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  • 8/10/2019 Retos Islam Abdennur Prado

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    Los retos del Islamante el sigloXXI

    Claves de la situacin del Islam en el mundoy sus perspectivas de futuro

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    Los retos del Islamante el sigloXXI

    Claves de la situacin del Islam en el mundoy sus perspectivas de futuro

    Abdennur Prado

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    5

    Editorial Popular, Madrid, 2011

    C/ Doctor Esquerdo, 173. 6. Izqda. 28007 Madrid Tel: 91 409 35 73 Fax: 91 573 41 73

    Email: [email protected]

    http://www.editorialpopular.com

    Diseo de coleccin: Jos Luis del Ro

    Imprime:

    I.S.B.N.: 978-847884

    D. L.:

    Printed in Spain Impreso en Espaa

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin pblica o transformacin de esta obra

    slo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley.

    Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos ww w.cedro.org),

    si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    ndice

    Palabras previas | 7

    Primera clave

    Una religin en expansin | 15

    Segunda clave

    Una religin perseguida | 39

    Tercera clave

    La manipulacin de los estados | 77

    Cuarta clave

    Pervivencia del Islam tradicional | 101

    Quinta clave

    La re-islamizacin | 121

    Sexta clave

    Post-islamismo | 149

    Sptima clave

    Potencialidades del Islam | 181

    Despedida | 201

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    Palabras previas

    Bismil-lh ar-Rahman ar-Rahim

    Resumir la situacin y los retos del Islam a principios del sigloXXIes la ardua tarea que nos hemos propuesto en este libro. Las

    insurrecciones rabes de principios del ao 2011 han propiciadouna nueva mirada sobre esta parte del planeta. De repente, desdeoccidente muchos han descubierto unas sociedades descontentascon un orden de cosas que les viene impuesto, sociedades jvenesy polticamente conscientes, que reclaman democracia, derechosciviles y sociales, capaces de poner en marcha una insurreccin pa-cfica e interreligiosa, con una alta participacin de las mujeres. Yano podemos seguir hablando del mundo islmico como un todomonoltico que describir en blanco y negro. Se hace necesaria unacomprensin de los procesos internos que supere la mirada euro-cntrica, tan connotada por el orientalismo. Este libro pretendeser una modesta contribucin en esta direccin, un instrumentoque ayude a comprender la complejidad y el dinamismo del Islamen el siglo XXI.

    Hablar de la situacin del Islam implica referirse a las tensio-nes inherentes a la globalizacin, a la creciente desterritorializa-cin del llamado mundo islmico, con una importante presenciamusulmana en zonas culturalmente cristianas, budistas o hinduis-tas. No existe actualmente ningn pas en el mundo en el cual el

    Islam no est presente (a excepcin, tal vez, del Vaticano). El Islamse ve influenciado por mltiples contextos; de ah la inabarcable

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    Palabras previas

    variedad de sus manifestaciones. La creciente importancia de lastelecomunicaciones pone en contacto zonas del planeta hasta hacepoco aisladas entre s, con lo que ello significa de influencias mu-

    tuas. Al mismo tiempo, el Islam tiene que afrontar los intentostotalitarios de transformarlo en una religin de Estado, al serviciode intereses polticos y de clase, que no dudan en utilizar la Sha-ria como instrumento represivo, en crear una burocracia religiosa,relegando las tradiciones locales a un segundo plano, y quitando alIslam su fuerza espiritual y revolucionaria.

    Al margen de las limitaciones a la libertad de expresin im-puestas en algunos pases, dentro del Islam todo est en juego, todose discute. Podemos encontrar a miles de intelectuales musulma-

    nes en los cinco continentes, que se encuentran y debaten en forosinternacionales. Las tendencias emergentes en un contexto estnen decadencia en otro, incluso dentro del mismo territorio. Con-tinua el proceso de reIslamizacin de las sociedades musulmanas,que se aferran al Islam, a veces ms como una seal de identidadque como un camino de desarrollo personal o de liberacin pro-piamente dicho. Los regimenes laicos han degenerado a menudoen dictaduras ms o menos encubiertas, casi todas ellas al serviciode los intereses econmicos de occidente. Las promesas del Islampoltico no han situado a los pases en los cuales han sido aplicadasa la vanguardia de la civilizacin, ni mucho menos, de modo quetotalitarismo e Islam poltico (Islamismo) se presentan hoy comosinnimos para millones de personas.

    El fundamentalismo religioso se presenta como el mejor alia-do de la globalizacin corporativa, divulgando una visin machistay represiva del Islam, que mantiene a las poblaciones alienadas delas verdaderas problemticas que les afectan. El inmovilismo y losdiscursos inocuos de los Estados y de las instituciones religiosasoficiales contrasta con la efervescencia de la sociedad civil. Pero

    esta se ve atrapada en una red de problemas econmicos, polticosy sociales cuya solucin no parece fcil ni cercana. De ah lo apasio-

    nado de los debates sobre el secularismo y el papel de la religin enuna sociedad contempornea. A pesar de todo, el Islam tradicionalsigue vivo, dando sentido a la vida de millones de personas, some-

    tido a tensiones que lo ponen a prueba y lo obligan a buscar nuevassoluciones. Nos encontramos con movimientos de reforma o deretorno al Islam tradicional, a travs de los cuales cientos de milesde personas tratan de vivir su espiritualidad.

    El terrorismo perpetrado (supuesta o realmente) en nombredel Islam ocupa el primer plano de la poltica internacional, velan-do al Islam y asocindolo a la barbarie, el terror, la intransigencia.Al mismo tiempo, la llamada guerra contra el terrorismo es uti-lizada por estados dictatoriales para perseguir a disidentes. Resul-

    ta doloroso ver como los musulmanes son perseguidos a lo largodel planeta, encontrndonos con situaciones extremas en Birma-nia, Cachemira, Chechenia o Palestina. Estas tragedias colectivasnos ofrecen un cuadro desgarrado de la condicin humana y de lacrueldad de la poltica contempornea: la modernidad se expresapara muchos musulmanes en forma de genocidios y de destruc-ciones, de desarraigo generalizado. Encontramos tambin casosen los cuales poblaciones musulmanas son perseguidas por otrosmusulmanes, como en Darfur (Sudn) o en el Sahara (Marruecos).A todo ello se suma el auge de la Islamofobia y de las discrimi-naciones que sufren los musulmanes en occidente: la Islamofobiano es un mero temor irracional sino una ideologa inducida desdeimportantes think tanks, universidades y mass media, con objetivospolticos precisos. En conjunto, los musulmanes viven una po-ca de efervescencia intelectual y religiosa, de convulsin por lastragedias sealadas y de tristeza por ver el Islam hundido bajo losescombros de la historia, sintiendo cada vez ms lejanas su pocadorada, cuando los musulmanes se situaron al frente de la civiliza-cin universal en prcticamente todos los campos del saber y de

    la ciencia. La brecha entre las potencialidades del Islam y la crudarealidad de los pases de poblacin musulmana se hace cada vez

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    Palabras previas

    ms evidente, creando una brecha insalvable entre el Islam idea-lizado de los predicadores y la realidad poltica y social de millo-nes de musulmanes y de musulmanas en el mundo: subdesarrollo,

    analfabetismo, puritanismo, despotismo, machismo, oscurantismoreligioso

    Al mismo tiempo, las insurrecciones rabes del 2011 nos hanmostrado la otra cara de esta realidad: la de unas poblaciones din-micas y conscientes de su situacin, que luchan por el cambio. Setrata de un movimiento que aspira a una transformacin profunda.De ah el slogan recurrente:al-shaab yurid isqat annizam(El puebloquiere derrocar el sistema). Los jvenes y los trabajadores rabesson conscientes de la naturaleza del mal que les oprime. La tirana

    no es solo militar, sino tambin econmica, incluso espiritual. Latirana militar es solo la cobertura de la tirana ms feroz: la delneoliberalismo, los dictados del Fondo Monetario Internacional,la pobreza acuciante, la precariedad y la burocratizacin crecientede la vida. Y estas son el resultado de la destruccin del ser humanocomo criatura abierta a Al-lh y a la ltima vida, su reduccin auna mera fuerza de trabajo en un engranaje pensado para esclavi-zarlo. La negacin del fin ltimo del ser humano.

    El Islam no constituye la ideologa de las insurrecciones. Yprecisamente esto le permite actuar como motor de cambio. Nohay que olvidar que el rechazo de la opresin y la lucha contra lainjusticia social forman parte de las enseanzas del Islam, as comola prohibicin de la usura, de los monopolios, de la acumulacin dela riqueza Todo ello repugna profundamente al musulmn, es algomuy presente en el lenguaje de la calle. Ahora bien, esta inciden-cia del Islam trasciende lo meramente ideolgico, no se imponenecesariamente a travs de ningn partido, ni a travs de ningnlder mesinico. En este sentido nos damos cuenta de que se hasuperado la vieja retrica Islamista, que pretenda que la aplica-

    cin anacrnica de la jurisprudencia islmica tradicional (que ellosllaman, abusivamente,Sharia) traera la solucin de todos los pro-

    blemas. Al mismo tiempo, se pone en evidencia la lejana de pueblorespecto al discurso conservador y quietista de la Universidad deal-Azhar, siempre al servicio del poder. Nos situamos en una nueva

    perspectiva, la de un Islam liberador, liberado de la tirana, capazde devolver al ser humano a su condicin de califa de la creacin.

    Nos hallamos ante el estallido de una nueva generacin demusulmanes y de musulmanas, conscientes polticamente, que nose dejan engaar ni por la retrica islamista, ni por las mentiras delos gobiernos occidentales. Solo nos queda desear que esta claridadde ideas se extienda a su propia vivencia del Islam, que los conduz-ca a recuperar los elementos libertarios del Islam. Si esto es as,hay motivos para la esperanza.

    Resulta claro que tratar de resumir esta variedad de temasen un libro es una tarea descabellada. Todos ellos han sido objetode estudios pormenorizados a cargo de especialistas. Partiendo deesta imposibilidad, nos contentaremos con ofrecer una serie declaves para entender la problemtica del Islam contemporneo,que nos ayuden a contextualizar algunos de los principales deba-tes y conflictos. Muchos de los factores que mencionaremos sonsociolgicos y polticos antes que religiosos, pero condicionan losdebates estrictamente religiosos sobre cual debe ser el futuro delIslam. Debates, la mayor parte de las veces apasionados, sobre elpapel que la religin debe jugar en la vida de los musulmanes y muyespecialmente en las esferas poltica, econmica y social. Debatessobre la vigencia de la Sharia y el respeto a las minoras religiosas ysexuales, o sobre la justicia de gnero. Debates que han traspasadoel marco del Islam y que afectan a ciudadanos de todo el mundo,especialmente ante la emergencia de una sociedad civil planetar ia,y su apelar a valores compartidos (universales?) para hacer fren-te a los retos de la humanidad en el presente: el hambre de 950millones de personas, las crecientes desigualdades econmicas, la

    explotacin del sur por parte del norte y la destruccin del me-dio ambiente. Productos del nuevo liberalismo planetario que se

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    Palabras previas

    apoya en la cultura de la guerra y en la tirana del papel monedapara imponer la ley cruel del monotesmo del mercado. Frente aesta situacin los musulmanes buscan en el Islam una respuesta, se

    esbozan nuevas perspectivas y se seala a la colaboracin entre elIslam y el movimiento altermundista. El feminismo islmico y lateologa islmica de la liberacin dan cuenta de esta lucha.

