reorientación de la división dialectal hispánica

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  • 7/25/2019 Reorientacin de La Divisin Dialectal Hispnica

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    Opcin, Ao 19, No. 41 (2003): 95-111ISSN 1012-1587

    Reorientacin de la divisin dialectalhispnica: Datos de variedades

    venezolanas e ibricasGodsuno Chela-Flores y Giovanna DAquino

    Divisin de Estudios para Graduados, Facultad de Humanidades

    y Educacin, Universidad del Zulia, Maracaibo.

    E-mail: [email protected]

    Facultad de Humanidades y Educacin,

    Universidad Central de Venezuela, Caracas.

    E-mail: [email protected]

    Resumen

    Se cuestiona el tradicional enfoque dicotmico de la dialectologahispnica: los dialectos del espaol americano han sido clasificadoscomoconservadoresoradicalessobrelabasedeladivergenciaentrela ortografa y la pronunciacin de las consonantes posnucleares; dicha

    clasificacin est vinculadacon la geografaamericana.Se demuestra loinadecuado de taldivisin condatos recientessobre procesos prenuclea-res y posnucleares de variedades venezolanas. Adems, se explora laviabilidad de extender esta divisin dialectal a la morfologa y a la sinta-xis. Se concluye que es necesario aumentar el nmero de tipos dialecta-les y tomar en cuenta las tendencias universales de las lenguas naturalespara una comprensin satisfactoria de la situacin dialectal.

    Palabras clave: Espaol, dialectologa, fonetologa, morfosintaxis.

    Recibido: 09 de mayo de 2003 Aceptado: 02 de octubre de 2003

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    Reorientation of the Spanish DialectalDivision: Data from Venezuelan

    and Iberian Varieties

    Abstract

    The traditional dichotomic approach to Spanish dialectology isquestioned: the dialectal division of American Spanish -conservativevs. radical dialects- has been based on the divergence between or-thography and pronunciation of postnuclear consonants; this classifica-

    tion is linked to the geography of the subcontinent. The inadequacy ofsuch a division is demonstrated with data of prenuclear and postnuclearprocesses in Venezuelan Spanish varieties. The viability of extendingthis dialectal division to morphology and syntax is explored. It is con-cluded that it is necessary to increase thenumberof dialectal types andtotake universal tendencies in natural lenguages into account to attain asatisfactory understanding of dialectal diversity.

    Key words: Spanish, dialectology, phonetics, morphosyntaxis.

    INTRODUCCIN

    Nuestro propsito es reexaminar la biparticin bsica tradicionalde losdialectoshispnicos y cuestionar el usode lasetiquetasconserva-dor y radical en dialectologa. Como es bien sabido, el trabajo de cla-sificacin dialectal se ha hecho casi exclusivamente siguiendo criteriosfontico-fonolgicos (vale decir fonetolgicos) y en segundo y lejanolugar,lxicos.Lasintaxisprcticamentenohasidotomadacomobasedetrabajos dialectolgicos (ni variacionistas, como apunta Bentivoglio,1998:31),quizs debidoa su mayor homogeneidad; sinembargo, en estetrabajo despus de reexaminar la situacinen fonologa, se aborda tenta-tivamente la posibilidad de aplicar las etiquetas mencionadas a la sinta-xis, sobre la base del grado de avance de algunas tendencias naturales enel espaol desde sus inicios.

