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REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS COLEGIO SAN AGUSTÍN. SALAMANCA N.º 24 • DICIEMBRE 2011

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REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOSCOLEGIO SAN AGUSTÍN. SALAMANCAN.º 24 • DICIEMBRE 2011

Editorial

DIRECTOR:Facundo Simón HierroE-Mail: [email protected]

JUNTA DIRECTIVAPRESIDENTE:Facundo Simón Hierro

VICEPRESIDENTE:Saturio Bajo García

TESORERO:Sinforiano Cuadrado

SECRETARÍA:Ángel Pérez Rodríguez

VOCALES:Antonio Luis de Benito FernándezJosé Ramón López HernandezJulio Fraile Sánchez

ASESORES:Francisco Cornejo SánchezJosé Luis Bueno Blanco

Edita: Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Agustínde Salamanca.Avda. San Agustín, 11337005 SALAMANCATel.: 923 22 07 00Página web:http://www.asoagusa.org

Dep. Legal:M. 47.652-1999

Método Gráfico, SLAlbasanz, 14 bis, 1.ª Planta, Naves A y B

SUMARIO

Editorial .................................. 2

Camilo informa ........................ 3

En ruta..................................... 6

Voluntarios de las JMJde la Provincia Matritense ..... 14

El Rincón del Socio ................. 16

Tolé ....................................... 29

Es Navidad. Motivo de feli-cidad, de los buenos dese-os, de momentos de unión,

de felicitaciones, de saludos gozo-sos entre las familias, los compa-ñeros de trabajo, los amigos…. yde reflexión. Felicidades y másfelicidades y así debe ser.

A lo lardo del Adviento, noshemos preparado para expresarnuestra fe y nuestra creencia en unade las festividades más representativa del cristianismo. ¿Cómo loexpresamos? Con los simbolismos que nos trae la Navidad, las lucesfosforescentes con las que se adornan las ciudades, las representa-ciones del nacimiento de Jesús en el portal de Belén,… pero sobretodo con el motivo trascendente que no se ve, la celebración delnacimiento simbólico de Jesús.

Es Navidad. Si para la mayoría la Navidad es felicidad y alegría,sin embargo, basta mirar a nuestro alrededor y ver que existen niños,jóvenes y adultos que llevan el sufrimiento de la exclusión, la mar-ginación, no sólo económicamente, sino también de oportunidades.

Es Navidad. Desde aquí hacemos extensiva nuestra mejor feli-citación a todo el mundo. Agradeciendo de un modo especial a todasaquellas personas que permanecen en el anonimato, pero que consu esfuerzo diario, su amor desinteresado y su empeño hacen posi-ble que para mucha gente la Navidad también sea un motivo deESPERANZA.

El amable lector encontrará en el interior de esta revista las sec-ciones habituales de “Camilo Informa” crónica de las actividades,eventos y celebraciones que han acaecido en el colegio desde lafiesta de la Conversión de san Agustín hasta la semana musical desanta Cecilia. En la sección de “En ruta” daremos un paseo por lahistoria de Uña de Quintana en la provincia de Zamora.

En las páginas centrales con una selección de fotos, recogemosla participación de nuestra provincia agustiniana en las JMJ cele-brada en Madrid en Agosto pasado.

Nuestro amigo Evilasio Moya, nos felicita la Navidad con unapostal diseñada por él mismo y que reproducimos más arriba. Nosdice Evilasio que aumenta su producción literaria con un nuevolibro; “Reyes Magos para Dana”. Gracias por tu felicitación.

En otro orden de cosas, anunciaros que la próxima reunión,asamblea general, será el día 29 de Abril del próximo años 2012.De tal evento daremos cumplida cuenta cuando la fecha esté máscercana.

¡FELIZ NAVIDAD!FACUNDO SIMÓN HIERRO

Camilo informa

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Desde el último encuen-tro de antiguos alum-nos celebrado el 10 de

Abril, podemos destacar comoacontecimientos más reseñablesdel tramo final del curso la gra-duación de 32 jóvenes de 2º deBachillerato celebrada el 20 demayo y la Fiesta de la Familiael 19 de junio.

Los jóvenes graduandos esta-ban realmente satisfechos y des-bordantes de alegríaen un día que hacehistoria para ellos yel colegio. La temidaselectividad fuesuperada por todoslos alumnos presen-tados y el colegiorecibió felicitacionespersonales del rectorde la Universidad deSalamanca por elbuen nivel de prepa-ración de nuestrosalumnos. Por otraparte, la fiesta de lafamilia organizadapor la AMPA fue un magníficocolofón a un curso intenso yfructífero.

El verano se presentaba a lavista con muchos proyectos yactividades. Por un lado estiempo propicio para las obras,siempre necesarias en un edifi-

cio como el nuestro. Acondicio-namiento y reestructuración deaulas dadas las nuevas necesida-des derivadas de la ampliaciónde unidades y alumnos en nues-tro centro. Este año además seha solicitado la ampliación deuna segunda línea de EducaciónInfantil. Pero la obra más impor-tante a llevar a cabo era la crea-ción de un parque infantil en lospatios del colegio. Desde este

nuevo curso, los niños de infan-til ya pueden disfrutar de unmagnífico parque a la medida desus necesidades.

Durante el mes de Julio sellevó a cabo organizado por elcolegio un campamento que

contó con unanumerosa parti-cipación dealumnos de pri-maria y resultócon una valora-ción muy positi-va por chicos yfamilias. Tam-bién en este messe realizaroncursos de músi-ca y congresos

de pastoral organizadospor colectivos que solici-tan nuestras instalacio-nes para llevarlas acabo.

Y en Agosto ya sesabe que todo giraba entorno a la JMJ, Madrid2011. Nuestro colegio estuvoabierto a recibir jóvenes de otrospaíses que participaban en losllamados Días en la Diócesis

(DED), previos alencuentro con elPapa en Madrid.Grupos agustinianosde Australia, ReinoUnido y Panamá seencontraron en Sala-manca. En nuestraDiócesis participa-ron unos 2.000 jóve-nes. Nuestra comu-nidad agustinaparticipó en los DEDofreciendo un itine-rario catequético-espiritual tras lashuellas de nuestros

santos y sabios más ilustres, y enel cual participaron numerosojóvenes de diversas nacionalida-des. De nuestro colegio se des-plazaron a Madrid un grupo de12 jóvenes y monitores para par-ticipar en la gran fiesta de la JMJdel 16 al 21 de Agosto.

Y el 28 de agosto de nuevonos convocó san Agustín a sufiesta, que es a su vez anuncio deque el verano se nos termina. El29 toda la comunidad agustinia-na carga las pilas con un día dereflexión y organización comu-nitaria. El P. Salvador Ros, car-melita descalzo, nos acompañóen esta primera jornada.

Y llegó el nuevo curso acadé-mico y todos tensando velas para

Eucaristía fin de curso

Graduación alumnos curso 2011

Camilo informa

una nueva travesía que abriríanlos alumnos de Infantil y Prima-ria en plenas fiesta de la Virgende la Vega. El día 15 lo haríanlos cursos de ESO y Bachillera-to con celebración de la Euca-ristía y acto académico en el quelos jóvenes participantes en laJMJ presentaron a sus compa-ñeros los testimonios y viven-cias de unos días inolvidables.

Un nuevo curso en el quenuestro maestro de música P.Pedro Blanco ha alcanzado laedad de la jubilación, así comoalgún otro profesor más del cen-tro. También deja de pertenecer anuestra Comunidad Fr. HilarioConde, secretario del colegio, porhaber sido destinado a la Escola-nía del Monasterio de El Escorial.La secretaría será ahora ocupadapor el P. Ángel García.

Este curso hemos elegido enla Comunidad Educativa elvalor de la justicia y la solidari-dad como Opción Preferencialdel centro. El lema que nos ins-pirará el trabajo por estos valo-res dice “OFRECE TUSMANOS”. Nos proponemoscomo objetivo general “Promo-ver en la Comunidad Educativa

la justicia social desde elfomento del espíritu solidario,del voluntariado y de la acciónmisionera”.

El 23 de septiembre fallecíanuestro hermano Fr. José LuisLedesma, el cual estaba ennuestra residencia de ancianosy enfermos, y había sido ingre-sado un mes antes en el Hospi-tal de la Stma. Trinidad.

En el mes de octubreempiezan todas las actividadespastorales del colegio, espe-cialmente los grupos juvenilesy la catequesis de PrimaraComunión, así como el GrupoScout La Flecha, los grupos depadres, los coros, grupo de lai-cos. El comienzo formal de lavida pastoral del colegio losolemos situar en la celebra-ción de la primera Misa de laComunidad Educativa, quecoincidió con el DOMUND, el

día 23. Ese mismo día era cano-nizada la primera santa salman-tina, Bonifacia Rodríguez, fun-dadora de las Siervas de sanJosé.

Noviembre es sinónimo demúsica en nuestro colegio. Essanta Cecilia y la celebración dela Semana y Festival de Músi-ca. La tradición sigue tan arrai-gada como siempre y nuestrocolegio se transforma por unosdías en una gran fiesta musicaly cultural. Lo celebramos el día27 y abríamos al Adviento conla celebración Eucarística, mag-níficamente animada por lasvoces de los dos coros del cole-gio. También estuvo presente,cantando en la Misa, el grancompositor de música religiosaJuan Antonio Espinosa.

La Semana de la Música fuemuy completa, desde cursos demusicoterapia hasta conciertos

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Agrupación deportiva San Agustin

Concierto Día de la Familia

Camilo informa

de órgano, en un programamuy variado y educativo. El 44Festival fue desbordante, des-tacando también la estelaractuación de los profesores delcolegio en el fin de fiesta. En eljurado, entre otros, estuvoFrancisco Javier González enrepresentación de los antiguosalumnos. Presidió el mismoHilario Conde. Un año máscontamos con la generosa cola-boración económica para pre-mios de la Asociación de Anti-guos Alumnos, y de algunos desus asociados, entre los queseñalamos a Andrés Jiménez,el del “Jamón del Abuelo”. Lospremios muy repartidos. Ladistinción de vestuario y core-ografía que premia la AAA fuepara el grupo de 3º de ESO.

