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CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 105 RESTAURACIÓN Y PUESTA EN VALOR DE UN RETABLO DEL SIGLO XVI Por CARLOS JAVIER SÁNCHEZ TÁVORA Conservador-restaurador de obras de arte NTRA SRA. DE LA VICTORIA EN PROCESO DE RESTAURACIÓN C uando se acomete la restauración de una obra de arte, dos de las primeras sensaciones que experimenta el profesional que realiza el trabajo son de admiración y respeto ante la pieza a intervenir, creada por un autor anó- nimo o conocido, de mejor o peor factura, y sobre la que el paso del tiempo, la mano del hombre y agentes diversos han causado modi¿caciones o daños. Cuando el restaurador de obras de arte, siguiendo una serie de criterios y normas, que están establecidas en la “Carta del Restauro”, realiza la labor de estudiar, conservar, restaurar y recuperar en la medida de lo posible la apariencia inicial y funcionalidad de la pieza, tanto estructural como estética- mente, no agrede ni transforma el original e intenta no de- jar huella ni ¿rma propia, dándole todo el protagonismo a la obra. SAN PEDRO Y SAN PABLO, ANTES Y DESPUÉS DE SU RESTAURACIÓN Por todo ello, como médicos del arte que somos, debemos limitarnos a “curar” las enfermedades y males que presenten los “pacientes”. Para comprender bien la obra a intervenir, hay que seguir una metodología de estudio previo, que nos permita conocer el estilo artístico en la que se encuadra, la cronología, el autor

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  • CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 105

    RESTAURACIÓN Y PUESTA EN VALOR DE UN RETABLO DEL SIGLO XVI

    PorCARLOS JAVIER SÁNCHEZ TÁVORA

    Conservador-restaurador de obras de arte

    NTRA SRA. DE LA VICTORIAEN PROCESO DE RESTAURACIÓN

    Cuando se acomete la restauración de una obra de arte, dos de las primeras sensaciones que experimenta el profesional que realiza el trabajo son de admiración y respeto ante la pieza a intervenir, creada por un autor anó-nimo o conocido, de mejor o peor factura, y sobre la que el paso del tiempo, la mano del hombre y agentes diversos han causado modi caciones o daños.

    Cuando el restaurador de obras de arte, siguiendo una serie de criterios y normas, que están establecidas en la “Carta del Restauro”, realiza la labor de estudiar, conservar, restaurar y recuperar en la medida de lo posible la apariencia inicial y funcionalidad de la pieza, tanto estructural como estética-mente, no agrede ni transforma el original e intenta no de-jar huella ni rma propia, dándole todo el protagonismo a la obra.

    SAN PEDRO Y SAN PABLO, ANTES Y DESPUÉS DE SU RESTAURACIÓN

    Por todo ello, como médicos del arte que somos, debemos limitarnos a “curar” las enfermedades y males que presenten los “pacientes”.

    Para comprender bien la obra a intervenir, hay que seguir una metodología de estudio previo, que nos permita conocer el estilo artístico en la que se encuadra, la cronología, el autor

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    o círculo al que puede pertenecer, los materiales usados para su realización, la técnica empleada y el estado de conserva-ción en el que se encuentra.

    Todo ello será lo que posteriormente nos permitirá aplicar un criterio de intervención correcto para cada caso.

    DETALLE DE SANTA CATALINA, DESPUÉS DE LA RESTAURACIÓN

    Intervención en el retablo de Nuestra Sra. de la VictoriaLa obra que nos ocupa, es un retablo en madera tallada, do-

    rada y policromada, siendo el autor del mismo y de la imagen de la Virgen, Manuel del Pino, correspondiendo la autoría de las tablas a Juan Bautista de Amiens.

    Se ubica cronológicamente en el último cuarto del siglo XVI, concretamente en el año 1584, y está situado en la capilla del Sagrario de la Colegiata de Osuna, a la izquierda del retablo central de estilo gótico, realizado por Juan de Zamora.

    En cuanto a las características materiales de la obra, el so-porte de toda la arquitectura esta realizado en madera de pino Flandes, con ensamble de piezas mediante cola y clavos de forja, las tablas son de madera de roble ensambladas a unión viva encoladas y reforzadas con dobles colas de milano o lazos de madera de roble, y la imagen de la Virgen, tallada en madera de pino de Flandes, con ensamble de piezas a unión viva, pegada con una cola animal y con clavos de forja.

