un profesor y su expresión la de una persona docta que hablaba con sencillez y claridad mental. Dis­cípulos suyos serían los generales Seekt y Beck.

Jamás participó de las ideas partidistas de su nación, pero siempre participó en la alta política, en aquella que busca proteger los fines del Esta­do por encima de las consideraciones grupistas, por eso a pesar de los avatares de la política in­tema, siempre fue confirmado como el Jefe del Estado Mayor del Ejército Prusiano.

fue un militar al servicio de su Ejército y de su Estado.

LA ESTRATEGIA Y lA TACTICA

Moltke como discípulo que fue de Clausewitz, recibió mucha influencia de su maestro y coinci­día con él en que "la guerra es la continuación de la política por otros medios''. Creía que la táctica y la estrategia deciden en última instancia las dis­putas políticas entre dos pueblos que al no lo­grar concertar un acuerdo, apelan a la espada para definir sus diferencias.

Consideraba la guerra como una parte dei"Or­den Mundial establecido por Dios", e inseparable de aquel. Admitía la superioridad de la política sobre la estrategia, estableciendo una separación o límite entre estas dos ciencias del poder. Decía que los planes necesitan de un estadista que fre­ne, dirija e indique al mismo tiempo la orienta­ción de la marcha y los límites hasta los que se debe llegar.

La estrategia tiene por objeto los principios de la alta dirección de los ejércitos en campaña, in­dicando la disposición general de las grandes agrupaciones de tropas con un fin determinado. La estrategia señala de antemano las posiciones que han de ocupar las diversas fuerzas del ejérci­to como base para su ataque o defensa, siguien­do una dirección dada que constituye la "línea de operaciones".

Buscó zanjar la diferencia surgida de las teo­rías de Clausewitz sobre la supremacía de lo polí-

tico sobre lo militar en la dirección de la guerra: la responsabilidad del mando militar ante el Go­bierno que lo nombra es la de adaptar lo mejor posible los medios puestos a su disposición con los objetivos que se le han señalado. Por su parte ~1 Gobierno nombra o sustituye al mando militar, señala los objetivos o modifica los ya estableci­dos de acuerdo con las necesidades de la política de guerra y establece misiones al mando militar, pero nunca puede intervenir en cómo éste utiliza los medios puestos a su disposición.

Para Moltke la estrategia no es una ciencia sino un arte. A esta conclusión llegó luego de procu­rar que matemáticamente las cosas militares le resultaran como si fueran ciencias exactas, sin lograrlo. Como consecuencia no puede estable­cer unos principios generales y permanentes so­bre la base de los cuales se deduzcan lógicamen­te los planes de las operaciones. Cada situación requerirá la aplicación de unos principios.

En resumen para Moltke la estrategia es el arte de adaptar los medios puestos a disposición del General en Jefe para conseguir el objetivo que le ha sido asignado por la dirección política del Es­tado.

En su concepto el estratega militar debe bus­car a todo trance el combinar sus operaciones de

:

forma que logre una superioridad numérica en el momento oportuno. Las batallas y los combates no son problema del estratega sino del dominio de la táctica.

La estrategia indica el mejor camino que con­duce a una batalla favorable, es decir "dónde y cuándo" debe darse. La táctica enseña la manera de utilizar las diferentes Armas en el combate, expresando cómo debe llevarse a cabo.

Estrategia y táctica deben estar estrechamente ligadas y para demostrarlo recurre a numerosos ejemplos históricos. Según él una buena disposi­ción estratégica favorece los efectos tácticos, per­mitiendo obtener de la victoria mayores ventajas y previniendo las posibles consecuencias de una derrota.

Dice Moltke que el mejor plan de operaciones, aunque consiga dividir a los ejércitos enemigos de tal modo que se les pueda atacar aisladamen­te y con superioridad numérica, fracasa, si el éxi­to táctico no responde a la dimensión del plan general de operaciones es decir si no contribuye a que con las otras batallas se consiga la victoria completa o total. Una batalla ganada contribuye a fortalecer la posición estratégica, de modo que una campaña exitosa descansa sobre una suce­sión de bata!!as victoriosas. (CONTINUARA)

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Si hay Paz en tu corazón

habrá Paz en el hogar,

Si hay Paz en el hogar

habrá Paz en la Nación.

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:. INTERNACIONAL

PRESENCIA DE COLOMBIA E" EL 50 ANIVERSARIO DE LA GUERRA

DE COREA.

Brigadier General GABRIEL PUYAJYA OARCIA

El General Gabriel Puyana, presidente de ASOVECOR; El Almirante Ouidberto Barona, Vicepresiden­te y Delegado a la Federación y el Soldado Luis Eduardo Martinez, Presidente de ASCOVE, entre­gan al Señor General Lee San lfoo, Presidente de los Veteranos en Corea, la Bandera de Guerra

enviada por el Señor General Fernando 'Japias, Comandante General de las FF.MM.

Con gran solemnidad, derro­che de colorido y efusivas expre­siones de gratitud, Corea del Sur, del 22 al 28 del pasado mes de Junio, llevó a efecto en los pue­blos y ciudades de su territorio, preferentemente en su capital, la hoy impotente ciudad de Seoul, los actos conmemorati­vos del 50 aniversario del inicio de la Guerra, en aquel dramáti­co 25 de junio de 1950 cuando las fuerzas de COrea del Norte sorpresivamente en una acción relámpago cruzaron el paralelo .38 para capturar la capital e in­tentar imponer por la fuerza un solo estado comunista en lo que fuera el antiguo reino de Corea que al término de la 11 guerra mundial y como consecuencia del triunfo aliado, se había libe­rado del largo dominio Japonés.

Esta lucha, que fue la expre­sión del Stalinismo en la confron­tación de la Guerra Fría, con mi­ras a extender el marxismo co­munismo, mediante la conquis­ta militar del continente asiático y llegar a apoderarse del Japón, encontró en el aguerrido pueblo de Corea del sur y en la solidaria actitud de las democracias occi­dentales representadas en la Or­ganización de las Naciones Uni­das, el heroico bastión que des­pués de tres años de cruenta lu­cha, tras de millones de víctimas y pérdidas materiales inconmen­surables, permitió cumplir la con­signa de "NO PASARÁN", que en varios momentos estelares, se ha venido repitiendo en la historia de la humanidad ante los ímpe­tus de las conquistas bárbaras.

No obstante la trascendencia de la efemérides, su celebración fue muy diferente a la de los

años anteriores a las que esta­ban acostumbrados los surcoreanos que buscaban la exaltación de lo heroico y la re­membranza victoriosa sobre sus adversarios ideológicos.

El desfile militar en el cual nos aprestábamos a participar los veteranos de la guerra invitados a estos actos, fue cancelado como consecuencia del encuen­tro que diez días antes, después de un largo proceso de acerca­miento que duró mas de seis años, vino a realizarse en f'yongyan entre los presiden­tes de las dos Coreas, Kim Dae jung del Sur y su homálogo Kim-Jong il.

Según se pudo conocer, los Norcoreanos manifestaron que ellos no darían ningún realce a esta conmemoración por cuanto la guerra había sido una gran tra­gedia para la nación Coreana y Corea del Sur tuvo que bajarle el perfil a esta celebración pues ya habían hecho las invitaciones a personalidades de todo el mun­do occidental y a más de medio millar de veteranos de los países que se sumaron a su lucha.

Sin embargo la conmemora­ción incluyó varios eventos y entre estos como acto central, la concentración de las perso­nalidades invitadas de los paí­ses y los veteranos extranjeros y de Corea, en el bello escenario del coliseo abierto de Yonsang ubicado en el centro de Seoul frente al Museo conmemorativo de la Guerra, nuevamente reinaugurado con algunas inno­vaciones como fue la de exaltar la memoria de los veteranos nacionales y extranjeros muer-

tos en la contienda, cuyos nom­bres, con la fecha y el lugar de su sacrificio, aparecen gravado en unas pequeñas láminas de bronce, sobre unas placas me­tálicas, antes las cuales nos in­clinamos en la evocación de nuestros compañeros de cam­paña que a nuestro lado cum­plieron su destino.

Este reconocimiento, no deja de causamos derta amargura por la indiferencia de nuestro país res­pecto a sus soldados, ya de nues­tra guerra magna, como del con­flicto con el ~rú o de los miles de miembros de la fuerza Pública que siguen sacrificados, sin que nadie registre sus nombres en este des­bordamiento delincuencial que padece Colombia frente a una sub­versión asesina.

Gracias al pueblo de Corea, solo nuestros veteranos de esa guerra, tienen en su honor el monumento propio que les do­nara ese país, con aquella pa­goda de perfiles milenarios, donde reposan algunas de las cenizas de nuestros hombres y que hoy se encuentra resguar­dada en los predios de la Es­cuela Superior de Guerra para protegerla de los desmanes ico­noclastas de los vándalos, pues infortunadamente Colombia es uno de los pocos países donde se destruyen los estatuas y los bustos de los héroes para apro­vechar el bronce de éstas, en menesteres artesanales o sim­plemente para causar el mal.

~ro volviendo a la conmemo­ración del cincuentenario, debe­mos decir que la presentación se extendió durante dos horas con los discursos del presidente de

Corea del Sur, del Ministro de la Defensa y del Senador Carlos Romero de los Estados Unidos tam­bién veterano de la Guerra. La exhibición consistió en una lucida demostración de la destreza de los soldados coreanos en los ejercicios con armas, rea­lizados por contingentes de las cuatro fuerzas Mi­litares, asi como por jóvenes colegialas que tam­bién mostraron sus habilidades en esta clase de prácticas. Asi mismo, unos magistrales coros y eje­cución de orquestas y de bandas militares, con despliegues de banderas, cintas, globos y nubes multicolores y variadas demostraciones de algu­nos destacamentos de antiguos guerreros coreanos er. sus vistosos uniformes y atuendos ancestrales que esgrimían lanzas antiguas y sables similares a Jos "catanas" de los Sumarais japoneses, que en la imaginación, nos transportaban a los legendarios tiempos de las hordas mongólicas en el esplendor del imperio de los Grandes Kanes.

La entonación de los himnos, el minuto de silencio en honor de los caídos, la actitud reve­rente de los viejos soldados ante el recuerdo de sus viejos camaradas de armas y toda esa profu­sión de las voces de los coros, de la exquisita música de las orquestas, de las salvas de artille­ría y de fusilería cercanas y de los colores exube­rantes proyectaba un espectáculo majestuoso de sonido y de color que nos oprimía el corazón en una emoción indescriptible.

A esta concentración asistieron en cómodos asientos, con cubre cabezas para el sol, botellas de agua e incluso con refrigerios y abanicos de cartón de colores rojo, amarillo y azul, no menos de 12.000 personas y entre ellas, más de 500 veteranos de las 22 naciones que tomaron parte en la guerra.

