revista arcanos no. 13 (abril de 2007)

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Paramilitares y políticos. 'De como los paramilitares ganaron varias guerras, cambiaron el mapa político del país y entraron en un proceso de negociación con el gobierno del presidente Uribe.'

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PUBLICACIÓN DE LA CORPORACIÓNNUEVO ARCO IRIS MARZO DE 2007

A Ñ O 10 / N R O 13I S S N 0 1 2 4 - 4 1 5 9

T . P . R . N R O 1 0 1 5

DIRECTORLEÓN VALENCIA AGUDELO

PRESIDENTEFERNANDO PATIÑO MILLÁN

CONSEJO EDITORIALANTONIO LÓPEZ ERAZO

LEÓN VALENCIA AGUDELOFERNANDO PATIÑO MILLÁNANTONIO SANGUINO PÁEZ

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓNOFC. DE COMUNICACIÓN Y PRENSA

CALLE 39 NO 17 - 26TELS. 287 17 48 - 320 28 39

BOGOTÁ, D. C. - COLOMBIAwww.nuevoarcoiris.org.co

EMAIL: [email protected]

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN

León Valencia AgudeloDIRECTOR EJECUTIVO

CORPORACIÓN NUEVO ARCO IRIS

Mauricio RomeroINVESTIGADOR ASOCIADO

Laura BonillaAngélica María Árias OrtízOscar Fernando Sevillano

Sebastián DiazOBSERVATORIO DEL CONFLICTO ARMADO

CORPORACIÓN NUEVO ARCO IRIS

Las opiniones expresadas en losartículos, son de exclusiva

responsabil idad de sus autores

EEEEE D I T O R I A LD I T O R I A LD I T O R I A LD I T O R I A LD I T O R I A L

¿Por qué confluyeron paramilitares y polí-ticos?León Valencia Agudelo..........................2

IIIII N V E S T I G A C I Ó NN V E S T I G A C I Ó NN V E S T I G A C I Ó NN V E S T I G A C I Ó NN V E S T I G A C I Ó N

Los caminos de la alianza entre losparamilitares y los políticos..............4

Negociaciones con las Farc y la ex-pansión paramilitar entre 1999 y2003................................................7

El aporte de las Convivir a la expansiónparamilitar.............................................13

Defensa del estatus quo y autoritarismosregionales.............................................17

Las elecciones del 2002 cambian la histo-ria política del país..............................19

El Presidente y los parlamentarios lecumplen a los paramilitares, el Estadono tenía por qué.................................23

La historia no termina..........................32

La presente investigación contó con el apoyo de laAgencia Sueca de Cooperación Internacional para el De-sarrollo -ASDI-, su publicación re realiza gracias al fondoeditorial de la Corporación Nuevo Arco Iris.

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¿Por qué confluyeronparamilitares ypolíticos?

He pensado mucho en la conversa-ción que tuve con el presidente

Uribe el primero de febrero. Había dicho -en una entrevista en Caracol Radio- que, enla investigación realizada por la Corpora-ción Arco Iris, Oscar Iván Zuluaga había sidoelegido senador en el 2002 en el Movimien-to Convergencia Popular Cívica al lado deCarlos Clavijo y de Rocío Arias. También queZuluaga había obtenido significativas vota-ciones en zonas de Caldas que sufrieron unaimportante expansión del paramilitarismo.

A la media hora me llamó el Presidentepara expresarme la preocupación del gobier-no por el daño que se le estaba haciendo auna persona intachable como Oscar IvánZuluaga. Le dije que se trataba de una inda-gación académica que buscaba comprenderlo que había ocurrido en las elecciones del2002, 2003 y 2006 y no pretendía descalifica-ciones morales o implicaciones judiciales.Me respondió que daba lo mismo lo acadé-mico que lo judicial y prosiguió en una duraréplica a lo que había dicho en la entrevista.

Si hay una profunda diferencia. Una in-vestigación judicial se dirige a descubrir enque punto se violó la ley y cuál es el castigoque el Estado ha provisto para ese delito. Enlas investigaciones sociológicas y políticasse pregunta por las causas y las consecuen-cias de los acontecimientos.

En el trabajo realizado –con el apoyo delgobierno de Suecia- durante dos años con-cluimos que, en la ola de expansión, losparamilitares ganaron varias guerras y enese proceso lograron cambiar sustancial-mente el mapa político en 12 departamen-tos, trasformar parcialmente el de otros, es-tablecer una gran bancada parlamentaria,influir en las elecciones presidenciales, cap-turar el poder local en diversas regiones delpaís y entrar en una negociación con el go-bierno nacional. Una de las consecuenciasfue el desmembramiento de los Partidos Li-beral y Conservador y el surgimiento de nue-vos grupos que tendrían un gran impacto enel régimen político.

LEÓN VALENCIA AGUDELODIRECTOR EJECUTIVO

CORPORACIÓN NUEVO ARCO IRIS

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No fue una conspiración de algunas per-sonas para cometer un delito. Fue la movili-zación de varios sectores de la sociedad quecoincidieron en la defensa de unos interesesy en la conquista de unos objetivos. De unlado “la clase emergente” proveniente de losdineros del narcotráfico que ha buscado du-rante treinta años una inclusiónen la sociedad y una negocia-ción con el Estado. Del otro,unas elites regionales que resis-tían a cambios de la constitu-ción del 91: circunscripción na-cional para senado e impulsodel voto de opinión. También ala posibilidad de la paz con lasguerrillas.

Para 1998, en el evento deconstitución de las Autodefensas Unidas deColombia, ya era evidente que buscaban unanegociación política. La declaración dice:“Definir las Autodefensas Unidas de Co-lombia como un movimiento político- mili-tar de carácter anti-subversivo en ejerciciodel derecho a la legítima defensa que recla-ma transformaciones del Estado, pero noatenta contra él”.

Edward Gibson explica que, en momen-tos de cambios democráticos nacionales, laselites regionales impulsan estrategias terri-toriales de control político y desarrollan“autoritarismos subnacionales”. Buscan ata-jar la democratización que viene del centrodel sistema. La entrevista de Iván Roberto

Duque para la CorporaciónNuevo Arco Iris da cuenta delas múltiples reuniones quehizo la cúpula de las auto-defensas con dirigentes re-gionales para actuar conjun-tamente en el escenarioelectoral.

La investigación consta-tó que la expansión para-militar llegó a 223 munici-

pios y allí se fortalecieron nuevos grupos queeligieron un tercio del congreso en el 2002,conquistaron más de 250 alcaldías en el 2003y ampliaron su representación parlamenta-ria en el 2006. La justicia dirá que delitos secometieron.

[email protected]

LLa entrevista deIván Roberto Duquepara la CorporaciónNuevo Arco Iris dacuenta de las múltiplesreuniones que hizo lacúpula de lasautodefensas con diri-gentes regionales.

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A lo largo del año 2006 se presentaronvarios debates públicos donde salió arelucir la vinculación de algún parla-

mentario o dirigente político con los paramilitares.La respuesta inmediata del alu-dido era reclamar pruebas de al-cance judicial: un documento, ola grabación de una reunión, o ladeclaración de un testigo que pu-diera decir que los paramilitareshabían amenazado con las armasa una población para obligarla avotar por un candidato. Muchosde ellos personas prestantes dereconocidas familias acudían asus abolengos como argumentopara contrarrestar cualquier nexo con las fuerzasilegales. Los dirigentes políticos apelaban a este re-curso para protegerse de la vinculación a procesosjudiciales, pero también para eludir responsabili-dades políticas.

El recurso era sin duda válido en el caso de lasinvestigaciones judiciales, pero no lo era tanto en elcaso de investigaciones de carácter social y políticoen las cuales se podían derivar responsabilidadesacudiendo a otras formas de comprobación de la exis-tencia de alianzas y compromisos. Por ejemplo, uti-lizar variables como las rutas que siguió la expan-sión paramilitar y las transformaciones que sufrió lacompetencia política electoral.

En la investigación de la Corporación NuevoArco Iris nos planteamos al principio –mediadosde 2004- el dilema sobre el tipo de indagación queharíamos. Con alcances judiciales o simplemente

con alcances políticos. Escogimos elsegundo camino. Partimos de dospremisas. Una, los paramilitares ensu proceso de expansión han ganadovarias guerras regionales y han esta-blecido un férreo control militar delterritorio; tienen además la necesidadde intervenir en la campañas electo-rales y la clara intención de hacerlo.Buscan una influencia decisiva en lapolítica regional y nacional para en-trar con mayor seguridad hacia unasnegociaciones de paz. Dos, las elites

políticas regionales en su afán de resistir a los cam-bios democráticos en el nivel nacional y a los inten-tos de negociación con las guerrillas, también tie-nen necesidad de apoyarse en el actor armado ile-gal, muestran la clara intención de buscar ese res-paldo y están dispuestas a responder a algunas exi-gencias de los paramilitares.

La investigación de la Corporación Nuevo ArcoIris llegó a la siguiente conclusión: En una gran ola deexpansión los paramilitares ganaron varias guerrasy en ese proceso lograron modificar sustancialmenteel mapa político en 12 departamentos (Ver Anexos Ta-blas 1, 2, 3, 4 y 5), trasformar parcialmente el de otros,establecer una gran bancada parlamentaria, influir en

Los caminos de la alianzaentre los paramilitares y lospolíticos

EEn una gran olade expansión losparamilitaresganaron variasguerras y en eseproceso lograronmodificarsustancialmente elmapa político.

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las elecciones presidenciales, capturar el poder localen diversas regiones del país y entrar en un proceso denegociación con el estado. Una de las consecuenciashistóricas más notables de este proceso fue el desmem-bramiento de los Partidos Liberal y Conservador y elsurgimiento de nuevos grupos que tendrían un granimpacto en el régimen político.

Para los analistas del acontecer político nacionalha pasado inadvertido el hecho de que dos de lospartidos más antiguos del mundo y sin duda los másviejos de América Latina hayan perdido las mayo-rías electorales en el Congreso de la República enunos pocos años. También que los grupos políticosque les arrebataron esas mayorías tengan presenciaespecialmente en las zonas donde un actor armadoilegal impuso sus dominios.

En la indagación se trabajó con investigadoresen ocho regiones del país dirigidos por MauricioRomero y León Valencia paraelaborar monografías sobre el fe-nómeno del paramilitarismo. Lainvestigación –patrocinada porel gobierno de Suecia y en la quecolaboraron centros de estudiosde varias universidades– abar-caba más temas que la alianzaentre paramilitares y políticos,pero se detuvo muy especial-mente en este aspecto. Se hizoun seguimiento riguroso a lasinformaciones de prensa, se ha-bló con múltiples personas enlas regiones, se escudriñaron los registros electo-rales del 2002, del 2003 y del 2006. Se confronta-ron los datos y apreciaciones recogidas con otrasinvestigaciones.

Primero se averiguó como había sido la últimaola de expansión de los paramilitares a lo largo yancho del país ocurrida entre el año 1999 y el 2003.Luego se indagó por los grupos políticos que habían

surgido o se habían fortalecido de manera especialen ese tiempo en las regiones de la expansiónparamilitar y por alteraciones relevantes de la com-petencia política en esos lugares.

El foco de atención lo colocamos en el limitadolapso de tiempo entre 1999 y el 2003 porque es allídonde se palpa de manera clara un interés político yelectoral manifiesto. Queríamos entender a profun-didad este periodo. Aunque, claro esta, miramos unpoco hacia atrás y también hacia delante. Estudia-mos lo ocurrido en 1997 y 1998 para saber que habíapasado en el proceso de unidad de los gruposparamilitares dispersos y luego miramos lo aconte-cido entre el 2003 y el 2006 para comprender los re-sultados últimos del plan trazado por los estrategasparamilitares o sus beneficiarios políticos.

Entre 1997 y 1998 se produce la unidad de losgrupos paramilitares que ya existían y las cooperati-

vas Convivir aportan su gran to-rrente a este proceso. A una primerareunión en abril de 1997 las fuerzasde Córdoba y Urabá consolidadasen las ACCU, lideran la confedera-ción de los diferentes grupos, fede-ración que se fortalece en una segun-da reunión en mayo de 1998.1

Para 1999 esas fuerzas se con-figuran como un verdadero ejércitoirregular, con un carácter particu-larmente ofensivo, controlan terri-torios nuevos o afianzan su domi-

nio en los lugares en donde ya se encontraban. Laguerra adquiere un nuevo rostro: ocupación del te-rritorio a sangre y fuego, vinculación masiva de losnarcotraficantes en la empresa paramilitar y una es-trategia de captura del poder local e influencia en elpoder nacional.

1 Castaño, Carlos. Las Autodefensas y la Paz.Compilación oficiales de las autodefensas y de artículossobre las autodefensas. Editorial Colombia Libre. 2000.

