reforma o revolución en américa latina

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Reforma o Revolución en América Latina

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  • Analizar los cambios en curso en la sociedad venezolana, con la histrica polmica reforma o revolucin como teln de fondo, constituye una tarea en extremo compleja, que no solo presupone revisar el desarrollo de la pro-puesta terico-prctica de la Revolucin Bolivariana, sino tambin ubicar ese proceso en las circunstancias en que se desenvuelve y tomar en cuenta su especificidad.

    Esta reflexin aspira a cumplir tal propsito y, adems, a incursionar en el escenario ms amplio de lo que acontece en nuestra Amrica Latina, don-de los cambios polticos ocurridos en varios pases en el transcurso de la ltima dcada no poseen una misma cualidad, si los calificamos de acuerdo a la profundidad transformadora de cada uno de ellos.

    Amlcar Figueroa Salazar, diputado al Parlamento Latinoamericano por Venezuela, Presidente Alterno del mismo y miembro del Bur Poltico-Regional Caracas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Es miembro del Consejo editorial de la revista Contexto Latinoamericano.

    USD $5.00www.oceansur.comwww.oceanbooks.com.au

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina?

    El proceso venezolano

  • Contexto Latinoamericano es una coleccin de la editorial Ocean Sur que incluye libros, folletos y una revista trimestral. Su propsito es fomentar y divulgar el intercambio de ideas entre los lderes y activistas de los partidos, organizaciones y movimientos polticos y sociales de la izquierda, con la participacin de especialistas de las ciencias sociales, comunicadores y artistas comprometidos con la emancipacin de los pueblos de Amrica Latina y el Caribe.

    Contexto Latinoamericano propicia el debate sobre objetivos, programas, estrategias y tcticas de la izquierda; reivindica la necesidad de edificar sociedades sustentables, libres de domina-cin y subordinacin nacional y de clase, basadas en la igualdad de gnero, etnia, cultura, religin, franja de edad y orientacin sexual; denuncia la injerencia e intervencin imperialista en el Sur, en particular, en Amrica Latina; promueve la solidaridad con la Revolucin Cubana; respalda el rescate de la soberana y el patri-monio nacional, y la adopcin de polticas de beneficio popular

    por parte de las fuerzas de izquierda y progresistas que acceden al gobierno en Amrica Latina; apoya al movimiento por la indepen-dencia de Puerto Rico y los dems territorios coloniales del conti-nente; e incentiva la interrelacin entre las luchas de los excluidos del Norte y del Sur, con especial atencin a las disporas latinoa-mericanas y caribeas.

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina?

    El proceso venezolano

    Amlcar Figueroa Salazar

  • www.oceansur.com www.oceanbooks.com.au

    Diseo de la cubierta: vctor mcm

    Derechos 2009 Amlcar Figueroa Salazar

    Derechos 2009 Ocean Press y Ocean Sur

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, conservada en un sistema reproductor o transmitirse en cualquier forma o por cualquier medio

    electrnico, mecnico, fotocopia, grabacin o cualquier otro, sin previa autorizacin del editor.

    ISBN: 978-1-921438-70-7

    Primera edicin 2009 Impreso en Mxico por Quebecor World, S.A., Quertaro

    PUBLICADO POR OCEAN SUROCEAN SUR ES UN PROYECTO DE OCEAN PRESS

    Mxico: Juan de la Barrera N. 9, Col. Condesa, Del. Cuauhtmoc, CP 06140, Mxico, D.F. E-mail:[email protected]:(52)55535512EE.UU.: E-mail: [email protected]: E-mail: [email protected] Salvador: E-mail: [email protected]: E-mail: [email protected]

    DISTRIBUIDORES DE OCEAN SURArgentina: Cartago Ediciones, S.A. Tel: 011 4304 8961 E-mail: [email protected]: Ocean Press Tel:(03)93264280 E-mail: [email protected]: Ocean Sur Bolivia E-mail: [email protected]: Editorial La Vida es Hoy Tel: 2221612 E-mail: [email protected]: Ediciones Izquierda Viva Tel/Fax:2855586 E-mail: [email protected]: Ocean Sur E-mail: [email protected]: Libri Mundi, S.A. Tel:593-22242696 E-mail: [email protected]. y Canad: CBSD Tel:1-800-283-3572 www.cbsd.comEl Salvador y Centroamrica: Editorial Morazn E-mail: [email protected] Bretaa y Europa: Turnaround Publisher Services E-mail: [email protected]: Ocean Sur Tel:55535512 E-mail: [email protected]: Ocean Sur Per Tel: 330 7122 E-mail: [email protected] Rico: Libros El Navegante Tel: 7873427468 E-mail: [email protected] Venezuela: Ocean Sur E-mail: [email protected]

  • Introduccin

    Analizar los cambios en curso en la sociedad venezolana, con la histrica polmica reforma o revolucin1 como teln de fondo, cons-tituye una tarea en extremo compleja, que no solo presupone revi-sar el desarrollo de la propuesta terico-prctica de la Revolucin Bolivariana, sino tambin ubicar a ese proceso en las circunstan-cias en que se desenvuelve y tomar en cuenta su especificidad. No

    obstante los retos mencionados, esta reflexin aspira a cumplir tal

    propsito y, adems, a incursionar en el escenario ms amplio de lo que acontece en nuestra Amrica Latina, donde los cambios po-lticos ocurridos en varios pases en el transcurso de la ltima d-cada no poseen una misma cualidad, si los calificamos de acuerdo

    a la profundidad transformadora de cada uno de ellos. En rigor, no todos pueden catalogarse de cambios revolucionarios y, en al-gunos casos, ni siquiera puede hablarse de reformas que apun-tan hacia una revolucin. Empero, plantearse el dilema reforma o revolucin para enfrentar a la sociedad capitalista en los albores del tercer milenio, tiene connotaciones distintas a cuando lo hizo Rosa Luxemburgo.

    Entre la poltica como el arte de lo posible y el seamos realistas: conquistemos lo imposible

    En medio del agotamiento del modelo poltico bipartidista exis-tente en la Venezuela de las postrimeras del siglo xx y del des-creimiento de la poblacin ante el quehacer poltico; habindose

  • 2 Amlcar Figueroa Salazar

    producido en febrero de 1989, la revuelta popular contra la receta neoliberal conocida como El Caracazo, caba preguntarse:

    Cul era la revolucin posible habida cuenta que el con-cepto mismo de revolucin perdi credibilidad a raz de la implosin del llamado bloque socialista?

    Tendra acaso cabida una revolucin socialista en sentido

    clsico?

    Cul sera la naturaleza de los cambios que habran de pro-ponerse?

    Para entender las respuestas a esas interrogantes que ha pro-ducido la Revolucin Bolivariana y que han sido la clave de este proceso hasta el presente debemos partir de las siguientes premisas:

    1. Venezuela ha vivido durante un siglo bajo el influjo de una

    economa petrolera, rentista. El sistema capitalista se impu-so en la sociedad venezolana a la sombra de la economa minera-petrolera, y ello le imprimi caractersticas muy particulares al Estado, a la cultura y, en general, al conjunto de la sociedad.2

    2. Durante ese mismo perodo se afianz en el pas la domi-nacin del imperialismo norteamericano. Los volmenes de exportacin de petrleo y, en sentido general, del inter-cambio comercial, dieron pie a relaciones de dominacin que trascendieron lo econmico, tales como la adopcin del modelo poltico (la democracia americana) y una fuerte presencia del modo de vida americano en Venezuela.

    3. Sin pasar por las fases del capitalismo clsico, la economa petrolera gener una estructura de clases, entre cuyas ca-

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 3

    ractersticas resalta que el proletariado fabril ha sido escaso y que el ingreso proveniente de la renta permiti la tem-prana formacin de una especie de aristocracia obrera en las ramas emblemticas de la economa,3 factor que ha ido en detrimento de que esta clase se constituya en el sujeto histrico del cambio. A ello habra que agregar las dificul-tades derivadas de impulsar el socialismo en una sociedad en la cual las capas medias son muy numerosas en lo cuan-titativo (en las ltimas dcadas se colocaron entre las ms numerosas del continente) y en lo cualitativo han tenido un creciente rol protagnico.4

    4. En el momento del triunfo de la Revolucin Bolivariana, el escenario internacional era de una profunda derrota para el socialismo y las fuerzas revolucionarias, ya que no solo ha-ban implosionado la Unin Sovitica y el bloque socialista, sino que, casi al mismo tiempo, e influido en buena medida

    por ello, las fuerzas en lucha en Amrica Latina se debatan entre la derrota y la negociacin. Algunas de ellas resistan, haciendo un derroche de herosmo, pero en condiciones sumamente difciles. El sistema de explotacin capitalista mostraba su fortaleza como nunca antes.

