regenerar el tejido social de la esperanza

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Polis 33 (2012) Hacia la construcción de un nuevo paradigma social ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Gustavo Esteva Regenerar el tejido social de la esperanza ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Advertencia El contenido de este sitio está cubierto por la legislación francesa sobre propiedad intelectual y es propiedad exclusiva del editor. Las obras publicadas en este sitio pueden ser consultadas y reproducidas en soporte de papel o bajo condición de que sean estrictamente reservadas al uso personal, sea éste científico o pedagógico, excluyendo todo uso comercial. La reproducción deberá obligatoriamente mencionar el editor, el nombre de la revista, el autor y la referencia del documento. Toda otra reproducción está prohibida salvo que exista un acuerdo previo con el editor, excluyendo todos los casos previstos por la legislación vigente en Francia. Revues.org es un portal de revistas de ciencias sociales y humanas desarrollado por Cléo, Centre pour l'édition électronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV). ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Referencia electrónica Gustavo Esteva, « Regenerar el tejido social de la esperanza », Polis [En línea], 33 | 2012, Publicado el 23 marzo 2013, consultado el 19 julio 2015. URL : http://polis.revues.org/8487 ; DOI : 10.4000/polis.8487 Editor : Centro de Investigación Sociedad y Politicas Públicas (CISPO) http://polis.revues.org http://www.revues.org Documento accesible en línea desde la siguiente dirección : http://polis.revues.org/8487 Document generado automaticamente el 19 julio 2015. La pagination ne correspond pas à la pagination de l'édition papier. © Polis

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Gustavo Esteva

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  • Polis33 (2012)Hacia la construccin de un nuevo paradigma social

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    Gustavo Esteva

    Regenerar el tejido social de laesperanza................................................................................................................................................................................................................................................................................................

    AdvertenciaEl contenido de este sitio est cubierto por la legislacin francesa sobre propiedad intelectual y es propiedad exclusivadel editor.Las obras publicadas en este sitio pueden ser consultadas y reproducidas en soporte de papel o bajo condicin deque sean estrictamente reservadas al uso personal, sea ste cientfico o pedaggico, excluyendo todo uso comercial.La reproduccin deber obligatoriamente mencionar el editor, el nombre de la revista, el autor y la referencia deldocumento.Toda otra reproduccin est prohibida salvo que exista un acuerdo previo con el editor, excluyendo todos los casosprevistos por la legislacin vigente en Francia.

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    Referencia electrnicaGustavo Esteva, Regenerar el tejido social de la esperanza, Polis [En lnea], 33|2012, Publicado el 23 marzo2013, consultado el 19 julio 2015. URL: http://polis.revues.org/8487; DOI: 10.4000/polis.8487

    Editor : Centro de Investigacin Sociedad y Politicas Pblicas (CISPO)http://polis.revues.orghttp://www.revues.org

    Documento accesible en lnea desde la siguiente direccin : http://polis.revues.org/8487Document generado automaticamente el 19 julio 2015. La pagination ne correspond pas la pagination de l'ditionpapier. Polis

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    Gustavo Esteva

    Regenerar el tejido social de la esperanza1 En el punto de partida de este ensayo me debato entre dos posiciones diferentes: la de quienes

    intentan construir un nuevo paradigma social y la de quienes desconfan de esa empresa yconsideran que para despertar de la pesadilla actual conviene aprender de la gente comn,cuyos comportamientos se encontraran ya ms all de las trampas e inviabilidades de lamodernidad y la postmodernidad.De un lado, me gustara seguir la lnea de pensamiento que va de Wolfgang Dietrich a Bolliery Helfrich y conduce a la iniciativa de David Barkin.

    2 Dietrich considera que la posmodernidad no es una poca que sigue a la modernidad sino unaspecto de la condicin moderna. La frustracin por el fracaso de las promesas modernas yla desilusin con el proyecto social caracterizado por la fsica de Newton, el reduccionismocartesiano, el estado-nacin de Hobbes y el sistema capitalista profundizaron las dudas sobreese paradigma que nacieron con la era moderna. Sera post-moderna una reflexin sobrela modernidad y un estado de pensamiento de varias generaciones que se han desprendidocon dificultad de las verdades previas en que confiaban, sin haber encontrado un nuevosistema unitario de referencia. Un nmero creciente de personas ha adquirido conciencia dela relatividad de aquellas verdades, que han perdido su carcter compulsivo, pero carece deun paradigma de semejante eficacia. Tal estado puede verse como anomia, simple prdida devalores y orientacin, o como anticipo de una percepcin pluralista de la verdad.

    3 Post-modernismo sera un mtodo de conocimiento. Por muchos aos, los cientficos socialesreaccionaron ante la incertidumbre creada por la condicin posmoderna con el argumento deque bastaran dosis adicionales de los mismos remedios postulados por la modernidad paraalcanzar el paraso en la tierra. As lo plantearon quienes abogaban por teoras del desarrollo,el progreso, la justicia, la democracia, la tecnologa y en general los valores y estrategiasuniversales Argumentaron a favor del universalismo de los derechos humanos, el derechointernacional., el ajuste estructural, la buena gobernanza y la tica global (Dietrich 2011:9). El posmodernismo trata de ir ms lejos y puede verse como respuesta acadmica ante lacarencia de las verdades que se consideraban certeras. Las ciencias sociales intentan elaborarnuevos conceptos que permitan interpretar la realidad social y hacer frente a la sensacingeneral de inseguridad que se ha creado.

    4 Bollier y Helfrich dan un paso ms en esa misma direccin. Consideran que se ha vueltocada vez ms claro que estamos suspendidos entre un viejo mundo que ya no funciona yotro nuevo que lucha por nacer. Rodeados por un orden arcaico de jerarquas centralizadasde un lado y de mercados predatorios por el otro, presidido por un estado comprometido conun desarrollo econmico destructor del planeta, la gente est buscando alternativas en todaspartes del mundo No slo quieren emanciparse de la pobreza y de las oportunidades que sedesvanecen, sino de sistemas de gobierno que ya no les permiten tener voz y responsabilidadsignificativas (Bollier y Helfrich 2012: xi). Los commons, los mbitos de comunidad, seranun nuevo paradigma generador de opciones para escapar de la economa de mercado y crearmodos de vida ms completos.

    5 David Barkin, por su parte, en el texto que prepar para convocar al coloquio Haciala construccin de un nuevo paradigma social, mostr la urgencia de impulsar formasalternativas de organizacin ante los progresivos estragos sociales y ambientales de la sociedadcentrada en el mercado. Subray que en la vida universitaria e intelectual es imprescindibleproponer nuevos paradigmas que trasciendan las disciplinas que respaldan el sistema actual,con su nfasis en el individualismo, la transformacin de la naturaleza y las relaciones socialesen mercancas, la subyugacin de todo al mercado y la centralidad de la propiedad privada.Entre los paradigmas heterodoxos de las ciencias sociales y en las prcticas ancestrales delas comunidades campesinas e indgenas, as como en sus formas actuales de organizaciny comportamiento, se hallan algunos principios para la construccin de nuevos modelossociales. Analizarlos e incorporarlos a un conjunto terico es la labor de los intelectuales

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    comprometidos con las vctimas del sistema y con la consecucin de un mundo mejor (Barkin2011:1).

