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RESEÑA DE Luimos DÍAZ ASNAL, ISABEL: Personalidad e inadaptación (Técnicas de pedago- gía curativa). Ed. Científico-médica. Barcelona, 1967; 182 págs. No es la primera vez que dedica- mos un comentario en estas mismas páginas a la labor de investigación de la doctora Díaz Arnal. A su larga y fecunda tarea en el campo de la pedagogía añade hoy un nuevo dato sobre el que resulta interesante ha- cer al gunas reflexiones. Su anterior obra, dirigida a poner los principios y sacar las consecuencias prácticas más útiles para la educación del in- adaptado, se ve coronada con la obra que presentamos en estas líneas. Creemos que no es posible enten- der un libro sin adentrarse en la personalidad de q uien lo escribe, Isa- bel Díaz Arnal es conocida en el mundo científico de la p edagogía te- rapéutica no como un educador más, sino como una docente y una inves- tigadora que nos ha dado pruebas suficientes de su p reparación. Por ello. Personalidad e inadaptación es un resumen de sus q uehaceres ordi- narios. La lectura de sus páginas abre horizontes nuevos que, aunque sean conocidos para quien vive fa- miliarmente con los problemas que trata, muestran un matiz peculiar, Ya que en cada momento se da el criterio oportuno desde un ángulo Polivalente y no con la simplicidad de q uien sólo se ha quedado en la superficie de los temas que trata. Con el lenguaje sencillo que expone las cuestiones, con el ri gor metodo- lógico que se traza para buscar una verdad o plantear una hipótesis, nos Va l levando, a lo largo de ocho ca- tulos, a lo que deben ser las «téc- nicas de p eda g ogía curativa». Todo ello q ueda centrado en la figura hasta ahora desdibujada y aún ne- c esitada de muchos retoques— del Pe da g ogo terapeuta, el educador es- pe cializado que, como ella misma dice. ha sido muy considerado en otros países y necesita una revalo- ri zación entre nosotros. La figura del ed ucador como líder en educación esp ecial fue el tema de un trabajo q ue nosotros mismos hemos publica- do en otras p áginas, figura que per- fila p erfectamente la doctora Díaz Arnal en su IV capítulo, detenién- dose de modo especial en el conjunto de c ualidades que deben adornar a q uien se denomina tal. Como analizar uno por uno los Cap ítulos de la obra sería un intento es téril de resumir, lo que es mejor leer en su misma totalidad, vamos a fijarnos en lo que consideramos lí- nea del p ensamiento de la autora, según se expone en las páginas de la obra. * * * Un punto fundamental de la obra es el concepto de p edagogia terapéu- tica según los distintos niveles de desarrollo que ha ido teniendo esta ciencia. No atiborra sus páginas con citas inútiles, sino con a q uellas que, por ser fundamentales, pueden ayu- dar a perfilar un concepto personal de lo que se plantea. Distingue per- fectamente —en contra de lo confu- so de otras obras recensionadas en estas pá g inas— lo que es ortodidácti- ca y ortopedagogía para darnos, como dicen sus mismas palabras, «una de- finición sencilla», se gún la cual la p edagogía terapéutica es la curación del niño inadaptado por medio de una educación apropiada, derivando de tal definición la finalidad y el cometido de la misma en la «adquisi- ción de una humanización progre- siva» que le permita «un encuadra- miento social por sencillo que sea». La matización de lo que esto su- pone lo expone al detenerse en la ex- posición de las cualidades que distin- guen a la misma, destacando como esenciales la de ser educativa, utilita- ria y precoz. Se nos antoja interesan- te la a§rmación que creemos consti- tuye en eje fundamental de muchos errores que se cometen en pedagogía terapéutica. Cuando afirma (p. 13) que es «la toma de contacto directo con el inadaptado y su mundo, des- de ese mismo mundo—y el subraya- do es nuestro— y no a través de una concepción teórica», pone el dedo en la llaga de al g o que es preciso corre- gir entre nosotros. La formación del educador debe hacerse «en contacto directo con el inadaptado» y «desde ese mismo mundo» en que él se mueve. No basta lo que la pedagogía general indica como teóricamente ideal, porque el mundo del inadap- tado es lo suficientemente complejo para dar al traste con cánones muy nobles, pero que pueden resultar ine- ficaces e inútiles cuando una perso- nalidad determinada está afectada por lo que condiciona su comporta- miento y vida. Ese es uno de los puntos funda- mentales de toda la línea directriz de Isabel Díaz Arnal. Y estamos ple- namente de acuerdo con ella cuando afirma más adelante que «la actua- ción educativa especializada está vol- cada de lleno a la vertiente de la aplicación práctica más que a las lucubraciones teóricas de los fenó- menos aislados en abstracto». ¡,Servirán de seria reflexión estas p alabras para los que nos hemos empeñado en esta tarea? La cuestión de la terminología uti- lizada en el sector que aborda con su estudio y el de la clasificación creemos que es una de las más ne- cesitadas de estudio detenido. La ex- p eriencia nos enseña cómo la anar- quía en el uso de los términos que afectan a la inadaptación está dis- persando las fuerzas. La labor do- cente en los cursos de preparación del profesorado al que se dirige la obra que comentamos, nos enseña cómo quien no está muy iniciado se siente lleno de confusión al ver que el especialista médico utiliza una terminología diversa del peda- gogo o del más adentrado en el ám- bito de la psicología. Todos coinci- den en lo esencial porque la cien- cia —si es ciencia auténtica— no se p uede contradecir aun cuando con- sidere un mismo objeto desde án gu- los diversos, pero lo que es cierto es que un curso de especialización hace perder muchos esfuerzos para tra- tar de captar lo que cada cual de- sea decir tras una terminología que al no iniciado le resulta un tanto caótica. Hemos hecho esta reflexión por- que creemos necesario partir de una unidad de términos. Para los que dedicamos nuestra enseñanza a este campo, puede servir de guía la ter- minología y la clasificación que adopta —tras detenida crítica y sín- tesis— la doctora Díaz Arnal. Es una sugerencia provocada por la lectura de sus páginas. El perfil del educador especializado se fundamenta en que lo que hay que buscar para este momento es el aprovechamiento del contenido personal hacia una actividad reedu- cadora mediante la ejercitación téc- nica y la adaptación afectiva. Tres puntos destacan en ello : contenido personal aprovechado al máximo, preparación técnica y adaptación afectiva. La insistencia en uno u otros de los puntos que destacamos nos dará las líneas de una especia- lización que cada día se hace más necesaria. Las cualidades que esti- ma imprescindibles las divide en ge- nerales, específicas y socio-ambienta- les. Todas ellas —con un criterio dig- no de destacarse— girando en torno a lo que hay que valorar en la per- sonalidad del educador especializa- do. Mucho podríamos decir a este

