revista 124

116

Upload: andres-sorel

Post on 06-Mar-2016

240 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

BENITO PÉREZ GALDÓS

TRANSCRIPT

Page 1: REVISTA 124
Page 2: REVISTA 124

La Asociación Colegial de Escritores es una entidad libre e independiente que agrupa a los escri­tores españoles con el fin de fomentar la vida intelectual, las culturas españolas, defender a sus asocia­

dos en los derechos que les reconozcan las leyes, propugnar sus reivindicaciones profesionales, repre­sentarlos en los organismos oficiales que les afecten, es tablecer relaciones de solidaridad y cooperación con otras entidades análogas mundiales y defender la libertad de expresión.

República de las Letras Revista de la Asociación Colegial de Escritores de España

DIRECCIÓN, DISEÑO Y MAQUETACIÓN

ANDRÉSSOREL

ACE no se responsabiliza de las opiniones vertidas en la Revista,

que responden exclusivamente al autor que las suscribe

Co nsejo de Redacc ión : JUNTA DIR EC TI VA DE ACE

DIRECCiÓN:

Santa Teresa, 2, 3.' izqd a . . 28 00 4 Madrid· Te!.: 91 446 70 47 . Fax : 91 446 29 61 Página web de ACE: www .acescr itores.com Correo electrón ico: ace@a cescritores. com Asesoría jurídica: ase sor ia@acesc ritores.com Depósito Legal: M·88 72· I 980 1. S. N. N.: 1133·2 158

~

e E Dro ~ CENTRO ESPAÑOL DE DERECHOS REPROGRÁFICOS

www.cedro.org

CON EL PATROCINIO DE CEDRO Entidad de Autores y Editores

Page 3: REVISTA 124

Elogio del autor sin fronteras

JUAN GOYTISOLO

Si hay algo que en verdad detesto es escribir necrologías o in memoria de los amigos y personas que aprecio. Con ellos desaparece una parte de mí mismo y, ¿cómo dar cuenta de esta pérdida? Jorge Semprún era un ­ser excepc~onal, a la vez único y de múltiples facetas: escritor, político, cineasta, resistente clandestino, supervi­viente del infierno concentracionario ... La lista es larga y compone una biografía infinitamente más rica que la de la mayoría de sus colegas, compatriotas y coetáneos en la medida en que cifra la agitada y trágica historia europea desde nuestra Guerra Civil al derrumbe de la Unión Soviéticd. Autor francés y escritor español, aprendió muy joven a cruzar las fronteras y a elegir como patria el mundo abierto de la creación literaria. A propósito de su hermosa novela Aquel domingo, señalé en otra ocasión la · ejemplaridad de su condición de novela europea, ejem­plaridad que conviene reivindicar con fuerza en unos momentos en los que la mediocridad del mundo político y el desenfreno del dios Mercado ponen en peligro el mayor logro del Viejo Continente después de mil años de conflictos y guerras: el de una Unión que hoy se resque­braja y nos amenaza con un salto en el vacío de incalcu­lables consecuencias.

¿Se puede ser a la vez escritor y ho~bre de acción? La presunta incompatibilidad entre ambos términos es desmentida por los hechos: ahí está, para siempre, la denostada figura de Manuel Azaña. Si Borges, por citar un nombre bien conocido, creó su obra a partir de la biblioteca de un Babel de lenguas, Cervantes supo com­binar sus vastos conocimientos literarios con una vida rica en aventuras y pruebas que contribuyeron a forjar su genialidad creativa (también conoció el cautiverio, como

Page 4: REVISTA 124

4 Elógio del autor sin fronteras · REPÚBLICA DE LAS LETRASl24

Page 5: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Juan Goytisolo

Jorge, aunque los otomanos no fueron, ni mucho menos, unos "ángeles exterminadores" como los nazis).

Semprún no solía hablar de sí ni de su pasado mili­tante. Sus libros lo hacían por él. Cuando le conocí en las reuniones marxistas organizadas en el domicilio · del escultor Baltasar Lobo, escuchaba con aparente despego la opinión de los demás y solo tomaba la palabra para centrar el tema que nos había congregado y formular una síntesis del mismo. Yo no sabía aún que era Federico Sánchez, el enemigo público número uno de la policía del Régimen. En En los reinos de taifa refiero mi encuentro con él, de la mano de Armando López Salinas, en "una elegan­te terraza de la Castellana, cuando fui a España enviado por el semanario France Observateur a dar cuenta de la oleada de huelgas que, a partir de Asturias, sacudían el resto de la península. Su serenidad y desenvoltura me lle­naron de admiración.

Desde entonces mantuve una estrecha relación con él, y pese a la distancia física creada por mi retiro a Marraquech a raíz de la muerte de Monique Lange, me reunía con él durante mis escapadas parisienses: los gra­tos almuerzos con alcuzcuz de Lahsen en compañía de Florence Malraux y de Jean y Michele Damiel, en el domi­cilio de Alime Schulman, la gran traductora del Quijote, La Celestina y El Buscón quevediano.

Jorge conoció a lo largo de su vida una campaña de insidias y calumnias fruto tanto de su rectitud en el borrascoso campo político como de la envidia literaria de su entorno familiar más próximo. Salvo el breve parénte­sis de su gestión al frente del Ministerio de Cultura en el Gobierno de Felipe González, se consagró a la literatura con la buena fortuna que todos conocemos. Su obra atra­viesa las fronteras y se dirige tanto al lector de París, Madrid, Berlín, Roma o Estocolmo. En ello finca su sin­gularidad y la admiración que sus amigos y lectores le profesamos.

11arraquech,rnayo,2011

5

Page 6: REVISTA 124

6 Elogio del autor sin fronteras REPÚBUCA DE LAS LETRASl24

Page 7: REVISTA 124

Juan Goytisolo

En mayo de 1962, a mi paso por Madrid, enviado por el semanario France Observateur,para cubrir de forma anónima la oleada de huelgas que sacudía España, a partir del movi­miento de protestas de los mineros de Asturias, uno de mis contactos con los organizadores de aquellos, el novelista Armando López Salinas, me llevó a una terraza de la Castellana en la que, corno evoqué más tarde, nos ' esperaba Federico Sánchez, perfectamente adaptado a su papel de bur­gués desenfadado y ocioso: su increíble aplomo, en unos momentos en que era el hombre más buscado por todas las policías de España, me impresionó en la medida en que se ajustaba cabalmente a su leyenda de invisible y burlón pim­pinela escarlata.

Había conocido a Jorge Semprún meses atrás, en las reuniones de Orientación Cultural Marxista, celebradas en el domicilio parisiense del escultor Baltasar Lobo, a las que asis­tí más de una vez en calidad de "compañero de viaje" del PCE clandestino. Aunque por aquellas fechas nadie me había informado de la verdadera identidad del misterioso Federico Sánchez, no tardé en atar cabos y adivinarla. A diferencia de sus camaradas de militancia, cuya estricta formación política e ideológica les convertía en meros portavoces de la anquilo­sada doctrina oficial, Semprún, corno su colega en la direc­ción del partido Fernando Claudín, mostraban un gran inte­rés por los ternas literarios y artísticos y, cuando a instancias suyas pasé a formar parte del comité de redacción de Realidad, la revista cultural del PCE, integrada por ellos, Francesc Vicens, Juan Gómez, Jesús Izcaray, el pintor Pepe Ortega y otros cuyo nombre no recuerdo, nuestras afinidades persona­les y políticas se afianzaron y convirtieron en una verdadera y durable amistad.

En 1963 Jorge y su esposa Colette, junto al matrimonio Claudín, devinieron comensales asiduos de las cenas organi­zadas por Monique Lange, Enric Poissoniere. Fue así corno bajo la traza del militante y del Robin Hood urbano descubri­rnos que se ocultaba un gran escritor. Monique le convenció para que le pasara el manuscrito de El largo viaje, y su lectura nos impresionó. La experiencia c0ndensada en el libro de su incorporación juvenil a la Resistencia Antinazi, y su detención y siguiente deportación a Buchenwald, es el mejor testimonio de un autor español -aunque escrito en francés- de la barba­rie hitleriana, y fue recompensado meses después con el pre-

Page 8: REVISTA 124

8 Juan Goytisolo REPÚBUCA DE LAS LETRASl24

mio Formentor, por su denuncia de aquella y su excepcional calidad literaria.

No voy a referir aún las vicisitudes de su oposición y la de Fernando Claudín a la línea nficial del partido, descritas ya en Autobiografía de Federico Sánchez (1977). Evocaré tan solo una anécdota reveladora del sectarismo y arbitrariedad de la difunta Unión Soviética, en cuanto que le concierne. Según me contó en 1995, uno de los niños de la guerra, durante mi viaje a la URSS; I ffi{fH:~do por la Unión de Escritores, tenía a cargo la preparación de una antología de literatura española, para una editorial soviética, y un cuadro del partido le orde­nó que incluyeran en ellas· unas páginas del recién editado libro de Jorge. Meses después, el mismo cuadro se presentó en la redacción de la editorial para exigir que la suprimieran, sin dar explicación alguna de tan sorprendente cambio. Aquello me demostró que el mecanismo de demonización del disidente funcionaba en la URSS de idéntica forma a la de la España de Franco.

La creación literaria de Jorge Semprún, elaborada a par­tir 4rsu cuádruple experiencia de exiliado republicano espa­ñol, resistente francés, deportado a los campos nazis y cono­cedor de los entresijos de un PCE no espurgado todavía de las escorias del estalinismo, se emiqueció posteriormente con novelas de la envergadura de El desvanecimiento y La segunda muerte de Ramón Mercader, hasta alcanzar con Aquel domingo esa dimensión histórica, ética y culhlral, que la convierte en una obra de referencia en el ámoito de la mejor novela euro­pea. Frente al provincianismo imperante no solo en España sino en otros países del viejo continente -este petit con test del que habla Milan Kundera-, Semprún encama corno pocos una mezcla fecunda de experiencias ajenas a todo credo nacional o ideológico, y que funda en ella su propia ejempla­ridad. La reflexión política recogida en la pasada década en El hombre europeo y Pensar Europa corona su labor de persona y escritor a todas, corno pedía Manuel Azaña, testigo sereno de los horrores y grandezas de la época convulsa en la que vivió.

Mi estima y amistad por él abarcan un lapso de casi medio siglo. Ninguna fundaciun estatal, provincial ni auto­nómica podrá adueñarse del legado de Jorge: lo que pervive en el ánimo del lector, ligerv e inasible como el aire o la nube, no se ·deja atrapar.

El País (8-6-2011)

Page 9: REVISTA 124

República de las Letras 124

SUMARIO

Juan Goytisolo Elogio del autor sin fronteras 3

Andrés Sorel Jorge Semprún: escribir, morir, vivir 11

Rogelio Blanco Mnemósine y los exilios de Jorge Semprún 27

Rosa Regás Jorge Semprún 35

Jaime Céspedes Gallego Un eslabón perdido en la historiografía documental sobre la Guerra Civil: Las dos memorias de Jorge Semprún (1973) 37

Manuel Aznar Soler Jorge Semprún, dramaturgo 59

BENITO PÉREZ GALDÓS

Víctor Fuentes Pensamiento y acción del Galdós republicano (1907-1913) 79

Luis Miguel Vicente García Realismo alegórico y pensamiento político en El caballero encantado de Galdós: hacia el realismo mágico 95

Corrección de pruebas y estilo: Laura Martínez

Page 10: REVISTA 124
Page 11: REVISTA 124

Jorge Semprún: escribir, morir, vivir

No sería justo que Jorge Semprún se despidiera de nosotros. Él, que fue varias veces sobreviviente. Vivió cuan­do tuvo que morir. Y murió cuando ya no podía vivir más. En el principio fue la acción, la tortura, el suplicio del mal. Regresó a la acción. Y llegó la co.ndena, el desengaño. Entonces, des­pués, vino la escritura. No hubo cues­tión entre la escritura y la vida. Porque había vivido, escribió. También Semprún recibió tres heridas: la de la lucha, la de la vida, la de la escritura. Porque la muerte es la nada. Se puede luchar, vivir contra la muerte que trata

ANDRÉS SOREL

de imponerse brutalmente a des­tiempo. Nadie lucha, puede luchar contra la nada. Pero no se ha dilui­do en el no ser Jorge Semprún. Sus obras nos acompañan. Y para algu­nos de nosotros existe su testimo­nio. Los caminos· de una vida que nos sorprende, que difícilmente encuentra parangón en aquellos que fueron obligados a caminar por sendas tenebrosas semejantes. Regresar de un campo de concen­tración nazi para sumergirse en la lucha antifascista no es fácil ni fue usual. Pocos, muy pocos lo hicie-

Page 12: REVISTA 124

12 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

ron. Semprún fue uno de ellos. De ahí la grandeza de su testimonio. Arrojado a las sombras del terror en la ruptura de la civilización de finales de los años treinta del siglo XX, cuando recobró la libertad volvió a sumergirse en los orí­genes que le llevaron a un campo de concentración, los del combatiente antinazi, con el riesgo de encontrar de nuevo ese regreso a los infiernos.

* * *

Nació Jorge Semprún en Madrid el 10 de diciembre de 1923. La infancia, crecer al conocimiento, a los placeres y desengaños, es un territorio que solo a él le pertenece. Que por él, de algu­na forma, ha sido narrado. Paisaje memorístico del escritor, de cualquier ser humano. El 8 de octubre de 1943, cuando cuenta 19 años de edad, es detenido por la Gestapo, en Francia, por participar en las actividades de resistencia. En las escuelas, institutos, universidades del mundo, no existe una asignatura obligatoria dedicada a la tortura. Tal vez si, desde muchos años, siglos atrás, se hubiera imparti­do, el mundo sería otro. Y a quienes escribirnos o luchamos contra algo que impide el desarrollo del ser humano, de la razón, y de la existen­cia de Estados o Iglesias, no nos lla­marían prehistóricos cuando es la tor­tura, la guerra, otras lacras semejan­tes, quienes impiden que se desarrolle la historia y el progreso.

Escribe Jorge Semprún:

La tortura es una destrucción paulati­

na, a veces más rápida, otras más lenta,

de la capacidad de resistencia y de dig­

nidad personal [ ... ], es el absurdo abso­

luto [ ... ]. Como escribe Hieirz-Günther

Stobbe: el profesional de la tortura se

suele considerar un científico.

La historia habla, sin entrar en pro­fundas consideraciones, de la tortura. Los viejos bárbaros. Los nuevos bárba­ros. De Atila a los Papas. De los sepul­tados vivos en las arenas del desierto a los quemados por la Iglesia Católica en las plazas públicas de pueblos y ciuda­des. De los nazis de la Gestapo a los res­ponsables norteamericanos creadores de Guantánamo tras aplicarla en Vietnam, Irak, etc. De los funcionarios franquistas a los chequistas de Stalin. De los seguidores de Alá y sus regíme­nes fundamenta listas a los militares chi­lenos o argentinos. No faltan los apa­rentemente educados y cultos funciona­rios ingleses y franceses de los decaden­tes imperios modernos. Y alrededor de la tortura bullen jueces, policías, sacer­dotes, médicos, periodistas... Pero hablarnos de Jorge Semprún. El joven torturado por los nazis de la patria de Goethe, Schopenhauer, Beethoven. Los torturadores eran seres humanos de la culta, desarrollada Alemania. Confor­maban el abrazo de la cultura y la bar­barie. Y escribe, sigue pensando Jorge Semprún:

Hablamos de Alemania, pálida madre

cuyos hijos, según Brecht, se habían

convertido en el hazmerreír o en el

espantajo de los pueblos [ ... ], en el

muladar de Europa.

Aquí tal vez se equivoca. Porque si Alemania conformaba, efectivamente

Page 13: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Andrés Sorel

el mal absoluto, Europa era en sí misma un muladar, un muladar con­tra el que se revolvían los escasos hijos de la cultura y la libertad que luchaban precisamente contra esa Europa que crea o tolera los campos de concentración, que no deja en nuestros días de crear otros. campos de concentración explotadores aun­que no genocidas con su ultralibera­lismo económico, donde penan traba­jadores emigrantes de distintas partes del mundo condenados a una difícil cultura de la subsistencia.

Semprún cuenta su paso por la Gestapo:

Fui izado a la rama de un árbol, colga­

do de las manos esposadas a la espalda

[oo .], soltaron un perro agresivo y se

divirtieron viendo patalear al prisione­

ro para no ser mordido en las piernas

[ . . . ], después la bañera. La llenaban de

agua [. oo], a veces añadían orina.

Sumergían continuamente al prisionero

hasta que estaba a punto de ahogarse.

Luego el electrochoque.

Semprún, intentando sobrevivir, no podía contemplar qué hacían sus torturadores en los descansos de su faena. Leerían tal vez una novela, o escucharían a Mozart. Hablarían de sus queridas familias. Torturar no era sino un ritual incrustado en la norma­lidad de sus vidas. ¿Acaso la pareja de soldados norteamericanos que arras­tran a un preso árabe por la correa que han uncido a su cuello, que se va defe­cando conforme tiran de él por los pasillos de la cárcel, no se retirará des­pués a sus aposentos para beber güis­qui o tal vez follar?

* * *

Buchenwald. El preso comunista alemán encargado de fichar al joven español que se llamaba Jorge Semprún le salvó · nuevamente la vida. Cuando Semprún insistió en que era student -lo que implicaba prácticamente una condena de muerte-, el alemán escri­bió Stukateur, al fin un oficio que podía ser útil a los nazis y que con suerte le alargaría la vida. Su número, el 44.904. Su delito: político. Su fechá de ingreso en el campo: 29 de enero de 1944.

Nada es verdad sino el campo, todo lo

demás solo habrá sido un 'sueño desde

entonces [ . . . ]. Nada es verdad sino el

humo del crematorio, es el olor a carne

quemada, el hambre, las filas en forma­

ción bajo la nieve, los bastonazos, la

muerte de los compañeros, la fetidez

fraternal de las letrinas.

Sería años después cuando escri­biera estas palabras, cuando aquella realidad había dejado de ser. Existía otra realidad. También en el tiempo que relataba había existido otra reali­dad. No la suya. Bastaba que extendie­ra sus ojos fuera de las alambradas del Lager. Hubiese contemplado a las gen­tes sumergidas en su quehacer diario. Gentes que veían cruzar los trenes car­gados de presos destinados a morir. Y muchos años atrás, en la cercana Weymar, habrían paseado, hablado de arte y literatura, de política, de la belleza, de la vida, Goethe y Schiller. Semprún, como otros sobrevivientes, quizá con menos intensidad, se pre­guntaría sobre la debilidad de la lite­ratura, su importancia, a la hora de

13

Page 14: REVISTA 124

14 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

escribir sobre el horror, transmitir al lector la hondura, persistencia, grave­dad que permite al horror convivir con la civilización y la cultura. Aquella música desprendida de las palabras, su breve oratoria, le manifestaba las dudas sobre el decir o no decir nada, los límites de su testimonio para que pudiese ser comprendido, interpreta­do por quienes no lo habían vivido ni se encontraban capacitad os para com­partirlo.

* * *

Pero continuamos en el Lager con Jorge Semprún. Quienes lo habitaron nunca lo abandonarán ya, de por vida. Grabado en la mente, en los sueños, algo tod avía más terrible y perdurable que el número inscrito con tinta inde­leble en su brazo izquierdo. Es el com­pañero de viaje instalado en la cons­ciencia que reaparece en cualquier lugar, circunstancia, rebelde a la voluntad de quien inútilmente inten­tara desterrarlo para siempre. Lo reen­contrará en un castillo de Bohemia; ante la plácida visión de una piscina en la que al calor de la noche se sumergen quienes le acompañan en la cena estival; en el profundo silencio que le invade mientras hablan los componentes del Consejo de Minis­tros; después de hacer el amor con la joven mujer que le descubre el perdido placer; en la mirada angustiada de la antigua compañera de lecturas y pa­seos parisinos que comparte memoria y autores con él; en las blancas cuarti­llas que esperan el rasgueo de su pluma; en la pequeña habitación cer-

cana a la plaza de toros madrileña en la que se encierra cuando los policías de la Brigada Político-Social buscan comunistas por todas las calles. La sombra del campo de concentración es demasiado alargada, persistente, para que pueda desaparecer incluso cuan­do el homínido criminal de Hitler decida quitarse de en medio del teatro en que representó su espantoso y siniestro papel. La barbarie, cierta­mente, no empezó con él. Y después de él llegaron nuevas muestras de bar­barie. Le memoria de Jorge Semprún se vuelca sobre el papel:

En 1945, tan solo al cabo de unos pocos

meses de la liquidación del campo nazi

[ ... ], Buchenwald había sido reabierto

por las autoridades de ocupación

soviética . Bajo el control del KGB,

Buchen wald se había con vertido de

nuevo en un campo de concentración

[ . .. ], durante los cinco años aproxima­

damente que el campo es talinis ta estu­

vo en funcionamiento[ ... ], miles d e

muertos fueron sepultad os en fosas

comunes, al pie d el Ettersberg.

Cuando no se es dogmático d efen­sor de cualquier ideología, cuando no se es creyente de nada, organizaciones religiosas , políticas, n eoliberales, cuando incluso se desconfía de pala­bras que se han sacralizado aunque encubran un significado que nada tiene que ver con el originario, como democracia, derechos humanos, justi­cia, libertad, cuando se vive en el infierno de las dudas y se ponen mil y una aristas al denominado progreso, uno se asoma a la literatura, la no envuelta por la mentira y la comercia-

Page 15: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Andrés Sorel

lidad, para encontrar allí la dimensión, realidad del ser humano y de la histo­ria no tergiversada ni corrompida por quienes se apoderan de ella. No en la representación que el escritor presenta de sí mismo, sino en las palabras, en el significado que trascienden y que ver­daderamente le definen. Hoy la cultu­ra, prácticamente muerta, o aséptica como pueda serlo una exposición de automóviles, un desfile de modas, no es muestra sino de la barbarie a que ha sido conducida: del campo de concen­tración al mercado y la publicidad, a la conversión en un estilo utilizado por el poder político o la jerarquía social para neutralizar la barbarie e introdu­cirla en el hábito ciudadano que la consume como un ingrediente más de la vida, despojado ya él de la funesta manía de pensar. Arte y literatura no convencionales van siendo, cada vez

yo.: más~.tti~~iles o piezas de museo. Piensa, luego escribe Jorge Semprún:

Celan: pienso en el destino de la lengua

alemana: lengua de mando y de ladrido

SS. Pudo escribir Celé;m: "la muerte es

un maestro venido de Aleman ia" .

Lengua de Kafka, de Husserl, de Freud,

de Benjamin, de Canetti, del propio

Celan, y de tantos otros intelectuales

judíos que han hecho la grandeza y la

riqueza de la cultura alemana de los

añ.os treinta de este siglo: lengua d e

subversión, por lo tanto de afirmación

universal de la razón crítica .

Lengua también, por poner un ejemplo, del silencio de Heidegger, que no quiso reconocer ni decir una palabra sobre la culpa de Alemania.

Tras ir a visitarle y hablar con él, Paul Celan se arrojó al Sena. A la vuelta, antes de hacerlo, después de la fraca­sada entrevista, ya había dejado de latirle, aunque se arrastrara por las calles de París, el corazón.

* * *

Los vientos continúan barriendo hoy las casas que se sitúan al pie de la colina del Ettersberg. Turistas de la cultura procedentes de diversos países del mundo intentan obtener plaza para alojarse alguna noche en el hotel Elephant de Weymar, tomar cerveza en alguno de los bares de la Herk Platz, ruidosa y llena de gente, tan ale­jada del silencio y el estupor en que la contemplara Jorge Semprún nada más ser liberado del campo y en compañía del teniente Rosenfeld. El hotel Bfephant ~&nstruyó .'1696: ~us pasillos, restaurante, salones, dormito­rios, pasaron o se albergaron, entre otros, Goethe, Bach, Schiller, Wagner, Tolstoy, Gropius. Y en 1816 una, tal vez no del todo imaginaria, Carlota Kestner, estuvo en él. Y con esas som­bras de la cultura conviven, como ocu­rre siempre, los otros personajes, los de la barbarie, fusionados hoy todos en la descarnada e inocua turistización de la memoria histórica. Porque Hitler remodeló el hotel para adaptarlo a su nueva concepción del arte y la propa­ganda nazi, y en él se celebró el Congreso de la Propagande Staffel, en el que escritores franceses se reunieron para debatir los caminos de la "nueva Europa" . Ya Semprún no puede hablar de las reuniones que se seguirían cele­brando con políticos, banqueros o

15

Page 16: REVISTA 124

16 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Page 17: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Andrés Sorel

Buchenwald. 1992.

intelectuales en su sede, ¡qué más da! Para continuar hablando de los siem­pre renovados caminos de la nueva Europa, ayer fascista, hoy democráti­ca. Pero ya hace muchos años que Semprún ha dejado de turbarse en su particular batalla de los sentimientos ante la contemplación de la Marktplatz . E incluso, que fue en marzo de 1992 cuando regresó a Weymar, volvió a hablar de la novela de Thomas Mann y se encontró tan cerca, tan lejos, de Buchenwald.

Yo contemplaba el paisaje, los nombres

de los pueblos y de las ciudades indica­

dos en la señalización de carreteras

[ ... ]. Llegado un momento una sensa­

ción de malestar o de desasosiego

empezó a despuntar. No sabía por qué

pero hacía un rato que cada nombre

nuevo de ciudad [ ... ] aumentaba el

malestar. Comprendí de repente: en

cada una de esas ciudades había habi­

do, antaño, un Kommando exterior o

campo secundario dependiente de la

administración central de Buchenwald.

Como trabajaba en la Arbeitastatistik, en

el fichero central anotaba las informa­

ciones procedentes de los campos exte­

riores .

A su lado, con miradas más o menos de asombro, apatía o aburri­miento, caminaban los turistas.

Los SS pasaban revista a las filas impla­

cables de detenidos, alineados en cua­

drados, bloque tras bloque. En el centro

del cuadrado los muertos, de pie, soste­

nidos por manos invisibles, presenta­

ban cierta compostura. Enseguida se

ponían rígidos con el frío glacial resba­

lando sobre sus ojos muertos .

A escasa distancia, nos relata Semprún, del bloque 40, donde él se encontraba encerrado, se erguía un

17

Page 18: REVISTA 124

18 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

roble. Por allí solía pasear Goethe. Y en aquel roble Goethe y Schiller habí­an grabado sus nombres. Los SS tala­ron los árboles del bosque. Dejaron el roble en pie, con un rótulo explicativo de su significado. Cuando en agosto de 1944 las bombas americanas caye­ron sobre Buchenwald, el roble se quemó y la madera no destruida sirvió para quemar seres humanos.

En algún lugar donde Jorge Semprún se encuentre, en algún año de su libertad, en algún momento de su historia, él ha reconstruido lo que durante noches vivían sus palabras en el campo. Cierra entonces los ojos. Y dice:

Podría pasarme horas testimoniando

acerca del horror cotidiano sin llegar a

rozar lo esencial de la experiencia del

campo. El mal radical es el campo de

concentración. Es el único acontecimien­

to del campo. El mal absoluto.

Él supo, todos sabemos, que los habitantes de Weymar mentían cuan­do años después afirmaban en entre­vistas periodísticas o televisadas que ellos no habían sabido nada de Buchenwald. Como dice Hannah Arend t: "La irreflexión provocó el holocausto: la renuncia al propio dis­cernimien to" .

Semprún fue uno de los presos políticos adscritos a la Oficina de Trabajo. Como tenía el poder -tan terrible como angustioso- de sustituir algunos números de matrículas de presos conocidos o colaboradores de la organización de resistencia por otros absolutamente desconocidos a la hora de elaborar las listas de condenados a las cámaras de gas, fue éste otro peso

en la culpa que arrojó sobre su con­ciencia la condición de sobreviviente. Era la Ley. Sobrevivir o morir. Y Jorge Semprún lo añadió a su escritura de la vida.

Todos viven en una regla de conducta.

El que roba a otro preso un trozo de

pan lo hace para sobrevivir y el que

ayuda a exterminar a otros presos,

tiene la misma razón.

Han vuelto los pájaros a Weymar. No tardó en desaparecer el olor a carne quemada. "Extraño olor" había dicho Léon Blum, que vivió como deportado dos años en las afueras de Buchenwald. A Jorge Semprún, el sobreviviente, de pronto, le provocaba risa encontrarse vivo. Se despertaba en medio de la noche cuando los gritos de "¡Crematorio, apaguen!" le sentaban de golpe en la cama. El tabaco no portaba entonces amenazas de muerte en sus cajetillas: era un sedante, le reafirmaba en la vida. Y escribía sobre los colores del humo, sus densidades, sus sabores u olores, el humo "con el que los presos se iban por las chimeneas, en el que se deshacían sus cuerpos".