Cuando escribo estas líneasse celebra el “puente de laConstitución” o “puente de laInmaculada”…según donde sequiera poner el acento, que porcierto, aquí en Salamanca noha sido puente. Ya ha comen-zado en nuestro colegio la 2ªmuestra de Teatro Solidarioque ocupará todo el mes deDiciembre. El Belén ya estámontado en la entrada delcolegio, gracias al trabajo delgrupo de laicos agustinos.Comenzaremos la OperaciónEuro-Kilo a la par que tendre-mos la 1ª Evaluación. Los fes-tivales de Navidad en infantily primaria y la ilusión porquenos toque la lotería de la Aso-ciación nos llevarán hastaNavidad.

También estos días nosacompaña el P. Provincial,Miguel Ángel Orcasitas, parallevar a cabo la visita que porsu cargo realiza periódicamen-te a las comunidades.

JESÚS TORRES

Presentación de la 2ª Muestra de teatro Solidario

EL JAMÓN DEL ABUELO

Especialidades en Ibéricos

y Pescados Frescos

Víctor Andrés Belaúnde, 3628016 Madrid

Tel.: 91 458 01 63Tel/Fax: 91 344 00 60

Comida padres de alumnos Grupo Casiciaco

En ruta

lo y en consecuencia de sushabitantes.

La altitud media es algosuperior a los 760 m. sobre elnivel del mar. Este dato, sumadoal clima extremo de la mesetacastellana, explica un nuevo fac-tor negativo: los vecinos debensoportar gélidos inviernos de 5 o6 grados bajo cero.

Por otro lado parte del terre-no, en especial las llamadas áre-as de la Vega y de Pragüeso, sonmuy fértiles si cuentan con aguay mano de obra suficientes parasu cultivo. No siempre se hadado estas circunstancias perolos años en los que han conflui-do ambos factores han sido añosde bonanza.

Por sus tierras discurre el ríoRegato (Regalado), que nace enJustel y transcurre por el Este deNorte a Sur, para desembocar enel Tera, después de regar lasmejores parcelas de Uña, S.Pedro de Ceque y Camarzana,ambos pueblos próximos y en lamisma vertiente del río.

Por el Oeste otro pequeñoarroyo, llamado “río del Souto”,caudaloso en invierno, seco enverano, daba, en el pasado, ener-

recuerdos de los años de miinfancia (década de los 50) has-ta la actualidad.

Espero que toda esta infor-mación pueda resultar útil alposible visitante que quiera, per-diendo el miedo a adentrarse enlos pueblos de la Castilla pro-funda, visitar una región tanbella como desconocida.

SITUACIÓNGEOGRÁFICA

Uña de Quintana está situadaen la comarca de los valles Teray Vidriales. Dista de Benavente,su zona electoral, 45 kilómetrosy de Zamora, su capital, 75.

El término municipal limita alNorte con Cubo de Benavente, alNoreste con Congosta y Ayoó deVidriales, al Sureste con S. Pedrode Ceque y al Oeste con Mole-zuelas de la Carballeda.

La superficie de su términomunicipal es de 32 Km2. Másdel 80% es de secano y no pro-duce más que centeno, algunosviñedos y forraje para el ganado.Este dato resulta esclarecedorpara entender la pobreza del sue-

INTRODUCCIÓN

El nombre completo delmunicipio, en sus orígenes, era“Uña de Quintana del Marque-sado”. Esta población formabaparte de la Encomienda de la“Soberana Orden Militar y Hos-pitalaria de San Juan de Jerusa-lén, de Rodas y de Malta”. Sushabitantes, con los diezmoscorrespondientes, contribuían asostener la Iglesia de SantaMaría del Azogue y a los Con-des-Duques de Benavente.

Podría seguir añadiendodatos sobre su historia másremota, pero no me voy a cen-trar en el aspecto histórico-cul-tural, sino en informar dónde seencuentra situado geográfica-mente este pueblo y cómo acce-der a él.

En segundo lugar haré refe-rencia a su población, sus cos-tumbres, los servicios de los quedisponía, sus señas de identidad,la emigración y las consecuen-cias de la misma para finalizarcon una mirada esperanzadahacia el futuro.

Todos estos aspectos, sonuna aproximación a vivencias y

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UÑA DE QUINTANA

Vista aérea del pueblo. Uña de Quintana.

Casa típica construida con mortero de tierra yladrillo en fachada.

En ruta

gía al Molino San Millán y alMolino de Aceite.

El casco urbano se ubica enuna extensa llanura, circundadapor los ríos citados. En mis añosde niñez y hasta la década de los70, sus calles eran verdaderosbarrizales y por las noches ape-nas estaban iluminadas con unaluz mortecina. Daba miedo salira esas horas.

Las casas, hechas de adobe ymortero de tierra, tenían unaestructura muy similar: una par-te principal para las personas,con su cocina de leña o econó-mica, comedor y dormitorios, unamplio corral para los animalesdomésticos y las cuadras paralas vacas y caballerías. Los cer-

dos tenían su propio espacio: lapocilga.

Ninguna vivienda disponíade agua corriente. El recursopara aquellos que carecían depozo en sus viviendas o huertaspróximas era ir a cualquiera delas fuentes ubicadas en las dis-tintas zonas del pueblo.

A las afueras se encuentra elMonte con frondosa vegetaciónde encinas, robles, jaras, etc.Con su leña se abastecían losvecinos para encender las coci-nas, curar los chorizos, etc.

ACCESOS

En la actualidad se puedeacceder a Uña de Quintana porel Sur desde la autovía Rías Bai-xas, saliendo en Camarzana deTera en dirección Santibáñez deVidriales o siguiendo la vía quepasa S. Pedro de Ceque. Aquí sedesvía uno hacia Uña.

Por el término municipal deS. Pedro fue imposible pasardurante dos años porque unagran riada se llevó el puentesobre el río Regato.

Desde Santibáñez hay quedesviarse a la carretera regionalque nace en Colinas de Trans-monte y termina en Molezuelasde la Carballeda. Antes de lle-gar a este último pueblo debe-rá atravesarse Brime de Sog.

La otra entrada al pueblopuede hacerse, viniendo delNorte (Astorga, La Bañeza,etc.), dirección Río Negro,girando a la izquierda en Mole-zuelas. A tres kilómetros deUña.

En cualquier caso, desde Bri-me de Sog o desde S. Pedro deCeque a Uña hay que echarle

mucho valor e ir con máximaprudencia para no salirse de lacalzada porque el estado del fir-me es deficiente y las cunetas apenas se ven.

Voy a detenerme en este pun-to, para que se haga una ideaexacta quien no conozca cómoestá este tramo. El domingo 18de agosto de 2002 aparecía unartículo en el diario La Opiniónde Zamora con un título muyilustrativo. Rezaba así: “Vivir enel quinto pino”. Ya intuye el lec-tor que, si lo cito al comentar los

accesos, es porque su autora,Mª. Martínez García, se referíaen él a Uña de Quintaña.

La información y el comen-tario de la periodista hacían hin-capié en lo aventurado, mejordicho arriesgado, que resultallegar a ese pueblo. Pero, si enpleno siglo XXI es muy difícilacceder, ¿qué no sucedería enlas décadas de los 50 y 60 a queme estoy remontando? Enton-ces no había ningún medio detransporte público que llegaraallí. Sólo andando, en carro tira-do por caballerías, carreta arras-trada por vacas o montado enburro se podía entrar o salir deUña. Los kilómetros entre Bri-me de Sog y Uña son nueve. Enesos años estaban sin asfaltar y

Un corral, con su dueño y el semental que cubríalas vacas del pueblo.

La fuente del Chano.

Accesos a Uña de Quintana.

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En ruta

durante los inviernos se inunda-ban grandes tramos de tal formaque ni los carros podían transi-tar por ellos. Desde San Pedrosólo existía un caminito vecinalde tierra para acceder a Uña,también intransitable.

En el mejor de los casos,algún camión se acercaba alpueblo para llevar o sacar mer-cancías desde o para Benaventeo La Bañeza, que eran las ciu-dades con las que los vecinos deUña mantenían una mayor acti-vidad comercial.

El regidor de Uña ese año de2002 era Santiago Martínez y sequejaba amargamente de que“los pueblos se vacían porquelas administraciones no hacennada para dar unos serviciosbásicos”. Más adelante respon-día así a la articulista: “Es indig-nante que el bacheo de la carre-tera –se está refiriendo al tramoque va de Santibañez de Vidria-les a Uña– se realice sólo por-que pasa la carrera ciclista pro-vincial. No se olvide que estetrayecto lo recorren en la actua-lidad, a diario, los autobusesescolares y las ambulancias quellevan los enfermos al Centro deSalud, que está en Santibañez.”

En el mismo sentido seexpresaban todos los vecinosentrevistados en la citada publi-cación. Por ejemplo, Inés Justelafirmaba: “Las ambulancias sepierden al intentar llegar por laantigua ruta”. José Mayo: “Elproblema es la estrechez, notanto el firme. Si avisto uncamión de frente tengo queparar”. Jesús Rubio respondía:“El otro día casi vuelco con micoche. En Francia cualquiercamino vecinal está mejor”. Yasí podríamos continuar con

otros testimonios recogidos enel Diario Zamorano.

En una entrevista realizadatres años después, el edil de lalocalidad, Manuel Mayo Martí-nez, insistía: “Llevamos más de15 años pidiendo a la Diputa-ción Provincial una soluciónpara este problema y una vezmás, el tramo entre Brime deSog y Molezuelas –en medio delcual se encuentra Uña– ha que-dado fuera del último Plan deCarreteras en la Provincia deZamora”.

La nueva corporación muni-cipal, salida de las urnas en2011, con su regidor, HectorJustel, tiene muy pocas esperan-zas de conseguir algo mejor dela Diputación Provincial en lapresente legislatura.