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RESEÑA DE Luimos

DÍAZ ASNAL, ISABEL: Personalidad einadaptación (Técnicas de pedago-gía curativa). Ed. Científico-médica.Barcelona, 1967; 182 págs.

No es la primera vez que dedica-mos un comentario en estas mismaspáginas a la labor de investigaciónde la doctora Díaz Arnal. A su largay fecunda tarea en el campo de lapedagogía añade hoy un nuevo datosobre el que resulta interesante ha-cer algunas reflexiones. Su anteriorobra, dirigida a poner los principiosy sacar las consecuencias prácticasmás útiles para la educación del in-adaptado, se ve coronada con laobra que presentamos en estas líneas.

Creemos que no es posible enten-der un libro sin adentrarse en lapersonalidad de quien lo escribe, Isa-bel Díaz Arnal es conocida en elmundo científico de la pedagogía te-rapéutica no como un educador más,sino como una docente y una inves-tigadora que nos ha dado pruebassuficientes de su preparación. Porello. Personalidad e inadaptación esun resumen de sus quehaceres ordi-narios. La lectura de sus páginasabre horizontes nuevos que, aunquesean conocidos para quien vive fa-miliarmente con los problemas quetrata, muestran un matiz peculiar,Ya que en cada momento se da elcriterio oportuno desde un ánguloPolivalente y no con la simplicidadde quien sólo se ha quedado en lasuperficie de los temas que trata.Con el lenguaje sencillo que exponelas cuestiones, con el rigor metodo-lógico que se traza para buscar unaverdad o plantear una hipótesis, nosVa llevando, a lo largo de ocho ca-pítulos, a lo que deben ser las «téc-nicas de pedagogía curativa». Todoello queda centrado en la figura—hasta ahora desdibujada y aún ne-cesitada de muchos retoques— delPeda gogo terapeuta, el educador es-pecializado que, como ella mismadice. ha sido muy considerado enotros países y necesita una revalo-rización entre nosotros. La figura deleducador como líder en educaciónespecial fue el tema de un trabajoque nosotros mismos hemos publica-do en otras páginas, figura que per-fila perfectamente la doctora DíazArnal en su IV capítulo, detenién-dose de modo especial en el conjuntode cualidades que deben adornar aquien se denomina tal.