* * *

Ya se habían retirado las miles de banderas tricolores que adornaban los Campos Elíseos y otras grandes aveni­das de la ciudad. Se apagaron los cán­ticos. Cesaron las manifestaciones. Se reanudó, con sus nuevas dificultades, la vida cotidiana, la lucha diaria por obtener el pan de la existencia. Pero lucía el sol. Y embargaba esa sensación tan dulce que se siente al pasear, cuan­do se respira, desaparecido el miedo,

Page 19: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Andrés Sorel

eso que se llama libertad. Verano de 1945. Plaza de Saint Sulpice. La lluvia refrescante cae sobre el hermoso cuerpo de la mujer que acompaña a Jorge Semprún al encuentro con la juventud que había sido quebrantada, inte­rrumpida por el horror. Es tiem­po para recuperar amigos, nue­vos libros, dejarse llevar por jóvenes amantes. Café Flore. El Petit Schubert del boulevard Montparnasse. Aunque sus raí­ces estén para siempre ancladas en el desarraigo, Semprún ha decidido aferrarse a la vida. Y algo que nos resulta más sor­prendente y extraordinario, que le diferencia de muchos de los sobrevivientes de los Lager: engancharse otra vez al compro­miso difícil, no al de la burocra­cia, sino al de la acción, al del riesgo, al que lleva de nuevo a la clandestinidad y puede desem­bocar en la cárcel, la tortura y la muerte. El sobreviviente de Buchenwald continuará luchan- Café de Flore. París. do contra el fascismo y de paso apurará hasta sus últimas heces el veneno de la política, la mentira que, más allá de la entrega y a veces heroís­mo que realizan los militantes, sacrifi­cados y sinceros en su difícil lucha dia­ria, se desprende de las estructuras y funcionamiento de los propios parti­dos políticos que solo conservan de socialistas o comunistas el nombre, organizaciones burocráticas enquista­das en su organización, rígidas y poderosas con el fin de perpetuarse en su pequeño, corrupto poder, poder que, si llegaran a conquistar absoluta-

mente -algo que el tiempo irá confor­mando cada vez como más quiméri­co-, sería peor, dada la catadura moral de sus líderes. En el caso de Semprún lo comprobaría con Santiago Carrillo.

* * *

París, 1947. primer encuentro de Jorge Semprún con Pasionaria. Ya es militante de la organización clandesti­na del Partido Comunista Español en Francia.

19

Page 20: REVISTA 124

20 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Escribirá años después:

Entre 1945, a tu regreso de Bu­

chenwald, y junio de 1953, fecha de tu

Brimer viaje clandestino a España, no

se puede decir, fr'ancamente, que hayas

sido un militante ejemplar. Siempre te

han aburrido los tópicos, triunfalistas y

nostálgicos, del exilio; el runruneo bea­

tífico de las reuniones desfasadas de

toda realidad social; el manejo de un

lenguaje formalmente marxista, como

si se tratara tan solo de agitar un moli­

no de rezos. En el fondo, siempre te ha

aburrido la política de un aspecto coti­

diano, solo te ha interesado como ries­

go y como empresa total. O sea, entéra­

te ya de una puñetera vez: nunca has

sido un militante como Dios manda.

Junio de 1953. Jorge Semprún rea­liza su primer viaje clandestino a España. Borrosas imágenes de la infancia, de la vida que durante inter­minable tiempo creyó haber perdido hasta para la memoria. Corre al hotel donde se ha registrado con un falso pasaporte, deja sin abrir la maleta encima de la cama, sale de estampida a la calle, altivo el rostro, la mirada firme, enmarañado el cabello, camina con decisión por las calles reparando apenas en las gentes con ·las que se cruza y no tarda en llegar a la de Alfonso XI. Fija sus ojos en los balco­nes del último piso del edificio que no tarda en enviarle relámpagos de nos­talgias, risas, también secuencias dolo­rosas, ese pasado que creyó ya nunca volvería a reencontrar aunque fuese en la neblina de pálidos recuerdos recompuestos con las imágenes de la realidad física que le envuelve. El cielo

azul. El parque del Retiro silencioso, semivacío. Atardece junio y es como si sus 'colores y luces se metieran en sus pulmones. Balcones que recuperará en fugaz visita, momentáneamente des­habitado el piso, más de treinta años después, cuando, ya ministro del Go­bierno de Felipe González, ocupe un tiempo el edificio situado enfrente de la que fue casa de su infancia.

Semprún recrea este tiempo de la España oscura y sumergida en el miedo, en momentos que fueron para él entrañables. Las compañías de Javier Pradera, Rafael Sánchez Fer­losio, Domingo Dominguín. Las rutas por tabernas que conjugan vinos y palabras. Los paseos en tiempos de calma y lenta reconstrucción de la vida, las conversaciones en el hotel Palace con Hemingway, los equívocos sobre su personalidad, las reuniones clandestinas con los camaradas, traba­jadores, estudiantes, intelectuales, las interminables medidas de seguridad, el lenguaje político, triunfalista y ajeno a la realidad que escucha en tantos camaradas, ayunos de razonamientos formales, dudas, planteamientos tácti­cos propios, formas y discursos estere­otipados que él convierte en divertidas parodias con sus juegos semánticos. Su análisis del pleno del PCE celebra­do en 1947 en Montreuil es un trabajo lingüístico y político profundo, sobre todo a la hora de abordar ese persona­je tan fantasioso corno dogmático, elu­cubrador y ambicioso, despótico y cruel con tal de que ningún obstáculo se oponga a su búsqueda del poder absoluto, llamado Santiago Carrillo, que necesita se realice un estudio e interpretación -no partidista ni reac-

Page 21: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASU4 Andrés Sorel

cionario- del PCE, de su actuación desde 1936 a 1975, años a su vez reple­tos de héroes y militantes idealistas y desprendidos, sacrificados, tanto como de canallas y burócratas funcio­narios, vividores de la peor especie. Que cada cual escoja su lugar en aque­llos terribles tiempos.

Pero Jorge Semprún sigue su vida en el partido, al principio en la estric­ta ortodoxia que no escapa incluso a algunos de sus escritos literarios que publica en sus revistas teóricas y en los que se apega al socialrrealismo más zdanovista, con injustas críticas y artículos de opinión de obras de indu­dable valor literario, y textos que años más tarde le harán sonreír y le parece­rá increíble salieran de su pluma. Una vida, ~uántas noches hechas de reu­niones se han sucedido en la historia de millones de comunistas sometidos al ritual catequístico de la mitificación de la clase obrera. Y de invisible revo­lución venerada por quienes no veían o supieron ver la involución revolu­cionaria que tras el acceso de Stalin al poder se extendería por todos los paí­ses que en una parte u otra del mundo pasaron a considerarse comunistas. Semprún será durante algunos años uno de los componentes de aquel paraíso de cromos prefabricados que se suponía motor de la historia, la revolución pura, que no toleraba en su organización jerárquica y centralista desviaciones ni opiniones individua­les de ninguna índole, más compacta y férrea que el hormigón, que termina­ría imponiendo el comunismo a todos los pueblos de la Tierra. La clase obre­ra -decían quienes se habían definido en los despachos desde los que admi-

nistraban el poder organizativo como sus legítimos representantes- siempre lleva razón, es parca en su lenguaje, pero las palabras que utiliza son como puños, escasas pero comprensibles para las masas, siempre las mismas, catecismos de música pegadiza y fácil de repetir en reuniones, manifestacio­nes, comisarías, ajenas a la verborrea de los intelectuales que no pierden en el "flujo y reflujo" de su pequeña indi­vidualidad su ascendencia burguesa, "cabezas de chorlito", como definiría al propio Semprún Pasionaria. "Todas las rutas llevaban al comunismo" y Semprún no dudará en reconocer años después que en su , juventud fue un "intelectual estalinizado".

Situemos en estas breves notas dos fechas clave en la vida comunista de Jorge Semprún.

Julio de 1956. Una escuela de cua­dros del Partido Socialista Unificado alemán, en las proximidades de Berlín, a la orilla de un lago. Se reúne el Comité Central del Partido Comunista de España. Su prioridad en su vida organi­zativa y en su práctica política es desa­rrollar en España las consignas recibi- ' das del PCUS, que es además quien lo financia, antes de que sean Rumanía y Corea del Norte las que aporten los fon­dos para su sostén. En ese pleno Jorge Semprún es cooptado para el buró polí­tico. Y los obreros de la suprema direc­ción del PCE no dejan de subrayar -mérito hoy, castigo mañaria- que per­tenece a una familia entroncada con la burguesía y la aristocracia. (Muchos años después, en España, también alar­dearán de contar entre los miembros de la dirección con otro representante de la nobleza, Nicolás Sartorius).

21

Page 22: REVISTA 124

22 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Verano de 1959. Uspenskoie. Alre­dedores de Moscú. Semprún asiste como miembro de la dirección del PCE a la dimisión de Pasionaria de su pues­to de secretaria general del partido. Santiago Carrillo lo ha impuesto. Como impone a la organización que el fracaso de la huelga nacional pacífica de junio, en la que él puso personal empeño y movilizó a todo el partido en la clan­destinidad para lograrla, ha sido un "éxito".

Semanas antes de que a Semprún le entreguen el Premio Formentor de Novela por El largo viaje, se producirá el acontecimiento que cambió su vida.

El largo viaje había sido escrita de un tirón durante el tiempo que perma­neció encerrado en la calle de Concep­ción Bahamonde número 5, por una gran redada llevada a cabo por la poli­cía político social sobre militantes y cuadros del PCE en Madrid. Allí se reencontró con la literatura.

"La escritura me encerraba en la clausura de la muerte, me asfixiaba en ella, implacablemente. Había que escoger entre la escritura y la vida, y escogí esta última", escribió en 1946 en Ascona, Suiza italiana, cuando aban­donó el libro que intentaba escribir sobre su experiencia en Buchenwald. Ahora retomaba la escritura. La nece­sidad había vencido. A partir de este momento escritura y vida correrían paralelas. Y diez años después decía:

La ventaja de una vida novelesca, llena

del ruido y la furia del siglo [siempre

fue admirador de Faulkner] es que le

regala a uno -en gracia y desgracia,

dicha y desdicha- una memoria inago­

table. Siempre habrá, efectivamen te,

algo que contar más allá de todo lo que

se haya contado.

En algunas ocasiones, sobre todo tras su paso por el Gobierno socialista español entre 1988 y 1991, Jorge Sem­prún dice -en referencia a Federico Sánchez se despide de ustedes- que quiso escribir un libro de novelista. Pero todos los libros de Semprún, versen sobre lo que versen y utilicen las técni­cas que utilicen, se nucleen en distintos tiempos, circunstancias, con diferentes personajes y ambientes, se sitúan en torno al propio Jorge Semprún, y casi siempre aparece en ellos, al fondo o en primer plano, la sombra alargada e imborrable de Buchenwald.

La historia del creador se sitúa en este largo viaje que comienza cuando los nazis le arrojan en un vagón de mer­cancías en Compiegne, Francia. Es el inicio de la pesadilla. No importa que el chico de Namur, el de los viñedos del Mosela, sea imaginario: miles como él podrían haberse retratado en los mil y un viajes similares de aquellos años. Es el viaje de la memoria hacia la muerte. y . con palabras de despedida que nos recuerdan a César Vallejo. Semprún ha decidido expulsar de su garganta los recuerdos que se iniciaron veinte años atrás. Aunque no lo logrará. La narra­ción alternará estos hechos con los que después preceden al tiempo de la escri­tura, en los tiempos de la clandestini­dad antifranquista. Apenas unos días después de abandonar Buchenwald Semprún supo que para él no había ter­minado la lucha. Y, cuando concluya el viaje, todavía pensará -no ha llegado al descreimiento, a la comprensión de la despiadada realidad- que:

Page 23: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Andrés Sorel

El fin de los campos es el fin del nazis­

mo y será por lo tanto el fin del fran­

quismo, está claro, vamos, no hay la

menor sombra de duda.

Rememora, ahora no evocando sino paladeando el vino del Mosela, sus días de combate y cautiverio. Habla como si ya el campo y su histo­ria no fueran a atormentarle más, como si la vida surgiera otra vez feliz. y dice:

No quiero convertirme en un excomba­

tiente. Yo no soy un excombatiente.

Esta repentina idea me llena de alegría,

y el gran salón del hotel con sus arañas

de cristal parece menos absurdo. Es un

lugar por donde pasa casualmente un

futuro combatiente.

El vino de Mosela. Los sueños. Las utopías. Ahora sí, expulsado del Partido Comunista, va a convertirse en un excombatiente. Buchenwald no desaparece. Y le esperan películas, libros, conferencias, no más clandesti­nidades, no más presente y futuro que el que día a día se queme para él mismo.

* * *

Marzo-abril de 1964. Castillo que perteneció a los reyes de Bohemia, cerca de Praga. Reunión del Comité Ejecutivo del PCE. Tema único: caso Jorge Semprún y Fernando Claudín. Ellos saben que las sesiones no van a dejar de cumplir un ritual. Todo está decidido de antemano. El Tribunal de

23

Page 24: REVISTA 124

24 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DELAS LETRAS124

la Inquisición hace tiempo que dictó su veredicto de culpabilidad. El fallo busca excluirlos primero del Comité Ejecutivo, después del Central, al final expulsarlos del partido. Lo que igno­ran los inquisidores es que con su con­dena les devuelven a la vida, recupe­ran su libertad.

Haber sido derrotado en la discusión,

haber sido excluido, arrojado a las

tinieblas exteriores me ha ahorrado

años de ilusión improductiva, años de

luchas estériles para la renovación y la

reforma del comunismo, que es, por

esencia, por naturaleza histórica, inca­

paz de renovarse, imposible de refor­

mar [ . .. ]. Al no poder impedir mi mar­

cha, la venganza de los hombres del

aparato fue mezquina: me facilitaron

un billete de avión solo con destino a

Roma y ni un céntimo de viático. Que

me las apañara para conseguir llegar a

París.

Semprún había sido apartado del trabajo en España en 1962. El aparta­mento en que vivía con el matrimonio Manuel y María, él un antiguo depor­tado de Mauthausen, pasó a ocuparlo Julián Grimau, no por mucho tiempo. Detenido, torturado por la policía franquista, fusilado al fin en tiempos de quien ya era el ministro de la cen­sura Manuel Fraga Iribarne.

Cuando Semprún abandonó la reunión del castillo de los reyes de Bohemia, volvió a nacer. Su última reencarnación. Recuperó amistades, viajes, conversaciones. Tiempo de pre­mios literarios, intervenciones en actos públicos. Oficio de escritor, oficio de

Page 25: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASU4 Andrés Sorel

guionista cinematográfico. Espléndi­das películas sobre temas conflictivos, de denuncias políticas: los juicios esta­linianos, el golpe de los militares grie­gos, el fascismo español, el terrorismo, etc. Con realizadores de primera fila, como Costa-Gavras, Alain Resnais, Joseph Losey ... .

y libros en los que dio vuelta una y otra vez a su vida, contó su historia y las historias que acompañaron su vida. Libros circulares que, como ya subrayamos, tenían la mayor parte de ellos un latido alimentador, Buchenwald, lo que no se puede con­tar. El Lager.

Mi problema, que no es técnico, sino

moral, es que no consigo por medio de

la escritura penetrar en el presente del

campo, narrarlo en presente. Como si

existiera una prohibición de la figura­

ción en presente ... Cuando estoy den­

tro, la escritura se bloquea. Me alcanza

la angustia y vuelvo a sumirme en el

vacío, abandono.

El cine, los libros, el amor, los hijos. Museos, vinos, ciudades hermosas. Tal vez le quedaba desarrollar una activi­dad no ya de acción, revolucionaria, sino meramente política. La política como arte de lo posible, no de lo utó­pico, el menor de los males. Que cul­minaría con su cargo como ministro de Cultura en el Gobierno de España, y como fervoroso europeísta. Es la que a mí, personalmente, menos me intere­sa. Que, de vivir ahora mismo, él po­dría replantearse y ante la situación que atraviesa "el sueño europeo" ejer­cer el derecho a la duda basándose precisamente en palabras por él cita-

das y analizadas sobre el futuro de Europa, escritas en 1993 y que repro­ducimos:

En 1935, primero en Viena y luego en

Praga, Edmund Husserl se esforzó en

definir la figura espiritual de una

Europa que estuviera constituida como

una "supranacionalidad de un tipo

enteramente nuevo". Esta Europa posi­

ble, en la perspectiva del filósofo

(cuyas conferencias son, el} cierta medi­

da, una especie de testamento: había

sido expulsado de la universidad ale­

mana por judío; Martín Heidegger, su

discípulo, iba a censurar su nombre en

la dedicatoria de la segunda edición de

Sein und Zeit) , ya no sería solo "la sim­

ple vecindad de naciones diferentes

que influyen unas sobre otras por las

rivalidades del comercio o los combates

de las potencias". Esta Europa imagina­

ble se vería animada por un "nuevo

espíritu, un espíritu de libre crítica y de

normatividad, por los temas futuros de

un carácter infinito.

La nueva Europa que apenas ha po::iido atisbar Jorge Semprún. Pasa­mos de los campos de concentración y los hornos crematorios a la brutal dic­tadura de entidades bancarias y espe­culadores de toda índole, bajo el poder alemán otra vez, que llevan al empobrecimiento de millones de ciu­dadanos y desposeen a los europeos de su capacidad para intervenir en los gobiernos de sus estados, una Europa otra vez sin libertad y sumergida en un oscuro y desesperanzado futuro .

* * *

25

Page 26: REVISTA 124

26 Jorge Semprún: escribir, morir, vivir REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Llegó el tiempo de morir. Al final es el propio cuerpo el asesino de uno mismo. Nadie podrá contar por dónde navegó la mente de Jorge Semprún aquellas horas de los últimos días en que, paralizada su consciencia, se des­pedía definitivamente de sus familia­re~, amigos, de la propia vida. Los sue­ños le iban adormeciendo hasta la extinción final provocada por el dolor. Solo, como nunca lo había estado, él, que tantas noches de dolorosa soledad pasara. Tal vez en estos últimos ins­tantes de agonía recuperara el rostro de Fran<;ois. Ya no se encontraba su cuerpo al alcance de su mano. El pro­pio Semprún se iba refundiendo en el rostro y cuerpo del joven agonizante de Buchenwald. Dejaría de tener los dos nombres. No podría agarrarse a ninguno de ellos. En la Nada los nom­bres no existen. Los nombres pasan a

ser, solamente, recuerdos, aleteos para quienes no han perdido todavía la

memoria. Quienes le rodeaban no podían

escuchar las palabras últimas que Jorge Semprún no pronunció, al menos en voz audible, al morir. Pero esas palabras, últimas que articulara el joven que en Buchenwald 65 años antes de la muerte del propio Jorge Semprún había descubierto en un texto de Séneca que tradujo, decían:

Tras la muerte no hay nada, y la muer­

te no es nada.

Jorge Semprún Vlvua, mientras seamos, en nuestro recuerdo.

Octubre 2011

www.andressorel.blogspot.com

Este verano hablé con Javier Pradera dándole cuenta del número dedicado a Jorge Semprún. Me dijo que escribiría un artículo.

Quedamos en que a finales de octubre o principios de noviembre me enviaría su trabajo. Me comunicó, cuando le escribí, que se encontraba mal.

El 20 de noviembre, fatídica fecha, murió. Siento no solo no ha~er podido contar con la colaboración de quien fue el mejor affilgo de Jorge Semprún, sino la pérdida del escritor y ensayista.

Page 27: REVISTA 124

Mnemósine y los exilios de Jorge Semprún

- "Sólo por mor de los desesperanzados nos ha sido dada la esperanza". (w. BENJAMIN)

ROGELIO BLANCO MARTfNEZ

Director general del Libro, Archivos y Bibliotecas

Page 28: REVISTA 124

Domingo, mañana del 12 de junio. Cementerio de Gerenville, aldea situada a 80 kilómetros de París. Personalidades francesas y españolas (Ángeles Gon­zález-Sinde, ministra de Cultura, Felipe González, Carlos Solchaga, Claudio Aranzadi, Javier Pradera, etc.) Al lado del monumento aux enfants morts pour La France, un recuerdo más de la batalla de Verdún, silencio y respeto. Un ataúd, envuelto con la bandera republicana española, en el que reposa el cuerpo de Jorge Semprún. Ceremonia laica. Pala­bras de recuerdo. Lectura de textos de Jorge. Silencio entre las paredes de pie­dra del pequeño cementerio de la aldea. Un cementerio perdido entre trigos y cebadas. Amarillean. La cosecha está pronta. Silencio interrumpido por un bebé, cuyas gracias ríen otros niños pró­ximos y disimulados entre la gravedad impuesta por los adultos. Silencio. Cesan las risas de los niños. Prosiguen los discursos y las lecturas. Palabras que resuenan rigurosas y tranquilas. Con­tinúa la ceremonia acompañada por el trinar de un ruiseñor y de un petirrojo. Trinos surgidos de dos árboles próxi­mos. Se contestan y alternan. El sol acompaña con serenidad y tibieza. Collette, esposa de Jorge, le espera, bajo el mármol, para el eterno reposo. Recuerdo las palabras machadianas que solicitó María Zambrano como jaculato­ria para la gran despedida: devuelvo a la divina naturaleza todo lo que de divi­no ha ya en mí.

También recuerdo la madrileña calle Antonio Maura, 14, la residencia de María. Era la primavera de 1988. Un encuentro entre el ministro de Cultura, Jorge Semprún, y la filósofa andaluza. A María se le había concedido el Premio Cervantes. Regresó tras un exilio de cuarenta años, en 1984. El premio había generado reconocimiento y polémica. El aspirante al Nobel y al Cervantes, Ca­milo José Cela, afirmó de la convenien­cia de ser exiliado para ser acreedor al premio. Olvidaba, en ese momento, los apoyos recibidos y la amistad comparti­da con la filósofa. Al año siguiente lo recibiría Roa Bastos. El ya Nobel repitió incorrectas manifestaciones, si bien reci­bió el máximo galardón de las letras en español en 1995.

En la visita, que pronto dejó de ser protocolaria (ministro-galardonada) y pasó a ser entre dos habitantes de una matria compartida: el exilio. Testigos: Jesús Moreno, José Ma Merino y el que suscribe. Jorge y María recordaron ami­gos comunes: José Ángel Valente y José Miguel Ullán, también ya idos. Hubo recuerdos para Araceli, hermana de María. María, después de breves alusio­nes a la ceremonia del Premio Cer­vantes, informa de su imposibilidad para recoger el premio y de las dificulta­des para elaborar el discurso protocola­rio para el acto. El ministro la tranquili­za y le promete todo tipo de apoyo. Jorge le pregunta por los proyectos en los que se halla. María le informa de que

Page 29: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASl22 Rogelio Blanco Martínez

está revisando una obra memorialística y biográfica: Delirio y destino. Esta refe­rencia bibliográfica fue el origen de un diálogo intenso sobre la memoria, la escritura y el exilio.

María defendía el exilio como su patria de destino, había perdido la de origen: la España republicana. Jorge le comunicaba la pérdida de certezas y el mantenimiento de las ilusiones. Ambos coincidían en la necesidad de escribir para soportar la soledad en la que se habita, para evitar la amnesia, para recuperar el recuerdo, para avivar la memoria. Para María, "vivir es resistir" y resisten los que luchan contra el olvido (Jorge). María y Jorge comparten la patria (mejor llamarla matria, pues esta sustantiva y nutre); y el lenguaje será su matria común. El lugar de su creación, que necesitaron, en ambos casos, recu­rrir a todos los géneros y formas de expresión para dar cauce a tanta necesi­dad de confesar.

María y Jorge comparten este lugar de destino y en él instalan las razones, ciertamente las cordiales, el sin-rencor. Son sabedores, como señala el Viejo Testamento, de que en el corazón habi­tan la inteligencia y la memoria. Así re­cor-dar, a-cor-darse, portan el término cor (lat: 'corazón'). Son las razones cor­diales, las necesarias y a las que se acce­de desde la con-cor-dia. Sin rencor, sin olvido. Estos dos heterodoxos saben que la lectura, si es inteligente, se desarrolla en el tiempo y en la memoria, tras las razones cordiales o poéticas, más allá de la pura racionalidad, más acá del can­sancio y de la monotonía, en el mundo de las ilusiones. Son vidas y testigos que discurren en el dramático siglo XX. Son dos habitantes de una Europa adorado­ra del dios Ares y que se convierte en ara de sacrificio en la que sus hijos pier­den lo mejor: la sangre; es decir, la liber-

tad. También saben que en este drama unos fueron cegados por los totalitaris­mos diversos y se empeñaron en matar; otros, comprometidos en la defensa de la libertad, vivieron para morir. Las víc­timas son los hijos pertenecientes a "la generación del toro", los llevados al sacrificio. Son los que necesitaron beber en la memoria, fuente inagotable que fortalece y fertiliza, para revivir, no para sobrevivir.

El desgrane de reflexiones que se escucharon en aquella maña~a primave­ral resonó desde el hondón de sus almas. Lugar propio del prisionero 44 .904 de Buchenwald, el prisionero estucador y de "la dama peregrina", car­gada con la experiencia de cuarenta años en el exilio.

"El olor a carne quemada y el frío en los pies" siempre acompañaron a Jorge. El vértigo, la desnudez y la adoración a los dioses del silencio, a María. Y ambos se vistieron y protegieron detrás de las metáforas de la escritura, el modo de engañar a los designios señalados por el demiurgo para poder ser personas, todavía. Necesitaban revivir, resistir y escribir para denunciar, anunciar y superar la soledad, para dejar avivar y sobresalir el rizoma memorialístico, al cual es imposible acallar.

Jorge y María coinciden en sus refle­xiones sobre Europa, para la que es necesario recuperar su agonía (griego, agonos: 'lucha') desde la cultura, para tratar de no volver a llegar tarde a los males causados por Ares, el dios de la guerra, y dar malas soluciones. La cul­tura, en sentido amplio, es la respuesta. Jorge y María mueren octogenarios tra­tando de defenderse de la humedad y de la herrumbre que producen el olvido y e1 rencor. Uno se quedó en Gerenville, la otra en su Vélez natal, para fertilizar el humus que nutre el rizoma comparti-

29

Page 30: REVISTA 124

30 Mnemósine y los exilios de Jorge Semprún REPÚBLICA DE LAS LETRASl22

do: la memoria, y para reencontrarse con "Ana Carabantes" y con "Federico Sánchez", sus heterónimos, que también se han ido a entregar su óbolo a Caronte para poder cruzar la laguna Estigia, pero sin odio, sin rencor.

***************

Es la memoria la patria de los crea­dores. Imposible deslegitimarla. Es lugar de creación, refugio para los desesperanzados en busca de luz. Espacio de delirios. La hybris moderna occidental busca inquietante el tiempo futuro . La Ley de Progreso ilustrada envuelta en la luz de la razón sólo aten­día al avance sin límite; resuelve obviar la luz opaca y mortecina del pasado. Agunos olvidan la necesidad del retro­visor para seguir caminando. Tanto a Lot como a Orfeo los dioses les avisan de los riesgos de mirar atrás, pero el pasado real existe y revive cada vez que inevitablemente entra en el imaginario, en la escritura, en la conversación, en la madurez de las personas.

Tener presente lo sucedido, detener la mirada, recordarnos la experiencia, defender la herencia y la filogenia que recibimos, ha sido tema capital en M. Zambrano, W. Benjamin, P. Levi, A. Solzhenitsyn, L. Melli, 1. Kerstész, D. Rousset, V. Friedman y .. . J. Semprún.

Estos y otros atienden al mensaje del "ángel de la historia", el ángel pasmado, aterrado (sin tierra), de rostro desencaja­do y alas espantadas. El ángel que teme el futuro y es incapaz de ordenar tanta ruina acumulada del pasado; mas tanto pánico no debe evitar repensar, com­prender y compadecer la historia. Esta, la historia, no es propiedad de los histo­riadores, sino la filogenia de la especie humana; si hubiera que buscar un mayor tenedor de la misma, correspon­dería a los que más la padecieron. "Unos pocos han hecho la historia. Muchos la padecieron" (M. Zambrano). (Quizá, "los presentes" fueron de los "pocos". Dejemos "los pasados" para los "mu­chos"). Así, pues, urge reiteradamente recuperar la memoria. Solo somos "modernos y avanzados" porque la cro-

Page 31: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASl22 Rogelio Blanco Martínez

nología nos coloca más adelante en el calendario. Y ocupamos ese lugar por­que recibimos una herencia, un pasado que a veces queda en penumbra, fugaz, mas sigue ahí, absum. W. Benjamin afir­ma que "no es lo mismo el olvido en el sentido de desconocimiento del pasado, que el olvido en sentido de no dar importancia al pasado. En el primer caso el olvido es ignorancia y, en el segundo, injusticia".

Después de los dramas vistos y conocidos, Adorno proclamó el no­lugar para la poesía. Negar y elimi­nar, condenar y culpar, enumerar y desidentificar, anular y olvidar; alam­bradas-libertad, horror-esperanza, desprecio-estima, morir-vivir, silen­cio, olvido-palabra y memoria. Son verbos y sustantivos conjugados con hipocresía o atrevimiento, lugares donde el cinismo pretende la reitera­da derrota del "ángel de la historia".

Los atenienses prohibían hablar de la derrota, la modernidad y su defensa de la Ley de Progreso, volver la mirada sobre los pasos. Numerosos creadores (y Jorge Semprún) no atendieron las órde­nes de olvidar o negar el honor, de callar, no se dejaron atrapar entre líneas cargadas de neologismos y de siglas. Desatendieron las posibilidades que dan las figuraciones y la ironía. Atendieron el pasado, se atrevieron con la memoria. Esta acción pudo vacilar entre el pesimismo existencialista, el optimismo volitivo o dejarse cazar por la melancolía saturniana, mas la mirada de la medusa no los petrificó.

Los castigos, la dieta, el número identificador, el látigo, la cantera ni los harapos impidieron resucitar el cadáver, verse ante el espejo, contemplar el cadá­ver y avistar su resurrección. "Ridículo y repugnante" se autocalificó P. Levi ante la pérdida de belleza que concede ·

31

Page 32: REVISTA 124

32 Mnemósine y los exilios de Jorge Semprún REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

la juventud frente al espejo. Era el cami­no hacia la muerte de seres fantasmagó­ricos. Estos seres fueron capaces de avanzar hasta el hondón del alma vícti­ma y revivir, denunciar y anunciar los peligros del reino de Ares, monarca de Europa durante excesivo tiempo.

