respuesta a pregunta del foro

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RESPUESTA A PREGUNTA DEL FORO ALUMNA: YOBANA LOMBARDI SILVA PECAM BAMBAMARCA Sólo analizando en qué medida un régimen educativo consigue sus metas propuestas se puede establecer si es de alta o baja calidad. Aunque puede suceder que los gobiernos, las organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales, los docentes, las familias y los educandos no vean esos objetivos de la misma manera, casi todos estiman que comprenden por lo menos dos elementos: el perfeccionamiento de las capacidades cognitivas y el fomento de las cualidades y los valores que se consideran imprescindibles para ser buenos ciudadanos y participar efectivamente en la vida de la comunidad. La calidad debe medirse también por el nivel del equilibrio. Un sistema educativo caracterizado por la desigualdad entre los sexos o la exclusión contra determinados grupos por motivos étnicos o culturales no puede ser un sistema de buena calidad. Todo paso adelante hacia la equidad representa de por sí una mejora de la calidad de la educación. Tal como se destaca en el presente informe, la calidad de la educación desempeña un papel importante en las perspectivas de realización de toda una serie de objetivos de las personas y de metas del desarrollo social, desde la mejora de la salud hasta la obtención de ingresos más elevados y el alcance de un mayor potencial económico. Si se hace hincapié exclusivamente en la realización de objetivos cuantitativos, no se conseguirá la Educación de Calidad Para Todos. Desde el punto de vista de las políticas de educación, uno de los motivos fundamentales para no centrarse sólo en el aspecto cuantitativo estriba en el hecho de que en muchas regiones del mundo se da una discrepancia enorme entre la cifra de alumnos que finalizan la enseñanza primaria y el número de éstos que han logrado adquirir el dominio de un mínimo de competencias cognitivas. En efecto, a pesar de las aspiraciones elevadas que se dan en muchos de los países considerados, sólo una proporción reducida de los alumnos que acaban sus estudios en la escuela alcanza los niveles mínimos de dominio de conocimientos exigidos a nivel nacional. Una política orientada exclusivamente a alcanzar una calidad del 100% no

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EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS

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Page 1: Respuesta a Pregunta Del Foro

RESPUESTA A PREGUNTA DEL FORO

ALUMNA: YOBANA LOMBARDI SILVA

PECAM BAMBAMARCA

Sólo analizando en qué medida un régimen educativo consigue sus metas propuestas se puede establecer si es de alta o baja calidad. Aunque puede suceder que los gobiernos, las organizaciones internacionales, las organizaciones no gubernamentales, los docentes, las familias y los educandos no vean esos objetivos de la misma manera, casi todos estiman que comprenden por lo menos dos elementos: el perfeccionamiento de las capacidades cognitivas y el fomento de las cualidades y los valores que se consideran imprescindibles para ser buenos ciudadanos y participar efectivamente en la vida de la comunidad. La calidad debe medirse también por el nivel del equilibrio. Un sistema educativo caracterizado por la desigualdad entre los sexos o la exclusión contra determinados grupos por motivos étnicos o culturales no puede ser un sistema de buena calidad. Todo paso adelante hacia la equidad representa de por sí una mejora de la calidad de la educación. Tal como se destaca en el presente informe, la calidad de la educación desempeña un papel importante en las perspectivas de realización de toda una serie de objetivos de las personas y de metas del desarrollo social, desde la mejora de la salud hasta la obtención de ingresos más elevados y el alcance de un mayor potencial económico. Si se hace hincapié exclusivamente en la realización de objetivos cuantitativos, no se conseguirá la Educación de Calidad Para Todos. Desde el punto de vista de las políticas de educación, uno de los motivos fundamentales para no centrarse sólo en el aspecto cuantitativo estriba en el hecho de que en muchas regiones del mundo se da una discrepancia enorme entre la cifra de alumnos que finalizan la enseñanza primaria y el número de éstos que han logrado adquirir el dominio de un mínimo de competencias cognitivas. En efecto, a pesar de las aspiraciones elevadas que se dan en muchos de los países considerados, sólo una proporción reducida de los alumnos que acaban sus estudios en la escuela alcanza los niveles mínimos de dominio de conocimientos exigidos a nivel nacional. Una política orientada exclusivamente a alcanzar una calidad del 100% no tendría en cuenta las necesidades de aprendizaje de los niños ya escolarizados y haría perder a una mayoría sustancial de éstos los beneficios más importantes de la escolarización. Los gobiernos resueltos a mejorar los resultados del aprendizaje tienen que afrontar dilemas difíciles de resolver, sobre todo en los países de escasos ingresos donde el número de niños por clase es excesivo y donde los maestros han recibido una educación formal apenas mayor que la de sus alumnos. Un enfoque a este respecto consiste en determinar un conjunto mínimo de elementos básicos con los que pueden contar cada alumno y cada escuela. No obstante, la adopción de este enfoque puede entrañar el riesgo de que, al centrarse en una serie de normas mínimas, pongan trabas las actividades de carácter más innovador. En el presente informe se presentan políticas que no tienen

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por qué estar fuera del alcance de los países con recursos más limitados. Esas políticas empiezan por centrarse en el educando y en la dinámica de la enseñanza y el aprendizaje, apoyándose en un conjunto de trabajos de investigación sobre los factores que hacen que las escuelas y los docentes sean más eficaces. Se hace hincapié en algunos factores como el plan de estudios, el tiempo lectivo y las estrategias y materiales pedagógicos. Es fundamental invertir en los docentes y en su perfeccionamiento profesional, como ha puesto de manifiesto la experiencia de los países que han conseguido un alto nivel en los resultados del aprendizaje. Para crear una cultura de la calidad, son también esenciales: el liderazgo de las escuelas, las posibilidades de aprendizaje mutuo y el aprovechamiento compartido de experiencias. Los nexos entre los distintos elementos de la educación pueden contribuir a mejorar la calidad. La estructuración compartimentada de los poderes públicos suele ocultar o ignorar a menudo la existencia de esos nexos. Los programas de atención y educación de la primera infancia facilitan la ulterior adquisición de conocimientos en la escuela y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por otra parte, la alfabetización, además de ser deseable en sí misma, refuerza el compromiso de los padres con la educación de sus hijos. Por último, las políticas que tienen en cuenta la igualdad entre los sexos contribuyen directamente a mejorar la calidad y los resultados de la educación. El éxito de las reformas relativas a la calidad de la educación exige que los gobiernos las impulsen con vigor. Aunque la ayuda externa pueda incrementar el nivel de los recursos y contribuir a la gestión de los sistemas escolares, en ningún caso puede compensar la inexistencia de un proyecto de la sociedad encaminado a la mejora de la educación, y ese proyecto no se puede organizar ni aplicar desde el exterior. El proceso político interno es el único factor que puede garantizar el éxito de la reforma educativa en última instancia. Si ese proceso propicia el cambio, las posibilidades de que la ayuda externa facilite la evolución hacia una enseñanza universal de mejor calidad se reforzarán considerablemente.