releyendo a salvador allende

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Leitura indispensável para entender este impressionante personagem da Revolução Chilena!

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  • ENCUENTRO XXI Otoo del Sur 2001 ao 6 N 1880

    Releyendo A Salvador AllendeJaime MassardoEl hombre que ha infringido un tab se hace a su vez tab porque posee la peligrosa facultad de incitar a los dems a seguir su ejemplo.Resulta, pues, realmente contagioso,por cuanto dicho ejemplo impulsa a la imitacin y,por lo tanto, debe ser a su vez, evitado.

    (Sigmund Freud)

    La reflexin poltica de SalvadorAllende es til subrayarlo de inmedia-to no representa un conjunto de ideassistemticamente tratadas para enriqueceralgn texto de teora poltica. Se trata, muypor el contrario, de un pensamiento quenace de un intercambio poltico vital cons-truido en torno a las luchas sociales queemanan de la trama de contradiccionesque caracterizan la historia que recorreAmrica Latina durante la mayor parte delsiglo XX.

    Se trata, por lo tanto, de una re-flexin que va cobrando su forma a travsde innumerables intervenciones orales, enbuena parte improvisadas, las que, conmayor o menor fortuna, son recogidas yeditadas en peridicos o en folletos delmovimiento popular y que, a posteriori y aveces slo recientemente, han venido sien-do publicadas parcialmente en algunosvolmenes. Se trata entonces, en definiti-va, de una reflexin cuyos contenidos seencuentran en gran parte todava vivos ydispersos en la memoria colectiva de lasclases subalternas de la sociedad chilena,donde, anudando los hitos de la historiacontinental, retroalimentando la energa

    popular y mostrando la capacidad de estasmismas clases para escribir su propia his-toria se van desplegando para esclarecer ymostrar pedaggicamente los efectos de ladominacin del capital y de la sociedadque ste fabrica.

    Soy hombre de Amrica latina dice Allende en su intervencin en el mo-mento de instalacin de la Unidad popular,en noviembre de 1970, y como tal meconfundo con los dems habitantes del con-tinente en los problemas, en los anhelos yen las inquietudes comunes. Ser a la li-beracin de ese mismo hombre de Amri-ca latina, concebido como actor de su pro-pia historia, como protagonista del accio-nar poltico revolucionario del Continente,al cual Allende consagrar su vida, desdelas luchas estudiantiles de la Universidad deChile hasta su ltimo combate en La Mone-da, el segundo martes del mes de septiem-bre de 1973. La reconstruccin de este pen-samiento y de su actividad poltica as lomuestran.

    Salvador Allende Gossens nace enValparaso, en junio de 1908, en el seno deuna familia de tradiciones laicas, de profe-siones liberales y de cultura positivista. Su

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    abuelo paterno, Ramn Allende Padn, ha-ba sido fundador de la escuela laica BlasCaas, senador del Partido Radical, ySerensimo Gran Maestre de la Gran LogiaMasnica de Chile. Su padre, SalvadorAllende Castro, era abogado. Este universofamiliar empuja al joven Allende hacia laprctica de las virtudes cvicas y republica-nas.

    Con todo, un episodio de su adoles-cencia parece haber jugado un papeldesencadenante. Dejemos que sea el pro-pio Allende quien nos lo narre:

    Cuando era muchacho, en la pocaque andaba entre lo 14 15 aos, me acer-caba al taller de un artesano, zapatero anar-quista llamado Juan Demarchi (De Marchi ?)para orle su conversacin y para intercam-biar impresiones con l... Eso ocurra enValparaso, en el perodo en que era estu-diante de liceo. Cuando terminaba mis cla-ses me iba a conversar con ese anarquistaque influy mucho mi vida de muchacho.El tena 63 aos y aceptaba conversar con-migo. Me ense a jugar ajedrez, me ha-blaba de cosas de la vida, me prestaba li-bros.

    Al contacto con el zapatero anarquis-ta italiano se sumaba una circunstancia queha debido tener alguna importancia en lavida de Allende. Su familia haba cambiadovarias veces de ciudad y de regin, permi-tindole descubrir desde temprano tiposhumanos relativamente diferentes. Estudiosprimarios realizados en Tacna, en aquellapoca ciudad peruana bajo jurisdiccinchilena. 1918, Iquique, en el norte de Chi-le. El mismo ao Valdivia, en el sur, en la

    regin mapuche. 1922, otra vez Valparaso.Luego Santiago y el Instituto Nacional, paraingresar en 1926 a la Escuela de Medicina.El vasto conocimiento de las diversas parti-cularidades regionales que caracterizan elpueblo chileno le darn al pensamiento deAllende una dimensin particularmente rica.

