reseña - sobre la fotografía, sontag susan
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En esta reseña se explica el segundo capítulo "El mundo de la imagen" del libro "Sobre la fotografía" en el que se hace una exploración entre la imagen y la realidad teniendo en cuenta las consecuencias que han permeado la cultura moderna.TRANSCRIPT
Universidad Nacional de ColombiaMaestría de Estudios LiterariosLiteratura y Cultura VisualLaura Gabriela Ceballos
Sontag, Susan. (2009). El mundo de la imagen. En Sobre la fotografía (pp. 149 – 175). Traducción de Carlos Gardini; revisada por Aurelio Major. Barcelona:
Debolsillo.
A lo largo del tiempo, las imágenes han servido para interpretar la realidad de manera que
estas le han usurpado a esta su carácter esencial. En el presente capítulo del texto, Susan
Sontag intenta descifrar esta relación para establecer el valor de la imagen, (re)presentada
por el hombre como arte, en el concepto de lo real.
Mientras que en el mundo antiguo se luchaba por romper la dependencia de la imagen
con lo real, en el mundo moderno, la tensión se ha centrado en las consecuencias de que
esa imagen haya hecho todo lo contrario. Las imágenes han sustituido a la realidad
despojándola de todas sus características y con ello han transformado la interpretación
que la sociedad tiene de ella. En el mundo primitivo, la imagen y la cosa (el objeto, la
persona, la situación, etc.) eran manifestaciones distintas de una misma esencia (p. 151).
En el mundo antiguo la imagen era verdadera en tanto que se asemejaba a lo real, pero
era falsa en tanto no era más que una semejanza (p. 150), en otras palabras las imágenes
tenían características de la cosa pero no eran la cosa en sí misma. En los inicios de lo que
se conoce como el mundo moderno, la imagen era sólo una interpretación de la realidad,
en el sentido en que la cosa presentaba de diversas formas y técnicas elementos
concretos de ella que la ayudaban a explicarla.
Fue después de la invención de la cámara que las formas de concebir la imagen dentro de
la sociedad se transformaron notablemente, cuando el carácter tecnológico demostró que
la fotografía no es nada menos que el “registro de una emanación” (p. 150), es decir es la
abstracción física o el “rastro directo” de la realidad. Feuerbach señala que las imágenes
han sustituido las experiencias de primera mano (p. 149) y como consecuencia se
imponen en la sociedad hasta llegar a ser una extensión de ella. La pretensión de abstraer
la realidad ha incidido en que la imagen transforme su objetivo. “Las imágenes poseen
cualidades poseen las cualidades de las cosas reales, pero nosotros propendemos a
atribuir a las cosas reales las cualidades de una imagen” (p. 154).
La fotografía es la forma más moderna de la sociedad por intentar abstraer la realidad
palpable. En ese sentido, Sontag, afirma que la fotografía es adquisición en su sentido de
posesión, de consumo y de ampliación de conocimiento (pp. 151-152). Desde el punto de
vista de la posesión, podemos observar que la fotografía, así como la literatura, la pintura
y las demás artes tienen la capacidad de fragmentar los detalles de las cosas reales y
magnificarlos, pero lo que hace realmente evidente la capacidad de control de la
fotografía es la tecnología que le ha permitido capturar desde el más pequeño elemento
existente en la tierra, hasta la estrella más grande del universo. Otras tecnologías
fotográficas también han permitido en la imagen reflejar el movimiento, las dimensiones,
los volúmenes y hasta traspasar la materia real para abstraer lo que el ojo humano no es
capaz de ver por sí solo, además de transmitir las imágenes a distancias inimaginables de
formas simultáneas (p. 153).La fotografía, entonces, es una forma de establecer control
sobre la distancia, en tanto acerca al observador de una forma virtual, así como también
establece control sobre el tiempo pues gracias a estas tecnologías “la fotografía tiene un
acceso instantáneo a lo real” (p. 159).
En este caso, la imagen se convierte en un documento que funciona como un
“instrumento de la memoria” para el presente, el pasado y el futuro. Las fotografías del
pasado, en el presente evocan recuerdos que van acompañados de sensaciones casi reales
para hacerlas volver, el presente genera sensaciones de realidad reanimando el pasado,
Las fotografías del presente se convierten inmediatamente en instrumentos del pasado y
las fotografías del pasado y del futuro se pueden convertir en instrumentos extraños para
prever el futuro como el fotohoróscopo de Monsieau Pierre en Invitado a una decapitación
(p. 162).
