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RESE ÑAS RELACIONES 111, VERANO 2007, VOL. XXVIII

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RESEÑAS

R E L A C I O N E S 1 1 1 , V E R A N O 2 0 0 7 , V O L . X X V I I I

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Herbert Nickel es conocido en Mé-xico por sus libros sobre las haciendasy el régimen de trabajo que implica-ban. Desde los años sesenta se intere-só por la hacienda en Latinoamérica,su primer trabajo se intituló Die la-teinamerikanische Hacienda, pero muypronto Herbert Nickel se especializóen la hacienda mexicana y formó par-te del proyecto Puebla-Tlaxcala en elque participaron varios investigado-res alemanes y neerlandeses. Su librollamado Morfología de la hacienda mexi-cana publicado en alemán en 1978 fuetraducido al español por el Fondo deCultura Económica en 1988 y reedita-do en 1996. Pero fue su interés por latopografía que lo llevó a involucrarseen la historia agraria mexicana.

Los cartógrafos del emperador Maxi-miliano en México es en realidad unanexo a otro libro más ambiciosollamado Mediciones de tierras y mapasde hacienda en México (Landvermessungund Hacienda-Karten in Mexiko), publi-cado en 2002 por el Instituto ArnoldBergsträsser en Friburgo. Herbert Ni-ckel, en ambos libros, hace muestrade sus conocimientos en cartografíahistórica que tanta falta hace desarro-llar en México.

Chantal CramausselEl Colegio de Michoacá[email protected]

LORENA OJEDA DÁVILA, FIESTAS Y CEREMO-

NIAS TRADICIONALES P’URHÉPECHA, MORE-

LIA, GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOA-

CÁN, SECRETARÍA DE CULTURA, 2006, 314 P.

A diferencia de obras que listan lasfiestas y ferias añadiendo una pequeñadescripción de las más notables y de-dicando una o dos líneas a las menosimportantes, encontramos en este librode lujo un esfuerzo por ir un poco másallá. Llama la atención principalmentela manera en que está organizado ellibro. Para proceder ordenadamentequiero referirme a tres asuntos: 1) Lasprecisiones conceptuales; 2) los conte-nidos; y 3) las tradiciones indígenas enla multiculturalidad.

PRECISIONES CONCEPTUALES

Hay algunas precisiones conceptua-les que hace la autora en la Introduc-ción y que me gustaría traer a cola-ción. En primer lugar considero quees importante el ambiente desde elcual está pensada la obra: el multicul-turalismo, es decir, la idea de que “lasmanifestaciones culturales indígenas[…] son un reflejo directo y nítido delos elementos que constituyen la cul-tura mexicana, de la mezcla de cultu-ras que la han conformado y dadovida durante cinco siglos, desde lallegada de los españoles a estas tie-

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El estudio comprende las biogra-fías de los austriacos antes menciona-dos y una reseña de sus obras respec-tivas, así como un anexo fotográfico yreproducciones de cartas de su auto-ría. La mayor parte de las cartas repro-ducidas proviene del archivo Orozcoy Berra y de la casa Alfeñique de Pue-bla pero varias de ellas se encuentranen archivos particulares. La primeradata de 1899 y representa Chirangan-gueo y su río, fue sacada del archivoparticular de Carlos Cantú Bolland, lasegunda se intitula “Los alrededoresde la San Andrés Calchicoñula y elpico de Orizaba de 1879”, y provienedel archivo particular de Carlos Ur-bina y la última se llama “Carta geo-gráfica de la Mesa del Anahuac”, seelaboró en 1898 con base en los levan-tamientos hechos durante la Interven-ción, y está resguardada en el archivoparticular de Carlos de Rosenzweig.También se encuentran mencionadosen las listas un plano de 1868 de laHacienda de San Luis Sesma de Bo-lland, dos planos de Lorenz de 1892de la hacienda de Tenexac, en Tlaxca-la, que se conservan en archivos par-ticulares. El plano de la hacienda deSan José de Ovando (1868) está en elIberoamerikanisches Archiv de Ber-lín, el plano de Bolland y Rosenzweigde 1871 de la hacienda de Los Mora-les lo proporcionó al autor J. ManceboBenfield. Del archivo particular de

Cartlos Urbina, se enlistan igualmen-te dos mapas que carecen de fechapero deben datar del Porfiriato: “Pla-no geológico minero de los departa-mentos de El Oro y Tlapujahua, Esta-dos de México y Michoacán” y unesquema del perfil de [la mina] “Lasdos Estrellas” en la misma región.