POBLACIÓN

(COSTUMBRES, SERVICIOS,SEÑAS DE IDENTIDAD…)

En la época de máximoesplendor Uña contaba con unapoblación cercana a 2000 habi-tantes. Las mujeres eran, sinduda, las grandes protagonistas.Ellas soportaban el peso de lacasa: limpiaban, cocinaban, cui-daban de los animales domésti-cos, etc. Pero no se limitaban aestas faenas. Tenían que salir alcampo para realizar, práctica-mente, las mismas labores quelos hombres: labraban la tierra,cuidaban los rebaños de ovejas,etc. Durante los meses de invier-no fabricaban los “cordeles”–más adelante trataré este tema–y por las noches confeccionabanprendas de vestir con la lana desus propias ovejas. Podría decir-se que no disponían de tiempo

libre más que para ir a misa o avisitar algún enfermo. El únicoesparcimiento propio de lasmujeres eran los “seranos”, quesolían ser por la noche en tornoal fuego de la cocina y podíandurar más de dos horas. Duran-te ese tiempo cosían, hilaban,comentaban las novedades yalgunas aprovechaban la oca-sión para que las mozas se vie-ran con sus futuros novios.Siempre fueron personas sacri-ficadas, humildes, dependientesde sus maridos y atentas a quenada faltase en la casa. Con ellasla economía de subsistenciaestaba garantizada.

Los hombres realizaban lostrabajos más duros y pesados,dentro y fuera del hogar. Lo másespecífico de ellos era arar,sembrar, ir por leña al monte ysalir del pueblo a vender losfamosos “cordeles”. Otras tare-as propias de los hombres eran:acarrear el pan para la trilla,pastorear los ganados bovino ycaprino, etc., aunque también enesto ayudaban las mujeres, losjóvenes y los chicos en tiempode vacaciones.

Debo advertir que, en estosaños, las tareas de labrar la tie-rra aún se hacían con arado

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Mujeres al salir de misa un domingo cualquiera (años 60-70).

En ruta

romano, tirado por parejas devacas. Había dos tipos de ara-dos: los de vertedera (hierro)que se hundían más en la tierray los de una sola reja derechaque conseguía menos profundi-dad. Lo mismo sucedía con latrilla. Para nada se contaba conmaquinaria agrícola modernacomo tractores o arados mecáni-cos. La cosechadora no libró delas pesadas cargas del verano alos habitantes de Uña hasta casilos noventa. La siega del cente-no, trigo y cebada se hacía conhoz, como en la Edad Media (asíde atrasado estaba este pueblo).

Voy a reservar un párrafo auno de los productos, podríadecir “artesanales” por lo labo-rioso que resultaba su elabora-ción, de que disponían los veci-nos de Uña: el vino y suderivado, el aguardiente. Losmajuelos ocupaban muchas hec-táreas y tener atendidas las cepasexigía horas y horas de trabajodurante todo el año. Se debíanpodar las cepas después de lavendimia, cavar, abonar, sulfatarpara evitar plagas, etc., a finalesde septiembre, recoger las uvas,llevarlas a las bodegas para con-seguir el preciado licor. Mante-ner el vino a una temperaturaconstante todo el año sólo era

posible en esas construccionesescavadas en la falda de losbarrancos próximas a los viñe-dos. Por cierto, las bodegascumplían una gran labor socialya que en ellas se reunían, lastardes de los domingos, gruposde amigos para charlar de losasuntos más diversos.

La elaboración del aguar-diente se hacía en el alambiquede Santiago el Martino en lar-guísimas sesiones que se pro-longaban hasta altas horas de lanoche.

COSTUMBRES

Una de las costumbres –has-ta hace bien pocos años en uso–que más llamaba la atención alos forasteros era la separaciónfísica de los hombres y las muje-res en la iglesia. Ellos subían ala tribuna o quedaban en la par-te posterior debajo del coro.Ellas se colocaban en la navecentral, más próximas al altar.

Los lugareños están especial-mente orgullosos de su iglesiaparroquial, dedicada a los patro-nos San Justo y Pastor, así comode su patrona, la Virgen delRosario. Las fiestas para home-najear a sus santos protectoresse celebran los días 6 y 7 deagosto y la festividad de la Vir-gen, el primer domingo de octu-bre. Para ambas solemnidadesacuden al pueblo la mayoría delos emigrantes tanto de Españacomo del extranjero.

Las celebraciones a las que,en el pasado, se solía asistir fue-ra del pueblo tenían un objetivoespecial: cumplir alguna pro-mesa hecha a la Virgen paraagradecer un favor o pedir ayu-da y protección. Las romerías

marianas más famosas de lazona eran: la Peregrina, enDonado y Donadillo, la Carba-lleda, en Ríonegro del Puente yel Campo, en Rosinos, que dis-taban del pueblo 12 o 14 kiló-metros. Algunas mujeres acudí-an descalzas para cumplir laspromesas.

En honor a la verdad, con-viene destacar que los habitan-tes de Uña, en general, tenían unsentido religioso tradicional ysincero. Tal vez ese espírituexplique las numerosas voca-ciones que el pueblo ha aporta-do a congregaciones como lasde los agustinos, los dominicosy la Sagrada Familia.

Era muy raro ver a las muje-res en los bares. Por supuestoasistían a los bailes que se orga-nizaban en la plaza o lugarescerrados. Acudían, más o menosmezcladas con los hombres, alas poquísimas funciones de tea-tro, comedias generalmente,protagonizadas por personal delpueblo y a espectáculos de titi-riteros que pasaban uno o dosdías, especialmente en época deotoño.

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Retablo mayor de la Iglesia de Santos Justo y Pastor.

Bodega en barranco.

En ruta

Precisamente, en estas fechassolía darse un acontecimientosocial de gran relevancia paratodos los vecinos: las bodas.Algunas de ellas “amañadas” porlos padres, pensando más en lastierras e intereses materiales queen los sentimientos de amorentre los contrayentes. En oca-siones, el primer indicio de bodalo daba el novio y sus amigos lanoche anterior al proclamo cuan-do echaban el carril con pajamolida entre su casa y la casa dela novia. El “Aplocamarse” –asíse decía en el pueblo– oficial-mente era en la iglesia, al final dela misa de tres domingos conse-cutivos. Los preparativos, pro-piamente dichos, se iniciabancon el acondicionamiento de lacasa de la novia, ya que allí eradonde se celebraba el banquete.Había que pedir a los vecinos,parientes e invitados mesas,escañiles y hasta la vajilla. Todoel mundo mostraba un enormesentido de solidaridad. Todos losenseres que se prestaban lleva-ban las iniciales de sus propieta-rios para devolverlos sin quenada se perdiera. Los cocinerosmás famosos para comensalesnumerosos eran José Mayo yAlonso el Rey. Las viandas queno podían faltar en una boda

eran: cabrito, cordero, pollo decorral, etc. Además de los invi-tados directos, los padrinos, elmismo día del enlace, ofrecían el“desempadrinamiento”, que con-sistía en bebidas variadas (vino,aguardiente, etc.) con bollo depan dulce.

Los más allegados estabanpendientes del acontecimientocerca de cinco días para tenertodo perfectamente organizado.Comían y cenaban en la casa dela novia.

Si el novio era forasterodebía tener un detalle con losmozos del pueblo para quedarplenamente integrado como unvecino más, de lo contrario seríarechazado casi de por vida o, almenos, su estancia no resultabaagradable.

Otra costumbre, que suponíatodo un acontecimiento socialpara las familias, era la matan-za. Implicaba a todos los miem-bros de la casa y a los familiaresdirectos: hermanos, sobrinos…Duraba al menos dos días contodas esas personas en un“ritual” variado y minuciosa-mente seguido, como imponía latradición. Ante todo, había quedisponer el día anterior de lonecesario: la comida, el “enca-ño” (manojo de paja larga, sintrillar para quemar las cerdas delanimal), etc.

El día de la matanza comen-zaba con una primera comida abase de repollo, oreja, chorizo,etc., para soportar las gélidastemperaturas y coger fuerzas. Elpaso siguiente era perseguir alcerdo por el corral para sacrifi-carlo. Esto solía hacerlo el due-ño, porque era el experto. Debíadesangrar completamente paraque el magro quedase en perfec-

tas condiciones. Luego se lim-piaba con todo esmero y seentregaban las tripas a las muje-res, que debían ir al río a lavar-las para, en su día, hacer los cho-rizos.

Llegada la hora de la segun-da comida, también muy abun-dante, el condimento principalera la chanfaina (hecha con lasangre, parte del hígado, pimen-tón y pan) y para acompañaroreja y espinazo del cerdo mata-do el año anterior. Por la tardelos chiquillos se dedicaban ajuegos en torno a una hogueraque tenían encendida el día ente-ro para soportar las bajísimastemperaturas –5 o 6 grados bajocero–. Ya por la noche, venía lacena. En ella se volvían a reunirtoda la familia para charlar yrecordar anécdotas divertidas,velada que se prolongaba hastaaltas horas de la noche.

En sesiones posteriores loshombres descuartizaban el cerdo,

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Procesión Santos Justo y Pastor, patronos del pueblo.

Los seminaristas, Julián, José María y Agustín. Verano de 1955.

En ruta

ponían en sal los jamones, laspaletillas, las costillas, etc., lasmujeres adobaban los chorizos.

Estas fechas, suponían la oca-sión para reunir a las familias alcompleto. Para los más pequeñosconstituían una gran fiesta. Loscríos debían inflar la vejiga delcerdo que el día de fin de añotenían que conseguir reventardescalzos, en presencia y conalboroto de todos los presentes.

SERVICIOS

Durante este largo período delos 50 hasta casi los años 70,Uña de Quintana contaba contodos los servicios que precisa-ba un pueblo agrícola y ganade-ro. Había un maestro y unamaestra que atendían con pater-nal dedicación a los niños yniñas en sus respectivas escue-las. El veterinario y el médicotambién vivían en el pueblo ycada familia pagaba la Iguala, esdecir, una cantidad de trigodependiendo del número de per-sonas e ingresos que tuvieran.Lo mismo sucedía con el párro-co quien así mismo cobraba “elcuartal” = emina o celemín detrigo, heredado de la Repúblicacuando no se ayudaba al mante-nimiento de los sacerdotes.