PPara los analistasdel acontecer políticonacional ha pasadoinadvertido el hecho deque dos de los partidosmás antiguos del mun-do y sin duda los másviejos de AméricaLatina hayan perdidolas mayorías electora-les en el Congreso.

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Ya Carlos Castaño había reconocido que el seten-ta por ciento de las finanzas de las autodefensas pro-venía de los negocios del narcotráfico, pero el libroPacto en la Sombra de Edgar Téllez y Jorge Lesmeslanzado a finales del 2005 da cuenta de las reunionesque se hacen entre narcotraficantes y jefes de lasautodefensas para acordar caminos comunes de ne-gociación con el estado y con los Estados Unidos.

Al lado de la expansión paramilitar ocurría un fe-nómeno electoral muy particular. Nuevos movimien-tos políticos ampliaban su influencia: Colombia De-mocrática, Colombia Viva, Convergencia Ciudadana,Convergencia Popular Cívica, Movimien-to de Renovación Acción Laboral, Moral,Movimiento de Integración Popular, Mipol,Equipo Colombia, Apertura Liberal, Sí Co-lombia, Integración Regional, IR, Alas,Cambio Radical, Movimiento NacionalConservador, Movimiento Nacional Pro-gresista, Dejen Jugar al Moreno -antes mo-vimiento Defensa Ciudadana- y sectoresdel liberalismo y el conservatismo. Algu-nos de los candidatos de estos agrupa-mientos sin mayor tradición política obtie-nen altas votaciones. Otros, ya curtidos en las lides elec-torales, consolidan su registro. En algunas partes segestan candidaturas únicas a alcaldías y gobernacionesporque los contradictores abandonan la contienda de-bido a las presiones de los paramilitares.

Para los elecciones de 2006, por efectos de la refor-ma política que obligó al reagrupamiento de fuerzas,varios de estos grupos tributaron sus huestes a parti-dos más grandes o se fusionaron para obtener unavotación que les permitiera superar el umbral. No obs-tante algunos mantuvieron su sigla y compitieron conéxito en las elecciones. Se dio también el caso de Co-lombia Viva que fue disuelto y luego revivido porquevarios de sus líderes fueron expulsados en mitad de lacampaña del recién formado partido Social de Uni-dad Nacional al que habían ingresado.

No fue difícil establecer esta relación entre laexpansión paramilitar y la configuración de unnuevo mapa político. El mayor control paramilitarse concentró en el norte y el nororiente del país y fueallí donde, de manera más visible, surgieron nue-vos grupos o se consolidaron otros. En algunas par-tes era evidente que algo anormal había ocurrido.Ya todo el país conoce el ejemplo más estrambótico:Eleonora Pineda que saltó de ser concejal del muni-cipio de Tierralta con 700 votos adquiridos en elcorregimiento El Caramelo a Representante a la Cá-mara con más de 82.000 votos, la mayor votacióndel país para esta corporación. O el de Carlos Arturo

Clavijo y Rocío Árias que sinninguna trayectoria política con-formaron una fórmula exitosapara Senado y Cámara. Comoeste hay abundantes ejemplos dealteración drástica de la norma-lidad electoral. En otros muchoscasos simplemente se sacó laconclusión de que si los para-militares habían conquistado elcontrol férreo del lugar era im-posible que un político pudiese

obtener una votación triunfadora sin un guiño delactor armado ilegal.

Era necesario en todo caso confirmar que se ha-bían establecido alianzas y compromisos entre lospolíticos y los paramilitares. Varios líderes de lasautodefensas reconocieron abiertamente en las en-trevistas realizadas por investigadores de la Cor-poración Nuevo Arco Iris que entre 1999 y 2003 sehabían reunido en múltiples oportunidades con di-rigentes políticos para actuar mancomunadamenteen el ámbito electoral. Los detalles de estas reunio-nes fueron contados luego por algunos protagonis-tas y empezaron a salir en los medios de comunica-ción del país a finales del 2006.

EEl mayor controlparamilitar se con-centró en el norte yel nororiente del paísy fue allí donde, demanera más visible,surgieron nuevosgrupos o se consoli-daron otros.

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Negociaciones con las Farc y laexpansión paramilitar entre 1999y 2003

En el proceso de expansión de los paramilitares,especialmente entre 1999 y 2003, logramos documen-tar su presencia en 223 municipios en la mayoría delos departamentos del país, pero más intensa y decisi-vamente en 12 departamentos. Antioquia, Córdoba,Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar, Guajira,Santander, Norte de Santander, Arauca y Casanarefueron los más afectados. El énfasis es el norte y elnororiente del país, pero también se expandieron ha-cia el sur como lo muestran los mapas elaborados porla Corporación. (Ver Mapas -Pág. 8-)

El modelo de expansión se pusoen práctica en la región de Urabá entre1995 y 1997 y luego se extendió a todoel país. En Urabá Carlos Castaño ganósu primera gran guerra y supo esta-blecer las alianzas necesarias y obte-ner la licencia pública que le permiti-ría dominar la región. Fue una acciónenvolvente. En corto tiempo acabó conla Unión Patriótica, doblegó a los sindicatos y a lasorganizaciones sociales e hizo replegar a las Farc alas zonas periféricas de la región.

Un factor que contribuyó al triunfo de Castaño y ala toma de la región por los paramilitares fue el en-frentamiento entre Esperanza Paz y Libertad y las Farc.A principios de los años noventa se había desmo-vilizado la guerrilla del Epl y se había conformado elmovimiento Esperanza, Paz y Libertad. Esta fuerzatenía una gran influencia en los municipios del EjeBananero. También la tenían las Farc y la Unión Pa-triótica. Una vez firmado el acuerdo de paz del Eplempezó una dura disputa entre estas fuerzas. Las Farcse aliaron con una disidencia del Epl y comenzaronuna agresión en cadena contra los de Esperanza Paz yLibertad, hecho que significó el asesinato de decenasde militantes y llegó hasta el hecho atroz de enviarle

un “libro bomba” a Mario Agudelo, líder del movi-miento, que cobró la vida de su hijo. Al principio losde Esperanza intentaron organizar su propia defensay conformaron “Los Comandos Populares”, pero bienpronto acudieron a la ayuda de Castaño y su gente. Lacolaboración entre estos dos sectores fue decisiva parael control de la región.

Otro factor importante fue la cooperación de lasFuerzas Armadas en cabeza del general Rito Alejodel Río. Los militares se percataron muy pronto de laeficacia de los métodos de Castaño para arrinconara las Farc y para liquidar a los militantes de la UniónPatriótica. Le dieron vía libre a la tarea, cosa que co-

noció el país en los años poste-riores cuando este general fuevinculado a procesos penalespor los hechos de esa época.

Para mediados de los añosnoventa ya se presentaba a la re-gión de Urabá como un modelode pacificación para el país. Elcosto en vidas había sido inmen-so -1456 asesinatos en 1996 y 808

en 1997- según el Observatorio de Derechos Huma-nos de Vicepresidencia de la República- pero la agi-tación laboral, el predominio de las guerrillas y elcontrol de las alcaldías por parte de la izquierda ha-bían quedado atrás. Esperanza Paz y Libertad man-tenía su destacada participación en los gobiernos lo-cales, pero era claro que lo hacían con la anuenciade Castaño.

Incluso la Iglesia ante la evidencia de que laviolencia había cedido en la región y se anunciabauna época de prosperidad, mantuvo cordiales re-laciones con las fuerzas paramilitares. MonseñorIsaías Duarte Cancino, obispo de la Diócesis deApartadó, saludó esta nueva época de Urabá. Lalegitimación que se derivó de esta actitud de laiglesia fue bien explotada por Carlos Castaño a lolargo de la década del 90.

LLos militares sepercataron muy pron-to de la eficacia de losmétodos de Castañopara arrinconar a lasFarc y para liquidara los militantes de laUnión Patriótica.

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GUAJIRABarrancasDibullaDistracciónFonsecaHatonuevo

MAPAS 1, 2, 3, 4, 5, 6.223 MUNICIPIOS DEL PAÍS REGISTRAN PRESENCIA DE LAS AUTODEFENSAS EN EL PERIODO 2000-2002.

SEGÚN ESTUDIO “DIAGNÓSTICO DE SITUACIÓN DE RIESGO DEL MUNICIPIO COLOMBIANO” DE CNAI.

CESARAguachicaAgustín CodazziAstreaBecerrilBosconiaChimichaguaChiriguanáCurumaníEl CopeyEl PasoGamarraGonzálezLa GloriaLa Jagua de IbiricoLa Paz (Robles)Manaure Balcón CesarPailitasPelayaPueblo BelloRío de OroSan DiegoSan MartínTamalamequeValledupar

NORTE DE SANTANDERAbregoCachiraCúcutaEl CarmenEl TarraEl ZuliaLa EsperanzaLabatecaOcañaSan CayetanoSardinataTibúToledoVilla del Rosario

-MAPA 1- ZONA NORTE

GUAJIRA

CESAR

NORTE DE SANTANDER

Guajira

Cesar

Nte. de Santander

MAGDALENASitionuevo

BOLÍVARArjonaBarranco de LobaCórdobaEl Carmen de BolívarMagangueSan Martín de LobaSoplavientoTurbacoVillanuevaZambrano

SUCRETolú

CÓRDOBAMonteríaMoñitosPlaneta RicaPueblo NuevoPurísimaSahúnSan Andrés SotaventoSan AnteroSan Bernardo del VientoSan CarlosSan Pelayo

-MAPA 2- ZONA NORTE

MAGDALENA

BOLÍVAR

SUCRE

CÓRDOBA

MagdalenaBolívarSucre

Córdoba

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-MAPA 3- ZONA CENTRO

ANTIOQUIA

SANTANDER

CALDASAntioquia

Santander

Caldas

ANTIOQUIAAbriaquiAlejandríaAmagáAmalfiAndesAngelópolisAngosturaAnoríBetaniaBetuliaBolívarCáceresCaicedoCampamentoCaramantaCaucasiaCisnerosConcepciónConcordiaEl BagreFredoniaGranadaGuarneGuatapéHeliconiaHispaniaJardín

JericóLa CejaLa PintadaMarinillaMontebelloNariñoNechíPeñolPueblorricoPuerto BerríoPuerto NarePuerto TriunfoRemediosSalgarSan CarlosSan Juan de UrabáSan PedroSan PedroSan RafaelSan RoqueSanta BárbaraSanto DomingoSantuarioSegoviaSonsónTámesisTarsoTitiribí

UrraoValparaísoVegachíVeneciaYalíYolombóZaragoza

SANTANDERBarrancabermejaCimitarraSardinataPuerto WilchesEl PlayónRíonegroLebrijaSan Vicente de ChucuríLandázuriEl Carmen

CALDASAguadasAranzazuBelalcázarChinchináLa MercedManizales

ManzanaresNeiraPalestinaRíosucioRisaralda

SupíaVillamaríaViterboSan José

CUNDINAMARCAArbeláezChipaqueChoachíChocontáEl RosalGirardot

TOLIMAArmero (Guayabal)CasabiancaChaparralCoelloCoyaimaEspinalFalánFresnoGuamoHondaIbaguéOrtega

PalocabildoPradoPurificaciónSan LuísValle de San JuanVenadillo

VALLECalima (El Darién)Jamundí

-MAPA 4- ZONA CENTRO

CUNDINAMARCA

TOLIMA

VALLE

Valle

Tolima

Cundinamarca

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ARAUCAAraucaArauquitaCravo NorteFortulPuerto RondónSaravenaTame

CASANAREAguazulHato CorozalYopal

VICHADACumariboLa PrimaveraPuerto CarreñoSanta Rosalía

CAUCAAlmaguerArgeliaBalboaBuenos AiresCajibíoFlorenciaGuapíInzaJambalóLa SierraLa VegaLópez (Micay)MoralesPadillaPáez (Belalcazar)PiendamóSan SebastiánSotara (Paispamba)SuárezTimbiquíToribioTotoroVillarrica

NARIÑOBarbacoasEl CharcoEl TamboOlayaRicaurteRoberto Payán (San José)

CAQUETÁAlbaniaBelén de los AndaquiesCurilloEl DoncelloEl PaujilFlorenciaMoreliaPuerto RicoSan José del FraguaValparaíso

-MAPA 5- ZONA ORIENTAL

ARAUCA

CASANARE

VICHADA

AraucaCasanare

Vichada

-MAPA 6- ZONA SUR

CAUCA

NARIÑO

CAQUETÁ

Cauca

Nariño

Caquetá

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Los rasgos de este tipo de control político, socialy militar sobre la región de Urabá se han hecho visi-bles en otras regiones, demostrando una fina racio-nalidad en su expansión. Ganar el pulso de la con-frontación militar, buscar la aquiescencia de las Fuer-zas Armadas y de otras instituciones, estableceralianzas con los grupos políticos locales o conquis-tar la presencia directa de dirigentes propios en lospuestos de mando, hacer algunas concesiones eco-nómicas para afianzar el apoyo social, son caracte-rísticas que se repiten a lo largo y ancho del país conmayor o menor éxito. Las monografías regionalesorientadas por la Corporación Nuevo Arco Iris dancabal cuenta de esta situación.2

Quien mejor ha explicado públicamente la estra-tegia de expansión ha sido Vicente Castaño. “Tuvi-mos la avalancha de gente de todo el país pidiendoque lleváramos las autodefensas, eso causo una olea-da que se desbordó en una cantidad de acciones ar-madas sin control en todo el país. Todo el mundo co-menzó a armar grupos”, dijo. Luego agregaría: “Laprimera expansión fue con Mancuso. El formó su frentedel Sinú y después empezó a expandirse por toda laCosta Atlántica hasta llegar a la frontera con Vene-zuela”. Luego se refiere a las responsabilidades queasumieron los demás comandantes en la expansión yseñala las tareas del Bloque Central Bolívar y de DiegoMurillo alías “don Berna” en el centro y el sur delpaís.3 Posteriormente da detalles de lo que el llama laúltima etapa de la expansión, los territorios donde sólohabía narcotráfico y narcotraficantes. Muestra comoen Arauca la tarea quedó en manos de Víctor y MiguelAngel Mejía, más conocidos como “Los Mellizos”.En el Valle y norte del Cauca en manos de GabrielGalindo alías “Gordo Lindo”. En Meta y Casanarebajo la dirección de Miguel Arroyabe.