Los cuatro citados cartógrafos aus-triacos no lograron editar su obra car-tográfica con excepción del “Plano yvalle de Puebla” pero, como se puedeconstatar por las fechas de los mapasya mencionados, optaron a final de laIntervención por no volver a su patriay quedarse en México donde labora-ron como ingenieros civiles. Habíanpermanecido hasta ahora en el anoni-mato aunque fueron autores de mu-chos planos hechos a solicitud de par-ticulares y en especial de hacendadosquienes deseaban obtener mapas desus grandes propiedades. Herbert Ni-ckel se esfuerza por comprender losmotivos que los llevaron a establecer-se de manera definitiva en la repúbli-ca mexicana en un capítulo intitulado“porqué llegaron a México y por quése quedaron allí”. Su destino fuecomparable al de la mayoría de losmiembros del regimiento de músicadel emperador el cual, invitado por elejército antes enemigo, optó por que-darse en México e influyó por mu-cho tiempo en la música militar me-xicana.

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CONTENIDOS

Una primera parte sitúa geográfica-mente a la etnia p’ruhépecha y nosda suficientes datos históricos para lacomprensión de lo que trata en la se-gunda parte.

La segunda parte comienza conun análisis de la fiesta, su relación conla tradición “el costumbre”, la estruc-tura de las fiestas y finalmente el de-sarrollo de las fiestas y ceremoniastradicionales p’urhépecha.

La autora trata enseguida el ciclofestivo anual. Más que tratar de in-cluir todas las fiestas del ciclo anual,se concentra en fiestas que podríanllamarse características o bien, queson representativas sea por el lugardonde se celebran, sea por su impor-tancia regional. El ciclo anual com-prende cinco grandes encabezados:1) las fiestas de inicio de año (dos);2) El carnaval y la candelaria (nueve);3) las fiestas relacionadas con el cicloagrícola (cuatro), fiestas de Corpus(once); 4) el Día de Todos Santos y laNoche de Muertos (ocho); y 4) las ce-lebraciones de Navidad, fin de año yReyes Magos (siete).

Otras fiestas tradicionales que fue-ron incluidas están clasificadas como:1) fiestas patronales (siete); 2) en ho-nor de Jesucristo (cuatro); 3) culto ma-riano (cuatro); 4) imágenes religiosasno patronales y festivales artísticos y

culturales (cinco); 5) ceremonias fami-liares (matrimonio, siete; bautismo,cuatro; primera comunión, dos). Deesta manera tenemos un total de 74casos de las fiestas de la región p’ur-hépecha.

Pudiéramos preguntarnos qué tanrepresentativos son esos casos, y porqué esos y no otros. Creo que seránsuficientemente representativos entanto que sean suficientes para cons-truir una etnografía de la fiesta. Comola autora misma dice en la introduc-ción: “El propósito de este libro es laexplicación de la organización y desa-rrollo, así como la descripción de al-gunas fiestas y ceremonias tradicio-nales p’urhépecha representativas delciclo festivo anual” (p. 19). Esto posi-blemente se relacione principalmentecon el capítulo 3, titulado “La fiesta,la ceremonia y la tradición”, en el quese construye una etnografía de la fies-ta y de donde resulta el contenido delcapítulo 4, que es el más extenso. Parair de lo más superficial hacia lo másprofundo, podríamos decir que estees un tercer nivel. Este tercer nivel dacuenta de los aspectos etnográficos dela fiesta. A esto va dirigido el esfuer-zo descriptivo del capítulo 4 y la Ta-bla de las fiestas principales en 66 co-munidades que aparece al final dellibro. Pero la etnografía de la fiestaestá en función de un punto de vistao perspectiva que la autora especifica.

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rras” (p. 17. Todas las referencias sona la obra reseñada). Este ambiente esimportante.