    Participando como estudiante en elgrupo Avance en el que encontramosdiversas figuras que estarn presentes en lasluchas democrticas del perodo, Allen-de es elegido Presidente del Centro de Alum-nos de la Escuela de Medicina, y como talse transforma en dirigente de la Federacinde Estudiantes de la Universidad de Chile,FECh, impregnada en la poca de una fuer-te tradicin libertaria, incorporndose poresta va a las luchas sociales que, inspira-das en los ecos de la Reforma universitariade Crdoba, van a precipitar la cada de ladictadura de Carlos Ibaez fuertementetributaria de aquella de Benito Mussolini,en julio de 1931.

    Fundador, en abril de 1933, del Par-tido socialista de Chile, secretario regionalde Valparaso, Allende encamina su activi-dad poltica hacia la construccin de unproyecto de transformacin de la sociedadchilena, proyecto que va a madurar a travsde una primera experiencia durante el Frentepopular, coalicin que con Pedro AguirreCerda ganar las elecciones presidencialesde 1938 y de la cual el propio Allende responsable de la campaa de Aguirre enValparaso ser nombrado, en 1939, Mi-nistro de la Salud recibiendo al ao siguienteel premio Van Buren por su trabajo La rea-lidad mdico social chilena.

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    La tentativa de redistribucin de lariqueza y la realizacin de algunas transfor-maciones sociales impulsados por el Frentepopular no ser de larga duracin. La coldwar, que desde antes del trmino de laSegunda Guerra Mundial configurabipolarmente las relaciones internacionalesen las que Chile se encuentra inserto, va aarrastrar a ste, como a todos los pases deAmrica latina, al interior del campo norte-americano, deteniendo el impulso reformis-ta. Allende, que es elegido secretario ge-neral del Partido socialista en 1943, y sena-dor de la Repblica en 1945, asume desdela Cmara de Diputados a la cual habasido elegido en 1937 y en el seno del pro-pio movimiento popular, la defensa de laautonoma de la clase trabajadora y de laespecificidad de sus intereses, defensa queen la dcada siguiente lo conducir a em-pujar al Partido socialista a abandonar el go-bierno de Ibaez (1952-1958), provocandocon ese propsito, lcida, voluntaria, cons-ciente y se ver luego, acertadamente,una escisin partidaria.

    Presidente del Colegio Mdico deChile entre 1949 y 1963, candidato a la pre-sidencia de la Repblica por el Frente delpueblo en 1952, en plena guerra fra, can-didato igualmente por el Frente de accinpopular, FRAP, en 1958, y nuevamente porel FRAP en 1964, Allende ser finalmenteelegido, como todos recordamos, en sep-tiembre de 1970, cuando fue el portaestan-darte de la Unidad popular.

    Al interior de estas luchas, la re-flexin del candidato de la izquierda chi-lena se construye en un dilogo permanen-te con los personajes de las tradiciones de

    una cultura poltica crtica de la sociedadchilena. Francisco Bilbao, Santiago Arcos,Jos Victorino Lastarria, Benjamn VicuaMackenna, Alberto Edwards, Luis EmilioRecabarren, Claudio Vicua, entre otros,aparecen y reaparecen recurrentemente ensu discurso. Los hombres y los pases sinmemoria de nada sirven dir ya en octu-bre de 1938 introduciendopremonitoriamente el tema de la memoriacolectiva, ellos son incapaces de crearnada grande para el futuro. Ser en estedilogo que irn surgiendo uno a uno losaspectos esenciales de su pensamiento, elque es til volver a subrayarlo se cons-truye en funcin de un objetivo polticoconcreto, el de abrir paso a una gran trans-formacin social capaz de eliminar las con-tradicciones a las cuales el desarrollo ca-pitalista somete a Chile y que repercutesobre las condiciones de vida de los traba-jadores manuales e intelectuales de la ciu-dad y del campo.