    El libro se vertebra en torno a siete ideas clave. Estas puedenconsiderarse transversales, afectan en mayor o menor medida atodos los musulmanes, y determinan la situacin del Islam en laprimera dcada del siglo XXI, de modo ineludible, ms all de ladefinicin ideal que los musulmanes hagamos de nuestra religin.La ltima de las claves es la propia potencialidad interna del Islam

    como religin revelada para afrontar los retos del presente, con susentido comunitario y su apelo al esfuerzo de superacin (yihad),su ecologismo intrnseco, su sentido profundamente arraigado dela solidaridad y su rechazo de la injusticia social y de la tirana. Algoque ha dado quebraderos de cabeza a los gobernantes en tierrasmusulmanas desde que el profeta Muhmmad (paz y bendiciones)lanzase su mensaje revolucionario, hace ya catorce siglos, y quesigue emergiendo de modo incontrolado aqu y all, de forma pa-cfica o violenta, con una fuerza que nos sobrecoge y que reclamacada vez ms la atencin. Pero, por encima de todo, el Islam nosabre a las dimensiones ms profundas de nuestro propio ser, haciala conciencia de nuestro origen increado y el recuerdo de lo ante-rior a nuestro propio nacimiento.

    Exploraremos brevemente aquellas ideas-fuerza propias de lacosmovisin islmica que consideramos nos ofrecen la posibilidadde desarrollos creativos, en la direccin de recuperar la fuerza delIslam como paradigma de futuro. Hablamos de valores democr-ticos y ecolgicos, del califato como responsabilidad individual decada musulmn y musulmana, del llamamiento al uso de la razn

    y al pensamiento crtico, delyihaddel espritu y la idea, en su bs-queda de la excelencia. No tenemos dudas de que el Islam contiene

    las potencialidades internas para un nuevo nacimiento, elevar a loscreyentes por encima de las circunstancias actuales. Pero esto pasapor una reforma radical, no nicamente la reforma de unas leyes

    obsoletas, sino el replanteamiento de toda la tradicin: como se haledo la vida del profeta, el concepto de revelacin, la dimensincomunitaria. A principios del siglo XXIse habla de recibir el Corny no de interpretarlo. Se habla de abrirse a la Palabra que descien-de en forma de libro revelado. Entregarse, buscar respuestas en elncleo sacro del Islam, en el cual el contacto entre Al-lh y laummase realiza a travs de la palabra revelada a Muhmmad, paz y ben-diciones, y transmitida por este al resto de los musulmanes. Todoesto es lo que voy a tratar de desarrollar en las prximas pginas.

    Toda obra humana no es sino humo de un ego destinado aperderse en un pozo sin fondo, a no ser que sea realizada comoun acto de conciencia. Somos conscientes de esto, sin embargo, laescritura de este libro se nos ha presentado como una necesidad,relacionada con nuestra vivencia como intelectual musulmn eu-ropeo en el siglo XXI, obligado a contestar una y otra vez las mis-mas preguntas sobre los mismos malos entendidos. Este libro seinserta en una larga tradicin, en la necesidad de repensar el Islamen base a nuevas circunstancias. No es una meditacin realizadadesde la academia, ni pretende pasar por un anlisis objetivo. Es laobra de un pensador musulmn contemporneo, que se preguntapor las causas de la situacin actual y observa con tristeza comoes desperdiciada la potencialidad de la espiritualidad islmica paramejorar la situacin, muchas veces en beneficio de una concepcinlegalista, alienante y ultraconservadora del Islam, de la cual muypoco podemos esperar.

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    Primera clave

    Una religin en expansin

    El Islam es una religin en expansin, seguida por cerca de 1.500millones de personas, que viven en todos los pases del planeta. Estosignifica que pertenecen a culturas, clases sociales, ideologas, niveles

    espirituales y tendencias religiosas diferentes entre s. Esta expansines evidentemente demogrfica y territorial, pero desborda lo cuanti-tativo y nos aboca a un mundo de tensiones interreligiosas e intensosintercambios culturales, entre Oriente y Occidente, pero tambin entreel Mundo rabe y el Islam del Sudeste asitico o del frica negra.

    1.2. La expansin del Islam es en primer trmino demogrfi-ca. El Muslim Education Trust, de Gran Bretaa, calcul que en 1971la poblacin mundial de musulmanes era de 785 millones. En 1986la cifra haba sobrepasado los 1.000 millones. En el ao 2009 exis-

    Mapa de la poblacin musulmana en el mundo, en %

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    Los retos del Islam ante el s iglo XXI

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    Una religin en expansin

    ten diferentes clculos, que oscilan entre los 1.300 millones se-gn el CIA Fact Sheet, hasta los 1.800, segn el Muslim PopulationWorldwide. Un informe del Pew Forum on Religion and Public Life

    (octubre 2009) estima que hay 1.570 millones.

    Pases con el mayor nmero de musulmanes

    Estimacin 2009

    Poblacin musulmana

    Porcentaje de poblacin

    que es musulmana

    Porcentaje de Poblacin

    Mundial Musulmana

    Indonesia 202.867.000 88,20% 12,90%

    Pakistn 174.082.000 96,30% 11,11%

    India 160.945.000 13,40% 10,30%

    Bangladesh 145.312.000 89,60% 9,30%

    Egipto 78.513.000 94,60% 5,00%

    Nigeria 78,056.000 50,40% 5,00%

    Irn 73.777.000 99,40% 4,70%

    Turqua* 73.619.000 ~98,00% 4,70%

    Argelia 34.199.000 98,00% 2,20%

    Marruecos* 31.993.000 ~99,00% ~2,00%

    * Los datos de Turqua y Marruecos provienen principalmente de encuestas a la poblacin

    general, que son menos fiables que las encuestas demogrficas o de salud a gran escala

    para la estimacin de razones de mayora-minora . Como resultado, el porcentaje de la

    poblacin que es musulmana en estos dos pases se redondea al entero ms cercano.

    Fuente: Research Centers Forum on Religion & Public Life

    Mapa de Poblacin Musulmana Mundial

    Islam no rabe:

    + de 1.200 millones

    Islam rabe:

    + de 300 millones

    Indonesia: 205 millones

    Pakistn: 160 millones

    India: 150 millones

    Bangladesh: 140 millones

    China: 100 millones

    Turqua: 65 millones

    Irn: 65 millones

    Nigeria: 60 millones

    Egipto: 60 millones

    Argelia: 32 millones

    Marruecos: 30 millones

    Arabia Saudita: 26 millones

    (Aunque debe anotarse que gran parte de la poblacin de Argelia y de Marruecos no es rabe, sino bereber)

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    Una religin en expansin

    Porcentaje de la poblacin considerada como musulmana(Datos tomados de la pgina web de la Fundacin Atman)

    frica Subsahariana

    Senegal 90%

    Gambia 85%

    Guinea 75%

    Guinea-Bissau 40%

    Sierra Leona 60%

    Liberia 14%

    Costa de Marfil 35%

    Ghana 15%

    Burkina Faso 45%

    Togo 15%

    Benn 12%Nigeria 43%

    Nger 88%

    Camern 22%

    R. Centroafricana 15%

    Chad 54%

    Uganda 10%

    Kenia 6%

    Etiopa 33%

    Eritrea 70%

    Somalia 99%

    Tanzania 37%

    Malawi 20%Mozambique 25%

    Madagascar 7%

    Norte de frica

    Mauritania 99%

    Marruecos 98%

    Argelia 99%

    Tnez 99%

    Libia 96%

    Egipto 88%

    Sudn 73%

    Oriente Medio

    Arabia 98%

    Yemen 99%

    Irak 96%

    Omn 90%

    Emiratos rabes 96%

    Qatar 95%

    Bahrein 80%

    Kuwait 85%

    Jordania 94%

    Siria 95%

    Lbano 65%

    Palestina 80%

    Asia Central

    Irn 98%

    Afganistn 98%

    Azerbaiyn 89%

    Turkmenistn 70%

    Uzbekistn 85%

    Tayikistn 85%

    Kirguizistn 70%

    Kazajstn 60%

    Asia oriental

    Pakistn 98%

    India 12%

    Bangladesh 85%

    Sri Lanka 7%

    Malasia 50%

    Indonesia 85%

    Singapur 15%

    China 1,2%

    Europa

    Turqua 85%

    Albania 60%

    Bosnia 43%

    Bulgaria 13%

    Alemania 4,2%

    Francia 6,8%

    Gran Bretaa 1,5%

    Holanda 4,8%

    Blgica 4,0%

    Grecia 3,6%

    Italia 1,2%Espaa 1,5%

    Amrica

    Estados Unidos 1,4%

    Canad 0,6%

    Guayana 10%

    Surinam 18%

    Argentina 1,4%

    De estas listas, destaca la enorme diferencia entre la poblacinde musulmanes de pases como Indonesia o incluso la India conrespecto a los pases rabes.

    El Islam de Oriente Medio es minoritario, si tenemos encuenta el conjunto.

    El Islam es la religin mayoritaria en pases del Magreb y del

    frica subsahariana, como Somalia, Sudn, Mauritania, Mali y Se-negal, y del Sudeste Asitico, como Malasia e Indonesia.

    Es tambin la religin mayoritaria de Repblica Islmica deIrn, en los pases del Golfo Prsico o en Turqua, Siria, Jordania,Afganistn, Irak y Pakistn.

    La India es el tercer pas del mundo en nmero de musulma-nes. Los musulmanes en la India son una minora que ronda el 12%de la poblacin total del pas, pero dado el enorme volumen de supoblacin, que supera los 1.000 millones de habitantes, equivalena la mitad de la poblacin de todos los pases rabes juntos.

    Otro ejemplo lo ofrece Nigeria, donde no llega a ser musul-mana ni la mitad de la poblacin, pero resulta comparable el n-mero de musulmanes nigerianos al de musulmanes de Egipto, elpas rabe con mayor nmero de seguidores del Islam.

