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REFLEXIONES SOBRE LA AUTOCONSTRUCCION DEL HABITAT POPULAR EN AMERICA LATINA Víctor Saúl Pelli Mario Lungo Gustavo Romero Teolinda Bolívar PROGRAMA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA PARA EL DESARROLLO CYTED XIV. B VIVIENDO Y CONSTRUYENDO CYTED

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REFLEXIONES SOBRELA AUTOCONSTRUCCION DEL

HABITAT POPULAR EN AMERICA LATINA

Víctor Saúl Pelli

Mario Lungo

Gustavo Romero

Teolinda Bolívar

PROGRAMA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA PARA EL DESARROLLOCYTED XIV. B VIVIENDO Y CONSTRUYENDO

CYTED

PROGRAMA CYTEDCIENCIA Y TECNOLOGIA PARA EL

DESARROLLO

SECRETARIO GENERALDoctor Jesús Sebastián

SUBPROGRAMA CYTED XIV

TECNOLOGIAS PARA LA VIVIENDA DE INTERES SOCIAL

COORDINADOR:Dr. Arq. Luis Silvio Ríos

RED CYTED XIV. BVIVIENDO Y CONSTRUYENDO

AUTOCONSTRUCCION PROGRESIVA YPATICIPATIVA

COORDINADORLic. Edin Martinez

PROGRAMA DE CIENCIA Y TECNOLOGIA PARA ELDESARROLLO RED CYTED XIV. B

VIVIENDO Y CONSTRUYENDO

REFLEXIONES SOBRELA AUTOCONSTRUCCION DEL

HABITAT POPULAR EN AMERICA LATINACYTED

Víctor Saúl Pelli

Mario Lungo

Gustavo Romero

Teolinda Bolívar

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Indice general

INTRODUCCIÓN 6

PROLOGO 7

Autoconstrucción, el camino hacia la Gestión Participativa yConcertada del hábitat

Víctor S. Pelli 9

INDICE 10

La Autoconstrucción delHábitat Popular: Perspectivas frente a loscamb ios estructurales de la Economía y la Sociedad

Mario Lungo 41

INDICE 42

Las alternativas y opciones de la Autoconstrucción de vivienda enAmérica LatinaGustavo Romero 67

INDICE 68

La Autourbanización y la Autoconstrucción en la Producción delas Ciudades Latinoamericanas: Piezas para armar una críticaTeolinda Bolivar 97

RESUMEN 99

IntroducciónA partir de los años 80, pierde fuerza la reflexión global teórica sobre el

tema de la autoconstrucción de vivienda de interés social, provocando un vacíoque es necesario contribuir a llenar desde todas las perspectivas posibles.

Posteriormente a ese período, se han desarrollado un sinnúmero de estudiosde casos empíricos, que han introducido a la discusión nuevas facetas, comovincular la autoconstrucción con el asentamiento, la obtención de infraestructuratécnica y social, la creación de actividades generadoras de ingresos, laorganización comunal y barrial, la cultura popular que crea, y últimamente, eltema ecológico y de género.

En todos nuestros países, la autoconstrucción de vivienda constituye laprincipal fuente de producción de hábitat para los sectores populares urbanos,a tal punto que esas formas de autoconstruir, han servido de inspiración aprogramas oficiales en distintos países y ciudades del Tercer Mundo.

No obstante, estas formas de apropiación de experiencias populares porparte de los Estados, si bien han favorecido los procesos de construcción deviviendas para los sectores de bajos ingresos, también han contribuido aprofundizar las desigualdades sociales, evidenciando que no todas lasconcepciones posibles de políticas habitacionales, tienen un lugar para laautoconstrucción.

Carece de sentido el esfuerzo de promover la adopción de laautoconstrucción, si no se asegura su coherencia con la estructura de gestiónhabitacional en la que se la pretende insertar, estructura que básicamentedebe estar centrada en el protagonismo de la gente, en las decisiones desolución de sus propios problemas, así como en sus necesidades de inserciónno segregada y en igualdad de derechos, en el sistema socio-urbano vigente.

La pregunta que debe ser respondida es la siguiente: ¿tal como están siendoadoptadas por los Estados, constituyen las distintas modalidades deautoconstrucción, una respuesta al multidimensional problema de la vivienda?.Esta interrogante puede ser respondida si se vuelve a la reflexión teórica delproblema, basándose en las ricas experiencias hasta ahora acumuladas.

Este libro que testimonia la necesidad actual de volver a la reflexión sobreel tema, constituye una valiosa contribución de la Red XIV.B del ProgramaIberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo -CYTED-, auncuando estamos conscientes de que la temática no se agota con los aportesde los cuatro autores aquí presentados.

Edín Martínez .

Coordinador Red XIV-B

PROLOGOEn este volumen se hablará de una idea, de un proceso, y también de un conjunto de palabras,

que empezaron a tomar forma alrededor de los años 50 y 60, casi al mismo tiempo en que la crisislatinoamericana de vivienda (y de pobreza) adquirió la fisonomía con que llega al día de hoy. Eneste proceso intervino la propia gente sin techo, la gente con techos que ellos se hacen con susideas y sus medios, y la gente con techos que ellos se hacen con las ideas y los medios de otros.En algún momento empezaron a incorporarse al vocabulario de la «vivienda social» palabrascomo «ayuda mutua», «esfuerzo propio», y también «autoconstrucción». Se desarrollaroninnumerables experiencias con esta idea y estas palabras, en los gobiernos y en los grupos queahora se llaman organizaciones no gubernamentales. Estas experiencias empezaron en seguidaa ser acompañadas de indispensables trabajos de evaluación y de reflexión. Y también hubomemorables debates, que reflejaron no sólo el pensar y sentir de sus actores en torno a la vivienday á la gente sino también sus compromisos con diferentes formas de entender la sociedad, susproblemas y sus modos deseables de evolución. «Este debate...cesó, de alguna manera, acomienzos de los 80, cuando se hizo obvio que había argumentos atendibles de ambos lados dela confrontación de posiciones, mientras que al mismo tiempo la discusión traía poca ayuda a lasolución de los problemas de cada día de la gente de los tugurios y de los asentamientosirregulares» 1 . Ha pasado casi medio siglo desde que este proceso se puso en marcha y aquellaidea y aquellas expresiones siguen activas. Mientras tanto, la asombrosa historia reciente hatraído tantas modificaciones al escenario y a las reglas de juego, que se hace poco menos queindispensable preguntarse qué es lo que hoy tenemos entre manos y cuál es hoy la naturaleza delproblema que hemos estado y estamos enfrentando.

En la Red CYTED. XIV. B., «Viviendo y construyendo», se han reunido, con el propósito depotenciarse mutuamente en su labor de acción directa, de reflexión, de difusión y de promoción,un conjunto significativo de personas y organizaciones dedicadas a la vivienda en toda la AméricaLatina que coinciden en su adhesión a la idea amplia de autoconstrucción, sin entrar aún adiferenciar sus variantes. En la mesa de gestación de la Red, en la reunión de San Salvador, ennoviembre de 1992, así como en las reuniones preliminares en Santiago de Chile, en 1991, sesintió como imprescindible la clarificación y actualización de la idea nucleadora. El Subproyecto 3de la Red, establecido como línea de acción para llevar adelante esta tarea, se propuso iniciar (oreiniciar una vez más), con este mandato, el proceso de lectura e interpretación, a la luz de lasnuevas pautas, de las lecciones que pueden extraerse de toda la experiencia acumulada.