    En ese cuadro adverso, la insurgencia del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200) apela a la identi-dad nacional. All se hizo presente el rbol de las tres races,5 mediante la propuesta de reconstruir la repblica a partir de sus emblemas fundacionales. Debemos pues reconocer que, en un primer momento, la Revolucin Bolivariana extrae sus contenidos de la poesa de nuestro pasado. El ncleo central del pensamiento del Libertador Simn Bolvar: Independencia, Soberana, Redencin Social y Unidad Continental constituy el principio rector de aquellas primeras jornadas.

  • 4 Amlcar Figueroa Salazar

    Se aplicaba de esta forma una de las leyes de la polti-ca: que se piensa y se hace para la realidad concreta; no para lo que idealmente se tenga en la cabeza.6 Por eso, y te-niendo en cuenta la revolucin posible en aquellos das de 1999, en los que se propuso refundar la repblica, se abri paso al proceso constituyente. Es entonces que se pro-duce la primera escisin dentro de las fuerzas que se suma-ron a Hugo Chvez durante la campaa electoral. La sola idea de la Constituyente espanta a elementos de la oligarqua caso notorio el de Jorge Olavarra que aspiraban a reformas polticas sin que se desmontase el poder constituido. Otros, como Alfredo Pea, deciden participar en el proceso constituyente con el propsito de insertar en el articulado de la nueva Carta Magna elementos favorables a los intereses del capital, en particular, de las transnacionales petroleras.

    La Constituyente como revolucin poltica

    Si partimos del hecho cierto que los acontecimientos del 27 de fe-brero de 1989 (rebelin popular contra las medidas neoliberales) y del 4 de febrero de 1992 (insurgencia militar del MBR-200), haban fracturado el pacto de dominacin elitista prevaleciente en la so-ciedad venezolana de la segunda mitad del siglo xx, es decir, si partimos de que se haba quebrado la espina dorsal de esa domi-nacin, es fcil entender que el camino de las reformas7 no era ade-cuado en aquellas circunstancias. Por el contrario, estaban dadas las condiciones para iniciar un proceso que, a todas luces, tendra una cualidad revolucionaria.

    La Asamblea Constituyente expres la radicalidad del momen-to, al lograr impregnar en amplias mayoras de la poblacin la idea del protagonismo popular. Fue una ampliacin radical de la democracia, que dej a un lado el concepto liberal burgus de de-

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    mocracia representativa, y lo sustituy por el de democracia par-ticipativa y protagnica; pero, qu suceda mientras tanto en la

    estructura econmica de la sociedad? A decir verdad, en ese pri-mer momento, el aparato productivo no fue tocado en lo esencial por la Revolucin Bolivariana. El articulado de la Constitucin de 1999 dej intacta la posibilidad de que la economa siguiera atada a las relaciones de produccin capitalistas. Se desarroll, en ese primer momento del proceso, una revolucin poltica que senta-ra las bases para escenarios posteriores. Se cumpla, casi de una manera exacta, aquella sentencia de Rosa:

    Cada constitucin legal es producto de una revolucin. En la historia de las clases, la revolucin es un acto de creacin po-ltica, mientras que la legislacin es la expresin poltica de la vida de una sociedad que ya existe. La reforma no posee una fuerza propia, independiente de la revolucin.

    En cada perodo histrico la obra reformista se realiza nicamente en la direccin que le imprime el mpetu de la ltima revolucin y prosigue mientras el impulso de la ltima revolucin se haga sentir. Ms concretamente, la obra reformista de cada perodo histrico se realiza nicamente en el marco de la forma social creada por la revolucin.8

    De la revolucin poltica a la revolucin social

    Si bien el proceso constituyente abri el camino a un cambio po-ltico de tremenda trascendencia en la vida de la repblica, ste aconteci sin mayores sobresaltos sociales, entre otros factores, por la slida victoria obtenida por el comandante Chvez en las elecciones de 1998 (56,20% del voto popular), por contar con un respaldo mayoritario en el estamento militar, por la parlisis de los viejos partidos debida al desconcierto provocado por la pr-

  • 6 Amlcar Figueroa Salazar

    dida de un poder que haban ostentado durante mucho tiempo y porque buena parte de los sectores econmicos dominantes abri-gaban la esperanza de que los cambios prometidos quedaran en la nada. Sin embargo, dos hechos dan al traste con aquel corto pero-do de paz social, transcurrido entre el 2 de febrero de 1999 y los meses de septiembre a noviembre de 2001, a saber: a) el Gobierno Bolivariano enarbol las banderas de saldar la inmensa deuda so-cial acumulada durante el perodo de la llamada IV Repblica;9 b) la furibunda reaccin clasista de la pequea y la gran burguesa contra el Decreto 101110 y las 49 leyes habilitantes (en especial la Ley de Hidrocarburos, la Ley de Tierras y la Ley de Pesca) apro-badas en noviembre de 2001.11 Fueron precisamente esas leyes las que pusieron de relieve el pensamiento reformista de algunos, particularmente el de Luis Miquilena, quien empieza a marcar distancia por medio de pronunciamientos sobre la conciliacin con el poder econmico.

    Es importante sealar que, atendiendo a los cambios ocurri-dos en el mundo globalizado y a las caractersticas del capitalis-mo actual, se gener una tendencia bastante extendida entre los pensadores a escala planetaria a negar la existencia de las clases sociales y, por consiguiente, a negar la lucha de clases. Sin embar-go, el comportamiento de la pequea y la alta burguesa venezo-lana a partir del segundo semestre de 2001, desdice por completo esta tesis. Sus voceros se dedicaron a sembrar el odio de clases, en particular, entre la juventud que concurra a los colegios secunda-rios privados. Toda suerte de eptetos despectivos eran utilizados

    para referirse al pueblo bolivariano: eran los primeros sntomas de una confrontacin clasista que se hara evidente en lo adelante.

    A fines de 2001, la oposicin se haba planteado tomar la calle

    y, en cierta forma, lo haba logrado. Las mieles del poder, que en forma temprana hicieron su efecto sobre cierto sector de cua-dros medios y de direccin del Movimiento V Repblica, llevaron

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    a que sta descuidara la atencin al pueblo bolivariano y en esa misma medida el plan oposicionista avanzaba.

    Crisis poltica, golpe de Estado contrarrevolucionario, sabotaje petrolero y profundizacin de la Revolucin

    Alentada desde los Estados Unidos, Espaa, Colombia y otros pa-ses, la conspiracin cobr fuerza de forma vertiginosa. Su base de apoyo principal fue la llamada meritocracia petrolera. Las fuerzas bolivarianas enfrentaban una situacin nueva. El fantasma de la guerra civil se pase por toda la geografa nacional. La pequea burguesa estableci su cuartel general en la Plaza Altamira, en Caracas, y el pueblo bolivariano cerr filas en torno al Palacio de

    Miraflores, con el lema: no pasarn. La guerra meditica haba arri-bado a su clmax.

    Entre finales de 2001 y mediados de 2003, la sociedad vene-zolana vivi la ms aguda confrontacin poltica de su historia reciente y, en medio de ella, sobrevino lo inevitable: el reformismo clsico, que se haba sumado al proceso en su momento de auge, comenz a tomar distancia del mismo. Primero, dieron el salto de talanque-ra los agentes directos de los grupos econmicos, como Alfredo Pea, a los que seguiran oportunistas de vieja data enroscados en la direccin del Movimiento al Socialismo (MAS). Un dato curio-so es que todava el da del golpe de Estado (11 de abril de 2002), Luis Miquilena, la figura ms simblica del reformismo clsico al

    interior del proceso, apareca formalmente como coordinador na-cional del Movimiento V Repblica, a pesar de que su traicin era una especie de crnica anunciada.