    Los veinticinco pases con mayor nmero de musulmanes enel mundo seran los siguientes (de esta lista ponemos en duda losdatos sobre China: segn otras fuentes su poblacin musulmanallegara a los 30 millones de personas, aunque en este caso no exis-ten cifras ni tan siquiera aproximativas):

    1 Indonesia 207.000.105 88,20%

    2 Pakistn 159.799.666 97,00%

    3 India 151.402.065 13.40%

    4 Bangladesh 132.446.365 88,00%

    5 Egipto 70.530.237 85,00%6 Turqua 68.963.953 99,00%

    7 Nigeria 64.385.994 45,00%

    8 Irn 64.089.571 98,00%

    9 Argelia 32.999.883 99,00%

    10 Morocco 32.300.410 99,00%

    11 Afganistn 31.571.023 99,00%

    12 Arabia Saud 26.417,599 100,00%

    13 Sudn 26.121.865 65,00%

    14 Irak 25.292.658 97,00%

    15 Uzbekistn 23.897.563 89,00%16 Etiopa 22.533.500 31,20%

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    20 21

    Una religin en expansin

    17 Rusia 21.513.046 15,00%

    18 Yemn 20.519.792 99,00%

    19 China 19.594.707 1,50%

    20 Siria 16.234.901 88,00%

    21 Malasia 14.467.694 60,40%22 Tanzania 12.868.224 35,00%

    23 Mali 11.062.376 90,00%

    24 Nger 10.499.343 90,00%

    25 Senegal 10.459.222 94,00%

    1.2. Si comparamos la lista de los pases de poblacin musul-mana con las listas del producto interior brutoper cpita, vere-mos que pases de poblacin mayoritariamente musulmana ocupan

    tanto puestos de arriba como de la parte baja. La siguiente tablaincluye a los estados miembros del Fondo Monetario Internacionalde los cuales se tiene informacin.

    PIB (nominal) per cpita (estimado) en dlares estadounidenses

    N. Pas 2009

    3 Qatar 99.836

    16 Emiratos rabes Unidos 51.730

    24 Brunei 38.201

    30 Bahrein 32.00541 Omn 20.764

    42 Arabia Saudita 19.828

    53 Turqua 10.753

    54 Libia 13.951

    64 Malasia 8.003

    68 Lbano 7.561

    84 Irn 5.571

    96 Tnez 4.111

    103 Jordania 3.479

    107 Marruecos 2.915115 Siria 2.129

    116 Indonesia 2.322

    118 Egipto 2.292

    126 Sudn 1.753

    133 Yemen 1.333

    137 Senegal 1.092138 Pakistn 1.071

    155 Mal 579

    158 Bangladesh 529

    169 Afganistn 458

    170 Nger 370

    Existe pues un abismo entre unos pases y otros, incluso entrepases cercanos geogrficamente. Esta diferencia se debe, princi-

    palmente, a la posesin de determinados recursos naturales, comoel gas natural y el petrleo, y no al desarrollo de una economaslida. Aunque se dan casos notorios en los cuales la posesin dedichos recursos ha llegado a constituir una autntica lacra, a causade la ambicin de las grandes corporaciones petroleras, que nohan dudado en promover guerras de ocupacin con tal de tener unacceso privilegiado a dichos recursos. Los casos de Irak y Afganis-tn son de sobras conocidos. Volveremos sobre este tema cuandotratemos de la incidencia de la geopoltica internacional sobre lasituacin del Islam contemporneo.

    Hace escasamente un mes se publicaba por el PNUD, el in-forme anual sobre el ndice de Desarrollo Humano, que recogeinfinidad de datos relativos a la situacin de los distintos pases delmundo, entre ellos su comportamiento demogrfico, incluyendocomo es lgico la tasa de fecundidad. La evolucin de sta en los 6principales pases islmicos del mundo es la siguiente:

    1990-95 2000-05

    Indonesia 2,90 2,00

    Pakistn 5,70 3,60

    Bangladesh 4,00 2,20

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    Turqua 2,90 2,10

    Irn 4,00 1,70

    Egipto 3,90 2,70

    Estos 6 pases suman una poblacin de unos 800 millones depersonas, es decir sobre el 60% de la poblacin islmica del mun-do. Su tasa ponderada de fecundidad (es decir, la tasa de todo esemundo de 6 pases considerado como un todo) es de 2,7 (y bajan-do). Recordemos que la mera tasa de reposicin, necesaria paramantener el mismo nivel de poblacin, es de 2,1. Irn ni siquierallega a eso, Indonesia, Turqua y Bangladesh lo rozan por arriba opor abajo, Egipto va en camino y slo Pakistn mantiene una tasaalta (aunque en acelerado ritmo de disminucin). Otros pases is-

    lmicos representativos tienen las actuales tasas siguientes: ArabiaSaudita (2,8), Tnez (1,8), Jordania (2,8), Marruecos (2,3) o Ar-gelia (2,3).

    Si observamos los datos de otros pases no islmicos, sacamosdatos como los siguientes: Bolivia (3,1), Filipinas (2,9), Guatema-la (3,7), Honduras (3) o Paraguay (2,8). Creo que esto bastarapara convencerse de que no es la cultura islmicala que provocaun mayor o menor crecimiento demogrfico en un pas, sino lasituacin socioeconmica del mismo, independientemente de cuales su la cultura y la religin en la que se ha desenvuelto a lo largo

    de la Historia. Tambin es evidente que, en cualquier caso, la tasade fecundidad est disminuyendo a pasos gigantescos en todo elmundo.

    1.3. Esta expansin del Islam ha trado consigo lo que lossocilogos llaman la dislocacin espacial de los musulmanes, esdecir, la desterritorializacin de las poblaciones musul-manasrespecto a aquellos pases considerados tradicionalmentecomo musulmanes.

    Por expansin no entendemos pues nicamente el crecimien-to en nmero de fieles. Ms importante es darse cuenta de cmo

    esta expansin desborda los lmites del tradicionalmente llamadomundo islmico, hasta el punto de que podemos decir que talconcepto ya no existe ms que como una referencia imaginaria.

    No es apropiado pues hablar de mundo islmico: el concepto deummaya no es territorial, si es que en algn momento lo fue. Lasfronteras del Islam han desaparecido, lo cual tiene hondas conse-cuencias en el modo de vivir y entender el Islam. De algn modopuede decirse que hoy, casi un siglo despus de la cada del califato(abolido el ao 1924), es cuando se manifiesta de forma ms clarael significado de este acontecimiento. Nos situamos en el momentode una prdida de centro, de referentes territoriales, pero tambinde referentes espirituales o intelectuales. Lo que sucede en un con-

    texto puede tener un fuerte impacto en la otra punta del mundo.La expansin ha trado consigo la diseminacin o dispersin de losmusulmanes por el mundo. Tambin el fenmeno de intercambiode poblaciones musulmanas: trabajadores de Bangladesh y de Egip-to se encuentran en Qatar o Arabia Saud, trabajando en situacinde semiesclavitud para prncipes obesos orgullosos de ser rabespuros.

    A la mezcla tnica, caracterstica durante siglos del mundoislmico, se le ha superpuesto la estructura ms rgida del Estado-nacin. Este fenmeno es crucial y tiene un efecto decisivo en el

    modo de entender el Islam de millones de musulmanes. Las tradi-ciones locales se ven confrontadas entre si, se ven obligadas a re-plantearse su islamicidad. La religin heredada se tambalea. Comoveremos, la respuesta a esta situacin no ha sido el abandono de lareligin sino todo lo contrario, una afirmacin en el Islam comosea de identidad ms all de las fronteras tnicas o territoriales.Es lo que los socilogos llaman la deslocacin o desterritorializa-cin del mundo islmico.

    El crecimiento demogrfico ofrece a algunos musulmanes un

    pobre consuelo sobre la situacin econmica y de degradacin so-cial de muchas sociedades musulmanas, lo cual conduce a discursos

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    absurdamente triunfalistas. Parece que el Islam hubiese resistido alimperialismo cultural occidental a base de crecer en nmero defieles. Triste consuelo que delata una mentalidad imperialista. Pero

    por poco que profundicemos en este fenmeno nos damos cuentade que no se trata de una expansin triunfal controlada desde uncentro de operaciones imaginario, como pretenden los musulma-nes supremacistas y los tericos de la conspiracin. Ms bien staexpansin tiene un efecto en muchos sentidos desestructurantepara las sociedades tradicionalmente musulmanes, y las fuerza a re-pensarse ante un horizonte desolado. A este respecto, Oliver Royescribe:

    El paso al Oeste del Islam, parte integrante de la mun-dializacin, vuelve caducas todas las visiones esencialistas yculturalistas, aunque exacerbe su aspecto seductor. No hayninguna geoestrategia del Islam, porque no hay ya ni tierrade Islam, ni comunidad musulmana, sino una religin queaprende a desencarnarse y unas poblaciones musulmanasque negocian su nueva identidad, incluso en el conflicto.1

    1.4. Dentro de esta expansin y deslocacin del Islam ocupaun lugar central el re-encuentro Islam-occidente, causante directo

    de dicha expansin, con la destruccin violenta de las fronterastradicionales del mundo islmicoy la creacin de Estados-nacinartificiales durante los siglos XVIII-XX. Sigue muy presente el impac-to de la colonizacin,a causa principalmente de las nuevas estrategiascoloniales, bsicamente:

    Ocupacin militar de Irak y Afganistn, colonizacin de Pales-1)tina, adems de las tensiones con Siria e Irn.Apoyo a dictaduras pro-occidentales: Egipto, Marruecos, T-2)

    nez, Arabia Saud, Kuwait, Qatar, Emiratos rabes Unidos

    1. El Islam mundializado, p. 214. Editorial Bellaterra.

    Imposicin de polticas econmicas a travs del Fondo Mone-3)tario Internacional y el Banco Mundial, que generan pobrezamasiva y enriquecen a oligarquas autctonas y a grandes mul-

    tinacionales.Islamofobia, promovida por4) think tankoccidentales vincula-dos a intereses econmicos, y difundida masivamente a tra-vs de los medios de comunicacin de izquierdas y derechas,como ideologa del sistema respecto al Islam y al mundoislmico.

    Todo ello mantiene vivos los procesos de descolonizacin,pero tambin el resentimiento e incluso el rechazo frontal de lo

    occidental, fijado de modo artificial como una categora negati-va y opuesta a lo islmico, cuando la realidad es que tanto louno como lo otro son realidades plurales, en las cuales puedenencontrarse tanto puntos de encuentro como de choque. Esto eslgico, pues el Islam es una tradicin universal y occidente a duraspenas pasa de ser un concepto geogrfico. Al mismo tiempo, co-bran fuerza los movimientos sociales que adoptan el discurso (pre-tendidamente) universalista de los derechos humanos o conceptoscomo la igualdad de gnero. Todo ello genera tensiones que estnen el centro de los debates sociales y polticos.

    1.5. Continuando con lo anterior, es crucial sealar lacrecienteexistencia de comunidades musulmanas en occidente. En el continenteamericano viven cerca de 11 millones de musulmanes, incluyendoun milln de musulmanes en Brasil, otro tanto en la Argentina yseis en los EEUU. El Islam crece en Latinoamrica de forma asom-brosa. Nietos de emigrantes sirios, turcos y jordanos llegados aAmrica a principios del siglo pasado redescubren el Islam, al mis-mo tiempo que el Islam es aceptado por comunidades indgenas de

    Mxico, Colombia o Venezuela. En Europa hay cerca de 44 millo-nes, contando los 21 de Rusia. Uno de cada 10 rusos es musulmn,

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    y en muchas de las antiguas repblicas de la Unin Sovitica elIslam es la religin mayoritaria.

