resumen libro abril rojo

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. I

Obra: Abril Rojo Nº de pág. 14-22

Miércoles 8 del 2000, por su domicilio en la localidad de Quinua, Justino Mayta Carazo de 31 años de edad encontró un cadáver.

Según ha manifestado ante las autoridades, el declarante llevaba 3 días en el carnaval del referido asentamiento, donde había participado en el baile del pueblo. Esa versión no ha podido ser ratificada por ninguno de los 1576 vecinos del pueblo. Fue víctima de un repentino ataque de agotamiento y decidió volver a su domicilio a gozar de un merecido reposo. Antes de llegar a su puerta, antes de retomar los 15 metros faltantes hasta su puerta, el susodicho entro al domicilio de su vecino Nemesio Limanta Huamán de 41 años para descansar, al ingresar no noto nada sospechoso ni encontró a nadie y se dirigió atreves del patio directamente al pajar, donde se recostó 6 horas. Una hora después, a la 1pm el declarante manifiesta haber tocado un cuerpo áspero y rígido oculto a medias entre la paja. Aproximadamente a la 1:10 pm, procedió a retirar las pajas que lo cubrían

Encontrando una superficie irregular perforada por diversos agujeros constituía una boca llena de dientes negros, y confundida con la piel y cenizas de un cuerpo deformado por el fuego. Aproximadamente a la 1:15 pm los gritos de terror de Justino Mayta Carazo despertaron a los otros 1575 vecinos de la localidad. Así consiste el acta del Fiscal Distrital Félix Chacaltana Saldivar.

El fiscal Chacaltana antes de ir a la comisaria, escribió una vez más como todas las mañanas su solicitud de envió de material. Luego fue al hospital militar y busco el pabellón de la morgue. Pregunto por el doctor Faustino Posadas, le dijeron

que no se encontraba. Así que tuvo que esperarlo hasta que el doctor lo llamo por su nombre y se presentó. El doctor Faustino P. médico legista lo llevo por un pasadizo lleno de dolores. Abrió la puerta y entraron a la oficina.

En la oficina había una mesa cubierta con una sábana, y bajo de esta un bulto. Chacaltana rogo al cielo que fuese solo una mesa, y a su vez no podía dejar de quitar la mirada de la sabana. El medico lo noto y le pregunto si lo había visto, le dijo que debería verlo y se acercó a la mesa, quito el velo. El cuerpo carbonizado no olía a muerto, olía como lámparas de kerosene. Chacaltana sintió una arcada pero trato de disimular un acto tan poco profesional. El doctor le pregunto si el llevaría la información. Chacaltana decía que le faltaba efectuar las verificaciones del caso, aun podría tratarse de un accidente explico.

Posadas abandono el escritorio y comenzó a exponer mientras señalaba varias partes del cuerpo: primero lo rociaron con kerosene y lo incendieron. Había restos de combustible por todo el cuerpo. Pero no les basto con eso, lo quemaron más.

El medico concluyo diciendo que nunca había visto a nadie tan carbonizado. Por ultimo le dijo que había algo más que debía saber: era difícil notarlo a primera vista en ese estado, pero a ese hombre le faltaba un brazo, no era manco. Al menos no hasta el martes ya que había residuos de sangre alrededor del hombro. El fiscal rompió el silencio diciendo: que suponía que todo eso estaba registrado en el informe. El doctor le dijo que estaba todo incluso lo de la frente. Después de quemarlo, el asesino le marco una cruz en la frente con un cuchillo muy grande.

La casa de Chacaltana era vieja pero bien conservada, entro y se acercó a la cómoda donde su madre guardaba sus vestidos y sus joyas de fantasía. Le conto lo que hizo en el día y después le dijo que tenía que irse, solo necesitaba estar ahí un rato. Se persigno y abrió la puerta para volver a la oficina. Echo un último vistazo al interior, le dolió constatar una vez más, como todos los días desde hacía un año, que en esa habitación no había nadie. La habitación de su madre lo relajaba.

Al llegar a su escritorio, encontró un sobre con una invitación al desfile institucional del domingo, luego escribió una solicitud de información para el Ministerio de Energía y Minas preguntando que fuente podía haber producido suficientemente calor para quemar el cuerpo.

Al fiscal le gustaban los desfiles. Ese día debía de hablar con el capitán Pacheco, que aún no había respondido a sus requerimientos.

Chacaltana descubrió al capitán Pacheco, que departía con un funcionario de corbata celeste y un militar uniformado cerca del pabellón nacional del salón El fiscal se acercó al grupo de Pacheco y saludo con cortesía marcial. Nadie lo presento ni dejo de hablar. El fiscal subió un poco la voz; Pacheco le respondió diciendo que le enviaría el informe. Chacaltana le dijo que le interesaría saber si se ha reportado alguna persona desaparecida en Quinua, necesitaba esa información a la brevedad para completar su informe de la persona asesinada. El comandante le dijo que ese era un lio de faldas y que sucedían todos los carnavales que un hombre muera por celos. Chacaltana se disculpó y dijo que su razonamiento carecía de sustento jurídico.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. II


El comandante le pregunto que sugería, a lo que Chacaltana respondía que no descartaría un ataque senderista. A lo que el comandante le dijo que lo

comprendía al no conocer a los cholos. Le recordó la fiesta de la fertilidad en el que todos se agarraban a golpes porque piensan que con su sangre irrigaría la tierra. El Turupukllay, el fiscal pensó en esa fiesta en el que el cóndor inca es atado por las garras a la espalda de un toro español, y la matanza de Uchuraccay en la que asesinaron a periodistas y ocultaron sus cuerpos.

Durante el resto de la mañana en la oficina, resonaron en su cabeza las palabras que el comandante le había dicho el día anterior que era lio de faldas. Salió de la fiscalía y se dirigió al restaurante. La misma chica de la vez anterior atendía tras el mostrador, ya tenía una mesa. Ese día tenían cuy chactao y el fiscal acepto. Cuando le trajo el plato, le pregunto que le gustaría que le hagan al morir pregunto la chica.

Quien a su vez menciono que le gustaría que la cremen. Así su familia la podría tener en casa cuando quieran verla. A lo que el fiscal le pregunto que donde haría eso, la chica le respondió: en la iglesia del Corazón de Cristo. El fiscal se levantó y le dijo que tenía que irse, tenía tiempo de pasar por esa iglesia antes que acabara la hora del almuerzo, se disculpó y le pregunto su nombre, a lo que respondió que se llamaba Edith y le prometió mañana almorzar de verdad. Edith había colaborado con la justicia sin saberlo.