    La preparación es la misma tanto en la arquitectura como en imagen y tablas, siendo ésta un estuco a base de sulfato cálcico aglutinado con cola animal.

    En cuanto al estrato pictórico, decir que en todo el conjun-to aparece el temple como elemento policromador.

    La película super cial o de protección está basada en una goma laca de apariencia ambarina.

    El retablo se compone de las siguientes partes:Sotobanco de mampostería, con parte de las molduras pin-

    tadas imitando un marmoleado en rojo, molduras de calcita

    roja, mármol blanco en el frente y mármol negro en el zócalo.Banco, dividido en tres calles, 2 laterales y una central que

    avanza hacia el frente, y en las que se puede leer de izquierda a derecha: «Mandó hacer este retablo», «Ntra. Sra. De la Vic-toria» y «Francisco de Oviedo, hijo de Jerónimo de Oviedo, año de 1584».

    Primer cuerpo compuesto por una calle central con horna-cina, que alberga a la imagen de la Virgen de la Victoria, y dos laterales en las que se encuentran las tablas de San Fran-cisco a la izquierda, y San Sebastián a la derecha.

    Segundo cuerpo compuesto de calle central en la que se encuentra la tabla de San Pedro y San Pablo y dos laterales en las que están las tablas de San Antonio Abad, a la izquierda, y Santa Catalina a la derecha. Ambos cuerpos tienen delimi-tadas sus calles por cuatro pilastras de fustes acanalados y capiteles jónicos.

    Ático, compuesto por un friso pintado con casetones y cír-culos, sobre el que apoya en la calle central la tabla del Dios Padre, orlada por dos pilastrillas de fuste estriado y capiteles jónicos, rematado todo por dos jarrones sobre las pilastras y una concha peregrina con jarrón sobre la tabla. Rematando la pilastra de la calle izquierda, un jarrón, y la de la derecha, una concha peregrina con jarrón, y un jarrón sobre la pilastra.

    Antes de comenzar con la restauración de la obra, ana-lizamos su estado de conservación, detectando y anotando los daños y alteraciones más signi cativos que presentaba el retablo, entre los que destacaban los siguientes: polvo en super cie, perdida de algunas piezas como molduras, re-mates o fragmentos de relieves decorativos, barnices muy oxidados y con pérdida de transparencia, goterones de cera, acumulación de humos en la super cie, mas pronunciada en las zonas cercanas al lugar de ubicación de las velas, algunas quemaduras, levantamientos de preparación y película pic-tórica tanto en tablas, arquitectura del retablo, como en la imagen de la Virgen, desgastes y pérdida de dorado en zonas puntuales, desunión de piezas, despegado y rotura de algu-na de las tablas que componían la pintura sobre tabla, así como una gran cantidad de escombros caídos del revoque del muro, que empujaban las tablas hacia afuera y provocaban dichas roturas.

    Una vez visto los daños, se preparó una propuesta de trata-miento, para devolver al retablo la mayor parte del esplendor perdido a lo largo de los años.

    La intervención a grandes rasgos fue la siguiente: aspirado del polvo de todo el retablo, jación preventiva de las tablas pintadas, eliminación de clavos y otros añadidos posteriores, desmontaje de los elementos arquitectónicos decorativos que se precisaban para poder posteriormente proceder al desmon-taje de las tablas, jación de los distintos estratos de tablas y arquitectura, eliminación de humos, cera y goma laca oxidada, ensamblaje, cosido, encolado y consolidación de las tablas por el reverso, limpieza de los distintos elementos que componen la arquitectura, reproducción y reposición de piezas median-te talla en madera de pino Flandes, aplicación de estuco en las piezas repuestas y en las lagunas con falta de preparación, reintegración cromática de las zonas con pérdida de dorados o policromía, barnizado de las tablas y de la arquitectura del retablo, montaje de tablas y piezas arquitectónicas, protección del conjunto y matizado nal de brillos.

    Para terminar, todo el proceso queda re ejado en un informe nal en el que la catalogación, estado inicial, tratamiento rea-

    lizado, normas y consejos para una conservación adecuada, se acompaña de su correspondiente documentación fotográ ca, de manera que en futuras intervenciones sobre la obra, existan datos su cientes que faciliten el trabajo al futuro restaurador-conservador, conociendo el historial previo de “enfermedades y tratamientos” recibidos.