    La mayora de los musulmanes que viven en la Unin Europea

    son inmigrantes o descendientes de inmigrantes. En muchos casosmantienen un contacto continuado con los pases de procedencia,lo cual implica un flujo y reflujo de ideas. Esto es importante porel hecho de que gran parte del pensamiento islmico del sigloXXIse ha pensado en contraposicin a lo occidental, o por lo menostomando a lo occidentalcomo referente. Esta divisin maniqueatiene mucho que ver con los procesos de descolonizacin y el in-tento de contrarrestar el etnocentrismo y el imperialismo culturaloccidental, y distorsiona la normalizacin de la presencia del Islam

    en los pases antao colonizadores. Dentro de este apartado debe-mos sealar tambin la existencia de un creciente nmero de con-versos (o reversos) al Islam. Los conversos al Islam son la pruebaviviente de que la dualidad occidental-islmico carece de sentido,en la medida en que son gentes culturalmente occidentales y sinancestros en el llamado mundo islmico, que han adoptado enIslam como camino espiritual o forma de vida.

    Desde hace aos varios han sido los socilogos que han afir-mado que el futuro del Islam se decidir en Europa. Esta tesis escriticable al menos por dos motivos: es visiblemente eurocntrica

    y supone que existe algo as como un futuro del Islamentendibleen trminos monolticos, lo cual va en contra de la inmensa varie-dad de de sus manifestaciones actuales. An as, s es cierto que losmusulmanes europeos y americanos se ven forzados a aventuraruna sntesis islamo-occidental. Asistimos a la aparicin de nume-rosos intelectuales musulmanes occidentales (muchos de ellos conorgenes en pases asiticos o africanos, pero tambin conversos)cuyos discursos son escuchados en los pases de poblacin mayori-tariamente musulmana. Nos encontramos con obras-puente, que

    pueden servir para superar algunas de las barreras mentales here-dadas de la colonizacin.

    Entre los intelectuales conversos al I slam, citamos a Muhm-mad Asad (Austria), Ren Guenon/Abdul Wahid Yahia (Francia),Martin Lings (Gran Bretaa) o Malcom X (EEUU) como pione-

    ros, con trayectorias e intereses muy distintos. Actualmente, pode-mos citar a Hamza Yusuf, William Chittick, Amina Wadud, MansurCornell (EEUU), Roger Garaudy (Francia), Charles le Gai Eaton(Gran Bretaa), Murad Hoffman (Alemania), Mansur Escudero yHashim Cabrera (Espaa). Pero tambin debemos sealar a los nu-merosos intelectuales musulmanes de origen asitico u africanoque han estudiado y/o trabajan en universidades europeas o nor-teamericanas, y por tanto estn (o han estado) en contacto con elmundo acadmico occidental. Algunos ya fallecidos, como Fazlur

    Rahman (Pakistn), Ismail Faruqi (Palestina), Muhmmad Hami-dullah (India) o Nasr Hamid Ab Zayd (Egipto). Y otros en activo:Sheikh Fadhlalla Haeri (Irak-EEUU), Khaled Abou El Fadl (Egipto-EEUU), Mahmoud Ayoub (Lbano-EEUU), Seyyed Hossein Nasr(Irn-EEUU), Hamid Dabashi (Irn-EEUU), Abdul-Hamid AbuSulayman (Malasia-EEUU), Asma Barlas (Pakistn-EEUU), Azizaal-Hibri (Lbano-EEUU), Ziauddin Sardar (Pakistn-GB), Abdu-llahi an-Naim (Sudn-GB), Mohammed Arkoun (Argelia-Francia)Y una potente generacin de intelectuales europeos musulmanes,hijos o nietos de inmigrantes, pero ya plenamente europeos: Reza

    Shah-Kazemi, Parvez Manzoor, Tariq Ramadan, Abdelwahab El-Affendi

    Si echamos un vistazo a la lista de profesores universitarios enlos departamentos de estudios rabes o islmicos de las universi-dades norteamericanas nos damos cuenta de que en prcticamentetodas ellas encontramos musulmanes, muchos de ellos emigrados.La suma de las contribuciones de todos estos intelectuales a la ta-rea de pensar el Islam aqu y ahora es impresionante. Y an ms si lahacemos extensiva a todos aquellos que trabajan en otras reas del

    conocimiento, sociologa, historia, ciencias, estudios culturales. Alo que debemos aadir la implantacin de numerosas turuqsufes

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    en occidente, con un trabajo notable de traduccin y de edicin declsicos. El resultado es una vida intelectual rica y sugerente, gene-rada en el contexto en el cual el Islam es una religin minoritaria

    y cuestionada, y sin censura alguna. Segn afirma Murad Hoffmanen una entrevista en Islam Online:

    Hay mucha ms vida intelectual islmica en Occi-dente que en Oriente. Se estn publicando muchos mslibros serios sobre Islam en ingls que en rabe. Tenemoscentros de produccin muy activos para el pensamientoislmico, por ejemplo en Washington dirigido por TahaGaber al-Elwany. Tenemos otro en Los ngeles dirigidopor Fathy Suman. Tenemos uno en Londres dirigido porZaky Badawi. Reviso unos 20 libros cada ao antes desu publicacin, lo cual quiere decir que leo unas 4.000pginas de libros islmicos cada ao para el llamado mun-do islmico, que son publicados en Gran Bretaa, enMarkfield, donde hay una estupenda fundacin islmica.Y puesto que los pensadores islmicos en Occidente pue-den escribir sin censura, su produccin va a ser esencialpara el desarrollo del Islam en el mundo musulmn. Creoque los musulmanes en Amrica y Europa sern los lde-

    res de la revitalizacin intelectual de los musulmanes enOriente.2

    Existe una causa objetiva para este fenmeno. Segn el an-troplogo Cliford Geertz3, cuando las religiones se separan de loslugares y formaciones sociales de donde surgieron se convierten

    2. Islamic Renaissance in the West: An Interview with Murad Hoffman Hossam Tamman:

    http://www.islamonline.net/servlet/Satellite?c=Article_C&cid=1162385875683&p

    agename=Zone-English-Euro_Muslims%2FEMELayout3. Geertz, Clifford. Shifting Aims, Moving Targets: On the Anthropology of

    Religin. Royal Anthropological Insitute. 11:1-15. 2005.

    en un instrumento de identidad pblica negociable y mvil. Con lamigracin y la formacin de contextos cada vez ms multicultura-les y fluidos, la religin y su prctica se han vuelto ms conscientes.

    Existe una mayor reflexin y conciencia de las propias creenciasreligiosas cuando se practican entre no creyentes, y menos cuandose practica en un contexto en el cual el ser musulmn es lo nor-mal. Aunque evidentemente esto ha sucedido siempre, y el Islames desde sus inicios una religin migrante, los musulmanes queviven en occidente se sitan en un contexto en el cual el Islam esobjeto constante de crticas y miradas inquisitoriales, y se ven for-zados en mayor medida a buscar respuestas.

    A esto todava hay que aadir otro factor determinante:el exi-lio.En las ltimas dcadas son miles los intelectuales o activistasnacidos en pases de poblacin musulmana que se han visto for-zados a exiliarse. El exilio no solo provoca un desgarro, sino queobliga al exiliado a rehacer su vida y establecer un marco comple-tamente diferente de relaciones en un contexto nuevo. El dolorgenerado constituye una experiencia base para nuevos pensamien-tos. El exiliado vive en un terr itorio, pero su mente suele estar enel pas de origen. Su mirada sobre el mismo queda enriquecida porla experiencia del exilio, y genera un retorno al pas de origen enforma de anlisis y de pensamiento crtico.

    1.6. Esta dislocacin tiene un efecto de vuelta y se manifiestaen la creciente presencia de minoras religiosas en los pases mayorita-riamente musulmanes, unas minoras que reclaman la plena libertadde culto y cuestionan el carcter islmico de determinados Esta-dos. El mundo islmico tradicional siempre ha sido diverso en ma-teria religiosa, pero la situacin actual es diferente, en la medidaen que las minoras invocan tratados internacionales para defendersus derechos. El lenguaje de los derechos humanos convive con el

    lenguaje propiamente islmico, lo cual genera tensiones pero tam-bin obliga a un replanteamiento de la tradicin.

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    En este punto es imprescindible sealar la situacin deficitariade las minoras religiosas en muchos pases de poblacin mayori-tariamente musulmana. Nos encontramos con uno de los efectos

    ms perversos del encaje del Islam en el marco del Estado-nacinmoderno, basado generalmente en ideas como la raza, la naciona-lidad o la religin. Segn la Relatora Especial de Naciones Unidassobre la libertad religiosa y de creencia, la pakistan Asma Jahangir,en algunos pases miembros de la Organizacin de la ConferenciaIslmica (OCI), tales como Pakistn, Nigeria, Indonesia o BanglaDesh, existen violaciones de la libertad de culto de las minorasreligiosas, as como a cambiar de religin en Arabia Saud, Egiptoo Turkmenistn. La tolerancia caracterstica del Islam tradicionaltiende a desaparecer. Podemos citar como ejemplos la persecucinde los bahais en Irn, la completa prohibicin de cualquier cultodiferente del Islam en Arabia Saud, las dificultades de los coptosen Egipto, y las tensiones interreligiosas que se viven en diferentespartes del mundo rabe-musulmn.

    Al margen de las leyes o situaciones discriminatorias, hayque sealar la presencia de la cr istianofobia, trmino utilizado parareferirse a la difamacin, discriminacin o propagacin del odioindiscriminado hacia el cristianismo y los cristianos, que puedeconducir a discriminaciones y violencia hacia los mismos. Bsi-

    camente, se alimenta de la vinculacin entre el cristianismo y elcolonialismo, reeditada en la teora del choque de civilizaciones yguerra contra el terrorismo. En la medida en que el cristianismolleg a muchas partes del planeta a travs del colonialismo, losprocesos de descolonizacin son presentados en ocasiones comoprocesos de descristianizacin. Nos encontramos con la confusinentre la religin cristiana y la poltica occidental. La publicacinde caricaturas ofensivas hacia el Profeta Muhmmad por parte deun peridico (laico) dans (pas luterano) fue utilizada para justi-

    ficar el asesinato de una monja catlica italiana en Kenia. Ejemplode lo irracional de las amalgamas que sustentan la violencia, y del

    efecto perverso de la teora del Choque de Civilizaciones, dondese equiparan planos geogrficos y religiosos. La frmulaOccidenteversus Mundo Islmicolleva implcita la falsa equiparacin Occiden-

    te =cristianismoy Oriente Medio =Islam, condena a los mu-sulmanes de Occidente y a los cristianos de Oriente Medio a seraptridas o traidores en su propia tierra.

    En las ltimas dcadas, se ha detectado un crecimiento de lacristianofobia en pases de mayora musulmana. En los ltimosaos han sido documentados numerosos casos de ataques a cristia-nos en Egipto, Pakistn, Sudn, Irak, Nigeria, Turqua o Indonesia,adems de incidentes en las ex-repblicas soviticas. Hay que citartambin la situacin del sur de Sudn, en la cual los intereses eco-nmicos se mezclan con la rivalidad religiosa islamo-cristiana. Latensin poltica internacional no es favorable a los derechos de loscristianos en el mundo islmico, donde son a menudo asociados ala poltica occidental en Oriente Medio.

