reflexiones sobre la columna de la belleza rh m gongora.pdf

163
ALGDGA D U REFLEXIONES PARA LA COLUMNA DE LA BELLEZA R H Mateo Góngora Gallegos BR L S “BENJAMIN PÉREZ TREVIÑO” N° 86

Upload: miguel-orencio

Post on 04-Jan-2016

22 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

Page 1: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

ALGDGA D U

REFLEXIONES PARA LA COLUMNA DE

LA BELLEZA

R H Mateo Góngora Gallegos

BR L S “BENJAMIN PÉREZ TREVIÑO” N° 86

Page 2: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

PRESENTACIÓN

Desde su antiguo trajín, involucrado en la búsqueda de la luz, nuestro R∴ H∴ Mateo

Góngora Gallegos ha puesto en evidencia, que entre el inicio y el desarrollo de una nueva

vida ocupan un lugar preferente la sencillez, la humildad, la fraternidad y la sabiduría como

estilo de vida.

Dentro y fuera del Taller, la coherencia entre sus buenos pensamientos y las buenas obras han

acompañado su trayectoria de Masón, impulsando a sus hermanos a reconocerlo como un

paradigma referencial. Ora vistiendo apasionadamente el Templo, confundido entre los

Aprendices, revelando el mensaje oculto de los símbolos, y otras veces enérgico e

imperturbable –más no autoritario- ante los errores ritualísticos. Siempre haciendo gala de la

ponderación y pedagogía propias del que tiene mucho que decir, frente al silencio oportuno

del que tiene mucho que aprender.

No suena extraño el apego del R∴ H∴ Mateo por nuestra B y R L S Benjamín Pérez

Treviño N° 86 y sus obreros de la cantera, habitantes de su casa y de nuestra casa, a cuyo

levantamiento de columnas concurriera en su condición de H∴ C∴ y cuyo crecimiento y

desarrollo forman parte de una historia discurrida bajo su atenta mirada de Hermano Mayor.

La ruta de la evolución espiritual del Masón no es asunto fácil e impone el reconocimiento

consciente de innumerables obstáculos que conforman la parte visible de nuestras

debilidades, cuya superación transita por la finalidad del perfeccionamiento moral e

intelectual desde la iniciación y los primeros pasos vacilantes hacia una vida nueva.

La Masonería reconoce que los hombres no somos perfectos, pero también que disponemos

del libre albedrío para elegir entre las virtudes y los vicios, entre el bien y el mal. La

simbología entonces facilita a los aprendices su aproximación desde diversos estilos hacia

la verdad, exigiendo de sus miembros la dedicación de parte de su vida a la evolución

espiritual, ética y moral, practicando la tolerancia, la fraternidad sincera, la humildad y

afabilidad, sin pensar en una recompensa o gestos publicitarios y procurando un mundo

mejor para el ser humano. Dentro de este quehacer, el RH Mateo como M M hacía

de la docencia su obligación principal y presentaba trazados en los tres Grados, con temas

trascendentes que permitían a los participantes enriquecer sus conocimientos

Por ello, me enaltece en nombre de la B y R L S Benjamín Pérez Treviño No. 86,

como un homenaje a la destacada vida Masónica de nuestro R H Mateo Góngora

Gallegos, hacer conocer sus importantes trazados, presentar a vosotros esta primera

Page 3: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

selección, dirigida a nuestros HH que adornan la columna de la belleza. Trabajos

desarrollados a lo largo de estos años y que constituyen un testimonio de vida y un valioso

obsequio para lograr nuestra superación.

La temática tratada es amplia y nos muestra de modo lógico, los procesos inherentes al

recipiendario para convertirse en iniciado. Igualmente el significado simbólico de cada

evento y los objetos que adornan nuestros templos, así como las herramientas de uso del

Aprendiz en su diario trajín para lograr la libertad, y la explicación de los principales valores

que debe practicar.

Damos pues, a nuestro R H Mateo Góngora Gallegos, las gracias por su entrega leal y

por el aporte de sus trazados y hacemos votos ante el G A D U para que lo continúe

iluminando de sabiduría en bien de nuestra Augusta Orden y que este pequeño pero

significativo compendio contribuya a nuestra formación masónica.

R H Ernesto Silva Herrera

VM de la B y R L S

Benjamín Pérez Treviño No. 86

Page 4: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

1

Reflexiones para la columna de la belleza

Contenido

PRELIMINAR 3

TRIGO, PAN, AGUA, SAL, AZUFRE Y MERCURIO VITAL 11

EL TESTAMENTO 14

LA PUERTA DEL TEMPLO 17

LA PRIMERA COLUMNA 19

RESTITUCIÓN DE LOS METALES 21

LA CONSAGRACION 29

EL MANDIL 31

LA PALABRA 35

LA INSTRUCCIÓN SIMBOLICA 38

LA MARCHA DEL APRENDIZ 40

LA BATERÍA 44

CIELO Y TIERRA 49

EL SOL 50

LA LUNA 52

LA CUERDA CON NUDOS 55

LAS COLUMNAS 57

LOS TRES PUNTOS Y SU SIMBOLOGIA 60

EL TRIANGULO 63

¿DE DONDE VENIMOS? 65

EL TEMPLO 68

EL ARA 71

LAS TRES LUCES 73

LAS TRES GRANDES LUCES DE LA FRANCMASONERÍA 75

LAS TRES PEQUEÑAS LUCES 77

EL PAVIMENTO MOSAICO 80

LA OBRA DEL APRENDIZ 83

LA PIEDRA BRUTA O TOSCA. 86

DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA O TOSCA 89

SIMBOLISMO DE LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ 92

Page 5: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

2

EL IDEAL 95

PENSAMIENTO, PALABRA Y ACCION 98

EL TOCAMIENTO DEL APRENDIZ 102

TIERRA – AIRE – AGUA Y FUEGO 106

SECRETO Y DISCRECIÓN 109

LA MEDITACION 112

TOQUES A LA PUERTA DEL TEMPLO 114

LOS TRABAJOS MASONICOS 117

APERTURA DE LOS TRABAJOS EN LOGIA 119

CLAUSURA DE LOS TRABAJOS 121

EL SALARIO DEL APRENDIZ 123

LA LEY DEL PROGRESO 125

LAS EXCELENCIAS DE LA MASONERÍA ESPECULATIVA 129

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD 133

LA VIRTUD 137

EL VICIO 139

LA MORAL 141

LA TOLERANCIA 145

LA SOLIDARIDAD 147

LA FIDELIDAD 149

LA RESPONSABILIDAD 151

LA SINCERIDAD 154

LA PACIENCIA 157

LA PULCRITUD 159

Page 6: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

3

PRELIMINAR

Cuando nos referimos a nuestra institución, y tratamos de conocer su esencia, un

aspecto a indagar, son sus orígenes – es decir, aquellas instituciones, sociedades,

costumbres o tradiciones en las que la Masonería tiene su raíz, su principio espiri-

tual, de las cuales se nutre, aunque sin derivar directamente de ellas. Desde este

punto de vista es cierto, según lo expresan los catecismos, sus orígenes se pierden

“en la noche de los tiempos”. En aquellas antiquísimas civilizaciones prehistóricas

de las que se han perdido los vestigios y la memoria, que se remontan probablemen-

te a centenares de millares de años antes de la Era actual.

Su trayectoria histórica no desdice esta manera de ver, por cuando se expresa en lo

que significan sus linderos inamovibles como norma; y sus proyectos humanitarios

como proyección. La Francmasonería no es fin sino un medio; no es postura, sino

un movimiento y desarrollo. Ella postula tres interrogantes que estimulan constan-

temente nuestro Espíritu: ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?,

principios que pueden subdividirse y expresar el Gran Misterio de la experiencia,

el principio de todo conocimiento verdadero y toda Sabiduría. La primera interro-

gante, es la que especialmente le compete al Aprendiz.

Los primeros rituales, basados en las tradiciones bíblicas -por descansar en ellas

principalmente la fe de sus redactores- nos dicen que: “Adán fue iniciado al Oriente

del Edén, por el G:. A:. D:. U:. en los ritos de la Masonería“, significando esto, evi-

dentemente que los orígenes de la Masonería deben hacerse remontar hasta la pri-

mera sociedad humana, de la que Adán es un símbolo, correspondiendo con la era

Saturnina o Edad de Oro de la tradición grecorromana, y el Satya Yuga de los hind-

úes.

En los tiempos en los que se daba una sacralización del mundo, de sus formas y de

sus efectos; cada oficio poseía, aparte de sus técnicas, los ritos propios de sus traba-

jos que convertían a cada artesano en un obrero y un iniciado. El oficio integraba

una estructura sagrada y otorgaba todo su sentido a la obligación bíblica: “Ganarás

el pan con el sudor de tu frente “, que es necesario interpretar en su espíritu y en su

letra. El trabajo significa material y espiritualmente un resultado efectivo.

Es cierto que nació ya en la aurora de la civilización (que todas las tradiciones con-

cuerdan en considerar luminosa) ese íntimo deseo de progreso. Esa profunda aspi-

ración hacia la verdad y la virtud. Ese deseo de obrar recta y sabiamente de los que

la Masonería constituye, para sus adeptos: la encarnación.

Cada oficio tenía su peculiar iniciación, es decir, algo que permitía a cada hombre

recibir una influencia espiritual. Lo que hacía de su oficio no sólo una prolonga-

ción obligada de la mano, sino también una proyección del ser hacia la realización

espiritual.

Page 7: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

4

El oficio, necesario para la supervivencia material, era asimismo indispensable para

la trascendencia del Ser. Cada individualidad tendía -por el ejercicio de su oficio

sacralizado- a la realización de la integridad de sus posibilidades espirituales. Cabe

expresar que, aunque en los primeros tiempos -si el oficio sacralizado pertenecía ya

al dominio del esoterismo- la iniciación, que trasmitía a cada uno la influencia espi-

ritual real, no permitía a todos una realización espiritual total. Todos eran iniciados:

la mayor parte permanecía así. Virtualmente: muy pocos eran elegidos.

Pero si el espíritu masónico debió existir desde las primitivas épocas – conocidas y

desconocidas de la historia y no fue extraño al primer hombre, manifestación natu-

ral de su deseo de progreso, de sus esfuerzos constructivos para alcanzarlos. Debió

expresarse naturalmente en una forma adaptada y conveniente en las primeras co-

munidades-íntimas y por ende secretas- de hombres que se apartan de los demás

por su deseo de saber y penetrar el Misterio Profundo de las cosas; es cierto que no

siempre se manifestó exactamente en la forma en que hoy se conoce, se ejerce y se

practica.

Sin embargo, los principios inmutables sobre los cuales ha sido establecida -y que

constituyen su espíritu y su característica fundamental- no pueden haber sufrido

variaciones substanciales, y desde su inicio en épocas de la antigüedad incalculable,

han debido permanecer los mismos, a través de todas sus metamorfosis o encarna-

ciones exteriores.

La Francmasonería tiene una base fundamental y es que no propugna sistemas ce-

rrados, sino siempre imprime en el espíritu de sus adeptos una actitud receptiva, una

tendencia señera hacia los grandes ideales de la humanidad. Al no adscribirse con

determinada Escuela o doctrina, forma en sus hijos una actitud y una concepción

Cosmológica personal que resulta de la conjugación relativa de los valores funda-

mentales: idiosincrasia y mundo ambiente, al igual que la antigua sabia fórmula

ocultista postulaba la armonía entre micro y macrocosmos.

También deben remontarse (por su carácter y su transmisión interrumpida) a la más

remota antigüedad los signos, símbolos y toques. Intima esencia de las alegorías y

el significado de las palabras que corresponden a los diferentes grados; aunque las

alteraciones de las leyendas – en forma exterior –puedan haber sido notables, sin

embargo por el medio elegido y reducido en el cual fueron transmitidas, por el apa-

rato exterior, las pruebas y la fidelidad que se les pedían a los iniciados, siempre

han debido de reducirse a lo mínimo, y por ser más bien intencionales (es decir,

causadas por necesarias adaptaciones), que causales.

Además, dichas alegorías giran alrededor de un mismo tema o Idea Madre funda-

mental, estas alteraciones han debido de ser más bien cíclicas gravitando alrededor

de un mismo punto y repasando, por consecuencia, más de una vez por una misma

forma o por formas análogas.

Page 8: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

5

La iniciación se efectuaba mediante los ritos, se expresaba por símbolos. Nada en

ella implicaba – y no implicará –ningún tipo de sentimentalismo. Era y sigue siendo

un medio espiritual que tenia por fundamento una técnica operativa en el pasado,

especulativa en nuestros días excepto en lo que respecta a la camaradería para tra-

tar de volver a hallar el estado primigenio del Ser antes de la caída. La iniciación

en sus formas, en sus medios, en sus fines, Una en su espíritu pero plural en las

diferentes aplicaciones de las técnicas propias de cada oficio por la Sabiduría que

precede a la elaboración razonada de la obra , por la fuerza que permite su realiza-

ción efectiva y la belleza que da a cada realizador el amor- es decir, el conocimiento

–ayudaba al artesano a despojarse del hombre viejo para transformarse en uno nue-

vo, creador de objetos y forjador de otro mundo ciertamente armonioso.

La iniciación en el oficio corresponde al Manifestado. Es decir que situada debajo

de la bóveda de los cielos, coloca al trabajador sobre la tierra, entre los objetos que

existen a la medida de esta, y las estrellas que pertenecen al mundo inmutable. El

iniciado es hijo del Cielo y de la Tierra y su iniciación técnica no procede sino de

pequeños misterios.

Page 9: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

6

PREPARACIÓN DEL CANDIDATO

Solicitar la iniciación no es cosa baladí y hay que firmar un pacto. A la verdad no

hay firma estampada, visible ni externa. No va puesta con pluma empapada de san-

gre, si no que, moral e inmaterial; puramente compromete el Alma consigo misma.

Es un compromiso en realidad muy serio, cuyas cláusulas son ineludibles. Los ini-

ciados, en efecto, contraen deberes muy serios con el discípulo que admiten en sus

aulas, y éste queda a su vez -por el sólo hecho de su admisión- ligado de un modo

indisoluble con sus maestros.

De no verificarse en nosotros la Magna Obra de los Hermetistas, seguimos siendo

profanos y nunca podrá el plomo de nuestra naturaleza trocarse en oro luminoso.

Pero ¿Quién será lo bastante crédulo para imaginarse que tal milagro pueda tener

lugar por la virtud de un apropiado ceremonial?

Los Ritos de la iniciación son tan sólo simbólicos que traducen en objetos visibles

ciertas manifestaciones internas de nuestra voluntad, con el fin de ayudarnos a

transformar nuestra personalidad moral. Si todo se reduce a lo externo, la operación

no dará resultado: el plomo sigue siendo plomo todo lo más, chapado de oro.

Nadie por cierto querrá ser iniciado por un método galvanoplástico. El iniciado

verdadero, puro y auténtico no puede contentarse con un tinte superficial: debe tra-

bajarse él mismo, en la profundidad de su ser, hasta matar en él al profano y hacer

que nazca un hombre nuevo. ¿Cómo proceder para logra el éxito? El ritual exige

como primer paso que se despoje de sus metales. Materialmente es cosa fácil y

rápida, sin embargo el espíritu se desprende con dificultad de todo cuanto lo des-

lumbra. El brillo externo le fascina y es con hondo pesar que se decide a abandonar

sus riquezas. Sin embargo, aceptar la pobreza intelectual es condición previa para

ingresar en la Confraternidad de los iniciados, como también en el reino de Dios.

Ser consciente de nuestra propia ignorancia y rechazar los conocimientos que

hemos creído poseer, es capacitarnos para aprender lo que deseamos saber. Para

llegar a la iniciación es preciso volver al punto de partida del mismo conocimiento,

en otros términos, a la ignorancia del Sabio, que sabe desconocer lo que muchos

otros se figuran saber, quizá demasiado fácilmente.

Las ideas preconcebidas, los prejuicios admitidos sin el debido contraste falsean

nuestra mentalidad. La iniciación exige que sepamos desecharlos para volver al

Candor Infantil o la sencillez del hombre primitivo, cuya inteligencia es virgen de

toda enseñanza presuntuosa.

La planta que atraviesa la superficie del suelo, deja en la tierra corteza que protegía

la semilla. El niño al nacer se despoja también de las envolturas que encerraban el

Page 10: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

7

feto. Por analogía el profano no sale de la Cámara de Reflexiones sin despojarse de

algunas de sus prendas de vestir.

La preparación del candidato para su iniciación en la Masonería es enteramente

simbólica, varía en los diferentes grados. Del mismo modo, varía también en el

simbolismo. Cómo no es arbitraria e insignificante, sino, por el contrario, conven-

cional y llena de significación, no puede ser alterada, abreviada ó adherida en nin-

guno de sus detalles, sin afectar su designio esotérico. A ella en toda su magnitud,

todo candidato sin excepción, debe someterse.

El hermano que prepara al candidato para la iniciación, no tiene título distintivo en

el idioma inglés. En las Logias francesas se llama “Hermano Terrible” y en alemán

se denomina “Vorbereitender bruder”. Sus deberes requieren que tengan un cono-

cimiento competente del ritual de recepción y por consiguiente se selecciona gene-

ralmente un miembro experimentado de la Logia, para el desempeño de este cargo.

Como la preparación para ser admitido en el templo es evidentemente una continua-

ción de la oscuridad del Cuarto de Reflexión. Se impone una ceguera voluntaria, un

aislamiento de las influencias del mundo exterior y de la luz ilusoria de los sentidos

como medio de llegar a la percepción espiritual de la verdad. Esta oscuridad,

además de indicar el estado de esclavitud de sus pasiones, errores y prejuicios, en

que el hombre se encuentra en las tinieblas del mundo profano, el yugo de la fatali-

dad que pesa sobre él. Muestra su deseo, voluntad y capacidad de librarse de este

yugo y de ésta esclavitud, aceptando voluntariamente las pruebas de la vida y co-

operando con su disciplina. De esta manera los mismos obstáculos, dificultades y

contrariedades se convierten en gradas y medios de progreso.

Ningún candidato deberá entrar al templo con su báculo ni con su vestidura exte-

rior, ni con dinero atado en una bolsa. Estas son ciertas costumbres ceremoniales en

la Francmasonería, que proporcionan lo que puede llamarse, a lo menos coinciden-

cias muy notables con las costumbres judaicas antiguas.

El recipiendario ya está en el cuarto de Reflexiones y ha recibido una preparación

física correspondiente a la preparación moral, luego después de despojarse de las

decoraciones, metales y joyas. Habiendo redactado, conforme a las preguntas, su

Testamento, el cual es llevado al templo, por el hermano terrible, quien las presenta

en Logia, para su lectura y aprobación. Del mismo modo, las decoraciones, metales

y joyas son entregadas al V:. M:.

En su permanencia en el Cuarto de Reflexión, ya está con el corazón descubierto, la

rodilla derecha desnuda y el pie izquierdo descalzo. Se le descubre la tetilla izquier-

da, indicando con esto que el Masón no debe estar separado del resto de sus herma-

nos por ninguna restricción egoísta. La rodilla derecha al desnudo, indica los senti-

mientos de piedad filosófica que debe presidir a la búsqueda de la verdad. El pie

descalzo, remeda el uso de los orientales, que se descalzaban, antes de pisar el suelo

de un recinto sagrado. La venda que le cubre los ojos, no es simplemente el símbolo

Page 11: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

8

del estado de ignorancia ó ceguera, de su incapacidad para recibir la verdadera luz,

una ceguera voluntaria. Finalmente el triángulo de desnudez, que constituye ele-

mento de esta simbólica preparación, es un nuevo despojo voluntario de todo lo que

no es estrictamente necesario y constituirá un obstáculo al progreso ulterior -el des-

pojo de todo convencionalismo que impida la sincera manifestación de sus senti-

mientos y de sus aspiraciones más profundas. La desnudez del pié izquierdo, que

abre nuestra marcha hacia delante- indica la facultad del discernimiento que debe-

mos usar en cada paso de nuestro camino y que nos permite reconocer la verdadera

naturaleza de los obstáculos y pruebas del sendero con que podemos tropezar. Con

esta preparación el recipiendario se halla en condiciones de llamar a la puerta del

templo de pedir, buscar y encontrar la luz de la verdad.

Page 12: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

9

LOS METALES

El profano que se presenta para ser admitido en la Francmasonería, es inmediata-

mente introducido a un lugar retirado, donde se le invita a despojarse de todos los

objetos metálicos que lleva consigo: dinero, alhajas, armas, decoraciones, etc. Todo

debe ser entregado al hermano experto.

Al ser desposeído de los metales como acto preliminar de la iniciación, se nos ense-

ña simbólicamente que la Masonería no tiene miramientos con ningún hombre por

consideración de su opulencia, dinero, abundancia de bienes. La obra Talmúdica

“Beracoth”, con el mismo carácter de simbolismo prescribe que durante el servicio

del Templo ningún hombre deberá ir a la montaña del recinto, es decir, al Templo

Sagrado “con dinero ligado en su bolsillo”.

Es que los metales representan todo lo que brilla con engañoso destello. Cuando el

espíritu es inexperto, se deja seducir fácilmente por falsas nociones, admitidas por

el común de las personas. El pensador debe desconfiar de las opiniones que recibe.

La mirada corriente de los prejuicios vulgares constituye una riqueza ilusoria, que

el sabio debe de aprender a despreciar. Es preciso hacerse pobre en Espíritu, si se

quiere entrar en el Reino de los Cielos, es decir si se quiere ser iniciado y llegar a

concebir la Verdad. Se está más cerca de ella cuando nada se sabe, que cuando se

permanece apegado a los errores. Más vale no tener nada que tener deudas.

El hombre que aspira a ser libre, debe de aprender desde luego a liberarse de las

cosas fútiles. Los sabios de la Antigüedad despreciaban el lujo. La razón les per-

mitía reducir sus necesidades a lo estrictamente necesario y buscar la riqueza en la

ausencia de los deseos inmoderados. El que vive contento con nada, lo posee todo.

Sin embargo, el iniciado no está constreñido a hacer voto de pobreza. Debe sim-

plemente acordarse de que la concupiscencia es el eje de todos los vicios antisocia-

les; es el gran elemento de desorden que las antiguas cosmogonías representaban

con la figura de una serpiente, la ambición individual provoca la ruptura de la ar-

monía general, hace rechazar la humanidad del Edén, destruye la Edad de Oro.

El pensador debe colocarse a sí mismo en las condiciones de pureza y de iniciación

que se atribuyen al estado natural. Volviendo a la simplicidad de la Edad más tier-

na, es como se realizan las condiciones más favorables para la búsqueda desinte-

resada de la Verdad.

En el ritual escocés del Aprendiz el V.: M.: durante la ceremonia de iniciación dice

al recipiendario: “Os han despojado de vuestro dinero, de vuestras alhajas, estáis

casi desnudo. ¿Qué pensáis de la condición en que encontráis? ¿No teméis que abu-

semos del estado de debilidad al que os habéis dejado reducir?, sin armas, sin de-

Page 13: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

10

fensas y casi sin ropa, os entregáis a gente a quienes no conocéis, ¿Os inspira esto

algún temor?”

“El estado en que os encontráis, significa que se ha despojado al hombre antiguo,

sometido a las preocupaciones y falsas ideas, para revestir su alma de sentimientos

nuevos ; significa que el hombre vale poco, sin el auxilio de los demás, y que en

nada estima sus vestidos y fortuna cuando se consagra a buscar la Virtud.

Page 14: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

11

TRIGO, PAN, AGUA, SAL, AZUFRE Y MERCURIO VITAL

En los misterios de Ceres y Eleusis, el recipiendario era simbolizado por el grano de

trigo que como semilla era echado y sepultado en el suelo, donde debía morir, su-

friendo la putrefacción en el interior de la tierra, dando lugar el germen potencial

del equilibrio, que con su propio esfuerzo pudiera abrirse el camino hacia la luz,

dando lugar al origen de una nueva planta, virtualmente encerrada en el germen.

La semilla de trigo en la cual se encontraba en estado de intente o potencial, toda la

planta, era la representación de todas las posibilidades, que el recipiendario llevaba

latentes en sí. El profano debe morir y está análogamente llamado a poner en juego

las energías latentes que lleva en sí. Debe despojarse de sus costumbres, vicios y

pasiones, para dar lugar o paso a un nacimiento, una nueva vida más espiritual.

Todo ser humano es, efectivamente un potencial espiritual ó Divino. Idéntico al

potencial latente en la semilla, que debe ser desarrollado a su más plena y perfecta

expresión. Esta mejora es comparable al desarrollo natural y progresivo de una

planta. La semilla para poder germinar y transformarse en planta, debe ser echada

en el suelo, donde muere como tal; mientras el germen de la planta futura empieza a

crecer. Así también, el hombre para manifestar las posibilidades espirituales que se

encuentran en él, en estado latente, debe aprender a concentrarse en el silencio del

Alma, aislándose de todas las influencias exteriores y morir para sus defectos e im-

perfecciones a fin que el germen de la vida nueva, pueda crecer y manifestarse.

Dado que el germen espiritual -la divina semilla de nuestro Ser- es inmortal e inco-

rruptible. Está muerte, desde un punto de vista más profundo, es simplemente el

despojo de una forma imperfecta y la superación de un estado de imperfección, que

en el pasado fue un eslabón indispensable de nuestro progreso, pero que en la actua-

lidad se ha hecho una limitación y al mismo tiempo la necesidad, la oportunidad y

la base para un nuevo paso adelante.

Esa imperfección ó limitación a ser superada –por los límites estrechos en los que se

halla encerrado nuestro pensamiento y nuestro ser espiritual por errores y falsas

creencias asimiladas en la educación y en la vida profana- es lo que simboliza la

cáscara de la semilla que actúa como protección necesaria antes del periodo de cre-

cimiento. Lo cual es enteramente análogo a la cáscara mental de nuestro propio

carácter y personalidad.

Esa semilla de trigo que debe de morir en la tierra, para dar origen a una nueva vida:

la planta, cuya perfección se encierra en estado potencial, ha muerto efectivamente

en el pan que se encuentra sobre la mesa del Cuarto de Reflexión. Ese pan es la

propia sustancia, el cuerpo viviente del logos o sea la Sabiduría Creadora, que se ha

hecho carne, siendo la Verdad en el mundo trascendente y la realidad objetiva y

Page 15: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

12

sensible de todo lo que aparece manifiesto sensiblemente: por lo tanto, al mismo

tiempo alimenta nuestra inteligencia, origina nuestros anhelos y los satisface, sa-

ciando toda hambre espiritual y material. Entonces el pan se transforma en Ambro-

sia, que es la piedra Filosofal.

Por lo demás hay que considerar que ese pan simbólico no se limita a la harina de

trigo que para nosotros elabora la espiga, formándola geométricamente en la luz del

Sol, por la acción combinada de ésta con su propio impulso vital, que asocian opor-

tunamente las sustancias extraídas del aire y de la tierra; harina empastada y cocida,

cuya cocción le da precisamente su nombre.

También en el gabinete de reflexión, junto con el pan se halla un vaso de agua, que

es la reserva alimenticia que sirve para alimentar el germen de vía de desarrollo; Es

decir, aquel elemento húmedo, que es factor y condición indispensable de creci-

miento, germinación, maduración, reproducción y regeneración. El agua es el pri-

mer elemento de las cosas, según Thales de Mileto y otros filósofos antiguos.

Como es de suponer, no es el agua del plano material, sino que en un sentido figu-

rado, expresa el fluido potencial contenido en el espacio infinito, simbolizado en el

antiguo Egipto por Kneph, el Dios “no revelado, que representaban en la figura de

serpiente (emblema de la Eternidad) circundando un jarrón de agua, con la cabeza

suspendida sobre las aguas, que incuban su aliento.” Y el Espíritu de Dios cobijaba

la haz de las aguas”.

Como Venus Anadiomena, también la vida únicamente pude nacer en el seno de las

aguas, donde se hace Venus Genitriz, la madre Universal; mientras la tierra mitoló-

gicamente simbolizada por Gea y remeter se convierte en Nodriza.

El pan y el Agua, asimismo nos indican la nueva forma de vida del iniciado, que en

resumen debe expresar sobriedad y sencillez. Deberá aprender a usar del mundo

fenoménico lo indispensable para vivir; y ya no, a la usanza antigua y profana, de

vivir para lo sensorial.

El agua en las prácticas simbólicas y religiosas, se usa siempre para lavar las man-

chas del alma como se lavan las del cuerpo. Vosotros conoceréis las aguas lústrales

de los antiguos, la piscina de Siloé que está a la puerta de Jerusalén: el bautismo de

los cristianos, de manera que encontraréis en nuestras ceremonias una gran seme-

janza con las antiguas.

Una vasija de Sal y otra de Azufre, se hallan además sobre la mesa del Cuarto de

reflexiones, junto con el pan y el agua. La Sal y el Azufre que juntos se presentan,

nos otorgan también una enseñanza simbólica. La sal que vemos, nos es sal común,

sino la sal Marina, derivada del Alumbre, ó sea la sustancia primordial, no diferen-

ciada: el Océano Cósmico.

Page 16: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

13

Esto deberá ser tema de meditación que se presenta al candidato, sobre los medios y

elementos con los cuales debe prepararse para una nueva vida alumbrada por la

verdad. Hecha activa y fecunda con la práctica de la virtud a la que se refieren la sal

y el azufre en su acepción más elevada. Como tal, indica el azufre la energía activa,

que se hace Fuerza Universal, el Principio creador y la electricidad vital que produ-

cen y animan todo crecimiento, expansión, independencia e irradiación. Mientras la

sal es el principio activo que constituye el magnetismo vital, la fuerza conservadora

y fecunda que inclina a la estabilidad y se produce toda maduración, la capacidad

asimilativa que tiende hacia la cristalización, el principio de resistencia y la reac-

ción centrípeta que se opone a la acción activa de la fuerza centrífuga del Azufre.

La Sal y el Azufre son en cuenta, el reposo y la acción respectivamente. Se repre-

sentan en las dos columnas que equidistan de nuestros pasos en la vida. La acción

expansiva del azufre, nos permite avanzar hasta conseguir nuestros logros e invita a

desarrollar la voluntad tan necesaria para nuestra gran obra y nos incita a la realiza-

ción de acciones inconsideradas que nos distraen de nuestro objetivo final. La Sal

estabilizadora nos calma y merma toda posibilidad de cambio. Nos llama a la per-

manencia de nuestras costumbres y por ende evita que actuemos irreflexivamente.

El Azufre corresponde a la energía expansiva que parte del centro de todo ser (co-

lumna J), su acción se opone a la del Mercurio que penetra todas las cosas, por una

influencia que viene del exterior (columna B). Estas dos fuerzas antagónicas están

equilibradas en la sal, principio de cristalización, que representa la parte estable del

ser.

El azufre es la fuerza centrífuga, es el espíritu vivificante; su opuesto o fuerza

centrípeta es el mercurio. Este mercurio se ha excluido del simbolismo por cuanto

es necesario que el iniciado haga una abstracción de su vida profana. Esto es, la

fuerza ambiental que hasta el momento de la ceremonia ha sido gobernante de su

personalidad. Esta fuerza centrípeta representada por el mercurio debe desaparecer

para dejar solo en actividad la llamada fuerza espiritual que es representada por el

azufre.

La acción e interacción, entre estas dos opuestas tendencias está destinada a produ-

cir en nosotros la fuerza espiritual, activándola desde el estado latente en que se

encuentra al interior de nuestro Germen Espiritual, el mercurio vital ó principio de

la Inteligencia y Sabiduría, que corresponde al ritmo de la naturaleza, producido por

la Ley de la Armonía y Equilibrio. El pensamiento, nace, crece, se eleva y sublima

logrando alcanzar horizontes más altos, amplios e iluminados, según predomine en

la mente y en la personalidad, el principio del equilibrio y de la armonía, que pro-

duce la Música de las Esferas y engendra toda creación y concepción caracterizada

por su genialidad y hermosura. Pues, este mercurio, sublimado es el único que pue-

de percibir la verdadera Luz.

Vall:. De Lima, Noviembre del 2007 E:. V:.

Page 17: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

14

EL TESTAMENTO

En el mundo profano, el testamento es un documento solemne y renovable. En él se

consigna la última voluntad de una persona que desea otorgar, según las leyes de

cada país, lo tocante al destino de la generalidad de sus bienes, así como la declara-

ción de ciertos derechos, prerrogativas para después del fallecimiento del Testador.

También se define como la derivación de la propiedad nacida de la libertad, del

hombre. Esta facultad de hacer testamento es útil a la familia y ventajosa al Estado.

En el concepto absoluto de los hechos, la muerte no existe, esta constituye solamen-

te una transformación un cambio de una vida a otra, pues, al sobrevenir la muerte

física, el Cuaternario inferior o sea los cuerpos mortales, paulatinamente van des-

apareciendo, lo que no sucede con la Triada Superior, el Yo del hombre, que sobre-

vive.

El objeto de esta determinación en la orden, muy particularmente en el Rito Escocés

Antiguo y Aceptado, parece ser el darle mayor solemnidad a la ceremonia de ini-

ciación e impresionar al candidato con la idea de la muerte. Los emblemas fúnebres

de la cámara de reflexiones deben recordar el fin necesario de las cosas, la fragili-

dad de la vida humana y de la vanidad y ambiciones terrenales. El profano después

de haberse abstraído suficientemente en este orden de ideas, debe responder por

escrito a tres preguntas que se refieren a los deberes para con Dios, para consigo

mismo y para con sus semejantes

El testamento es la fórmula usada en las iniciaciones de la Francmasonería, con el

doble objeto de dar a comprender al profano, que muere para el mundo profano de

los vicios, pasiones y ambiciones, para nacer a una vida nueva, donde conocerá los

más íntimos sentimientos de su Alma y Espíritu. El recipiendario mientras se en-

cuentra en el cuarto de reflexiones, deberá redactar su testamento, así como las pre-

guntas que se le formulen por escrito, para que las conteste. Esto tiene una impor-

tancia real, mucho mayor de lo que a primera vista parece y que por poco que se

medite sobre ella, no podrá menos que reconocer todo Francmasón.

El Testamento se escribe sobre un papel cortado en forma de triángulo equilátero.

Paralelamente a cada uno de los lados, suelen escribirse las tres preguntas siguien-

tes u análogas: ¿Que debe el hombre a Dios? ¿Qué debe el hombre a sí mismo?..

¿Qué debe el hombre a sus semejantes?.. Y en el vértice del triángulo hállese escrita

la siguiente prevención: ”Formulad vuestro Testamento y Firmad”.

Esta hoja que alcanza el hermano Terrible al recipiendario, cuando se introduce en

el Cuarto de Reflexión, previniéndole que medite seriamente su contenido y escriba

al pie de cada pregunta la respuesta que sus sentimientos le sugieran.

Page 18: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

15

El Testamento es recogido a continuación por el hermano Terrible tan pronto como

ha sido llenado por el recipiendario y es llevado y presentado a la Logia en la punta

de la espada; y el V.:M.: dispone que se dé lectura del contenido para que todos los

asistentes al acto puedan conocer los sentimientos del graduando y formular las

observaciones y las preguntas que crean procedentes durante el examen que precede

a las pruebas.

Una vez terminada la iniciación, el hermano M:. de C:. recoge el Testamento del

Oriente, colocándose éste en la punta de su espada. La levanta en alto y después de

mostrársela al recipiendario para constatar que es el que redactó, pasa a quemarlo

entre columnas en presencia del interesado. Explicándosele la significación y el

objeto que ha tenido aquella hoja en la cual había consignado sus más íntimos pen-

samientos e intenciones.

La primera relación o “deber” expresado en el testamento es la del propio individuo

con el Principio Universal de la Vida, una relación que tiene que reconocerse y es-

tablecerse interiormente. Basado, no en creencias o prejuicios, ya sean positivos o

negativos. No se le pregunta al candidato si cree o no en Dios, ni cual sea su credo

religioso o filosófico; para la Masonería todas “las creencias” son equivalentes, co-

mo otras tantas máscaras de la verdad que se encuentran detrás o bajo de la superfi-

cie de ellas y sólo a la cual aspira a conducirnos. Dios es el ideal que el hombre

lleva en sí mismo, es la concepción que puede tener de lo verdadero, lo justo y lo

bello, es guía supremo de sus acciones. El Arquitecto que preside la construcción de

su ser moral.

No se trata absolutamente del ídolo monstruoso forjado por la superstición sobre el

modelo de los déspotas terrestres. La Divinidad está representada en el hombre, por

lo más noble que tiene en sí, por lo más generoso, lo más puro. Llevamos en noso-

tros un Dios, que es nuestro principio pensante. De él, emanan la razón y la inteli-

gencia, cosas interiores a que los herméticos se referían con el azufre.

Los deberes para consigo mismo son indicados con la sal, esencia de la personali-

dad. Habiéndose reconocido, en lo íntimo de su propio ser, en aquella soledad de la

Conciencia que está simbolizada por el cuarto de Reflexión, como una manifesta-

ción ó expresión individual del Principio Universal de la vida, el recipiendario está

llamado a reconocer cómo su vida exterior se halla íntimamente relacionada con lo

que él mismo es interiormente, y cómo con la compresión de ésta relación, tiene en

sí el poder de dominarla y de dirigirla constructivamente. El hombre es como ma-

nifestación concreta, lo que él mismo se ha hecho y se hace constantemente, con

sus pensamientos conscientes y subconscientes, su manera de ser y su actividad. Su

primer deber para consigo mismo es hacerse y llegar a ser una siempre y más per-

fecta expresión del Principio de vida que en él busca y encuentra una especial dife-

rente y necesaria manifestación, deduciendo o sacando a la luz del día las posibili-

dades latentes del Espíritu, aquella perfección que existe inmanente, pero se mani-

fiesta en el tiempo y en el espacio, en la medida del intimo reconocimiento indivi-

dual.

Page 19: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

16

Y los deberes para con nuestros semejantes, con el Mercurio que representa la in-

fluencia penetrante del medio ambiente, o sea que todo está necesariamente com-

prendido en la reunión de: el contenido (Azufre), el continente (Sal) y el ambiente

(Mercurio).

Estos deberes hacia la humanidad representan un sucesivo reconocimiento íntimo

que es el complemento de los primeros habiéndose reconocido como manifestación

individual del Principio Único de la vida, y sabiendo que él es por fuera lo que es y

se hace por dentro, debe acostumbrarse a ver en todos los seres otras tantas manifes-

taciones del mismo Principio. De este reconocimiento brota como consecuencia

necesaria cuál ha de ser su deber o relación hacia la humanidad, que no puede ser

otra cosa que la fraternidad.

Las tres preguntas propuestas abarcan pues, todo el dominio de la moral universal.

Después de contestarlas el pensador no debe limitarse a la teoría. Renunciando a

todas las debilidades del pasado, le corresponde morir por la vida profana para re-

nacer a un mundo Superior de existencia. El candidato se prepara a esta muerte

simbólica haciendo su Testamento, acto en el que consigna los mandatos de su vo-

luntad que deberán ser ejecutados por el futuro iniciado. La compresión de esta

triple relación es el principio de la iniciación, el inicio efectivo de una nueva vida,

el testamento o don que se lega a sí mismo, preparándose para ejecutarlo; la prepa-

ración necesaria para los viajes o etapas sucesivas de progreso que le esperan.

Page 20: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

17

LA PUERTA DEL TEMPLO

La puerta ha sido desde épocas muy antiguas considerada como el símbolo natural

de todo paso o ingreso, y en lo particular de toda iniciación. Además la puerta ya es

por sí misma un Templo rudimentario. El ternario que forman las dos columnas con

el arquitrabe constituye el elemento fundamental de toda construcción arquitectóni-

ca. Así, pues, el momento de franquear la puerta del templo -después de la doble

preparación moral y física de que acabamos de hablar- es uno de los más importan-

tes de la Ceremonia de Iniciación.

Privado de sus metales, despojado de una parte de sus vestiduras y cubierto los ojos

con una gruesa venda, se consiente al candidato golpear a la puerta del Templo. Sus

golpes resuenan de una manera desordenada, que ocasionan se turben los trabajos.

Interrogado desde el interior, éste manifiesta su intención de ser recibido Masón y

hace constatar que ha nacido libre y es de buenas costumbres. Esta respuesta permi-

te que se le conceda la entrada al Templo. Se le abre la puerta con estrépito y para

flanquear el umbral el candidato se encorva hasta el suelo.

En la antigüedad se obligada al recipiendario a arrastrase a través de un conducto

estrecho, imitando al niño que viene al mundo. La Cámara de Reflexión, figura o

representa la Matriz en que se desarrolla el germen; el niño deja las membranas

que lo contenían; después a continuación de un supremo esfuerzo, viene al mundo,

quedando retenido en el cordón umbilical, representado por la cuerda que pende del

cuello del candidato a la iniciación.

En las iniciaciones modernas se trata sobre todo de hacer comprender que la verda-

dera Ciencia es hija de la humildad. Al ser recibido en el Templo, con los ojos ven-

dados entre columnas sólo siente sobre su pecho desnudo, la punta de un arma cor-

tante. Esto sirve únicamente para hacerle entender que aunque no vea, puede sentir

y el sentimiento de la verdad será guía que lo conducirá en su progreso y en sus

esfuerzos para recibir la luz.

El ignorante, presuntuoso, cree saberlo todo y no experimenta necesidad alguna de

instruirse. Se realiza, pues, un primer progreso, dándole cuenta de que no se sabe

nada. Muchos Masones se imaginan que conocen la Masonería, cuando ni siquiera

vislumbran la existencia de sus misterios y de su esoterismo. Son los que no han

sabido inclinarse al penetrar al santuario, dentro del cual se comportan como intru-

sos, como profanadores.

El recipiendario introducido al Templo con los ojos vendados por el guía o H.:

Terr:. quien conduce individualmente a todo ser que se hace receptivo a su influen-

cia en el camino de la verdad y de la vida, se halla materializado exteriormente por

el Terrible (quien por haberlo recorrido, conoce bien el camino y puede así servir de

Page 21: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

18

guía al inexperto), sin su guía, le sería imposible al recipiendario llenar debidamen-

te las condiciones que se le piden para su admisión.

Es el guía quien contesta por él a la pregunta ¿Quien es el temerario que se atreve a

perturbar nuestros pacíficos trabajos y trata de forzar la puerta del Templo?:” con-

testando: “es un profano deseoso de conocer la luz verdadera de la Masonería, quien

lo solicita humildemente por haber nacido libre y de buenas costumbres”.

Del significado iniciativo de esta doble condición ya ha sido tratado con ocasión del

despojo de los metales. Este requisito es de fundamental importancia, por cuanto en

virtud del mismo se le abre la primera puerta del Templo, así como las tres puertas

simbólicas, representadas por las luces, después de cada viaje.

La punta de la espada apoyada sobre el corazón, es el símbolo de la verdad, captada

por medio de su intuición que llega o se manifiesta directamente en lo íntimo de su

ser, al ingresar en el Templo. Al cual se introduce en un particular estado de devo-

ción receptiva, habiéndose aislado de las influencias exteriores y cerrado los ojos a

la vista profana, a la consideración ordinaria, puramente objetiva de las cosas.

Aunque no veamos, sentimos. Aunque no sepamos explicarnos el por qué y la razón

de los hechos, percibimos intuitivamente algo que reconocemos directamente como

verdad y que se manifiesta en nuestra conciencia en esa forma repentina y violenta

de la cual, la espada apoyada sobre nuestro pecho constituye un símbolo muy ex-

presivo.

Si nos acercamos a este momento solemne de la iniciación -como el que está en-

trando por la puerta hacia una nueva experiencia de la vida- resultará indudable-

mente una realidad.

Page 22: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

19

LA PRIMERA COLUMNA

Al franquear la puerta de Templo se encuentran dos columnas levantadas por la

iniciación, en homenaje a la verdad y a la virtud. Ingresando, la del costado izquier-

do, es la Primera Columna que lleva gravada sobre ella la letra “B”. Ella recuerda a

los Aprendices la palabra Sagrada de su grado. En épocas del Rey Salomón, tam-

bién se denominaba así a dicha columna que se ubicaba al Norte.

Las columnas son de Bronce y huecas, que sirven para guardar en ellas las herra-

mientas una vez terminados los trabajos, simbolizando que dichos instrumentos no

pueden ser usados, sino por el masón y deben quedar ocultas hasta que se vuelvan a

reanudar los trabajos.

Esta columna figurativamente en aquel tiempo tenía 18 Codos de altura y 12 Codos

de circunferencia, llevada en la parte alta un Capitel de orden Corintio dorado y

adornado por tres granadas entreabiertas y lirios en flor. Siendo de bronce podía

resistir el Diluvio, es decir la barbarie. El bronce es el emblema de la eterna estabi-

lidad de las Leyes de la Naturaleza.

La letra B queda iluminada durante los trabajos de Aprendiz. Arriba sobre esta co-

lumna se encuentran las borlas dentelladas, de donde parte el cordón anudado que

rodea el interior del templo. Esta columna representa la Belleza y es denominada

Columna del Norte.

Si a cualquier Aprendiz se le pide la palabra Sagrada no le es permitido expresarla

íntegramente, y debe contestar: “no sé leer y escribir, solo puedo deletrearla”, dad-

me voz la primera letra, que yo os daré la segunda y así sucesivamente. Esto signi-

fica: “Que la Sabiduría está en Dios o también se toma en el sentido de Perseveran-

cia en el Bien.”

El Aprendiz cobra su salario en la columna del Norte, siendo este punto donde tra-

baja, por representar el lugar de la tierra a donde llegan oblicuamente los rayos

solares, produciendo una luz muy tenue y donde reina a veces la penumbra ó la os-

curidad. Necesita desarrollar sus estudios masónicos y acostumbrar su vista paulati-

namente a la acción de la luz para no deslumbrarse y aturdirse ante la presencia de

una luz muy viva, cuya intensidad podría cegar su inteligencia no estando dispuesta

para recibirla.

La columna B, donde el aprendiz recibe su salario, simboliza la Fe, con la cual el

mismo debe levantarse a sí y hacer de ella un punto de apoyo. Es un principio del

cual nunca debe separarse, en sus pensamientos, palabras y acciones, bajo cuya sola

condición podrá actuar de una manera segura y constructiva en todas las circunstan-

cia de su vida.

Page 23: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

20

De lo expuesto se desprende con toda claridad, la importancia de la palabra, su in-

terpretación y significado por ser la inteligencia y el uso de dicha palabra, lo que

verdaderamente, hace al iniciado y al masón. Esta palabra, indistintamente, debe y

puede aplicarse en todas las circunstancias de nuestra existencia, estando en ella el

poder de liberarnos del mal y establecernos en el bien.

En consecuencia, si aprendemos a ser fieles a esta palabra o intimo reconocimiento

de toda forma de miedo o temor, cesará de dominarnos y tener poder sobre noso-

tros. Si la fuerza es en él (que es la realidad y el principio del bien), toda apariencia

del mal es una ilusión que tiene poder sobre nosotros, mientras nuestra mente reco-

noce esta ilusión como “realidad”, pero desaparece tan pronto como cesamos de

darle en nuestro fuero, intima realidad y poder.

El temor es pues, la única cadena que nos ata al mal y si cesamos en temerle huirá

de nosotros, como huyen las tinieblas al aparecer la luz.

Vall:. De Lima, noviembre del 2007 E:. V:.

Page 24: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

21

RESTITUCIÓN DE LOS METALES

El ceremonial de la recepción termina por donde principio; es decir, el iniciado debe

encontrarse entre columnas. Se le devuelven los metales de los que fue despojado

siendo profano. Por lo que el falso brillo de las cosas no deben ilusionar al hombre

que ha sido intelectual y moralmente purificado. En cuanto a las riquezas no se trata

de despreciarlas, sino más bien de buscarlas, teniendo sólo en vista emplearlas en

bien de todos. Esa devolución de los metales se realizará antes de la proclamación

de todos sus hermanos.

Es conveniente recordar como el VM dispone la restitución de los metales en

los siguientes términos: QH el H M de C os va a devolver los metales

que habíais entregado, nada falta de ellos y nada hemos apartado para destinarlo a la

caridad a pesar de vuestras indicaciones. La Masonería sólo quiere vuestro amor a

la Humanidad y la pureza de vuestro corazón; pero los masones jamás se separan

sin contribuir secretamente al alivio de los necesitados y circulan en todas sus teni-

das, un saco para depositar el óbolo destinado al afecto; depositareis el vuestro

cuando el saco sea circulado, de manera que ninguno de nosotros sepa la cantidad

con que habéis contribuido.

Es claro que esta restitución tiene también un significado simbólico: después de

haber visto la luz y recibido la Palabra de la Verdad, puede recibir nuevamente las

posesiones intelectuales y materiales de que antes tuvo que despojarse, para poder

emprender el Camino a la Verdad.

La iniciación al primer grado constituye un ciclo completo: las purificaciones que

enseñan simbólicamente al neófito a desprenderse de los prejuicios y defectos de

los profanos a fin de ponerse en condiciones de ver efectivamente la Luz. El recién

iniciado no podrá retener desde el primer momento los detalles del ritual, acerca de

los cuales meditar; no completará, pues su iniciación sino asistiendo a otra. Es-

forzándose en profundizar el sentido del ceremonial a medida que se vaya desarro-

llando en su presencia, contribuirá con su actitud a hacer más profundo el recogi-

miento en medio del cual verifican las iniciaciones.