Una versión muy parecida de la expansión la dioIván Roberto Duque alias “Ernesto Báez” a MauricioRomero y León Valencia en una larga entrevista enmarzo de 2005. Decía Báez que a lo largo de 1999 y enlos años siguientes la cúpula de las autodefensas em-

pezó a reunirse con dirigentes políticos regionales, connarcotraficantes, con empresarios, con algunos mili-tares, que acudían a buscar colaboración para estable-cer fuerzas paramilitares en múltiples sitios del país.Aportaban dinero, armas, contactos en las regiones.El argumento que esgrimían para buscar estos acuer-dos era el miedo a que se estableciera un pacto defini-tivo entre el gobierno del presidente Pastrana y lasFarc. Todos estos sectores se sentían amenazados porestas negociaciones.

En las monografías realizadas en el marco de lainvestigación de la Corporación Nuevo Arco Iris sedetallan las características que asumió la expansiónen cada región. Queremos citar los ejemplos deMedellín, Magdalena, Norte de Santander, Meta,Arauca y Magdalena Medio por las características es-pecialmente políticas que tuvieron.

En Medellín Diego Murillo Bejarano alias “donBerna” ganó varias confrontaciones: a las Farc y alEln, a la banda La Terraza y finalmente al Bloque Me-tro. El punto más alto en los homicidios fue el 2001cuando la ciudad llegó a tener 220 asesinatos por cada100 mil habitantes, la tasa más alta de América Latina

2 La Corporación Nuevo Arco Iris con el auspicio delgobierno de Suecia adelantó un proyecto deinvestigación entre finales de 2004 y mediados de 2006sobre el fenómeno del paramilitarismo y lasnegociaciones de Santa Fe Ralito. Se trabajó enmonografías regionales en Medellín, Córdoba y Urabá,Sucre, El Magdalena Grande, Cundinamarca y Bogotá,Valle, Catatumbo y Norte de Santander, Casanare yMeta. Esta labor estuvo en manos de investigadoresregionales y contó con la colaboración de los centrosde Estudios de las Universidades de Antioquia, Valle yMagdalena. También se hizo un seguimiento de prensa,documentos y foros públicos y se realizaron entrevistasa los propios actores del proceso de negociación acargo de un equipo central de investigación con sede enBogotá. La dirección de la investigación estuvo a cargode Mauricio Romero y León Valencia. Lascaracterísticas de la expansión y los datos en que sesustentan está tomado de estas monografías.

3 Entrevista de Vicente Castaño con Alejandro Santos.Revista Semana, Junio 6 de 2005.

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sólo explicable por una verdadera situación de gue-rra.4 Se estableció así un control sobre la seguridad dela ciudad y una influencia decisiva en los nichos elec-torales de las comunas y en municipios de la zonametropolitana como Envigado y Bello.

En el Magdalena el Bloque Norte llega en el año2000 y subordina a todas las estructuras paramilitaresya existentes y al mismo tiempo somete sin mayorresistencia a los dirigentes políticos y a los podereslocales fraguándose una de las más extensas alianzaspolíticas de que se tenga noticia. Cas-taño ya le había ganado un pulso mi-litar a Hernán Giraldo y en los añosprecedentes se habían presentadomasacres, desapariciones y desplaza-mientos. Lo que llevó a que en ese mo-mento la ocupación fuera, si se permi-te el término, “blanda”.

En Norte de Santander la llegadase produce en agosto de 1998 con laronda de muerte en la carretera entre elmunicipio de Tibú y el corregimiento de La Gabarra,atribuidas a fuerzas bajo el mando directo de SalvatoreMancuso. Luego se acentúa en Cúcuta donde son ase-sinados Tirso Vélez candidato a la alcaldía y el ex alcal-de Pauselino Camargo. El control político de la capitaly de la mayoría de los municipios se hizo patente entreel 2002 y el 2003.

Al Meta los paramilitares llegan en julio de 1998en dos aviones fletados en Urabá repletos de hombresarmados, quienes producen la brutal masacre deMapiripán, y desde allí se extienden a varios munici-pios, incluida su capital Villavicencio. En las eleccio-nes de 2002 y 2003 es palpable su influencia en esedepartamento. El caso más escandaloso se presentaen las elecciones regionales donde al principio exis-tían cinco candidatos a la gobernación e hicieron re-

nunciar a tres de ellos y luego, después de pasados loscomicios, asesinaron al candidato perdedor que noobedeció la orden de retirada.

A Arauca los paramilitares llegaron por Tame, elsegundo municipio más rico del departamento, cer-cano al pie de monte y a la frontera con el Casanare.Por allí ingresó Víctor Manuel Mejía Munera, cono-cido luego como “Pablo Arauca”, en 2001 al mandodel Bloque Vencedores de Arauca, que hacia partedel Bloque Central Bolívar. A su llegada los

paramilitares se hicieron sentir.Asesinaron a dos congresistas deese departamento –Alfredo Colme-nares y Octavio Sarmiento- ambosoriundos de Tame. En el 2000 estemunicipio tuvo 43 muertes violen-tas, en el 2001 la cifra ascendió a 74,en el 2002 llegó a 138, en el 2003 fue-ron 210 homicidios y el 2004 se ce-rró con 202 crímenes. Así mismo enlos últimos cinco años ocurrieron 16masacres en este municipio y más

de 7.000 personas fueron desplazadas. La intenciónpolítica era clara y la incidencia para gobernación yalcaldías en el 2003 fue decisiva.

En el Magdalena Medio y el sur de Bolívar le ga-naron la guerra al Eln, impusieron su dominio en lamayoría de los municipios de la región lo que les per-mitió hacer grandes movilizaciones campesinas paraimpedir las negociaciones de esta guerrilla con el go-bierno del presidente Pastrana. Se tomaron aBarrancabermeja, influyeron decisivamente en las elec-ciones parlamentarias del 2002 y se hicieron a la al-caldía del municipio.

Al mirar una por una las monografías y al ex-plorar los datos del Observatorio de Derechos Hu-manos de la Vicepresidencia de la República y eltexto de Juan Carlos Garzón publicado en el libro Elpoder paramilitar, encontramos que el pico más altode la expansión lo tiene el año 2001 precisamente

4 El general Jorge Daniel Castro hace una valoraciónde la situación de seguridad en Medellín. Diario ElColombiano. Medellín, 3 de enero de 2007.

AAl Meta losparamilitares lleganen julio de 1998 endos aviones fletadosen Urabá repletos dehombres armados,quienes producen labrutal masacre deMapiripán.

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en vísperas de las elecciones parlamentarias de 2002y en el mismo tiempo en que se estaba firmando elgran pacto político de julio entre la cúpulaparamilitar y un gran número de dirigentes políti-cos. El diario El Tiempo registró alarmado en laedición del sábado 27 de octubre de 2001 en un do-cumentado artículo que “las autodefensas estánempezando a copar ciudades intermedias y a esta-blecer corredores alrededor de las capitales inclui-da Bogotá. El crecimiento es el más grande en diezaños”. El artículo de El Tiempo hacia particularénfasis en la expansión hacia el centro y el sur delpaís. Entre enero y octubrede ese año tomaron posesiónde 47 municipios de 13 de-partamentos, dice El Tiempo.(Ver Mapas -Pág 14-.)

Vistas las cosas desdehoy se puede ver que el cre-cimiento y la expansión fue-ron realmente asombrosos.En 1998 después de la uni-dad de los grupos, los efecti-vos de las autodefensas eran6.000 según declaraciones del propio Castaño. Enel 2006 cuando culminó la desmovilización par-cial, en el marco de las negociaciones con el presi-dente Uribe, se contabilizaron 31.000 efectivos de37 estructuras que entregaron 17.000 armas.

El aporte de las Convivir a laexpansión paramilitar

La contribución de las cooperativas Convivir ala configuración de las Autodefensas Unidas de Co-lombia y a la expansión paramilitar fue discutidadurante largo tiempo en las organizaciones de dere-chos humanos y en los grupos académicos. En unprincipio apareció más como una acusación políticaque como una realidad. Dado que fue el hoy presi-dente Álvaro Uribe Vélez su principal promotor cuan-do oficiaba como gobernador de Antioquia, las afir-

maciones de que las Convivir habían sido decisivaspara dar un salto en el crecimiento delparamilitarismo se entendían como una ataque po-lítico a la persona de Uribe. Pero Salvatore Mancusovino a despejar todas las dudas en el libro que hizocon la periodista Glenda Martínez.

Allí Mancuso cuenta la historia detallada de lasConvivir y la periodista la recoge así “Con las Con-vivir y la posibilidad de replicarlas entre los gana-deros que le habían pedido apoyo en Cesar y Sucre,Mancuso se concentró en fortalecer su propia orga-

nización. Rodrigo Tovar Pupo sería la ca-beza en el Cesar, mientras que Diego Veci-no, un paisa criado en Puerto Berrío, conintereses ganaderos en Valencia, conquien había compartido cuadra en el ba-rrio La Castellana, se encargaría de Sucre.Convencido de las bondades de este ins-trumento legal para defenderse, siguiócomo muchos otros en Colombia, aseso-rando la organización de ganaderos –a ni-vel nacional llegaron a ser 414-, un proce-so que se interrumpiría a mediados de1996, cuando Alfonso Valdivieso emitió

la primera orden de captura en su contra, acusadodel homicidio de Dagoberto Santero, en la vereda ElMartillo, en Sucre”.5 Mancuso pasó entonces a laclandestinidad. Luego el 7 de noviembre de 1997,la Corte Constitucional declaró inexequibles apar-tes del Decreto 356 de 1994, que dio origen a losservicios especiales de vigilancia privada, Convi-vir. En esa sentencia el alto tribunal despojaba aesas organizaciones de la facultad de utilizar ar-mas y les quitaba buena parte de las funciones decontrol y vigilancia que habían ejercido debido alos incontables atropellos que estaban cometiendo.Gran parte de los jefes y de los miembros de estasorganizaciones se fueron a acompañar a Mancusoen las Autodefensas Unidas de Colombia.

5 Martínez, Glenda. Mancuso, Su Vida. Grupo EditorialNorma. 2004.

EEl 7 de noviembrede 1997, la CorteConstitucional decla-ró inexequibles apar-tes del Decreto 356 de1994, que dio origen alos servicios especia-les de vigilanciaprivada, Convivir.

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NORTE DE SANTANDERPamplona

SANTANDERProvincia de VélezProvincia de SotoBucaramanga -Área Metropolitana-

ARAUCATame

BOYACÁSogamoso

MAPAS 7, 8, 9.MUNICIPIOS DE EXPANSIÓN DE LAS AUTODEFENSAS AÑO 2001.

FUENTE “INTENSA COLONIZACIÓN PARA” EL TIEMPO 27-10-2001.