    Amn de las deserciones civiles y militares que se produje-ron antes, durante y despus de la lucha abierta entre revolucin y contrarrevolucin, que incluy el golpe de Estado y el sabotaje petrolero, tambin pueden constatarse una serie de vacilaciones

  • 8 Amlcar Figueroa Salazar

    polticas que forman parte de eso que, segn Lenin, diferencia a los revolucionarios de los reformistas: reconocer la existencia de la lucha de clases. Los ejemplos abundan. En realidad, la pugna entre posiciones revolucionarias y propuestas reformistas siempre ha estado presente en el proceso bolivariano, fenmeno poco ad-vertido debido a que sucumbe frente al tremendo liderazgo del comandante Chvez.

    La confrontacin haba dejado como primer saldo positivo que el proceso se depurara de Miquilena y de buena parte del miqui-lenismo, pero dej otro no menos importante: que se pusiera a la orden del da el reclamo de saldar la tremenda deuda social que haban dejado los gobiernos de la democracia burguesa en Venezuela, lo que constituye un catalizador de los cambios que empiezan a modificar la estructura econmica y social del pas.

    La lucha contra la exclusin social pas a ser la primera tarea del Gobierno Revolucionario.

    La revolucin social emprendi su camino heterodoxo. El Proyecto Barrio Adentro, destinado a llevar la atencin mdica a los barrios pobres de Caracas, se convirti en la Misin Barrio Adentro y se extendi a escala nacional. Le sigui la creacin de las numerosas misiones que batallan por la redencin social y, an ms, a partir de la derrota del sabotaje petrolero, que le permi-ti al Gobierno Revolucionario establecer su control efectivo so-bre la empresa PDVSA, se adopt la crucial decisin de transferir parte de la ganancia petrolera al fomento de la economa social. Se abra pues, un momento de bsqueda creadora con el objeti-vo de construir un modelo de sociedad con especificidades nacidas de nuestra propia realidad. En ese momento se hace presente la invalorable solidaridad cubana, con un gran contingente de mdi-cos, educadores, entrenadores deportivos y otros profesionales.

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 9

    El Proyecto Nacional Simn Bolvar

    El ao 2006 fue muy importante en la definicin de hacia dn-de apuntan los cambios en Venezuela. La nocin de socialismo, que histricamente haba tenido en el pas una aceptacin inferior al 10%, fue ampliamente difundida, y pudiera afirmarse que estuvo

    en el centro de la campaa del presidente Chvez. Con esa consig-na, se reeligi con una altsima votacin (62,84%);12 empero, habra que precisar que ese concepto de socialismo dista bastante del so-cialismo clsico, y que constituye, sin dudas, una propuesta in-novadora, con una gran dosis de creacin. Debido a que no existe tesis alguna que exponga, de forma explcita, las lneas centrales del socialismo venezolano para el siglo xxi, podramos concluir que se trata de una propuesta en construccin.

    As las cosas, el documento fundamental ampliamente di-fundido que sirve de gua en la actualidad a la edificacin de

    la Nueva Repblica en la Venezuela Bolivariana es el Proyecto Nacional Simn Bolvar, conocido tambin como Plan de Desarrollo Econmico y Social de la Nacin 2007-2013 o Primer Plan Socialista. En l hay siete componentes o lneas estratgi-cas definidas, a saber: 1) La nueva tica socialista; 2) La suprema

    felicidad social; 3) La democracia protagnica revolucionaria; 4) El modelo productivo socialista; 5) La nueva geopoltica nacional; 6) Venezuela potencia energtica mundial; y 7) La nueva geopol-tica internacional.

    Los logros

    Transcurridos 10 aos de aquel histrico momento cuando el mo-vimiento bolivariano se convierte en gobierno, podemos men-cionar un conjunto de aciertos calificados por su conductor con

    la frase no es poca cosa,13 los cuales habra que sumar a tres

  • 10 Amlcar Figueroa Salazar

    hechos de inestimable importancia, a saber: 1) rescatar la dignidad del quehacer poltico; 2) darle vigencia y pertinencia a la idea de revolucin en Amrica Latina; y 3) reabrir la discusin del tema del socialismo en la regin. En concreto, se ha logrado:

    Apoyados en las grandes reservas de combustibles fsi-les con las que cuenta Venezuela, se viene construyendo un Proyecto Nacional sobre la base de la poltica de Plena Soberana Petrolera, que no solo ha influido en los precios

    de la OPEP, sino que, en el mbito interno, ha aumentado la regala petrolera y, en general, la carga impositiva para la explotacin y comercializacin de dichos recursos, lo que redunda en un aumento exponencial del ingreso nacional.

    El compromiso del Estado Bolivariano de saldar la inmen-sa deuda social acumulada durante siglo y medio de vida republicana, en especial durante la segunda mitad del si-glo xx, reclam de ste la implementacin de un audaz pro-grama de misiones que ha cosechado resultados significati-vos. Adems de las Misiones Educativas14 y de las Misiones de Salud,15 se desarrollan misiones que tienen que ver con devolverle la vista a miles de ciudadanos (Misin Milagro) y otras para rescatar a aquellos que se encuentran en la indigencia (como las Casas de la Alimentacin y Negra Hiplita).

    La voluntad poltica de transferir parte del ingreso petrole-ro a la generacin de la economa social se ha traducido en una serie de iniciativas para el desarrollo de una economa que construye su camino con una lgica distinta a la del capi-talismo neoliberal. De ese esfuerzo son parte: las empresas de propiedad social, las empresas familiares, las empresas cooperativas, las empresas autogestionarias, las microem-

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 11

    presas y los fundos zamoranos. La recuperacin de fbricas quebradas por el neoliberalismo y su pase al control obrero es un signo inequvoco del espritu de la Revolucin.

    Los grandes esfuerzos por la transformacin del agro des-plegados por el proceso bolivariano apuntan, en una pers-pectiva estratgica, a la posibilidad de que la economa rentista venezolana se transforme a mediano plazo en una economa productiva. Las grandes empresas de produccin socialista que en esta ltima etapa se desarrollan con apo-yo del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y la Tierra apuntan a generar una agroindustria poderosa.

    Ello es parte de un esfuerzo sostenido de apoyo a la pro-duccin del campo, cuya recuperacin muestra xitos en rubros como arroz, girasol, maz, entre otros. Un balance autocrtico arroja que los esfuerzos iniciales, basados en la cooperativizacin de la propiedad (fundos zamoranos), no mostraron los mismos resultados.

    A fin de potenciar las posibilidades naturales para el de-sarrollo del agro (poseemos gran cantidad de hectreas de tierras sper frtiles, recursos hdricos abundantes, energa y recursos financieros) y de avanzar en la nueva geopoltica

    interna mediante nuevos ejes de poblamiento y crecimien-to econmico, el Estado Bolivariano ha efectuado un gran esfuerzo por desarrollar la infraestructura vial del pas. Amn de las grandes autopistas que se han concluido y de la cantidad de carreteras repavimentadas, existe un plan ferroviario16 que avanza sostenidamente y que permitir en el futuro abaratar las comunicaciones y el transporte de los productos del campo venezolano y los bienes manufac-turados.

  • 12 Amlcar Figueroa Salazar

    La idea del poder popular a pesar de las resistencias

    empieza a materializarse en no pocos espacios de la vida nacional. Ello se facilita con los niveles de politizacin que alcanz el pueblo en esta poca de cambios profundos. Expresiones de este Poder Popular son: los consejos locales de planificacin pblica, los consejos comunales, las mesas

    tcnicas y los gobiernos parroquiales.

    Hoy est en marcha un vasto plan para desterrar la idea de

    que la cultura es solo el privilegio de una lite. En un pas donde la labor editorial era una especie de quijotada, ahora se registran cifras en extremo halagadoras. En efecto, por medio del Ministerio del Poder Popular para la Cultura se han publicado cerca de tres mil ttulos, lo que redunda en millones de ejemplares que circulan de forma gratuita en-tre nuestra poblacin. Este es uno de los componentes de la Misin Cultura, cuyo objetivo claro es elevar el nivel cultu-ral de la poblacin en su conjunto.