    6 Comparto todas esas inquietudes. Sin embargo, desde que Kuhn renov el uso de lapalabra paradigma me provoc resistencia a su uso. Lo plante de manera intrnsecamentecircular: Un paradigma es lo que los miembros de una comunidad cientfica comparten, y,recprocamente, una comunidad cientfica consiste en hombres que comparten un paradigma(Kuhn 1971: 271). Segn cuenta Kuhn, uno de los lectores de su famoso libro descubrique haba usado la palabra paradigma en 22 sentidos diferentes (Ibid: 279). Kuhn, empero,consider que al eliminar los casos de mera inconsistencia estilstica quedaran dos sentidosprincipales del trmino: el de matriz disciplinal y el de ejemplo compartido. steltimo sentido, que segn Kuhn es el aspecto ms original y menos comprendido de sulibro, se enmarca en el conocimiento tcito de Michael Polanyi (1958), que influyconsiderablemente en las ideas de Kuhn. La descripcin del procedimiento de construccinde los hechos cientficos de Ludwig Fleck (1979) me ayud a entender mi resistencia a lanocin de paradigma de Kuhn. Ivn Illich, a su vez, tanto en su vida como en su obra, tantoen su mtodo de trabajo como en la manera de exponer los resultados de sus reflexiones,agudiz mis resistencias a la nocin de paradigma, para preferir, a los enfoques cientficos, lainvestigacin disciplinada, documentada y crtica (Illich 2008:332). Ms que la esterilidadcreciente del tipo de estudios que an se llaman ciencia, es decir, su creciente incapacidad deentender lo que ocurre y acotar alternativas al desastre, me preocupa la naturaleza misma delos paradigmas como construccin cientfica, pues son fruto del acuerdo de los miembros deun grupo social, la llamada comunidad cientfica, que me inspira creciente desconfianza.

    7 De otro lado, me atrae la continua invitacin de Jean Robert, que comparte esa reticencia atrabajar con paradigmas. Nos exige preguntarnos por el suelo social de teoras e hiptesis:insiste en que adoptemos un punto de vista vinculado a un lugar nico y concreto en un cosmos,al suelo que pisan los pies, en el que se entierran los ombligos, en el que montaas, ros ybosques son hermanas y hermanos de quien formula una teora, alguien que acaso recuerdatambin que theora, para los griegos, era un festival, un espectculo que poda ser de autores ode ideas y el theatron era el lugar de este espectculo o festival intelectual (Robert 2010). Anms me atrae su sugerencia de que la crisis actual puede llevarnos al pnico, si aceptamos que elcapitalismo tendr que hacer inevitablemente el pavoroso ajuste sistmico sin el cual no podrasobrevivir, o bien puede ser la oportunidad de tocar piso, formulando preguntas radicales sobrelas ideas que se han tomado por verdades intocables por demasiado tiempo. An ms queeste enfoque, que todava podra considerarse inmerso en una preocupacin paradigmtica decorte postmoderno, me interesa el Robert que desafa a la ciencia convencional y opta por lainvestigacin convivial. En una carta personal que dirigi a Teodor Shanin, David Cayleyy Brbara Duden y comparti con algunos amigos, Jean recuerda que una gitana ley en lamano de Ivn Illich, siendo l muy joven, que descubrira una nueva ciencia. Es esto lo quehabra realizado Illich, al desafiar el dominio de la ciencia para la gente y redescubrir yenriquecer la ciencia por la gente, que resultara ser ms scientia que toda la investigacinfinanciable que pretende serlo (Illich 2008: 112 y sigs). En vez de importar conceptos dela ciencia convencional, acu los que seran las herramientas de la investigacin convivial,fundada en la tecnologa crtica. Con ellos cre nuevos espacios epistmicos, inaccesibles parala ciencia convencional.

    8 Al seguir persistentemente este camino, me siento cada vez ms inclinado a pensar quese produjo realmente la insurreccin de los saberes subyugados que Foucault anticipabaen 1976: saberes que estaban descalificados como saberes no conceptuales, como saberesinsuficientemente elaborados: saberes ingenuos, saberes jerrquicamente inferiores, saberespor debajo del nivel del conocimiento o de la cientificidad exigidos (Foucault 2002: 21).Esos saberes insurrectos inspiraron comportamientos especficos de la gente comn en la horade la crisis y configuraron las coaliciones de descontentos que caracterizan las formas dereaccionar ante el desastre en barrios y pueblos, en todas partes. Y ante la novedad de esoscomportamientos, empezaron a tomar forma las anti-ciencias, las insurrecciones contra losefectos del poder centralizadores que estn ligados a la institucin y al funcionamiento de

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    un discurso cientfico organizado dentro de una sociedad como la nuestra. Se empezaron apracticar, contra la tirana de los saberes englobadores, distintas modalidades de genealoga:el acoplamiento de los conocimientos eruditos y las memorias locales, acoplamiento quepermite la constitucin de un saber histrico de las luchas y la utilizacin de ese saber en lastcticas actuales. (Ibid: 22)

    9 Y as, llego al fin de este largo prembulo para tratar de explicar la actitud que gua miexploracin, cuando empleo la tutora de Ivn Illich para constatar en la realidad componentesy rasgos de una nueva sociedad, ms all de la modernidad y la postmodernidad. La forjacotidianamente el empeo de personas comunes que en vez de un sistema unitario de referenciacomparten percepciones pluralistas con las que estn creando un mundo en que caben muchosmundos, como sugieren los zapatistas, y resisten la furia destructiva que an se ejerce desdela era que termina.

    La convivialidad10 Los treinta aos gloriosos que segn los analistas franceses se registraron al trmino de

    la Segunda Guerra Mundial, gracias a los acuerdos keynesianos construidos en el molde delNew Deal, culminaron en los aos dorados de 1960 a 1973. El espritu de los sesenta seprodujo en la tensin entre una corriente individualista y libertaria y otra solidaria, igualitariay comunitaria y mostr un profundo rechazo a la soledad asociada con las relaciones socialesdominantes y la tecnificacin. Fueron aos de esperanza, en que se examinaron las cuestionesfundamentales con un vigor sin precedentes y se gener una ambiciosa agenda para lareconsideracin de los valores culturales. Todo fue puesto en cuestin: la familia, el trabajo,la educacin, el xito, la cordura, la locura, el cuidado de los nios, el amor, el urbanismo,la ciencia, la tecnologa, el progreso, la riqueza (Sbert 2009: 57). Deleuze y Guattari serefirieron a ese momento histrico estelar en trminos inequvocos: Se dieron momentos enlos que pareca poderse ver de repente todo lo que una sociedad tena de intolerable, al mismotiempo que las posibilidades de otra realidad social (Weber 1998: 158).