La delegación Colombiana integrada por el Al­mirante Guidberto Barona, como delegado a la VI Asamblea de la Federación Internacional de las Asociaciones de Veteranos de Corea, el General Gabriel Puyana como Presidente de los veteranos de Colombia y excorresponsal de Guerra del Dia­rio "El Tiempo" durante el conflicto, el Capitán de Navío Julio César Reyes canal, primer coman­dante de la Fragata "Almirante Padilla", los Coro­neles Lucio Parra y rabio Lugo, el 'Jeniente Coro­nel Mario Bemal, el Mayor Luis A. Garavito y los

suboficiales, Sargentos Carlos Mamian e Isaac Vargas, cabo Segundo Ramón Elias Rojas y los soldados Luis A. Martinez y Danilo Ortiz quien fuera prisionero de Guerra, tuvo el privilegio de disfrutar de esta celebración y de recibir las mues­tras de gratitud del pueblo de Corea, hacia nues­tra nación.

Fue altamente significativo para Colombia, como para sus Fuerzas Militares y en particular para el Ejército, que en el diario principal de Corea "El Chosun" apareciera en primera página la fo­tografía de uno de los veteranos colombianos, así como en la portada de la Revista "KOREA NOW" que corresponde a la "Newsweek" de Corea, con amplia distribución nacional y por al­gunos países del Asia, lo cual registramos com­placidos no por razones de vanidad personal, sino porque esa publicación fue un claro reconocimien­to y una muy especial distinción a nuestro país entre el medio millar de veteranos que se hizo presente en esa significativa celebración, en la cual se quiso destacar la presencia de nuestra patria, entre los millares de personas que asis­tían al acto.

El presidente Kim Dae jung, en forma amplia se refirió a varios de los aspectos tratados en su reciente visita a Pyongyang, haciendo énfasis en la importancia de estas conversaciones para redu­cir las hostilidades de las respectivas partes, e in­formó que se acordó establecer un comité conjun­to de las dos Coreas, para contribuir a asegurar la paz. Manifestó también que hizo ver a los Coreanos del Norte que si otra guerra llegara a presentarse, seria muy diferente de la anterior, pues toda la nación sería diezmada por el extensivo uso de las armas avanzadas que llevarían a los dos países a una destrucción masiva. "JNosotros - expresó -nunca soñaríamos con una unificación por la fuerza, o por la absorción por una de las par­tes!" y comentó que los Coreanos del Norte com­partían este mismo sentir.

En cuanto a la pretensión Norcoreana de que los 17.000 efectivos de los Estados Unidos sal­gan de la península, afirmó, que estas tropas per­manecerán en Corea del Sur, hasta que entre en ejecución un sistema que asegure y garantice la paz, pues la presencia de los contingentes ameri-

canos en el Asia "obedece a la necesidad de mantener un equllibrio del poder mundial en ese continente".

lambién el Ministro de De­fensa Cho Seong Tae, dio a conocer su beneplácito ante la posibilidad de la reunificación y manifestó que la ceremonia, no solo conmemoraba el inicio de la Guerra, sino la histórica reunión cumbre entre los dos presidentes· en busca de la paz, pero agregó que los Militares de Corea del Sur, bajo el espí­ritu de la declaración conjunta, permanecerían dedicados a los deberes que especifica la Cons­titución de la república. En otras palabras, su mensaje si bien trascendió su complacencia ante la posibilidad de la reunificación, "no por ello la seguridad nacional se habría de debilitar pues se tenía conciencia de sus riesgos y de quiénes eran sus poten­ciales adversarios".

Además de este acto princi­pal, las delegaciones asistieron a la ceremonia de apertura de la 6a. Asamblea de la Federación Internacional, a una visita al Ce­menterio Nacional, al banquete ofrecido por el Presidente de la Asociación de Veteranos de Corea, en el cual fueron conde­corados los veteranos que por primera vez visitaban el país y a la recepción que en su honor, ofreció el presidente de la repú­blica la noche del 25 de Junio.

En la ceremonia de apertura de la 6a. Asamblea, se hizo en­trega de la bandera de guerra y de las placas de ACORE y de ASOVECOK al señor General

Lee Sang Hoon, Presidente de la Asociación de Veteranos de Corea y por consiguiente de las delegaciones visitantes.

Posteriormente, en el almuer­zo ofrecido por el Ministro de De­fensa a los Excorresponsales de Guerra, el General Puyana entre­gó al alto funcionario, las placas conmemorativas enviadas por los Comandantes del Ejército y de la Armada de Colombia. A su vez el Ministro correspondió con sendos obsequios para los altos mandos colombianos que fueron entrega­dos a su regreso.

Durante seis días, las delega­ciones cumplieron el programa previsto, el cual incluyó además otras actividades, como la visita a las instalaciones de Pan Mun jon, a la isla de Chejou, y a otros sitios de interés turístico de Seoul, especialmente al Museo de la Guerra el cual despertó la admiroción de los veteranos.

Es justo destacar el gesto pa­triótico y entusiasta del Señor capitán Julio C. Reyes canal y del sargento Isaac Vargas, quienes por interés propio lograron obte­ner las facilidades para visitar el bello monumento que en honor de los combatientes Colombianos erigiera Corea en las cercanías de lnchon. Allí en un acto improvi­sado el capitán Reyes mediante intérprete se dirigió al grupo de ciudadanos coreanos que espon­táneamente se hizo presente y el sargento Vargas, quien fuera he­rido en combate hizo entrega de una gran bandera de la patria de ocho metros de longitud que donó por iniciativa propia asu­miendo el costo de ésta, para ex­presar su complacencia emoc.io-

nal de volver a esa tierra donde 49 años antes, había hecho la en­trega generosa de su sangre por el ideal de la Libertad que nunca ha tenido fronteras.

Aprovechamos una entrevista de 'Televisión y otra de radio, para hacer el saludo de los colombia­nos a la nación Coreana y reite­rarle nuestro orgullo de vetera­nos, que combatimos bajo esos cielos en su defensa y por los principios democráticos y mani­festamos nuestra congratulación y beneplácito por el acercamien­to que se veía surgir entre las dos Coreas con las muy buenas perspectivas de la consolidación definitiva de la paz, en un futuro ojalá no muy lejano.

De su sorprendente progreso, materializado en la pujanza de su capital, nos llevamos un gra­to recuerdo, asi como este inocultable orgullo, de saber que nuestro aporte a esa lucha con­tribuyó, no solo a salvaguardar su integridad de nación iJ1justa­mente agredida, sino que fue decisivo para que en el curso de media centuria, pudiera alcanzar ese alto grado de desarrollo, del cual con razón se ufana, por cuanto hoy se proyecta como una de las naciones más promisorias del mundo contemporáneo y además porque actualmente, se abren las posibilidades de que Corea, cuya tradición se remon­ta a cinco milenios, se unifique en pos de su destino y siga sien­do ese gran pueblo que consti­tuye un paradigma de supera­ción, de disciplina, de tenacidad y de esfuerzo, el cual debemos admirar para tratar de seguir su ejemplo i aún cuando sea a dis­tancia. 1

-· ·~ HISTORIA

REVISION BE HECHOS Y CIRCUNSTANCIAS RELACIONADAS

CON EL ASESINATO DEL 6RAN MARISCAL DE AYACUCHO

.MfFONIO JOSE DE SUCRE CORONEL GENTIL ALMARIO VIEDA

(Continuación del número 104)

CONCEPCION DEL PLAN PARA

ELIMINAR A SUCRE

Pocos días antes de la partida de Sucre hacia el sur hubo una reunión política integrada por conocidos y prestantes indivi­duos de la Capital, reconocidos como acérrimos antibolivianos, la cual tuvo lugar en la casa de la esquina de la catedral, con el objeto de definir el destino del Gran Mariscal.

Con respecto a este desgra­ciado insuceso veamos lo expre­sado por el General TOMAS CIPRIANO DE MOSQUERA en el capítulo XXXI de sus memorias: "Mientras el Libertador, pobre y escaso de salud, esperaba en Cartagena la ocasión de embar­carse para Europa, a llevar a efecto el pensamiento de con­cluir sus días en Versalles, se le preparaban nuevos disgustos morales que tan profundas im­presiones iban a producir en su

ánimo. El Gran Mariscal empren­dió su marcha para el sur, de acuerdo con el compromiso que contrajo con el general Caicedo. Tiempo es ya de revelar el se­creto del misterioso origen po­lítico que tuvo el atentado exe­crable de la muerte de este ilus­tre americano. La revolución de Venezuela había despertado el espíritu turbulento de los parti­darios del general Santander y de los exaltados, que simpati­zaron con los conspiradores del 25 de septiembre, y eran los que promovían la idea de la Nueva Granada. Era para ellos un obs­táculo la existencia de Sucre, que consideraban como el lazo de unión para mantener la integri­dad de Colombia. Formóse un club de esta clase de partidarios, para llevar a efectos el pensa­miento de crear una república independiente en el centro de Colombia; y se organizó en Bo­gotá, compuesto de los señores Manuel Antonio Arrubla, Ciprián Cuenca, Angel Maria Flórez, Vi-

cente Azuero, Luis Montoya y Juan Vargas; uno de los editores de EL DEMOCRATA y LA AURO­RA, periódicos revolucionarios".

"Estos señores fueron los que indujeron al general Domingo Caicedo para que marchase por tierra al Ecuador el Gran Maris­cal de Ayacucho, como hemos referido. Cuál fue el objeto de esta insidiosa excitación al ge­neral Caicedo para que promo­viese la marcha de Sucre a Qui­to, para trabajar a favor de la Unión Colombiana? He aquí el misterioso: SALIR DE SUCRE".

"Thdo el mundo conoce en Colombia la ruidosa causa que se siguió en 1840 a los asesi­nos del Gran Mariscal, y la eje­cución que tuvo lugar por Apolinar Morillo, principal ejecu­tar de este crimen. Una señora respetable de Bogotá y muy amiga de doña Ignacia Zuleta, mujer del señor ARRUBLA, veía las sesiones misteriosas de este club y movida de esa curiosidad

propia de las señoras, iba a es­cuchar por la cerradura de una puerta de la sala en la que se reunían los del club directivo, y pudo oír el plan que se había propuesto de inducir al general caicedo que, no obstante de ser enemigos del libertador, los te­nía colocados en Neiva, al ge­neral López, con su mayordo­mo José .Manuel Elizalde, que había llegado ese día de la ha­cienda Voitá; y así sucedió, lle­gó Elizalde, y fue el conducto de los pliegos al General López. Hasta aquí la revelación que me hizo la señora, de que voy Ha­blando". (4).