Habiéndose completado al iniciación, el neófito tomará asiento en el lugar que le

corresponde, es decir, en el primer puesto al Nor-Oriente del valle, para que pueda

proceder de allí en el simbólico camino que, en sentido inverso a la dirección de sus

viajes, le hará realizar en la Logia su progreso masónico

Este método caracteriza y distingue la instrucción Iniciática, de la instrucción pro-

fana. Mientras el objeto de esta última es simplemente el de comunicar determina-

dos conceptos o conocimientos, preocupándose menos de la opinión que el discípu-

lo pueda formarse sobre los mismos, que de su capacidad para repetirlos tal como le

Page 25: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

22

han sido comunicados. Para la instrucción Iniciática esto representa Únicamente el

Punto de partida. Lo esencial, es la opinión que cada cual se forma por sus propios

esfuerzos y razonamientos sobre lo que ha recibido.

A una primera comprensión elemental de los principios o rudimentos de la Verdad,

que representan la opinión y el resultado del esfuerzo personal del Instructor – la

primera letra de la palabra de la Sabiduría, debe seguir un periodo silencioso de

estudio, reflexión individual, en el cual el discípulo aprende a pensar por sí mismo,

avanzando con sus propios esfuerzos por el camino que se le ha indicado. Este es-

tudio y esta reflexión hallan su maduración en el descubrimiento de la segunda

letra, que es la que el discípulo debe dar al Instructor, en respuesta de la primera,

con objeto de que se le juzgue digno y capacitado de recibir la tercera, que es de un

género enteramente diferente de las dos primeras.

Desde el momento que se ha devuelto los metales el neófito tiene el deber de hacer

de los mismos aquel uso sabio para el cual solamente se le restituye su posesión,

pues todo indistintamente nos ha sido dado y se nos da para su uso. No existe po-

sesión de ningún género que podamos retener para siempre: ni nuestras propias

creaciones intelectuales, ni tampoco los átomos de que se componen nuestro cuer-

po, que están sujetos a un cambio incesante. Debemos pues, convertirnos en cana-

les sabios y provechosos de todo lo que pasa por nuestra manos, transmitiendo

como lo hemos recibido, en beneficio de los demás: esto nos lo enseñará el primer

uso que hará el recién iniciado de los metales que le han sido devueltos, dando su

primer contribución a la Solidaridad Masónica.

Page 26: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

23

EL JURAMENTO MASONICO

Juramento es la afirmación o negación de una cosa poniendo por testigo al

G:.A:.D:.U:. o en sí mismo o en sus criaturas. Es asertorio aquello con que se afir-

ma la verdad de una cosa presente o pasada. Existe pues el propósito, del que jura,

de invocar a Dios, a su conocimiento infalible, a su veracidad y autoridad soberanas

como prueba de alguna cosa cuya verdad no se puede corroborar de otra manera. La

esencia del juramento consiste en que quien jura, quiere y tiene verdadera intención

de invocar a Dios como testigo de lo que dice.

El juramento puede ser explícito, cuando se invoca a Dios como testigo con deter-

minadas palabras; e implícito, cuando se jura por las criaturas, de manera que cuán-

to reluce en ellas de un modo especial, son las perfecciones y atributos de Dios.

Como jurar por los santos, por la cruz, por los Evangelios, el Cielo, la Tierra, etc.,

porque en estos casos se invoca el nombre de Dios, como autor y creador de sus

criaturas.

Las condiciones del juramento son: que sea verdadero, en JUICIO y en justicia. La

verdad del juramento es completamente subjetiva, por lo cual el que jura ha de estar

cierto y seguro de aquello que jura. No de una manera absoluta, infalible, sino mo-

ralmente, de modo que la probabilidad de lo que jura llegue a la certidumbre moral,

excluyendo así toda mentira, pero no el error que puede haber en la cosa jurada.

Que sea en juicio quiere decir, que sea prudente y discreto. Cuando al jurar se falta

a la verdad se comete el pecado o delito del perjurio

Históricamente relacionado al juramento, el año 1738 Clemente XII expidió una

bula de excomunión contra la Francmasonería y otras sociedades secretas. Asignó

como razón de su condena, la obligación de observar la discreción por medio del

juramento otorgado ante la Biblia, acompañado por cierta ceremonia y la impreca-

ción de duros tormentos. En el preámbulo del acto, el sínodo asigna las razones para

sus objeciones a este juramento y para la censura eclesiástica de todos los que la

contrajesen. Estas razones son: "Que las posibilidades manifiestas, que entre los

masones, el juramento de discreción se administraba a los principiantes en su socie-

dad, aun con la pena capital, y antes de cualquiera de estas cosas las que juran guar-

dar secretas, les serian reveladas: y que pretenden tomar algunos de estos secretos

de la Biblia, además de otras cosas que están llenas de escrúpulos en la manera de

efectuar dicho juramento". Estas, desde esa fecha hasta la actualidad, constituyeron

la importancia y esencia de las objeciones a la obligación de discreción Masónica.

El juramento masónico se realiza en el Ara o Altar, que se alza en el centro de la

Logia. Este Altar significa la Conciencia del Hombre y está rodeado de tres luces y

bajo el brillo de una luminaria intensa. Estas luces, son las "tres grandes luces de la

Francmasonería": la Biblia, símbolo de la Verdad o Inteligencia suma; la Escuadra

de la razón que defiende a la conciencia del funesto influjo de las preocupaciones,

Page 27: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

24

de la superstición y el fanatismo; el compás que simboliza la vida Superior del

hombre.

El recipiendario, después de haber realizado los viajes y pruebas de su Iniciación, es

colocado frente al Altar de los juramentos, para que preste el juramento a que está

obligado. Esto puede hacerlo sobre el volumen de la Ley Sagrada de su religión, o

en su defecto sobre un volumen cuyas páginas no estén escritas.

El juramento que presta el recipiendario, lo ligará para siempre a la Institución

Masónica. Este no es un juramento vulgar, de esos que exigen los profanos y que se

violan si las circunstancias lo imponen. Es el verdadero juramento de probidad y de

honor, tanto más sagrado cuanto que es voluntario, sin seducción y sin violencia.

Que nace del corazón y del interés por la humanidad entera. Este juramento es gra-

ve en sus expresiones. El recipiendario debe contestar libre, franca y espontánea-

mente.

El recipiendario se halla ahora dispuesto para cumplir con la formalidad del jura-

mento u obligación solemne que hizo delante del Ara, que representa su propia

Conciencia. Para ello tuvo que arrodillarse sobre la rodilla izquierda, formando con

la rodilla derecha una escuadra, en signo de humildad, respeto y devoción. Con la

mano derecha puesta sobre la Biblia y teniendo en la mano izquierda un Compás

abierto, una de cuyas puntas apoya sobre el pecho desnudo, símbolo de la plenitud

de la Conciencia y del perfecto entendimiento de su corazón. El juramento se hace

en presencia del G:.A:.D:. U:. y de los hermanos reunidos en la Logia. Alrededor

del recipiendario los Expertos y el Maestro de Ceremonias, con sus espadas juntas,

forman la bóveda de acero sobre su cabeza, sin que él pueda darse cuenta todavía de

su presencia. Ellos, son el símbolo de aquellas presencias o inteligencias invisibles,

que se hallan constantemente alrededor de nosotros, sin que nos demos cuenta de

ello; mudos testigos de nuestros actos, que nos vigilan, nos protegen y nos ayudan

para llevar a cabo nuestros propósitos y nuestras aspiraciones más elevadas.

La obligación se contrae libre y espontáneamente. "Con pleno y profundo conoci-

miento del alma". He aquí una condición fundamental de su significado y de su

validez; no se trata pues, de una obligación obtenida con lisonjas, promesas o ame-

nazas, con la que uno se liga en contra de su propia voluntad o de sus deseos y aspi-

raciones, de modo tal que pueda constreñido o hacer algo que le repugne, como

podría ocurrir en cualquier Sociedad Secreta cuya orientación sea diferente de la

genuina Tradición Iniciática.

Page 28: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

25

LAS TRES OBLIGACIONES DEL APRENDIZ MASÓN

La primera de las obligaciones que contrae el aprendiz masón con el juramento, se

refiere a los Secretos de la Orden. El recipiendario se obliga a “no revelar a ninguno

que no sea un bueno y legitimo masón”. Es la obligación de la discreción en lo que

se refiere a toda enseñanza esotérica para que la misma sea útil y provechosa, por lo

cual dicha enseñanza puede darse únicamente a quien esté debidamente preparado

para recibirla, es decir, capacitado para entenderla en su real sentido.

El Aprendiz masón tiene, pues como primer deber el de meditar las enseñanzas del

Ritual a fin de proceder de conformidad a ellas; este es su deber por excelencia. Un

deber que abarca todos los demás, privarse de hablar, para limitarse a escuchar, es

una excelente disciplina intelectual cuando se desea aprender a pensar. Las ideas se

maduran por la meditación silenciosa, que es una conversación consigo misma. Las

opiniones razonadas son el resultado de debates íntimos que se empeñan en el se-

creto del pensamiento. El sabio piensa mucho y habla poco.

Un masón joven debe pues, en general mostrarse muy reservado. Le está privado

todo proselitismo intempestivo. No hay peor error que la verdad mal comprendida.

Hablar para hacerse entender mal es a la vez peligroso y nocivo. Es preciso, pues

que siempre nos pongamos al alcance de los que nos escuchan. Tratar de asombrar

exponiendo ideas atrevidas, es esencialmente antimasónico. ¿Para qué escandalizar

a los espíritus tímidos? Las inteligencias deben estar preparadas para que reciban la

Luz: Una brusca claridad ciega en vez de iluminar. Cuando cae de sus ojos la ven-

da simbólica, el iniciado ha podido constatar que el deslumbramiento produce una

sensación dolorosa. Escuchemos todos con benevolencia, sin hacer cuestión de

nuestra manera de ver. Tenemos que formar nuestra opinión y por ello nos es venta-

joso oír a los abogados de las causas más contradictorias.

Un masón debe abstenerse de divulgar todo aquello que pueda perjudicar a la

Francmasonería o a sus miembros. Todos los miembros de la Orden están solidari-

zados por un formal contrato de reciprocidad. Tienen obligación los unos para con

los otros y para cumplirlas es indispensable que se puedan distinguir de los profa-

nos. Los medios de reconocerse deben pues, ser objeto del secreto más absoluto. En

cuanto al detalle de los ritos que se practican en el seno de los Templos Masónicos

es prohibido hablar de ellos afuera. Los espíritus superficiales no podrían sino to-

marlo como pretexto para ridiculizar la Francmasonería. Esta obligación está en

perfecto acuerdo con las palabras de Jesús.”No deis las cosas sagradas a los perros y

no echéis vuestras perlas a los puercos”. El termino perro en las palabras de Jesús

no significa nada injurioso, siendo una palabra muy usada en Oriente en el sentido

de profano o extraño”; y en cuanto a las perlas, nos presentan una imagen muy ex-

presiva de los fragmentos de la Sabiduría que el iniciado tiene que reunir cuidado-

samente en el místico silencio del Alma, en vez de echarlos al mundo de las pasio-

nes, donde ninguno sabría comprenderlos.

Page 29: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

26

El formulismo del ritual masónico no ha permanecido por lo demás en absoluto

secreto. Ha sido divulgado en numerosas obras aparecidas desde los comienzos del

último siglo. El Esoterismo no es susceptible de ser divulgado. El pensamiento es

además en sí mismo una fuerza que actúa en el exterior de una manera misteriosa.

El puede influenciar la voluntad de otro sin expresarse por escrito ni de palabra.

Esto es lo que revela el estudio de las leyes ocultas del pensamiento. El iniciado

conocedor de estas leyes se dedica a callarse, se concentra a fin de imprimir a sus

ideas una tensión más alta.

La segunda obligación, es la promesa de “no escribir”, grabar, burilar o formar

algún signo por el cual pueda conocerse la Palabra Sagrada y los medios de comu-

nicación y reconocerse entre masones. Esta obligación en su sentido exotérico, está

destinada a proteger la unidad e inviolabilidad de la Orden, y por ende la continui-

dad de la Tradición que por medio de ella se transmite simbólicamente. Esotérica-

mente la Palabra Sagrada se refiere particularmente al místico Verbo o Ideal Divi-

no que cada cual recibe en lo intimo de su ser para expresarlo en su actividad cons-

tructiva. Actividad que será el medio con el cual se reconocerá exteriormente como

masón por todos los “buenos y legítimos masones”. Esta palabra no debe darse a

conocer exteriormente a ninguno, pues, perdería su eficacia; así como la semilla

pierde valor vital cuando se la aparta de la tierra donde debe germinar.

La tercera Obligación, es el reconocimiento de los deberes de solidaridad que lo

unen con los demás masones por haber adquirido la conciencia de su relación para

con ellos, que es la fraternidad. Debe pues, considerarlos a todos como hermanos y

sentirse ligados a ellos por aquella fraternidad espiritual que brota de la comunidad

de ideales, tendencias y aspiraciones, que es más fuerte y profunda que cualquier

otra fraternidad puramente carnal o exterior. Así, se compromete a ayudarlos y so-

correrlos hasta donde alcancen sus fuerzas, tanto moral como materialmente. Esto

no quiere decir que deba hacerlo con perjuicio de otros, amparando injusticias y

acciones deshonestas, sino que debe cumplir para con ellos. Haciendo en toda cir-

cunstancia todo lo que el amor fraternal y su propio sentimiento de bien le sugieran.

Evitando todo cuanto pueda perjudicarles directa o indirectamente. Antes de faltar

a este juramento, el masón prefiere “tener la garganta cortada y la lengua arrancada

de raíz”; lo que quiere decir, perder el poder de la palabra cuya eficacia constructi-

va y regeneradora depende del secreto y de la veneración con los cuales se custodia

un religioso silencio exterior, para que pueda libremente manifestarse en el interior.

Es el castigo simbólico que el indiscreto recibe -como consecuencia necesaria de

sus propias acciones- cuando haga uso indebido, egoísta o ligero de lo que le ha

sido confiado. Anunciando lo que no hubiera debido comunicar, pierde o retarda su

propia capacidad de expresarlo, así como la capacidad de llegar a una justa y per-

fecta comprensión de las cosas. El indiscreto y el infiel nunca pueden establecerse

en la Verdad, que se envuelve en sus velos más impenetrables y se aleja para siem-

pre de ellos.

Page 30: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

27

LA LUZ

Después de conocer su primer deber de masón, el neófito es conducido al altar don-

de termina por ligarse con un compromiso solemne. A través de un juramento u

obligación, que contrae ante todos y fundamentalmente consigo mismo. Promete

por su honor guardar inviolablemente todos los secretos de la Francmasonería y no

revelar ninguno de sus misterios, a no ser que sea a un masón regular y bueno. Pro-

mete dedicarse con toda su inteligencia a buscar la verdad y consagrar todas sus

fuerzas al triunfo de la justicia. Promete amar a sus hermanos y socorrerlos según

sus facultades. Promete en fin, someterse a todas las leyes que rigen la francmaso-

nería. Consiente, que si se hiciere perjuro, en sufrir las penas que hubiera merecido.

A ser considerado un ser vil, sin honor ni dignidad. El neófito deberá tener siempre

presente en su espíritu las obligaciones contraídas por su propia y espontánea vo-

luntad; estar listo para renovar su compromiso en cualquier ocasión y a sentirse con

fuerzas para cumplirlo.

Con la seguridad de que el juramento que acaba de pronunciar no le causa alguna

inquietud, se acuerda dar la luz al recipiendario. Esta se expresa en forma simbólica,

al dejar caer a sus pies la venda que lo cubría, a la señal acordada. Con la cual hasta

ahora había podido ser admitido en el templo. Éste ve alrededor de si -en la semios-

curidad del lugar en que se encuentra- a los hermanos de pie, con espada en la mano

izquierda dirigida a su pecho. El templo se ilumina con repentina claridad, con lo

que el neófito queda al punto deslumbrado, pero a medida que su vista se acostum-

bra a la luz, ve a los asistentes de pie, por lo que queda sobrecogido. No es una

amenaza, con su actitud ellos anuncian al nuevo hermano que volaran en su socorro

en todas las circunstancias difíciles en que pudiera encontrarse. Las hojas cente-

llantes dirigidas hacia el indican además la irradiación intelectual, que cada masón

proyectara en adelante hacia el neófito. Esas espadas están mantenidas con la mano

izquierda, costado del corazón, aludiendo así, a los efluvios de simpatía que de to-

das partes se concentran sobre el recién nacido, que se acoge con jubilo en el seno

de la familia masónica.

Las espadas son el símbolo de todas las fuerzas desconocidas que en la vida cons-

tantemente favorecen y ayudan a quien permanece firmemente fiel a sus ideales y

obligaciones, a pesar de la situación difícil y de las condiciones en apariencia con-

trarias en que se encuentre. Mientras por el contrario, se convierten en otros tantos

flagelos, remordimientos y castigo para quien cede y se asusta, renunciando y fal-

tando al cumplimiento de ellas.

La vida se hace siempre más dura, difícil e insatisfactoria para los que renuncian a

sus ideales y a sus más elevadas aspiraciones. Para los que ceden a la contrariedad

aparente de los hombres y de las cosas y se dejan desalentar por su frialdad y falta

de cooperación. Nunca y por ninguna razón debe uno renunciar a la expresión de su

propio Ser más elevado y del Divino deseo que constituye el anhelo de su corazón.

Son estos para quien juramenta, además de un privilegio, una obligación y un deber

Page 31: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

28

cuyo perfecto cumplimiento le asegura la investidura de su Primogénito. Si bien

debe uno saber esperar con firmeza y confianza, sin que su entusiasmo se entibie o

se enfríe, permaneciendo siempre fiel en lo intimo de su corazón a lo que él repre-

senta, el reflejo del propio verbo divino y su más elevada visión de la realidad. Con

esta firme actitud de su Consciencia, delante de las pruebas contrarias de la vida, se

hace la luz gradualmente en su mundo interior.

Las sagradas escrituras en sus diferentes pasajes consideran la luz en toda su gran-

deza. Así, en los Salmos se lee: “Por tu luz veremos la luz”. Lo mismo en el evan-

gelio de San Juan, que es descrito como la vida y ésta como la luz de los hombres.

Juan vino justamente como testigo, para rendir homenaje a la luz: “no era la luz

misma, sino testigo de la luz”, y “ El Verbo era la verdadera luz que ilumina a todo

hombre”. En el Evangelio de San Mateo se dice:”La lámpara del cuerpo es el Ojo”;

cuando el ojo está sano, todo el cuerpo estará en la luz, cuando está enfermo, todo

el cuerpo estará en tinieblas, Pero si hay tinieblas en la luz que hay en ti (luz espiri-

tual del alma), entonces habrá ceguera completa, mucho mayor que la ceguera del

ojo.

En la epístola de los hebreos, el Hijo de Dios es descrito como alguien que “res-

plandece” de la Gloria del Padre. En la epístola a los Efesios se lee: “Antaño erais

tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; obrad como hijos de la luz, pues, es el

fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad” Puesto que toda ilumina-

ción del conocimiento es interna y procede de la luz fontanal”, toda lumen viene de

arriba y , por tanto, mencionaremos seis modificaciones de la luz, que son:”La luz

de la Sagrada Escritura”; “La luz de la percepción sensible”; “La luz del Arte mecá-

nica; “La luz de la filosofía racional”; “ La luz de la filosofía natural” y “ la luz de

la filosofía moral”. Estas seis modificaciones de la luz tienen como agregado una

séptima: la llamada” Iluminación de Gloria”.

No olvidemos que: “Conocer la luz, es conocer la verdad y comunicarse con la Di-

vinidad, que es bien omnipresente”, la luz es la fuente de la felicidad positiva: sin

ella el hombre difícilmente podría existir.

El objeto interior iniciativo y filosófico hacia el cual converge todo el simbolismo

masónico, puede resumirse en dos palabras: Búsqueda o revelación de la luz. Como

iniciados que somos debemos saber enviar la luz hacia adentro, esa luz del pensa-

miento concentrada en el entrecejo, ya que esa iluminación comenzó a invadir poco

a poco nuestro templo y nuestra mente aquietada y que servía a manera de lámpara

encendida. Sabemos entonces que el iniciador es aquel ser que sabe dirigir su pen-

samiento al mundo interno, mundo del Espíritu, que le conduce al conocimiento de

sí mismo y al conocimiento del universo.

Page 32: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

29

LA CONSAGRACION

Toda Iniciación culmina con una Consagración, tácita o expresa, a ese estado supe-

rior de Ser en que nos hemos iniciado. La dedicación facilita grandemente el pro-

greso y el que lo hace, debe tratar de que sea todo lo amplio posible. Es la puerta

indispensable a grandes realizaciones.

La Consagración que estamos considerando, tiene lugar en ese punto de síntesis y

centro del todo que simboliza el Ara Triangular, corazón y centro de nuestra Con-

ciencia. Este es el único acto en la Ceremonia de Iniciación que es simbólico sino

real. Para realizarlo tenemos que penetrar en nuestro interior, en el recinto más sa-

grado de nuestro Ser, el centro de nuestro Corazón, tratando de llegar al

GADUde corazón a corazón y ponernos en su lugar. Debemos acércanos a

este punto con humildad, inclinándonos ante el con reverencia. Por medio de él in-

tentamos llegar a lo infinito a través de lo limitado. El compás y la escuadra que se

hallan sobrepuestos sobre el Altar representan nuestro Ser en ese lugar, implicando

que tenemos depositado allí nuestra vida como ofrenda al GADU expre-

sando en lenguaje simbólico, nuestro deseo de que sea aceptable a él. Cada ofrenda

que le hacemos de una parte de nuestra vida implica cierta consagración de nuestro

Ser inferior.

El acto de Consagración que realizamos sobre este Altar, si lo hacemos cons-

cientemente, implica un compromiso cuyo significado es de una profundidad in-

igualable y de un alcance imposible de medir. El recipiendario colocado delante del

Altar o Ara, arrodillado sobre la rodilla izquierda, y la pierna derecha formando una

escuadra, confirma nuevamente sus obligaciones. La mano derecha mantendrá, con

la palma hacia abajo, sobre las Tres Grandes luces de la Francmasonería: y en la

mano izquierda sostendrá un Compás abierto, apoyando una de las puntas sobre el

corazón y la otra dirigida hacia el hombro izquierdo. Seguidamente el V:.M:. con su

mallete da tres golpes suaves sobre la cabeza del Compás que sostiene el neófito y

expresa: “aprended por la exactitud del compás, a dirigir vuestros sentimientos

hacia el bien”, Luego apoya la hoja de la espada flamígera sobre la cabeza del reci-

piendario y pronuncia la formula de la Consagración, acompañada por los golpes

misteriosos del grado sobre la hoja de la espada.

En ninguna consagración cabe, como es lógico lo superficial o lo ficticio aquí se

trata nada menos que de la consagración de nuestra vida a la Suprema realización.

Es posible tomarla ligeramente si no se quiere caer en un acto de indignidad o de

profanación, pues por su naturaleza y la invocación que en ella se hace al

GADU , es inevitable su presencia durante al acto.

No es posible, además llegar a la Realidad por caminos falsos y torcidos. La since-

ridad es un factor indispensable en esa realización. Tanta es la rectitud del proceder

Page 33: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

30

que se exige en este curso que se lo denomina “el filo de la navaja”. Esto impone

que bajamos por la vida sintiendo una de las puntas del compás que simboliza el Ser

Supremo en nosotros -apoyada sobre nuestro corazón y llevando la mano derecha

sobre la Escuadra- símbolo de la rectitud de nuestro ser inferior. Debemos por lo

tanto iniciar este acto en el fondo de nuestro corazón movidos de Fe, Esperanza y

Amor; de la fe que posee una Visión de la realidad, lo invisible; de la esperanza que

envuelve el deseo o la voluntad; y del amor que reúne la Esperanza y la Fe.

Quien se consagra verdaderamente se da a sí mismo y al hacerlo derrama sobre ese

altar el incienso de su corazón. En este momento culminante de la Consagración

debemos tratar, pues, de ubicarnos en nuestra Conciencia, en el Corazón de todo

cuanto existe, representado por el Ara triangular.

El aliento de esa consagración no ha de concluir allí. En cada acto de nuestra vida

en lo sucesivo, hemos de encontrar un nuevo motivo para extenderla, pues el V:. en

nosotros nos ha de preguntar insistentemente:”¿Os ratificáis, ahora que veis, en la

promesa que hicisteis cuando no veíais?. En el acto consagratorio de nuestra prime-

ra iniciación dedicamos el terreno sobre el cual ha de construirse nuestro Templo y

colocamos la piedra fundamental del mismo.

Page 34: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

31

EL MANDIL

El mandil es uno de los símbolos más importantes de la Masonería Especulativa, en

sus enseñanzas o más interesantes en su historia. Es de piel de cordero o mandil de

piel blanca. Es la representación general del trabajo, que recuerda al neófito que un

masón debe siempre llevar una vida activa y laboriosa.

Antes de terminar la ceremonia de iniciación se nos ciñe este delantal o mandil, con

lo cual se nos indica claramente -desde el principio- que estamos obligados a traba-

jar, vale decir, a servir en algo. Por ello, el neófito al comenzar sus lecciones en el

primer periodo su progreso, debe imprimir en su memoria que el mandil es el pri-

mer presente que recibe; el primer símbolo que se le explica, y la primera evidencia

tangible que posee de su admisión en la Masonería. Cualquiera que sea su adelanto

futuro en el “Arte Real” y cualquier conocimiento que profundice en su devoción a

la institución mística, siempre será conducido con el mandil de piel de cordero-su

primera investidura- de la que nunca se apartará.

El aprendiz no podrá presentarse en Logia sin decorarse con el mandil. También los

grandes hombres tuvieron el honor de usar el modesto mandil de piel de cordero. El

pensador ve en esto, el cuerpo físico, la envoltura material, con la que el Espíritu

debe revestirse para tomar parte en la Obra de la Construcción del Templo Univer-

sal. El mandil representa la túnica de piel o cuerpo físico y sin el cual no podemos

entrar a trabajar en el Taller de la vida para construir nuestro templo. El sacárnoslo

o ponérnoslo de nuevo indica el despojarnos del cuerpo físico y volverlo a tomar

periódicamente, adquiriendo nuevamente el cuerpo de Aprendiz, Compañero o Ma-

estro en que hemos estado trabajando, para así continuar la obra. A este respecto se

puede recordar las túnicas de pieles de que se habla en el Génesis, Adán y Eva las

recibieron como vestido, cuando fueron forzados a renunciar al Paraíso (el goce, la

inacción, el reposo), si los textos antiguos mostraban el trabajo como un castigo, a

la Masonería le toca glorificarlo. El esclavo puede maldecir su trabajo forzado, pero

al hombre libre le repugna la molicie, la ociosidad, experimenta la necesidad de

desplegar su actividad y encuentra el sumun de la dicha, en una acción constante,

fecunda y útil al mayor número.

El verdadero mandil debe ser de piel de cordero, ya que este animal ha sido siempre

considerado como el símbolo de la inocencia. Alusivo a este es lo que nos enseña

en el ritual del grado de Aprendiz, que “por la piel del cordero, se recuerda al masón

de la pureza de vida y rectitud de conducta que son tan esencialmente necesarias

para poder ser admitido en la Logia Celestial Superior, donde el Supremo Arqui-

tecto del Universo preside por una eternidad”.

Page 35: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

32

El mandil tiene la forma de un sobre, la solapa o faldeta es triangular, simbolizando

como el Compás, nuestro Espíritu que es Trino. La parte inferior es rectangular y

simboliza como la Escuadra lo material. O sea nuestra naturaleza inferior. Usando

el mandil se adhiere al cuerpo, se sostiene por medio de una cuerda, que forma de

esta manera el círculo y representa el Espíritu de Dios (o el hombre). El triangulo

representa nuestros cuerpos inmortales y descansa sobre el cuadrado, el cual repre-

senta nuestros cuerpos mortales (la tierra, la materia, la esencia). Por lo mismo, te-

nemos aquí la representación del Hombre en Alma, Espíritu y Cuerpo.

Debemos experimentar la evidencia más satisfactoria de que el uso del mandil, u

otro modo cualquiera de investidura, como símbolo místico, fue común en todas las

Naciones de la Tierra desde los tiempos primitivos. Entre los israelitas por ejemplo

se encuentra el Cíngulo o Ceñidor formando parte de la investidura del sacerdocio.

En los misterios de Mitras en Persia, el candidato era investido de un mandil blanco.

En las iniciaciones que se practican el Indostán, se observa la ceremonia de la in-

vestidura: usan aunque en sustitución del mandil, una especie de faja, que lo deno-

minan el Zennar sagrado, La Secta Judía de los Esenios vestía a sus novicios con

manto blanco. El célebre viajero Kaempfer, nos cita que los japoneses, practicaban

ciertos ritos de iniciaciones, y revestían a sus candidatos con un “mandil blanco,

sujeto alrededor del cuerpo con una banda circular o Angulo. En el rito escandina-

vo, el genio militar de ese pueblo los hace subsistir con un escudo blanco, aunque

en su presentación se acostumbra una instrucción emblemática que no difiere en

mucho a la que se relaciona con el mandil del Masón.

Page 36: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

33

LOS GUANTES

La investidura de los guantes tiene intima relación con la del Mandil, con la que

intervienen conjuntamente en varias ceremonias masónicas. En la iniciación de

profanos, es costumbre entregar al recipiendario además del Mandil de cuero de

cordero blanco, dos pares de guantes blancos, uno de los cuales será para el uso del

recipiendario y que le recuerde la mansedumbre y la pureza a que está obligado. El

otro par está destinado para que el iniciado, pueda a su vez entregarlo a su esposa

o prometida simbolizando que el Masón debe querer y considerar al bello sexo co-

mo digna y necesaria compañera del Hombre; en éste caso hace acreedora no la

mujer que más ame, sino la que más éste considerada digna de ser amada.

El V M o el hermano designado para su entrega al Recipiendario, lo hará en los

siguientes términos: “Estos guantes simbolizan vuestra admisión en el tema de la

virtud y lo hacen comprender que las manos del Masón debe conservarse siempre

puras, sin mancharlas jamás en las aguas cenagosas del vicio e iniquidad. “Estos

otros guantes de mujer, son para vuestra esposa, a quien debéis dar ejemplo de fide-

lidad conyugal, procurando constantemente su felicidad, encaminándola por el sen-

dero de la moral y de la virtud, para que ella reconozca en voz al digno esposo y

buen padre de familia”.

El Salmista dice: “¿Quien escalará la montaña del señor? ¿Quién permanecerá en

su lugar sagrado? El que tenga las manos limpias y puro el corazón”. Puede decirse

que el Mandil se refiere al “corazón puro” y los guantes a “las manos limpias”; pero

ambos significan purificación, la que se simbolizó siempre con la ablución que pre-

cedía a las antiguas iniciaciones en los misterios sagrados.

Los guantes, son muy importantes en la Ciencia simbólica, pues en todos los anti-

guos escritos, se encuentran abundantes alusiones a las manos puras o limpias. “Las

manos son los símbolos de las acciones humanas. Las manos puras significan, ac-

ciones puras. Las sucias, actos injustos” El lavatorio de manos, es signo externo de

la purificación interna. Por eso dice el salmista: “Lavaré mis manos en inocencia y

daré vueltas a tu altar, ¡Oh Jehová!.

En los antiguos misterios el lavatorio de manos, precedía a la ceremonia iniciativa

y servía para indicar simbólicamente que era necesario estar puro de todo crimen,

antes de ser admitido a los ritos sagrados. Por ejemplo, en el Templo, de la isla de

Creta, se leía la siguiente inscripción: “Límpiate los pies, lávate las manos y des-

pués entra”.

No cabe duda, que el lavatorio de manos, como símbolo de pureza, era un rito ca-

racterístico de los antiguos. Nadie osaba orar en el templo de Ceres, hasta que se

lave en agua corriente las manos, manchadas en reciente lucha.

Page 37: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

34

La misma practica prevaleció entre los Judíos, recordemos la conocidísima acción

de Pilatos, quien cuando le pidieron los Judíos que crucificase a Jesús, se presento

al pueblo y se lavo las manos con agua, diciendo: “Soy inocente de sangre de éste

justo, vosotros veréis”. En la Edad Media, los Obispos y Sacerdotes, utilizaban

guantes, para celebrar todas las funciones y ceremonias religiosas. Estos eran de

lino y de color blanco.

El empleo de los guantes en la Francmasonería conlleva una idea simbólica, to-

mando del antiguo lenguaje universal del simbolismo, pues con ellos se trataba de

expresar, la necesidad imprescindible de llevar una idea pura. Los guantes blancos

significan: Castidad y pureza, porque las manos se conservan limpias y libres de

toda impureza.

Los guantes y el mandil proceden de una misma fuente simbólica. Ahora veamos, si

tienen también el mismo origen histórico. La adopción del Mandil en la Francma-

sonería se debe indudablemente a que los albañiles emplean en la Edad Media, esta

prenda necesaria, la que nos demuestra con caracteres evidentes, que nuestra Cien-

cia especulativa, se deriva del Arte Operativo. Los Constructores asociados en

compañías, que viajaban a través de Europa, Palacios y catedrales, nos han dejado

como descendientes suyos: sus nombres, su lenguaje técnico y esa prenda de vestir,

como que protegía sus vestidos, de las manchas que producía el trabajo. ¿Nos lega-

ron también los guantes?

Un ventanal de la vidriería pintada de la Catedral Francesa de Charles, que fue eje-

cutada en el siglo XIII, presenta a unos operarios trabajando. Tres de ellos están

adornados con coronas de laurel ¿Representarían acaso, las tres luces o cargos im-

portantes de una Logia. Todos los obreros llevan guantes. El escritor Didron mani-

fiesta, que en los antiguos documentos que ha examinado, se mencionan a menudo

los guantes que se regalaban a los albañiles y picapedreros.

En un número de los Archelogiques, Didron cita los tres ejemplos siguientes: En el

año 1331, el castellano de Villaines, en Dumois, compró gran cantidad de guantes

para dárselos a sus obreros, a fin de que “se protegieran las manos, contra la pie-

dra y el mortero”.

En el mes de octubre de 1383, según dice un documento de aquélla época, se com-

praron tres docenas de pares de guantes, y distribuyéndose entre los operarios que

comenzaban a contribuir la Cartuja de Gijón.

Por último en 1486, se entregaron a los albañiles y picapedreros de Amiens 22 pares

de guantes. Es pues tan evidente que los constructores de la Edad Media, usaron

dichos guantes para protegerse las manos contra los efectos del trabajo. En conse-

cuencia es más evidente el por qué los Francmasones especulativos utilizan los

guantes el mandil. Los cuales se han dedicado a un fin más glorioso que sus prede-

cesores.

Page 38: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

35

LA PALABRA

La palabra, es la expresión de una idea y el conjunto de signos con que ésta se re-

presenta gráficamente. Los romanos habían hecho de la palabra una divinidad a la

que adoraron.

En religión representa al hijo unigénito del padre, al que también se llama Verbo o

sea la Vida, en el lenguaje místico; y esto se alegoriza en los antiguos misterios

egipcios, por el Circe o heraldo sagrado, que tenía a su cargo el explicar a los neófi-

tos las verdades contenidas en su misteriosas jeroglíficos y doctrinas, cuyo cargo

está representado en nuestros templos modernos por el H Orad:.

La palabra es uno de los medios adoptados desde el tiempo inmemorial, para reco-

nocer los inicios entre sí. Sirve también para acreditar los grados que se poseen o en

los que se pretenda darse a reconocer. Estas palabras van casi siempre acompañadas

de signos especiales y diversos para cada uno de los grados. Constituyendo un con-

junto tal, que sólo es penetrable e inteligente para el verdadero inicio. Es tal su or-

ganismo, que por mucho que el profano las vea consignadas y escritas nunca podrá

vanagloriarse de poseer este conjunto tan heterogéneo y complicado para él, como

sencillo y expresivo para todo Masón instruido. Estas palabras, reciben varias de-

nominaciones aunque todas tiendan al mismo fin, cual es: el conocimiento.

La Palabra Sagrada es peculiar a cada grado, por lo que es necesario dar junto con

el toque, para poder tomar parte en los trabajos del mismo. Esta palabra es indis-

pensable; los Masones deben de poner un cuidado muy especial, para tenerla siem-

pre bien presente.

Después de la consagración como Masón, el neófito está en condición para que se

le comuniquen los signos, marchas, edad y batería del grado, así como la palabra y

la manera de darla, junto con los medios de reconocimiento, que constituyen los

fundamentos de la instrucción. Se ha demostrado que desde épocas muy remotas

existió la Palabra. Por lo tanto, esto no es una práctica moderna. De todas maneras

debe admitirse que ésta Palabra, o lo que haya sido, fue en el principio una verdade-

ra señal de reconocimiento. Además puede haber tenido, y probablemente lo tuvo,

una significación mística, la que no fue del todo arbitrariamente adoptada.

El desarrollo moderno de la Masonería Especulativa hasta convertirse en una filo-

sofía, ha proporcionado una forma perfecta al simbolismo de la Palabra no limitán-

dose sino únicamente a la práctica como un medio de reconocimiento. Tan impor-

tante es ÉSTA Palabra, que se apoya en la fundación exacta del edificio Masónico.

El primer versículo del Evangelio de San Juan, sobre el cual se ponen los instru-

mentos emblemáticos de la Masonería al abrirse los trabajos, nos da la clave del

significado de la Palabra, en general para el Masón.

Page 39: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

36

La afirmación: “en el Principio era el Verbo (o sea la Palabra)”, es eminentemente

iniciática, Es decir, tal que no puede entenderse sin ingresar en el sentido interior de

las cosas. Es la comprensión de la Verdad, que todo se manifiesta desde un Princi-

pio Interior o espiritual llamado Verbo o Palabra. Es la afirmación creadora de su

realidad, que lo manifiesta y lo hace existir desde el estado de realidad inmanente,

latente o potencial.

Como el Verbo-palabra es Pensamiento o afirmación creadora, no puede ser sino

una manifestación de la Conciencia. Toda cosa exterior tiene un origen interior en el

Ser, en donde tuvo nacimiento primero como Causa, el cual estamos percibiendo.

Es pues de importancia trascendente lo que el hombre dice, piensa ó afirma en sí

mismo: sólo con este hecho participa consciente e inconscientemente del poder

creador universal del Verbo y su obra constructiva.

El primer grado del Aprendiz, tiene el privilegio de desarrollar el poder del verbo

sabia y conscientemente en el Iniciado. La palabra significa “Fuerza” y muchas ve-

ces se usa con significado de Alegría. El supuesto nombre, corresponde al hijo de

Salomón, de la descendencia de Padres, hijo de Judá y de Thamar y uno de los as-

cendientes de David y de nuestro Señor Jesucristo.

Así como el toque muestra que el Masón debe esforzarse por penetrar en el esencia

profunda de la cosas, en vez de quedarse en la superficie, la Palabra Sagrada mues-

tra su acto de Fe y la actividad interior de su Conciencia.

Aprender el recto uso de la Palabra. He aquí la tarea fundamental que le incumbe al

Masón. Con esta disciplina hace que su actividad sea constructiva y en armonía con

los planes de GADU es decir de los Principios Universales de la Verdad.

La Palabra Sagrada es el Verbo. Es decir. lo que de más elevado y conforme a la

realidad podemos pensar o imaginar, una manifestación de la Luz que ilumina des-

de el interior.

Es nuestro Ideal y nuestro concepto de los que hay de más justo, bueno, hermoso.

Grande, noble y verdadero; conformando nuestras palabras a este Verbo, pronun-

ciamos la Palabra Sagrada y decretamos su establecimiento. Pues, como se dijo

“Decretas una cosa, y ésta será establecida en ti, y sobre tus caminos resplandecerá

la Luz”.

La palabra Sagrada, dada por el VM, que se sienta al Oriente, simboliza la Pa-

labra dada individualmente a cada uno de nosotros, por Espíritu de verdad por el

intimo YO SOY que igualmente se sienta y mora al Oriente u origen de nuestro

Ser. A semejanza de la palabra del aprendiz, que se formula al oído, letra por le-

tra, así debe darse la instrucción masónica: se le da a cada cual un primer rudimen-

to; la primera letra de la verdad, para que meditando y estudiando sobre ella, llegue

con su propio esfuerzo a conocer y formular la segunda, que lo hará digno de reci-

Page 40: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

37

bir útil y provechosamente la tercera. De esta manera ha sido y fue comunicada la

doctrina Iniciática en todos los tiempos, siendo el mismo símbolo la primera letra de

la mística Palabra Sagrada de la Verdad.

El significado particular de la Palabra Sagrada del Aprendiz es: “EN ÉL, LA

FUERZA”. Esto quiere decir que el Aprendiz reconoce por medio de la Palabra

Sagrada, o sea del Verbo Divino, que la fuerza verdadera no se halla en el exterior,

en el mundo de los efectos, sino interiormente, en la realidad que constituye el Prin-

cipio Inmanente y trascendente de todo lo existente.

Page 41: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

38

LA INSTRUCCIÓN SIMBOLICA

El simbolismo no expresa ni explica, solo sirve de soporte para elevarse mediante la

meditación, al conocimiento de las verdades metafísicas. Su ambigüedad vela y

revela la realidad y su carácter poli-sémico. Posibilita su interpretación en diversos

órdenes o planos de la realidad. Por eso, cada ser humano penetra según sus aptitu-

des en la realidad y en la intimidad del símbolo. La polisemia es el reflejo sensible

universal de la Unidad, esencia del símbolo.

La pluralidad de sentidos intuida en cada símbolo se basa en la Ley de la Corres-

pondencia (analogía): una imagen sirve para representar realidades de diversos

órdenes o niveles. La importancia de la forma simbólica en la transmisión de las

enseñanzas doctrinales de orden tradicional. En el fondo, toda expresión, toda for-

mulación, cualquiera que fuere, es un símbolo del pensamiento el cual se traduce

exteriormente. En este sentido, el propio lenguaje no es otra cosa que un simbolis-

mo. No debe pues, haber oposición entre el empleado a través de las palabras y el

de los Símbolos figurativos; estos dos modos de expresión serían más bien mutua-

mente complementarios.

Si el verbo es pensamiento en lo interior y la Palabra en el exterior. Si el mundo es

el efecto de la palabra proferida en el origen de los tiempos, la naturaleza entera

puede tomarse como un símbolo de la realidad sobrenatural. Todo lo que existe,

cualquiera sea su modo de ser, al tener su principio en el Intelecto Divino, traduce o

representa ese principio a su manera y según su orden de existencia; y así, de un

orden otro, todas las cosas se encadenan y corresponden para concurrir a la armonía

universal y total, que es como un reflejo de la Unidad Divina misma.

En la ceremonia de Iniciación -después de haberse llevado a cabo la consagración y

admisión definitiva en la Orden al Recipiendario- se le hace conocer la Palabra Sa-

grada de su grado. Ésta, representa un símbolo de instrucción verbal sobre los prin-

cipios de la verdad que cada aprendiz tiene derecho a recibir de los hermanos que

se hallan más adelantados en el sendero de la iniciación.

Los hermanos congregados desarrollan sus trabajos, con el propósito de mejorar en

la masonería. Se recibe la instrucción, cuando se realiza un ensayo frecuente del

trabajo en el grado. Siendo la masonería en su verdadera esencia tradicional y uni-

versal, una escuela iniciática destinada al aprendizaje, al ejercicio y al magisterio

de la verdad y de la virtud, es natural que ésta instrucción deba ser esperada por

parte de los menos adelantados y deba darse por los que se hallan capacitados. Esta

comunicación espiritual de estudios y aspiraciones, es la razón por la cual existen

logias y diferentes agrupaciones masónicas.

Page 42: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

39

En analogía al comunicado de la Palabra directamente; “al oído” ó en secreto en-

tendimiento y “letra por letra”. Es decir, partiendo de los primeros elementos y con

la activa cooperación del neófito, cuyo progreso no depende de lo que reciba, si no

de los que encuentre por sí mismo, con sus esfuerzos, por el uso que hace de la pri-

mera instrucción recibida como medio e instrumento para descubrir la verdad.

Este método caracteriza y distingue la instrucción Iniciática de la instrucción profa-

na, ya que esta última consiste simplemente en comunicar determinados conceptos

ó conocimientos, no dando demasiada importancia a la opinión que el discípulo

puede formarse sobre los mismos, que de su capacidad para repetirlos tal como le

han sido comunicados. En cambio para la instrucción iniciática esto representa úni-

camente el punto de partida, y lo esencial es la opinión que cada cual se forma por

su propios esfuerzos y razonamientos sobre lo que ha recibido.

A una primera comprensión elemental de los Principios ó rudimentos de Verdad,

que representan la opinión y el resultado del esfuerzo personal del Instructor – la

primera letra de la Palabra de la Sabiduría, debe seguir un periodo silencioso de

estudios y reflexión individual, en el cual el discípulo aprende a pensar por sí mis-

mo, avanzando con sus propios esfuerzos por el camino que se le ha indicado. Este

estudio y esta reflexión hallan su maduración en el descubrimiento de la segunda

letra, que es la que el discípulo debe dar al Instructor, en respuesta de la primera,

con el objeto de que se le juzgue digno y capacitado de recibir la tercera, que es de

un género enteramente diferente de las dos primeras.

Page 43: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

40

LA MARCHA DEL APRENDIZ

Los pasos del profano son inciertos, ya que no sabe a dónde va y para qué lo hace,

lo que representa el estado de ignorancia del hombre anterior a la civilización.

En la Francmasonería la marcha es la disposición de los pasos por los cuales se pe-

netra al tiempo o la Logia y ella varía en todos los grados y en casi todos los Ritos.

La marcha se ejecuta colocando los pies en determinada posición para dar los pasos

en cierto orden, según la instrucción que se recibe al final de la recepción de los

diferentes grados.

La marcha constituye lo que se llama el “Signo Pedestre” y cada grado tiene el

que le es peculiar; y en la mayoría de los casos está en prefecta consonancia con el

simbolismo del grado. La marcha del Aprendiz significa el celo que debe mostrar,

yendo hacia el que nos ilumina, para conseguir el progreso tanto interior como exte-

rior; es consecuencia, pues, del reconocimiento de un camino, como algo que está

delante de nosotros, haciéndonos discernir y actuar en una determinada dirección,

hacia una Meta que percibamos con mayor o menor claridad.

La marcha en el primer grado, consiste andar tres pasos hacia delante, en la forma

que nos es conocida, partiendo de “entre columnas”, en línea recta hacia el Altar o

Ara, lo que simboliza que los Francmasones van de las Tinieblas del Occidente,

hacia la luz del Oriente, en busca de la Sabiduría. La marcha se ejecuta estando al

Orden, dando tres pasos iguales, partiendo con el pie izquierdo, que a este miembro

lo conceptuamos como la parte más débil de nuestra extremidades inferiores, razón

por la cual, necesariamente lo debemos primero afianzar, antes que asegurar el pie

derecho, para evitar con esto un paso en falso y resbalar al abismo; seguidamente se

junta el talón del pie derecho, de modo que los pies formen escuadra, e igualmente

en los dos siguientes pasos.

El primer paso de la marcha representa o simboliza: el nacimiento del hombre, el

segundo la vida y el tercero la muerte, o sea las tres etapas fisiológicas de los seres

organizados, durante su viaje a través de la naturaleza. La marcha significa tam-

bién: la infancia, la juventud y la senectud. en la marcha al justar los pies para dar

cada uno de los tres, se forma un ángulo recto, con lo que se quiere dar a entender,

que quien desea llegar a la ciencia y la virtud, ha de ir apoyando en la rectitud. Esos

tres pasos que ejecuta al aprendiz al ingresar al templo, simbolizan las tres etapas

de la evolución humana, y solamente de esa manera, podrá penetrar en el templo de

la realización. La marcha del aprendiz, es representativa de sus tres cualidades: la

fuerza, la belleza y el candor, que a su vez estas simbolizan las tres épocas de la

vida del hombre: la juventud y la madurez.

Page 44: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

41

La marcha en éste grado indica su espíritu: el aprendiz cuyo estado de desnudez

representa al hombre anterior a la civilización, tenía una marcha insegura, incierta

y que avanzada en línea recta al adelantar el pie izquierdo al que unía el pie dere-

cho en escuadra, para dar a entender que no tiene otro objeto, que el de llegar direc-

tamente y sin rodeos a las luces de la civilización.

El aprendiz en los tres pasos iguales ó de la misma longitud que ejecuta en el R:.