-MAPA 7-ZONA NORORIENTAL

NORTE DE SANTANDER

SANTANDER

ARAUCA

BOYACÁ

Norte de Santander

SantanderBoyacá

Arauca

VALLEBuenaventuraJamundí

CAUCABuenos AiresSantander de QuilichaoCajibioEl TamboTimbió

NARIÑOLeivaEl RosarioPolicarpoEl TamboLa FloridaEl Tablón

-MAPA 8- ZONA SUR

VALLE

CAUCA

NARIÑO

ValleCauca

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ANTIOQUIATarso

CALDASSamanáPensilvaniaManzanaresAguadasPacoraSalaminaMarmatoFiladelfiaRíosucioVillamaría

RISARALDAGuaticaMistratoPueblo RicoSantuarioLa Celia

QUINDÍOCórdobaPijaoGénova

TOLIMARoncesvallesFalánFlandesPradoDolores

CUNDINAMARCAGirardotFusagasugaSilvanaSasaima

-MAPA 8-ZONA CENTRO

ANTIOQUIA

CALDAS

RISARALDA

QUINDÍO

TOLIMA

CUNDINAMARCA

Antioquia

Caldas

Risaralda

Quindío

Tolima Cundinamarca

Pero hay más. Las Convivir estaban plenamentearticuladas al proyecto de las autodefensas desde sufundación. Es decir, no sólo fueron la cantera dondelos paramilitares reclutaron una parte de sus integran-tes para su gran expansión una vez les quitaron elrespaldo legal, sino que, en el tiempo en el que conta-ron con la anuencia de las instituciones del Estado,también hacía parte de la estrategia paramilitar.Mancuso le cuenta a Glenda Martínez que por los díasen que el estaba tramitando la posibilidad de un mar-co legal para desarrollar las cooperativas de seguri-dad se encontró con Vicente Castaño en la finca LasTangas y en esa tarde “se crearon las bases de lo queserían las Autodefensas Campesinas de Córdoba yUraba”. La reflexión de Castaño era que la guerrahabía entrado en una nueva etapa y que esto exigíauna coordinación y concentración de fuerzas, hom-bres, armas y municiones. Los Castaño se encarga-rían de la parte ilegal y Mancuso por un tiempo se

dedicaría a utilizar las cooperativas amparadas le-galmente. Es decir, las denuncias de las organizacio-nes de derechos humanos estaban bien encaminadas.

¿Por qué confluyeron paramilitaresy políticos?

Desde el principio quisimos encontrarle unaexplicación sociológica y política a los acontecimien-tos ocurridos entre 1999 y 2003 y luego comprendertambién lo ocurrido en el 2006. Queríamos –ademásde demostrar que la motivación de la expansiónparamilitar no era salvar al país del demonio guerri-llero- saber las razones de una movilización políticatan grande de significativos sectores de la sociedadpolítica colombiana. Queríamos desvirtuar la califi-cación de “conspiración” de un pequeño grupo, ohechos aislados, que comúnmente le dan a estosacontecimientos sectores de la dirigencia del país.

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En los documentos emanados de las reunionesparamilitares y en las profusas declaraciones de Car-los Castaño después de 1997, era claro que el esfuer-zo militar realizado por los paramilitares, la violen-ta ocupación del territorio, su inmersión completaen el mundo del narcotráfico, tenía, además de lamotivación de enriquecimiento personal de los jefes,una clara intencionalidad política: buscar una nego-ciación con el Estado. Bastaría con el siguiente textoemanado de la cumbre donde se fundan LasAutodefensas Unidas de Colombia en mayo de 1998para aclarar la misión de las fuerzas paramilitares:“Definir las Autodefensas Unidas de Colombia como unmovimiento político- militar de carácter anti-subversivo enejercicio del derecho a la legítima defensa quereclama transformaciones del Estado, perono atenta contra él”.6

Iván Roberto Duque cuenta comofue este proceso. Dice Duque que cuan-do él salió de la cárcel se encontró conCarlos Castaño en un hotel de Bogotáy Castaño ya tenía la obsesión de bus-car el agrupamiento de todas las fuer-zas paramilitares. Había encontradoen la muerte de su padre a manos delas Farc un relato que legitimaba suacción. Duque le planteó las limitaciones de estahistoria. Le insistió en que la venganza no era sufi-ciente para legitimar un proyecto de lucha por elpoder.7

Andando el tiempo convinieron en que dedica-rían un espacio importante a construir un discursomás elaborado sobre la misión de los paramilitares.Durante un año, todas las mañanas, Iván RobertoDuque y Hernán Gómez, se dieron a la tarea de leer y

discutir con Castaño uno a uno los más diversos te-mas que debían componer esta puesta en escena deun proyecto político. El examen fueron las entrevis-tas que Castaño les concedió a Darío Arismendi delprograma Cara a Cara de Caracol televisión y aClaudia Gurisati del canal RCN. Tanto Arismendicomo Gurisati, que no sabían el largo proceso depreparación de la presentación en público de CarlosCastaño, se sorprendieron como todo el país con laretórica y las habilidades del entrevistado.

El discurso de Castaño era más que fluido, eratorrencial. Con una agilidad mental asombrosa fuehilando un argumento tras otro hasta darle forma a la

idea fuerza con la que habría de jalo-nar la expansión del paramilitarismopor todo el país. Se trataba de un granproyecto “contrainsurgente”. La mi-sión era derrotar la guerrilla. Liberarel norte del país primero y luego mar-char hacia el sur.

El relato no podía ser más eficaz.El miedo a la guerrilla había crecidoen esos años, también el odio por laescalada de secuestros, extorsiones yataques a la población civil. La des-

confianza en las instituciones se había incrementado.La percepción era que el Estado era incapaz de de-rrotar a la insurgencia y en algunas regiones habíaclaudicado ante ella. Y ahí estaban un líder y unaorganización proclamando su decisión de detener elavance guerrillero. La mitificación fue rápida. Nadiese volvió a acordar que la familia Castaño venía delas entrañas del cartel de Medellín, nadie volvió apreguntar por la “clase emergente”, nadie volvió aindagar por las razones del inusitado crecimientodel tráfico de drogas y la proliferación de cultivos decoca en las zonas de expansión de los paramilitares,muy pocos pusieron los ojos en las horrendasmasacres y en las fosas comunes que se abrían alpaso de los paramilitares. El rótulo contrainsurgentelo tapaba todo.

NNadie se volvióa acordar que lafamilia Castañovenía de las entra-ñas del cartel deMedellín, nadievolvió a preguntarpor la “clase emer-gente”.

6 Castaño, Carlos. Op. cit.

7 Entrevista a Iván Roberto Duque por MauricioRomero y León Valencia. Participó también “JuliánBolívar” jefe militar del Bloque Central Bolívar de lasautodefensas quién dio detalles especiales de laexpansión paramilitar. Marzo de 2005.

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El discurso contrainsurgente era la carta de pre-sentación para esta negociación. Pero necesitabanigualmente una amplia cobertura política y eso sólopodrían obtenerlo recurriendo a la clase política re-gional. El orgullo y la satisfacción con que SalvatoreMancuso y Vicente Castaño reconocieron luego quetenían vínculos directos con el 35 por ciento delCongreso confirmarían el empeño que habían pues-to en la tarea de asociarse con la clase política. Tam-bién Iván Roberto Duque en las entrevistas habíaplanteado que una negociación con las elites na-cionales sólo era posible si conquistaban un granapoyo regional, bien directamente o através de la clase política regional.

Defensa del estatus quo yautoritarismos regionales

Ahora bien, las elites regionales te-nían el interés de oponerse a un pactocon las guerrillas y también el propósi-to de desatar una gran resistencia a loscambios democráticos que trajo la Cons-titución del 91. El trabajo del profesorEdward Gibson, de la UniversidadNorthwestern, en los Estados Unidos,nos permite entender algunos compor-tamientos locales de la clase política enColombia a finales de los años noventa y principiosdel siglo XXI.8 Gibson da pistas para entender larazón por la cual esa clase política se diseminó enpequeños partidos de alcance regional, la motiva-ción que tuvo para apelar a una alianza con losparamilitares, la resistencia a las negociaciones depaz con las guerrillas y a los procesos de democrati-zación local facilitados por el marco constitucionalde 1991 y la descentralización.

Gibson logra sustentar la tesis de que en muchosregímenes democráticos se presentan enclaves auto-ritarios en las provincias, lo que llama “autoritarismossubnacionales”. Trae ejemplos de varios países don-de a pesar de haberse producido un salto en el plura-

lismo y la competencia política a nivel nacional, sepresenta una precaria apertura democrática en las re-giones, una permanencia de elites autoritarias que con-trolan férreamente el poder en las provincias.

Incluso hay un hecho paradójico que describebien Gibson. En momentos de transición democrá-tica, cuando en el centro político se producen cam-bios importantes de signo democrático, en la perife-ria las elites tienden a acentuar el autoritarismo,desarrollan estrategias duras de control territorial,acentúan la antidemocracia, capturan el poder lo-

cal, como forma de resistir los cam-bios ocurridos a nivel nacional.

Señala Gibson:“En un país democrático a nivel

nacional o en proceso de democratiza-ción, la preservación del autoritaris-mo subnacional es ampliamente unproducto de estrategias territorialesperseguidas por las elites políticas lo-cales. En respuesta a los retos (u opor-tunidades) ofrecidas por la democra-tización nacional, las elites autorita-rias subnacionales adelantan estrate-gias que maximizan los siguientes va-lores: control, autonomía y poder o in-

fluencia - esto es, control sobre actores políticos en laprovincia, autonomía de influencias nacionales, ypoder sobre líderes políticos nacionales. Estos sonvalores defendidos por elites periféricas en el poder,en cualquier contexto de relaciones centro-periferia,sean esas elites autoritarias o democráticas. Estos sonvalores que reflejan también el balance de poder en-tre centro y la periferia”.9

8 Gibson, Eduard, “Autoritarismo subnacional:estrategias territoriales de control político enregímenes democráticos”, DESAFÍOS # 14, Centro deEstudios Políticos e Internacionales, CEPI, Universidaddel Rosario, Bogotá, 2006.9 Ibíd., págs. 213-214.

EEn momentosde transicióndemocrática,cuando en elcentro político seproducen cambiosimportantes designo democráti-co, en la periferialas elites tienden aacentuar el auto-ritarismo.

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Como respuesta a los avances democráticos quetrajo la Constitución de 1991 y también como reac-ción ante las posibilidades de un acuerdo de paz conlas guerrillas que impulsó el gobierno de AndrésPastrana, las elites regionales, especialmente las vin-culadas al PartidoLiberal, constituyeron grupos po-líticos regionales con férreo dominio territorial y bus-caron acuerdos con los paramilitares, forjando ver-daderas dictaduras locales. Así mismo apoyaron es-trategias de negociación con las elites nacionales parabuscar un reacomodo del mapa político nacional. Elexamen juicioso de los cambios en la política regio-nal y en la evolución de los parami-litares permite ver que hubo impor-tantes coincidencias entre estas fuer-zas que las llevaron a una alianza, auna coalición voluntaria, con propó-sitos comunes.

La reforma política de principiosde los años noventa con la aperturaal pluralismo político, la circunscrip-ción nacional para Senado y elemen-tos de modernización del Estado, po-tenció enormemente el voto de opi-nión y los liderazgos políticos nacio-nales. La clase política se atrincheró entonces en lasregiones, dio origen a nuevos grupos, buscó procesosde asociación entre regiones y echó mano de la ayudaque le ofrecían los paramilitares. Lograron en muchoslugares darle una verdadera bofetada al voto de opi-nión y a los liderazgos más cultos e instruidos deBogotá y de ciudades importantes. La realidad es queno dejaron operar en la práctica la circunscripciónnacional de Senado y mantuvieron el carácter regio-nal de buena parte de los senadores. Grupos políti-cos que nadie conocía, personas de las que nadiesabía, resultaron de la noche a la mañana con gran-des votaciones.

En la medida en que los paramilitares fueron en-trando en relación con la clase política regional tam-bién fueron haciendo su discurso más sofisticado y

más comprensivo de los intereses de las elites regio-nales. El discurso con el cual Salvatore Mancusooficializó su desmovilización habla de la odiosa cen-tralización y reclama un tipo de autonomía regionalque caza bien con la resistencia que la clase políticaha hecho a la constitución del 91. Dice Mancuso: “Elresultado de un pacto de paz final, con todos los ac-tores armados en algún futuro cercano, nos llevarasin duda a replantear nuestro marco políticoinstitucional. Colombia no podrá postergar el anhe-lo regional de una mayor autonomía. Sueño con verpronto una Colombia federal, con autodeterminación

regional, unida por lazos culturalese históricos comunes, pero al com-pás de la tendencia universal, quevincula provechosamente la perte-nencia a la aldea global, con la vi-vencia cotidiana de lo local y regio-nal. El centralismo está vivo y nosagobia. La ausencia del estado quepermitió el terror de la guerrilla y elposterior nacimiento de la auto-defensa, surge del modelo centralis-ta que sólo mira el ombligo de la na-ción, olvidando las penurias del res-to del cuerpo10 ”.