    Este carcter concreto del pensamien-to de Allende ser el que lo conduzca a ex-plorar las caractersticas y la lgica particu-lar que organizan la formacin social quese propone transformar, formacin socialque, por las circunstancias en las que esta-blece sus vnculos con el mercado mundialy por su estructura social interna, va a adop-tar un desarrollo capitalista atrasado y de-pendiente, insertndose en la divisin mun-dial del trabajo como productor de mate-rias primas y consumidor de productos ma-nufacturados de origen industrial. Una for-macin social donde la clase obrera quecomienza a desarrollarse desde fines del si-glo XIX no es mayoritaria, y donde, enconsecuencia, para poder cumplir su come-

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    tido transformador, debe sellar su suerte conlos intereses de vastas capas de la sociedad,a saber, artesanos, campesinos, grupos me-dios, en lo que Allende llamar la unidadde los trabajadores manuales e intelectua-les.

    Pero una formacin social que, a pe-sar de su insercin dependiente en el mer-cado mundial y a pesar de una estructurasocial interna de caractersticasacentuadamente oligrquicas cada pastiene su historia, su idiosincracia, su propiarealidad, presenta una serie de rasgosinstitucionales relativamente ms flexiblesque aquellos que podan observarse en elresto de los pases de Amrica latina. As,una sociedad como la chilena, con mrge-nes de autonoma frente al Estado y con unatradicin cvica y electoral formada a travsde varias generaciones, poda permitir a unmovimiento de trabajadores con una impor-tante cultura organizativa apoyarse en estamisma flexibilidad institucional del sistemapoltico para acceder a una mayora parla-mentaria y al gobierno, sin temer aparen-temente que las fuerzas armadas,orgnicamente ligadas a la oligarqua y enconsecuencia, taln de Aquiles de este di-seo estratgico, intervinieran con un gol-pe de Estado.

    Ese camino institucional fue el queeligi Allende.

    La liberacin de los trabajadores chi-lenos se plantea entonces, en esas condi-ciones, como una gigantesca tarea, a sa-ber, la de acceder al poder poltico dentrode las condiciones institucionales existen-tes, recuperando las riquezas del suelo na-cional, liquidando la inmensa concentra-

    cin de la tierra, desanudando la concen-tracin monoplica y el comercio interna-cional en manos de un reducido grupo deagiotistas ligados al capital bancario y, porese camino, generar un proceso deredistribucin de la riqueza creada porlos mismos trabajadores capaz de abrircamino a la construccin de una sociedadmas justa. Liberacin que en las circuns-tancias de la formacin social chilena adop-ta, necesariamente, una formaantiimperialista, antioligrquica yanticapitalista. Este necesariamente esimportante subrayarlo no debe ser com-prendido aqu como un a priori ideolgicosino como una condicin concreta. Cami-namos hacia el socialismo no por amor aca-dmico a un cuerpo doctrinario dir Allen-de en su Primer Mensaje al Congreso ple-no, vamos al socialismo por el rechazovoluntario, a travs del voto popular, del sis-tema capitalista y dependiente.

    Lentamente entonces si leemos elprograma presidencial de 1964 es posibleadvertir que en lo fundamental se busca allsolamente conformar un capitalismo de Es-tado que entregue una base productiva am-pliada para lograr una mayor redistribucinde la riqueza nacional, este conjunto deelementos van a ir madurando para ir dan-do forma al diseo estratgico que permi-tir al movimiento popular la posibilidadde construir su propia hegemona, trans-formando una sociedad agobiada por elatraso y la pobreza propios de la depen-dencia y del subdesarrollo, rompiendo conlos factores causantes del retardo y al mis-mo tiempo edificando una nueva estructu-

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    ra socioeconmica capaz de proveer laprosperidad colectiva, diseo estratgicoque pasar a la historia como la va chile-na al socialismo, y cuyos rasgos irn per-filndose para desplegarse en toda su mag-nitud en el contexto del ascenso de la lu-cha social de la segunda mitad de los aos60.

    En el discurso de Allende, la va chi-lena al socialismo aparece pensada comouna estrategia y de una tctica que permi-tiran transferir a los trabajadores y al pue-blo en su conjunto el poder poltico y elpoder econmico, otorgando a los tra-bajadores de la pluma, del arado, del riella posibilidad de alcanzar el poder polti-co para crear una nueva sociedad en quelos hombres puedan satisfacer sus necesi-dades materiales y espirituales sin que ellosignifique la explotacin de otros hom-bres, donde no se pueda degradar la vidaa un nivel infrahumano en una tierra fe-cunda y llena de riquezas potenciales,porque nuestro objetivo no es otro que laedificacin progresiva de una nueva estruc-tura de poder, fundada en las mayoras ycentrada en satisfacer en el menor plazoposible los apremios ms urgentes de lasgeneraciones actuales, para lo cual esprioritaria la propiedad social de los me-dios de produccin fundamentales. Setrata, entonces, de transformar la sociedad,una sociedad para decirlo tambin conAllende, en que la violencia est incor-porada a las instituciones mismas, y quecondena a los hombres a la codicia insa-ciable, a las ms inhumanas formas decrueldad e indiferencia frente al sufrimien-to ajeno.