En la iglesia había velas rojas frente cada imagen santa. El fiscal le explico el caso al sacerdote. Lo llevo a la oficina parroquial y le pidió perdón por el desorden, ya que el solo entraba ahí para dormir. Le comento que el horno estaba abajo. El fiscal le dijo que pensaba que los católicos no tenían crematorios. El sacerdote le explico que el crematorio se construyó en los 80 a petición del comando militar. Bajaron por unas escaleras húmedas y sin luz, agarrándose de las paredes, bajaron al sótano y olía a incienso y a encierro. El comando considero que eran ellos los que se ocupaban de las personas después de muertas. El fuego se alimentaba de gas, hace mucho que no lo usaban, ya que la gente de ahí son muy apegadas a la tierra y a él tampoco le gustaba eso de destruir el cuerpo. Menciono también que ahí nada se hacía sin su consentimiento. El fiscal le pregunto si el noto algo raro el miércoles 8 después del carnaval.

El padre hizo una mueca irónica diciendo: miércoles de ceniza, en esa fecha se marca con ceniza una cruz sobre la frente de los católicos, como recordatorio que polvo somos y en polvo nos convertiremos. Le pregunto qué otras personas tenían acceso a ese lugar, menciono que hace algunas semanas tubo que despedir a un trabajador de limpieza. Había robado un cáliz, dijo su nombre Justino Mayta Carazo.

El fiscal trato de localizar el resto de la semana a Justino Mayta Carazo para el respectivo interrogatorio. Decidió el mismo ir a buscar a Mayta. Para demostrar al comandante que era un fiscal intachable.

Busco calle por calle la dirección que llevaba anotada en un papel. Llego finalmente a una casa estrecha que parecía tener solo un cuarto abajo y otro arriba, una anciana le abrió una rendija de la puerta, pidiendo su identificación. Abrió la puerta y lo invito a pasar diciendo que no estaba Justino, el fiscal le pregunto si podía echar un vistazo, mientras subía las gradas hacia el segundo piso, se escucho un golpe. La ventana estaba abierta, se dio la vuelta para bajar, avanzo hasta la puerta y saco la cabeza. Llego a ver un hombre doblando la esquina a toda velocidad. Antes de volver a la ciudad, decidió visitar la pampa de Quinua, paso varios minutos respirando el aire limpio, apenas empezaba a volverse cuando sintió un golpe de puño, directamente a su mandíbula y otro golpe con el mango de una pala, llego a ver un chullo rojo y un hombre que corría atravesando la llanura. Despertó cuando ya oscurecía.

Por la tarde, tras salir de la fiscalía, se acercó a la comisaria. Le dijeron que el capitán no se encontraba, decidió esperarlo y se sentó.

Finalmente a las 12:08 el ruido de una puerta lo despertó. El capitán Pacheco salió de una oficina, dirigiendo una mirada de odio al fiscal y continúo su camino hasta el baño. Después hizo pasar a Chacaltana a su oficina, Le dijo que no le envió la respuesta ni se la enviaría, diciendo que no quería saber nada que tenga que ver con ese caso.

Le dijo que porque no mejor cerraba el caso, a lo que este respondió que no podía ya que era ilegal. El capitán al final le dijo que tendría su informe al día siguiente a primera hora en su despacho.

A la mañana siguiente el informe policial estaba en su escritorio. El fiscal lo abrió y lo reviso, estaba mal escrito, pero el contenido era sencillo y legalmente valido. Llamo a la comisaria, donde le contesto personalmente el capitán Pacheco, quien ofreció toda la colaboración que estuviese en sus manos. Dio por valido el informe policial y decidió cerrar el caso con la información disponible.

El martes 7 de marzo del 2000, en circunstancias en que se desarrollaban las festividades del carnaval, una corriente eléctrica se verifico en las alturas de Huancavelica, que se movilizo en dirección a la provincia de Huamanga; un hombre manco viajero y forastero turístico, debido a las condiciones climáticas, se apersono a pernoctar en el domicilio de Nemesio Limanta Huamán (41), que negó el permiso, el hombre entro a dormir a la casa sin que Nemesio se de cuenta, llegando al pajar , en circunstancias en que el inmueble servía también de deposito de kerosene y otros líquidos combustibles.

El hombre permaneció 2 días en el pajar. El 8 de marzo del 2000 en horas de la madrugada, una descarga eléctrica producida por las desfavorables condiciones climáticas, produjo en forma de relámpago, precisamente en la localización del pajar donde pernoctaba el hombre. Alcanzado en el

hombro, donde su herida se apertura, encendido en llamas y al pretender apaciguar el fuego con determinados combustibles, intensificaron el proceso de combustión degenerando en un incendio.

Finalmente en la correspondiente caída al suelo, su rostro impacto contra los rastrillos de la paja, produciéndose una herida cruciforme en el sector frontal craneal, así firmaron un acta, un viernes 17 de marzo. Las semanas siguientes a la presentación de su informe habían sido inesperadamente agradables.

El comandante tomo un expediente de su escritorio, su expediente laboral. Diciendo al fiscal lo que contenía, que el mismo pidió su traslado a Ayacucho, que salió de ahí o tras la muerte de su madre. Le pregunto cómo murió su madre, este respondió en un incendio cuando tenía 9 años.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. III


Luego le pregunto sobre su padre, el fiscal le respondió diciendo que nunca lo conoció.

El comandante le dijo que el domingo eran las elecciones y necesitaban a un personal cuantificado y comprometido en la defensa de la democracia. Este acepto; el comandante saco otro archivo. Dentro había una acreditación firmada como fiscal electoral con la foto de Chacaltana, quien se sintió un privilegiado.

Después fue a él Huamanguino. Saludo a la camarera, el plato que le sirvió Edith tenia chicharrón, pata de chancho y papas calientes. Le comento que lo mandarían de viaje y que cuando regrese creía que lo hiban a invitar a varios ágapes. Las autoridades asisten a los eventos con sus esposas y señoras. Y Le dijo que le gustaría llevarla a ella, ya que no conocía a nadie más en la ciudad. Edith acepto.

El fiscal vio que era tarde y corrió a su casa, y hizo su maleta.

El autobús de las 4 iba lleno, así que tubo sentarse a esperar la salida del siguiente bus durante 7 horas y media. Yawarmayo estaba a 7 horas al noreste, en dirección a la ceja de selva. Antes de llegar a la ciudad, su autobús había sido detenido por un grupo terrorista que les pidió su identificación a todos los pasajeros. Los terroristas habían cogido todas las libretas electorales del bus y luego las habían roto enfrente de sus dueños diciendo: que no podían votar, ya no eran ciudadanos, ¡Viva el Partido Comunista del Perú!. Se fueron robando lo poco que pudieron sacarle a los pasajeros. El y se detuvo a las 7am. El fiscal debía presentarse a la Oficina Nacional de Procesos Electorales y a la Policía Nacional. Cuando llego pudo ver perros ahorcados, degollados, los perros llevaban carteles que

decían: “Así mueren los traidores” o “muerte a los vende patrias”. Luego vio policías, que caminaban pesadamente llevando escaleras para descolgar a los perros.