E Ay A recuerda los tres viajes de su iniciación, los que constituyen el símbo-

lo del triple periodo que marcará las tres etapas de su estudio y su progreso. Estas se

refieren a las tres artes fundamentales que son: La gramática, la Lógica y la Retóri-

ca, a cuyo estudio debe aplicarse. Existe otra interpretación esotérica, que consiste

que el primer paso simboliza el misterio natural; el segundo el misterio espiritual, y

el tercero el misterio de la muerte. Así mismo la marcha del aprendiz simboliza la

regla de 24 pulgadas, que es una herramienta que significa la exactitud y división

del tiempo, en ocho horas para el trabajo productivo, ocho horas para el descanso y

ocho horas para realizar un acto de bien, instruir y meditar. También la marcha sim-

boliza los lados del triangulo equilátero que al desdoblarse en línea recta, contiene

en sus tres segmentos los principios Fundamentales sobre los que descansa la

Francmasonería, cuales son: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Tantos nuestros paso físicos, como nuestros pensamientos, parecen tomar cierta

dirección, marchando precisamente en forma espontánea y automática en aquella

exacta dirección en la cual se fija nuestra mirada, o bien nuestra Visón Interior. Una

percepción o Visión oscura e indefinida dificulta nuestra marcha y hace que nuestro

pasos sean y vacilantes por los que tropezamos continuamente con obstáculos que

se presentan en el camino. La marcha del Aprendiz es fácil, rápida, directa y segura

cuando aprende a encontrar en ese objeto las mejores energías de nuestro pensa-

miento hacia una meta determinada.

Igualmente sucede con nuestra marcha Intelectual hacia el conocimiento de la Ver-

dad y con nuestra marcha Moral hacia un ideal de perfección. En el sentido moral

la marcha nos indica, que antes de ejecutar nuestros actos y nuestra acciones, prime-

ro debemos ajustarlos a los más efectivos y sinceros razonamientos, por que los

hechos consumados, cuando no se llevan a cabo tomando como base los dictados

de la razón más pura, sus consecuencias son desastrosas y perjudiciales a todo hom-

bre de progreso. Obrar a la ligera ó guiados por la primera impresión que se recibe,

es propio del hombre poco experimentado en el ejercicio de su libre razonamiento;

es común de la inteligencias pobres y vulgares, por esa causa, la forma del Masón

al ejecutar sus actos debe ajustarse al ejercicio de la verdad equidad tomando como

base la razón y la justicia.

Conociendo que el Ara ó Altar de los Juramentos representa la conciencia del

Hombre y también el sepulcro o tumba de éste, la marcha que ejecuta en línea recta

el Aprendiz Masón, desde que se inicia, significa que debe vivir sacrificándose en

bien de la humanidad, porque sus pasos están constantemente dirigidos hacia el

sepulcro, donde algún día tendrá que llegar; por eso debe emplear su tiempo contri-

Page 45: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

42

buyendo con el aporte de sus grano de arena a la reconstrucción del templo del de-

ber, de la razón y de la justicia. La filosofía Masónica considera que la marcha del

aprendiz en línea recta hacia el oriente, es el camino que recorre todo hombre en su

destino espiritual que lo conduce a un solo fin: el de su origen.

Cada vez que nos preguntemos: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? Estamos

abarcando todo el pasado y todo el futuro en un sólo panorama. El presente no es

sino uno de los tantos tramos en este puente que une el Pasado con el Futuro. Otras

veces preguntamos: ¿con que propósito hemos sido creados? y la respuesta será:

para servir al propósito y la voluntad al bien. Para servir a la Perfección.

El análisis de cada uno de los pasos nos dice: En el primer paso o primera etapa, se

busca la belleza ó la Armonía a través de la forma y la luz, para ver el cambio hacia

la misma. Es el primer paso gradual hacia la Realidad de la Perfección. Existe en

una Escritura antigua la “Plegaria del Caminante” y al comenzar el verso expresa el

primer paso, diciendo: “Guíame de la Oscuridad a la Luz”.

En la gran Logia del Mundo, existe grabada una invocación maravillosa, que se

conoce como la “Gran Invocación” y en sus tres primeras líneas se expresa:

Desde el punto de luz en la Mente de Dios

Que afluya la luz a la mente de los hombres,

Que la luz descienda a la Tierra

En el segundo paso se busca: “La belleza del Alma y la Sabiduría necesaria para

hallarla”. En ésta etapa se traspasa los límites de la Belleza de la Forma. Este paso

es la suma con el anterior, porque reúne ciertas cualidades del primero que aún se

encuentra en la irrealidad y que por medio de la sabiduría que proviene del amor

comprensivo que sobrepasa el entendimiento, nos conduce a la realidad.

En el segundo verso de la escritura Antigua antes mencionada dice:

“Guíame de la Irrealidad a la Realidad”

Consecuentemente en la “Gran Invocación”, las tres líneas que continúan, expresan

lo siguiente:

Desde el punto de Amor en el corazón de Dios

Que afluye Amor a los corazones de los hombres;

Que él retorne a la tierra.

Continuando el análisis, en el Tercer paso se busca lo más trascendente, que es la

Belleza Espiritual, la que nos lleva de lo perecedero del mundo material a lo impe-

recedero e inmortal del mundo espiritual, que significa morir para una clase de vida

y nacer a otra. Esta etapa constituye la síntesis de las dos anteriores y requiere de

una considerable voluntad espiritual, para dar ese gran paso.

Page 46: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

43

La Plegaria del Caminante en su Tercer verso dice: “Guíame de la muerte a

la Inmortalidad”.

La Gran Invocación donde la Voluntad de Dios es conocida. Que el propósito guíe a

las pequeñas voluntades de los hombres; el propósito que los Maestros conocen y

sirven. En esta etapa la Belleza de la Forma ó la Armonía y la Belleza del Alma se

fusionan con la Belleza Espiritual. Esta síntesis constituye una Armonía sublime. Es

por esto que en la Francmasonería se denomina a este paso: “El Sublime Tercer

Grado”.

De acuerdo a los tres pasos mencionados debemos cultivar: La belleza de la Armonía;

la Sabiduría; de la Comprensión y la Fuerza de la Unidad, que son conceptos gradua-

les de lo mismo. La evolución de estas tres etapas, nos demuestra que en el primer

paso vemos en la Luz de la Razón, que debe existir la Perfección, aunque no la apre-

ciemos del todo, puesto que vivimos en la Penumbra. En el segundo sentimos que

existe y en el tercero intuimos lo que es, estamos conscientes de su realidad.

No está bien que entremos en logia caminando como caminamos en la calle trope-

zando con las piedras e imperfecciones del piso. Los pasos del Francmasón han de

ser firmes, iguales, rectos y bien calculados: firmes para que un resbalón en el cami-

no del inicio no nos haga rodar al fondo del desprecio del público: iguales para no

quedar rezagados en la conquista del terreno, donde hemos de plantar la enseñanza

de los progresos legítimos; rectos para no desviarnos de la ruta que hemos tomando

hacia el ideal; y bien calculados a fin de no llegar tarde allí donde haga falta el estí-

mulo, la esperanza y la obra buena.

El francmasón no puede detenerse en su marcha progresiva, no corre nunca ni está

estacionado jamás; va sí siempre adelante con el cuerpo derecho, la voluntad decidi-

da y la mirada fija en el Oriente de la Sabiduría donde reside el conocimiento de la

Verdad. Su decisión es fija y su empeño tenaz, se encamina al triunfo de la Justicia y

al imperio de la Razón. Dirige la cara y atiende eficazmente allí donde una solicitud

le llama, pero no vuelve la espalda a la Verdad.

El significado astronómico de la marcha, podemos aplicarlo por su verdadero origen

iniciativo, y así se entiende que el iniciado forma parte del mundo masónico, cuya

representación en el Universo lo constituye la Tierra. Por ésta razón, el Aprendiz al

franquear las puertas del Templo ejecuta simbólicamente el movimiento del sol en su

carrera al ocultarse en el Poniente, en donde desaparece para dirigirse nuevamente a

Oriente después de haber pasado por el Ecuador, o sea entre los polos Norte y Sur.

Esta interpretación nos representa el nacimiento del nuevo día, o mejor dicho, es el

símbolo del Iniciado y materialmente nos manifiesta el movimiento que ejecuta el

astro Rey del Sistema Solar planetario, de Oriente a Occidente, para dar lugar así al

fenómeno del día y la noche.

Page 47: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

44

LA BATERÍA

Batería es el acto de ejecutar palmadas armónicas por disposición del VM tanto al

abrir los trabajos en Logia, como al cerrarlos. También para rendir honores a las

autoridades masónicas. Estas son de júbilo en homenaje y saludo como expresión del

Taller. Las baterías de duelo se ejecuten en Tenida Fúnebre ó en memoria de herma-

nos que han pasado a ocupar su columna en el Oriente Eterno, Las baterías se ejecu-

tan sacándolas del signo gutural y ellas pueden ser simples, o triples.

En la Francmasonería las baterías tienen doble significado y el definido uso de servir

de comunicación con ciertas órdenes de espíritu terrestres por ellas atraídos y cuyos

solícitos servicios están siempre a disposición de los capaces de invocarlos, pero que

no oirán el llamamiento de quien no les haya sido debidamente presentado por medio

de la iniciación en el grado de Aprendiz. Su principal utilidad en la ceremonia es

formar un ambiente adecuado al grado en que trabaja, y en esta especial labor son

habilísimos, pues, acuden instantáneamente con marcial puntualidad y precisión al

llamamiento de las baterías de modo que aún cuando la logia mude de grado de

trabajo por el método breve, son capaces de producir los necesarios cambios tan

pronto como se les ordene.

La formación del apropiado ambiente es una de las más importantes características

especiales de la masonería, por lo indispensable para la eficiencia de los trabajos.

Quien sea sensitivo a la influencia notará el cambio ocurrido cuando pasamos de un

grado a otro; pero únicamente quienes tengan abiertos los ojos del alma podrán ver

las variaciones del color ó distinguir a los atareados operarios que tan vehemente los

producen. Los debas representativos de la tres luces de la logia se encargan de dirigir

esta importante parte de la obra: el 2do. Vig de los operarios del primer grado; el

1er. Vig de los segundos y el V:. M:. de los terceros.

Los espíritus terrestres obedientes al llamamiento de las baterías aparece el primer

golpe y discriminante retornar a su normal situación cuando otra batería les anuncia

la terminación de su obra. La baterías de cierre corresponden al “Ite misa est” de la

iglesia Católica. Conviene advertir que otras entidades análogas son muy aficionadas

a anunciar su presencia por medio de baterías en las sesiones espiritistas.

La batería del primer grado tiene significado moral e indica que el aprendiz ha de

dominar los tres planos a él fronteros, ó sea el cuerpo físico con los impulsos prove-

nientes del pasado; el Astral con sus violentos deseos y emociones; y el mental con

sus fisgoneos y veleidades. Todo hombre en el transcurso de su evolución, ha de

manejar doblemente cada uno de estos tres cuerpos. Primero ha de dominarlos, regir

sus impulsos y someterlos a la obediencia del Ego; y en segundo lugar, ha de conver-

tirlos en positivo, idóneo y útil instrumento para su servicio.

Se supone que el Aprendiz ha dominado ya su cuerpo físico antes de entrar en la

Masonería, pues de lo contrario nadie podría recomendar merecidamente su admisión,

Page 48: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

45

aunque aún ha de desarrollarlo; y por otra parte se supone también que está haciendo

lo posible para dominar su cuerpo Astral. Esta es la labor del primer grado en cuanto

al propio desenvolvimiento, por más que el masón ha de procurar siempre perfeccio-

narse en todos los aspectos.

En esta etapa ha de adelantar el Masón algún tanto, cada día en el conocimiento

masónico hasta que la mente ya no vacile ni divague y esté por completo denomina-

da. Entonces ascenderá al tercer grado, cuya batería indica que sólo le falta dominar

un plano, esto es, convertir la mente en un perfecto instrumento al servicio del YO

Superior. En esta Obra ha de continuar tantos años como sean necesarios antes de

provechosamente pasar adelante.

Page 49: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

46

LOS TRES AÑOS DEL APRENDIZ

Los tres años del Aprendiz, los tres pasos de su marcha, en recuerdo de los tres viajes

de la iniciación, representan un símbolo en los estudios masónico.

Decir que el aprendiz masón tiene tres años, significa informarse de la edad masónica

del hermano, es preguntarle por su grado. El Aprendiz masónico del hermano, es

preguntarle por su grado. El aprendiz masón tiene esa edad masónica, por haber sido

iniciado en los Misterios de los tres primeros números, que son las consecuencias

lógicas que se deducen de las propiedades intrínsecas de esos números. La razón se

basa sobre estas nociones abstractas cuando se aplica a resolver el problema de la

existencia de las cosas.

Esos tres periodos también tienen otros significados profundos que pueden ser rela-

cionados así: A las Artes fundamentales como la Gramática, La Lógica y la Retóri-

ca; a las tres cualidades indispensables del masón: Sabiduría, Inteligencia y Voluntad;

a los tres primeros Números: 1, 2 y 3. Estas cualidades son inseparables y deben

existir bien equilibradas en el masón para que sea un hombre perfectible, un iniciado

real y no simplemente un individuo que pasó por la iniciación en una forma formal y

no aprovechó nada de ese formidable medio de regeneración.

Adelantaremos con algunas preguntas relacionadas con los números ¿Qué ha apren-

dido el aprendiz por el estudio del número Uno? Que todo es Uno, puesto que nada

podría existir fuera del todo. ¿Cómo formula el Aprendiz los principios que le revela

el número Dos? La inteligencia humana asigna artificialmente limitaciones a lo que es

Uno y sin límites. La Unidad se encuentra de esta manera encerrada entre dos extre-

mos que no son sino simples abstracciones a las que las palabras solo prestan una

falsa apariencia de realidad. ¿Qué el Ser, la Realidad ó la verdad?, tiene por símbolo

el número Tres, ¿Por qué? Porque el ser, ó “aquello que es”, nos aparece como un

tercer término, medio, en el que se concilian los dos extremos opuestos.

En consecuencia los tres años de aprendiz son la expresión del Territorio que puede

ser encarado en múltiples formas. Veamos algunas de ellas que sean más interesantes

para el estudio que estamos haciendo: Los tres pilares ó columnas de las Logias

masónicas, las luces del taller: Sabiduría, Fuerza y Belleza, representadas por el

Venerable Maestro y los Vigilantes, colocados en Oriente, Occidente y Sur, siguiendo

la orientación de las tres puertas del Gran Templo de Salomón en Jerusalén, signifi-

ca el Delta Sagrado ó Triángulo equilátero o compuesto de tres líneas y tres ángulos,

formando un todo completo e indivisible; es el símbolo de la Divinidad que los

cristianos adoran con el nombre de Santísima Trinidad. Los hindúes con los nombres

de Brahama, Vishnú y Shiva. Simboliza También tres virtudes Teologales: Fe, Espe-

ranza y Caridad.

El Ternario es el Principio de la Unidad, es el primer número primo que no puede

dividirse sino entre sí mismo o por la unidad. El Tres busca solucionar los conflictos

Page 50: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

47

entre la Tesis y la Antítesis, entre la afirmación y la negación. Superando el conflic-

to encuentra la armonía que hace del Todo una cosa única. Los tres años del aprendiz

recuerdan los tres años de preparación y estudios que Zoroastro imponía a sus discí-

pulos ó iniciados. Durante ese periodo se reunía con ellos en sesiones que comenza-

ban al Mediodía y terminaban a Medianoche con un ligero refrigerio.

El primer grado masónico descansa en la Ley del Ternario. Busca el conocimiento y

muy en especial, la explicación del hombre en el Universo sintetizando el misterio de

la Unidad, de la Dualidad y de la Trinidad; es decir, el misterio de todas las cosas y de

todos los seres. El aprendiz representa al hombre en su dedicarse al conocimiento de

las letras, esto es, de los principios o elementos simbólicos. La Unidad Superior,

desde la cual parten dos líneas divergentes, ha hecho su reproducción por el Binario ó

la Dualidad; pero estas líneas divergentes serían inútiles si no se uniesen en alguna

parte. La unión de estas dos líneas nos conduce forzosamente al Ternario o la Trini-

dad.

Se ha dicho que el hombre es una unidad completa, por la derecha y la izquierda,

porque primitivamente era andrógino, pero desde la separación del sexo, tuvo que

unirse a la mujer para volver al intermediario equilibrio o Principio de Armonía. El

Padre y la Madre engendran al hijo; EL AZUFRE Y LA SAL producen el Mercurio.

El Cielo y la Tierra engendran al hombre, la criatura más perfecta que realiza la

unión de lo superior con lo inferior. Toda Trinidad resulta de una Dualidad. Un

Triángulo dentro de un círculo es el símbolo más adecuado para presentar la Trinidad

dentro De lo Absoluto. El hombre Dios es Trinidad manifestada en cuerpo.

Cuando el aprendiz afirma que no sabe leer ni escribir, dice apenas una expresión

simbólica que significa que no sabe leer ni escribir: “El lenguaje de la Verdad”, pero

está estudiando y ejercitándose en ello, deletreando letra por letra las verdades fun-

damentales sobre las que se basan los conocimientos masónicos.

En los tres años de aprendizaje simbólico el aprendiz debía conocer las tres lenguas

sagradas: Sánscrito, Hebreo y egipcio; las tres religiones: Brahmanismo, Budismo y

Cristianismo; las tres Ciencias Ocultas: Cábala, Magia y Hermetismo.

En el antiguos tiempos cuando la masonería era una corporación de picapedreros

libres y solamente en algunas ocasiones se ocupan del desenvolvimiento espiritual,

los aprendices realmente pasaban tres años como mínimo trabajando en compañía de

los maestros hasta aprender perfectamente el arte de construir, solo entonces podían

pasar a la categoría de compañeros de los maestros, después de haber demostrado sus

habilidades prácticamente. Actualmente esos tres años son simbólicos, el tiempo es

contado diversamente en las distintas jurisdicciones; en algunas el aprendiz recibe

cinco lecciones completas en cinco tenidas realizadas en cinco días distintos y debe

asistir a una iniciación. Muchas veces han promovido al Segundo grado a hermanos

que no han recibido instrucción suficiente, sin haber asistido a una ceremonia de

iniciación y sin haber demostrado de modo real que conocen, aman y sienten la

Masonería.

Page 51: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

48

Simbólicos o reales, los tres años de aprendiz están destinados a educar y formar a los

masones. Durante ese tiempo éste irá familiarizándose con los símbolos y la termino-

logía masónica, se ejercitará en el trabajo y aprenderá a la par las obligaciones y los

deberes, también conocerá la simbología de los números.

También tiene evidente referencia los tres años del aprendiz con el conocimiento del

Universo; agregando que en el plano superior, el número no es número alguno, sino

Cero- Un Círculo. En el plano de abajo se convierte en Uno, que es un número impar.

El número (1) uno significa para los inicios de Alejandro un cuerpo derecho, un

hombre vivo de pie, siendo el único animal que tiene tal privilegio. Y añadiendo al

“1” una cabeza fue transformado en una “P” símbolo de paternidad, de potencia

creadora; mientras que la “R” significa un “hombre en movimiento” uno que camina.

De aquí el PATER ZEUS no tuviese nada de sexual, ni de fálico, ni en su sonido, ni

en la forma de sus letras, así como tampoco (PATER DEUS) según Ragón.

Los números impares son decididos, los números pares son terrestres, diabólicos y

desgraciados. Los Pitagóricos detestaban el binario. Para ellos era el origen de la

diferenciación, y por lo tanto, de los contrastes, de la discordia o materia, principio

del mal. En todo caso para los primitivos Pitagóricos, la duada, era ese estado imper-

fecto en que cayó el primer ser manifestado, cuando se separó de la Monada. Era el

punto desde donde los dos caminos, el bien y el mal, se bifurcaban. Todo lo que tenía

dos caras era falso, lo llamaban “Binario”.

La Unidad es la ley de Dios (o sea el primer Principio, la Causa Inmanente y Preanti-

nómica), el número (nacido por la multiplicación de la unidad, por medio de la duali-

dad) es la ley del Universo, la Evolución (expresión de la Ley del Ternario) es la Ley

de la Naturaleza.

Según las palabras de Romaseun de Tebas: Todo está contenido y se conserva en el

Uno, todo se nidifica y se transforma por Tres: La Monada ha creado la Diada, la

Díada ha producido la Triada, y la Triada brilla en el Universo entero. El número dos

representa la luz y la sombra, el bien y el mal, la felicidad y la desgracia, el hombre y

la mujer. El tres es la Trinidad Divina y otros aspectos a los que ya nos referimos.

El Ternario es el primario de los números impares, así como el triángulo es la primera

de las figuras geométricas este número es verdaderamente el número del misterio por

excelencia. El aprendiz acrecentará sus conocimientos recordando siempre los tres

deberes primordiales del hombre, para con Dios; para con sus semejantes y para

consigo mismo.

Page 52: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

49

CIELO Y TIERRA

Los pares de opuestos también se manifiestan entre el Cielo y la Tierra. Están em-

blemáticamente representados por el Compás y la Escuadra, que entrelazados de la

misma manera el uno con el otro, constituyen los aspectos respectivamente superior e

inferior de una misma cosa. Estas herramientas o instrumentos no representan más

que el Oriente y el Occidente, con los cuales ya nos hemos familiarizado interpretan-

do el valor esotérico de la ceremonia de Iniciación.

El Cielo es el aspecto infinito que rodea a la Tierra y en el que se mueven todos los

cuerpos celestes. Presenta en las noches claras, el aspecto de una bóveda algo aplana-

da en el Cenit del Observador. El Cielo también recibe los nombres de Jerusalén,

Celeste, Empíreo, Reino del GADU

El techo de las Logias simbólicas debe representar éste espacio diáfano que rodea a la

Tierra y al que se da el nombre de Cielo ó bóveda celeste o estrellada.

El Cielo se presenta a nuestra conciencia por medio del uso del Compás. Significa el

mundo de la Realidad Trascendente; expresa la facultad comprensiva y comparativa

de la mente que conduce al estudio de las analogías, a la inducción y generalización

de las ideas, con las cuales se llega progresivamente desde lo relativo a lo absoluto.

La Tierra -el Mundo de la Apariencia o Realidad objetiva- está representada igual-

mente por medio de la Escuadra de la Razón, o inteligencia concreta y racional, que

marca los límites fijados por las leyes, por medio de la Lógica y del juicio, como un

determinado del cual aparentemente no podemos escapar.

Sin embargo, el camino de la Libertad se encuentra aquí mismo, por medio del uso de

estas leyes en su aspecto progresista y constructivo según nuestras aspiraciones verti-

cales, indicadas por la plomada.

Es indispensable citar el axioma hermético que ya se indicó cuando nos ocupamos del

cuarto de reflexiones “Visita interiore terrae: rectificando invenies occultun lapidem”.

Debemos de ingresar dentro de la realidad del propio mundo objetivo, y no contentar-

nos con su estudio o examen exterior, entonces nuestra inteligencia (como lo muestra

la cuidadosa rectitud de los tres pasos de la marcha del Aprendiz) llegaremos al uso

del Compás junto con la Escuadra, o sea al conocimiento de la Verdad que nos libra

de la ilusión.

El Cielo significa lo subjetivo, lo espiritual inmaterial y por eso está simbolizado por

el Compás, mientras que la Tierra significa lo objetivo, lo material, por lo que está

simbolizado por la Escuadra.

Page 53: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

50

EL SOL

Este astro es a la vez Espíritu y Materia, es un perenne manantial de vida, que como

la luz, emana de él sin cesar.

Como dador de vida que es, conserva y sustenta todas las criaturas. Es el corazón de

todo el sistema Solar. Es así mismo, fuente de calor y electricidad. Pero el Sol que

nosotros vemos, estrella central de nuestro sistema, es sólo una reflexión, sombra o

cáscara del verdadero Sol central espiritual. Para su propio sistema, el Sol es el Alma,

por ser la reflexión y el vehículo del verdadero Sol, que es espíritu, invisible en este

plano. En todas las religiones populares exotéricas, el sol ha tenido un dual, que fue

antropomorfizado por los profanos; el sol era Osiris, el luminar, el dador de la vida y

de la muerte; asimismo, pilar monolítico, pirámide, torre o templo, originariamente

erigido para glorificar el primer principio o aspecto, andando el tiempo lo vemos

convertirse en templo de un ídolo, o lo que es aún peor, en fálico emblema en su

forma más grosera.

El Sol es el emblema de la bienhechora divinidad que da la vida; es manifestación

exterior del Séptimo Principio de nuestro sistema planetario- Jehová es el sol y, por lo

tanto lo es también el Cristo de la Iglesia romana. Por más que los cristianos califican

de idolatría el culto del Sol, su religión se halla enteramente basada en el culto Solar

y Lunar.

El Sol es un símbolo importante y como origen de la luz material, recuerda al masón

de esa luz intelectual de la cual anda en pos constantemente. Pero es especialmente

como rey del día, donde a él un principio y término y un curso regular de hora, que

el Sol se presenta como un símbolo masónico. Por lo tanto de las tres luces menores,

se nos ha dicho que una representa y simboliza el Sol, que rige el día; otra la Luna

que gobierna la noche y la otra el Venerable Maestro que gobierna su Logia con

igualdad, regularidad y precisión.

Esta es la estricta analogía con otros simbolismos masónicos; porque si la Logia es el

símbolo del Mundo, la cual es así gobernada en sus cambios de tiempos y estaciones

por el Sol, es evidente que el Maestro que gobierna la logia, controlando su tiempo de

abrir y cerrar y el trabajando que hace, debe ser simbolizado por el Sol. La definición

heráldica del Sol es más conveniente al simbolismo de la soberanía del Maestro. Así

decimos, el Sol es el símbolo de la soberanía. El jeroglífico de la majestad que emana

absoluta autoridad.

Esta representación del Sol como un símbolo de autoridad mientras explica la refe-

rencia del Maestro, nos habilita para ampliar el significado de los tres orígenes de

autoridad en la Logia; y responde a las posiciones respectivas de los Oficiales, some-

tidos a su autoridad. Por lo tanto, el Maestro en el Este es el símbolo del Sol nacien-

Page 54: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

51

te; el Segundo Vigilante en el Sur del Sol meridiano; y el Primer Vigilante en el

Oeste del Sol poniente.

Por eso en los misterios de la India los principales oficiales se colocan al Este, al

Oeste y al Sur respectivamente para representar al Brahma el Sol naciente, a Visnú el

Sol poniente y Shiva el Sol meridiano. En los ritos Druídicos, el maestro sentado en

el Este era asistido por otros dos oficiales. El que se colocaba al Oeste como represen-

tante de la Luna, y el otro que se colocaba al Sur como representante del Sol meridia-

no. Esta triple división del gobierno en una Logia entre ofíciales representantes del

Sol en sus tres manifestaciones: de Este y Oeste, nos recordará ideas similares en el

simbolismo de la antigüedad.

En los misterios Órficos, se enseña que el sol surgía de un huevo arrojado con fuerza

para que se triplicara por su propia energía. El poder Supremo parece haber estado

siempre unido en las creencias antiguas a una división de tres partes. Si como el signo

de autoridad se indicaba por medio del rayo tridente de Jove por el tridente de Nep-

tuno y por los cancerberos de Plutón. El gobierno del Universo diosa gobernaba la

tierra en la figura de Diana, los cielos en la Luna y las regiones infernales en la

Hécate, de aquí sus ritos se practicaran únicamente en un lugar donde se reunían tres

caminos.

El sol se nos presenta en la Masonería, primeramente como un símbolo de luz, pero

después más enfáticamente como un símbolo de la Suprema autoridad. Sin embargo,

hablando del simbolismo bíblico “el Sol puede ser considerado como un emblema de

la Divinidad Verdad” porque el Sol o la luz de donde emana, no sólo se manifiesta en

sí misma, sino que hace cosa; de aquí que la verdad investigue revele y manifiesta

otra verdad, pues, todas las verdades dependen y están unidas entre sí más o menos.

Y esto puede ser también aplicable a la doctrina masónica que hace del Maestro el

símbolo del Sol; porque como el sol descubre y manifiesta la rayar el día lo que

había estado oculto en la oscuridad de la noche, y así el Maestro de la Logia como el

antiguo revelador de los misterios, manifiesta la Divina Verdad al neófito, que hasta

aquí había vivido en la oscuridad intelectual y le revela las lecciones ocultas de la

iniciación.

A los lados del Delta, que representa la verdadera luz (luz de la Realidad trascenden-

te), aparecen el Sol y la Luna, los dos luminares visibles que iluminan nuestra tierra y

que simbólicamente representan la luz intelectual y la material.

Page 55: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

52

LA LUNA

La adaptación de la Luna en el sistema masónico como símbolo, es análoga aunque

difícilmente podría derivarse del empleo del mismo símbolo en las religiones anti-

guas. En Egipto Osiris era el Sol, Isis la Luna; en Siria Adonis era el Sol y Ashto-

roth la luna. Los Griegos la adoraban como Diana y Hécate, en los misterios de Ce-

res, mientras el Jenofonte o Jefe Sacerdote representaba al creador, el porta antorcha

al Sol, el hoepi bonos, u oficial más próximo y al Altar representaba la luna.

El oriente del templo masónico del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, las lumina-

rias como el Sol, la Luna y las siete estrellas se encuentra en la parte alta al costado

del venerable Maestro. El Sol, se ubica a la izquierda del V:. M:., lugar por donde

sale y también a ese mismo costado se encuentran las siete estrellas.

La luna es la manifestación externa del cuarto principio de nuestro sistema planeta-

rio masculino en su carácter teogónico; en su aspecto cósmico el principio genera-

dor femenino. Es considerada también como una potencia sin sexo, emblemática de

la mente inferior del cuerpo Astral.

La luna es guía del lado oculto de la Naturaleza terrestre, mientras que el sol es el

regulador y factor de la vida manifestada. Nuestra Madre Luna es ahora el frio resi-

duo, la sombra arrastrada tras el nuevo cuerpo: la Tierra. A ésta ha trasladado por

transfusión sus poderes y principios de la vida. Se halla condenada a perseguir a la

Tierra durante largas edades, a ser atraída por ella y a traer a su vez a su hija.

La luna irradia influencia maligna invisible y emponzoñada que emana del lado

oculto de su naturaleza pues es un cuerpo muerto y que, sin embargo vive su

máxima influencia sobreviviente en el plenilunio. Sus efectos son psíquico físicos,

haciendo con sus emanaciones perder al hombre no poca energía vital cuando está

expuesto a sus rayos durante el sueño. Las hierbas ponzoñosas son más maléficas

cuando se arrancan en noches de Luna.

Cuando llegue a su séptima Ronda se acabará por disgregar como sucede ya con

los satélites de los otros planetas. Su influencia oculta se manifiesta en periodos

septenarios cada uno representado un cuarto de los 28 días del mes lunar. Es repre-

sentada en creciente en forma de copa que simboliza todo cuanto es receptivo en la

naturaleza humana, pues gobierna las emociones, instintos imaginación, sensibili-

dad, lo femenino en la vida. Confiere intuición, pasividad, amor maternal y a los

viajes. Esta profundamente relacionada con el crecimiento de los cuerpos. En un

horóscopo representa el físico, la personalidad y la madre. De acuerdo al signo y

casa que se encuentre significa la cualidad, conciencia o estado que el nativo tendrá

más probabilidades de desarrollar. Mal configurada produce versatilidad, frivolidad,

pereza, inconstancia y capricho. Afecta a lo relacionado con el comercio, agua o

Page 56: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

53

mar a los órganos internos de la mujer, la asimilación y el gran simpático. Es de

naturaleza acuática, femenina negativa y rige el signo de cáncer.

Hermes Trismegisto llama a la Luna instrumento de nacimiento que transforma la

materia inferior. Según se desprende de los textos egipcios, la luna a causa de sus

fases, estaba en perpetua relación con las ideas de nacimiento y de renovación. Así

se comprende que el dios Aab presidiera a la renovación. La lunación es el tiempo

que gasta la luna desde una conjunción con el sol naciente.

Page 57: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

54

LAS DOS COLUMNAS

En el templo masónico a tres pasos de la puerta, que se encuentra al Occidente,

están situadas las dos columnas “B” y “J”, emblema de los principios y de los pares

de opuestos que dominan el mundo visible.

Las columnas Masónicas, son a semejanza de las puestas por Hércules al Occiden-

te del Mediterráneo, e igualmente de aquellas que se colocaron en el Atrio del Tem-

plo del Rey Salomón o sea junto al pórtico de ingreso a ese lugar, con cuya edifica-

ción se suele enlazar simbólicamente a nuestra Institución.

La construcción de ese magnífico templo salomónico, fue encomendado a Hiram

Abif, Arquitecto Tirio, el más experto de su época; el mismo que también fundió las

dos columnas de bronce, huecas interiormente, con el objeto de guardar en ellas las

herramientas, después de concluido los trabajos. Esas columnas eran de orden Co-

rintio y cada una de ellas tenía 18 codos de altura y 12 codos de circunferencia,

sobre ellas descansaba un capitel, que cubría medio codo y estos Capiteles tenían

cinco codos de altura cada uno y era en forma de la Flor de Loto. En el fuste de la

columna derecha de la entrada al templo esta esculpida la letra “J” y en el de la iz-

quierda la letra “B” y por lo general son trasparentes, para que puedan hacerse re-

saltar por medio de una luz, colocada en el inferior del fuste.

El templo masónico sobre capiteles se coloca unas redecillas con granadas entre

abiertas y lirios y donde también terminan los extremos de la cuerda con nudos que

circunda el interior del templo. Constituyen en el punto el punto de partida de todo

cuanto se realiza en el. la primera vez que paseamos entre columnas lo hacemos a

ciegas y sin darnos cuenta de ellos, ya sea al iniciar una nueva vida en el oeste o al

nacer a ella, luego hacemos con los ojos abiertos conscientes de ello aunque no

siempre de su significado. Lo repetimos después de siempre que entramos al templo

o cuando nos podemos al orden del venerable o ser supremo en nosotros para reali-

zar algún trabajo.

Estas dos columnas “B” Y “J” reprendan los pares de opuestos o la dualidad de

nuestro Ser, una es el polo positivo, el Espíritu y la Mente y, la otra el aspecto nega-

tivo, la materia o el corazón, cada masón lleva en sí dos columnas constituyen las

piernas sobre las cuales nos sostenemos y caminamos por el sendero hacia nuestro

objetivo. Ambas son necesarias, tratar de eliminar una de ellas para eliminar la lu-

cha de los opuestos es como despojarnos una de nuestras piernas. Faltando una de

estas dos columnas se derrumba el Templo masónico nos muestran, sin embargo

otra solución el surgimiento del caminos en una síntesis o sea donde reina al silen-

cio ambas columnas, el punto donde se inicia el camino infinito.

Page 58: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

55

LA CUERDA CON NUDOS

La cuerda que rodea la logia, partiendo de una de las columnas de la entrada para

terminar en la otra, correspondería exactamente al cordón que circunscribía el recin-

to reservado a las Asambleas ya sea políticas y judiciales de los Germanos. Estas

Asambleas se celebraban al aire libre en un lugar consagrado muy a menudo en una

eminencia natural o artificial. El lugar escogido estaba circunscripto por lanzas o

estacas enterradas en la tierra y amarradas por una cuerda sólidamente anudada a

estos soportes.

En ese recinto sagrado, aquel que hubiere querido pasar bajo la cuerda para entrar

o salir, se habría hecho culpable de un sacrilegio y habría sido seguramente sacrifi-

cado a las Divinidades de la Horda o del Clan.

Para participar en la Asamblea, era necesario pasar por entre las dos estacas donde

estaban atadas las extremidades de la cuerda. Aquí se colocaba un Heraldo, que

tenía por misión oponerse a la entrada de las personas no calificadas. Solo los hom-

bres nacidos libres eran admitidos; debían obligatoriamente estar revestidos de sus

armas, colgadas en la cintura en forma de delantal; pues entre los pueblos aficiona-

dos a combatir desnudos, el equipo de guerra podía en rigor, servir de vestimenta

La cuerda de nudos en su forma de cuenta con nudos o ya sea esculpida o pintada,

que rodea la parte superior de la logia, es entre los símbolos masónicos que parecen

casi siempre comprenderse muy poco en nuestros días, sin embargo significa la

unión de todos los Francmasones que se extienden por toda la redondez del Globo.

Muchos de nosotros relacionamos en la cadena de unión, el cordel con el que los

masones operativos se servían para trazar y delimitar el contorno de un edificio.

Seguramente tenemos alguna razón, pero ello no basta y sería menester por lo me-

nos preguntarse cuál era el valor simbólico de ese cordel mismo. Este símbolo lleva

también la denominación de un” Moño Festoneado” que parece designar propia-

mente más bien el contorno de un Dosel.

Desde el punto de vista tradicional todo edificio cual por otra parte actualmente se

especifica expresamente que la Logia, es una réplica o imagen del Cosmos y sin

duda es este el último recuerdo que de aquello ha subsistido hasta hoy en el mundo

occidental. Siendo así, el emplazamiento de un edificio debía ser determinado y

encuadrado por algo que correspondiese de algún modo a lo que podría llamarse el

marco mismo del cosmos; pudiendo decir ya, que el trazado materializado por el

cordel representa propiamente hablando su proyección terrestre.

Lo que hace particularmente neto sentido del símbolo es esto, mientras que el cordel

en cuanto instrumento es naturalmente una simple línea. La Cadena de Unión, al

contrario, tiene nudos de trecho en trecho. Esos nudos son o deben ser normalmente

a los signos del zodiaco. Estos nudos se llaman lazos de amor.

Page 59: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

56

En efecto el zodiaco es el interior del cual se mueven los planetas. Constituye ver-

daderamente la envoltura del cosmos. Es decir, ese marco tiene carácter no ya te-

rrestre si no celeste.

Muchos también pensamos que esos doce nudos implican, al menos idealmente, la

existencia de igual número de columnas. Es decir, además de las dos columnas de

occidente a las que corresponden las extremidades de la “Cuerda con Nudos”. Es de

notar que tal disposición, aunque en forma circular, se encuentra en ciertos monu-

mentos megalíticos cuya relación con el Zodiaco es no menos evidente.

Ahora bien, hay aun otra cosa no menos importante entre las funciones de un “mar-

co”. Quizá la principal es mantener en su sitio los diversos elementos que contiene

o encierra en su interior, de modo tal que forma con ellos, un todo ordenado. Como

se sabe, es la significación etimológicamente misma de la palabra “Cosmos”. Ese

marco debe pues en cierta manera, “ligar” o “unir” esos elementos entre sí. Lo que

está formalmente expresado por el nombre de cadena de unión. Inclusive de este

resultado es lo que concierne su significación más profunda, pues como todos los

símbolos que se presentan en forma de cadena, cuerda o hilo, se refiere en definitiva

al hilo del Espíritu, al Ego inmortal, a la divinidad, a la individualidad que se reen-

carna en el hombre una vida tras otra.

Puede decirse que nuestro mundo esta ordenado por el conjunto de las determina-

ciones temporales y espaciales vinculadas con el Zodiaco, por una parte en virtud de

la relación directa de este con el Ciclo Anual, y por otra por su correspondencia con

las direcciones del espacio.

La cuerda con Nudos se humaniza, al tomar el lugar de la plomada para indicar el

ascenso que por medio del esfuerzo gradual y en etapas sucesivas, de da a través de

grandes iniciaciones, con las que se alcanza la plenitud del Magisterio en el dominio

de la Luz.

La cuerda con nudos emblemática de la cadena lógica. Por medio de ella, nos re-

montamos de la observación de los efectos visibles a sus causas invisibles, hasta

que llegamos a coordinar en la unidad de nuestro conocimiento o bien en una ley

única, nuestras diferentes experiencias.

Teseo utilizando el hilo de Ariadna salió de un complicado Laberinto. En igual for-

ma, el hilo de nuestra comprensión de lo Real nos puede guiar por el camino intrin-

cado que atraviesa las regiones de ilusión.

Finalmente esa misma cuerda indica con nudos, el hilo de Oro o Rayo de nuestra

propia Conciencia Individual. La cual atraviesa y une como Principio Permanente

dentro de la Eternidad, las distintas personificaciones o personalidades en las que

aparece y se manifiesta sucesivamente en la contingencia del tiempo, la inmanente

realidad del Ser.

Page 60: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

57

LAS COLUMNAS

Cada columna tiene nombre y se representa por medio de una letra. Ellas simboli-

zan la doble manifestación que resulta por combinación de la líneas con el círculo,

según el sentido dextrorso y sinestroso, ascendiente o descendiente y la fuerza

centrípeta o centrifuga, que se desarrolla con el movimiento a estas columnas. Se

les denominó con nombres misterios, a la de la derecha con la letra J, que significa

estabilidad; y la de la izquierda con la letra B, que significa Fortaleza. Son también

la virtud y la verdad que flanquean el camino de todo progreso real, el deber y el

placer que solo con el se acompaña durablemente en la senda de la libertad. El estu-

dio y práctica que deben armonizarse y sostenerse el uno con el otro, así como los

pies que contribuyen igualmente a dar cada paso. Pero sobre todo en virtud de lo

que significa esperanza, como aquellos que constantemente sostienen nuestro pro-

greso en el camino de la existencia, mientras el Amor es la Fuerza que nos impulsa

constantemente hacia delante.

Siendo el templo la representación simbólica del Universo, es natural que las dos

columnas correspondan a los dos principios de la Actividad de la Inercia; de la

energía y de la materia, de la esencia y de la substancia que han sido representados

por el Azufre y la Sal en cuarto de la reflexión relacionado con los pares de órganos

del hombre, representa los dos principios complementarios de los lados derecho e

izquierdo de nuestro organismo como nuestros ojos, oídos, brazos, piernas etc.

Según el ritual de la Francmasonería, teniendo las columnas un significado simbóli-

co, la columna “B” designa el lugar donde los aprendices no habiendo adquirido

aún la fuerza y conocimiento necesarios en los trances masónicos, se reúnen allí

para acostumbrarse a ellos y recibir instrucciones. Es el lugar donde deben desbas-

tar la piedra tosca, para recibir su salario despidiéndose contentos y satisfechos.

Para poder entrar al templo y llevar a cabo la iniciación, tenemos que pasar inevita-

blemente por entre esas dos columnas poderosas situadas a los lados opuestos de su

portal. Estas columnas tienen importancia fundamental en el Templo.

Page 61: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

58

LAS ESPADAS

En el seno de la orden las espadas representan FUERZA y decimos fuerza, porque

ellas son empuñadas por manos firmes, enérgicas cuando van en defensa de la justi-

cia. Cuando deben de proteger al débil, o bien cuando nos vemos obligados a usar

de ellas en defensa de los idéales de nuestra institución.

La espada es en la orden de caballería, la insignia o símbolo de la dignidad de caba-

llero. Las espadas significan fraternidad, pues nos cobijamos bajo ellas en la seguri-

dad que nuestros hermanos sabrán defendernos en todo y cualquier momento que

sea necesario. Esta fraternidad es tan cierta, que no solo alcanza a quienes hemos

tenido el honor de ser iniciados, sino a la humanidad entera, que vive actualmente

de un materialismo descontrolado, un nacionalismo egoísta o por la dominación del

hombre por el hombre. Por eso, debemos aunar nuestra espadas e incorporarnos a

una grandiosa falange de forjadores de un mundo mejor, que sepa imponer el triun-

fo de los ideales de democracia y justicia social. Ubicarnos al amparo de su sombra

que refleja justicia para todos, fraternidad para todos e igualdad, también para to-

dos.

El hombre es quien se ha creado a sí mismo por el trabajo. El hombre en conse-

cuencia es un ser creador que fue desarrollando sus instrumentos, a medida que la

necesidad se lo fue imponiendo. Así, si nos remontamos a una era comprendida

30,000 años atrás, encontramos cómo la necesidad de esos seres hizo crear primero

el hacha de piedra. Ésta le sirvió para su defensa, para la construcción de viviendas,

para la obtención de sus alimentos y a medida que el mundo fue evolucionando,

creó otras armas. Entre ellas, la espada la cual tuvo especial importancia en la época

Romana y Griega, así como en la edad media, hasta antes de la época moderna.

En su acción guerrera se constituyó como principal arma de defensa. La encontra-

mos hasta el siglo XII aproximadamente, en que el hombre creó el instrumento que

lo permitirá usar la pólvora como elemento de guerra.

Hoy encontramos la humanidad toda, tendiente a desaparecer por las armas moder-

nas que el hombre ha creado. Ya no necesita de espadas ni de tabucos, ni de pólvo-

ra. Ha descubierto armas más mortíferas que arrasan no solo a combatientes en un

campo sino a cualquier ser del reino al cual pertenezca. Tenemos el ejemplo de la

bomba atómica que destruyó Nagasaki e Hiroshima. Los misiles que se han em-

pleado en la guerra del Golfo Pérsico, etc. Y si meditamos la destrucción que oca-

sionó y las que podrían causar las nuevas armas de destrucción, como es la de usar

la energía termo nuclear, vemos que si no podemos atajo a esta sed bélica en que ha

vivido el hombre desde su creación, estamos en peligro de destruir el Universo ente-

ro.

La espada, que tanto daño causo en las épocas pasadas la encontramos hoy como

símbolo de justicia, de fuerza, de jerarquía etc., en el mundo profano. También bri-

Page 62: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

59

lla en nuestros Templo, para indicarnos que en nuestros actos debemos poner tam-

bién un sello de justicia, de igualdad, de fraternidad. Que no debemos temer cuan-

do vayamos en defensa del débil, o cuando debamos imponer la razón sobre la in-

justicia, la democracia sobre la dictadura, cuando debamos salir en defensa de nues-

tra Augusta Orden, o de cada uno de sus miembros.

Permitidme recordaros un momento de vuestra iniciación cuando al tercer golpe de

mallete, cae la venda que cubría vuestros ojos y se os dio por primera vez la “Luz

masónica”. Contemplasteis las espadas dirigidas a vuestro pecho; y como para co-

rroborar el primer pensamiento, oímos las palabras del venerable Maestro, quien

nos explicó el uso de dichas espadas.

Las espadas constituyen el símbolo de una fuerza desconocida que al prologar el

alcance de la mano que empuña esta pronta a favorecer y ayudar a quien permanez-

ca constantemente fiel a sus ideales y obligaciones. Mientras que puede convertirse

en un arma terrible de castigo para quien traiciona los más puros ideales en pos de

su bienestar personal sin interesarle el sacrificio y desvelos de sus hermanos por

conseguir una vida mejor para todos los semejantes.

Este símbolo grandioso que la orden tan sabiamente ha colocado en nuestros tem-

plos, refleja la Luz de la justicia, de la fuerza de la fraternidad. Por ello, seamos

fraternos, seamos justos, seamos fuertes; y así engrandeceremos nuestra Augusta

Orden.

San Pelayo llama a la espada, la divina más Honorable del Señor. Éste, al ceñir la

espada pronunciaba estas o semejantes frases: “En nombre de Dios, de San Miguel

y San Jorge, te hago Caballero. Respecto a la espada, dice lo siguiente: “Ceñidle la

espada que es signo de seguridad contra el demonio y los filos de la hoja significan

el derecho y la ley aludiendo a que el pobre será defendido del rico; y el débil del

fuerte.

Entre las leyendas más comunes se menciona que la que acostumbraban llevar el

Guarda Templo interior y Guarda-Templo exterior, es la espada de forma ordinaria.

Sin embargo, hasta épocas comparativamente recientes, la espada del Guarda–

Templo era de Forma ondulante y tenía esta forma como alusión a la espada flame-

ante que fue colocada en el oriente del jardín del Edén y que ondulaba en todas las

direcciones para resguardar la senda del árbol de la vida. Era por supuesto sin vaina,

porque la espada del Guarda-Templo debe estar siempre desnuda y dispuesta para la

defensa del puesto y esta dignidad debe llevarla en la mano derecha.

Page 63: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

60

LOS TRES PUNTOS Y SU SIMBOLOGIA

En todos los escritos masónicos las abreviaturas están hechas por tres puntos; y por

lo tanto, tienen un significado simbólico. La abreviatura tripuntada nació en nuestra

institución el día 12 de Agosto de 1774, oportunidad en que el gran oriente de Fran-

cia la uso por la primera vez en una circular enviada a todas las logias de la obe-

diencia. Su origen sin embargo, es mucho más antiguo.

Encontramos estos tres puntos armónicamente juntos y diferenciados en una Unidad

Oriental y Una Dualidad Occidental, en las tres luces del Ara, en torno al Libro de

la tradición que lleva a través de los siglos la Eterna Verdad y los Instrumentos que

se necesitan para comprenderla y aplicarla.

Con un símbolo como éste, familiar a todos; masones y profanos indistintamente,

podemos representar estos tres sentidos de efecto o resultado, estática o actividad

dinámica e inteligencia constructiva (estática y dinámica al mismo tiempo, pues

igualmente se revela en la obra hecha y en su producción) por medio de los tres

puntos .˙. el primero a la izquierda, el segundo a la derecha y el tercero por encima

y en medio de los dos, como arbitraje sobre las dos columnas en la más simple obra

arquitectónica.