En segundo lugar está el conceptoque viene de Guillermo Bonfil, de“apropiación y control cultural” quedescribe cómo un pueblo se apropiaelementos externos, los hace suyos ylos llena de significados locales (p. 18).Este aspecto es fundamental.

En tercer lugar está la diferenciaentre fiesta y ceremonia tradicional,que “radica en el carácter fundamen-talmente solemne y de recogimiento,no de algarabía, de esta última”, esdecir, de la ceremonia tradicional(Ibid.).

En cuarto lugar, la autora hace ellistado de los principales valores queconstituyen la médula vertebral de laidentidad p’urhépecha: “reciprocidad,honor, honra, responsabilidad, modes-tia, tolerancia, deseo de servir” (p. 19nota 5). Este listado aparece dentro dela enumeración de los aspectos prin-cipales de la identidad p’urhépecha:1) la lengua; 2) la religiosidad que in-cluye vestigios de la cosmovisión pre-hispánica; 3) la estructura política y laorganización social, la divisón del tra-bajo; 4) el sistema de cargos y el pa-rentesco ceremonial; 5) los valores(que ya se mencionaron); 6) la impor-tante posición de la mujer y el apren-dizaje de los roles de género; y 7) lasconcepciones artísticas (Ibid.).

En quinto lugar, la autora pone én-fasis en que “las fiestas y ceremoniastradicionales revisten una indiscuti-ble importancia para el pueblo p’urhéya que en ellas entran en juego todoslos aspectos de la identidad étnica ycomunitaria o local”, y en que a tra-vés de las fiestas “ha sido posible rea-firmar y reelaborar estos conceptos ysalvaguardar así los elementos esen-ciales de su cultura” (p. 19).

En sexto lugar, la autora hace explí-cita la intención que guía la elabo-ración de su libro: “La visión que sepretende lograr del desarrollo y el pro-fundo significado [de] las fiestas yceremonias tradicionales p’urhépechaes general, de conjunto, proporcionan-do explicaciones fundamentadas eninvestigaciones etnohistóricas y evitan-do en lo posible caer en una perspec-tiva folklorizante” (Ibid.). Quizá aquí loque sobra es el “etnohistóricas”.

Considero que estos seis puntosson importantes, porque medianteellos podemos ver que lo que se pro-pone la autora es incidir en los aspec-tos fundamentales de la cultura p’ur-hépecha a través de una excelenteselección de fiestas y ceremonias tra-dicionales. Al mismo tiempo, buscacolocar esos aspectos fundamentalesdentro de la perspectiva de la multi-culturalidad que es un rasgo ahorahecho consciente y reconocido consti-tucionalmente de la cultura mexicana.

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CONTENIDOS

Una primera parte sitúa geográfica-mente a la etnia p’ruhépecha y nosda suficientes datos históricos para lacomprensión de lo que trata en la se-gunda parte.

La segunda parte comienza conun análisis de la fiesta, su relación conla tradición “el costumbre”, la estruc-tura de las fiestas y finalmente el de-sarrollo de las fiestas y ceremoniastradicionales p’urhépecha.

La autora trata enseguida el ciclofestivo anual. Más que tratar de in-cluir todas las fiestas del ciclo anual,se concentra en fiestas que podríanllamarse características o bien, queson representativas sea por el lugardonde se celebran, sea por su impor-tancia regional. El ciclo anual com-prende cinco grandes encabezados:1) las fiestas de inicio de año (dos);2) El carnaval y la candelaria (nueve);3) las fiestas relacionadas con el cicloagrícola (cuatro), fiestas de Corpus(once); 4) el Día de Todos Santos y laNoche de Muertos (ocho); y 4) las ce-lebraciones de Navidad, fin de año yReyes Magos (siete).

Otras fiestas tradicionales que fue-ron incluidas están clasificadas como:1) fiestas patronales (siete); 2) en ho-nor de Jesucristo (cuatro); 3) culto ma-riano (cuatro); 4) imágenes religiosasno patronales y festivales artísticos y

culturales (cinco); 5) ceremonias fami-liares (matrimonio, siete; bautismo,cuatro; primera comunión, dos). Deesta manera tenemos un total de 74casos de las fiestas de la región p’ur-hépecha.