Como analizar uno por uno losCapítulos de la obra sería un intentoestéril de resumir, lo que es mejor

leer en su misma totalidad, vamosa fijarnos en lo que consideramos lí-nea del pensamiento de la autora,según se expone en las páginas dela obra.

* * *

Un punto fundamental de la obraes el concepto de pedagogia terapéu-tica según los distintos niveles dedesarrollo que ha ido teniendo estaciencia. No atiborra sus páginas concitas inútiles, sino con aquellas que,por ser fundamentales, pueden ayu-dar a perfilar un concepto personalde lo que se plantea. Distingue per-fectamente —en contra de lo confu-so de otras obras recensionadas enestas páginas— lo que es ortodidácti-ca y ortopedagogía para darnos, comodicen sus mismas palabras, «una de-finición sencilla», según la cual lapedagogía terapéutica es la curacióndel niño inadaptado por medio deuna educación apropiada, derivandode tal definición la finalidad y elcometido de la misma en la «adquisi-ción de una humanización progre-siva» que le permita «un encuadra-miento social por sencillo que sea».

La matización de lo que esto su-pone lo expone al detenerse en la ex-posición de las cualidades que distin-guen a la misma, destacando comoesenciales la de ser educativa, utilita-ria y precoz. Se nos antoja interesan-te la a§rmación que creemos consti-tuye en eje fundamental de muchoserrores que se cometen en pedagogíaterapéutica. Cuando afirma (p. 13)que es «la toma de contacto directocon el inadaptado y su mundo, des-de ese mismo mundo—y el subraya-do es nuestro— y no a través de unaconcepción teórica», pone el dedo enla llaga de algo que es preciso corre-gir entre nosotros. La formación deleducador debe hacerse «en contactodirecto con el inadaptado» y «desdeese mismo mundo» en que él semueve. No basta lo que la pedagogíageneral indica como teóricamenteideal, porque el mundo del inadap-tado es lo suficientemente complejopara dar al traste con cánones muynobles, pero que pueden resultar ine-ficaces e inútiles cuando una perso-nalidad determinada está afectadapor lo que condiciona su comporta-miento y vida.

Ese es uno de los puntos funda-mentales de toda la línea directrizde Isabel Díaz Arnal. Y estamos ple-namente de acuerdo con ella cuandoafirma más adelante que «la actua-ción educativa especializada está vol-cada de lleno a la vertiente de laaplicación práctica más que a las

lucubraciones teóricas de los fenó-menos aislados en abstracto».

¡,Servirán de seria reflexión estaspalabras para los que nos hemosempeñado en esta tarea?

La cuestión de la terminología uti-lizada en el sector que aborda consu estudio y el de la clasificacióncreemos que es una de las más ne-cesitadas de estudio detenido. La ex-periencia nos enseña cómo la anar-quía en el uso de los términos queafectan a la inadaptación está dis-persando las fuerzas. La labor do-cente en los cursos de preparacióndel profesorado al que se dirige laobra que comentamos, nos enseñacómo quien no está muy iniciadose siente lleno de confusión al verque el especialista médico utilizauna terminología diversa del peda-gogo o del más adentrado en el ám-bito de la psicología. Todos coinci-den en lo esencial porque la cien-cia —si es ciencia auténtica— no sepuede contradecir aun cuando con-sidere un mismo objeto desde ángu-los diversos, pero lo que es cierto esque un curso de especialización haceperder muchos esfuerzos para tra-tar de captar lo que cada cual de-sea decir tras una terminología queal no iniciado le resulta un tantocaótica.

Hemos hecho esta reflexión por-que creemos necesario partir de unaunidad de términos. Para los quededicamos nuestra enseñanza a estecampo, puede servir de guía la ter-minología y la clasificación queadopta —tras detenida crítica y sín-tesis— la doctora Díaz Arnal. Es unasugerencia provocada por la lecturade sus páginas.