Para abundar un poco más en este doloroso asunto, miremos apartes de una carta escrita por el General Marcelino Vélez que dice:

"María Teresa, 17 de abril de 1918. Señor Don Juan Bautista Pérez y Soto-Bogotá- Estimado y querido amigo:

" ......... Respecto al asunto principal, tengo el gusto de re­ferirle lo que me refirió, en con­versación íntima, el doctor José Domingo Ospina, y que he cOn­tado a algunos amigos.

Hablando un día con él so­bre el asesinato del general Sucre, me manifestó que él te­nía un dato que no dejaba duda respecto a la culpabilidad de Obando y de los amigos del ge­neral Santander y enemigos del Libertador; y era el siguiente: "Que conversando un día con su tío político don Genaro Santamaría sobre el asunto de la muerte de Sucre, le manifes­tó el señor Santamaría que él había asistido a la junta política que se reunió en la casa de don

Pacho Montoya, situada al fren­te del atrio de la catedral, com­puesta de enemigos del Liber­tador y su política; que esa jun­ta después de una larga delibe­ración, resolvió que era necesa­rio suprir!lir al general Sucre, que era el único por sus talen­tos militares y su prestigio que podía conservar el predominio del Libertador en la Gran Co­lombia; que adoptada esa me­dida se comunicó a Obando, para suprimirlo, si iba por Pas­to, al general Murgueitio, si se iba por Buenaventura, y al ge­neral Tomás Herrera, si se iba por Panamá, que se redactaron las comunicaciones del caso, y la junta se disolvió a las cinco de la tarde, que el señor Santamaría le agregó al doctor Ospina, que él fue el primero que salió, y al llegar a la puerta, vio al general Sucre paseándo­se en el atrio de la catedral con los brazos cruzados; que eso lo había impresionado mucho, pues le parecía que era un es­pectro que se le aparecía, ha­biendo, momentos antes, decre­tado su muerte". (5).

Demostración palpable de di­cho plan quedó impresa para la historia en un editorial del pe­riódico EL DEMOCRATA, en el número correspondiente al1 o de junio de 1830, tres días antes del asesinato, cuyo texto com­pleto es el siguiente: "SEDICION CRIMINAL. Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del sur, que el general A. José de Sucre ha salido de Bogotá ~e­cutando fielmente las órdenes de su amo, cuando no para ele­varlo otra vez a lo menos para su propia exaltación sobre las

ruinas de nuestro nuevo gobier­no. Antes de salir del departa­mento de Cundinamarca empie­za a manchar su huella con ese humor pestífero, corrompido y ponzoñoso de la disociación. Cual otro Leocadio, lleva el proditorio intento de minar la autoridad del gobierno en su cuna, ridiculizándolo y burlán­dose aún de su misma genero­sidad. Bien conocíamos su des­enfrenada ambición, después de haberle visto gobernar a Bolivia con poder inviolable; y bien pre­vimos el objeto de su marcha acelerada, cuendo düimos en nuestro número anterior, ha­blando de las últimas perfidias de Bolívar, que éste había mo­vido todos los resortes para re­volucionar el sur de la repúbli­ca. Pero hablemos de lo que ac­tualmente sucede.

"Va haciendo alarde de su profundo saber ..... Se lisonjea de observar una política doble y deslumbradora. Afirma que los liberales y _pueblo de Bogotá es lo más risible, lo más ridículo que ha visto. En fin, osa decir, denunciando sus aleves intentos, que si todos los pueblos son así, está seguro de cantar victoria en todos ellos. Dice además contra el gobierno, que el actual excelentísimo señor vicepresi­dente de la república sólo tiene capacidad para oír demandas verbales; que carece de talentos para intervenir en el gobierno, pues actualmente no sabe lo que debe hacerse; niega la aptitud a todos los ministros y tiene el descaro de asegurar que en toda la Nueva Granada no hay quien pueda desempeñar esos desti­nos. Se burla de que se piense en la restauración del orden, y

manifiesta su conato, su decisión de separar los pueblos del sur.

"Sería dificil marcar cuál de estas dos aseveraciones es más fatua, más atrevida, más subver­siva, más calumniosa, más lle­na de voraz ambición que le des­troza las entrañas y que en vano procura cubrir con una sonrisa falaz y maligna: Ved colombia­nos el más digno de los gene­rales de Colombia; pero él tiene razón cuando dice que en vano se procura restablecer el orden: él está al cabo de todos los pla­nes para insurreccionar las tro­pas, él mismo es un agente de la intriga, él ve en la generosi­dad de nuestro gobierno ape­nas debilidad e ineptitud. Ya empiezan a germinar las conse­cuencias de no haberse permi­tido al pueblo el 7 del corriente amarrar a todos los factores des­cubiertos y ocultos del motín que dio ocasión a la alarma de aquel día, para juzgarlos y cas­tigarlos, probados que hubieran sido sus crímenes. El 7 de mayo pudo haberse hecho célebre en nuestros anales, destruyendo del todo las esperanzas de Bolívar y asegurado la estabilidad de Co­lombia. Bolívar es hoy un Vesubio apagado, pronto a romper su cráter, vomitando llamas de odio, de destrucción y de venganza ...

"Los pueblos del interior que sirven obedientes al gobierno y sin peligro no tendrían motivo de armarse; pero afortunada­mente se levantan batallones con qué auxiliar, si fuere preci­so, a nuestros compatriotas del sur, bien oprimidos aún por el general Flórez. Las cartas del sur aseguran también que ya este general marchaba sobre la pro­vincia de Pasto para atacarla;

pero el valeroso general José María Obando, amigo y soste­nedor firme del gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede ser que O bando haga con Sucre lo que no hici­mos con Bolívar, por lo cual el gobierno está tildado de débil, y nosotros todos y el gobierno mismo, carecemos de seguri­dad".

La claridad y contundencia del anterior documento, nos releva de la necesidad de hacer comen­tarios al respecto, a no ser el de insistir en que el ambiente exis­tente en Bogotá, en esos días por los sentimientos políticos antibolivarianos no solo creó las condiciones para asesinar al prócer sino para dar al traste con la patria.

Veamos quienes fueron los ejecutores del planeado asesina­to. Luis Martínez Delgado expre­sa: "Los asesinos materiales fue­ron Apolinar Morillo, Coronel ve­nezolano, Andrés Rodríguez, Juan Cuzco y Juan Gregorio Rodríguez, asesorados por Erazo.

¿cual de estos infelices po­día actuar por propia iniciativa? Lo hubieran podido hacer para cometer luego el delito de robo, está probado y es asunto bien sabido que al cadáver, del Ma­riscal no le fue quitado nada. ¿Hubieran podido actuar por causas políticas unos desventu­rados, ignorantes, que por otra parte nada habían tenido que ver con la ilustre víctima? iAb­surdo! Obraron por encargo, cie­gamente."

En realidad, a pesar de quie­nes han pretendido sembrar

dudas, estos desventurados fue­ron los asesinos de Sucre.

Detengámonos brevemente para registrar algunos datos de estos individuos.

Coronel APOLINAR MORILLO

Como consta en el sumario de su condena a muerte, nació en VENEZUELA y en 1810 se in­corporó al Ejército con las pri­meras manifestaciones de la in­dependencia, alcanzando los distintos grados de su carrera militar por méritos muy claros y definidos así:

Alférez en leniente en Capitán en TCen

181.3 1814 1822 1826

Coronel el 15 de diciembre de 1.830 (después de asesinar a Sucre).

Era un militar decidido y va­liente que había tenido como escuela la guerra a muerte y par­ticipado en varias campañas y tomado parte en importantes combates y batallas a ordenes de Bolívar, Nariño, Rivas, Sucre, Soublette, Urdaneta, Flórez y Obando etc.

Estuvo presente y actuó en las Batallas de Valencia, Barinas, Bárbula, carabobo y Bomboná entre otras muchas acciones de armas.

Infortunadamente tuvo fama por su brutalidad y sevicia y era conocido por jugador y borra­cho. Poseía una idea mítica y primaria del concepto de patria, lo cual lo llevó muchas veces a actos heróicos de indudable va­lor pero que también fueron causa de muchos de sus des-

afueras. Es indudable que esta misma circunstancia lo perdió, como quedó demostrado en su indagatoria cuando expresó que había asesinado a Sucre porque se le había explicado que era necesario eliminarlo por el bien de la patria.

Morillo fue apresado el 14 de noviembre de 1839 en cali y según cita que hace el historia­dor Pérez .Y Soto de Soledad Acosta de Samper, al intimársele prisión expresó: "iGracias a Dios! Al fin podré hablar, podré des­ahogarme. iEste crimen no me deja vivir"

Después de mil peripecias y acontecimientos absurdos y con­tradictorios fue enjuiciado, con­denado y ejecutado en un pro­ceso que tuvo como escenario un consejo de guerra compuesto por distinguidos generales, con to­das las instancias y la superación no solo del gobierno civil sino de la sociedad y de la iglesia.

La ejecución se cumplió en la plaza de Bolívar el30 de noviem­bre de 1842, más de doce años después del crimen.

Se ha especulado con la po­sibilidad de que Morillo hubiera sido manipulado para buscar que durante el juicio confesara e inculpara a terceros como au­tores intelectuales con la prome­sa de indultarlo a última hora. Es ilógico por decir lo menos dar valor a estos infundios que han pretendido restar importancia y seriedad al juicio. A este respec­to el escritor Manuel María Madiedo comentando la decla­ración suscrita por Morillo ho­ras antes de su fusilamiento ex­presa": Morillo era un hombre sin criterio; pero seguro que te-

nía el suficiente para no come­ter la inimitable extravagancia de acusarse de un delito sin tener parte en él".

JOSE ERAZO Un hombre de pésimos ante­

cedentes y reconocido bandido en el área del Salto de Mayo y alrededores. Temido por las gentes de bien que se tenían que aventurar por dichos parajes. Normalmente era asistido en sus fechorías por su mujer DESIDERIA MELENDEZ, persona ignorante y montaraz, más va­liente que su marido con fama de cobarde. Con frecuencia era vista por los viajeros cabalgan­do a horcajadas por todas las trochas y caminos, armada de carabina y pistolas.

Habitaba Erazo en el Salto de río Mayo en un sucio y descui­dado rancho que servía de po­sada obligada a todos los viaje­ros que se arriesgaban a tan aza­rosa travesía.

Este sujeto debió ser juzgado y condenado con el coronel Morillo, sin embargo, inexplicable­mente y por esas cosas que aquí siempre han sucedido no ocurrió así, a pesar de ser probado y con­feso cómplice del crimen.

fue juzgado y condenado por espionaje y traición en el sur durante los alzamientos de 1839, después de probada su participación y encubrimiento de toda clase de delitos algunas veces bajo las ordenes de los Jefes militares del Cauca proclives a alzamientos y solu­ciones no siempre compatibles con el orden establecido. Murió en Cartagena en calidad de pre­sidiario consumido por la fiebre.