Ya esta idea de cambiar el marco constitucionalhabía quedado consignada en el documento que ha-bían suscrito algunos mandos de las autodefensas conun gran número de dirigentes políticos en julio de 2001donde hablaban de “refundar el país”.

La investigación se dirigió entonces a estableceren cuales territorios había logrado una mayor pre-sencia el paramilitarismo y también a examinar eldesenvolvimiento de los movimientos políticos enesos lugares. Qué alteraciones había en el comporta-miento político. Qué partidos se fortalecían y cuálesse debilitaban. Qué variaciones se presentaban enlas elecciones. Para hacer más fácil la indagación con-

LLa clase política seatrincheró entoncesen las regiones, dioorigen a nuevosgrupos, buscó proce-sos de asociaciónentre regiones y echómano de la ayudaque le ofrecían losparamilitares.

10 Discurso de Salvatore Mancuso, diciembre de2005. En http://www.salvatoremancuso.com

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centramos la exploración en la disputa por el Sena-do de la República. Entendíamos que si podíamosdesentrañar la forma como los paramilitares habíaninfluido en la composición del Senado podríamossaber también su injerencia en la Cámara y en losespacios regionales. Ir a la cumbre de la pirámide ydevolverse para mirar la base. Partíamos precisamen-te de la idea de que la clase política había logradomantener la costumbre de agruparse alrededor deun senador de carácter regional. Veíamos que ha-bían logrado que ni la elección popular de alcaldes ygobernadores y la circunscripción nacional para Se-nado torcieran esa costumbre.

Las elecciones del 2002 cambian lahistoria política del país

El punto de llegada de la investi-gación nos dio esta realidad: en laselecciones del 2006, 33 senadores y50 representantes a la Cámara resul-taron elegidos en zonas de controlparamilitar. Estos senadores obtuvie-ron 1.845.773 votos que representanuna tercera parte de la votación paraCongreso y un punto muy alto de lavotación para presidente. La granmayoría de estos senadores habíansido elegidos en los nuevos grupos que aparecieronen el 2002. Hay allí una continuidad de lo ocurridoentre las anteriores y estas elecciones.

Los analistas políticos y los medios de comunica-ción a primer golpe de vista el lunes después de laselecciones parlamentarias de marzo de 2006 procla-maron la disminución sensible de la influencia de losparamilitares en la política. No fue así. Una compara-ción juiciosa entre lo ocurrido en el 2002 y lo ocurridoen el 2006 nos ha permitido concluir que sólo huboalgunas variaciones que en vez de atenuar el fenóme-no lo profundizaron. Habíamos documentado la elec-ción de 26 senadores en zonas paras en el 2002 quepusieron 1.741.947 votos (Ver Anexo 1). En el 2006,

estos partidos distribuyeron mejor y más racionalmen-te la votación, con la cual lograron siete senadores máscon una votación no muy diferente a la de 2002. Esdecir, en el 2006 aumentaron los senadores casi con lamisma votación. (Ver Anexos 1 y 2).

Queremos que los lectores vean claramente en loscuadros el nombre del senador, el partido por el quesalió elegido y los municipios donde obtuvo las másaltas votaciones. Destacamos el hecho de su inscrip-ción en terceros partidos y la obtención de un caudalimportante de votos en los municipios o zonas dondehabía un notorio control paramilitar (Ver anexo 1).

En las elecciones de Senado del 2006 (VerAnexo 2) es visible la continuidad que tienen mu-chos senadores que irrumpieron en la acción polí-

tica en el 2002. También la persis-tencia de algunos movimientos delos que surgieron o se consolida-ron en esos comicios.

En el cuadro de representantesa la Cámara del 2006 acudimostambién a buscar la coincidencia delos lugares de votación con los lu-gares de expansión paramilitar,pero también hicimos el esfuerzo de

tratar de descubrir con qué senador habían hechofórmula o a cual le habían aportado más votos. (VerAnexo 3 y Mapas 7,8,9.)

En el 2002 se produjeron varios fenómenos queno han sido debidamente analizados y que cambia-ron el curso de la política colombiana. El Partido Libe-ral y el Partido Conservador sufrieron importantesdesprendimientos y se conformaron o se consolida-ron varios partidos o grupos políticos nuevos. Estosdos partidos históricos perdieron las mayorías en elCongreso. Algunos de esos nuevos grupos cumplíanla función de dar cabida a líderes políticos primerizosque saltaron a la vida pública de la mano de la expan-sión paramilitar. Otros, simplemente, le permitían a

EEn las eleccionesdel 2006, 33 senado-res y 50 representan-tes a la Cámara re-sultaron elegidos enzonas de controlparamilitar.

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líderes tradicionales salirse del juego de las grandescolectividades para establecer con mayor libertad suscompromisos regionales y organizar su votación en elmarco de las transacciones con las autodefensas. Eneste contexto se produjo un hecho que no tenía antece-dentes en todo el siglo veinte: un candidato disidentedel partido liberal derrotó al candidato oficial por unmargen escandaloso de votos.

Entre tanto, en las regiones ocurrían cambiosparalelos. En el Magdalena surgió el MovimentoRenovación Acción Laboral, Moral, el cual se ex-tendió a varios lugares de la costa, llegó a Antioquiay eligió al senador Mario Uribe con una alta vota-ción, pero no pudo elegir a MiguelPinedo Vidal que se quemó porpocos votos. Entre el 2002 y el 2006este movimiento se transformó enColombia Democrática bajo la di-rección de Mario Uribe. Pero aúnasí la sigla de Moral siguió exis-tiendo y en el 2006 sirvió para darcobijo a Karelly Lara quien llegó ala Cámara por el Magdalena acom-pañando a Pinedo Vidal para el Se-nado. Este finalmente migró haciaCambio Radical.

En Córdoba surgió el Movimiento Popular Uni-do –Mpu- que llevó al congreso a Miguel de laEspriella y a Eleonora Pineda, también a Juan Car-los Sinisterra en el Valle del Cauca y su fórmula aCámara. De las listas de este grupo hacían partetambién David Turbay Turbay y Rodolfo GonzálezGarcía, protagonistas del proceso 8.000, quienes noresultaron elegidos. En el bajo Cauca Antioqueño yen todo el Magdalena Medio hasta los departamen-tos de Caldas y Boyacá apareció Convergencia Po-pular Cívica que eligió la fórmula de Carlos ArturoClavijo al Senado y Rocío Arias a la Cámara convotación en Antioquia y Santander, lo mismo que aOscar Iván Zuluaga al Senado con votación mayo-ritaria en Caldas.

Como se observa estos grupos reúnen a personascon grandes distancias territoriales y a las que no esfácil encontrarles un pasado en común. ¿Qué lazo po-día existir entre Carlos Clavijo un hombre del campode Santa Rosa del Sur, en el sur de Bolívar, con OscarIván Zuluaga un empresario de Caldas? ¿Cómo sejuntaron Eleonora Pineda del corregimiento El Cara-melo en Tierralta Córdoba, Juan Carlos Martínez delNorte del Valle y David Turbay Turbay?

En los santanderes Convergencia Ciudadana, bajola dirección del senador Luís Alberto Gil, cambió larelación de fuerzas en los dos departamentos colocan-do en minoría a los partidos Liberal, Conservador y la

Anapo. Para el 2006 este movimiento seconvertiría en el más grande fenómenopolítico eligiendo siete senadores y ochorepresentantes de manera directa. Logran-do además una alianza con Apertura Li-beral que sólo presentó candidatos a lacámara en la Costa Atlántica y eligió unabancada de cinco. También se sabe de la-zos muy estrechos de este partido con par-lamentarios de la U y con el representan-te de Opción Centro un grupo que llegóal congreso por circunscripción de mino-rías. El caso es que para la elección de un

representante al Consejo Electoral en el 2006 Conver-gencia Ciudadana logró reunir una bancada de vein-tiocho parlamentarios que dejó boquiabiertos a losdemás partidos.

En Sucre, entre tanto, Cambio Radical eligió aJairo Enrique Merlano como senador de la Repú-blica en coalición con la representante conserva-dora Muriel Benito Rebollo. También eligió al Se-nado a Rubén Darío Quintero de Antioquia convotos de zonas de evidente control paramilitar. EnCasanare y Meta tuvo candidatos como MiguelÁngel Pérez involucrado en varios procesos judi-ciales. Cambio Radical había sido fundado en elaño 98 por dirigentes como Rafael Pardo y ClaudiaBlum, y sufrió muchas transformaciones después

Q¿Qué lazo podíaexistir entre CarlosClavijo un hombredel campo de SantaRosa del Sur, en elsur de Bolívar, conOscar Iván Zuluagaun empresario deCaldas?

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Gráfico 1: Partidos oficiales y terceros partidos en el Senadode la República 1998-2006.Fuente: Observatorio del Conflicto Armado -CorporaciónNuevo Arco Iris -

PORCENTAJE DE VOTACIONES Y CURULES DEL PARTIDO CONSERVADOR

1998-2006

Gráfico 3: Comportamiento del Partido Conservador enel Senado de la República 1998-2006Fuente: Observatorio del Conflicto Armado -CorporaciónNuevo Arco Iris -

PORCENTAJE DE VOTACIONES Y CURULES DEL PARTIDO LIBERAL

1998-2006

Gráfico 2: Comportamiento del Partido Liberal en el Senado dela República 1998-2006Fuente: Observatorio del Conflicto Armado -CorporaciónNuevo Arco Iris -

PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO

PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO

OTROS PARTIDOS Y MOVIMIENTOS

COMPOSICIÓN POLÍTICA SENADO DE LA REPÚBLICA

1998-2006

PORCENTAJE DE LA VOTACIÓN NACIONAL QUE OBTUVO

EL PARTIDO

PORCENTAJE CURULES DEL PARTIDO EN EL SENADO

PORCENTAJE DE LA VOTACIÓN NACIONAL QUE

OBTUVO EL PARTIDO

PORCENTAJE CURULES DEL PARTIDO EN EL

SENADO

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del 2002 con la llegada de Germán Vargas Lleras,quien había sido elegido por el movimiento Co-lombia Siempre. Vargas Lleras tomó las riendasdel partido, consolidó las alianzas regionales es-tablecidas y le dio un gran impulso hasta colocar-lo como el segundo partido uribista.

En los departamentos de Atlántico, Magdalena,Cesar y Guajira tomaron fuerza el Movimiento deIntegración Popular -Mipol- que eligió a DiebMalof, Vicente Blel Saade, Luís Vives Lacouture yMario Salomón Náder como senadores. El Movi-miento Alternativo de AvanzadaSocial, Alas, fue otro de los movi-mientos nuevos y eligió a ÁlvaroAraujo Castro como senador encoalición con el representante Mi-guel Ángel Durán Gelvis de Inte-gración Regional, IR.

El Movimiento Nacional Con-servador fue otro de los grupos quese independizó de los dos parti-dos históricos y llevó al Senado a Gabriel AcostaBendek, William Alfonso Montes Medina, Juan Ma-nuel Corzo y Javier Enrique Cáceres. A su vez, elMovimiento Nacional Progresista eligió a ÁlvaroGarcía Romero. En este caso fue evidente que diri-gentes políticos con origen conservador que teníanla certeza de obtener votaciones importantes en zo-nas de control paramilitar decidieron desprendersede su partido original y tomar una sigla nueva queles serviría para organizar más racionalmente su ac-cionar político. El caso de Javier Enrique Cáceres esmuy especial porque llegó en 1998 al congreso ennombre del Partido Liberal, buscó su reelección en el2002 con el Movimiento Nacional Conservador, lue-go se incorporó a las filas del Polo Democrático porun corto tiempo y aterrizó en Cambio Radical en laselecciones de 2006. Este deambular lo combinabahábilmente con la organización periódica de deba-tes sobre la corrupción en el Congreso Nacional. Esevidente que ha tenido una clara intención de

mimetizarse en cada elección. Para el 2006 los nom-bres de Movimiento Nacional Conservador y de Mo-vimiento Nacional Progresista desaparecieron y susmiembros se sumaron a diversos partidos de la coa-lición uribista.

También en esa zona de la costa saltaron alprotagonismo Sí Colombia y Apertura Liberal, loscuales eligieron varios parlamentarios que cambia-ron la relación de fuerzas políticas de la región. Equi-po Colombia con base inicial en Antioquia se exten-dió a varias regiones del país y colocó una sorpren-

dente bancada parlamentaria.Dejen Jugar al Moreno mantu-vo su votación en Bogotá y seextendió a algunas zonas de lacosta.