    Godsuno Chela-Flores y Giovanna DAquino

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    1. DIALECTOS CONSERVADORES Y DIALECTOSRADICALES EN SU FONETOLOGA

    La visin dicotmica tradicional de los dialectos del espaol deAmrica -conservadores y radicales- peca no slo de simplista sinotambin de errada. Tomaremos el caso de lasvariedades venezolanas a laluzderecientestrabajos(Chela-Flores,1998ayb,Obediente1998aybyVillamizar, 1998),ya quesusresultados alteran esta biparticin dialectalbsica del espaol sugerida por muchos hispanistas (ver por ejemplo,Fernndez Sevilla, 1980:457;Rosenblat,1984:227; Montes, 1982:124y1996:135). Esta biparticin tiene estrecha relacin con la geografaen elsentido dequelaszonas altas deAmrica tienencaractersticas fonetol-

    gicas (1) conservadoras en cuanto a su consonantismo, mientras que lasbajas tienden particularmente a un consonantismo posnuclear dbil. Esprudente introducir aqu unaaclaratoria no hecha en la abundantebiblio-grafadialectaldicotmica: los trminos conservadorespara lasvarie-dades de tierras altas y radical para las de tierras bajas (sobre el trmi-no radical, ver Zamora y Guitart 1988:107) deben ser utilizados conprecaucin, dado que con el uso actual no se presenta una visin correc-ta. El primer trmino se aplica generalmente -es decir, no slo con res-pecto al espaol- a aquellos dialectos cuya pronunciacin se mantienesignificativamente cerca de la ortografa y que, gracias a lo que Rosen-blat atinadamente calific de fetichismo de la letra (1963:31), tienenmayor prestigioentre hablantesnativos y no nativos (2). Sinembargo, la

    etiqueta de conservador nicamente toma en cuentael aspecto de co-rrespondencia con la ortografa y en realidad slo lo quecorresponde a

    los grafemasposvoclicos;yaZamorayGuitarthabanindicadoqueconlo de radical y conservador se referan nicamente al comporta-mientoconsonntico posnuclear (op.cit.:107) (3). Si se toman encuentalosfenmenosprenuclearesy seadoptaunavisinpolisistmica delpro-blema, notaremos que los dialectos conservadores agregan compleji-dad articulatoria a los segmentos prevoclicos alejndolos de la identi-dad articulatoria con los posvoclicos, expresada o representada por laortografa. Por ejemplo, en el habla rural de Mrida -zona alta de los An-des venezolanos- la vibrante prenuclear /rr/ sufre un proceso de asibila-cin, vale decir, de refuerzoconsonntico: de sonante pasa a obstruyente

    (4), lo que equivale a decir que es una consonante ms compleja. Estaasibilacin, no reportadaantes (la literatura dialectolgica no nombraaVenezuela en las reas hispano-hablantes donde se da la /r/ asibilada,

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    Obediente, 1996:68), ha sido confirmada en trabajos recientes (Obe-diente, op.cit. y 1998, Navarro, 1995 y Villamizar, 1998). As mismo, la/s/ prenuclear se refuerza en la misma zona dialectal, transformndoseenuna [s] pico-post-alveolar que compite ventajosamente entre los hom-bres con la variante natural de las hablas venezolanas y caribeas, valedecir la predorso-alveolar [s], oscilando entre 70,84% (informantes de15 a 45 aos) y 73,51% (informantes mayores de 45 aos), porcentajesque revelan claramente la tendencia (datos de Villamizar, op.cit:45).

    Otro ejemplo de un cambio fonetolgico en progreso que afecta auna consonante prenuclear y la aleja de la identidad provista por la gra-fa, es la labiodentalizacin de /b/, reportado por primera vez para el es-paol de Venezuela por Chela-Flores, 1987:74 y confirmado en Chela-Flores, 1998a,b; Romero, 1998 y Obediente, 1998a:

    /abre la puerta/[vre la pwrta] abre la puerta

    (Chela-Flores, 1998b: 23)

    Esta labiodentalizacinrefuerza la [] que pasade aproximante bi-labialalafricativalabiodental[v],queesunaobstruyenteautntica.Estefenmeno incipiente, pero de marcha segura, se ha estudiado en ms de-talle en dialectos de tierra baja como el de Maracaibo, pero Obediente(1998a:290) lo ha reportado para el espaol andino tambin.

