reseña a la hidra de la revolucion
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LINEBAUGH, Peter e REDIKER, Marcus.A hidra demuitas cabeas: marinheiros, escravos, plebeus e ahistria oculta do Atlntico revolucionrio.
So Paulo: Companhia das Letras, 2008.
Martn P. Gonzlez
Si bien tanto Peter Linebaugh como Markus Rediker realizaron otras
publicaciones antes y despus de La Hidra de la Revolucin,1 nunca lograron
alcanzar el reconocimiento que les vali este libro. En la presente resea crtica
nos proponemos, entonces, recuperar las diversas dimensiones que hacen del
presente trabajo una innovacin dentro de un escenario historiogrfico un tanto
hostil a los nuevos abordajes y las propuestas analticas novedosas.
Para facilitar la lectura, estructuraremos nuestro anlisis en seis apartados
diferenciados, para as dar cuenta de la riqueza y los matices que posee el libro.
El primero estar centrado en analizar los debates historiogrficos,
metodolgicos y tericos en los cuales La Hidra se posiciona, buscando as
establecer vnculos y relaciones con otros autores. Los siguientes cuatro
apartados se centrarn en comentar el libro a partir de su propia estructura,
buscando ir ms all de una mera enumeracin de captulos, indagando en las
aristas problemticas que pueda presentar el abordaje de los autores.
Finalmente, el ltimo apartado presentar una conclusin crtica.
Existe tambin una publicacin en espaolLa Hidra de la Revolucin. Marineros, esclavosy campesinos en la historia oculta del Atlntico, publicada por Crtica en Barcelona durante2005. Professor da Universidad de Buenos Aires (UBA) / Argentina.
1 Entre los numerosos trabajos realizados pos los autores, vale la pena resaltar: MarcusRediker. Between the devil and the deep blue sea: merchant seamen, pirates, and the Anglo-American maritime world, 1670-1750. Cambridge: Cambridge University Press, 1993; PeterLinebaugh. The London Hanged: Crime and Civil Society in the Eighteenth-Century.
Cambridge: Cambridge University Press, 1992; y Douglas Hay, Peter Linebaugh, John G. Rule,Edward P. Thompsony Cal(eds.)Albions Fatal Tree. Crime and Society in Eighteenth-CenturyEngland. London: Penguin Books, 1988.
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Galardonado con el International Labor History Association Book Prize,
el presente trabajo de Linebaugh y Rediker gener grandes controversias en los
crculos acadmicos, a partir no slo de su novedosa interpretacin de lahistoria atlntica entre los siglos XVII y XIX, sino tambin de la forma en que
utilizan ciertas categoras de la tradicin analtica propia de la historiografa
marxista inglesa, estableciendo dilogos con la teora antropolgica y
sociolgica. As, si bien el libro est claramente orientado hacia problemticas
analizadas por historiadores de la talla de Rodney Hilton, Edward Palmer
Thompson o Christopher Hill2como por ejemplo las resistencias campesinas y
esclavas, las ideologas radicales de las multitudes sin voz, los conflictos y
resistencias en el proceso de trabajo, o la constitucin de clases sociales a partir
de la experiencia de los sujetos, podemos notar en el anlisis de Linebaugh y
Rediker la intencin de trascender los lmites nacionales especficamente
ingleses de esos procesos. En este sentido, La Hidra retoma algunas de las
hiptesis que guiaron los trabajos tempranos de George Rud y Eric
Hobsbawm,3 quienes buscaron traspasar las barreras de la historia inglesa,
analizando ideologas y movimientos populares ms all de los lmites
geogrficos de los Estados nacionales.