Antes de entrar a comentar la elaboración de este trabajo, viene al caso recordar que en losaños ’60 y ’70 se produjeron también, además del intenso debate teórico centrado en elprotagonismo de la gente, otros sucesos significativos, con una orientación similar: Por un lado,aquel fue el momento de nacimiento de muchas de las organizaciones y proyectos institucionalesque han jugado un papel histórico en Ia evolución y en el esclarecimiento de la concepción de lagestión habitacional centrada en la participación de la propia gente. No pocos de ellos están hoyrepresentados en esta Red o en otros Proyectos y Redes del Programa CYTED 2 . Por otro, seconcretó en 1976, con el nombre de Hábitat la reunión mundial sobre la vivienda popular másnumerosa, representativa y significativa de todas las que se habían producido hasta el momento,con un marcado giro hacia lo social y lo urbano, hacia la gente, por contraposición a las habitualesreuniones sobre tecnología, sobre financiación o sobre tipología de diseño. El proceso al que sededica este volumen, y muchas de sus protagonistas, no fueron ajenos a la orientación general nial contenido de las propuestas que se gestaron en la reunión de Hábitat.

La red quiso aludir a este período de aproximadamente veinte años de vida de lasorganizaciones, de «suspensión del debate», de acumulación de experiencia, y de vigencia delas conclusiones de la reunión de Hábitat, al bautizar a este Subproyecto con el nombre: «LASLECCIONES DE LAS EXPERIENCIAS DE VIVIENDA POPULAR EN 20 AÑOS EN AMÉRICA

LATINA. BASES PARA EL FUTURO».

También está en las intenciones de la Red encaminar su aporte a la gran tarea evaluadora yreorientadora que se propone para 1996, la reunión Hábitat II.

Los escritos que se reúnen en este trabajo son el resultado del encargo efectuado por la Reda los arquitectos Teolinda Bolívar, Mario Lungo, Gustavo Romero y Víctor Saúl Pelli. Algunosotros compañeros iniciales de trabajo han ido, a su pesar y al nuestro, debiendo apartarse delProyecto, exigidos por la intensa dinámica de sus responsabilidades en sus puestos de trabajo.En cuanto a los cuatro documentos que finalmente se reúnen en este trabajo, no hace faltaextenderse en hacer notar que han sido desarrollados desde distintos niveles de experiencialaboral, distintas radicaciones nacionales, distintas bases ideológicas y también distintos «estilos»e historias personales, porque todo esto se hará evidente en la lectura y es, creemos, lo que laenriquece. La tarea conjunta se desarrolló a distancia; quedará para otra instancia la elaboracióncompartida personalmente y entremezclada en mesas de discusión, indudablemente másintegradoras de contenidos y resultados que los fax, los teléfonos y el correo rápido.

Estos documentos no pretenden por cierto el lugar de aquellos escritos, ya históricos, queveinte años atrás dieron forma y vida al debate, pero sí sumarse y estimular la vuelta a la prácticade formular preguntas, objetar, reflexionar y aventurar hipótesis en torno al significado de lasformas en que la gente puede y debe hacerse cargo de las acciones públicas de solución de suspropios problemas habitacionales. Se pretende con esto, quizá a riesgo de fuertes refutaciones alos mismos trabajos que aquí se reúnen, activar aún más y comprometer a la comunidad depersonas y organizaciones que tienen empeñada su vida en la conformación de un hábitat dignoy equitativamente distribuido, a hacer lo que ya es tiempo de hacer: someter a intenso examen sulabor de todos estos años, clarificar y dar coherencia a sus bases teóricas y sus esquemasoperativos, entender y ajustar su posición dentro de la difícil trama del mundo actual, e incrementarsu incidencia en la solución global del problema de la vivienda de los sectores populares ennuestras sociedades, cada vez más duro, cada vez más evidente, cada vez más contrastante, ypor todo esto cada vez más difícil de admitir.

Resistencia, Octubre 1994.

Víctor Saúl Pelli

Coordinador Subproyecto 3

Red CYTED XIV. B., «Viviendo y Construyendo»

(1) Mathey, Kosta: «Positions on Self-Help Housing» en «Beyond Self-Help Housig»; Editor:Mathey, Kosta; Ed. Mansell, London: 1992. (traducción de VSP para este prólogo).

(2) CYTED: El Programa de Ciencia y Técnologia para el Desarrollo nació en 1984, con lapromoción de In Cooperación Española y bajo la conducción de los Organismos Nacionalesde Ciencia y Técnica de todos los países latinoamericanos, España y Portugal El Programaabarca numerosos Subprogramas, dedicados cada uno a una rama o a un tema especHicode la ciencia o de la técnica Entre estos, el Subprograma CYTED. XIV, «Tecnologías paraVivienda de Interés Social», puesto en marcha en 1987 por el Dr. Ing. Julián Salas Serrano,quien lo condujo hasta 1993 dió nacimiento y cobijo a diversos Proyectos específicosdirectamente relacionados con la vivienda. El primero de estos Proyectos, el XIV.1. «Autoconstrucción, construcción progresiva y participativa», fué el que, al concluírse, aseguróuna continuidad de su tema de trabajo poniendo en marcha Ia actual Red XlV.B, «Viviendo yConstruyendo, Construcción Progresiva y Participativa».

Victor Saúl Pelli *

AutoconstrucciónEl camino hacia la Gestión Participativa

y Concertada del Hábitat

* Arquitecto en la U.N. Buenos Aires, 1960. Director del Instituto de Investigación y Desarrolloen Vivienda (IIDVI) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U.N. del Nordeste (Choco,Argentina), que fundó en 1967, y del Instituto para la Comunidad y el Hábitat, (ICoHa),Organización No Gubernamental. Profesor de «Introducción a la Viviendo Económica» en lacarrera de Arquitectura de la UNNE, creada según su proyecto. Investigador en categoríaIndependiente y miembro de la Comisión Asesora del CONICET sobre Arquitectura y Hábitat.Ex Jefe de Misión Técnico de lo OEA en la República Dominicano. Ex Jefe del ProyectoCYTED-D XIV.1 «Autoconstrucción: Construcción Progresiva y Participativa».

INDICE

1. Introducción

2. La presencia de la autoconstrucción en la evolución de laspropuestas de política habitacional en América Latina.

3. El marco conceptual propicio

4. Perfil de un modelo de gestión habitacional participativo, adecuadoa las necesidades de los sectores populares urbanoslatinoamericanos y compatibles con las condiciones de contexto

5. La aptitud de las distintas acepciones y categorías deautoconstrucción, para el Desarrollo de políticas de viviendaorientadas hacia el perfeccionamiento de la gestión popular delhábitat.

6. Una reflexión sobre la cogestión del hábitat.

7. Bibliografía

IntroducciónAutoconstrucción es la palabra clave que, más

que identificar, representa y simboliza unaconcepción global del abordaje de los problemashabitacionales de los sectores populares de AméricaLatina.

