Ganancias: ¿la prioridad máxima?

En la actualidad existe un amplio nivel de consenso en que el principal motor de desarrollo de la economía radica en las empresas -sobre todo Pymes-, y no sólo en los gobiernos, como era hasta hace algunas décadas atrás. Éstas, claro está, tienen todo el derecho de ir en pos de la prosperidad y de generar riqueza privada, sin la cual se convertirían en una ONG o institución pública que persi-gue otros objetivos.

Pero el desarrollo económico sólo constituye una parte de lo que debiera ser el desarrollo sostenible: un ideal que busca el equilibrio entre el bienestar económico, social y ambiental, tanto en las empre-sas como en la comunidad toda. Y hablamos de ideal no porque sea inalcanzable sino porque es per-fectible, porque las cosas se pueden hacer mejor y porque las demandas se manifiestan y crecen acordes a la época en que vivimos y al lugar donde desarrollamos nuestras actividades.

Así pues, el turismo es un elemento prometedor para mejorar la situación laboral y el crecimiento económico. No obstante, al mismo tiempo es la causa -si no se lo controla- de muchos problemas sociales, culturales y ecológicos.

¿Para qué sirve la Responsabilidad Social?

La Responsabilidad Social es una actitud consciente y sensible a los problemas de nuestra sociedad y de la naturaleza. Se trata de reconocer y aceptar los compromisos que tenemos con otras perso-nas y con el planeta, tanto individualmente (responsabilidad social individual) como en conjunto (responsabilidad social empresarial, gubernamental, institucional, organizacional).

Lo que antes se intentaba solucionar o paliar con una donación, hoy se procura transformar con RSE. Este es el factor clave para diferenciar una acción de donación de una gestión sustentable: un paliativo versus una transformación. Es por lo tanto, una instancia superadora a la filantropía y va más allá de lo que establecen las leyes.

Las empresas juegan un papel decisivo en el armado de un futuro próspero porque en ellas se de-positan los anhelos de sus empleados, porque se asientan en una comunidad que se vincula con ellas y porque forman parte de la sociedad y del Estado que les dan soporte.

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Responsabilidad Social en una PyME: ¿es posible?

La respuesta es si! La RSE no sólo es aplicable a todas las PyMEs sino que es una herramienta im-prescindible para aquellas del sector turístico que les permitirá ser más competitivas en el mercado y sostenerse así por mucho tiempo.

En el ámbito mundial, el turismo es uno de los sectores económicos más importantes y con mayo-res tasas de crecimiento. Es un campo que requiere preparación y estrategias competitivas para poder alcanzar el éxito. Es decir: permanecer en el tiempo haciendo el trabajo de manera eficiente, captando y fidelizando más y mejores clientes, mientras construimos y contribuimos a un mundo mejor. ¿Pero cómo medimos la competitividad?

Hace poco tiempo atrás lo hacíamos a través del precio y la calidad pero actualmente, y cada vez con más fuerza, el mercado está incorporando un nuevo factor: la calidad de las relaciones o RSE, esto es: el comportamiento de la empresa con cada uno de sus públicos o esferas con las que toma contacto. Además no hay que olvidar que la competitividad contempla siempre la realidad del mer-cado, y las inevitables acciones de la competencia nacional y global. Y es global porque aunque nuestra empresa no compita en otros países, las empresas de otros países vendrán a nuestro patio a competirnos. Por eso la necesidad de las Pymes de estar en permanente sintonía con lo que impone el mundo moderno de los negocios, porque son justamente este tipo de empresas las más sensibles a los cambios y en donde más repercute los movimientos de las grandes.

La RSE es un instrumento importantísimo para alcanzar la sostenibilidad en el sector de la hospitali-dad. La misma se verá reflejada - como ya dijimos- en la relación ética y transparente que la em-presa establezca con sus diferentes públicos (internos y externos) y en los vínculos y el dialogo que intercambie con ellos.

¿Cómo aplicar la RSE en un emprendimiento turístico pequeño?