En estos tres puntos tenemos los tres aspectos inherentes o inseparables de toda

construcción humana. El primero no puede existir sin el segundo; y los dos derivan

del tercero, como causa o principio permanente de los que son respectivamente me-

dio y efecto; sean sus expresiones en el tiempo (acción) y en el espacio (resultado

visible) el punto superior (o causativo). Cuando se considere impersonalmente, se

compara vivamente eterno, existiendo independientemente de sus manifestaciones,

transitoria y contingente en y por medio de dicha pareja que le acompaña en toda

particular construcción.

Los tres puntos simbolizan el misterio de la unidad, de la dualidad y de la trinidad.

Representan el ministerio del origen de todas las cosas y de todos los seres. Pues el

uno es dios o la unidad fundamental del cual todo tuvo nacimiento. Los otros dos

puntos que veis alrededor del ara -los inferiores- son la dualidad; es decir, los mis-

mos principios que representan las dos columnas. Cada una de ellas es un distinto

aspecto de la unidad primordial originaria.

Si trazamos dos líneas entre el punto superior y los dos inferiores obtenemos un

ángulo, que expresa con sus dos lados que emanamos del vértice, esta misma duali-

dad de los dos principios. Si trazamos otra línea obtenemos un triangulo, unido a los

dos elementos, representa el tercero que reproduce en sí el mundo de lo relativo

expresando un nuevo aspecto de la unidad absoluta. Es así como, mientras el punto

superior correspondiente al oriente -al mundo absoluto de la realidad- los dos pun-

tos inferiores, corresponden al occidente o sea el mundo Relativo, que es el dominio

Page 64: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

61

de la apariencia. Los tres puntos que vemos al final de las abreviaturas, son el

símbolo de la DISCRECION y del SIGILO.

Simbolizan la discreción, porque la Masonería nos inculca que seamos rectos para

formar nuestros juicios y tengamos tacto para hablar u obrar. Pensar, hablar y obrar

es un trinomio que directamente nos concierne en cada momento de nuestra diaria

existencia.

Pensar bien, es pensar rectamente, de acuerdo con la Escuadra del juicio orientando

toda nuestra actividad mental hacia lo que en sí: sea bueno, bello y verdadero. El

pensamiento recto, es pensamiento positivo constructivo, sensato sobre los funda-

mentos inviolables de la verdad y del Bien. Pensamientos disarmónicos que descan-

san sobre la ilusión, deben echarse de nuestra mente, así como Jesús lo hizo simbó-

licamente con los profanadores del Templo.

Esa misma escuadra debe apoyarse según nos indica el signo del Aprendiz, sobre la

garganta para medir todas nuestras palabras, en conformidad con nuestros ideales y

sentimientos más elevados, rechazando todas aquellas que no se conformen con esa

medida de manera que nunca se hagan ellas portavoces de nuestras tendencias bajas

y negativas de nuestros errores y juicios superficiales de nuestros resentimientos y

pasiones mezquinas o sea el dominio que la ilusión puede tener todavía sobre noso-

tros

El dominio de las palabras, es más fácil que el de los pensamientos. Conforme va-

mos dominando nuestras palabras y pensamientos, nos es posible dominar también

nuestras acciones. Así llegamos al tercer punto: Obrar Bien, acertadamente y en

nivel con las leyes morales de equidad y de justicia que gobiernan a las relaciones

armónicas entre los hombres y en aplomo con nuestros mismos principios, ideales y

aspiraciones. Este es pues, el signo con el cual se hace universalmente conocer y

reconocer el Masón.

Los tres puntos también simbolizan el SIGILO, que consiste en la inviolable ad-

hesión a la orden en la que hemos entrado, no descubriendo jamás indebidamente

ninguno de los secretos que nos han sido o pueden ser comunicados y fiados. Pues-

tos a nuestro cuidado y evitando prudentemente, toda ocasión que pudiera impeler a

descubrirlos.

De los tres puntos, el superior corresponde al vértice del triangulo equilátero figura-

do. Representa el primer principio de lo absoluto, de lo único que es el

GADU en el cual existen originalmente todas las cosas. Es la suprema

realidad invisible que produce todos los seres. En él están resumidos el pasado el

presente y el futuro, los dos puntos inferiores son la imagen de la dualidad pero los

tres forman uno solo.

Uniendo esos tres puntos tendremos el triangulo equilátero símbolo perfecto del

equilibrio y de la verdad que resultan del conocimiento de la vida del verbo y de la

Page 65: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

62

luz. Esta unión de los tres puntos evidencia los tres elementos primordiales o sea la

sal, el azufre y el mercurio o el padre, la madre y el hijo, que hacen fecunda y cons-

tructiva la actividad de los tres principios.

El aprendiz debe sentirse feliz de poder agregar a su firma los tres puntos que repre-

sentan también tres cualidades indispensables al Francmasón: Sabiduría, Voluntad e

Inteligencia. Esas cualidades son absolutamente inseparables y deben existir en

equilibrio perfecto en su persona. Si no hubiera armonía, esas tres cualidades crear-

ían un ser monstruoso. Si fuera solamente voluntad seria un bruto repleto de energ-

ías pero sin amor y el conocimiento. Si fuera solamente inteligencia seria un egoís-

ta un inútil que solamente cuidara de sus intereses despreciando todo lo que no

satisface todo orgullo. Pero si fuera solamente sabiduría o amor, sería también esté-

ril porque sus grandes y generosas aspiraciones no serian puestas en acción por la

voluntad ni controladas por la inteligencia y por la razón.

Los tres puntos también recuerdan el francmasón que él está formado de elementos

animales, vegetales y minerales y que para conservar el equilibrio de su naturaleza

no debe olvidar que entre el mineral y el animal hay intermedio indispensable, el

vegetal que debe predominar la alimentación y en su vida, para que pueda gozar de

salud y equilibrio mental.

Esos tres puntos también recuerdan la flaqueza humana, que uno de los discípulos

del Maestro de la Virtud, Pedro. Lo negó hasta por tres veces jurando no conocerlo.

Así tendrá el francmasón la certeza de que por grande que sea, esta no podrá nunca

confiar totalmente en la naturaleza humana que está sujeta a innumerables flaquezas

debiendo por esto fortificar constantemente su voluntad y sus virtudes.

Page 66: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

63

EL TRIANGULO

El triangulo es la figura geométrica resultante de la unión de tres puntos por medio

de tres líneas rectas. Particularmente el triangulo equilátero o regular, cuyos tres

lados y ángulos son iguales, ha sido siempre considerado como un símbolo de per-

fección, armonía y sabiduría y por ende, de lo celestial y Divino.

No hay símbolo tan importante en su significación, ni más variado en su aplicación

o mas generalmente difundido en todo el sistema de la francmasonería que el trian-

gulo. Por lo tanto no estará demás ni dejara de tener interés para el Aprendiz masón

el que lo examinemos detenidamente.

El triangulo equilátero es en esencia, el delta luminoso que se encuentra en el

oriente en todas las logias masónicas. El ojo que se halla en su centro, es el símbolo

de la conciencia del ser que es el primer y fundamental atributo de la realidad. Nada

mejor que este símbolo para expresar la realidad; y su manifestación ternaria en los

tres lados que lo constituyen. Nada más apropiado para ponerse en aquel símbolo

del Oriente, en el cual únicamente la realidad puede ser encontrada.

El triangulo equilátero parece haber sido adoptado por casi todas las naciones de la

antigüedad como un símbolo de la Deidad, como una de sus formas y emanaciones.

De allí probablemente, que la influencia de este símbolo pasara al sistema judío,

donde el Dios dentro del circulo se hizo para representar el tetragamaton o nombre

sagrado de Dios. El triangulo equilátero visto a la luz de las doctrinas de aquellos

que lo hicieron circular como un símbolo divino, representa la primera gran causa,

el creador y recipiente de todas las cosas, como único e indivisible, que se manifies-

ta en una infinidad de formas y atributos en el Universo..

Desde el triángulo que forma el delta propiamente dicho, irradian en sus tres lados

otros tantos grupos de rayos que terminan en una corona de nubes. Los rayos sim-

bolizan la fuerza expansiva del ser, que desde un punto central infinitesimal se ex-

tiende y llena el espacio infinito. Las nubes, indican la fuerza centrípeta que se pro-

duce como reflujo natural de la primera, con un movimiento de contracción que

engendra la condensación de las fuerzas irradiadas.

El triángulo rectángulo, es otra forma de figura que merece ser conocida. Los egip-

cios la conocían como el símbolo de la naturaleza universal: la base representa a

Osiris o principios masculino: la perpendicular a Isis, o principio femenino y la

hipotenusa a Horus su hijo, el producto de los principios masculino y femenino.

Este símbolo lo adoptó de los egipcios Pitágoras, durante su permanencia en Egipto

donde conoció la propiedad peculiar que poseía. Que es el de la suma de los cua-

drados de los lados más cortos es igual al cuadrado del lado más largo, la hipotenu-

Page 67: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

64

sa. Expresando simbólicamente por la formula de que el producto de Osiris e Isis es

Horus.

El triángulo doble entrelazado era el emblema que tenía el escudo de David, así

como el sello de Salomón. Los Doce ángulos que aparecen tantos interiores como

exteriores, formados sus vértices, se referían a las doce tribus de Israel. Este trian-

gulo doble entrelazado, se encuentra en las logias colgado del techo sobre el altar o

ara irradiando su brillo luminoso sobre las Tres Grandes Luces de la Francmasoner-

ía y representa al Macrocosmos. Una punta de estos triángulos está dirigida al orien-

te y la otra hacia el occidente.

Existe también el triángulo radiante colocado dentro de los rayos de un circulo o

viceversa un circulo radiante colocado dentro de un triangulo. En el arte cristiano se

llama gloria al círculo, cuando esta gloria es distinta al triángulo. La forma del

círculo es emblema de la eterna gloria de Dios.

Cuando los rayos emanan del centro del triángulo, como es más común en el símbo-

lo masónico de esta gloria es que simboliza la divina Luz. La verdadera idea masó-

nica de esta gloria, es que simbolizan esa eterna luz de la sabiduría suprema y lo

circunda al supremo arquitecto como un mar de gloria y de él como centro común

emana hacia el universo de su creación.

Page 68: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

65

¿DE DONDE VENIMOS?

La pregunta expuesta conlleva una meditación profunda y para contestarla en pri-

merísimo lugar debemos referimos al Espíritu que se encuentra humanizado y existe

en este planeta y para ello plantearemos algunas preguntas y de cuyas respuestas

arrancaremos un pequeño Rayo Luz: ¿Qué finalidades tiene el espíritu que se en-

cuentra humanizado en la tierra?¿ Cuales son las finalidades que este tiene que al-

canzar mediante diferentes modos de reencarnaciones?¿Si el espíritu es la fuente del

saber, si el poder, la luz la armonía. Por qué dócilmente se somete para manifestarse

en un plano tan inferior, como la Tierra nuestra?

La misión del Espíritu es grandiosa y maravillosa, porque es la misión de la esencia

inteligente de vida emanada por la Gran Esencia de la vida Universal. En conse-

cuencia, su finalidad desde que fuera irradiado de la mente creadora, es laborar en

armonía conjunta con ley suprema.

Si el espíritu trae la Potencia de su mente creadora, el atributo de su voluntad y su

conciencia individual, volvemos a preguntar ¿Por qué se ha ligado en planos tan

densos de manifestación inferior? Al responder esta pregunta muchos estudiosos

que buscan la verdad dicen: “no encuentro la sabiduría del creador que permite que

su creación espiritual descienda a los mundos elementales. Donde en cruentas lu-

chas, en eterno nacer y renacer, se desligue de las excelsitudes de la gloria universal

y se aleje de la sabiduría infinita, en la que navega la creación excelsa, en los planos

de manifestación superior”.

La sabiduría de la ley suprema es inconcebible para la mente humana, que descono-

ce el poder omnímodo de la misma y aun cuando el espíritu es consciente de sus

atributos, el hombre no puede profundizar hasta dónde abarca su sabiduría, porque

esta desligado de la armonía que el mismo espíritu encierra.

El espíritu utiliza el cuerpo denso para su manifestación y pretende canalizar a

través del todo, lo que guarda consigo. Pero mientras la materia no sea dócil y obe-

diente, jamás podrá comprender el hombre las sabidurías que el mismo posee sin

saberlo. Estas pocas palabras guarda todo el secreto de la limitación de la mente del

hombre tan confiado en el poder de su razonamiento muy escaso.

Es oportuno expresar que la mente creadora omnipotente, no es un Dios así como se

suele interpretar, concebir y como generalmente se entiende por Dios. Según nues-

tro entendimiento, El es invisible, indestructible, increado, sin principio y sin fin, es

Todo y es Infinito. No es una persona alguna, ni tampoco tres en uno, porque no se

puede ni identificar, ni analizar, ni entender. En su Omnipotencia ha creado leyes

más perfectas, las que podría palpar el hombre si fuese más observador de lo que es.

En la vida, en todo el universo. Solamente los que quieren ver con su mente, porque

Page 69: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

66

no la utilizan en los altos raciocinios, los que tienen oídos espirituales y no quieren

hacer uso de estos. Todos ellos son los que no comprenden las leyes Supremas y

Universales. ¿Por qué entonces tratar de analizar la grandeza de esas Leyes, cuando

ni siquiera conoce el hombre la empobrecida Ley de la Materia, Creadora de Cau-

sas, al igual que la ley relativa que rige el Alma del hombre?

La verdad es que el espíritu del hombre, su esencia inteligente de la vida, la misma

que está en todos nosotros, es impersonal porque es un átomo infinitesimal del todo

y sigue respondiendo en el mismo modo. El espíritu del hombre sigue vibrando en

el gran espíritu, porque sigue obedeciendo a la coordinación perfecta de su sabia

ley, y continúa en la gran voluntad, llamada por el hombre la ley suprema porque de

lo contrario, no tendría vida ni conciencia de esta.

Los Espíritus humanizados que pueblan la Tierra, no llegaron “cayendo como cae

en puñado de arena atraído por la fuerza de gravedad. los espíritus ya estaban en el

cosmos y la tierra, cuando ésta ultima era todavía la parte de una nebulosa y des-

pués galaxia, y después planeta. La tierra, como todos los demás del mundo sideral,

desde su formación trae consigo la vida inteligente que se manifestará después en

ella, porque nada existe que podría estar desligado de la Potencia Creadora del Gran

Espíritu.

Nosotros los habitantes de la tierra al igual que otras humanidades, que pueblan

otros tantos mundos, somos un Gran Familia de Almas en Proceso de Evolución, y

cuando hayamos logrado vibrar en sintonía con ese Gran Espíritu, todos seremos en

El, pero sin fundirnos con él, porque estamos todos individualizados en nuestra

Conciencia y Voluntad.

Nuevamente. Volvemos a preguntar ¿Por qué el Espíritu, siendo Sabiduría Perfecta,

continua en la Tierra, donde existe tanta imperfección? La Tierra se encuentra en-

sombrecida, es un Planeta de retraso y dolor, pero cuando emergió el principio del

mismo, como semilla cósmica, no estaba mancillado, no era un mundo de expia-

ción. Es lógico entonces, que si ayer era una semilla virgen, donde se encontraba la

sabiduría perfecta, que iría desenvolviendo y madurando los elementos condensados

en su seno, en la misma ya venía la vida inteligente, lúcida que era la cimiente esen-

cial del Espíritu. Y cuando la Tierra aún no estaba mancillada, el Ego a la altura de

su creación vibrada.

La tierra desde su nacimiento cual cimiente cósmica, ya encerraba en si la perfecta

y maravillosa estructura de la vida lúcida que se manifestaría en la misma. De igual

manera traía consigo los elementos vírgenes que se manifestarían en los Reinos

Elementales.

En esta edad ya no se puede aceptar la creación del mundo como explica en Géne-

sis, no se puede aceptar que el día de creación valga 24 horas ni diez mil años, ni

millones. No se puede aceptar que los Espíritus cayeron, como si la mano poderosa

los hubiese arrojado en puñados, tampoco se puede aceptar la creación milagrosa

Page 70: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

67

del primer hombre, como lo describe la Biblia. Hay que saber leer e interpretar todo

los símbolos, metáforas que encierran la verdad, pero incomprensible para la mente

del hombre de entonces.

Hoy ha llegado la hora. Que la verdad sea conocida por todos, y no tan solo por los

pocos iniciados que juraban guardar celosamente el secreto; además, que la mayoría

de estos iniciados no conocían toda la verdad o solamente una parte muy deforma-

da. Mis QQHH os dejo esta inquietud para que sigáis meditando de dónde ve-

nimos.

Page 71: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

68

EL TEMPLO

El templo es el lugar donde se desarrollan los trabajos masónicos y se reúne la lo-

gia. Manifestación de Logos o Palabra, que vive en cada uno de sus miembros y

encuentra en su conjunto una expresión armónica y completa.

El templo masónico, es una representación simbólica del cosmos; pero la logia no

es simbólica, esto es un concepto falso; la logia es una organización real existente

que la percibimos, pues James Anderson en 1723 al formular su primera Constitu-

ción tuvo fallas garrafales al considerar la Logia simbólica y otras.

El templo es al mismo tiempo un lugar de trabajo y de adoración, en cuanto nunca

cesa de construirse hasta que se aprovecha; y como esta construcción simbólica

necesita expresión del Gran Arquitecto, en la cual la actividad constructiva busca

inspiración; este esfuerzo constante hacia la verdad y la virtud es la más efectiva y

verdadera adoración.

El templo masónico, es un cuadrilongo de suficiente extensión de Oriente a Occi-

dente, es decir en dirección de la luz su anchura es de norte a sur y su altura del Ce-

nit al Nadir. Su área permite admitir el número de hermanos que trabajan en él y a

los visitantes que concurran. La decoración y el arreglo interior este lugar de reu-

nión ejercen una marcada influencia sobre el espíritu de los que reúnen. Un templo

masónico debe, pues ser diferente a una simple sala de conferencias. No hay sin

embargo ninguna necesidad de que sea un local lujoso. Es suficiente que se recuer-

den constantemente a los masones ciertos datos simbólicos, a fin de que estos se

impongan a su meditación, Es así como, a imitación del universo sensible, tal como

se lo figuraban los Antiguos, el taller será más largo que ancho y convencionalmen-

te orientado, según los puntos cardinales.

La puerta está ubicada en la parte céntrica del occidente entre dos columnas huecas

de bronce, con capiteles armados de Liz egipcios y coronados con granadas entre-

abiertas y lirios; estas granadas recuerdan la familia masónica, en la que todos los

miembros están armoniosamente ligados por el espíritu de Orden y Fraternidad.

Las columnas están situadas a tres pasos hacia el interior del templo y a la altura de

cada puerta la de sur esta signada con la letra J y es blanca; ella marca el sitio del

2°. Vig cuya joya es la Perpendicular. La columna del norte, esta signada con la

letra B y cerca de ella se sitúa el 1er. Vig y su joya es el Nivel. Estas dos colum-

nas se levantan sobre el pavimento de mosaico y del pié de ellas comienza el tem-

plo.

La cuarta parte del piso del templo, se encuentra ocupado por un estrado más eleva-

do, al que se sube por medio de tres gradas, que toman toda la extensión de la puer-

Page 72: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

69

ta principal, esta es la parte que se denomina el Oriente. El resto del piso constituye

el valle y está cubierto por cuadros blancos y negros en forma alternada, lo que se

llama el pavimento mosaico. En el estrado existe una plataforma al que sube por

cuadro gradas. En ese lugar está ubicado el trono del Venerable Maestro y tiene un

dosel rojo cuyos pliegues encuadran el Delta luminoso, que se encuentra suspendido

a la altura del Sol (Sur) y la Luna (Norte) de manera que forma con estos astros un

triangulo invertido. Al costado derecho del sillón del Venerable existe un asiento

que debe ser ocupado por el Ex V M I y al costado izquierdo otro asiento que

podrá ser ocupado por un R H que el venerable designe.

El Venerable Maestro en el Oriente será asistido por el orador (sur) y el secretario

(norte). El techo se halla pintado de celeste, presentando sombras cada vez más es-

pesas hacia el Occidente simulando nubes y está sembrando de estrellas. Es aquel

como la bóveda celeste que envuelve por todas partes a la tierra figurada por el piso

del templo.

Un lambrequín dentado forma el friso y sostiene una cuerda terminada por borlas, la

que después de circular el interior del templo descansan sobre las columnas B y

J Este ornamento ha sido impropiamente designado con el nombre de borla den-

tada. La cuerda se anuda con enlaces llamadas lazos de amor y representa la cadena

de la unión que liga a todos los masones. Los nudos pueden ser doce, para corres-

ponder así a los signos del Zodiaco.

En el Valle, en la parte céntrica del templo, se encuentra un Área triangular en

forma de pedestal, con cornisa arriba y abajo sobre una tarima. Uno de sus ángulos

está dirigido hacia la puerta principal de la entrada en el occidente junto al Ara. Ba-

jo ella, existen dos gradas con cojines, para que puedan arrodillarse los que presten

el juramento. Sobre el Ara habrá un cojín rojo, sobre el cual se colocaran las tres

Grandes Luces de la Francmasonería (Biblia, Compás y Escuadra). También Habrá

junto al Ara tres luces menores formando una escuadra. Suspendida de la bóveda

celeste sobre el Ara se encuentra la Estrella de David o Sello de Salomón.

Asímismo en la parte norte está colgada la Estrella Flamígera, cerca del 1er. Vig

En la parte Nor- Oeste, cerca de la columna B se encuentra el trono del 1er. Vig

con una luz para los trabajos en el grado de aprendiz. Al sur – Oeste está el trono

del 2do. Vig con tres luces, igual que en la mesa del V M para significar que

el numero tres figura en los trabajos de Primer grado.

En el extremo Sur- Este y a la izquierda del Orad se coloca el Tes y delante de

él, el hermano 1er. Exp, al frente y a la cabeza del Norte, cerca del Sec está

ubicado el Hosp y delante de él el M de C. Delante de la columna B. y cerca

del 1er. Vig toma asiento el 2do. Exp El GT I se sienta con espada en

mano junto a la puerta de entrada al templo.

Page 73: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

70

Al costado derecho del 1er. Vig está ubicada la piedra cúbica piramidal. Delante

del 2do. Vig hay una piedra bruta o tosca. En cuanto a las tres dimensiones del

templo, podemos considerarlas hasta cierto punto equivalentes. Tanto el norte y el

cenit, como el oriente, indican el mundo divino de los principios o dominio de lo

trascendente; mientras el sur, el nadir y el occidente representan de diferentes mane-

ras el mundo manifiesto o fenoménico. La diferencia estriba principalmente en que

el camino del oriente a occidente, se refiere al sendero de la vida o camino de pro-

greso; El del norte al sur, a la ley de los ciclos, que nos acerca alternativamente al

dominio de las causas y al de los efectos; y la vertical, al Padre y a la Madre, de los

que somos igualmente sus hijos. Es decir, las dos gravitaciones, celestial y terrenal,

que respectivamente atraen nuestra naturaleza espiritual y material.

También podemos ver en estas direcciones dimensionales una alusión a los tres mo-

vimientos de la Tierra, de rotación (Oriente – Occidente) de revolución (Norte- Sur)

y de Precesión (Cenit- Nadir) o sean las tres dimensiones dinámicas del mundo en

que vivimos.

Page 74: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

71

EL ARA

Etimológicamente Ara viene de la palabra latina Altar o Altara, significa también

“Altura o elevación”. Lo que representa el símbolo de la elevación de nuestros pen-

samientos, por medio del cual percibimos la realidad trascendente, que se esconde

bajo una apariencia contradictoria, llegando a conocer la palabra, la verdad que es el

propósito íntimo, beneficio de toda apariencia, siempre muy bien entendida para

nuestro progreso y bien. Ara también significa peregrino, además era el nombre de

uno de los hijos de Ulla de la tribu de Asser. También se llamaba así el padre de

una de las familias que volvieron con Zorobabel del cautiverio en Babilonia. Igual-

mente este hombre tenía un hijo cuya nieta se casó con Tobías el Ammonita enemi-

go de los judíos que reedificaban el Templo de Jerusalén.

Los latinos copiaron los altares del ara máxima de la Roma pagana. Ubicándolas

junto a las tumbas en forma de piedras cuadradas u oblongas, a las que daban tam-

bién el nombre de Aras o Altares. Nuestros altares tienen su origen en estas piedras

cuadradas, que eran otras formas de mojones, los cuales recibían el nombre de Dio-

ses Término, Hermes y Mercurio, de donde proviene aquello de los Mercurios

“quadratus” “quedrifons” etc, o sea, los Dioses de cuatro caras de quienes esas pie-

dras cuadradas son símbolos desde la más remota antigüedad (H.P Blavatsky, orí-

genes del ritual en la iglesia y la masonería).

El Ara o Altar es una mesa consagrada por los Francmasones para recibir los jura-

mentos, ofrendas, libaciones, incienso, sacrificios, etc. Cabe mencionar que la

piedra en que se sentaban los Reyes de Irlanda, era un altar de esta clase. En la

Abadía de Westminster, en Inglaterra, existe todavía una de estas piedras, a la cual

se atribuye además una voz y se asegura que fue la piedra en que Jacob apoyo su

cabeza para soñar con la escalera que lleva su nombre. Los Reyes de Inglaterra para

ser coronados toman asiento sobre esta piedra actualmente.

Astronómicamente el Ara representa al Sol y como la Logia por analogía represen-

ta al Universo, al sistema Solar planetario y al hombre, es la razón porque el Ara es

ubicada justa y exactamente en el centro del Templo masónico. Para significar me-

jor al Sol, se le supone en el centro del sistema solar planetario.

La forma regular y tradicional del Área, es la de una pirámide cuadrangular, que se

usa en ciertos Ritos de la Francmasonería. En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado,

el Ara adopta la forma de un triangulo equilátero, tanto en su base como en su cara

superior, cuyo origen procede de los Druidas, su altura ordinaria es de tres pies,

cualquiera que sea su forma, teniendo tres gradas en su parte inferior y descansa

sobre un pavimento de Mosaicos blancos y negros, que se alternan y que simboliza

la igualdad de las razas y el eterno contraste de los pares que opuesto, que forma la

base de la armonía universal

Page 75: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

72

La colocación del Ara triangular, debe ser con uno de los vértices del triangulo

dirigido hacia el occidente y además la base del triangulo orientada hacia el oriente

facilita al V M cuando baje junto al Ara, para tomar el juramento y otorgar el

grado respectivo a los recipiendarios.

El Ara es uno de los más importantes símbolos de la Francmasonería, ya que repre-

senta la conciencia Universal y la Conciencia del Hombre. Imaginar que una logia

trabaje sin Ara, sería lo mismo que pensar que en el sistema solar planetario no

existe el Astro Rey.

Nuestro altares o aras triangulares nos recuerdan la Interpretación simbólica del

triangulo, que nos enseña la doctrina del hombre cuya educación y entrenamiento

no es unilateral, con perjuicios e incompleta. Puede ser sabio entre sus semejantes,

pero si carece de fortaleza física y de belleza de carácter falla ante los ojos del crea-

dor, Puede ser el epítome de la fortaleza mental y física, pero si carece de sabiduría,

será simplemente un Sansón.

En el Triángulo, el uno representa lo positivo, el dos lo negativo y la unión de am-

bos, o sea la tercera punta del triangulo, es la manifestación perfecta, El triangulo

con el vértice hacia arriba significa lo que va de abajo hacia arriba, y con el vértice

hacia abajo lo que viene de lo Alto, del Gran Arquitecto del Universo.

El Ara será cubierta en su parte superior por un paño de terciopelo rojo, símbolo del

R E A y A, sobre él se colocara un cojín encarnado rojo y encima las “Tres

Grandes Luces de la Francmasonería “ La Biblia que dirige y sostiene nuestra Fe; la

Escuadra que regula nuestros actos conforme a los preceptos de la moral; el compás

nos enseña que la justicia y la equidad deben presidir nuestros acciones entre los

hombres y especialmente entre nuestros hermanos. En la parte alta sobre el Ara bri-

llara la Estrella de David o Sello de Salomón. Entre los Druidas se usaba la Espada

Flamígera, llamada de Bellino (El Sol), que continúa colocándose entre Masones

sobre el Ara, es el símbolo del Honor por el que juran todos los miembros de nues-

tra orden, representa para el Francmasón la lucha constante entre los dos principios,

el Bien y el Mal; existiendo siempre para el segundo el castigo simbolizado por el

fuego destructor de la conciencia.

El Ara es la mesa que sirve para la Cena Mística; es el pedestal que contiene el ali-

mento del Alma, por eso está ubicada en el centro del Templo de la sabiduría de la

luz y de la verdad. Debe considerarse dedicado en primer término a la tolerancia y

donde los Masones agrupados a su alrededor unidos por el mismo pensamiento y

marchando hacia el mismo objetivo forman el indisoluble y delicado lazo que la

filosofía y el Amor han bordado.

Page 76: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

73

LAS TRES LUCES

Los antiguos masones hacían descansar su obra sobre tres grandes pilares llamados:

Sabiduría, Fuerza y Belleza en honor de antiguos dioses, a los que los fabricantes

de imágenes de la Edad Media, han consagrado tres de las 22 composiciones alegó-

ricas del Tarot.

Cuando el pensamiento y el sentimiento de todos los que participan en el drama del

ritual se hallan aunados en cada acto y cada palabra, como si surgieran a lo inusita-

do, como el caso de una Logia.

Las tres grandes columnas de una logia, personifican distintos aspectos, facultades y

actividades de nuestro” Ser” o del Universo. Tiene cada uno, un significado psi-

cológico, y a través de su actuación podemos ver cómo funciona el mecanismo de la

Conciencia en el Ser. Según el dicho “Como es arriba es abajo” este “ser” personi-

ficado en la logia en miniatura donde vemos funcionando la trilogía; Protón,

Neutrón y Electrón.

En Dios vemos así mismo, la Trilogía: Padre, Hijo y Materia, entre estos dos extre-

mos esta el ser humano con la Trilogía: Espíritu, Alma y Cuerpo. Aun en nuestro

cuerpo o personalidad, vemos actuando también la trilogía compuesta por los cuer-

pos mental, emocional y físico.

Esas trilogías se hallan sintetizadas en una logia, por tres grandes dignidades, que

son: el venerable Maestro, el primer Vigilante y el Segundo Vigilante, que son las

columnas que sostienen la Logia. La sabiduría, la Fuerza y la Belleza, ó sea la Om-

nisciencia, la Omnipotencia y la Omnipresencia del G A D U patentizadas

como Principios de Verdad, ubicadas al Oriente, al Occidente y al Sur respectiva-

mente, en donde se manifiestan las tres cualidades.

La actuación de cada una de estas dignidades, para la interpretación que correspon-

da al “Ser” que deseamos considerar, se establece en el drama de la ascendencia y

descendencia del hombre. Aquí estamos tomando a la Logia como una representa-

ción suya y a las tres personalidades principales, como personificaciones de la acti-

vidad de su Espíritu (que denomina el Ser Supremo), su Alma mediadora (su Ser

Superior) y su cuerpo ó sea su personalidad (que denominamos el Ser Inferior), sin

olvidar por un momento que él es una imagen del GADUen todos sus deta-

lles.

El drama que se desarrolla en cada tenida por el espíritu, el alma y la personalidad

en acción, funcionan en nuestra etapa evolutiva, denominada en masonería, grado

de aprendiz, en la siguiente forma: el venerable maestro, es aquel hermano de sólida

reputación y reconocida autoridad adquirida por la madurez de su juicio, por su sa-

ber y grandes virtudes, es el que ilumina a los hermanos con la luz de su sabiduría;

personifica la divinidad, el espíritu y el poder divino. Se halla situado en el lugar

Page 77: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

74

más elevado de la logia, representando así nuestro ser supremo. Su imagen es la

expresión de la Voluntad espiritual y se manifiesta a través de la mente Superior.

El Primer Vigilante como Alma, personifica al “Hijo” o sea la síntesis o relación

entre el Espíritu y Materia, no es ni lo uno ni lo otro. Es por tanto, el mediador entre

los dos opuestos (Espíritu y Materia). Expresa la Fuerza en acción y su característi-

ca predominante es el Amor ilimitado u horizontal, distinguiéndose por su acción y

equilibrio. Esto se halla simbolizado por el Nivel, que lleva como distintivo, durante

los trabajos en Logia. Por hallarse con la vista dirigida hacia el Oriente, puede desde

su ubicación ver claramente el Plan, es por este motivo, el constructor en nosotros.

Refleja al 2do. Vig la luz que le llega del Oriente.

El Segundo Vigilante, personifica la personalidad o el aspecto material del Ser.

Constituye el instrumento a través del cual se expresa al Ser Supremo en nosotros, y

lleva a cabo su obra de construcción espiritual del Templo. Reúne a los Obreros, ó

sea a sus instrumentos, para que revelen a través de sus obras, la belleza divina. Su

cualidad distintiva es la inteligencia o luz mental. Se distingue por su acción en un

sentido vertical, en contraste con la actitud horizontal del Alma. Es por esto que su

distintivo en Logia sea la plomada, la cual a su vez en su carácter de péndulo, indica

lo temporal de su existencia. En el cruce de ambos en punto elevado de síntesis co-

mo es de esperarse, se halla el primer objetivo de la personalidad, el cual requiere

su fusión con el Alma. Esto se confirma en la Escuadra que lleva el V.: M.: y que

simboliza al hombre, pues es la misma es una combinación del Nivel y la Plomada;

de lo vertical y lo horizontal de la vida.

En el taller, es costumbre que cerca del V M se encuentre la estatua de Miner-

va que simboliza la Fuerza, y cerca del 2do. Vig la estatua de Venus, que expresa

la belleza.

Page 78: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

75

LAS TRES GRANDES LUCES DE LA FRANCMASONERÍA

En la parte céntrica del Valle del Templo de la Logia, está ubicada el Ara. A su

alrededor tres luces. Sobre el Ara se encuentra un tapiz y sobre éste, se coloca la

Biblia o Volumen de la ley Sagrada, la Escuadra y el Compás. Las que se denomi-

nan “Tres Grandes Luces de la Francmasonería.” Estas Grandes Luces se encuen-

tran bajo el brillo de la refulgente Estrella de David o Sello de Salomón, cuya signi-

ficado interpreta el masón Goethe diciendo: “Para empezar y conducir: Compás,

Plomo y Nivel”. Todo se entorpece y paraliza en las manos, si la Estrella no ilumi-

na el día.

La Biblia o Volumen de la Ley Sagrada es: “La Luz sobre nosotros”, no como auto-

ridad dogmática, sino como expresión de fe en una ordenación moral del mundo.

La Escuadra es “La Luz en nosotros”. El símbolo del derecho y del Deber, de la

acción moral. El Compás es “La Luz alrededor de nosotros”, el símbolo de la Fra-

ternidad y del Servicio al Prójimo.

La Biblia simboliza la palabra divina, el verbo o verdad suprema, escrita en nuestro

corazón, en nuestro archivo de la memoria. Es la ley natural de la cual habla San

Pablo. Significa la revelación de lo alto, que obliga a la conciencia del individuo

que está siendo iniciado. La Biblia simboliza al G.:A.:D.:U.: a través del Verbo, del

Logos. En nuestros Rituales se menciona que la Biblia es el símbolo del esclareci-

miento que debemos a nuestra Razón.

La Escuadra representa lo sólido, es el símbolo de la materia. Puede representar la

vida terrena del hombre, su parte más inferior, el Soma. Tiene diversas significa-

ciones simbólicas como: Justicia, Equidad, indican que los actos humanos deben

encuadrarse en miras de superior y eminente bondad.

El compás simboliza la vida superior del hombre, la parte espiritual, el Alma, la

Conciencia, el Ego. El compás representa un ángulo de la cual dos líneas distintas

parten de un punto y cuanto más se alejan de su origen, más se separan. Entonces,

el punto central del compás es la unión del Espíritu, del hombre con el Espíritu Di-

vino. Es la realidad que se manifestó en apariencia. Es el Ser que adquirió forma.

Es el Espíritu que se vistió de materia. El punto central de la unión corresponde al

oriente, al mundo de la verdad, de la realidad, la fuente de la creación que permane-

ce eternamente y en estado de unidad invisible.

El compás es la intuición y la Escuadra la Razón. La Escuadra es el inverso del

Compás. Si el compás representa el Espíritu manifestado en la materia, en el cuer-

po. La Escuadra, cuyo punto central es hacia abajo y sus dos brazos se elevan hacia

Page 79: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

76

el Cielo, representa al hombre inferior que por ser dominado por lo superior se ele-

va nuevamente a su origen, al Cielo.

También el compás representa el Cielo, la Divinidad, el Espíritu entrelazado con la

Tierra, la Humanidad y la materia. Lo superior se une a lo inferior, el Verbo es

hecho carne, Luego la Escuadra y el Compás simbolizan al Ser Humano en su inte-

gridad.

Entonces la Escuadra y el Compás abiertos y entrelazados encima de la Biblia o

Palabra Divina, son los instrumentos simbólicos que nos sirven para interpretarla y

usarla constructivamente. Las dos herramientas están apoyadas sobre el Logos ex-

presando que la existencia del hombre depende del G ADU y que no puede

tener existencia separado de él. Esto tiene vigencia siempre, es permanente, y es por

eso que la combinación de las Tres Grandes Luces de la Francmasonería, tiene que

estar presente en los tres grados. La combinación de las tres tiene por significado:

La existencia de un Espíritu Divino, una Fuerza indefinible o Primer Principio Fun-

damental, la existencia de un Alma o Espíritu humano y la relación de ambos con el

Universo material.

Page 80: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

77

LAS TRES PEQUEÑAS LUCES

La Luz que busca la Francmasonería no es aquella representada por el Sol, sino la

Luz que proviene del conocimiento, porque la luz es Verdad y nuestro ritual nos

dice: La Verdad por sí misma es inmutable; en sus juicios no existe la injusticia y

ella es majestad, poder y gloria de todas las edades.

En el simbolismo masónico, la oscuridad es el Mal, mientras que la Luz es el Bien.

Muchos de nuestros antiguos diplomas ostentan la siguiente Oración: La Luz brilla

en la oscuridad y la oscuridad no la comprende. Que es una forma simple de intuir

que la Verdad no puede ser comprendida donde prevalece la ignorancia. Es por

consiguiente nuestro deber llevar el conocimiento a nuestro prójimo para que él

pueda ser capaz de comprender la Verdad.

En la lectura del primer grado sabemos que la Logia consta de tres Luces pequeñas

simbólicas: una de éstas se encuentra en el Este, una en el Oeste, y una en el Sur.

No existe luz en el Norte, por razón de que el Templo del Rey Salomón, del cual

todas las Logias es representación, se colocaba tan al norte que la Elíptica que el Sol

y la Luna, al alcanzar su altura meridiana, no podían arrojar sus rayos en la parte

septentrional. Por consiguiente, al norte le llamamos Masónicamente el lugar de la

oscuridad. Este uso simbólico de las tres luces pequeñas, es muy antiguo, en-

contrándose en las lecturas primitivas del siglo pasado.

¿Por qué las tres luces? Porque es la parte de nuestro simbolismo: es la Fe, la Espe-

ranza y la Caridad: la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza: el Omnisciente, Omnipoten-

te y Omnipresente. El Triángulo equilátero representa a Dios, y el símbolo perfecto

de un hombre cuya calidad es la armonía de su Ser. El triángulo nos enseña la doc-

trina del Hombre Perfecto – un hombre cuya educación entrenamiento no es unilate-

ral, con prejuicios e incompleta. Un hombre puede ser Sabio entre sus semejantes,

pero si carece de fortaleza física, ó de Belleza del carácter, falla ante los ojos de su

Creador. Puede ser epítome de la fortaleza Mental y Física, pero si carece de Sabi-

duría, será simplemente una Gargantúa. Si carece de Belleza del carácter ó del

cuerpo y tampoco tiene sabiduría o Fortaleza, no está apto para llevar a cabo su

deber para con su Creador o con sus semejantes.

Las Tres Luces, de igual manera que los Tres Oficiales Principales, y los tres soste-

nes principales, se refieren indudablemente, a las tres estaciones del Sol – su salida

en el Este, su meridiano en el Sur, y su puesta en el Oeste: y de este modo el simbo-

lismo de la Logia, como representación típica del mundo, continua siendo preserva-

do.

Y es aquí donde vemos la necesidad de arreglar debidamente en forma correcta es-

tas luces para que transmitan su simbolismo. Deben ser dispuestas en forma de

Page 81: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

78

triángulo. Desde que es a través de la Luz que se obtiene el Conocimiento, la Luz

se convierte en Saber. La Biblia que a través de las Centurias ha sido la Regla y

Guía para los francmasones es la Fuente del verdadero Conocimiento y como está

en el Altar Masónico, sus páginas se hacen visibles a través de las tres luces cono-

cidas como las “Tres pequeñas Luces de la Francmasonería” y que nuestro ritual

denomina “Los Tres Fuegos Ardientes”, pero los cuales más a menudo se les nom-

bra como los “Tres puntos incandescentes”

Y aquí el modernismo ha invalidado nuestras ceremonias. Una bujía incandescente

nunca puede llegar a ser equivalente a una vela encendida. El progreso es deseable,

pero no a expensas de nuestras antiquísimas ceremonias. Es bueno hacer notar que

la Iglesia Católica Romana no ha dejado de lado las velas (candiles). Y las ha teni-

do encendidas a través de las centurias y conoce el valor de conservar las costum-

bres.

Alrededor de 1730, diecisiete años después de la formación de la Gran Logia de

Inglaterra, las Pequeñas Luces estaban situadas en los pedestales de las Tres Digni-

dades de la Logia, eran candiles (Velas) largos, que representaban el Sol, la Luna y

el Venerable Maestro, estaban situados allí, porque la tradición decía que existían

ventanas en el Sur , Oeste y Este de la Logia que suministraban Luz al Templo.

Princhard, en su Masonería Analizada (Masonery Disected) escribió en 1730 un

Catecismo ¿Tiene alguna Luz fija en determinado lugar de tu Logia? Sí ¿Cuántas?

Tres, ¿Cómo están situadas? En el Este, el Sur y el Oeste, siguiendo el curso del Sol

- ¿Cuáles son sus usos? – Para alumbrar a los hombres, para su trabajo, en su traba-

jo y desde su trabajo.

Por el año 1813, cuando las dos Grandes Logias de Inglaterra se unieron, el sistema

de los Antiguos fue adoptado: este sistema se refería a la Biblia, la Escuadra y el

Compás como las Grandes Luces de la Francmasonería, mientras que las Tres Velas

se convirtieron en las Tres Pequeñas Luces. En ese tiempo los pedestales empeza-

ron a ser usados y los candiles fueron puestos en los sitiales de las tres Dignidades

donde formaban un triángulo grande usando toda la mitad del Sur de la Logia.

Por esta misma época fueron separadas y desconectadas una de otra: esto prevaleció

en 1787, porque Preston en su obra “Ilustraciones de la Francmasonería” enumeró

el orden de precesión y consagración de “Perfecta Unidad” Logia No. 1 en Maoran,

India”

Hemos visto como eran situadas originalmente las Tres Pequeñas Luces y cómo

deberían ser acomodadas si es que nosotros siguiéramos la historia de su emplaza-

miento ¿Cómo entonces sería la disposición simbólica? Pensemos que no habrá

interrogante alguna con respecto a su colocación en forma de una Triángulo: aún

nuestro ritual actual nos dice de las Tres Luces en “una posición triangular en el

Altar”. Nosotros damos por correcto que las luces se deben disponer de manera que

den la mayor cantidad posible de iluminación. El amontonarlas no es la solución.

Page 82: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

79

Cada parte de las Grandes Luces deberían estar iluminadas igualmente necesitando

por consiguiente el arreglo de las luces alrededor del Ara o Altar, Y es aquí donde

muchas grandes Logias difieren en la forma como se deben situar estas luces. En

primer lugar no hay ninguna Ley, ni tampoco la ha habido para especificar cómo se

deben acomodar estas luces.

Creemos que la mayoría de nuestras jurisdicciones concuerdan en que las luces de-

berían estar alrededor del Ara y no en el Altar: por lo menos esto parece estar de

acuerdo con nuestras tradicionales. Creemos que la Tradición más antigua es aque-

lla que pone la luz en cada una de las estaciones principales, pero razones prácticas

parecen demandar en nuestro país el que coloquemos las luces alrededor del Altar.

En los días de la Antigüedad existía el problema de suministrar la luz en las Tenidas

y por consiguiente las tres luces estaban repartidas en el Salón de la Logia para así

cumplir su cometido.

Page 83: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

80

EL PAVIMENTO MOSAICO

En el Templo masónico, a tres pasos de la puerta, se encuentra al Occidente situadas

dos columnas, “B.: y J.:”, emblema de los dos principios y de los pares de opuestos

que dominan el mundo visible. La actividad combinada de estos dos principios

aparece manifiestamente en el pavimento de mosaico en cuadros blancos y negros,

representando el contraste de posiciones sociales, ideas políticas y creencias religio-

sas de los masones, que a pesar de su diversidad componen la admirable y encanta-

dora armonía de la Orden.

La palabra Mosaico, etimológicamente deriva del latín mosaicum, propiamente mu-

seo y según otros, obra de las Musas, Obra taraceada de piedras pequeñas o de tro-

zos de esmalte de diversos colores formando con su conjunto una especie de pintu-

ra.

El pavimento Mosaico ocupa el Valle del Templo y se extiende desde la base de las

columnas hacia el Oriente, igualmente en forma de cuadrilongo, ocupando el centro

del Templo.

El pavimento mosaico, consiste propiamente de muchas piedrecillas de diferentes

colores unidas en conjunto de acuerdo con el modelo o dibujo imitando la pintura.

Se practicaba mucho entre los Romanos, quienes lo denominaban Musivum Opus,

de donde los Italianos tomaron su Mosaico, los Franceses su Mosaique, y nosotros

nuestro Mosaico. La tradición Masónica es que el piso del Templo de el Rey Sa-

lomón estaba decorado con el pavimento mosaico de piedras blancas y negras.

La idea Masónica fue quizás sugerida por primera vez en el pasaje, que se encuentra

en el Evangelio de San Juan, por lo que, entonces Pilatos, al oír esa máxima, con-

dujo a Jesús, y le sentó en el trono en el sitio que se llama el Pavimento. Pero que

en Hebreo es “Gabbatha”. La palabra traducida aquí por Pavimento es en el origi-

nal Lithostroten, que es la misma palabra usada por Plinio para denotar el pavimen-

to formado de piedras ornamentales de varios colores, precisamente lo que se quiere

significar por el pavimento Mosaico.

Por lo tanto, existía una parte del Templo, que estaba decorada con el pavimento

Mosaico. El Talmud nos informa que había un pavimento de esta forma en el

cónclave, donde el Gran Sanedrín verificaba sus sesiones.

El pavimento de Mosaico, es un símbolo antiguo de la Orden. Se encuentra en los

Rituales primitivos del siglo pasado, se clasifica entre los ornamentos de la Logia

en combinación con la franja bordada y dentada. Sus piedras que participan de los

colores blanco y negro han sido fácilmente interpretadas convenientemente con los

símbolos del bien y del mal de la Vida Humana.

Page 84: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

81

El pavimento Mosaico es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por

la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente

el uno cerca del otro, el día y la noche, la oscuridad y la luz, el sueño y la vigilia, el

dolor y el placer, el éxito y la desilusión, la dicha y la desdicha, etc. Sobre estos

opuestos, que se hallan sobre todos los caminos y en todas las etapas de nuestra

existencia, el iniciado que ha gustado la Capa de Amargura debe marchar con áni-

mo sereno e igual, sin dejarse exaltar por las condiciones favorables ni reprimir

por las apariencias desfavorables.

El pavimento de Mosaico significa en verdad que así como el G.:A.:D.:U.: estable-

ció sus planes en la alta esfera, así debemos nosotros establecer las nuestras, tan en

armonía con los suyos como podamos y en imitación de ellos. Dicho de otro modo

el pavimento del Templo significa al Plan en el pensamiento del Logos, llamado por

los griegos “el mundo inteligible”. Dicen los filósofos griegos que de éste, provie-

nen todas las cosas que conocemos. Que todo está proyectado de antemano y que, el

mundo existía en el divino pensamiento antes de aparecer en material manifesta-

ción.

En las Logias de hace dos siglos, el pavimento del Templo se trazaba cada vez en el

suelo con yeso en lugar de tenerlo estampado y se consideraba como parte de los

conocimientos propios del V.:M.: que supiera trazarlo hábilmente sin copiarlo de

ningún modelo.

El pavimento de Mosaico es una indicación simbólica de los rangos, de las opinio-

nes y de los sistemas religiosos que se confunden en la Masonería. Emblema de la

estrecha unión que debe existir entre los Francmasones, a pesar de la diferencia de

nacionalidad, de temperamento de raza y de ideas, ligados por el cemento indestruc-

tible de la verdad. El ladrillo o loseta blanca es el emblema del Alma pura del Ini-

ciado, así como el negro es de los vicios y pasiones a que está sujeto el profano.