El fiscal saludo: buenos días. Busco al teniente Aramayo. Luego se presento ante Aramayo, quien le pregunto quien lo mandaba. El fiscal respondió: el comandante Carrión. Lo invito a desayunar.

Chacaltana dijo que no sabia que Sendero seguía operando en la zona. El teniente se rio y dijo molestando mas bien. Le dijo que buscara a Yupanqui, el que estaba con los perros, lo ayudaría. Poco después Chacaltana encontró a Yupanqui a pocas calles, La Oficina Nacional de Procesos Electorales, según le informaron en la delegación se había instalado en la casa de Johnatan Cahuide Alosilla.

El fical le pregunto a Jhonatan cuantas personas votarían, este respondió que serian 3000. Después de almorzar con el, el fiscal fue a ver la escuela Alberto Fujimori en la que se instalarían las mesas.

Por la noche regreso a su alojamiento, estaba muy cansado. Escucho una explosión, supuso que había sido parte de su sueño.

Volteo hacia la pared y trato de volver a dormir, pero escucho rumores, gritos, entonces escucho una segunda explosión. Pregunto a la familia con la que se alojo que estaba pasando, nadie le respondió y se acerco a la ventana. Había fuego en las montañas. El fiscal corrió hacia la delegación policial, las casas parecían sepulcros colectivos, ciegas, sordas y mudas. Se escuchaba cada vez mas fuerte: ¡Viva el Partido Comunista!. Después de tanto tocar la puerta, los 5 policías le abrieron.

Chacaltana pregunto si siempre era así, a lo que le respondieron que hoy estaban tranquilos. Aramayo le dijo que ahí mandaba Lima y no se enterarían que hay una guerra hasta que les metan una bala. Pero tarde o temprano se darán cuenta. El único problema es que, para que eso no pase, ellos tendrían que estar muertos. El fiscal se quedo dormido. Cuando abrió los ojos la comisaria estaba vacía.

Chacaltana dijo que alguien tenía que decirle al comandante Carrión lo que había pasado, Busco a Carrión. Su presencia se sentía por la cantidad de soldados armados que circulaban por las calles. Le dijo que tenían que hablar. Carrión le puso al corriente de todo, Chacaltana no entendía cual era su función ahí. El comandante le respondió que vendrían periodistas y que el estaba ahí para defenderlos. Le menciono que mañana era un día importante y que no quería que lo defraude.

Al medio día fueron a almorzar en casa de Cahuide. Oyeron el ruido de motores y gritos en las calles. Cahuide cerró la ventana. El fiscal salió de la casa, seguido por Cahuide. En las calles varios jóvenes corrían perseguidos

por los militares a garrotazos. Mas allá 2 soldados rompieron la puerta de una casa, llevándose a 2 chicos de unos 15 años.

Las levas son ilegales, ¿a dónde los llevan? dijo Chacaltana. Harán el servicio militar obligatorio. Chacaltana empezó a correr hacia la delegación. A los que se negaban a subir los obligaban con garrotazos en la cara, le cerraron el paso; mas allá pudo ver al comandante con el funcionario de corbata celeste y el teniente Aramayo. Comandante hay que detener este operativo, este le dijo que se tranquilizara que estaban levantando indocumentados y requisitoriados. El fiscal volvió a casa de Cahuide pero nadie le abrió la puerta. Se acerco a la ventana y Cahuide le devolvió una mirada en que se mezclaba lastima y miedo. Tampoco le abrieron la puerta en la casa en que se alojaba.

Se fue a dar un paseo y se detuvo junto a un riachuelo. Después de un rato decidió emprender el camino de vuelta. Escucho el rumor de las ramas agitarse. Trato de acelerar el también para llegar al pueblo. En ese momento recibió encima la caída de un cuerpo sobre su cuello.

Chacaltana reconoció la silueta enana que había vislumbrado en la entrada del pueblo el día anterior. Mientras trataba de levantarse, alcanzo a ver las chanclas de llanta y el mismo chullo rojo que había perseguido días antes, en Quinua. Justino Mayta Carazo. El fiscal logro golpearle la cara con una rama y correr. Se encontró con una pared de piedra, empezó a trepar. El fiscal tardo varios segundos en alcanzas la cima, pero ya arriba, se extendía ante el una larga llanura. Justino había trepado a gran velocidad, pero parecía cojear por el golpe al caer del árbol. El campesino lo alcanzo y lo empotro contra la pared. El fiscal le dijo que levantaría una denuncia por atentado contra su integridad física. Con la mano derecha, alcanzó una piedra y el fiscal lo golpeo contra la cara de Mayta. El campesino empezó a llorar diciendo que el no había hecho nada, su hermano hacia todo. Luego Justino se le escapo a el fiscal. Fue a la comisaria, pero nadie le hizo caso.

Al día siguiente, sobre el mediodía, un helicóptero del servicio civil apareció en el cielo y aterrizo a un lado del pueblo. Los periodistas civiles bajaron del aparato con cámaras y grabadoras. Hablaron con los 2 miembros de mesa que sabían español. El fiscal cuando se quedo solo con el periodista, le pregunto si todo estaba tranquilo. Lo interrumpió el teniente Aramayo diciendo que había buen clima, la tranquilidad, la gente ejerciendo libremente su derecho al voto. El fiscal Chacaltana no dijo nada, los periodistas volvieron a su helicóptero y partieron. A las 4pm, hora de cierre de las mesas de votación, las encuestas daban ganador al candidato opositor.

El 8 de marzo de 1990, un destacamento de las Fuerzas Armadas se apersono en el domicilio de la familia Mayta Carazo referente al sospechoso de terrorismo Edwin Mayta Carazo, en circunstancias en que este contaba con 23 años.

Irrumpió en la citada vivienda sin aviso previo, encapuchados y armados. Por orden del teniente Cáceres Salazar, los efectivos procedieron a registrar el domicilio en busca de explosivos o propaganda senderista. El teniente Cáceres sostuvo, que los terroristas que no parecen terroristas son los que revisten mayor peligrosidad para la seguridad nacional. Terminado el operativo, el sospechoso Edwin Mayta Carazo fue conducido en vehículo militar a la base militar de Vischongo, donde le fue practicado el interrogatorio de rigor. El detenido negó la existencia de cualquier vinculo con Sendero Luminoso, lo cual venció mas aun al teniente Cáceres Salazar de su implicación en los atentados. Finalmente, ante la repetida negatividad de Edwin Mayta, el teniente Cáceres decidió dejarlo en libertad, procediendo a su excarcelación al día siguiente. Se encuentra desaparecido desde ese día.