    A lo que nos conducen procesos como stos, es a cuestionar la eti-queta de conservador para el dialecto cuya pronunciacin semantiene

    cerca de la que indicara la ortografa:los fenmenos prenucleares quehemos presentado distancian la grafa de los elementos fonolgicos, ini-cialmente representados por ella y tambin -como ya hemos indicado-debilitan o eliminan la identidad articulatoria con los fonos posnuclea-res; vale decir se radicalizael supuesto dialecto conservador. En elcaso de la labiodentalizacinde /b/prenuclear -fenmenotantode tierrasaltas como de tierras bajas- la radicalizacin en la relacin grafema-fo-nema es evidente. Ahora bien si nos apartamos momentneamente deeste aspecto de la categorizacin dialectaly examinamos la conducta fo-

    netolgica del hablante a travs de un enfoque polisistmico, aportare-mos otra perspectiva. El Modelo Polisistmico Natural (ver Chela-Flo-res, 1983, 1987, 1998a y b etc.) rechaza planteamientos unisistmicos y

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    analiza losfenmenosfonetolgicos a travsde tres sistemas intrasilbi-cos -prenuclear, nuclear y posnuclear- cada unoconsus fonos preferidosy con procesos y condiciones propias. Los tres sistemas estaran regidosporungran Principiode Eficienciaen elmanejode losrecursos lingsti-cos, el cual se traduce en dos principios de gran generalidad: el de Mxi-ma Diferenciacin (los sistemas consonnticos pre- y posvoclicos tie-nen a diferenciarse al mximo) y el de Economa en la articulacin ypercepcin, en la estructuracin de los grupos consonnticos y en la car-ga funcional (ver Anexo con la jerarquizacin de las metacondicionesque explicitan el Principio de Mxima Diferenciacin y Chela-Flores,1996:22 y 31, para ms detalles sobre el Principio de Economa polisis-tmica). Este modelo provee lo que Longmire (1976:179) -entre otros-

    pedadeunacercamientotericoaladialectologa:loquesenecesitaesun modelo dinmico del sistema de la lengua que defina claramenteaquellaspartesdelsistemaadultoqueseanvulnerablesalcambioyaque-llas partes que sean invulnerables, un modelo que sea capaz de predecirdebilidades o tendencias en el sistema (la traduccin y el subrayadosonmos). El modelo postula procesos de refuerzo y/o incremento gestualpara el prencleo silbico y lo opuesto para el posncleo; dentro de esteltimo, la posteriorizacin figura como tendencia predominante. Cuan-do un dialecto conservador incrementa la consonantidad de su pren-cleo pormediode un nmero mayor degestosarticulatorioso reemplaza

    un gesto por otro demayor complejidad,no hace nada conservador - o

    radical - sino quesigue las tendencias previstas para las lenguas natu-rales (5). De igual manera, un dialecto radical -cualquiera de los que

    Cataln 1960, incluy en el espaol atlntico - no realiza ninguna ma-niobra inesperada o revolucionaria cuando aspirauna /s/posnuclear

    [satihfasj]satisfaccin, [muhreh]mujeres

    o velariza una /n/ en la misma posicin

    [pwte] puente; [emosj] emocin

    o hace lo mismo con las oclusivas anteriores /p,b,t,d/

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    [kosKto] concepto ; [Kniko]tnico