Es importante resaltar la “Ley de los contrastes”, la ambivalencia, el sistema bina-

rio, lo complementario y encontrado en las columnas. “Son los contrastes quienes

crean lo que se puede constatar, ya que sin ellos no variamos la uniformidad y la

confundiríamos con la nada”. Sin duda la alternancia del blanco y el negro ofrece

una Visión del Bien y del Mal, conceptos indisociables del hombre en su mundo

terrenal, pero también representa a las Tinieblas y a la luz en su concepción iniciáti-

ca y por supuesto al cuerpo y al Espíritu, negro=materialidad y blan-

co=Espiritualidad.

El pavimento de Mosaico compuesto de cuadros blancos y negros, indica la doble

fuerza que, a su vez, arrastra al hombre, ya hacia el espíritu o ya hacia la materia,

hacia la virtud o hacia el vicio, lo que es causada que sus pruebas sean demasiados

penosas y sensibles y retarden el instante de alcanzar la bienaventuranza a que el

llamado. Queda así representado el sentimiento de Igualdad y Fraternidad masónica

y humana pese a la diferencia de ideas, razas o color etc.

Page 85: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

82

Si bien el profano no ve más que la posibilidad de andar alternativamente pisando

un cuadrado blanco después de uno negro y sucesivamente, el Indicado deberá ca-

minar por la vía marcada por las líneas mosaico, dejando a su derecha y a su iz-

quierda un cuadro de color alternativo. El paralelismo con el tablero de juego de

Ajedrez es inevitable.

Podríamos resumir así el pavimento blanco y negro: el hombre que sepa comulgar

con los cuatro elementos y se integre en esta unión creativa, pasando las “pruebas”

entre el Bien y el Mal, llegará a acercarse a la Divina Sublimación.

Page 86: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

83

LA OBRA DEL APRENDIZ

Todo simbolismo masónico señala a la finalidad especialmente operativa de la So-

ciedad cuyo nombre es sinónimo de Construcción. Únicamente puede llamarse

masónico aquello que eleva o levanta algo en el dominio intelectual, moral y espiri-

tual, en el mundo de la realización objetiva.

El objetivo de nuestra Augusta Institución, es la formación del hombre y la humani-

dad, para construir el inmenso y maravilloso templo de la perfección y cuyos planos

fueron delineados por el Gran Arquitecto del Universo. En consecuencia, los maso-

nes somos obreros que cooperamos con ese Plan, trabajando consciente y volunta-

riamente, en la construcción de esa obra incomparable que consiste en hacer que la

humanidad se encamine por ese sendero hacia su perfección,

Antes consideramos que todas las fórmulas, símbolos, ceremonias y tipos de la

Francmasonería, nacen del trabajo como el deber principal de la vida y como la

más digna de todas las vacaciones. Representan a Dios en obra constante, para di-

fundir más belleza, más orden, más bondad y más justicia en todos los mundos que

ha creado y perpetúa, recomendando solemnemente al hombre, que siga tan subli-

me ejemplo dando al iniciado esta primera enseñanza: “Trabaja”, le dice. Trabaja

con las manos y el corazón, que el cielo trabaja incesantemente y la Naturaleza en-

seña el trabajo del Arte. Todo Francmasón debe ser trabajador, no hay culto más

elevado que el trabajo. Conforme con este principio, todo Francmasón ha de ser

más que todo un trabajador, en el sentido más elevado de la palabra, aquel que con-

cibe y realiza una obra ó actividad inspirada ó animada por un impulso ó fin ideal y

cuyo carácter distintivo es el amor a la obra a la que se dedica y toda reunión y acti-

vidad “masónica”, ya que los dos términos tienen el mismo sentido.

Siempre se trata de construir, o sea, poner en obra y levantar, de acuerdo con un

plan determinado, que constituye su fundación tanto ideal como material, las pie-

dras que representan la materia prima, oportunamente labrada y puesta en obra.

El Francmasón no se detiene a considerar el objetivo de su Fraternidad como un

ideal irrealizable, utópico, sino que se entrega plenamente a su labor de hacer a esa

humanidad cada vez mejor, cada vez menos imperfecta, todo lo cual se expresa

simbólicamente diciendo que construye dentro de sí mismo, dentro de su propio

espíritu, un templo a la Virtud, a la Moral y la Sabiduría consagrada G.:A.:D.:U.:,

en otras palabras, construimos una Humanidad mejor haciéndonos mejores a noso-

tros mismos, que somos parte de la humanidad.

Como en el Templo de Salomón, que representa simbólicamente el Templo de Per-

fección de la Humanidad, también en el trabajo masónico toman parte aprendices,

compañeros y maestros, cada quien con sus labores específicas, de conformidad con

Page 87: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

84

los conocimientos y habilidades de cada uno. La división del trabajo masónico

asigna al hermano Aprendiz, especulativamente, la misma labor que realizaban ope-

rativamente los antiguos aprendices, incluyendo a los que intervenían en los traba-

jos del Templo de Salomón es decir, las labores más duras desbastar y pulir la Pie-

dra Bruta, para que pueda ser utilizada en la construcción del Gran Templo.

La Piedra, es el principio básico de toda labor ó trabajo masónico, de la misma ma-

nera que el Plan ó Idea, reflejo del Logos, constituye el fundamento espiritual de la

Obra. La Piedra tosca representa la personalidad del Aprendiz, con todos los defec-

tos del mundo profano: Vanidad, Egoísmo, Ambición, Vicios, prejuicios, bajas pa-

siones etc. es decir que el trabajo del Aprendiz consiste en desbastar la piedra tosca

significa que deberá quitar de su propia personalidad todos esos defectos del mundo

profano y que deberá ajustar su existencia al cumplimiento de los principios de la

moral masónica, los cuales abarca el aspecto externo como la observancia de una

conducta intachable, y el aspecto interno, subjetivo del individuo, como sus pro-

pios pensamientos y sentimientos, todo ese mundo individual interior que solamente

conoce nuestra propia consciencia. En otras palabras desbastar la Piedra tosca no es

solo aparecer que somos mejores, que somos buenos, que estamos en la senda del

perfeccionamiento, sino SER MEJORES, SER BUENOS, ESTAR EN LA SENDA.

En una frase nos superamos integral y continuamente, pues para desbastar esa pie-

dra tosca, el aprendiz requiere grandes y especiales esfuerzos del obrero y el empleo

adecuado de sus herramientas la Regla, el Mazo y el Cincel.

El mazo representa la fuerza interior de nuestro espíritu, la fuerza de voluntad, pues

sin esa fuerza nada es posible realizar y el hombre que carece de ella actuará sólo

por los caprichos y deseos de los otros ó acondicionando a las circunstancias. Con

el mazo, fuerza de voluntad, llevamos al campo de las realizaciones nuestras ideas

de perfeccionamiento, es con esa fuerza de voluntad que ejecutamos los mayores

esfuerzos y soportamos voluntariamente hasta los sacrificios. Debemos sin embar-

go, precavernos de los excesos a los que pudiera conducirnos el culto exagerado de

la facultad volitiva, dado que los resultados de esta fuerza superan entre todas las

fuerzas cósmicas y puedan ser también destructivas, cuando no se aplique y dirija

constructivamente por medio del discernimiento, que se necesita para su manifesta-

ción más armónica, de acuerdo con la Unidad de todo lo existente.

El Cincel es otra herramienta indispensable en la obra del Aprendiz, pues, no podrá

desbastar la piedra tosca, sin su aplicación correcta, sin el empleo de la Sabiduría y

de la inteligencia que le permitan seleccionar la forma más eficaz para librarse de

los defectos del mundo profano y, al par, acrecentar las virtudes. El propósito inte-

ligente que debe dirigir la acción de la voluntad es lo que representa precisamente el

Cincel, como instrumento complementario del mazo en la obra masónica.

Para que la acción combinada de ambos instrumentos sea realmente masónica, esto

es, útil y benéfica para el propósito de la evolución individual y cósmica, tiene que

ser constantemente comprobada y dirigida por la Escuadra de la Ley ó normas de

rectitud, cuyo ángulo recto representa la rectitud de nuestra visión, que nos pone en

Page 88: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

85

armonía con todos nuestros semejantes y nos hace progresar rectamente en la senda

del Bien.

En esa obra de desbastar la Piedra Bruta existe una gran variedad de categorías

espirituales entre los aprendices, desde el que se destaca por su constancia, por su

interés, por sus virtudes, por el estudio y se convierte prácticamente en un hombre

santo al lograr un altísimo nivel de perfeccionamiento de su persona. Por otra par-

te, existen también grandes diferencias en el aprovechamiento de las enseñanzas

recibidas en la Logia. La obra de desbastar la piedra bruta encomendada al apren-

diz Masón, es considerada por su enorme complejidad y por los grandes variados

esfuerzos personales que implica, como un trabajo permanente en la vida del

Francmasón.

Page 89: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

86

LA PIEDRA BRUTA O TOSCA.

Se denomina simbólicamente así la piedra informe é irregular que desbastan los

aprendices. Emblema de la edad primitiva y del hombre sin instrucción e imagen

también del alma de profano. La piedra por razón de su dureza, ha sido desde los

tiempos antiguos el símbolo de la fuerza, fortaleza y fundación sólida. La piedra

por lo tanto, puede considerarse como el símbolo de la Fe y la Verdad, de la que

Cristo enseñaba el verdadero principio de la simbología, al llamar a Pedro, quien

representaba la fe, la roca o piedra sobre el cual él construiría su iglesia.

Pero en hebreo así como en la simbología egipcia, la piedra era algunas veces el

símbolo de la falsedad. Entre los Masones Activos u operativos es el resultado de

las ideas arquitectónicas, puesto que en la Masonería el Ashler bruto o piedra sin

labrar es el símbolo del mal en el hombre y su condición corrompida, en tanto que

el Ashler perfecto, o piedra labrada, es el símbolo de su naturaleza mejorada y per-

fecta.

Como joya fija e inmóvil, es el estado de la juventud del alma humana. La piedra

bruta o tosca, se encuentra en las Logias representando al recién iniciado o neófito.

Es la piedra extraída de la cantera del universo en las primeras manifestaciones de

la inteligencia. Simboliza al cuerpo físico del hombre en su propia forma y nos

hace presente el estado todavía rudimentario e imperfecto de la naturaleza, como

preparación material para un trabajo superior.

El aprendiz masón debe sentirse realmente simbolizado en la piedra bruta, en cuan-

to representación del individuo en estado rústico. En consecuencia, su trabajo fun-

damental deberá estar dirigido al pulimento de la roca informe, estableciendo que él

es también Piedra Viva. Que debe tallarse a sí mismo, de acuerdo con las exigencias

del ideal constructivo, para lograr los ángulos perfectamente rectangulares de la

piedra cúbica. “Vosotros también, como piedras, sed edificados como casa espiri-

tual y sacerdocio Santo…” decía, Pedro en su primera Epístola.

El aprendiz masón es entonces, materia prima que requiere ser elaborada por el Ma-

zo y el cincel. Entendiendo que con tenacidad en la tarea puede esculpirse y arran-

car sus deformidades espirituales y morales de material bruto, para buscar la perfec-

ción en la armonía con la ayuda de la Escuadra. Ésta será guía y comprobación de la

obra bien hecha.

En el aprendiz masón es necesaria la educación virtuosa con el auxilio de la inteli-

gencia y de la voluntad, para poder modificarla con la luz de la iniciación. El tem-

plo espiritual que gobierna la masonería es el Universo, hasta adquirir las cualida-

des que por un trabajo justo y perfecto, le permita, poco a poco, conseguir su per-

feccionamiento.

Page 90: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

87

Toda piedra bruta ó tosca sale de la cantera; así como el ser humano sale de la ma-

triz materna. Viene a este mundo con el germen de determinadas cualidades, aptitu-

des y características, cuya actualización depende de una parte del ambiente familiar

y por otra de la educación recibida. Pero el perfeccionamiento del carácter congéni-

to y la eliminación de los defectos o malas cualidades, -en paralelismo con la inten-

sificación de las virtudes- ha de ser obra del mismo individuo, coaccionado por la

experiencia de la vida terrena a cuyo término, -si bien no estará encuadrada del

todo la piedra bruta de su carácter- habrá adelantado algún tanto en su labor, que

proseguirá en la vida venidera, hasta convertirse en un Sillar perfecto del Templo

del G:.A:.D:.U:.

En la Logia debemos considerar a la persona que viene hacia nosotros y sobre todo

la que el arte se propone emplear los instrumentos de trabajo. Desde luego, nunca

es admitido tan y desbastado material. Por eso no figuran ni el taladro ni el pico. Y

es nuestro deber inquirir, en forma preliminar, acerca de las buenas costumbres del

candidato, para ser presentado. El lenguaje del buen informe oído en su favor, mo-

tiva el crédito constitucional que lo representa, como una parte de lo que se exige.

Si examinamos la piedra bruta, simbólicamente estará integrada de dos partes que

son: la esencia y la personalidad. Ésta procede de la cantera como masa compacta

de materia prima informe, la cual en base al trabajo tomará forma geométrica, como

un cubo u otra figura. Igual ocurre con el hombre que se va modelando y desarro-

llando a base de bondad, proceso que se da a medida que se vaya realizando la ini-

ciación del masón.

En la piedra tosca la esencia es el núcleo y resulta del desbaste de la piedra para

conseguir el cubo de caras perfectas y regulares ó la figura geométrica regular que

se persigue. La personalidad es la piedra tosca que está simbolizada por la forma o

superficie exterior que presenta en su inicio y que puede ser modificada a base de

trabajo. Lo que lleva cada persona y tiene en sí desde que nace y puede modificarse

en la esencia y la personalidad.

La piedra bruta, no está presentada como un bloque, sino aproximadamente como

un cubo. Sus prominencias y excrecencias, deben ser golpeadas con el filo del mazo

y el empleo del cincel, para conseguir su pulimento. La cantera está constituida por

las grandes fuerzas acumuladas de los recursos naturales del hombre, las oportuni-

dades, sin fin, del campo de acción humano.

Así como el Universo se compone de individuos en diverso estado de desarrollo, la

responsabilidad, por consecuencia, tiene que ser individual, ya que todo lo que el

hombre desee adquirir lo deberá construir y mantener por sí mismo. A cada hombre

le corresponde una piedra propia, diferente en su iniciación. Por eso, la Masonería

a esa piedra, en particular, le da el nombre de Rudo Ashlar.

Page 91: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

88

El rudo Ashlar, contiene la forma perfecta dentro de sí mismo, exactamente cada

block de mármol, no obstante su rudeza y tosquedad contiene un Apolo ó una Ve-

nus. Así yace en cada ser humano el germen que siendo cultivado puede desenvol-

verse hasta la perfección. La misma luz simbólica del discernimiento espiritual, es

la que nos revela el estado de imperfección de nuestra personalidad o manifestación

individual y nos indica la necesidad de superar el estado de desorden profano, que

caracteriza al hombre esclavo de sus pasiones, vicios, errores e inclinaciones infe-

riores, enseñándonos a desbastar y labrar esa piedra bruta, para manifestar la per-

fección latente e inherente en la misma.

La piedra como elemento de construcción está relacionada con la sedentarización de

los pueblos y con una especie de cristalización cíclica. Desempeña un papel impor-

tante en las relaciones entre el cielo y la tierra. Lo mismo las piedras caídas del

cielo, como los aerolitos, que las piedras levantadas – Dólmenes, Menhires, Betyles

y Estelas. Diversos pueblos de Australia, de Indonesia, de América del norte consi-

deraban el cuarzo como fragmentos despegados del cielo o de un trono celeste. En

cambio las llamadas piedras del rayo – silex prehistórico son símbolos de destruc-

ción, éstas consideradas como la misma punta de la flecha y cargadas de poder

mágico. Betyle término de origen semítico que significa Casa de Dios, se trata de

piedras sagradas veneradas particularmente por los árabes antes del Profeta.

Page 92: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

89

DESBASTAR LA PIEDRA BRUTA O TOSCA

La piedra es el principio básico de toda labor ó trabajo masónico. Por su consisten-

cia y relativa estabilidad, así como por su tendencia ó facultad inherente de con-

servar de una manera firme, a través de los tiempos, la forma recibida y también el

lugar que se le dé en un determinado edificio, es el símbolo natural de todo efecto

permanente y duradero, de todo lo que nos aparece en una forma relativamente

constante y determinada y en particular del carácter o personalidad humana.

Los aprendices trabajan en desbastar la piedra bruta, a fin de despojarla de sus aspe-

rezas y de acercarla más a la forma que esté en relación con su destino. La misma

luz simbólica del discernimiento espiritual es la que nos revela el estado de imper-

fección de nuestra piedra o manifestación individual, y nos indica la necesidad de

superar el estado de desorden profano, que caracteriza al hombre esclavo de sus

pasiones, vicios, errores e inclinaciones inferiores, enseñándonos a desbastar y la-

brar esa piedra bruta, para que manifieste la perfección latente inherente en la mis-

ma, de acuerdo con el Plan del Gran Arquitecto.

Señalaré que cada vez que mi vista se dirige en el Templo sobre la piedra bruta o

tosca donde reside el misterio trascendente de su figura, pareciera que mi silencio

escrutador puede fundamentar mi respuesta, como si fuera un buzo preparado con

sus elementos propios que se sumerge en su propio interior, donde desentrañará su

verdadera historia. Si aquel símbolo que representa al Aprendiz de pronto hablara,

tal vez nos contaría su existencia anterior con todo su pasado ígneo y primitivo;

para luego argumentar su razón de ser hoy, con el fin de demostrar que es un símbo-

lo masónico de privilegio y trascendencia.

Es posible que nos revele historias persuasivas de tantos QQ:.HH:. que han sido

valiosos ejemplos generacionales, a diferencia de otros hombres que no entendieron

el lenguaje esencial de la Masonería, o no sobrellevaron el trabajo constante para el

desbastamiento de su piedra bruta y finalmente, decidieron regresar al mundo pro-

fano con su tumulto y su bullicio.

Quiero pensar con alguna certeza que la piedra bruta señala mi origen humano, inte-

ligente pero primitivo, con toda su carga de conceptuarme como un hombre rudi-

mentario que expresa sus debilidades y defectos. Quiero pensar profundamente

que es mi deber modificarme para alcanzar la mutación hacia un hombre íntegro,

como lo hace el artista que de tanto modelar su escultura logra, finalmente, el resul-

tado de su íntima creación.

Una vez reconocidas como tales, las imperfecciones naturales del carácter y del

complejo de hábitos y tendencias que matizan la expresión de la vida interna (per-

fecta en sí por su carácter divino, aunque parezca exteriormente imperfecta por cau-

Page 93: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

90

sa de aquellas), hay que poner en obra aquellas dos facultades que simbolizan res-

pectivamente el martillo y el cincel, con los que trabaja la piedra material, con el

objeto de remediar de una manera permanente ese estado de imperfección, mode-

lando el carácter de acuerdo con el Ideal íntimo.

El primero de estos dos instrumentos, aquél que lleva en sí y utiliza en forma activa

la propia tendencia de por sí, inerte y pasiva de la gravedad; permitiéndole ejecutar

un trabajo. Es el emblema de la voluntad que existe en todos los hombres indistin-

tamente, pero que, en general, por falta de discernimiento, se confunde con el ins-

tinto y la pasión. Muchas veces se halla pervertida al punto de hacerse destructora,

tanto de las mejores tendencias, como de la vida externa.

Efectivamente el martillo, empleado por sí solo y sin la inteligencia necesaria cons-

tituye, (como la voluntad desenfrenada y desordenada) el más simple y poderoso

medio de destrucción, mientras que su uso perfectamente disciplinado lo hace uno

de los instrumentos más indispensables en cualquier género de obra o trabajo.

Para labrar y pulir la piedra, así como para darlo ó imprimir y grabar en ella una

forma ideal determinada, el martillo solo nos sirve en proporción de cómo se aplica

de una manera inteligente y disciplinada, sobre el cincel. Y la combinación de los

dos instrumentos expresando una idea ó imagen ideal, hará de aquella misma piedra

bruta (que puede ser inútilmente hecha pedazos con el sólo martillo empleado sin

inteligencia constructiva), una hermosa obra de arte que, como la Venus de Milo y

el Apolo de Belvedere, son evidencias de un genio inspirador.

Ese cincel, que el obrero tiene en la mano izquierda, apoyando su corte en el preciso

lugar en donde la fuerza bruta del martillo debe producir un trabajo útil, es em-

blemático de la determinación de la inteligencia que guía y dirige oportunamente la

fuerza de la voluntad, produciendo un resultado adecuado al corte del discernimien-

to y a la penetración mental que se ha aplicado sobre el objeto de los esfuerzos.

Así como el martillo, empleado por sí solo, difícilmente podría darnos un resultado

constructivamente armónico, y de ninguna manera perfecto, así tampoco el cincel

de por sí podría producir algún trabajo eficiente. Lo mismo sucede con la voluntad

y la inteligencia cuando actúen la una sin el concurso adecuado de las otras. La pri-

mera lleva resultados que se hallan lejos de ser satisfactorios, cuando no sean bru-

talmente detractores, mientras la segunda se afana inútilmente en crear los mejores

propósitos y en conceptuar y elaborar planes que, por no ser llevados a cabo y

traducidos en obra, resultan ineficaces.

Me dramatizaría por el paradigma de esos QQ:.HH:. por todo cuanto hicieron por

ellos mismos, por su Madrea Logia y por la sociedad, pero transformando mi propia

tragedia inmaterial en fortalecer mis valores para ser cada día mejor que el anterior,

para eliminar todas las imperfecciones que entraban mi accionar, para prender en mi

alma la pasión del aprendiz con las herramientas del artesano que se nos entrega la

noche de nuestra iniciación

Page 94: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

91

Por lo tanto, solo por medio de un acuerdo perfecto entre las dos facultades puede

esperarse tener éxito en el trabajo de desbastamiento y pulimento de la piedra del

carácter individual, de manera que en la misma se revela la forma y perfección in-

herente de la vida. Elevada interior, que constituye su destino real y verdadero.

¿Qué quiere decir desbastar la piedra bruta? Recibir mi primera educación masónica

é instruirme en los primeros misterios y preceptos de la Masonería. Es también un

trabajo que debía hacer sobre mí mismo, y que consistirá en pulirme en cierto mo-

do, es decir: esclarecer mi razón, acostumbrándome a la afabilidad de la indulgen-

cia con mis HH:., a la benévola tolerancia con mis semejantes y al particular esmero

de corregir mis faltas.

Podemos concluir que:

1.- La piedra bruta o tosca es el símbolo fundamental que representa al aprendiz

masón como iniciado.

2.- En la noche de la iniciación se le entregan al aprendiz dos herramientas simbóli-

cas, el Mazo y el Cincel, para el desbastamiento de su piedra bruta ó tosca.

3.- El mazo representa la fuerza y la energía, las que vinculadas con la voluntad del

aprendiz le permitirán su efectiva evolución masónica.

4.- El cincel representa la determinación de la inteligencia para realizar el trabajo

permanente que significa el desbastamiento personal.

5.- El simbolismo de la piedra bruta o tosca constituye proyección inicial que la

Masonería otorga a los HH:.AA:. para comprometerse con el proceso del perfeccio-

namiento que corresponde al hombre masón.

En otras palabras, cada piedra que se emplee en un edificio, elevado según las re-

glas del arte, ha de ser cortada ortogonalmente, quitándosele por consiguiente todas

las asperezas y todo lo que esconde, en la irregularidad exterior, ese estado ideal

de perfección tetragónica, que precisa evidenciar y hacer efectivo. Ningún obrero

puede ser capaz de reducir una piedra bruta al estado de piedra rectangular ó cúbica,

sino en proporción de cómo saber ver ésta en aquella, y se esfuerza en su trabajo

para hacerla evidente, conformándose con esa visión geométrica ideal.

Para ese objeto se necesitan otros dos instrumentos, que sirven para guiar y contro-

lar el trabajo de los dos anteriores: La regla y la Escuadra. El primero nos da la

norma de la rectitud lineal, y además la justa medida que permite tanto la igualdad,

como la armónica proporción de las caras cuadrangulares de la piedra. El segundo

igualmente hace posible la rectitud de cada uno de los tres ángulos que concurren en

cada vértice ó ángulo triedro, representando con el ángulo recto el perfecto criterio,

con el cual únicamente la perfección ortogonal de la piedra puede hacerse evidente.

Page 95: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

92

SIMBOLISMO DE LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ

La Masonería es una empresa constructora de vidas humanas a base de los elemen-

tos que la integran. La calidad de la vida interna de la Orden se refleja inevitable-

mente en su actuación, aún en el mundo profano.

Desde los tiempos más remotos, en que el hombre por primera vez dirige su vista al

cielo y contempla el infinito, resolviendo luchar por su existencia. Es así como con

el correr de los tiempos se ha visto enfrentado a la necesidad de crear instrumentos

o herramientas para la concreción de sus ideas y requerimientos. Por ello atribuyó

significados espirituales y mágicos a los objetos que iba conociendo y de ahí que su

vida estuviera llena de símbolos que si los analizamos en toda su magnitud, vere-

mos que ellos nos dejan significativas enseñanzas que nos estimulan para su mejor

estudio y comprensión.

En esa época el hombre descubrió que si tomaba una piedra de forma adecuada y

compacta y con ella golpeaba a otro elemento, paciente y constantemente, al final

lograría modificar su condición primaria obteniendo la forma deseada aún cuando

su terminación no fuera la más acabada. Esto lo llevó a pensar que para poder

mejorar su calidad y aspecto, tal vez apoyándose en otro instrumento podría supri-

mir las imperfecciones desbastando y puliendo sus asperezas, a fin de lograr el ele-

mento deseado.

De lo expuesto con el transcurrir el tiempo se consolidaron dos herramientas: el

Mazo y el Cincel. Elementos básicos y fundamentales, que los antiguos constructo-

res debían dominar para dar forma a la piedra bruta o tosca y así erigir sus templos

sobre cimientos sólidos y perfectamente armónicos y estables.

Todo esto fue llevado al simbolismo de la Masonería especulativa, Por ello, la tarea

del Aprendiz Masón es la desbastar pulir su piedra tosca. Ésta representa su Perso-

nalidad; es decir que debe despojarse de todos los defectos del mundo profano, co-

mo son: la Vanidad, el Egoísmo, la Ambición, los Vicios, Prejuicios y Bajas Pasio-

nes, etc. Haciendo uso de su inteligencia y voluntad representadas simbólicamente

por el Mazo y el Cincel, con el fin de edificar su propio Templo, libre de ese lastre

que acabo de enumerar. Nuestro mundo está lleno de símbolos y es que la Maso-

nería hace uso de ellos para que nosotros a través de su estudio y análisis acucioso,

podamos acercarnos lentamente.

En su párrafo del Diálogo Socrático “LA PIEDRA BRUTA” en que Sócrates ense-

ña a un discípulo en qué consiste el desbastar la piedra bruta, dice: “Así como al

desbastar la piedra bruta, arrojarás la escoria convertida en pequeñas partículas,

también al ir puliendo la piedra de tu propio Ser, irás arrojando en pequeños peda-

zos las escorias del egoísmo, las malas pasiones y los pensamientos necios, para

Page 96: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

93

convertir tu obra en pedestal y asiento del Amor y de la moralidad superior, que nos

revela la grandeza de la Suprema Razón”. De estas palabras se desprende clara-

mente el poder y la Sabiduría que estos símbolos representan para el hombre que

trata de perfeccionar su interior. Desde el momento en que entramos en contacto

con esta Augusta Orden y en la Ceremonia de nuestra iniciación se nos entrega el

Mandil para trabajar, nos transformamos inmediatamente en obreros que debemos

de poner todo nuestro esfuerzo, perseverancia y acuciosidad en desbastar y pulir

nuestra propia piedra bruta o tosca.

Nuestro Templo está coronado de una infinidad de símbolos y objetos que ante los

ojos del profano no son más que adornos. Ante el iniciado son los más preciados

tesoros, puesto que en ellos está la síntesis de los más elevados y puros pensamien-

tos de las inteligencias diáfanas. Y es a través de los símbolos y alegorías que se le

entrega al iniciado todas las herramientas para cultivar su espíritu y elevar su condi-

ción de Ser.

La piedra es el principio básico de toda labor o trabajo masónico. Es la materia pri-

mordial, que debe ser seleccionada para la obra por su calidad y resistencia. Es la

roca informe que debe ser modelada, de la misma manera que el Plan o Idea, re-

flejo del Logos, y que constituye el fundamento espiritual de la Obra.

El Mazo es un instrumento activo y en forma de la Tau o cruz egipcia, tiene dos

extremos o cabezas laterales, uno de ellos con filo cortante en forma de una cúpula

de dos aguas y la otra cabeza es plana para actuar sobre la cabeza del Cincel. Es

una herramienta que sirve para romper las esquinas y protuberancias de la piedra

Sillar que se labra, viene de la palabra alemana Gipfel que significa cúspide o pico.

El Mallete que utiliza el V:.M:. También se llama Hiram, porque como el arquitecto

gobierna el taller y guarda el orden en la Logia. Siendo el Mazo un instrumento

activo símbolo del esfuerzo y voluntad, condición de todo progreso, simboliza en la

Masonería Especulativa: el Poder, la fuerza física, moral, espiritual, la perseveran-

cia y constancia, la voluntad de golpear incansablemente.

El mazo debe ser de la magnitud y fortaleza que la obra requiere para producir un

trabajo útil. Pero se debe tener mucho cuidado, pues, su fuerza y uso indiscriminado

e incontrolado, puede perfectamente ser destructivo y desastroso si no tiene la di-

rección y el propósito adecuado. Para ello se requiere de un complemento y éste es

el Cincel, que es una herramienta pasiva de metal, que lleva en un extremo un filo

adecuado y en el otro una sección plana para recibir el trabajo producido por el ma-

zo.

El Cincel simboliza el propósito inteligente de hacer con su filo y su temple un tra-

bajo adecuado al corte del discernimiento y a la penetración mental. Simboliza la

inteligencia y el pensamiento que orienta, la determinación y concentración cons-

tante en un objeto dado, para ver las partes positivas y negativas de las cosas que

nos rodean. Simboliza también los efectos de la educación y disciplina en el enten-

Page 97: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

94

dimiento humano, está lleno de Sabiduría, tiene la virtud de llevar una línea de ver-

dad, se da con este instrumento forma a las masas deformes de piedra y del mismo

modo en el hombre para cultivar las ideas y pulimentar los rudos pensamientos,

desbastando lo falso, aparente y engañoso de la vida en su afán de superación y

perfección.

El Mazo y el Cincel deben trabajar mancomunadamente, en forma integral para

producir un trabajo útil, es decir en forma armónica y sincronizada, cuyo resultado

será una obra bella y perdurable. Estas dos herramientas simbólicas utilizadas por

el Aprendiz masón, también hacen uso de ellas, tanto el Compañero como el Maes-

tro, ya que se consideran como eternos aprendices, porque estamos constantemente

buscando la verdad relativa, porque sólo la verdad absoluta es atributo del

G:.A:.D:.U:.

Así como el Maestro albañil le enseña a su ayudante o aprendiz la técnica y el arte

de labrar los materiales, para obtener un producto bello y apto para levantar la cons-

trucción, así nuestros Maestros nos guían a través de su ejemplo y enseñanza, para

que cada día, en cada acto que realicemos, busquemos siempre la Verdad, analice-

mos y estudiemos el verdadero significado del qué hacer cotidiano, su relación con

la sociedad y la mejor manera de poder entregarnos por entero a una causa justa,

logrando así superar en la medida de nuestras fuerzas, desigualdades y egoísmos,

que como profanos, sin intenciones preconcebidas y a raíz de nuestra propia obscu-

ridad, interior, no vemos el mejor camino para el logro de nuestros objetivos. Es así

entonces que con la inteligencia representada por el Cincel y la perseverancia y vo-

luntad representadas por el Mazo es posible encontrar la belleza y perfección que el

G:. A:. D:. U:. depositó en la Naturaleza y todo lo que nos rodea.

Las dos herramientas mencionadas pueden también tener un complemento o ins-

trumento importante, como es la regla de veinte cuatro pulgadas, que puede ser de

metal o madera, que sirve para trazar líneas rectas. Es el emblema de la observan-

cia puntual del deber y el progreso por la senda de la virtud, sin desviarse a dere-

cha o izquierda. Es también el emblema del recto discernimiento y la justa medida.

Nos encamina en el orden moral sin apostasías, nos indica lo sabio y lo justo. Co-

mo modelo de orden y armonía, la regla masónica indica el empleo permanente,

perfectamente ordenado y disciplinado de la visión interior guiado por el discerni-

miento, sin el cual esta facultad se tomaría en nuestro peor enemigo, pues nada hay

tan funesto en la vida individual como una imaginación desordenada y desequili-

brada gobernada por la emoción, la sensación y el instinto, en lugar de ser goberna-

da y dirigida por las facultades superiores de la razón.

La regla de veinte cuatro pulgadas se considera como indicador de la medida del

tiempo, que no debe ser malgastada las horas del día en la ociosidad, en la ambi-

ción, el egoísmo y otros vicios, sino ocho horas en el trabajo productivo, otras ocho

horas en el descanso reparador y las otras ocho horas restantes en la meditación,

superación y estudio, realizar actos en bien de nuestros semejantes, todo en benefi-

cio de la Humanidad.

Page 98: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

95

EL IDEAL

El término Ideal puede entenderse en varios sentidos:

1ª. Como la proyección de una idea,

2ª, como el modelo, jamás alcanzado, de una realidad,

3ª, como lo perfecto en su género,

4ª como una exigencia moral,

5ª como una exigencia de la razón pura.

6ª como la forma de ser de unas ciertas instituciones.

Como la forma de ser de unas ciertas entidades, el término “Ideal” se usa para adje-

tivar unos determinados objetos, los llamados objetos ideales. Con ello se quiere

llamar la atención sobre el hecho de que los objetos ideales son en un sentido dis-

tinto de cómo son los objetos reales.

En el pensamiento contemporáneo la cuestión del ser de los objetos ideales ha sido

objeto de mucha discusión, especialmente por parte de los filósofos de la matemá-

tica y los fenomenólogos. En general el ideal es el tipo de perfección concebido

por la razón y concretado por la fantasía. El ideal, verdadera condición de la vida

abraza todas las relaciones (Ideal artístico, moral, religioso, científico, etc.). El

hombre y muy particularmente el masón, no se satisface con lo que percibe de las

apariencias sensibles, especula, ve a distancia y filosofía y así concibe el ideal de la

vida, como norma y ley de conducta. Su carácter más acentuado, es contrario a la

filosofía perezosa, basada únicamente en las nociones abstractas, requiere el ideal

ser investigado y deducido del fondo mismo de lo observado, como dinámico, de

acción y movimiento.

La idea concebida anticipadamente, se convierte en imagen y símbolo, llega a ser

factor esencial de la vida, pues, se vive lo que se piensa, o como dice el Evangelio,

el hombre no vive sólo de pan.

El ideal, es la concepción anticipada de lo real en movimiento y transformación

constantes. Contra todo quietismo repulsivo a la condición humana, decía ya

Séneca: El amor al ideal, esencia imperecedera del sentimiento, se ha de traducir

necesariamente por virtud y eficacia del dinamismo, en amor al trabajo. Porque el

pensamiento es en último término, como ya decía Aristóteles el acto puro, pensar

es obrar, Y si la idea es el principio de acción, madre de la vida, según Goethe,

tiene a realizarse, posee en sí misma, una fuerza impulsiva y determinable. Todas

estas condiciones de la idea, primordialidad de la voluntad respecto al intelecto,

dice Schopenhauer expresan el carácter dinámico del ideal humano porque el ideal

es la idea, más la imagen en que se concreta la razón y la fantasía que impulsan a la

Obra.

Page 99: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

96

Es, en efecto, el ideal eterno, como lo es la necesidad, urgentemente sentida por el

hombre y por parte satisfecha de interpretar la vida en la medida que le sea dable,

según las ideas que predominan de momento o las que se presenten como mejores

y más progresivas. Comprender es comenzar en sí mismo a realizar lo que se com-

prende, concebir una cosa mejor que lo existente es un primer trabajo para realizar-

la. El acto es la prolongación de la idea, el pensamiento es casi una palabra, cópula

mental, que sirve de base al origen natural del lenguaje, somos llevados irremisi-

blemente a expresar lo que pensamos. La concepción misma es un primer esfuerzo,

se piensa, se siente, y sigue la acción.

Lejos de ser abstracto, eterno y vaporoso, el ideal ahonda en los limbos de toda

nuestra vida, porque las ideas son verdadera energía que, antes, y para reaccionar

sobre lo externo por virtud del mandato voluntario, realizan un complicadísimo tra-

bajo en la vida mental y aún en la vida orgánica, traduciendo sus influencias, por

signos fácilmente apreciables, así con rayo de luz muy intensa nos obliga a cerrar

los ojos, la vista de un peligroso instintivamente nos lleva a huir, y cuanto más in-

tensa es la impresión, tanto más variados son los movimientos. Fácil será con lo

expuesto inferir que el ideal será tanto más eficaz cuanto más se acerque al dato real

y concreto,

La vida en los seres está ciertamente ligada a un trabajo constructivo, al cual atri-

buimos tres fases, que corresponden a los tres grados de la iniciación. Pero en

cualquier grado en que se trabaje, el masón está al servicio de la inteligencia univer-

sal, que preside la evolución de los seres. Se hace agente, el ministro de la inteli-

gencia, el ejecutor de sus intenciones. El es el órgano activo, el constructor que no

sigue su capricho, sino que se conforma al plan general según el cual se construye.

Así a lo menos lo entendieron los antiguos Iniciados, que se decían Adeptos del

Gran Arte, a la vez sacerdotal y Real.

En la Logia los dos Vigilantes representan también, respectivamente, el Nivel y la

Plomada, esta última principalmente concierne al Aprendiz, en cuanto muestra la

dirección vertical de sus esfuerzos y de sus aspiraciones, para realizar lo que hay de

más elevado en su ser y en sus potencialidades latentes. Este esfuerzo en sentido

opuesto a la gravedad de los instintos, es el que caracteriza al masón en su deseo

de mejoramiento. Su mira debe, pues, dirigirse constantemente hacia el Ideal más

elevado de su Alma, para realizarlo en cada pensamiento, palabra y acción.

Así como la planta crece y progresa por medio de sus esfuerzos verticales, así tam-

bién nosotros, fijando nuestra mirada en el Ideal que nos revela la verdadera luz,

crecemos en su dirección y llegaremos a encarnarlo, adelantándonos en la senda de

nuestro progreso individual.

Este es el uso que debemos hacer de la plomada para levantar el simbólico Templo

a la Gloria del Gran Arquitecto, de que proceden nuestras más elevadas aspiracio-

nes: El Templo que construimos o levantamos en nuestro interior con nuestra propia

Page 100: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

97

vida, la actividad constructora que obra en nosotros según los planes de la Inteli-

gencia Creadora o Principio Evolutivo del Universo, a la cual tenemos el privilegio

de cooperar conscientemente con nuestro entendimiento y buena voluntad.

El Templo y la piedra cúbica son una misma cosa: el Ideal que debemos realizar

individualmente y en nuestra vida esforzándonos en superar nuestros defectos y

debilidades, y en vencer y dominar nuestros vicios, instintos y pasiones, que son las

asperezas de la piedra bruta que representa nuestro estado de imperfección.

Desde que el Aprendiz consigue alcanzar ese estado superior de conciencia con los

auxilios que le proporciona la Masonería, cuando llega a la altura de comprender y

de reconocer la luz que existe dentro de él mismo, entonces esa misma luz se mani-

festará en toda su vida, en sus pensamientos, en sus palabras y en sus acciones. El

Ideal del Aprendiz debe ser puesto en acción, para lo cual tiene como símbolo la

Plomada, que al contemplarla ve que está señalando para abajo, pasiones y defectos

que él necesita combatir y vencer o, por lo menos, dominar de tal modo que su

razón impere soberanamente, y para arriba por medio de su cordel hacia el infinito,

mostrando al masón que el cielo es el límite de sus aspiraciones.

Page 101: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

98

PENSAMIENTO, PALABRA Y ACCION

Pensar, hablar y obrar, según mejor podamos, de acuerdo con nuestros más íntimos

ideales y profundas convicciones, es un testimonio que directamente nos concierne

en cada momento de nuestra diaria existencia.

El pensar es un acto psíquico que tiene lugar en el tiempo, que es formulado por un

sujeto (pensante) y que aprehende un pensamiento, el cual se refiere a su vez a una

actuación objetiva. Pensar es reflexionar, examinar con cuidado una cosa para for-

mar dictamen.

Las formas del pensar son pues, muy diversas. No solamente cuando son examina-

das desde el punto de vista psicológico, sino también y especialmente, cuando se

someten a examen crítico los usos del pensar. Por otro lado, se ha reconocido que

el pensar no puede fácilmente aislarse de otras actividades psíquicas, en particular

la de valorar.

Pensamiento es a diferencia de pensar, una entidad intemporal y especial, invariable

y desde luego no psíquica. El pensamiento es aprehendido o capturado por el acto

psíquico del pensar, pero no puede confundirse con el acto mismo ni con el conte-

nido intencional al cual apunta. El hecho del pensar, que se supone sujeto el acto

psíquico, la expresión, el pensamiento y el contenido u objeto intencional no equi-

vale sin embargo a una identificación de todos estos términos separables en el aná-

lisis fenomenológico y pertenecientes antológicamente a diversos tipos de objetos.

Todo pensar apunta a un pensamiento y todo pensamiento apunta a un contenido

intencional, pero si bien el pensar es un hecho psíquico que transcurre en un tiempo

y que implica un conjunto de representaciones, imágenes, intuiciones y expresiones.

El pensamiento entendido como lo que el pensar aprehende es un objeto ideal y,

consiguientemente se halla sometido a las determinaciones que corresponden a tal

tipo de objetos. El pensamiento se convierte, según algunos, en el objeto de la lógi-

ca que tiene una realidad formal.

El pensamiento antes que una actividad subjetiva, es una interioridad de la Con-

ciencia, una actividad que se pone en acción según el estado de cultura que recibe

de esta misma conciencia. No es nunca el pensar una actividad vacía, y por tanto no

hay lugar a pensamiento sin objeto.

Mirar y ver el proceso doble y correlativo del pensamiento. El primer momento se

llama funciones y el segundo operaciones. Las funciones son principalmente subje-

tivas y activas, y las operaciones como resultado del trabajo empleado, objetivas y

receptivas, siquiera ni unas ni otras sean sólo subjetivas u objetas, pues a ello se

oponen las siguientes consideraciones:

Page 102: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

99

1. La unidad de la actividad del pensamiento.

2. La indivisibilidad del mirar y ver.

3. La mutua y recíproca disposición de funciones y operaciones, pues, se

mira para ver y en supuesto de ello, y no se ve sin mirar.

4. La Ley de continuidad que precede el ejercicio del pensamiento.

Pensar bien, es pensar rectamente, de acuerdo con la escuadra del juicio, orientando

toda nuestra actividad mental hacia lo que en sí sea bueno, bello y verdadero. El

pensamiento recto es el pensamiento positivo y constructivo, sentado sobre las fun-

ciones inviolables de la Verdad y del Bien. Los pensamientos negativos y depri-

mentes y todos los pensamientos inarmónicos que descansan sobre la ilusión deben

desecharse de la mente, así como Jesús lo hizo simbólicamente con los profanado-

res del Templo.

Esa misma escuadra debe apoyarse, según lo indica el signo de Aprendiz sobre la

garganta, para dominar y medir todas nuestras palabras. De conformidad con nues-

tros ideales y sentimientos más elevados, aunado al constante esfuerzo que debe

hacer el iniciado en ese grado, cuidando y rectificando la expresión verbal de sus

pensamientos y rechazando todas aquellas que no se conformen con esa medida, de

manera que nunca se hagan ellas portavoces de nuestras tendencias, más bajas y

negativas, de nuestros errores y juicios superficiales, de nuestros resentimientos y

pasiones mezquinas o del dominio que la ilusión pueda tener todavía sobre noso-

tros.

Todo lo que pensamos e imaginamos no es secuela de lo que vemos y sentimos so-

lamente, ya que ello es la resultante de la gravitación de nuestros propios semejan-

tes sobre nosotros. En consecuencia vamos forjando toda una línea de conducta,

actos y procedimientos. En base a aquellos que nos rodean y a lo que nosotros que-

remos ganar en esa adaptación de la conducta. Por último, comenzamos a elaborar

nuestra conducta en base a las impresiones del ambiente y a nuestra propia conve-

niencia ¿Cuando seremos reales?

Los pensamientos son fluidos, etéreos, capaces de asumir formas tangibles cuando

hay un esfuerzo o sobrecarga de actividad psíquica y mental que los estimula.

La palabra es la expresión de una idea y el conjunto de signos con que esta se repre-

senta gráficamente. La palabra es uno de los medios adoptados, desde tiempo in-

memorial para reconocerse los iniciados entre sí, y que sirve también para acreditar

los grados que se poseen o en los que se pretenda darse a conocer. Existe una le-

yenda que afirma que hubo un tiempo en que el hombre poseía una palabra mágica

que, al pronunciarla adquiría el poder de realizar fenómenos maravillosos, tales co-

mo hacerse invisible, obtener una alfombra mágica para transportarse a lugares le-

janos, otorgar la salud, multiplicar sus fuerzas, conocer lo oculto y lo manifestado.

Obtener todo lo que deseaba su corazón.

Page 103: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

100

Pero el hombre de hoy, olvidó la manera de pronunciar esa palabra. Desde el mo-

mento en que su codicia le hizo olvidarse del buen uso que tal poder le concedía.

Esta palabra se llama hoy “La Palabra Perdida”. Sin embargo, existen hasta hoy

seres humanos que dominan las serpientes por medio de un silbido o una música.

Como hay otros seres que con su canto dominan las fieras más salvajes. Otros por

medio de la palabra curan a los enfermos, ayudan a los desanimados. Pero cabe

preguntar ¿Qué hay en el hombre que puede ser despertado por medio de la palabra

y que una vez despertado le comunica un poder ingente de que no dispone en su

estado normal? En el principio era el Verbo, dijo San Juan. Es complemente seguro

que el Verbo, por virtud de la resonancia universal tiene la propiedad de despertar

lo que está latente en el ser y que al emitirse ciertos sonidos, ponen en vibración

por resonancia también los poderes ocultos en el fondo de nuestra subconsciencia.

Esta es la magia del Verbo por el cual todas las cosas fueron hechas.

Debemos así mismo, evitar toda crítica que no sea realmente constructiva, y sobre

todo no permitirnos ninguna expresión que no sea inspirada por una verdadera be-

nevolencia.

El dominio de las palabras es más fácil que el de los pensamientos y en la medida

de la sinceridad individual, tiende a producirlo. Pero éste último es naturalmente el

más importante dado que nuestras palabras no pueden expresar sino aquello que

“se encuentra en nuestro corazón”. He aquí como la selección de las palabras de-

berá seguir la de los pensamientos, según lo indica, como veremos, el signo del

Compañero.

Salomón dice en uno de sus proverbios “La sana lengua es árbol de vida, más la

perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu”. Jesús dijo: “No es lo que entra

por la boca, lo que hace mal al hombre, sino lo que sale de ella”; es una verdad tras-

cendente, digna de gravarse en letras de oro, y más que todo de mantenerla siempre

en nuestra conciencia para darnos cuenta ex acta de lo que significa para el bien o

para el mal. La palabra cuya tonalidad se emita impregnada de odio, de temor, de

envidia, de celos, de nostalgia, o de cualquier emoción no armónica, causa modifi-

caciones verdaderamente perversas en el funcionamiento de las potencias orgánicas.

Axiomáticamente podemos decir, toda palabra pronunciada es una fuerza inevitable

que no nos produce bien o nos causa mal, según la naturaleza del sonido y la emo-

ción de que va impregnada.

La palabra es el Gran Arquitecto de nuestro destino, es el poder más grande que

usamos sin darnos cuenta. Según su ritmo, estamos inevitablemente creando el bien

o engendrando el mal, por eso con gran sabiduría dijo el Apóstol Santiago que “si

alguien no ofende en palabras, este es un varón perfecto”,

De la misma manera, según denominemos nuestras palabras y pensamientos, nos

será posible dominar también nuestras acciones. Y así llegamos al tercer punto:

Obrar bien, acertadamente y en nivel con las leyes morales de equidad y de justicia

que gobiernan las relaciones armónicas entre los hombres y en aplomo con nuestros

Page 104: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

101

mismos principios, ideales y aspiraciones. Este es pues, el signo con el cual se hace

universalmente conocer y reconocer el Masón.

La Acción es la operación de un ser, considerada como producida por este ser y no

por una causa exterior. Ejecución de un acto voluntario, influencia ejercida sobre

otro ser.

El Arte de la armonía es pues, el Alma verdadera del Arte de la construcción. Toda

actividad constructora es obra y resultado de una armonía interior, que la dirige,

cuyas notas se expresan en las formas visibles. Y esto se aplica tanto al mundo

físico como al mundo moral y espiritual: todo indistintamente es producto de vibra-

ciones que construyen cuando son armónicas y destruyen cuando son inarmónicas.

En la alternatividad funcional acondicionado el hombre es artesano o verdugo de sí

mismo.