    La posibilidad de la construccin deesta hegemona y en esto consista su ex-trema originalidad, residi en la tentati-va de aprovechar la flexibilidadinstitucional del sistema poltico chilenopara crear las condiciones del trnsito alsocialismo, porque la va chilena tienecomo requisito fundamental, el que poda-mos establecer los cauces institucionalesde la nueva forma de ordenacin socialis-ta en pluralismo y libertad. El esfuerzode historizacin y de rigor conceptual esenorme. Es una postura tericamente in-correcta atribuir a las normas y a las insti-tuciones un valor absoluto dice, porejemplo, Allende en el Informe al Plenonacional del Partido socialista, en la loca-lidad de Algarrobo, en marzo de 1972,ms all de la forma que las encubre, seencuentra el sentido social que anima aquienes las aplican o las utilizan. As, noes en la institucionalidad chilena actualdonde descansa el poder de la burguesacontinua Allende en la misma ocasin, sino en su poder econmico y en la com-pleja trama de relaciones sociales estable-cidas en el rgimen de propiedad capita-lista. La cuestin de la hegemona, valedecir una problemtica eminentementegramsciana es importante subrayarlo,vuelve recurrentemente en la argumenta-cin de Allende, La institucionalidad noes un ente abstracto... La institucionalidadresponde a la fuerza social que le dio viday lo que est apareciendo ante nuestros ojoses que la fuerza del pueblo, del proletaria-do, de los campesinos, de los sectores me-dios, est desplazando de su lugar hege-mnico a la burguesa monoplica y lati-fundista, porque el objetivo de la va

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    chilena no es otro que la ordenacin in-terna de la sociedad bajo la hegemonade los desposedos, para lograr trans-ferir a los trabajadores y al pueblo en suconjunto el poder poltico y el poder eco-nmico.

    La especificidad de la va chilenase expresa con toda claridad en el PrimerMensaje de Allende al Congreso pleno, el21 de mayo de 1971. Las circunstanciasde Rusia en 1917 y de Chile en el presenteson muy distintas dice en esta ocasin,llevando el anlisis a una comprensin glo-bal de las posibilidades de trnsito al socia-lismo, all se edifico una de las formas dela sociedad socialista, la de la dictadura delproletariado... Chile se encuentra ante lanecesidad de iniciar una manera nueva deconstruir la sociedad socialista: la va revo-lucionaria nuestra, la va pluralista, antici-pada por los clsicos del marxismo, perojams antes concretada... Chile es hoy laprimara nacin de la Tierra llamada a con-formar el segundo modelo de transicin ala sociedad socialista... modelando la pri-mera sociedad socialista edificada segn unmodelo democrtico, pluralista y libertario.

    Este ltimo componente de la vachilena, heredado, quizs, de aquellas vie-jas conversaciones con el zapatero anar-quista italiano De Marchi o de las luchasestudiantiles de la FECh a comienzos delos aos 30, reaparecer en el discurso deAllende tomando la forma de una defensade la democracia directa, defensa revela-dora la naturaleza profunda de un pensa-miento que conceba la praxis de los tra-bajadores manuales e intelectuales comoel eje sobre el que se articula el proceso

    revolucionario en su conjunto. La autn-tica democracia dir en mayo de 1972exige la permanente presencia y participa-cin del ciudadano en los asuntos comu-nes, la vivencia directa e inmediata de laproblemtica social de la que es sujeto, queno puede limitarse a la peridica entregade un mandato representativo. La demo-cracia se vive, no se delega. Hacer vivir lademocracia significa imponer las liberta-des sociales. Tono existencialmenteradical. Este es un tiempo inverosmil dir, que prev los medios materialespara realizar las utopas ms generosas delpasado... Pocas veces los hombres necesi-taron tanto como ahora de fe en si mismosy en su capacidad de rehacer el mundo,de renovar la vida . Voluntad como lade Antonio Gramsci, como la de ErnestoGuevara, que tiene como destino elcambio de las bases materiales en las quese construye una sociedad dirigida a en-tregar al hombre una nueva potencialidad,porque nuestra tarea es definir y poner enprctica como la va chilena al socialismoun modelo nuevo de Estado, de economay de sociedad, centrado en el hombre, susnecesidades y sus aspiraciones, porquesi olvidramos que nuestra misin es es-tablecer un proyecto social para el hom-bre toda la lucha de nuestro pueblo por elsocialismo se convertira en un intento re-formista ms. Humanismo concreto pre-sente en el pensamiento de Allende, hu-manismo que se funda en una nocin deprotagonismo popular, en la existencia deun proceso conducido por un pueblo ac-tor consciente de su propia existencia. Losque viven de su trabajo afirma tienenhoy en sus manos la direccin poltica del