JUAN CUZCO, ANDRES RODRIGUEZ, JUAN

GREGORIO RODRIGUEZ

Aparentemente eran soldados licenciados o desertores que al quedarse en la región se habían convertido en bandidos asaltantes de transeúntes al mando de cabecillas que como José Erazo eran amos y señores de vidas y haciendas del área. Eran personas absolutamente ignorantes sin principios mora­les y bajo el mando o influencia de tales delincuentes. Obraron por la paga como quedó suficiente­mente probado en su momento.

Estos individuos fueron entre­gados al coronel Morillo por José Erazo para la consumación del crimen.

JUAN CUZCO o el Cuzqueño, de quien no se co­noció el apellido, murió extra­ñamente en la casa de Erazo a los pocos días del asesinato.

ANDRES RODRIGUEZ, apo­dado el peruano, vivía en un lu­gar cercano llamado la Alpujarra, murió fulminantemente mien­tras se desplazaba a caballo por inmediaciones de Thminango, al poco tiempo de la muerte del Mariscal y JUAN GREGORIO RODRIGUEZ, murió el año si­guiente en Popayán en el cuar­tel de San Camilo en forma casi repentina.

Como acertadamente lo han expresado varios historiadores, en estos casos se aplicó la máxi­ma de que "los muertos no ha­blan".

(Continuará en el próximo número)

:, HISTORIA

Mayor General JOSE ROBERTO IBAIYEZ SAIVCifEZ

A pesar de que la Guerra Ci­vil librada hace cien años duró Mil Días, su estudio desde las propias memorias de sus parti­cipantes se ha enfocado a la fase inicial convencional librada en Santander durante los primeros ocho meses y a la fase final de­sarrollada en Panamá durante el último año. Las razones son ob­vias, en la primera los ejércitos regulares definieron la contien­da y en la segunda las funestas consecuencias generadas para la soberanía nacional determina­ron el tratado que puso fin a la lucha. Pero la otra guerra para­lela, la de guerrillas, que cubrió todo el tiempo del conflito, se extendió a gran parte del terri­torio nacional, arrastró mayor participación popular, ocasionó diez veces más víctimas que Peralonso y Palonegro juntas, arrasó el campo y barrió con la agricultura, fuente principal de la economía del país, es poco conocida en el nivel general de los colombianos.

Ya vimos las causas de la gue­rra y las operaciones de las fuer­zas regulares en Santander las cuales propiciaron la victoria re­volucionaria en Peralonso, fruto de la conveniencia política y eco­nómica del gobierno de prolon­gar la contienda y desde luego el heroísmo del general Rafael Uribe Uribe, y la atroz batalla de Palonegro, donde los generales no pudieron definirla rápida­mente con una estrategia, tácti­ca y logística apropiada permi­tiendo el sacrificio estéril de sus hombres en macabros choques frontales durante quince días. Ahora vamos a ver la generali­dad de la terrible guerra de gue­rrillas que tuvo en el resto del territorio nacional.

En el presente, cuando el país padece otra aguda crisis, efecto de la acción subversiva guerri­llera iniciada en la segunda mi­tad del siglo pasado que ha es­calado proporciones graves para nuestra democracia como sis-

tema político y como forma de vida y que martiriza la sociedad, resulta útil analizar las guerri­llas de hace cien años. Por for­tuna la obra de Gonzalo París Lozano, "guerrilleros del Tolima" ampliada por la de Carlos Eduar­do Jaramillo: "Los guerrilleros del 900", son bases muy bue­nas para profundizar el tema y lograr en función del presente y del futuro una visión objetiva de esta costumbre enquistada en Colombia.

La guerra de guerrillas como forma de lucha es casi tan anti­gua como la sociedad, ya con fines económicos o políticos y sociales, ya de forma aislada y única o en apoyo del ejército regular. En Colombia, ha proli­ferado en todas las etapas críti­cas de su historia hasta forjar una tradición, particularmente en ciertas regiones. Razón que me obliga a desentrañar sus ausas generales remotas, en

· !Special las que han sido igno-

radas por los llamados "violentólogos", y en el caso par­ticular de la guerra librada hace cien años sus causas mediatas.

Sin temor a equivocarme puedo afirmar que la modalidad guerrillera surgió en la gestación de nuestra nacionalidad duran­te la conquista y la colonia como efecto de varios hechos socia­les, económicos y políticos. Ini­cialmente la adoptó la parte dé­bil del conflicto y la que mejor conocía él terreno, la trampa y el ardid, o sea la indígena que hizo de ella su única forma de lucha posible contra el podero­so invasor español. Las cuadri­llas de salteadores del Magdale­na Medio que durante la colo­nia causaron problemas a los viajeros entre Santafé y la Costa Atlántica, se originaron en las campañas de exterminio de los indios Pijaos por Juan de Borja, cuand.o los pocos que escapa­ron, sin más posibilidad de so­brevivir, se protegieron en esas selvas organizadas en cuadrillas de salteadores, a las que más tarde se sumaron otras tribus. La colonia está saturada de epi­sodios bandoleros en caminos que fueron enfrentados por los propios presidentes y virreyes.

Otro germen de nuestro há­bito guerrillero, resulta de los efectos del choque de intereses entre las buenas intenciones de la Corona española expresadas en las leyes indígenas y la am­bición de los conquistadores o encomenderos los cuales como terminaron ganando la partida, crearon desde entonces "la ju~ ticia encomendera" y el manid0 desface entre la formalidad jurí­dica y la realidad social.

Porque con el tiempo, el pri­mer fenómeno se convirtió en la " justicia para los de ruana " o la ':Justicia de cuello blanco", y el segundo motivó el agudo conflito entre jurisdicciones, tí­pico de la colonia y el conse­cuente rechazo de la autoridad en los sectores marginados. Las rebeliones indígenas tienen tam­bién este origen, así como las de los negros palenqueros. Por­que quien no tiene justicia y se siente marginado o perseguido sin causa, procura ejercerla por su propia mano y se da mañas para darse su propia autoridad.

Para colmar las anteriores cir­cunstancias, nuestra geografía ofrece a esta modalidad combativa en gran parte del te­rritorio, el escenario más apro­piado para su desarrollo: selvas inmensas indementes e inhóspitas, descomunales, em­pinadas y abruptas montañas, unas y otras impenetrables o de difícil acceso aún en el presen­te, que han mantenido y man­tienen aisladas y marginadas de la acción estatal a comunidades enteras, cuyas precarias condi­ciones de existencia y abando­no alimentan todo tipo de in­conformidad, de protesta, de reivindicación violenta o de re­beldía armada, sin necesidad de ideología alguna.

Las guerrillas del novecientos se originaron en la falta de pre­paración de los ejércitos regu­lares para la guerra convencio­nal. Ni siquiera el del gobierno, tuvo un plan político militar co­herente, con objetivos definidos y procedimientos claros para al­canzarlos, menos un sistema logístico para las fuerzas en cam-

paña. Esto porque los genera­les y oficiales superiores, cono­cían mejor las reglas literarias, la biblia, los códigos y hasta todas triquiñuelas politiqueras con las cuales varios de ellos habían accedido al grado, antes que por las obras del arte militar.Los oficiales subalternos se iniciaban como suboficiales o alféreces, según su instrucción o respaldo político; y como ca­recían de formación profesional militar ejercían el mando más sobre la base del estímulo y del ejemplo personal. El entrena­miento militar estaba regido por el orden cerrado ceremonial de las escuelas europeas; los ejer­cicios tácticos de campo sí exis­tían en teoría no se practicaban. En este aspecto tenía amplias ventajas la guerrilla por la sen­cillez de sus operaciones y por surtirse de voluntarios, mientras las fuerzas regulares se alimen­taban del reclutamiento forzoso y arbitrario en poblaciones, campos y bosques a donde a veces huían los infelices reclu­tas y eran cazados como fieras.

La disciplina se sustentaba en la lealtad personal y de partido, contraria a los intereses institucionales y al espíritu de cuerpo; imperaba la indiscipli­na, reflejada en riñas y deser­ciones, sobre todo cuando el aguardiente y la chicha penetra­ban los campamentos, cosa co­mún y que por cierto incidió en el resultado de varios combates regulares e irregulares del con­flicto, empezando por los dos reveses iniciales de la revolución en los Obispos y Bucaramanga.

La falta de preparación revo­lucionaria para la guerra a cau-

sa de la indecisión del pacifis­mo, la llevó a recurrir al apoyo exterior de Venezuela, Ecuador y Nicaragua, países gobernados por fervorosos liberales. Pero especialmente a las armas guar­dadas de guerras anteriores en guaridas y caletas, muchas de las cuales resultaron inservibles, necesitadas de la habilidad de improvisados armeros y polvoreros criollos. A pesar de todo el liberalismo pudo suplir su carencia de armas de fuego con las armas blancas tradicio­nales como el machete, terrible instrumento de combate mane­jado con destreza por tolimenses, cundinarnarqueses, caucanos y santandereanos; el puñal, la honda, cuchillos de madera de chonta, como ocu­rrió en el Chocó, la piedra o al asalto del enemigo para arreba­tarle sus armas. Consideracio­nes que determinaron la inicia­ción de la guerra de manera convencional pero con apoyo irregular. En la primera con or­ganizaciones tipo batallón y di­visión y en la segunda mediante guerrillas, a pesar del criterio presuntuoso de varios jefes li­berales, que no vieron su con­secuencia con la realidad bélica y las despreciaron porque, como lo afirmaba el general Uribe Uribe, "toda guerrilla termina en bandolerismo"'.

Derrotada y dispersa la revo­lución en Palonegro y cuando el gobierno de Marroquín resolvió someterla por la fuerza, los je­fes liberales no tuvieron otra op­ción que refugiarse en las dife­rentes guerrillas que operaban en el país, aceptarlas y estimu­larlas, aún cuando sin esperar por esta vía el triunfo. Razón por

la cual sólo me referiré a las guerrillas liberales, no a las con­servadoras que, como actuaron en apoyo del ejército del gobier­no carecieron de iniciativa y de libertad de acción.

Las guerrillas liberales alcan­zaron a conformar organizacio­nes poderosas y amenazaron a la capital o atacaron otras ciu­dades importantes, pero fraca­saron porque no hubo en ellas unidad de mando ni plan gene­ral de acción. Cada una actuaba por cuenta propia, en escasas ocasiones subordinadas a la je­fatura del liberalismo nacio­nal, regional o local, primaban en ellas los intereses persona­les de sus jefes, por regla gene­ral respetuosos del derecho de gentes pero algunos pocos sin reato para permitir el saqueo y el botín, que en algunas ocasio­nes conmovieron la sociedad y le dieron razón a los encumbra­dos generales revolucionarios de verlas con recelo, como mal necesario y peligroso.