    11 Unos das antes del mayo parisino, en 1968, convocados por Aurelio Peccei, el economista ydirector de empresa italiano, se reunieron en Roma 30 individuos de diez pases para discutirel predicamento actual y futuro de la humanidad. Continuaron sus reuniones en diversaspartes del mundo. En una de ellas se cre el Club de Roma, cuyo informe de 1972 se hizopronto famoso: pronostic que a menos de tomar medidas radicales para limitar el crecimientoeconmico se producira el colapso del sistema econmico y social del mundo en unos 70aos (hacia 2020). Argumentaron vigorosamente por la necesidad de alcanzar un estado deequilibrio estable, dando por supuesto que se estaba cerca de llegar al lmite de habitantesque el planeta podra soportar. Si bien reconocieron la necesidad de que los pases menosavanzados y las poblaciones ms pobres pudiesen mejorar su condicin, pugnaron por cambiossustantivos en el comportamiento humano y el tejido social, en particular en relacin con elambiente, para evitar el desastre. El informe puso el mayor nfasis en la necesidad de limitarel crecimiento demogrfico, pero sin descuidar la restriccin en el crecimiento econmico yen particular sobre su impacto en el ambiente. (Meadows y otros 1972)

    12 En ese contexto moral, intelectual y poltico Ivn Illich public los que llamaba sus panfletosde Cuernavaca. Formaban parte del despertar crtico que llev al Club de Roma. Compartanla preocupacin que ste manifestaba por moderar el crecimiento demogrfico y la producciny consumo de bienes, pero llevaban el argumento mucho ms lejos. Ante todo, sealaban quela expansin de los servicios hara ms dao a la cultura que el causado por los bienes en elambiente. La crtica radical de la escuela en La sociedad desescolarizada (Illich 2006), deltransporte en Energa y equidad (Illich 2006) y del sistema de salud en Nmesis mdica (Illich2006) ilustraron lo que denomin la contraproductividad propia de todas las institucionesmodernas: el hecho de que, pasado cierto umbral, empiezan a producir lo contrario de lo queproponen.

    13 En septiembre de 1971, Illich redact con Valentina Borremans La necesidad de un techocomn: el control social de la tecnologa (Illich 2006). Present ahla hiptesis de que slouna sociedad que acepte la necesidad de escoger un techo comn (lmites mximos) de ciertas

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    dimensiones tcnicas en sus medios de produccin tiene viabilidad y alternativas polticas.Entre 1971 y 1973 Illich discuti esta hiptesis con un grupo de latinoamericanos, en susseminarios del CIDOC, y a partir de esas conversaciones public en 1973 el ensayo conocidocomo La convivencialidad (Illich 2006), que comienza con las siguientes palabras: Duranteestos prximos aos intento trabajar en un eplogo a la era industrial. Quiero delinear elcontorno de las mutaciones que afectan al lenguaje, al derecho, a los mitos y a los ritos, en estapoca en que se condicionan los hombres y los productos. Quiero trazar un cuadro del ocasodel modo de produccin industrial y de la metamorfosis de las profesiones que l engendray alimenta (Illich 2006: 371).

    14 Cien aos antes Marx seal que si Rusia sigue marchando por el camino que vienerecorriendo desde 1861, desperdiciar la ms hermosa ocasin que la historia ha ofrecidojams a un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitudes del rgimen capitalista (Marx1946: 711). Illich, por su parte, escribi: Las dos terceras partes de la humanidad puedenan evitar atravesar por la era industrial si eligen, desde ahora, un modo de produccin basadoen un equilibrio posindustrial, ese mismo contra el cual las naciones superindustrializadas severn acorraladas por la amenaza del caos (Ibidem). Se definieron as dos opciones que nose tomaron. Rusia desperdici su oportunidad histrica. Las naciones superindustrializadasse enfrentan ya a la amenaza del caos, mientras las dems continan su loca carrera paraalcanzarlas. Hace unos 20 aos todava se pensaba que China podra transformarse sin arrastraral mundo al abismo: se mova en bicicleta. Hoy resurge el temor al peligro amarillo de quehablaba Napolen: cien millones de automviles limitan ya la circulacin de 700 millones debicicletas. En Beijing, donde antes contaban con seis carriles, las bicicletas se ven reducidasa uno. La perspectiva as abierta impone daos ambientales insoportables tanto para Chinacomo para el mundo entero. Las consecuencias sociales y polticas son an ms dainas.

    15 Adems de realizar una rigurosa crtica radical del modo industrial de produccin, capitalistao socialista, Illich acot en La convivencialidad las condiciones de la reconstruccin convivialy anticip las luchas que permitiran la inversin poltica necesaria y las formas en quereaccionara la gente en la hora de la crisis la hora actual. Sus ideas constituyen una guatil para leer lo que est ocurriendo en el mundo. Mientras los gobiernos funcionan cada vezms como meros administradores de las corporaciones privadas, la gente comn, por razonesde estricta supervivencia o en nombre de antiguos ideales, ha estado reaccionando con vigor.Sus iniciativas se extienden y radicalizan cada vez ms, hasta dar forma a una insurreccinque resiste la marejada mortal que destruye por igual el ambiente y la cultura, y empieza lareconstruccin en trminos muy semejantes a los anticipados por Illich.

    16 La Real Academia Espaola admiti al fin la palabra convivialidad1. La considera unmexicanismo que sera sinnimo de camaradera. En ingls, conviviality es una condicinfestiva, un acompaamiento alegre y jovial. Convivio sigue siendo una palabra comn enMxico, que se puede usar para un festejo formal en la oficina pero ms bien alude a unareunin clida de vecinos o amigos. En 1987, al visitar uno de los horrendos departamentitosque construy el gobierno despus del terremoto de 1985, en Tepito, una seora me dijo: S,las paredes y los techos estn mejorpero aqu no hay convivialidad. Resenta la prdidadel ambiente que haba compartido en un tpico patio de vecindad tepitea, propicio a laconvivialidad, imposible de alcanzar en la coleccin de encierros individualizantes que seconstruyeron como sustituto de lo que haba destruido el terremoto.

    17 Ivn Illich estaba muy consciente de todas estas connotaciones de la palabra que emple paraarticular su pensamiento. Si bien la tom de Brillat-Savarin, quien la acu en su Fisiologadel gusto en 1825, la recogi en Mxico y resonaba para l con el sentido que tiene entrenosotros. En todo caso, Illich carg de nuevo sentido a la palabra, que desde l designa unnuevo marco de referencia, un nuevo tipo de sociedad. La convivialidad es ahora la libertadpersonal ejercida en una sociedad tecnolgicamente madura que puede llamarse posindustrial.Debe distinguirse de la cohabitacin fraternal y solidaria de comunidades intencionales yde otras iniciativas aisladas, como las de quienes se marginan poco a poco, con desgano yfrustracin, de la sociedad de consumo. Se refiere a una alternativa social que se hizo posiblepor la madurez plena de la industria. Llamo sociedad convivial, escribi Illich, a aquella

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    en que la herramienta moderna est al servicio de la persona integrada a la colectividad y no alservicio de un cuerpo de especialistas. Convivial es la sociedad en la que el hombre controla laherramienta. Tras reconocer su deuda con Brillat-Savarin, Illich precisa que en la acepcinun poco novedosa que confiero al calificativo, convivial es la herramienta, no el hombre. Alhombre que encuentra su alegra y su equilibrio en el empleo de la herramienta convivial lellamo austero. Austeridad, aclara, no implica aislamiento o reclusin, sino lo que funda laamistad; sera una virtud que slo excluye los placeres que degradan la relacin personal. Laausteridad forma parte de una virtud que es ms frgil, que la supera y que la engloba: laalegra, la eutrapelia, la amistad (Illich 2006: 374).

    18 Segn Illich, se debe saludar la crisis declarada de las instituciones dominantes como elamanecer de una liberacin revolucionaria que nos emancipar de aquellas instituciones quemutilan la libertad elemental del ser humano Esta crisis planetaria de las instituciones nospuede hacer llegar a un nuevo estado de conciencia que afecte a la naturaleza de la herramientay a la accin a seguir, para que la mayora tome el control (-Idem: 385). De eso se trata.Hoy. Eso sera lo que estn intentando millones de personas, alrededor del mundo.