Lo sublime y lo denigrante marcan el determinismo de la conducta humana. La

puntualidad y fiel asistencia a los trabajos simbólicos que se realizan en la Institu-

ción, constituyen la primera y fundamental actividad masónica. No puede, pues,

considerarse masónicamente despierto o activo quien limite su actividad masónica

el envío regular de la contribución que la Logia a la que pertenece haya fijado para

sus miembros, evadiendo el primero y más esencial deber de su presencia en las

Tenidas del Taller del que se hizo miembro. Todo Masón debe, pues, preocuparse

únicamente de lo que puede y debe dar, y por lo que se refiere a su salario o resulta-

do de sus esfuerzos, ser personalmente o como obra realizada, debe dejarlo por en-

tero a la Ley de Compensación.

Así es como debe usarse la escuadra horizontalmente para medir nuestras palabras y

verticalmente, para rectificar los pensamientos, y como nuestras acciones deben por

medio del nivel y de la plomada, estar igualmente en armonía con estos y aquellos.

Page 105: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

102

EL TOCAMIENTO DEL APRENDIZ

Los signos son los medios más poderosos que poseen los hermanos masones para

poder reconocerse entre sí. Esos signos forman el lenguaje mudo, pero elocuente,

que tanta admiración causa a los profanos y que preocupa a los enemigos de la

Francmasonería.

El toque o tocamiento, es un signo de reconocimiento manual y constituyen los

golpes o señales táctiles de que se sirven los francmasones para reconocerse y acre-

ditar su calidad de tales y además el grado o grados que poseen.

El toque o tocamiento del Aprendiz, se ejecuta: Tomándose mutuamente la m:. d:.,

cerrando los c:. d:. a excepción del p:. que queda libre y el cual se apoya sobre la

primera fal:. o nud:. del dedo índ:., que se pres:. liger:. T:. vec:., lo que indica que

se está pidiendo la P:. S:. En repuesta se da la P:. S:. en la forma misteriosa conoci-

da sólo por los mas:.

El tocamiento del Aprendiz, tiene un significado muy profundo, que la mayoría de

los masones no perciben, porque no se lo enseñaron, ni los Maestros actuales se

preocupan por abrir los ojos de los aprendices, para que vean ese admirable secreto.

Este misterioso signo que sirve de señal a los francmasones, para reconocerse entre

sí, es el más eficaz y el más potente de lo que son las teologías.

El tocamiento del Aprendiz, aparte de ser una señal de reconocimiento, quiere decir

que “debemos estar prestos a dar la mano al desvalido”, al que sufre, al que necesi-

ta de nuestros auxilios. En esto consiste el significado de los tr:. Golp:. o apret:. de

la m:., por medio de los cuales se conocen los masones entre sí, tanto en la oscuri-

dad como en la luz del día.

El toque general o universal del Aprendiz, es antiquísimo. Prescindiendo de los

tiempos bíblicos, sabemos que en las antiguas Corporaciones ó Cofradías alemanas,

tenían para reconocerse signos, palabras y toques. Esto consistía en tomarse mu-

tuamente la mano derecha (o sea la mano de la acción y del trabajo) y con el pulgar

el dedo que enlaza y da cohesión a los otros dedos, dábanse tres golpes sobre la

base del índice del otro, para significarle que tenía que levantar el índice y enseñar

el Cómo, Cuándo y Por qué de lo que ignoraba, cuyo conocimiento constituía el

objeto del aprendizaje. Significaba en conjunto el conocimiento adquirido en el

grado de Aprendiz y debía completarse y desarrollarse con laboriosidad y secreto.

Los verdaderos masones que poseen el conocimiento de la Verdad -obtenido por

medio de la iniciación- ven todo de un modo completamente diferente. Para ellos,

hay una luz distinta que ilumina las cosas y las personas. Juzgan a aquellas que se

les presentan a través de esa facultad masónica. El poder o facultad de ver las cua-

Page 106: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

103

lidades reales, es un privilegio de los masones que han profundizado el estudio de

la Verdad y que tienen por esto, profundamente iluminado su espíritu. Para estos

masones iluminados y conocedores, no vale de nada la máscara del individuo, ésa

máscara que constituye su personalidad, y que no es más que una superficie ilusoria

que esconde la verdadera individualidad. El Masón profundiza más sus miradas y

quita esa máscara.

Un masón reconoce a otro masón por su manera de actuar, siempre justa y franca.

Por su lenguaje ponderado y sincero. En fin, por la solicitud fraternal que manifiesta

hacia aquellos a los que está unido por lazos de solidaridad que corresponde al to-

que o tocamiento. El toque del Aprendiz de un modo general, significa la capacidad

de reconocer las cualidades reales y verdaderas que ocultan y esconden bajo la apa-

riencia exterior de un individuo. Si reflexionamos profundamente sobre ese espan-

toso misterio comprenderemos el valor extraordinario de ésa señal masónica. Los

profanos basan sus juicios y apreciaciones sobre una persona, por las apariencias

exteriores de la misma, su maneara de vestir, de andar, de hablar, en la elegancia de

sus actitudes y sobre todo por las manera como esa persona sabe cautivar simpatías

ó despertar antipatías.

La Ciencia, presumiendo que la sede del Alma y del Espíritu se encuentra en el

cerebro conjuntamente con la Mente, deja a un lado sus instrumentos importantes

para demostrar su existencia. Por ese toque o apretón de manos no puede levantarse

el hombre de su nivel mortal a la perpendicularidad de la vida. La lógica trata de

demostrar, después que el Alma es por naturaleza indivisible, indestructible, y por

lo tanto, inmortal. Por medio del tocamiento, no puede tampoco levantarse el hom-

bre a una nueva vida. Nos queda el apretón de manos de la Fe, la profunda e im-

borrable intuición del Alma, la voz del G:.A:.D:.U:., que habla dentro de nosotros,

la Divina Palabra que mora en nuestro corazón ¿De qué otro modo podría acaso

haber revelado Dios la Verdad al Hombre? Una vez que sabemos que el Espíritu

es semejante a Dios y que el hombre es un hermano menor de Aquel a quien busca,

entonces podemos estar seguros que la Fe y la Fuerza que nos han de sacar de las

sombras a la Luz.

En resumen el tocamiento es un signo manual de reconocimiento que pide la Pala-

bra Sagrada que es muy estimada entre los Francmasones en guarda de sus privile-

gios, por consiguiente nunca será demasiado toda cautela para comunicarla.

Page 107: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

104

EL PLAN DEL GRAN ARQUITECTO

El Gran Arquitecto en su infinita sabiduría como Inteligencia Creadora, cuyas obras

aparecen por doquiera en el Universo lleva a cabo un Plan y este es la Evolución, en

consecuencia el Francmasón está obligado a cooperar en la realización de la expre-

sión de este plan, que es la evolución tanto Individual como de la Conciencia, en

constante esfuerzo y en una superación igualmente constante de las imitaciones,

constituidas por sus realizaciones anteriores.

En los seres inconscientes, que se sientes empujados hacia adelante, el Plan del

Gran Arquitecto obra automáticamente en la vida de estos, hasta que ellos mismos

alcanzan el plano o nivel de la autoconciencia, que caracteriza el estado humano y

diferencia al hombre del animal, que no tiene necesidad de darse cuenta de la

razón de los impulsos que lo dominan ni de las Fuerzas que lo conducen.

Para los seres humanos que tenemos el privilegio de estar dotados de autoconcien-

cia, poseer la inteligencia, una imaginación creadora y el precioso don del Libre

Albedrío (los que comieron del simbólico fruto del Árbol del Bien y del Mal), el

progreso no será posible en un estado de pasividad, tiene que sera base de com-

prensión y de una inteligente cooperación activa, en proporción con el desarrollo de

estas dos facultades.

La naturaleza evoluciona por sus propios esfuerzos como consecuencia y resultado

de una actividad de millones de años, con transformaciones sucesivas a través de los

reinos mineral, vegetal y animal, hasta llegar a producir su Obra Maestra: el Hom-

bre; quien habiendo recibido el legado de sus facultades superiores y posibilidades

espirituales queda diferenciado por completo de los seres inferiores, y para que

pueda éste transformarse en un ser todavía más perfecto, superado y elevado, en un

verdadero Maestro, se requiere que el hombre coopere voluntariamente con la Obra

de la naturaleza o el Plan del Gran Arquitecto.

Entre el profano y el Francmasón existe una diferencia muy marcada, en cuanto se

entiende y se realiza esta cooperación voluntaria y consciente, convirtiéndose éste

último en un obrero dócil y disciplinado de la Inteligencia Creadora. Constante-

mente esforzándose en seguir el sendero que conduce el Magisterio, la perfección

de la Magna Obra del Dominio completo de sí mismo y de la redención y regenera-

ción individual.

Para el aprendiz francmasón pensar en el Magisterio constituye un Ideal necesaria-

mente lejano, puesto que él todavía se encuentra en los primeros pasos del camino.

Está haciendo los primeros esfuerzos de esa cooperación voluntaria, con un Plan,

una Ley y un Principio Superior que posteriormente podrían conducirlo a realizar

las más elevadas posibilidad de su Ser, y para ello las cualidades que ante todo

debe adquirir son docilidad y disciplina.

Page 108: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

105

Ahora dado que la Masonería es un estudio y un Arte esencialmente prácticos. Sin

perder de vista ese Supremo Ideal, nos enseña en su tendencia operativa, a usar y

aprovechas constructivamente todas, indistintamente, las experiencias y condiciones

de la vida diaria. Orientado ésta, en su propósito hacia la mejor expresión progre-

siva de sus mayores posibilidades; tratando de cooperar en todo momento y en

cualquier circunstancia con el Plan perfecto del mismo Gran Arquitecto o de la Di-

vina Geometría, en el cual se halla la más justa, recta y apropiada solución de todo

problema que tengamos que resolver.

En toda actividad u obra particular puede y debe manifestarse este punto de vista

ideal y superior, que constituye la esencia del idealismo práctico: una orientación

clara, definida y eficaz que, como la brújula del marinero y la luz que alumbra nues-

tro camino, nos guía segura y rectamente en el mare mágnum de la vida y en el caos

de las condiciones y circunstancias externas, para que en aquel podamos seguir

fielmente la ruta mejor, y aparezca en éste el orden divino que resulta con conoci-

miento de la geometría y de su armónica aplicación.

Justamente la cualidad de Masón principalmente estriba en esta actitud constructiva,

que constituye la característica prominente de la Institución, y la base necesaria de

sus infinitas posibilidades ideales. El Ideal más exaltado quedaría indeficiente, co-

mo una pura teoría, a la que también faltaría la posibilidad de demostrarse cuando le

faltara la practicidad constructora que todo lo aprovecha y lo utiliza en vista de su

realización.

Esta actitud estriba en una doble cooperación: interior con el Plan Divino o Propó-

sito Ideal del Gran Arquitecto que preside a toda Evolución o Construcción, de la

que es al mismo tiempo principio, base , objeto y realidad. Exterior con las condi-

ciones y circunstancias de la vida, cualesquiera que sean, y que siempre deben de

utilizarse de acuerdo con ese plan, encontrándose en ellas las fundaciones y mate-

riales para levantar el edificio de la existencia que constantemente se renueva. En

cuanto como ya lo hemos visto, toda piedra descansa sobre la que se encuentra

inmediatamente abajo y a su vez ha de servir de apoyo para otra que tiene que po-

nerse encima.

Reconocer a la Divinidad como Principio Constructivo, o sea como el Arquitecto de

la Vida individual y universal, origen de toda inspiración creativa, de todo progreso

y de toda evolución, es algo más que creer pasivamente en un Dios que vive en una

región lejana, llamada Reino de los Cielos, y que espera nuestra muerte para pre-

miarnos con el gozo de su presencia, o bien castigamos con los tormentos de un

infierno que sólo una imaginación enferma puede crear y una mente débil temer.

La disciplina es la parte que el Aprendiz compete en el Plan del Gran Arquitecto: la

armonización de todo su ser y de todas sus facultades que lo hará progresar de

acuerdo con las leyes universales, transformándolo de piedra bruta en piedra la-

brada, capaz de ocupar dignamente su lugar y llevar el papel y las obligaciones que

le competen.

Page 109: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

106

TIERRA – AIRE – AGUA Y FUEGO

Los cuatro elementos de la Cosmología de la antigüedad: Tierra, Aire, Agua y Fue-

go, representados por la Tierra, el Viento, la Luna y el Sol, se dice que todo pro-

venía de un solo origen, el Telesma ó Fluido Vital, como lo afirmaba el alquimista

griego Silesio, quien decía: Así como al comienzo fue un ser único, esta “Obra

proviene de uno y retorna a Uno”-

En aquellos tiempos el candidato a la iniciación era sometido a pruebas demasiado

terribles relacionadas con estos elementos. Ese sistema de las antiguas iniciaciones

ha sido aceptado, y se han perpetuado entre nosotros como una tradición simbólica,

que nos representa al neófito en lucha con las fuerzas de la naturaleza.

La Cámara de reflexiones, representa aquel estado del mundo exterior, pero que

para la concentración y reflexión se hace necesario, es el lugar impenetrable a la luz

del día, está rodeada de emblemas fúnebres, representando el seno de la tierra, ese

interior donde se acumulan nuestros esfuerzos y nuestros análisis que nos conducen

al mundo trascendente de la Realidad. Allí se realiza el “Conócete a ti mismo”

que fuera expresado por el filósofo griego Sócrates, como a medio directo e indivi-

dual para llegar a conocer el Gran Misterio que rodea y envuelve nuestro Ser.

La mitología pagana hacía de la tierra una diosa hija del Caos, esposa de Urano y

madre del Océano. Este planeta tierra de forma redonda ligeramente aplanada por

los polos, gira sobre si misma en torno a un eje ideal, completando cada día una

revelación. Es el tercero de los planetas con relación a la distancia que nos separa

del Sol.

El esfuerzo de penetración de la inteligencia constituye la primera labor, sin em-

bargo, no es suficiente para formar una verdadera piedra filosofal. Esta requiere,

para ser tal, la larga y paciente elaboración de una constante rectificación. Es la

verdad brutal, privada del velo de las ilusiones, la verdad enteramente desnuda,

que se oculta en el fondo de un pozo. Este pozo, que termina en el centro del mun-

do, es el interior del hombre. A él se hace alusión en la palabra “Vitriol” cuya in-

terpretación era un gran secreto entre los alquimistas. Las letras de que se com-

pone les recordaba la fórmula: Visita Interiore Terrea Rectificando Invenies Occul-

tum Lapidem (Visita al interior de la tierra y rectificando (por purificaciones encon-

trarás la Piedra oculta de los Sabios).

Esta piedra, la famosa Piedra Filosofal, no es otra cosa que la “Piedra Cúbica” de

los francmasones. Es la base de certeza que cada uno debe buscar en sí mismo, a

fin de poseer la piedra angular de la construcción intelectual y moral que constituye

la Gran Obra..

Page 110: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

107

En los misterios de Ceres a Eleusis, el recipiendario representaba a la semilla su-

mergida en el suelo, que sufría la putrefacción a fin de dar origen al nacimiento de

la planta, virtualmente encerrada en el germen. El profano sometido a la “prueba de

la tierra” esta análogamente llamado a poner en juego, las energías latentes que lle-

va en sí. La iniciación tiene por objeto favorecer la plena expansión de su indivi-

dualidad.

El aire es una mezcla formada de aproximadamente en volumen de 21 partes de

oxígeno y 79 de ázoe ó nitrógeno. Es un fluido que forma la envolvente gaseosa de

la tierra. Cuando se considera el conjunto o totalidad de su masa se denomina

atmósfera, y cuando está agitado es el viento, es el fluido transparente y elástico,

comprensible, sin olor ni sabor, indispensable a la existencia de todo ser creado.

El aire según los antiguos era considerado como un elemento, comprobándose des-

pués ser un compuesto de ázoe y una pequeña parte de ácido carbónico. Galileo fue

el primero que descubrió la pesantez del aire y Torricelli el que demostró esa pro-

piedad. Es la prueba del aire de las antiguas iniciaciones, como también en las ac-

tuales como lo demuestra la purificación por el aire que corona el primer viaje.

El agua es un cuerpo compuesto de una parte de oxígeno y dos de hidrógeno, es

líquido, transparente, incoloro, inodoro y sin sabor cuando no contiene aire, que

refracta la luz disuelve mucha sustancias, cristaliza por el frío se evaporiza y eva-

pora por el calor y forma la lluvia, las fuentes, los ríos, los mares, en mayor o menor

grado de pureza. Sin el agua no puede existir el hombre, como tampoco ningún ser

organizado se presenta bajo tres formas diferentes, como líquido que es su estado

más ordinario, como vapor cuando por la combinación con el calor se vaporiza y se

convierte en gas, y como sólido por el enrarecimiento de la temperatura que lo soli-

difica, o por la combinación de ciertas sales. El agua fue tomada como unidad de

peso, cuando se adoptó el sistema métrico decimal, equivaliendo el grano al volu-

men de un centímetro cúbico de agua pura. El segundo viaje del recipiendario está

representado y purificado por el agua.

El fuego era adorado por los Magos de Persia, como una potencia universal e inteli-

gente manantial de toda creación. Este ha sido considerado desde la más remota

antigüedad como sagrado y como un don de los dioses. Según el esoterismo es la

reflexión o representación más perfecta como sustancia que es, de la llama Una, es

el símbolo más alto de la Divinidad, es la vida y la muerte, el origen y el fin de to-

das las cosas. El fuego no es un elemento, sino un principio divino. La llama física

es el vehículo objetivo del Espíritu supremo.

También fue venerado únicamente como símbolo visible de la Deidad Suprema, de

la energía creadora, de quien provienen todas las cosas y hacia quien se adelantan

las cosas. Es la flama a que se eleva hacia los cielos para encontrar su origen divi-

no, es la llama mundanal que busca la ascensión y la absorción en el fuego celeste,

o en Dios mismo, que constituye lo que se ha nombrado siempre “ el fuego sagra-

Page 111: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

108

do” de los adoradores del fuego. Esta religión no es únicamente antigua, sino tam-

bién universal. De la India pasó a Egipto y de ahí se extendió a los Hebreos y a los

Griegos, y ha mostrado su poder y predominio aún en el entendimiento moderno.

En las riberas del Nilo, es cierto que los pueblos no se prosternaban como los anti-

guos Persas ante la adoración del fuego, pero veneraban el fuego sagrado y su ense-

ñanza era simbólica. De aquí proviene que las Pirámides sean la representación

de la flama ascendente.

Gennings Hagrave sagazmente dice: que lo que se ha supuesto ser una tumba en el

centro de la Gran Pirámide, era en realidad el sitio de depósito del Sacrosanto fuego

sempiterno. Durante la segunda mitad del siglo XIII surgió, la teoría de la combus-

tión establecida por Lavoisier y los Sabios contemporáneos, lo que dejo de lado la

potencia elemental del fuego. Desde aquella fecha cesó, pues, de ser un elemento,

un cuerpo, una sustancia, para convertirse en un efecto completo de combinaciones

y de movimientos efecto luminoso proveniente de la combinación del oxígeno y de

una base. Esta palabra expresa frecuentemente el principio de la luz y del calor.

Durante el tercer viaje pasasteis a través de las llamas para ser purificados. Entre

los Hebreos la idea sagrada del fuego, como relacionada de algún modo en el Ser

Divino era muy prominente. Dios apareció a Moisés en una llama de fuego, des-

cendió sobre el monte Sinaí en medio de llamas.

Page 112: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

109

SECRETO Y DISCRECIÓN

El secreto es lo oculto, ignorado, separado de la vista o del conocimiento del mayor

número, callado, silencioso, reservado, antiguamente se llamaba Misterio. Muchí-

simo se ha hablado o escrito, y gran misterio se hace todavía del secreto que se su-

pone poseedora y depositaria la Francmasonería. Sobre este particular hace ya mu-

cho tiempo que se ha hecho luz más que suficiente para que todo francmasón me-

dianamente instruido pueda saber con toda certeza a que atenerse. El masón debe

abstenerse de divulgar todo aquello que pueda perjudicar a la Francmasonería o a

sus miembros. Todos los miembros de la Orden están solidarizados por un formal

contrato de reciprocidad. Tiene obligaciones los unos para con los otros y para

cumplirlas es indispensable que se puedan distinguir de los profanos. Los medios

de reconocerse deben, pues, ser objeto del secreto más absoluto.

La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería.

Quien habla mucho piensa poco, ligera y superficialmente y la Masonería quiere

que sus adeptos se hagan más bien pensadores que habladores.

No se llega a la verdad con muchas palabras ni discusiones, sino más bien con el

estudio, la reflexión y la meditación silenciosa. Por consiguiente, aprender a callar

es aprender a pensar y medita. Por esta razón la disciplina del silencio tenía una

importancia tan grande en la escuela pitagórica, en donde a ninguno de los discípu-

los se le permitía hablar, bajo ningún pretexto antes de que hubiesen transcurrido

los tres años de su noviciado, período que corresponde exactamente al del aprendi-

zaje masónico.

Saber callar no es menos importante que saber hablar, y éste último arte no puede

aprenderse a la perfección antes de habernos adiestrado en el primero rectificando

por medio de la escuadra de la reflexión todas nuestras expresiones verbales instin-

tivas.

En el silencio las ideas se maduran y clasifican, y la Verdad aparece como la Ver-

dadera Palabra que se le comunica en el secreto del Alma a cada Ser. El arte del

silencio es, pues un arte complejo, que no consiste únicamente en callar la palabra

ex terror, sino que se hace realmente completo con el silencio interior del pensa-

miento, Cuando sepamos acallar el pensamiento, es cuando la verdad puede ínti-

mamente revelarse y manifestarse a nuestra Conciencia.

Para poder realizar esta disciplina del silencio, también hemos de comprender el

significado y el alcance del secreto masónico. Dado que el masón tiene que callarse

ante las mentalidades superficiales o profanas sobre todo aquello que únicamente

los que se han iniciado en su comprensión pudieran entender y apreciar.

Page 113: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

110

Fue costumbre en la antigüedad enseñar secretamente las Ciencias y las reglas de

las artes y oficios. La Arquitectura al igual que las demás ciencias era enseñada,

pues, en secreto y secretamente también se conservaron y transmitieron las reglas

del arte de construir, que durante muchos siglos fueron monopolizadas por sacerdo-

tes y corporaciones especiales.

Del Egipto, entre cuyos Sacerdotes se contaban los Arquitectos que proyectaron

aquellos soberbios monumentos de los que algunos, como las pirámides, causan

todavía la admiración del mundo. Los secretos arquitectónicos pasaron a Grecia, a

los sacerdotes Dionicianos o de Baco, que a su vez los introdujeron en Persia y la

Siria, hicieron estación en Pérgamo y más tarde fueron legados a la Corporación de

los Attaulus o Compañeros de la Schinda, a los tirios y Judíos, a los Hesedianos ó

Kasedianos y a los Esenios y de estos y los griegos, a los colegios de Arquitectos y

Artífices de Roma, establecidos por Numa Pompilio, de los que emanaron la Con-

fraternidad de los hermanos de San Juan, las Corporaciones francas de constructores

de la Edad Media y por último a las Asociaciones de Masones que expiraron a

principios del siglo XVIII para transformarse en la Institución de la moderna

Francmasonería.

Así se aplican la transmisión de este secreto, la inmensa mayoría de los autores que

de ello se ocupan, pero las Ciencias y estas reglas del arte de construir, que por es-

pacio de tanto tiempo permanecieron ocultas y que se transmitieron con tanto mis-

terio, hace ya siglos que no son un secreto para nadie como la atestiguan plenamen-

te la Historia de la Arquitectura y las innumerables obras que desde muy antiguo

han vulgarizado, exponiéndolos durante a la luz del día, todos los secretos de la

ciencia y del arte de construir.

La Francmasonería dice: ”Deberéis asistir con asiduidad a los diálogos y trabajos de

vuestros hermanos en cada Logia y guardar el secreto de los signos, con todo aquel

que no sea hermano. Aparte del sello de autenticidad que todavía no ha podido es-

tamparse en este memorable documento, es evidente que tampoco puede aplicarse

este artículo al secreto magno que nos ocupa, porque ni los signos, ni las palabras,

ni nada de los que constituye el esoterismo de la Francmasonería actual, por recón-

dito que sea, puede ser un secreto, ni permanecer oculto para ningún hermano que

se halle investido con el grado de Maestro.

La discreción del masón que entiende los secretos del Arte debe ejercerse también

en sus hermanos que no poseen todavía la suficiente madurez de espíritu, que es

condición necesaria para que pudieran hacer un uso provechoso de sus palabras.

La Verdad no sirve y no puede ser recibida por quien no se halle todavía en condi-

ción de entenderla o prefiera vivir en el error.

La discreción y el silencio son virtudes que constituyen la ciencia del ver madero

carácter masónico, son la salvaguardia de la Institución, son las que proporcionan la

protección y perpetuidad y se les da fuerzas por medio de frecuentes amonestacio-

nes en todos los grados.

Page 114: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

111

El aprendiz iniciado principia su vida masónica con el aprendizaje de los deberes de

discreción y silencio. Por consiguiente es conveniente que en ese grado, que es la

consumación de la iniciación, donde se completa el conocimiento perfecto de la

ciencia Masónica, deberá emplearse la parte o conjunto abstruso del simbolismo

para imprimir en la mente del neófito las virtudes más importantes.

El mismo principio de discreción y silencio existe en todos los misterios antiguos

y sistemas de adoración. El ser interrogado una vez Aristóteles, respecto a su opi-

nión de cuál era la cosa que le parecía de más difícil ejecución, y replicó, “Ser dis-

creto y callado”.

Apuleyo fue iniciado en los misterios de Isis y dice: “Nada me intimidará, que me

obligue jamás a revelar a los iniciados, las cosas que me han sido confiadas bajo las

condiciones del silencio”.

Page 115: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

112

LA MEDITACION

Meditar es aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una

cosa, ó discurrir sobre los medios de conocerla o conseguirla. La meditación más el

servicio disciplinado y organizado produce al conocedor.

La meditación es el método de obtener por medio del poder espiritual el conoci-

miento de las cosas que son ordinariamente familiares. La inexplicable y ardiente

aspiración del hombre interior a lo infinito. “Es la continúa y prolongada corriente

de pensamiento dirigida a un objeto determinado hasta llegar a absorberse en él”.

La meditación se apoya generalmente en una fórmula, en una imagen, o en una

fórmula aplicable a una imagen.

Cuando el aspirante ha practicado la concentración durante algún tiempo, enfocan-

do la mente sobre un mismo objeto, construyendo un pensamiento, forma viviente

por medio de la facultad imaginativa, aprenderá, por medio de la meditación, todo

lo referente al objeto así creado. Suponiendo que el aspirante haya evocado, por

medio de la concentración, la imagen de Cristo, es muy fácil reproducir meditati-

vamente todos los incidentes de su vida, sus sufrimientos y su resurrección, pero

mucho más allá de todo eso, es lo que puede aprenderse por la meditación. Un co-

nocimiento jamás soñado fluirá en el Alma llenándola de gloriosa luz. Sin embar-

go, algo que carezca de interés y no sugiera por si mismo nada interesante o maravi-

lloso, es mejor para la práctica.

La meditación representa el factor personal en la obra siempre perfectible del cono-

cimiento. Quien se limita aprender y retener lo hecho en la obra del pensamiento sin

meditar sobre la cualidad que lo avalora, se expone a degenerar en erudito, sabiendo

lo que todos los demás han pensado e ignorado lo que debe pensar por si mismo.

La lectura por la lectura, sin meditar lo que se lee o sin leer entre líneas es fuga va-

cui, huir del vacío propio. Se amuebla o rellena el cerebro con el pensamiento

ajeno, no se elabora el propio. Tan imprudente es llenar el cerebro de hechos sin la

adecuada interpretación para asimilarlos, cuanto pueda serlo llenar el estómago de

alimentos que no se pueden digerir. Lo mismo que el avaro, el erudito olvida el

fin por los medios, supedita el primero a los últimos.

¿El lugar de la meditación está bien elegido, es bastante aislado, ventilada y calmo?

Si, ¿Es una hora propicia?. La mejor es la cercana a la aurora, cuando todo sube en

la creación y cuando las casas están en calma. ¿Vuestra posición es correcta? ¿Est-

áis bien establecidos en la vertical?, por último y sobre todo, ¿Estáis perfectamente

relajados?. La crispación es el obstáculo más frecuente e inadvertido.

La meditación difiere de la Oración en que es, ante todo, una orientación de la men-

te que produce comprensión y reconocimiento, y se convierte en conocimiento

Page 116: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

113

formulado. Bianco de Siena, hablaba realmente de meditación cuando dijo: ¿Qué es

la oración, sino la elevación de la mente directamente a Dios? La meditación lleva

el trabajo hasta el reino mental, el deseo cede su lugar al trabajo práctico de prepa-

ración para el conocimiento divino, de manera que el hombre que inició su larga

carrera y experiencias de la vida con el deseo como cualidad básica y alcanzó el

estado de adoración de la Realidad divina tenuemente percibida, pasa ahora al mun-

do místico al del intelecto, al de la razón y de la eventual comprensión

En la meditación mediante el conocimiento y la comprensión, el hombre iluminado

puede entrar a voluntad en el reino del Alma y particular inteligentemente de su

vida y estados de conciencia. La meditación hace que nuestras creencias se trans-

formen en hechos comprobados y nuestras teorías en experiencias probadas. Al-

guien dijo: que el mundo no es una cárcel, sino una escuela de párvulos espirituales

donde millones de niños confundidos tratan de deletrear a Dios. La mente lleva de

aquí para allá en el trabajo de deletrear la verdad, hasta que alborea el día y, agota-

dos, nos retiramos dentro de nosotros mismos, meditamos y luego descubrimos a

Dios.

Podemos definir también la meditación como el método por el cual el hombre al-

canza la gloria del Yo develado, mediante el proceso de rechazar una forma tras

otra. La meditación es en consecuencia, un proceso ordenado por el cual el hombre

descubre a Dios. Es un sistema bien probado y constantemente empleado que inva-

riablemente revela lo divino. La meditación puede ser considerada correctamente,

como parte del proceso natural que hasta ahora ha conducido al hombre por el sen-

dero de la evolución. Desde una etapa muy cercana a la del animal, a la etapa de la

realización mental, de adquisición científica y de divino descontento.

La meditación desarrolla en la mente el conocimiento espiritual, y partiendo de la

base del conocimiento común, se expande constantemente nuestra comprensión del

término, hasta fusionar el conocimiento en sabiduría. Esto es conocimiento directo

de Dios, por medio de la facultad mental y, así convirtiéndonos en lo que somos,

podemos manifestar nuestra naturaleza divina. Tagore, en uno de sus escritos defi-

ne la meditación como (la entrada en una gran verdad, hasta ser poseídos por ella),

verdad y Dios son términos sinónimos. Se dice que la mente conoce dos objetos: el

mundo externo, mediante los cinco sentidos y el cerebro, y el alma y su mundo,

mediante lo que podríamos llamar el empleo introvertido de la mente y su intenso

enfoque sobre un nuevo y poco común campo de contactos.

Page 117: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

114

TOQUES A LA PUERTA DEL TEMPLO

Para solicitar el ingreso al templo en el cual una Logia se encuentra efectuando tra-

bajos regulares o extraordinarios, el masón debe marcar los toques correspondientes

al grado de Aprendiz o sea en el que están realizando los trabajos.

En el grado de Aprendiz los masones necesariamente tocarán la puertas del templo,

en la forma con les ha sido enseñado (O-O-O) Estos golpecitos son los toques

simbólicos con los cuales la cualidad de masón vibrará en respuesta natural y es-

pontáneamente manifestándose como tal.

El toque reviste una profundidad enorme, de lo cual no se dan cuenta muchos de los

masones, dado que significa, de una manera general, la capacidad de reconocer la

cualidad real que se esconde bajo la apariencia exterior de una persona y, por lo

tanto, implica un grado de discernimiento proporcionado al grado de comprensión

que hemos llegado a alcanzar individualmente.

El significado de estos toques es el siguiente:

Primer toque : LLAMAD (Las puertas del Templo)

Y SE OS ABRIRÁ

Segundo toque: PEDID (La Luz) Y SE OS DARA

Tercer toque: BUSCAD (La Verdad) Y ENCONTRAREIS

Mientras el profano basa sus juicios y apreciaciones sobre consideraciones pura-

mente exteriores para tratar de llegar al conocimiento de la Verdad, en cambio el

Iniciado se esfuerza en verlo todo a la luz de lo Real y juzga de una manera muy

distinta, por haber adquirido, en grado proporcionado al de su iniciación, la facultad

de ver las cualidades reales, íntimas y profundas de las cosas.

Llamad y se os abrirá.-

Aparte del significado material de solicitar el ingreso al Templo, este toque signifi-

ca también la solicitud fraternal del masón a compartir los trabajos que se hallan

realizando sus hermanos, a fin de prestar su cooperación en la magnífica obra de la

construcción del Templo espiritual.

Tocad a la puerta del Templo del Saber y estas os serán abiertas pues, todas las

puertas se abren al llamado imperativo de la Voluntad y del deseo de aprender, es la

llave nuestra que os abrirá todas las puertas cerradas a vuestro paso.

Page 118: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

115

Llamad al corazón de vuestros hermanos con el toque sincero de vuestra bondad y

éste os abrirá su pecho para compartir con vosotros los dolores y alegrías, los pro-

blemas y esperanzas.

Llamad con el llamado mágico del saber en el portal de la vida y ésta os abrirá hasta

lo más recóndito de sus cámaras, donde los más ven sin mirar y los oídos oyen sin

oír.

Pedid y se os dará.-

Este es un deber recíproco, pues, todo masón que solicita la cooperación, atención o

ayuda material o espiritual de sus hermanos, pueda tener la seguridad de ser am-

pliamente atendido. Sin embargo, siendo el anhelo más preciado de un masón co-

nocer todo aquello que tienda al encuentro de la verdadera luz, es su obligación

principal buscarla: Una vez encontrada, esparcirla para bien de la Humanidad. Este

toque se refiere principalmente a la búsqueda de la Perfección por medio de la Ver-

dadera Luz, que el Masón debe pedir en la seguridad que le será otorgada.

Pedid la respuesta al enigma que os atormenta, el significado del símbolo que os

confunde, pues el afán de comprender os conducirá a adelantar un poco más cada

día.

Pedid al Maestro la Clave de los Secretos que guarda celosamente, pues, cuando el

discípulo está pronto, el Maestro también lo está y os hará participar de sus conoci-

mientos a medida que os hagáis digno de ellos.

Pedid siempre la tarea más penosa, el trabajo más arduo, la labor más peligrosa y

desarrollaréis una voluntad más poderosa y una fortaleza ún mayor

Buscad y encontraréis.-

La esperanza de buscar y encontrar la Verdad, que es todo lo que está en armonía

con la Ley de lo Infinito promulgada en el Sinaí, proclamada por el Amor y por

cuya búsqueda se viene luchando de generación en generación, es el simbolismo de

éste tercer toque.

Si el hombre lucha en el mundo exterior, en medio de sus pasiones, de sus vicios,

prejuicios y materialismo. la Francmasonería tiende hacia lo verdadero y hacia la

Paz Espiritual. Dura y penosa es la tarea de todo masón que tiende a edificar un

Templo en cuyas columnas han de reinar, siempre, la Verdad, la Justicia y la Fra-

ternidad.

Buscando en vuestro corazón encontraréis la Palabra suave que borra una aspereza,

el genio dulce que alivie una pena y al Amor sincero que arranque tiernamente la

espina clavada en el corazón de un hermano.

Buscando en vuestra mente encontraréis el dato de solución a un problema, la inte-

ligencia analítica que desentraña un teorema, las facultades que dignifican al trans-

Page 119: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

116

formar al animal humano en un ser pensante y que razona y analiza que dirige el

ama.

Buscando en vuestra Conciencia encontraréis la norma de vuestra conducta, el faro

luminoso que ilumina en sendero de vuestra vida, la brújula que guía firmemente

vuestra conducta por el tumultuoso mar de vuestras pasiones.

Buscando en vuestro Espíritu hallaréis el sentido oculto de las cosas la verdad es-

condida del símbolo y la armonía del ritmo de la vida.

En vez de quedarse en la superficie, en la máscara de constituye la Personalidad, o

sea la parte más superficial e ilusoria del hombre, se esfuerza en ver su individuali-

dad, o la expresión individualizado del Principio Divino en él, que constituye su

Espíritu, el Hombre-Real , Eterno e Inmortal.

Cada golpe es un esfuerzo para penetrar debajo de la piel. O sea bajo la ilusión de la

apariencia, hasta encontrar el Ser Real, es la búsqueda individual, para descubrir el

Misterio Final dentro de uno mismo y de todas las cosas en las tres etapas que re-

presentan las palabras Evangélicas Buscad y encontraréis. Pedid y se os dará, Lla-

mad y se os abrirá, refiriéndose a la Verdad, a la Luz y a la Puerta del Templo.

Así pues, el toque manifiesta y reconoce la cualidad de iniciado en los Misterios de

la construcción, que se desarrollan en el individuo y en todo el Universo. Y expresa

también, como consecuencia natural, la Sociedad fraternal que el iniciado manifes-

tará en todas sus relaciones con sus semejantes y particularmente con sus hermanos.

Page 120: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

117

LOS TRABAJOS MASONICOS

Es uno de los más bellos rasgos de la institución masónica, que enseña no

solamente la necesidad, sino la nobleza del trabajo. Se dice que la Logia está en sus

trabajos, desde el momento de su apertura hasta el de su clausura. Este es uno de

los numerosos ejemplos en los cuales los términos de la Masonería activa se aplican

simbólicamente a la Especulativa, pues, así como los Albañiles activos se empeña-

ban en la construcción de edificios materiales, del mismo modo los Masones Libres

y Aceptados se supone se emplean en la erección del edificio levantado de la virtud

y moralidad sobre la fundación de los Principios Masónicos que les fueron ense-

ñados en su admisión en la Orden. Cuando la Logia se ocupa en la forma y cere-

monia de Iniciación en cualquiera de los grados se dice que está en su trabajo. La

iniciación es trabajo masónico. Esta frase o logia sugiere desde luego la relación

que existe entre nuestro sistema especulativo, con el arte activo que le precede, y

sobre el que ha sido fundada.

El trabajo es una palabra importante en la Masonería, pues en realidad, debemos

decir que es la más importante. Para esto, y esto únicamente, el hombre se convier-

te en Francmasón, todos los demás objetos son secundarios o incidentales. El tra-

bajo es el designio acostumbrado de todas las Asambleas de la Logia. Pero tales

juntas proporcionan siempre evidencia de industria. Como no construimos un

Templo material Salomónico, ni una pirámide egipcia, nuestra industria debe mos-

trarse visible obras que son imperecederas, para que cuando desaparezcamos de la

vista de los mortales, pueda decirse de nosotros que nuestra labor fue cumplida de-

bidamente. Y como masones, trabajamos en nuestra Logia para construir el edificio

perfecto, trabajando únicamente con la esperanza de la conclusión de la Obra, para

cuando el Santuario de nuestro Tabernáculo terrestre sea terminado. Los trabajos

representan la actividad colectiva de los hermanos en la Logia. Lo que caracteriza a

estos trabajos y los distingue de las reuniones y asambleas profanas, es el ceremo-

nial especial según el cual se desenvuelven y particularmente, se abren y se cierran,

ceremonial cuya peculiar nota distintiva es el orden manifestándose en ese ritmo

constante que favorece la continuidad de los ya realizados.

Tanto la apertura como el cierre de los trabajos se verifica en horas convencionales

y simbólicas sobre las cuales el V:.M:. se informa cerca del 1er. Vig:., en la mayor-

ía de los rituales actualmente en uso, estas horas son del Mediodía a la Medianoche

para los tres grados simbólicos, significando el mediodía (la hora en que el Sol se

halla en el Cenit, en la plenitud de su poder luminoso y calorífico) la madurez espi-

ritual necesaria para el Masón, y la Medianoche (en la que la luz del día ha desapa-

recido por completo por hallarse el Sol en el Nadir), el momento en que yo no es

posible actual eficazmente.

Page 121: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

118

Sin embargo hay opiniones razonables y más conforme a las antiguas tradiciones

masónicas que los trabajos se abran y cierren en horas diferentes ara los distintos

grados (que representan diferentes épocas o etapas de evolución), y que particular-

mente para el grado de Aprendiz, los trabajos se abran a la salida del Sol (es decir

en aquel período de la vida en la cual la luz espiritual se manifiesta primero en la

conciencia) y se cierra al Mediodía (o sea a la hora en la que la plenitud de la luz

permite el paso a una cámara o grado superior).

También desde el punto de vista del simbolismo material, éstas horas son las más

apropiadas para el trabajo especial del Aprendiz (desbastar la piedra bruta, acercán-

dola a una forma en relación en su destino) mientras las horas sucesivas puedan ser

útilmente aprovechadas por otros obreros que completen el trabajo de los primeros,

llevando las piedras y disponiéndolas oportunamente en el edificio que se está cons-

truyendo, para cuyo objeto fueron labradas.

El reconocimiento de la hora debe acompañarse de la edad, que tiene un valor equi-

valente, representando aquella época o estado en la evolución individual en que es

posible tomar parte en los trabajos masónicos es decir, obrar en armonía con la Ley

y el Principio Constructivo del Universo. Los tres años de Aprendiz significan, en

la evolución individual, el paso en las tres grandes épocas o etapas evolutivas repre-

sentadas por los tres reinos de la Naturaleza: mineral, vegetal y animal, en los cua-

les se des arrolla progresivamente aquella individualidad que en el estado humano

aparece en su perfección, como autoconciencia, con las cualidades que la acompa-

ñan, el pensamiento consciente, el juicio y la libre voluntad.

No debemos descuidar el particular de que el V:.M:. se informa previamente cerca

del 1er. Vig:., respecto a la hora, como de la edad. Por medio de estas preguntas, el

primero no sólo se asegura de la calidad masónica de la persona con quien habla,

que constituye la primera condición para que los trabajos se verifiquen, sino que

hace evidente la necesidad (o segunda condición) de que el tiempo, que representa

el momento evolutivo y la circunstancias externas, sea además oportuno y favora-

ble.

La actividad masónica necesita tiempo y condiciones especialmente adaptadas, ne-

cesita que la responsabilidad del ambiente haga fecunda y próspera la labor que

queremos emprender. Cuando ésta no lo sea, la pregunta quedará sin contestación y

habrá que esperar hasta que llegue la hora. En otras palabras, permaneciendo de-

ntro de nuestro corazón tenazmente fiel a nuestros ideales, proyectos y aspiraciones,

así como a los esfuerzos que hayamos emprendido, hemos de saber esperar la hora

con Fe inmutable, el tiempo no puede dejar de hacernos justicia y recompensará

infaliblemente nuestra perseverancia.

Page 122: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

119

APERTURA DE LOS TRABAJOS EN LOGIA

La necesidad de algunas ceremonias preparatorias, de más o menos de carácter for-

mal, antes de proceder al despacho de los asuntos ordinarios de la Logia ha sido

siempre reconocida. Se sugiere de igual manera el decoro y dignidad durante las

Tenidas. Se principia en una Logia de Masones con el empleo de ciertas ceremonias

en las cuales, debe darse atención a su importancia simbólica a la vez que a su im-

portancia práctica, debiendo tomar parte todos sus miembros que se encuentran pre-

sentes.

Estas ceremonias, que difieren insignificantemente en cada uno de los grados, pues,

tan insignificantemente que no afectan s carácter general, pueden considerarse, con

referencia los demás fines a los que han sido designadas para realizar, en dife-

rentes partes.

Habiendo significado el V:.M:. su intención de proceder a los trabajos de la Logia,

se espera que cada uno de los hermanos asuman su vestidura masónica necesaria, y

si fuese Oficial las insignias de su cargo, encaminándose silenciosa y decorosa-

mente a su sitio conveniente.

La primera condición para que pueda procederse a la apertura de los trabajos, es que

la Logia se encuentre a cubierto, tanto exterior como interiormente, exteriormente a

cubierto de las indiscreciones profanas, e interiormente por la calidad de masones

que todos los presentes tienen que demostrar.

El V:.M:. dice: “Silencio en Logia HH:. míos”, y el 1er. Vig:. Servíos disponer que

el H:.M:. de C:. examine si todos los presentes son masones, si ocupan sus puestos

respectivos con las insignias y condecoraciones de sus oficios y grados, y si estamos

a cubierto”, el 1er. Vig:. Repite la orden y el M:. de C:. se acerca al G:.T:.I:. el que

da con el pomo de la espada en la puerta. Si el Templo se halla a cubierto, el

G:.T:.E:., responde en la misma forma. Luego el M:. de C:. se coloca entre colum-

nas y dice: de parte del V:.M:. “de pie y al orden”, todos los presentes se ponen de

pie y al orden. el M:. de C:. examina a los presentes y dice: “Sentaos HH:. míos,

gracias . Da cuenta al 1er. Vig:. Del resultado, quien a la vez lo hace al V:.M:.

Al Guarda Templo Interior le incumbe asegurar que se halle el Templo perfecta-

mente aislado del exterior y cuidarlo, además constantemente con el desarrollo de

los trabajos. Vigilando armado en el brazo derecho de una espada desnuda, la puer-

ta del templo, y abriendo con el permiso del V:.M:., únicamente a los que sean re-

conocidos como genuinos y legítimos masones. Simboliza el guarda templo la fa-

cultad que se encuentra al umbral de nuestra Consciencia, la que tiene que vigilar

que no ingresen en la misma los errores profanos y todos aquellos pensamientos que

no reciban la aprobación de sus ser más elevado (V:.M:.). La hermética cerrazón

interior se asegura por medio del signo que hacen los presentes a la invitación del

V:M:. y de cuya exactitud éste se asegura a través de los dos vigilantes.

Page 123: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

120

Continuando con la ceremonia el V:.M:. dice: “HH:.Vig:. servíos anunciar a los

HH:. de vuestras columnas, como lo hago en el oriente, se unan a nosotros para

abrir los Trab.: para el grado de Aprendiz en la R:.L:.S:., según el R:.E:.A:.A:.. Los

Vig.:. repiten y el 1er. Vig:. Da cuenta al V:.M:.

A continuación sigue a éste doble aseguramiento un diálogo entre el V:. M:. el 1er y

2do. vid.: y cada cual declara su respectiva función, como razón explicativa del car-

go que desempeña. Habiendo cumplido con estas diferentes formalidades ilu-

minativas y explicativas, y con la seguridad de que la hora y la edad son conve-

nientes, adecuadas y oportunas, el V:.M:. invita por medio de los Vvig.: a que todos

los presentes le ayuden para abrir los trabajos. Esta invitación muestra en primer

lugar la necesidad de que todos se den cuenta de la importancia y solemnidad del

momento, preliminar para la invocación del G:.A:.D:.U:. en su típica expresión,

fijando toda atención sobre las palabras que se van a pronunciar, y que necesitan el

unísono espiritual de los corazones de todos los miembros de la Logia, despertando

en cada cual un Eco profundo. En segundo lugar hace hincapié sobre la coopera-

ción, como condición indispensable para la eficiencia de cualquier actividad masó-

nica.

El V:.M:. dice: “!En atención a la hora que es y a la edad que tenéis, abriremos los

trabajos”. El H:. M:. de C:. se coloca frente al Ara y el V:.M:. dice

“A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., bajo los auspicios de la M:.R:.G:.L:. del Perú en nombre

de San Juan Bautista y en virtud de la autoridad que la R:.L:.S:. N°. que me han

conferido, declaro abiertos los trabajos en Tenida………. Para el grado de Apren-

diz, según el R:.E:.A:. y A:., el H:.M:. de C:. abre el V:. de la L:.S:. . Si se usa la

Biblia en Salmos CXXXIII ó CXXXII según la versión, colocando sobre ésta el

compás y la Escuadra en el grado”. Los HH:. se pone al Orden y se encienden las

Luces.

A continuación se hace la aclamación con la palabra HUZZA, HUZZA, HUZZA.

Seguidamente el V:.M:. invita por medio de los VVig:. A los HH:. presentes, para

guardar un momento de silencio inicial, concentrarse, meditar y buscar el íntimo

contacto con lo más elevado de nuestro Ser, a fin de hacer provechoso el desarrollo

de los Trab:. De la Logia. Luego se apagan las Luces del templo hasta que el V:.

M:. da un golpe con el Mall:.

El signo indica la cualidad del Masón u obrero consciente y disciplinado del Princi-

pio Constructivo del Universo y asegura al mismo tiempo la fidelidad y discreción

que deben siempre acompañarse a dicha cualidad. Representando la vigilancia que

el Masón se dispone a observar sobre sus palabras, y la perfecta rectitud con la cual

medirá éstas, lo mismo que sus pensamientos y acciones.