Las guerrillas del novecientos fueron organizaciones pequeñas integradas por 20 a 100 cam­pesinos, indios y hasta mujeres y niños, de la propia región y mandadas por caciques políti­cos, mayordomos, capataces o jóvenes idealistas vinculados con sus hombres por relaciones per­sonales desde la paz o por su liderazgo militar. Cuando para una acción especial se juntaban varias guerrillas podían sumar de 500 a 1000 efectivos. Su tác­tica se basaba en la sencillez del planeamiento y la ~ecución; la sorpresa y la seguridad; su adaptación al medio les daba la ventaja de la explotación del te-

rreno mediante emboscadas u otras acciones asombrosas, sin ofrecer resistencia si el enemi­go era superior y trataba de comprometerlas en combate. Aparecían y desaparecían con­fundiéndose con la población civil del área huyendo a la pro­pia. Las derrotas que les logra­ba ocasionar el ejército regular o las guerrillas conservadoras las absorvía con facilidad sin re­sentir su fuerza.

La actividad guerrillera fue de tal magnitud, que hay re­gistradas cerca de 300 embos­cadas, asaltos o combates en los departamentos del Tolima, Cundinamarca, Cauca, Boyacá, Santander, Panamá y los Llanos, regiones en las cuales, se puede decir que cada zona liberal contó con su propia cuadrilla para comba­tir al ejército regular o a la guerrilla conservadora de la región vecina. Los resultados de estos combates no fueron decisivos pero varios de ellos terribles y sangrientos.

Por efectos de tiempo, sólo voy a esbozar las operaciones guerrilleras más notables, tan­to por la prestancia de sus je­fes como por su trascendencia general en la guerra; en un or­den más o menos cronológico, buscando ceracterizar a cada una y su acción coordinada con otras cuando la hubo. Empiezo por el general Avelino Rosas, fa­moso por la proyección de su pensamiento militar y la moti­vación ideológica infundida al ejercicio guerrillero con el de­recho de gentes, hoy conocido como Derecho Internacional Hu­manitario.

Oeneral Avelino Rosas, llamado " El León del Cauca " el grado de Mayor Oeneral del Ejército

Cubano y de fama Internacional.

Avelino Rosas nació en el Cauca, aldea de Do­lores o La Horqueta, el 15 de abril de 1856. Muy joven viajó al Perú y algunos· sin fundamento ini­cian su vida militar en el ejército de ese país, y en el Ecuador lo señalan como uno de los conspira­dores contra el gobierno de García Moreno. Lo cierto es que se encontraba en el Cauca al esta­llar la guerra del 76 y se enroló como teniente en el ejército del gobierno distinguiéndose en los combates de la Granja, Los Chancos y Manizales. Después triunfó en el combate de Anaime en 1879, cuando se sublevó el general Payán. Vuelto a las filas radicales, en la guerra del 85 cobró reputación cuando con sólo sesenta hombres asal­tó una guarnición del góbiemo diez veces supe­rior y en el combate de Pasto obtuvo el grado de general.

A raiz de su participación en los hechos políti­cos de 1887 en Bogotá, fue desterrado y se diri­gió a Venezuela donde intervino en la revolución legalista que derrocó al general Andueza Palacio, pero triunfante el general Crespo, fue preso y ex­pulsado de ese país. Residía en Curazao en 1895 cuando acudió al llamado del general Maceo a pelear por la independencia de Cuba. Su primera actividad en la isla fue la de organizar el Estado Mayor de Maceo del cual fue nombrado jefe. Un asalto contra las fuerzas del general español Cas­tellanos y su heroísmo en Matanzas, Punta Brava, Cascorro y Minas, le valió el mote del "León del Cauca", el grado de mayor general del ejército Cubano y fama internacional.

Muerto Maceo y notificado del estallido de la guerra del 99 en su patria, penetró por Venezue­la a los Llanos Orientales. Su fama y prestancia personal inquietaron al gobierno y despertaron grandes expectativas en el liberalismo. Pero traía muy pocos hombres y escaso armamento, su prin­cipal aporte consistía en una concepción estraté­gica revolucionaria y en un documento táctico. La idea consistía en organizar 500 guerrillas de 100 hombres cada una para dividir, dispersar y de­rrotar aisladamente al gobierno, idea copiada se­senta años después por el Che Guevara y Regís Debray bajo la denominación de teoóa revolucio­naria foquista. El documento era el "manual para el combatiente Irregular" conocido mejor como "Código de Maceo", que recogía todas sus experiencias en esta modalidad de combate y fue difundido aún cuando poco aplicado por las diversas guerrillas. Veamos algunas de éstas re­glas para admirar su realismo, pragmatismo y humanitarismo: "1. El objetivo del guerrillero es sólo molestar, sorprender y destruir, 2 . No tornar jamás licor ni desgastar el tiempo y las fuerzas en placeres. 3 . No gastar nunca una cápsula en bal­de. 4 . No dejarse sorprender jamás. 12. No se deje atrás nunca nada que pueda utilizar el ene­migo. 14. Los nombres de Jos guerrilleros deben ocultarse. 20. Los movimientos rápidos valen más que los combates. 20. Casi siempre se puede re­petir un golpe. 28. Desechar a los cobardes y a los viciosos, a los crueles y a los sanguinarios".

Pero cuando arribó a los Llanos Orientales el general Avelino Rosas en febrero del900, las ac-

dones guerrilleras ya se encon­traban en plena efervescencia en el interior del país desde el co­mienzo del conflicto. Uno de los primeros en organizar una fuer­za en las goteras de Bogotá que por tal circunstancia se vio for­zado a actuar como guerrillero, fue el valiente y caballeroso jefe liberal Zenón figueredo. Natu­ral de Vélez, cuando apenas con­taba doce años fue ayudante del general Domingo Acosta en Boyacá y en la guerra del 76 obtuvo el grado de capitán. En la del 85 se hizo famoso por su valor y por su fuga cuando pri­sionero en Honda y llevado a Bogotá, se fugó del Colegio de San Bartolomé, constituído en cárcel. Fue alcalde de Bogotá y embajador en Bélgica. En octu­bre del 99 siendo uno de los más caracterizados jefes del be­licismo liberal, organizó en el centro occidente del país con algunos centenares de bogota­nos y del occidente de Cundinamarca una guerrilla que dio su primer golpe infructuoso sobre Guadas, luego sorprendió a sus perseguidores en Agualarga, éxito que lo motivó a avanzar sobre Facatativá, don­de derrotado retrocedió a Nocaima. Allí, alcanzado por las fuerzas del general Floro Oómez, después de dos días de resisitir denodadamente fue des­trozado y sufrió la herida que le causó la muerte.

Dada la personalidad de figueredo y su espíritu caballe­resco bien correspondido por su noble enemigo político y mili­tar, vale la pena destacar los elo­gios y esfuerzos del general Oómez por salvarle la vida: uno de los accidentes más funestos,

dice su parte de batalla, fue la prematura muerte del general Zenón figueredo, víctima de su propio denuedo y bizarría... El que rinde este informe a pesar de no tener vínculo alguno que pudiere relacionarse con el ma­logrado general figueredo, puesto que apenas lo conocía hizo todo lo que humanamente es posible por salvar tan precio­sa existencia".El mismo gobier­no le envió una comisión de médicos de la capital, pero mu­rió el12 de noviembre de 1899.

Como la anterior, varias gue­rras liberales tuvieron suerte parecida en ese año. En el Cauca la de Aristides Conde fue derro­tada en tres combates, la últi­ma y decisiva en Pitayó por el general Albán. Más débiles re­sultaron las guerrillas de Boyacá como la de Luis Ulloa en 1\mdama y las de Benjamín Botia, en Gutiérrez y Norte que fueron presa fácil de las guerri­llas conservadoras apoyadas por el ejército. Tambien las que sur­gieron en la Costa Atlántica de Plácido Camacho en Piojó y de Marcos Serrano en Rioacha, fue­ron disueltas de manera relati­vam~nte fácil por el gobierno. Con variado éxito actuaron las guerrillas de Santander, cuya mayoría entraron a engrosar las filas de los ejércitos regulares de los generales Rafael Uribe Uribe, Benjamín Herrera, Justo L. Durán y Gabriel Vargas Santos.

Caso contrario ocurrió en la región del Sumapaz, donde pese a la derrota inicial de la primera guerrilla al mando de Ricardo Morales cerca del Boquerón, el terreno, su ubicación estratégica.y espíritu revolucio-

nario de sus gentes sirvió de refugio, fermento y alimentación permanente a un movimiento guerrillero que amenazó a Bo­gotá y el gobierno imposibilita­do para derrotarlo se vio obli­gado a indultarlo. Lo mismo ocurrió con las guerrillas del Tolima, que a veces actuaron conjuntamente con las de Sumapaz, donde también, el am­biente, la prestancia y liderazgo de sus jefes las hicieron imbati­bles y desafiantes. Siendo la más famosa, indómita, implacable y si se quiere feroz, la de 1\Jlio Varón, tanto por sus excepcio­nales capacidades caudillistas en la región como por su dominio del terreno y espectacularidad de sus asaltos y emboscadas noc­turnas, que lo convirtieron en leyenda para unos y en maca­bro sueño para otros.

Thlio Varón nació en la ha­cienda del Paraíso, cerca de lbagué, de propiedad de su pa­dre en 1890. Dotado de espe­ciales calidades humanas y fisicas heredadas de su ancestro hidal­go y acrecentadas por la dura labor del campo que cultivó con entusiasmo desde su juventud, aprendió tambien a organizar, disponer y mandar su peonada, con la autoridad natural de su presencia y prestancia personal e intelectual, aún cuando sólo estudió algunos años de secun­daria en el Colegio San Simón de !bagué. Era franco, afectuo­so y confiado en el trato con sus semejantes, condición que le generó a la par respeto y consi­derable influencia en la región. Identificado por formación con los ideales de la revolución ra­dical, carecía de ambición polí­tica. Por lo demás poseía las

cualidades del jefe guerrillero nato: lierazgo, astusia, intuición, confianza en si mismo, conoci­miento del medio, serenidad y criterio para resolver situaciones criticas.

Las condiciones anteriores las acrecentó 1\.dio Varón con una vasta experiencia militar de tres guerras; la del 76 cuando niño aún se enroló en las filas del batallón Vezga para contener la revuelta conservadora; la del 85 en que organizó su primera gue­rrilla con tal sentido romántico que en una acción sorpresiva, a pesar de tener en la mira al jefe enemigo no le disparó al des­cubrir que era su amigo perso­nal; y en la del 95 a órdenes del general Rafael Camacho, quien por haber despreciado su con­sejo el ejército del Tolima fue derrotado decisivamente en el combate del Papayo.