    19 Las corporaciones, pensaba Illich, pueden servirse del derecho y del sistema democrticopara sentar su imperio. Consideraba que la democracia estadounidense podra sobrevivir ala victoria de Giap, que supo utilizar la maquinaria de guerra estadounidense para ganarsu guerra en Vietnam, pero no podra sobrevivir al triunfo de las corporaciones. Advertaque la crisis total hace evidente que el Estado-Nacin moderno no es sino un conglomeradode sociedades annimas, donde cada constelacin de gremios, corporaciones e institucionestrata de promover su propio producto y servir a sus propios intereses. El conjunto producebienestary el xito se mide por el crecimiento del capital en todas estas sociedades. En suoportunidad, los partidos polticos renen a todos los accionistas para elegir un consejo deadministracin (Illich 2006:478/9). Como el estado se ha convertido en mero guardin delas instituciones dominantes, no puede ya desempear su funcin de gestin poltica. Cuandoesto queda claro para la gente, en medio de la crisis generalizada, surge la oportunidad delcambio. La prdida de legitimidad del Estado, como sociedad por acciones, no invalida, sinoque reafirma la necesidad de un procedimiento constitucional. La prdida de credibilidad delos partidos, convertidos en facciones rivales de accionistas, no hace ms que subrayar laimportancia del recurso a los procedimientos contradictorios en polticaLa misma crisisgeneral puede establecer, de forma duradera, un contrato social que abandone al despotismotecnoburocrtico y a la ortodoxia ideolgica el poder de prescribir el bienestar, o bien puedeser la oportunidad para construir una sociedad convivial, en transformacin continua dentrode un cuadro material que estara definido por aboliciones racionales y polticas. (Ibidem)

    20 Illich estaba convencido de que los ideales socialistas no podran hacerse realidad conlas instituciones dominantes, sin sustituir la instrumentacin industrial por herramientasconviviales. Y la reinstrumentacin de la sociedad, por su parte, slo podra realizarseadoptando los ideales socialistas de justicia. Al anticipar la crisis de las instituciones que daralugar a una liberacin revolucionaria y un nuevo estado de conciencia, Illich subrayaba quesi las herramientas no se someten a un control poltico, la cooperacin de los burcratasdel bienestar y de los burcratas de la ideologa nos har reventar de felicidad. La libertady la dignidad del ser humano seguirn degradndose, estableciendo una servidumbre sinprecedentes del hombre a su herramienta. A la amenaza de un apocalipsis tecnocrtico, yoopongo una sociedad convivial. La sociedad convivial descansar sobre contratos sociales quegaranticen a cada uno el mayor y ms libre acceso a las herramientas de la comunidad, con lacondicin de no lesionar una igual libertad de acceso a otro (Illich 2006: 385/6).

    21 Cuarenta aos despus de esta formulacin eso es lo que parece estar ocurriendo. La gente haestado reaccionando ante una crisis que marca un cambio de poca y una ruptura epistmica(Esteva 2009). Ante gobiernos en pnico por la movilizacin de la gente y estructuras depoder econmico y poltico dispuestas a cualquier cosa para no perder su posicin, millones depersonas se han puesto en movimiento. Sus iniciativas toman ya la forma de una insurreccin(Esteva 2012). Mantienen la resistencia, pero pasan a la desobediencia. Estn en la protesta,pero se abren al rechazo radical. Cuestionan las decisiones cotidianas, los atropellos de cada

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    da, la agresin interminable, todos los muertos y presos, todas las destrucciones ambientales,y al mismo tiempo desafan la legitimidad del sistema mismo, no slo a sus operadores: lesniegan su consentimiento y rechazan que la representacin sea an sntesis del consenso social.Las personas asumen cada vez ms la obligacin moral y social de negarse a obedecer a unaparato a final de cuentas annimo y afirman su independencia de ese aparato, para dejar deser esclavos de la herramienta, subsistemas de los sistemas. Reconocen la decadencia de lasociedad de consumo y bienestar, de un capitalismo organizativo y monoplico entretejidocon el estado. Rechazan con creciente firmeza el despotismo democrtico dominante bajocuyo manto formal se disimula el imperialismo poltico, econmico y tcnico al que se sometecada vez ms a todos, el que hace de toda promesa electoral un eslabn ms de la cadena queaprisiona. Muestran y demuestran que la dominacin de clase es ante todo dominacin de laconciencia de la gente y de su confianza en s misma que se prolonga al reducir el cambio asustitucin de dirigentes. Poco a poco articulan los trminos de una organizacin social basadaen la energa personal, es decir, la energa que cada persona puede controlar, en la libertadregulada por los principios del derecho consuetudinario, en la rearticulacin de la vieja triada:persona, herramienta y sociedad, y en el sustento de todo esto en tres pilares clsicos: amistad,esperanza y sorpresa.

    La opcin ante la crisis y los mbitos de comunidad22 Tras llegar a la cumbre todo camino es descenso, deca con sentimiento Juan Jos Consejo

    al reflexionar sobre lo ocurrido en la Cumbre de la Tierra de 1992, en Ro (The Ecologist1995: 9). Lo que pareca el triunfo final del ecologismo se convirti en sonado fracaso.La suprema consagracin de la moda Bruntland represent tambin el principio de su fin.Al adoptarse oficial y universalmente el evangelio del desarrollo sostenible se hicieronevidentes las insoportables contradicciones del trmino. Al mismo tiempo, en Ro empezarona manifestarse nuevas iniciativas que se estaban tomando en la base social y representabanuna autntica alternativa. El equipo de la revista inglesa The Ecologist recorri el mundo paraverlas de cerca y lleg a la conclusin de que su comn denominador pareca encontrarse en laregeneracin de los commons. Trat entonces de ofrecerles un marco histrico de referencia.Puso el acento en su cercamiento (the enclosure of the commons) como el mecanismo a travsdel cual se ejercieron todas las formas del colonialismo predatorio y se sentaron las bases dela sociedad industrial. Al redescubrir este hecho histrico, el equipo pudo mostrar cmo lasfuerzas econmicas mantienen an ese impulso: en esa lgica podra encontrarse la clave paraentender el proceso de destruccin de culturas y entornos que an prosigue. Y en ese mismomovimiento intelectual, el equipo mostr por qu las iniciativas de la gente se han concentradoen detener ese cercamiento, cuando an no ha concluido, o las orientan a recuperar y regenerarsus commons o a crear otros nuevos. The Ecologist produjo entonces un libro en que presentla secuencia de acontecimientos histricos que nos llevaron a la situacin actual, y un anlisisdocumentado y riguroso de la manera en que la gente est tomando iniciativas, en todas partesdel mundo, que les permiten tomar de nuevo en sus manos su destino (1995).