En algunos de estos partidoscomo Cambio Radical o EquipoColombia se produce una coali-ción entre líderes con voto de opi-nión, con una tradición política

muy respetable, como Germán Vargas Lleras y AlfredoRamos, con dirigentes claramente asentados en zo-nas paramilitares y evidentemente comprometidoscon las estrategias de las autodefensas. Lo mismo sepodría decir de Oscar Iván Zuluaga y de otras perso-nas que quedaron inmersas en el movimiento Con-vergencia Popular Cívica. Lo que nos preguntamosen estas constataciones es si se dieron cuenta o no delas fuerzas políticas que estaban fortaleciendo. Qui-zás los líderes regionales con algún compromiso conlos paramilitares simplemente buscaron una buenacobija para desarrollar su proyecto. Son cosas que lasinvestigaciones penales dirán. También hay un casomuy especial en el Partido Liberal , el de Juan ManuelLópez Cabrales. Este dirigente regional tuvo momen-tos de gran tensión con las fuerzas paramilitares quehicieron temer por su vida, pero después de Julio de2001 vivió un momento de distensión que le permitiósacar una alta votación para su movimiento en el 2002y en el 2003 y acrecentarla aún más en el 2006.

QQuizás los líderes regio-nales con algún compro-miso con los paramilitaressimplemente buscaron unabuena cobija para desarro-llar su proyecto. Son cosasque las investigacionespenales dirán.

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En muchos departamentos estos nuevos parti-dos se presentaron a las elecciones en coalición condirigentes liberales y conservadores que no quisie-ron o no tuvieron necesidad de salirse de estas co-lectividades para establecer estrategias comunes confuerzas vinculadas a los paramilitares. Es el casode Juan Manuel López, de Guillermo León GaviriaCorrea y Habib Mereg Marún del Partido Liberal ode Ciro Ramírez y de Julio Alberto Manzur Abdala,en el Partido Conservador.

En las elecciones del 2003 estos gru-pos nuevos o fortalecidos en las eleccio-nes del 2002 se presentaron a las elec-ciones locales con candidatos propios agobernaciones y alcaldías y obtuvieronuna gran fuerza regional. En el interreg-no entre las elecciones de 2002 y 2003algunos grupos se unieron para formarColombia Viva que fue el primer granintento por darle cohesión nacional a unproyecto con vínculos claros en las zo-nas paramilitares (Ver Gráficos 4, 5 y 6 -Págs. 24, 25 , 26.)

La pujanza de las nuevas fuerzas se dejó sentir. Eli-gieron 251 alcaldes sumados los obtenidos por Colom-bia Viva, Sí Colombia, Convergencia Popular Cívica,Mipol, IR, Mpu, Alas, Moral, Colombia Democrática,Apertura Liberal, Cambio Radical, Convergencia Ciu-dadana, Equipo Colombia y Movimiento Nacional, yMovimiento Conservador Progresista. Mientras el Par-tido Liberal obtuvo 232 alcaldes y el Partido Conserva-dor Colombiano 160. También eligieron una cifra cer-cana a los 4.000 concejales. (Ver Anexos 4, 5, 6 y 7).

El presidente y los parlamentarios lecumplen a los paramilitares,el Estado no tenía por qué

El numeroso grupo de parlamentarios que llegóal Congreso con la ayuda de los paramilitares nodefraudó las expectativas que tenían las auto-

defensas y los compromisos de contribuir a una ne-gociación de paz tal como lo habían convenido enlas reuniones realizadas. El sueño de Carlos Casta-ño parecía realizarse. Se la jugaron toda para quesaliera un marco legal generoso para tramitar lareinserción a la vida civil de los paramilitares e in-fluyeron también para que el Presidente tomara ladecisión de suspender las extradiciones de los jefesde las autodefensas en proceso de negociación. El

momento culminante de esta relaciónfue la invitación al Capitolio Nacio-nal a Salvatore Mancuso, RamónIsaza e Iván Roberto Duque para quepresentaran tanto el discurso que jus-tificaba su expansión a lo largo y an-cho del territorio nacional como susaspiraciones políticas. La salva deaplausos que recibieron fue una mues-tra fehaciente de los fuertes lazos quese habían tejido entre la clase políticay los paramilitares11 .

Los parlamentarios vinculadosde manera directa a las zonas de

control paramilitar no estuvieron solos en el cum-plimiento de los acuerdos establecidos con estasfuerzas irregulares. Dado que el Presidente de laRepública había tomado también la decisión desacar adelante una negociación con los para-militares para llevarlos a la vida civil se creó unambiente muy favorable en el Congreso para to-das las iniciativas legales encaminadas a propi-ciar la desmovilización y reinserción de lasautodefensas. Toda la bancada uribista acompa-ñó la idea y también el Presidente y el Alto Comi-sionado Luís Carlos Restrepo trabajaron incan-sablemente para que ello ocurriera. No fue fácil.Los organismos internacionales de derechos hu-manos ejercieron una crítica implacable a las ini-ciativas del gobierno en el Congreso, también laoposición del Partido Liberal y del Polo Demo-

EEl momentoculminante deesta relación fuela invitación alCongreso a varioslíderes de lasautodefensas parapresentar el dis-curso que justifi-caba su expan-sión.

11 Visita al Congreso de la República de jefesparamilitares, en julio de 2004.

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crático. Consideraban estos sectores críticos quelos proyectos de ley que presentaba el ejecutivono respetaban los estándares internacionales dederechos humanos y no eran rigurosos en la de-fensa de la verdad, la justicia y la reparación. El

gobierno y los parlamentarios uribistas se man-tuvieron firmes aún a costa de perder el sectorcercano al ex presidente Gaviria y de crear mu-cho malestar en algunos círculos de la comuni-dad internacional.

GRÁFICO 4: TERCEROS PARTIDOS EN EL SENADO

DE LA REPÚBLICA 1998. FUENTE:REGISTRADURÍA NACIONAL DEL ESTADO CIVIL -OBSERVATORIO DEL CONFLICTO ARMADO

CORPORACIÓN NUEVO ARCO IRIS.

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GRÁFICO 5: TERCEROS

PARTIDOS EN EL SENADO DE

LA REPÚBLICA 2002.FUENTE: REGISTRADURÍA

NACIONAL DEL ESTADO CIVIL

-OBSERVATORIO DEL

CONFLICTO ARMADO

CORPORACIÓN NUEVO

ARCO IRIS

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La Ley de Justicia y Paz que salió del Congresoconsagraba el carácter político del accionar de lasautodefensas y con ello trataba de obviar hacia el futu-ro la amenaza de la extradición, no hacia obligatoriala verdad en la confesión para la obtención de los be-neficios jurídicos y establecía un régimen blando depenas. Era una ley a la medida de las autodefensas. Laclase política había cumplido.

Pero había más fuerzas que intervendrían en laformación del marco legal para las autodefensas yen la aplicación de justicia. Estas fuerzas no esta-ban controladas por la clase política y tampoco eraninfluenciables de modo absoluto por el Presidentede la República. La Corte Constitucional se inter-puso en el camino. En ejercicio legítimo del controlde las leyes retiró del marco aprobado por el Con-greso el estatus político, hizo obligatoria la verdad

en las confesiones y más rigurosas las penas. A suvez la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía man-tuvieron sus investigaciones e iniciaron procesoscontra dirigentes políticos y altos funcionarios delos cuales se tenía indicios de colaborar con losparamilitares. Estados Unidos seguía insistiendoen la extradición de algunos de los jefesparamilitares y presionando para que no se hicieraningún compromiso duradero sobre el tema de laextradición con las autodefensas. Algunos mediosde comunicación impresos destapaban verdaderasconspiraciones para favorecer a los paramilitares ya los políticos comprometidos con ellos. La incerti-dumbre jurídica era evidente y el ingreso tranquillode los paramilitares a la vida civil no estaba garan-tizado. Así lo sentían los paramilitares a finales de2005 y a lo largo del primer semestre del 2006.

GRÁFICO 6: TERCEROS PARTIDOS EN EL

SENADO DE LA REPUBLICA 2006.FUENTE: REGISTRADURÍA NACIONAL DEL

ESTADO CIVIL - OBSERVATORIO DEL

CONFLICTO ARMADO CORPORACIÓN

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dujo entonces la unidad entre el uribismo urbano y eluribismo rural. Surgió el Partido de la Unidad Nacio-nal, se creció Cambio Radical, también ConvergenciaCiudadana, se fusionaron Alas y Equipo Colombia,lograron subsistir Colombia Democrática y ColombiaViva. Dejen Jugar al Moreno se hundió por la incapa-cidad para obtener los votos que le permitieran saltarel umbral pero fue evidente que aumentó su votacióny amplió su cobertura a municipios de dura presenciadel paramilitarismo.

Este proceso no estuvo exentode tensiones. Quizás las dos másimportantes fueron: la que llevó alregreso del sector del ex presidenteCesar Gaviria al Partido Liberal yla que indujo a la expulsión de va-rios candidatos a Congreso de laslistas del Partido de la U, CambioRadical y Colombia Democrática.En el centro de estas disputas estu-

vo el tema paramilitar.

El sector político que en los últimos años ha actua-do bajo la influencia de Cesar Gaviria Trujillo habíaprestado una contribución invaluable al triunfo presi-dencial de Álvaro Uribe Vélez en el 2002. Uribe, un lí-der político de provincia, era poco conocido en el paíscuando se le metió en la cabeza la idea de competir porla presidencia. Se sabían de sus ejecutorias en Antioquiay se tenía un recuerdo lejano de cuando ocupó una ban-ca en el Congreso de la República. Para marzo de 2001apenas contaba con un registro del 2% en las encuestas.La vinculación de seguidores de Gaviria a la campañale dio un gran impulso. Se sabe de la importante in-fluencia que en los últimos años ha tenido este sector enlos medios de comunicación y en la opinión pública, dela relevancia de personas como Rafael Pardo, RudolfHommes y Andrés González.

No es exagerado decir que esta alianza le abriólas puertas a Uribe en Bogotá y en otras partes delpaís. La motivación de Gaviria era clara. De tiempo

La lealtad de los parlamentarios cercanos a losparamilitares elegidos en el 2002 y la solidaridadde toda la bancada uribista, lo mismo que el esfuer-zo del gobierno, no fue suficiente para garantizarque, al final de todo el proceso de aprobación la Leyde Justicia y Paz, el texto colmara las aspiracionesde las autodefensas. De hecho el texto que salió dela Corte Constitucional sufrió un rechazo rotundode toda la cúpula de las autodefensas. El país esta-ba ya en plena campaña para elegir nuevos parla-mentarios y probar la reelección presidencial. Laesperanza de que se pudieran re-vertir los cambios hechos por laCorte Constitucional se cifró en elnuevo Congreso.

Para el 2006 la reforma políticaobligó al agrupamiento de las fuer-zas para alcanzar el umbral del 2%del total de la votación nacional y estehecho fuerza varias fusiones de losgrupos que compitieron en el 2002 con importantesganancias para algunos líderes políticos y contraumatismos para otros (Ver gráficos 4, 5 y 6). Tam-bién estaban en desarrollo las negociaciones de SantaFé Ralito que desataron una discusión al interior delas Autodefensas Unidas de Colombia sobre si debíandeshacer las alianzas y compromisos establecidos enel 2002 y lanzarse a configurar un partido único en laque participaran abiertamente los reinsertados, o sidebían mantener su vinculación con diversos parti-dos dentro de la gran coalición uribista. Se impuso lasegunda posición.

En este contexto se produjo la conformación de lospartidos que habrían de competir en las eleccionesparlamentarias del 2006 y que habrían de conformarla nueva coalición que llevaría al presidente ÁlvaroUribe Vélez a la reelección. Los grupos más pequeñosy con arraigo en las regiones tributaron sus fuerzas agrupos más fuertes con presencia en las grandes ciu-dades y con voto de opinión para conformar partidosde mayor arrastre y capacidad de negociación. Se pro-

UUribe, un líderpolítico de provincia,era poco conocido enel país cuando se lemetió en la cabeza laidea de competir porla presidencia.

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atrás tenía una dura rivalidad con Serpa y conSamper a los que consideraba no plenamente libresde pecado en el proceso ocho mil y representantes delclientelismo al interior del partido liberal. Para atra-vesarse en el camino de estos prefirió la alianza conun candidato con el que no tenía muchos vínculos.

La alianza se rompió en la discusión sobre la Leyde Justicia y Paz. Rafael Pardo adelantó una férreaoposición a concederles estatus político a lasautodefensas y a darles un trato especial y generosoinspirado en el indulto y la amnistía. Abogó pormayores exigencias de verdad, justicia y reparaciónacudiendo más a la idea de sometimien-to a la justicia que a la de negociaciónpolítica. En estas discusiones logró elapoyo de otros líderes uribistas comoGina Parody y Luís Fernando Velasco.