A finales de octubre de 1.899, ascendido a general por la di­rección liberal de la guerra, or­ganizó militarmente a su peonada y reunido con la gue­rrilla de Manuel Rodríguez mar­chó sobre Girardot, llave de las comunicaciones del centro del pais con el suroriente. No logró tomar la ciudad por su carencia de armas y capacidad militar de su defensor el general Pedro A. Pedraza, pero marchó al Sur y sorpendió en Prado a una im­portante fuerza del gobierno. En Natagaima, plaza que habia sido tomada por otra guerrilla orga­nizada en Chaparral por el co­ronel José Joaquin Cajcedo, se unió con ésta y con la que el general David 1bvar había for­mado en el Sur del 1blima, hoy Huila. Allí, a pesar de su mayor

experiencia y ascendiente en la tropa, para evitar una pugna per­sonal que rompiera la discipli­na, se puso Thlio a órdenes del general Tovar.

Entre tanto en el Norte del Tolima se había formado otra guerrilla numerosa con visos de ejército regular a órdenes del general Vicente Carrera, que fue derrotada y dispersa en el pue­blo de San Luis sobre el camino del Quindío, por el veterano ba­tallón Palacé del coronel Lucas Gallo el 14 de noviembre. Esta circunstancia que se volvió peli­grosa para Tovar y Varón al que­dar entre dos fuegos, los llevó a tomar por Colombia la vía de los Llanos. Alcanzados en el Playón por la fuerte columna gobiernista del general Ulpiano Manrique fueron derrotados y dispersos el 9 de diciembre. Los que se salvaron con Thlio siguie­ron el penoso sendero de los Llanos en medio de grandes di­ficultades. Al llegar a Santa Ele­na de Upía fueron reconfortados con la noticia de la llegada del general Avelino Rosas, al cual creían con un ejército y grandes recursos de guerra. Lo encon­traron en Orocué en febrero del 900 con sabor a desengaño, porque éste famoso jefe liberal como ya lo advertimos poco traía en material aún cuando mucho en espíritu.

Reorganizados unos pocos centenares de hombres a órde­nes de Rosas pero escasos de armamento, resolvieron buscar al enemigo y quitárselo. Lo sor­prendieron en Medina, pero perseguidos por una columna de 2.000 hombres a órdenes del general Mariano Ospina Chapa-

rro, iniciaron un repliegue exi­toso hacia el Tolima, propicián­dole severo castigo a la van­guardia enemiga y luego al cuerpo principal que emboscaron en el río de Las Peñas entre el caserío de Mese­tas y el pueblo de La Uribe. Esta situación les garantizó a los re­beldes remontar la cordillera central sin mayores problemas hasta Colombia, donde queda­ron varios enfermos de paludis­mo entre ellos 1\.tlio Varón. El general Rosas siguió a Cabrera donde se unió al ejército del general Aristóbulo lbáñez, de­signado por la dirección liberal para unir las guerrillas del cen­tro del país, conformar un ejér­cito regular y operar de ser po­sible sobre Bogotá.

El general Aristóbulo lbáñez Gutiérrez, uno de los jefes mili­tares más connotados de la re­volución, había nacido en el Cocuy en 1849. Sobrino del ge­neral Santos Gutiérrez, se edu­có en el Rosario y luego pasó al colegio militar fundado por Mosquera. Inició su servicio en la Guardia Colombiana en 1866 en el batallón Rifles y para la guerra del 76 había alcanzado el grado de sargento mayor y el cargo de segundo jefe del bata­llón Cazadores que integraba el ejército del general Sergio Carnargo, a cuyo servicio se dis­tinguió en los Chancos, Santa Bárbara y en la toma de Manizalez al año siguiente. En 1985 como coronel recibió del gobierno letras de cuartel y de la revolución el grado de gene­ral. Su vocación agrícola y fami­liar lo llevaron a abrir una ha­cienda sobre el río La Vieja y a establecerse en Pereira.

Oeneral Aristóbulo lbáñez Outiérrez

En 1899, lbáñez en el mes de diciembre orga­nizó en su hacienda una fuerza militar con hom­bres de su región, que fue atacada por el coronel Pompilio Gutiérrez. Salió triunfante y siguió a co­ordinar operaciones con las guerrillas del 1blima. Departamento defendido por el general Nicolás Perdomo, quien salió en su búsqueda con más de 2.000 hombres. El repliegue de lbáñez al sur perseguido por un enemigo diez veces superior peleando en condiciones desventajosas, es digna de todo encomio táctico. Logró no sólo mante­ner sino incrementar su fuerza, y pese a que su­frió derrotas parciales en el Boquerón, la Hacien­da de Santa Rosa, San Miguel y el Real, en Ataco logró causarle al general Perdomo serio daño.

Dada su prestancia profesional como oficial de carrera, su fama militar, su cultural y eximias con-

diciones humanas, ya lo advertimos, lbáñez fue designado por la dirección liberal, general en jefe de las fuerzas del1blima y de Cundinamarca. Así, reunido con el general Avelino Rosas en Cabrera, quien pasó a ser su segundo siguió al Sur, pre­sionado por las fuerzas del general Perdomo ahora reforzadas por otras tres columnas del gobierno. En el sitio de Matamundo cerca de Neiva, el 15 de marzo de 1900 se vio forzado a combatir en las peores condiciones y sufrió una derrota de consideración. En esta acción el general Rosas fue herido superficialmente en la cabeza, hecho que en lugar de honrarlo entre los suyos, le cau­só serias dificultades.

Pero no era lbáñez un jefe, a quien se pudiera vencer decisivamente. Reforzado con la guerrilla organizada en Cundinamarca por el Coronel Teodoro Pedraza, logró reparar sus fuerzas en Natagaima e intentó infructuosamente remontar la cordillera hacia el Cauca, Obligado a retrogra­dar a Natagaima siguió a Chaparral dor-<le fue cercado por las fuerzas de Perdomo y las de los generales Ospina Chaparro, Pedro Nel Ospina, Acisclo Molano, Tiberio Rivera e Ignacio Silva con más de 6.000 hombres. Otros habrían sido des­truidos, pero lbáñez y Rosas en una operación de asombrosa astucia y temeridad lograron burlar el cerco, marchar hacia el norte y llegar a Doima, donde Thlio Varón repuesto del paludismo había organizado su temible guerrilla llamada «Colum­na de lbagué».

Contaba lbáñez en Doima con una fuerza de 2.000 hombres organizada de manera conven­cional en dos divisiones a órdenes de los corone­les Cesáreo Pulido y Thodoro Pedroza, a las cua­les se sumó luego la constituida por la famosa guerrilla de Ramón Marín, •el negro•, que había derrotado al ejército del gobierno en los comba­tes de Coroza!, Santana, Honda y Pescaderías y dominaba el norte del 1blima. Rosas viendo la desproporción de fuerzas y el peligro de optar por el combate regular, insistió en su idea estra­tégica de focos guerrilleros. Algunos lo tomaron por loco a raíz de su herida de Matamundo, otros como Thlio Varón la entendieron y actuaron de conformidad, lbáñez, soldado disciplinado no la aceptó para no contrariar las órdenes recibidas de la dirección nacional de su partido.

El no haber entendido a Rosas fue fatal para el liberalismo. Unidos lbáñez y Marín en el norte ven­cieron en Chicoral, pero de inmediato envueltos por cuatro columnas del gobierno fueron derrota­dos en Lumbí, Garrapata, La Sierra y Ambato a finales de abril del900, aún cuando en este último vendieron cara su derrota. De todas formas, ven­cidas las fuerzas regulares del liberalismo en el 1blima, los que se salvaron tuvieron que volver a la modalidad guerrillera con variado éxito.

Thl fue el caso del generallbáñez quien con los restos del desastre, organizados en guerrillas pasó a cumplir su misión con mejor suerte en Cundinamarca por el Sumapáz, donde reforzado por las numerosas e indómitas guerrillas del área cuyos más connotados jefes eran Max Carriazo, Aurelio Mazuera, Celso Román, Teófilo Gracia, Leopoldo Gómez, Abel Lozada y otros nativos de aquella región, el 23 de mayo de 1900 atacó por sorpresa y exitosamente a fUsagasugá y se apo­deró de material de guerra y recursos logísticos.

De fUsagasugá volvió lbañez sobre La Quinta, hoy lcononzo, derrotó a la guarnición gobiernista y se apoderó de Melgar. Acrecentado por estos triunfos regresó a la sabana de Bogotá y en otro asalto sorpresivo se apoderó de Sibaté. Cuando las circunstancias militares eran propicias para atacar a la capital apenas defendida por una divi­sión, el general lbáñez no logró convencer a los indisciplinados jefes guerrilleros, más interesa­dos en volver a su región a celebrar sus triunfos. Así surgió el desacuerdo y la desobediencia que llevó a estas fuerzas a retrogradar a fUsagasugá. En Tibacuy el 26 de julio de 1.900 cuando reuni­das continuaban los festejos etílicos, fueron sor­prendidas, derrotadas y dispersas por el ejército del general Pompilio Gutiérrez.

lbáñez con su conocida tenacidad volvió al lblima y continuó combatiendo al gobierno como guerrillero, sin darle tregua y con diversa suerte pero guardando siempre su espíritu generoso y caballeresco con el enemigo, condición en la cual no fue correspondido. A mediados de agosto se enfrentó con éxito al ejército del general Nicolás Perdomo en Lérida, pero abrumado por la supe­rioridad del gobiemista sufrió descalabros suce­sivos en Ouamo, Ortega, Oromanzo y Girardot,

sin que fuera derrotado del todo. En febrero de 1901 tuvo otra oportunidad de propiciarles seve­ros golpes a Perdomo y a Ospina Chaparro en Pandi, pero el primero de marzo sufrió el más serio revés en Piedras, después del cual, solitario y abandonado de la suerte se fue a los Llanos en busca de su tierra natal para huir de la cacería de que era objeto por las fuerzas del gobierno. Localizado por tropas del general Julián Arango en Macarabita, cuando ya la guerra estaba para terminar, fue capturado y luego cruelmente ase­sinado el 29 de octubre de 1902.