    [K]= obstruyente velar

    Para ambos casos, los trminos conservador y radical no sonadecuados. Estamos ms bien ante dialectos que van en contra de unatendencia u otra, o de acuerdo con varias de ellas en diverso grado. LaTeora de la Optimidad (T.O. de ahora en adelante) provee otro anlisisya que postula un conjunto de restricciones universales ordenadas jerr-quicamenteentre s, permitiendo que encadapar deellas una dominea laotrayporende,ladominadapuedesertransgredida.Enlosllamadosdia -lectos conservadores se viola la tendencia debilitante del posncleo ola restriccin NO CODA (en la T.O.: Toda slaba prohibe las Codas)pero no el principio polisistmico de Optimizacin del Prencleo o larestriccin ATAQUE (en la T.O.: Toda slaba requiere por lo menos deun ataquemonoconsonntico). Enel caso de losdialectos calificadosderadicales, la situacin es casi diametralmente opuesta, en el sentido deque el posncleo sufre evidente deterioro o debilitamiento, pero -al me-nos en Venezuela- no hay dominio del Principio de Optimizacin delPrencleo, ya que aun respetando la integridad consonntica del ataqueslo hayunaseal de refuerzo, representadapor la labiodentalizacinde/b/ prenuclear.

    Existeotra dimensinen la quese requiere afinar la categorizacindialectal, ya que los datos recientes sobre el espaol de Mrida (Obe-diente, 1997) indican una muy vigorosa reduccin de la /s/ posnuclear africativa glotal sorda [h], cuando lo que se esperaba era la realizacin si-bilante predorsalalveolar usual en las tierras altas de Amrica. Este estu-dio dialectal indica un 54% de realizacin glotal, 25,4% de realizacinalveolar y 20,6% de elisin en el habla rural los porcentajes son 52%,39,7% y 8,3% respectivamente. Ya Longmire (op.cit.) haba detectadoun 19% de realizacin glotal de /s/ posnuclear, aunque adems indicabaun 63% de elisin, dato probablemente errado ya que veinte aos mstarde, esa elisin no resulta ser ms de 25,4% (7). En todo caso, el hechoesquela/s/posnuclearentierraaltaesvulnerablealosprocesoserosivos

    de esesistema intrasilbico. Sinembargo, la nasal alveolar /n/de Mridaen la misma posicin se mantiene firmemente anterior, sin sufrir la vela-rizacin cuasicategrica de las llamadas variedades radicales: en el ha-

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    bla urbana, slo se encuentra un 9.4% de realizaciones velares, [],67.4%dealveolaresyun23.3%deunavariantesinpuntodearticulacinpreciso y con fuerte resonancia nasal despus de la vocal, mientras queen el habla rural, los porcentajes son 3.1% de velares y un slido 96.9%de realizaciones alveolares. Cmo explicar estas cifras que indican de-bilitamiento de la /s/ y mantenimiento de una nasal coronal, ambas en elsistema posnuclear?

    Nuestro enfoque polisistmico permite explicar esta aparente ano-mala. La /s/ es una obstruyente (trmino que incluye oclusivas, africa-das -untipo de oclusivas- y fricativas) y la /n/es una sonante (incluye na-sales, laterales, vibrantes, deslizadas o glides y vocales); los procesos

    erosivos, tpicos del sistema posnuclear debilitan -como ya hemos indi-cado- los fonos consonnticos de la coda y al debilitarlos les reducen suconsonantidad, acercndolosal ncleovoclico,mientras queel resulta-do de los procesos tpicos del sistema prenuclear refuerza esos fonos,alejndolos delncleo. Mientras mscercana a la vocal sea la naturalezadel fono posnuclear, menos expuesto estar a los procesos erosivos, yaque el objetivo de acercarlos al ncleo se ha conseguido, pero aquellosfonosposnuclearesaltamenteconsonnticos-comolasobstruyentes-su-frirn primero y con ms fuerza, los efectos debilitadores. La /s/ es obs-truyente y por esa razn se debilita evidentemente en el espaol deMri-da, mientras que la /n/ es sonante -como las vocales- y denaturaleza muycercana al ncleo, por lo tanto, no sufre los efectos debilitantes del pos-

    ncleo en un dialecto en el cual el debilitamiento posnuclear no es la ten-dencia dominante.

