reporte del libro ojos de perro azul
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331Vega Granados Karla
Reporte del libro de cuentos Ojos de perro azul
La mujer que llegaba a las seis
La historia comienza con la llegada de una mujer a un restaurante a las seis en punto como lo
hacía todos los días. Ya conocía al dueño, el cual se llamaba José y todos los días le invitaba la
comida, tenían una relación parecida a una amistad.
Ella todos los días y noches se iba con un hombre distinto, a eso se dedicaba, era una
prostituta para ganarse la vida, pero fuera a donde fuera siempre regresaba al restaurante a las
seis.
Un día, cuando llegó al restaurante de José su actitud era diferente, dijo que no tenía
hambre y que era un día diferente. José no entendía a que se refería. Ella le dijo que ese día ella
no había llegado a las seis, José seguía sin entender, pues él se dio cuenta que cuando llegó eran
las seis en punto. Ella dijo que había llegado un cuarto antes de las seis, y le dijo a José que
tuviera claro eso. A él no le quedo nada más que seguirle el juego.
Ella le dijo a José que ese sería el último día que la vería, que ya no regresaría y él le
preguntaba por qué. Ella no dijo mucho por un momento. Después él le dice que la quiere mucho
pero ella no lo toma enserio, y le dice “¿Aunque no me acueste contigo” (García, 2004, p. 98). A
lo que él le responde que la quiere demasiado como para no acostarse con ella, que mataría a
cualquier hombre que lo haya hecho con ella y quisiera que ella no lo hiciera más. Ella lo
cuestiona sobre matar a un hombre, pues piensa que no se atrevería. Pero él se mantiene diciendo
que si lo haría. Entonces pasa algo que cambia un poco las cosas: ella le pregunta qué pensaría el
al respecto de una mujer que haya matado a un hombre que la haya tratado mal, que después de
que estuvo con él, ella se sintió llena de asco, a él no le importo y la volvió a tomar por la fuerza.
Entonces ella lo mató. José dijo que no sería como para matar a alguien. Ella le volvió a
preguntar lo mismo, qué pensaría de la mujer si él la quisiera mucho y le preguntó si usaría una
mentira para cubrirla. José algo fastidiado por la plática le contestó “Bueno, como tú quieras,
reina” (García, 2004, p. 106).
Ella se sintió contenta y le pidió que le diera una comida de despedida, el accedió y busco
un trozo de carne en el refrigerador para prepararlo.
El le pregunto que si en serio se iría, ella le contesta que sí, que desea otra cosa como
despedida. El no entendía a que se refería, pero entonces ella le dice que lo que quiere es otro
cuarto de hora y que dijera por si alguien preguntaba, que ella había llegado al restaurante a las
cinco y media.
Ojos de perro azul
El cuento es un sueño de un hombre del que no se conoce su nombre y en su sueño se encuentra
en un cuarto con una mujer. El sentía que era la primera vez que la veía, pero ella parecía ya
conocerlo.
El la observa desde un asiento mientras ella está al otro lado de la habitación con una
mano sobre el velador. Entonces el recuerda que no es la primera vez que la había visto y le dice
lo mismo de siempre “ojos de perro azul” (García, 2004 p. 79). Ella le contesta diciendo que eso
nunca lo olvidarán.
El sueño continúa, el ve a la mujer caminar hacia al tocador para retocarse el maquillaje,
después regresa al lugar en el que estaba. Después ella regresa al tocador y el da vueltas en su
asiento, quedado de espaldas hacia ella y aun así puede ver todo lo que hace.
Ella le dice que comienza a tener frío, él le dice que haga algo al respecto. Así que
comienza a desvestirse y se acerca al calor del velador. Continúan hablando por un rato, y ella le
dice que debe ser una ciudad fría en la que están. Ninguno de los dos sabe en qué lugar se está
llevando a cabo el sueño, pero continúan haciendo lo mismo de siempre, solo hablando.
Ella dice que despierta, ha escrito “ojos de perro azul” por toda la ciudad y que busca al
hombre que se lo dice en sus sueños. Aunque por más que lo busca y lo grita, no lo encuentra por
ningún lado. El nunca recuerda esa frase a la hora de despertarse, siempre le dice en los sueños
que la recordará, pero nunca puede hacerlo.
Ella le dice que estando despierta ha ido a lugares diciendo la frase, pero nadie sabe a qué
se refiere. Dice que lo ha escrito por todas las paredes de la ciudad, y en las mesas de
restaurantes, en servilletas, pero nunca encuentra al hombre que se la dice en sueños.
El hombre solo la escucha hablar por un momento, después le dice que empieza a
recordarla. Está seguro que no es la primera vez que la ve, le dice que le gustaría poder tocarla,
pero ella dice que si lo hace el podría despertar y olvidar todo otra vez. Él le dice que no importa
si se despertaba, que la siguiente noche podrían volver a empezar, ella no quiere, pues tiene
miedo a que no recuerde nada otra vez. Luego él le contesta a que de todas formas en algún
momento tiene que despertar y le dice que si alguna vez la ve en la calle la reconocería al verla
escribir “ojos de perro azul” por toda la ciudad y le diría la frase que tanto esperaría escuchar y
podrían estar juntos no solo en sueños.
Ella, triste sabía que él no recordaría nada durante el día y le dice que es el único hombre
que no puede recordar nada de lo que sueña al despertar.
La tercera resignación
La historia es de un niño, que desde pequeño empieza a sentir algo raro en él mismo. No se
siente del todo bien y su madre lo lleva a consultar al doctor, quien le dice que el niño parece
estar muerto, que no todos sus signos seguían siendo vitales y que de alguna extraña manera
seguía estando en vida. Al niño le esperaba una vida triste y difícil, no sería como cualquier niño
normal , no podría caminar, no podría correr ni jugar y al llegar a la adultez seguiría igual, no
podría ser como los demás pues él se encontraba muerto en vida.
Su madre le manda a hacer un ataúd pequeño para que ahí estuviera por el resto de sus
días, pero el doctor le comenta que eso podría afectar a su crecimiento. Entonces consigue un
ataúd más grande.
Y ahí comienza a pasar su vida, dentro de un ataúd, donde escucha todo y ve las cosas
pasar, temiendo a que los ratones comiencen a roerlo algún día.
Llega a cumplir 25 años y seguía ahí, dentro de su ataúd, sabiendo que ya no crecería
mas, que ya no le quedaba mucho por pasar. Después piensa que todo eso de estar muerto era un
sueño, pero se da cuenta que no era así. Termina estando resignado a morir, ahí dentro y se
menciona que tal vez murió de resignación.
Fuente:
García, G. (2004). Ojos de perro azul. 1era edición. (1987). Diana: México, D.F.