Jorge Semprún (y los otros citados) se enfrentaron a los "creduismos o fede­lismos" propios del dogmatismo, sea el nazi o el stalinista. Si bien no soportaron la idea del exterminio o de la muerte física. Tampoco les era propia la intelec­tual. Se eligió, una vez más, la luz frente a la posible ceguera devenida por la imposición y el acriticismo.

Ni Jorge ni Fernando Claudín eran vulgares "intelectuales con cabeza de chorlito", como les calificó La Pasionaria, por su solicitud de análisis ante el nuevo rumbo que tomaba Europa o las circuns­tancias que concurrían en España duran­te el franquismo de las décadas posterio­res al final de la Ir Guerra Mundial. Semprún, hombre praxiológico, reitera­ba la necesidad de crítica. Una vez más los calificativos de "revisionista y desvia­cionista" pasaron con suficiencia acrítica. También la supresión y expulsión del partido en el que militó y se comprome­tió hasta el máximo riesgo. Jorge se halla otra vez fuera de casa. Sufre nuevo des­tierro. Un alejamiento no menos tedioso que el que supuso la pérdida de parte de la infancia (durante la Guerra Civil), de la juventud (Ir Guerra Mundial -Buchenwald).

La pérdida de tantas patrias quizá le llevaron al lugar adecuado y al exilio, el lugar de nadie y de todos, pues en él se carece de patria de origen y no se halla la de destino. O más bien, este podría ser la patria de destino; mas, no perdido el militante, logra como hogar a la matria que sustantiva y nutre a todos sus moradores, los heterónimos con

apellidos tales como Artigas, Larrea, Sorel, Salagnac, Bustamente; y los más conocidos: Federico Sánchez y Jorge Semprún/Semprun, sea en españolo en francés. También en este hogar se recibe a los otros: P. Levi, V. Fiedman, 1. Kerstez, etc., al preso de Buchenwald, n° 44.904, a las lenguas propias (francés y español) y a las lecturas de formación y goce (K. Marx, A. Machado, C. Vallejo, O. Paz, P. Neruda, etc.) .

Mas en él la matria no cabe solo en un género, todos han sido necesarios para rendir la fuerza de la creatividad: la poesía, el guión cinematográfico, el ensayo, las memorias y la narrativa.

Todos son narradores que refuerzan al hombre de compromisos, hombre­lucha e intelectual que, salido de "la época de la glaciación", aspira a que Europa sea casa común y que "la larga noche en vela del exilio" (K. Marx) dé paso al día, a un nuevo nacimiento sur­gido desde el albor, pues en Europa nació la democracia. Grecia, las Cortes leonesas de Alfonso IX, la Carta Magna inglesa (1215), Francia, etc., en señalada tradición, justifican tal compromiso.

Con estas herramientas y moradores, Semprún/Semprun busca el hogar nece­sario para evitar a Marte nuevamente. Es un intelectual europeísta. Un intelectual atento a los desmanes del autoritarismo, pues considera "competencia y función específica del intelectual discutir siempre, impugnar, criticar y poner en tela de jui­cio todo aquello que es presentado como terreno definitivo, como dogma bíblico" . Su actitud atenta y denunciante, no en vano, le conduce a autocalificarse de "intelectual inorgánico". Ciertamente, la dificultad se presenta si se intentara ubi­car o encuadrar a Jorge · Sem­prún/Semprun. La multiplicidad de géneros literarios practicados, los nom­bres y personajes ocupados o interpreta-

Page 33: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LEfRAS124 Rogelio Blanco Martínez

dos, los espacios morados nos conducen más allá de la bifronte Jano, a los espacios de Mnemósine para poder abarcar la vida de Jorge Semprún/Semprun, hombre que recorre biográficamente el siglo XX y conoce sus dominios y esperanzas, capaz de contemplar frente a frente el rostro del ángel de la historia. Semprún/Semprun es, pues, más que Semprún. Es espejo, al igual que los "otros citados", del siglo XX; solo se podrá recorrer sus moradas asidos al hilo de Ariadna. Será un recorrido sin­gular, luminoso y necesario para "tener el pasado entre los ojos", como diría W. Benjamin.

En 1957, Dionys Mascolo, antiguo cautivo y superviviente del campo de Auschwitz y también amigo de E. Morin y M. Duras, tras una visita al campo declara :

Encontrándome a las puertas del

campo, pienso exactamente: es aquí

donde había que suicidarse. Si me dije­

ran que muchos visitantes se matan

allí, en aquellas ciénagas heladas, me

parecería normal. Verdaderos suicidios

por fin, justos, llenos de sentido, armo­

niosos, fecundos y por fin a la medida

de lo que estamos viviendo nosotros,

en este siglo. Y me digo: dentro de cien

:-,!,: ('I ::', nosotros, que hemos sido con­

temporáneos de eso, pareceremos unos

monstruos fríos. Nuestros nietos no nos

comprenderán. Imaginarán en nosotros

abismos sin vértigo, animales impávi­

dos, que hemos soportado el conoci­

miento de tales cosas sin casi decir

nada. Pues casi no hemos dicho nada.

Así es. Así fue, para nosotros . [D. Mascolo: Lettre polonaise sur la misere intellectualle en France].

Es preciso que Mnemósine perviva para "que el hombre sea libre de ven­ganza" como solicitaba F. Nietzsche. Para ello es necesaria la comprensión y la magnanimidad. "Intento comprender a fin de perdonar" (Víctor Hugo) .

En todas las civilizaciones existe la falta y la culpa, la venganza, y la cle­mencia, pero el grado de desarrollo ético lo marca la superación de la Ley del Talión. A veces es precisa la manse­dumbre para lograr la paz y la democra­cia, pero nunca el olvido. No se puede soterrar lo imposible, la memoria. Un año antes de fallecer, Jorge me visitó en el Ministerio de Cultura, donde él fue titular, para mostrarle una donación de esculturas para el Centro Documental de la Memoria Histórica por la esposa­viuda del escultor Hemán. Son escultu­ras fantasmagóricas de los seres huma­nos habitantes de los campos de concen­tración, que también el escultor sufrió. Jorge se quedó paralizado en un primer momento, pero rápido surge Mnemó­sine y le conduce a numerosas reflexio­nes. Recuerdo una: "Reclamo la memo­ria, no el castigo". Y la capacidad de recordar y de perdonar solo pertenece a la víctima. Y el mal causado por los ver­dugos que tantas veces ha devastado la historia del hombre es irreparable; es perdonable, mas nunca olvidable.

33

Page 34: REVISTA 124

34 Mnemósine y los exilios de Jorge Semprún REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Page 35: REVISTA 124

Jorge Semprún

A raíz de la muerte de Jorge Semprún rescaté de mi biblioteca la primera edición en español (México, 1965) de su libro El largo viaje, pensando que unas miradas aquí y allá bastarían para concitar la pre­sencia de mi querido amigo. La muerte nos deja sin la presencia física, pero ocurre sobre todo con las personas que viven lejos y con las que aun manteniendo un contacto regular sabemos fuera del alcan­ce de nuestras citas, que seguimos pen­sando en ellos como lo hemos hecho durante tanto tiempo: personas amadas que siguen su vida y su camino tan lejos del nuestro. Y de hecho, que hayan muer­to o no es solo una cuestión de conoci­miento pero no tanto de emociones y tris­tezas que surgen lentamente siempre a base de estrujar ese conocimiento.

El largo viaje volvió a seducirme como lo había hecho en 1965 cuando ya había ganado el famoso Premio Formentor, y lo que yo había creído que serían pinceladas para convocar la memoria del amigo se convirtió en una lectura apasionada con el placer añadido de un disfrute literario que en 1965 no recordaba haber conocido. Profundicé en la oscuridad de una memoria que creía perdida y me sumergí en la recuperación de un largo período de nuestra historia que contenía la resistencia de los españo­les en la lucha del maquis contra los nazis, los campos de concentración, el regreso una vez conseguida la victoria y la difícil toma de conciencia de la muerte de quienes nos acompañaron en tantas luchas perdidas para la mayoría de los

ROSAREcÁs

ciudadanos. Pero además descubrí con asombro párrafos de una intensi­dad poética que me hicieron estreme­cer de angustia y ternura y una estructura narrativa de una agilidad encomiable que me llevaba en volan­das de los montes de Auxerre y su prisión al valle del Mosela visto con los ojos del dolor y la imaginación, sumergidos en constantes reflexiones de la memoria sobre los vivos y los muertos, el compromiso y la libertad, el dolor y el sufrimiento, las torturas, la muerte del amigo sosteniéndose en pie en un vagón de ganado atiborra-~ do de prisioneros y la esperanza, a pesar de todo, de que la vida conti­núa y hay que vivirla como él había vivido al borde de la muerte en los campos de concentración. Todo con­densado con profunda maestría en un largo viaje de cuatro días y cinco noches de sed y hambre, cansancio infinito, dolor y las muertes que iban sucediéndose en el silencio sobreco­gedor del atiborrado vagón, inte­rrumpido solo por el delirante tra­queteo de aquel tren de la muerte.

y así logré concitar la presencia no tanto del amigo como del sober­bio escritor que domina el francés y en la misma medida el español, como lo demuestran sus libros escritos en la lengua que el exilio le habría arre­batado, de no haber sido porque se empeñó en recuperarla con la ayuda de la literatura, la memoria, la lucha y la vida.

Page 36: REVISTA 124
Page 37: REVISTA 124

In"""""'" '''''''MOl ..JORGe SEMPRUN

LES

2 MEMOIkES

Un eslabón perdido en la historiografía documental sobre la Guerra Civil:

Las dos memorias de Jorge Semprún (1973)

El único documental dirigido por el escritor Jorge Semprún Maura, Las dos memorias, filmado en España y Francia en 1972 y realizado con el título original de Les Deux Mémoircs, resultaba inaccesible prácticamente desde que se retiró de las salas donde se estrenó en Francia en marzo de 1974, habiendo sido inmediata­mente censurado en la España del final

JAIME CÉSPEDES GALLEGO

Université Paris 10 - Nanterre (Francia)

del franquismo. Aunque la Cinemateca de Perpiñán le dedicó especial atención en enero de 1975 y en abril de 1978 en dos ciclos dedicados a la relación entre el cine y la Guerra Civil española y lo incluyó en el dossier publicado en el n° 21 de Les Cahiers de la Cinématheque de Perpignan que dirigía Marcel Oms, quien también la destacaba en su libro La Guerre d'Espagne

Page 38: REVISTA 124

38 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

'au cinéma1, la cinta nunca ha sido editada

y ninguna cinemateca parecía haber con­servado una copia. El único documento de que se disponía para conocer su conte­nido era la traducción italiana del guion2

,

publicada en un volumen que recogía otros dos guiones relacionados con la Guerra Civil: Sierra de Teruel de André Malraux3 y En el balcón vacío, de J. García Ascofl.

Se suponía que al menos la Cine­mateca Francesa conservaba una copia de las siete bobinas en que Las dos memorias se presentaba originariamente, pero 10 cierto era que dicha copia estaba ausente de todo catálogo accesible. Finalmente, el 4 de julio de 2008 se proyectó pública­mente en una de las propias salas de la Cinemateca Francesa en París. Imagi­narnos que el entonces presidente de la Cinemateca, el director Costa-Gavras, amigo y colaborador de Semprún en tres polémicas p elículas (Z, La confesión y Sección especial), intervino para que Las dos memorias fuese rescatada de los depó­sitos de la institución, que se trasladaron en 2005 a su actual emplazamiento en el distrito XII de París. El propio escritor aseguraba no poseer una copia de su documental, aunque deben de conservar­se las cerca de 40 horas de en trevistas fil­madas de las que seleccionó los 140 minutos que 10 componen.

La recuperación de este documental nos permite ahora no solamente anali­zarlo en detalle, sino también ver el lugar que ocupa en una serie de docu­mentales que se plantearon los mismos objetivos que Las dos memorias en los años setenta y ver cuál es el carácter de la propuesta ética y estética de este único documental de un controvertido escritor proveniente del mundo de la literatura comprometida.

Cuando se realiza Las dos memorias, su director había sido ya guionista de varias

exitosas películas francesas, principal­mente La guerra ha terminado de Alain Resnais (1966, dedicada a los esfuerzos de un militante antifranquista por hacer comprender a sus dirigentes que su lucha no se adaptaba ya a los cambios que se estaban produciendo en España), las ya mencionadas Z (1969, donde se recons­truye el caso del asesinato del diputado griego de izquierdas Grigoris Lambrakis) y La confesión (1970, en la que se recrea el proceso estalinista al que fue sometido Artur London), más otra película polémi­ca: El atentado de Yves Boisset (1972, en la que se ofrece una hipótesis del asesinato de Ben Barka). Las dos memorias se sitúa cronológicamente a medio camino entre las dos películas con guion de Semprún que tratan directamente de las dificulta­des internas de los que, como él, fueron miembros del Partido Comunista de España en la clandestinidad: la ya men­cionada película de Resnais y la que ha sido vista como su continuación, Las carreteras del sur de Joseph Lásey (1978), película esta última de la que Semprún, a diferencia de la primera, se arrepiente abiertamente, a pesar de su indudable interéss. Si bien Semprún venía, pues, esforzándose desde su expulsión del PCE en 1964 por criticar, en sus facetas de escritor y de guionista, la estrategia y la mentalidad que caracterizaba a la cúpula del partido, 10 que resulta nuevo en 1973 es el medio elegido para proseguir con su particular revisión del comunismo: el documental compuesto por entrevistas, queriendo restarle a ese proceso de revi­sión precisamente la carga personal que tienen sus escritos para acercarlo más bien a una reflexión polifónica, que no por ello resulta exhaustiva ni objetiva. El caudal de voces que escuchamos en Las dos memorias no abarca toda la gama de opiniones que hay sobre las causas y el carácter de la Guerra Civil, lo cual sería,

Page 39: REVISTA 124

REPÚBLÍCADHAS LETRAS124 • t ~ .

Jaime Céspedes Can~go 39

Page 40: REVISTA 124

40 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

de entrada, difícil de conseguir en los límites de un documental, pero lo más interesante es que, corno vamos a ver, la melodía resultante del encuentro de todas esas voces apunta hacia una direc­ción concreta gracias a los arreglos del director.

El título de Las dos memorias se presta a confusión, pues hace pensar en la dico­tomía tradicional entre dos Españas que popularizaron poemas corno el LITI de Proverbios y cantares de Antonio Machado, cuando, en realidad, Semprún quería decir que "siempre hay dos memorias para el mismo acontecimiento, incluso dentro del campo republicano"6. El escri­tor consideró también el título La memoria desdoblada (La mémoire dédoublée), que no parecía tampoco muy apropiado para dar cuenta de lo que es el documental, com­puesto por entrevistas hechas principal­mente a personas que, encontrándose en su mayoría todavía en el exilio y mante­niendo opiniones en unas ocasiones divergentes y en otras opuestas, habían tenido responsabilidades políticas desta­cadas durante la Guerra Civil. En absolu­to se pretendió recoger opiniones del lado republicano y del lado franquista en más

" o menos igual medida. Las entrevistas a personas que . estuvieron del lado fran­quista son muy pocas, aunque son impor­tnntes en el desarrollo del documental y son, por lo demás, de disidentes del fran­quismo: José María Gil-Robles (margina­do definitivamente en 1962 por defender la vuelta a la monarquía) y Dionisio Ridruejo (el líder falangis ta que estuvo bajo arresto domiciliario desde su vuelta de la DivisiJ)n Azul por oponerse abierta­mente a la política franquista). Por otra parte, los entrevistados del lado antifran­quista no son representativos de toda la izquierda de ,.J,á época, habiendo sido una de las principales críticas que recibió el doc umental en su estreno la ausencia de

dos categorías en particular: los políticos socialistas y los trabajadores anarquistas que siguiesen siendo trabajadores (es decir, que no se hubiesen convertido en dirigentes) .

Para dar cuenta del indudable interés de Las dos memorias y dado que todavía no se ha editado, recogernos seguidamen­te por orden de aparición los nombres de los entrevistados en cada una de las siete partes en que se divide, con la ocupación que tenían durante los años de la guerra (repitiendo los nombres de los que apare­cen en varias partes): "1. Febrero de 1939. El exilio comienza": Federica Montseny (dirigente de la CNT), Santiago Carrillo (secretario general del PCE), José Peirats (dirigente de la CNT y periodista), María Casares (actriz, hija de Santiago Casares Quiroga, recién nombrado jefe del Go­bierno republicano cuando se inicia la Guerra Civil); "2. Julio de 1936. Guerra y revolución en España": Federica Mont­seny, José Peirats, Gabriel Jackson (histo­riador estadounidense), Santiago Ca­rrillo, Fernando Claudín (miembro del Comité Central del PCE, expulsado del partido al mismo tiempo que Semprún); "3. 1931-1936. La república burguesa. Orígenes de la Guerra Civil": Fernando Claudín, José María Gil-Robles (dirigente de la CEDA), Lucio Losa (militante de las Juventudes Socialistas Unificadas), José Menese (cantaor); "4. Estos jóvenes falan­gistas sin memoria ¿conocen su histo­ria?": Dionisio Ridruejo (falangista), Ian Gibson (historiador irlandés), José Pei­rats, Federica Montseny, Wilebaldo So­lano (dirigente del POUM, Partido Obre­ro de Unificación Marxista), Santiago Carrillo, Juan Andrade (uno de los funda­dores del PCE, más tarde dirigente del POUM), Manuel de lrujo (militante del Partido Nacionalista Vasco y ministro republicano durante la guerra, opuesto a la represión contra el POUM); "S. Treinta

Page 41: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego 41

Fernando Claudín.

Page 42: REVISTA 124

42 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

y cinco años después de la Guerra Civil. Para los hijos de vencedores y vencidos es la hora de las preguntas": Juan Goytisolo (escritor exiliado), el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón (en imágenes de archivo junto a su padre), José Martín­Artajo (contrario a la ideología de su padre, el ministro de Asuntos Exteriores franquista entre 1945 y 1957 Alberto Martín-Artajo), André Malraux (el escri­tor comprometido con los republicanos, más tarde ministro de Cultura de Charles De Gaulle), Lucy Durán (hija de Gustavo Durán, general republicano en el que Malraux se inspiró para el personaje de Manuel en su novela L'Espoir), Carmen Claudín (hija de Fernando Claudín); "6. La ayuda soviética a la España republica­na": Lucio Losa, Santiago Carrillo, Ga­briel J ackson, Fernando Claudín, dos jóvenes anónimos españoles entrevista­dos en Madrid; "7. Marzo de 1939. La Guerra Civil ha terminado": Simón Sán­chez Montero (dirigente del PCE en la clandestinidad), Dionisio Ridruejo, Xa­vier Domingo (escritor exiliado), José Giral (presidente del Gobierno de la República en el exilio de 1945 a 1947, en imágenes de archivo), Justo Pérez de Urbel (abad de la basílica del Valle de los Caídos, en imágenes de archivo), Cassia Just (abad del monasterio de Montserrat, antifranquista cuyo rostro no aparece en pantalla), Raimon (cantante valenciano asociado a la Nova can{:ó), Yves Montand (en el papel que interpreta en La guerra ha terminado, en el pasaje en que critica "la buena conciencia lírica de toda la izquier­da" que comentaremos más abajo), el pro­pio Jorge Semprún (a quien hace una pre­gunta su íntimo amigo Montand), Wile­baldo Soriano, Santiago Carrillo, José Peirats y Federica Montseny.

A través de esta serie de entrevistas, la intención del documental es modifi­car la visión de la Guerra Civil que,

hablan do en general, podían tener muchos exiliados, republicanos y comu­nistas en general como guerra entre "buenos y malos", visión que impulsa­ron documentales como el que Frédéric Rossif había realizado en 1963: Morir en Madrid (Mourir a Madrid). La visión de Rossif, tachada de romántica, presenta­ba la Guerra Civil como el necesario enfrentamiento bélico entre un poder legítimamente establecido en las urnas y unos militares fascistas sublevados. En ese proceso del que hablábamos de revi­sión del comunismo que tanto preocupa a Semprún y a otros que también son expulsados del PCE, Las dos memorias ofrece testimonios que argumentan que la II República no solamente fue víctima de un levantamiento fascista, sino que lo fue aún más trágicamente de su propia división interna entre comunistas y socialistas republicanos por un lado (acusados de estalinistas), y anarquistas y socialistas revolucionarios por otro lado (acusados de trotskistas o de anti­rrevolucionarios). Esta idea, que es per­fectamente normal encontrar en los manuales de historia de España poste­riores al franquismo, estaba todavía en esos años por afianzar, sobre todo en la mentalidad de m uchos exiliados (afilia­dos o no al PCE) que recordaban con nostalgia la lucha por la defensa de la República pero conocían mal o no eran capaces de medir la importancia de las luchas internas que costaron la vida a muchos compañeros antifascistas acusa­dos de t.. .. aición por una manipulación estalinista que desembocó en una gue­rra dentro de la guerra particularmente intensa en las calles de Barcelona en mayo de 1937 y que influyó mucho en la desmoralización general del campo antifranquista a medida que se p rolon­gaba la guerra . El personaje que inter­pretaba Yves Montand en La guerra ha

Page 43: REVISTA 124

.. ' . .

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

terminado manifestaba ya, en el que se convirtió en el pasaje más famoso de la película, la repulsión que le producía a Semprún a mediados de los años sesen­ta la "buena conciencia lírica de toda la izquierda" que podían albergar muchos exiliados y veteranos de la guerra:

La desgraciada España, la España

heroica, la España en el corazón: estoy

hasta la coronilla. España se ha conver­

tido en la buena conciencia lírica de

toda la izquierda: un mito para anti­

guos combatientes. Mientras, catorce

millones de turistas se van de vacacio­

nes a España. España ya no es más que

un sueño turístico o la leyenda de la

Guerra Civil. Todo eso mezclado con el

teatro de Lorca, y ya estoy harto del

teatro de Lorca. ¡Ya está bien de muje­

res estériles y de dramas rurales! ¡Y ya

está bien de leyendas! Yo no estuve en

Verdún, ni tampoco en Teruel, ni en el

frente del Ebro. Y los que hacen cosas

en España, cosas verdaderamente

importantes, tampoco es tuvieron.

Tienen ahora veinte años y no es nues­

tro pasado lo que les hace moverse sino

su futuro. España ya no es el sueño de

1936, sino la realidad de 1965, aunque

esta parezca desconcertante. Han pasa­

do treinta años y me joden los antiguos

combatientes [sicV

Las dos memorias traslada esta idea al terreno del documental para proporcio­nar testimonios de . primera mano de muchas personas que conocieron y, en muchos casos, protagonizaron aquellos acontecimientos. Unos dan su punto de vista sobre lo sucedido (anarquistas como Wilebaldo Solano o Federica Montseny) y otros justifican (o siguen justificando) la represión que se ejerció contra los anarquistas (comunistas esta­linistas, o, al menos, a quienes Semprún considera como tales, como la Pasionaria y Santiago Carrillo). Así, este documental es el primero que se plantea analizar la oposición "¿guerra o revolu­ción?" como cuestión fundamental de la Guerra Civil, entendiendo por "guerra" la posición de los defensores de la repú­blica burguesa y por "revolución" la de los que defendían la colectivización revolucionaria y luchaban no solamente

43

Page 44: REVISTA 124

44 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

contra el fascismo sino también contra la propia república burguesa. En este sentido, el planteamiento ' de Las dos memorias traslada a la pantalla la idea que había inspirado a Carlos Rojas el libro Por qué perdimos la guerra (1970)8, donde se planteaba ya, a través de una recopilación de testimonios, esta cues­tión sobre la que el PCE había dado su propia versión en tres volúmenes titula­dos precisamente Guerra y revolución en España (1936-1939), editados por Do­lores Ibárruri en Moscú (1966)9. Tal debate dio lugar, por lo demás, a nume­rosas publicaciones de diversa índole durante la Transición con títulos muy parecidos en los que se contraponían "guerra" y "revolución" o "revolución" y "contrarrevolución". El propio hermano escritor de Jorge, Carlos Semprún Maura, dedicó en la misma época a la cuestión su libro más leído, Revolución y contrarrevolución en Cataluña lO

• Por su parte, Las dos memorias pretendía que se tuviera en cuenta la versión anarquista de los hechos, sin proponerse, corno en el caso del libro de su hermano, corno

Dionisio Ridruejo.

un documental en nombre de ningún partido o institución.

Un aspecto más arriesgado para la época en que se estrenó el documental es el establecer a mitad del mismo un para­lelismo entre la crisis que se vivió en el lado antifranquista durante la guerra y la que se produjo en el lado opuesto: la uni­ficación del carlismo y el falangismo en un único movimiento en abril de 1937, lo que hacía que ambas facciones perdieran su especificidad y su capacidad de oposi­ción. Tal paralelismo resulta algo provo­cador en la medida en que se pueda hablar de "crisis" en el lado de los que, de todos modos, gozarían de todos los privilegios corno vencedores. Semprún demuestra mediante este punto de vista un distanciamiento bastante adelantado a su tiempo. A este respecto, utiliza mucho el testimon io d e Dionisio Ridruejo, conocido falangista que entró en contacto con miembros del PCE a par­tir de 1951, cuando volvió a Madrid tras su arresto domiciliario por haber mani­festado su desacuerdo con la política franquista. Conociendo la biografía de

Page 45: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

Semprún, da la impresión de que su sim­patía por Ridruejo se puede deber, sobre todo, al hecho de haber vivido Ridruejo situaciones comparables a la suya en el campo contrario, en la medida en que Semprún provocó su expulsión del PCE tras unos años de los que luego se arre­pentiría por haber formado parte de un partido "estalinizado", según su propio calificativo, así como Ridruejo se arre­pentía no de haber sido falangista, sino de haberse visto envuelto en una política franquista que él y otros camisas viejas juzgaban como personalista y vengativa, aunque el argumento sorprendiese a más de uno. Por supuesto, no pretendemos aquí justificar ni a Ridruejo ni a otros dirigentes (está claro que su disidencia del franquismo podría haber estado per­fectamente motivada por el deseo de liberarse del sentimiento de culpa ante los miles de asesinatos cometidos en las retaguardias por los falangistas, como se puede imaginar en el documental mismo por lo que dice lan Gibson sobre el caso de García Lorca), sino que queremos lla­mar la atención sobre el hecho de que la retórica de Ridruejo, el discurso de su toma de postura personal ante su "crisis", muestra analogías con el de Semprún en relación con la crisis del PCE que le sir­ven para sugerir implícitamente que en los dos bandos hubo disidentes contra­rios a la política totalitarista ejercida por el fascismo y por el comunismo. Así, las explicaciones de Ridruejo en el docu­mental acerca de la crisis falangista son utilizadas por Semprún para establecer un puente con la "crisis simétrica en el campo republicano" de un mes después (mayo de 1937).

A pesar de todo, el hecho de que el estreno del documental coincidiera con la ejecución del joven anarquista Salva­dor Puig Antich le valió a Semprún algu­nas críticas acerca de su "inutilidad" en

el momento que se vivía. En ese sentido iba la crítica que formuló Serge Daney:

Acentuando la "fosa que hay entre las

generaciones", ¿nos ayuda Semprún a

aclarar el presente? ¿De qué" serviría evo­

car 1937 si no nos sirviera para entender

mejor 1974? [ ... ] Película venida del exi­

lio y que se complace en él, Las dos memo­rias no quiere hablamos de lo que no sea

el exilio. No pedimos que los exiliados se

expresen por los que luchan realmente

(en 1974 en España), sino que digan al

menos: luchan 11 •

Pero aunque Las dos memorias no se presentaba con el objetivo de contribuir a la lucha contra el franquismo, sino con el de añadir miradas a un pasado que Semprún trataba de ofrecernos bajo pun­tos de vista divergentes y enfrentados, no por ello hay que dejar de ver una intención política en el documental, ya que bajo su aparente interés fundamen­talmente histórico se escondía la volun­tad política de criticar al PCE, que es, en el fondo, lo que no gustó a buena parte de la izquierda todavía comprometida en la lucha contra el franquismo.

Como anunciábamos al principio, el objetivo y la forma en que se plantea Las dos memorias lo relaciona directamente con otros dos documentales a los que sir­vió de modelo por superar, ya que duran­te la Transición iba a resultar más fácil, aunque no del todo, rodar un documental con entrevistas a exiliados que empeza­ban a regresar a España o que ya no tení­an reparo en hablar abiertamente y que representaban a más categorías de exilia­dos. Fue lo que hicieron Jaime Camino con La vieja memoria (1977), y Diego Abad de Santillán y Luis Galindo con Por qué perdimos la guerra (1978, título coincidente con el del libro de Carlos Rojas, pero que retomaba, en realidad, el de un libro del

45

Page 46: REVISTA 124

", ' . , '46

, t.,'

Un eslabón ~¡'didó en la historiografía documental REPÚBLICA'-D"fLAS LETRAS124

Federica Montseny.