Nos encontramos entonces con una propuesta temtica y un recorte
espacial, cronolgico y temtico ms amplio: el espacio del Atlntico, cuyas
corrientes y mareas determinaron una serie de experiencias comunes a un
proletariado atlntico compuesto de marineros, labradores, criminales, mujeres,
radicales religiosos y esclavos africanos, desde el comienzo de la expansin
colonial inglesa en el siglo XVII hasta la industrializacin metropolitana de
inicios del XIX. En este sentido, los gobernadores recurrieron al mito de
2 Entre la numerossima bibliografa de estos autores, resaltamos: Christopher Hill.Antichristin Seventeenth-century England. Londres: Verso, 1990; El mundo trastornado. El ideariopopular extremista en la Revolucin inglesa del siglo XVII. Madrid:Siglo XXI Espaa, 1983; yLos orgenes intelectuales de la revolucin inglesa,Crtica, Madrid, 1996; de Edgard P.Thompson. Costumbres en comn.Barcelona: Crtica, 1984 y Tradicin, revuelta y conscienciade clase. Estudios de la crisis de la sociedad industrial. Barcelona: Crtica, 1984; y RodneyHilton. (ed.) La transicin del feudalismo al capitalismo. Barcelona: Crtica, 1982; y Hilton,Rodney.Siervos liberados. Madrid: Siglo XXI, 1978.
3 Hacemos referencia, principalmente, a trabajos como: George Rud. La multitud en la
historia. Madrid: Siglo XXI, 1971; y Eric Hobsbawm.Revolucin industrial y revuelta agraria.El capitn Swing. Madrid: Siglo XXI, 1978; y Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formasarcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX. Madrid: Crtica, 2001.
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Hrcules y la hidra para simbolizar la dificultad de imponer orden en unos
sistemas laborales cada vez ms globales (p. 16): es precisamente sobre el
origen, caractersticas, accionar y devenir de las mltiples cabezas de esa hidra,
que est centrado el anlisis de Linebaugh y Rediker.
Entonces, en lugar de centrarse en analizar la constitucin de una clase
obrera industrial, las caractersticas de los piratas, el trfico esclavista o las
ideologas religiosas radicales como elementos independientes, los autores
buscan rescatar a partir de una mirada desde abajo- esta multiplicidad de
experiencias de opresin, violencia y dominacin en funcin de un abordaje
holstico que recupere las conexiones existentes entre estos fenmenos
aparentemente dispersos. As, si bien estos conflictos tendrn diversos
escenarios (principalmente los terrenos comunales, la plantacin, el barco y la
fbrica), el eje de anlisis pasa por las relaciones, los quiebres, y las
continuidades entre esta diversidad de espacios.
Como los procedimientos de anlisis de los autores presentan variaciones
de captulo en captulo, consideramos oportuno abordar a continuacin una
descripcin de los mismos, en funcin del recorte temtico-temporal que
realizan, estructurado en cuatro momentos en el desarrollo de este conflicto
entre la globalizacin capitalista herclea y las resistencias planteadas por esa
compleja hidra policfala.
Los dos primeros captulos del libro se ocupan de la primera fase de este
proceso de dominacin hercleo, que ocurre en los aos de 1600 a 1640,
signado por el crecimiento y desarrollo del capitalismo comercial ingls y la
colonizacin del espacio atlntico. Estos aos de expropiacin seran fundamen-
tales, entonces, para la conformacin de una estructura econmica de exclusin
y transformacin de las relaciones sociales existentes hasta el momento.
El primer captulo, El naufragio del Sea-Venture, sienta las bases de la
metodologa analtica de los autores. La misma parte de reconstruir casos
concretos como en este caso, el del naufragio de un barco ingls para indagar
en cuestiones estructurales de la poca. As, a partir de este suceso, se abordan
cuestiones esenciales del naciente capitalismo atlntico de principios del siglo
XVII: la expropiacin mediante la reconstruccin del contexto de competenciaimperialista y desarrollo capitalista del cul la Virginia Company fue uno de sus
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motores esenciales, a partir de las estrategias de colonizacin de tierras
americanas trasladando poblaciones campesinas, la lucha por crear modos de
vida alternativos a esa expropiacin retomando as la tradicin de uso de
terrenos comunales, que lleg al territorio americano de la mano de los
marineros, las formas de cooperacin y resistencia fundamentalmente entre
los mismos marineros, que, ante los peligros de altamar, iban ms all de sus
condiciones de artesanos, proscriptos, campesinos pauperizados, o peones,
unindose en pos de lograr objetivos comunes y la imposicin de una
disciplina clasista a partir de la respuesta que los funcionarios de la Virginia
Company tuvieron frente a esas resistencias, imponiendo el terror de la horca y
una disciplina laboral estricta.