    Venezuela desarrolla una poltica exterior compleja, audaz e

    independiente, cuyos ejes son el apoyo a la multipolaridad y al proceso de unidad latinoamericana. De tales premisas surgen esfuerzos como adelantar la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica (ALBA) y profundi-zar relaciones con pases como China, que contribuyan a ponerle fin a ms de un siglo de poltica exterior atada in-disolublemente a las polticas hegemnicas de los Estados Unidos de Norteamrica.

    El triunfo de la Enmienda Constitucional, el 15 de febrero de 2009, abre posibilidades ciertas de continuidad al pro-ceso que lidera Hugo Chvez, pero sin dudas estamos ante grandes reclamos de construccin en lo terico, en lo poltico

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 13

    y en lo social para consolidar y potenciar las conquistas de nuestro pueblo en estos 10 aos de transformaciones.

    Las Comunas y el Estado Comunal

    La Comuna es una unidad que supone una dimensin territorial. Su conformacin obedece a unos parme-tros concertados entre varios Consejos Comunales que organizados y luego de un estudio territorial, deciden conformarse en Comuna.17

    El 7 de diciembre de 2008, en su discurso en la Academia Militar de Venezuela y ante gobernadores y alcaldes recin electos, la Direccin Nacional del PSUV y todos los equipos de direccin re-gional, el presidente Chvez anunci: hemos entrado en la terce-ra etapa de la Revolucin, la etapa de formacin de las Comunas y del Estado Comunal.18

    Cierto es que, tal como seala el documento presentado para el estudio del PSUV, no se pretende crear comunas por decre-tos; su puesta en marcha supone edificarlas sobre la base de

    un slido desarrollo de los consejos comunales. Se impone en-tonces una revisin a fondo de cul es la situacin exacta de la construccin, vida y funcionamiento de dichos consejos. Y a este problema debemos agregar dos asuntos a tener en consideracin: 1) Cmo combinar el autogobierno de las comunidades con los

    grandes planes centralizados que contempla la puesta en marcha el Proyecto Nacional Simn Bolvar? 2) el actual estado de la eco-noma social: ha generado las condiciones para la implantacin

    del socialismo?En tal sentido, la historia de las revoluciones sociales es rica en

    ejemplos sobre la necesidad de fundir la voluntad poltica con las condiciones objetivas para el salto de una etapa a otra en la vida de las sociedades. Existe una especie de pre-requisito para que los

  • 14 Amlcar Figueroa Salazar

    avances cualitativos tengan visos de irreversibilidad y cuando ha-cemos esta reflexin no estamos pensando en un etapismo vulgar.

    Limitaciones, carencias y desafos

    Ms all de que se est impulsando la formacin de un importante nmero de comunas, algunas de ellas con xito, tal proceso tiene una serie de trabas y problemas que es preciso y posible resolver para marchar con xito en su implementacin y consolidacin en el Estado Comunal y del Socialismo en Venezuela. Los ms signi-ficativos de esos problemas son:

    El Movimiento V Repblica nunca tom en serio la tarea de

    construir los consejos comunales, no solo por haber nacido y, en buena medida, estar concebido como un aparato elec-toral esfera en que se desempe con mucha eficiencia, por

    cierto, sino porque nunca tuvo entre sus preocupaciones establecer una correcta lnea de trabajo social. De esta for-ma, la construccin de los consejos comunales se desarro-ll como una poltica de Estado, organizada y dirigida por instituciones del Estado, a la cual, a decir verdad, el partido aport muy poco.

    Debemos ser realistas. La situacin de los consejos comuna-les no es la idnea para ser el soporte del Estado Comunal. Si tomsemos como ejemplo el Distrito Capital, donde de acuerdo al despliegue territorial y otras consideraciones de-bieron constituirse alrededor de 2 500 de dichos consejos, al momento cuando esto se escribe, solo se encuentran debida-mente formados 857 y en proceso 156. Si a ello le sumamos que la oposicin poltica (en especial Accin Democrtica y Primero Justicia) se traz una clara lnea de penetracin de estas estructuras y que al habrseles conferido funciones

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 15

    administrativas, se formaron muchos consejos comunales con el nico propsito de administrar los recursos que el Estado transferira a la comunidad, podemos concluir que resta todava un fuerte trabajo de revisin y reeducacin para arribar a poblar el mapa de la capital de verdaderos consejos comunales.

    Sigue siendo la propiedad privada de los medios de produc-cin a pesar del esfuerzo del Estado de fomentar la eco-noma social, la predominante en nuestra sociedad. Por eso la batalla por el fomento de la conciencia social es en ex-tremo difcil; tengamos en cuenta, tal como apunta Antonio Aponte en Un Grano de Maz del 23 de febrero de 2006, que: Para una Revolucin Socialista es vital sustituir la concien-cia egosta, propia del capitalismo, por la Conciencia Social propia del Socialismo. Para eso es necesario que la forma HEGEMNICA de propiedad sea la Propiedad Social de los medios de produccin.

    Al haberse destinado buena parte de la transferencia de

    recursos (democratizacin de los recursos) al fomento de la pequea propiedad privada, y a la propiedad privada cooperativizada, tal vez sin proponrnoslo, se ha operado un proceso de crecimiento de la pequea burguesa de por s numerosa en nuestra sociedad, con la consiguiente presencia de sus valores culturales: el consumismo, el indi-vidualismo, el egosmo y otros.

    Tambin se han venido formando nuevos grupos econ-micos en el pas, algunos de ellos a la sombra misma del proceso bolivariano. La presencia de estos factores en el aparato estatal es un obstculo real para el avance de la re-volucin social, y ello debe ser objeto de un atento estudio.

  • 16 Amlcar Figueroa Salazar

    El haber arribado al gobierno por va pacfica, mantenido

    el Estado de derecho y el apego a la Constitucin, ha sido una limitante para salir del viejo aparato estatal burocrti-co. Estamos ante la necesidad inaplazable de construir una institucionalidad para la transformacin social. Debemos convencernos de que no podremos construir el socialismo sobre la vieja institucionalidad.

    La penosa situacin del movimiento obrero le impide ob-jetivamente asumir algn papel de relevancia en la lucha para que la cultura del trabajo supere la cultura de la socie-dad rentista.

    El problema del peso de lo meditico en la poltica y la cul-tura del mundo del siglo xxi, y la realidad incontrastable de poseer nuestro adversario histrico una poderossima ma-quinaria meditica dentro y fuera del pas, conlleva gran-des dificultades para que arribemos a la hegemona cultu-ral. Por el contrario, los grandes esfuerzos en curso chocan con el peso de la tradicin y con un bombardeo transcultu-rizador que compromete la conciencia de amplios sectores. La batalla por la conquista de la conciencia es la lucha ms tenaz que tiene la revolucin por delante.

    La Revolucin Bolivariana accedi al gobierno sin la exis-tencia de un partido revolucionario strictu sensu presente en el escenario poltico venezolano. Ella ha transitado un importantsimo camino de reformas profundas y cambios que apuntan en sentido revolucionario a la construccin de una sociedad superior. Ahora bien, cuando las circuns-tancias histricas empujan a la edificacin del socialismo,

    surge como una necesidad inaplazable la formacin de un instrumento capaz de liderar una tarea de tal magnitud.

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 17

    En ese contexto, el 15 de diciembre de 2006, Hugo Chvez, luego del mayor de nuestros triunfos electorales, consider llegado el momento de formar un gran Partido Socialista Unificado de Venezuela en el que convergieran todas las

    mujeres y los hombres que suscriben el proceso. No obs-tante, si hoy hicisemos un balance, podramos afirmar que

    el PSUV al igual que el Movimiento V Repblica no es cosa distinta a un gigantesco aparato electoral y de movili-zacin poltica. An hoy, no ha logrado contribuir significa-tivamente a potenciar la voluntad colectiva para el cambio, poco ha incidido en la elaboracin de las tesis polticas que deben guiar el proceso y tampoco ha asumido activamen-te la tarea de educacin poltica de toda la poblacin, a fin de que demos con xito el salto a la sociedad poscapitalista.