Eduardo de Guzmán,

propio Abad de Santillán publicado por primera vez en 1940)12. Comparada con Las dos memorias, La vieja memoria alarga considerablemente el abanico de entre­vistados e incluye algunos de las catego­rías que se echaban de menos (socialistas y obreros anarquistas), a la vez que se entrevista a otros falangistas que apare­cen no solamente con la corbata negra de luto por José Antonio Primo de Rivera (corno Dionisio Ridruejo en Las dos memo­rias) sino también junto al retrato del fun­dador de Falange colocado ante la cáma­ra en sus despachos. Corno recogen los títulos de crédito al final del documen­tal13

, en la concepción del mismo Jaime Camino trabajó con Román Gubern, con quien ya había colaborado en varios guio­nes de películas. Gubern había asistido a las jornadas en que se proyectó y se deba­tió sobre el documental de Semprún en Perpiñán en 1975, siendo perfectamente consciente de lo que haría falta para lle­gar a un resultado más equilibrado y aprovechando la ocasión que se abría en España de proyectar en salas de cine este tipo de documentales durante la Transición. El propio Semprún, respon­diendo a las objeciones formuladas en Perpiñán, invitaba a que se intentase mejorarlo: "Es una de las cosas [la ausen­cia de socialistas] que deberá ser corregi­da por los que intenten hacer un film con todas las posibilidades acerca de la Guerra Civil"14. Con una duración total de 2h 40 min (veinte minutos más que Las dos memorias), La vieja memoria resulta, pues, un documental más completo en el repertorio de entrevistados. Se examinan en él en detalle las causas de la guerra y los días del alzamiento en Barcelona, lle­gándose finalmente al tema del enfrenta­miento interno del lado antifranquista. Camino prefiere, sin embargo, pasar por alto el paralelismo que adelantaba Sem­prún entre la crisis en el lado antifran-

Page 47: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

quista y la crisis en el lado franquista durante la guerra.

En cuanto a Por qué perdimos la guerra, la idea de realizar un documental sobre la Guerra Civil que privilegiase el punto de vista que Diego Abad de Santillán venía desarrollando en sus libros (el valor y el sufrimiento del pueblo) le vino a este a raíz de su contribución corno entrevista­do en La vieja memoria un año antes. Al tratarse de un documental hecho por anarquistas y con entrevistas casi exclusi­vamente a anarquistas (y a religiosos exi­liados en Argentina, donde Abad de Santillán vivió los años del exilio), el mensaje político que transmite sobrepasa el de Las dos memorias. Una diferencia importante existe en el modo de lectura que proponen estos dos documentales, ya que las conclusiones de Por qué perdimos la guerra no se proponen corno el resulta­do de una deducción que el espectador ha de realizar a la vista de opiniones dife­rentes. A diferenciª"de Las dos memorias y La vieja memoria, la voz en off en Por qué perdimos la guerra desarrolla un discurso ordenado según la lógica causal de su punto de vista particular, apoyándose en numerosas imágenes de archivo (menos abundantes en La vieja memoria y menos aún en Las dos memorias), sin que ese dis­curso sea contrapuesto a opiniones dis­crepantes, siendo las entrevistas, en gene­ral, de duración más corta que en los documentales de Semprún y Camino, y estando fundamentalmente dirigidas a corroborar o introducir el terna que desa­rrolla la voz en off Corno sugiere el verbo en primera persona del plural en el título, Por qué perdimos la guerra no oculta su punto de vista, si bien en su dedicatoria se circunscribe enseguida al pueblo espa­ñol y no a todos los antifranquistas: "En todos los conflictos políticos de la historia de España, hubo distintos vencedores ... pero un solo vencido: el pueblo español".

Si bien solo aparece un entrevistado que lo fuera también en Las dos memorias, Manuel de Irujo, del PNV, podernos con­siderar esta coincidencia casi anecdótica, dado que Por qué perdimos la guerra trata de alejarse claramente de esa' especie de canon de figuras políticas (incluidas las anarquistas) ampliado y avalado durante la Transición a través de multitud de publicaciones y entrevistas, para dar paso a otras importantes figuras del anarquis­mo español, corno Julián Gorkin (POUM), Víctor Alba (POUM) o Eduardo Val (CNT), además del propio Diego Abad de Santillán (FAI). Los dirigentes anarquistas que aparecen en Las dos memorias (Federica Montseny, José Pei­rats, Wilebaldo Solano) son descartados por Abad de Santillán, seguramente por su punto de vista demasiado idealista sobre la lucha, corno dejan perfectamente entrever en las entrevistas que concedie­ron a Semprún (salvo en el caso quizá de Solano).

Entre las figuras no directamente políticas, Por qué perdimos la guerra recu­pera a Eduardo de Guzmán de La vieja memoria, periodista anarquista ya desde la TI República y apreciado colaborador por su profundo conocimiento de la his­toria de las luchas sociales que había sido devuelto al primer plano de la actualidad a raíz de la atribución del Premio Inter­nacional de Prensa en París en 1974 a su libro de memorias El año de la victoria15

Semprún, por su parte, no incluyó a nin­gún periodista en su documental, aunque sí a dos jóvenes profesores hispanistas extranjeros, Gabriel Jackson e Ian Gibson, a través de los cuales pretendía ofrecer opiniones lo más alejadas posible del interés personal y de la subjetividad que se manifiestan en las personalidades del exilio entrevistadas. Al no haber ninguna voz disonante u opuesta al discurso que predomina en Por qué perdimos la guerra,

47

Page 48: REVISTA 124

48 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

no hay necesidad de recurrir a la técnica del montaje paralelo que es fundamental en los documentales de Semprún y Camino.

Para alcanzar su objetivo didáctico, Por qué perdimos la guerra, a diferencia, sobre todo, de Las dos memorias, se basa en un discurso lógico-causal accesible para el público no especializado, dibu­jándose continuamente las principales lí-neas de la guerra a medida que avan­za el documental. En Las dos memorias hay que conocer bien de antemano el contexto de esos años para poder apre­ciar los matices de m uchas de las inter­venciones de los en trevistados. De los grandes ternas de los que Por qué perdi­mos la guerra va dando cuenta, solo algu­nos aparecen en Las dos memorias, dada la intención principal de Semprún de generalizar la idea de que los comunis­tas traicionaron la revolución a causa de la influencia estalinista y otras ideas relacionadas con esta y de carácter más político que social, sin que estos dos aspectos puedan, sin embargo, disociar­se completamente. A la luz de Por qué perdimos la guerra se entiende mejor por qué Las dos memorias no es un documen­tal esencialmente "anarquista", sino más bien "an ticom unista", aunque . se pro­ponga corno independiente. Por ejem­plo, no se dedica tiempo en la cinta de Semprún a ternas centrales del anarquis­mo corno el problema agrario. En la últi­ma media hora del documental de Abad de Santillán y Luis Galindo se aborda directamente el terna que más claramen­te lo relaciona con Las dos memorias: el de la acción estalinista en el lado antifran­quista, siendo una de las conclusiones esenciales de Por qué perdimos la guerra a este respecto que "la mayor parte de ellos [del pueblo derrotado] había perdi­do algo más que una guerra, había per­dido la esp,cranza en un m undo mejor,

más dign o y más justo para todos, yeso, eso pesaba más que la derrota" . A un así, Por qué perdimos la guerra no solamente pretende criticar a todas las facciones republicanas y comunistas que se deja­ron influenciar por la política estalinista en España. También se argumenta, al inicio, que los propios gobiernos de la II República no solamente no supieron resolver el problema agrario, sino que además "la represión de los obreros y campesinos no fue menor durante la República que durante la monarquía", corno dice el propio Abad de Santillán recordando los conflictos de Casas Viejas en enero de 1933 y de Asturias en octubre de 1934. En la misma idea insis­te Eduardo de Guzmán a propósito de la negativa del Gobierno del Frente Po­pular a entregar armas al pueblo al ini­cio de la guerra: "El Gobierno, evidente­mente, ten ía más temor al pueblo que a sus adversarios". Semprún da la impre­sión de ir a dedicar a estos ternas el ter­cer capítulo de su documental ("La Re­pública burguesa. Los orígenes de la Guerra Civil"), pero, de los apenas quin­ce minutos que dura el capítulo, los diez últimos se reservan a los trágicos casos particulares de las familias de Lucio Losa y José Menese, recogiéndose en los cinco primeros las explicaciones, dema­siado generales aquí, de Fernando Clau­dín y José María Gil-Robles. La inter­vención de Claudín podría servir de introducción para hablar del p roblema agrario, pero la cuestión en sí no es tra­tada. Quizá la tratase en los minutos de entrevista que no se seleccionaron para el documental, pero lo que queda de manifiesto es que la cuestión de los pro­blemas que el movimiento obre.ro y campesino encontraba ya dentro de la II República preocupa aquí a Semprún menos que la de la lucha interna entre estalinis tas y antiestalinistas durante la

Page 49: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

guerra, lo que lo concernía a él mucho más de cerca, al haber sufrido las conse­cuencias de este tipo de divisiones durante su militancia comunista. Es por este tipo de apreciaciones por lo que podemos decir que Las dos memorias es un documental "desequilibrado", lo cual no hace sino añadirle más interés.

En cuanto al lenguaje de Las dos memo­rias, hay que señalar que el elemento que determina principalmente la falta de neu­tralidad en el punto de vista del director es el montaje en paralelo, más que su voz en off, que solo interviene en algunos momentos determinados. Es su trabajo ordenando las intervenciones, cortando las entrevistas e intercalándolas lo que más favorece los puntos de vista particu­lares del director, a pesar de que Semprún intente minimizar la subjetividad del montaje en paralelo apareciendo en per­sona al final del documental para decir que hay que "dejar a los demás hablar

Santiago Carrillo.

aunque haya que oír muchas tonterías o cosas que ya se saben, pero, por lo menos, hay que escucharlas y hacer el esfuerzo de entenderlas". La técnica del montaje en paralelo, más utilizada incluso en La vieja memoria, pone en evidenéia, sobre todo, el testimonio de Santiago Carrillo, a quien Semprún criticaría abiertamente más tarde en su Autobiografía de Federico Sánchez (1977) y quien, a pesar de las imá­genes en que lo vemos pasear con Semprún por el jardín en que se rodó su entrevista, sale mal parado cuando su análisis del enfrentamiento contra el POUM, expresado en el francés mal pro­nunciado y con errores básicos caracterís­tico de Carrillo a pesar de los largos años de exilio, es contrapuesto, en la segunda parte del documental, al análisis del histo­riador estadounidense Gabriel Jackson, y, en la cuarta parte, a la intervención del anarquista Wilebaldo Solano. El director no podía ignorar que el escaso dominio

49

Page 50: REVISTA 124

50 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

del francés de Carrillo frente al más que aceptable de sus vecinos en el documental produce en el espectador una impresión de entrada negativa sobre la calidad inte­lectual del dirigente comunista, más allá de lo tolerable a pesar de la baja calidad

Chris Marker.

general del francés hablado por muchos de los españoles que se exiliaron siendo ya adultos, lo que manifestaba, ante todo, un apego a la lengua materna mantenido durante los largos años del exilio, lengua que utilizaban continuamente en sus acti­vidades clandestinas y, mayoritariamente, en el ámbito privado. Esta lengua era para muchos el catalán antes que el español, lo que puso de relieve Jaime Camino permi­tiendo que los catalanes que aparecen en La vieja memoria se expresasen en esta len­gua. En este sentido, es una pena que algunos entrevistados, como Juan Goytisolo o José Peirats, no se expresasen en español en Las dos memorias, ya que dan la impresión de querer decir más de lo que pueden decir en francés, siendo este aspecto lingüístico una de las causas que pudieron contribuir al olvido al que se vio sometido el documental. Semprún habría

Page 51: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

debido quizá pedir a todos los entr~vista­dos que se expresasen en su lengua mater­na, como hicieron, de hecho, Ridruejo, Gil-Robles, Juan Andrade o José Menese. Que la libertad expresiva con que hablan algunos entrevistados en La vieja memoria se echa de menos en Las dos memorias podemos sentirlo especialmente en el tes­timonio de José Luis de Vilallonga, así como en el que lo precede de Jaume Miravitlles en catalán, en un bar. Vilallonga (quien fue destinado a peloto­nes de ejecución con 16 años) aparece cómodamente sentado en un sofá ante la cámara de Camino con un puro en la mano para contar atrocidades de la guerra con una normalidad y una familiaridad que dan una inquietante verosimilitud a su testimonio de la que carecen otros cuya seriedad puede pretender ocultar un punto de vista parcial sobre los hechos. Recordemos solamente una de las cosas menos asombrosas que cuenta Vilallonga, lamentando no poder reproducir la ento­nación particular con que las dice:

Cuando dices que un señor se pre­

senta voluntario para fusilar a gente,

dices: este señor es un animal, un sádico.

En realidad se presentaban voluntarios

porque a los que estaban en los peloto­

nes de ejecución les daban por la maña­

na un enorme tazón de coñac. Y los tíos

se presentaban voluntarios por el coñac.

Porque el primer día, sí, es terrible, el

segundo también, el tercero un poco

menos y a los ocho días haces eso igual

igual que si mataras conejos.

Para la eficacia del montaje de Las dos memorias, aunque Semprún contase con la ayuda de su mujer, Colette Leloup, única responsable del montaje en los títulos de crédito, fue determinante en general el trabajo del asistente de dirección Alain Corneau, a quien Semprún había conoci-

do como asistente de dirección de Costa­Gavras en La confesión y quien pasaría enseguida a ser un reconocido director16

En cuanto a la concepción estética del documental, podemos subrayar la influencia de otro de los directores a los que se ha calificado como "comprometi­dos" que siempre partió del principio de que el montaje es el lenguaje específica­mente cinematográfico, Chris Marker, quien modestamente aparece en los títu­los de crédito de Las dos memorias como "colaborador". En la época en qúe rodó Semprún, Marker seguía rodando y reco­giendo material de lo que luego sería Le fond de ['air est rouge (1967-1977), auténti­co documental de montaje fijado en cua­tro horas en su primera versión17

• El uso moderado de la voz en off que vemos en Las dos memorias también es característico de Marker: una voz casi susurrante que presenta en muy pocas palabras a cada entrevistado, reservándose el uso del texto sobre la imagen solo para indicar el nombre, el año y la ciudad en que se desarrolla una entrevista. La obligación de rodar en lugares que no se pudieron ser elegidos realmente sino que venían impuestos por la situación de clandestini­dad y por la disponibilidad concreta de cada entrevistado refuerza el efecto de realidad de Las dos memorias, cuya espon­taneidad y modesta producción le hacen ganar en realismo. Ahora bien, este realis­mo convive paradójicamente con el efec­to de distanciamiento y de pretendida objetividad del director y acerca el docu­mental a la estética de la Nouvelle vague todavía viva en Francia en la época de su realización. El código cinematográfico de la Nouvelle vague anima a Semprún a apa­recer de pie alIado de algunos entrevista­dos Gosé Peirats, Santiago Carrillo) o sen­tado frente a ellos (Dionisio Ridruejo, Lucio Losa), lo que recuerda continua­mente la autoría del documental: el direc-

51

Page 52: REVISTA 124

52 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

tor se expone a la mirada del espectador para que no se olvide quién está movien­do los hilos, incluso cuando se deja ver unos segundos al lado de entrevistados con opiniones a veces muy diferentes de la suya. Esta presencia física del director en la pantalla subraya la impresión a la que ya hemos aludido de que, más que un documental de tipo didáctico, Las dos memorias es un ensayo político en el que las entrevistas serían citas sucesivas de diferentes fuentes y el comentario ven­dría dado no solamente por la voz en off de Semprún y otra voz en off femenina (que aparecen bastante poco y de la manera más neutra posible), sino tam­bién, y sobre todo, por los efectos de montaje. ,,..

Las imágenes de archivo que Semprún intercala entre las entrevistas también for­man parte de los efectos de montaje, ya que no tienen aquí el objetivo de solamen­te ilustrar el tema del que se habla, como en Por qué perdimos la guerra, sino que han de ser sutilmente interpretadas en función del lugar que ocupan y en relación con las entrevistas a las que acompañan. Un buen ejemplo lo constituyen las imágenes de archivo de la primera parte del documen­tal que se suceden para constatar el reco­nocimiento internacional que alcanzó Franco: imágenes de las visitas a España de los presidentes de Estados Unidos Eisenhower (1959) y Nixon (1970), del pre­sidente francés Charles de Gaulle (1969), imágenes que cuestionan irónicamente las palabras de Carrillo y Montseny que las preceden, defendiendo Montseny la utili­dad del trabajo político de los exiliados como "denuncia permanente de la ilegali­dad del régimen" y afirmando Carrillo que, si volviese a España, "no tendría la impresión de haber vivido en el exilio". Otro buen ejemplo lo constituyen las imá­genes de archivo que acompañan aquellas en las que Juan Goytisolo da cuenta de lo

mucho que le afectaban personalmente la falta de libertades y la censura en España mientras da vueltas en círculo en una especie de bajo o sótano abandonado que refleja metafóricamente su reclusión men­tal y el sentimiento que explica de haber padecido una especie de grave enferme­dad síquica cuando estudiaba en España. Su imagen andando está entrecortada por imágenes de archivo que muestran, sin que se interrumpa su discurso, a multitu­des de personas queriendo acercarse al general Franco y siendo contenidas por las fuerzas del orden. Al final de su interven­ción, la cámara, que lo ha estado siguiendo desde el centro del círculo que describían sus pasos, se coloca frente a él y realiza un travelín de acompañamiento hacia atrás alternando con imágenes del juramento del príncipe Juan Carlos de fidelidad a los principios del Movimiento, esta vez con el sonido del comentador de esta noticia por la televisión francesa, permaneciendo Goytisolo callado y mirando fijamente a la cámara que lo filma mientras anda. Otro ejemplo serían las imágenes finales del documental, en las que, como Semprún recuerda en su autobiografía Adiós, luz de veranos ... , vemos que la cámara se detiene en una fotografía "de espaldas de un muchacho que acaba de desembarcar en Bayona con otros refugiados españoles. Y que alza el puño para hacer el saludo del Frente Popular"18. Este gesto orgulloso e inocente (el mismo que, de manera colecti­va, pone de relieve Jaime Camino en su documental Los niños de Rusia en las imá­genes de archivo en que vemos a numero­sos niños vascos exiliados desembarcar en Leningrado) es contrapuesto a la aparición inmediatamente anterior de Federica Montseny en la que vuelve a hablar desde la ilusión lírica que comparten en el fondo tanto ella como los dirigentes del PCE a los que se opone ideológicamente, en la que vuelve al triunfalismo vacío que Semprún

Page 53: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego 53

Campo de concentración de Argelés-sur-Mer.

Page 54: REVISTA 124

54 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

quiere hacemos ver como inútil para recu- -perar la historia y construir el futuro: "Fuimos vencidos por la fuerza de las armas, pero en el fondo yo sigo diciendo: moralmente somos los vencedores", dice la dirigente cenetista. Para Semprún, corno escribe en la mencionada autobio­grafía, "ese saludo [del Frente Popular] nunca ha sido un gesto de triunfo, y mucho menos de amenaza. Encama más bien la fraternidad de los humillados y ofendidos, la solidaridad de los pobres. De los vencidos, con demasiada frecuen­cia. También puede leerse en él la espe­ranza: la más loca de las esperanzas, la más desesperada"19.

También en lo que respecta a la rela­ción entre ética y estética en este docu­mental, hay que destacar la apuesta de su director por consagrar a través del monta­je un "lugar de memoria": las playas fran­cesas cercanas a la frontera con España que vemos al principio del documental,

antes de los títulos de crédito. Se trata de unos espacios que ya se habían normali­zado a principios de los años setenta como destinos vacacionales, corno demuestran los diversos planos que se nos ofrecen en concreto del cámping de la playa de Argelés-sur-Mer que terminan con un plano aéreo en el que oírnos una voz por megafonía que requiere con toda normalidad a un turista al teléfono. Entre dichas imágenes en movimiento se inter­calan en montaje paralelo otras de los meses en que esas mismas playas servían de campo de concentración para los exi­liados españoles que buscaban refugio en 1939. La señal de tráfico de entrada a la población que vernos en un primer plano deja entrever en segundo plano un cartel publicitario del casino Argelés-Plage. Las imágenes en color de gente lavando ropa con abundante agua en las instalaciones del cámping en 1972 contrastan con las que se contraponen en blanco y negro de

Page 55: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASU4 Jaime Céspedes Gallego

una multitud de personas en 1939 hacina­das sobre la arena o echadas sobre una manta en el mejor de los casos. Para que no quede duda, la voz en off del propio Semprún explica brevemente la función que realizaron esas mismas playas al tér­mino de la Guerra Civil: "Para la memoria española, son nombres de campos de con­centración", fórmula que elude la denomi­nación de "campos de refugiados", más políticamente correcta pero criticada por los exiliados que pasaron por ellos. La cámara termina por llevarnos a un modesto monumento en forma de obelis­co erigido en honor de "los muertos del campo de Argelés" en cuya lista grabada sobre la piedra aparecen muchos apelli­dos españoles junto a otros que recuerdan a las víctimas de la TI Guerra Mundial deportadas poco después a ese y a otros campos franceses. La preocupación por difundir la idea de que hubo verdaderos

campos de concentración en Francia era ya propia a Semprún antes de este docu­mental y se manifiesta principalmente en su literatura propiamente dedicada al mundo de los campos de concentración, como podemos ver desde su primera obra, El largo viaje, en la que el personaje autobiográfico de Semprún (bajo el nom­bre clandestino de Gérard) explica en uno de sus primeros diálogos con el personaje ficticio del "chico de Semur" que esos campos existen20

• El tema nunca dejó de formar parte del universo de Semprún, como vemos en su última obra de teatro Gurs, una tragedia europea (2004).

En definitiva, Las dos memorias nos per­mite no solamente acceder al testimonio directo de algunos protagonistas de la Guerra Civil después de más de treinta años de exilio sino también considerar unos particulares puntos de vista a los que se suma el que el director nos transmite

55

Page 56: REVISTA 124

56 Un eslabón perdido en la historiografía documental REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

subrepticiamente a través de un cuidado­so montaje, insistiendo particularmente en la crítica al estalinismo en España y a los discursos triunfalistas de algunas persona­lidades que todavía gozaban de influencia política, lo que preparaba indirectamente el terreno que otros documentales siguie­ron durante los años de la Transición en esa línea de ensayo documental o de docu­mental de autor basados en voces e imá­genes de personalidades relevantes del exilio que fue evolucionando posterior­mente hacia documentales centrados en la rehabilitación de víctimas olvidadas y en las hi~torias personales más que en los grandes acontecimientos, lo que llamaría­mos la Historia con mayúscula.

NOTAS

1 Marcel Oms, La Guerre d'Espagne au cinéma. Mythes et réalités, París, Éditions du Cerf, col. "7e Art", 1986, pp. 259-264.

2 Les deux mémoires / Sierra de Teruel / En el balcón vacío, guiones publicados en un solo volumen por el Archivio Nazionale Cinematografico della Resistenza per la Biennale di Venezia, Chiara Colli (dir.), col. « Documenti », n° 3, 1976, p. 57-74 (traducción al italiano de Les Deux Mémoires : Marina Dogliotti y Gigliola Bianchini) . 3 Para conocer la influencia de Malraux en Semprún puede. verse mi artículo "André Malraux chez Jorge Semprún: l'héritage d'une quete", en Revue A ndré Malraux Review, n° 33, Norman, Uni­versity of Oklahoma, 2005, pp. 86-97. Semprún incluye en el documental el fragmento de una entrevista de archivo al propio Malraux en la que este comen­ta el concepto de "ilusión lírica" que quiso transvasar de su novela L'Espoir a su película Sierra de Teruel, rodada en España en plena Guerra Civil, desp ués de su experiencia al principio de la

Page 57: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Jaime Céspedes Gallego

misma al mando de una escuadrilla por la República. . 4 Para En el balcón vaéío, película realizada por un grupo de exiliados en México en torno a Jomi García Ascot y que sorpren­dentemente tampoco está editada hoy día, puede verse mi artículo "En el balcón vacío: de la literatura al cine", en Regards, n° lO, Université Paris lO, Nanterre, 2006, pp. 133-148. 5 Jaime Céspedes, "La mémoire idéologi­que de Jorge Semprún dans Les Routes du Sud de Joseph Losey", en Mémoire du cinéma espagnol, París, Corlet Éditions, col. "Cinémaction", n° 130; 2009, p. 149-154. 6 Traducimos las palabras de J. Semprún recogidas en Les Cahiers de la Cinématheque de Perpignan, n° 21, enero de 1977, p. 113. 7 Traducimos directamente del guión original francés de la película La guerre est finie, París, Gallimard, 1966, pp. 88-89. 8 Carlos Rojas, Por qué perdimos la guerra, Barcelona, Nauta, 1970. 9 Guerra y revolución en España (1936-1939), Moscú, Progreso, 1966, tres volú­menes coordinados por una comisión presidida por Dolores Ibárruri. 10 Carlos Semprún Maura, Revolución y contrarrevolución en . Cataluña, traducción del francés de Julia Escobar, Barcelona, Tusquets, 1978 (primera edición en fran­cés: 1974). 11 Crítica de Serge Daney sobre el docu­mental para el periódico Libération,

28/3/1974 (traducción nuestra). Desde 1973 S. Daney era redactor jefe de Cahiers du Cinéma, revista que desprecia­ba el trabajo de Semprún en el ámbito cinematográfico por considerarlo con­traproducente para el éxito de la nueva izquierda. 12 Diego Abad de Santillán, Por qué perdi­mos la guerra. Una contribución a la histo­ria de la tragedia española, Buenos Aires, Imán, 1940. Sería reeditada varias veces durante la Transición. 13 Puede consultarse también el guion publicado de este documental: Jaime Camino, La vieja memoria, Castellón, Ellago, 2006. 14 Traducimos de las palabras de J. Semprún recogidas en Les Cahiers de la Cinérnatheque de Perpignan, op. cit., p. 112. 15 Eduardo de Guzmán, El año d.?la .victo­ria, Madrid, G. del Toro, 1974. 16 Alain Corneau recuerda algunos aspectos de su trabajo para el documen­tal en el breve capítulo "La mémoire double de Jorge Semprún" de su auto­biografía Projection privée, París, R. Laffont, 2007, pp. 113-116. 17 La duración de Le fond de l'air est rouge se redujo a tres horas para la edición en DVD de la cadena francoalemana Arte en 2008. 18 J. Semprún, Adiós, luz de veranos .. . , Barcelona, Tusquets, 1998, p. 68. 19 Ibid., p. 67. 20 J. Semprún, Le grand voyage, París, Gallimard, 1963, col. "Folio", p. 23.

57

Page 58: REVISTA 124

J ORGE SEMPRUN •• "H

L\ bt · I~ITl · I{-\

() L.-\ V 111-\

: ~

I I

~ ~ ~

f A U l: LA ~ TU5Q..~~

Page 59: REVISTA 124

Jorge Semprún, dramaturgo*

JORGE SEMPHUN .Io I ' · ... ' · nl •• : . ... ,. · .. , 1

LE BETO UR DE

CA BOL." ~EHER

L E MAi\TL\I ' [ J' .\ H 1.I·:(;n :J \ T ll i: ¡Tia: 1'1< \ ,\ c u--

1"1' 111 11 1\ \1 11': E\' 11' 1'

c: \ 1. l.J Al .\1 (1)

:. .)

,. '

MANUEL AZNAR SOLER

GEXEL-CEFID-Universitat Autonoma de Barcelona

Jorge Semprún es autor de una obra literaria mayoritariamente escrita en francés, un claro ejemplo de escritor perteneciente al exilio republicano español de 1939 que consigue una integración total en las letras francesas. Excepto Autobio­grafía de Federico Sánchez (1977), Fede­rico Sánchez se despide de ustedes (1993) y Veinte años y un día (2003), toda la obra literaria de Semprún ha sido escrita en lengua francesa, por lo que hemos de ser conscientes de que, en rigor, los españoles no lee­mos al autor en su lengua original sino a sus traductores en lengua cas­tellana, tan excelentes sin embargo como Javier Albiñana, María Teresa Arbó, Inés Belaustegui Trías, Emma Calatayud, Jacqueline y Rafael Conte, Thomas Kauf, Adolfo Martín y Carlos Pujol.

La vinculación de Semprún con el mundo del teatro no pasa de ser anecdótica y efímera! . Pero ' aunque Jorge Semprún es infinitamente más conocido por su narrativa, guiones cinematográficos, artículos y ensa­yos, también es autor de un par de obras dramáticas: Le retour de Carola Neher y Curs, ambas escritas y estre­nadas en francés, obras que se vincu­lan al teatro de la memoria de los campos de exterminio nazis y de los campos de concen tración franceses, respectivamente.

Page 60: REVISTA 124

60 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Carola Neher. Berlín.

Carola Neher. URSS. 26 de junio de 1942.

1 Le retour de Carola Neher es una obra

que Semprún escribió por encargo:

En enero de 1995, Klaus Michael Grüber

me encargó escribirle una obra teatral

que quería estrenar en julio del mismo

año en Weimar. Había concebido la idea

de un espectáculo nocturno, al aire

libre, en un conmovedor escenario natu­

ral: el cementerio de las tropas soviéti­

cas de ocupación que se encuentra al pie

de uno de los castillos de la villa ducal,

el del Belvedere. Klaus quería un texto

dramático que abordarse la historia de

Alemania, pero de una manera que no

fuese ni sentimental ni puramente polí­

tica. Viajé a Weimar, junto a Eduardo

Arroyo, que debía ocuparse de la esce­

nografía de la obra. Recorrimos el esce­

nario natural elegido por GrÜber.