    Los datos sobre el espaol andino de Mrida y el anlisis de la si-tuacin fonetolgicaquehemos hecho,aportan un importante argumen-to para evitar la tentacin dialectal dicotmica presente en el estudio delespaol de Amrica. No podemos hablarde dossuperdialectos (Montes,1996:136, usa este trmino) o el de tierras altas y tierras bajas, con susrespectivos subdialectos, ya que uno de los rasgos definitorios ms im-portantesde lossegundos -lavarianteglotalde /s/posnuclear- figuracla-ramenteenlashablasurbanayruraldelosprimeros. Debemos aceptar laexistencia de variedades intermedias y aadirlas a la lista de tipos dia-

    lectales hispnicos (adems de los arcaizantes y los de circunstancias

    especiales; ver Chela-Flores 1998a:4-5). Adems, la koin deliberada

    introducida por los medios de comunicacin audiovisual en esta era de

    globalizacin, introduce una nueva variable en el anlisis dialectolgi-

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    co (ver Chela-Flores, G. y Chela-Flores, B. 2002:17-19).Nuestro usodela categora variedad intermedia difiere sin embargo, del empleado porMosonyi (1971) y Longmire (op.cit:73 y 75) ya que ellos hablan de ungrado intermedio de intensidad de la tendencia de /s/ posnuclear a [h]:nuestros datos muestran que en realidad se trata de una sola tendenciaquepresenta distintosgradosde desarrollo: unomuyavanzado en Anda-luca y en las tierras bajas de Amrica, otro incipiente en las cordilleras otierras altas, y distintos gradosintermedios observables, porejemplo, enlos Andes Venezolanos (Mosonyi, op.cit.:53), el nfasis es mo). Esdecir que el calificativo de intermedio para Mosonyi es el de una posi-cin entre el espaol de Maracaibo, por ejemplo, y el de las tierras altasde Bolivia o de Mxico. Nuestra intencin es la de postular un tipo dia-lectal distinto, en el que pueden figurar firmes caractersticas de las va-riedades radicales o atlnticas al lado de clarosmarcadores de las lla-madas conservadoras ; la explicacin de esta mezcla dialectal surge sa-tisfactoriamente de nuestro modelo polisistmico natural y de la T.O.con su propuesta de restricciones universales.

    2. DIALECTOS CONSERVADORES Y DIALECTOSRADICALES EN SU MORFO-SINTAXIS

    Como indicamos en la Introduccin, las etiquetas conservador yradicalno hansido aplicadasa la sintaxis de lasvariedades hispnicas,ni tampoco a las de otras lenguas naturales, quizs debido a que la sinta-xisnopresentalamismamovilidaddelafonetologaodellxico.Enestetrabajo hemos comprobado que la definicin original de conservadory radical para la fonetologa, colide con la evolucin del espaol -y lade otras lenguas- regida por tendencias naturales. Aceptando que la sin-taxis presenta unamayor homogeneidadquela fonetologa,no podemossin embargo, negar el hecho evidente del cambio sintctico; este cambiopuede analizarse de diversas maneras, pero una interesante aproxima -cin a su estudio es a travs de la deteccin de las tendencias de mayor omenor grado de naturalidad presentes en su evolucin. El trmino ya hasido empleado, por ejemplo, en Sedano (1998:67): ...las tendencias na-turales delespaol, como lapluralizacin de haberolapreferenciaporel

    futuroperifrsticosobreelfuturosimple.Esciertoqueenlapreferenciaporlas formasanalticas del futuroexisteunaeconoma deprocesamien-to mental, o de economa en la estrategia del hablante, similar a la postu-

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    lada porChela-Flores (1982:57)y Obediente(1998a:329)conrespecto ala preferencia por la nasal velar en el posncleo sobre la asimilacin a laconsonante siguiente, ya que en la velarizacin se trata de una sola ins-truccin para todos los casos de nasal posnuclear (Chela-Flores,op.cit.). La tendencia que examinaremos en este trabajo es la macroten-denciahacia la mayor simplicidad en la concrecin sintctica, en detri-mento de la distincin u oposicin casual, o de la explicitud de los ele-mentos relativos o en la iconicidad o transparencia morfolgica.