    Nigeria constituye uno de los puntos con mayores tensionesinterreligiosas del planeta. Estas tensiones degeneran numerosasveces en matanzas entre comunidades musulmanas y cristianas. Secalcula que unas 10.000 personas pueden haber muerto en enfren-tamientos entre comunidades tan solo entre 1999-2008. En mu-chos casos se mezclan rivalidades tnicas y religiosas. Otro factor

    importante es el socio-econmico. En muchas reas (especialmen-te del centro del pas) los musulmanes Fulani suelen ser pastores,mientras los musulmanes Hausa y los grupos tnicos cristianos sonmayoritariamente granjeros. Asistimos a una mezcla de motivacio-nes tnicas, religiosas y econmicas, siendo difcil determinar encada caso que elemento tiene un mayor peso.

    1.7. Frente a esta conflictividad esta cobrando fuerza eldilogointerreligioso, mediante el cual seguidores de diferentes tradiciones

    buscan superar el sectarismo y construir una convivencia basadaen la plena aceptacin de la diversidad. Importantes pensadores y

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    lderes religiosos musulmanes se hayan implicados en este dilogoa lo largo del planeta. Es especialmente intenso en el sudeste asi-tico, donde tiene una larga tradicin a sus espaldas, algo que no se

    puede decir de Europa, en la cual ha predominado durante siglosel exclusivismo religioso.

    Los objetivos del dilogo interreligioso constituyen hoy en dauna utopa. Las religiones siguen siendo percibidas como compar-timentos estancos que separan a los seres humanos en categorasabstractas (los musulmanes, los budistas, los cristianos), velando lahumanidad de las personas mediante estereotipos. La utilizacinpoltica de la religin para conseguir poder mundano es una cons-tante, tanto en oriente como en occidente, en el norte o en el sur.No podemos pues obviar que el dilogo interreligioso tiene unadimensin poltica. El telogo cristiano espaol Juan Jos Tamayolo sita como contrapartida al choque de civilizaciones, la ideolo-ga neocnque sustenta las polticas imperialistas de los EEUU. Elmusulmn indio Asghar Ali Engineer se refiere a tres niveles deldilogo interreligioso: el intelectual, el poltico y el religioso. Enel nivel poltico, seala el trabajo conjunto en contra de las polti-cas confesionales, y seala la necesidad de desarrollar una alianzainterreligiosa en contra del fundamentalismo.

    La dimensin poltica del dilogo interreligioso es precisa-

    mente la de responder a las pretensiones de hegemona de la re-ligin mayoritaria. Y esto debe ser as tanto en Espaa como enIsrael, en el Tbet o en Arabia Saud. La vinculacin entre religin,territorio y sistema poltico no tiene una base espiritual, no estaenraizada en el ncleo de ninguna tradicin. Se trata de vncu-los contingentes e histricos, pero no esenciales. Reivindicar unaidentidad de un Estado-nacin basada en la religin mayoritariaes una forma de totalitarismo que choca con las realidades socia-les del siglo XXI. Esto tiene una plasmacin concreta en polticas

    y legislaciones discriminatorias, que sitan a unos creyentes porencima de los otros y mantienen vigentes paradigmas que podra-

    mos calificar como tribales. Este es uno de los nudos que el dilogointerreligioso viene a deshacer. Frente a las identidades colectivasbasadas en la religin, el paradigma interreligioso implica la acep-

    tacin de nuestras identidades mltiples, tanto a nivel individualcomo colectivo. Implica la aceptacin gozosa del carcter abierto ypermeable de todo ser humano, implica la ruptura con los lmitesconceptuales e ideolgicos trazados entre las distintas religiones, ytambin la ruptura con el confesionalismo y los amalgamas entrereligin, raza y territorio. El dilogo interreligioso no es un fin ensi mismo, no se agota con el dilogo. Seala hacia otro horizonte,hacia la consecucin de sociedades realmente plurales, en las cua-les las tensiones entre religiones hayan desaparecido, dando paso ala colaboracin entre personas unidas por un deseo de espirituali-dad y trascendencia.

    1.8. En contra de lo que suele decirse,la mayora de los musul-manes en el mundo viven en pases democrticos (aunque en este puntono podemos sino esbozar una sonrisa: hay regimenesdemocrticosen el mundo?). Si volvemos a la lista de los pases con mayor pobla-cin musulmana, veremos que entre los diez primeros la mayoratienen sistemas considerados democrticos (por lo menos existenpartidos polticos, sufragio universal y parlamentos). Solo las po-

    blaciones musulmanas de Indonesia (185 millones), de Pakistn(155), de Bangladesh (116), de Turqua (68), Argelia (33), de Ni-geria (28) y de la India (20), ya suman 600 millones de musulma-nes, todos ellos viviendo en pases considerados democrticos.

    El problema mayor de la democracia lo encontramos en elmundo rabe, aunque sera ms exacto decir: en aquellos pases es-tratgicos para la economa occidental. Para cualquier analista queconozca la historia de Oriente Medio, salta a la vista que la falta dedemocracia y la existencia de regimenes totalitarios es el producto

    del colonialismo. Arabia Saud, Jordania, Emiratos rabes Unidos,Qatar y Marruecos: todos ellos constituyen dictaduras corruptas

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    al servicio de los intereses de occidente, y son sostenidos militar-mente por occidente en contra de los deseos de sus poblaciones. Elcaso de Arabia Saud es paradigmtico de la ntima relacin entre

    el fundamentalismo musulmn y los intereses de occidente. Fal-ta saber que suceder en Egipto y Tnez, tras las insurreccionesdemocrticas del 2011, pero durante las dcadas anteriores se laspuede clasificar entre las dictaduras apoyadas por occidente.

    El caso de Irn es ambiguo: existen partidos polticos, eleccio-nes generales y municipales y un Parlamento electo (Majlis). Peroel consejo de los jurisconsultos (fqh e-velat) tiene derecho a vetode los candidatos y de las leyes aprobadas por el Parlamento, enbase a su posible falta de islamicidad. En la prctica, el Consejo delos Guardianes de la Revolucin funciona como un instrumento delas oligarquas para preservar sus privilegios. Tambin en Marrue-cos y en Egipto existen elecciones generales, aunque a ellas nica-mente se pueden presentar los partidos aprobados por el rgimen.Algo que, por lo dems, tambin pasa en Espaa.

    Otro tpico que conviene desmontar se relaciona conderechoa voto de las mujeres.El derecho de la mujer a elegir y ser elegida fuereconocido por Azerbaijn en 1919, Tayikistn en 1924, Turkme-nistn en 1927, Turqua en 1930, Uzbekistn en 1938, Senegal eIndonesia en 1935, Pakistn e Irak en 1948 y Siria en 1949. Argelia

    no reconoci este derecho a las mujeres hasta el ao 1963, tras suindependencia de Francia, el mismo ao que Irn y que Marruecos.Existen otros pases de poblacin musulmana en los cuales a finalesde la primera dcada del siglo XXI no se les concede este derecho alas mujeres: Arabia Saud, Emiratos rabes Unidos, Qatar, Bahreinaunque ante esta lista, parece absurdo hablar de sufragio femenino,ya que se trata de monarquas absolutistas, en los cuales tampocolos hombres tienen derecho a elegir a sus gobernantes. Todos ellosson aliados de los EEUU, y pilares del sistema financiero interna-

    cional. Si sumamos las poblaciones totales de estos pases apenasson el 2% de los musulmanes del planeta.

    Ante estos datos, es preciso reconocer que cada pas tienesu propia historia, y es difcil hacer generalizaciones sobre el de-recho a voto en los pases de tradicin islmica. Sin embargo, se

    pueden hacer algunas consideraciones. En lneas generales, pareceevidente que la religin no es el nico factor a tener en cuenta ala hora de analizar este fenmeno. Los primeros pases de mayoramusulmana en reconocer los derechos de las mujeres lo hicieronen el contexto del comunismo sovitico, bajo un rgimen de par-tido nico. Al mismo tiempo, existen pases que se autoproclamancomo repblica islmicaen el cual el derecho a voto de las mu-

    jeres est garantizado. En Pakistn este derecho fue reconocido enla Constitucin de 1947, sin que el hecho de ser una RepblicaIslmica significase ningn impedimento. Benazir Bhutto fue ele-gida dos veces presidenta por sufragio universal (en 1988 y 1993).En Bangladesh ha habido tres primeras ministras electas. En elpas con mayor poblacin musulmana del mundo (Indonesia) lasmujeres tuvieron garantizado este derecho en fecha tan tempranacomo 1935, siendo reafirmado en la Constitucin de 1945, trasla independencia. La incorporacin de la mujer a la poltica es unhecho, y una mujer Megawati Setiawati Sukarnoputri fue elegidapresidenta del pas el ao 2001. En Irn, por el contrario, las mu-

    jeres sufren limitaciones a la hora de presentase como candidatas

    (de hecho tambin los hombres), y no parece que vayamos a tenerpronto una Gua Suprema de la revolucin. Aunque todo es posi-ble, si Al-lh quiere.

    Tambin destaca el hecho de que las mujeres de algunos pasesde poblacin musulmana consiguieron el derecho a elegir y serelegida antes que pases europeos como Francia, Yugoslavia, Hun-gra, Blgica, Rumania (todos entre el 1945 y 1946), Italia (1948)o Grecia (1952). Y antes que la mayora de los pases latinoame-ricanos: Venezuela (1945), Guatemala (1946), Argentina (1947),

    Chile (1949), Bolivia (1952), Mxico (1953), Colombia (1954),Nicaragua (1955) y Per (1955).

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    1.9.La propia dinmica de la globalizacin, con sufacilidadde comunicacin entre los continentes, favorece el hechode que los inmigrantes mantengan estrechos vnculos con sus pa-

    ses de origen, as como los flujos de informacin y el impacto denoticias locales en cualquier punto del planeta. Nos situamos entiempos donde la cultura audiovisual se superpone sobre expre-siones culturales tradicionales, con flujos de informacin no con-trolados por el pas de asentamiento. Los flujos de poblacin traenconsigo flujos de informacin.

    Asistimos a la creciente importancia de los medios de comu-nicacin en los debates sobre el Islam, incluida la importancia deInternet, un fenmeno apasionante. En general, Internet se haconvertido en una fuente de recursos sobre el Islam, en el con-texto de la quiebra de las formas tradicionales de transmisin delsaber. Un artculo escrito en Espaa puede ser ledo en Indone-sia, producindose un intercambio de opiniones y de informacinconstante, que rompe el monopolio interpretativo de las institu-ciones islmicas vinculadas al Estado, pero tambin de las institu-ciones islmicas tradicionales. Internet facilita la creacin de redestransnacionales, vinculadas por ideas. Los sectores que abogar porla instauracin de un Califato que unifique polticamente a laummadesde el Magreb hasta Mindanao tienen una buena plataforma de

    comunicacin en Internet, como tambin la tienen los partidariosdel feminismo islmico.

    Internet est poniendo al alcance de los/as musulmanes/as enel mundo gran cantidad de informacin sobre su religin, muchade ella ignorada o celosamente guardada por los sectores ms re-accionarios. Est posibilitando el debate sobre temas clave, comoson la condicin de la mujer, la sexualidad, el sistema de gobiernoy los derechos humanos, y numerosos aspectos de la Sharia(cas-tigos corporales, homosexualidad, pena de muerte, aborto, etc.).