El concepto de autoconstrucción, que ha venidotomando forma, como eje de una corriente deopinión, propuestas y acciones, aproximadamentedesde la década de los ́ 50, ha venido también desdeentonces evolucionando en sus significados y en susformas y criterios de implementación. Al presentees común encontrarlo en diferentes versiones, consignificados superpuestos y no coincidentes, a vecesdirectamente contradictorios. Todas estas versionestienen, sin embargo, un núcleo de significado encomún: en todas ellas se plantea la inclusión de loshabitantes en el proceso de producción de su propiasolución habitacional. Este núcleo es sólido y marcauna profunda diferencia con todas las propuestasde gestión hobitacional que excluyen al habitantedel proceso de resolución (y que continúan gozandode la predilección de los sectores dominantes). Estan fuerte este rasgo de diferenciación con otrasestrategias de gestión que termina por contribuir ala falta de precisión en cuanto al significado de losformas, muy distintas entre sí, de entender y propiciarla inclusión de la gente, que se expresan a travésde las distintas acepciones de autoconstrucción.

Una revisión de la evolución del concepto deautoconstrucción en la historia de los políticashabitacionales latinoamericanas, aún dentro de laslimitaciones de extensión de un trabajo como elpresente, hará las veces de camino introductorio auna clarificación conceptual de estas distintas formasde concebir la autoconstrucción:

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La presencia de la autoconstrucción en laevolución de las propuestas de política

habitacional en América LatinaEl tiempo de afloramiento de la crisis habitacional latinoamericana con sus

rasgos actuales: masividad, pobreza extrema, urbanización, desborde de losmecanismos formales-legales de organización de la ciudad, segregación socialy espacial, fue coincidente con la post-guerra europea, fuerte punto históricode inflexión en las corrientes de influencias, presiones y condicionantes de lasque nunca dejaron de depender las estructuras sociales y económicas de lospaíses latinoamericanos. En un plano específico (en relación a la vivienda),los países directamente involucrados en la contienda desarrollaron y exhibieronuna intensa actividad de reconstrucción a cargo de los estados nacionales entren de recuperar calidad de vida y capacidad productiva. Esa actividad, y losmodelos de gestión que se desarrollaron, ejercieron fuerte influencia sobre lasactitudes de los estados latinoamericanos frente al problema habitacional, alamparo de los esquemas de política económica que estaban siendo adoptados,y dentro de los cuales estos modelos de gestión habitacional se insertabancomo instrumentos coherentes de «acción social». Fue también el tiempo dela generalización de un modelo de vida y de relación social y domésticafuertemente identificado con los paradigmas generales de la modernidad. Lasacciones habitacionales de algunos estados latinoamericanos de la décadadel 50, incluyendo aquellos sometidos a regímenes dictatoriales, registranexperiencias de incorporación sin transiciones (y también sin análisis críticosni tentativas de adecuación a una realidad diferente) del modelo «moderno»en sus políticas habitacionales, ya sea en su versión refinada dentro de loscánones de lo que en arquitectura se llamó y se llama «movimiento moderno»,ya sea en versiones menos estrictas en cuanto a las formas arquitectónicas,pero igualmente categóricas en cuanto materialización de un patrón cultural.No se trató ciertamente de una opción por estilos arquitectónicos, sino de unaopción general, más o menos consciente, por un modelo de sociedad, decultura, y de estrategia de producción y acumulación, coherente con lasestrategias de desarrollo, fuertemente modernizantes, adoptadas por losestados latinoamericanos por aquellos tiempos. Opción por otra partecontradictoria con el mantenimiento de un esquema crudamente dual desociedad que no alcanzó nunca a desdibujarse del todo, en la mayoría denuestros países, desde la primera irrupción e instalación de los europeos enla región (Romero, J. L. 1976).

Alrededor de la década de los '50, también, las consecuencias ycontradicciones de este trasplante ajeno a las circunstancias y a los actores

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sociales involucrados comenzaron a hacerse sentir y observar a través de losembriones de planteos críticos, o simplemente alternativos, con suscorrespondientes contrapropuestas, que fueron cobrando desarrollo en lasdécadas posteriores. Este desarrollo siguió dos vertientes: desde algunossectores empresarios y profesionales de la construcción, la preocupación porreducir costos y tiempos del proceso de producción y por mejorar la calidadmaterial de las viviendas mediante sistemas y procedimientos constructivosinnovadores fue el punto de arranque de una corriente de impulso a los sistemasde prefabricación y de industrialización, fuertemente alimentada desde lospaíses europeos, del oeste y del este. Esta corriente adscribía en todos suspuntos al paradigma de modernidad, tendiendo sólo a perfeccionar sus modosde materialización, precisamente como un avance y una mayor definición enesa dirección. Hubo sólo muy contadas excepciones a esta tendencia, quedesarrollaran, por ejemplo, la prefabricación y la industrialización comoherramientas facilitadoras de la participación social. Simultáneamenteempezaron a producirse, en otros sectores profesionales e institucionales,cuestionamientos a la solución del problema habitacional calcada de losmodelos urbano-modernos de vida, de vivienda y de gestión habitacional, a lavista de los aspectos propios y característicos de la realidad latinoamericanaque resaltaban sus fuertes diferencias con los de la situación europea. Másque en el producto y en el proceso de construcción, la atención fuegradualmente centrándose en la gente en sus reacciones frente a las solucioneshabitacionales provistas por el Estado, en el «descubrimiento» y revalorizaciónde sus expectativas de vida y de sus prioridades, en el «descubrimiento« delas potencialidades positivas de sus modos espontáneos de solucionar supropio problema habitacional, y en la clarificación del fuerte efecto de cadamodelo posible de proceso de solución habitacional sobre los aspectoscualitativos del proceso troncal de incorporación de los sectores populares ala trama de la sociedad urbana. Esta fue una de las oportunidades en queempezó a aplicarse el término y el concepto de autoconstrucción,identificando en este caso los procesos obligada e involuntariamenteautónomos a través de los cuales la propia gente encara la resolución desu problema habitacional, con talento y tenacidad, pero sin recursos nimarco institucional suficiente para llegar a soluciones plenamentesatisfactorias.

En algunas instituciones, incluso en algunos países latinoamericanos, através de sus esquemas de política habitacional, y en determinados casoscon la presencia y la acción inductora de países externos a América Latina (p.ej. Alianza para el Progreso: Burguess, 1992), comenzaron a ensayarsepropuestas de inclusión de los habitantes en las soluciones habitacionales.Algunas de estas propuestas apuntaron básicamente a la reducción de costos

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de asistencia y, accesoriamente, a la reducción de reclamos en la etapa deuso de la vivienda, comprometiendo a los habitantes en el aporte «sin costo»de su mano de obra en la construcción de sus propias casas. Los esquemasde producción fueron diseñados de manera acorde con este punto de partidaconceptual: el habitante se incorporaba como mano de obra a la construcciónde modelos de vivienda y de urbanización concebidos por profesionales, en lamayoría de los casos sin consulta a los propios usuarios-constructores; enotros, con consultas «encerradas», sin demasiado margen para la introducciónde opciones por parte de los «beneficiarios». A esta modalidad de accióntambién se le aplicó, y lo conserva, el nombre de autoconstrucción.