    La primera manifestacin de esta macrotendencia se encuentraen eldebilitamiento de la oposicin casualdativo: acusativo, implementadoen los fenmenospronominalesdel lesmo, lasmoy losmo, tpicos de losdialectos del centro y norte de Espaa, considerados conservadores ensu fonetologa. Este evidente debilitamiento de la oposicin casual es laltimay msavanzada fase deldesmantelamientodelcomplejo casualdellatn;el sistema castellano en la Edad Media resultabasatisfactorio paraladiferenciacin de loscasos,pero no para losgneros, indiferenciadosen eldativoyconun lovlidopara masculinoy neutro. Enestosdialectoscaste-llanos actuales encontramos el uso de le (les) como complemento directopara el masculino humano en vez de lo (los), (lesmo):

    Lehabl anoche muy temprano

    Elusode la (las)como complemento indirecto femenino, general-mente humano, en vez de le(les), es conocido como lasmo:

    A mi mujer le gustan las sorpresas, por eso la regal flores esta ma-ana

    Y es un fenmeno de menor extensin que el lesmo; segn Alar-cos, quien practica el lasmo es a la vez lesta.

    Estos sonclarosejemplos de formasdialectales radicales,ya queson expresiones avanzadas de lo quees efectivamente una tendenciana-turaldelcastellano,elrefuerzodeladistincingenricaendetrimentode

    la casual, con ejemplos ya en el Mo Cid. El eje dialectal lesta est entreMadrid y Valladolid; en Burgos, Palencia y Valladolid es prcticamentegeneral y en las mismas zonas, el lasmo est muy extendido, aunque en

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    menor proporcin que el lesmo (ver por ejemplo, Hernndez Alonso,1996:203). A pesar de que algunos dialectlogos insisten en que el las-mo sufre de cierto estigma, hemos comprobado quese presenta espont-neamente en el habla de espaoles educados de esas reas. Adems, ellasmo figura crecientemente en el lenguaje literario de Espaa, desdeUnamuno hasta Delibes -y en los escritores durenses es general- lo queecha por tierra la afirmacin de Lapesa (1980:407): el dativo laha de-cado en el lenguaje literario. Los dialectos americanos conservan lospronombres le,lo,la y susformasplurales consu valor casualoriginario,lo que los califica de conservadores y esto incluye los dialectos radi-cales en su fonetologa.

    Otro aspecto significativo del debilitamiento casual en dialectosespaoleses el refuerzo de la distincin entre entes individualizados o li-mitados y entes sin lmites o continuos en detrimento del uso etimolgi-co-conservado en losdialectos americanos.Esta distincin seobserva enlos dialectos noroccidentales de la familia asturleonesa: losentes indivi-dualizados sondesignados por su gnero, le si son masculinos y lasi sonfemeninos,mientrasqueloscontinuossiempreserndesignadospor lo:

    Por ejemplo, hiervo el agua, lotengo hervido en una botella,

    Toos los das lohiervo. Y luego noms es templarlo.

    (ejemplo de Klein-Andreu, 1981:291)

    La leche tenan que llevarloen camiones

    (Ejemplo de Alarcos, 1999:202)

    De nuevo, estos dialectos asturleoneses calificaran como radica-les en contrastecon los dialectos americanos, claramente conservado-res.

    Otra manifestacin de la macrotendencia simplificadora es la pr-dida de la explicitud ofrecida por un conjunto de relativizadores en las

    clusulas hendidas y seudohendidas (el/la/lo que, los/las/que,quien/quienes, donde, comoo cuando) en favor del relativoque;estefe-nmeno conocido como el que galicado (ver Sedano, 1998) es ms fre-cuente en los dialectos americanos:

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    Fue ayer cuandolo vi (forma cannica)Fue ayer quelo vi (que galicado)

    (ejemplo de Sedano, op.cit.:5)

    En este caso, los dialectos americanos seran ms radicales quelos espaoles.