El fiscal desde su regreso nadie le encargo ningún trabajo.

No quiso almorzar con Edith, al menos mientras no tuviese señal de apoyo o ascenso, sintió que la defraudaría.

El miércoles 12 a las 9:35, tomo la decisión de buscar el apellido de Justino entre los archivos de la fiscalía. El archivo estaba en una enorme sala llena de papeles y cajones, el fiscal paso toda la mañana buscando. Decidió buscar entre los casos descontinuados, encontró la denuncia puesta por la madre de Edwin. Con la información de la denuncia, pudo buscar los antecedentes de Edwin Mayta, el hermano de Justino había sido señalado una vez como miembro de una célula que operaba cerca de Huanta, pero nunca pudieron probar nada.

Esa tarde después de almorzar en un puesto de la calle, se dirigió hacia la prisión. Pensaba que, si al menos cerraba el caso para si mismo, sus pesadillas nocturnas terminarías. El vigilante le dijo que no era día de visitas. El fiscal mostro su identificación. El guardia ni la miro. Entendió que nadie le daría esa cita.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. IV


Luego el fiscal le exigió al guardia que llamara al coronel Olazabal. El guardia lo miro con odio, se levanto y salió de su cabina. Volvió 15 minutos después. Con un gesto lo ordeno al fiscal que lo siguiese. Subieron al 2do piso del edificio, los esperaba un oficial alto, blanco y casi sin pelo pero joven aun. Lo llamo coronel Olazabal. El fiscal le dijo que quería hablar con el recluso Hernán Durango. Llame al comandante Carrión, el le dirá lo que quiere saber. Pero no le gustara que discutan su autoridad dijo el fiscal. El coronel le dijo que sus puertas siempre están abiertas para el comandante. Los llevo a una oficina en la torre de entrada. El fiscal le dijo a Hernán D. si conoció a Edwin M., dijo que no hablaría. A pesar de la sonrisa que se le

formo, mantenía una mirada de acero. El fiscal dijo que el era el que haría las preguntas, a lo que Durango respondió que se le había olvidado para quien trabajaba el. El fiscal le dijo que simplemente estaba ahí para preguntarle por Edwin Mayta, no a escuchar discursos.

Hernán D. le dijo que debería pasearse un poco entre las celdas, vería cosas interesantes. Cuando iba a dar la entrevista por terminada, el terrorista pregunto como estaba su mama. Félix sintió que cada musculo del cuerpo se le contraía en una náusea pesada y gris. Durango le dijo que sabia que la tenia muy presente y que sabia que ella había muerto cuando el era pequeño. El fiscal le pregunto como sabia eso, a lo que este respondió que el partido tiene mil ojos y mil oídos. Chacaltana abandono la oficina mareado y con un nudo en la garganta. De repente sintió que el caso del muerto de Quinua tenia algo que ver con el. El fiscal empezó a bajar hacia la salida. El policía lo seguía de cerca y le dijo que si creía que podía hablarle al comandante Carrión sobre un traslado, ya que tenía 10 años en el penal de máxima seguridad. Prometió que haría lo que pudiese y abandono el edificio. De regreso a la fiscalía escribió el informe.

Todo el problema se limita a un cadáver y ya esta resuelto. Guardo el informe en un cajón. Tomo sus cosas y salió puntual. El fiscal decidió pasar por donde Edith, en el restaurante estaba ella sola, pero Edith no parecía de buen animo. Le comento que se había comprado un vestido para la fiesta. Chacaltana le revelo que no era importante, no lo invitarían a las fiestas de altas autoridades. Cuando trata de hablar nadie lo escucha. Le daba vergüenza decirle a una mujer que tenia miedo. Cuando los turistas se fueron Edith cerro la puerta, guardo el plato del fiscal en la refrigeradora y los 2 salieron juntos a la calle.

Esa noche tenia ganas de hablar con ella, fueron a su casa y decidió mostrarle lo que nunca antes le había mostrado a nadie. La tomo de la mano y la llevo hacia la habitación del fondo. Ella paseo por el cuarto tocando todo suavemente, como si fuera reconociendo la presencia de la madre. El fiscal le conto que su casa se incendio cuando era niño.

Y a su regreso reconstruyo tal y como era antes. Ella dijo que era importante recordar. El fiscal supo que a su madre le gustaba esa chica.

Se acercó y la beso.

A la mañana siguiente el fiscal se sentía alegre, por primera vez en mucho tiempo. Resuelto a no perder tiempo, desenterró el informe sobre Edwin M. y volvió a darle una mirada. El viernes 14, a las 5:30, el fiscal distrital abrió los ojos al oír golpes. Sin abrir, anuncio que se cambiaria de ropa y saldría, pero los soldados insistieron, el fiscal les abrió; eran 3. Le dijeron que por Ordenes del comandante Carrión Tenia que acompañarlos, subió a un jeep. Quiso saber a donde se lo llevaban, pero le dijeron que no tenía autorización de hablar.

Siguieron avanzando hasta que el accidentado suelo no lo permitió más. Bajaron llevando al fiscal del brazo. No entendía a donde lo llevaban. El comandante parecía muy serio, el fiscal levanto la vista hacia un agujero. Sus pies se negaron a moverse. Oyó tras de si el rastrillar de un fusil.

El fiscal volvió a sentir un empujón. Volvió a bajar la mirada la suelo. Lentamente, adelanto un paso y extendió el cuello, asomándose a la negrura circular de la excavación. El espectáculo de adentro lo desconcertó. Eran miembros, brazos, piernas, algunos semipulverizados por el tiempo de enterramiento, formando un montón de desperdicios humanos de varios metros de profundidad.

Sintió un tirón, era el soldado que lo había llevado hasta ahí. Ahora lo estaban levantando. El soldado lo hizo regresar, lo encontraron anoche dijo el comandante. Quien le pregunto si creía que ellos eran un montón de asesinos. La pregunta del comandante llego después de un largo silencio. También le pregunto su alguna vez había estado en una guerra. Chacaltana respondió que no, nunca. El comandante le explico que cuando eso pasa uno deja de tener amigos, porque sabe que los perderá. Le dijo que mientras el estaba en Lima su gente moría.

El fiscal Chacaltana, a su manera si había estado en una guerra como un incomodo testigo. El comandante dijo que ahí no hubo un grupo terrorista o 2, ahí hubo una guerra. Tarde o temprano vendrán de Lima y nos sacrificaran a nosotros, que somos los que peleamos.