Pudiéramos preguntarnos qué tanrepresentativos son esos casos, y porqué esos y no otros. Creo que seránsuficientemente representativos entanto que sean suficientes para cons-truir una etnografía de la fiesta. Comola autora misma dice en la introduc-ción: “El propósito de este libro es laexplicación de la organización y desa-rrollo, así como la descripción de al-gunas fiestas y ceremonias tradicio-nales p’urhépecha representativas delciclo festivo anual” (p. 19). Esto posi-blemente se relacione principalmentecon el capítulo 3, titulado “La fiesta,la ceremonia y la tradición”, en el quese construye una etnografía de la fies-ta y de donde resulta el contenido delcapítulo 4, que es el más extenso. Parair de lo más superficial hacia lo másprofundo, podríamos decir que estees un tercer nivel. Este tercer nivel dacuenta de los aspectos etnográficos dela fiesta. A esto va dirigido el esfuer-zo descriptivo del capítulo 4 y la Ta-bla de las fiestas principales en 66 co-munidades que aparece al final dellibro. Pero la etnografía de la fiestaestá en función de un punto de vistao perspectiva que la autora especifica.

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rras” (p. 17. Todas las referencias sona la obra reseñada). Este ambiente esimportante.

En segundo lugar está el conceptoque viene de Guillermo Bonfil, de“apropiación y control cultural” quedescribe cómo un pueblo se apropiaelementos externos, los hace suyos ylos llena de significados locales (p. 18).Este aspecto es fundamental.

En tercer lugar está la diferenciaentre fiesta y ceremonia tradicional,que “radica en el carácter fundamen-talmente solemne y de recogimiento,no de algarabía, de esta última”, esdecir, de la ceremonia tradicional(Ibid.).

En cuarto lugar, la autora hace ellistado de los principales valores queconstituyen la médula vertebral de laidentidad p’urhépecha: “reciprocidad,honor, honra, responsabilidad, modes-tia, tolerancia, deseo de servir” (p. 19nota 5). Este listado aparece dentro dela enumeración de los aspectos prin-cipales de la identidad p’urhépecha:1) la lengua; 2) la religiosidad que in-cluye vestigios de la cosmovisión pre-hispánica; 3) la estructura política y laorganización social, la divisón del tra-bajo; 4) el sistema de cargos y el pa-rentesco ceremonial; 5) los valores(que ya se mencionaron); 6) la impor-tante posición de la mujer y el apren-dizaje de los roles de género; y 7) lasconcepciones artísticas (Ibid.).

En quinto lugar, la autora pone én-fasis en que “las fiestas y ceremoniastradicionales revisten una indiscuti-ble importancia para el pueblo p’urhéya que en ellas entran en juego todoslos aspectos de la identidad étnica ycomunitaria o local”, y en que a tra-vés de las fiestas “ha sido posible rea-firmar y reelaborar estos conceptos ysalvaguardar así los elementos esen-ciales de su cultura” (p. 19).

En sexto lugar, la autora hace explí-cita la intención que guía la elabo-ración de su libro: “La visión que sepretende lograr del desarrollo y el pro-fundo significado [de] las fiestas yceremonias tradicionales p’urhépechaes general, de conjunto, proporcionan-do explicaciones fundamentadas eninvestigaciones etnohistóricas y evitan-do en lo posible caer en una perspec-tiva folklorizante” (Ibid.). Quizá aquí loque sobra es el “etnohistóricas”.

Considero que estos seis puntosson importantes, porque medianteellos podemos ver que lo que se pro-pone la autora es incidir en los aspec-tos fundamentales de la cultura p’ur-hépecha a través de una excelenteselección de fiestas y ceremonias tra-dicionales. Al mismo tiempo, buscacolocar esos aspectos fundamentalesdentro de la perspectiva de la multi-culturalidad que es un rasgo ahorahecho consciente y reconocido consti-tucionalmente de la cultura mexicana.

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y admiración la participación real delos indígenas en la sociedad mexicanadel siglo XXI” (p. 20).