Imágenes, ideas flotaban en mi espíritu,

en este paisaje que me recordaba tantas

cosas. Una noche, en el hotel del

Elefante, Carola Neher surgió en mis

sueños, deslumbradora. ¡Era sobre ella

sobre la que tenía que escribir la obra,

evidentemente!2

Esta obra, en efecto, fue estrena­da el 15 de julio de 1995 en el cemen­terio militar soviético del parque del Belvedere, en Weimar, con el título de Bleiche Mutter, zarte Schwester, ver-sión alemana de Hans Zischler, pues- .

ta en escena de KIaus Michael Grüber, con escenografía de Eduardo Arroyo, vestuario del propio Eduardo Arroyo y Eva Dessecker, sonido de Gisbert Lackner e iluminación de Uwe Mingo3•

En su "Prefacio" explica Semprún que en 1986, en una estancia en Maine (Estados Unidos), en donde trabajaba en un guión cinematográfico sobre la vida de Bertolt Brecht, leyó un poema suyo titula­do "Consejo a la actriz C.N."4, las iniciales

Page 61: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler 61

Peter Lorre, Carola Neher y Fritz Kempers en Der Dompteur. 1931 .

de Carola Neher, de la que nunca había oído. hablar hasta entonces. Y supo luego que había sido una actriz alemana famosa durante los años veinte: una mujer her­mosa, inteligente, con coraje, una mujer de izquierdas que, en compañía de su segundo marido, Becker, que era militan­te comunista, tuvo que abandonar Ale­mania tras la ascensión de Hitler al poder. Exiliados en Praga y Moscú, fueron dete­nidos en 1936 en la capital soviética acu­sados de espiar a favor de una organiza­ción trotskista: su marido fue fusilado y

. ella, condenada a diez años de prisión. A partir de ahí, su huella desaparece y Carola Neher, sostiene Semprún, proba­blemente murió en 1942 en algún campo

del archipiélago gulag [12-13] . Una actriz que, sin embargo, no es la protagonista exclusiva de su obra dramática porque esa función le corresponde a un personaje de ficción pero claramente autobiográfico: El Superviviente, el último superviviente del horror de los campos de exterminio nazis, en cuyos labios pone Semprún en la escena XI las mismas informaciones sobre Carola Neher que ha avanzado en el "Prefacio". Un personaje que sueña a Carola Neher pero ante el que va a irrum­pir, de manera inesperada para él, el Joven Musulmán.

Estructurada en diecinueve escenas, el personaje de El Superviviente de los cam­pos de exterminio nazi se presenta en esce-

Page 62: REVISTA 124

62 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

na como un fugitivo que ha acudido a este lugar de la memoria para convocar a todos los fantasmas de su pasado en un sueño escénico que Semprún desarrolla fragmen­tariamente. Y ese último Superviviente es el depositario de una memoria que inexora­blemente morirá con él, tal y como le mani­fiesta al Joven Musulmán en la escena XVII:

EL SUPERVIVIENTE.-Hace tiempo, se

me ha enseñado que era el último supervi­

viente de los campos... Después de mí,

nadie se acordará del olor del horno crema­

torio ... Nadia sabrá cuán extraño y profun­

do era el silencio de los pájaros en el bosque

de hayas (Se calla. Se acuerda acaso, por últi­ma vez, del olor del horno crematorio, del silen­cio de los pájaros en el bosque). He aprendido

también que se quería organizar un aconte­

cimiento . .. Equipos de televisión, escrito­

res y políticos querían localizarme ...

Entonces, hui ... He regresado a los parajes

de Ettersberg para morir tranquilo ... He

encontrado' en sueños a los fantasmas de

mi pasado ... [55]

El Joven Musulmán, sin embargo, había dicho ya en la escena IV ante los otros Musulmanes: "Hay un anciano acostado sobre una tumba ... Me pre­gunto si está muerto" [18]. Así, cuando en la escena IX el Superviviente cobre presencia escénica ante el grupo de sepultureros y ante él, el diálogo entre ambos personajes será el siguiente:

EL JOVEN MUSULMÁN.-Así, ¿no estabais muerto? ¿Dormíais?

EL SUPERVIVIENTE sonríe.-Pero,

¿quién soy: el sueño o el soñador? (Se apro­xima todavía un poco más. Se dirige directa­mente al más joven del Kornrnando de los

sepultureros). En cualquier caso, no estabas

en mi sueño. Estaba Goethe, y Leon Blum,

por supuesto .. . Estaba la nieve ... y los

árboles de Ettersberg, no solamente de

hayas y de castaños, sino de abedules ...

¡Un nuevo bosque de abedules rusos en

Ettersberg! Pero sé por qué: ¡por culpa de

Carola Neher! (Los sepultureros se han levantado, rodean en círculo al anciano, lo escuchan con evidente atención). Había

"musulmanes", también ... Más allá de la

vida, de toda esperanza . .. Se desplazaban

con una lentitud infinita por la explanada

del Campo Pequeño, alrededor de los edi­

ficios de letrinas ... Estaba Zarah Leander

en mi sueño ... ¡Nada sería auténtico en la

memoria sin la voz de Zarah Leander los

domingos en Ettersberg! Pero no había

pájaros ... Y además tú no estabas ... ¿De

dónde vienes? ¿De qué otro sueño? [26].

y cuando en la escena XI el Su­perviviente se encuentre al fin con Carola Neher, la protagonista de su sueño, le confesará que supo de su existencia por la lectura del poema de Brecht, cuyos versos le recita. A Semprún le interesa Carola Neher porque su biografía resume el horror del siglo XX, la biografía de una actriz que encama dramáticamente la his­toria de Alemania. Una actriz exiliada de su tierra alemana por el nazismo que aca­bará siendo una víctima más del gulag estaliniano:

LA ACTRIZ.-¿Por qué me habéis vuelto a

recordar?

EL SUPERVIVIENTE.-¡Os amaba, herma­

na! He indagado pacientemente las huellas

de tu tránsito aquí abajo ... Tus fotos en los

periódicos de los años treinta, los articulos

sobre ti, los textos de Klabund, el discurso

de Gottfried Benn en tu entierro ... Eras el

vértigo, la invención de la vida, pero tus

huellas se perdían en la Unión Soviética ...

Después, años más tarde, me llegaron noti­

cias tuyas, póstumas... Páginas de

Margarete Buber-Neurnann, de Jewgenia

Ginsburg ... En las cárceles de Stalin estabas

siempre tan hermosa: una llama de vida en

Page 63: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

el horror de la Lubianka y de los campos de

tránsito ... [32-33].

y entre todos los sucesos de su biogra­fía, la memoria del Superviviente ilumina a Carola Neher comoJa.actriz que encamó a la protagonista de lfigenia en Tauride, de Goethe, en la dacha de Friedrich Wolf en Peredelkino un día de octubre de 1935:

LA ACTRIZ.-EI papel de Orestes lo

representó Emst Ottwald . .. Un año des­

pués era detenido por la policía de

Stalin ... En noviembre de 1936 ... A mí

me habían detenido en septiembre .. .

Ottwald murió en un campo de Siberia

en 1943 ... Yo había muerto un año

antes ... (Estalla en una carcajada devastado­

ra. ¿O devastada? Se recobra una vez más).

Algunas semanas antes de la representa­

ción en Peredelkino, se había celebrado

lUla velada Brecht ... En Moscú ... En el

club de los trabajadores extranjeros ...

Bertolt estaba presente ... Erwin Piscator

también ... Yo leí poemas ... [39-40] .

y el recuerdo de uno de esos poemas brechtianos que recitó aquella noche

moscovita, concretamente y por ironía trágica el titulado "Elogio del comunis­mo"5, le provoca ahora- al personaje esa carcajada patética, esa carcajada tan amarga como helada.

La presencia escénica de Goethe queda justificada en este "sueño" no sólo por ser el autor de Iftgenia en Tauridé', sino también por las Conversaciones con Goethe de Johann Peter Eckermann7

• Por su parte, la de Blum adquiere sentido en tanto autor de las Nuevas conversaciones de Goethe con Eckermann8

, que el personaje confiesa haber escrito "en pleno affaire Dreyfus" [20]. Y estas nuevas conversa­ciones escénicas entre Goethe y Blum, posibles porque el teatro tiene el poder, en tanto arte de ficción, de hacer posible lo humanamente imposible, esta mezcla de tiempos históricos que el poder de la imaginación posibilita, le sirven a Sem­prún para dibujar el mapa histórico del siglo XX. Por ello, si Blum le explica a Goethe en la escena XII que durante el siglo XX "la utopía mortífera del comu­nismo habrá gobernado el imaginario de decenas de millones de personas" [37], Goethe le replicará a su vez que el siglo

63

Page 64: REVISTA 124

64 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

xx ha sido "un siglo de masacres y de tiranos", un siglo que "ha banalizado el Mal y masificado la Muerte" [37] .

Pero lo fundamental de la obra resi­de en el encuentro inesperado del Superviviente con El Joven Musulmán, a quien le reitera en la escena XVII que "no estaba en su sueño" [52] y a quien pregunta ahora por su identidad:

EL JOVEN MUSULMÁN.-Soy un

musulmán ... EL SUPERVIVIENTE alza los hombros.­¡Por supuesto! También tus compañe­

ros ... ¡Estaba previsto así!

EL JOVEN MUSULMÁN.-No soy un

musulmán como ellos, como se era

musulmán en los campos nazis, cuando

se llegaba a ese estado de debilidad y de

resignación en que se dejaban arrastrar

por el río de la muerte ... Yo soy verda­

deramente un musulmán ...

EL SUPERVIVIENTE.-¡Creo compren­

der!

EL JOVEN MUSULMÁN.-Debe usted

comprender. .. Yo no podía estar en su

memoria, pero sin embargo debe com­

prender ... (Deja un silencio largo para pre­cisar lo que quiere decir). ¡Llego de un

campo de Bosnia!

EL SUPERVIVIENTE.-¡Debería haberlo

adivinado! Eres demasiado joven para

ser musulmán como ellos ... ¿Cuántos años tienes?

EL JOVEN MUSULMÁN.-Veinte años ... [52-53].

El Joven Musulmán denuncia "que los señores de la guerra de Serbia ha­bían decidido la purificación étnica" [54] de Bosnia y que él es una víctima más de esa política criminal. Así, la pre­sencia de este personaje sirve para ilu­minar la realidad actual, para hacer visible al Superviviente que el horror del siglo XX aún no ha cesado, que "la

purificación étnica" sigue provocando guerras y víctimas por todo el mundo. y por ello, al final de la escena XVII, el Superviviente, el último superviviente de los campos nazis, el último testigo que recuerda el olor de los hornos cre­matorios, le encomienda al Joven Musulmán que conserve viva la llama de la memoria, una memoria del horror que no debe extinguirse ante las políti­cas del olvido:

EL SUPERVIVIENTE.- [ ... ] He vuelto a

los parajes de Ettersberg para morir

tranquilo... He reencontrado en mi

sueño a los fantasmas de mi pasado ...

Pero tú no estabas en mi sueño ... ¡No te

quiero en él!

EL JOVEN MUSULMÁN.-¿ Qué puedo

hacer por usted?

EL SUPERVIVIENTE lo mira largamen­te.-Acordarte ... [55]

Así, el Joven Musulmán, víctima de la-guerra de Bosnia, será el depositario de la memoria, aunque Jorge Semprún sostuvo en sus últimos discursos que la memoria del siglo XX más viva va a ser la memoria judía.

En efecto, Semprún pronunció un discurso solemne el 11 de abril de 2010 en la explanada de Buchenwald , en el campo de exterminio nazi en el que estu­vo internado, un lugar de la memoria cuya historia explica con estas palabras:

Ahí, en un antiguo campo de concentra­

ción nazi convertido en prisión estali­

nista, es donde debemos celebrar la

Europa democrática. Contra todas las

amnesias.

El 11 d e abril estaré en Buchenwald, en

la explanada en la que se pasaba lista a

los prisioneros, para tomar la palabra

durante la ceremonia conmemorativa

Page 65: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

de la liberación del campo por parte de

los soldados estadounidenses del Tercer

Ejército del general Patton.

[ ... ] ¡Se comprenderá que no quiera perder­

me ~emejante ocasión!

En primer lugar, la explanada de

Buchenwald, bajo el viento glacial del

Ettersberg -un viento de una eternidad

mortífera, que sopla sin cesar, incluso en

primavera-, es un lugar idóneo para

hablar de Europa. Porque Buchenwald

fue un campo nazi hasta abril de 1945. Los

últimos deportados, partisanos yugosla­

vos, salieron de él en junio de ese año.

Ahora bien, el campo volvió a abrirse en

septiembre con el nombre de Spe­

ziallager n° 2, campo especial número 2

de la policía soviética en la zona de ocu­

pación rusa.

Fue en 1950, tras la creación de la

República Democrática · Alemana

(RDA), cuando el campo se cerró y se

transformó en lugar para el recuerdo.

Pero hubo que esperar a 1989, a la caída

del Muro de Berlín y del imperio sovié­

tico y a la reunificación democrática de

Alemania, para que Buchenwald pudie­

ra asumir sus dos· memorias, su doble

pasado de campo de concentración

sucesivamente nazi y estalinista.

Es, por tanto, w1lugar ideal, lÍnico, para

reflexionar sobre Europa, para meditar

sobre su origen y sus valores9•

Semprún recuerda aquel 11 de abril de 1945 en el que "un jeep del ejército se presentó en la inmensa entrada del recinto", del que descendieron "dos hombres de uniforme":

Uno de ellos era civil, quizá periodista. El

otro era un oficial, primer teniente. Pero

lo importante no es eso. Lo importante

son sus nombres. El civil se llamaba Egon W. Fleck;~h. el oficial, Edward A.

Tennenbaum. Decid estos nombres en

65

Page 66: REVISTA 124

66 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LIITRAS124

voz alta y contened vuestras risas, conte­

ned vuestras lágrimas. Dos judíos nortea­

mericanos fueron los primeros en fran­

quear la entrada al campo de

Buchenwald, acogidos como vencedores

por los hombres en armas de la resisten­cia antifascista.

En los archivos estadounidenses puede

verse el informe preliminar sobre

Buchenwald que redactaron Fleck y

Tennenbaum el 24 de abril de 1945 para

sus superiores militares. Todavía se sien­

ten su sorpresa, su trastorno y su emo­

ción, tanto tiempo después. Pero esta

increíble ironía de la Historia, esta burla

ontológica que significa la presencia de

Fleck y Tennenbaum Qudíos americanos,

pero de origen alemán bastante reciente;

la prueba está en su informe preliminar,

redactado en inglés pero en el que emple­

an la palabra alemana panzerfaust para

referirse al bazuca, el arma individual

anticarros) en la puerta de Buchenwald,

esta maravillosa casualidad, nos remii.e a una verdad indiscutible.

y esta "verdad indiscutible" para Semprún consiste en que, desaparecidos todos los testigos, la única memoria que sobrevivirá será la memoria judía:

Cuando todos los testigos -deportados y

resistentes- hayan desaparecido, pronto,

de aquí a unos años, permanecerá toda­

vía una memoria viva, personal, de la

experiencia de los campos de concentra­

ción, una memoria que nos sobrevivirá,

que es la memoria judía. El último que

recordará, mucho después de nuestra

muerte, será uno de esos niños judíos que

vimos llegar a Buchenwalden febrero de

1945, evacuados de Auschwitz, después

de haber sobrevivido milagrosamente al

frío, al hambre, al viaje interminable en

vagones de mercancías, con frecuencia a

la intemperie, para dar testimonio en

nombre de todos los desaparecidos, los

náufragos y los escapados, los judíos y

los goyim (los no judíos), las mujeres y los

hombres. ¡Larga vida al tornasol judío

que refleja toda nuestra muerte!"lO

Page 67: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

En efecto, el 11 de abril de 2010 pro­nunció Jorge Semprún en Buchenwald un discurso memorable que cito frag­mentariamente y en el que se refirió por extenso a Fleck y Tennenbaum:

Repitamos aquí, en el Appeliplatz de

Buchenwald, 65 años después, en este

espacio dramático, esos dos nombres

olvidados e ilustres: Fleck y Tennen­

baum.

AquÍ, donde resonaba la voz gutural,

malhumorada, agresiva del Rapport­führer todos los días de la semana,

repartiendo órdenes o insultos; aquí

donde resonaba también, por el circuito

de altavoces, algunas tardes de domin­

go, la voz sensual y cálida de Zarah

Leander, con sus sempiternas cancionci­

tas de amor, aquí vamos a repetir en voz

alta, a voz en grito si fuera necesario,

aquellos dos nombres ll.

y el autor de La escritura o la vida12 se sirve del recuerdo de ambos nombres para evocar la Shoah:

Ya sabemos, pero no es inútil repetirlo,

que en la guerra imperialista de agresión

que desencadena en 1939 el nacionalso­

cialismo, y que aspira al establecimiento

de una hegemonía totalitaria en Europa,

y acaso en el mundo entero, ya sabemos

que en dicha guerra, el propósito cons­tante y consecuente de exterminar al

pueblo judío constituye un objetivo esen­

cial, localmente prioritario, entre los

fines de guerra de Hitler.

Sin tapujos ni concesiones a ninguna res­

tricción moral, el antisemitismo racial

forma parte del código genético de la

ideología del nazismo, desde los prime­

ros escritos de Hitler, desde sus primerí­

simas actividades políticas.

Para la llamada solución final de la

cuestión judía en Europa, el nazismo

organiza el exterminio sistemático en el

67

Page 68: REVISTA 124

68 Jorge Semprú n , dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

archipiélago de campos especiales del

conjunto Auschwitz-Birkenau, en Po­

lonia.

Pero a Semprún le interesa en con­creto la historia del propio Buchenwald y, en este sentido, se refiere a la llegada masiva de "decenas de miles de super­vivientes judíos de los campos del Este" que, ante el avaM.eJ. .del Ejército Rojo, fueron evacuados por el SS desde los campos polacos:

Entre aquellos miles de judíos llegados

por entonces a Buchenwald, y que nos

aportaron información directa, testimo­

nio vivo y sangrante del proceso indus­

tria l, salvajemente racionalizado, del

exterminio masivo en las cámaras de

gas, entre aquellos miles de judíos

había muchos niños y jóvenes adoles­centes.

Entre aquellos adolescentes judíos se

encontraba Elie Wiesel, futuro premio

Nobel de la Paz. Se encontraba también

Imre Kertész, futuro premio Nobel de Literatura .

Semprún reiteraba su convicción de que la escritura y los escritores son los únicos capaces de mantener vivo el

recuerdo de la muerte. Y, en este senti­do, tanto Elie Wiesel13

, Premio Nobel de la Paz en 1986, como Imre Kertész14

,

Premio Nobel de Literatura en 2002, han sido fieles a su memoria, una memoria judía que Jorge Semprún reivindica como "la memoria más longeva de los campos nazis":

Com0 ya dije hace cinco años, en el

Teatro Nacional de Weimar, "la memo­

ria más longeva de los campos nazis

será la memoria judía. Y esta, por otra

parte, no se limita [a] la experiencia de

Auschwitz o d e Birkenau. Y es que, en

enero d e 1945, ante el avance del

Ejército soviético, miles y miles d e

deportados judíos fueron evacuados

hacia los campos de concentración de

Alemania central. Así, en la memoria de

los niñ os y ad olescentes judíos que

seguramente sobrevivirán todavía en

2015, es p osible que perdure una ima­

gen global del exterminio, una reflexión

universalista . Esto es posible y pienso

que has ta deseable: en este sentido,

pues, una gran responsabilidad incum­

be a la memoria judía ... Tod as las

memorias eu ropeas de la resistencia y

del sufrimiento solo tendrán, como últi­

mo refug io y baluarte, dentro de diez

años, a la memoria judía del exterminio.

Page 69: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

La más antigua memoria de aquella

vida, ya que fue, precisamente, la más joven vivencia de la muerte"15.

Y, por ello, en el desenlace de la escena XIX y última, la Actriz "recita un poema yiddish" [57], un poema de Jacob Glastein16

II

Pero Jorge Semprún es autor tam­bién de al menos una segunda obra dra­mática, Curs, "una tragedia europea" coproducida por el Centro Andaluz de Teatro, el Théatre National de Nice (Francia) y el Théatre des Capucins (Luxemburgo), estrenada en Eslovenia el 29 de abril de 2004 con motivo del Festival de Teatro de la Unión Europea y cuyo estreno español tuvo lugar el 20 de mayo de 2004 en el Teatro Central de Sevilla17

.

Curs vuelve a ser, como Le retC?ur de Carola Neher, una obra dramática escrita por encargo:

La obra fue un encargo de la Convención

Teatral Europea a Semprún, quien solo se había acercado antes a la escritura dra- '

mática cuando realizó la versión de

Troyanas, de Séneca, para el Centro An­

daluz de Teatro1H.

El texto de esta obra permanece iné­dito, aunque tenemos noticia de su acción dramática a través de algunas informaciones periodísticas:

El texto trilingüe refleja el drama del ex i­

lio en Europa. Curs, dirigido por Dani l'1

Benoin, se encuentra enmarcado en el

programa "Espejo de la población emi­

grante", por lo que cuenta con la ayuda

de la Convención Teatral Europea. El

elenco son seis actores de tres nacionali-

69

Page 70: REVISTA 124

70 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Sophie Duez y Anne Rebolleda en Gurs, de Semprún

dades diferentes y relata las relaciones de

combatientes alemanes de las Brigadas

Internacionales con soldados republica­

nos españoles supervivientes de la gue­

rra de España y refugiados judíos duran­

te su estancia en el campo de concentra­

ción francés. El autor sitúa la acción en la

etapa de 1939 a 1944. Según Semprún,

quien no asistió a la cita con la prensa

debido a la enfermedad de su esposa,

"utilicé parte de mi experiencia en

Buchenwald aunque, a diferencia de

Gurs, este no era la antesala del extermi­

nio, de las cámaras de gas, a las que

enviaban a los judíos".

El objetivo del montaje es "reflexionar

sobre lo ocu rrido en la vieja Europa, en

un momento en el que los acuerdos y

con venios entre países proliferan, para

que n os ayude a pensar en el futuro". [oo. ]

Gurs es el último de los proyectos

planteados en la Asamblea General de la

Convención Teatral Europea del pasado

octubre de 2001. La meta era proponer una

reflexión a los espectadores sobre las

migraciones y el exilio en Europa19•

Como explica el propio autor, "un sentido pedagógico en la línea del teatro

brechtiano anima esta obra: el de recom­poner y tener presentes aquellos episo­dios más terribles de la memoria de Europa en un momento en el que el con­tinente se está intentando reconstruir. [ .. . ] El proyecto de Europa cobra su sentido si va más allá de lo político y económico, si avanza también en lo culturapo".

La obra se representó en Sevilla en lengua francesa con subtítulos en caste­llano. Y, a juzgar por las críticas locali­zadas, fue un espectáculo decepcionante desde el punto de vista teatral:

Documental, lectura dramatizada o

"una interesante página de la historia"

fueron las palabras que más se repitie­

ron la noche del pasado jueves, tras el

estreno en el teatro Central de Sevilla

de Gurs. Una tragedia europea, de Jorge

Semprún. Si en algo estuvo de acuerdo

el público que asistió al estreno del pri­

mer texto dramático del escritor y ex

ministro de Cultura fue en que lo que

habían visto sobre el escenario, aunque

bello en algunos momentos, no era tea­

tro.

[oo. ]

Jorge Semprún, que calificó la obra de

"multilingüe, preeuropea y antifascis­

ta", eligió Gurs, un campo de concen­

tración del sur de Francia en .el que

coincidieron republicanos españoles,

brigadistas alemanes y judíos de toda

Europa. Su texto, que juega con el tea­

tro dentro del teatro, gira en torno a un

personaje real que estuvo en Gurs: el

actor y cantante alemán Erns Busch.

Buceando en los archivos del campo de

concentración francés, Semprún se

encontró "con este regalo", con Busch,

uno de los actores que trabajó junto a

Bertolt Brecht. Su presencia sirve a los

seis intérpretes de Gurs para ser acto­

res, a la vez que prisioneros de la

Francia del mariscal Pétain.

Page 71: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

[ ... ]

En las butacas del teatro Central, donde

se repetía la palabra "documental" para

definir la obra, se sentaban muchos

directores de teatro, dramaturgos y

actores andaluces: "No me explico qué

ha pasado para que, a pesar de ser el

trabajo de tres teatros, de tres directo­

res, el resultado carezca de tensión dra­

mática", sentenció uno de ellos21•

Por su parte, la crítica de Lara Martínez en ABe de Sevilla es también negativa y concluye que, "aunque el tema es interesante", más valdría "publicar el texto que, de por sí, mucho tiene que ofrecer. La aparición del pro­pio Semprún, quien ya vivió experien­cia similar en Buchenwald, demuestra que lo escrito vale la pena si se queda en su estado original, es decir, en un libro " 22 .

Acaso por estas críticas negativas, lo cierto es que Semprún no publicó en vida su texto, aunque gracias a Ottmar Ette podemos reconstruir parcialmente su acción dramática:

Campo de concentración de Curso

Al inicio de la pieza de cinco actos,

Miriam Lévi Toledano, que había sido

deportada al campo de mujeres de Curs

y, con permiso de la administración del

campo de internamiento, había ido en

busca de un piano para el foyer cultllrel, enfatiza la dimensión histórica de la per­

secución actual:

Las heredé .. . Cuando comenzó la perse­

cución, mi padre decidió que la familia se

dispersara. .. Para que hubiese algún

superviviente ... Yo elegí Francia .. . "Tú te

quedas con las llaves de Sefarad", dijo mi

padre, "en Francia sobrevivirás". .. La

llave pequeña, la dorada, seguro que

abriría un cajón secreto ... 23

Se trata de la llave de la casa de Toledo, la ciudad de las tres culturas, de donde fue expulsada su familia judía en 1492. Ahora, prisionera en el campo de concentración francés de Curs, Miriam, virtuosa del violín, dará un concierto el 14 de julio de 1941, el día de la fiesta nacional francesa, ante un público com­puesto por periodistas americanos que habían visitado el campo 24 :

71

Page 72: REVISTA 124

72 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Un concierto o una función de teatro en

Gurs debían simular la aparente norma­

lidad de la vida en el campo de concen­

tración; más todavía que un partido de

fútbol25 •

¡,

En este sentido, Gurs, de Jorge Sem-prún, significa un precedente de Himmelweg, de Juan Mayorga26

, que este último dramaturgo desconocía al escri­bir su obra.

Estas dos obras dramáticas, estos dos estrenos de Jorge Semprún, comple­tan la extensa y variada obra literaria de un autor que fue novelista, ensayista, guionista cinematográfico y también dramaturgo. Dos obras dramáticas vin­culadas al teatro de la memoria, que no merecen, sin embargo, ni el silencio ni el 01vid027

* Este trabajo forma parte del pro­yecto de investigación Escena y literatura dramática en el exilio republicano de 1939: final [FFI2010-21031/FILO], del que soy investigador principal.