El perfil del educador especializadose fundamenta en que lo que hayque buscar para este momento esel aprovechamiento del contenidopersonal hacia una actividad reedu-cadora mediante la ejercitación téc-nica y la adaptación afectiva. Trespuntos destacan en ello : contenidopersonal aprovechado al máximo,preparación técnica y adaptaciónafectiva. La insistencia en uno uotros de los puntos que destacamosnos dará las líneas de una especia-lización que cada día se hace másnecesaria. Las cualidades que esti-ma imprescindibles las divide en ge-nerales, específicas y socio-ambienta-les. Todas ellas —con un criterio dig-no de destacarse— girando en tornoa lo que hay que valorar en la per-sonalidad del educador especializa-do. Mucho podríamos decir a este

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REVISTA DE EDUCACION - RESEÑA DE LIBROS LXVI .19240 [40]

respecto, máxime en estos días quetodo se valora a través de un fuertebagaje cultural que olvida, con de-masiada frecuencia, lo que interesade cultivo de valores humanos enel auténtico educador. Un plantea-miento sincero de la especializacióna la que se dirige el libro que nosofrece Díaz Arnal, debe tener encuenta este criterio. La sugerenciaqueda encarnada en las líneas detodo el interesante capítulo IV.

* *

No hay educación posible sin con-tar con un perfecto educador. Poreso antes de dar paso al «procesoactivo-receptivo» en que centra lareeducación del inadaptado, se de-tiene en el capítulo que anterior-mente hemos comentado. El capítu-lo V se dedica íntegro a lo que esla reeducación como proceso. Partede lo que es todo el comportamien-to del niño normal para adentrarseen lo que debe ser la reeducacióndel deficiente. La consideración glo-bal de que parte en todas sus obrasle permite hacer un estudio detenidode lo que es la maduración psicomo-triz del inadaptado, lo que requierela consideración atenta de la afecti-vidad, lo que hay que tener en cuen-ta en la aceptación de la reeducacióncomo proceso. Esquemática, pero cla-ramente, nos lleva de la mano paracomprender «qué hay que hacer» enreeducación. Se ve que conoce el te-rreno que pisa y que conoce perfec-tamente a qué meta hay que llegar.Un capítulo, en suma, sin desper-dicios.

El capítulo VI, dedicado a los as-pectos formales y materiales de laeducación del deficiente mental, par-te de la distinción que hay que es-tablecer entre «deficiente» y «nor-mal», y «deficiente» y «párvulo». Sila primera es clara para quien estáfamiliarizado con las técnicas edu-

cativas, la segunda es oportuna encuanto que muchos educadores pue-den caer en el error de confundiral «deficiente» con un sujeto nor-mal que está en una fase de desarro-llo equivalente a la del párvulo. Deahí a concluir que la educación deaquél debe hacerse según las técni-cas utilizadas en educación prees-colar no hay más que un paso. SusPalabras esclarecen el problema alque hay que dar mucha importan-cia. Expone cuáles son los rasgosque caracterizan a uno y otro. Suspalabras son claras, aunque nos gus-taría haber visto expuesto en estaspáginas algunas ideas sobre la dis-tinción entre nivel de madurez yniveles de desarrollo que, a nuestrojuicio, pueden dar mucha luz en elaspecto que se toca en este capítulo.

Una reflexión especial para el lec-tor está en el hecho de enfrentarsecon lo que ella denomina «vivir alniño», «vivir con el niño» y enseñar«a vivir al niño». La finalidad decada una de estas tres etapas se en-samblan perfectamente para darpaso a normas precisas y Prácticas delo que hay que hacer con ese niñonecesitado de educación especial. Ladidáctica y la educación especial en-contrarán un campo amplísimo enlas páginas que analizan la finali-dad del material y las característi-cas del mismo para bajar al detalle

, concreto de los ejercicios manualesque permitirán la reeducación com-pleta del niño.

* * *

No podía faltar en una obra titu-lada Personalidad e inadaptación laconsideración del ajuste personal enel cuadro social que ha de vivir eleducando. El capítulo VII —últimode la obra— es una coronación de loque debe buscar esencialmente cual-quier técnica curativa en pedagogiaespecial. Su afirmación es clara alexponer que la «socialización es lameta educativa» (pág. 149). «Se tra-ta de una construcción y de una ex-

ploración de las relaciones sociales».¿Se educa hoy con esa finalidad? Esuna pregunta que puede responderseafirmativamente en la mayoría delos casos, pero que nunca debe per-der de vista el educador especiali-zado. Cuanto lleva consigo este pro-ceso para madurar la capacidad deadaptación queda expuesto en las pá-ginas que comentamos y cuyo valorno hemos dejado de tener en cuen-ta en lo que supone —desde el pun-to de vista de la formación religiosay moral del inadaptado—para lograruna pedagogía de la resurrección.