    23 Existe una interesante controversia sobre la traduccin del trmino commons: se est hablandode comunes y de bienes comunes, lo mismo que de mbitos de comunidad. No es unamera disputa semntica: se trata de definir un proyecto poltico. El cercado de los commons enInglaterra es un hecho decisivo en la transicin a la modernidad capitalista. Cmo evitar quese pierda esa huella semntica al expresar la idea en espaol? La mayora de los commons hansido desgarrados o destruidos en casi todas partes. Se han socavado las bases de su existencia.Quienes an resisten los ataques y tratan de defenderlos se han estado uniendo a quienes buscanotras opciones de vida y creen encontrarlas en la regeneracin de los commons: la resonanciahistrica de la palabra estara dando un sentido comn a estos empeos muy diversos. Otrosms intentan que se aplique la nocin de commons y sus normas a condiciones del mundonatural que se comparten a escala planetaria: el aire, el agua, los bosques, y a dispositivostcnicos como el internet. Hablar de comunes o bienes comunes, como se ha estadohaciendo, no parece enteramente satisfactorio: la palabra comn tiene cierta connotacinnegativa, inferior. Lo comn y corrientellega a tomarse como grosera en el lenguaje

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    ordinario y es siempre algo vulgar e inferior. Ocurre lo mismo en ingls. He optado por laexpresin mbito de comunidad, porque si bien se pierde en ella la huella histrica se lograretener la plenitud del sentido. mbito es el contorno o permetro de un lugar, el espacio entrelmites determinados; y comunidad es una palabra que retiene an toda la fuerza de su historia ysentido, a pesar de sus usos equvocos en la formalizacin de comunidades que difcilmente loson (como la de las naciones). Al mismo tiempo, me parece necesario destacar la necesidad derealizar una investigacin histrica de enorme complejidad. Necesitamos estudiar y comparar,con todo rigor, las modalidades comunitarias que han existido en diversos tiempos y lugares.Del mismo modo que commons es un trmino genrico para una variedad de formas socialesexistentes en Europa, y en particular en Inglaterra, antes de que la industrializacin capitalistao socialista las convirtiera en recursos, comunidado mbitos de comunidadson expresionesformales a las que no puede reducirse la inmensa riqueza de las organizaciones socialesincluidas en esos trminos. El ejidoespaol no es idntico al commons ingls, ni a las diversasorganizaciones indgenas que los espaoles etiquetaron con esa palabra, ni al ejido mexicanoactual, inventado en la Constitucin de 1917, hecho realidad por Crdenas en la dcada de1930 y reformulado o destruido a partir de 19922. Menos an caben en ella ciertas novedadescontemporneas (que no lo son tanto). La tertulia de los jueves, que tuvo lugar por 10 aos enla dcada de 1980 en el Centro Cultural El Disparate en la ciudad de Mxico, fue equivalente,pero no idntica, al almuerzo de los mircoles en Berkeley, de la misma poca, cuando LeeSwenson y sus amigos lean a Goodman, Nietzche o Huck Finn por el solo placer de hacerlojuntos y creativamente. Ambos eran mbitos de comunidad, nuevos mbitos de comunidad.Es necesario esclarecer lo que acerca y lo que aleja a estos dos grupos entre s y con otrasmil formas de existencia comunitaria, de antes y de ahora. Existen ya, pero resultan intilespara el propsito, tipologas acadmicas ms o menos pedantes. Se trata ahora de realizar unesfuerzo terico de ordenamiento que muestre, en toda su riqueza, los rasgos diferenciales yen ocasiones convergentes de la variada experiencia humana de creacin y mantenimiento deespacios de libertad. Hace falta saber todo lo posible sobre espacios que estn fuera del umbralde lo privado pero no se definen como pblicos. Son lo contrario a espacios de circulacin,pero no consisten en meros refugios colectivos o cotos de caza. No son formas de propiedad otenencia de la tierra. Son entresijos de hombres y mujeres en que el libre encuentro de manerasde hacer las cosas, de hablarlas y de vivirlas arte, tecn- es expresin de una cultura al mismotiempo que oportunidad de creacin cultural. En esa exploracin tendra que darse especialconsideracin a la hiptesis de Illich sobre la importancia del gnero en la configuracin deesos espacios y en particular su sospecha de que el gnero est suspendido, pero no roto,en algunas comunidades contemporneas (Illich 2008)3, as como a sus hiptesis sobre laconstruccin del individuo a partir de la creacin del texto en el siglo XII (Ibid.) y sobrela amistad como clave para la creacin de nuevos mbitos de comunidad por los sujetosindividualizados del mundo moderno. Tambin necesitamos percibir sus lmites (son mbitos,contornos, permetros) y en su caso sus cadenas, sus opresiones, sus camisas de fuerza. Esavisin histrica panormica puede enriquecer nuestra percepcin del presente, de-velando loque ha sido opacado por la modernidad y des-cubriendo las opciones abiertas, como desafosurgentes, en la hora de la muerte del desarrollo.4

    24 Este gnero de reflexiones surgieron a partir de la crtica del desarrollo, que a mediadosde los aos ochenta llev a poner de moda el trmino posdesarrollo. En Amrica Latina seviva la que se llam la dcada perdida para el desarrollo. Para muchos de nosotros fue ladcada en que el mito del desarrollo se perdi. La ilusin que atrap nuestra fantasa cuando elpresidente Truman acu la palabra subdesarrolloel da en que tom posesin, el 20 de enero de1949, haba quedado atrs. Truman prometi compartir los avances cientficos y tecnolgicosestadounidenses para que las reas subdesarrolladas alcanzaran a las desarrolladas y as secerrase la brecha entre los pases ricos y los pobres; viviramos as en mundo ms justo eigualitario. En la dcada de 1980 estbamos muy conscientes de la manera en que ese sueose haba convertido en pesadilla. Treinta aos antes Leonteiev haba preparado la matrizestadstica en que se planteaba que pases como Mxico o Brasil tardaran cuando ms de25 a 50 aos en alcanzar a los desarrollados. El Banco Mundial inform en los aos ochenta

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    que se requeriran muchos aos ms; siglos, para algunos pases. En 1960 los pases ricoseran 20 veces ms ricos que los pobres; 20 aos despus, gracias al desarrollo, eran 46veces ms ricos. La brecha se ha seguido abriendo. Aunque esta conciencia produjo rabia,frustracin e individualismo en mucha gente, para buen nmero de nosotros fue la oportunidadde despertar. Se nos hizo evidente que no era necesario intentar la imposible carrera paraalcanzar a los desarrollados, pues an poseamos nuestras propias definiciones de la buenavida. Era enteramente factible vivir conforme a ellas. Podamos abandonar radicalmente lailusin descabellada de adoptar el American way of life como norma universal para vivir bien,segn sugera el catecismo del desarrollo. Ya no caeramos en las trampas conceptuales queaparecieron ms tarde con expresiones como desarrollo sustentableo desarrollo humano ymucho menos en las de la globalizacin, que apareci como nuevo emblema de la hegemonaestadounidense, para sustituir la maltrecha bandera del desarrollo al trmino de la guerra fra.

    25 En esos aos un grupo de amigos de Ivn Illich nos reunimos peridicamente en torno a lpara platicar sobre lo que significa estar ms all del desarrollo. Wolfgang Sachs se ocupde editar el fruto de nuestras conversaciones en el Diccionario del desarrollo: una guadel conocimiento como poder (2001). Me toc en ese libro escribir la entrada relativa adesarrollo y en mis conclusiones seal entre otras cosas lo siguiente: los marginales estntransformando su resistencia al desarrollo y a las formas econmicas de vida en un empeode liberacin, que los lleva a reivindicar y regenerar sus mbitos de comunidad o a crearotros nuevos; para ellos, desligarse de la lgica econmica del mercado capitalista o del plansocialista se ha convertido en cuestin de supervivencia: estn tratando de poner la esferaeconmica en el margen de sus vidas; la interaccin en el seno de esos mbitos de comunidadpreviene que la escasez (en el sentido econmico del trmino) aparezca en ellos, lo que suponela redefinicin de las necesidades.Mi texto era un llamado a la accin para establecer controles polticos que protegieran losmbitos de comunidad. Escrib entonces numerosos textos en torno al tema, que abordabanexplcitamente la resistencia a la creacin de escasez que se practica en la sociedad econmica.