Esa identidad se presenta no sola-mente porque es importante tener a lavista lo indígena en la cultura mexica-na sino porque parte de esa identidad“se encuentra en la base misma de laidentidad cultural mestiza” (Ibid.) Esdecir, la identidad indígena no es algoque pueda ser separado objetivamen-te de nuestra propia identidad sinoque es una parte fundamental de lamisma y mientras no tengamos cons-ciencia de esto y estemos dispuestos aactuar sobre esta base, todo lo queveamos de las culturas indígenas se-rán para nosotros simple folklorismoo promoción turística. No se trata deinvitar a un viaje de diversión, se tratade invitar a la reflexión y toma deconsciencia de nuestra identidad com-pleja, de nuestra identidad pluricultu-ral como mexicanos.

Podría decirse que es un tanto es-trecho el concepto de multiculturali-dad que utiliza la autora, pero su re-flexión nos lleva a pensar sobre loselementos que integran nuestra pro-pia identidad, dado que “solamenteconociendo [lo ajeno] se [le] puede va-lorar y únicamente valorando lo ajenose accede a convivir con respeto”(Ibid.). Convivir con respeto, sin dis-criminación y en igualdad de oportu-nidades es un reclamo que es ances-

tral y actual, y que es un “derecho in-cuestionable de los pueblos indíge-nas” (Ibid.). En este sentido la multi-culturalidad está presente a lo largode todo el libro y el rescate, respeto ypromoción de las tradiciones indíge-nas están contemplados dentro de lamulticulturalidad de México. Este esel nivel cero, es el ambiente de la obra.

CONCLUSIÓN

Pudiera resumir lo dicho de la siguien-te manera: 1) en primer lugar, el librotiene cuatro niveles que justifican loscontenidos que se han incluido; 2) ensegundo lugar, podemos decir que laobra se realizó en función de esos cua-tro niveles y que hay un número dedescripciones de fiestas y ceremoniastradicionales que la autora juzgó sufi-ciente para llevarnos hasta el nivelprimero, que es la apropiación, adap-tación y control cultural que la culturap’urhépecha ha ejercido a través delos siglos y que puede verse en la fies-ta; 3) el trabajo etnográfico tiene comomarco fundamental la multiculturali-dad; 4) la obra comentada, en este sen-tido, tiene congruencia y a su maneraestá redondeada, aunque el lectorqueda con las ganas de saber más, conel deseo de que le hubieran dicho más,y con la idea de que hay otras facetasde las fiestas que pudieran haberse

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El segundo nivel, un poco más pro-fundo que el anterior, es el punto devista o la perspectiva desde la cual estáhecho el libro, y es suficientementeclaro. La autora dice que el libro estáhecho “desde una perspectiva históri-ca en donde éstas [es decir, las fiestasy ceremonias tradicionales] se entien-den como un momento explosivo dela compleja vida comunitaria, a travésde las cuales es posible observar lasrelaciones sociales que se entretejen alinterior de la comunidad y con los pue-blos vecinos –con sus tensiones y con-tradicciones–, su profunda religiosi-dad, su cosmovisión, sus sistemas deautoridad, además de las formas de ex-presión y actualización de las tradicio-nes comunitarias mediante la música,la danza, las representaciones teatra-les, la preparación de los elementos ri-tuales, las procesiones, entre otros”(Ibid.). Por debajo de este segundo ni-vel hay un primer nivel, que es el tras-fondo que subyace a toda la obra, y unnivel cero que veremos después.

Hay un trasfondo que es el primernivel, que debería salir a la superficiey que sí podemos exigir a la autora,quien nos dice que el esfuerzo antesmencionado “se guía por el mecanis-mo de apropiación y control culturalque ha ejercitado la cultura p’urhé”.Ahora bien, es de esperar que una vezleída con cuidado la obra, al lector lequede claro: en primer lugar, cómo se

hace esa apropiación de elementosoriginalmente ajenos a la cultura p’ur-hépecha, y en segundo, cómo es lacultura misma la que va decidiendolos derroteros hacia los cuales quiereir, es decir, que se vea el control cultu-ral en acción. Efectivamente, en lasConclusiones la autora vuelve sobreeste tema central y habla de “los bienfundamentados valores tradicionalesde los p’urhépecha, cuya solidez lesha permitido hacer sobrevivir a sucultura durante siglos, mediante losprocesos de adaptación y control cul-tural” (p. 280). Aunque, como señala,a pesar de esto, “existen en la actuali-dad serias amenazas que si no se com-baten decididamente pueden dañar uocasionar la pérdida irremisible deciertos elementos culturales p’urhépe-cha” (Ibid.).