Nos felicitamos con la doctora DíazArnal y con los estudiosos de la pe-dagogía especial. No dudamos encalificar de excepcional la aportaciónque hace a la escasa bibliografía so-bre el tema. A sus anteriores inves-tigaciones añade hoy la no menosvaliosa de la obra Personalida ci einadaptación que acaba de lanzar ala calle la Editorial Científico-Mé-dica en edición cuidada que se leecon agrado. Al gozo de recrearse enuna materia bien asimilada se aña-de la satisfacción de ver que el cam-po bibliográfico va dando entradaa una materia que hasta hace pocoera huerto cerrado para lectores muyiniciados. Con el lenguaje que ha-blan estas páginas será posible ade-lantar en la sensibilización del lec-tor inquieto por problemas de ac-tualidad. La bibliografía selecta quese añade al final de la obra permi-tirá una mayor profundidad paraquien no se sintiese satisfecho conlas 182 bien aprovechadas páginasde la doctora Díaz Arnal.

Que estas nuevas aportaciones su-pongan un acicate para la autora—a quien conocemos de cerca en sulabor— y de luz para los que vienendetrás llenos de tantas ilusiones Porelevar el campo de la recién estre-nada pedagogía terapéutica en Espa-ña.—JOSÉ ANTONIO RÍOS GONZÁLEZ.

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ACTUALIDAD EDUCATIVA

LA INVESTIGACION ESPAÑOLAEN EL II PLAN DE DESARROLLO

En el acto de clausura de las re-uniones plenarias del Patronato Juande la Cierva, celebrado en Madrid,el subsecretario de Enseñanza Su-perior e Investigación pronunció unaconferencia sobre el tema «La inves-tigación española en el II Plan deDesarrollo». Resumimos algunas delas principales ideas expuestas porel conferenciante:

El Primer Plan de Desarrollo per-mitió a los centros de investigacióninvertir un promedio anual de 400millones de pesetas en equipos detipo medio y ampliación de las ins-talaciones existentes; pero dejó sinresolver el agudo problema plantea-do por la escasez de personal y lasdificultades de atraer a los jóvenesgraduados mejor dotados a las ta-reas investigadoras.

El II Plan, al ser un plan selec-tivo, va a permitir un apoyo oficiala aquellos sectores en los que éstees más urgente. Debe subsistir elprincipio básico de la política de in-vestigación. Las previsiones de laComisión de Investigación del Se-gundo Plan cubren un campo muyamplio y se refieren no sólo a la for-mación de nuevo personal, conside-rada como la tarea más urgente yde mayor importancia a largo plazo,sino al desarrollo de los actualescentros de investigación, práctica-mente detenido desde hace arios; alfomento de la actividad investiga-dora en los campos en que ésta esmás deficitaria en España y, muyfundamentalmente, a la introduc-ción de actividades investigadorasde desarrollo en la industria, cuyaactual indiferencia hacia ellas es, engran parte, responsable no sólo deSU dependencia de la técnica deotros países, sino de la escasa utili-zación práctica de los resultados dela investigación española, sufragadaPor el Estado en su casi totalidad.

En Estados Unidos hay 475.900 in-vestigadores; en Italia, 49.415; enSuecia, 18.925; en España, 2.825. LosPaíses no mantienen investigadoresPor pura filantropía, sino porque,los necesitan para su desarrollo. Lademanda de investigadores en el sec-tor privado es todavía escasa en Es-Paria, pero aumentará, lo mismo quela de profesores especializados. ElProblema más urgente es el de laformación de investigadores. El Se-gundo Plan de Desarrollo lo califi-ca de «fundamental». Urge una ele-vación del «status» económico quehaga atractiva la carrera de investi-gador; son necesarias becas en cuan-tía y número suficiente y urge unaayuda a los centros de investigación.

1. España

La carrera actual de investigador esdemasiado nebulosa y depende dedemasiados factores aleatorios. Espreciso un flujo mayor de investiga-dores entre universidades, centros deinvestigación e industrias privadas.Crear nuevos centros de investiga-ción no es fácil, pero revitalizar losanquilosados es más difícil y menoseficaz.