Aproximadamente en la misma época comenzaron también a tomar formapropuestas fuertemente influidas por hallazgos en otros campos de trabajo Yreflexión, como el de la educación popular, el de la promoción comunitaria, elde la promoción de la salud, o el de la extensión agropecuaria, que reconocenla necesidad de replantear el criterio de acción social (en nuestro caso, el deacción habitacional) sumando, al aporte de recursos financieros y técnicosdentro de procesos de resolución de necesidades, la cesión (o restitución) deespacios de poder a los propios habitantes para que puedan hacerse cargode los procesos, e 'incluso de los recursos financieros aportados desde «afuera»(en rigor no es desde afuera sino desde el Estado y desde otras institucionesde la misma sociedad a que pertenecen los «beneficiarios») paraimplementarlos: en la práctica estos hallazgos condujeron a modelos de acciónen los que a los «beneficiarios» de las acciones institucionales de vivienda, loshabitantes, les cabe el protagonismo en las decisiones de diagnóstico, solución yprocedimientos de solución, así como en el control y administración de los procesos.El aporte «externo», financiero, técnico, jurídico, político, se diseña e implementa demanera de alimentar el accionar de grupos de decisión, control y gestión, integradospor los habitantes, los técnicos y la mayor cantidad posible de actores involucradosen los procesos de resolución. Estas propuestas implican fuertes cambios, frente ala idea convencional de acción habitacional, en la noción física y simbólica de vivienda,en la concepción de sus formas de uso y de sus formas de producción y,significativamente, en las relaciones de poder entre los actores, los «naturales» ylos «externos», del proceso de resolución. El término autoconstrucción tambiénapareció asociado o aplicado a esta modalidad de acción.

Estas tres formas de aplicación del término autoconstrucción, sobre cuyasprofundas diferencias no hacen falta mayores comentarios, suelen presentarsehoy entremezcladas en una misma propuesta, sin diferenciación y sin unaclara percepción de las confusiones a que conduce, potencialmente oefectivamente, la superposición de significados.

La confusión no sólo ha sido el origen de fuertes obstáculos para la puesta

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en vigencia de aquellas formas de la autoconstrucción que desde una ópticade genuina participación pueden apreciarse como positivas dentro de estastres versiones, sino que también ha ofrecido puntos indebidamente vulnerablesa la crítica, que encontró y encuentra en las propias contradicciones ysuperposiciones del uso del concepto, motivos atendibles y argumentos para,por lo menos, poner en duda sus beneficios sociales y su eficacia.

Si bien se las percibe como la expresión de distintos puntos de vista vigentesactualmente sobre la participación popular, se podrá identificar aún másajustadamente estas distintas acepciones si se las entiende también comodistintas etapas históricas de! proceso de esclarecimiento del significado socialde acción de vivienda; es decir, el esclarecimiento del significado de la soluciónhabitacional en la experiencia de vida de los propios habitantes, en su difícilproceso de asimilación a la ciudad y a la sociedad urbana moderna con suinevitable movimiento de creación de formas nuevas y propias de inserción enellas; en su proceso de superación (o de consolidación) de estados ancestralesde sometimiento con respecto a los sectores sociales hegemónicos(económicos, políticos, profesionales, rituales), y en su proceso deenfrentamiento y superación de su crítica y para ellos, en rigor, incomprensiblesituación de pobreza. Este proceso de esclarecimiento, tanto teórico comoempírico, ha ido poniendo en evidencia el significado del proceso mismo deresolución habitacional como una de las experiencias troncales de vida de lasfamilias, con fuerte incidencia en la generación de sus modos de relación internay externa, su inserción social, sus pautas culturales, sus compromisoseconómicos y su salud. Consecuentemente, ha ido generando también unaconciencia de la necesidad de incluir, de manera ineludible, este significadoentre los factores determinantes del diseño de los procesos de soluciónhabitacional.

En la historia del desarrollo de modelos de gestión habitacional pública, laprimera interpretación de la carencia de vivienda como mera necesidad dedisponer de un conjunto de bienes ha dado origen a determinado tipo derespuestas. La interpretación más evolucionada de carencia de vivienda comonecesidad de un conjunto de bienes insertados en una trama de servicios einterrelaciones, originó un tipo más evolucionado de respuestas habitacionales:Aquellas experiencias «primitivas» de atención al problema habitacionalconstruyendo cantidades de casas, según tipologías arquitectónicas de origeneuropeo, sin mayor atención a su inserción en la trama funcional y social urbana,debieron dejar paso a las experiencias más evolucionadas de construcción deconjuntos habitacionales según una noción de hábitat urbano integrador de launidad residencial (la casa) al sistema urbano: funcional, productivo y cultural.En los hechos esto significó la incorporación, dentro del concepto de solución

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habitacional, de las previsiones de infraestructura de servicios y de buen accesoa la trama urbana y, de manera un poco más reticente, la inclusión deequipamiento básico para servicios sociales. Esta versión mas evolucionadano dio, sin embargo, situaciones tan satisfactorias como se esperaba. En ungrado aún más afinado de percepción, el cada vez mejor conocimiento, porparte de algunos sectores profesionales e institucionales, de los datos desituación y de identidad de los sectores populares 'latinoamericanos, y tambiénlas repetidas crisis de no aceptación de conjuntos habitacionales evaluadospor los técnicos como «completos» e inobjetables, llevaron a leer la necesidadde vivienda, no sólo según aquellas dos versiones centradas en la carenciafuncional inmediata, sino además, y prioritariamente, como una expresión ensuperficie de la necesidad general y profunda de los grupos populares desuperar su conflictiva situación actual de no inserción en una sociedad y enuna cultura: La imposición, por la vía de la ayuda (la ayuda sería en este casola solución de vivienda impuesta por las instituciones), de modelos de vidadoméstica (grabados en los modelos arquitectónicos), de modelos de relaciónsocial (grabados en los modelos urbanísticos), de modelos de organizaciónproductiva (grabados en los modelos de producción y distribución de lasviviendas) y de modelos de compromisos económicos (a través de los sistemasde crédito), que no coinciden con sus patrones de comprensión, control,expectativas y posibilidades, y muy en particular con sus patrones de soluciónde problemas (Declaración de Salvador de Bahía, 1993), puede dar lugar a lascrisis de aceptación de soluciones habitacionales aparentemente impecables.Según esta interpretación la solución habitacional, además de proveer un conjuntode comodidades funcionales, debe producirse a través de un proceso de gestióndiseñado tomando en cuenta esa situación de extrema sensibilidad de la gente,no sólo al cambio sino a las formas del cambio. Un proceso diseñado de estamanera asegura la coherencia del producto con las necesidades y posibilidadesde la gente, como ellos las viven. La transformación positiva implícita y buscadacon la solución del problema habitacional no se limita, según esta interpretación,a los efectos de un cambio favorable de hábitat físico, sino a los efectos delproceso que conduce a ese cambio, como experiencia de vida de susprotagonistas. No sólo el hábitat físico debe proveer condiciones y estímulosfavorables, sino que aparece como indispensable que el proceso general degestión que incluye la transformación del hábitat físico, se constituya tambiénen una experiencia social transformadora, y coherente con la dirección, tambiéntransformadora, que se propone para sus resultados físicos.