Además, el pueblo estabaservido por varias tiendas. Doseran de ropa y tres vendían losartículos más variados: alimen-tación, productos no perecede-ros, herramientas de labranza,etc. Entre los oficios artesanosquiero destacar cuatro zapaterí-as (la de ti Agustín, la de tiAlfredo, ti Dionisio y la de “ElChulo”). Éstas no sólo repara-ban calzado, sino que tambiénconfeccionaban botas de cuero omadreñas de madera muy nece-sarias en invierno. Tampoco fal-taban las herrerías. Dos fueron,por mucho tiempo, las más soli-citadas para afilar las rejas delarado romano, herrar caballerí-as, etc. Nada se les resistía a losherreros. Hacían llaves, cuchi-llos y todo tipo de herramientas.

También contaba el pueblocon tres serrerías y una ebanis-tería. En aquellas se construíancarros, puertas, ventanas, esca-ñiles, etc., y en ésta mueblesmás delicados y artísticos. Habíatres sastres que confeccionabantoda clase de prendas para hom-bre. En definitiva, el puebloestaba completamente servido yequipado con los oficios queprecisaban sus habitantes.

Uña era un pueblo autosufi-ciente en muchos aspectos. Prin-cipalmente en productos agríco-las (trigo, centeno, avena) yhortofrutícolas (patatas, cebo-llas, pimientos, ajos) de sus fér-tiles huertas. De carne tampocoescaseaban, pues tenían terne-ros, cabritos, y, por supuesto,cerdo, al que ya me he referido.Sólo necesitaban pescado quesolían traerlo vendedores ambu-lantes en camiones o con caba-llerías. Las tiendas de comesti-

bles solían vender bacalao ensalazón, escabeche, pulpo, etc.

SEÑAS DE IDENTIDAD

Hay algunos signos que iden-tifican a los habitantes de Uña ylos diferencian claramente delresto de los pueblos limítrofes.El primero que voy a comentares el tonillo del habla local y suléxico.

Aunque la distancia respectoa Molezuelas es sólo de treskilómetros, el habla difiere sus-tancialmente, sobre todo en elvocabulario. En los años cin-cuenta y sesenta, las personasmayores se entendían perfecta-mente usando esos términoslocales. Hoy la influencia de laTV, radio, prensa, etc., ha con-tribuido a que esas palabras sehayan olvidado y los jóvenesprácticamente desconocen susignificado.

Voy a citar a modo de ejem-plo, algunos vocablos propios deUña, pero de influencia astur-leonesa y del galaico-portugués.Por orden alfabético:

• Aburar: Quemar por estaralgo muy caliente.

• Apamplao: Se dice de per-sona o animal que está deca-ído y sin ánimo.

• Carqueisa: Arbusto peque-ño. Muy utilizado, ya seco,para encender la lumbre.

• Dogal: Soga de lino o pitapara amarrar la carga alcarro.

• Fatico: Inocente o de pocoespíritu (Ej.: ¡Ah bobo!, Noseas fatico, no te dejes enga-ñar).

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Limpiando al cerdo y quemando con encaño las cerdas.

En ruta

• Ferraña: Heno, rama verdede cereal usada para alimen-tar a los animales.

• Randeiro: Escoba hecha conurces u otra planta flexible.Con ella se barría la era, lacalle o el corral.

• Toquilla: Prenda de lana,parecida al mantón, que lle-vaban las mujeres para prote-gerse del frío.

Podríamos continuar con másde 300 vocablos documentadosy ya publicados. A modo deanécdota, también en este apar-tado del habla que se escucha enUña, voy a citar unas expresio-nes que empleaban los emigran-tes al regresar de Francia. Oíafrecuentemente en los días deverano: “...en Francia comíamosunos lapines”; “tira eso a lapubela…”; “fulano cogió laretreta”, etc., expresiones, todasellas, influencia del idioma galo.Ninguna de ellas ha arraigado nicreo identifiquen a los emigran-tes de Uña con relación a los delos otros pueblos cercanos.

EL LINO

Otro signo de identidad deUña de Quintana era esa plantalinácea textil: El lino. Éste noera un producto más. Constituíauna verdadera industria, originaly única en la zona. Ningún pue-blo cercano plantó, elaboró, nicomerció con lino. Sin embargo,en Uña, casi todos sus habitantesestaban comprometidos, espe-cialmente durante el otoño y elinvierno, en las tareas del lino.Hombres, mujeres y jóvenes sededicaban a confeccionar losfamosos “cordeles” (sogas delino). Esta actividad tan laborio-sa comenzaba con la siembra delas parcelas, que debían regarsemediante inundación. Una vezmadurado tenía que recolectarsey majarse para desprender lasemilla: la linaza. Con ésta seconseguía el aceite de linaza.Posteriormente se llevaba, encarretas tiradas por vacas, paraser “enriado” bastante lejos delpueblo, en el río Tera, a su pasopor Santa Croya y Vega de Tera.Ahí permanecía unos quince díasal menos. Luego había que con-tinuar con las siguientes tareas:majarlo (mayarlo), torcer, pulir,

cuadrar, etc. En definitiva,dejar listos los “cordeles”para su venta.

La venta se hacía muylejos: Aragón, Castilla laNueva, Castilla la Vieja,Madrid y a veces hasta lasIslas Baleares. Para llegara esos lugares se podía fac-turar la mercancía en treno en barco, o bien trans-portarse en caballeríasacompañadas por los ven-dedores. Éstos eran losmismos agricultores y

ganaderos del pueblo que se ale-

jaban de su tierra largas tempo-radas. Mediante un regateo conlos posibles compradores, con-seguían adjudicar el género almejor postor soga a soga o a far-dos completos. Antes de lasNavidades regresaban a suscasas con las ganancias adquiri-das. Gracias a este comercio dellino obtenían unos ingresosextra. Poquísimas familias podí-an vender otros productos agrí-colas o ganaderos.

Mientras los hombres sededicaban a este quehacer duroy sacrificado, las mujeres, ver-daderas esclavas, como ya heindicado antes, hacían frente atodas las faenas de la casa, elganado y el campo. Todo debíaseguir funcionando en ausenciadel marido.

LA EMIGRACIÓN

Un factor que influyó deci-sivamente en el devenir y evo-lución del pueblo fue la emi-gración tanto interior comoexterior. Fue positiva, pues con-tribuyó a sacar a Uña del aisla-miento y el atraso al que pare-cía estar destinada para siemprepor su situación geográfica yadescrita. Además, mejoraroneconómicamente todos los quesalieron del pueblo. Sin embar-go, también conllevó su ladonegativo para el pueblo, ya queel número de habitantes des-cendió drásticamente: se pasóde dos mil vecinos en la déca-da de los 50 a menos de mil alfinal de los 60.

Me voy a detener algo más enlas consecuencias sociales de laemigración porque fue determi-nante, no sólo para Uña, sinopara esas personas que tuvieronla necesidad de buscar un modo

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Familia de emigrantes en Buenos Aires.

En ruta

de subsistencia fuera del pueblo.Aunque Uña de Quintana siem-pre había sido un lugar de emi-grantes, nunca con la relevanciade este período. La emigraciónanterior, poco numerosa, sehabía orientado hacia Argentinay el Caribe. Ahora derivó haciaEuropa. Buena parte de los emi-grantes del pueblo fueron a Ale-mania y Francia. Dentro de esteúltimo país, la mayor colonia seinstaló en Grenoble. Todos ellos,mediante sacrificios de todo tipoy grandes privaciones en losaños iniciales, consiguieron reu-nir sustanciosos ahorros. Así loconstatan las inversiones enpisos de diversas ciudades espa-ñolas y la construcción y mejo-ras realizadas en las viviendasdel pueblo.

También fue muy abundantela emigración interior: País Vas-co, Cataluña, Madrid y, sobretodo, Valladolid. Dejo para elfinal la que sería capital de refe-rencia para los habitantes de Uña:Zamora. Precisamente aquí seinstalaron familias enteras. Com-praron huertas muy productivas.En general, como dije antes, atodos les ha ido bastante bien.

La ventaja añadida para losque permanecieron en España es

que sus hijos están integrados ensu propio país, han podido reali-zar sus estudios –algo impensa-ble de haber permanecido en elpueblo– y son capaces de acer-carse a sus raíces con una visiónmás abierta y plural.

FUTURO ESPERANZADOR

A pesar de todo lo que ante-cede sobre el aislamiento seculardel pueblo, de sus costumbres yforma de vida en las décadas 50a 70, más propias de una aldeamedieval que una población delsiglo XXI, a pesar de las pésimasinfraestructuras viarias y a pesardel descenso y envejecimientode su población, aún se atisbansignos de esperanza para Uña deQuintana.

En la actualidad, todas lasviviendas tienen agua corriente yel resto de los servicios como enlas mejores ciudades. Algunasdisponen de calefacción indivi-dual.

El pueblo cuenta ya con unedificio de usos múltiples. En élestán las oficinas del regidor ysecretario de Ayuntamiento,salón de plenos, consultoriomédico, colegio electoral, telé-fono público, etc. Los propios

vecinos han mejorado los luga-res de esparcimiento y recreo,como el área recreativa “La Pra-dera”, el merendero que atiendelos campos de fútbol, balonces-to y el deporte autóctono porexcelencia: la calva, que tienemuchos seguidores. Allí se reú-nen las familias completas dis-frutando del frescor y las sabro-sas tapas del chiringuito.

Tengo que hacer mención delos dos bares, uno montado conel estilo propio de una gran ciu-dad, el otro más en sintonía conlos gustos de los mayores.

Pero es motivo especial deesperanza para el venturoso por-venir de Uña el que se establez-can familias de jóvenes empren-dedores. Por ejemplo Paco, consu industria cárnica, la Panade-ría-Bollería L.Y.M, el taller demecánica del automóvil deRicardo, Autobuses Castaño, latienda de Pepe y Floren, quevende los más variados produc-tos en alimentación, perfumería,droguería, papelería, etc.