La reciedumbre que tuvieron los de-bates en el Congreso dejó ver que habíaalgo más que una disputa por la cali-dad de una ley. Bien pronto la discusiónderivó hacia la valoración del conjuntodel fenómeno y hacia el tipo de trata-miento que el Estado le debía dar a los paramilitaresy a los narcotraficantes. Cesar Gaviria y sus amigosmás cercanos vieron que detrás de todo estaba unaalianza entre sectores de la clase política regional ylos paramilitares. Vieron además que esa fuerzaemergente con base en las zonas rurales estaba tra-tando de echar para atrás algunas de las conquistasde la Constitución del 91 de la cual ellos habían sidoprotagonistas de primera línea. Por examen racionalo por pura intuición se dieron cuenta que lo que esta-ba en juego era el proyecto de modernización demo-crática iniciado a principios de los años noventamediante la alianza entre el presidente Gaviria, laAD-M19 y sectores del conservatismo.

La ruptura fue traumática. El ex presidente se vinode Washington donde acababa de dejar el cargo deSecretario General de la OEA para encabezar el Parti-

do Liberal. Desde allí declaró una oposición radical.Pardo que había participado en el intento de formarun partido nuevo para continuar su respaldo a Uribevolvió a las filas liberales, Rudolf Hommes dejó supuesto de asesor presidencial y desde las columnasde El Tiempo empezó a fustigar los signos autorita-rios que mostraba el gobierno de Uribe.

El otro incidente vino por cuenta de las infor-maciones que empezaron a salir a la opinión públi-ca a finales del año 2005 sobre reuniones entre líde-res políticos y jefes paramilitares para formalizaracuerdos con miras a las elecciones del 2006. Gina

Parody y otros parlamentarios ocandidatos empezaron a ejercerpresión en las filas de los parti-dos uribistas para que se expul-sara de las listas a quienes esta-ban más abiertamente implica-dos. También la embajada de Es-tados Unidos insistía en el tema.A Juan Manuel Santos, GermánVargas Lleras y Mario Uribe, noles quedó más remedio que dejarpor fuera de sus colectividades a

varios de los señalados. Fue el primer aviso de quetarde o temprano se iba a producir un escándalo degrandes dimensiones sobre la vinculación entreparamilitares y políticos.

En las filas paramilitares también se realizaronintensas discusiones sobre la estrategia electoral parael 2006. El sector de Salvatore Mancuso, DiegoMurillo Bejarano alias “don Berna” y Rodrigo TovarPupo alias Jorge 40, estimulado por la acogida ini-cial que tuvo en la opinión pública la negociaciónentre los paramilitares y el gobierno de Uribe y por lagran exposición que tenían los jefes de lasautodefensas en los medios de comunicación, empe-zaron a acariciar la idea de conformar un movimien-to político nacional propio y de saltar de manera di-recta a la disputa electoral.

AA Juan ManuelSantos, GermánVargas Lleras yMario Uribe, no lesquedó más remedioque dejar por fuerade sus colectividadesa varios de los seña-lados.

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La ilusión fue tal que alcanzaron a realizar unareunión de delegados de los grupos paramilitaresde varios lugares del país en Medellín convocadospor la Corporación Democracia a principios del2005 para discutir las bases del movimiento y darleuna dirección y un plan nacional. En este eventotuvo una destacada presencia Carlos Alonso Lucioquien oficiaba como asesor nacional del proyecto.En cambio el Bloque Central Bolívar en cabeza de IvánRoberto Duque alias “Ernesto Baéz”, de Carlos MarioJiménez alias “Macaco” y de Rodrigo Pérez Alzatealias “Julián Bolívar” se oponía rotundamente a esteproyecto y planteaban que las autodefensas debían per-sistir en los acuerdos y alianzas conlos movimientos políticos estableci-dos y canalizar la participación dedirigentes paramilitares en la contien-da electoral a través de esos grupos.

“Es una mala pelea, decía Báez.Los políticos que nos han acompa-ñado van a recelar, lo más proba-ble es que entremos en disputas queno favorecen para nada la negocia-ción y la reinserción a la vida civil,es mejor seguir en la estrategia delas alianzas regionales”.12 En lareunión de Medellín no hicieron presencia delega-dos importantes del Bloque Central Bolívar.

Aún así el documento que salió de aquella citaplanteó “nombrar una comisión que será la encar-gada de adelantar todas las actividades políticas.Cada estructura de las presentes debe nombrar unrepresentante para conformar la comisión. En pri-mer instancia se aprueba presentar las propuestaspolíticas, empezando por Antioquia, de acuerdo alas instrucciones del comandante “Adolfo Paz”. Se-ñalan además que hay varias necesidades inme-diatas: centralizar y darle identidad a lo que se lla-ma trabajo social y político de las AUC; generar unproyecto político de nivel nacional, superando ladificultad de la federalización exagerada con que

nacieron las AUC; y seguir enarbolando los postu-lados de antiinsurgencia, justificación histórica dela autodefensa.13

En ese tiempo se empezaron a lanzar nombrespara integrar las listas. Zulema Jattín planteó que sufórmula a Cámara por Córdoba sería Jairo AndrésAngarita, un ex militar que había sido la mano dere-cha de Mancuso en la aventura paramilitar. Y enMedellín surgió el nombre de Giovanni Marín cabezade los reinsertados del Bloque Cacique Nutibara comofórmula de cámara de Rocío Arias, quien aspiraba asaltar de la Cámara al Senado.

El debate alcanzaría a salir a laopinión pública en un artículo deRubiño un asesor político muy va-lorado por la cúpula de las autode-fensas. Escribe en marzo 14 de 2005y muy en la línea del Bloque Cen-tral Bolívar recomienda no partici-par de modo directo en las eleccio-nes. “Así la veo yo”, es el título deltexto en el que empieza por decirque no ve tan lejos el 2010 y por esono hay que apresurarse en el 2006.Señala “elaborar la plataforma

doctrinaria, seleccionar y formar los cuadros de diri-gentes y de predicadores, organizar los métodos detrabajo y sentar las bases del movimiento político dealcance nacional al que aspiran los máximos líderesde las AUC exige un trabajo de ingenieros y de arqui-tectos, y también de orfebres, una voluntad de hierroy una amplitud de criterio y de visión descomunal, yeso no puede realizarse en pocos meses sino en algu-nos años”.14

EEl Bloque CentralBolívar en cabeza de“Ernesto Baéz”, “Ma-caco” y “Julián Bolí-var” planteaban quelas autodefensas debíanpersistir en los acuer-dos y alianzas con losmovimientos políticosestablecidos.

12 Entrevista a Iván Roberto Duque, ya citada.

13 “Esta historia la construimos entre todos”.Documento de la Fundación Democracia, Medellín,2005.

14 Documento firmado por Rubiño, con fecha 14 demarzo de 2005. Circulado por Internet.

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Al parecer las dificultades que atravesaba elproceso y las discusiones con dirigentes y grupospolíticos terminarían por convencerlos de que de-bían continuar con la estrategia de las alianzas ycompromisos con los grupos regionales. La deci-sión tuvo repercusiones parecidas al 2002. Se favo-reció un número similar de aspirantes a Senado y aCámara. Algunos analistas llegaron a pensar quecon los escándalos que se estaban presentando laclase política regional se inhibiría de buscar apoyoen los paramilitares o desistiría de sus aspiracio-nes. No hubo tal cosa. Incluso quienes fueron seña-lados abierta y públicamente se presentaron a lacontienda electoral y la mayoría salieron elegidos,lo que indica la fortaleza del proyecto.El hecho de que no salieran EleonoraPineda ni Rocío Arias al congreso in-dujo a muchos a pensar que la influen-cia paramilitar estaba en franca retira-da. Pero el examen detallado de las vo-taciones de estas mujeres que habíantenido la osadía de no esconder susvínculos con las autodefensas mues-tra la fría racionalidad de los parami-litares. Los señalamientos públicosque se les hicieron y la expulsión delos grandes partidos uribistas motivaron que rápi-damente en algunas zonas la votación que las acom-pañaba se dirigiera hacia otros candidatos con me-nos exhibición pública y con mayor opción de salir.Un ejemplo claro de ello lo encontramos en al BajoCauca y en Nordeste Antioqueño donde las altasvotaciones de Carlos Clavijo y Rocío Arias pasa-ron a reforzar en el 2006 la elección de GuillermoLeón Gaviria Correa del Partido Liberal.

El cuadro de los senadores amigos elegidos que-dó así: siete de Cambio Radical, seis del Partido deUnidad Nacional, seis de Convergencia Ciudada-na, cuatro del Partido Conservador, tres de AlasEquipo Colombia, tres de Colombia Democrática,dos de Colombia Viva y dos del Partido Liberal.También confirmaron su gran bancada a Cámara.

Los jefes paramilitares tuvieron la ilusión de quela ratificación de una gran bancada parlamentaria aus-piciada por la presión ejercida desde las estructurasde las autodefensas permitiría encontrar un caminojurídico para enmendar la plana del fallo de la CorteConstitucional. El gobierno y los parlamentarios afi-nes empezaron a explorar fórmulas para hacerle cam-bios a la ley. Llevaron al Congreso la idea de validarnuevamente el estatus político y no encontraron unasenda jurídica segura para hacerlo. Se dedicaron en-tonces a redactar un decreto reglamentario de la ley,pero la naturaleza de este tipo de actos jurídicos nopermite un margen de maniobra muy grande parahacer cambios a lo ya establecido por ley.

Entre tanto los jefes paramili-tares protestaban por la demorapara retomar el camino de la segu-ridad jurídica. La situación empe-zó a tensionarse cuando el gobier-no -previendo que tendría muchasdificultades en la opinión públicay aún en el Congreso para satisfa-cer las demandas de los jefes de lasautodefensas- le pidió a la cúpulaparamilitar se concentrara en un

sitio de reclusión en La Ceja en el oriente deAntioquia. La mayoría aceptaron a regañadientes.Pero Vicente Castaño y los hermanos Mejía Múnerase negaron. La carta enviada por Vicente Castaño alAlto Comisionado de Paz publicada por al revistaSemana en su edición de noviembre 6 de 2006 revelatanto el contenido de las diferencias como el gradode tensión en que se encontraban las relaciones enese momento. Semana además confirma que los de-más dirigentes recluidos en La Ceja aunque no sus-criben la carta comparten sus términos. El reclamofundamental es que el gobierno les ha incumplidolos siguientes compromisos a las autodefensas: rati-ficar la seguridad jurídica de la no extradición, acu-dir a la vía legislativa para restituir las garantías ycondiciones de la Ley de Justicia y Paz, como esta-ban antes del fallo de la Corte Constitucional,

EEl hecho de queno salieranEleonora Pineda niRocío Arias al con-greso indujo a mu-chos a pensar que lainfluenciaparamilitar estabaen franca retirada.

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privarlos de la libertad sólo cuando los tribunalesprofirieran sentencia condenatoria, pagar una terce-ra parte de la condena computando el año y mediode la zona de ubicación.

En ese tiempo se empezaron a presentar sig-nos de una gran reactivación de la actividad ar-mada de grupos paramilitares. El malestar de losjefes paramilitares por la incapacidad del gobier-no para satisfacer sus demandas era evidente, perotambién era notoria la preocupación del gobiernoy las críticas de la opinión pública ante los nuevosbrotes de violencia. Se decía que Vicente Castañohabía logrado reunir nuevamente cin-co mil hombres para rearmarlos y re-organizarlos. Se oían rumores de queen cualquier momento los jefes de lasautodefensas podrían abandonar LaCeja y regresar a la clandestinidad.Las alarmas de la embajada de Esta-dos Unidos se prendieron. Fue enton-ces cuando el presidente Uribe orde-nó llevar a los 59 miembros de la di-rección paramilitar a la cárcel de altaseguridad de Itaguí. Los días que si-guieron a esa decisión fueron de altatensión entre el gobierno y las autodefensas y mos-traron que la confianza entre las partes se habíalesionado tremendamente.

