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RESPUESTA ABIERTA DE CARLOS ALONSO LUCIO A EDUARDO MONTEALEGRE

Bogot, septiembre 10 de 2015

DoctorEduardo MontealegreCiudad

Doctor Eduardo:

Reflexionando sobre la respuesta que deba darle a sus declaraciones injustas e insultantes contra Viviane y contra m, tom la decisin no hacerla en su condicin de Fiscal General de la Nacin.

La visceralidad espesa y la pequeez humana que subyacen a sus palabras no dan para deducir otra cosa que su inspiracin en intereses y angustias estrictamente personales que lo aquejan. De all, que me parezca desconsiderado con la Fiscala salpicarla con crticas y contradicciones que en franca lid, solo le corresponden a usted. Si usted no es consciente del decoro y el respeto que merece la Fiscala que hoy dirige, yo si me abstengo de contribuir a ponerla a pagar como costos institucionales los desafueros en que incurre usted como persona.

En sus declaraciones aparecidas en la edicin de El Tiempo de hoy usted afirma: Antes djeme decirle que me encontr una entidad sitiada por el caos. De Viviane Morales heredamos la portentosa sombra de Carlos Alonso Lucio quien con su impecable catadura tica irradi a la Fiscala General de la Nacin.

De Viviane usted no recibi un caos, todo lo contrario. Recibi una Fiscala congregada y entusiasmada por sus victorias en la lucha contra la corrupcin que nuestra sociedad tanto necesita y que usted ayud a interrumpir. Sin embargo, no ser yo quien entre a defender la gestin de Viviane. Viviane ha demostrado a lo largo de su frtil vida pblica la capacidad para responder ante todos por sus responsabilidades, adems de que en nuestro matrimonio existe la regla de oro del respeto a la autonoma de cada uno en el ejercicio de las decisiones que tomemos en lo relativo a los asuntos pblicos que encaremos.

A lo que si quiero responderle, es a las afirmaciones injuriosas que usted hace cuando se refiere a m.

En primer trmino, usted se refiere a la sombra de Carlos Alonso Lucio en la Fiscala. Ese sealamiento es sencilla y llanamente mentiroso. Jams intervine en pblico ni en privado en asuntos de la Fiscala. No slo Viviane no lo hubiera permitido, sino que yo no tena ningn inters en ello. Debo recordarle que desde hace aos vivo absolutamente retirado de cualquier tipo de vida poltica y que mi vida privada y econmica jams han estado ligadas a ningn tipo de gestiones con alguna entidad del Estado, en ninguna de sus instancias ni jerarquas.

El nico da que pis la Fiscala fue aquel en que acompa a Viviane en su salida, por dems, henchida de vtores y lgrimas de miles de funcionarios que se movilizaron entre solidarios, gratos e indignados por la decisin poltica del Consejo de Estado que la sacaba.

Lo recuerda?

El primero que sabe que lo que digo es cierto es usted. Estoy convencido de que si usted hubiera hallado algo, regular o irregular, de mi parte en la administracin de Viviane, hubiera sido el primero en iniciar las investigaciones a que lo obliga la ley, adems de que lo hubiera hecho con los esmeros mediticos con lo caracterizan.

Por qu le da por tirarnos piedras despus de pasados los aos y a meses de culminar su perodo?

Tendr algo qu ver con los cuestionamientos que le estn haciendo desde distintas esferas de la sociedad o con la citacin al Congreso de la Repblica para que explique contratos y decisiones de su gestin?

Me parece, por lo menos, cobarde de su parte, estrellarse contra un ciudadano como yo, sin ningn tipo de vida ni poder polticos o institucionales, para intentar distraer al pas de las preguntas que los ciudadanos nos hacemos respecto de sus responsabilidades como Fiscal General.

Si las dudas que usted siembra sobre m tuvieran algn asidero, ha debido investigarlas desde hace aos y no ahora a propsito del caos, esta vez si, que lo tiene asfixiado a propsito de sus propias conductas.

Tirarle piedras a Carlos Alonso Lucio a travs de los medios de comunicacin, desde el poder del Fiscal General de la Nacin, es muy fcil.

Usted le hace cuestionamientos temerarios a mi catadura tica. Contrario a su particular sentido de lo tico, yo s responder por m, por mis convicciones y por mi vida.

Lo invito, Doctor Eduardo, a que no limitemos este debate a sus declaraciones desesperadas o a mi carta de respuesta. Estoy seguro de que todos los medios de comunicacin estaran dispuestos a abrir sus espacios para que usted y yo, Eduardo y Carlos Alonso, realicemos un debate, de cara al pas, sobre la tica, sobre su vida y sobre la ma.

Quedo a la espera de su respuesta.

Carlos Alonso Lucio