Por otra parte, el retorno dealgunos emigrantes que refor-man y modernizan sus vivien-das, buscando paz y tranquili-dad, está siendo muy beneficiosopara el pueblo. Estas personasincorporan una mentalidad máscosmopolita.

Espero que desde la alcaldíainsistan ante las institucionesprovinciales pertinentes para quemejoren los servicios ciudadanoscomo demanda una sociedad delsiglo XXI. Los habitantes de Uña,gente trabajadora, sencilla, aco-gedora, se lo merecen. ¡Ojalávenga ese venturoso futuro parami pueblo!

A. J. DE LOBAT

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Animada tertulia en el Chiringuito. Verano 2011

Acogida en el Elias Ahuja JMJ 2011.

El P. Antonio Iturbe, Prior del Monasterio, recibe al Papa Benedicto XVI.

Benedicto XVI en El Escorial con los PP. General, Provincial Matritense y Prior del Monasterio.

Dedicatoria al Papa facsímil Apocalipsis de Saboya(19-08-2011).

Apocalipsis de Saboya.

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JMJ de la Provincia Matritense

VOLUNTARIOS DE LA JMJ DE LA PROVINCIA MATRITENSE

En la Iglesia Vieja del Monasterio,exposición san Agustín, con motivo

de la JMJ 2011.

Logotipo agustiniano.

Apocalipsis de Saboya.

Voluntarios JMJ en el Colegio Valdeluz.

Catequesis en la Parroquía Santa Ángela de la Cruz

Voluntarios parroquia Ntra. Sra. de laEsperanza (Valdeluz) con el obispo de

Brooklyn y el P. Chema.

JMJ de la Provincia Matritense

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El rincón del Socio

Como si fuera ayer, que-ridos compañeros yamigos en San Agustín,

quiero dedicaros unas entrecor-tadas líneas extraídas de mi dia-rio de aquel entonces.

“... El verano tocaba a su finy mi vuelta al seminario deLeganés, tras las vacacionesestivales, estaba ya preparada.

Durante varios años todoesto había transcurrido de unamanera maquinal. Mis primeroscursos de humanidades loshabía pasado con la normal ino-cencia y docilidad primero deun niño que se deja arrastrar

paso a paso hacia lo desconoci-do, vestido únicamente con elgenuino sentido del asombro ydespués, en su incipiente juven-tud, descubriendo y madurandopaso a paso su porqué.

Este año sería diferente…¡Tomaba el hábito! Esto supo-nía mi primer paso trascenden-tal. Mi primer compromisodirecto. Estaba ansioso por lle-gar. Por mí hubiera sacrificadomis vacaciones con tal de ade-lantar la ceremonia; y es quedurante varios años me habíaparecido casi inalcanzable estemomento. Recuerdo que ya ensegundo me dije que me con-formaba con llegar a tomar elhábito. Esta idea no era desca-bellada del todo, teniendo encuenta la continua criba a laque, tan a menudo, éramossometidos. Hoy jugábamos jun-tos y mañana, sin saber por qué,veíamos separados a algunos denuestros compañeros a los quedábamos nuestro adiós a travésde una cerradura y aprovechan-do un descuido del inspector.Esto nos dejaba un mal sabor deboca. Nos comparábamos aellos y casi siempre nos consi-derábamos inferiores con elnatural nerviosismo que estoproducía.

Acompañado de mis padres,descendí del autocar y a penashabíamos abandonado las últi-mas casas del pueblo cuando yacomenzaba a sentir aquella bri-sa, vieja conocida, mezclada de

eucaliptos, acacias, pinos, rome-ro y un sin fin de flores con suaroma balsámica. Voces lejanasse empezaban a oír; las de aque-llos que habían ido llegando:unas infantiles y otras más tim-bradas. Llegabas con la ilusióndel primer día; acelerabas elpaso, las pulsaciones se dispara-ban como si el corazón fuese asalirse y terminabas con un nudoen la garganta al encontrartefinalmente con los compañeros.Teníamos mucho de que hablary aquello era un toma y daca deapretones de mano y de abrazos.Algunos, un poco asustados,luchaban por contener el llanto,mientras otros, consolados porlos de su mismo pueblo, dabanrienda suelta a sus sentimientosque estaban más en su casa queen el seminario; estos eran losnuevos.

Despedí a mis padres, no sinantes escuchar sus consejos, ypronto me incorporé al grupo de

YES, I BELIEVEIN YESTERDAY

Julián González de Bedoya, en la actualidad.

Julián González de Bedoya.

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El rincón del Socio

mis compañeros. Los primeroscotilleos versaban sobre si todosacudiríamos a la cita o si bienalguno se había o le habían des-colgado.

A la hora de la cena, ¡quéemoción!, lo hacíamos encomunidad y con nuestros supe-riores. Esto suponía natural-mente la entrada casi de llenoen la comunidad y por lo tantoel total despegue de los cursosinferiores. Se truncó un poconuestra alegría al comprobarque nuestro decano, TeodoroMartín Manglano, ya no estabaentre nosotros. Esto nos causóun hondo pesar dado que se tra-taba de un magnífico compañe-ro y mejor decano. Lo mismoocurrio con Alfredo GarcíaMarcello.

Con esta nueva situacióntendríamos que amoldarnos auna serie de cambios y mentali-zarnos de que algo en nosotrosdaba un giro de ciento ochentagrados.

Y, en efecto, el ansiado díade la toma del hábito llegó. Porprimera vez medité profunda-mente y con frialdad este paso.Los superiores ya nos habíanhablado acerca de ello y yo iballeno de sinceridad. En fila, ves-

tidos con nuestro traje de losdomingos y con la mirada reco-gida, atravesamos el marco dela capilla y un latido, fuera de lonormal, me despertó de mireflexivo letargo. Es difícildominar el impulso físico delcorazón y en aquel momentomenos todavía. Nos despojamosde nuestra chaqueta y corbata ycon las palabras de rigor nosfueron enclaustrando uno a unobajo la responsabilidad delhábito que voluntariamenteaceptamos. Terminada la senci-lla ceremonia nos fundimos enabrazos con las consiguientesfrases chistosas propias delmomento.

Pasado el fulgor de los pri-meros días tuvimos que enfren-tarnos, sin remisión, a la crudarealidad del estudio. No estába-mos acostumbrados a los nue-vos mamotretos con todos suslaticinios que nos quitarían elsueño en muchas ocasiones.

Estudio, oración, disciplina,recreo; llegaríamos a hacerlo deuna manera casi rutinaria. Seechaba en falta ese diálogo queen nuestra floreciente edad eranecesario tener con nuestrosmás allegados superiores y nosfaltaban esas palmaditas en elhombro seguidas de unas pala-bras alentadoras.

Aparentemente todo funcio-naba bien y la verdad es que,eludiendo un poco tus dudasinteriores, había otras cosasestupendas capaces de convertirmuchos momentos en vivenciasinolvidables. Los superiores, sinolvidar que ellos habían sidoeducados a la misma usanza que

nosotros, no dejaban de esfor-zarse en ayudarnos.

El primer curso de filosofíatocó a su fin en Leganés y tuvi-mos el privilegio de pasar a serlos primeros pobladores delseminario de Salamanca. Habíamucho por hacer pero no impor-taba. Todo aquello era un reto deuna dimensión indescriptible.Nos sentíamos importantes yprivilegiados de poder ponernuestro sello en cada rincón.Todos nuestros esfuerzos se veí-an compensados por aquel climade solidaridad y compañerismorevestidos de la parcela de liber-tad que aportaba tener una habi-tación para ti, como signo deresponsabilidad y confianza.

De esta manera transcurrie-ron algunas primaveras, todasellas con renovada savia perocon los troncos un poco másencorchados.

Inesperada fotografía, el P. Emilio Liébana manipu-laba una cámara de fotos ante unos curiosos, PacoArias, Julián Glez. de Bedoya y Modesto Cabeza

Día de la toma de hábito con Galdeano. Leganés, 1958.

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El rincón del Socio

Los primeros pasos de la filo-sofía ya estaban prácticamenteolvidados y yo después de estosaños ya me encontraba en situa-ción de poder hacer un balance yver si mi caudal era suficientepara hacer frente a un futurocuyo rigor no me iba a perdonarnada. Y ahí me encontraba yonadando en un mar de dudas,incapaz de descifrar los mensajesque se agolpaban en mi mente.

Mi decisión fue largamentemeditada e irreversible. Lleguéa pensar que los que llegaban acantar misa deberían tener pasa-porte de santos. En un momen-to consideré a todos mis com-pañeros como gigantes; y de noser por mi innata rebeldía mehubiera considerado un fracasa-do. No me resignaba a abando-nar, quise quemar mis últimoscartuchos y todo fue en vano;me rendí y así lo comuni-qué…Después de unos días deespera me despojé del hábito sinceremonias, y solo en un rincón

de la celda medité profunda-mente dando las gracias poresos años tan maravillosos.

Difícil de narrar lo que pormi cabeza corría aquella tem-plada mañana. Momentos antesterminaba de fundirme en abra-zos con los que durante largosaños habían compartido conmi-go las esperanzas, alegrías, ilu-siones y penas que en nuestra yaadolescente alma empezaban adespuntar. Mis compañeros nodaban crédito a sus ojos. Mipresencia, sin hábito, en aquelclaustro donde convergían tan amenudo nuestros pasos, dejó untanto perplejos a todos. Nuestrodía comenzaba, y todavía unpoco poseídos por el sueño, noacertábamos a romper el hielodel momento. De mis labiosvacilantes solo pude arrancarunas entrecortadas frases: “Ospido que seáis sinceros convosotros mismos y que viváisunidos como si fueseis unafamilia“Y de mis encendidosojos se desprendieron unaslágrimas que mis gafas trataronde ocultar. Vi alejarse a miscompañeros que bajo su insos-pechado silencio posiblementemeditaban su gran verdad. Derepente me encontré vacío. Eltren ganaba distancias y prontoestaríamos en Madrid... Dirigíla mirada hacia la ventanilla ylejos de recrearme en la campi-ña, recorrí el pasado con la año-ranza de aquello que nunca vol-verá. No quería ver la realidaddel capítulo que termina, dellibro que se cierra...”.