Este primer captulo es tambin representativo en trminos de los
procedimientos de anlisis que los autores realizan de los documentos. En este
punto podemos observar un claro inters por hacer dialogar la teora marxista
especialmente La ideologa alemana y el captulo veinticuatro (sobre la
acumulacin originaria) deEl Capitalde Marx, con la historiografa inglesa
si bien el interlocutor privilegiado lo constituye el marxismo britnico de Hill y
Thompson, tambin se cuestionan otras interpretaciones, como podra ser la
Hugh Trevor Ropper y un extenso y detallado corpus documental del perodo,
compuesto principalmente por relatos de viajes, documentos administrativos de
la Virginia Company y obras literarias comoLa Tempestadde Shakespeare.
As, en el segundo captulo, Leadores y aguadores, los autores retoman
los argumentos de algunos de los principales intelectuales de la primer parte del
siglo XVII ingls, como Francis Bacon o Walter Raleigh, y cmo caracterizaban
a los enemigos de ese Hrcules explorador, colonizador y comerciante, a partir
de la monstruosidad de esas multitudes variopintas. Centrndose entonces enlos leadores y aguadores, que desempearon funciones esenciales para el
avance de este proceso globalizante a saber, realizaron las tareas de
expropiacin mediante la tala de bosques y destruccin del hbitat de los
terrenos comunales, construan los puertos y barcos, y desarrollaban las
actividades domsticas cotidianas, los autores reconstruyen el proceso de
constitucin de la infraestructura necesaria para la expansin del capitalismo
comercial, as como la consolidacin de un aparato represivo orientado a
controlar estas poblaciones: el terror, la prisin, los correccionales, la horca, las
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campaas militares y los trabajos forzados en ultramar.
Sin embargo, a partir de los vnculos de solidaridad y resistencia, estos
grupos de leadores y aguadores comenzaron a formar iglesias, regimientos
politizados al interior del ejrcito y comunas rurales y urbanas. La hidra,
formada por marineros, obreros, aguadores, aprendices, es decir, las clases
humildes y ms bajas o, por decirlo de otra manera, el proletariado urbano
revolucionario estaba emprendiendo acciones de un modo independiente (p.
87). Estas cuestiones constituyen el transfondo de la segunda fase de este
proceso.
Los siguientes dos captulos estn centrados en la segunda fase de este
proceso, que ira de 1640 a 1680, y que estara signada por los levantamientos
de esas mltiples cabezas de la hidra, mediante la revolucin en la metrpolis y
los levantamientos en las colonias. El interlocutor privilegiado de estos captulos
es Christopher Hill, ya que el contenido de los mismos est orientado hacia los
mismos problemas y tpicos tericos tratados por l, aunque con ciertas
variaciones que enriquecen el anlisis.
El tercer captulo, Una morita negra llamada Francis constituye acaso la
forma ms acabada de aplicacin de la metodologa de estos autores. Como
decamos ms arriba, Linebaugh y Rediker parten de casos concretos para
reflexionar sobre la totalidad de un proceso, explotando los documentos al
mximo e indagando en las condiciones estructurales a partir de coyunturas
especficas. Pues bien, en este caso los autores analizan un nico documento, un
informe de Edward Terrill, dirigente eclesistico de la Iglesia de Broadmead, en
Bristol, sobre una criada morita y negra llamada Francis. Lo interesante es
cmo, a partir de esta somera descripcin de una carilla, los autores analizan la
confluencia entre dinmicas sociales como la raza, la clase y el gnero en el
contexto de la revolucin puritana inglesa. As, la reconstruccin de la posible
trayectoria de Francis, lejos de centrarse en un abordaje biogrfico, da cuenta de
las diversas problemticas del perodo.