    Podemos hablar de una democratizacin de los debates, que sonarrancados del mbito acadmico y de los expertos religiosos. En

    diferentes foros y pginas web de todo el mundo son colgadas dis-cusiones hasta hace poco sorprendentes: Es lcito el matrimonioentre homosexuales? Qu dice el Islam sobre el aborto? Qu hay

    sobre la lapidacin, sobre la apostasa? Descubrimos que en el pa-sado han existido opciones de lo ms variadas, que en el mundoislmico hay precedentes de matrimonios entre hombres, que elaborto ha estado permitido durante siglos Gracias a la conexinglobal que Internet propicia, numerosos textos e interpretacionescalificadas hasta ahora como heterodoxasson puestas al alcancede la umma.

    1.10. Si existe un acontecimiento que de cuenta de lo abi-garrado y diverso de la ummaa principios del siglo XXIeste es elHa, la peregrinacin a Meka, el quinto pilar del Islam. Para lacomunidad musulmana mundial es la ocasin para la toma de con-ciencia de su extensin y de su fuerza. Desde hace unas dcadas,la peregrinacin a Meka se ha convertido en un acontecimientode repercusin internacional. Cada ao, cerca de dos millones depersonas peregrinan al unsono, con todo lo que ello significa: ma-sificacin, billetes de avin, reserva de hotel, avituallamiento, pro-blemas de seguridad, avalanchas. Con todo esto, la peregrinacinen el Islam ha dejado de ser un acontecimiento ntimo para pasar a

    ser un fenmeno de masas. Ms all de las imgenes de multitudesdando vueltas alrededor de la Kaaba, la peregrinacin es una ex-periencia espiritual devastadora. Consiste en ir al centro simblicodel universo. Segn la tradicin, la explanada donde est la Kaabafue el primer lugar en emerger de entre las aguas cuando la tierraera un mar primigenio. Por ello Meka es llamada la Madre de losPueblos. Realizar las circunvalaciones alrededor de la Kaaba es darvueltas al propio misterio de la vida sin poder tocarlo. En uno delos ngulos de la Kaaba se halla la Piedra Negra. Frente a este ob-

    jeto inerte pero fuertemente numinoso el musulmn descubre loque significa orientar toda su existencia hacia el Uno-nico.

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    Segunda clave

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    La segunda clave hace referencia a la geopoltica internacio-nal. A principios del siglo XXInumerosos grupos musulmanes sufrensangrientas persecuciones a lo largo del planeta, por causas que os-cilan entre lo tnico y lo religioso, pero con motivaciones econmi-cas de fondo. Al margen de sus valores intrnsecos como religin, elIslam tiene asignado un determinado papel en la situacin polticainternacional. La demonizacin del Islam y la llamada guerracontra el terrorismo son componentes de la globalizacin corpora-tiva y el Nuevo Orden Mundial, una nueva forma de colonialismoy de expansionismo occidental, con el objetivo de apoderarse delos recursos energticos. La Organizacin Mundial del Comercio yel Banco Mundial son los brazos seculares de dicho expansionismo.Frente a estas estrategias de dominacin planetaria, asistimos al

    auge de una ciudadana global. La participacin de los musulmaneses crucial para el movimiento alter mundista.

    2.1.A principios del siglo XXIlos musulmanes son persegui-dos a lo largo del planeta, en muchos casos tan slo por tratarde vivir libremente segn sus leyes y creencias. Esta persecucinva desde la represin ms violenta hasta simples discriminaciones,y vara segn las circunstancias y los intereses geoestratgicos decada zona. Sera arduo referirse a todos los conflictos donde los

    musulmanes luchan por sus derechos, a veces en situaciones degran precariedad material, frente a ejrcitos profesionales arma-

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    dos por las potencias de occidente. Esto hizo decir a Samuel Hun-tington en su Choque de civilizacionesque las fronteras del Islamestn teidas de sangre. El analista del Departamento de Estado

    Norteamericano se refiere a los conflictos de Cachemira, Bosnia,Chechenia o Mindanao. Segn l, estos conflictos muestran el ca-rcter violento del Islam, a pesar de que en todos estos casos losmusulmanes son los agredidos. Una vez ms, se culpa a la vctimapor la barbarie de los agresores (y en todos estos casos, se trata depases de mayora cristiana).

    Los musulmanes de Bosniasufrieron una invasin militar yfueron sometidos a una poltica de limpieza tnica por parte deSerbia. Matanzas y campos de exterminio donde eran recluidoscientos de hombres y mujeres por el simple hecho de ser musul-manes/as, donde los hombres eran torturados insistentemente ylas mujeres violadas en masa y maltratadas con toda impunidad.

    Una situacin trgica que contina es la de Chechenia. Paracomprender la inmensa tragedia de este pueblo hay que remontar-se al 1944:

    El 23 de febrero de 1944, Stalin orden la deporta-cin de toda la poblacin chechena e ingush a Asia Cen-tral. Ms de la mitad de las 500.000 personas que fueron

    trasladadas a la fuerza murieron en el camino o en las ma-sacres cometidas por las tropas soviticas. Los chechenosfueron esparcidos en grandes colonias penales, situadasen lugares remotos de las actuales Kazajistn, Uzbekistny Kirguizistn. En los aos siguientes miles murieron deneumona y hambre. En 1956, Nikita Kruschev recono-ci los errores cometidos con los chechenos y se inici elretorno. Los chechenos a menudo se llevaron con elloslos huesos de sus seres queridos para enterrarlos en sus

    ancestrales cementerios. Pero sus vidas realmente nuncavolvieron a ser lo que eran. Muchos de los antiguos Auls

    de la montaa estaban en ruinas y no estaban habitables,lo que oblig a la mayora de los chechenos vivir en lasllanuras, y a alterar irrevocablemente sus costumbres.

    Adems, la prdida masiva de vidas entre los ancianosrompi una rica tradicin oral mantenida durante siglos,causando un grave dao a la cultura chechena.

    En 2004, sesenta aos despus, el Parlamento Eu-ropeo aprob una mocin que reconoca esta catstrofecomo un genocidio, declarando el 23 de febrero comoDa Mundial de Chechenia. Y sin embargo, la tragediacontina. Tras la desmembracin de la Unin Sovitica,los chechenos proclamaron su independencia de Mos-c, un sueo que no se ha hecho realidad. Rusia invadiChechenia, a causa de su importancia estratgica en elplan para los grandes gaseoductos del Asia Central. Du-rante el conflicto armado, se calcula que murieron unos250.000 chechenos, una cuarta parte de la poblacin.Entre ellos, 42.000 nios en edad escolar, menores de 11aos. Tambin aqu se trata de demonizar la resistencia delos chechenos a su destruccin, olvidando su historia desufrimientos y sus derechos como pueblo, y presentandosin contextualizar acciones terroristas deleznables, pero

    que no llegan ni a la nfima parte de lo que los chechenioshan sufrido como pueblo.

    La situacin de los musulmanes en Mindanao es una vezms una herencia de la colonizacin. La incorporacin de Minda-nao a Filipinas es un hecho artificial, que se deriva de la derrotade los espaoles, quienes cedieron la isla a los EEUU. Los prime-ros contactos del Islam con Mindanao se produjeron en una pocatan temprana como el siglo X, a travs de comerciantes musulma-

    nes. Pero no ser hasta el sigloXIV

    cuando se inicia un proceso deislamizacin, que dio paso a la creacin de los sultanatos locales

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    de Sulu y de Maguindanao. Se habla, una vez ms, de un Islamsincrticocon tradiciones locales (ritos de paso y celebracionespropias), apegado a la tierra y alejado de modelos rigoristas. La is-

    lamizacin se vio frenada por la ocupacin espaola (1565-1898),con un proyecto de evangelizacin agresiva y de persecucin delas creencias musulmanas que dur varios siglos, en los cuales lapoblacin musulmana (llamadosmoros) fue reducindose drstica-mente, a causa tanto de las muertes como de las emigraciones.Mindanao nunca fue totalmente ocupada por los espaoles, quie-nes a pesar de ello la cedieron a los nor teamericanos en el Tratadode Pars. La denuncia de este proceso est en la base de la demandade independencia para Mindanao, una isla que fue autnoma hastala unificacin forzosa realizada por los colonizadores. Como re-sultado de la dominacin norteamericana (a partir de 1896), sefomentaron las conversiones al cristianismo y se cre una clasedirigente cristiana, desplazando a los Moros a la marginalidad. Laresistencia islmica a estas dominaciones los convirti en enemigosdel Estado creado por los colonizadores.

    El Estado filipino independiente foment la colonizacinmasiva de Mindanao por parte de las tribus del norte, leales alrgimen, especialmente tras la segunda guerra mundial. Se hicie-ron concesiones de tierra y se ofrecieron amplias ventajas a los

    colonos, como un instrumento de ocupacin y de erosin de laresistencia al dominio filipino, dando paso al conflicto actual porla disputa de la tierra. Los descendientes de estos colonos cons-tituyen hoy la poblacin mayoritaria de Mindanao. A la cuestinterritorial y religiosa se une la existencia de diferentes tribus, consu idiosincrasia y su lenguaje. Desde los aos 70 del siglo pasa-do existe una creciente conciencia de la islamicidad como hechodiferencial, frente al control por parte del ejrcito (ley marcialde 1972). Diferentes guerrillas musulmanas lucharon por la auto-

    determinacin del Bangsmoroo Nacin Musulmana en Mindanao.El ao 1996 se firm un acuerdo de paz que todava est en pro-

    ceso de ser completado. El Frente Moro Islmico de Liberacin yel Frente Moro de Liberacin Nacional trabajan por el reconoci-miento de los derechos histricos y de la cultura de los Moros y de

    los Lumadnon (tribus nativas no musulmanas), convertidas hoy enculturas minoritarias. Actualmente, se calcula que tan solo el 5%de los filipinos son musulmanes, unos 4 millones de personas. Lamitad de ellos viven en la llamada Regin Autnoma del MindanaoMusulmn, creada tras un referndum en la nica regin del archi-pilago donde los musulmanes son la poblacin mayoritaria, hastael 90%. Los musulmanes de Mindanao tienen su propia historia,sus lenguas, sus tradiciones y referencias culturales, y luchan porsu preservacin.

    Existen otros pases como China, Tailandia o Birma-nia, donde se viven situaciones de persecucin abierta del Islamy falta de reconocimiento de los derechos de los musulmanes. Mu-chos de estos conflictos son el resultado de las fronteras arbitrariaslegadas por la colonizacin, y de las dificultades de encajar unazona tnica, cultural y religiosamente muy diversa en un modelode Estado-nacin occidental.

