resumen

1
Filosofía Moderna Enrique Sotomayor Trelles Resumen Cuarta Meditación La meditación afronta la naturaleza del error y de la falsedad. Hasta el momento el meditador sabe que conoce más sobre su espíritu humano, y sobre Dios, que sobre las cosas corporales del mundo: las primeras cosas las conoce de forma clara y distinta, mientras que en las segundas existen dudas que oscurecen su pensamiento, y que llevan al meditador a abstenerse de realizar juicios. En la medida que el meditador duda, comprende que es cosa incompleta, y por ello, capaz de concebir una perfección (Dios) que lo concibe todo con distinción y claridad. Este Dios no puede engañar al meditador, puesto que el engaño es una forma de imperfección contraria a la naturaleza divina. Si ello es así, la naturaleza del error y la falsedad debe encontrarse en algo distinto de una voluntad divina que ejerce el poder de burlar al entendimiento. Esta causa se encuentra en la finitud de la facultad de discernir lo verdadero de lo falso: entonces lo que induce al error son los límites del entendimiento. A continuación surge la pregunta de porqué Dios crearía un ser imperfecto, capaz de errar. Una posible respuesta es afirmar que, en tanto seres limitados en nuestra comprensión, somos incapaces de comprender los fines de Dios por los cuáles nos ha otorgado una comprensión limitada. Pero también es posible concebirnos como una de las criaturas existentes en un universo que, en conjunto, exhibe perfección. Si bien el meditador no puede afirmar ello con contundencia, conoce que la naturaleza divina permite una producción de esta naturaleza. Debemos, entonces, buscar las causas de error en ciertas carencias que nos son propias como criaturas. Estas causas se encuentran en la intersección entre la facultad de conocer lo que hay en mí - entendimiento - y la facultad de elegir (la voluntad). Desde esta perspectiva, el error se explica como la propensión de la voluntad de asentir aquello sobre lo cual no posee una comprensión clara y distinta, proveniente del entendimiento. Esta explicación descansa en la desproporción entre la extensión de ambas facultades: así, el entendimiento humano es limitado y se restringe a aquello que se puede conocer con claridad y distinción. Frente a ello, la voluntad es tan amplia y perfecta como la de Dios a nivel formal, pues si bien en Dios es mas el entendimiento y los objetos sobre los cuales se puede ejercer la voluntad, en ambos casos - Dios y hombre - la voluntad consiste en afirmar o negar, buscar o evitar, cosas que el entendimiento propone. Pero la voluntad no es simple capacidad de decidir sin la compulsión de una fuerza externa, sino que se ejerce como una propensión a elegir la opción buena/verdadera que se conoce con mayor claridad y distinción. En ese sentido, una relación de indiferencia entre opciones es muestra de un defecto en el conocimiento. El error, finalmente, consiste en un desborde de la voluntad (mal uso del albedrío) cuando esta intenta extenderse a cosas que no se comprenden clara y distintamente. Pero un desborde de este tipo es sólo posible cuando ninguna de las opciones sobre las que se elige se conoce realmente, pues en caso contrario la propensión a la verdad actuaría guiando a la voluntad hacia el entendimiento. Ello lleva a concluir en que es motivo de contento el que Dios nos brinde la facultad de dar nunca juicio sobre cosas que no se conozcan claramente.

Upload: enrique-sotomayor-trelles

Post on 06-Dec-2015

2 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

resumen

TRANSCRIPT

Page 1: Resumen

Filosofía ModernaEnrique Sotomayor Trelles

Resumen Cuarta Meditación

La meditación afronta la naturaleza del error y de la falsedad. Hasta el momento el meditador sabe que conoce más sobre su espíritu humano, y sobre Dios, que sobre las cosas corporales del mundo: las primeras cosas las conoce de forma clara y distinta, mientras que en las segundas existen dudas que oscurecen su pensamiento, y que llevan al meditador a abstenerse de realizar juicios.

En la medida que el meditador duda, comprende que es cosa incompleta, y por ello, capaz de concebir una perfección (Dios) que lo concibe todo con distinción y claridad. Este Dios no puede engañar al meditador, puesto que el engaño es una forma de imperfección contraria a la naturaleza divina. Si ello es así, la naturaleza del error y la falsedad debe encontrarse en algo distinto de una voluntad divina que ejerce el poder de burlar al entendimiento. Esta causa se encuentra en la finitud de la facultad de discernir lo verdadero de lo falso: entonces lo que induce al error son los límites del entendimiento.

A continuación surge la pregunta de porqué Dios crearía un ser imperfecto, capaz de errar. Una posible respuesta es afirmar que, en tanto seres limitados en nuestra comprensión, somos incapaces de comprender los fines de Dios por los cuáles nos ha otorgado una comprensión limitada. Pero también es posible concebirnos como una de las criaturas existentes en un universo que, en conjunto, exhibe perfección. Si bien el meditador no puede afirmar ello con contundencia, conoce que la naturaleza divina permite una producción de esta naturaleza.

Debemos, entonces, buscar las causas de error en ciertas carencias que nos son propias como criaturas. Estas causas se encuentran en la intersección entre la facultad de conocer lo que hay en mí - entendimiento - y la facultad de elegir (la voluntad). Desde esta perspectiva, el error se explica como la propensión de la voluntad de asentir aquello sobre lo cual no posee una comprensión clara y distinta, proveniente del entendimiento. Esta explicación descansa en la desproporción entre la extensión de ambas facultades: así, el entendimiento humano es limitado y se restringe a aquello que se puede conocer con claridad y distinción. Frente a ello, la voluntad es tan amplia y perfecta como la de Dios a nivel formal, pues si bien en Dios es mas el entendimiento y los objetos sobre los cuales se puede ejercer la voluntad, en ambos casos - Dios y hombre - la voluntad consiste en afirmar o negar, buscar o evitar, cosas que el entendimiento propone.

Pero la voluntad no es simple capacidad de decidir sin la compulsión de una fuerza externa, sino que se ejerce como una propensión a elegir la opción buena/verdadera que se conoce con mayor claridad y distinción. En ese sentido, una relación de indiferencia entre opciones es muestra de un defecto en el conocimiento.

El error, finalmente, consiste en un desborde de la voluntad (mal uso del albedrío) cuando esta intenta extenderse a cosas que no se comprenden clara y distintamente. Pero un desborde de este tipo es sólo posible cuando ninguna de las opciones sobre las que se elige se conoce realmente, pues en caso contrario la propensión a la verdad actuaría guiando a la voluntad hacia el entendimiento. Ello lleva a concluir en que es motivo de contento el que Dios nos brinde la facultad de dar nunca juicio sobre cosas que no se conozcan claramente.