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    Estado... y la construccin del nuevo rgi-men social encuentra en la base, en el pue-blo su actor y su juez. Al Estado correspon-de orientar, organizar y dirigir, pero de nin-guna manera reemplazar la voluntad de lostrabajadores. Tanto en lo econmico comoen lo poltico los propios trabajadores de-ben detentar el poder de decidir. Conse-guirlo ser el triunfo de la revolucin.

    Cierto, la va chilena al socialismoas como el propio programa de la Unidadpopular aparecen hoy circunscritos a unperodo lejano, a una poca desaparecida,a la lgica de las reglas que emanan de lapropia existencia del Estado-nacin, tribu-tario a su turno del ciclo orgnico inaugu-rado por la Revolucin francesa, ciclo quedesde fines del siglo XX se extingue en arasde la globalizacin y de la penseunique, y frente al cual la defensa de laautonoma econmica o cultural de un pasfrente a la penetracin extranjera pareceun absurdo. El pensamiento de Allende, sinembargo, se elevaba ms all de su pocay perfilaba con claridad premonitoria lastendencias ulteriores del desarrollo capi-talista. El sistema internacional de tele-comunicaciones implica un peligro formi-dable dice por ejemplo Allende en abrilde 1972, ante la UNCTAD, refirindose aldesarrollo de los medios de comunicacincontrolados por transnacionales al serviciodel capital que hoy dirigen culturalmenteal planeta , en menos de diez aos pene-trar en nuestras instituciones comunitariasy en nuestros hogares, dirigidas desde elextranjero por satlites de gran poder trans-misor, una informacin y una publicidadque, si no se contrarrestan con medidas

    oportunas, slo aumentarn nuestra depen-dencia y destruirn nuestros valores cultu-rales . Nosotros no queremos una eco-noma pretendidamente sana con desocu-pacin, explotacin, injusticia, someti-miento al extranjero y desigualdad extre-ma en la distribucin del ingreso obser-va en mayo de 1973, adelantndose al an-lisis del desolador panorama(marginalizacin, fragilizacin del trabajo,ausencia de servicios pblicos como laeducacin y la salud) que nos ofrece hoyla globalizacin, vale decir, a la actualfase de acumulacin capitalista, no que-remos una economa con desnutricin yalta mortalidad infantil, incultura y despre-cio por la dignidad del hombre. Para noso-tros, semejante economa est irremedia-blemente enferma ...

    Conocemos el destino de la va chi-lena y podemos pensar que la resolucinfinal del conflicto social estaba planteadoen sus propias premisas. Sin embargo, estasalida, an siendo la ms probable, no es-taba con todo escrita de antemano, porqueen la historia, y particularmente en la his-toria de las luchas sociales singular dra-ma del que somos a la vez actores y testi-gos, leemos un texto que debemos co-rregir ad aeternum, conscientes de que loque triunfa o fracasa aqu o all no consti-tuye ni puede constituir una prueba enel sentido experimental del trmino. Jus-tamente por ello, a pesar de su trgica in-terrupcin, el pensamiento poltico deAllende y su concepcin de la va chile-na al socialismo como el trnsitoautoregulado hacia la construccin de unasociedad ms justa sobre la base de la he-

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    gemona de los trabajadores, ms all deconstituir una pgina trgica y hermosa dela historia de nuestra Amrica latina, repre-senta una clara tentativa de superacin delas contradicciones que hoy globalizacin mediante tienen comoescenario el conjunto del planeta. As, en

    esta poca de derrota y de miseria, releer aSalvador Allende, identificar los ncleos desu pensamiento y su herencia poltica nosparece una tarea a la vez rica y necesariapara avanzar en la reconstruccin del mo-vimiento popular...

    BIBLIOGRAFIA

    Doctor en Historia (Universit deParis III, La Sorbonne Nouvelle).

    Cf., MASSARDO, Jaime, y SUAREZ,Alberto, Civilisation latino-amricaine. No-tes de cours, Paris, Editions Ellipses, 1999.