NOTAS

1 "En 1946 había conocido a Marie­Laure Bellon, una joven actriz que intentaba consolidarse . en el

ambiente teatral pansmo con el nombre artístico de Loleh Bellon. A Semprún le pareció más hermo­sa que otras mujeres a las que había deseado. La encontró ma­ravillosa: Y debió impresionarla, pues pronto quedó embarazada. Festejaron la boda en 1947, en la vivienda de Marguerite Duras. Ese mismo año vino al mundo su hijo Jaime. Un juego de palabras le proporcionó el nombre: Jaime se lee en francés corno j'aime, 'yo amo'. La elección del nombre, sin duda una propuesta del padre, fue una de las últimas cosas sobre las que los progenitores se pusieron de acuerdo sin esfuerzo. [oo.] A Semprún le parece comprensible que su padre no preguntase por el campo de concentración. Por el contrario, que Loleh Bellon nunca le hiciera ni una sola pregunta al respecto durante los cerca de tres años de convivencia, le dolió" (Franziska Augstein, Lealtad y trai­ción. Jorge Semprún y su siglo, tra­ducción del alemán de Rosa Pilar Blanco. Barcelona, Tusquets, Tiempo de Memoria-83, 2010, p. 231). A continuación, "poco des-

Page 73: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

pués de la separaclOn de Loleh Bellon, Semprún se emparejó con Colette Leloup" (ob. cit., p . 248) . 2 Jorge Semprún, "de l' Académie Goncourt" . "Préface" a Le retour de Carola Neher. París, Éditions Ga­llimard, colección Le Manteau d' Arlequin. Théatre fran\ais et du monde entier, 1998, pp. 13-14. A partir de este momento, y por eco­nomía de espacio, indicaré las refe­rencias a la obra no en nota a pie de página sino en el propio texto, entre corchetes, con indicación únicamente de la página. Así, en este caso: [13-14]. Todas las traduc­ciones del francés al castellano son mías. 3 Esta obra, dedicada "A Klaus Michael Grüber y a Eduardo Arro­yo", no ha sido traducida al caste­llano hasta la fecha y el día de su estreno contó con el siguiente reparto de lujo: La Actriz (Hanna Schygulla), La Sirvienta (Lidi Beyer), El Superviviente (Bruno Ganz), Goethe (Ulrich Wildgru­ber), Blum (Robert Hunger­Bühler), El Musulmán (Günther Vetter), El Joven Musulmán (Cornelius Obonya) y Otros Mu­sulmanes (Wolfgang Grajetzky, Erich Kallmer, Lars Kirchner, Paul Plamper y Konrad Wendt) [10] . 4 "Refréscate, hermana mía, / con el agua de la jofaina de cobre / donde flotan témpanos. / Abre los ojos bajo el agua / y lávatelos. / Sécate con la toalla / tosca al tacto, y lanza / una mirada a un libro que amas. / Comienza así / una jornada bella y útil", versos del breve poema de Bertolt Brecht que cita el propio Semprún en su "Prefacio" [11-12]. Por su parte, El Superviviente recita estos versos

del poema brechtiano "Consejo a la actriz Carola Neher" en la escena XI de la obra [32]. 5 Versos de este poema de Bertolt Brecht los recita La Comédienne, el personaje de Carole Neher, a Goethe y Blum en la escena XIII de la obra [40]. 6 Johann Wolfgang Goethe, Ifigenia en Táuride, en el tomo tercero de sus Obras completas, recopilación, traduc­ción, estudio preliminar, preámbulos y notas de Rafael Cansinos-Assens. Madrid, Aguilar, 1987. 7 Johann Peter Eckermann, Conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida, edición y traducción de Rosa Sala Rose. Barcelona, Acantilado, 2005. 8 Léon Blum, Nouvelles conversa­tions de Goethe avec Eckermann. París, Revue Blanche, 1901. 9 Jorge Semprún, "Mi último viaje a Buchenwald", traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. El País, Barcelona (5 de abril de 2010), p . 25. El artículo original se había publicado en francés en el periódi­co parisino Le Monde. 10 Jorge Semprún, ob. cit. (11) Jorge Semprún, "El archipiélago del infierno nazi". El País, Barcelona (12 de abril de 20TO), p. 4. 12 Semprún dedicó Quel beau diman­che! (1) a su nieto Thomas "para que pueda -más tarde, luego­acordarse de este recuerdo": "Quise traerme a Thomas conmigo cuando regresé a Buchenwald por primera vez en 1992, cuarenta y siete años después de la liberación del campo, ahora en una Alemania reunificada, a fin de terminar la redacción de L'Écriture ou la Vie . Quería esta mirada diferente, sin contacto directo con la historia, a

73

Page 74: REVISTA 124

74 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

mi lado. Esta transmisión de un cierto "saber" me parecía impor­tante" (Gérard de Cortanze, Jorge Semprún, l' écriture de la vie. París, Gallimard, 2004, p . 273). 13 Elie Wiesel, quien sobre su expe­riencia en los campos de extermi­nio nazi afirmó que "es imposible contar, pero está prohibido callar­se", es autor de, por ejemplo, La noche (Barcelona, Muchnik Edi­tores, 1986, traducción de Fina Warshaver) . Yen un fragmento del capítulo "Tinieblas" de sus memo­rias menciona a Semprún con las siguientes palabras: "Han pasado años, años-luz, y evoco con Jorge Semprún nuestros recuerdos de Buchenwald: él estaba en el campo grande. Trabajaba en la Schreibstube y no tuvo que pasar hambre y frío. Conocía el campo pequeño, ¿cómo decirlo?, de lejos. ¿Por qué negat lo? La suerte de los judíos nada tenía que ver con la de los no judíos. Yeso que estábamos muy cerca los unos de los otros" (Elie Wiesel, Todos los torrentes van a la mar. Memorias, traducción del francés de Manuel Serrat Crespo. Barcelona, Anaya&Mario· Much­nik, 1996, p . 110). 14 La editorial barcelonesa Acan­tilado ha publicado varios libros de Imre Kertész, por ejemplo Sin destino (2001, traducción de Judith Xantu, revisada por Adan Kovac­sics), Kaddish por el hijo no nacido (2001), Yo, otro. Crónica del cambio (2002) o Fiasco (2003), traducidos todos, con la excepción señalada, por Adan Kovacsics, quien ha rea­lizado igualmente la traducción de Un instante de silencio en el paredón. El holocausto como cultura (Barcelona, Herder, 1999) y

Liquidación (Madrid, Alfaguara, 2004). 15 Jorge Semprún, "El archipiélago del infierno nazi", ob. cit., p. 5. 16 Corno el propio Semprún preci­sa, un poema de "J acob Glastein, en versión de Rachel Ertel (Dans la langue de personne. Poésie yiddish de l'anéantissement, Éditions du Seuil, 1993)" [10]. 17 Curs , con dirección de Daniel Benoin , Cécile Mathieu ' y Paul Charieras; escenografía, ilumina­ción y figurines de Daniel Benoin y Jean Pi erre Laporte, fue interpre­tada en Sevilla por Ignacio Andreu , Sophie Duez, Patrick Hastert, Anne Rebolleda, José Manuel Seda y Germain Wagner. Esta tragedia se representó tam­bién en diciembre de ese mismo año 2004 en Niza, dirigida por Daniel Benoin, y posteriormente, el 15 de abril de 2006, en el Théatre du Rond-Point de París y en agos­to de 2006 en el Berliner Ensemble de Berlín . 18 Margot Molina, "Curs, d e Semprún, decepciona en Sevilla". El País (22 de mayo de 2004). 19 Lara Martínez, "Jorge Semprún cie­rra la temporada del Teatro Central con el estreno de Curs". ABC, Sevilla (20 de mayo de 2004), p . 60. 20 Liz Perales, "Semprún derriba el muro". El Cultural (29 de abril de 2004) . 21 Margot Molina, ob. cit. 22 Lara Martínez, "Interesante colo­quio poco teatral". A BC, Sevilla (22 de mayo de 2004), p. 70. 23 Othnar Ette, "Campos, vivencias y convivencias: Emma Kann, Jorge Semprún y las literaturas sin resi­dencia fija", en AA.VV., La littérature espagnole et les camps fran~ais d'inter-

Page 75: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Manuel Aznar Soler

nement -{de 1939 a nos jours), edición de Bernard Sicot. Nanterre, Université Paris Ouest Nanterre La Défense, 2010, p . 525. 24 "Presentado al través de un juego de preguntas y respuestas entre dos mTIicianos españoles, una violinista judía y dos comunis­tas de la brigada Thiilmann, el dis­curso incorpora hechos de la polí­tica comunista para la Europa de aquel entonces: la excusa escénica es la preparación de un concierto en el campo -arte, cuando no hay salida- pero que evoluciona hacia el montaje de La medida, otra de esas piezas en que Brecht dejó la épica por la didáctica, antes de reencontrar el sentimiento", afirma Ramiro Villapadierna en "El Teatre Lliure triunfa con Brecht" . ABe, Madrid (29 de agosto de 2006), p. 46, crítica teatral en la que comen-

ta el éxito del Teatre Lliure de Barcelona con su puesta en escena de Santa ¡oana deIs Escorxadors: "El dramaturgo es homenajeado en su propia casa por la compañía cata­lana con un éxito sorprendente por parte del público, mientras Gurs, la obra de Semprún, no tuvo la acep­tación esperada" . 25 Ottmar Ette, ob. cit. , p . 527. 26 Juan Mayorga, Himmelweg, edi­ción, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler_ Ciudad Real, Ñaque Editorial, colección Autores-l , 2011. 27 Jorge Semprún subrayaba como un acontecimiento relevante "la elaboración de nuestra memoria histórica por la ficción novelesca o la ficción literaria" y añadía lúcida­mente: "Los testigos vamos a desa­parecer, y los testigos vamos a dejar de escribir, y testigos - sobre

75

Page 76: REVISTA 124

76 Jorge Semprún, dramaturgo REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

todo, por ejemplo, yo utilizo esa metáfora en relación con los testi­gos de los campos de concentra­ción- dentro de pocos meses o de poquísimos años no habrá. Habrá, por consiguiente, la memoria que los historiadores y los sociólogos podrán mantener, perpetuar y hacer perdurar de los campos de concentración nazis; de los soviéti­cos también, pero ese es otro pro­blema, que no es el de mi expe­riencia personal. Si no hay novelis­tas que retomen ese trabajo de la

memoria y que prolonguen la memoria, no habrá memoria viva, social, colectiva; habrá la memoria del historiador, del sociólogo" Gorge Semprún, "Palabras de aper­tura", en AA.VV., Jorge Semprún o las espirales de la memoria, edición de Xavier Pla. Kassel, Edition Reichenberger, Problemata Litera­ria-70, 2010, p. 9). En este intere­sante volumen colectivo, sin em­bargo, no se dedica ningún trabajo específico al dramaturgo Jorge Semprún.

Page 77: REVISTA 124

VÍCTOR FUENTES

Pensamiento y acción del Galdós republicano (1907-1913)

LUIS MIGUEL VICENTE GARCÍA

Realismo alegórico y pensamiento político en El caballero encantado de Galdós, hacia el realismo mágico

Page 78: REVISTA 124
Page 79: REVISTA 124

Pensamiento y acción del Galdós republicano ·(1907-1913}

COMO es sabido, Benito Pérez Galdós anunció su ingreso en las filas republicanas en carta

dirigida al director de El Liberal, publi­cada en este diario en El País, el 6 de abril de 1907. A sus 64 años, y con una salud delicada, se lanza a la arena polí­tica, pero con una declarada preven­ción contra los políticos al uso, y tan en uso en el régimen de la RestauracióÍl: "Jamás iría yo adonde la política ha venido a ser, no ya un oficio, sino una carrerita de las más cómodas, fáciles y lucrativas, constituyendo una clase, o más bien un familión vivaracho y de buen apetito que nos conduce y pasto­rea como a un dócil rebaño [5-52).1

VíCTOR FUENTES

El lenguaje de su primera proclama y de tantos de sus escritos y discursos políticos -centrados en el tema de la re­generación nacional, referente básico del republicanismo de aquellas fechas-, recoge mucho del vocabulario del rege­neracionismo de entresiglos, apelando al sentido físico y al léxico médico: la N ación es un organismo enfermo, más bien exhausto, en estado casi catatóni­co, que hay que revivir y revitalizar con los principios del movimiento republi­cano. A tono con lo dramatizado en Electra y el subsiguiente artículo "La España de hoy" (publicado en el Heraldo de Madrid, el 9 de abril de 19(1), en su proclama de adhesión republicana, .

Page 80: REVISTA 124

80 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRAS l24

dándonos una de sus principales razo­nes, declara que sus sentimientos monárquicos, ha tiempo amortiguados, " se extinguieron absolutamente cuando la Ley de Asociaciones planteó en po­bres términos el capital problema espa­ñol; cuando vimos claramente que el régimen se obstinaba en fundamentar su existencia en la petrificación teocráti­ca". [52] "¡Adiós ensueños de regenera­ción, adiós anhelos de laicismo!", en tales circunstancias, resume.

En lenguaje literario, metafórico y vitalista, que tanto llegaría al público de la época, expone que deja el "viejo cas­tillo", donde sentía el horror al vacío y a la asfixia nacional, en busca del aire libre del derecho moderno basado en la absoluta libertad de conciencia, propio de los "pueblos civilizados" de los cua­les España estaba tan desconectada, como remata con esta ingeniosa frase: "Es ya una vergüenza no ser europeos más que por la geografía, por la ópera italiana y por el uso desenfrenado de los automóviles". (Curiosamente en agosto del mismo 1907 se matriculó el primer automóvil en Madrid). Saliendo a cam­po abierto, "ávido de aire y luz", divisa las "tiendas de las legiones republica­nas" que "rendirán el castillo'~ y a las cuales se une viendo que vencerán, "con armas más fuertes que la fuerza misma", las de la lógica y la razón y, en general, la de los ideales de la forma de gobierno republicano: libertad de conciencia, derechos del ciudadano, justicia, y "enseñanza luminosa, con base científi­ca, indispensable para la crianza de generaciones fecundas" . Valores demo­cráticos, republicanos que reiterará en sus textos e intervenciones públicas.

Con su lenguaje metafórico, en su primera intervención, y en general en las sucesivas, se centra en la primera de las tres grandes cuestiones de la política

española del primer tercio del siglo XX que destacara José María Jover (en La crisis de la monarquía parlamentaria), la de la forma del Estado, ¿monarquía o repú­blica?, soslayando las otras dos, la de la articulación del Estado sobre el dualis­mo centralismo-regionalismo y la cues­tión social. Aunque, en cierto modo y en forma muy ambigua, unifica las tres, cuando llama a que, frente a la "indolen­cia fatalista" del régimen monárquico, "restablezcamos los sublimes conceptos de Fe nacional, amor patrio y Concordia pública" [51].

Tal primera proclamación de adhe­sión republicana fue también un texto­discurso de candidatura que le valió ganar un acta de diputado en el Congreso en las elecciones de abril de 1907. Tras su triunfo, en unas palabras a los republica­nos leídas por él en el Casino de la calle de Pontejos de Madrid vuelve a reiterar su mensaje de optimismo, resurgimiento y esperanza que la República traerá al país postrado en "el páramo de la oligar­quía". De nuevo, sus palabras aparecen envueltas en un fulgurante lenguaje metafórico, con imágenes vitalistas (parte del espíritu del vitalismo dominante en la Europa del momento) que llaman a ente­rrar todo un legado absolutista, oscuran­tista y fratricida emanado de la herencia del "desgraciado rey" Carlos IV y de su "lozana esposa" María Luisa (retratos ver­bales de la pareja que recuerdan a los pic­tóricos de Goya), y encarnado, a lo largo del siglo XIX, en sus dos hijos Fernando VII y D. Carlos María Isidro.

Con la base documental de sus dis­cursos y textos políticos recogidos en Galdos demócrata y republicano, publicado "en 1982, paso a exponer una síntesis de los supuestos del pensamiento republi­cano galdosiano y el modo en que los plasma y vivifica en la acción política en sus siete años de militancia republicana;

Page 81: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Víctor Fuentes

algo muy ignorado, cuando no desvir­tuado, por la extensísima crítica galdo­siana2

• Fallecidos los prohombres de la I República (Castelar, Ruiz Zorrilla y Pi Y Margall), con el nuevo siglo, y en plena crisis del régimen de la Restauración, los nuevos líderes republicanos se plan­tean un nuevo republicanismo que supere las divisiones y contradicciones del histórico. De esto trataba detallada y retrospectivamente Álvaro de Albornoz en su libro El partido republicano, publi­cado en 1918, en plena crisis del régi­men y también del republicanismo de tal fecha, cuyo último capítulo titula "O renovarse ... tI, con puntos suspensivos.3

Entre los nuevos planteamientos señalados, y frente al republicanismo histórico de la segunda mitad del siglo XIX, figuraba el que los republicanos, saliendo del reducido círculo social y político de sus dirigentes en que se so­lían encontrar confinados, además de llevar má,s •. a .. functo su lucha at . .parla- . . .

mento, llegaran con sus programas a la opinión pública. En este sentido, la figu­ra de Benito Pérez Galdós, de tanta popularidad y proyección nacional, suponía una muy importante presencia y aportación. Consciente del eco nacio­nal de su palabra, la oral y, en especial, la escrita, entre 1907 y 1912 se multipli­ca en apariciones en la plaza pública (muchas veces sus discursos leídos por otras personalidades, pues estuvo aque­jado de frecuentes dolencias) y en la prensa nacional, especialmente en la influyente prensa republicana de Ma­drid. Además de estar en el Congreso sosteniendo la política de la minoría republicana y en la prensa abogando por ella, también estuvo presente en mítines y en la calle, encabezando mul­titudinarias manifestaciones .4 Vino a dar, sin duda, un fuerte impulso a tal republicanismo que con tantas perspec-

81

Page 82: REVISTA 124

82 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRASl24

tivas halagüeñas se presentaba en aque­lla primera década del siglo XX y prime­ros años de la segunda, dada la crisis de disolución que iba minando al régimen de la Restauración.

Su presencia, o la de sus palabras, en la plaza pública fue siempre acogida por la multitud con ovaciones que iban de la "ensordecedora ovación" a la "ovación delirante", como reseñaba la prensa republicana que, con tanta frecuencia, reproducía sus textos. Testigo de uno de sus discursos fue Federico García Lorca de pequeño, quien nos dejó una entra­ñable evocación de aquel momento:

... recuerdo con ternura a aquel

hombre maravilloso, a aquel gran

maes tro del pueblo, don Benito Pérez Galdós, a quien yo vi de niño

en los mítines sacar unas cuartillas y

leerlas, teniendo como tenía la voz

más verdadera y profunda de

España. [Añadiendo] : Y eran aque­

llas cuartillas lo más verdadero, lo

más nítido y exacto al lado de la

engoladura, y de las otras voces lle­

nas de bigotes y manos con sortijas

que derramaban los oradores en la

balumba ruidosa del mitin [Obras,

1.737].

Recién elegido diputado en 1907, publicó "ElIde Mayo", tal día y en EspaPía Nueva . Es importante esta inter­vención suya en fecha obrera tan tras­cendental en la que aborda la "cuestión social". Recordem os que se trataba de un tema resbaladizo del republicanismo (y más de su ala evolucionista dentro de

Page 83: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Víctor Fuentes

la cual se orienta el suyo), que quiere atraer a las masas trabajadoras, pero sin perder su afincamiento entre los sectores de la clase media y de la burguesía libe­ral. En este Primero de Mayo reivindi­ca, al igual que en sus novelas de madu­rez, a las clases populares, expresando su deseo y esperanza de que, y con la República, se extienda a todos los ciuda­danos "la reivindicación humana, antici­pando los derechos y libertades del indi­viduo a la totalidad de los medios fáciles de vida y al bienestar físico de los hom­bres" e, igualmente, valida los avances y reivindicaciones de las masas trabajado­ras, frente al egoísmo y la indiferencia de las clases patronales", y los logros políti­cos y culturales alcanzados por el prole­tariado" [56]. Pero, no obstante sus sim­patías y uso del término "proletariado", presenta la conflictividad social y las rei­vindicaciones obreras eludiendo el len­guaje revolucionario tan en uso entre el proletariado del momento. Lo que él vis­lumbra es que "un porvenir cuya lejanía no podemos precisar nos muestra con­fundidas o armónicamente conectadas las tres ruedas de la actividad humana: Arte, Capital, Trabajo" [56], son las pala­bras con las que concluye su alocución de "El1 de Mayo"; algo que evoca al sis­tema de equilibrio entre todos, basado en la armonía, preconizado por el socia­lismo utópico de Fourier o, más real­mente, a la socialdemocracia y a la sociedad del bienestar de nuestros días. En su texto aparece la palabra "bienes­tar", que él quisiera extender a toda la población, aunque en la fecha en que escribe, como declara, sea tan sólo un bien exclusivo, y heredado, de los "mag­nates y privates", contra quienes carga en sus escritos y discursos y también en su obra literaria de los últimos años.

1908 es un año de gran actividad y presencia suya o de su palabra, en míti-

nes públicos republicanos. En el libro ya citado recogí hasta ocho textos e inter­venciones. Dos de los primeros textos tratan del "Centenario del Dos de Mayo" y de la Guerra de Independ~ncia. Se enfrenta aquí a otra de las cuestiones capitales de la España de entonces y de ahora: la de nacionalidad y en relación a la ya aludida cuestión de la articulación del Estado. José Álvarez Junco en "La cultura republicana a principios del siglo XX" se extiende en cómo, yJrente a la degeneración de la nación, tras la catástrofe del 98, a la que había conduci­do el régimen de la Restauración, los republicanos, y como parte de su rege­neracionismo, abrazan el "mito cultural de la nación" (¿mito o sentimiento?, habría que preguntarse) para atraer e integrar a las masas populares y, tam­bién, se tendría que añadir, para contra­rrestar y combatir a la reacción tradicio­nalista, la cual continuamente acusaba a los republicanos de carecer de patriotis­mo, de ser la "imtipatria".

A ello sale al paso Galdós, en sus textos y discursos y, muy en especial, en estos dos sobre el levantamiento del 2 de Mayo madrileño contra las tropas francesas . En el primero, dirigido "Al pueblo de Madrid", destaca el heroísmo patriota madrileño. En fechas en que los nacionalismos periféricos ganan impul­so, rompe su lanza por el centralismo democrático, elogiando a Madrid como capital de la nación, y también se sirve de dicho heroico momento para fomen­tar la concordia entre las clases sociales que promueve: "Obra fu e d e todas las clases sociales fundidas con maravillosa mezcla de jerarquías en el común tipo popular .. . " [58] . Igualmente, en su segunda alocución sobre el tema, "La esfinge del centenario", junto a denun­ciar como falsos los fes tejos oficiales por la Corte y con la burguesía a remolque y

83

Page 84: REVISTA 124

84 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRASI24

.. lo que llama un "patriotismo de segun-do grado"·, destaca el popular como el del "primer grado". Ensalzan do, frente a las vanas p ompas de la Corte y de la capital, las celebraciones en Zaragoza, "cabeza y capital del pueblo aragonés", se orienta hacia el r~gionalismo, des­marcándose de un centralismo buro­crático, oligárquico como el imperante. Pide, también, que se levante un monu­mento a los héroes-mártires nacionales madrileños del 2 de Mayo, el cual quede constituido como uno de esos lugares de la memoria de la historia de España, con los que se afirme y enor­gullezca una identidad nacional co­mún.

Un texto fundamental de los suyos es la "Carta de Galdós" a Miguel Mora, leída en el mitin "Contra Maura y el terrorismo" (su ley del terrorismo, ley que, en cierto modo e irónicamente ven­dría a impulsar un terrorismo blanco y la escalada de ambos t~fIeo!ismos), cele­brado en el Teatro de la Princesa, el 28 de mayo de 1908. En el generalizado grito nacional del "Maura, no", que entre 1908 y 1909 deviene un clamor nacional, la voz de Benito Pérez Galdós es una de las más resonantes. Volviendo a la carga contra la "somnolencia~', y las "demasías" del despotismo gobernante, en dicha carta vivifica como figura míti­co-literaria, y yendo a uno de los lugares de la memoria hispánica, al "soberbio león" que acompaña, a través de los siglos, a la "Madre, España en su His­toria". Le destaca como símbolo heráldi­co de nobleza, heroísmo, y orgullo fiero, del honor, de la dignidad y del derecho y, también, "de las majestades real y popular que constituye la Soberanía" [63] . Palabras las anteriores que nos lle­van a la aguda observación de José Álvarez Junco (y que es algo muy pre­sente en los textos republicanos de

Galdós y en su obra literaria de aquellos años) : "La producción cultural del repu­blicanismo está, pues, permeada por valores morales muy tradicionales . Nobiliarios, como el honor, o cristianos, como la pureza ascética" , pero claro que puestos al servicio de objetivos políticos nuevos, y concluye su observación con estas p alabras: "Hay poca ética propia­mente 'burguesa' . Pero hay mucha ética del Antigu o Régimen que sirve para envolver o h acer aceptables los princi­pios políticos m od ernos" [278]. Esto aparece muy claro en El caballero encan­tado, en la cual reaparecería dicho león, a quien Galdós, en esta ocasión, dirige directamente la alocución de su carta exaltando valores democráticos, envuel­tos en glorias y personas de la tradición histórica: el Cid, el Fuero Juzgo, Cer­vantes, e instando a la revivida figura heráldica a que no sea un león de circo y recordándole que "no sólo eres hoy un emblema de la ciudadanía, sino del tra­bajo" .5

Saliendo del parlamento, tan des­prestigiado en aquellos años, de Madrid y del centralismo, su palabra y su pre­sencia se extiende, en 1908, por otras ciudades del país : Barcelona, San Sebastián, Santander, y Almería, leídas aquí sus cuartillas, en la tierra natal de Nicolás Salmerón, al igual que en el mitin de Barcelona, por él mismo. Se celebran en estos mítines, al calor de sus respectivas m anifestaciones, hitos histó­ricos como el de la celebración de la Revolución del 68, en Santander (con­memoración con cierta tristeza, por parte suya, pues se lamenta de que "Todo está igual, y en muchas cosas, peor que estábam os"), o hechos clave en el movimiento republicano del presente como el mitin d el lanzamiento d el "Bloque Liberal" en el teatro Principal de Santander el 29 de noviembre: "Traemos

Page 85: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Víctor Fuentes

a esta noble ciudad la misión de procla­mar la alianza de liberales, demócratas y republicanos con un fin político circuns­tancial, que estimarnos superior a las conveniencias de partido" [71], declara; alianza que, con los liberales en la opo­sición, y arrellanado Maura en el poder, venía a ser un nuevo ariete, a la postre demoledor, contra el político conserva­dor y un paso hacia la Conjunción Republicano-Socialista. A pesar de estos dos logros, estas y varias de las otras uniones fomentadas por los republica­nos, pronto -corno a través de su histo­ria- culminaron en divisiones. Álvaro de Albornoz se extiende sobre ello en el capitulo V de su libro: "Republicanos y neutros -radicales y gubernalistas-. La evolución reformista". Igualmente lo trata Manuel Suárez Cortina en el ensa­yo citado en la nota 2 de este. A propó-

~ Antonio Maura.

sito de divisiones, hay que destacar que Galdós, y desde su ingreso en el repu­blicanismo, lo hace en su ala derecha, la gubernamentalista o evolucionista, con­trapuesta a la izquierdista o radical, capitaneada por Alejandro Lerroux, aunque, corno iré destacando, siempre llamando a la acción conjunta de ambas para lograr los ideales democráticos, republicanos.

En sus intervenciones del verano y otoño de 1908 por las distintas ciudades, y a las que elogia, se concentra en pro­pagar un "levantamiento espiritual de España que traerá la República". Una crítica que se le puede hacer a él y, en general, al republicanismo de aquel momento (ya la hacía Álvaro de Albor­noz en el libro qu vengo citando), es que tampoco aborda directamente ni propo­ne soluciones concretas ~ la probiemáti-

85

Page 86: REVISTA 124

86 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRASl24

ca económica -jGaldós, tan buen cono­cedor de la economía como dejó plasma­do en Fortunata y Jacirzta y en otras de sus novelas!- o social (a punto de esta­llar el coru1icto en Barcelona, atizado el estallido por la reciente ley del terroris­mo) y que se excede en demasía, en sus discursos, identificando el poder políti­co y socioeconómico oligárquico con el "teocrático", creyendo que atacando al segundo caerá el primero, lo cual resu­me en frases como la siguiente: "O arro­llar el clericalismo o perecer bajo sus pisadas". No advirtieron Galdós y tan­tos otros republicanos lo que Manuel Tuñón de Lara viera, décadas después, que aquella Iglesia, integrista, de resa­bios carlistas y aliada al poder,

va a servir, precisamente, a la oligar­

quía dominante, de trapo rojo para

atraer al "engaño" anticlerical a las

multitudes populares que, confun­

diendo así lo adjetivo con lo esencial

quemando iglesias en lu&ar de atacar

a las estructuras socio-económicas,

va a favorecer a lo largo de muchos

años los designios de la oligarquía

[21V

En la primavera de 1909, aunque res­quebrajado el bloque liberal, por las disensiones entre republicanos y libera­les (y como protesta contra Maura, a raíz de los debates sobre el madrileño Canal de Isabel lI, con el presidente del gobier­no conservador favoreciendo a los intere­ses privados), los republicanos convoca­ron una gran manifestación de "la mora­lidad", a la cual según España Nueva acu­dieron 150.000 personas. Encabezada por Sol y Ortega y Galdós, marchando por el Prado, Recoletos y la Castellana, llegó hasta la plaza Castelar, donde el diputa­do catalán habló a los manifestantes. Tal acto empezó a dejar tambaleante a

Maura en el poder. Aprovechando el impulso de esta manifestación, el 5 de abril Galdós firmó una instancia al Gobierno Civil convocando una "romería nacional", que, igualmente, fue multitu­dinaria . En su petición expresa los objeti­vos de esta, parte del programa electoral de los republicanos p~ra las elecciones municipales del 2 de mayo, que resulta­ron en un gran triunfo republicano en Madrid, Barcelona y en casi todas las capitales y ciudades importantes, aun­que en las grandes zonas rurales del país, y bajo el caciquismo, se trataba de otro cantar y contar.

En su victoriosa alocución tras las elecciones, leída por Menéndez Pallarés en el Frontón Central de Madrid, el 16 de mayo, Galdós, dirigiéndose a todos los republicanos de España, anuncia que los horizontes republicanos "cada día están menos lejanos". Ataca con dureza a los partidos monárquicos y a las oli­garquías políticoeconómicas y a las injustas desigualdades económico-so­ciales con las prodigalidades y mercedes enriqueñas (alusivas estas a las dádivas excesivas del rey Enrique II de Castilla) de la acción oligárquica, "mientras son cruelmente desatendidas el hambre y la desnudez de las clases inferiores, casi toda la obra legislativa tiende a regalar millones a los millonarios". Frases como estas, y otras parecidas reiteradas en sus textos y discursos, manifiestan lo que exp resa el tan citado Álvarez Junco en el ensayo a que me vengo refiriendo, el que las principales promesas de la forma política de la República eran "la igualdad entre los ciudadanos y la supresión de la crueldad y el temor, de la ignorancia y la superstición, del dolor y de la miseria .. . [268] :

Sus palabras concluían con la llama­da: "Restaurad la historia de España, restableciendo el augusto, santo princi-

Page 87: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASl24 Víctor Fuentes

pio de la Soberanía Nacional", y, duran­te el verano y el otoño del tan crítico 1909, tal llamado resuena a través de la nación. Su más valiente y apasionada intervención es la alocución escrita "Al pueblo español", publicada en distintos diarios republicanos el 6 y 7 de octubre. En términos fogosos, a tono con los momentos trágicos vividos en el verano, airea su protesta contra los dos grandes errores-horrores de la política de Maura: "La desaforada aventura de la guerra del Rif y las enormidades de Barcelona reclaman enmienda urgente". Valien­temente, afirma, en cierto modo identifi­cándose con las víctimas de la brutal represión de la huelga insurreccional de Barcelona: "No temamos que nos llamen anarquistas o anarquizantes, que esta resucitada Inquisición ha descubierto el ardid de tostar a los hombres en las lla­maradas de la calumnia" [84].