    En Pattani, al sur de Tailandia, se ha tratado durante aos deimponer el budismo (un budismo de Estado, no el enseado porel Buda, paz y bendiciones) por la fuerza. Los enfrentamientos

    entre grupos separatistas y el ejrcito tailands han sido constan-tes desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Durante aos, seprohibi todo signo externo que pudiese pasar por islmico, comollevar barba, el uso de turbantes o el hiyab.Se prohibieron las es-cuelas cornicas y los dialectos propios (de origen malayo), en loscuales est escrita la literatura de los musulmanes de Pattani. Apesar de siglos de dominio militar e imposicin cultural tailandesa,los habitantes de Pattani permanecen fieles a sus tradiciones. Aligual que sucede con el budismo tailands, estas aparecen muy im-

    bricadas con prcticas animistas. En los aos ochenta se calcula quehaba ms de 2.000 mezquitas en las 38 provincias tailandesas, la

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    inmensa mayora de ellas en el sur. Los musulmanes tailandeses sonmayoritariamente de etnias malayas, pero tambin proceden dePakistn, China, Camboya, en el norte. En mayo del 2004, cuando

    murieron ms de cien jvenes musulmanes que protestaban por larepresin de sus creencias. Los jvenes, en su mayora adolescen-tes, se refugiaron en la histrica mezquita de Krue Se, construidaen el siglo XVI, que fue tiroteada por el ejrcito de ocupacin confuego de ametralladoras y mor tero. Segn la prensa libre, se tra-taba de fundamentalistas islmicos que haban asaltado un arsenalde armas. Sin embargo, tal y como narr el corresponsal de Los

    Angeles Times, entre las vctimas de la masacre (la mayora adoles-centes) no se encontraron ms que machetes y pistolas.

    Tambin en frica asistimos a situaciones de persecuciones ymatanzas. Ya hemos sealado la violencia islamo-cristiana en Ni-geria. A finales de mayo del 2004, ms de seiscientos musulmanesfueron masacrados, cuando grupos de fundamentalistas cristianosentraron con metralletas y bazokas en la ciudad de Yelwa, matandoa la gente por la calle. Segn el enviado de la Cruz Roja:los mata-ron porque eran musulmanes.

    2.2.La situacin de los musulmanes es trgica en muchas zo-nas de la India. En este gigantesco pas se calcula que viven 150

    millones de musulmanes, entre ellos decenas de millones de niosno contabilizados por el censo. Superan el 15% de la totalidad dela poblacin, y la inmensa mayora se ha quedado en la cuneta deldespegue econmico que experiment el pas en el ltimo lustro.Si el atraso es palpable en el campo, en las ciudades la marginacinde los musulmanes se hace ms lacerante. Viven amontonados en-tre montaas de basura de barrios semiderruidos o nunca acabadosde construir, sin apenas servicios pblicos.

    Al dividirse India y Pakistn, el porcentaje de musulmanes

    que qued bajo control de Nueva Delhi apenas llegaba al 12% dela poblacin, pero ahora se acerca al 15%. En el distrito de Ram-

    pur (40% de poblacin musulmana), la media de las familias es decinco hijos. Los nios suelen ir a la escuela hasta los 9 o 10 aos,cuando muchos la abandonan para trabajar. Las nias a esa edad

    hace ya tiempo que se dedican a cuidar a sus hermanos menores,mientras la madre trabaja en el campo. Pocas son las que acudena la escuela. El analfabetismo entre musulmanes dobla al de loshindes, y en zonas rurales supera el 60%.

    Hablamos de la construccin de los Estados-nacin moder-nos. Este problema es especialmente dramtico en pases del lla-mado tercer mundo, donde no existan hasta la colonizacin unasestructuras de Estado centrales a travs de las cuales construir esanacin homognea y gobernable. En esta tesitura, el Partido fun-damentalista hind BNJ representa un intento de cohesin socialbajo la bandera de la religin, una de las ms peligrosas en un con-texto tradicionalmente abierto, plural, abigarrado. Este intentode homogenizacin lo sufren especialmente los musulmanes. Laconstruccin de la historia nacional los excluye. Se habla del Is-lam como de una religin extranjera, presente en el subcontinenteasitico a raz de feroces invasiones. El hinduismo es presentadocomo la religin autctona, lo propio de los indios. Los musulma-nes son, por tanto, unos renegados. Este tipo de planteamientosestn presentes en muchos otros pases del mundo. En Espaa, sin

    ir ms lejos, se ha tratado de construir una historia nacional enoposicin al Islam, tratando de inculcar a generaciones la absurdaidea de que los musulmanes espaoles entre los siglosVIIy XVIerantodos rabes y extranjeros.

    En los ltimos aos, la violencia contra los musulmanes ha es-tallado con una crueldad a veces increble. Turbas de fundamenta-listas hinds asesinando a hombres, mujeres y nios, en pogromosperfectamente calculados desde las instancias del poder. Un casoextremo fue la matanza de Gujarat. El ao 2001, fueron asesinados

    ms de dos mil musulmanes, y ciento cincuenta mil musulmanestuvieron que huir, abandonando sus hogares, sus tierras ancestra-

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    les. La escritora india Arundhati Roy defini lo sucedido del si-guiente modo:

    El pasado marzo [del 2001], en la India, en Gujarat,turbas hinduistas de la derecha asesinaron a dos mil mu-sulmanes en una orga de violencia, haciendo gala de unadestreza espeluznante. Tras violar de forma multitudina-ria a las mujeres, las quemaron vivas. Arrasaron tumbasy altares musulmanes. Ms de ciento cincuenta mil mu-sulmanes han tenido que abandonar sus hogares. La baseeconmica de la comunidad fue destruida. Informes detestigos y de comisiones investigadoras acusaron al go-bierno estatal y a la polica de colusin con los actos deviolencia. Yo estuve presente en una reunin donde ungrupo de vctimas clamaba: Por favor, slvenos de la po-lica! Es todo lo que pedimos...

    Dentro de la India, Cachemiraes una de las regiones msricas del mundo, donde se encuentran grandes yacimientos de oro,esmeraldas y rubes, localizada en una zona montaosa entre elHimalaya y la cordillera de Pin Panjal. El conflicto se inici en1947, cuando el maraj de Cachemira, Hari Singh, un gobernante

    hind apoyado por los britnicos en un Estado con un 90% de po-blacin musulmana, decidi arbitrariamente la incorporacin desu territorio a la India, para impedir el triunfo de los movimientospopulares a favor de la anexin a Pakistn. Desde entonces, tantoPakistn como la ONU han exigido en varias ocasiones un refern-dum sobre el estatuto de Cachemira, nunca celebrado. La negativaIndia fue el detonante de una primera guerra, entre 1947 y 1948.En 1965 hubo una segunda secuencia de fuertes enfrentamientos.En 1971 se produjo la guerra que llev a la independencia de Ban-

    gladesh. Tras casi tres dcadas de frecuentes escaramuzas comenzla escalada nuclear. Pero no se trata tan solo de un asunto entre Es-

    tados por apoderarse de una rica tierra: al margen de los partidosindio y pakistan, en Cachemira se ha desarrollado un fuerte movi-miento separatista autctono. Los grupos de liberacin que operan

    en Cachemira se dividen en dos grandes tendencias: la favorable ala independencia de Cachemira y a la unificacin de las zonas queestn actualmente en poder de la India y de Pakistn, y la que buscauna unin a Pakistn de la Cachemira India. El problema no puedetener otra solucin satisfactoria que una consulta democrtica so-bre la autodeterminacin.

    La situacin de violencia continua se ceba sobre los civiles.Segn Human Rights Watch(HRW), en las zonas de Cachemira con-troladas por la India, se producen habituales violaciones a los de-rechos humanos, tanto por parte de los rebeldes que luchan por laindependencia, como por parte de las fuerzas de seguridad indias ysus grupos paramilitares. Las acusaciones son concretas, e incluyencasos documentados de ejecuciones sumarias, violaciones, torturay desapariciones. El 90% de la poblacin de Cachemira, cuatromillones de habitantes, es musulmana. Para controlarles, se ha es-tablecido un contingente permanente de 700.000 soldados indios.Entre 1990 y 1999, fueron asesinados enoperaciones de limpieza65.000 cachemires, incluyendo mujeres y nios. Una media de 20personas mueren diariamente y los hospitales y las escuelas estn

    siendo bombardeados.A principios de los aos 90, la persecucin de musulmanes

    se recrudeci; el gobierno indio emprendi una brutal poltica dehiduizacinde Cachemira, acompaada de una represin despia-dada contra la poblacin: cierre de los centros de educacin islmi-cos, encarcelamientos masivos, incendio de viviendas, prohibicinde los medios de comunicacin de orientacin musulmana, etc.En Octubre de 1993, en Srinagar, capital de Cachemira, se realizuna operacin terrorista a gran escala para eliminar a supuestos

    activistas musulmanes radicales. Durante la celebracin del Namaz(plegaria de los Viernes), se puso cerco a todos los que estaban

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    reunidos en la mezquita de Hazrabtal, ya que las autoridades con-sideraban esta mezquita como cuartel general de los extremistasmusulmanes. El asedio se mantuvo durante un mes y como resulta-

    do del mismo, alrededor de 100 personas fueron asesinadas y otras300 fueron enviadas a pr isin sin ningn cargo. Al clima de violen-cia generalizada contribuye el discurso oficial de las autoridadesindias. El Ministro Farooq Abdullah declar pblicamente que lasreas en las que existe presencia islamista deben ser saneadas.Para que no queden dudas, el 15 de enero del ao 2003 explicque se debe matar a los islamistas, ya que no hay espacio suficienteen las crceles.

    2.3.El caso de Palestinaes uno de los casos ms flagrantes de

    genocidio en marcha en estos momentos en el mundo. Asistimosa la colonizacin, subordinacin y guetizacin de los habitantes deun pas, con la intencin de desplazarlos y ocupar su territorio. Laideologa en la cual se apoya esta poltica es conocida: una formaextrema de nacionalismo que combina lo racial con lo religioso:el sionismo.

    El conflicto palestino-israel es poltico antes que religioso.Tiene que ver con la pervivencia del colonialismo y con polticasde Estado. Para comprender la naturaleza de Israel, varios modelos

    similares pueden mencionarse: la Espaa inquisitorial, la coloniza-cin americana y el exterminio de los indios, elapartheidsudfrica-no, adems del caso de la Alemania nazi, tantas veces evocado paradescribir la situacin de Palestina. La principal diferencia es queel caso de la limpieza tnica en Palestina est teniendo lugar en elsiglo XXI, a los ojos del mundo entero, en la era de las telecomuni-caciones, y en un perodo en el cual ya casi nadie evoca el derechode los occidentales a colonizar (y mucho menos a exterminar) a lossalvajes. Todo lo contrario: en un tiempo histrico en el cual a losmismos polticos que permiten el genocidio se les llena la boca conel discurso de los derechos humanos, la democracia, la libertad, la

    modernidad occidental, como panaceas universales que deben serimpuestas. Es ms: para realizar el genocidio cuenta con el apoyoincondicional de los EEUU, que se manifiesta tanto a nivel poltico

    (bloqueo de resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU)como en ayuda econmica, que segn un informe delCongressionalResearch Serviceha alcanzado en la dcada 2000-2010 la increblecifra de 28,9 billones de dlares, utilizados por Israel para reforzarsu podero militar. Y cuenta con el apoyo masivo de los medios decomunicacin y de centenares de mercenarios de la pluma, que sehacen pasar por analistas polticos y justifican abiertamente los cr-menes ms abominables ante las opiniones pblicas occidentales.