Para quienes, a través de nuestras experiencias de abordar en la prácticael problema, a través del estudio y la reflexión, o a través de la construcción deun amplio consenso en torno a un conjunto de ideas, hemos ido arribando a laconvicción de que la inclusión de la gente en la gestación y en la conducción

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de los procesos de resolución de sus propias necesidades habitacionales esuna condición insoslayable para que el desarrollo de los procesos alcance suplenitud como acto de producción y como acto social, se hace necesariorescatar aquellas áreas de propuesta, dentro del hasta ahora impreciso yescurridizo concepto de autoconstrucción, que garanticen no sólo la inclusiónde la gente, pues esa inclusión, mal formulada, puede traducirse en el planotécnico en un mero entorpecimiento de un proceso de solución o, en el planosocial, en una forma más de sometimiento, sino que garanticen, también, quesea inclusión se produzca dentro de condiciones innovadoras en cuanto a lasformas de trato y de trabajo conjunto entre quienes pueden, tienen y sabenmás y quienes pueden, tienen y saben menos, o dicho de una manera aúnmás ajustada, condiciones que permitan la asociación, la acción conjunta y lavalorización recíproca de distintas formas de poder, tener y saber: Las dequienes prestan la ayuda, y las de quienes la reciben.

El marco conceptual propicioA los fines de este trabajo sería erróneo, o simplista, pretender que la

dinámica de autoconstrucción es buena para cualquier planteo de gestión ode política habitacional. Una política habitacional puede asumir diversasestructuras y fisonomías según el marco conceptual, explícito o tácito, en quese apoya, expresando filiaciones ideológicas más o menos claras; interesessectoriales más o menos protagónicos, más o menos evidentes, más o menosIícitos pautas culturales más o menos definidas, permeables o asimilables; ycapacidades intelectuales (en quienes formulan las políticas) más o menosdesarrolladas. No todas las concepciones posibles de política habitacionaltienen un lugar para la autoconstrucción. Realmente, carece de sentido elesfuerzo de promover la adopción de la autoconstrucción, entendida, como seintentará poner en claro más adelante, como autogestión integralmente asistiday equitativamente concertada, o como cogestión equitativa, si no se asegurasu coherencia con la estructura de gestión habitacional en la que se la pretendeinsertar, estructura que, básicamente, debe estar centrada en el protagonismode la gente en las decisiones de solución de sus propios problemas, así comoen sus necesidades de inserción no destructiva (para ambas partes) y enigualdad de derechos, en el sistema socio-urbano vigente.

Aparece como necesario referirse a un modelo de gestión habitacional conesas características, a través del análisis de lo que podrían ser algunos de susrasgos más definitorios. Esa presentación se hará aquí analizando lasrespuestas del modelo a un conjunto de cuestiones básicas:

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Perfil de un modelo de gestión habitacionalparticipativo, adecuado a las necesidades de lossectores populares urbanos latino-americanos ycompatibles con las condiciones de contexto.

Pautas

La condición participativa en un modelo de gestión habitacional, junto conla de adecuación a las necesidades integrales de los sectores sociales a losque se dedica, señalan que las claves del modelo deben encontrarse no sóloen los rasgos de las soluciones que debe producir, adecuadas a losrequerimientos y prioridades funcionales y biológicos y a los hábitos cotidianosde quienes van a hacer uso de esas soluciones, sino también en los de losmodos de gestión y de operación y en las estructuras organizativas,institucionales impresas en el modelo, que deben ser compatibles con loscódigos de comprensión, de comportamiento y de acción de la gente, los«beneficiarios» (Declaración de Salvador de Bahía, 1993) que, por definición,deben ubicarse entre sus operadores más significativos; y compatibles,también, y muy especialmente, con la imperiosa necesidad de la gente deexperimentar la gestión misma de la solución habitacional como un cambio dereglas de juego, como un proceso de transición formativa y restauradora haciauna condición de integración favorable, no sólo física, sino también, obviamente,social, dentro de la estructura de la ciudad moderna.

Las condiciones de contexto plantean exigencias al modelo: son muchas yrigurosas, y por ello su análisis daría otro carácter y extensión a este trabajo,pero tres de entre ellas son suficientemente indicativas: La insuficiencia derecursos financieros en relación a la escala social del problema; el paradigmaurbano-moderno de vida, en la casa y en la ciudad, como marco culturalpredominante y muchas veces único para la inserción en la ciudad; y el carácterde la ciudad como sistema múltiple (de funciones, de organización espacial,de interrelaciones, y de distribución de poder) que plantea exigencias complejasal nuevo elemento que se integra a él, y que al mismo tiempo experimentamodificaciones, estructurales y de significado, como consecuencia de laintegración del nuevo elemento. La integración nunca es automática, sino que,por su complejidad y por sus implicancias, pone en juego fuertes tensiones yrequiere, si se quiere que sea realmente modificadora y restauradora, un afinadotrabajo de negociación, no siempre fácil, fluido o libre de obstáculos, limpios o sucios.

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El modelo de gestión participativa caracterizado a travésde sus respuestas a un conjunto de cuestiones clave

La definición de vivienda, de criterio de prioridades frente a unasituación masiva de necesidades básicas de vivienda insatisfechas, y decriterio de resolución de necesidades básicas de vivienda.

En esta concepción, condicionada por la insuficiencia de recursosfinancieros, por la magnitud social del problema, por las expectativas deintegración favorable al sistema urbano, y por la necesidad de encontrarfórmulas adecuadas, en cada caso, al proceso de transición, la vivienda seentiende como un conjunto variable y desagregable en el tiempo, ya seaen un sólo proceso de producción o a lo largo de diferentes etapas, desituaciones, bienes y servicios cuya función es posibilitar a las familias onúcleos de convivencia desarrollar su vida doméstica según modos que integreny compatibilicen sus propias pautas con las de los sistemas, vigentes en sumedio de inserción, de satisfacción de necesidades y de interrelación yagrupamiento social. De acuerdo a esta definición, la vivienda puede «irconstruyéndose, concentrándose, habilitándose y/o usándose a lo largo deetapas y circunstancias diferentes y, con frecuencia, intercambiables» (Pelli,V.S.1992), como resolución-síntesis de las tensiones entre necesidadespropias, demandas y ofertas del medio, y disponibilidad de recursos.

Las necesidades básicas de vivienda son, desde este modelo, las quepueden ser satisfechas con aquellos componentes del concepto global devivienda que el conjunto de actores involucrados y, prioritariamente, loshabitantes, consideran imprescindibles para generar, como mínimo, situacionesy condiciones estables de supervivencia y de base sólida para la evolución,física y social, dentro del sistema urbano vigente. Aún cuando no alcancen aconformar lo que dentro de las convenciones de ese sistema se considerauna casa.

El concepto de necesidades habitacionales básicas se considera unaherramienta indispensable para garantizar una distribución equitativa de losrecursos disponibles, particularmente cuando uno de los datos predominantesdel '.problema es su marcada insuficiencia (ILO, 1977).

La resolución de las necesidades básicas de vivienda se materializa,en esta concepción, a través de los satisfactores que en cada tipo de caso elconjunto integrado de actores determina como imprescindibles y básicos en lasecuencia, en los tiempos y en las combinaciones más adecuadas para cadacaso. En relación a las concepciones de política habitacional consideradasconvencionales, se propone desplazar el centro de la definición de la habitualnoción de solución habitacional como obra física hacia su concepción como

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producción secuencial de transformaciones tangibles o intangibles(físicas, jurídicas o sociales) que se traduzcan en satisfacción denecesidades habitacionales prioritarias en la forma en que son sentidasy expresadas por grupos humanos específicos en situaciones específicas,y en acuerdo favorable con el sistema socio-urbano en el que se insertan.