Transcurrido un año me fui atrabajar a París y me inscribí enlos cursos de La Alianza Fran-cesa. Cual no sería mi sorpresacuando un buen día me encuen-

tro allí a mi querido maestroPadre Fermín, estudiando tam-bién. ¡Fue fantástico, no me lopodía creer!

Pasaron muchos años y elprimer contacto directo quetuve con la orden fue cuando mihijo estudió en la universidad deMaría Cristina, en la época enque dejó de ser Vicario Provin-cial el Padre Fermín y le suce-dió en el puesto mi entrañableamigo Galdeano, que allí arribanos espera. Digo entrañableamigo ya que lo éramos en Pla-sencia desde donde salimos jun-tos para Leganés. Por aquellosdías, en la inauguración del cur-so académico en María Cristina,tuve tiempo de compartir contodos ellos así como con Vicen-te Martín por entonces respon-sable de la basílica, quien, jun-to con mi esposa, nos invitó acenar en el refectorio delmonasterio.

Siguieron pasando años y,siempre por imperativo de mitrabajo en otros países, perdí denuevo el contacto hasta que mihermano Benito me dijo queexistía la asociación de antiguosalumnos y que publicaban unarevista. Experimenté una enor-me alegría al saber que graciasal esfuerzo de muchos compa-ñeros la llama que vivía ennosotros seguía ardiendo. Con-tacté con nuestro querido Sinfo-riano, gracias Sinfor, quien mepuso al día de casi todo. Des-pués estuve con mi sempiternomaestro Padre Fermín que hasido un bálsamo en esta mi vuel-ta al redil. Estuve este año en laasamblea de Salamanca dondepude dar un abrazo al benjamíndel curso Evilasio, al PadreOrcasitas y a otros muchos,

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Julián González de Bedoya.

El rincón del Socio

conocidos y desconocidos peroen maravillosa sintonía. En eldía Agustiniano en el Escorialcompartí con otros muchos encompañía de mis dos compañe-ros Paco Arias y Agustín Justelcon quienes hice un viaje por elValle del Jerte, comenzando enPlasencia y terminando en Tor-navacas, mi pueblo. Me sentímuy feliz con ellos recordandoaquellos tiempos.

La vida nos ha deparadocaminos distintos y situacionesdiversas pero nuestras pulcrasmentes del ayer, curtidas por elpaso del tiempo, siguen firmesy alertas recordando aquellosmágicos años donde se fraguónuestra base de futuro creandounos vínculos y lazos indisolu-bles que nos permiten seguirdisfrutando de aquel espíritubajo la protección de nuestroGran Padre Agustín.

Mi condición “d’énfant terri-ble” hizo que me convirtiera enun nómada empedernido y asípasé por muchos países, diecio-cho en total, viviendo en tumul-tuosos ambientes y como espec-tador de pasiones. Lo mío ha

sido montar casinos de juegopara grandes empresas a lo lar-go y ancho del mundo. Todoello con la dignidad, ética,moral y transparencia queadquirí en mis años de semina-rio. Siempre he llevado la ban-dera agustiniana bien alta y elrecuerdo vivo de una épocamaravillosa que tuve el privile-gio de vivir junto a muchos devosotros y otros que nos dejarony nos esperan.

Por todo esto tengo queseguir diciendo que: Sí, creo enel ayer.

Finalmente y abusando unpoco de vuestra paciencia, notengo más remedio que haceruna reflexión y recurrir a mi“vieja mochila”, compañera deviaje, y mantener un pequeñomonólogo con ella.

Como decía Nuestro PadreAgustín: “Nadie puede ser ami-go del hombre si antes no lofuere de la verdad”.

Mi querida “mochila”, erespesada y estorbas y con gus-to prescindiría de ti, pero meeres indispensable y solo no

llegaré lejos. Estás hecha ala medida de mis fuerzaspero ¿estamos equipadospor si alguien nos necesita?El cansancio embota mi men-te y mis ideas se escurren conel sudor. Hagamos un alto enel camino y descansemos unpoco. Sabes, mi querida“mochila” …al ver nuestrascicatrices, evocamos losmomento amargos y nosrecrudecemos en el presente.Tratamos de articular unnuevo mecanismo en dondeparapetarnos, lanzar el dar-do mortífero y vengar nues-tras desgracias.De esta manera, engreídos,altivos y orgullosos, consi-deramos despreciable todolo que escapa a nuestrodominio.Vemos nuestra vida deslizar-se cada día, sedimentadapor los posos de nuestro con-tinuo beber insaciable. Ego-céntricos y deshumanizados,queremos soñar sin testigos,sin importarnos los que nosrodean.Intentemos diluir nuestro“YO” en este mar de todos,tan necesitado de ayuda. Abuen seguro que algo apor-taremos a la consecución deun mundo mejor, dondetodos podamos gravitar.Pobre balance, mi querida“mochila”, aunque te sientoun poco más ligera; y es quede vez en cuando debería-mos hacer ese alto en elcamino, reponer fuerzas ymeditar…

Un fuerte abrazo

JULIÁN GONZÁLEZ DE BEDOYACon mi hermana y mi prima. Salamanca invierno de 1960.

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El rincón del Socio

EL ACUEDUCTOPor Alberto Justel Lera

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Desde aquella eleva-ción, se veía justo alfrente, tras un pequeño

valle, la colina que albergaba laciudad.

Unas cuantas casas rezaga-das, las de la periferia, parecíanascender desde la ladera delcerro al encuentro de las demás.En lo alto, un buen puñado deellas formaba el centro urbanode la población romana deSegovia, una localidad que lle-vaba varias décadas mirandodesde arriba al solitario valleque se abría a sus pies.

Por fin había llegado. Trasvarios días de viaje desde Méri-da, había alcanzado su destino.Un alto funcionario de Vespa-siano, emperador de Roma,había salido a recibirle paradarle la bienvenida junto conuna representación de persona-lidades de la ciudad. Llevabanvarios meses esperándole. Den-tro del grupo que acompañaba

al representante del emperadorse encontraban el principalarquitecto de la ciudad y elmaestro cantero. Juntos habíandirigido la construcción de lasprincipales viviendas de Sego-via, el arquitecto detallando losplanos y el maestro cantero lle-vando el taller de granito en elque se habían realizado lamayoría de los bloques de pie-dra utilizados para la edifica-ción de las casas. Los dos, jun-to con los distintos jefes deobra, habían construido no sóloresidencias particulares, sinotambién edificios públicos yalgunas infraestructuras comopequeños puentes o calzadas.

–Bienvenido –dijo el maestrocantero al forastero–. Es unhonor tenerle en nuestra ciudad.

Dorio Polio, el visitante, sesentía halagado. Nunca le ha-bían recibido así, ni siquieracuando había tenido que ir aSalamanca a supervisar los

estudios previos del puentesobre el Tormes. Esta vez lehabían traído suculentos rega-los: un cántaro de miel, otro deaceite y numerosas prendas deabrigo hechas con cuero paraque se protegiera del frío deSegovia que nada tenía que vercon el de Mérida. Todo era pocopara él, según decían sus anfi-triones. Un profesional de suexperiencia podría conseguir loque llevaban mucho tiempoesperando: traer agua al centrode la ciudad. Desde hacía déca-das las mujeres tenían que ir almanantial de la Fuenfría, situa-do a 10 kilómetros, cada vezque querían lavar la ropa o paratener agua en las casas cuandolos aljibes se vaciaban en épo-cas de pocas lluvias.

La idea era sencilla, aunquela ejecución no lo era en abso-luto. Lo que se pretendía eratransportar el agua a través deun canal que salvara los desni-veles naturales del terreno ypoder llevarla desde un puntoelevado (el manantial) hastaotro a la misma altura (la ciu-dad). Para ello se contaba conel talento y la ciencia de DorioPolio, una gran cantidad dedinero de la recaudación deimpuestos municipales y lacolaboración de muchísimagente dispuesta a echar unamano.

Dorio Polio lo tenía todo enla cabeza. Cuando llegaron a laciudad les explicó a todos eltrazado que tenía pensado parael acueducto. El agua se reco-gería en un pequeño embalsenatural del manantial y se trans-portaría por el canal hasta unazona tranquila donde las partí-culas sólidas se irían al fondo

El rincón del Socio

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por su propio peso. De esta for-ma, a la ciudad sólo llegaríaagua potable, lista para serbebida.

Al maestro cantero le parecióincreíble que, con sólo con unoscuantos mapas de la zona, Doriolo tuviera todo tan claro. Aquelhombre recién llegado parecíaser más brillante incluso que loque su fama reconocía.

Por otro lado, Aulo (así sellamaba el maestro cantero)comenzó a hacer un cálculomental rápido del número desillares de granito que tendríanque trabajar en el taller y empe-zó a alarmarse. Tendría quecontratar a canteros de otraszonas de la región pues, muyprobablemente, con los que

había en Segovia no se daríaabasto.

En seguida, tras la breve reu-nión, llevaron a Dorio Polio aconocer su alojamiento y losmiembros del servicio que esta-rían a su disposición mientrasdurase su estancia en la ciudad.Se quedaría al menos hasta queel recorrido definitivo estuvieradeterminado y la cimentaciónde todos los pilares que sosten-drían el acueducto en su partemás alta estuviera terminada. Apartir de ahí se levantarían lospropios pilares y los arcos sobrelos que descansaría el canal ele-vado, que llegaría a medir másde veinticinco metros de alturay estaría soportado por dos hile-ras consecutivas de úes inverti-das. La razón de construirlo endos alturas, y no en sólo una, era

la estabilidad. Con un solo arcode veinticinco metros de alturase tendría una estructura muchomenos robusta y resistente. Enesta segunda fase, la de la cons-trucción propiamente dicha delacueducto, Dorio ya sólo ven-dría por Segovia cada dos o tresmeses para supervisar los traba-jos y corregir pequeños errores.