Thlio Varón por su parte, con su columna de Ibagué escribió las páginas más admirables y te­rribles de las guerrillas del 900. Sus hombres debidamente escogidos por su fervor liberal, leal­tad personal, valor a toda prueba, habilidad para montar a caballo y destreza para manejar el ma­chete en sus treinta y tres paradas, confundidos con la población y la naturaleza se convirtieron en temibles fantasmas para el ejército del gobier­no que osaba penetrar al área o transitar por ella. Lo primero que intentó fue tomarse la ciu­dad de lbagué en compañía del general Marín, quien había reemplazado a lbáñez en el mando de las guerrillas liberales del Tolima. Atacaron con tal temeridad e ímpetu, que las fuerzas guarnecedoras de la ciudad a duras penas tuvie­ron alientos de defenderla sin atreverse a perse­guirlo. Luego con una serie de asaltos y embos­cadas hizo del centro del Tolima una zona impe­netrable e intransitable para el ejército del go­bierno, propicíandole severas y espantosas de­rrotas.

Veamos tres de tales asaltos. El primero se lo sirvió en bandeja de plata el gobierno en la se­mana santa de 1.901 cuando el batallón Pagola integrado por 400 antioqueños marchó de !bagué a Giradot y acampó en el "Hotel Mi casa", cerca de Gualanday su epicentro operacional. Informa­do al minuto de la situación, Thlio Varón planeó en la noche el asalto y lo ejecutó en la madruga­da del viernes santo, ordenando a sus hombres llevar el brazo izquierdo descubierto para no con­fundirse en la oscuridad, sin que se diera un solo tiro; aquel batallón fue masacrado a machete y sólo veinte soldados escaparon a lbagué con la terrible noticia.

El segundo hecho fue una em­boscada al batallón del coronel Luis V. González, quien en mar­cha similar a la del batallón fagola pero prevenido de lo que le había ocurrido, no acampó en el llano tolimense sino que hizo subir a sus tropas a un alto de­nominado" el Hobo". Pero Thlio Varón que había seguido todos sus movimientos, planeó con astucia e intuición el asalto, prevalido del minucioso conoci­miento del terreno, de sus hom­bres y de su entrenamiento noc­turno. Aquel lo de mayo de 1901, ideó la forma de hacerlos subir en la oscuridad en el más sepulcral silencio y una vez más a la señal convenida y con la sorpresa y el machete logró li­quidar a este cuerpo del gobier­no. Los pocos que se salvaron fue gracias a la demora en tre­par al alto por una fracción gue­rrillera.

Pero la más espectacular, mortífera y trascendental acción de esta temible guerrilla tuvo lugar en la hacienda "La Rusia" el.31 de Agosto de 1 901, cuan­do, las fuerzas del gobierno can­sadas y fastidiadas con esta gue­rrilla, de una vez por todas qui­sieron destrozarla en sus pro­pios dominios de Doima esta­bleciendo sobre ella un doble cerco militar. Un anillo interior formado por los 2.000 hombres a órdenes del general AguiJar con la misión de estrechar, pe­netrar y asaltar los 500 guerri­lleros que se sabía conformaban la columna de lbagué y un cerco exterior de mayores proporcio­nes para complementar el ante­rior e impedirle cualquier posi­bilidad de escape, conformado por los ~ércitos de los genera-

les Nicolás Perdomo, Pompilio Gutiérrez y Tiberio Rivera con más de 6.000 hombres.

Consciente del peligro en que se encontraba, Thlio Varón con una confianza extrema en si mis-­mo y su serenidad característi­ca, reunió a sus hombres, no para disponer su dispersión como forma de salida, sino todo lo contrario para esperar al ene­migo y asaltarlo en la oscuridad, explicando a sus subalternos el plan de la forma más simple: «Vamos a hacer lo del zorro, nos colamos en el gallinero, mata­mos las gallinas y salimos de huída». Tal como lo concibió lo realizó y sus enemigos se lo fa­cilitaron cuando para evitar la sorpresa y el aislamiento se con­centraron en el "Hato Doima" y en la "Hacienda de la Rusia". Una vez más los quinientos macheteros de la columna !bagué, avanzaron silenciosos durante la noche y asaltaron con tal precisión y arrojo los dos núcleos enemigos cuya mayoría dormía en los corrales, que no les dieron tiempo de defender­se. Dos millares de soldados gobiemistas con su general a la cabeza, cayeron acribillados por las balas y machetes de los gue­rrilleros del Tolima, quienes con la luz del alba, se dispersaron en pequeños grupos en busca del sitio de concentración en Pie­dras, a donde llegaron jadean­tes, cansados e inconscientes del terrible destrozo causado, sin par en los anales de nuestra his­toria guerriiJera hasta hoy.

Cuando al día siguiente lle­garon al sitio otros batallones del gobierno, estupefactos y te­merosos no podían creer que en

una sola noche se hubiera con­sumado tamaño desastre, era una visión macabra de cadáve­res amontonados y cercenados en la forma más espantosa, cir­cunstancia que enmudecía al más atrevido y despertaba do­lor e indignación. Alguno de los soldados apenas acertó a escri­bir con carbón en las paredes una sentencia política condena­toria: «liberales mata dormidos•. Escrito que más tarde recibió la compañía de otro en la misma pared de algún liberal fervoro­so: "el que tiene enemigos no duerme».

Tamaña cuán tétrica hazaña dio tanto renombre por todo el país a Thlio Varón y su guerrilla, que a su alrededor empezaron a tejerse mitos de todo tipo, pro­pios del ambiente lucubrativo y fantástico de las gentes campe­sinas de aquella época que sólo buscaba explicación de los acon­tecimientos extraordinarios, en los espíritus y fuerzas sobrena­turales. Pero fue esta fama y su temeridad la que lo llevó al sa­crificio. Veinte días después de la acción de la Rusia, el21 de sep­tiembre de 1901 creyéndose Thlio Varón y su guerrilla invencibles quiso coronar su sueño militar de apoderarse de !bagué y se lanzó de manera temeraria con sus hombres contra la ciudad cuya defensa había sido bien or­ganizada y dispuesta. La suerte no le favoreció y encontró la bala que habría de quitarle la vida. Este fue el principio del fin de tan temible guerrilla.

El vacío guerrillero de la co­lumna de lbagué trató de llenar­lo el general Ramón Marín des­de el Norte del Tolima. Pero el

espíritu de su fuerza aun cuan­do admirable por su tenacidad y constancia, no era el mismo, mientras el poder militar del gobierno en el departamento se acrecentaba en proporciones que hacían imposible cualquier éxito. En el segundo semestre de 1900 el general Marín logró mantener su guerrilla después de ser derrotado en Santana, Alto de la Cruz y Mariquita. A comienzos del año siguiente lo­gró asaltar con éxito a Honda, que sometió al pillaje, pero per­seguido por los ejércitos de los generales Demetrio Mora y Pompilio Gutiérrez fue derrota­do sucesivamente en los com­bates de Ambalema, Piedras, Anolaima Quipile, El Ocobo, Chorrillo, Bituima, Río Recio, Bermeja!, Mariquita e lbagué. Fracasos éstos que lo llevaron a meditar en la inutilidad de la lu­cha y en la conveniencia de aceptar los decretos de indulto ofrecidos por el gobierno, como efectivamente ocurrió, de una manera por cierto caballerosa. Marín murió viEtjo y en la pobre­za en 1922.

Entre tanto el general Avelino Rosas, menospreciada su estra­tegia y relegado en el mando, con pocos hombres se había se­parado del ejército del 1blima desde la reunión de Doima en busca de su nativo Cauca para desarrollar su estrategia con las guerrillas que allí supervivían como las de Andrés Bolaños y Cinecio 1bro y otras que opera­ban con mejor suerte como la de Joaquín Caicedo, que del 1blima había pasado al Cauca y logrado éxito en los combates del Río Páez, los Cauchos y SiMa. Con ellas y con el apoyo

que le dio el presidente Eloy Alfaro en Quito, imprimió orga­nización, disciplina y fuerza al movimiento guerrillero, sin per­der contacto con el1blima y bus­cando extenderlo a la zona fron­teriza con Ecuador para abrir la ruta al apoyo del gobierno de ese país.

Pero el ánimo conservador de los habitantes del sur del Cauca, hoy Nariño, inspirado en la gue­rra santa del obispo Ezequiel Moreno, se convirtió en el más formidable obstáculo para los planes de Rosas, cuando éste urgido de apoderarse de la re­gión fronteriza para facilitar sus planes tomó el mando de una columna de 1.100 hombres con la cual avanzó desde el Ecuador para obrar en combinación con las guerrillas caucanas.

Llegó a Cumbal, el .31 de agosto de 1901 donde se ente­ró del relevo del presidente Alfaro por Leonidas Plaza Gutiérrez, situación que variaba completamente sus planes. Por ello se vio forzado a apresurar las operaciones en busca de una decisión, antes que el fervor político de sus habitantes se ex­presara militarmente. Salió ai­roso en el combate de Córdoba del 19 de agosto, pero en el de Puerres del 20 de septiembre a pesar de su valor fue destroza­do por el ejército del general Gustavo S. Guerrero. 1bmado prisionero un soldado lo asesi­nó de manera aleve, quedando sellada la suerte del liberalismo en el Sur de Colombia.

En cambio las guerrillas del Suma paz con epicentro en Viotá, mantuvieron la zona inaccesible

para las fuerzas del gobierno. Después de los éxitos pírricos de lbáñez, unidas y a órdenes del general Cesáreo Pulido sor­prendieron al propio general Ni­colás Perdomo en Tocaima en noviembre de 1900 causándole bastante daño. Pero éste obsti­nado jefe gobiernista, debida­mente reforzado, en la semana santa del año de 1901 penetró hasta el interior de la región y logró disolver algunas guerrillas transitoriamente en los comba­tes de Olivos, Alto de la Mula, la Culebra, Tres Esquinas, El Colegio, La Aurora, Viota y Cumacá.

Pero muy poco tiempo per­maneció allí el ejército del go­bierno. Acosado por las gue­rrillas reorganizadas median­te continuos hostigamientos y asaltos que hacían imposible sus operaciones y avitualla­miento, tuvo que evacuarla. Cuando en el mes de diciem­bre de 1901 intentó volver con más de 6 .000 hombres a ór­denes del general Plácido Mo­rales, fue derrotado estruendosamente en el Alto de la Cruz por una concentración de 2.000 guerrilleros manda­dos por los generales Max Carriazo, Teodoro Pedroza, Aurelio Mazuera, José Joaquín Caicedo y otros más. En este combate del 10 de diciembre cayeron abatidos alrededor de 800 soldados conservadores y otros tantos heridos. Entre los primeros el famoso sacerdote Jesuíta Luis Javier España, ca­racterizado por su belicosidad evangélica anti-liberal. Del cual algún guerrillero poeta escri­bió el siguiente verso: «De un balazo en la Testuz y entre

General Rafael Uribe Uribe. Las guerrillas tomaron un nuevo aire a finales de 1901,

con la presencia del General que entró por Venezuela.

las godas legiones, murió un hijo de Je­sús; y como éste, expiró en la Cruz y tam­bién entre ladrones>>.