¿Por qué no investiga la industriaprivada española? Se ha dicho queporque es minifundista; porque susmercados no tienen la estabilidad ne-cesaria; porque sus cuadros de man-do carecen de mentalidad investiga-dora. Las tres razones son verdadesa medias, pero la última de ellas esquizá la fundamental. Hoy, los paí-ses que tienen más investigadoresson los más beneficiados. Sin equi-pos de investigadores bien prepara-dos, un país no puede ni siquieraaprovechar los frutos del trabajo dela investigación extranjera. La meralabor del control de calidad, bienllevada, es ya una iniciación a lainvestigación. Un fondo nacional delque se beneficiasen las empresas quehiciesen investigación sería quizá elmejor modo de hacer que nuestra in-dustria privada se decida a inves-tigar.

La importancia que el Gobiernoatribuye a la investigación se de-muestra por haber sido incluida en-tre los sectores que, selectivamente,serán objeto del II Plan. Ha llegadoel momento de establecer un diálo-go fructífero con los economistas,para que la financiación de estas ac-tividades permita un avance efecti-vo en este importantísimo frente deldesarrollo nacional. Hay que pasarde los 3.000 millones que anualmen-te son dedicados a investigación engeneral, a los 11.000 millones de pe-setas en 1971, y de los 3.000 investi-gadores que hoy existen en España,a 6.000 en 1971.

La conferencia finalizó con unaspalabras del ministro de EducaciónY Ciencia, en las que, entre otrascosas, dijo:

«Una investigación fundamental,recia y extensa; una acción investi-gadora concertada en sectores prio-ritarios de la economía nacional, ydentro de ellos, en áreas que tam-bién puedan dictaminarse como pre-ferenciales; y una promoción de lainvestigación en la industria, queha de ser fundamentalmente des-arrollo, son direcciones básicas enlas que seguramente habrá de mo-verse el II Plan.

En situación como la actual, trán-sito del I al II Plan de Desarrollo,se ha producido la reestructuracióndel Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas.

Sin adentramos en el conceptuo-so definir de la «generación», creoque estaremos de acuerdo en que,al uso de un común lenguaje, nosconjuntamos en el trabajo cientí-fico «cuasi» tres generaciones, en lasque, con unánime sentir, hay, sinembargo, rasgos diferenciales de for-maciones distintas. Los que traba-jaron individualmente, los que yase podían mover con más olgura enla primera etapa del Consejo y losque, gracias a aquéllos y a éstos,encuentran hoy unos medios de tra-bajo cómodos, unas posibilidades deprofesionalización antes desconoci-das, una vida científica que, por másfácil, les hace ser más exigentes. Elfuturo del Consejo Superior de In-vestigaciones ha de construirse conla labor conjunta de estos gruposgeneracionales.

Este y no otro es el objetivo fun-damental que persigue la reestruc-turación del Consejo Superior de In-vestigaciones Científicas. En brevísi-mo plazo será completada con ladesignación de presidente y secreta-rio general, que ha de ser propuestapor el nuevo Consejo ejecutico, ini-ciándose ya, con automatismo esta-blecido, esa regular renovación queirá configurando su futuro.»

CONSEJO DE RECTORESDE LAS UNIVERSIDADESESPAÑOLASEN BARCELONA

En el salón del rectorado del edi-ficio central de la Universidad deBarcelona, y bajo la presidencia delministro de Educación y Ciencia, seiniciaron las sesiones del Consejode Rectores de las Universidades es-pañolas.

Asistieron el subsecretario de En-señanza Superior e Investigación,don Juan Martínez Moreno; direc-tor general de Enseñanza Universi-taria, don José Hernández Díaz; je-fe de la sección de Universidades delMinisterio de Educación y Ciencia,don Lorenzo Barrios, y los rectoresde las Universidades de Oviedo, donJosé Virgili Vinade; de Salamanca,don Alfonso Balcells Gorina; de San-tiago de Compostela, don Angel Jor-ge Echeverri; de Sevilla, don JoséAntonio Calderón Quijano; de Va-lencia, don Juan José Barcia Goya-

ne«; de Valladolid, don Luis SuárezFernández; de Zaragoza, don JuanCabrera Felipe; de La Laguna, donAntonio González González; de Ma-drid, don Isidoro Martín Martínez;de Granada, don Emilio Muñoz Fer-nández; de Murcia, don Manuel Bat-lle Vázquez, y de Barcelona, donFrancisco García Valdecasas.