reportaje casa rural aldori en cambio 16

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En el universo del turismo rural hay de todo, como en la famosa viña del Señor. Encon- tramos mucho caserón fami- liar subvencionado donde el huésped es forastero del clan, ermitaños o parejas que huyen de la jungla urbana o lugares donde el viajero en- cuentra el hogar que abando- nó al salir de casa. De lo últi- mo hay un buen ejemplo en el corazón de Euskadi. Nos refe- rimos a Aldori Landetxea. Entre Sollube, Oiz, Bizcar- gi y San Miguel de Ereñózar, el caserío se erige orgulloso ante un panorama idílico. Mu- xika, término donde está el Aldori, está cerca de Gernika, urbe donde se sitúan las se- ñas de identidad euskaldu- nes. El Aldori invita a profun- dizar en el alma de los vas- cos desde una atalaya apre- ciable. Nos sentimos en un lugar importante, donde más orgullosos están sus morado- res. Sus seis habitaciones es- tán diseñadas en la vanguar- dia, algunas con iconos y re- cuerdos de celebrities que ya conocen las excelencias del Aldori. Cada una es diferente y todo está decorado para que el viajero se sienta inte- grado en el lugar. Lugares co- munes en el Aldori los hay en el sótano, salón, comedor y terraza. Egoitz, siempre solíci- to, está al servicio del viajero indicando las mejores pro- puestas de exploración. Una que no se precisa es pasear el entorno. La delicia inunda los ojos de bosques, caseríos, riachue- los, valles y gentes que nos enfrentan a un pueblo que vi- ve tranquilo y muy alejado de los estereotipos con que nos confunden quienes no cono- cen tan pequeño paraíso. Las propuestas desde el Aldori son inicialmente visitar Gernika. El Museo de Euskal- herria y Casa de Juntas son paradas imprescindibles. El bombardeo que en 1937 su- frió la Meca vasca sólo incre- mentó los sentimientos de re- conciliación que tienen sus lugareños para que jamás se repita la atrocidad. Una frase de Gandhi ilustra lo dicho en el Museo de la Paz: “No hay caminos hacia la paz, la paz es el camino”. La Casa de Juntas impresiona por su co- lorido medieval y el famoso roble a cuyo cobijo juran los fueros los reyes y represen- tantes electos de Bizkaia. La gastronomía del lugar es de nota. Hay mucho donde escoger. Gernika es acogedo- ra y merece pasearla por sus calles llenas de bullicio. El mercado de los Lunes es es- pecialmente interesante pues acuden ganaderos y agricul- tores de la zona para ofertar lo mejor de sus caseríos. Una escapada muy intere- sante es alcanzar la cercana costa. En Mundana se con- centran surferos de todo el mundo buscando olas que ja- más faltan. Un australiano, Craig S. Cotter, situó la playa en el mundo y ahora imanta a quienes ejercen su libertad y sueltan adrenalina acarician- do las olas con sus tablas. En Bermeo podemos comer el mejor pescado en un puerto que impresiona. El ‘estrés’ del viaje que proponemos y conocer luga- res insólitos e imperecederos merece el relax de la tranqui- lidad. Regresamos al Aldori y descansamos del esfuerzo tan esforzados paseos y la buena mesa. Sólo oímos allí el sinuoso ruido de las aves, el silencio de la noche y el agua que se desliza por sus laderas. No apetece salir has- ta la mañana siguiente. Reco- mendamos vivamente visitar el Aldori. Allí curamos mu- chas prisas innecesarias para seguir siendo personas. Este establecimiento invita a profundizar en el alma de los vascos desde una atalaya importante, a unos pasos de Gernika y el Museo de Euskalherria turismo guía Idílico caserío vasco Aldori Landetxea (Muxika, Vizcaya) JUAN-CARLOS ARIAS [email protected] 70 CAMBIO16 • 30 enero 2012 • Nº 2.091 • cambio16.es 70 Turismo 2091:Maquetación 1 18/1/12 11:25 Página 2

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En el universo del turismorural hay de todo, como en lafamosa viña del Señor. Encon-tramos mucho caserón fami-liar subvencionado donde elhuésped es forastero delclan, ermitaños o parejas quehuyen de la jungla urbana olugares donde el viajero en-cuentra el hogar que abando-nó al salir de casa. De lo últi-mo hay un buen ejemplo en elcorazón de Euskadi. Nos refe-rimos a Aldori Landetxea.