Primero debemos decir que las PyMEs constituyen el terreno más fértil y apto para aplicar RSE. En muchas Pymes turísticas la proximidad al entorno natural y a la comunidad local brinda un inmenso potencial para trabajar según políticas de sostenibilidad. Esto es incluso mayor que en las grandes empresas, en términos de repercusión social, a pesar de disponer de menos recursos. A su vez, los resultados son percibidos de inmediato, lo que las hace más creíbles. Su estrecho vínculo, casi personal con todos los públicos, hace que cualquiera de sus acciones sea fácilmente comprobable. En cambio en las grandes empresas la verificación de resultados es más difícil, ya que éstas suelen incurrir en vicios como la cosmética y el marketing por sobre el impacto.

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Sólo se trata entonces de la vieja frase “querer es poder”. No vamos a pelear con la fuerza y el tamaño de Goliat, sino que vamos a actuar inteligentemente como David: haciendo las cosas paso a paso y pensando cuál de nuestros públicos nos necesita más, estableciendo prioridades, creando alianzas con todo tipo de instituciones y personas que nos ayuden a alcanzar los objetivos. Así los beneficios se derramarán inexorablemente en cada uno de los participantes. Porque la Pyme no necesita grandes reportes, sino más bien empezar con pequeñas acciones.

RSE en una Pyme con pocos recursos. Ámbitos de aplicación.

Valores y transparencia:

La RSE siempre existió aunque hoy nombremos sus principios de otra manera. Lo que necesitamos es recuperarlos y aplicarlos cotidianamente en nuestro quehacer: la ética en los negocios y el valor de la palabra, la buena conducta, la cultura del trabajo que dignifica al ser humano, la aspiración de ser un buen padre, buen ciudadano y buen emprendedor. Se trata de equilibrio, de justicia, del “bien ser” que conduce al “bien estar” y al “bien tener”; de ser honesto, buen vecino, de educar a nuestros hijos; de los deseos de “ser” más, no sólo de tener más a cualquier precio.

Medio ambiente y comunidad:

Si hablamos de desarrollo sostenible no podemos separar aspectos indisolubles como el medio ambiente y los seres humanos, seres vivos que comulgan con un hábitat, una identidad y una cultu-ra que les pertenece.

Para resumir este concepto, nada mejor que la siguiente frase: “El turismo es como el fuego: te ayuda a calentar tu comida pero puede quemar tu casa.” El turismo puede ser una valiosa fuente de recursos que ayude al progreso de la comunidad si redunda en beneficio del que llega y del que está. No puede crecer, desarrollarse y generar riqueza en sociedades que no cuidan su entorno, su gente, su identidad y que no enseñan a los visitantes a respetar estos valores. Si contaminamos el paisaje, si no nos comprometemos con la inclusión de los sectores vulnerables, si destruimos nues-tra arquitectura ¿podemos seguir siendo un destino competitivo? ¿Qué turista nos elegirá? Nuestra supervivencia como habitantes de una comunidad o como empresarios del sector turístico depen-de de los esfuerzos que hagamos por mantener el equilibrio entre lo que ofrecemos al turista para su disfrute y lo que mantenemos para nosotros y las próximas generaciones: herencia cultural, forma de vida y naturaleza.

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Clientes:

Cualquier empresa turística (y de otro rubro también) tiene como primera misión satisfacer las ne-cesidades del cliente y para esto no hace falta, según la opinión de muchos, aplicar RSE. ¿Pero real-mente todos los clientes son iguales? Le damos a nuestros clientes el talle que necesita o simple-mente le proporcionamos automáticamente el modelo XL para todos? Hablar de RSE en el Turismo es hablar de atender la diversidad de los seres humanos y no de tratar de standarizar un servicio que de manera automática se pueda ajustar a todos. ¿Dónde aplican entonces los trillados slogans “atención personalizada”, “lo trataremos como a un miembro de nuestra familia”, “siéntase en casa”? Aplicar RSE en el turismo es poder hacer tangible y real estos dichos, que harán que el clien-te cumpla sus expectativas y nosotros hagamos nuestro trabajo de manera eficiente y responsable.