    Obras Escogidas 1970-1973, Barce-lona, Editorial Crtica, 1989; tambin Sal-vador Allende, Obras Escogidas (perodo1939-1973), Ediciones del Centro de Estu-dios Polticos Latinoamericanos SimnBolvar y de la Fundacin Presidente Allen-de (Madrid), Santiago de Chile, EditorialAntrtida, 1992

    ALLENDE, Salvador, Discurso al ins-talarse el Gobierno de la Unidad Popular,in Salvador Allende, Obras Escogidas, ed.cit., p. 309.

    Pensamos que se trata probablemen-te de un error taquigrfico. El zapatero anar-quista italiano debe ser Juan De Marchi,como el escritor Emilio De Marchi, autor dediferentes romanzi dappendice comme Arabella , publicado en el Corriere de laSera en 1892-93.

    Allende, conversaciones con RegisDebray , in Punto Final, edicin extraordi-naria, Santiago de Chile, marzo de 1971, p.29.

    Cf., ALLENDE, Salvador, La realidadmdico social chilena, Ministerio de Salu-bridad, Previsin y Asistencia Social, Im-prenta Lathrop, 1939.

    Cf., MASSARDO, Jaime, Lesrapports entre les Etats-Unis et lAmriquelatine pendant la guerre froide , inMatriaux pour lhistoire de notre temps, n54, revue de la Bibliothque deDocumentation InternationaleContemporaine, BDIC, Universidad de ParisX-Nanterre, avril / juin 1999, pp. 3-8.

    ALLENDE, Salvador, Homenaje alFrente Popular, in Salvador Allende, ObrasEscogidas, ed. cit., p 67.

    Nuestra accin poltica debe basar-se en nuestro pas dice Allende en diciem-bre de 1943, en la unidad material y es-piritual de los hombres que viven de un jor-nal o de un sueldo, de lo que llamamos tra-bajadores manuales e intelectuales .ALLENDE, Salvador, Carta del Comit Cen-

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    tral al Partido Comunista in Salvador Allen-de, Obras Escogidas, ed. cit., p. 88. Estaunidad material y espiritual que cristali-zar en el seno del Partido socialista a tra-vs del programa del Frente de Trabajado-res, escrito en 1947, y que propone paraChile el proyecto de una Repblica Demo-crtica de Trabajadores, seguido por otrasdiversas formulaciones apoyadas en estasparticularidades de la formacin social chi-lena

    ALLENDE, Salvador, Discurso sobrela acusacin constitucional contra el Minis-tro del Interior Jos Toh, in Salvador Allen-de, Obras Escogidas, ed. cit., p 392.

    Cf., por ej., ALLENDE, Salvador, Ho-menaje al gobierno de Arbenz, in Salva-dor Allende, Obras Escogidas, ed. cit., pp.181-182; , Solidaridad conRmulo Betancourt , in Salvador Allende,Obras Escogidas, ed. cit., pp. 198-199.

    Cf., por ej., ALLENDE, Salvador, Chi-le necesita una reforma agraria, in Salva-dor Allende, Obras Escogidas, ed. cit., pp.192-193.

    ALLENDE, Salvador, Homenaje a laRevolucin Cubana , in Salvador Allende,Obras Escogidas, ed. cit., pp. 194-197.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 329.

    Cf., ALLENDE, Salvador, La estrate-gia de desarrollo del gobierno popular, inSalvador Allende, Obras Escogidas, ed. cit.,pp. 202-232.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 326.

    Ibdem, p. 332.

    Salvador Allende, Obras Escogidas(perodo 1939-1973), Santiago de Chile,Editorial Antrtida, 1992, p. 597.

    ALLENDE, Salvador, Discurso al ins-talarse el Gobierno de la Unidad Popular,in Salvador Allende, Obras Escogidas, ed.cit., p. 299.

    Ibdem, p. 301.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 329.

    Ibdem, p. 332.

    ALLENDE, Salvador, Discurso al ins-talarse el Gobierno de la Unidad Popular,in Salvador Allende, Obras Escogidas, ed.cit., p. 289.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 328.

    ALLENDE, Salvador, La va chilenaal socialismo y el aparato estatal actual, inSalvador Allende, Obras Escogidas, ed. cit.,p. 401.

    Ibdem, p 396.

    Ibdem, 401

    RELEYENDO A SALVADOR ALLENDE

  • REFLEXIN HISTRICA

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    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 327.

    Ibdem, ed. cit., p. 332.