    26 En esos mismos aos, cuando The Ecologist encontr por todas partes la reivindicacin delos mbitos de comunidad, Elinor Ostrom decidi concentrarse en estudiarlos, lo que 20 aosdespus le dara el Premio Nobel de Economa. En mis textos, yo intentaba mostrar quelos pueblos indios de Mxico, basados en lo que todava tenan, material y espiritualmente,estaban abandonando la empresa imposible de recuperar, restaurar o reconstituir sus antiguosmbitos de comunidad.Sin romper con la tradicin, haban dejado de ver su pasado comodestino y estaban tratando de llevar a la prctica sus sueos en mbitos de comunidad nuevoso regenerados. Me pareca que trataban de avanzar hacia una forma de pluralismo radical, quepodra dar lugar a la coexistencia armnica de pueblos culturalmente diferenciados. En vezde un pacto social entre individuos, la premisa del estado-nacin moderno, estaban tratandode construir una sociedad en que mexicanos individualizados, occidentalizados, pudierancoexistir con personas5que viven en comunalidad6. No se trataba de reminiscencias del pasadoo del imposible retorno a una condicin pre-moderna, sino de creaciones estrictamentecontemporneas (Esteva 2000).

    27 Desde los aos ochenta estaba observando en Mxico que campesinos, marginales urbanose intelectuales desprofesionalizados se desarticulaban cada vez ms de los mecanismosinstitucionales e intentaban impedir que sus eslabonamientos con ellos, an indispensables,perturbaran excesivamente sus ideas, esperanzas y proyectos. Lo que estaba pasando entrelas mayoras y entre algunas vanguardias disidentes, cuando trataban de retomar la vida entrelas manos, pareca imposiblepara la sabidura convencional e impensable para la minoraprspera, en las capas medias o altas de la sociedad. Pero esa transformacin social profundacareca de nombre. Empec a sospechar que era una revolucin de nuevo cuo y la llamrevolucin de los mbitos de comunidad7. Vea como realidad en germen, en mi mundode pueblos indios, campesinos y marginales urbanos, lo que Ivn Illich haba identificadoconceptualmente al referirse a la reapropiacin de los bienes de los mbitos de comunidad8

    28 El acontecimiento decisivo de la dcada de 1990 fue el alzamiento zapatista del 1 de enerode 1994. Se trata de la iniciativa poltica ms radical del mundo en el momento actual y

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    quiz, tambin, la ms importante. En la zona bajo control zapatista, en Chiapas, cientos decomunidades han hecho realidad modos contemporneos de vida que desafan abiertamenteal mercado y al Estado y avanzan con decisin ms all de la lgica del capital, ms all delcapitalismo. Las comunidades zapatistas no aceptan recursos del Estado, ni siquiera para susescuelas o centros de salud, y son muy cuidadosos en sus relaciones con el capital y el mercado,para mantener en el margen de sus vidas la esfera econmica globalizada. La expresin mbitosde comunidad describe con precisin sus modos de existencia, dentro de un rgimen bienarraigado en diversas tradiciones pero enteramente contemporneo, en lo que constituye unanovedad sociolgica y poltica.La insurreccin zapatista gener la transicin poltica en quean se encuentra el pas y sigue representando una opcin poltica para millones de personas.(Esteva 1994, 2006a y 2006b). Su creacin social y poltica corresponde claramente a ladescripcin de la sociedad convivial, ha que adopta los ideales socialistas pero en vez deintentar poner a su servicio las instituciones dominantes creadas en el capitalismo, en elmodo industrial de produccin, las invierte o disuelve. Demuestran en sus prcticas que laconvivialidad no es hoy una utopa futurista, sino que forma parte de nuestro presente, aunqueno nos hayamos dado cuenta. Tiene ya un lugar en el mundo por eso no es utopa. Pero anno lo reconocemos.

    29 La profunda transformacin social que est ocurriendo actualmente puede denominarserevolucin de los nuevos mbitos sociales ampliando la expresin mbitos de comunidad.Se trata de una revolucin que va ms all del desarrollo y la globalizacin; margina y limitala sociedad econmica, en sus formas capitalistas o socialistas, al rechazar la premisa de laescasez como base de la organizacin de la vida social; reivindica la comunalidad, frente alindividualismo reinante; adopta nuevos horizontes polticos, ms all de los derechos humanosy el estado nacin, sustentando en el pluralismo radical formas de organizacin social y polticaque permiten la coexistencia armnica de los diferentes; y emplea la democracia formal orepresentativa y la democracia participativa como formas de transicin a la democracia radical,construida como reino de las libertades, tras expulsar a la economa del centro de la vida sociale instalar en l de nuevo a la poltica y la tica.

    30 Impulsan esta revolucin quienes defendieron sus mbitos de comunidad de colonialistas ydesarrollistas que trataban de cercarlos y los estn regenerando en trminos contemporneos,hasta convertirlos en una novedad sociolgica y poltica. Para cercar a los cercadores, comohan empezado a hacer, se alan con quienes buscan opciones de vida en nuevos mbitos decomunidad y quienes intentan proteger mbitos comunes como la ecologa, el agua o losbosques.

    31 Desde esta perspectiva, que distingue claramente entre mbitos de comunidad regenerados,nuevos mbitos de comunidad y mbitos comunes(tres formas sociolgicas alternativas alcommons clsico anglosajn), sugiero que en vez de intentar el manejo ciudadano de loscomunes en un mundo alternativo al neoliberal, nos propongamos la creacin de un mundoen que quepan muchos mundos, en el cual cada una de aquellas formas de existencia socialpuedan florecer, en el seno de coaliciones ciudadanas de solidaridad y apoyo mutuo, quecoexistan en armona con otros modos de existencia social, con base en acuerdos sobre susrespectivos lmites.

    32 En las circunstancias actuales, es preciso impulsar la conmocin simultnea de ideologas einstituciones, como sostena Foucault (2002); no basta cambiar la ideologa, a fin de alterarel rumbo de los aparatos, o cambiar los aparatos mismos, sin modificar la ideologa. Se tratade poner todas las herramientas, todos los sistemas, bajo control de la gente, como expresinde libertad. El hombre deja de ser definible como tal cuando ya no es capaz de modelarsus propias necesidades mediante el empleo ms o menos competente de herramientas que leproporcion su cultura (Illich 2006: 516).

    33 Es esto lo que est en curso. El mejor ejemplo es sin duda el de los zapatistas, que en la zonabajo su control han creado una nueva forma de vida y de gobierno que desborda claramente elmarco dominante. Mantienen relaciones entre s y con el entorno natural que dejan claramenteatrs los patrones del capitalismo depredador y demuestran la viabilidad de una alternativa.Es un ejemplo nico, por su profundidad y alcances, pero no se trata de un fenmeno aislado:

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    en el mundo entero se multiplican las iniciativas que desgarran el tejido dominante y creannuevas posibilidades.