    Al haberse conformado bsicamente desde el aparato estatal, el partido no se ha visto forzado a desarrollar una lnea de trabajo social que le permita nutrirse del pueblo trabajador, extraer sus cuadros del seno mismo de la pobre-ca urgida del cambio histrico y prepararse para todas las tareas que implica una revolucin socialista. La pervivencia del reformismo, el oportunismo, el grupalismo, el burocra-tismo, el amiguismo y el nepotismo, sumado al electoralis-mo, configuran un cuadro peligroso para su desenvolvi-miento futuro. La existencia, adems, de concepciones que en el fondo no visualizan la importancia del partido polti-co revolucionario, y que, en su defecto se pueden conformar otro tipo de aparatos es, tal vez, la traba ms seria para su desarrollo. Dar la batalla en el campo de las ideas, tambin al interior del partido, es una tarea de primer orden para los revolu-cionarios.

  • 18 Amlcar Figueroa Salazar

    Asumimos la decisin de sealar esta serie de limitaciones, caren-cias y desafos con las cuales tropieza hoy el rumbo al socialismo en Venezuela, porque estamos convencidos de que sin crtica no hay pensamiento revolucionario y solo desnudando la realidad tal cual es, podremos encontrar los correctivos para avanzar.

    Una correcta caracterizacin

    Debemos entonces admitir que un estudio atento, desprejuiciado, una radiografa de la estructura econmico-social del pas en la actualidad, nos llevara a concluir que la implantacin del Estado Comunal es an un proceso en ciernes, de largo aliento, y que, por ahora, estamos en presencia de un sistema mltiple de propiedad, cuya caracterizacin ms prxima sera de trnsito al socialismo,19 y donde, adems, el proceso de cambios ser sometido en el futu-ro inmediato, a las pruebas ms decisivas a que se haya enfren-tado hasta el presente, ello en gran medida determinado, tanto por la incidencia de las grandes contradicciones generadas por la crisis mundial del capitalismo, como por problemas inherentes a su propio desarrollo.

    El proceso venezolano y la revolucin continental

    El otro tema que cruza transversalmente la histrica discusin entre reforma o revolucin tiene que ver con: es posible o no la

    revolucin en un solo pas? Al respecto debemos sealar que, sin ningn gnero de dudas, la Revolucin Bolivariana rescat la per-tinencia de la revolucin en Amrica Latina. Fue y sigue siendo el reencontrarse con la esperanza para los oprimidos y ofendidos de este continente.

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 19

    Ahora bien, ese despertar de la conciencia latinoamericana enfrentara su primer desafo al chocar con una propuesta que, desde la mal llamada Cumbre de las Amricas (Miami, 1994), ve-na impulsando la potencia hegemnica en la regin. Conocida como rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA), era el plan mediante el cual los Estados Unidos, desde su arrogancia impe-rialista, aspiraban a convertir el hemisferio, a ms tardar para el ao 2005, en una gigantesca rea de libre comercio con lo cual asegurara, para ellos, un mercado de alrededor de 500 millones de personas. Suponan que nuestros pases, al igual que en el pa-sado reciente, se someteran a sus designios, pero una serie de resistencias se fueron manifestando contra un acuerdo que signi-ficaba relaciones comerciales desiguales e injustas.

    Pronto surgira el ALBA desde una perspectiva radicalmente distinta, iniciativa que, en un brevsimo lapso de tiempo, menos de cinco aos, tiene una serie de realizaciones que han contribuido a acercar sensiblemente aquel viejo sueo del Libertador de que se uniesen las voluntades de este lado del mundo para buscar cami-nos propios en la escena universal.

    Se trata de propuestas prcticas, posibles de alcanzar, que no implican transformaciones en la estructura econmico-social del continente, pero que estn llamadas a reducir una inmensa deuda social producida por el sistema de explotacin y saqueo que nos ha dominado, y cuyos efectos padece la mayora de nuestra po-blacin. En sntesis, el ALBA es: una propuesta para construir consensos para repensar los acuerdos de integracin en funcin de alcanzar un desarrollo endgeno nacional y regional que erra-dique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y asegure una creciente calidad de vida para los pueblos. La propuesta del ALBA se suma al despertar de la conciencia que se expresa en la emer-gencia de un nuevo liderazgo poltico, econmico, social y militar en Amrica Latina y El Caribe.20

  • 20 Amlcar Figueroa Salazar

    Pero Amrica Latina sigue siendo un rea en disputa. Los Estados Unidos no renunciarn tan fcilmente, mxime en estos momentos de tantas dificultades para ellos, a seguir mantenien-do su hegemona sobre la regin y en gran medida sigue siendo la mejor posibilidad para que el imperialismo del norte se reaco-mode. Esa es una de las tareas de Barack Obama. Pero, a la vez, Amrica Latina est en la mira de los otros polos de desarrollo del capitalismo. Esto lo determina, no solo el tamao de su mercado interno, considerado en su conjunto, sino el hecho importantsi-mo de ser uno de los principales reservorios de energa, agua y biodiversidad, todos tenidos como elementos estratgicos en las actuales condiciones del planeta. Por ello, las iniciativas que en ese sentido adelanta la Unin Europea, cuestin que hemos carac-terizado en otras oportunidades en la forma siguiente:

    Los Tratados de Asociacin Estratgica entre Europa y Am-rica Latina son parte de una poltica recolonizadora que hoy exhibe sus primeros pasos y frente a los cuales pareciera an-duvisemos un tanto desprevenidos. Cabra ac una primera pregunta: en qu se diferencian los Tratados de Libre Comer-cio que nos han querido imponer los estadounidenses con los llamados Tratados de Asociacin Estratgica con la Europa?21

    De tal forma, la lucha por la unidad de Amrica Latina est cru-zada por varias dificultades y contradicciones y aqu queremos

    introducir otro problema: podr desarrollarse, en las actuales

    circunstancias del capitalismo mundial, una lucha por la unin de nuestros pueblos separada de la lucha por el socialismo? O dicho de otro modo, hasta dnde los esfuerzos unitarios no se vern

    entorpecidos por los distintos modelos de desarrollo que asuman estas sociedades? Esta no es una discusin subalterna, mucho menos si tomamos en cuenta la ola de cambios polticos que se han producido en este continente durante los ltimos 10 aos. Las

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 21

    rutas son distintas, al lado de regmenes tremendamente reaccio-narios (como los de Colombia y Per) se produce una serie de cambios polticos progresistas: unos se encaminan por la refor-ma y otros por la revolucin. Esto se encuentra dialcticamente relacionado con el grado de desarrollo de la lucha social y la con-ciencia social en cada uno de nuestros pases donde, por cierto, debemos advertir que los triunfos electorales no necesariamente se corresponden con un mayor grado de desarrollo de los movi-mientos sociales, de la lucha social, de la conciencia social. Brasil es un ejemplo claro de ello: el movimiento obrero, el Movimiento Sin Tierra sufrieron un frenazo ante la expectativa reformista.

    Otros problemas, no menos importantes, estaran referidos a que no habr unidad verdadera de Amrica del Sur con el Plan Colombia atravesado en el corazn de los Andes, ni con el paula-tino poblamiento de bases militares imperialistas de que somos vctimas.22

    En Amrica Latina, pues, al lado de las tareas de unidad conti-nental, estn planteadas para los revolucionarios tareas de carc-ter socialista y su ejecucin no debe recaer solo sobre los Estados donde se gestan procesos populares. Son tareas fundamentalmen-te para los partidos y movimientos revolucionarios en lucha. La pertinencia de la creacin de un movimiento continental bolivariano se hace evidente.

    Crisis y propuesta poscapitalista

    Hoy todos coincidimos en que estamos ante una crisis profunda de la economa mundial (reformistas, revolucionarios e incluso la vocera de las clases dominantes), pero obviamente donde no hay acuerdo es en la caracterizacin de la crisis, en la lectura que se hace de la naturaleza de la crisis. Burgueses y reformistas se aprestan a buscar soluciones para salvar el sistema de explotacin

  • 22 Amlcar Figueroa Salazar

    capitalista; por eso vimos entre otras (os) a Michelle Bachelet cla-mando por ms dinero para el Fondo Monetario Internacional. No entienden o no quieren entender, que se trata de una crisis es-tructural del sistema capitalista y que desde Amrica Latina hay condiciones para buscar alternativas que se aparten de la lgica perversa del capital.