TRADICIONES INDÍGENAS

EN LA MULTICULTURALIDAD

Como dice la autora: no es intenciónprimordial de la obra “fomentar unavisita turística sino participar en elrescate y la preservación de las tradi-ciones p’urhépecha y contribuir a quelos grupos étnicos dejen de ser unaparte semioculta de la realidad na-cional y que todos, los michoacanos ylos mexicanos en general, favorez-camos con nuestro respeto, tolerancia

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y admiración la participación real delos indígenas en la sociedad mexicanadel siglo XXI” (p. 20).

Esa identidad se presenta no sola-mente porque es importante tener a lavista lo indígena en la cultura mexica-na sino porque parte de esa identidad“se encuentra en la base misma de laidentidad cultural mestiza” (Ibid.) Esdecir, la identidad indígena no es algoque pueda ser separado objetivamen-te de nuestra propia identidad sinoque es una parte fundamental de lamisma y mientras no tengamos cons-ciencia de esto y estemos dispuestos aactuar sobre esta base, todo lo queveamos de las culturas indígenas se-rán para nosotros simple folklorismoo promoción turística. No se trata deinvitar a un viaje de diversión, se tratade invitar a la reflexión y toma deconsciencia de nuestra identidad com-pleja, de nuestra identidad pluricultu-ral como mexicanos.

Podría decirse que es un tanto es-trecho el concepto de multiculturali-dad que utiliza la autora, pero su re-flexión nos lleva a pensar sobre loselementos que integran nuestra pro-pia identidad, dado que “solamenteconociendo [lo ajeno] se [le] puede va-lorar y únicamente valorando lo ajenose accede a convivir con respeto”(Ibid.). Convivir con respeto, sin dis-criminación y en igualdad de oportu-nidades es un reclamo que es ances-

tral y actual, y que es un “derecho in-cuestionable de los pueblos indíge-nas” (Ibid.). En este sentido la multi-culturalidad está presente a lo largode todo el libro y el rescate, respeto ypromoción de las tradiciones indíge-nas están contemplados dentro de lamulticulturalidad de México. Este esel nivel cero, es el ambiente de la obra.

CONCLUSIÓN

Pudiera resumir lo dicho de la siguien-te manera: 1) en primer lugar, el librotiene cuatro niveles que justifican loscontenidos que se han incluido; 2) ensegundo lugar, podemos decir que laobra se realizó en función de esos cua-tro niveles y que hay un número dedescripciones de fiestas y ceremoniastradicionales que la autora juzgó sufi-ciente para llevarnos hasta el nivelprimero, que es la apropiación, adap-tación y control cultural que la culturap’urhépecha ha ejercido a través delos siglos y que puede verse en la fies-ta; 3) el trabajo etnográfico tiene comomarco fundamental la multiculturali-dad; 4) la obra comentada, en este sen-tido, tiene congruencia y a su maneraestá redondeada, aunque el lectorqueda con las ganas de saber más, conel deseo de que le hubieran dicho más,y con la idea de que hay otras facetasde las fiestas que pudieran haberse

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El segundo nivel, un poco más pro-fundo que el anterior, es el punto devista o la perspectiva desde la cual estáhecho el libro, y es suficientementeclaro. La autora dice que el libro estáhecho “desde una perspectiva históri-ca en donde éstas [es decir, las fiestasy ceremonias tradicionales] se entien-den como un momento explosivo dela compleja vida comunitaria, a travésde las cuales es posible observar lasrelaciones sociales que se entretejen alinterior de la comunidad y con los pue-blos vecinos –con sus tensiones y con-tradicciones–, su profunda religiosi-dad, su cosmovisión, sus sistemas deautoridad, además de las formas de ex-presión y actualización de las tradicio-nes comunitarias mediante la música,la danza, las representaciones teatra-les, la preparación de los elementos ri-tuales, las procesiones, entre otros”(Ibid.). Por debajo de este segundo ni-vel hay un primer nivel, que es el tras-fondo que subyace a toda la obra, y unnivel cero que veremos después.