Ofrecer un desayuno para celíacos, por ejemplo, no representa una gran inversión y sin embargo es una acción de responsabilidad social que cumple nuestro compromiso ético con el otro, más allá del costo-beneficio económico.

Y desde el punto de vista del consumidor, hoy se impone una nueva forma de hacer negocios por lo que éste exige otro rol de las empresas y datos corroborables sobre su impacto en la sociedad y el medio ambiente. Así la balanza se irá inclinando por aquellos que hagan las cosas bien y no quie-ran engrosar sus números a costa de oprimir una comunidad o destruir un ecosistema

Colaboradores y proveedores:

“El éxito de una empresa es simplemente el reflejo de la actitud, grado de motivación y compromi-so de las personas que la forman.” Bien lo resume el coach internacional Camilo Cruz la importan-cia de las personas que trabajan dentro y para la empresa. Ambos forman parte de una estructura que si se resquebraja, si se descuida a una de sus partes, si no se las atiende, se las actualiza y se las mejora, se desarma desde los cimientos o desde cualquiera de sus puntos intermedios. Cuidar a nuestros colaboradores y valorar a los proveedores es asegurar la continuidad de la empresa y sentirse acompañado en los tiempos de crisis, es crear confianza y seguir remando juntos aún en las más turbulentas tempestades.

Cuánto le cuesta a la empresa flexibilizar y acordar algunos de sus horarios con madres primerizas o colaboradores que viajan desde lejos? ¿Tomar decisiones de compras inclusivasde talleres prote-gidos que solo nos piden un poco más de tiempo? ¿Pagar en tiempo y forma; acortando los plazos de aquellos micro-emprendedores que necesitan de la venta para reinvertir? Nuevamente vemos que hacer RSE es más bien una decisión que un aumento de presupuesto.

Gobierno y sociedad:

Los flagelos que aquejan a nuestra sociedad y gobiernos, como la trata de personas, la pobreza, la corrupción, son temas que afectan sobre todo a la familia y a cada individuo. Lo que llamamos “lo público” en tercera persona no es otra cosa que “nosotros”. Desde ese punto de vista, trabajar en estas problemáticas es trabajar por el bienestar de uno mismo.

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No podemos construir una sociedad próspera en base a la desigualdad y la postergación de algu-nos sectores. Informarse, saber y difundir es un paso muy importante para la prevención de muchas problemáticas. Es decir, todo de alguna u otra forma nos afecta como seres humanos, como empresarios y ciudadanos; no podemos ser indiferentes y creer que es algo que le pasa a otros o que otros lo tienen que solucionar.

Por supuesto también en el turismo es fundamental el encuentro entre el sector privado y el público porque lo construimos entre todos. No sólo se necesitan políticas públicas que preserven la arqui-tectura del lugar, los paisajes, la naturaleza, que fomenten las artes y las artesanías para ofrecer un destino rico en todo sentido; también el sector privado debe acompañar dichas iniciativas, respe-tándolas y contribuyendo a su enriquecimiento. Es necesario involucrarse y no esperar que todas las soluciones vengan del Estado o de las organizaciones del tercer sector. Los ciudadanos y las empresas pueden sugerir porque conocen los problemas que los aquejan y no sólo viven “en” el lugar sino “del” lugar. Todos tenemos una enorme responsabilidad en contribuir desde lo personal y desde la pequeña escala al desarrollo sostenible de nuestra comunidad y el medio ambiente. Para la empresa Pyme comprometida, el último escalón al final de este proceso colectivo y cons-tructivo será poder inspirar a otros para que desarrollen un programa de RSE con buenos resulta-dos y pocos recursos. Demostrar nuestro impacto más allá del tamaño y que éste no sea un obstá-culo, sino por el contrario, una ventaja para tender redes y articular acciones con otras personas, empresas, instituciones, gobiernos y organizaciones. Eso es lo que enriquece y transforma verda-deramente y será decisivo para el éxito de todos: la creación de un mundo sostenible.

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