    Frente a una crisis de la magnitud de la actual poco podr hacer Barack Obama, quien por simptico que parezca, est ali-neado con quienes han provocado el desastre. Un total de 5 mi-llones y tantos nuevos desempleados solo en los Estados Unidos, 4,6 en Espaa, un milln en Colombia, son ejemplo de la catstrofe social generada por un sistema que ha agotado su capacidad de expansin.

    Para nosotros, de lo que se trata hoy, no es de salvar al capita-lismo. Los grandes problemas de la humanidad en el presente no se resolvern bajo la ptica de los acuerdos tomados por el Grupo de los 20 en Londres, el jueves 2 de abril de 2008, porque como bien seala Itsvn Mszros,

    los intentos recientes de contrarrestar los sntomas de la crisis que se intensifican mediante la nacionalizacin cnicamente

    camuflada de las magnitudes astronmicas de la bancarrota

    capitalista, gracias a recursos del estado an por inventar, no hacen ms que realzar las determinaciones causales antag-nicas hondamente arraigadas de la destructividad del sistema del capital. Porque lo que est fundamentalmente en juego hoy no es simplemente una crisis financiera masiva, sino la poten-cial autodestruccin de la humanidad en esta coyuntura del desarrollo histrico, tanto militarmente como mediante la des-truccin de la naturaleza en marcha.

    A pesar de la manipulacin concertada de las tasas de in-ters y las recientes Cumbres inoperantes de los pases capita-listas dominantes, nada perdurable se ha logrado sirviendo

  • Reforma o revolucin en Amrica Latina? El proceso venezolano 23

    gigantescas porciones de dinero en el agujero sin fondo del mercado financiero global desplomado.23

    En estas circunstancias, en Venezuela, el presidente Chvez sea-l, en forma categrica, en el discurso donde anunciaba las medi-das anticrisis (21 de marzo de 2009): aqu lleg una Revolucin y nosotros nos empezamos a desenganchar del tren de la muerte que es el capitalismo mundial, y, poco antes, frente a miles de compatriotas congregados frente al Balcn del Pueblo, momen-tos despus de conocerse los resultados del referendo aproba-torio para la Enmienda Constitucional (15 de febrero de 2009), haba apuntado en ese mismo sentido: solo por el camino de la Revolucin tendremos Patria y tendremos victoria para siempre, revolucin socialista, democracia revolucionaria, democracia socialista, socialismo democrtico. No debe caber duda, enton-ces, de que el discurso del comandante Chvez, a diferencia de propuestas reformistas, plantea sin ningn gnero de ambige-dades que vayamos a la revolucin socialista. Ahora bien, en qu punto nos encontramos para transitar ese camino? La sociedad venezolana, a diferencia de otras sociedades donde se han vivido experiencias socialistas, posee una gran masa de riqueza propie-dad del Estado que bien puede socializar y, apoyndose en ella, crear la base material para la construccin del modelo poscapita-lista. El problema sigue siendo que la acumulacin de esa riqueza ha sido producto del modelo rentista y ella trae aparejada una he-rencia cultural que conspira contra el socialismo; surge entonces, como una condicin sine qua non la necesidad de desarrollar una economa productiva socializada.

    Para ello se necesita, adems, superar lo que en lneas anterio-res hemos denominado limitaciones, carencias y desafos. Por lo dems, a pesar de que el Gobierno Revolucionario adopt a tiem-po una serie de medidas que nos permiten que la crisis no tenga

  • 24 Amlcar Figueroa Salazar

    los efectos devastadores de otros pases y, particularmente, que su peso no recaiga sobre el pueblo trabajador que no la ha generado, debemos entender que la crisis no tiene un origen en causas end-genas de la sociedad venezolana, pero que sus efectos tambin nos golpearn severamente. La reduccin drstica del ingreso petrole-ro as lo determina. Histricamente, crisis como sta han dejado abiertas posibilidades de avance a las revoluciones sociales; pero tambin el sistema de dominacin ha mostrado hasta la saciedad su capacidad de recomponerse, o lo que es an peor, cuando no se han resuelto en sentido revolucionario, han sobrevenido tremen-das contraofensivas reaccionarias. El surgimiento del fascismo en Europa fue un ejemplo claro de ello. De ah la sabidura con que los movimientos revolucionarios deben manejarse en situaciones como las que hoy vivimos.

    As las cosas, debemos tener presente que, seguramente, tam-bin entre nosotros, surgirn posiciones que acariciarn la idea de que es preferible pactar con la burguesa en medio de una crisis de la magnitud de la actual y, siendo sta una oportunidad ex-cepcional para poner sobre el debate la propuesta poscapitalista, con certeza, la histrica polmica reforma o revolucin se har de nuevo presente en las circunstancias de hoy.

    La historia no se detiene.

  • Referencias

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    rodrguez a, a.: Servir al pueblo. El desafo Socialista (segunda edi-cin), Plan de Publicaciones no. 5, Ediciones MIBAM, CONIBA, CVG, e INGEOMIN, Caracas, 2007.

    ____________: El proceso de privatizacin petrolera. S/F y S/D.

    rodrguez a, a., mller r., a.: El socialismo venezolano y el parti-do que lo impulsar. Ideas para el dilogo y el debate, PSUV, Edicio-nes Barrio Alerta, Caracas, 2008.

  • Notas

    1. Han querido mis amigos Germn Rodas y Roberto Regalado que yo par-ticipe con unas notas, pensadas a partir de la experiencia venezolana, en una obra cuyo tema es el desenvolvimiento de la ancestral polmica del movimiento popular entre los cambios desarrollados bajo el signo de la reforma y, en contrapartida, los cambios de naturaleza revolucionaria, y sobre su expresin en las polticas hoy en puja en Nuestra Amrica. Tras aceptar el reto, en este ensayo sometemos a debate algunas ideas en construccin.

    2. Este tema ha sido trabajado por Al Rodrguez Araque y Alberto Mller Rojas. Vase a Al Rodrguez Araque: Servir al pueblo. El desa-fo Socialista, (segunda edicin), Plan de Publicaciones no. 5, Ediciones MIBAM, CONIBA, CVG e INGEOMIN, Caracas, 2007. Vase tambin a Al Rodrguez Araque: El proceso de privatizacin petrolera, s/f y s/d; y a Al Rodrguez Araque y Alberto Mller Rojas: El socialismo venezolano y el partido que lo impulsar. Ideas para el dilogo y el debate, Partido Socialista Unido de Venezuela, Ediciones Barrio Alerta, Caracas, 2008.

    3. No existe un estudio serio de la estructura morfolgica de las clases so-ciales en Venezuela en tiempos de la Revolucin Bolivariana. Con ante-rioridad a este perodo histrico, se haban producido trabajos relevantes sobre el tema, entre los que figuran: La Formacin de Las Clases Sociales en Venezuela, de Salvador de la Plaza (1964); Las Clases Sociales y el Estado en Venezuela, de Sergio Aranda (1972); y La Aristocracia del Dinero en Venezuela Actual (1945-1985), de Federico Brito Figueroa. Tambin hay elementos para el estudio de este tema en la revista Fuego 4 y 5. Los es-tudios ms antiguos sobre esta problemtica son los de Carlos Irazbal, Venezuela Esclava y Feudal y Hacia la Democracia.

    Conocer la actual estructura de clases de la sociedad venezolana es cuestin de primer orden para quienes tenemos planteada la profundiza-cin de la revolucin en curso. Qu cambios se han producido en dicha estructura en estos diez aos de proceso bolivariano? Solo despejando este problema podramos dar respuesta a eso que la sociologa polti-ca llama el sujeto histrico para el cambio. En efecto, hasta el presen-te, como es bien conocido, la Revolucin Bolivariana descansa sobre la alianza cvico-militar, pero, podr realizar el trnsito al socialismo sin una caracterizacin de la naturaleza de las transformaciones que se han

  • 28 Notas

    operado en el aparato productivo del pas y de los consiguientes cambios en la estructura social? Pensamos que no, que nos arriesgamos a avanzar a ciegas, si nuestro partido no inicia una investigacin a fondo destinada a superar las carencias que en materia de conocimiento tenemos en estos temas.