Page 124: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

121

CLAUSURA DE LOS TRABAJOS

Agotados los temas y asuntos en la orden del Día, y antes de proceder a la clau-

sura de los trabajos, el V:.M:., por intermedio de los Vig.:. concede el uso de la pa-

labra “por una sola vez en bien general de la Orden, del Taller en particular, y de la

humanidad”. Con este acto se da a todo hermano que lo desee la oportunidad de

hablar sobre algún asunto particular que le interesa, dirigiendo sobre el mismo la

atención de la Logia. Se saluda a los hermanos visitantes, que representan a sus

respectivas Logias, estos igualmente pueden hacer uso de la palabra, trayendo a la

Logia la expresión de sus sentimientos fraternales, así como los mensajes especiales

de los cuales hayan sido encargados, estrechándose así íntimamente las relaciones

de amistad entre las diferentes Logias. También eventualmente se puede hacer al-

guna aclaración pequeña sobre algún asunto que se haya omitido en la orden del

día.

Seguidamente el V:.M:. dispone por intermedio de los Vvig. Para que el H.: Hospi-

talario provisto del tronco de Beneficencia, se coloque entre columnas pueden

hacerlo también los HH:. Exper:. Si la Logia lo estima por conveniente en casos

necesarios para otros sacos. Se comienza la circulación de los sacos, y en este caso

cada masón expresará su solidaridad con toda la Familia Masónica y Humana, por

medio de una contribución pecuniaria proporcionada de acuerdo a sus medios y

depositada secretamente en el tronco. Terminada la circulación entre los HH:. pre-

sentes, el producto del tronco de Beneficencia será destinada a aliviar las desgracias

ajenas, ó bien para cooperación para alguna otra benéfica, los otros sacos tendrán

fines determinados.

La clausura de los trabajos se verifica en forma inversamente análoga a la ceremo-

nia de apertura, después de haberse concedido la palabra y circulado los respectivos

sacos. Prosigue el V:.M:. quien se informa por medio de los HH:. VVig:., sobre la

opinión de los HH:.. Presentes en las columnas relacionado a los trabajos realizados

y el Orador expresa sus conclusiones diciendo: “Los trabajos han sido justos y per-

fectos”.

A continuación el V:.M:. en un diálogo con los Vvig:. Obtiene la seguridad de que

el Segundo Vig:. Manifiesta tener tres años como Aprendiz y, el 1er. Vig:. Señala

como hora de concluir los trabajos de Medianoche. En estas circunstancias el

V:.M:. anuncia que en atención a la hora que es y a la edad que tienen los hermanos,

se van a cerrar los trabajos. El H:.M:. de C: se acerca al Ara con los pasos del gra-

do y el V:.M:. da un golpe de mal:. que es repetido por los HH:. VVig:. Levanta el

mall:. Dirigido hacia el Altar y expresa: “A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., bajo los aus-

picios de la M:.R:G:.L:. del Perú en nombre de Juan Bautista y en virtud de la auto-

ridad y poderes que por esta Logia invisto, “Declaro cerrado los trabajos para el

grado de Aprendiz de éste R:: Taller”. El H:.M:.. de C:. cierra el V:. de la Ley S:.,

se apagan las luces principales los HH:. cubren el signo y el H:.M:. de C:. vuelve a

su puesto en Logia.

Page 125: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

122

El V:.M:. indica que se va disparar una batería, los HH:. vuelven a retomar el signo

al orden y se ejecuta la batería. Seguidamente el V:.M:. lee la sección para la clau-

sura y al término de ella todos los HH:: extienden el brazo derecho hacia delante

diciendo “Así sea”.

Antes de separarse, es costumbre jurar el secreto sobre los trabajos en los cuales los

presentes acaban de participar. El secreto Constructivo representa el silencio que

tiene que preceder a toda nueva actividad, pudiéndose comprar a la oscuridad pro-

tectora que, dentro del seno de la tierra, favorece la germinación de la semilla en

sus primeros estados hasta que no se haya abierto su camino hacia la luz.

Después de lo cual se procede a formar la cadena, manifestando ésta en forma tan-

gible el lazo de fraternidad que debe existir entre todos los masones, símbolo de la

unión íntima de todas las buenas voluntades, necesaria para el triunfo de las buenas

causas y el progreso de la humanidad.

Es conveniente que se dedique este momento que procede a la separación de los

hermanos a que éstos se recojan algunos instantes, concentrando la mente sobre

alguna afirmación que sugiere el V:.M:.

Page 126: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

123

EL SALARIO DEL APRENDIZ

El aprendiz es un obrero iniciado en la Francmasonería, que está empeñado en tra-

bajar en el desbaste de la piedra tosca de su personalidad, y es así como resultado de

sus esfuerzos, a semejanza del salario percibido por el obrero común y corriente y

como compensación de su trabajo, debe ser objeto de una especial consideración.

Los obreros operativos de la antigüedad recibían, además de los víveres en especie,

un sueldo o compensación en dinero par que con esto pudieran comprar sal y otras

cosas que necesitaban, aquí vino el nombre de salario. Los masones como obreros

especulativos y alegóricos que son para la construcción del Templo de la Verdad, de

la Ciencia y de la Razón, reciben el salario que les corresponde, cada cual según su

gado, por medio de un signo, de una palabra, de los toques y demás medios de re-

conocimiento exigidos. Los Aprendices ocupados en el desbaste de esa piedra tos-

ca, reciben su salario cerca de la Columna B:. que es la que corresponde al principio

hermético femenino de la Sal tal como lo hemos expresado.

El salario que recibe acercándose después de su trabajo a la columna B:., esto quiere

decir que el resultado de sus esfuerzos lo consigue el iniciado acercándose al reco-

nocimiento del Principio de Omnipotencia, expresado en el sentido de la Palabra

que es el nombre de dicha columna y que significa: “En El la Fuerza”.

Aprendiz desde que se ha iniciado y debido a sus esfuerzos y dedicación progresa,

por lo que recibe como compensación, según se acerca, como fin de sus estudios y

deducciones, a este reconocimiento vital que realiza el primer deber de su testamen-

to, es decir, en la medida de la Fe que desarrolla en el Principio de Vida y en su

poder, como columna y sostén de su vida individual.

La Fe en esa Viviente Realidad Constructora, que se encuentra y obra tanto en no-

sotros como fuera de nosotros, es el primer paso en la senda del progreso masónico,

muy particularmente del Aprendiz: por medio de su reconocimiento como la única y

verdadera luz que ilumina el camino de la existencia, y el orden o Perfección In-

herente que arregla y coordina de una manera constructiva las experiencias todas de

la Vida, salimos de las tinieblas de la concepción profana de la vida, del mundo y de

las cosas y nos hacemos aprendices en ese Gran Arte de la Construcción.

Esta fe, propia de quien se ha iniciado en el conocimiento de lo Real que se esconde

detrás de la apariencia exterior o visible de las cosas, y que no es fe ciega, en cuanto

se basa sobre la propia conciencia de la realidad, es algo desconocida para el profa-

no, esclavo de la ilusión de los sentidos, quien confunda la apariencia con la reali-

dad, y no habiéndolo reconocido (por no haber podido ingresar en su conciencia)

niega la existencia de un Principio Espiritual como Causa Inmanente y Trascenden-

te de la realidad visible.

Page 127: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

124

No puede lograrse este conocimiento, ésta convicción que es un estado interior, sin

el estudio, el trabajo y la perseverancia, es pues, la Fe iluminada de que hablamos,

un verdadero salario, fruto o resultado de largos y persistentes esfuerzos sobre el

camino de la Verdad, después de haberse despojado de todas las superficialidades,

creencias positivas o negativas, errores y prejuicios del mundo profano.

El progreso del Aprendiz está caracterizado por el desarrollo de esta Fe y confianza

en el Principio Espiritual de la Vida, en el cual tenemos nuestro origen, que nos ha

creado o manifestado (como distintas expresiones individualizadas de su Ser o Rea-

lidad, divididas y separadas en la apariencia, pero íntimamente unidas e insepara-

bles en esencia y realidad), que continuamente nos sostiene, nos guía y nos dirige

hacia el desarrollo y la expresión de las más elevadas posibilidades que todavía se

encuentran en estado latente en nuestro ser.

No se trata aquí de abstracciones, o de puro misticismo sin aplicación práctica,

sino de aquellos verdaderos valores vitales que representan el mejor salario, com-

pensación o resultado, de los esfuerzos hecho en el sendero de la realización. La

Fe es, pues, el salario que se obtiene al buscar la Verdad y la base real de la Vida,

cuando se llegue a percibir el primer vislumbre de la verdadera luz.

Page 128: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

125

LA LEY DEL PROGRESO

Progreso viene del latín, progresus, marcha, de progresa, marchar adelante, com-

puesto de pro, adelante, y gradir, marchar. Si alguna Ley preside al mundo, es el

progreso. Progresa cuanto nos impresiona y cuanto sentimos. Progresa el hombre,

progresan las razas, progresamos nosotros mismos. Todo progresa: como las nebu-

losas, estrellas, planetas, satélites y cometas, el orden sidéreo, el mundo terráqueo,

los organismos que en ella desarrolla y los organismos que le constituyen: ideas,

instituciones, creencias, moral y lenguaje.

El progreso es cosa que se siente, que se palpa, que infunde profunda emoción al

ánimo. Tiene algo de las figuras de Miguel Angel, algo del colorido de Ticiano,

algo de las Madonas de Rafael, algo de la Venus de Milo, del Apolo de Belveder.

Todo progresa queramos o no ¿por qué?. Porque como hemos dicho al principio, es

la ley que preside al mundo. Si algo hay de prístino en el mundo, debe ser el pro-

greso, su cuna está en la primera actividad cósmica. Parece circular eternamente

por los vasos del Universo. Palpita en el espacio firmamental y late en la entraña

terrestre. El progreso es, en el orden abstracto, lo que la energía en el orden concre-

to, como ella se encuentra en incesante circulación. La detención del progreso es

una frase sin sentido: es una rebelión del pensamiento del hombre contra la realidad

contra la Naturaleza.

Cada progreso aislado es un término de una serie indefinida. Un progreso particu-

lar, estudiado en sí, es una abstracción del entendimiento, pues, cada progreso en-

cierra dentro de términos anteriores a que se liga por una ley indestructible. Todo

progreso dimana, pues, de otro progreso. Tanto en la vida personal como en la co-

lectiva, el progreso es esencialmente consolador. Cuando vemos decaer nuestra

existencia, la encontramos reverdecida en nuestros hijos, en nuestras obras, en nues-

tro saber. El amor nos dio la vida, y nos ligó a ella por y para el progreso.

Perfectamente conocía Augusto Comte esta condición de nuestra naturaleza moral,

cuando escribía su memorable lema: El Amor por principio, el orden por base, el

progreso por fin. El progreso marcha como debe marchar. No anda a nuestro paso

y tropieza cuando nosotros tropezamos, ni cae con nuestras caídas, ni se apresura si

corremos, ni se detiene si nosotros paramos. Al parecer nosotros, él sigue existien-

do.

Se habla del progreso intelectual, económico, moral, institucional, humano y social,

no se había sospechado fuese manifestación incesante de la vida orgánica y cos-

mológica. Esta palabra de progreso, que significa marcha adelante designa de una

manera especial en el lenguaje filosófico la marcha del género humano hacia su

perfección, hacia su felicidad. El progreso es el movimiento ascendente de la vida

Page 129: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

126

en los seres. Para Proudhon “ el progreso es la realización de la justicia. La con-

cisión y elocuencia más bellas. Resplandecen en la definición de Víctor Hugo” la

vida general del género o humano, se llama progrese “Según Litré progreso es”

todo lo que avanza en el tiempo, todo lo que se desarrolla, todo movimiento hacia

delante, toda especie de aumento en sentido favorable, todo movimiento progresivo

de la civilización”.

La filosofía suministró previamente la idea del progreso indefinido, considerando

los seres como formando una serie infinita, y descartándose de todos los viejos

prejuicios de finalidad y voluntad inicial. Los elementos para crear una teoría del

progreso se acumularon con rapidez pasmosa en nuestro siglo. Las teorías de la

transformación de las especies, de la concurrencia vital y de la selección natural,

condujeron a las grandes concepciones de Haeckel, y, por fin, creado ya el trans-

formismo y sirviendo de base a la reconstrucción del cuadro de nuestros conoci-

mientos, apareció ultimada la teoría del progreso, fundida en los moldes del talento

de Spencer.

De modo que, como el mundo existe perfectible, no puede existir perfecto. La per-

fección fuera a la inmovilidad, y como dijo profundamente un pensador moderno:

“El reposo no es de este mundo”. Un mundo perfecto en eterna inmovilidad, crista-

lizado, es cosa que repugna a la razón. La idea de un ser Supremo, fuente de per-

fección y por lo tanto de inmovilidad, está en contradicción con el carácter del

Creador que se le atribuye. La idea del progreso, conduce derechamente, pues, a

la negación suprema.

Según los partidarios de la caída del hombre, él habría sido creado libre, bueno,

justo y perfecto, pero por haber abusado de su libertad, él había introducido en el

mundo la injusticia, la perversión, el dolor, en fin el mal en todas sus formas. Este

principio entraña terribles consecuencias. Si efectivamente un ser perfecto ha podi-

do decaer, ¿Cuánto más no puede degenerar aún un ser degradado de su perfección

primitiva?. El mal no puede sino ir creciendo, la injusticia aumentándose, y el

género humano caer por último en una depravación general.

Las formas inferiores aparecen siempre las primeras y de ellas parten y se desarro-

llan perfeccionándose por una graduación siempre ascendente, las razas y los indi-

viduos… y el hombre no escapa a la ley común ¿Qué era en el origen? ¿Qué ha ve-

nido a ser? Toda la cuestión está aquí, y por poco que se exprese el dogma científi-

co y perfectamente establecido de la perfectibilidad indefinida, saldrá adelante, no

por el absurdo, sino por el triple punto de vista fisiológico, intelectual y moral al

menos en lo que toca a la especie humana.

Este perfeccionamiento se observa a veces de una generación a otra. La conforma-

ción general del cuerpo sufre las mismas modificaciones, los brazos tienden a acor-

tarse, las mandíbulas y la boca son menos prominentes, la frente menos deprimida.

En fin, el negro se aleja cada vez más del mono, para acercarse a los tipos superio-

res de la raza caucásica. La antigüedad ha tendido bellos genios y nosotros debemos

Page 130: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

127

un eterno respeto a nuestros primeros maestros pero no han tenido un Newton, ni un

Leibnitz, ni un Khepler, ni un Copérnico, ni un Galileo. No comparéis a los astró-

nomos de Caldea con los sabios del observatorio de Paris, ni las antiguas galeras de

Cartago con nuestros modernos buques de hélice. No puede bosquejarse más

fielmente el cuadro del progreso humano.

El mundo marcha, tituló Palleton un libro suyo en que hace fosforecer su fantasía,

libro en que resuena como un Hosanna al progreso. Tiene razón: porque ¿Qué es el

progreso sino el mundo en marcha, pero marchando hacia el bien?

Hacia el comienzo del siglo XVII, la idea de un progreso general entró en los espíri-

tus, y Pascal escribió este notable pasaje de su prólogo en el Traite Du Vide… No

solamente cada hombre adelantará cada día en las ciencias, sino, que todos los

hombres juntos harán un progreso continúo, según el mundo envejece, porque lo

mismo acontece en la sucesión de los hombres, durante el curso de tantos siglos,

debe ser considerado como un mismo hombre que subsiste siempre y que aprende

continuamente. He aquí el hombre Universal, semejante a un particular que nace,

crece, va siendo cada día mejor, más fuerte, más instruido, más sabio, nuestros pa-

dres son los niños y nosotros los ancianos. Así se ha calculado por Helmholtz que

dentro de un millón de años el Sol acabará su enfriamiento y nuestro mundo pare-

cerá aterrido de frío.

Quedemos en que el progreso del tiempo nos lleva a la vida y no a la muerte, por-

que si tenemos idea del equilibrio, del reposo, de la inmovilidad es solamente rela-

tiva y abstracta, suministrada por una operación reflexiva del entendimiento sobre

el cinematismo general que nos rodea, pues como dijo profundamente Bufón: “El

reposo del Universo nace del seno mismo del movimiento”.

El progreso social se forma de la suma de los adelantos particulares a cada indivi-

dualidad, es la integral de los desarrollos personales, acumulados por la herencia en

los individuos, y acrecentados en éstos por variación específica y por la selección

natural en el combate por la vida. El conjunto de los esfuerzos orgánicos realizados

para alcanzar formas superiores de existencia representa la civilización actual de

una época dada.

No es ya la fuerza, sino la inteligencia, y mejor aún la justicia y la humanidad,

quienes gobiernan al mundo. La guerra no es ya la última razón de los reyes y pue-

blos. Por el desarrollo de la industria, del comercio y de las ciencias, las antiguas

rivalidades, las animosidades tradicionales, tienden a desaparecer en cada pueblo,

parta ceder lugar a las relaciones más útiles y dulces. Los más profundos pensado-

res han llevado su crítica hasta la entraña social misma, y han visto cuan susceptible

de progreso es nuestra sociedad y con qué fuerza le demandan la necesidad y la jus-

ticia.

Es este precisamente el punto en el porvenir que tiene por objetivo el progreso con-

temporáneo, y el más espinoso problema de la edad presente. Toda fuerza activa

Page 131: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

128

produce más de un cambio, toda Causa origina más de un Efecto. No desconfie-

mos, no de las virtudes del progreso. Entre las más densas nieblas morales, alum-

bra de repente con destellos de luz. No nos creamos nunca solos, porque él nos

acompaña siempre. Si el riesgo nos asalta, si la duda nos mortifica, si el quebranto

nos acongoja, si la desesperación nos envenena, hay algo que es nuestro Mentor

sapientísimo, nuestra sombra benéfica, nuestro ángel blanco, el genio alado del

progreso que guarda el secreto de nuestros grandes destinos encerrados en su miste-

riosa mano, la fuerza de las ideas el espíritu de las cosas, el impulso de los tiempos,

y que se acerca al oído para decirnos con mágico acento, lo que el hombre de la

conquista romana al remero esclavo: “Tiemble, César va contigo”,

Page 132: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

129

LAS EXCELENCIAS DE LA MASONERÍA ESPECULATIVA

Las grandezas, elevación y bondades de la Masonería, se derivan de su misma doc-

trina que ha sido combatida por los ignorantes que nada saben de ella, como tam-

bién por los egoístas y rutinarios que la contradicen por espíritu de imitación y por

miedo de ver perjudicados sus intereses.

Siendo la Orden opuesta a las explotaciones y monstruosidades de todos los medran

en la ignorancia y abyección de los débiles y pobres de espíritu, el clero la ataca y

calumnia muy frecuentemente, y sus doctrinas e ideales masónicos son objeto de

sus ataques, cruzadas y cuyas relaciones no han sido de lo más armoniosas, pero la

Iglesia no es la causante, ni mucho menos, sino esos hombres de sotana o no, que

han visto en peligro su propia y pequeña porción de poder, y otros que nadan en la

misma execrable ignorancia y que suelen ser los que escriben libros atacando a los

Francmasones.

No se puede negar que la Masonería se ha hecho notable, por ser una Institución de

las más humanas y su seguimiento y continuidad en el tiempo y espacio, así como

por sus trabajos, han dado lugar a la producción del mayor número de moralistas,

legisladores, pensadores, científicos y sabios de la humanidad.

La Francmasonería ha enlazado o unido a todas las razas del planeta, en un ideal

común de sentimientos sublimes de afección y benevolencia, porque combate las

enemistades nacidas de la diversidad de climas, temperamentos, costumbres y so-

bretodo de sistemas religiosas y políticos, porque ha establecido un lazo e idioma

universal, porque ha tenido y tiene en su seno por adeptos a los hombres más emi-

nentes y finalmente porque traza sin vacilaciones ni argucias el sendero rector y

seguro de la Verdad.

La presencia de la Orden en las más diversas formas que ha tenido que aparecer, en

razón de los lugares y circunstancias han alejado de ella, en cierto modo, la admira-

ción y el respeto. Es absolutamente necesario colocarla ante la opinión pública, en

el rango que se merece, fundándose en la autenticidad de los hechos simbólicos e

históricos, que se ignoran sin duda y cuando menos no han sido sometidos a un ex-

haustivo análisis y critica alguna, aquellos que han provocado proscripciones contra

sus miembros o que han escrito contra ella.

Esta ignorancia, acompañada de un silencio consciente, ha venido adobada de ma-

nera especial en las últimas décadas, por una vaga visión por otro lado positiva de la

Masonería. La leyenda rosada, que se ha impuesto, justo es decirlo, con enorme

facilidad, presenta a la Masonería como una sociedad discreta que no es secreta,

imbuida de valores filantrópicos, dedicada única y exclusivamente a causas nobles,

Page 133: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

130

defensora del bienestar social y exenta de participación en conducta negativa algu-

na, incluida conspiratoria.

Esta leyenda rosada contrasta vivamente con la leyenda negra que ha sido unida a

la Masonería a lo largo de los siglos. De acuerdo con esta prácticamente no ha

existido trastorno histórico que no aparezca vinculado a la acción de los masones,

que serían, a su vez enemigos declarados de todo lo bueno y lo justo, y que se han

coaligado históricamente con la conspiración judía mundial, si es que no son meros

instrumentos de la misma.

Después que la Tierra fue poblada, las razas humanas que la componen recibieron

una tras otra los caracteres que la distinguen. Como todas las demás partes del

Universo, estaban sujetas a estos tres estados inevitables: Nacimiento, Vida y Muer-

te. Dios les dio memoria, imaginación e inteligencia. Los seres por excelencia, que

reunieron en grado superior estas tres facultades del alma, tuvieron el privilegio de

dirigir las naciones hacia la perfección y bienestar.

Entonces fue cuando dio principio la Gran Asociación, pero ¿Dónde, en que época

y para qué? Esto es lo que puede llegarse a saber por medio de un profundo estudio.

Basta por ahora fijarse en la idea de la Divinidad, mediante los obstáculos que im-

puso al hombre para ser dichoso, le ha colocado en la condición a propósito para su

destino, porque la vida hubiera perdido para él todo el encanto en una felicidad

demasiado fácil, y no hubiera sido más que un don funesto, en un estado de infor-

tunio irremediable. No debe, pues admirar que la verdad haya a veces prendido su

antorcha en las teas del crimen, ni debe preguntarse por que las naciones se han

visto forzadas a seguir un inmenso rodeo, antes de poder determinar los caracteres

del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto, del vicio y de la virtud, no hay que

inquirir porque lo que parecía bueno ha desaparecido bajo el hacha de lo malo, ni

porque la ciencia, que se compone de ideas fijas y simples, ha sido tan difícil de

descubrir, bajo cualquier forma a que se la buscara.

Los cuerpos celestes y terrestres habían recibido su impulso y no han cesado de

seguir su marcha. El hombre debía partir de la oscuridad para llegar a la Luz más

deslumbrante, hoy continúa su carrera. Los cuerpos celestes necesitaban de gravi-

tación, la proyección y la atracción para disfrutar del movimiento. El hombre con la

ayuda de la imaginación, de la memoria y de la inteligencia, recorre la órbita que

tiene trazad de antemano.

La institución masónica, por la naturaleza de sus trabajos ha conquistado todo lo

que puede complacer y perfeccionar estas tres potencias del alma, y para conven-

cerse de tal verdad, hasta abrir y recorrer los anales de los pueblos. En ellos hará

ver una sana crítica que las cosmogonías y teogonías antiguas no son otra cosa más

que la historia de los primeros pasos que los hombres han dado en las ciencias, con

el auxilio de las sociedades secretas y que tales cosmogonías y teogonías no ha

parecido absurdas más que a aquellos que no han comprendido.

Page 134: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

131

Pretender que la Masonería tuvo su origen en la noche de los tiempos, cuando la

humanidad recibió la luz, es entrar en la simbología, nada nos permite pensar que

los egipcios, numerosas veces evocados, o el propio rey Salomón, fueran Francma-

sones, tal como se entiende hoy.

En toda la historia del hombre y en su mitología aparecen series, castas y comuni-

dades que se rigen por formas de vida, creencias, modelos de sociedad, corrientes

de pensamientos, soportados por, o envueltos en una simbología y que a lo largo de

los tiempos ven su herencia reivindicada por otros hombres, otras castas, otras

comunidades que pretenden revivir o continuar tal o cual camino hacia la búsqueda

de la Palabra Perdida.

La Francmasonería no es una excepción y su simbología reclama su nacimiento de

tiempos remotos e inmemoriales, pero nada tiene que ver con la cronología histórica

que rige al mundo y a sus orígenes vitales conocidos. Durante el final de la Edad

Media y el Renacimiento, los gremios de albañiles no pasaron de ser agrupaciones

artesanales que giraban en torno a las disposiciones indicadas. En estas circunstan-

cias resulta obvia siquiera -por el hecho de que los registros de los miembros de las

Logias de albañiles incluyen nombres precisamente de gente que pertenece al ejer-

cicio de este oficio- y no como sucederá posteriormente con la Masonería, los de

personas que se denominan albañiles (masons, macons), pero que rara vez si es que

alguna tienen una conexión real con la Masonería.

Con todo ya a finales de la edad Media encontramos documentos en los que apare-

cen aspectos que reencontramos en las Logias masónicas posteriores. Así el Regius

Manuscript de 1390 conservado en el Museo Británico, es un poema en que apare-

cen referencias a una masonería que podría ser especulativa.. Obra de un Sacerdote

con casi total seguridad, en esta fuente hallamos por primera vez la expresión “So

Mote” que luego aparecería en los rituales de la Masonería.

De mayor importancia aún es el Cooke Manuscript, también conservado en el Mu-

seo Británico, donde por primera vez encontramos referencias a una masonería que

es, sin duda alguna, especulativa y no gremial. Su autor lo escribió en 1450 y, co-

mo luego veremos, casi tres siglos después las Constituciones de Anderson tomaron

bastantes elementos contenidos en este texto, como por ejemplo, las referencias a

las Artes y de manera muy especial, la mención al templo de Salomón.

A finales del siglo XVI y, sobre todo, durante el siglo XVII, se realizó una mutación

de enorme importancia que derivaría en el nacimiento de la masonería especulativa.

De hecho en 1583 un personaje llamado William Schaw fue nombrado por Jacobo

VI de Escocia, que más tarde se convertiría en Jacobo I de Inglaterra. Quince años

después Schaw promulgaba los Estatutos que llevan su nombre en los que aparec-

ían establecidos los deberes que los masones debían tener en relación con su Lo-

gia. Pero aún de mayor relevancia resulta el segundo Estatuto de Schaw publicado

en 1599, donde de manera apenas velada se hace una referencia a un conocimiento

Page 135: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

132

esotérico comunicado en el seno de la Logia y además se indica que la Logia Madre

de Escocia, Lodge Kilwinning O, ya existía en aquella época.

Sea como sea, la primera iniciación masónica de la que tenemos noticias es la de

Jhon Boswell Laird de Auchenlek. Boswell fue iniciado en la Logia de Edimburgo.

Era, originalmente operativa o gremial, es decir, no tenía carácter ni secreto ni ini-

ciativo. Sin embargo el texto, referido a Boswell ya nos conecta con una masonería

especulativa, como la que encontramos en toda su pujanza a partir del siglo XVIII.

Cabe, por lo tanto, la posibilidad de que a lo largo del siglo XVI se hubiera ido,

operando una mutación de los antiguos gremios, quizá impregnados de cierto esote-

rismo ocasionalmente en los siglos anteriores , en sociedades secretas de carácter

ocultista en las que, poco a poco, los iniciados estaban dejando de ser albañiles para

proceder de otros segmentos sociales.

Las primeras iniciaciones de las que tenemos noticias en Inglaterra son de algunas

décadas posteriores. En 1641 tuvo lugar la de Robert Moray y cinco años después

la de Elías Ashmole. La iniciación de Ashmole reviste una especial importancia

para el historiador por varias razones, Una es que la documentación que nos ha

llegado sobre la misma, es relativamente importante ya que el propio Ashmole

recordó el acontecimiento, así como una visita posterior que realizó a la Logia de

Londres en 1682, en su diario. La iniciación tuvo lugar el 16 de Octubre de 1646 en

Warrington Cheshire, en una Logia convocada expresamente con esta finalidad y

en la que había un solo miembro albañil. La segunda razón por la que el hecho re-

viste relevancia es que Ashmole mantenía relaciones estrechas con eruditos de la

época como Robert Boyle, Christopher Wren, Isaac Newton o Jhon Wiking, pero a

la vez, era un claro aficionado al ocultismo. De hecho dedicaba buena parte de su

tiempo a la alquimia y la Astrología.

En 1686 la masonería tenía ya la suficiente importancia como para merecer una

mención en la historia natural de Staffordshire de Robert Plot, y durante la última

década del siglo XVII al menos existían siete Logias en Londres y una en Cork que

se reunían con regularidad. En 1705, el número de Logias londineses era de cuatro

y a ellas se sumaban una de York y otra en Scarborough. A la sazón, la masonería

constituía ya una sociedad de patrones bien definidos. La codificación tendría

lugar en la siguiente década.

Page 136: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

133

LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD

La Libertad, es la facultad que tiene el hombre de obrar de una manera ó de otra, y

de no obrar, por lo que es responsables de sus actos, es también el estado ó condi-

ción del que no es esclavo, estado de las personas libres. Filosóficamente consiste

la libertad en obrar por motivos propios, en ejecutar cada cual sus actos con pleno

dominio de sí mismo, sin que causas ajenas a la voluntad pongan obstáculos a su

acción. Así, somos libres cuando rehacemos sobre impulsos extraños (ira, pasión),

dominándolos y obrando según nuestras propias indignaciones. Si al recibir un in-

sulto grosero lo rechazamos dignamente sin devolverlo, somos libres, y por el con-

trario, somos esclavos (aún cuando con falsas apariencias nos creamos libres) si

nos dejamos llevar de los primeros impulsos y al insulto contestamos con otro ma-

yor, son, pues. Libres los actos ejecutados con previo conocimiento de su fin y di-

rigidos por nuestra iniciativa según motivos internos.

Para elevar al hombre a sus propios ojos, para hacerlo digno de su misión sobre la

Tierra, la Masonería sostiene en principio, que el creador Supremo, ha dado al

hombre como el bien más precioso, la libertad. Esta es patrimonio de la humanidad

eterna, rayo de lo alto, que nadie tiene el derecho de apagar ni amortiguar y que es

el origen de los sentimientos del honor y de la dignidad.

El conocido trinomio masónico Libertad – Igualdad – Fraternidad, tiene desde el

punto de vista iniciático un significado algo distinto de lo que pueden serlo sus in-

terpretaciones político-profanas.

La Libertad es nuestra esencia, tiene a la naturaleza por principio, a la justicia por

regla, por salvaguardia a la Ley, sus límites morales están contenidos en ésta subli-

me máxima que la Masonería coloca en primer término: “Lo que no quieres para ti,

no lo quieres para otro”. La Libertad en el sentido iniciático es una adquisición

individual, interior, fundamentalmente independientemente de la libertad externa

que pueden otorgarnos las leyes y las circunstancias de la vida. Es la libertad que se

adquiere buscando la Verdad y esforzándose sobre el camino de la Virtud, o sea

libertándose del error y de la ilusión, y dominando las tendencias viciosas, hábitos

negativos y pasiones destructivas.

La libertad que encontramos y que siempre nos es dado a conservar cuando obra-

mos de acuerdo con nuestros principios, ideales y convicciones íntimos, buscando

lo que sea mejor en sí y por sí, más bien que buscando nuestra guía inspiradora en

las apariencias y conveniencias externas, modificando y reglando según palabras, lo

que obtenemos por medio del uso de la Regla y de la Plomada, siguiendo el camino

derecho del progreso y del Deber.

Page 137: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

134

La Libertad es entonces la posibilidad de dedicarse y, al decidirse de autodetermi-

narse. Se dice que la libertad existe al principio y no al fin, porque al principio está

todo el pasado, y no la libertad. Esto involucra una cuestión de tiempo ¿Seréis libre

al fin? ¿Seréis libres después de muchos días, de muchos siglos? No se trata de

argüir con vosotros. Estamos condicionados como creyentes de cualquier religión ó

ideología, por estar moldeados por la sociedad, por los acontecimientos por innume-

rables influencias.

La Libertad debe ser implantada porque da a cada uno lo que desea y por esta causa

nadie penetra en los derechos de los demás. La Razón puede aconsejar al hombre

seguir decididamente sus tendencias, pero también puede aconsejarle suavizarlas,

corregirlas, modificarlas ó reprimirlas. Lo que se designa con el nombre de “Liber-

tad de espíritu”, matiza de un modo expresivo la naturaleza íntima de la Libertad, y

levanta el velo de la contradicción a la que el hombre está siempre sujeto, entre su

Espíritu y su cuerpo. Esta contradicción se halla presente en todo momento en el

cual el hombre ha de tomar una decisión y ejecutar, con arreglo a ella, actos delibe-

rados y voluntarios. La razón, con su claro brillo, cuando se halla debidamente

informada, nos debe conducir inevitablemente al Bien, y sólo una ceguera mental,

una insuficiencia de nuestra reflexión, puede inducir al hombre a dejar triunfar los

arrebatos de su instinto sobre lo que claramente se le muestra como recto camino

que ha de conducirle directamente al triunfo de su naturaleza.

La Igualdad, es la conformidad de una cosa con otra en naturaleza, calidad o canti-

dad, correspondencia y proporción que resulta de muchas partes, que uniformemen-

te componen en todo. Es una de las tres palabras que forman el lema masónico. Se

dice de la conformidad absoluta, de la ausencia completa de todo privilegio, de

toda distinción de castas y clases entre los nombres, colocando a todos los ciudada-

nos en una misma categoría, bajo el concepto de los derechos y de los bienes. El

sentido de ésta palabra sólo se encuentra claramente determinado en las Ciencias

Exactas en las que expresa la relación que existe entre dos cantidades de las que la

una no excede a la otra, pero en las ciencias morales y políticas, aunque se emplea

con frecuencia esta palabra no ha sido rigurosamente definida.

La Igualdad iniciática, de la misma manera descansa sobre la conciencia de la iden-

tidad fundamental de todos los seres, de todas las manifestaciones del Espíritu ó

Suprema Realidad, por encima y por detrás de todas las diferencias externas de

dirección y grado de desarrollo. Esta igualdad que se realiza por medio de la Es-

cuadra y del Nivel, es la que nos proporciona una justa y recta norma de conducta

con todos nuestros semejantes, y nos asigna y nos hace ocupar el lugar que nos per-

tenece en el edificio de la sociedad, y en cualquier otro edificio particular al cual

hayamos sido llamados para trabajar.

Interiormente la Igualdad es la capacidad de sentirnos iguales en todas las circuns-

tancias y condiciones externas, y en todo puesto y lugar que podamos temporalmen-

te ocupar, es la igualdad que debemos tratar de cultivas en nuestros sentimientos

hacia los demás, independientemente de sus palabras y acciones para con nosotros,

Page 138: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

135

y con una igual serenidad en las condiciones favorables como en las adversas, en

la fortuna y en la desgracias, en el éxito y en el fracaso, en la pérdida y en la ga-

nancia o sea delante de todos los pares de opuestos, los cuadros blancos y negros de

la existencia sobre los que igualmente debemos progresar, apoyando nuestros pies.

La Francmasonería reconoce que todos los hombres han nacido iguales, y por tanto

cree que no debe existir ninguna diferencia entre el que manda y el que obedece,

entre el que produce y el que consume, entre el que paga y el que cobra, uno y

otro formando por el mismo principio creador, compuestos de una misma materia,

sujetos a las mismas afecciones físicas y a las mismas causas de destrucción, se

parecen, según la expresión de un distinguido escritor, a dos viajeros que parten del

mismo punto, para llegar al mismo objeto, aunque por distintos caminos.

Respetando la posición, así como respeta las creencias de todos los hombres, pres-

cindiendo de su raza y nacionalidad, a todos los cobija bajo el manto de la más dul-

ce igualdad, a todos los confunde bajo el cariñoso título de hermanos. El mérito, el

talento, la sabiduría, la virtud y el trabajo son las únicas distinciones que admite

voluntariamente. Sin querer trastornar el equilibrio social, ni igualar fortunas, ni

despojar a los unos en beneficio de los otros, pero preocupándose por el bienestar

de todos, reconoce que el hombre no puede ser venturoso si no tiene la seguridad de

encontrar en su trabajo el pan cotidiano para él y su familia, si no se le pone en ple-

na posición de todos los derechos que son inherentes a su persona.

La palabra Fraternidad viene del latín fraternitas, que significa unión y buena co-

rrespondencia entre los hermanos o entre los que se traten como tales. La Masoner-

ía nos enseña a cultivar la fraternidad, que debería ser un lazo más íntimo y profun-

do que la simple amistad y a la vez su extensión más amplia, por cuanto abarca o

debería abarcar a todos a quienes la reconocen y profesan, compartiendo la comuni-

dad de sus ideales, objetivos y aspiraciones, por cuanto su cultura y sus ideas pue-

den ser muy diferentes.

La fuerza de una asociación reside esencialmente en la cohesión de sus miembros.

Mientras más unidos, más potentes son. En Masonería la unión no es el efecto de

una Disciplina impuesta, esa unión no puede nacer sino del efecto que experimentan

los iniciados entre sí. Es por lo tanto de la más alta importancia estrechar por todos

los medios los lazos que unen a los masones. Antes que nada es necesario verse, a

fin de conocerse, apreciarse y estimarse. Deben pues, seguirse con la mayor acui-

dad todas las reuniones masónicas. Hay que tratar de merecer la simpatía de cada

uno de los hermanos y, por otra parte, se deberá ser indulgente con los defectos de

los otros. El hombre es siempre imperfecto. No hay que detenerse en las debilida-

des de los demás apreciamos las cualidades de nuestros colaboradores y pasemos la

plana sobre las imperfecciones de las piedras que debe unir indisolublemente el

cemento de la más franca amistad.

La Fraternidad debe considerarse como la suma y el complemente de la libertad

individual y de la igualdad espiritual de las que constituye la adaptación práctica,

Page 139: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

136

siendo como la base del triángulo formado por esas líneas divergentes. La Fraterni-

dad es pues tolerancia con relación a la libertad, y comprensión con relación a la

igualdad, manifiesta en desigualdad. Y es, además lo relación que la Masonería

establece entre sus miembros, como núcleo y ejemplo de la que debería existir entre

todos los hombres.

Prácticamente la Fraternidad puede, sin embargo, establecer sus lazos únicamente

entre los que se sienten HH:. o sea efectivamente hijos de un mismo Padre, el Prin-

cipio Universal de la Vida o Ser Supremo, y de una misma Madre, la Naturaleza,

que a todos igualmente nos ha producido, nos sostiene y nos alimenta.

Con ese reconocimiento la Fraternidad se hace efectiva, y según se generalice, lle-

gará a extenderse sobre toda la Tierra y ser, como debería y como debe, la relación

normal entre todos los hombres y pueblos.

Todos los hombres pueden ser hermanos según conocen y realizan en lo íntimo de

sus corazones la Verdad de la Fraternidad es decir, de su común relación con el

Principio de la Vida, por un lado y por el otro con el medio que los hospeda. Ca-

erán entonces las barreras ilusorias que actualmente dividen a los hombres, según

cae la venda que cubre sus ojos, y la Masonería habrá esparcido efectivamente su

Luz sobre toda la Tierra.

Page 140: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

137

LA VIRTUD

Virtud es el hábito y disposición del Alma para ejecutar las buenas acciones: signi-

fica propiamente, fuerza, poder. Es la práctica de acciones útiles al individuo y a la

sociedad. La virtud es la fuerza continúa para cumplir voluntariamente el bien co-

mo ley de la vida. Es la armonía del hábito y de razón, es la fuerza moral de la vo-

luntad, en el cumplimiento de sus deberes.

La virtud requiere tres condiciones propias según Aristóteles, el Estagirita y son:

Saber, Voluntad y Constancia, las dos primeras se refieren a la Conciencia y a la

voluntad libre, suficientes para dar carácter moral a los hechos, pero por la ejecu-

ción de un solo acto bueno, no es el hombre virtuoso, es preciso tener el hábito de

obrar bien. De manera que la condición característica de la virtud es la constancia.

La virtud es la obra del hombre consagrada por sus esfuerzos perseverantes para

cumplir el bien. No se nace virtuoso, sino que se llega a serlo en la vida, porque

aún el estado de inocencia será una disposición favorable, pero no es todavía la vir-

tud.

El carácter está expresado por el justo medio, se es virtuoso cuando se permanece

entre el más y el menos, en la debida proporción o en la moderación prudente: La

virtud escribe el Estagirita, es un hábito, una cualidad que depende de nuestra vo-

luntad, consistiendo en este medio que hace relación a nosotros y que está regulado

por la razón en la forma en que lo regularía el verdadero Sabio “La virtud es del

corazón y no de la mente” Cuando la mente cultiva la verdad, ello no es más que

un astuto cálculo, es una autodefensa, un hábil ajuste al medio ambiente.

La virtud en cuanto adquirida, debe ser enseñada, los medios generales que se han

de emplear para enseñar el arte de ser virtuoso, son:

1º La Cultura general y proporcionada de todas nuestras facultades para que

su ejercicio concierte con la dirección de la voluntad libre al bien,

2º La Dirección recta de la voluntad moral para fortalecerla y habituarla al

cumplimiento del bien, y

3º La subordinación de los móviles inferiores a los superiores, formando así

buenos hábitos y procurando revelar en todos los actos la abnegación y el

desinterés que caracteriza a la vida moral.

La virtud se refiere por ello a todos las actividades humanas y no sólo a las morales.

Por eso en Platón las virtudes Cardinales son la sabiduría práctica ó prudencia, el

Valor ó Coraje y la Templanza; y el Estagirita clasifica las virtudes en prácticas y

teóricas ó éticas.

La Virtud es la fuerza espiritual que impulsa al hombre a la acción de luz y de la

verdad, iluminando las tinieblas de las almas extraviadas para que busquen la senda

Page 141: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

138

de la honestidad y del amor. El ignorante que vaga en la noche de su vida, desca-

rriado, necesita de los rayos estimulantes de la virtud de sus semejantes, como el

barco que ha perdido el rumbo o necesita de la luz del faro para orientarse.

La virtud da sabiduría, y la sabiduría es felicidad y es vida. El pensamiento virtuo-

so produce acción constructora, y es a esta acción que reclaman de los hombres de

la hora presente, porque cada semejante es un hermano nuestro, es a esta acción a la

que debemos estar todos preparados y es en ella donde está nuestro desafío, nuestro

reto.

Mostraremos nuestras virtudes para que nos sigan, porque en el corazón del hombre

hay esperanza y la esperanza es el amanecer de nuevas auroras en el despertar de la

existencia humana. Las virtudes se han ejercido desde el nacimiento mismo de la

humanidad y se ejercerán siempre, mientras las calamidades y miserias existan en

el mundo.

El mérito inherente a la virtud se logra en la lucha contra la tiranía del cuerpo y de

las pasiones, como en la que se debe entablar contra los excesos de la sensibilidad,

contra las presunciones de la seudo-ciencia y contra las prevenciones de la volun-

tad. La voluntad es, pues, un equilibrio y una armonía.

Las virtudes las dividimos entres clases que son:

1º Virtudes individuales ó relativas al hombre sólo,

2º, Virtudes domésticas ó relativas a la familia, y

3º Virtudes Sociales ó relativas a la Sociedad.

Las virtudes individuales son cinco, a saber: a) la ciencia que comprende, la Pru-

dencia y la Sabiduría, b) La templanza, que comprende, la Sobriedad, y Castidad, c)

El valor o sea la fuerza y reciedumbre del Cuerpo y del Alma, d) La Actividad, es

decir el amor al trabajo y la fecunda distribución del tiempo, e) La limpieza ó pure-

za del cuerpo, tanto en la vestimenta, como en la habitación.

La sabiduría iniciática nos enseña que cada hombre es un templo, donde mora la

chispa trascendente y nos recuerda siempre la misteriosa unidad existente entre los

seres y el universo. Nada de los que existe es para sí, sino que todo está estructura-

do para ser un eslabón vital del Cosmos. El iniciado está obligado a cooperar con el

quehacer evolutivo del Universo y de los seres que le rodean encuadrando sus ac-

ciones, más en el dar que en el de recibir.

La Tolerancia, la Caridad y la Fraternidad, es el inicio de la Triada de virtudes que

vamos encontrando en el camino que nos señala la Orden Masónica.

Page 142: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

139

EL VICIO

El vicio es la falta de rectitud ó defecto moral en las acciones, es el hábito de obrar

mal. Es la desviación de la línea recta en las cosas que deben observarse. Es la

demasiada licencia, permisión ó libertad en la crianza.

Es la práctica habitual del mal, el hábito ilegítimo e inmoral. El vicio es adquirido,

sin que baste un acto aislado para calificar al sujeto vicioso. El vicio sea de la índo-

le que fuera, siempre degrada. Por el camino de los vicios y placeres de una vida de

crápula nunca se podrá llegar a una elevación perfecta del conocimiento del ser, con

el cual una vez que nos identifiquemos nos proporcionará la más dulce tranquilidad,

como un manantial proporciona al sediento caminante el más confortante descan-

so a su cuerpo fatigado.

El vicio como el mal se divide en positivo, que consiste en la ejecución habitual de

actos malos, negativo ó de abstención, el hábito de la holganza. Así, se puede decir

que contra cada virtud existen dos vicios opuestos, uno positivo (vicio por exceso) y

otro negativo (vicio por defecto), único sentido aceptable de la máxima, pues cuali-

tativamente el vicio y la virtud se diferencian de modo radical y completo.

Si el vicio es el hábito ilegítimo disconforme a la ley. Claro está que su diferencia

con la virtud es cualitativa y no meramente cuantitativa. Es falso, por tanto, que la

virtud sea un medio entre dos vicios opuestos. Tampoco es exacto que el vicio sea

una exageración de la virtud, pues, la superstición, por ejemplo, no es virtud exage-

rada, sino mal tan grave como el vicio opuesto, la impiedad. Pudiéndose decir lo

mismo de todas las expresiones que se aducen para probar este falso aserto, que

concluirá reduciendo la vida moral a una indiferencia completa y a una simple

cuestión de cantidad (el buen parecer de las formas y de las consecuencias a que se

acoge el hipócrita).

¿Cómo considera la Ley a la embriaguez? Como al vicio más vil, degradante y per-

nicioso. El borracho -privado del sentido y de la razón que nos ha concedido Dios-

profana el don de la divinidad, se suma en la condición de los brutos, incapaz inclu-

so de guiar sus pasos, trastabilla y se desploma como el epiléptico, y se hiere y hasta

puede matarse. Su debilidad en semejante estado lo convierte en el juguete y en el

objeto de desprecio de todo cuanto lo rodea. Hace negocios ruinosos en su estado

de ebriedad y pierde sus asuntos. Se le escapan frases injuriosas, que le atraen

enemigos, arrepentimientos. Llena el hogar de perturbaciones, de pesares y termina

en una muerte precoz ó en una voz achacosa.

El tabaquismo, es otro vicio igualmente y quizá más dañino que el alcoholismo, es

el vicio más asqueroso que mina todo el organismo, dando lugar a la postre a la

aparición del cáncer, muy particularmente a los pulmones, acorta la vida provocan-

do la muerte prematura por sus dañinos efectos.

Page 143: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

140

La debilidad y la cobardía son vicios que sumen al hombre en preocupaciones en

angustias perpetua, mina la salud con el terror a menudo mal fundado, de ataque y

de peligros. Este terror que es un mal, no constituye un remedio y por el contrario

lo hace esclavo de cualquiera que pretenda oprimirlo. Debido a la servidumbre y al

envilecimiento de todas sus facultades, degrada y deteriora sus medios de existen-

cia, hasta depender su vida de las voluntades y de los caprichos de otro hombre.

La pereza y la ociosidad son vicios y los más perniciosos de todos, porque son vi-

cios que conducen a todos los demás, por eso se dice con razón que “la ociosidad es

la madre de todos los vicios”. Por culpa de la pereza y la ociosidad el hombre sigue

siendo ignorante y llega incluso a perder la ciencia que había adquirido. Cae bajo

todas las desgracias que acompañan a la ignorancia y a la estupidez. Por culpa de la

pereza y de la ociosidad el hombre devorado por las preocupaciones, se entrega con

el objeto de disiparlas a todos los deseos de sus sentidos, que adquiriéndolo un día

tras otro más imperio, lo tornan intemperante, regañón , lujurioso, nervioso, cobar-

de, vil y despreciable. Debido al efecto cierto de todos estos vicios arruina su for-

tuna, consuma su salud y finaliza su vida en medio de todas la angustias, de las do-

lencias y de la pobreza.

Page 144: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

141

LA MORAL

La moral deriva de mohs, costumbre, lo mismo que ética. Por eso, moral y ética

son empleados a veces indistintamente puesto que se refiere a costumbres. Pero

conviene enriquecer la lengua y llamarla moral. Sin embargo el término moral tiene

una significación más amplia que el vocablo ética.

La moral es la Ciencia que estudia los valores humanos espirituales. Las virtudes,

por cuya práctica se llega al bien y se es moral, sin las potencialidades ó habilidades

que tiene el hombre, para realizar determinados hechos. “Como la ciencia que trata

del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”.