La bifurcacin de los debates de Putney, el cuarto captulo, est centrado
especficamente en las ramificaciones que dichas polmicas tuvieron. Durante el
otoo de 1647 tuvieron lugar, en el pequeo pueblo de Putney, una serie dedebates de radical importancia para el futuro de Inglaterra y del capitalismo
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comercial entre, por un lado, Oliver Cromwell, jefe supremo de todos los
oficiales del ejrcito, y un grupo de agitadores provenientes de los soldados
rasos, liderados por Thomas Rainborough, en torno a dos cuestiones esenciales:
el sistema comunal de tenencia de tierra y la esclavitud. Ahora bien, Linebaugh
y Rediker indagan en cmo esta prdica, que los niveladores realizaron a favor
de la permanencia de los derechos comunales y en contra de la esclavitud, se
transmiti por el espacio atlntico, llegando los coletazos de esos debates a
Npoles, Londres, Irlanda, Barbados y el Ro Gambia. As, la recepcin que las
ideas radicales esgrimidas por los niveladores en ese debate da cuenta de cmo
esa hidra levantaba sus cabezas en diferentes contextos, pero a partir de una
experiencia unificadora de dominacin y violencia.
El quinto captulo, Hidrarqua: Marineros, piratas y el Estado martimo,
marca el fin de una etapa y el inicio de otra, que transcurrira entre 1680 y 1760,
signada por la consolidacin del capitalismo comercial a partir de la mediacin
de los Estados nacionales, y un sistema financiero diseado para captar los
mercados atlnticos. Sin embargo, esta creacin de un Estado martimo desde
arriba tuvo su contrapartida en las organizaciones que los marineros crearon
desde abajo; a este doble proceso Linebaugh y Rediker llaman hidrarqua.
Acaso corporizacin de la dialctica que todo marxista busca en los procesos
sociales, el barco lleg a ser un motor del capitalismo en los inicios de la
revolucin burguesa en Inglaterra y, al mismo tiempo, un escenario de
resistencia, un lugar en el cual las ideas y las prcticas de los revolucionarios
derrotados y reprimidos [...] se refugiaban, se reformaban, circulaban y
persistan (p. 170).
Para fines del siglo XVII, entonces, ya tendramos un Estado martimo
consolidado, que explotaba a la mano de obra en cuatro formas bsicas: la
agricultura comercial orientada al mercado, la pequea produccin
terrateniente o artesana, la fabricacin de productos manufacturados y, por
ltimo, el barco, que una a todas las dems en funcin de la circulacin de
personas y bienes. La resistencia vendra de la mano de los piratas, que durante
las primeras dcadas del siglo XVIII fueron generando mbitos que se alejaban
de la estricta disciplina laboral de los barcos mercantiles y subvertan el ordenhercleo del capitalismo mercantil, constituyendo un orden social propio que
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era autnomo, democrtico e igualitario, es decir, una alternativa subversiva a
los modos habituales de las flotas mercante, de guerra y corsaria (p. 201). El
Estado martimo respondi con violencia masiva, tanto militar como penal, con
el objetivo de erradicar la piratera: la hidrarqua de los marineros sera
derrotada durante la dcada de 1720, pero sin embargo pervivira como
tradicin radical.
Sin embargo, el Estado hercleo se encontrara con otros obstculos
durante las dcadas de 1730 y 1740: las revueltas de esclavos y las
insurrecciones urbanas. En este sentido, en el sexto captulo, Los proscriptos
de todas las naciones de la tierra, se analiza una conspiracin llevada a cabo
por un proletariado variopinto, compuesto en su mayora de esclavos, en
Nueva York en 1741. Segn los autores, los orgenes de este complot orientado
a destruir los fundamentos materiales del dominio de la clase gobernante,
mediante el incendio de cuarteles y otros edificios deben buscarse en los
muelles, en la transmisin de las experiencias atlnticas en torno a la resistencia
frente a la dominacin, tanto en los regimientos militares, las iglesias, las
plantaciones, o las tribus o clanes tnicos.