Hay un trasfondo que es el primernivel, que debería salir a la superficiey que sí podemos exigir a la autora,quien nos dice que el esfuerzo antesmencionado “se guía por el mecanis-mo de apropiación y control culturalque ha ejercitado la cultura p’urhé”.Ahora bien, es de esperar que una vezleída con cuidado la obra, al lector lequede claro: en primer lugar, cómo se

hace esa apropiación de elementosoriginalmente ajenos a la cultura p’ur-hépecha, y en segundo, cómo es lacultura misma la que va decidiendolos derroteros hacia los cuales quiereir, es decir, que se vea el control cultu-ral en acción. Efectivamente, en lasConclusiones la autora vuelve sobreeste tema central y habla de “los bienfundamentados valores tradicionalesde los p’urhépecha, cuya solidez lesha permitido hacer sobrevivir a sucultura durante siglos, mediante losprocesos de adaptación y control cul-tural” (p. 280). Aunque, como señala,a pesar de esto, “existen en la actuali-dad serias amenazas que si no se com-baten decididamente pueden dañar uocasionar la pérdida irremisible deciertos elementos culturales p’urhépe-cha” (Ibid.).

TRADICIONES INDÍGENAS

EN LA MULTICULTURALIDAD

Como dice la autora: no es intenciónprimordial de la obra “fomentar unavisita turística sino participar en elrescate y la preservación de las tradi-ciones p’urhépecha y contribuir a quelos grupos étnicos dejen de ser unaparte semioculta de la realidad na-cional y que todos, los michoacanos ylos mexicanos en general, favorez-camos con nuestro respeto, tolerancia

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incluido. Pero esto último es efecto delo que efectivamente se dijo y de lamanera en que se dijo. Sin embargo,muy en el fondo encontramos que laautora podría haber profundizado unpoco más en los cuatro puntos arribamencionados. Uno de ellos, por lo me-nos, como ya antes se dijo, requiere demás material que lo demuestre. Me re-fiero a la adaptación, apropiación ycontrol social. El tema de la multicul-turalidad es detectable pero no estásuficientemente desarrollado: es untema tan amplio que, de haberlo pro-fundizado, la autora hubiera vistomermado el espacio para la descrip-ción de las fiestas.

Por otra parte, al libro no podemospedirle otras cosas que no sean lo queespecíficamente propone la autora.Por ejemplo, la autora menciona elconcepto bonfiliano de la adaptacióny el control cultural y lo problematizaseñalando a su vez que habría que es-tudiarlo “a raíz de la implantación deuna nueva forma de vida que supusola conquista española y tomando encuenta las transformaciones que elproceso histórico de la etnia ha conlle-vado hasta la actualidad” (Ibid.). Aun-que esto no quiere decir que deba ex-plicarnos cuál fue esa nueva forma devida, ni nos rinda cuentas de las trans-formaciones que la etnia p’urhépecha

ha tenido desde entonces hasta la ac-tualidad, quizá se haga necesario de-mostrar estos dos aspectos ya seadocumentalmente o mediante la me-moria histórica de informantes debi-damente seleccionados. En tanto quela autora habla de hacer “investigaciónetnohistórica”, que supuestamentehabría de encaminarse en aquella di-rección, esto debería estar presente.Con haber dicho “investigación etno-gráfica” habría sido suficiente.

Algunos detalles que quizá no es-tuvieron en la mente de los editores dela obra son: a) la falta de un índicede lugares, que nos diga qué comuni-dades aparecen aunque sea de pasadaen el texto; b) un índice de ilustracio-nes, para aquellos lectores que princi-palmente están interesados en el as-pecto visual del libro; c) además de lapublicación en su actual formato, ha-cer una edición a la rústica con lasilustraciones en CD, para que resulteaccesible a los estudiantes y lectoresno especializados; y d) hacer lo posi-ble por que la obra sea donada a lasbibliotecas de las comunidades p’ur-hépecha (por lo menos a las que apa-recen en el texto o las ilustraciones).

Agustín Jacinto ZavalaEl Colegio de Michoacá[email protected]