    34 En estos tiempos de miedo global, dice Eduardo Galeano, quien no tiene miedo al hambretiene miedo a la comida (2006). Mil millones de personas pueden irse a la cama, cadada, con el estmago vaco; y las dems saben que a sus platos llegan productos que losenferman sin nutrirlos. Saben tambin que no pueden seguir esperando que las institucionesinternacionales, los gobiernos y las corporaciones modifiquen el estado de cosas que ellosmismos han creado, a pesar de que se cuenta con todos los medios tcnicos y econmicospara evitar tal situacin. Han comenzado a reaccionar. Cunde por todas partes el cultivourbano de alimentos y se multiplican las iniciativas de regeneracin rural. Va Campesina, laorganizacin de campesinos ms grande de la historia, ha redefinido la soberana alimentaria:se trata de definir por nosotros mismos lo que comemosy de producirlo tambin nosotrosmismos. Esta postura, que avanza da tras da en su materializacin, corresponde claramentea los trminos de una sociedad convivial.

    35 Existen ejemplos claros en todas las esferas de la vida cotidiana y en todos los pases. Se hahecho enteramente evidente la contraproductividad de las instituciones modernas, incluyendopor supuesto a un rgimen desptico de gobierno que an se pretende democrtico. Larespuesta cada vez ms organizada no est tomando la forma convencional, de corte partidario,y abandona la ilusin de que a golpes de urna ser posible realizar los cambios que hacen falta.Las coaliciones de descontentos que Illich anticip para el momento en que se demostraseque la sociedad industrial ha traspuesto sus lmites se encuentran ya en marcha. Se estnpracticando ya, por la propia gente, las aboliciones racionales y polticas que se requieren enla construccin de una sociedad convivial.

    36 En los centros autnomos de produccin de conocimiento que se estn multiplicando seconstruye paulatinamente una

    Agenda de reflexin y accin para la transicin

    El punto de partidaNecesitamos consolidar y articular con claridad dos aspectos relacionados.

    37 De un lado, establecer con claridad la naturaleza de las crisis actuales, que no son slo unafase del ciclo econmico, o slo la crisis financiera y la ambiental y ni siquiera slo lafase terminal del rgimen capitalista de produccin, sino crisis una de civilizacin, la cualimplica crisis de la era moderna y de su paradigma; crisis del modo industrial de produccin;crisis del modo de conocer (disciplinas, interdisciplina, ciencia); crisis de los modos degobernar (despotismo democrtico, instrumentalismo de los aparatos de Estado, verticalismocorporativo y gremial).

    38 De otro lado, acotar la naturaleza de la bsqueda, que nacer de la lucha misma, no deespeculaciones e hiptesis sin suelo social y poltico; ser pluralpues ha dejado de tenersentido una verdad nica; no ser una ruptura con el pasado, como la de la era moderna (el noa viejas ideologas y paradigmas no implica dejar de usar teoras que pueden arrojar luz sobrela realidad actual y prcticas y experiencias que anticipan la nueva era o la fortalecen; tampocoimplican abandonar el recurso al precedente); expresar acuerdo (de cor, cordis, corazn) msque entendimiento; y dar cabida al empeo de intelectuales encarnados que pueden cumplirfuncin de articulacin y de documentacin y formalizacin de experiencias.

    Principales lneas o campos de trabajo39 Buscaremos reformular y reivindicar la condicin humana. El hombre ha muerto, como

    supona Foucault. Esa invencin del siglo XIX, que dio lugar al humanismo como perversinde todos los saberes, ha desaparecido. Es tiempo de volver a hombres y mujeres de carne yhueso, lo que implica: recuperar la carnalidad (reencantamiento del mundo, la no separacin,no perder el sentido de los sentidos); recuperar sentido de realidad (no tomar por realidadesa las entidades abstractas, en cuyas burbujas la gente cree estar viviendo); recuperar la nocinde gnero, para reinventar sus nuevas formas ms all de toda forma de sexismo; recuperar

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    sentido de proporcin (la cuestin de la escala, la teora de la morfologa social) y replantearla cuestin del sujeto.

    40 Reivindicaremos el pluriverso, para crear un mundo en que quepan muchos mundos, como hansugerido los zapatistas. Para ello, es preciso reconocer la radical otredad del otro; el imperativointercultural; la calidad, condiciones y desafos del dilogo intercultural; la posibilidad delpluralismo radical, ms all del universalismo y el relativismo; y la afirmacin polticade las identidades culturales y su negacin filosfica y sociolgica como configuracin demismidades.

    41 Fortaleceremos y reivindicaremos formas polticas propias, ms all del despotismodemocrtico y el estado-nacin; ms all de la premisa de la escasez como fundamento dela organizacin social; ms all de la transformacin desde arriba y el paradigma leninista,como afirmacin de autonomas mltiples y como clave de la armona de los diferentes (juntospero no revueltos), por la ley y el orden creados y operados por la propia gente, ms all delpoder cosificado (lo que se tiene o no, lo que puede distribuirse), con nuevas formas de lucha,que reconocen el conflicto y recurren al precedente (ms all de las marchas, las masas, etc.),reinstalando en el centro de la vida social la poltica y la tica y fundando la organizacinsocial en la amistad, la esperanza y la sorpresa.

    42 Afirmaremos y reivindicaremos nuevas miradas, que reconozcan la importancia de la lengua(palabras como smbolos, la lucha por los conceptos) y el papel de la poesa en la transicinde una era a la otra y como intuicin radical, abandonando la pretensin de ver la sociedaden conjunto y reconociendo mltiples formas de conocer, de semejante rango y aplicacindiversa.Por ltimo, reivindicaremos y reformularemos nuevas tecnologas que desafan centralismosy autoritarismos y expresan sujetos colectivos/comunitarios que se autoconstituyen.San Pablo Etla, octubre de 2012

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    Notas

    1 Ignoro la razn de que los traductores del libro de Illich hayan elegido la voz convivencialidad en vezde convivialidad. Aunque pertenecen a la misma familia de significados, tienen diversas connotaciones.Tanto en francs como en ingls Illich us convivialidad, que era una palabra de amplio uso en Mxico,en barrios y comunidades, aunque la Real Academia Espaola no la haya incorporado a su diccionariohasta hace pocos aos. Creo que hay buenas razones para preferir convivialidad. Segn Jean PierreCorbeau (Wikipedia) Brillat Savarin cre el neologismo para designar el placer de vivir juntos, de buscarlos equilibrios necesarios para establecer una buena comunicacin, un intercambio sincero y amigablealrededor de una mesa. La convivialidad corresponde al proceso por el cual se desarrolla y asume el papelde convidado, siempre asociado a la compartencia alimentaria, superponindose a la comensalidad.Sera ese el sustrato en el que Illich construy los nuevos significados de la palabra, un sustrato muchoms amplio y rico que la mera convivencia el simple acto de vivir en compaa, de habitar bajo elmismo techo. En las citas de Illich que empleo en el texto sustituyo la palabra convivencialidad queusaron los traductores por convivialidad.2 Ejido viene de exitus, salida. En la Espaa del siglo XVI se empleaba para referirse a las tierrasubicadas a la salida de los pueblos, cuyo uso en comn por los campesinos era semejante al delos commons en Inglaterra. Los espaoles emplearon esa palabra para referirse a formas de tenenciay uso de la tierra que encontraron en el mundo indgena y les parecieron semejantes a las del ejidoespaol. Pero los espaoles no tenan una palabra ni una forma de percepcinque les permitiera captarel sentido y caractersticas de la variedad de modos de vida comunal que haban encontrado. Los habanreducidoentonces a un comn denominador, considerndolos semejantes a los ejidos espaoles. Enla lucha por recuperar sus territorios y regmenes, los pueblos indios se vieron obligados a emplearel trmino, que la Corona incluy en los documentos en los cuales empez a dejar constancia de sureconocimiento formal de esos mbitos. Al final del periodo colonial los espaoles se referan ya a lasrepblicas de indios, no a los ejidos, reconociendo al fin la diferencia y admitiendo que eran complejosregmenes de vida y gobierno y no slo de tenencia de la tierra o de formas comunales de uso de lamisma, equivalentes a los ejidos espaoles o al commons ingls. A principios del siglo XX, cuandoesos pueblos indios y sus aliados mestizos tomaron en sus manos la revolucin iniciada por Madero,adoptaron la bandera de la reconstitucin de los ejidos, que para ellos implicaba retomar su caminoen sus propios espacios de libertad. Los ejidos espaoles eran comparables al commons anglosajn:pertenecan a la misma especie. Pero los regmenes comunales de los pueblos del continente americanoeran algo enteramente distinto.