La cuarta etapa, que ocurrira entre 1760 y 1835, sera la de la era de las
revoluciones atlnticas, donde finalmente estas tendencias que fueron
sedimentando el accionar de los oprimidos estallaran en un horizonte de
levantamientos por todo el hemisferio. El sptimo captulo, Una cuadrilla
variopinta en la revolucin americana indaga precisamente en las
caractersticas sociales y econmicas de estos movimientos, a partir de los
motines e insurrecciones que hicieron de aquella cuadrilla variopinta en la
fuerza motriz de una crisis revolucionaria durante las dcadas de 1760 y 1770
(p. 246). En este caso, los autores analizan el movimiento multitnico de
trabajadores detrs de los grandes nombres de la revolucin americana, tales
como Paine o Jefferson, a partir de las rebeliones de esclavos, turbas urbanas y
marineros en varios puntos del territorio americano. Estas rebeliones
constituyen adems el teln de fondo de los prximos captulos, centrados en la
cuestin de la abolicin de la esclavitud, que a fines de siglo XVIII y principios
de XIX se haba convertido en un tema recurrente.Los dos ltimos captulos del libro estn claramente relacionados. Por un
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lado, el captulo octavo, La conspiracin de Edward y Catherine Despard da
cuenta de un ciclo de rebeliones iniciado en 1790, no slo por cuestiones de raza
o clase social, sino tambin en pos de la liberacin de la raza humana como un
todo. As, al indagar en la conspiracin de Edward y Catherine Despard, y la
trayectoria que el regimiento de Edward tom por diversos puntos de la
geografa americana, los autores establecen ciertos lineamientos generales de
los procesos revolucionarios, que se trasladaban como ideal universal, dejando
tras de s movimientos locales, como la clase trabajadora inglesa, los negros
haitianos, la dispora irlandesa (p. 329). Por otro lado, el ltimo captulo,
Robert Wedderburn y el jubileo atlntico se centra en la peculiar historia de
de ese hijo de una esclava y un rico propietario de tierras, que a partir de su
peculiar carrera poltica logr aunar en su persona las experiencias del
cristiano comunista del Oriente Medio con el nivelador que actuaba en
Inglaterra y el baptista nativo de Jamaica. Uni a travs del espacio al esclavo y
al cimarrn con el marinero y el trabajador portuario, con el plebeyo sin tierras,
el artesano y el trabajador industrial (p. 372). As, a partir de reconstruir su
trayectoria poltica los autores dan cuenta de cmo ese ideal de superacin y
liberacin humana encarnaron en un proyecto radical de abolicin de la
esclavitud e igualacin de los ciudadanos del mundo.
Sin lugar a dudas, uno de los factores que ms llaman la atencin deLa
Hidra es su carcter provocador. En resumen, su inters consiste en su
intencin de ir ms all de los ciudadanos propietarios, los trabajadores
industriales nacionales, blancos, varones, asalariados y cualificados, y el
carcter revolucionario, moderno, progresivo y capitalista de las revoluciones de
los siglos XVII y XVIII, ejes de la reflexin del marxismo britnico. As, el
trabajo de Linebaugh y Rediker delinea las caractersticas de un proletariado
atlntico, una clase annima y sin nombre, sin una cultura ni una raza
homognea, expropiada de sus medios de produccin, de una gran movilidad,
sin distincin de gnero o edad, y que, principalmente, actuaba de manera
cooperativa y obrera. Frente a esta amenaza es que se alzaron las armas del
terror, la violencia y la coaccin de las clases dominantes.
Podemos plantear entonces una cuestin que consideramos esencial paraentender la relacin entre la analtica de estos autores y el marxismo britnico.
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Por un lado, para Linebaugh y Rediker, es en la experiencia misma que ese
proletariado atlntico tom conciencia de su situacin, y comenz a rebelarse.