    4. A esta descripcin somera de las caractersticas del proletariado y las capas medias criollas habra que aadir que la misma deformacin del capitalismo venezolano increment en los 40 aos transcurridos entre 1958 y 1998 democracia representativa (burguesa) un lumpen prole-tariado, el cual pas a ser un sector social numeroso, ubicado principal-mente alrededor de las grandes ciudades. El proceso bolivariano libra una seria lucha contra la exclusin social con el propsito de modificar esta situacin. A la vez, durante aquellos mismos 40 aos, se fue forman-do una relativamente numerosa lumpen-burguesa, cuya acumulacin originaria podramos calificar, parafraseando a Federico Brito Figueroa, como acumulacin delictiva de capitales. Ha surgido esta fraccin burguesa de varias vertientes, entre las que sobresalen el narcotrfico y el saqueo de las finanzas pblicas.

    5. Las tres races que representan los fundamentos ideolgicos de la Revolucin Bolivariana son: 1) la raz robinsoniana, que rescata elemen-tos del pensamiento de Simn Rodrguez, maestro de Simn Bolvar, quien concibi una propuesta societal para las nuevas repblicas de Indoamrica; 2) la raz bolivariana, que toma el ncleo central de las ideas del Libertador (Independencia, Soberana, Redencin Social y Unidad Continental); 3) la raz zamorana, smbolo de las luchas del campesinado venezolano en tiempos de Ezequiel Zamora, cuyo lema fue: Tierras y hombres libres!

    6. El comandante Hugo Chvez, lder del proceso bolivariano ha dicho que una revolucin tiene que ser algo muy prctico, que uno de los errores en los que cayeron muchos intentos revolucionarios, en los siglos que han pasado, es que se quedaron muchas veces en lo terico, es decir, que ha-ba en ellos mucha elaboracin terica pero poca prctica. Aade que se requiere un gran esfuerzo dialctico de teora y praxis, y que es la praxis definitivamente la que hace o no hace una revolucin, que es la praxis transformadora la que cambia una realidad, la que torna una situacin en otra. Dando por cierta esta afirmacin, habra que precisar que, en el caso venezolano, ms bien la izquierda realiz poca elaboracin te-rica basada en el estudio de nuestra realidad, y que adems en nuestro pueblo ha existido un cierto desprecio histrico por la teora y poco inte-rs por el estudio y la investigacin cientfica para apoyar las decisiones polticas, lo cual ha devenido una especie de culto al pragmatismo, al espontaneismo y a la improvisacin. Esta caracterstica ha sido comn a los partidos polticos del siglo XIX tal como lo describe Gil Fortoul en

  • Notas 29

    su tesis doctoral y a los del siglo XX. Su superacin sigue siendo una necesidad en el siglo XXI.

    7. Veamos como describe Roberto Regalado el camino de la reforma social progresista: La reforma social progresista en poltica es una estrategia que procura la transformacin de uno u otro aspecto del orden social imperante, o de ese orden en su totalidad, sin destruir o revolucionar sus fundamentos, ni atentar contra las relaciones de poder existentes. En el caso del movimiento obrero y socialista, el reformismo se expresa como negacin de la lucha de clases y la revolucin social, a favor de la colaboracin entre las clases en aras de convertir el capitalismo en una sociedad de bienestar y justicia social. Roberto Regalado: Historia del debate Reforma o Revolucin?, Ocean Sur, Mxico D. F., 2009.

    8. Rosa Luxemburgo: Introduccin a Reforma social o Revolucin?, Obras Escogidas, t. 1, Editorial Pluma, 1976, pp. 102-103.

    9. Se designa con el nombre de IV Repblica al perodo de la historia pol-tica venezolana que abarca desde el fin de la Gran Colombia iniciativa grannacional creada por el Libertador Simn Bolvar hasta 1998, ao en que Hugo Chvez fue electo presidente de Venezuela, y que consti-tuye el punto de partida del actual proceso poltico que se desarrolla en ese pas.

    10. El Decreto 1 011, que establece la supervisin integral de todos los plan-teles educacionales venezolanos (pblicos y privados), desat la protes-ta de los dueos de centros de enseanza privados, muchos de ellos de carcter religioso, que durante los ltimos tiempos de la Vieja Repblica haban desplazado en gran medida la educacin pblica.

    11. De todas las leyes habilitantes, fue La ley de Tierras una de las que ms provoc la reaccin oposicionista de la oligarqua terrateniente, ya que ella supona la necesidad de mantener productivas aquellas extensiones superiores a 5 000 hectreas de terreno, a riesgo de ser intervenidas por el Estado en caso de permanecer incultas. Tambin la Ley de Pesca y Recursos Acuferos fue un duro golpe para los sectores burgueses.

    12. La contundente victoria del presidente Chvez en las elecciones de di-ciembre de 2006, mediante la cual la Revolucin Bolivariana garantizaba su continuidad, por la va electoral, durante seis aos (2007-2013), supuso plantearse dos retos: 1) reformar la Constitucin de 1999, para desbrozar-la del articulado que la ata al senil carro del capitalismo; y 2) construir el instrumento poltico que vertebrase la construccin del modelo poscapi-talista. Esa reforma constitucional fue derrotada y, hasta el momento de escribir este ensayo, no conocemos que exista documento alguno que de cuenta las causas de esa derrota, que haga un anlisis autocrtico de por qu, de 7 millones de votos obtenidos en diciembre de 2006, descendimos en cerca de 3 millones, cada que condujo a la prdida de ese referndum.

  • 30 Notas

    Para muchos, fue la primera derrota electoral sufrida por el proceso boli-variano; olvidan, por ejemplo, que ya habamos sido derrotados cuando intentamos desplazar al sindicalismo amarillo mediante un referndum anterior. Por otra parte, ese resultado expres el descuido, de una par-te de la burocracia estatal, en la aplicacin de las polticas sociales de la Revolucin, hecho que redund en la desmovilizacin de una buena porcin del pueblo trabajador. Pretender que se debe priorizar solo el ofrecimiento de ms prebendas y beneficios para la pequea burguesa, es parte del pensamiento reformista que se recrea y mimetiza al interior del proceso.

    13. Hugo Chvez: Informe Anual, 11 de enero de 2008.14. Las misiones educativas Robinson I y Robinson II, la Misin Ribas,

    y las misiones Che Guevara y Vuelvan Caras Jvenes, graduaron has-ta diciembre de 2008, a 3 430 999 personas de diferentes edades. La Misin Robinson I ha graduado a ms de 1,6 millones de mujeres y hombres, los cuales lograron aprender a leer y escribir. Con ello, a fi-nales del ao 2005, la UNESCO reconoci los esfuerzos del gobierno de Venezuela para erradicar el analfabetismo. En las misiones educati-vas, actualmente estn estudiando 1 433 807 personas. En 1998, haba 668 109 alumnos/as matriculados en educacin superior. Desde la lle-gada del Gobierno Bolivariano, esta cifra se increment, para el ao 2007, a 2 135 146 alumnos/as. Hugo Chvez: Memoria y Cuenta 2008.