La vivienda es siempre parte de un sistema, pero en la ciudad actual estose hace insoslayablemente evidente: La vivienda no es entonces, aún en lascondiciones dramáticas en que se dan, el problema y en muchos casos lasolución en la ciudad latinoamericana «moderna», solamente un asunto dequienes la habitarán (a la vivienda): Lo es también del conjunto socio-urbano.La solución del problema es un punto de concurrencia de intereses y deconcepciones de la ciudad y de la sociedad y, consecuentemente, el mejorplanteo de solución será aquél que ponga en evidencia esta concurrencia(que, inevitablemente estará de todos modos presente), que promueva laparticipación explícita de los actores interesados (no sólo la de los habitantes)con sus diferentes concepciones del esquema problema-solución, y que provealas condiciones para una negociación equitativa, a partir del objetivo deintegración socialmente favorable, propio del presente modelo de solución(Robirosa, C. y otros, 1990).

El significado social del problema habitacional de los sectorespopulares urbanos latinoamericanos.

El problema se ubica dentro de la tendencia global de los sectores popularesurbanos, sentida y vivida como necesidad (o como condición insoslayable),de integrarse a la sociedad urbana vigente en condiciones no degradantes(1).Sin embargo es importante subrayar que la insatisfacción de las necesidadeshabitacionales básicas se expresa, no exactamente en los códigos de lasociedad hegemónica a la que la gente aspira (y al mismo tiempo se vecompelida) a integrarse, ni tampoco en los términos de su cultura habitacionalprevia(2), sino en los términos de sus procesos y necesidades de comprensióngradual de estos códigos, y de evolución gradual dentro de esta sociedad,generando, inevitablemente su propia versión de vida urbana. Se trata de unanecesidad de transición o de tránsito, a dos niveles, de una situación deinsostenible desamparo dentro de la estructura social, a una situación de basepara la ejercitación de derechos esenciales, y de un sistema de hábitat (y devida social) a otro. Los satisfactores habitacionales básicos indispensablespara concretar la transición se definen en esta versión no sólo en términos demejor o peor respuesta directa a las necesidades sino también en términos desus posibilidades de ser asimilados, entendidos y operados por parte de susdestinatarios concretos.

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Desde este ángulo la acción de solución habitacional urbana se definecomo la generación de condiciones (físicas, jurídicas y sociales) adecuadaspara la transición hacia la integración a la sociedad urbana-moderna, conmodos de producción igualmente adecuados, financiera, técnica ysocialmente.

Es importante, por otra parte, prever que la asimilación a un sistema, comola organización social vigente, por parte de sectores tan significativos, requierela aceptación, por parte del mismo sistema, de su propia modificación, a travésde la introducción de pautas y condiciones nuevas aportadas por los actoresincorporados. Esto significa que es erróneo prever la solución de problemascomo el habitacional de los sectores populares, como simple réplica del modelode solución que los sectores ya integrados y consolidados en el sistema social-urbano aplican a sus propias necesidades, como si se tratara de una ampliación,en «versión económica», de las áreas residenciales desarrolladas para y poresos sectores. Los grupos incorporados no sólo necesitan generar su propiaversión del hábitat urbano moderno, (dentro de sus propias maneras de entenderla economía), sino que, por pasar a pertenecer a un conjunto, necesitan que sereconozca y acepte que el conjunto en su totalidad será inevitablementemodificado, cualitativamente, por la incorporación del nuevo elemento.

El papeI del Estado y de las instituciones frente al problemahabitacional de los sectores populares. El carácter de la acción deI Estadoy de las instituciones.

Así como es obvio que este modelo de esquema problema-solución carecede sentido desde una concepción de la organización social que suponga queal Estado (o a otras instituciones sintetizadoras del conjunto social) no le cabeningún papel en la solución del problema habitacional de los sectores populares,

(1) Esta acotación representa un punto clave de esta concepción de gestión habitacional, yprobablemente uno de los más difíciles de aceptar por los agentes de decisión Todas laspolíticas habitacionales vigentes presuponen la integración de los beneficiarios al sistemaurbano-moderno, pero, al centrarse en el hecho físico, lo casa, el agrupamiento o los serviciosno se proponen modificar las condiciones de subordinación y postergación de esos beneficiarios,claramente expresado en sus situación habitacional previa, autogestionada, del mismo modoque también estó expresada en ella su voluntad de superar esas condiciones, más urgente,quizá, que la de superar las malas condiones de hobitabilidad de su habitáculo inmediato. Lopremisa de producir la transición en y hacia condiciones físicas y sociales no degradantesintroduce una exigencia de recaudos y mecanismos muy poco usuales y de tan difícil ejecucióncomo de aceptación por los sectores sociales dominantes, pero totalmente factibles.

(2) Esto puede explicar los fracasos y la desubicación, comparables con los de los solucioneshabitacionales "modernas", de las soluciones alternativas que pretenden basarse en supuestos"modos de vida" de los habitantes, correspondientes a una imagen idílica de vida y producciónrural, que se encuentra muy lejos de los actuales expectativas de cambio de los pobladoresde la marginalidad urbana.

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(3) Desde esta concepción la expresión provisión de vivienda, empleada en los documentos delos organismos internacionales de mayor competencia, pierde su significado literal y debe serentendido sólo con carácter simbólico, de síntesis, en relación al concepto de aporte a lacogestión equitativa de la satisfacción de las necesidades habitacionales, que sería eladecuado. Sería significativo, con todo, que esta expresión comenzara o ser retirada de lostextos básicos sobre gestión habitacional.

el esquema tampoco es coherente con el criterio de resolución total delproblema por parte de las instituciones (entre ellas el Estado). El supuesto detrabajo de este modelo da, en cambio, como imprescindible, la voluntad ydecisión de la sociedad de participación y aporte a la solución de los déficitsde una de sus partes a través del Estado u otra de sus institucionescoordinadoras, reguladoras y compensadoras(3).

El aporte institucional se concibe en este modelo como el conjunto de todaslas categorías de recursos y de todas las formas de poder acumuladas en elconjunto social que, mediante su transferencia, pueden concurrir a lassoluciones apropiadas: Capacidad de financiación como expresión de laacumulación de poder económico; capacidad de generación, manipulación ytransferencia de tecnología como expresión de la acumulación de poderintelectual: Capacidad de gestión y capacidad de generación de marcos yespacios jurídicos institucionales apropiados como expresión de la acumulaciónde poder político. Es importante subrayar este criterio, más abarcador e integralque el más difundido, de una asistencia limitada a los aportes financieros ytécnicos, y una gestión limitada a la buena canalización de esos aportes.

En esta concepción se supone que las instituciones a través de las cualesla sociedad interviene en la solución del problema: a.: estimulan e inducen alos actores involucrados en el problema habitacional y en su solución,principalmente los propios habitantes, a hacerse cargo del proceso deresolución; b.: se integran a los procesos de resolución como uno de los actoresinvolucrados; c.: ponen sus aportes a disposición del conjunto integrado deactores involucrados; y d.: se inhiben de imponer la modalidad de aplicaciónde esos aportes.

El papel de los procesos de resolución del problema habitacional enel desarrollo de las familias y de las comunidades.