En este sentido, se pueden establecer interesantes dilogos con la concepcin de
Edward P. Thompson sobre la constitucin de identidades colectivas y del
desarrollo de una conciencia de clase,4que busca recuperar la historicidad para
la categora de clase, partiendo de una concepcin analtica y heurstica que
ponga el acento en la relacin entre clase y lucha de clases, elementos
inseparables:
[] las clases no existen como entidades separadas, que miran enderredor, encuentran una clase enemiga y empiezan luego a luchar.Por el contrario, las gentes se encuentran en una sociedadestructurada en modos determinados [], experimentan laexplotacin [], identifican los puntos de inters antagnico,
comienzan a luchar por estas cuestiones y en el proceso de lucha sedescubren como clase, y llegan a conocer este descubrimiento como
conciencia de clase.5
En otras palabras, en la concepcin de Thompson y, creemos, que
podemos extenderla a la analtica de Linebaugh y Rediker, las clases son
construcciones sociales, fuerzas, agrupamientos, sujetos, procesos activos
autoproducidos por sujetos histricos concretos. Cuando nos dice que la clase y
la conciencia de clase son las ltimas fases del proceso real histrico,
precisamente est haciendo referencia a que estos conceptos deben ser vistos
como el resultado de un proceso de lucha, autodescubrimiento y autoconciencia
de los sujetos participantes de esas relaciones sociales, y no un mero
desprendimiento de las condiciones materiales de existencia de las clases, o una
4 Thompson se opuso diametralmente a los escritos del leninismo clsico y las teorasestructuralistas de Althusser, que planteaban, en principio, que de un modelo esttico derelaciones sociales de produccin (en este caso, las relaciones sociales de produccincapitalistas) se derivan las clases que tienen que corresponder a esa determinada formacinhistrica; de esta manera, la conciencia que corresponde a las clases se desprende de susposiciones relativas en el proceso de produccin y de la posesin (o no) de los medios deproduccin. A partir de este esquema mecanicista y esttico, se desprenda un segundopostulado: que la clase obrera tiene dos niveles de conciencia: El nivel inferior estrepresentado por lo que Lenin llamaba (con su slida visin, aguda y objetiva de las realidadessociales) conciencia sindical, y el superior era para l la conciencia socialista (o quiz, perocon mucho menor frecuencia, alguna otra conciencia que contemple la transformacin total dela sociedad). La primera (como el mismo Lenin observ) se engendra de modo ms espontneo,pero tambin ms limitado. Sin la segunda, la conciencia de la clase trabajadora es incompleta,histricamente hablando, y podra ponerse en duda de modo totalmente equivocado sumisma presencia de clase. Eric Hobsbawn. La conciencia de clase en la historia. IN: Marxismoe Historia Social. Buenos Aires: Editorial Tebeka, 2002, pp. 63-64.
5
Edward P. Thompson. Lucha de clases sin clases? IN: Tradicin, revuelta y consciencia declase. Estudios de la crisis de la sociedad preindustrial. Barcelona: , Crtica/Historia, 1984, pp.37 (la negrita es nuestra).
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tarea educativa de las vanguardias iluminadas del partido.
Pero, en cierto sentido, la crtica de La Hidrava ms all de la esgrimida
por Thompson hace ms de treinta aos: este proletariado no slo se conforma
en la lucha, sino que adems es cosmopolita, transnacional, hombre y mujer,
negro y blanco, campesino, artesano, marinero y religioso. As, al ir ms all de
las relaciones sociales de produccin que se dan dentro de la fbrica, los
autores logran dar cuenta de un proceso mucho ms amplio, de constitucin
problemtica, violenta de una sociedad de clases a nivel planetario.
Detengmonos momentneamente en esta cuestin, ya que da cuenta de una
dimensin muy poco explorada. El proceso mismo de formacin de esa clase
obrera presupone, desde la bibliografa clsica sobre el tema incluyendo tanto
la analtica thompsoniana como al marxismo ortodoxo ligado con los partidos
polticos, que la misma tiene ciertas particularidades: en principio, es blanca,
inglesa, centrada en el ramo industrial y con una serie de pautas culturales y
mbitos de sociabilidad en torno a la experiencia fabril. En este sentido, la
perspectiva analtica de Linebaugh y Rediker viene a cuestionar este proceso de
racializacin y exclusin desde una doble perspectiva: por un lado, buscando
rescatar las voces de esa clase cosmopolita, transnacional y multirracial, y, por
el otro, criticando a la misma tradicin marxista a la que los autores adscriben,
que se ha centrado casi exclusivamente en ese proletariado industrial, dejando
de lado a esos otros colectivos de identidades diversas, difcilmente reducibles
bajo un mismo rtulo clasificatorio.
Se podr criticar, quiz, que los autores caen en una visin un tanto
romntica de esos lazos entre explotados de diferentes continentes y que, al
estar ms centrados en los caracteres homogneos, se olvidan de puntualizar los
aspectos divergentes, o las especificidades de cada caso. Sin embargo, y ms allde estas crticas, podemos concluir que la propuesta reviste un carcter
novedoso, acaso radicalmente novedoso, al retomar el ideal internacionalista
que la analtica marxista supo esgrimir en un momento como uno de sus puntos
fuertes, y que parece haberse perdido en estos ltimos tiempos.
Colaborao recebida em 24/03/2010 e aprovada em 25/08/2010.