Entre Sollube, Oiz, Bizcar-gi y San Miguel de Ereñózar,el caserío se erige orgullosoante un panorama idílico. Mu-xika, término donde está elAldori, está cerca de Gernika,urbe donde se sitúan las se-ñas de identidad euskaldu-nes. El Aldori invita a profun-dizar en el alma de los vas-cos desde una atalaya apre-ciable. Nos sentimos en unlugar importante, donde másorgullosos están sus morado-res.

Sus seis habitaciones es-tán diseñadas en la vanguar-dia, algunas con iconos y re-cuerdos de celebrities que yaconocen las excelencias delAldori. Cada una es diferentey todo está decorado paraque el viajero se sienta inte-

grado en el lugar. Lugares co-munes en el Aldori los hay enel sótano, salón, comedor yterraza. Egoitz, siempre solíci-to, está al servicio del viajeroindicando las mejores pro-puestas de exploración. Unaque no se precisa es pasearel entorno.

La delicia inunda los ojosde bosques, caseríos, riachue-los, valles y gentes que nos

enfrentan a un pueblo que vi-ve tranquilo y muy alejado delos estereotipos con que nosconfunden quienes no cono-cen tan pequeño paraíso.

Las propuestas desde elAldori son inicialmente visitarGernika. El Museo de Euskal-herria y Casa de Juntas sonparadas imprescindibles. Elbombardeo que en 1937 su-frió la Meca vasca sólo incre-

mentó los sentimientos de re-conciliación que tienen suslugareños para que jamás serepita la atrocidad. Una frasede Gandhi ilustra lo dicho enel Museo de la Paz: “No haycaminos hacia la paz, la pazes el camino”. La Casa deJuntas impresiona por su co-lorido medieval y el famosoroble a cuyo cobijo juran losfueros los reyes y represen-tantes electos de Bizkaia.

La gastronomía del lugares de nota. Hay mucho dondeescoger. Gernika es acogedo-ra y merece pasearla por suscalles llenas de bullicio. Elmercado de los Lunes es es-pecialmente interesante puesacuden ganaderos y agricul-tores de la zona para ofertarlo mejor de sus caseríos.

Una escapada muy intere-sante es alcanzar la cercanacosta. En Mundana se con-centran surferos de todo elmundo buscando olas que ja-más faltan. Un australiano,Craig S. Cotter, situó la playaen el mundo y ahora imanta aquienes ejercen su libertad ysueltan adrenalina acarician-do las olas con sus tablas.En Bermeo podemos comer elmejor pescado en un puertoque impresiona.

El ‘estrés’ del viaje queproponemos y conocer luga-res insólitos e imperecederosmerece el relax de la tranqui-lidad. Regresamos al Aldori ydescansamos del esfuerzotan esforzados paseos y labuena mesa. Sólo oímos allíel sinuoso ruido de las aves,el silencio de la noche y elagua que se desliza por susladeras. No apetece salir has-ta la mañana siguiente. Reco-mendamos vivamente visitarel Aldori. Allí curamos mu-chas prisas innecesarias paraseguir siendo personas. ■

Este establecimiento invita a profundizar en el almade los vascos desde una atalaya importante, a unospasos de Gernika y el Museo de Euskalherria

turismo gu

ía

Idílico caserío vascoAldori Landetxea (Muxika, Vizcaya)

JUAN-CARLOS ARIAS

[email protected]

70 CAMBIO16 • 30 enero 2012 • Nº 2.091 • cambio16.es

70 Turismo 2091:Maquetación 1 18/1/12 11:25 Página 2