Esta concepción reconoce al proceso de resolución habitacional como unade las experiencias troncales de vida de la mayoría de la gente y en particularen los sectores pobres. La evolución implícita en la solución del problemahabitacional no se limita, según esta interpretación, a los efectos de latransformación física del hábitat, es decir a los cambios que la genteexperimenta cuando pasa a disponer de una vivienda mejor, sino también a los

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efectos del proceso que conduce a esa transformación, es decir a los cambiosque se van produciendo en la gente a través del esfuerzo de procurarse y vermaterializar la vivienda mejor. No sólo el hábitat físico debe proveer condicionesy estímulos favorables, sino que aparece como indispensable que el procesogeneral de gestión que tiene por meta que la transformación de la situaciónhabitacional se constituya también en una experiencia transformadora,coherente con el sentido social de su resultado. Según este criterio el procesode resolución se diseña y se implementa no solo en función de la satisfacciónde necesidades específicamente habitacionales, sino también en función de ladecisión de desarrollar este proceso como una experiencia de vida favorable ala necesidad de los habitantes de adquirir actitudes y aptitudes para undesempeño más adecuado a las exigencias funcionales de la vida urbana-moderna, a las reglas de juego de una estructura social formalmente planteadacomo democrática y al desafío de ganar (recuperar) en la situación real losespacios que les corresponden por derecho dentro de la estructura de unasociedad que por identificarse como democrática se pone a sí misma en laobligación de Ilegar a ser equitativa.

El control de los procesos de resolución habitacional.

La resolución satisfactoria de las necesidades habitacionales, aún cuandose limite a aquellas que se consideran básicas, es un proceso movilizador derecursos económicos de magnitud apreciable. Esta movilización no sólo semanifiesta en los efectos "finales" de resolución habitacional, con beneficioseconómicos directos e indirectos para los habitantes-sujetos de la soluciónhabitacional, sino que produce acumulación en los otros sectores que seinvolucran en las distintas etapas del proceso de resolución. Esta posibilidad deacumulación en beneficio de actores laterales y secundarios (si los identificamosasí en relación a los objetivos genuinos de las acciones) ha sido, en la mayoríade las veces, el principal factor de decisión en las políticas y en las operacionesde resolución habitacional dentro de la versión de estructura capitalista en quese desenvuelven la mayoría de los países latinoamericanos. Estos actores«secundarios», en virtud del poder adquirido con esa misma acumulación, sonlos que con frecuencia, en los hechos, cuentan con mayor espacio en lasdecisiones de política habitacional. En el modelo que se analiza aquí se tiene encuenta que dentro de la actual estructura económico-social de la mayoría de lospaíses latinoamericanos estos actores del proceso de producción aparecen comoparte necesaria, pero se reafirma su condición de secundarios y dependientes,y se privilegia a los habitantes específicos de cada caso de resolución, encuanto actores centrales y motivadores de las acciones, y principalesinteresados, en la función de control y determinación del flujo de recursosque concurren a la resolución de sus necesidades habitacionales.

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El modelo de gestión habitacional invocado en este esquema conceptualse centra en la premisa que privilegia el pleno protagonismo de loshabitantes en la gestión de sus soluciones habitacionales cuando éstasson implementadas con intervención de las instituciones. Desde esteesquema el concepto de autoconstrucción aparece como la forma operativaapta para la implementación de modelos de gestión adecuados. Y es aquídonde se hace necesario clarificar y precisar el significado de ese concepto,como un camino para la discusión de los niveles y de las formas en que elprotagonismo de la gente debe ejercerse.

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La aptitud de las distintas acepciones ycategorías de autoconstrucción para el

desarrollo de políticas de vivienda orientadashacia el perfeccionamiento de la gestión

popular del hábitat.

Al comienzo de este trabajo se identifican varias líneas de desarrolloconceptual y empírico que fueron produciendo distintas formas de ver y deentender (y también de motivar y en muchos casos manipular) la participaciónde la gente en la resolución de su problema de vivienda; formas de ver yentender la participación a las que se les fue dando, con intención pero sinprecisión, el nombre de autoconstrucción. Los párrafos que siguen estánorientados a facilitar la diferenciación de esas líneas y la clarificación de susdistintos significados. Estos significados se insinúan en los subtítulos que,entre paréntesis, siguen al título con que se denomina cada acepción. Se optópor conservar dentro de los títulos principales el término original,autoconstrucción, por su arraigo y por la carga simbólica que, pese a laconfusión de significados, ha ido acumulando en la historia de las accioneshabitacionales.

En los párrafos siguiente se intentará identificar las formas más adecuadasy precisas de entender, propiciar y articular esa participación de la gente en lasolución de sus problemas habitacionales, confrontando las distintasacepciones de autoconstrucción con el siguiente conjunto de requerimientosbásicos implícitos en el modelo de gestión habitacional propuesto:

• aptitud como herramienta de «provisión» de viviendas,

• aptitud como herramienta de desarrollo urbano,

• aptitud como herramienta para dar respuesta a las expectativas de lospropios habitantes, de lograr una integración favorable al sistema urbanovigente,

y

• aptitud para promover la evolución de las familias.

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La autoconstrucción espontánea y autónoma

(la autogestión espontánea y autónoma del hábitat popular)

En esta acepción, autoconstrucción es el nombre que se da a las accionesde solución habitacional llevadas a cabo por los propios habitantes,individualmente o en grupos, con sus propios recursos, según su propio criterio,sin aportes específicos (financieros, técnicos, legales, políticos) de lasinstituciones (incluyendo el Estado) o de otros sectores sociales, y conposibilidades limitadas (o sin posibilidades) de inclusión en los sistemas quela ciudad tiene desarrollados para que sus integrantes cuenten formalmente(legalmente) con acceso a sus satisfactores habitacionales y a otrossatisfactores esenciales.

La autoconstrucción espontánea y -obligadamente- autónoma, en lascondiciones en que se da en la actualidad en los sectores populares urbanosde América Latina (insuficiencia de recursos financieros; dificultad oimposibilidad de acceso directo al conocimiento profesionalizado de baseracional y científica; semi-ilegalidad; disponibilidad, entre los habitantes, decapacidades para la mano de obra de construcción; capacidad, en loshabitantes, de tolerancia al hábitat precario e insuficiente) ciertamente proveesoluciones habitacionales, pero en estas condiciones es la expresión dedificultades estructurales, parcial o totalmente insalvables, para proveero proveerse soluciones habitacionales satisfactorias. Estos son sus límites.Si bien en estas condiciones son máximas las garantías de que la solución esla respuesta a lo que los habitantes quieren, la desconexión con los sectoresprofesionales y la insuficiencia económico-financiera restan seguridades encuanto a la posibilidad de un reconocimiento exhaustivo de sus propiasnecesidades (es decir en cuanto a lograr coincidencia entre lo que quieren y loque necesitan) y en cuanto a la calidad de la solución, en cuanto respuestaprecisa a las necesidades.

Con respecto al desarrollo de la ciudad, la autoconstrucción popularespontánea y autónoma es una realidad de la ciudad latinoamericana actual yes, de hecho, parte del desarrollo urbano real. Sin duda seguirá siéndolo, portanto tiempo como se mantengan o fortalezcan las actuales reglas de juegoeconómicas, políticas y culturales de las sociedades latinoamericanas y desus ciudades.