Conjunto de facultades del Espíritu, por contraposición a lo físico.

No es sólo ciencia de hecho ó ciencia real, sino ciencia de derecho, del ideal. Las

leyes que descubre no son construcciones arbitrarias del Espíritu, antes bien son

inferidas del conocimiento de la naturaleza moral del hombre. La moral indaga las

leyes según las cuales debe funcionar moralmente la voluntad humana. La moral es

la ciencia de las costumbres, de las relaciones que existen entre los hombres y de los

deberes que nacen de estas relaciones. O de otro modo, la moral es el conocimiento

de lo que deben necesariamente evitar los seres inteligentes y racionales que quieren

conservarse y vivir felices en sociedad, basándose en tres principios fundamentales:

1º La noción del bien y del mal que corresponde especialmente a la filosofía,

2º La del deber o la obligación de hacer el bien y de evitar el mal, que corresponde a

la política y la noción del mérito y del demérito, la firme creencia de que el que

obra bien merece recompensa; y

3° El que obra mal, es acreedor a castigo, que corresponde a la religión.

Para que la moral sea universal, debe estar de conformidad con la naturaleza del

hombre en general y fundarse, por lo tanto, sobre su esencia o sobre las propiedades

y cualidades que se hallan constantemente en todos los seres de su especie por las

cuales se distingue de otros animales. La ciencia de las costumbres para que sea

cierta y segura, debe ser una continuación o encadenamiento constante de experien-

cias reiteradas e invariables, que pueden conducir a la adquisición del verdadero

conocimiento de las relaciones que existen entre los seres de la especie humana,

esta es la que profesa la Francmasonería.

Cuando entramos a la cámara de reflexiones -que nos recuerda la muerte-, estamos

preparados para ser sinceros con nosotros mismos. Podemos valorar con claridad y

ante nuestra conciencia, los compromisos que libremente contrajimos con la Orden

Masónica y que procuraremos cumplir. Si se piensa y promete sinceramente, enton-

ces la siembra es fecunda. Ante estos acontecimientos cabe preguntarnos ¿Cada

cuánto tiempo nos hacemos un análisis semejante, liberando nuestra conciencia para

que sea capaz de guiarnos por una senda de moral, valores y virtudes en el quehacer

Page 145: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

142

cotidiano? Preguntamos además ¿Somos mejores que los hombres de otras institu-

ciones? ¿Qué hacemos por nuestros semejantes? ¿Somos verdaderamente masones?

Porque ser masones, es una tarea difícil que muy pocos llegan a cumplir.

En los tres viajes del recipiendario, éste ha recibido del venerable maestro tres lec-

ciones de moral sublime para vencer los obstáculos que se opondrán a la marcha

que deberá emprender por el sendero de la virtud. Para sostener combate de la sana

moral con los vicios que le acecharán por todas partes, y para encender en su co-

razón la llama del amor a sus semejantes.

El término “moral” ha sido usado a menudo como adjetivo para aplicarse a una per-

sona determinada, de la cual se dice entonces que “es moral”. Ello ha planteado

varios problemas:

1º ¿En qué consiste ser moral?

2º Si se puede ser moral,

3º Si se debe ser moral.

Este último problema ha sido debatido bajo la forma de “Si debe o no hacer lo justo

(en cuanto moralmente justo)” . La respuesta a este problema parece obvia, se debe

ser moral o hacer lo (moralmente) justo. Sin embargo, tan pronto como se intenta

encontrar la razón que explique por qué hay que ser moral. Se choca contra toda

clase de dificultades inherentes al “fundamente de la moralidad”. Indiquemos ahora

simplemente que la razón o razones, dadas para responder a la pregunta en cuestión

afirmativamente pueden ser de varios tipos. Así por ejemplo, se debe ser moral por-

que es lo justo, lo adecuado, lo conveniente, conforme al bien. Porque es ordenado,

mandado por alguien o algo, es decir una persona, una institución, etc. Porque es

un mandato de Dios, Porque nos produce satisfacción, nos hace felices. Porque es

útil para la sociedad. Porque es un mandato de la razón. Porque es mandato de la

conciencia (moral) de la vocación. Etc.

Comenzó por ser ante todo una enseñanza recogida en primer término de los legis-

ladores y poetas. Los siete Sabios de Grecia, hombres prácticos más que filósofos,

divulgan en máximas cortas y en discursos familiares las ideas morales. Los poetas

Gnósticos expresan en reflexiones morales los resultados de la experiencia humana

el peligro de la violencia, como consecuencia de una doctrina filosófica. Demócrito

deduce su regla de conducta del sensualismo; considera la dicha como el fin de la

vida y la refiere a la salud, al buen humor y a la tranquilidad de ánimo, concluyendo

por recomendar la templanza.

Con carácter más propio de moral, de modo teórico práctico, inicia Sócrates su

enseñanza, añadiendo la disciplina del Espíritu, la reflexión del examen de los

hechos en la apariencia más vulgar. Puede decirse que Sócrates es el verdadero

fundador de la ciencia moral, y que todos sus preceptos (desde el más fundamental

“Conócete a ti mismo”) solo tienen sentido aplicadas a las verdades de orden prácti-

co. Para Sócrates el bien (la justicia y la templanza) es soberanamente útil y la mo-

ral tiene por fin la dicha, que consiste en la virtud. La virtud por excelencia es la

Page 146: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

143

sabiduría ó ciencia general del bien. El bien según Sócrates, tiene su origen en la

razón y no en la convención.

La vida moral es la marcha incesante hacia la perfección continua hacia el

G:.A:.D:.U:.. Los Pitagóricos conciben una moral mística, enseñan que la vida

humana se halla bajo salvaguardia de Dios, y aunque el hombre debería desear ver-

se libre de la prisión del cuerpo, condenan el suicidio y declaran que es deber del

hombre respetar las órdenes de Dios y residir en la Tierra expiando sus faltas de una

vida anterior.

Con la llegada del Cristianismo, la moral deja de tener su base sólo en la inteligen-

cia. Se apoya además en el amor, principio exagerado por los místicos. Kant es el

primero que hace derivar la moral de la idea del deber. Del estoicismo de Kant de-

riva la línea casi recta, la célebre teoría de la moral independiente. Aunque conse-

cuente con el espíritu de la Crítica de la razón Pura, construye Kant una moral ex-

clusivamente subjetiva. Asienta sin embargo, en forma de postulados, principios

trascendentales para la ciencia de las costumbres.

Los partidarios de la ciencia positiva. A este fin pretenden que tenga el criterio

para la moralidad como única base la experiencia, y que la moral se construya no

sólo fuera de toda creencia religiosa, si no libre de toda concepción metafísica. La

moral que toca el fuero interno, que se refiere a lo más íntimo de la vida humana,

que implica la solución de los más complejos problemas, no puede, no debe sepa-

rarse nunca de la filosofía, porque esto equivaldría a reducir el criterio moral a la

observación y a la experiencia, y a sujetar la regla general de las costumbres a la

serie de los hechos, suprimiendo así toda la racionalidad de nuestra vida y entregan-

do a una completa anarquía la conciencia moral.

La doctrina moral independiente puede reducirse a tres capitales: 1º La Conciencia

de la moralidad, formada por la observación del hecho que somos libres, del cual se

deduce el derecho y la dignidad personal, 2º La inmanencia del fundamento de la

moral como determinada exclusivamente por sentimiento de la dignidad, que debe

dirigir la vida en recíproca relación de derechos y deberes entre seres morales, y 3º

La Ley moral a posteriori (negando toda concepción racional) obtenida mediante la

observación del principio regulador de todas las relaciones que unen a los seres li-

bres.

La libertad humana consiste, no en destruir la lógica universal, sino en aceptarla.

Abandonamos frecuentemente la razón, ella no nos abandona nunca, el más podero-

so entre los hombres es el más impotente e insensato cuando ataca la verdad de las

cosas. El hombre vive con otros seres libres como él, y si sobre la libertad de cada

uno no hubiera un principio de unión y dependencia recíproca, cada cual obraría al

azar, y la colisión permanente de la libertad impediría todo orden y armonía en el

mundo.

Page 147: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

144

La moral no puede ser sólo subjetiva, ni reducirse a un a tomismo de relaciones

subjetivas. Implica necesariamente la moralidad de doble carácter: individual y

social del hombre. Donde no existe ideal de vida no puede haber moral. Hasta que

no acaba el egoísmo no comienza la moral. La crisis actual de las ciencias de las

costumbres parece confirmar el dicho de Schopenhauer: “Es fácil predicar la Moral,

pero es difícil establecer sus fundamentos”. Podemos declarar que la moral, si es

eterna en sus principios, es progresiva en sus aplicaciones.

Page 148: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

145

LA TOLERANCIA

Tolerancia significa indulgencia, respeto a ciertas doctrinas u obras. En el libre

juego de los derechos y deberes ciudadanos reside, vive y se desarrolla frondosa y

limpiamente el concepto y la praxis de la Tolerancia. En el fondo, ella representa el

respecto y la aceptación, calurosa o contemplativa, del pensar o accionar de nues-

tros semejantes, que a la postre son dueños, soberanos y absolutos de su Alma, su

intelecto y su voluntad.

En estas estructuras íntimas, privadas, personales y facultativas de los individuos, es

donde operan los mecanismos conductuales que rigen, norman y orientan los com-

portamientos particulares o grupales del hombre y su inserción en el complejo que-

hacer social de las comunidades, las naciones y los bloques continentales que con-

figuran el mundo en que vivimos.

La tolerancia es una virtud, un valor real. Una actitud axiológica, eje y equilibrio de

toda valiosa apreciación que acepta la postulación, ejercicio y práctica de opiniones.

Crea dos tendencias, que sin ser antagonistas lesivos, difieren o en la forma o en el

fondo, de lo sustentado por nosotros. La intolerancia, por el contrario, es el rechazo

soberbio y agresivo de aquellas prácticas y doctrinas, que no siendo de nuestro pa-

recer o militancia, no por ello deben ser avasalladoras o proscritas. Cada individuo

tiene derecho a pensar, expresarse o actuar, siguiendo el dictado de su propia con-

ciencia con la limitación única impuesta por la ley moral, tácita o escrita, el honor y

la integridad física y mental de los demás , pero comprometiéndose a su vez a per-

mitir a sus prójimos, cercanos o distantes a actuar del mismo, reversible y recíproco

modo.

Las ideas tienen alas, por eso rauda y libremente vuelan de uno a otro confín, son

ágiles, la libertad es su fórmula de vida y el cautiverio su muerte. Dejémosla que

vivan y se multipliquen ya que son mensajeras de paz, de diálogo, de solidaridad y

unión entre los hombres y sus pueblos. Ellas son el patrimonio de la humanidad,

símbolos, signos y lenguaje de la libertad y fraternales recados de ecumenismo

espiritual. Toda idea, por supuesto, nace en el hombre, pero no siempre con el

hombre. A veces se apodera de él, como incorporada a machamartillo en mentalida-

des áridas u abstrusas y lo embruja, lo domina y hasta lo destruye. Este tipo o va-

riedad de ideas, no originales ni propias, suelen ser malsanas, pudiendo hacer del

individuo y de sus actos un frio o burdo autómata. Todo hombre debe saber domi-

nar las ideas y no permitir que estas lo perturben.

La tolerancia es considerada entonces por unos como un principio de disolución.

Otros en cambio, la estiman como el único medio de convivencia y; por lo tanto, de

posible, eliminación de las violencias provocadas por la actitud intolerante.

Page 149: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

146

Proudhon defendió la tolerancia completa como paso necesario a una destrucción de

todas las opiniones falsas y a una instauración del ideal de justicia universal. Por su

parte Jeremy Benthan defendió también una completa tolerancia, en el sentido de

una neutralización de ideales, que hiciese posible una libertad verdadera. Comte

proclamó la necesidad de la tolerancia como momento necesario durante el proceso

crítico, pero defendió la intolerancia como afirmación de los ideales de la nueva

edad estable.

La tolerancia, es una virtud difícil de practicar porque exige grandes sacrificios. La

tolerancia es una cualidad esencial del verdadero filántropo y el imán que conquista

los corazones. Sin tolerancia no hay sociabilidad, unión ni confianza entre los

hombres. Con la tolerancia vemos reinar la paz y la fraternidad, multiplicarse las

amistades particulares.

La tolerancia política, cuando es razonable mantiene la justicia y la paz del mundo.

La tolerancia religiosa rechaza el fanatismo y al espíritu turbulento, que lo crea,

confunde todos los cultos, sostiene la confianza de los hombres piadosos, admite

todos los sistemas y sin alterar las creencias particulares, consagra a la gloria del

Creador el armonioso conjunto de homenajes diferentes. La tolerancia literaria, no

menos útil que la religiosa, proporciona como ésta última, gran número de benefi-

cios. Calma las rivalidades y dispone a admirar el Genio y a sufrir la Superioridad,

anima a los talentos tímidos, hace que la emulación siga la misma vía, sin tratar de

perjudicarse, y ve sin envidia ni animosidad discernir el premio al mérito distingui-

do.

La tolerancia masónica, a todas las comprende y las irradia. El hombre de Estado,

el militar, el Pontífice, el Sabio, el Artista, el Comerciante, en fin todos los maso-

nes, cualquiera que sean, llevan muy a menudo a los templos de la Sabiduría, sus

pasiones habituales. Si la tolerancia masónica no se hiciera superior a ellas, sería el

efecto tanto más violento y difícil su aproximación. Si queréis una prueba, suponed

un momento que aquellos personajes se reuniesen con el objeto de discutir sus dere-

chos y establecer las prerrogativas que cada uno reclama para su estado.

Nosotros sostenemos, que por encima de las luchas por verdades, se alza una virtud,

que practicamos en sumo grado los masones. La tolerancia, que nos vuelve al justo

medio, al nivel, en donde nos reunimos y de donde jamás debemos salirnos de la

comprensión y el respeto a todas las opiniones o verdades individuales.

Si la tolerancia hubiera prevalecido y sido guardada a lo largo de los siglos en la

civilización humana y no solo en organizaciones iniciáticas como la nuestra, casos

como el de Galileo, no se hubieran producido ya que sus aseveraciones, su verdad,

incomprensible para la época hubiera sido tolerada y no tachada de fantástica.

Toda opinión sincera por tal razón merece ser respetada aunque no convengamos en

lo concreto sobre la misma. Y la verdadera libertad de pensamiento se mide por la

libertad que cada individuo sabe conceder a los demás.

Page 150: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

147

LA SOLIDARIDAD

La Solidaridad, es la expresión efectiva o emocional de nuestra condición sociable.

Ha sido comparada con la ley de la continuidad biológica. Es una especie de sino-

via individual y social.

El hombre en su condición de un Microcosmos, por su analogía con el Universo, se

dice que es solidario consigo mismo. Puesto que en su configuración orgánica y

Psíquica, es una sociedad donde reina una completa armonía. Su constitución

anatómica, sus diversas funciones fisiológicas, psicológicas y de otro orden, se

vinculan unas con otras y trabajan con un fin común: la vida del ser humano. Esto

mismo ocurre en el Macrocosmos, donde los sistemas celestes y astros similarmente

guardan la más perfecta armonía y solidaridad para cumplir con la Voluntad e Inte-

ligencia Universal que está sintetizada en el G:.A:.D:.U:.

La Biblia no se equivoca al expresar en el Génesis del Antiguo Testamento “Que el

Hombre fue creado y formado a imagen y semejanza de Dios, de quien recibió el

soplo Divino, el Espíritu que tendría que distinguirlo de todos los demás seres que

poblarían la Tierra” Además el G:.A:.D:.U:., manifestó en los términos “Procread,

multiplicaos, llenad la tierra y dominadla” un signo de solidaridad entre todos los

seres humanos.

La solidaridad cualquiera que fuera su jerarquía en que se concrete, es vínculo de

amor, de gratitud y de respeto. Nos guía con interés, con inteligencia, con justicia,

que no nos abandona a nuestra propia suerte. Cuando falta el aglutinante de la soli-

daridad, el individuo se desequilibra y la sociedad se desorganiza, ya que la vida

individual y social es un todo continuo. La vida intelectual, la efectiva y la de mo-

ralidad son a la vez personales e impersonales, y se hallan unidas por una especie de

corriente magnética, semejante a la ideada por Platón. Somos, en efecto todos los

hombres hermanos gemelos como los de Siam, unidos por la cabeza y el corazón.

Si la solidaridad es el sentimiento de unión que nace de un común idea, de una co-

munidad de aspiraciones, es una unión consolidada en el mundo espiritual, que se

manifiesta exteriormente en pensamientos, palabras y acciones, por medio de las

cuales se ha evidente y se realiza en términos de vida. No se puede conseguir sino

con la cooperación y los esfuerzos unidos de todos los que las comprenden.

Los que luchan por una particular idea, son solidarios en todo lo que se relaciona

con aquella idea. Y los que más bien que por una idea particular, se esfuerzan para

lograr el triunfo impersonal del bien, de la Verdad y de la Virtud (Como son y de-

berían ser los masones), convendría que se hallaran todavía más hermanados entre

sí, dado que el triunfo de las más nobles aspiraciones humanas no pueden conse-

guirse sino con la cooperación y los esfuerzos unidos de los hermanos.

Page 151: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

148

La solidaridad precede la unidad de pensamiento y vida entre los hombres. Además

favorece la iniciativa, aumenta el alcance de la sugestión y convierte al individuo

en personificación de la colectividad. Aún acentuando el valor plástico y real del

sentimiento de la solidaridad como encarnación en el individuo, el espíritu colecti-

vo, se justifica la verdad relativa.

La solidaridad es la base fisiológica y moral del sentimiento de Caridad humana,

que fue predicada y practicada por Jesús, el más grande Iniciado, como bálsamo

consolador y reconstituyente de todas las tribulaciones y dolores de la vida. No

olvidemos que el hombre nace con ciertos vicios y una serie de imperfecciones que

lo impulsan al mal, atentando con esto constantemente contra la solidaridad y las

buenas costumbres. No nos dejemos dominar por el Odio, el rencor, el egoísmo, la

envidia, la avaricia, porque nos degradan y rebajan de nuestra condición humana.

La solidaridad individual se traduce en los hábitos propios, que el agente contrae

voluntariamente, por si mismo en virtud de su iniciativa. En cambio la solidaridad

social se hace plástica en los hábitos debido a las influencias exteriores, las que ro-

dean al hombre como que es un ser dotado de receptividad y espontaneidad univer-

sales. Todo ser en el conglomerado humano es un compañero de Misión y es nues-

tro deber ayudarlo para facilitar el cumplimiento de la misma. Solidaridad de hacer

causa común en la colectividad, para que nuestros actos vayan dirigidos hacia el

Bien, la Moral y la Justicia.

La Solidaridad en el seno de la Francmasonería, se manifiesta en acciones practica-

das por sus adeptos y están encaminadas hacia el Bien, la Verdad y la Virtud. Se

concreta realizando lo justo, lo noble, lo digno y elevado. Esta solidaridad traduci-

da en acciones guarda armonía con las aspiraciones de la humanidad, hacia su pro-

greso y superación integral.

Meditemos profundamente y así descubriremos que no somos los elegidos, porque

aún no sabemos quiénes somos exactamente. Tampoco podríamos considerarnos

pudientes, porque lo único que poseemos de verdad, son las riquezas del Alma; lo

demás nada es nuestro, no nos sintamos poderosos, porque por naturaleza somos

débiles. Debemos convencernos que la vida y la muerte se sucederán, hasta que

lleguemos a espiritualizarnos y merezcamos no morir más.

El espíritu será grande, cuando sus alas cobijen con respeto y con amor a todos sin

distinción de razas y credos. Tratemos y pongamos un grano de arena hacia la

humanización del mundo, para sanear el ambiente, brindar la paz y felicidad. Los

masones debemos buscar la Luz que es el fundamento de nuestros destinos y no

detener el progreso espiritual en el cual estamos empeñados y debemos practicar la

solidaridad en grado superlativo. Apliquemos las enseñanzas que simboliza el

Compás accionando nuestra inteligencia dirigida hacia la búsqueda de la Verdad,

del conocimiento, la sabiduría y con la rectitud que significa la escuadra que siem-

pre nos guiará por los senderos de la moral hacia la justicia cristalizada en amplia

solidaridad.

Page 152: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

149

LA FIDELIDAD

La fidelidad, de la lealtad, observancia de la fe que uno debe a otro, es puntualidad,

exactitud en la ejecución de una cosa, es el cumplimiento de lo que exigen las leyes

de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. El que guarda la debida fidelidad,

es incapaz de traicionar.

La idea de fidelidad en un sentido predominantemente existencial, ha adquirido

cierta importancia en varias tendencias de la filosofía contemporánea. La filosofía

de la lealtad, constituía el coronamiento del pensamiento de Josiah Royce, encami-

nado en los últimos tiempos a buscar un fundamento concreto que permitiese apo-

yar la acción moral, también concreta y con ello la acción humana. Este fundamen-

to podría ser, la lealtad. Por ella se entendía primariamente la consagración cons-

ciente, práctica y completa de una persona a una causa, siempre que esta causa no

fuese meramente impersonal.

La lealtad o fidelidad es para Royce, un principio ético, por el cual “todas las virtu-

des comunes, en tanto que defendibles y efectivas, son formas especiales de la leal-

tad. Advirtamos aquí, como curiosa comprobación, que al final de su novela Paz en

la guerra publicada en 1897, Unamuno había empleado ya la expresión “lealtad por

lealtad misma”. De ahí que, en último término, la lealtad pudiese definirse como

“La voluntad de creer en algo eterno y de expresar tal creencia en la vida práctica

de un ser humano.”.

Más decisivamente se apoya en la fidelidad de la filosofía de Kart Jaspers, quien la

concibe como una de las formas en que se realiza la historicidad de la existencia.

Pues el núcleo de la fidelidad reside según Jaspers en la decisión absoluta de una

conciencia por medio de la cual se pone, por así decirlo, un fundamento a sí misma.

En una identificación de la existencia consigo misma. “La fidelidad puede ser, por

lo tanto, central o periférica, absoluta o relativa. En Gabriel Marcel, la fidelidad es

uno de los fundamentos ontológicos de la existencia, la cual requiere, para huir de la

aniquilación de sí misma, a que la condenaría la infidelidad y la muerte, el vivir

dentro del reconocimiento de lo permanente y de lo durable.

Pero este reconocimiento no es, según Marcel, simplemente un juicio objetivo acer-

ca de las cosas, sino que es la condición misma de la persistencia el propio yo en el

curso de sus actos trascendentes. El vivir en fidelidad como el vivir en el amor no

es por consiguiente, de acuerdo con dicho autor, una manera forma de vida al lado

de otras posibles, sino que es el fundamento de la existencia, el conjunto de condi-

ciones que la hacen posible. La fidelidad es en suma como la fe, no algo definido

en función de un objeto, de una esencia, sino a la inversa: el objeto no es sino “La

traducción al lenguaje de conocimiento (de posición) del acto privilegiado que es la

Page 153: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

150

fe” y que será luego también la fidelidad, la fidelidad es esencialmente fidelidad a

una fe, o fidelidad a un valor, o fidelidad a los seres o “valores vivientes”.

La fidelidad puede ser pues definida como: “La creencia activa en la constancia de

un valor “, “Una disposición a guardar la presencia de un ser en tanto que él mismo

es depositario del valor y en la medida en que esta presencia depende de nuestro

consentimiento”.

La fidelidad hace posible la realización y cumplimiento de la persona, pues ella

transciende no solo los horizontes de la conciencia empírica, sino también los de la

monada idealmente encerrada en sí misma.

Page 154: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

151

LA RESPONSABILIDAD

Todo ser humano es una potencia espiritual independiente y evolutiva, que viene a

este mundo en el que impera la ley de la lucha por la vida, donde prevalece el su-

frimiento como una necesidad para el mejoramiento moral.

La responsabilidad es la obligación de reparar y satisfacer cualquier pérdida o daño.

Es el juicio que forma la conciencia consecuente de los actos libres y por tanto im-

putables al sujeto. La responsabilidad es la forma que en lo moral toma la conti-

nuidad del efecto con la causa. El agente, en tanto que es causa libre de sus actos y

en el grado en que lo es, responde de las consecuencias inherentes al acto que ejecu-

ta.

Se comprende que el juicio de responsabilidad implica todas las condiciones y cir-

cunstancias que acompañan al ejercicio de la libertad, y que cuanto restringe ésta,

otro tanto limita la responsabilidad. Se dice de una persona que es responsable,

cuando está obligada a responder por sus actos. Aunque algunos autores mantienen

que la libertad es definida por la responsabilidad, la gran mayoría de los filósofos

está de acuerdo en que el fundamento de la responsabilidad es la libertad de la vo-

luntad. En efecto dentro de un mundo cuyos fenómenos estuvieran todos entera-

mente determinados, la responsabilidad se desvanecería. Ante todo se trata de saber

si la responsabilidad afecta solamente a algunos actos de la persona o bien si afecta

a todos los actos. Los que destacan el papel desempeñado por los impulsos natura-

les suelen adherirse a la primera opinión, los que consideran la persona como siendo

esencialmente una entidad espiritual se inclina por la segunda y hasta indican que la

persona no solamente es responsable por todos sus actos, sino también por todos

los efectos queridos por tales actos.

Hay que advertir, sin embargo, que los partidarios de la responsabilidad total no

ignoran la flaqueza del ser humano e insisten en que para ser responsables, los actos

deben ser espontáneos y no automáticos.

En segundo lugar, se plantea el problema de los grados de responsabilidad en lo

que se refiere a la intención. Así se ha preguntado si se es responsable por el mal

causado solamente cuando se ha querido el mal ó si se es también responsable por

tal, aunque no se haya intentado producirla. Las soluciones al respecto varían de

acuerdo con la opinión sustentada acerca de la intención moral. Señalemos que aún

cuando no haya intención puede admitirse la posibilidad de prever el efecto causado

por las acciones. Por tal motivo muchos autores se inclinan a manifestar que hay

responsabilidad inclusive cuando, previéndose el mal, no se manifiesta decidida-

mente oposición a él. La responsabilidad queda entonces bien precisada aún cuan-

do no puede decirse que sea muy pura, y que está ligada a la idea de castigo. Con

más pureza se destaca la noción responsable cuando aparece el sentimiento de cul-

Page 155: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

152

pabilidad. En tal caso el sentimiento de responsabilidad es un sentimiento personal,

que compromete a cada persona y le hace comprender que no puede simplemente

abandonarse a sus conveniencias individuales.

Muchas dificultades de encuentran en este mundo, originadas por la ignorancia de

lo que es el hombre espiritualmente, en el concierto universal. El Alma humana

concurre a la Tierra en busca de perfeccionamiento. Viene a pulir sus asperezas en

las zarzas de la lucha. Viene a hacerse más fuerte y más consciente en el combate

con las pasiones. Acá donde el egoísmo se opone al altruismo, el interés mata al

amor, el odio aleja a los ideales, el mal se enseñorea junto al bien, el error empaña

a la verdad, lo que siembra la confusión en la gran masa humana. Todo eso explica

el atraso y el estado caótico en que se encuentra el mundo tierra, sin saber en quién

se ha de confiar ni lo que se va a hacer.

Organizaciones cuyas poderosas raíces penetran en los siglos, mantienen implacable

lucha entre ellas, como poseedoras de la sublime verdad. En torno de esas organi-

zaciones se agrupa la humanidad, la que no va precisamente en busca de la verdad,

sino en procura de un lenitivo para sus inquietudes espirituales. Al unirse por moti-

vos de solidaridad, se convierten en defensores de una causa que ignoran, con lo

que se estancan moralmente, desde que sus luces y sus energía espirituales se su-

bordinan a los directores del conjunto, realizando la separación entre hermanos de

las distintas creencias, con lo que se destruye la fraternidad, como si en el universo

no existiera un solo Dios, como si todos no fuéramos hermanos ante El.

No hay religión, creencia o Ideal en cuyas filas no tengan seres buenos, regulares y

malos, entonces vemos que el progreso espiritual humano no depende de la religión,

ciencia o ideal, sino exclusivamente del hombre. Es que el gran problema del pro-

greso y de la felicidad humana está por resolverse. Lo hará cuando el hombre se

dedique a cumplir con las leyes divinas que no yerran porque son inmutables, las

que por emanar del Altísimo están inspiradas en el amor y en el progreso de sus

hijos, leyes que hablan a la conciencia personal que nos hablan en todas partes y en

toda circunstancia para inducirnos al bien y brindarnos felicidad. Leyes justas que

contienen en su esencia la más amplia libertad, que vuelcan generosamente sus do-

nes en las almas virtuosas, sin distinción de creencias y por muy humildes que sean.

Se resolverá cuando el hombre individualmente asuma la plena responsabilidad de

sus actos sin confiar ni esperar de nadie, cuando su acervo cultural y sus conoci-

mientos surjan de sí mismo como fruto de su esfuerzo para conseguir la evolución

necesaria. Cuando su moral y sus virtudes resplandezcan con naturalidad desde su

conciencia limpia, por la convicción de que solo así labrará firmemente su futuro

espiritual, cuando aprenda a vivir sin contagiarse con las miserias humanas. Cuando

sepa brindar como ejemplo, la belleza de sus sentimientos, la pureza de su ida y se

consagre al bien colectivo. Cuando se convenza que no hay derechos sin obligacio-

nes, ni libertad, sin responsabilidad.

Page 156: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

153

No es sembrando odio como se ha de mejorar el ambiente. Es necesario que los

bajos sentimientos se eliminen para que triunfe el bien. Vivir en la miseria moral es

contagiarse y ser víctima de sus deplorables consecuencias. Reconozcamos que la

mayor responsabilidad que tenemos, es nuestro porvenir. Pensemos que cuando

llegue el instante supremo de rendir cuenta de la obra ejecutada, nuestro espíritu se

hallará solo ante su única realidad, porque lo llevará fielmente registrado en el libro

de su conciencia. Allí no encontraremos pensamientos, sugerencias ni acción ex-

traña, sino todo lo puramente personal. Si comprendemos que hemos de llegar com-

pletamente solos a esa circunstancia. ¿Por qué desde ahora no nos hacemos eco de

esa enorme responsabilidad? Ningún ser humano por conspicua que sea su situa-

ción o por santa que crea su profesión, ha de dejar de pasar por ese tamiz justiciero.

La libertad fecunda el progreso, la responsabilidad se refleja en la capacidad de la

conciencia. Como todos los hombres empuñan las armas para defender una causa.

Así , todos los hombres del mundo, conscientes de sus deberes y responsabilidades

deben luchar porque la libertad brille en todos los ámbitos, sin lo cual jamás se verá

libre el progreso, ni florecerá la paz. Cada ser humano yerra conforme a su concien-

cia, y al ejercer su voluntad, es responsable absoluto de sus errores. La profunda

responsabilidad personal hinca sus raíces en “la libertad radical del hombre”, la cual

es el fundamento último de la responsabilidad.

En nuestra Augusta Orden, sus adeptos como hombres libres y de buenas costum-

bres indiscutiblemente serán responsables por los actos que comentan, y no puede

ser de otra manera.

Page 157: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

154

LA SINCERIDAD

Sincero es aquel que es puro, veraz, sencillo y actúa sin doblez, que se siente o

piensa realmente que está exento de hipocresía o simulación.

Parece que la humanidad estuviese frente al ocaso del Espíritu y que una capa de

niebla cubre la moral de los hombres. El mundo está ofreciendo las señas infalibles

de sus épocas críticas, el hombre físico, la ruptura de las normas morales y la falta

de rumbo político. Y cuando estas condiciones se hacen visibles, es porque hay

algo que no funciona bien y es necesario tomar medidas que se pueden condenar

en: Acción y Voluntad. Estas dos condiciones sólo pueden ser positivamente ejerci-

das por aquél que es un buen masón, por aquél que inspira su conducta en la devo-

ción hacia la verdad.

En el escenario de la vida debe el hombre identificarse, no con el ambiente fenome-

nal que lo rodea, sino buscar el último sentido de su ser, obrar y vivir en consecuen-

cia. El hombre sincero e investigador se siente rodeado de histriones. Unos son de

buena fe, los pobres de espíritu. Otros hay, de la casta de los llamados intelectuales,

que pretenden y logran engañar, aparentando valores, de los cuales hablan pero no

se realizan.

Mentir posesión de valores eternos, es como pretender fungir de rico siendo pobre,

o simular ser caballero por la percha y modales de imitación, mientras se carece de

la contextura moral que da nobleza e integridad al hombre. Para ser sincero es me-

nester conocerse a sí mismo, identificarse con el Yo profundo. En asuntos de fe,

principalmente, debe el hombre ser sincero.

No es posible negar el valor indiscutido que tienen, en un proceso de explicación,

fenómenos, tesis, problemas, etc. La técnica, Ciencia y el Arte que, cual palancas

poderosas han permitido el avance y el progreso. Ellas seguirán impulsando al

hombre, sin descanso hacia metas que en más de una ocasión culminarán frente a

algo que no se esperaba, que no se soñaba o anhelaba. Empero el producto de las

mismas son manifestaciones externas originadas por la objetivación del Espíritu; lo

que viene a construir, lo incluimos bajo la denominación de cultura.

Demos una mirada hacia nuestro mundo interior, hacia nuestro Yo tan íntimo y per-

sonal. Así muy imperfectamente, en forma neófita, sin atenernos a las leyes o con-

diciones psicológicas, biológicas, sociológicas, etc,; es decir como si de repente

cada uno de nosotros quisiese hacer su propio estado de conciencia o analizarse en

forma imprevista, íntimamente, sin más ayuda que sus propios sentimientos. ¿Qué

se ve entonces? Con seguridad una maraña inmensa gigantesca e inquieta, en donde

se amida todo aquello que podemos llamar pasión desenfrenada, ira, prejuicios, trai-

ción, hipocresía, falsedad, rencor y cuantas cosas más; es decir, todo aquello que

Page 158: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

155

ubica al hombre en el mismo o plano que el resto de los seres y en más de una

oportunidad, mas bajo aún.

Frente a este grupo destructor, si persistimos en nuestra observación. Se ha de notar

una cantidad tanto más numerosa que la anterior, de valores infinitamente superio-

res; pero que, en cuanto a su actividad o acción, quedan opacadas por los anterio-

res. Ahí está la honradez, la bondad, la generosidad, la lealtad, la sinceridad, etc. Es

decir una serie de valores y nobles impulsos amalgamados en sustancia de primera

calidad y que sólo esperan el toque potente para proyectarse e inundar nuestro ser, e

impulsarle e invadir el campo exterior, haciendo sólo entonces al hombre, por muy

modesto que éste sea, realmente noble y extraordinariamente grande.

Detengámonos a observar por breves instantes uno sólo de estos fermentos en

potencia, tomemos por ejemplo la sinceridad y preguntémonos ¿Somos realmente

sinceros en nuestros actos? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué y para qué? ¿Somos since-

ros siquiera con nosotros mismos? ¿Qué valor tiene y que representa para nosotros

los masones, esto que llamamos sinceridad?

Es nuestro ánimo dejar establecido que por nuestra mente no ha pasado en momento

alguno, ni siquiera pretenda en este modesto bosquejo formular críticas. Nada más

lejos de nuestra intención, lo decimos con la más absoluta sinceridad. Mal pode-

mos hacerlas, por cuanto somos los primeros en estar pronto a recibirla, ya que so-

mos accesibles a ellas. Si son bien intencionadas y constructivas, las agradecemos

desde lo más profundo de nuestra alma porque vienen a iluminar los negros nuba-

rrones de nuestra ignorancia, a sacarnos de un error, o reparar una injusticia, a re-

clamar un perdón o a recordar un deber. Recordemos que somos imperfectos, que

poseemos a veces en acción, más de lo negativo que lo positivo. Pero dejemos en

claro también, que somos fácilmente susceptibles de perfección

Lo dice nuestra orden, en una parte de su bello ritual de iniciación “No os embargue

ningún temor, y responded a nuestras preguntas con entera sinceridad”. Cuantas

veces aquí en la quietud de nuestros templos manifestamos algo, convivimos con

nuestros hermanos, exponemos nuestros pensamientos, pero a pesar de todo reser-

vamos algo inconscientemente dentro de sí. Algo que parece que no desearnos des-

cubrir, incluso a nosotros mismos. O bien olvidamos el cofre donde se guarda la

sinceridad y exponemos y planteamos situaciones que convencen por su aparente

nobleza de fondo, pero que llevan en sí algo que no se compadece con nuestra ma-

nera de ser o de actuar como hermanos masones.

¿Acaso por desgracia no hemos sido testigos y a veces también actores de situacio-

nes por medio de las cuales afirmamos y aseguramos algo que, una vez abandona-

das las puertas de nuestro taller, se diluye y esfuma frente a la opulencia de un

cargo, ante la grandeza de una posición económica o ante el orgullo vano de nues-

tras relaciones sociales? Ahí mismo desaparece aquella extraña y vana fraternidad.

Page 159: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

156

Deseamos recalcar que, si empleásemos en lo que vale y en circunstancias que re-

almente se merece esto que denominamos “sinceridad”, de mucho más provecho ha

de resultar nuestra labor, más firme en la acción, más fácil en el logro de nuestro

objetivo y en la obtención de los ideales que aspiramos; pero por sobre todo, po-

dremos pagar en parte la gran deuda que pasa sobre los hombros permanentemente

y que no se cancela jamás. No es una deuda material Porque sería efímera y pasa-

jera. Es algo más grande, es algo que constantemente impresiona nuestros sentidos.

Esa deuda la hemos contraído con Grecia y Roma, con los insondables misterios de

la China milenaria, con las arenas eternas del Egipto faraónico, con un Miguel

Ángel por sus esculturas que desafían al mundo y al tiempo. Con un Chopin y Mo-

zart por la música sedante, armoniosa y profunda que nos legaron. Y acercándonos

más a nosotros, la tenemos con un Túpac Amaru, prócer y patriota. Con un Miguel

Grau, Caballero de los mares, por haber escrito con heroísmo en las aguas de todos

los mares, el refulgente nombre del Perú.

Estamos en deuda con todos nuestros semejantes, con la naturaleza misma que a

cada instante nos deslumbra con algo nuevo y fantástico. En deuda con aquellos que

comparten nuestras penas y alegrías, nuestros triunfos y derrotas. Si bien es cierto

que nunca podremos pagar una deuda de gratitud de tal naturaleza, algo podemos

hacer con la voluntad de servir y con la maravillosa ayuda que nos proporciona la

orden, al impulsarnos siempre a buscar dentro y fuera de nosotros el fin último y

primordial que perseguimos. Con ello llegaremos a valorar y encausar adecuada-

mente la sinceridad para que sea como un soplo vivificante del mañana al salir el

Sol, para que quede vibrando un eco en los senderos del mundo y para que vaya

flotando en el aire un perfume de eterna gratitud.

No hay que olvidar que nuestro deber es construir. Construir positivamente. Colo-

car nuestro grano de arena en el monumento ideal, para poder justificar así la exis-

tencia y la alegría de vivir. Difícil es realizarlo bien, pero no imposible. Para lo-

grarlo hay que comenzar por construir firmemente un templo interior, ya que mien-

tras más sólido sea éste, más fácil y más positiva ha de ser la acción que se proyecto

intelectualmente y materialmente hacia fuera. Espinas y abrojos, obstáculos y vallas

tiene el camino. Para recorrerlo con posibilidades de éxito, hay que tener princi-

palmente Fe en sí mismo, confianza en sí, voluntad para actuar, firmeza para hur-

gar lo que llevamos, pero en especial, ser sincero consigo mismo o para poder serlo

con los demás.

Mancomunados todos en el afán de un mismo ideal, sustentados por idénticos prin-

cipios, prometamos ser sinceros, para que llegue el día en que podamos ser verdade-

ramente buenos, profundamente humanos, eterna y sinceramente hermanos.

Page 160: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

157

LA PACIENCIA

La paciencia es la virtud que enseña a resistir y soportar los infortunios y trabajos

con entereza y resignación propias del hombre digno y superior, que sabe y debe

evitar siempre caer en el ridículo de la irritación o del desconsuelo que suelen pro-

ducir en muchas ocasiones las adversidades. Es la espera y sosiego en las cosas que

se desean mucho. Es la lentitud o tardanza en las cosas que se debían ejercitar

prontamente. Sufrimiento y tolerancia indebida en materia de honra o pundonor.

La paciencia es el arte de esperar y con la perseverancia todo lo alcanza.

La paciencia es una consciente y sistemática comprensión de lo que tiene lugar y

necesita ser cumplida como promotora del avance. Es absurdo representar a la pa-

ciencia como una atrofia interior, por el contrario, el proceso de la paciencia es la

intensidad. Así la energía toma parte en los eventos contribuyendo a ellos y no

haciendo premisas erróneas por adelantado.

Esta es una de las virtudes que la Masonería enseña a cultivar con mayor esmero

imponiéndola como obligatoria en muchos grados para poderlos poseer. Así es

que, solo por paciencia y la humildad, es como se puede llegar a obtener la proyec-

ción del bien.

La paciencia todo lo alcanza, este es el sentido de un aforismo verdaderamente

popular, cuyo alcance no desconocerá el lector, por poco que se fije en el signifi-

cado de esta sublime palabra. Nada, efectivamente hay más a propósito para aqui-

latar esta virtud como la desgracia, porque esta viene a colocarnos más o menos

directamente bajo la dependencia de los demás. La actitud que es tan natural en el

hombre, la necesidad que le obliga a tener que luchar constantemente contra los

obstáculos y contrariedades de todo género que se oponen a sus deseos, y apoyarse

en una voluntad firme y decidida, son causa que el hombre adquiera ciertos hábitos

de independencia de carácter marcadísimos, que muy lejos de someterse y dejarse

gobernar, le inducen al contrario frecuentemente a querer dominar y a ser obede-

cido. Por consiguiente nada hay más antiestético que la paciencia para el ser huma-

no, cuando éste se halla en completa plenitud de todas sus juveniles fuerzas.

La aparición de la paciencia se toma en general como signo seguro del agotamiento

de nuestra energía, aunque esta regla no deja de estar sujeta, sin embargo, a nume-

rosas excepciones. Así cuando una idea fija se apodera del ánimo pronto encontra-

mos en nosotros mismos, infinidad de recursos verdaderamente inagotables para

mantener la paciencia. La idea del deber, suele inspirar casi siempre, también una

paciencia a raya a veces hasta el heroísmo.

La gente intenta emprender la senda de la paciencia como un sobrellevar de adver-

sidades. Pero tal comprensión será inadecuada, porque degrada el significado de la

energía. El hombre que conoce que es sensato para el aplicar no hay, sino mañana,

será el que discrimine la utilidad de la senda. No es un sufriente, pero si uno que

Page 161: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

158

comprende lo útil. Por lo tanto, es de lo más importante clarificar la significación

de muchas apelaciones o títulos.

Cada palabra ya implica un modo definido. Pero si una designación no es precisa,

puede resultar un sentimiento de pesar en vez de alegría y viceversa. La cualidad de

la precisión es necesaria en todo el mundo. Cada experimento con la energía

psíquica confirma cuales son las consideraciones principales: precisión y brevedad

de pensamiento. Producirán los mejores resultados.

La paciencia es un árbol de raíz amarga y de fruto muy sabroso, es el valor que sabe

sufrir y esperar. La precipitación es enviada por el demonio: pero la paciencia abre

la puerta de la felicidad. El remedio para cualquier dolor es la paciencia. El entu-

siasmo y la paciencia son dos condiciones necesarias para avanzar en el camino de

la fortuna. La falta de paciencia agrava muchos males en vez de remediarlos, quien

sufre sin paciencia sufre doblemente. La paciencia verdadera consiste en aceptar

amorosamente el Plan que Dios tenga para nosotros. La paciencia es algo muy

grande en la vida. Cultivarla es llevar pleno de serenidad el corazón. Los trabajos y

las penas sufridas con paciencia y compresión sirven de alas para volar hacia la per-

fección y el bien. Aún cuando sea comparativamente una virtud pasiva, La pa-

ciencia es una virtud necesaria para recibir los frutos que nos corresponden de todo

trabajo, actividad o empresa.

En ningún campo de actividad y menos aún en las obras de largo alcance, podemos

esperar resultados inmediatos. Debido a la inercia que en donde quiera prevalece y

que siempre tiene que ser vendida por medio de un esfuerzo sostenido. En la Natu-

raleza todo crece y progresa con relativa lentitud, y mucho más tiempo exige lo que

tiene que perdurar. Solo ciertos hongos, que poco o nada valen crecen de la noche a

la mañana, para luego decaer con igual rapidez. En cuanto las flores representan, al

igual que los placeres de la vida, el esparcimiento momentáneo para producir el

fruto ó la semilla en la que se cifran las esperanzas para el porvenir de la especie.

La paciencia es la que sostiene y permite el crecimiento hasta la madurez o pleni-

tud. Con ella se hacen posibles las obras más excelsas y las labores más valiosas.

Es con infinita paciencia que la abeja liba y transporta las gotitas de néctar que pro-

ducen las flores y las que sumadas a millones nos brindan la deliciosa miel.

Complementa esta virtud la Prudencia al igual que la presteza, todo puede lograrse

con la paciencia que acompaña a la clara percepción y la firme determinación; a la

vez sin ella todas las conquistas son efímeras, puesto que carecen de estabilidad.

Con la energía y la prontitud puede conquistarse un imperio, pero solo con la pa-

ciencia y la firmeza se lo puede conservar y hacerlo prosperar.

Page 162: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

159

LA PULCRITUD

Es el esmero en el adorno y aseo de la persona. También en la ejecución de un tra-

bajo manual delicado. Aplicase regularmente a la persona que cuida mucho de su

compostura y limpieza. Es el esmero que pone una persona en vestirse, de yo no sé

qué hay, en la misma modestia y sencillez con que viste.

¿Por qué figura la pulcritud entre las virtudes? Porque es una de las más importantes

por el hecho de que fluye poderosamente en la salud del cuerpo y en su conserva-

ción.

La pulcritud tanto en las prendas de vestir, como en la casa, impide perniciosos

efectos de la humedad, de los malos olores, de las mismas contagiosas que se elevan

de todas las cosas abandonados a la putrefacción. La pulcritud mantiene la libre

transpiración, renueva el aire, refresca la sangre y lleva alegría a la mente. Vemos

así que las personas cuidadosas de la pulcritud de su cuerpo y de su hogar son en

general más sanas, se hallan menos expuestas a las enfermedades que las que viven

entre la mugre y la basura. Se advierte además que el aseo trae consigo, en todo el

régimen, doméstico, costumbres de orden y de arreglo, que son una de los primeros

medios y de los más eficaces elementos de felicidad.

¿Constituye entonces, un verdadero vicio la ausencia de la pulcritud, la suciedad?

Si tan verdadero como la embriaguez o como la ociosidad de la cual deriva en gran

parte. La suciedad es la causa secundaria y a veces la primaria de una multitud de

incomodidades, es inclusive de graves dolencias. Ha sido comprobado en medicina

que la misma no engendra menos empeines, sarpullidos, sarna, tiña, lepra, que el

uso de los alimentos corrompidos o ácidos, que favorece las influencias contagiosas

de la peste, de las fiebres malignas, que las provoca incluso en los hospitales y en

las cárceles, que ocasiona reumatismo al provocar en la piel costras de grasa, y opo-

niéndose a la transpiración. Todo esto sin contar la vergonzosa incomodidad que

implica se devorado por los insectos, por los piojos que son el acompañamiento

inmundo e inevitable de la miseria y del envilecimiento. Por ello la mayoría de los

legisladores antiguos habían hecho de la limpieza la pulcritud, bajo el nombre de

pureza uno de los dogmas esenciales de sus respectivas religiones. Esta es la razón

por la cual expulsaban del seno de la sociedad e incluso castigaban corporalmente a

los que se dejaban atacar por esas enfermedades engendradas por falta de aseo. Por

eso instituyeron y consagraron ceremonias de abluciones, de baños, de bautizos, de

purificaciones incluso mediante el fuego y por medio de las humaredas aromáticas

del incienso, de la mirra, del benjuí, etc.

De suerte que todo el sistema de las máculas, de todos esos ritos de cosa puras o

inmundas, degenerada más tarde en abusos y prejuicios solo estaban basados, en sus

orígenes, sobre la juiciosa observación que hombres prudentes e instruidos habían

hecho de la extrema influencia que la pulcritud del cuerpo, en las ropas y en el

Page 163: Reflexiones sobre la columna de la belleza RH M Gongora.pdf

160

hogar, ejerce en su salud, y como consecuencia inmediata, en la salud de la mente y

de las facultades morales.

Así pues, todas las virtudes individuales tienen como finalidad, más o menos dire-

cta, más o menos próxima, la conservación del hombre que las practica. Mediante la

conservación de cada hombre, tienden a la de la familia y a la de la sociedad que se

componen de la suma reunida en todos los individuos.

La pulcritud observada por los masones debe servir de ejemplo para el mundo pro-

fano. El masón debe ser muy pulcro en la manera de expresarse ante sus hermanos

y mucho más cuando lo hace dentro de la sociedad.