Espurio, el arquitecto quehabía ido con Aulo al encuentrode Dorio Polio, insistió en invi-tar a cenar al insigne invitado auna de las tabernas donde,según decía, mejor se comía dela ciudad. El recién llegado nopudo rechazar la oferta, entreotras razones porque estabamuerto de hambre al no habercomido nada desde la mañana.

El rincón del Socio

La comida de aquel sitio eradeliciosa y el vino no estabanada mal. Cenaron una sopa depollo con pan y unas costillasde cerdo exquisitas acompaña-das de un vino tinto que rebaja-ron con agua fresca. Durante lacena se contaron numerosasanécdotas de las distintas cons-trucciones que habían llevado acabo. Aunque Dorio había rea-lizado grandes infraestructuras,Espurio contaba también conuna dilatadísima experiencia enobras que, aun siendo menores,no eran menos importantes ninecesarias. Habían tenidomuchos éxitos y también algu-nos fracasos, y siempre habíanaprendido más de estos últimosporque les habían enseñado arectificar las cosas mal hechasy a mejorar las técnicas y losprocesos que no eran del todocorrectos. Los dos estaban con-tentísimos y muy ilusionadospor el proyecto que se les pre-sentaba ahora en Segovia.

–Esta agua, Espurio, estaque ahora bebemos con el vinoy que nos refresca la gargantatras un largo día de viaje o detrabajo, pronto la tendréis aquí,a sólo unos metros, saliendodirectamente de un caño, sintener que ir a kilómetros a porella.

–Ése será un gran día, maes-tro.

–No tendremos poco trabajo,pero merecerá la pena Espurio.

Terminada la cena, Doriodijo que estaba muy cansadodel largo día y se despidió de surecién estrenado compañero. Eldía siguiente traería una jorna-da mucho más dura y había que

reponer fuerzas con un sueñoreparador.

Por la mañana, cuando llegóa la casa del arquitecto, el lugardonde trabajarían en el proyec-to, ya estaban todos allí. Espu-rio y sus colaboradores le habí-an preparado un tablero paraque pudiera desplegar sus pla-nos y trabajar holgadamente.Aulo había traído a su jefe detaller para que fuera conocien-do las necesidades de piedra tra-bajada que se tendrían a medidaque avanzara la obra y pudieraprogramar el número de traba-jadores y los turnos que se nece-sitarían.

Dorio estuvo toda la maña-na explicando el plan de obraque había diseñado. Se avanza-ría en tramos y con distintosgrupos de trabajo, de tal formaque cuando en una zona sehubiera terminado con la exca-vación necesaria para loscimientos y se empezaran arellenar los huecos con piedra ya levantar los pilares, los exca-vadores se movieran a lasiguiente zona para comenzaruna nueva zanja.

–Trabajo en equipo –dijoeufóricamente–. Tú, Aulo, ten-drás muchísimo. Vamos a nece-sitar un suministro constante desillares. ¿Podréis hacerlo?

–Será muy difícil sacar tan-ta producción, pero vamos aintentarlo.

–Si podéis, esto va a funcio-nar. Confío en el proyecto.Confío en vosotros.

Dorio continuó un par dehoras más explicándoles atodos los métodos de cálculoque había empleado para deter-minar el tamaño y la forma de

los arcos y pilares. Muchos noentendieron casi nada de laexposición pero todos coinci-dieron en ensalzar el talento yla ciencia que el gran ingenieromostraba.

Poco después de medio díasalieron Dorio, Aulo, el jefe detaller de la cantería y Espurio acomer a una taberna. Allí, porprimera vez desde que estabantodos juntos, hablaron de susvidas privadas, sobre todo desus familias. Todos estabancasados aunque, por edad, sóloDorio y Espurio tenían hijos.Este último era padre de treschicos pequeños de menos decinco años. Dorio, por su parte,tenía una chica que, en buenalógica con los cuarenta años delpadre, ya estaba saliendo de laadolescencia para entrar en elcomplejo mundo de la juven-tud. Caela, que así se llamaba lajoven, abordaba sus diecisiete

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El rincón del Socio

años en pleno aprendizaje de laprofesión paterna. Ella seríaingeniera, lo tenía claro, aunqueaquella sociedad no viese conbuenos ojos a una mujer con unpuesto profesional tan elevado.Caela había aprendido muchosaspectos del oficio de Dorio abase de pasarse meses y mesesjunto a él en las distintas obras.El trabajo tenía ya pocos secre-tos para ella a esas alturas. Bienera verdad que no tenía la expe-riencia de su padre pero ésta lasuplía perfectamente con inte-rés y esfuerzo. De hecho, laidea que Dorio les transmitió alos demás durante la comidademostraba esto último. Caelavendría a sustituirle cuando laobra estuviera encarrilada.Cuando se completara la pri-mera fase del acueducto y él semarchara a realizar otros traba-jos en otros puntos de Hispania,

su hija sería la encargada desupervisar la segunda fase.

Este último anuncio alarmóun poco a los demás porque noestaban acostumbrados a traba-jar con mujeres, pero Dorio, alver las caras de desaprobación,rápidamente les hizo ver quemás les valía acostumbrarse.Aquello era lo que les esperabay no se aceptaría ninguna opo-sición al respecto. El único queno hizo ningún gesto de disgus-to fue Aulo que, aunque nopodía ocultar su sorpresa por unhecho tan extraño como el detener a una mujer como jefa,creía que aquello podría darleun nuevo aire a la profesión.

Pasaron varios meses hastaque cientos de obreros consi-guieron, con la única ayuda deunas palas y unas mulas detransporte, excavar las zanjas

necesarias para el asiento de loscimientos y traer hasta la obralos grandes bloques de granitoque habían sido preparados enlos talleres de Aulo.

Cuando se hubieron comple-tado los primeros kilómetros decanal y salvado los primerosdesniveles, Dorio confirmó loque ya había anunciado alcomienzo de la obra. Se mar-charía. Ahora iría a colaboraren la construcción de las termasde Itálica, en el sur de Hispania.Allí pondría en marcha, juntocon otros ingenieros locales, laejecución de unos baños queacabarían teniendo un tamañoespectacular. Estas termasconstituirían un lugar para elaseo público pero también unimportante centro social y dereunión en el que tratar y deba-tir los temas de la actualidad.

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Dorio les dejaba pero, comoavisó al principio, no lo haríasin sustituto. Caela, su jovenhija, llegaría en pocos días asuplirle.

Cuando llegó finalmente aSegovia su padre la estabaesperando ansiosamente. Doriono podía entretenerse muchomás. En Itálica le esperaban yadesde hacía dos semanas. Teníaque marcharse en breve.

Pasaron juntos un par desemanas más mientras el padrele ponía al tanto de los avancesde la obra y de las últimasmodificaciones en los planos.Caela lo aprendió todo rapidísi-mamente, estaba más que acos-tumbrada a interpretar signos,diagramas, cálculos… teníatodo claro.

–Puede irse ya padre –dijoCaela.

–No me cabe la menor dudade que dejo el acueducto enbuenas manos. Mucha suertehija.

Cuando se hubo despedidode todos los colaboradores quele habían acompañado durantemeses, dio un beso a su hija y

se montó en su carro. Largosería el camino para Dorio,pero más largo y difícil seríapara Caela su andadura sego-viana.

Al principio la cosa marchóbien. Los pilares se iban levan-tando según el ritmo previsto.Todo iba correctamente. Sinembargo, cuando se terminaronlas primeras cornisas y secomenzaron a levantar las arca-das, algo empezó a no marcharcomo debiera, algo increíble yespantoso. Los arcos se caían,no aguantaban. Su propio pesolos hacía colapsar. Cuandoparecía que estaban terminadosy ya estaba todo listo para elsiguiente nivel, se derrumba-ban, se desplomaban como uncastillo de arena con una levesacudida del mar.

No podía ser. Era algo inau-dito, nunca antes había sucedi-do una cosa así. Caela repasóveinte veces los cálculos, con-sultó con Espurio, le hizo llegara su padre el problema, peronada, ninguno de ellos encon-traba la solución. Ni volviendoa mirar cien veces los planos yla demás documentación del

proyecto veían nada equivoca-do. Los arcos no deberían caer-se. Caela estaba desesperada,no entendía qué podía estarpasando.

Una tarde, mientras estabanparados los trabajos debido aeste último y enorme inconve-niente, Caela salió a pasear porla zona de la obra y se encontrócon Aulo.

–Te veo muy triste, ¿estásbien? –Aulo ya la tuteaba. Lle-vaba varios meses trabajandocon ella, proporcionándolesemanalmente el número desillares que necesitaba paraavanzar en la obra. Se habíanvuelto muy amigos. En el fon-do eran dos personas jóvenes,inquietas y muy responsablesen sus trabajos.

–No, Aulo. No estoy bien.No sé qué ocurre, los arcos secaen. No aguantan ni su propiopeso. Esto es horrible. Novamos a poder terminar el acue-ducto. Segovia no tendrá aguacorriente. Es un desastre.

–Pero, alguna explicacióntendrá. No te rindas tan fácil-mente. ¿Están los ángulos de

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los bloques de granito bien cal-culados?

–Los he repasado mil veces.

–¿Y el espesor, es el adecua-do?

–Tiene que serlo. Mi padre yyo hemos llegado al mismovalor cada uno por nuestracuenta. Incluso Espurio lo hacorroborado.

Aulo se rascó la cabeza. Éltambién era incapaz de encon-trar una solución al enigma.

–No sé… ¿La cantidad deargamasa de unión es la ade-cuada?

–Sí, la habitual en estasconstrucciones.

Aulo permaneció unossegundos callado.

–Creo que ya lo tengo Cae-la. No puedes utilizar la mismacantidad de cemento que nor-malmente empleas. El que sehace en Segovia es de malacalidad. No sé si se debe a laarcilla o a cualquier otra razón,pero así es. Tienes que ponercasi el doble de lo habitual.