Poco después cuando la protesta contra Maura compromete tanto a la propia monarquía, el 21 de octubre, Al-

Pablo Iglesias.

fonso XIII, quien, en ocasiones, supo mostrar una reconocida habilidad polí­tica, destituye a Maura y su gobierno y trae al poder a los liberales, con Moret, seguido por Canalejas, quienes habían participado en el bloque liberal, apun­tando a algo que, finalmente, rompería con la hegemonía de .,,¡los dos partidos turnándose en el poder en connivencia. En tal contexto político, los republicanos y socialistas organizan una gran mani­festación en Madrid, cuyo llamamiento lo firmaba Galdós. Y, tras ella, quedó constituida la Conjunción Republicano­Socialista, presidida por él, y cuyas palabras, leídas por Dicenta, abrieron el mitin de su presentación en el frontón J aiAlai de Madrid, el 7 de novierm.bre de 1909. Un primer triunfo, de los pocos de esta Conjunción, fue en las elecciones municipales de diciembre de 1909, saliendo victoriosos en casi todas las capitales, a excepción de Madrid donde perdieron frente a los liberales por un candidato. Pero su gran triunfo fue en

87

Page 88: REVISTA 124

88 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

las elecciones legislativas del 8 de mayo de 1910, las cuales, y como es sabido, llevaron por primera vez en España y con gran retraso con respecto a otros países europeos occidentales, a un dipu­tado socialista, Pablo Iglesias, al Con­greso. "Con Pablo Iglesias en trará en el Congreso el espíritu de solidaridad internacional que labora por la dignidad y el bienestar d e los trabajadores" [90], decía Galdós en su alocución celebrando la victoria d e los candidatos de la Conjunción en dichas elecciones, en las cuales él fue reelegido con una gran mayoría de votos, 42.419. En el Parla­mento, la Conjunción consiguió 27 esca­ños fren te a los 215 de los liberales y los 115 de los conservadores. Aunque toca­do e inclinado hacia el liberalismo, el sistema bipartidista seguía en pie.

No obstante el gran impulso y pro­mesas que traía la nueva Conjunción encontró un primer escollo con la hábil maniobra . del monarca de dar el poder político a los liberal~s, antiguos aliados de las fuerzas que constituyeron la nueva unión de la Conjunción Republicano­Socialista; especialmente, con el gobierno de Canalejas, que introdujo reformas lai­cas, con su celebrada y discutida "Ley del candado".7 Agudamente, Tuñón de Lara advirtió que el asesinato de Canalejas "puede que frustrase un ensayo de monarquía burguesa" (La España 21), liberal, habría que añadir, un giro tam­bién apoyado por Alfonso Xli. También se podría preguntar uno si el apasionado discurso de Galdós "Al pueblo español" contra el régimen oligárquico, la monar­quía, el parlamentarismo y el sistema de los dos partidos turnantes y sus prohom­bres y reclamando "enmienda urgente", ¿no encontraría eco en el acto, pocos días después, con el que el rey pondría fin al poder de Maura? ¿Azotarían frases como con las que concluye su discurso Galdós

la propia conciencia del monarca: "Ya es tiempo de que se acabe tanta degradación y el infamante imperio de la mayor bar­barie política que hemos sufrido desde el aborrecido Fernando VII?" [84].

Entre julio y diciembre de 1909, y al trasluz de los trágicos sucesos, Galdós también se volcó en escribir su extraor­dinaria novela cervantina, republicana El caballero encantado, "fábula verdadera y mentirosa", y digo republicana, pues en ella calando con su mejor realismo en la problemática realidad económico­político-social y cultural de la época, en su dimensión fantástico-alegórica trae a la novelística española una nueva reali­dad : plasmada poéticamente en ella los ideales y valores democráticos de la visión del mundo republicana. Ya Julio Rodríguez Puértolas, en el detallado prólogo de su edición, la reivindicó en tal sentido, rebatiendo la incomprensión de la cual fue objeto por parte de los gal­dosistas anteriores. A tal prólogo remito al lector de este ensayo. Sólo destacaré un aspecto muy original de la novela: Galdós sale, en ella, del Madrid en que se centraban sus novelas contemporáne­as, al espacio ru ral castellano y allí, ade­lantándose en muy poco al Julio Senador de Castilla en escombros (1915), nos p re­senta un a Castilla miserable, con sus campesinos doblegados hasta casi la esclavitud por la oligarquía y el caci­quismo, vidas rayando en lo infrahuma­no, en páginas d e una literatura social verdaderam ente conmovedoras.8 Aque­llos lugares, pueblos y rostros anticipan los que veríam os en las fotos y docu­mentales fílmicos en las Misiones Peda­gógicas durante la Segunda República. Como ya aludí, con un sentido redentor republicano, nos presenta en su novela a la gran protagonista, la Madre, alegoría de la h istoria e intrahistoria de España, todopoderosa y símbolo también de una

Page 89: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Víctor Fuentes

República por venir: "la nma bonita" convertida en la "Madre esplendorosa, omnipotente".

Volviendo a la actividad política, con los liberales en el poder, y tanto Canalejas y, posteriormente Dato, arro­gándose algunas de las reformas laicas y sociales pedidas por los republicanos, la Conjunción Republicano-Socialista tuvo un escaso campo de acción políti­ca. De aquí que haya atraído poco inte­rés de los historiadores.9 Ya en su día, en el capítulo VI de su libro, "Uniones, fusiones y coaliciones", el republicano Álvaro de Albornoz, bastante crítico de todas ellas, la despacha con una frase: "El programa de la Conjunción Repu­blicano-Socialista era simplemente im­pedir la vuelta de Maura y procurar por todos los medios la instauración de la República" [230] . Eco de ello hallarnos en los textos y discursos galdosianos de 1910. El mitin en Madrid, de presenta­ción de la candidatura de la Conjunción, lo había cerrando diciendo: "Iremos, pues, "resueltamente y sin demora [a] lo que España pide y quiere: la santa República" . Sin embargo, en los mítines en capitales de provincia, Santander, Cádiz, Alicante, por más que exalta la vitalidad sobre las "polvorientas ruinas" y pide "la acción enérgica" "para separar del cuerpo social lo que esté gangrenoso y putrefacto", sus palabras no encierran programas ni acciones concretas. Esto es muy evidente en el mitin en Santander, el 15 de agosto de 1910, en solidaridad con los huelguistas de la 'dura huelga en Santander y Bilbao: desenfunda el ata­que "al clericalismo y sus afines", y, recurriendo a la conciliación armónica, expresa que: "Venga pronto la suprema concordia entre los pueblos que aspiren a la paz laboriosa en el seno de un régi­men de verdadera democracia y cultu­ra" (92). Palabras que caerían bastante

en el vacío cuando, y en unas fechas que van de 1909 y 1912, las fuerzas sindicalistas obreras, CNT, UGT, tan en alza en aquellos momentos, se lancen a la lucha con sus grandes huelgas: huel­ga general, trasformada en insurreccio­nal en Barcelona en 1909, reprimida en sangre; gran huelga en Bilbao 1910; huelga general nacional de septiembre de 1911; huelga ferroviaria de 1912 ... (Recordemos que la huelga de Barce­lona se efectuó un año después de que Sorel publicara Reflexiones sobre -la vio­lencia, que tanto influyó sobre el sindi­calismo insurreccional; violencia contra la cual, corno ya dije, Galdós ponía en guardia a los barceloneses en aquel mismo año, 1908, de la publicación de tal libro) .

En aquel contexto, y en gran parte por posiciones encontradas ante la con­flictividad social, en el mismo 1910 comenzaron dentro de la Conjunción las disidencias entre las dos alas del parti­do republicano, mientras que Galdós en sus intervenciones de 1911 y 1912 aboga por la unidad, respetando la diversidad. En el mitin de la Conjunción en Sevilla, el 29 de eneró, declara:

Mil veces hemos dicho, y ya lo sabéis

todos, que para coadyu var a los fines

de la Conjunción no se ha de mirar el

abolengo de los partidos que la cons­

tituyen, ni hemos de requerirlos a

que dobleguen sus respectivos idea­

les. Basta que coincidan todos en el

programa elemental, reducido a la

sencilla y rotunda fórmula de

implantar la República lo más pron­

to posible [96] .

Sus palabras vienen casi a continua­ción de un manifiesto a la opinión de "El Comité de la Conjunción" [122-125], encabezado por su nombre, en donde se

89

Page 90: REVISTA 124

90 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

, .,.

trata de explicar las desavenencias inter­nas con Lerroux y su partido, el cual sal­drá pronto de la Conjunción. Poste­riormente, en 1912, el propio Melquia­des Álvarez, declarándose a favor de la accidentalidad de las formas del gobier­no, forma su partido reformista, tenien­do que abandonar pronto la propia Conjunción. No obstante, Galdós, aun­que se inclina por él y su partido, en sus pocas intervenciones del 1912, muy aquejado por dolencias, sigue abogando por la unión. En palabras leídas en un mitin en Baracaldo, el 5 de mayo de 1912, se dirige a ambos "republicanos de la derecha y de la izquierda" ("que así habré de llamaros por no emplear otros apelativos") apelando a la unidad de acción y, aunque exponiendo su propia posición evolutiva, llama a que no des­deñemos a la izquierda republicana, y concluye afirmando: "A esos guerrille-

Melquiades Álvarez.

ros de la extrema vanguardia ofrecemos fraternalmente el reducto de nuestras creencias para que, con nosotros, cola­boren acordes en la obra común, que es la conquista inmediata de la República" [197].

Poco después, en el mitin del nuevo partido reformista en Santander, el 28 de julio de 1912, al que no acude estan­do él veraneando en Santander, en unas cuartillas suyas leídas, aunque elogia a Melquiades Álvárez, "orador incompa­rable", insiste en el tema anterior, expresando su creencia y esperanza de que los republicanos reformistas actúen siempre en la vida pública "teniendo por hermanos a los afines, sin más exclusión que la de los que nos infor­men su con ducta en la probidad más acrisolada" [108]. H ay en sus palabras cierta indirecta crítica al político astu­riano, qu ien con su p artido p asaba

Page 91: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRASI24 Víctor Fuentes

ahora a sostener la accidentalidad de la forma de gobierno, crítica implícita en las palabras con que cierra su alocución: "De mí he de decir que, al mismo tiem­po que mis ojos vuelven a ver la luz, renace esplendente en mi espíritu la imagen de la Segunda República espa­ñola, amaestrada por el tiempo [108-109]. No cabe duda de que en el contex­to político de aquel 1912, y con las nue­vas divisiones entre los republicanos, en su vida privada Galdós experimenta una cierta desilusión con la política (mejor dicho, con las politiquerías de los partidos) y un pesimismo, agravado por la amenaza de una ceguera casi to­tal, que le llevarán a apartarse de la vida política en activo. Basándose en algunas declaraciones de aquel año y en los in-

tentos, en vano, del propio Alfonso XIII y de sus políticos, como Dato y Roma­nones, de atraerle al redil monárquico, críticos como Berkowitz han tratado de derogar su republicanismo como un "interludio" senil. La frase del propio Galdós antes citada sería un total men­tís a ello. Y avanzando todavía más en la fusión republicano-socialista, es también en 1912" en conversación con Luis Antón del Olmet, y a la pregunta de este de si cree en el socialismo, cuando responde: "Sí, sobre todo en la idea. Me parece sincera, sincerísima. Es la última palabra en la cuestión social... ¡El socialismo! Por ahí es por donde llega la aurora" [110].

El 1 de enero de 1913 es la última vez que se leen las cuartillas de Galdós

91

Page 92: REVISTA 124

92 Pensamiento y acción del Galdós republicano REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

[112-113] como presidente de la Con­junción Republicano-Socialista . Poco después la abandona y anuncia su retira­da de la vida política, para consagrarse por entero a su actividad literaria. El anuncio lo hace en una carta leída en un banquete del partido reformista celebra­do en el Pala ce Hotel madrileño, y pu­blicada el 23 de octubre en El Liberal, el mismo periódico en que declaró su ingreso en las filas republicanas. Aunque en sus palabras hace el elogio del parti do reformista aceptando el principio de la accidentalidad que ha abrazado, en un momento en el que se impone "la implantación inmediata de los princi­pios democráticos", a cuyos esfuerzos él promete ayudar. No obstante, en lugar de adherirse al partido, por el contrario -y esto tiene un tinte de ironía galdosia­na- viene a su seno para declarar su reti­rada de la política activa. Aunque elogia su propósito de llegar a "un fin positivo", hay un cierto desencanto en las palabras con que lo expresa, pues dice que lo alcanzarán "por el único sendero que encontramos franqueable en la enmara­ñada selva política española" [113]. "Selva política", en aquel instante en medio de tal Palace, que él, tal vez, humanizaría en su visión viendo .super­puestos a los rostros de los elegantes "reformistas" los de los pobladores de la "Mísera, por expoliada, Castilla" que retrató en El caballero encantado.

Fiel al republicanismo, todavía fue elegido diputado republicano por Las Palmas en 1914. Y sí hubo otro sendero , por el cual el propio Galdós había ido abriéndose camino durante varios años, que llevó a convertir en una realidad la imagen de la II República que él había visto renacer esplendente cuando sus ojos volvían a la luz en el verano de 1912. Otros nuevos republicanos (entre ellos Marcelino Domingo, Álvaro de

Albornoz, a quien he venido citando, y Azaña), unidos en una nueva Conjun­ción Republicano-Socialista -la cual, esta sí, supo unir en su programa democra­cia, autonomía y reforma social-, gober­naron a dicha República durante su bie­nio progresista de 1931 a 1933, año en que nació este que les habla ahora y que todavía llora la pérdida de aquella República que le fue arrebatada en su niñez. Muchas gracias por su atención.

BIBLIOGRAFÍA

Albornoz, Álvaro de: El partido republicano en España. Madrid, Biblioteca Nueva, 1918. Álvarez Junco, José: "' Los amantes de la libertad'. La cultura republicana espa­ñola a principios de siglo", El Repu­blicanismo en España (1830-1977) . Ed. Nigel Townson. Madrid: Alianza Edi­torial, 1994, pp . 265-292. Antón del Olmet, Luis y Arturo García Carraffa. Los grandes espaPíoles. Galdós. Madrid: Imprenta de "Alrededor del Mundo", 1912. García Larca, Federico: Obras completas. Madrid, Aguilar, 1960. Jover Zamora: "La crisis de la Monar­quía parlamentaria", España: sociedad, política y civilización. Eds. José María Jover Zamora, Guadalupe Gómez y Juan Pablo Fusi. Madrid, Debate, 2001, pp. 507-573. Nuez Caballero, Sebastián de la: El últi­mo gran amor. Cartas a Teodosia Gandarias desde Santander (1907-1915). Santander, Concejalía de Cultura, 1993. Pérez Galdos, Benito: El caballero encan­tado. Ed. Julio Rodríguez Puértolas. Ma­drid, Cátedra, 1977. -Galdós demócrata y republicano. Ed. Víctor Fuentes. Santa Cruz de Tenerife, Cabildo Insular de Gran Canaria-Uni­versidad de la Laguna, 1982.

Page 93: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LEfRASl24 Víctor Fuentes

Suárez Cortina, Manuel. "La quiebra del republicanismo histórico, 1898-1931", El republicanismo en España (1830-1977), pp. 139-163. Tuñón de Lara, Manuel: La España del siglo xx. Barcelona, Laia, 1974.

NOTAS

1 Las citas de sus textos y discursos polí­ticos están tornadas del libro editado por mí Galdós republicano (escritos y dis­cursos 1907-1913). 2 El mayor ejemplo de esto último es el voluminoso libro de H.C. Berkowitz, el cual dedica un detallado recorrido a las actividades del Galdós republicano, bajo el ya capcioso título de "Interludio repu­blicano", para descalificarlo corno obra de senectud y manipulada por los políti­cos republicanos. 3 Tal disyuntiva aparece historiada con detalle en "La quiebra del republicanis­mo histórico 1898-1931", de Manuel Súarez Cortina. 4 Completaría este ensayo mío el que se recogieran las votaciones suyas en el Congreso, y las peticiones y actas repu­blicanas por él secundadas. 5 El citado Álvarez Junco recuerda que en la crítica regeneracionista de la Restau­ración España era la "madre desdichada" y que en los grabados y representaciones alegóricas de la época la otrora "augusta madre" aparece corno una dama escuáli­da, vestida de harapos, y el "león ibérico", desdentado, con la cabeza abatida y las costillas marcadas por el hambre [289]. Galdós, en este discurso, nos ofrece una imagen opuesta de ambos. 6 Quizá le hubiera valido más a Galdós, y a la causa republicana en general, el haber hecho uso de la distinción que él expresara en carta a Teodosia Gandaria en septiembre de 1913: "Respecto a la

cuestión religiosa, distinguirnos entre el aspecto espiritual y el aspecto positivis­ta que en dicha frase se encierra. Lo con­cerniente al puro ideal religioso es digno del mayor respeto ... ", corno vernos en tantas de sus novelas desde Gloria, pero en sus discursos, y quizá era imposible no hacerlo en el tan caldeado contexto político e ideológico de aque­llos tiempos, lo que predomina exclusi­vamente es lo que escribe sobre el segundo aspecto: "Lo que atañe al cleri­calismo, que es un partido polítiéO ins­pirado en brutales egoísmos y en el ansia de dominación sobre las concien­cias y aún más sobre los estómagos, no podernos menos de manifestar todos nuestros odios con tan ruin secta" (El último gran amor de Galdós [311]) . 7 Promulgada en diciembre de 1910, esta ley condicionaba a la aprobación del gobierno el posterior desarrollo de las órdenes religiosas y delimitaba las áreas de influencia entre la Iglesia y el Estado. Asimismo, bajo el gobierno de Canalejas se decretó la libertad de culto religiosa. s Muy consciente de su originalidad en este acercamiento, escribe a Teodosia Gándara el 3 de septiembre de 1909: "[ ... ] te diré que en esta obra presento algunos cuadros de la vida española en aspectos muy poco conocidos, la vida de los labradores más humildes, la de los pastores, la de los que trabajan en las canterías en obras de carretera y en otras duras faenas. Son cuadros de verdadera esclavitud, que en la vida hay en estos tiempos, aunque no lo parezca (El último gran amor de Galdós [173]) . 9 Una casi única excepción sería Antonio Robles Egea, quien ya desde su tesis doctoral ha dedicado diversos estudios a la Conjunción Republicano-Socialista. A ellos remito a los lectores de este ensayo.

93

Page 94: REVISTA 124

EL

1, 000

Page 95: REVISTA 124

Realismo alegórico y pensamiento político en El caballero encantado de Galdós:

hacia el realismo mágico

El origen de este trabajo se gestó para una de las clases del profe­sor Rodríguez-Puértolas hace

más de treinta años, cuando yo comen­zaba. No fui tan consciente entonces de que había aprendido con él a hacer un trabajo y argumentar una lectura como al desempolvar luego aquellas páginas mecanografiadas a la antigua. No es forzado cumplido reconocer que don Julio sabía ponernos desde que pisábamos la facultad a leer y a escribir crítica literaria.

Lo he releído para la ocasión para expresar algunas reflexiones sobre el particular giro que el escritor da al rea­lismo canónico en El caballero encantado.! y para esta reflexión también me he reencontrado con la riqueza madurada de la introducción del profesor Rodrí­guez-Puértolas a su edición en Akal de 2006 de El caballero encantado, que yo había seguido entonces · por su edición de Cátedra. Rodríguez Puértolas ofrece un estudio completo sobre todos los ele­mentos que participan en la creación de este relato y su relación con el momento político, creativo y emocional de Gal­dós2

, así como el estado de la crítica en torno a esta obra.

Es evidente que los recursos maravi­llosos que emplea Galdós en El caballero encantado no hacen menos trasparente la

LUIS MIGUEL VICENTE GARCfA

Universidad Autónoma de Madrid

realidad aludida. Yo diría, además, que el recurso maravilloso, alegórIco, le per­mite agudizar aún más la crítica social, aquella que surge cuando la literatura se siente impulsada a ponerse al servicio prioritario de una denuncia social. Ello lleva de suyo que el personaje colectivo, la clase, tenga más relieve o identidad que los personajes y sus psicologías individuales . Y es eso lo que fundamen­talmente distingue a novelas como El caballero encantado, donde los personajes son más simbólicos o alegóricos que de carne y hueso, de las grandes novelas realistas como Fortunata. Ello también conlleva un riesgo para la calidad de la obra literaria.3

Para los recursos .alegóricos Galdós contaba con toda la tradición clásica. El diálogo entre Cipión y Berganza en el Coloquio de los perros sobre la verosimili­tud de su diálogo siendo dos perros sen­taba uno de los mejores magisterios sobre cómo se puede analizar la sociedad y sus comportamientos con recursos fantásti­cos. Nadie piensa en un don Quijote de carne y hueso tampoco, sin que por ello a través de su boca se radiografiara la sociedad y la condición humana de la manera más lúcida posible.

No fue ajeno tampoco Clarín a que los recursos alegóricos eran idóneos para expresar la crítica más realista,

Page 96: REVISTA 124

96 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRASl24

corno hace en su cuento "Mi entierro", donde el protagonista es un peón de ajedrez, en una sociedad de piezas, y cuyo don de clarividencia y . clariau­diencia después de muerto están al ser­vicio del escritor, con más rendimiento para analizar los comportamientos sociales que ningún recurso ortodoxo de la narración realista. Y además, con humor, que pone un considerable con­trapunto a la total oscuridad de las novelas de tesis habituales. El movi­miento romántico no dejó de suminis­trar tampoco alegorías y procedimien­tos fantásticos para la sátira social. El diablo mundo es tal vez el mejor ejemplo de ello.

Rodríguez-Puértolas da buenos ejem­plos por su parte de la narrativa contem-

poránea que ha optado por técnicas de lo maravilloso para mejor poder analizar la realidad, y otros muchos ejemplos podrí­an evocarse sin duda.

Es la intención con que se usan los elementos alegóricos lo que distingue a una obra realista de una obra genuina­mente fantástica. Yen el caso de Caldós, corno en el de Cervantes o Clarín, está claro que su empleo está en función de intensificar la percepción de la realidad.

En El caballero encantado el enfoque sobre la situación político-social es tan intenso que lleva al máximo el giro ya anunciado en otras obras del autor hacia un realismo distinto, donde lo político no es el sustrato o el telón de fondo , sino su meollo.

Imprescindible para comprender el experimento de Caldós con esta novela es también el apartado "El caballero encantado y Teodosia Candarias" del estudio de Rodríguez-Puértolas. A tra­vés de las cartas cruzadas con su aman­te Teodosia Candarias podernos ver la poética explícita de Caldós para abordar esta narración, así corno la intención y emoción con que lo hace; de la inten­ción rescato estas líneas: "Es obra en que he puesto mucho de erudición clási­ca [oo.] y luego h e m etido unas escenas fantásticas que m e sirven corno ar tificio para introducir una sátira social y políti­ca que de otra forma sería muy difícil de hacer pasar"; de la emoción, es tas otras :

La obra me d omina, es un vértigo que

me arras tra, una hoguera que me cal­

dea. Ya voy por cerca de la mitad, va

saliendo con chorro afluente como el

manantial d e roca viva, que no desma­

ya. No sé si me equivocaré [oo .]. Es fan­

tás tica porque en ella pasan cosas que

no son de la vida real, cosas disparata­

das y del orden sobrenatural, pero en el

fondo hay realidad o realismo y una

Page 97: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García 97

Despacho de Benito Pérez Galdós. ~'T . .' 'yIfIl: • . •

Dormitorio de Benito Pérez Galdós.

Page 98: REVISTA 124

98 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

pintura que yo creo justa de la vida social, tal como la estamos viendo y tocando. [Apud Rodríguez-Puértolas,

pp. 22-23]

En Nazarín se preguntaba:

¿ Quién demonio ha escrito lo que

sigue? ¿Ha sido usted, o el reportero, o la Tía Chanfaina, o el gitano viejo?

... Nada puedo contestar, porque yo mismo me vería muy confuso, si tra­

tara de determinar quién ha escrito

lo que escribo. No respondo del pro­cedimiento; sí respondo de la exacti­tud de los hechos. El narrador se

oculta. La narración, nutrida del sen­

timiento de las cosas y de la histórica verdad, se manifiesta en sí misma,

clara, precisa, sincera.4

El novelista se incorpora a la novela con sus preocupaciones teóricas, el juego cervantino con las distintas voces y los planteamientos meta literarios que Galdós fue incrementando una vez que lo había dado todo corno narrador rea­lista modélico. En El caballero encantado está inspirado en sus nuevas labores políticas y en el rechazo sentido hacia el pesimismo de los hombres del 98: "Ya estarnos de nuevo en todo el esplendor y frescura de nuestro optimismo, que podrá tener, corno dicen algunos filóso­fos regañones, su poquito de ridiculez, pero que es el único ritmo, pulsación o compás que nos queda para seguir viviendo." [XXIV]

Víctimas de su propio escapismo, Tarsis y Cintia son encantados por la Madre-España, y condenados precisa­mente a vivir la realidad de los obreros y campesinos, para que "sepáis con qué fatigas angustiosas se crea la riqueza que derrocháis en la Corte" [VIII]. La crítica al gusto por lo esotérico o las ciencias ocul-

tas en que frívolamente se emplean Tarsis y Cintia constituye tal vez un guiño gal­dosiano contra esa misma afición de los jóvenes modernistas metidos a teósofos, las nuevas generaciones de bohemios, que habrán de llamarle "garbancero".5 Y puede que de ese ambiente del interés por lo oculto y maravilloso que resurge con los comienzos de siglo haya surgido también el impulso de Galdós por servir­se de lo maravilloso, aunque con fines realistas.

La conciencia solidaria de clase no es habitual en la obra de Galdós. La clase oprimida en sus más celebradas novelas aparecía desintegrada. Lejos de tener conciencia de clase, los pobres se pelean y se traicionan entre sí por míse­ras recompensas de las clases dominan­tes. En El caballero encantado las cosas cambian. Se tiene conciencia de la fuer­za potencial que tendrían todos unidos, y así pueden pasar a la acción: "pues duro con los pudientes" [XVIII] exclama a coro el pueblo de Boñices. De esta soli­daridad germina un ánimo vivamente revol ucionario:

Alguien propuso que se reunieran

los supervivientes de Boñices con la

gente de las aldeas cercanas, hom­

bres y mujeres, viejos y chiquillería [ ... ] y armados todos con garrotes [ ... ]

se lanzaran bramando por campos o

caminos hasta llegar a Soria y a la

casa del gobernador, y allí con escán­

dalo, tiros y estacazo limpio, pidie­

ran y recabaran el derecho a vivir.

[XVIII]

El drama aparece colectivizado y, para que este personaje colectivo pueda emprender la acción, necesita un ideario teórico que coincide con las ideas socialis­tas por más que algún personaje, corno el cura de Boñices, se inspire en los Santos

Page 99: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García

Padres: "La tierra ha sido dada en común a todos los hombres. Nadie puede llamar­se propietario de lo que queda después de haber satisfecho sus necesidades natu­rales" [XVIII] pero eso, para el cura, vali­da las ideas socialistas y exhorta a los obreros y campesinos no a la resignación sino a la acción revolucionaria: "no debéis pedir lo vuestro sino tomarlo" [XVIII], que se confunde con los ecos socialistas y anarquistas. 6 A socialismo suenan tam­bién las palabras de Augusto Becerro: "propietario de la tierra y cultivador de ella no deben ser términos distintos" [III]. Becerro es un estudioso erudito a quien el hambre ha trastornado.

La crítica de las clases explotadoras se hace en la novela desde dos perspectivas que coinciden con dos partes claramente diferenciadas en la novela. En la primera, antes del encantamiento de Tarsis [capí­tulos I-IV] domina un ambiente urbano y son las clases pudientes las que se auto­rretratan. Tarsis simboliza todos los vicios de los de su clase. No trabaja y las activi­dades ociosas que practica están por enci­ma de sus posibilidades. Para compensar eso, no duda en explotar, al ritmo de sus despilfarros, a los campesinos que traba­jan sus latifundios: "ellos esclavos y noso­tros señores" [Tarsis, ID]; verdad última del caballero que no admite vuelta de hoja porque, como afirma su amigo el usurero Torralba, "Dios me ha dado esta posición" [III]. El inmovilismo social pa­rece cerrado a cal y canto: desde la Iglesia al Parlamento, desde el Ejército a la oli­garquía, todos conforman una sociedad jerarquizada que controla a los trabajado­res a través de una red de caciques que van desde los todopoderosos de la políti­ca hasta los caciques enquistados en los pueblos (Gaitines, Gaitones ... ). Por caci­quismo accede Tarsis al Parlamento: " Luis y Raimundo Pinel r .. ] le hicieron diputado sacándole como una seda por

un distrito de cuya existencia geográfica tenía solo vagas noticias. Los Pineles eran maestros en el arte parlamentario y le ayudaban a mantener la concomitancia caciquil con las manipulaciones de la fácil elección. [III]

Las clases dirigentes se muestran en el relato sin ideales ni fuerza moral alguna, cínicamente pesimistas y en­tregadas a un solo interés: "Dinero [ ... ] viniera de donde viniese" [IV], porque lo demás no existe: "aquí no hay agri­cultura, ni teatro, ni política, ni banca, ni ind us tria" [Tarsis, III].

La segunda parte de la novela se dedica al escarmiento de Tarsis [capítu­los V-XXVI] y se desarrolla en el mundo rural. Obreros y campesinos aparecen con conciencia social de clase, como se ha dicho, pero a menudo sus iras, a causa de las injusticias que padecen, no

99

Page 100: REVISTA 124

100 Realismo alegórico y pensamiento político .. . REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

alcanzan a los grandes poderes de la cúpula, sino que se detienen en los caci­ques intermedios, como le ocurre al pobre Tiburcio: "la pillería de los Gaitones [ ... ] me despojó de mi propie­dad, ayudada de la justicia, que aquí es la máscara que ponen los malos para que el latrocinio parezca ley" [XXII]. El ambulante Bartolo también tiene claro cuál es la siniestra dimensión del apara­to caciquil, "los alcaldes son suyos, suyos los secretarios de Ayuntamiento, suyos el cura y el pindonguero juez ... " [XIII].