En la gran alianza entre paramilitares y políti-cos se ha abierto una grieta inmensa en los mesesfinales de 2006 y principios del 2007. Las detencio-nes de los parlamentarios Álvaro García Romero,Eric Morris y Jairo Merlano y el llamado a indaga-toria a otros dirigentes políticos desataron el temorentre la clase política que se había beneficiado de laexpansión paramilitar. La reacción es negar los vín-culos o plantear que si acudieron a reuniones o hi-cieron compromisos fue bajo la presión de las ar-mas. En la orilla de los paramilitares la situaciónno es distinta. Los jefes paramilitares recluidos enla cárcel de alta seguridad de Itaguí se sienten aban-

donados por sus amigos de ayer. En este contextohan empezado a aparecer documentos que habíanpermanecido en secreto durante varios años. El másexplosivo hasta el momento es el que registra uncompromiso de cerca de 50 dirigentes políticos dela costa atlántica con la cúpula paramilitar con fe-cha de julio de 2001.15

A finales del 2005, cuando la Corporación Nue-vo Arco Iris y la analista Claudia López difundieronalgunos resultados sobre las investigaciones que ha-bían realizado sobre la relación entre paramilitares ypolíticos, el senador Álvaro Araujo envió una carta

a la Corporación en la que negabacualquier compromiso con lasautodefensas. Uno de los principa-les argumentos, para negar haber re-cibido alguna ayuda de los para-militares en las elecciones, era el deque en esos comicios había bajadosensiblemente su votación en el nor-te del Cesar donde su familia teníasu caudal electoral. Decía que en vezde beneficiario de los paramilitaresera víctima de ellos. En la respuestaa la carta Claudia López y León Va-

lencia le plantearon que quizás la prueba más im-portante de que había habido algún tipo de pactoestaba allí. El hecho de perder la votación en sitiosdonde tradicionalmente tenía el electorado y conquis-tarla en varios municipios del sur del Cesar dondelos paramilitares controlaban el territorio, sólo po-día tener como explicación que se había organizadouna distribución de territorios entre los distintos can-didatos a Senado y Cámara y a él le habían asignadoel sur como su lugar principal.

LLos jefesparamilitaresrecluidos en lacárcel de altaseguridad deItaguí se sientenabandonados porsus amigos deayer.

15 Documento entregado por Salvatore Mancuso en elmarco de su versión libre ante los fiscales de Justicia ypaz. Aparecen las firmas de 7 senadores y 4representantes a la Cámara. También firmaron otrosdirigentes políticos locales y tiene fecha de julio 23 de2001.

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Esas discusiones basadas en deducciones lógicastuvieron mucho sentido hasta cuando empezaron aaparecer informaciones públicas de reuniones reali-zadas y testigos de compromisos de los paramilitarescon los políticos o cuando apareció el computador de“Jorge 40” con nombres propios de los dirigentes polí-ticos que habían recibido ayuda de las autodefensas.Lo que era un debate político y académico se tornoentonces en una disputa judicial. Los parlamentariosy dirigentes políticos se han visto de un momento aotro convocados a la Corte Suprema de Justicia y a laFiscalía a responder por los hechos. Era apenas lógicoque lo penal propiamente dicho toma-ra el protagonismo principal.

Pero el análisis político y acadé-mico, creemos nosotros, tiene una va-lidez plena. Es en este campo dondese pueden esclarecer las causas de loscambios dramáticos que sacudieronel escenario político en estos diez añosy trazar caminos para corregir el rum-bo nacional.

En el campo penal las responsa-bilidades son individuales y el esfuerzo de los juecesse concentra en allegar pruebas para establecer con-ductas punibles y castigar por ello a cada una de laspersonas que han incurrido en los delitos. En el cam-po político se busca establecer tanto responsabilida-des colectivas como individuales que derivan en pér-dida de legitimidad de los elegidos y en rechazo delelectorado.

Los cuatro senadores y los siete representantes ala cámara, así como el resto de dirigentes políticos quefirmaron el acuerdo del 23 de Julio de 2001 con losparamilitares en Santa Fe Ralito podrían ser procesa-dos por colaborar con una organización ilegal. Aquíno sólo hay evidencia sino confesión pública del he-cho. Quizás aparezcan cientos o miles de pruebasirrefutables como ésta en las indagaciones que los fis-cales están realizando en el marco de la aplicación de

la Ley de Justicia y Paz o en los procesos que adelantala Corte Suprema de Justicia. Por lo pronto han salidoa la luz pública indicios de múltiples reuniones y sehan obtenido grabaciones, archivos de computadoresy declaraciones de testigos que traen cantidad de da-tos que implican a la casi totalidad de las personasque aparecieron como beneficiadas por la acción delos paramilitares en las investigaciones académicas.Si la justicia va al fondo del problema es muy proba-ble que vayan a parar a las cárceles no menos de 60parlamentarios en ejercicio y una buena cantidad degobernadores, alcaldes y concejales. La legalidad es el

tema de los tribunales de justicia.

Pero las investigaciones aca-démicas nos orientan al escena-rio político. En este campo el temacentral es la legitimidad. Si lasconclusiones de las investigacio-nes realizadas por la CorporaciónNuevo Arco Iris, la analistaClaudia López, la UniversidadJaveriana y otras institucionesson serias y consistentes, quieredecir que más de un treinta por

ciento de los actuales congresistas obtuvo parte o latotalidad de la votación recurriendo a mecanismosilegítimos. Que igual situación se había dado en laselecciones parlamentarias de 2002 y en las eleccionesmunicipales de 2003. Esto, sin duda, es una altera-ción drástica del juego democrático. ¿Qué va a pasarcon los partidos que propiciaron esta situación? ¿Quéva pasar con el propio Congreso? ¿De qué maneratoca esto al presidente Uribe? Es el gran debate de lospróximos meses y años.

La historia no termina

El seguimiento a las relaciones entre losparamilitares y la clase política desde 1999 hasta2006 ha sido un ejercicio tan apasionante como do-loroso. Descubrir cómo se gestó y se realizó la ex-pansión paramilitar; conocer a las fuerzas que la

SSi la justicia va alfondo del problema esmuy probable que vayana parar a las cárceles nomenos de 60 parlamen-tarios en ejercicio yuna buena cantidad degobernadores, alcaldes yconcejales.

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protagonizaron; examinar en detalle el propósitopolítico que la animó; escudriñar el papel jugadopor la clase política; ver cómo las fuerzas coaligadasen este esfuerzo consiguieron los objetivos de ganarguerras, cambiar el mapa político y conquistar unanegociación política que parecía imposible entre laclase emergente y el estado; mirar también cómo lanegociación tenía cabos sueltos, y cómo los tribu-nales de justicia nacionales e internacionales po-dían influir directamente en los resultados últimosde la desmovilización paramilitar; ha sido un ejer-cicio de grandes satisfacciones académicas, perotambién de intensas angustias por las miles de víc-timas que dejó esta trama macabra.

El capitulo final de este proceso no se ha escritoaún. Los jefes paramilitares encarcelados y los quese han retirado del proceso de paz y han vuelto a laclandestinidad insatisfechos con el giro que ha dadola aplicación de la Ley de Justicia y Paz presionanahora una renegociación. Los políticos implicadospersonalmente y los partidos que los cobijan buscanfórmulas para salir bien librados del gran escándaloque ha salido a la luz pública. Pero los tribunales dejusticia, los partidos de oposición, algunos mediosde comunicación y sectores importantes de la socie-dad civil, impulsan drásticas sanciones penales ypolíticas y un proceso efectivo de desmantelamientode todo el fenómeno paramilitar.

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SENADORES PERIODO 2002 - 2006 ELEGIDOS EN ZONAS DE INFLUENCIA Y CONTROL PARAMILITAR

MOVIMIENTO NACIONAL CONSERVADOR

Juan Manuel Corzo RománJavier Enrique Cáceres LealWilliam Alfonso Montes MedinaGabriel Acosta Bendek

MOVIMIENTO RENOVACIÓN ACCIÓN LABORAL -MORAL-Mario Uribe Escobar

MOVIMIENTO DE INTEGRACIÓN REGIONAL -MIPOL-Vicente Blel SaadDieb Nicolás Maloof CuseLuís Eduardo Vives LacoutureMario Salomón Nader Muskus

MOVIMIENTO POPULAR UNIDO -MPU-Miguel Alfonso de la Espriella BurgosJuan Carlos Martínez Sinisterra

MOVIMIENTO SÍ COLOMBIA

Mauricio Pimiento Barrera

MOVIMIENTO CAMBIO RADICAL

Jairo Enrique Merlano Fernández

COALICIÓN CAMBIO RADICAL / LIBERALISMO INDEPENDIENTE

Rubén Darío Quintero

MOVIMIENTO CONVERGENCIA CIUDADANA

Luís Alberto Gil Castillo

MOVIMIENTO ALTERNATIVA DE AVANZADA SOCIAL -ALAS-Álvaro Araujo Castro

MOVIMIENTO CONVERGENCIA POPULAR CÍVICA

Carlos Arturo ClavijoOscar Iván Zuluaga

MOVIMIENTO DEJEN JUGAR AL MORENO

Carlos Moreno de Caro

PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO

Juan Manuel López CabralesGuillermo Gaviria ZapataHabid Meheg MarúnSalomón de Jesús Saade AbdalaPiedad ZuccardiJosé Ignacio Mesa Betancur

MOVIMIENTO NACIONAL PROGRESISTA

Álvaro Alfonso García Romero

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SENADORES

PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL

Jairo Enrique Merlano FernándezManuel Guillermo MoraMauricio PimientoPiedad ZuccardiZulema JattinCarlos Cárdenas

PARTIDO CAMBIO RADICAL

Luís Carlos TorresRubén Darío QuinteroMiguel Pinedo VidalJavier Cáceres LealAntonio Cristo Guerra de la EspriellaDavid Char NavasReginaldo Enrique Montes Álvarez

PARTIDO CONVERGENCIA CIUDADANA

Luís Alberto Gil CastilloJuan Carlos Martínez SinisterraOscar Josué ReyesLuís Eduardo Vives LacoutureCarlos Emiro Barriga PeñarandaGabriel Acosta Bendeck

PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO

William Alfonso Montes MedinaCiro Ramírez PinzónJuan Manuel Corzo RománJulio Alberto Manzur Abdal

MOVIMIENTO ALAS EQUIPO COLOMBIA

Álvaro Araujo CastroOscar Suárez MiraJorge Ballesteros

PARTIDO COLOMBIA DEMOCRÁTICA

Mario Uribe EscobarÁlvaro Alfonso García RomeroMiguel Alfonso de la Espriella

PARTIDO COLOMBIA VIVA

Habid Meheg MarúnDieb Nicolás Maloof Cuse

PARTIDO LIBERAL DE COLOMBIA

Juan Manuel López CabralesGuillermo León Gaviria Zapata

REPRESENTANTES

MOVIMIENTO ALAS EQUIPO COLOMBIA

Álvaro Morón CuelloRicardo Chajin FloriánHernando Betancourt Hurtado

APERTURA LIBERAL

Héctor Julio Alfonso LópezFernando Tafur DíazJorge Luís Caballero CaballeroRodrigo Roncallo FaniñoJorge Julián Silva Meche

PARTIDO CAMBIO RADICAL

Néstor Homero CotrinaWilliam de Jesús Ortega RojaTarquino Pacheco CamargoOscar L. Wilches CarreñoSandra Arabella VelásquezPedro Pardo RodríguezFabio Arango Torres

PARTIDO COLOMBIA DEMOCRÁTICA

William Vélez MesaErik Julio Morís Tobada

PARTIDO CONSERVADOR

Pedrito Pereira CaballeroAlfredo Ape Cuello BauteJosé de los Santos NegreteBladimiro Nicolás Cuello DazaAlfonso Antonio Campo Escobar

SENADORES Y REPRESENTANTES A LA CÁMARA PERIODO 2006 - 2010ELEGIDOS EN ZONAS DE INFLUENCIA Y CONTROL PARAMILITAR

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Jorge Alberto García-HerrerosJairo Díaz ContrerasCiro Antonio Rodríguez PinzónMarco Tulio Leguizamon Roa

PARTIDO CONVERGENCIA CIUDADANA

José Vicente Lozano FernándezJuan Gabriel Diaz BernalFabiola Olaya RiveraAlfonso Riaño CastilloJosé Manuel Herrera Cely

MOVIMIENTO RENOVACIÓN ACCIÓN LABORAL – MORAL-Karelly Patricia Lara Vence

MOVIMIENTO POPULAR UNIDO –MPU-Carlos Arturo Quintero MarínOrlando Duque Quiroga

PARTIDO DE ACCIÓN SOCIAL

Jairo A. Fernández Queseen

PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL

Miguel Amin EscafKarime Mota y MaradMiguel Ángel Rangel SosaElías Raad HernándezBernardo Miguel Elías VidalEduardo Augusto Benítez M.Carlos Augusto Celis Gutiérrez

PARTIDO LIBERAL

Carlos Arturo Piedrahita CárdenasMauricio Parodi DíazLidio Arturo García TurbayMusa Besaile FayadDumith Antonio Nader CuraFabio Raúl Amin SalemeDiego Patiño AmarilesJuan Carlos Valencia Montoya

* En el C.D anexo al presente número de Arcanos, aparecen los cuadros que especifican los municipios de mayor votacióny las menciones que algunos de estos congresistas registran en investigaciones judiciales o de prensa.