    Finalmente, otra expresinde la macrotendencia simplificadora seencuentra en la tendencia a la flexibilidad funcional sin la adicin demorfemas distintivos (ver Chela-Flores, 1989), lo quedenominamos hi-

    pstasissimplificadoras de dos tipos: (i) adjetivacin de sustantivos encompuestos nominales por aposicin

    Hombre orquesta, hombre denuncia, voto castigo, fiesta machete

    Organismo cpula, sistema empresario, novela testimonio

    (ejemplos de Chela-Flores, op.cit.:94)

    (ii) adverbializacin del adjetivo:

    El profesor raspa rpidosi no haces los ejercicios

    Mi mam canta lindo y baila chvere

    Ambas expresiones de la tendencia a la flexibilidad funcional sinagregar morfema distintivo significan prdida de la iconicidad o transpa-rencia morfolgica y parecen ser igualmente frecuentes en dialectosamericanos y europeos, sin que por lo tanto se requiera la calificacin deconservador o radical. Lapesa expresa su aprobacin del investiga-dor empeado en esclarecer y explicar la conducta del hablante en elseno de su comunidad en el mundo hispnico: Ni el uso del sustantivoenfuncindeadjetivonielempleodeladjetivoconvalordeadverbiode -ben considerarse transgresiones vitandas: pueden contribuir a una sinta-

    xis ms gil y a una simplificacin de la morfologa 1996:444).

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    3. CONCLUSIONESEn este trabajo hemos intentadodarlemayorprecisina lascatego-

    ras, trminos e interpretacin de los fenmenos dialectales del espaolde Amrica en general y del hablado en Venezuela en particular. Hemoshecho usode recientes trabajos dialectolgicosqueproporcionan intere-santes datos sobre la siempre dinmica conducta fonetolgica de nues-tros hablantes y hemos aplicado modelos y acercamientos de la fonolo-gaterica contempornea a la necesariaexplicacin de loshechos. Ade-ms, hemos explorado el empleo de las categoras conservador y ra -dical en la morfosintaxis del espaol a travs del anlisis de una macro-tendencia y sus subtendencias, notando que el conservadurismo o la in-

    novacin -cualquiera que sea su interpretacin- no siempre marchan pa-ralelamente en fonetologa y en morfosintaxis. En algunos casos, el dia-lecto radical en un aspecto, es conservador en otro y viceversa, locual nos conduce a un uso ms cuidadoso de las etiquetas y a una visinms compleja de la realidad dialectal. Es necesario postular un nmeromayor de tipos dialectales.

    As como el trabajo dialectolgico, paciente y detallado, evita loserrores y tentaciones de la teorizacin divorciada de la conducta realdel hablante, la dialectologa no pasara de ser una mera descripcin delos hechos lingsticos agrupados horizontal o verticalmente, si no to-mamos en cuenta la importante contribucin de la teora lingstica. Eldialectlogoy el lingista sondosdimensiones del mismo investigador

    empeado en esclarecer y explicar la conducta del hablante en su co-munidad.

    Notas

    1. El trmino fonetologa (creado por James N. Bailey en 1973) consu neutralidad entre las dos disciplinas tradicionales -fontica y fo-nologa- da una mejor indicacin de la naturaleza compleja y din-micade laconductafnica. Sin embargo, este trmino no hasidouti-lizado por nadie ms en el campo de la fonologa terica en ingls.Yo lo uso con frecuencia en espaol (ver por ejemplo, Chela-Flores,1998a:71) y recientemente el distinguido fonetista venezolano E.Obediente lo incorpora a sus trabajos (ver ejemplo, Obediente,1998a:4).