    15. Las misiones de salud arrojan los siguientes resultados: 106 000 vidas ha salvado Barrio Adentro, acorde con la visin humanista de la salud en Venezuela. Se han realizado ms de 328 millones de consultas en los m-dulos de atencin primaria y centros especializados. En 1999 se registr una tasa de mortalidad infantil de 19 por cada mil nacidos vivos, la cual se redujo en 2007 a 13,7 por cada mil nacidos vivos. Esta reduccin es el resultado de la profundizacin de la lactancia materna, el abastecimien-to alimentario y en general de la disminucin de la pobreza. Todo ello re-forzado por la Misin Barrio Adentro. El nmero de personas atendidas con terapias antirretroviral en el pas ascendi de 1 059 en 1999 a 25 657 en 2008. Hasta este ltimo ao, se haba creado un total de 11 200 Comits de Salud. El incremento de las consultas de la Misin Barrio Adentro I, ha sido constante desde su creacin y puesta en marcha. Para el ao 2003, hubo 9,1 millones de consultas, para el mes de diciembre de 2008, las con-sultas acumuladas han llegado a 328,4 millones [] El nmero de casos de emergencia atendidos en los Centros de Diagnstico Integral (CDI), ascienden para septiembre de 2008, a 23 270 171. Las actividades desarro-lladas en los CDI, ha permitido salvar 587 024 vidas, realizar 209 017 655 exmenes especializados, y atender 10 978 979 casos por va de consulta externa. En las Salas de Rehabilitacin Integral (SRI), se han realizado 4 988 759 consultas, aplicndose ms de 197 millones de tratamientos,

  • Notas 31

    incorporando medicina natural y tradicional en 8 983 723 de casos. En 23 Centros de Alta Tecnologa (CAT), se han realizado 9 965 487 exmenes de alta complejidad mdica. Tipos de Centros Construidos: Consultorios Populares: 6 462, Centros de Diagnstico Integral (CDI): 464, Salas de Rehabilitacin Integral (SRI): 542, Centros de Alta Tecnologa (CAT) 23. Para un total de 7491 centros. Hugo Chvez: Memoria y Cuenta 2008.

    16. Con anterioridad Venezuela conoci de dos planes ferroviarios. El pri-mero en el siglo XIX, con Guzmn Blanco, que alcanz a desarrollar un tramo que una los Andes al lago de Maracaibo y otro que comunicaba a Caracas al Puerto de la Guaira. Ese plan se paralizara con la salida de Guzmn del poder. Luego vendra la omnipresente cultura del automvil impuesta por el imperialismo norteamericano. El otro plan ferroviario, el del siglo XX lo concibi Prez Jimnez y dej concluido el tramo Puerto Cabello-Barquisimeto. Se trunca este plan al caer la dictadura militar.

    17. Hugo Chvez: tesis presentada para consideracin del Taller de Formacin el 7 de diciembre de 2008.

    18. En el trabajo La Revolucin Bolivariana: una creacin heroica que presentamos ante el Foro Social de Quebec (agosto de 2007) habamos sealado que: tal vez la cercana de los acontecimientos no le ha per-mitido a los estudiosos, hasta la fecha, establecer una periodizacin de la Revolucin Bolivariana. Hoy, la situacin es diferente; el propio Cte. Chvez ha propuesto dividir el proceso poltico actual en tres etapas, a saber: 1) la que se inicia con el estallido social (27/2/1989) y rebelin militar (4/2/1992) hasta el 2 de febrero de 1999, cuando asume el gobier-no bolivariano; 2) desde ese momento hasta ahora; y 3) la que se inicia en diciembre de 2008, etapa de las Comunas y el Estado Comunal. Esta periodizacin no discrimina momentos distintos en la etapa de nuestro gobierno; sin embargo, nos atrevemos a decir que hubo un momento de revolucin poltica y otro posterior al golpe de Estado, cuando se inicia la revolucin propiamente, Con otras palabras, est claro que se pueden ubicar dos momentos distintos en lo que ha transcurrido de proceso: 1) momento de la Constituyente; 2) momento del inicio de los cambios estructurales.

    19. Sobre la complejidad de la transicin, Antonio Aponte seala: Si no comprendemos que la fase de transicin al Socialismo, es una etapa que reclama utilizar bien todo el acervo del pensamiento revolucionario para producir la teora de la transicin y que esta fase de la transicin es ms difcil que la fase de toma del poder, si no recordamos una vez ms que una Revolucin tendr la fuerza y la calidad de las ideas que la sustentan, si no recordamos todo esto y actuamos en consecuencia, estamos desti-nados a ser pasto de la derrota Antonio Aponte: Un Grano de Maz, Caracas, 27 de marzo de 2007.

  • 32 Notas

    20. Tomado de (www.alternativabolivariana.org).21. Amlcar Figueroa: La Expansin del Imperialismo Europeo apunta

    tambin hacia Amrica Latina, Poltica Exterior y Soberana No. 8, Ao III, pp. 73-74.

    22. Vase a Lus Antonio Bigott: Estrategia de los EEUU para Amrica Latina (documentos de Santa Fe y Plan Colombia).

    23. Istvn Mszros: Crisis en desarrollo y la pertinencia de Marx, Oficina de Comunicacin y Relaciones Institucionales, Divisin de Publicaciones, Caracas, 2008, p. 18.

  • OTROS TTuLOS DE OCEAN SuR

    FIDEL CASTROAntologa mnimaFidel CastroEsta antologa, que incluye las reflexiones y discursos ms represen-tativos de Fidel Castro, sin dudas constituye una referencia de incal-culable valor en el contexto de transformaciones polticas y sociales que vive Amrica Latina. La voz del lder cubano ha trascendido las fronteras nacionales para encarnar las ideas ms radicales de la lu-cha revolucionaria mundial.

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  • OTROS TTuLOS DE OCEAN SuR

    LA UNIDAD LATINOMERICANAHugo Chvez Este texto rene los discursos ms representativos del presidente de la Repblica Bolivariana de Venezuela, Hugo Chvez, ante universi-tarios, activistas, diplomticos, trabajadores de Amrica Latina y los Estados Unidos. Como promotor y luchador incansable por la trans-formacin de los pueblos, reconoce en la unidad la clave inobjetable para el progreso continental.

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    VENEzUELA Y CHVEzFidel CastroEste volumen compila las palabras pronunciadas por Fidel en diversos discursos, cartas y actos pblicos dedicados al pueblo venezolano entre 1959 y 2006, donde sobresalen los lazos histricos y de solidaridad existentes entre Cuba y Venezuela. La unidad soada por Bolvar y Mart resulta epicentro de las reflexiones, advertencias y premoniciones del lder cubano presentes en estas pginas.

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    CUbA Y VENEzUELAReflexiones y debates Germn Snchez Escrito por Germn Snchez, embajador de Cuba en Venezuela, este libro analiza la Revolucin cubana y la compara histricamente con el proceso de cambios que acontece hoy en Venezuela gracias a la Revolucin bolivariana. El volumen incluye entrevistas, artculos de prensa y ensayos analticos.

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    INTRODUCCIN AL PENSAMIENTO SOCIALISTAEl socialismo como tica revolucionaria y teora de la rebelin Nstor Kohan El actual movimiento de resistencia global pone de manifiesto la necesidad de comprender y debatir la teora socialista. Este libro ofrece una sntesis de la historia del pensamiento socialista mundial, desde una perspectiva latinoamericana. Incluye textos clave de la obra de Carlos Marx, Che Guevara, Fidel Castro, Rosa Luxemburgo, Jos Carlos Maritegui, Julio Antonio Mella, Flora Tristn, entre otros.

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    HISTORIA DEL DEbATE REFORMA O REVOLUCIN?Roberto Regalado Este texto esboza la trayectoria de las corrientes reformistas y revolucionarias del movimiento obrero y socialista mundial, y las luchas revolucionarias y de liberacin nacional en el Sur. A tres dcadas de su implantacin, el neoliberalismo est tan desacreditado que sus idelogos llegan a disfrazarse de posneoliberales, e incluso de antineoliberales, para seguir cumpliendo su funcin esencial.

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    EL FIN DE LA bIPOLARIDADRoberto Regalado El triunfo de la Revolucin de Octubre y el derrumbe de la Unin So-vitica, resaltan entre los acontecimientos ms trascendentales del siglo xx, porque marcan la apertura y el cierre de una poca histrica de transformaciones revolucionarias, conocida como la era bipolar.

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    LOS GObIERNOS DE IzqUIERDA EN AMRICA LATINARoberto Regalado Ensayo que incita a una serie de interrogantes: En qu contexto se produce la eleccin de los nuevos presidentes de izquierda y pro-gresistas? Qu relacin tienen sus gobiernos con las dos vertientes histricas del movimiento obrero y socialista: la que opt por la re-forma y la que opt por la revolucin? Significan estas victorias que en Amrica Latina impera un sistema democrtico que la izquierda puede aprovechar en beneficio de los sectores populares?

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