La anterior derrota del gobierno, fue sin em­bargo balanceada a comienzos del año siguiente con una victoria del general Perdomo sobre una indisciplinada guerrilla liberal que quiso marchar sobre Girardot y fue destrozada cerca de 1bcaima. Razón que entusiasmó al general Urdaneta a or­denar a una de sus columnas penetrar de nuevo el área, columna que fue sorprendida y destroza­da en un asalto a machete en la oscuridad en la hacienda de Canoas.

Thntos fracasos pusieron a pensar al gobierno a comienzos de 1902 en ensayar una entrada al

Sumapaz adoptando con sus fuerzas las mismas tácticas guerrilleras, pero como bien lo decía el sabio adagio popular de la época: «más sabe el loco en su propia casa que el cuerdo en la aje­na», el fracaso de tal procedimiento costó al go­bierno un elevado precio en su ejército y volvió a atacar con las tropas regulares, también infruc­tuosamente. La osadía de las guerrillas de los generales Mazuera y Morales se sintió en las pro­pias calles de Bogotá con hostigamientos noctur­nos en sus barrios periféricos.

Consciente el gobierno de su incapacidad para someter Sumapaz, por intermedio de su más te­naz enemigo General Nicolás Perdomo, optó por ofrecer indulto. Pero como la desconfianza revo­lucionaria en este jefe era grande y quiso combi­nar sus propuestas pacíficas con operaciones mi­litares, en alguna de las cuales cayó prisionero y fue ejecutado el jefe liberal en el Sumapaz y el 1blirna, general Cesáreo Pulido, los acuerdos de paz sólo fructificaron cuando el gobierno envió al caballeroso general Maximiliano Currea que a fi­nales de 1902 logró en la hacienda «Liberia» acuerdo con varios guerrilleros, el último de la guerra. A pesar de lo cual unos pocos siguieron luchando y sólo se entregaron al gobierno del general Reyes.

Las guerrillas de la Costa Atlántica que no tu­vieron éxito inicial, trataron de reanimarse cuan­do el general Uribe Uribe a comienzos de sep­tiembre de 1900, por sobre todo perjuicio perso­nal dejó a Santander y fue con Bolívar a combatir como guerrillero. 1\Jvo éxito en los combates de Juan Gordo, Magangué y Coroza!. Pero cuando el gobierno advirtió su presencia y reforzó las tro­pas de la rona fue derrotado en Sampués, Chinú, San Andrés, Ciénaga de Oro, Santa Cruz y el Des­consolado a finales de ese año, por lo cual salió del país en busca de apoyo internacional para continuar la guerra.

En el departamento del Magdalena, la presen­cia del general Justo L. Durán en Riohacha, de­signado por la revolución como jefe de este de­partamento después de la muerte del general Sar­miento, se dio una combinación de guerra de guerrillas y guerra convencional limitada, favora­bles ambas al gobierno con excepción del com-

bate de fonseca donde la gue­rrilla de Eladio cardozo logró de­rrotar a la tropa de Ezequiel García. La guerra de visos regu­lares se libró por la participa­ción de un contingente Venezo­lano mandado por el general Dávila, que en el momento de la batalla, entró en conflicto con sus aliados e incumplió las ór­denes del general Clodomiro Castillo retirándose del campo de combate y facilitando el triun­fo conservador del general Ra­món Amaya en la batalla de carazúa el 13 de septiembre de 1901. Batalla en la cual el libe­ralismo tuvo 170 bajas, 200 pri­sioneros, fusiles, cañones y ame­tralladoras en su mayoría vene­zolanas, lo cual llevó al gobier­no de Marroquín a declarar in­terrumpidas las relaciones con ese país.

finalmente, en el interior del país las guerrillas lograron to­mar un nuevo aire a finales de 1901 y comienzos de 1902, con la presencia del general Uribe Uribe que entró por Venezuela y con apoyo de Cipriano Castro ganó en ese país el combate de San Cristobal el 29 de julio. En seguida penetró por los Llanos Orientales al interior del país y amenazó a Bogotá. Pero fue finalmente derrotado por la indisciplina, interés personal y desacato a sus órdenes de va­rios jefes guerrilleros, en parti­cular del general Juan MacAllister que comprometió imprudentemente en el comba­te de Soacha a 2.000 hombres, siendo sorprendido y derrotado el 23 de febrero de 1902 por las fuerzas conservadoras del general Manuel D. Cañadas, dando fin a las ilusiones revolu-

cionarias de atacar la capital. De­rrota que ocasionó luego la del propio general Uribe el 21 de marzo en el Amoladero, en Gachalá, donde se salvó de caer prisionero y salió por el Orinoco al exterior y luego a la Costa At­lántica para firmar la paz.

En Panamá surgió la guerri­lla de mayor renombre en el ex­terior, tanto porque el escena­rio se prestaba para ello como por ser su caudillo un indígena, Victoriano Lorenzo. Cuando co­menzó la guerra en el Istmo el 31 de marzo de 1900, con la invasión de Belisario Porras, su error estratégico de desembar­car en el extremo occidental lo obligó a realizar una larga y pe­nosa marcha y puso su éxito a depender del apoyo de los in­dios cholos gobernados por este cacique, quien más interesado en la reivindicación social de los suyos que en el conflicto se ha­bía mantenido renuente a cola­borar con el gobernador gene­ral carlos Albán, pero estimula­do por Porras, Lorenzo aceptó contribuir sólo en la tarea de trasportar las armas hacia el cen­tro del País.

Realizada la marcha que duró tres meses, al llegar a Panamá sufrió Porras la derrota sobre el puente calidonia y se vió forza­do a capitular para obtener pa­saporte de salida. Lorenzo no llegó a tiempo a la cita debido a la derrota liberal y notificado el general Albán de su posesión del armamento envió a Pedro Sotomayor a las montañas de Coclé. Pero este oficial en lugar de persuadir a los indígenas y lograr por vía del entendimien­to la entrega de dichas armas

se lanzó contra ellos en una per­secución brutal, que forzó a Lo­renzo a matricularse en la revo­lución con una guerrilla indíge­na que por su identificación con el medio no pudo ser vencida y ocasionó toda suerte de males al gobierno conservador por la brutalidad de sus acciones, lle­vando a su jefe a la fama fuera de las fronteras en los Estados Unidos y Europa. El 5 de enero de 1901 cuando el mismo Sotomayor volvió a Penonomé a someter a Lorenzo por la fuer­za lo emboscó y destrozó con toda su tropa.. Victoria que el indio volvió a ratificar en Vuelta Larga el 29 de julio contra otra fuerza gobiemista.

En septiembre, una segun­da expedición liberal proceden­te de Nicaragua al mando del general Domingo Díaz de la Rosa, desembarcó y se tomó el puerto de Colón, pero fue de­rrotada por el general Albán va­liéndose de la presión de los comandantes de los buques ex­tranjeros fondeados en el puer­to el 27 de noviembre de 1901. Quedó así la revolución supedi­tada a los indígenas de Loren­zo, a quien se le sumó luego Belisario Porras.

Cuando otra expedición revo­lucionaria de 1500 hombres al mando del general Benjamín Herrera desembarcó en Tonosí el 24 de diciembre de 1901, Lorenzo y Porras se pusieron bajo sus órdenes con más de 2.000 indios. En la primera ba­talla de Aguadulce del 23 de fe­brero de 1902 contra el general Francisco de Pauta castro, Lo­renzo asaltó el cerro del Vigía apoderándose del sitio más es-

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tratégico, con lo cual Herrera obtuvo la victoria. Luego en la segunda batalla de Aguadulce, acre­centadas las fuerzas de Herrera a 8.000 hom­bres, vencieron el 25 de agosto al General Luis Morales Berti que acababa de arribar con .3.000 hombres del gobierno, pero sin que el triunfante jefe revolucionario pudiera tomarse a Panamá, an.te las perspectivas de un conflicto con las fuer­zas norteamericanas, circunstancia que lo obligó a aceptar la paz ofrecida por el nuevo goberna­dor de Panamá general Víctor M. Salazar, que se firmó a bordo del buque WISCOnssin. 'llatado en el cual quedó Lorenzo expresamente indultado, a pesar de lo cual, capturado después por las tro­pas del gobierno fue fusilado.

Sólo me resta aclarar que el fin de la "Gue­rra de los Mil Díasn y la reconciliación amaina­ron temporalmente la costumbre guerrillera en

esa gt::neración. Pero en la siguiente, asomo con el cambio de gobierno en 19.30 e irrumpió vio­lentamente el 9 de abril de 1948 al amparo de los partidos políticos y una década después a la sombra de funestos intereses criminales por la tierra. Situación que supo aprovechar el comu­nismo soviético y cubano para estimularlas, sin que su posterior derrumbe lograra en Colombia menguar su brío. Con procedimientos similares, la ideología para la guerrilla actual es sólo una excusa para acrecentar su poder y alimentarse con delitos atroces como el secuestro, el narcotráfico, el chantaje y la intimidación, martirizando a la propia comunidad que dice rei­vindicar. Lo grave es que el Estado, legítimo en su origen pero ilegitimado por el ejercicio voraz de la administración pública y carente de justi­cia, se presenta ante la guerrilla en las peores condiciones de debilidad.

Durantl' rl almuerw mPtbual de t·ompaflero::. dd mp., de :'>eptielllhrP. De izquil'rda a derecha: Bri!!adicr C,eneral Eduardo L·ón Pedraza :\Pira. Dr. Emiqtw Gtímez Hunado. conferPn<'i..,ta. General Jo-.t~ \lanuel "'ando' al Belalcázar) Brigadit·r ( .rneral.-\lvaro \ clandia J Iurtndo.

Almuerzo de Compañeros Mes de Septiembre

,\.-,¡wcto general <kl almuerzo dt• compailenh.

CLAUSURA DEL DIPLOMADO EN MERCADEO Y VENTAS

En la me::.a prin<'ipal de iLqHit•rda a dt'recha: Capitán Rmíl \ arela Bueno, Direclor del Diplomado. Dr. Dame! \loute.., Toro. Dtrrctor dt pol:l;rradth dP la F undac1ón L niwr~itaria San ~IartÚl. Gcn<'ral Jo-,~ ~lanucl SandO\ al Brlakázar Pre:;identt'(e) de \COH.E.. Ductor ( a m i 1 o O r h <':., ~~ ore n o \ icrpresiclenw dr F.C.~. \1 ~ Dr. Hoclrigo Trujillo D 'Ca-;tro Dtrector \cadénúcodr la F'.C.S)l.

\lgw10s ele lo:-. cincuenta y mwve ahunno::; qur ternúnaron el Diplomado en l\ Iercadeo y \'entas.