    Aunque el inicio de la colonizacin se dio bajo el amparo delmandato britnico, el inicio de la limpieza tnica en Palestina pue-

    de fecharse en el ao 1948, el ao de laNakba (catstrofe). Tras laindependencia, y ante la resistencia de los palestinos, Israel mat a13.000 palestinos y forz el xodo de otros 750.000 de sus ciuda-des y de sus pueblos. Cerca de 400 pueblos palestinos fueron arra-sados. La ONU adopt la Resolucin 194 donde pide a Israel quepermita el retorno de los refugiados. Seis dcadas despus, Israelsigue ignorando la resolucin. Los expatriados se han convertidoya en cuatro millones. El segundo gran momento de expansin fueel ao 1967, durante la guerra de los Seis Das, con la ocupacin

    israel del resto de la Palestina histrica (Cisjordania, Gaza, Jeru-saln-Este), el Sina egipcio y el Goln sirio. La Resolucin 242de Naciones Unidas exigi la retirada de las tropas israeles de losterritorios ocupados. Israel ha ignorado la resolucin, con la im-plantacin de un sistema de control militar cada vez ms violentoen los territorios ocupados. Desde entonces, la ONU ha ido con-denando a Israel, resolucin tras resolucin, sin que esto afectaseen lo ms mnimo al desarrollo de sus planes. La poltica israel hasido la de colonizar las tierras palestinas mediante asentamientosilegales ferozmente armados, con licencia para matar, sitiando a loslegtimos habitantes en guetos, destruyendo sus casas para crear

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    asentamientos de colonos y ahogndolos da tras da para forzar suexilio. Cualquier atisbo de resistencia es calificado como terro-rismoy es aprovechado para realizar castigos colectivos sobre la

    poblacin civil.Israel es un Estado no democrtico sino etnocrtico, regidopor leyes tnicas que otorgan precedencia a los judos en todos losmbitos, un Estado racista creado al amparo del colonialismo. Losdirigentes israeles estn llevando a cabo su plan de genocidio deforma sistemtica desde su fundacin, con total impunidad. Lasatrocidades cometidas por Israel en los ltimos 60 aos sobrepasanlo imaginable. El objetivo ltimo del Estado israel es expulsar alpueblo palestino de su tierra y construir el Gran Israel, una uto-pa poltica fascista. De hecho, los propios lderes israeles no han

    ocultado su proyecto: Tenemos que expulsar a los rabes y ocu-par su lugar(David Ben Gurin); La particin de Palestina no es

    justa. Nunca la aceptaremos. Eretz Israel ser restituido al pueblode Israel. Todo l y para siempre(Menahem Beguin); No existenada que se pueda considerar un Estado palestino. Nosotros po-demos llegar, echarlos y ocupar el pas(Golda Meir); No puedehaber sionismo, colonizacin ni Estado judo sin la expulsin de losrabes y la expropiacin de sus tierras(Ariel Sharon a la AgenciaFrance Press, el 15 de noviembre de 1998);He credo siempre en

    el eterno e histrico derecho de nuestro pueblo a toda esta tierra(Ehud Olmert, ante al Congreso de Estados Unidos el 30 de juniode 2006).

    Las ltimas matanzas perpetradas por Israel se fechan en losaos 2006 (bombardeo del Lbano) y en el 2009 (bombardeo delgueto de Gaza). Las autoridades israeles hablan de guerra contraHezbollahy guerra contra Hamas, pero en realidad no hay nin-guna guerra, sino la continuacin de una poltica iniciada muchoantes de que Hamas o Hezbollah existieran. Hamas y Hezbollahson calificados como grupos terroristas, tan solo por oponerse algenocidio de sus pueblos. La resistencia armada ha sido convertida

    por Israel en la nica opcin posible, de forma perfectamente cal-culada. Lo que quiere Israel es que haya atentados y una resistenciaque se llame a si misma islmica, aprovechndose de la islamofo-

    bia dominante en occidente para justificar ante la opinin pblicaoccidental (especialmente en los EEUU) la continuacin del ge-nocidio. Estos planes son bsicamente los mismos desde antes dela existencia de Hamas y Hezbollah. Esta es la lgica del opresor:oprmeles hasta lo insoportable, mata a unos cuantos nios paraque otros padres y madres lleguen a la conclusin de que es mejormarcharse o se decanten por la lucha armada, de forma que sepueda seguir matando impunemente, con la excusa del derechode Israel a defenderse. Y mientras, se contina con la repoblacinde territorios con colonos tnicamente puros, lo cual implica traer

    extranjeros judos de todo el mundo para ocupar las tierras de lospalestinos desplazados.

    Toda la poltica de Israel desde su fundacin ha girado entredos posibilidades: o la expulsin en masa de los palestinos o suconcentracin en guetos, reservas tr ibales. Y ha ido movindose deun polo al otro segn las ocasiones, segn los vaivenes de la polticainternacional. En los intermedios, como tctica de distraccin, seemprenden negociaciones de paz, como un modo de dar tiempoa la poltica de hechos consumados. Pero Israel nunca ha quer ido la

    paz, ya que la guerra le ofrece el nico marco posible para ejecutarsus planes. Cuando se habla de negociaciones de paz, se pasa poralto la naturaleza de Israel: se trata de un Estado tnico-religiosoen el cual los no-judos no tienen los mismos derechos que el res-to, y son sujetos a todo tipo de arbitrariedades.

    A pesar de que existen otros conflictos incluso ms graves(Congo o Birmania, por ejemplo), la causa palestina est en elcentro de la poltica internacional. Ha generado una simpata entodo el mundo, incluidos judos partidarios de los derechos hu-manos, que consideran como una infamia la manipulacin que elEstado de Israel hace de su tradicin milenaria, y que han dejado

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    Una religin perseguida

    claro que Israel no es solo la anttesis del judasmo, sino su peorenemigo actualmente. El Estado de Israel es una afrenta a todoslos judos perseguidos a lo largo de la historia, una afrenta a sus

    tradiciones y a sus sabios, a sus gentes y a su legado milenario. Lacausa palestina es hoy considerada en los cinco continentes comola causa de la humanidad, de los derechos humanos, de la super-vivencia del hombre en tanto criatura solidaria, de todos aquellosque siguen pensando que los seres humanos pueden reunirse entorno a valores compartidos, ms all de la religin o de la raza,y fundar comunidades respetuosas con la d iferencia. Todos somospalestinos.

    2.4. Tal vez el caso ms trgico que padecen los musulmanes

    en el mundo actual sea el de Birmania (o Myanmar). El Islamest presente en Birmania desde el siglo IX, a causa de la llegadade mercaderes, marinos y otros viajeros, venidos especialmentedel subcontinente indio, pero tambin de Persia y de Anatolia. Alo largo de los siglos se han ido mezclando con las poblacioneslocales, creando una cultura especfica, claramente diferenciada deotras poblaciones musulmanas de Asia. A consecuencia del terrorinherente a la colonizacin britnica se produjeron desplazamien-tos masivos de poblacin desde la India a algunas zonas de Birma-

    nia, donde los musulmanes son mayoritarios.Desde el golpe de Estado de 1988 la situacin de los derechos

    de estos colectivos es crtica. Organizaciones internacionales de-nuncian la prctica habitual de asesinatos extrajudiciales, la tortu-ra, las relocaciones forzadas de poblaciones enteras, la confiscacinde tierras, la destruccin de viviendas, los trabajos forzados, el tr-fico de seres humanos y la persecucin de toda oposicin a la JuntaMilitar gobernante. Las comunidades musulmanas y cristianas hansufrido todos estos abusos, adems de otros especficamente anti-religiosos, debidas a que el Estado considera la etnia birmana yla religin budistacomo elementos vertebradores de la identidad

    nacional. Una vez ms nos situamos ante una manipulacin de lareligin, utilizada como signo de una identidad nacional refractariaal pluralismo.

    Musulmanes y cristianos se enfrenten a graves dificultadesa la hora de practicar su religin. La adscripcin religiosa de losciudadanos figura en la carta oficial de identidad, que stos estnobligados a llevar permanentemente. La literatura racista y difama-toria contra el cristianismo y el Islam es distribuida ampliamente.La presencia de musulmanes es presentada reiteradamente comouna amenaza para la supremaca del budismo y de la raza birmana.En los ltimos aos han sido documentados casos de asesinatos delderes religiosos, confiscacin de escuelas cornicas y destruccinde templos. Estos crmenes son tolerados e incluso realizados por

    el propio Ejrcito. Existe una fuerte censura y restricciones a laedicin o entrada en el pas de literatura religiosa no budista, hastael punto de que est prohibida la traduccin de la Biblia a las len-guas locales. Resulta muy difcil conseguir permisos para realizarla peregrinacin a Meka.

    Existen zonas donde se prohbe la construccin de mezquitas,e incluso se deniega el permiso a reparar las mezquitas existentes.En algunas zonas, los musulmanes son forzados a pagar impues-tos especiales, que son destinados a la construccin de pagodas

    budistas. En ocasiones, stas son levantadas mediante el trabajoforzado de los propios musulmanes, al lado de las mezquitas enestado ruinoso, y eso en poblaciones sin apenas presencia de po-blacin budista. Desde 1983 algunos pueblos han sido declaradoscomo zonas libres de musulmanes, y en otros se ha prohibido laubicacin de nuevos residentes musulmanes.

    Al margen de la poltica del Estado, se repiten los pogromosanti-musulmanes. El ao 1997 monjes budistas asaltaron una mez-quita, armados con palos, y realizaron destrozos de consideracin.El 2001 en Taungoo, cerca de 20 musulmanes que rezaban en lamezquita de Ha Tha fueron asesinados. La mezquita fue demolida a

  • 8/10/2019 Retos Islam Abdennur Prado

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    Los retos del Islam ante el s iglo XXI

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    Una religin perseguida

    peticin de monjes budistas locales, en retaliacin por la destruc-cin de los Budas de Bamiyan, en el Afganistn de los talibanes. Encasos como este, los musulmanes denuncian la pasividad del ejr-

    cito, que solo aparece tras dos o tres das de violencia.La situacin se agrava en los distritos de Shan y de Arakan,donde viven importantes poblaciones musulmanas. Los musulma-nes de etnia Rohingya, en el distrito de Arakan, no comparten losdos elementos principales de la ideologa del Estado: la religinbudista y la etnia birmana. El Estado les niega la ciudadana, lo cualimplica restricciones a la libertad de movimiento, la prohibicinde realizar determinadas actividades econmicas, y la denegacindel acceso a servicios pblicos bsicos, incluidos sanitarios y edu-cativos. El ejrcito ha realizado confiscaciones masivas de tierras,

    quemas de pueblos, destruccin de mezquitas, relocaciones forza-das de poblaciones y violaciones sistemticas. Existen sectores dela poblacin sometidos a trabajos forzados en granjas del Estado,bajo la custodia del Ejrcito. Estas prcticas han provocado el xo-do de miles de personas, 250.000 de los cuales malviven en cam-pos de re