    ALLENDE, Salvador, Extracto delPrimer Informe de la Gestin Presidencialrealizado el 21 de mayo de 1971, in ObrasEscogidas, 1970-1973, Barcelona, EditorialCrtica, 1989, pp. 78-79 (subrayado nues-tro).

    ALLENDE, Salvador, Segundo Men-saje al Congreso Pleno, in Salvador Allen-de, Obras Escogidas, ed. cit., p. 429.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 327.

    Cf., MASSARDO, Jaime, AntonioGramsci y Ernesto Guevara, dos momentosde la filosofa de la praxis, in Encuentro XXI,Santiago de Chile, ao III, n 10, verano1998, pp. 68-81.

    ALLENDE, Salvador, Primer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., pp. 328-329.

    ALLENDE, Salvador, Segundo Men-saje al Congreso Pleno, in Salvador Allen-de, Obras Escogidas, ed. cit., p. 428.

    ALLENDE, Salvador, Extracto del Pri-mer Informe de la Gestin Presidencial rea-lizado el 21 de mayo de 1971, in Obras Es-cogidas, 1970-1973, Barcelona, EditorialCrtica, 1989, pp. 78-79 (Subrayado nues-tro)

    Cf., CASSEN, Bernard, Au Chili, lessirnes de loubli et les dividendes dulibralisme, in Le Monde Diplomatique,Paris, fvrier 1995.

    BUHRER, Jean-Claude, SalvadorAllende, fidle lui-mme, in Le MondeDiplomatique, Paris, octobre 1973.

    ALLENDE, Salvador, Discurso antela tercera UNCTAD, in Salvador Allende,Obras Escogidas, ed. cit., p. 613.

    ALLENDE, Salvador, Tercer Mensa-je al Congreso Pleno. La va chilena al so-cialismo, in Salvador Allende, Obras Esco-gidas, ed. cit., p. 520.

    Cf., BERLINGUER, Enrico, Reflexio-nes sobre Italia tras los acontecimientos deChile , in Rinascita, Roma, 28 de septiem-bre, 5 y 9 de octubre de 1973.

  • INDICE

    EL LARGO VERANO DEL 2001 6Manuel Riesco

    PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DE LA SOCIOLOGA DEL AUTORITARISMO.(LOS ENCLAVES AUTORITARIOS Y LOS LMITES DE LO POLTICO) 22 Mauro Salazar

    LA DEMOCRACIA CHILENA: CUATRO TESIS 44Grinor Rojo

    LA CONSTITUCIN POLTICA DE 1980 Y EL DERECHO A LA JUSTICIA 50Alfonso Insunza

    LA DERECHA COMO CONSERVADORA REVOLUCIONARIA 56Luis Corvaln Mrquez

    RELEYENDO A SALVADOR ALLENDE 80Jaime Massardo

    ESTADOS UNIDOS EN RECESIN 92Hugo Fazio

    EL FORO SOCIAL MUNDIAL DE PORTO ALEGRE:LA FUERZA DE ESTAR JUNTOS 112Marta Harnecker

    LA IMAGINACIN HERIDA 120Josefa Ruiz-Tagle

    EL REGRESO DE HORACIO CEPEDA. EL LTIMO GESTODE AMOR PARA SU FAMILIA Y SU PATRIA 128Antonia Cepeda AntoineSALVADOR ALLENDE 132Jos Bono

    CARTA DE UN ACADMICO 134 Felipe Agero

    LAS COSAS POR SU NOMBRE 136Carlos Molina

    REFLEXIN HISTRICA 55

    TRANSICIN Y DREMOCRACIA 5

    ECONOMA Y SOCIEDAD 91

    DERECHOS HUMANOS Y MEMORIA 119

  • ENCUENTROXXI

    TATIANA AGUAYOCLODOMIRO ALMEYDARAUL ALVAREZROBERTO BAEZADANILO BAHAMONDESPASCUALA BARRAZAANA BARRENECHEAADIL BERCOVICHALICIA BASSORICARDO BRAVOJUAN BUSTOSLILIANA CASTILLOMANUEL CABIESESALBERTO CARVAJALJAIME CAVADAMANUEL CANTEROMARFA CERNACLAUDIA CESPEDESPATRICIO CIDCECILIA COLLMIRIA CONTRERASLUIS CORVALAN M.PATRICIO CHACONSERGIO CHAVEZ