Caela abrió los ojos al máxi-mo. No podía creer lo que esta-ba escuchando.

–¿Tú crees Aulo?

–Estoy seguro.

–Sería… sería maravillosoque esa fuera la razón. De todasformas no puedo poner el doblede argamasa. Cuando hagacalor podría abrirse la uniónentre bloques y por ahí sepodría romper el arco. Es impo-sible.

–Entonces es fácil. No lepongas argamasa. No le pongasnada.

Caela se quedó mirando aAulo durante varios segundos.No podía ser. Era una locura.Unos arcos formados por pie-dras no unidas ni por cementoni por mortero no aguantarían.Sería todavía peor.

Sin embargo, el comentariode Aulo la dejó pensativa. Estu-vo unos minutos meditándolo,sin atender demasiado a la con-versación. Él seguía, mientrastanto, intentando encontrar unaexplicación a algo que era unverdadero misterio. Caela, tras

salir de su abstracción, le dijo aAulo:

–¿Sabes?, podrías tenerrazón.

–¿Razón?, ¿en qué?

— En lo que has dicho antesde no ponerle argamasa. Sólotengo que hacer unos cálculos.Creo que podría resultar. Podríaresultar, Aulo. Acompáñame,vamos a mi casa. Allí tengotodo el material de cálculo.

Cuando llegaron Caela entródisparada hacia su escritorio.Ordenó sus papiros que habíaido desperdigando por el suelolos últimos días debido a ladesesperación y se puso rápida-mente a realizar modificacionesaquí y allá en fórmulas y resul-tados. Aulo no entendía nada detodos aquellos complejísimossímbolos que estaban dibujadosen el papel, muchos números yoperaciones que parecían estartodos desordenados como en unjeroglífico incomprensible.Pero no lo estaban, Caela teníatodo perfectamente definido ensu cabeza.

–Lo tengo. Es posible. Sepuede hacer sin argamasa. Solo

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hay que hacer las piedras cóni-cas, más anchas por arriba quepor abajo. De esta forma sequedarán encajadas unas conotras en el arco y éste resistirá.Serán como cuñas gigantes. Noes la primera vez que se hacealgo así. Lo malo es que habráque adaptar todas las piedrasque tenemos hasta ahora. Esosupondrá mucho trabajo.¿Crees que podríais hacerlo?

–Seguro, Caela. Lo hare-mos. Aunque tengamos quemodificar las piedras veinteveces llevaremos agua a Sego-via. Cuenta conmigo. Cuentacon nosotros.

Después tomaron un pocode vino con agua y un trocito dequeso para celebrarlo. Estabanmuy nerviosos. Acababan deencontrar una solución entre losdos. Era solo una idea, un con-

cepto, pero, gracias a él, sepodría terminar el acueducto, elproyecto de Dorio Polio, el sue-ño de todos los segovianos.

Cuando por fin estuvo todoterminado casi no se acordabande aquella tarde. Tras aquelobstáculo inicial habían surgi-do muchos otros. Tuvieron pro-blemas con los cimientos en lazona de la ladera, con las basesde los arcos en las zonas incli-nadas, con la impermeabiliza-ción del canal superior para queéste no perdiera agua… Fueronmuchos los inconvenientes quese encontraron, aunque, si nohubieran superado aquél inicial,los demás ni se habrían plante-ado. Todo se habría parado ahíy el acueducto no se habríacompletado.

Un día, varios años después,Dorio y Caela pasaron por

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Segovia camino de León. Yacasi no recordaban la majestuo-sidad de su obra. Como si nun-ca antes la hubieran visto, sequedaron extasiados con susdimensiones.

–Es enorme, increíble. Pare-ce sólido ¿verdad? –dijo Doriocon su pausada voz ya anciana.

–Lo es padre.

–Yo creo que todavía aguan-tará unos cuantos años.

–Puede estar seguro de esopadre. Estoy convencida.

Y, echando una última mira-da atrás, siguieron los doscamino de León donde les espe-raban otros proyectos.

Con ellos, nuevos proble-mas llegarían, eso seguro, perotambién nuevas soluciones,nuevas ideas.

El rincón del Socio

RECUERDOS NAVIDEÑOSI

Cuando la tarde se apagaY el día va cayendo,Se enciende en medio la nocheUna estrella que la historia,Traerá a nuestro recuerdo,El nacimiento de un niñoen una cueva olvidadoY por el frío aterido.

IIDel silencio brotó la palabra,De la oscuridad, la luz,De las tinieblas, la auroraY en la noche estrellada, Nació el niño Jesús.Nació la fuente de amorQue bañó con su alegríaEl mundo en su plenitud.

Llenó de felicidadEl orbe, ríos y maresY engalanó las estrellasCon un resplandor florido.Los valles y las montañasDe blanco se han vestido, Son bellos copos de nieveLos que el vestido han tejido.La noche, vela su sueño.La luna se ha dormido. El niño sigue soñandoPor los brazos de su madreArropado y protegido.Duerme, duerme mi tesoro,Le canta con gran cariño.El viento se ha callado.La choza ha enmudecido.

SINFORIANO CUADRADO

TÚ, SEÑORTú, Señor, que dijiste en tu proclamaA quienes te escuchaban, enseñando,Que no hay mayor amor que dar amando,La vida por aquel a quien se ama.

Tú, Señor, que dispuesto a quien reclama,Perdón arrepentido, sollozando,Por todos los pecados, perdonandoDe todo corazón a quien te llama.

Ofendido, Señor, no tengas cuentaDe los agravios que han podido hacerteAquellas almas que en cruel afrenta,

Se olvidan de tu amor para ofenderteY tu Misericordia en ira lenta,Las perdona en la hora de la muerte

MARIANO MACÍAS RIESCO

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ÉL ES AMOREl amor que más amorHa repartido en la vida,Nació entre estiércol y pajaComo el más mísero ser;Hoy que vuelve a renacer,Nos llena con su venidaDe paz, amor, alegría,Felicidad y placerUnido con su amistad,Que a raudales nos envía. No le gusta la tristezaNi quiere la soledad.Todo se une en su deidad,En Él se contempla todo,Todo en Él es Navidad.Navidad son castañuelas Que repican y alborotanEl silencio de la nocheY llenan los corazonesDe alegría sin reproches.Navidad son los timbalesQue acompañan con sus sonesLos cantos de regocijoQue desgranan jubilososAl amor de los amores.Navidad son los deseosLlenos de cordialidadQue embriagan los corazonesSedientos y en soledad.Navidad es tu sonrisa¡Qué hermosa y dulce se prestaAl llegar la Navidad!

SINFORIANO CUADRADO

EPITAFIOAquí enterraron a un hombreQue por su aspecto de asceta,Parecía de otro planeta.Nadie sabía su nombre.Mirándole en la chaquetaBuscaron su profesión,Pero que nadie se asuste,No hallaron ni una peseta.Así es que, por deducción,Dijeron: ya no hay dudaEste hombre era poeta.

T. MARTÍN MANGLANO

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TToolléé

SÓLO quien está enamora-do toma decisiones arries-gadas. ¿Estaré yo enamo-

rado? Creo que sí. Salí de mi casacuando apenas era un niño. Subídecidido al autobús que me lle-varía al Seminario. Yo miraba amis padres por la ventanilla delautobús. Estaba feliz. Quería sermisionero y estaba a punto decomenzar mi camino en esadirección. En los años siguientes,con altas y bajas, mantuve eseideal de “ser misionero” hastarealizar mis votos como religio-so agustino para vivir en pobre-za, castidad y obediencia. Añosmás tarde, el 19 de diciembre de1964, fui ordenado presbítero.Había culminado la primera eta-pa de mi sueño. Fui destinado alColegio San Agustín de Málaga,al sur de España. Y me pregunta-ba, ¿dónde ha quedado el sueñode “ser misionero”?

El 28 de septiembre de 1966,destinado por mis superiores,llegaba a Panamá. Estaba reali-zando de forma muy concreta elsueño que tuve desde niño. Miprimera experiencia pastoralestuvo fuertemente ligada a laBarriada del Rosario con supequeña capilla de la Virgen.Fue mi primer amor. Cinco añosdespués, en 1971, fui destinadoa Tolé y permanecí allí hasta elaño 1993. La “obediencia” medestinó de nuevo a Chitré: 1993-1998 y nuevamente a Tolé:1998-2002. En los últimos ochoaños hasta el presente he tenidoel privilegio de ser el primerpárroco de la recién creadaparroquia Nuestra Señora del

Rosario, y con esta queridacomunidad, unido a mis herma-nos agustinos, he podido ponerlos cimientos de la Iglesia Vivaen esta parroquia.

En cada lugar donde me hatocado trabajar he visto la manoprovidente del Señor, que mehabla a través de la obediencia.Hoy me preparo para una nueva“misión”. El que obedece nuncase equivoca. Dice San Pablo:“Yo sembré y Apolo regó, peroDios es quien hizo crecer losembrado”. Otros continuarán eltrabajo iniciado en esta queridaParroquia del Rosario. Porquenosotros somos simplementeinstrumentos del Señor. Él esquien hace crecer y dar fruto.

Debo estar muy enamoradoporque con alegría, aunque nosin dolor, asumo este cambio yreinicio la andadura en la“misión” que el Señor me con-fía ahora: en el Seminario SanAgustín de Panamá. Doy muysinceramente las gracias a cuan-tos, día a día, han colaborado yparticipado activamente y conentusiasmo en la tarea pastoralrealizada en esta Parroquia, conlimitaciones, pero con muchoentusiasmo a lo largo de estosúltimos años. Y no se preocu-pen... “volveremos”.... si Diosquiere. Les digo: vale la penaamar a Jesucristo y seguirlo...con todas las consecuencias. Élsabe dónde me necesita en estemomento. Subiré de nuevo alautobús y desde la ventanilla lesdiré a todos: estoy feliz. Soncosas del AMOR.

¿ESTARÉ ENAMORADO?P. Francisco Iturbe, OSA

FFoorrmmaacciióónn

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MISIÓN AGUSTINIANA EN PANAMÁ

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