Siguieron su camino hasta Ayacucho, y después hasta el hospital militar, iban al pabellón de obstetricia, saludaron al doctor Posadas. El forense les dio 2 mascarillas quirúrgicas untadas con Vicks VapoRub, diciéndoles que las necesitarían. El medico descubrió la mesa, esta vez era un muerto reciente y sin quemar. El pecho era una enorme vulva roja con varias protuberancias metálicas y puntiagudas. Del lado izquierdo brotaba un amasijo de huesos, músculos y arterias. La primera vez fue el derecho, ahora le han quitado el izquierdo. El comandante cerró los ojos del cadáver, el fiscal pudo reconocer a Justino Mayta C. Clavaron 7 puñales en su corazón con precisión perfecta. Fue lento, pero para acelerar el desangramiento cortaron el brazo.

El fiscal pregunto si se encontró alguna reivindicación de índole senderista. El medico se volvió hacia le militar y le dio una nota, en la nota decía “Asesinado por la Justicia Popular” Sendero Luminoso.

El comandante dijo que después de todo, quizá el fiscal dio en el clavo con su idea de los terroristas.

En la oficina del comandante, este le dijo a Chacaltana que trabajarían juntos pero bajos sus órdenes. El fiscal le dijo que había redactado un informe de los involucrados, a saber, el teniente del Ejercito Peruano

Alfredo Cáceres Salazar y ciudadano Edwin Mayta quienes pueden arrojar indicios sobre la vinculación del fallecido. Y al teniente Cáceres lo vio hace 38 días, cuando se encontró su cuerpo carbonizado en Quinua. A Cáceres lo reportaron desaparecido en Jaén un mes antes del hallazgo del cuerpo. Le decía el perro. Era un sinchi. Toda la fosa lo hizo el casi solito. Edwin M. cayó en sus operativos.

El comandante conto que cuando las cosas se pusieron difíciles, los cuerpos fueron retirados y amontonados en la fosa que vio el fiscal, aparece la madre de Edwin M. para buscar el cuerpo, a los cuerpos se les arrancaba la cabeza para dificultar su identificación, pero esa mujer podía distinguir que no era su hijo. El fiscal pregunto porque mataron a Justino, el comandante dijo que creía que la razón era el , ya que según su informe el hablo con el.

Lo que hacia Cáceres cuando encontraba a un terrorista en un poblado, convocaba a todo el pueblo que le había dado refugio, lo acostaba en la plaza y le cortaba un brazo o pierna con una sierra de campana. Mientras el estaba vivo.

Luego enterraban las partes del cuerpo separadas. En esa época el comandante dijo que el era capitán, y según las señales la próxima victima seria el. Luego saco una cartuchera de cuero con una pistola adentro. Le dijo al fiscal que desde ese momento el se ocuparía de la investigación.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. V


El fiscal recibió el sábado bailando, Edith lo llevo a un concierto de grupos vernaculares en un campo ferial. A la mañana siguiente los fieles recorrían la ciudad llevando su retama para el Domingo de Ramos. El fiscal distrital adjunto se apersono en la iglesia del Corazón de Cristo a las 11:35. Fue a buscar al padre y este le dijo que esperaba a que sea breve, este le respondió que tenia a Justino M., el padre le pregunto que paso con el, este le contó que lo encontraron pero muerto, el padre le dijo que el asesino aprecia un hombre muy devoto, la cremación, los gallinazos. Parece que trata de destruir el cuerpo para que no vuelva a resucitar, dijo también que queremos vivir para siempre. Por eso guardamos los cuerpos para la resurrección. Enterrarlos es guardarlos. El fiscal recordó el significado de Ayacucho “el rincón de los muertos” y le comento también que el cuerpo fue encontrado sin sangre.

El padre le dijo que lo de la sangre quizá tenía un significado mas bien pagano. Podría ser la sangre del sacrificio. Y los 7 puñales en el pecho de la virgen dolorosa. Las 2 muertes tienen algo que ver con las Semana Santa. El fiscal pregunto que significado le atribuyen los campesinos a la semana santa. El padre respondió que solo disfrazan a la Pachamama con

el rostro de Cristo. Nosotros celebramos la muerte de Cristo y la representamos para morir con el dijo el padre.

Esa misma tarde Chacaltana trato de explicarle a Carrión lo poco que había entendido de su conversación con el padre. Los 2 asesinatos están llenos de referencias religiosas, señor. Son como celebraciones de la muerte. El comandante volvió a mirarlo con desconfianza. Le pregunto que le dijo el cura le dijo que si no le había dado demasiada información. Este le dijo que le garantizó su discreción. Este le dijo que los curas eran como mujeres chismosas. El fiscal, creía en el padre Quiroz. Se habría mostrado muy colaborador.

El comandante dijo que venían por el, pero el fiscal le respondió diciendo que para eso estaban ellos, para evitarlo. El comandante le dijo finalmente que quizá tenia razón, y que estaban tratando de demostrar que habían regresado por todo lo alto. Por suerte habían logrado ocultárselo a la prensa. Es posible preveer que su próximo golpe será mañana. Domingo de Ramos, el comandante dijo que retiraría los permisos de los policías y pediría refuerzos militares. Los pondría a patrullar por toda la ciudad armados pero de civiles, par ano alarmar. Le dijo que lleve su arma, ya que el también podría ser una victima. En la tarde Edith fue a buscarlo a Chacaltana, se pasaron la tarde paseando. Edith le comento que lo vieron con el padre Quiroz, le pregunto cual era su caso, este respondió que era mejor que no lo sepa. Vieron el crepúsculo desde el mirador de Acuchimay, al lado del Cristo.

Mientras dejaban ceremoniosamente las palmas, entre flashes y aplausos, se oyeron gritos. El fiscal y 2 agentes de su cuadra corrieron hacia el origen de los gritos. Mas adelante, 2 turistas estaban en el suelo. El fiscal llego a ver las espaldas de varios jóvenes huyendo a empellones entre la concurrencia. En el camino, algunos refuerzos policiales se plegaron a la persecución. Al salir del centro, los jóvenes perseguidos se separaron para escurrirse entre las calles mas angostas. En el extremo de la residencial, vieron correr a un chico. Esta terminaba en un asentamiento humano. Los 3 policías trataron de seguir al joven, al que se unió uno mas, el fiscal e dio cuenta que estaba corriendo solo. Al doblar una esquina se encontró cara a cara con uno de los agentes. El segundo agente llego pocos segundos después. Uno de los agentes se acerco a una tienda a pedir algo de beber, atendía una chica de 14 años.

Levanto la vista hacia la trastienda, que estaba oculta tras una cortina. La chica dio la espalda para sacar unas galletas, y el agente saco su pistola como la del fiscal, tomo la niña del cuello y apoyo el cañón contra su cabeza. La empujo hasta la trastienda. Dijo que nos e movieran porque la mataba. Con las manos en la nuca, 2 jóvenes salieron. El fiscal reconoció la camiseta de uno de los que había perseguido. Encontró 2 navajas y un revolver pequeño del 28, los hicieron acostarse en el suelo mientras llegaba el patrullero. Le explicaron al fiscal que cuando Sendero Luminoso

estaba muriendo, comenzó a reclutar niños de 10 años, hasta 9. Les daban armas y los entrenaban. Luego sendero se acabo, pero ellos quedaron vertidos como delincuentes comunes. En la comisaria, los agentes le informaron que los turistas atacados no tenían ni siquiera heridas leves.