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    2. Un ejemplo claro del fetichismo de la letra se encuentra en el ad-verbio ingls often, a menudo, el cual presenta dos pronunciacio-nes (i) [ofn] y (ii) [oftn]. Laprimera es laque representa laevolucinnatural de la lengua: Jespersen indica que todava en 1621 la /t/ enoften era pronunciada, pero parece haber sido siempre muda en lossiglos XVIII y XIX, hasta que muy recientemente los pedantes hanintentado reintroducirla basndose en la ortografa (1965:225; latraduccin es nuestra). Los hablantes que Jespersen califica de pe-dantes no son ms que aquellos que han sido seducidos por el pres-tigio de la letra. Sinembargo, loshablantesen general parecen intuirla artificialidad de los aparentes triunfos de la ortografa: en la en-cuesta sobre preferencias en la pronunciacin del ingls britnico,

    realizada por J.C. Wells para su Longman Pronunciation Dictio-nary, 72% de los encuestados prefirieron la forma [ofn] sobre lapronunciacin ortogrfica [oftn] (1990:493).

    3. Ellos se referan a la distancia entre lo fonmico y lo fontico y aquestamos relacionando lo ortogrfico y lo fontico; en realidad, esta-mos analizando el mismo aspecto, ya que la ortografa es en primerainstancia, una suerte de transcripcin fonmica. Recurdese que elsistema escriturario alfabtico consiste de tres subsistemas: el lite-ral, que rige la relacin grafema-fonema y regula la magnitud graf-mica, el puntuario y el prosdico (ver Chela-Flores, 1999: 40-41).

    4. Es decir que hemos pasado de una vibrante a una fricativa pico-

    postalveolar ensordecida o francamente sorda, dependiendo del en-torno fnico como indica Obediente (1996:69).

    5. Esta optimizacin o maximizacin del ataque silbico o prencleo,est aceptada en todos los modelos actuales de una forma u otra y suformulacin puede verse en su forma presente desde Clements yKeyser 1983. En la Teora de la Optimidad (T.O.) aparece como larestriccin universal ATAQUE, lo cual indica que las lenguas natu -rales prefieren que el ataque silbico o prencleo exista. La ten -dencianatural hacia el debilitamiento del posncleo realizadaen losdialectos radicales del espaol a travs de, por ejemplo, la poste-riorizacin (sea por retraccin lingual o por glotalizacin) se reflejaen la constriccin NO CODA de la T.O. (ver Hammond, 1997:36).As como ATAQUE revela una tendencia hacia slabas que comien -cen por consonante, NO CODA indica la preferencia por slabas li-

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    bres, o en su defecto, por codas de consonantidad dbil, vale decircodas que se acerquen a la naturaleza del ncleo.

    6. El uso del trmino aspiracin para la realizacin fricativa glotalsorda de /s/ posnuclear es frecuente entre hispanistas, pero no esaconsejableyaqueinternacionalmente se reserva para el soplo sordoosonorolocalizadoenlalaringe,quesiguealaarticulacinprimariade ciertas obstruyentes como por ejemplo, en ingls: [phit] pit;[thik] take; [khlin] clean.Existen ejemplos de /s/ aspirada en lenguas como el birmano ([shan]arroz) o el avaro ([shali] arena), pero, evidentemente, no en espa-ol (ver un comentario ms detallado sobre este tema en Chela-Flo-res, 1997:73-75).

    7. El trabajo deB.Longmire, essu tesis doctoral para laUniversidad deGeorgetown en Washington, E.U.A. y aunque su aprobacin fue enagostode1976,susresultadosnotuvierongrantrascendenciaporra-zones no fcilmente explicables,ya quese trata de unainvestigacinde gran rigurosidad. Su valor fundamental es el hallazgo de la reali-zacinglotalde /s/posnuclear en un dialecto generalmenteaceptadocomo de consonantismo posnuclear firme por connotados dialect-logos venezolanos (por ejemplo, Rosenblat, 1960:18).

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    Elm

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