    CONSEJO EDITORIAL

    JACQUES CHONCHOLSERGE DE LA FUENTECARLOS DONOSOHECTOR DUQUEJAIME DURANGALO EIDESLSTEINGLORIA ELGUETARAUL ESPINOZAFAUD FARAHHUGO FAZIOJOSE FERESHECTOR FERNANDEZROSITA FERRADAGUILLERMO FERNANDEZAIDA FIGUEROACLAUDIO FONSECACLAUDIO FRIEDMANFRANKLIN FRIEDMANTITA FRIEDMANMANUEL GAHONAJORGE GAJARDOTRISTAN GALVEZSERGIO GONZALEZCARLOS GUTIERREZ

    CECILIA OTEIZACECILIA OSTORNOLFERNANDO OSTORNOLMARCIA OSTORNOLROBERTO OYARZOKEMY OYARZUNALVARO PALACIOSPATRICIO PALMAJUAN PALOMOCELSA PARRAUMARTIN PASCUALJORGE PAVEZTADEO PAVISICHCARLOS PEREZFRANCISCA PEREZRAMON PEREZBRUNO PEZZUTOPATRICIO QUIROGAMARIANO REQUENAMANUEL RIESCONORA RIESENBERGEDITH RIVASFRANCISCO RIVASPATRICIO RIVAS

    ANTONIO ROMANISABEL ROPERTPEDRO SADAANGEL SALASALICIA SALOMONEJOSE SANFUENTESMARCELA SANTISJACOBO SCHATANNISSIN SHARIMVICENTE SOTAPAULINA SOTODANIEL TROMBENJOSE MIGUEL VARASJAIME VALDESANDRES VARELAANGELICA VEGAPABLO VEGALAUTARO VIDELAHUGO VILLARALEX VOJKOVICALEJANDRO YAEZAMERICA ZORRILLARENE ZORRILLACARLOS ZUIGA

    HUGO GUTIERREZNELSON GUTIERREZNELIDA HERESIJAIME HERRERACARMEN HERTZTOMAS HIRCSHMARIA E. HORVITZJAIME INZUNZARODRIGO INZUNZAMARIO INZUNZAISABEL JARALEONARDO JEFFSSERGIO JIRONJOSE JORQUERAGASPAR KUSARHECTOR KOYCKEDUARDO LABARCAJUAN LASENMIGUEL LAWNERALEX LEIVABEATRIZ LIZANAANA LOBOSMANUEL LOYOLADAVID MAC CONELL

    CARLOS MARGOTTAALBERTO MARTINEZENRIQUE MARTINIJORGE MARTINEZMARIO MATUSRAMON MENESESORIEL MICHELLEVIVIANA MIRANDAHECTOR MIRANDAVICTOR HUGOMIRANDACARLOS MOLINARAFAEL MOLINATIRSO MOLINAGUILLERMOMONTECINOSJUAN PABLO MORENOTOMAS MOULIANVICENTE MUOZMARIO NAVARRETERAQUEL OLEAESTELA ORTIZCARLOS OSSAVICTOR OSORIO

    DIRECTORMANUEL RIESCO

    EDITORESMARIA E.HORVITZCARLOS ZUIGA

    CO-EDITORES

    PATRICIO QUIROGA PATRICIO RIVASCARLOS MOLINA

    PRODUCTOR GENERAL

    CARLOS GUTIERREZ

    GERENTE

    HARRY ABRAHAMS

    COMITE DE REDACCION

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    COMITE EDITORIAL INTERNACIONAL

    ROBIN BLACKBURN REINO UNIDOERIC HOBSBAWM REINO UNIDOATILIO BORON ARGENTINAJULIO CARRANZA CUBAELVIRA CONCHEIROS MEXICOOSVALDO FERNANDEZ FRANCIARINA GIGLIARDI ITALIAPABLO GONZALEZ CASANOVA MEXICOMARTA HARNECKER CUBANARCISO ISA CONDE REP. DOMINICANAROBERTO KOHANOF ARGENTINAMICHAEL LOWY FRANCIARUY MAURICIO MARINI BRASILARNOLDO MARTINEZ MEXICOANTONIO MELIS ITALIAMANUEL MONEREO ESPAAPHILIP OXHORN CANADAANIBAL QUIJANO PERUADAM SCHESCH ESTADOS UNIDOSEMIR SADER BRASILGRAN THERBORN SUECIAJUAN VALDES CUBA

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    Jorge Ramos

  • MEMORIA Y DERECHOS HUMANOS

    ENCUENTRO XXI Otoo del Sur 2001 ao 6 N 18 143

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