Chacaltana, volvió a la ciudad a las 7pm. En la procesión del lunes Santo, se trataba de recordar un acto de dolor.

El miércoles 19 de abril del 2000, cerca de la medianoche, realizaba su ronda de vigilancia nocturna por el pabellón E para terroristas del penal de máxima seguridad de Huamanga, el efectivo policial Wilder Orozco, verifico la usencia del recluso Hernán Durango, alias camarada Alonso. El comandante Olazabal convoco a los reclusos formar fila en el patio del referido pabellón, procedió de inmediato a peinar el área. En madrugadas del jueves 20, una patrulla policial retornaba del penal tras el operativo de búsqueda en que no habían capturado al prófugo, las autoridades vislumbraron una fogata en uno de los cerros, Llegados a las faldas del cerro, al pie de la fogata, los agentes declaran haber descubierto que el objeto que habían confundido con una personas carecía de señales de vida, un cadáver.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. VI


Estaba apoyado en disposición cruciforme sobre un árbol de 2 metros y medio de altura, cuyas ramas sus extremidades superiores habían sido clavada por las muñecas. El occiso presentaba, una corona ceñida a su frente consistente en un metro y medio aproximadamente de alambre de púas, enrollado en torno a la cabeza que atravesaba la piel de todo un perímetro craneal. Un corte en su costado izquierdo a la altura del corazón. Los agentes que efectuaron el hallazgo han requerido cuidados psicológicos, a primera hora de la mañana, Wilder O. y el propio coronel Olazabal han reconocieron al fenecido como el prófugo Durando y lamentando el desenlace de su infortunada fuga. El fiscal esa mañana por primera vez, había asistido al lugar donde estaba el cadáver crucificado. En la parte de arriba del árbol, como un cartel de INRI había una nota escrita con la sangre del cadáver. Muerto por Soplón, “Sendero Luminoso”.

El fiscal volvió a la ciudad. Después de escribir su informe, fue a buscar al forense. El cuerpo, ya retirado de su cruz, yacía en la mesa de siempre, solo tenía una pierna. Le pregunto al doctor que había de nuevo, le dijo que un solo hombre no había podido montar un espectáculo en tan poco tiempo. No se explicaban como había desaparecido Durando de la cárcel sin que nadie lo viera. El doctor le dijo que si le garantizaba su discreción, le dijo el coronel Olazabal, vive pensando en un ascenso, le habrán ofrecido algo. Todas las victimas parecen haber ido directamente, casi

voluntariamente hacia su asesinato. El cadáver presentaba hematomas en los hombros y chichones que sugerían una ardua pelea antes de ser clavado. El fiscal llevaba el informe para entregárselo a Carrión. Decidió dejar el informe en la recepción y siguió de largo hasta la iglesia del Corazón de Cristo.

El fiscal dijo que fue a confesarse, hay un nuevo cadáver. El padre lo sintió y le pregunto como murió.

Chacaltana le dijo que el sabia quien los había matado a todos. Fui yo, el sacerdote palideció. Quiroz se lo llevo aun confesionario. El fiscal dijo que todas las personas con las que hablaba morían, tenia miedo. El padre le explico que había una razón, el mito de Inkari. Los campesinos andinos creen que las partes de Túpac Amaru fueron enterradas en distintos puntos del imperio, para que su cuerpo nunca se volviese a unir. Según ellos, esas partes están creciendo hasta unirse. Y cuando encuentren la cabeza, el inca volverá a levantarse. Sendero se presento como ese surgimiento. Le agradeció al padre y salió de la iglesia. El fiscal le dijo que había hablado con gente que no confiaba mucho en el, pero hay otras que si, El padre le preguntó quien hablaba bien, este respondió Edith, el padre dijo q si la conocía y que sufrió mucho con la muerte de sus padres, eran terroristas y murieron en el asalto al cuartel policial.

El fiscal Chacaltana fue donde Carrión, quien al llegar le extendió una hoja que tenía en la mano. Era una carta de Lima con el membrete del comando conjunto de las Fuerzas Armadas. Le anunciaba a Carrión su pase a retiro. Le pregunto qué haría, este respondió que se iría al norte, a un lugar tranquilo y lejos de ahí .El fiscal le dijo que tenía razones para pensar que los siguientes atentados serian en esos días. Quería redoblar la vigilancia. Usted es aun la autoridad. Es el ultimo favor que le hago respondió. El fiscal se dirigió con la orden firmada, entro a la oficina de Pacheco y abrió la puerta, dejo la hoja sobre su escritorio. Pacheco dijo que el comandante ya no mandaba aquí, ahora era el que decidía que medidas de seguridad necesitaba. Chacaltana: ¡ustedes no entienden, hay un asesino suelto!, se acerco a la salida, y abandono la oficina dando un portazo. Volvió a su casa, saludo a su madre, se hizo una sopa de pollo y se recostó. Estaba triste y cansado, de no poder hacer nada. A las 2am lo asalto una pesadilla.

Despertó de golpe, sudando, trato de volver a dormir. No lo consiguió se levanto, se vistió, saco la pistola del estuche, salió a la iglesia del Corazón de Cristo. Eran las 2:30am cuando el fiscal llego a la casa parroquial. Antes de tocar, se pregunto cómo justificaría su vida a esas horas. Toco el timbre sin vacilar. Una voz respondió diciendo quien era, el fiscal respondió que solo venia a ver si todo estaba bien, nadie le respondió. Le llamo la atención el ruido de un golpe, no había venido de adentro de la casa, sino de su costado. Volvió a tocar el timbre. El fiscal e acerco al callejón que separaba la casa del templo. Un gemido sordo salía detrás de un recodo de la iglesia. Tenía la mano pegada a la culata de la pistola, le

pareció que lo que oía eran las respiraciones agitadas de 2 personas. Se pregunto si estarían armados. Luego el fiscal descubrió que solo una estaba de espaldas en realidad, la de un rubio alto, mientras abrazaba a una mujer.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. VII


Su mirada se cruzo con la de los otros 2, el fiscal volvió a tocar el timbre. Quizá el padre ni siquiera estaba adentro, llevo la mano a la perrilla de la puerta, la puerta cedió ante su empuje. Lo oyó claramente. Era el sonido de algo arrastrándose por el suelo, la pesada puerta del sótano estaba abierta, llego a la puerta y empezó a bajar por las escaleras, siempre pegado a la pared. Reconoció el olor de incienso y humedad, al llegar abajo, trato de recordar donde estaba el interruptor. Cambio el arma de mano y encendió, el parpadeo de la luz le sugirió que había alguien más en la habitación. Levanto el arma hacia él y grito que estaba armado. Cuando la luz dejo de temblar, pudo fijarse bien, el medio cuerpo que sobresalía del horno, era el del padre Quiroz. Al llegar a su lado, el fiscal descubrió la empuñadura de un cuchillo atravesando su garganta hasta la nuca. La muerte era muy reciente, el asesino había vertido acido sobre la cara y los brazos.