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    3 Illich empieza El gnero vernculocon las siguientes palabras: Defino la ruptura con el pasado,descrita por otros como la transicin al modo capitalista de produccin, como el paso de la gida delgnero al rgimen del sexo (Illich 2008: 181). En el libro elabora con claridad las condiciones histricasen que el mbito fsico y cultural de una comunidad puede estar determinado por su forma especficade relaciones de gnero.4 El libro del equipo de The Ecologist contiene buenas pistas sobre la exploracin histrica que hacefalta y la vitalidad actual de los commons. El libro de Peter Linebaugh (2008) es una contribucin deenorme importancia para esa investigacin.5 Personasignifica mscara en latn y griego. Aluda habitualmente a la de los actores en el teatro. Seaplica apropiadamente a quienes, bajo la mscara de un individuo biolgico, son nudos de redes derelaciones reales (Panikkar 1995).6 La conmemoracin de los 500 aos abri un inmenso debate en que los pueblos indios mostraroncon vigor sorprendente su capacidad de afirmarse en su propio camino, distinto al marcado paratodos, dentro de las realidades contemporneas. El debate fue particularmente intenso en Oaxaca, elnico estado de Mxico en que la mayora de la poblacin es india y en donde conviven 16 pueblosdiferentes. Dos intelectuales indios, Jaime Martnez Luna, zapoteco, y Floriberto Daz, mixe, acuaronen esas circunstancias, en forma independiente, la palabra comunalidadpara poder compartir con otrossu experiencia de vida en comunidad. El debate mostraba la decisin de los pueblos indios de mantenery actualizar sus modos de vida y gobierno, de corte comunal, pasando de la resistencia a la liberacinen su empeo de transformacin y abandonando toda forma de individualismo. Para referirme a susregmenes en abierto proceso de regeneracin empec a emplear la expresin mbitos de comunalidad.Pareca evidente que exista un vnculo entre ellos y los commons del mundo anglosajn, pero tambinque exista una gran distancia entre la tradicin indgena y la de los herederos de la Magna Carta.7 Esta nueva revolucin, estrictamente contempornea, se inscribira en la tradicin de las revolucionesvernculas a las que se refiere Teodor Shanin (1990).8 Reapropiacin de los bienes de los mbitos de comunidad. El trmino communaux es antiguo enfrancs, y lo es tambin en otras lenguas: commons, en ingls, Almende o Gemeinheit en alemngliusi civici en italiano.Los mbitos de comunidad eran las tierras a las que todos los habitantes de unacomunidad tenan derechos de uso adquiridos, no para extraer una ganancia monetaria sino para asegurarla subsistencia familiar. Los mbitos de comunidad son esas partes del medio ambiente cuyo usufructoest garantizado por la ley de la costumbre, respecto a las cuales sta impone formas especficas derespeto comunitario Aquellos que luchan por la preservacin de la biosfera y aquellos que rechazandoun estilo de vida caracterizado por el monopolio de mercancas sobre las actividades intentan recobrarpoco a poco la capacidad de vivir fuera del rgimen mercantil de la escasez, convergen actualmente enuna alianza nueva en el seno de la cual todas las corrientes tienden a la recuperacin y aumento de losmbitos de comunidad. Esta realidad social que est en vas de surgir y converger es llamada por AndrGorz el archipilago de la convivencialidad. El instrumento principal para la cartografa de este nuevomundo es la obra de Valentina Borremans, Guide to Convivial Tools, Special Report nm. 13, LibraryJournal, Nueva York,1980, gua razonada que registra ms de mil bibliografas, catlogos, peridicos,etc. (Illich 2008: 196).

    Para citar este artculo

    Referencia electrnica

    Gustavo Esteva, Regenerar el tejido social de la esperanza, Polis [En lnea], 33|2012, Publicadoel 23 marzo 2013, consultado el 19 julio 2015. URL: http://polis.revues.org/8487; DOI: 10.4000/polis.8487

    Autor

    Gustavo EstevaUniversidad de la Tierra en Oaxaca, Oaxaca, Mxico. Email: [email protected]

    Derechos de autor

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    Resmenes

    Se presenta la hiptesis de que la mirada ms all de la modernidad puede descubrir lanueva sociedad que ha estado surgiendo en el vientre de la vieja. La insurreccin de saberessubyugados e imaginaciones reprimidas, que caracteriza la transicin, estara definiendo unanueva perspectiva e interpretacin del mundo, que seran expresin de la resistencia a ladestruccin an vinculada al viejo orden social y de los empeos de construccin del nuevo.

    Regnrer le tissu social de lespoirLhypothse est ici prsente quune vision dpassant la modernit permettrait de dcouvrirla nouvelle socit qui a merg au sein de lancienne. Linsurrection de savoirs soumis etdimaginations rprimes caractrisant la transition serait en train de dfinir une nouvelleperspective et interprtation du monde qui seraient lexpression de la rsistance la destructionencore lie lancien ordre social et aux dterminations pour en construire un nouveau.

    Regenerating the social tissue of hopeThe hypothesis here presented is that a glance beyond modernity may discover the newsociety emerging in the womb of the old. The insurrection of subjugated knowledges andrepressed imaginations, characterizing the transition, would be defining a new perspective andinterpretation of the world, which would be expressions of the resistance to the destructionstill associated with the old social order and the efforts of construction of the new.

    Regenerando o tecido social de esperanaApresenta-se a hiptese de que um olhar alm da modernidade pode descobrir a nova sociedadeque vem surgindo no seio da velha. A insurreio do conhecimento subjugado e imaginaesreprimidas, o que caracteriza a transio, seria a definio de uma nova perspectiva einterpretao do mundo, o que seria uma expresso de resistncia destruio ainda associadocom a antiga ordem social e a construo do novo.

    Entradas del ndice

    Palabras claves :interculturalit, convivialit, paradigme, droits communautairesKeywords :paradigme, conviviality, interculturality, commonsPalabras claves :paradigma, convivialidad, interculturalidad, mbitos de comunidadPalavras-chaves :paradigma, convivncia, interculturalidade, comunidade

    Notas de la redaccin Recibido: 15.10.2012 Aceptado: 07.11.2012