A nadie se le oculta la opresión que se ejerce disimulada por la ley:

As-í se trata en Esp añ a al buen ciuda­

dan o, después de zarandearle para

que vote, p ara que pague, para que

grite viva el rey, viva la Constitución,

¡a quien debemos llamar Pepa por lo

que ella vale!, y ¡viva la libertad! que

también es buen a castaña pilonga .

[XXIII]

Tal conciencia sobre la opreslOn sufrida y sobre sus autores incita a los campesinos y obreros a la acción revolu­cionaria, exhortados por la pobre Madre España: "no acariciéis, abandonad toda blandura [ .. . ], los que tanto sufren bien pueden permitirse algo más que la sim­ple queja." [XXIII]

El ideario revolucionario es bien visible en toda la narración7

• En El caba­llero encantado hay clarísimas muestras también de anticolonialismo, sustituido por una conciencia de panhispanismo cultural indestructible. Ambos senti­mientos, anticolonialismo y panhispa­nismo cultural, están presentes en el dis­curso de la Madre-España, de clara ins­piración republicana, e incluyen el ele­mento árabe como conformador de esa identidad:8

Veo en mi raza confundidas las gran­

dezas árabes con las ibéricas, así en

la guerra corno en la política y en las

artes, y asp iro a mantener fraterni­

d ad con los que fueron mis conquis­

tadores y luego mis conquistados

[ .. . ]. Toda gu erra que mis hij os traben

con gente m ora me parece gu erra

civil. [Vn)9

Los únicos que favorecen el imperia­lismo son los elementos incorregibles, porque esos, en p alabras de la Madre­España, "tien en el cerebro revestido de telarañas, obra lenta de los altercados religiosos de siglos y siglo.s" [VII].

El panhispanismo de Galdós in te­graría a Hispanoam érica . El matrimonio de Tarsis con la colombiana Cintia es por sí mismo significativo. Lo hispano, corno más tard e percibirán hombres corno Cansinos Assens, Eugenio Noel, Moreno Villa, Am érico Castro y tantos otros, no está en las fronteras políticas sino en la realidad cultural imborrable. 10

Creo que el optimismo final de Galdós en la novela que nos ocupa tiene más que ver con la certeza sobre la realidad panhispánica que sobre el efecto mismo de las revoluciones políticas. Pues en cuanto a la revolución política se refiere pronto se apagan los ánimos revolucio­narios en el pueblo de Boñices. Los ino­fensivos instigadores del principio aca­ban presos o fusilados por la guardia civil. En una cuerda de presidiarios se reúne cervantinamente a los pobres ide­alistas de la novela: el maestro don Quiboro, el trastornado erudito Augus­to Becerro, acusado de haber robado dos cebollas para comer, la Madre-España, simbolizada por la figura de la vieja moribunda, el propio Gil-Tarsis y algún caballero más, todos conducidos por la Guardia Civil que se alza, en palabras de don Quiboro, corno: "el fetiche de la

Page 101: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García

justicia para pobres, inhumana y expe­ditiva ley, sin otro ideal que acabar -pronto y cumplir una función de justicia de los caminos." [XXIII]

La revolución ha fracasado: don Quiboro sucumbe de hambre y cansan­cio y Tiburcio no recupera su propiedad, y los pobres pierden una vez más. ll En cambio, a Gil la Madre-España lo resti­tuye a su originaria clase social y a sus antiguos privilegios. Galdós hace para terminar la novela que los regenerados Tarsis y Cintia actúen de un modo pater­nalista encarnando lo que ha de ser el cometido de las clases privilegiadas, en palabras de Gustavo Correa: "la aristo­cracia inane debe levantarse a una esfe­ra significativa de acción después de haber comprendido con ánimo generoso las urgencias de las clases menos favore­cidas y de la patria en general".12

La aristocracia que representa este matrimonio ha comprendido que debe ocuparse de su pueblo y que debe hacer­lo proveyéndoles de "despensa y escue-

la". J3 Este cometido conlleva un cierto replanteamiento de Reconquista, "siento aquí la presencia invisible de nuestra madre que nos manda repoblar sus esta­dos" [Tarsis XXVII], que se hace eco casi literalmente de las palabras de Joaquín Costa: "la despensa y la escuela: no hay otras llaves capaces de abrir el camino a la regeneración española. Son la nueva Covadonga [oo.] para esta segunda Reconquista que se nos impone". 14 Las ideas socialistas y anarquistas han sido en parte reemplazadas por las ideas re gene racionistas del final de la nove­la.15 Unos pocos también, como Tarsis y Cintia, pueden invertir la tendencia con ideas regeneracionistas que incluyen aspiraciones socialistas, pero que no rematqn la obra con un programa pro­piamente marxista de futuro, sino clara­mente tutelado por poderosos regenera­dos, que van a dedicarse a partir de ahora a las reformas sociales en vez de a las veleidades de las ciencias ocultas y del despilfarro.

101

Page 102: REVISTA 124

102 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

La conmOClOn de la miseria espa­ñola que contemplaba, junto con su activa participación en la política, le llevó a reinventar a estas alturas de su vida la novela socié;tl. El viaje por los pueblos de Castilla la Vieja le desperta­ba como a los que luego fueron con las Misiones Pedagógicas la preocupación por la identidad de ese pueblo, dormi­do en la miseria.

Quienes le sucedieron ahondaron sabiamente en el panhispanismo profun­do y en las posibilidades del realismo ale­górico que había de acabar en realismo mágico. La introducción a su traducción del Corán de Cansinos Anssens es un pro­digioso viaje por las raíces de los pueblos del Libro. Un estudio excepcional para comprender de qué historia y tradición provenimos, exponente de la más exquisi­ta madurez del maestro Cansinos Assens. Un estudio en consonancia también con la mirada que sobre la historia española pro­yectara América Castro. Noel, por su parte, en Marruecos, a cuya guerra ha ido por consejo de Ortega y Gasset para sobre­vivir a la miseria, cree que esa raza impa­sible es más fuerte que la nuestra, como pensaría también Cemuda en algún paisa­je de su exilio mexicano respecto de los indios. Habrán de ser los heterodoxos, los más libres de todo condicionamiento caci­quit los más heridos de todos los exilios, quienes más profundicen en el entendi­miento de la identidad española y panhis­pánica. Y no es casual que en todos ellos se alce Cervantes como el adalid y el modelo a seguir o a invocar. El suicidio de la esta­tua de Cervantes en El movimiento VP de Cansinos Assens en protesta porque lo use de emblema una Real Academia con no menos caciques que el pueblo de Boñices, ignorantes revestidos de galas y prepoten­cia, es un ejemplo brillante de cómo Cervantes alienta la sátira social de los librepensadores a comienzos de siglo, una

sátira de la que no podían librarse los inte­lectuales; una sátira que también lleva a Noel en Las siete cucas a recrear la mirada cervantina sobre un pueblo animalizado. En el caso de Las siete cucas los procedi­mientos cervantinos están usados desde mi punto de vista con muchísima más maestría y calidad literaria que en El caba­llero encantado y permiten entrever lo que habría de ser el realismo mágico culmina­do luego precisamente en territorio pan­hispánico, pero no inventado, pues Noel lo anticipa con maestría en su narrativa y especialmente en Las siete cucas.16

Es posible que para entender una mirada tan fuera de lo común como la de Cervantes haya también que compartir alguna afinidad con su destino libre, y con el precio de esa libertad. Aunque el lema de la Cañizares lo supieran todos ellos a la perfección, "valme mejor con ser hipócrita", ninguno de ellos se lo aplicó a sus procedimientos, especialmente Cansinos Assens o Eugenio Noet yeso es lo que hace su obra más valiosa, su rigu­rosa independencia incluso en la miseria, su tesón para huir de toda manipulación de la verdad, su vínculo de familia y san­gre con un pueblo maltratado siempre por la prepotencia. Probablemente ni a Cansinos ni a Noelles hubiera satisfecho el final de El caballero encantado, aunque sí sus planteamientos de denuncia social. Entre los retratos de campesinos · anar­quistas de aquella raza me impacta espe­cialmente el abuelo de Noel retratado en su Diario íntimo.17 En su mundo no caben un Tarsis o una Cintia, los campesinos I son más sabios porque son más sencillos. I Como el agua de la sierra. Es ese punto de respeto hacia la cultura del pueblo y su sabiduría el mismo que aflora también en Torres Villarroet que ve más abundancia de ignorantes entre sus colegas que entre los rústicos, pues a ningún agricultor o ganadero se le pasa por alto, por ejemplo,

Page 103: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García 103

Page 104: REVISTA 124

104 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRASl24

la influencia de la luna para sus tareas, mientras el doctísimo Martín Martínez niega hasta la obviedad del influjo de la luna sobre las mareas. Más peligrosos son para Noel o Torres el engreimiento de los ignorantes que la sabiduría de los que les dan de comer. l B y en esto también son cer­vantinos.

En todo caso Galdós está mirando y sintiendo lo que pasa y como todos los escritores piensa en Cervantes también. y crea otro caballero encantado. A su modo, para algunos senil, Galdós ha escrito también una gesta, y está tan nervioso como cuando empezaba por el solo hecho de emborracharse escribien­do, o porque teme que lo escrito con mucha pasión ideológica, como los escritos de enamorados, resulten ridícu­los a la mirada ajena. Sueños con los amores de Tarsis con Cintia, endulzar la sátira, Teodosia, aunque a veces parece que esto no tiene arreglo. De Monipodio a los tugurios de Villarroel p oco ha cambiado, los pastores siguen siendo los que m atan a las ovejas y los lobos quienes se llevan la culpa. El mundo al revés siempre. Y qué hacer ah ora con Boñices y las demás Fuenteovejunas. El pueblo no ha logra­do tumbar el sistema. El dinero sigue estando en su sitio, y el caballero encan­tado lo recobra. No sé si le satisfizo el desenlace a Galdós, una suerte de mez­cla imposible entre cómo comienza y se desarrolla la revolución en los pueblos y cómo termina diluida en el discurso regeneracionista de dos ricos escarmen­tados. Algo falla al final. Una salida utópica para unos problemas reales . Galdós no acaba de visualizar la trans­formación real de la miseria que denun­cia. Su ideario de futuro está dejado con poca fuerza a los sueños de Tarsis y Cintia. La república queda desdibujada. y la obra rematada con elementos más

conservadores de los que prometía buena parte de su desarrollo. 19

Hay que endulzar la sátira social, no puede dejar de ser literatura. A pesar de lo chusco la epopeya surge, y con ella el problema de la raza, ¿quiénes somos, cómo resolvemos la España profunda? ¿Quién nos desencanta? ¿Qué debe de­cir un escritor del pueblo?20 Pobre Es­paña. Con tanta gaita ... No puede dejar de ofrecer un final feliz, acabado en boda. El pesimismo para los filósofos regañones, Galdós busca la esperanza en un eclecticismo ideológico y literario cuyo acierto sigue siendo discutido. Pero en todo caso una fecunda narrativa de colmena humana está surgiendo y poblará en lo sucesivo novelas y cróni­cas memorialistas, Galdós en esto se ha anticipado, aunque para mí diste mucho de ser su mejor ejemplo, pues presiento que en 1909, en el apogeo de su f~ma como escritor y político, enamorado como un joven de nuevo, el optimismo que impone al final es fruto de su propia burbuja, y su Tarsis-Cintia una cierta proyección de Galdós-Teodosia, ansio­sos también de participar en la regene­ración de España desde la élite progre­sista que les ha tocado en suerte.

.. La España de hoy tiene poco que ver con la de 1909. La sátira social, no obstante, tiene su componente univer­sal, pues los caciques son de todos los colores y tiempos. Además existen los caciques a salvo del escrutinio público, como los de los círculos académicos donde Torres sí metió el dedo en la llaga, con conocimiento de causa. Y habrá caciques como pobres hasta el fin de los tiempos, porque a los caci­ques la malicia los cría y ellos se juntan y de sus acciones siempre nacen los pobres y oprimidos.

Al margen de toda otra consídera­ción sobre la coherencia del ideario gal-

Page 105: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García

dosiano en esta novela, creo que el escri­tor atina al plantear que cualquier refor­ma debe nacer de una moral íntegra, de una auténtica generosidad.

NOTAS

I Benito Pérez Galdós: El caballero encan­tado, edición de Julio Rodríguez-Puér­tolas . Madrid, Akal, 2006. "Estudio pre­liminar", pp. 7-96 de Rodríguez-Puér­tolas. 2 En detalle estudia Rodriguez Puértolas también el diálogo de Galdós con la tra­dición y la modernidad en esta novela, así como la crítica que la ha abordado, de modo que se trata además de un auténti­co balance del estado de las cuestiones sobre todo lo que concierne a esta novela tardía que no senil de Galdó~. 3 Como le ha pasado a la estimación en general de El caballero encantado; valora­ciones negativas que Rodríguez Puér­tolas desaprueba no sin razón, recono-

ciéndole a El caballero encantado la modernidad de los procedimientos narrativos más cercanos a la narrativa contemporánea que la novela canónica del realismo. Sin embargo, creo que la razón fundamental de la menor estima de esta novela en comparación con sus obras maestras se debe más bien a que toda novela que se acerque a la novela de tesis se resiente pasadas las circuns­tancias de las que nace. 4 Nazarín . Madrid, Alianza Editorial, 1992, p. 33. s "Tarsis que anhelaba lo extraordinario y maravilloso, único alivio de su agobia­da voluntad y solaz de su abatido enten­dimiento, llevó al terreno de las cosas mágicas la conversación [ ... ], anhelaba trato y conocimiento con los demonios" [IV] . Y Cintia, exponente de la misma clase social desocupada, también se entrega a practicar lo esotérico como evasión con algunas amigas, cómo no, argentinas: "¿Sabes, Carlos, que aquí me

105

Page 106: REVISTA 124

106 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

encontré con unas amigas argentinas muy simpáticas? No sabíamos qué hacer y nos hemos puesto a estudiar eso que llaman ciencias ocultas" [IV] . 6 Todo este ambiente prerrevolucionario refleja los acontecimientos históricos acontecidos hacia 1909, los incipientes brotes revoluciona~ios y también las cruentas represiones. De ambas cosas se hace eco el relato. Fresca y dolorosa está la memoria de los acontecimientos de la Semana Trágica de Barcelona. Resuena para mí el elemento anarquista en la invitación a la rebeldía que hace la vieja Celedonia. El campo estaba suminis­trando en la realidad histórica una base revolucionaria anarquista en aumento hasta la Guerra Civil española. La con­ciencia y solidaridad de clase entre los sectores más explotados aumentaba en la vida real en proporción a los avances teóricos y organizativos de las doctrinas socialistas y anarquistas y también en proporción a los fracasos gubernamenta­les. Las veleidades colonialistas del go­bierno Maura eran muy impopulares. La guerra de África y los recursos ideales del imperialismo no convencen a nadie y los intelectuales progresistas, como Galdós, se hacían eco del sentimiento popular anticolonialista también'. 7 Galdós estaba en contacto con las ideas socialistas, en contacto personal con Pablo Iglesias al compartir la copresi­dencia del Comité Republicano Socia­lista. Y es esta, en consecuencia, su na­rración más política. Magia en la narra­ción pero como recurso para encarnar el ambiente revolucionario de 1909, des­pués de haber vivido los últimos años de la monarquía isabelina, el adveni­miento de la I República y la desilusión de la Restauración, con la alternancia de gobiernos que en nada mejoraban los desequilibrios sociales . El momento político de Galdós y del país en 1909

está perfectamente explicado e ilustra­do por Rodríguez-Puértolas en su men­cionado estudio, ponderando además las más significativas aportaciones del galdosismo, las acertadas y las menos acertadas . La semejanza con los plantea­mientos de Machado que trae a colación don Julio son de gran interés para com­prender también el cambio de estilo y propósito en esta novela, en la que el escritor ya no se expresa solo como escritor realista sino como reformador progresista. s No faltó, como ha señalado Ro­dríguez-Puértolas, quien en el panhis­panismo esperanzador de Galdós vol­viera a leer connotaciones políticas de colonialismo, pero no era esa la inten­ción de Galdós, obviamente. 9 La concepción de lo árabe como parte integrante del carácter nacional lo pos­tula Galdós en varias ocasiones en su narrativa. En Nazarín, por ejemplo, re­trata al personaje, desde varios puntos de vista, como un estereotipo físico de árabe: "No hubo insolencia que no vomitaran sobre el sacerdote árabe y manchego" rob o cit. , p.17]. Lo que las ideas místico-religiosas de Nazarín representan en la obra está así relaciona­do con el pasado árabe español, que no solo es pasado sino que está integrado en esa cultura panhispánica que, como vemos, defiende la Madre-España en El caballero encantado. 10 Luis M. Vicente García: "El descubri­miento del panhispanismo en José Moreno Villa y Luis Cernuda: su exilio en México", La cultura del exilio republica­no español de 1939. Madrid, Universidad de Educación a Distancia, 2003, pp. 257-268, vol. 1.; y "La República en la obra memorialista de Cansinos Assens". La República y la cultura. Paz, guerra y exilio. Ed. Julio Rodríguez Puértolas. Madrid, Akal, 2009, pp. 297-309.

Page 107: REVISTA 124

REPÚBLICA DE LAS LETRAS124 Luis Miguel Vicente García

11 La "doctrina del error," tal y corno entiende Gustavo Correa el procedi­miento por el que son penalizados los personajes que aspiran por encima de sus posibilidades, ha funcionado para los más míseros. 12 Gustavo Correa: Realidad, ficción y sím­bolo en las novelas de Pérez Galdós. Bogotá, 1967, p .15. 13 Tarsis y Cintia pueden a partir de esa regeneración cambiar las cosas. Em­pezando por castigar a los caciques in­termedios, "convertiremos en barrende­ros o en repartidores de periódicos a todos los Gaitines, Gaitones y Gaitanes" [XXVII] . 14 Joaquín Costa: Reconstitución y europeiza­ción de España. Madrid, 1973, p. 173. 15 Aspectos vistos también por Casal­duero en Estudios de literatura española. Madrid, 1973. Allí el maestro pondera la confianza de Galdós en "la alianza entre la aristocracia y el pueblo, que sería el fundamento de la sociedad futura" [p. 173]. 16 La discusión humanista en Las siete cucas sobre las 36 mujeres que aparecen en el Quijote, sostenida entre el Ar­cipreste y Sacris, el sacristán, nos anun­cian que el diálogo va a ser medular en su narrativa, pues le permite, corno a Cervantes, retratar cómo suena la poli­fonía del pueblo y colorear de pensa­mientos y conversaciones la narración. Es para la lengua española la obra de Noel una obra sinfónica, orquestada con cientos de voces que se creerían muertas, y que resucitan de boca de unos personajes poderosos. Hay un esfuerzo por caracterizar al individuo y al colectivo. La relación entre la propia personalidad y la del medio o comuni­dad en la que vive es tan estrecha que no se pueden manifestar con indepen­dencia lo individual y lo colectivo. Sin embargo, el individuo p rodigioso, úni-

co, surge de la realidad. Su abuelo ma­terno, Felipe, es más antiguo que los patriarcas de Macondo. Ese Moisés de Cervera de la Jara, en los recuerdos de su nieto Eugenio Noel, que supo refle­jarle corno el agua, debería ser·patrimo­nio de la humanidad con tanto derecho corno Cien años de soledad. Tal vez es solo que, corno se dice en Las siete cucas, no hay peor destino para un sabio que vivir en Madrid, ser un bohemio por sus calles y depender de un modo de vida tan parecida a un calvario. 17 "Mi abuelo Felipe, al que llamaban Cabeza de Buey, vivía en la Atalaya desde el año de la cólera, el 85, y su his­toria es verdaderamente admirable, breve corno las grandes historias. Fue el más rico en diez leguas a la redonda; tuvo veintidós hijos, todos varones menos el último que fue hembra; repar­tió sus bienes el año del hambre entre todos menos entre sus hijos, y, sin otra recomendación y herencia que una hogaza bajo el brazo, despidió de la casa patriarcal a sus cachorros, dejose para sí la niña, y el león vivió solo en la torre . Pocos años después la niña, ya adolescente, fue llamada por un herma­no desde Madrid. El viejo serrano cogió de la mano a la chiquilla y, carretera adelante, andando corno era su costum­bre, entregó a la capital lo único que poseía y, andando, se volvió a su miran­da celta". (Cito según la edición Euge­nio Noel: Diario íntimo (la novela de la vida de un hombre). Madrid, Taurus, 1962, p. 27). 18 Para los serranos puros corno el abue­lo de Noel, el progreso ha sacado al hombre de su centro natural, y ha perdi­do el sabor del agu a y de no hacer r:ada para captar m ejor la existencia, más allá de las palabras. Los sabios del pueblo se ocultan corno sacerdotes de una religión de familia a salvo de las miradas ajenas.

107

Page 108: REVISTA 124

108 Realismo alegórico y pensamiento político ... REPÚBLICA DE LAS LETRAS124

Lo divino los hombres de la ciudad ni lo barruntan, inflados como están de vora­cidad y grandilocuencia. El abuelo de Noel suena como los patriarcas abrahá­nicos, el alma de la raza, y su suprema­cía moral sobre las presumidas clases dominantes es absoluta. Es un persona­je de una fuerza que solo nos volverá a suministrar el realismo mágico. El mundo de los ricos no es tratado tampo­co desde el tópico. "Se ha escrito mucho siempre del encanto de los millones, ¿se ha escrito del dolor de poseerlos? [p . 185]. El abuelo Felipe proviene de los sarmientos de patriarcas casi más anti­guos que la Biblia: "Intenté hacerle entrar en la Iglesia cuando bajara a Buitrago y se molestó como él solía. De­bió ser un hombre extraordinariamente hermoso, y aún lo era; cuando se enfa­daba aparecía una raya muy honda en su entrecejo, pero sin violentar las fac­ciones que eran simpatiquísimas. -Ajo, cochino, es muy estrecha la iglesia para que coja Dios. -Dios está en todas par­tes, abuelo; no es Él el que está en un sitio sino los lugares en Él. -Ajo, tontón, no me entiendes. Tan está Dios en un buey, como en mÍ. Solo que los bueyes lo saben sin que nadie se lo diga, y noso­tros vamos a la Iglesia a que nos entere el cura dónde está y dónde no está. Le objeté las razones que se me ocurrían y él decía: -Ajo, no entiendo. Si Dios me ha criado ya sabrá por qué me ha hecho, ¿y qué importa saber por qué? [ ... ], Ajo, no caben aquí en la olla de los sesos pocas musarañas. [ ... ] N i después de la muerte se sabrá nada [ .. . ] no es Dios tan tonto que ponga las cartas boca arriba, ajo. -Abuelo, ¿por qué vais al manantial

de la Lagartija? -A beber agua, ajo, nunca sabe el agua bien, sino en manan­tiales vivos de la sierra. Sabe a Dios" . ¡Sabe a Dios! Esta frase sublime la he guardado siempre en mi alma como un tesoro. Creo que ningún hombre de la tierra ha entendido mejor que "Cabeza de vaca" [apodo del abuelo] esa palabra, Dios. (p. 32); "y una tarde, dulcemente, bebiendo agua en el manantial, de bru­ces, como acostumbraba, vio en las aguas que saben a Dios algo más eterno que la torre y más puro que el agua; vio a Dios mismo y, sumergiéndose en él, dejó cerca de la alberca un poco de tierra cocida" [p. 51]. 19 ¿Pero quiénes son Tarsis y Cintia? ¿ Cómo van a poder hacer una cosa así? En esa utopía final descansa El caballero encantado. Y parte de las críticas que ha recibido tal vez provengan de que nue­vamente el autor plantea, como en Nazarín, asuntos que deja sin resolver, o que no resuelve convincentemente, pues en el final de la novela el procedimiento fantástico pierde su objetivo realista, y se establece como una utopía cuya reali­zación vuelve a depender de unos pocos ilustrados o regenerados. Todo el esfuerzo revolucionario del pueblo para no conseguir un auténtico auto gobierno republicano. 20 Galdós me lleva en este punto a Lope, ídolo como él del pueblo. Obligado a brindar un final feliz para el pueblo que le ha elegido en portavoz de sus penas y alegrías. Fuenteovejuna está latiendo en la revolución de Boñices y los pueblos aledaños, era en parte el modelo más próximo con que contaba entre los clási­cos para hacer gritar todos a una.

Page 109: REVISTA 124
Page 110: REVISTA 124
Page 111: REVISTA 124

juan molJá - andrés sorel .. rogelio blanco - ramón ,gama domíngl!l.ez - elisa silio delibes· jesús felipe m.arnnez totnás s<Íllchez sal:ltt~gO - félix población - dcard(JI Uop~ estile!: b¡:rrtolomé- pons - pedro g"rd:il cuelo

estimonios:- Anli;u'lio Col.inas - Vict~riano Cremer -luan Goytisolo - Raúl 'Guerra G.arrido AntoniQ C¡tfU0neda - Guslavo Martít'l Ga!t'zo • J~é M~n1a Muñ02 QuitÓs· Ric~:rdo Senabre

Miguel Delibes: Mis cuentos - Las visiones

Page 112: REVISTA 124

La independencia de Cuba en la narrativa española

Las guerras de Artemisa

JESÚS FELIPE MARTíNEZ

Page 113: REVISTA 124
Page 114: REVISTA 124

CEDRO es la asociación que gestiona colectivamente los derechos de reproducción de escritores, traductores, periodistas y editores. Ponemos todos nuestros recursos para que tus palabras tengan el valor que merecen. Asóciate:

~ Cada año recibirás los derechos económicos que te corresponden por la copia de tus obras.

~ Te beneficiarás de múltiples servicios que ponemos a tu disposición.

~ Sin tener que pagar cuotas ni desembolsar cantidad alguna.

www.cedro.org

91 7021939

93272 0445 [email protected]

[email protected]

CEDro ..... ., CENTRO ESPAÑOL DE DERECHOS

REPROGRÁFICOS

Page 115: REVISTA 124
Page 116: REVISTA 124

AC E -Asociación Colegial de Escritores de España AÑo XXXIV

HAN SIDO MIEMBROS DE LA JUNTA DIRECTIVA DE ACE EN ESTOS 34 AÑOS DE HISTORIA

Rafael Alberti VíctorAlperi Carlos de Arce Enrique Badosa Teresa Barbero Marcos Ricardo Barnatán Carlos Barral Antonio Beneyto Esther Benítez Carmen Bravo-Villasante Jesús Campos Josep M.a Carandell Guillermo Carnero Antonio Colinas Carmen Conde . José Corredor-Matheos Rafael de Cózar Guillermo Díaz Plaja Luis Mateo Díez Ana Diosdado Antonio Ferres Jesús Fernández Santos Gregorio Gallego Francisco García Pavón José Luis Giménez Frontín Antonio Gómez Rufo Juan Manuel González Félix Grande Alfonso Grosso Raúl Guerra Garrido Eduardo de Guzmán Antonio Hernández Ramón Hernández Paula Izquierdo Diego Jesús Jiménez

Juan Ángel Juristo Agustín Lafourcade Luis Landero Enrique Lenza Ángel María de Lera Jacinto López Gorge Joaquín Marco Julián Marcos Adolfo Marsillach Fernando Martínez Laínez J osé María Merino Mario Merlino Pau Miserachs i Sala

Juan Mollá Isaac Montero Ana María Navales Lauro Olmo Ángel Palomino Salvador Pániker Jesús Pardo Pedro J. de la Peña Meliano Peraile Carmen Posadas Cesáreo Rodríguez Aguilera Mercedes Salisachs Ramón Sánchez Lizarralde Gonzalo Santonja Santos Sañz Villanueva Ramón Solís Andrés Sorel Elena Soriano Daniel Sueiro Francisco Vélez Nieto Alonso Zamora Vicente

JUNTA DIRECTIVA DE ACE

PRESIDENTE:

JUAN MOLLÁ

VICEPRESIDENTES:

FÉLIX GRANDE ANTONIO GÓMEZ RUFO

SECRETARIO GENERAL:

ANDRÉs SOREL

TESORERO:

ENRIQUE LENZA

ASESOR JURÍDICO:

JUAN MOLLÁ

VOCALES :

ANTONIO HERNÁNDEZ Régimen interior

FERNANDO MARTÍNEZ LAÍNEZ Actividades culturales

CARMEN POSADAS Publicaciones

PAULA IZQUIERDO Relaciones con los medios de comunicación

JUAN ÁNGEL JURISTO Vocal de Asuntos Sociales

CONSEJEROS:

RAMÓN HERNÁNDEZ

RAÚL GUERRA GARRIDO

ANTONIO COLINAS

MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

SECCIONES AUTÓNOMAS

ASTURIAS:

VÍCTOR ALPERI

ANDALUCÍA:

JOSÉ GARCÍA PÉREZ

TRADUCTORES:

MARÍA TERESA GALLEGO

AUTORES DE TEATRO:

JESÚS CAMPOS GARCÍA

REPÚBLICA DE LAS LETRAS, es una revista no venal que se publica con el patrocinio de

~

e EDro ~ CENTRO ESPAÑOL DE DERECHOS

REPROGRÁFICOS

Imprime: L M. S. S. Depósito Legal: M-8872-1980

L S. S. N.: 1133-2158