Las botellas aun estaban abiertas a un costado. Adentro del horno, el fiscal percibió que le habían separado la pierna del tronco; el fiscal oyó un sonido arriba, reacciono a tiempo dio la vuelta y disparo. Calculo que la pareja de afuera lo habrían escuchado, quizá llamarían a la policía. Supo que el asesino no tenía un arma de fuego, estaba huyendo. Corrió tras él. Se abalanzo a las escaleras justo a tiempo de ver como se cerraba la puerta del sótano. Antes de llegar arriba oyó la llave dando vueltas en la cerradura. Pensó que lo encontrarían encerrado con un cadáver, llevando un arma sin licencia, cada una de las ultimas 3 víctimas había hablado con el poco antes de morir. Ni siquiera podía deshacerse del arma en ese lugar. Subió a la puerta y cálculo el ángulo más alejado desde el que podría darle a la cerradura. El segundo tiro le dio casi de lleno. Tuvo que patearla un poco y jalarla con la mano hasta romperla y abrir la puerta. Salió, la pareja que había sorprendido, estaba a pocos metros de la puerta. Se quedaron petrificados, dieron la vuelta y se echaron a correr.

No se dio cuenta que el arma la tenía en la mano, la guardo en su estuche, corrió hacia la casa de Edith, puso el dedo en el timbre, se dio cuenta que estaba llorando, se abrió la puerta. Edith estaba ahí, adormitada. Era un viejo edificio de tres pisos subdividido, el mismo timbre se escuchaba en todos lados. Félix y Edith subieron al 3er piso, la abrazo muy fuerte, paso un largo rato aferrado a ella, antes de darse cuenta que se le seguían escapando las lágrimas. Edith le pregunto que le paso y Felix empezó a contarle todo terminando en el amanecer. Se quedo dormido. Despertó a

las 8am, ella estaba ahí de pie de frente a él. Gracias por ayudarme dijo Chacaltana, no vayas a trabajar, a mi madre le caes bien, no le importaría que me casase contigo le dijo. Edith le dijo que lo quería mucho, pero para casarse con el necesitaría que ella no estuviese ahí, no podía vivir en una casa que era de otra persona y menos de una que no estaba ahí en realidad.

El fiscal en un ataque de querer poseer a Edith, la violo teniendo relaciones con ella a la fuerza. Después de el hecho, le conto que disparo a un hombre pero no sabía si le había dado o no. Le comento también que todas las personas con las que hablaba morían. Edith le grito: ¡Vete hijo del diablo!. Mientras cerraba la puerta alcanzo a verla sollozando desde su cama. Dirigió sus pasos hacia la comisaria, decidió entregarse. El capitán Pacheco lo estaba esperando, este dijo que habían matado al padre Quiroz, tenia que verlo. Le pidieron disculpas por lo de ayer y que el tenia razón. El fiscal le dijo que no se preocupara, el fiscal se lo conto lenta y detalladamente. No menciono el detalle que todas las personas que sabían de su investigación habían sido asesinadas. Cuando termino su relato, el capitán le dijo que vaya donde el forense y prepare un informe para abrir el caso.

El 21 de abril del 2000, el párroco de la iglesia Corazón de Cristo, fue encontrado cadáver en las inmediaciones de su sótano. Según la reconstrucción practicada por el médico legista, el susodicho fue primero arrancado de pies y manos y amordazado, para proceder posteriormente al desmembramiento en vida de su extremidad inferior izquierda. Se le practicaron heridas de gravedad con acido y se le perforo la tráquea y laringe con instrumento punzocortante. No pudo ser perpetuado por una persona mayor de 40 años.

El fiscal dio por concluido su informe, la noche anterior ni siquiera se había cuidado de no dejar sus huellas en el sótano. Las huellas tendrían que ir al laboratorio de Lima, tardarían un poco, quizá el tiempo suficiente para encontrara al verdadero asesino. Empezó a buscar entre los papeles pero no figuraba Quiroz, sin darse cuenta estaba buscando en los archivos el nombre de Edith.

Busco los padres de Edith, Ronaldo Ayala y Clara Mungia, lo encontró en los reportes bajas en combate. El asalto al puesto policial que habían liberado había sido una maniobra desesperada. El archivo incluía un anexo que hablaba de Edith, había sindicado como miembro del aparato logístico del partido. Se dedico durante 2 años a llevar ayuda médica y comida a los presos por terrorismo en el penal de máxima seguridad de Ayacucho. El fiscal llamo por teléfono a coronel Olazabal, le pidió la lista de visitas que recibía Hernán Durando, le dijo que los padres del reo, una hermana llamada Agripina y una más que aprecia su novia, pronuncio un nombre de mujer. El fiscal colgó el teléfono y corrió a la calle. Chacaltana se dirigió y entro al restaurante Huamanguino, Se acerco a Edith la tomo del brazo

diciendo que tenía que hablar con ella. Edith pidió permiso al dueño y acepto. El fiscal estaba furioso.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. VIII-IX


Le dijo que conocía a Durango, ella era la única persona que podría haberle hablado de él, de su madre. Le grito que lo conocía, porque le hablo de él, ella respondió: porque me gustabas y empezó a llorar. El fiscal le dijo que conocía a los terrucos como ella, el asesinado que buscaba conocía a las víctimas y sabia que el había hablado con ellos. Ella dijo que si quisiera haberlo matado lo habría hecho anoche. Saco la pistola y apunto a la pequeña cabeza de Edith, quien le dijo que no sería la primera que moriría así. Le dedico la última mirada de decepción, lastima y odio. Se despidió mentalmente de ella, iba a extrañarla. No pudo, lentamente fue bajando el brazo lentamente, diciéndole mañana por la mañana voy a denunciarte ante la policía de Ayacucho. Tienes tiempo de huir, eso fue lo último que le dijo.

El sábado 22 a las 9am, el fiscal fue despertado por las campanas de los 33 templos de la ciudad que anunciaban la resurrección y gloria de Cristo.