Estas circunstancias hacen que la fotografía se convierta también en una forma de
adquisición de conocimiento, ya que suministra información que el lector almacena,
organiza y clasifica. Susane Sontag, presenta diferentes ejemplos de la literatura en donde
las clasificaciones responden a unos criterios de recolección de datos objetivos o de
idealizaciones que comienzan a crear confusiones de la realidad, colecciones privadas
objeto de placer, obsesión y deseo (pp. 158-159). El deseo de información del observador
también está contenido en la fotografía, cuando lo que retrata son acontecimientos pero
allí se crea una distorsión de los sentimientos ya que la fotografía hace percibir al
observador que está del otro lado de ellos y que no lo afectan. Por lo tanto se crea allí un
paralelo entre el mundo real y el mundo de la fotografía. En el primero se sabe lo que
sucede pero no se sabe lo que va a suceder; en el segundo se sabe lo que ha sucedido,
pero se sabe que en el tiempo de ese mismo mundo seguirá siendo igual. Cuando se
observa la fotografía no se observa la realidad sino la imagen (p. 160) y esta no cambiará
en su esencia por más que la realidad lo haga.
Sontag afirma que, gracias a la fotografía, podemos relacionarnos con acontecimientos
que hacen parte de nuestra experiencia y con otros que no. Esta es la forma de
adquisición de la fotografía inculcada por el consumismo. El control que ejerce la
fotografía en este aspecto, es mediado por la comercialización de esta. La reproducción en
masa de las imágenes, en contraste con la pintura, responde a un modelo de apariencias
requerido o implantado por la sociedad, la cual le otorga mayor valor a la fotografía. De
allí que en la actualidad, propendamos por atribuirle a las cosas, características de las
imágenes (p. 154) que han irrumpido en nuestra mente como objetos de belleza. Este
concepto de belleza varía de acuerdo al contexto geográfico el cual a su vez las imágenes
que el productor quiera mostrar. Sontag sugiere que en el cine la imagen también se
diferencia de la realidad desde el punto de vista del observador determina la perspectiva,
el nivel de acercamiento y las imágenes específicas que el productor de las imágenes
quiera mostrar al espectador (p. 164). En China, por ejemplo el modo de fotografiar está
determinado por un orden moral que influye en el nivel de acercamiento de la cámara y
sobre todo, los temas específicos que se fotografían, los cuales deben ser positivos,
edificantes y ordenados. En el texto se presenta la fotografía de Antonioni criticada por
muchos precisamente por ir en contra de la estética impuesta, por medio de la utilización
de colores opacos, el ocultamiento de las personas o tomas desde diferentes ángulos con
el fin de no mostrar las cosas desde un otros modos de fotografiar en los cuales se
cambiaban los puntos de vista (p. 166). En ese sentido, la fotografía moderna sería capaz
de neutralizar y desmembrar la realidad, lo que abre las posibilidades de significación.
Aunque las significaciones de la fotografía estén relacionadas con sus propios propósitos,
los cuales, sugiere Sontag, pueden ser de carácter artístico o documental, aunque puedan
convivir los dos. El primero tiene una mirada amplia, desinteresada y, desde cierto punto,
“parcial” de la realidad. El segundo tiene una mirada instrumental con el propósito de
inquietar al observador con una posición política y moral bastante clara (p. 171). Esta
última es una forma de control clara en la sociedad capitalista (p. 173) y, desde mi punto
de vista, de todas las sociedades totalitarias, en las cuales se desarrolla la cultura de la
imagen, ya que logra subjetivar u objetivar lo real para suministrar la ideología que más le
convenga. En otras palabras, manipularla a través del espectáculo para distraer al pueblo
de la realidad y de la vigilancia para restringirlo y orientarlo a una no-realidad. De esta
forma, todo se reduce al nivel y el concepto de libertad de la sociedad que tenga el poder
para producir, reproducir, almacenar y difundir las imágenes.
Así como Balzac sospechaba que las cámaras consumían capas del cuerpo, a partir de este
texto se puede afirmar que las imágenes consumen la realidad, hasta dejarla sin energía,
hasta dejarla obsoleta. Pero el mundo real tiene ya tantas cosas inservibles, superficiales y
banales que las imágenes que las cámaras captan de él tendrían que ser depuradas para
que devolverles su valor.