Tenemos ordenes del capitán Pacheco al levantamiento de un cadáver le dijeron al fiscal, iba pensando en cómo formular su informe la acusación contra Edith. Le dolería hacerlo; empezó a reconocer el camino que estaban recorriendo. No sé si usted deba entrar aquí le dijeron, tenía que entrar. La pequeña habitación estaba casi enteramente pintada de sangre. Cuando el fiscal se acerco a las sabanas, encontraron 2 piernas, 2 brazos y una cabeza, el fiscal tubo una esperanza antes de reconocer, salió a las escaleras para vomitar, llorar y patear. Yo asumiré la investigación dijo el fiscal mirando al suelo. Trato de contener las lagrimas. Le respondieron diciendo que ya tenían una línea de investigación muy clara, anoche se le vio salir en compañía de la víctima del restaurante El huamanguino, hay testigos que aseguran que ustedes 2 discutieron. Después de ello, ella no volvió al restaurante.

Lo metieron en un patrullero y lo sacaron ya en la comisaria. Lo arrojaron a una celda del tamaño de un armario. Por la tarde lo interrogo Pacheco diciéndole que figuraba en las listas de visita de Durango y el coronel Olazabal afirma que ofreció negociarle un ascenso antes de la fuga del terrorista. Dijo también que había visto a otros perder la cabeza pero nadie del modo como a él. La firma: Sendero Luminoso, lo hizo mal, ellos nunca firmaban así. El fiscal les pregunto ¿por que obstaculizaron toda la investigación y ahora la asumían de repente?, dijo me quieren involucrar y se le abalanzo encima a Pacheco, luego el fiscal sintió el porrazo en la cabeza, sintiendo que entraba en un sueño profundo. El ultimo sueño que tuvo el fiscal fue que había una enorme pradera pacifica y un cuerpo al

costado, un cuerpo hecho de partes distintas, un Frankenstein, entonces despertó y 2 policías lo arrastraron hacia afuera, lo llevaron a la oficina del capitán.

Le pregunto que con quien estaba en eso el fiscal no respondió, el capitán le dijo que se vaya y que su paso ahí, no estaba registrado. Chacaltana se dejo arrastrar por los mismos policías hasta la puerta. Camino hasta su casa, le dolía todo el cuerpo, le dijo a su mamacita que al dia siguiente seria Domingo de Resurrección y faltaba la cabeza, me van a matar exclamo. Todos los que conocía están muertos dijo Chacaltana, tomo una decisión, salió de su casa y toco el intercomunicador, el comandante le abrió desde su oficina. Cuando llego entro sin golpear. El comandante estaba adentro, preparando una maleta. Le dijo Chacaltana, mi retiro ha roto records de velocidad, el fiscal se vio en un espejo, estaba horroroso. Quien dijo que lo habían acusado de los asesinatos y que luego lo soltaron. Le dijo también que no era Sendero el de los asesinatos, el comandante dijo que se lo temía, y le pregunto de quien sospechaba. Este respondió de usted.

Él dijo que no comprendía, el fiscal él respondió diciendo que pensaba que él se lo explicaría. Dijo que él era el único que conocía todos sus movimientos. Carrión dijo que todo fue un desastre desde el principio, el horno estaba tan viejo que se malogro a la mitad de quema. Todo iba a salir bien pero aprecio él. No había modo de saber que hablaba con Durango y su amiga la terruca, el fiscal respondió que Edith no era una terruca, la mirada del comandante no era de arrepentimiento sino de desafío, es usted un monstruo dijo el fiscal, no le bastaba con un tiro en la nuca? El comandante dijo que había escrito explicándolo todo. Recordó a Edith y dijo que no había ninguna explicación para lo que había hecho. El fiscal acerco la mano al arma. Carrión dijo que ellos lo habían obligado, solo falta uno para que la tierra se estremezca, desapareció detrás de su escritorio, el fiscal saco la pistola y le dijo que se alejara del escritorio.

Carrión el dijo que veía que estaba usando su arma, quería que le diga quienes eran sus cómplices, este respondió que su mejor cómplice fue usted. En ese momento se apago la luz de la oficina. En la penumbra oyó la voz del militar, abrir y cerrar un cajón, luego se dio cuenta que estaba atravesando una puerta. Carrión decía que por que nunca hablaba de su padre, el lo conocía, el fiscal disparo. Supuso que estaban fuera de la oficina, Carrión dijo que su papa era militar también, era guapo y blanco. Chacaltana grito que se callara. El fiscal tropezó con un escalón y cayo 4 escalones. Carrión seguía diciendo que era un poco bestia, ese joven. Un buen chico, salvo cuando bebía. No era tan pequeño como para haberlo olvidado le dijo a Chacaltana. Su madre sufría mucho porque le daba una borrachera violenta. A su madre llego romperle el brazo 2 veces. El fiscal respondió diciendo que el ya no existía, no sabía de dónde venía la voz del comandante.

Autor: Santiago Roncagliolo Cap. X


Carrión seguía hablando que el estaba demasiado ocupado pateándola, ni siquiera volvió a oír los gritos de su madre, ni siquiera por ella se arriesgó. Solo corrió y llego hasta Lima. Chacaltana se dio la vuelta sin dejar de gritar y vació el cargador de la pistola contra el cuerpo que sintió más cercano. Una y otra vez, tiro el gatillo. El fiscal respiraba pesadamente y no escuchaba otra respiración en el aire. Tanteo la pared hasta alcanzar una de las ventanas y la abrió. Co la luz alcanzo a ver a Carrión, los disparos le habían atravesado un pulmón, la frente, un riñón y una pierna. Secándose las lagrimas de los ojos, el fiscal salió a la calle. Los casquillos de bala encontrados en el cuerpo de Carrion pertenecían a la misma arma que había disparado en la casa parroquial. La cuarta sala penal del Poder Judicial ha aperturado un proceso en contra por asesinato múltiple con agravantes a el fiscal.

El coronel Olazabal, fue ascendido al grado de general, se ocupa del aprovisionamiento logístico de la segunda Región Policial.

El capitán Pacheco, fue trasladado a la zona de Mancora, juez Briseño es miembro titular adscrito al Juzgado de Familia de Iquitos, el acusado Félix Chacaltana se encuentra en paradero desconocido. Las fuerzas armadas han conseguido mantener los hechos al margen de la opinión pública. Los documentos faltantes en los expedientes, los informes suscritos por el fiscal Félix Chacaltana Saldivar y las notas en minúsculo de puño y letra del comandante Alejandro Carrión, se envían adjuntos al presente informe. Recientemente, nuevos servicios del informe del servicio de inteligencia del Ejercito señalan que el acusado, Felix ha sido visto en las inmediaciones de las localidades Ayacuchanas, en circunstancias en que trataba de organizar milicias de defensa afirman que el fiscal mostraba señales de deterioro psicológico, el comando ha ordenado que no se efectué su detención .Así consta el acta firmada el 3 de mayo del 2000 por Carlos Martin, Agente del Servicio Nacional de Inteligencia.

resumen libro abril rojo

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