Desde este encuadre, la autoconstrucción espontánea y autónoma, como

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dato para la elaboración de políticas de desarrollo urbano, da lugar a cuatroenfoques básicos, coherentes, cada uno de ellos con muy diferentesintencionalidades frente a la problemática social:

El primero es el que, por decisión política, condicionamiento cultural, oimposibilidad de percepción, niega su existencia;

El segundo es el que la admite, pero como una aberración, no aceptablecomo forma de desarrollo de la ciudad y con cabida en las normas y reglamentossólo en su carácter de fenómeno o conjunto de hechos a ser desalentados oimpedidos;

Un tercer enfoque, que también la considera una aberración, pero que lareconoce como un hecho masivo y característico, en permanente evolución, eimposible de frenar desde la formulación aislada de políticas de desarrollourbano. Desde este enfoque se generan dos tipos de actitudes de políticaurbana: un desentendimiento total, o un cierto grado de permisividad, a veces,incluso, introduciendo algún apoyo, para evitar los desbordes violentos o paraextraer provecho desde el punto de vista de la especulación proselitista.

El cuarto enfoque es el que considera a la autoconstrucción espontaneay autónoma como un dato de la realidad histórica de la dinámica urbana, consus propias características de ocupación y uso del suelo, tecnología, fisonomíay estilos de vida y, lo que es de mayor importancia, la considera la manifestaciónde un problema o de una suma de problemas a resolver, pero también unatoma de posición a través de la cual uno de los sectores de la sociedad urbana(el mayor en número pero el más desprovisto de poder), expresa y aporta suconcepción de la ciudad, de su vida en la ciudad y del crecimiento de ésta.Dentro de este enfoque, la respuesta en las políticas de desarrollo urbano esla de dar por valedero e incorporar ese aporte, con sus componentes positivos,y elaborar normas urbanas compatibles con las reglas de juego propias de laautoconstrucción espontánea y autónoma, que favorezcan la evolución de laciudad, no sólo en los. términos en que la entienden sus sectores dominantessino como la resultante equitativa de la visión y decisión de la totalidad degrupos sociales que la habitan y la conforman.

Los lineamientos conceptuales de este trabajo indican su afinidad con estecuarto enfoque. Pero se consideró importante poner en evidencia los tresrestantes pues no siempre aparecen en los análisis y en las decisiones tanclaramente diferenciados: Aún quienes adoptan criterios como los de este cuartoenfoque, por elaboración racional o por convicción ética o ideológica, puedenencontrarse apremiados, íntima e inconscientemente, por grabacionesculturales y psicológicas muy profundas que los impulsan a teñir sus decisionesy acciones con pautas que corresponden a algunos de los otros tres. El

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reconocimiento consciente de las diferentes opciones, les permitirá revisar,clarificar y ajustar sus propias actitudes(4) .

La acción de autoconstrucción autónoma, en el medio urbano, con susparticulares características, puede responder en parte a reflejos culturalesespontáneos, particularmente en el caso de los inmigrantes rurales, perobásicamente es el resultado de haber tomado conciencia de que uno no puedeentrar en el sistema que la ciudad tiene desarrollado formalmente paraprocurarse vivienda y otras soluciones esenciales. Significa saber que hayque arreglárselas por uno mismo, es decir físicamente dentro del tejido urbanopero funcionalmente fuera de su sistemas de gestión, y asumir las actitudesbásicas para darse, individualmente o en grupos con afinidad de situación,una solución por lo menos ambigua (al mismo tiempo dentro y fuera del sistema;al mismo tiempo legal o ilegal) a sus necesidades.

La autoconstrucción popular espontánea y autónoma es un indicador directode la ausencia o débil presencia de un tejido solidario y equitativo en laorganización social. Su sola presencia indica una «sociedad no justa». Por supropia definición no tiene posibilidades de ser considerada una herramientapara lograr una integración favorable, pero cabe reconocer su función deindicador e ilustrador de las posibilidades de los sectores más desfavorecidospara alcanzar esa integración, si son provistos de los recursos y, más aún queesto, si son admitidos y provistos de los espacios institucionales y jurídicosadecuados para intentarlo. Pero esto ya sería, en la categorización propuestaen este trabajo, autoconstrucción asistida.

La autoconstrucción espontánea y autónoma es una forma de reivindicacióny una manifestación pacífica de fuerza: Vista desde este ángulo es tambiénuna particular forma de integración al sistema urbano, pero sometida a lascondiciones y reglas de juego de la ciudad formal, que no dejan otros caminosa los sectores pobres que aceptar y someterse a durísimas condiciones devida o buscar condiciones más tolerables en la zona fronteriza entre lo legal ylo ilegal. Es una forma de ejercitar y «construir» una actitud ciudadana de

(4) No puede dejar de advertirse la equivolencio de estos cuatro enfoques con los que en nuestrasociedod se aplican, desde las posiciones de poder, ya sea en el plano institucional, ya sea enel de las relaciones entre personas, a situaciones críticos de lo vida y de la interrelociónsociol: la solud y la enfermedad, el delito, la reloción padres-hijos, la docencia. Esto observociónpermitirá entender que la actitud de un funcionario o un técnico responsoble de decisiones,frente a la autoconstrucción espontóneo/autónoma masiva, no sera sólo la consecuencio deun condicionamiento o de una consigna institucional sino también la expresión emergente desus íntimas tendencias y hábitos de respuesta personales, y de las del ámbito cultural a quepertenece, frente a hechos críticos que íntimomente no hon dejodo de ser consideradosanormales.

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defensa de condiciones mínimas de vida en un medio urbano adverso, y delucha por condiciones más propicias, pero no están dadas las condicionespara que pueda ser considerada una forma válida de integración favorable.Sería riesgoso y desorientador considerar las acciones de autoconstrucciónespontánea y autónoma, en estas condiciones, como originadoras o indicadorasde una evolución favorable en la integración de la gente a la sociedad urbana:Es más acertado pensar que sólo son factor y testimonio de su precariasupervivencia social y económica, e indicadoras de su condición demarginación.

La autoconstrucción urbana espontánea y autónoma, en la forma en quese da actualmente entre los sectores populares de las ciudadeslatinoamericanas (particularmente en lo que hace a la ausencia de apoyo einteracción integradora con el conjunto social y con las instituciones), si biendebe ser incluida como una realidad en los planes y decisiones de desarrollourbano, no puede ser considerada como parte de una política habitacional, esdecir, como parte de una política que dé por cierto que, en las condicionesestructurales de la sociedad latinoamericana actual, la gente más desfavorecida(y más numerosa) se basta por sí misma para resolver sus problemashabitacionales. Pero puede ser la base para ello, en soluciones concertadas,dentro del criterio de autoconstrucción asistida, concertada con el resto de lossectores sociales y dentro de una política de redistribución e integraciónequitativa de riqueza y poder.

La Autoconstrucción dirigida

(Gestión institucional del hábitat popular con participación de los habitantesen la construcción)

En esta acepción, autoconstrucción es el nombre que se da específicamenteal aporte de mano de obra de los habitantes en aquellas acciones en las quelas instituciones (generalmente pero no exclusivamente el Estado) se hacencargo de la solución habitacional, organizándola con el criterio de inclusión delos propios habitantes como mano de obra en la ejecución de las obras físicasy reservando para la institución y sus funcionarios y técnicos la definición delproblema, la definición de los satisfactores (listado de requerimientosfuncionales, emplazamiento urbano, diseño urbano, diseño arquitectónico), laorganización y dirección de los procesos de gestión y resolución, laadministración de los fondos destinados a la financiación de los procesos.

Será necesario detenerse en la clarificación de la expresión autoconstrucción

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dirigida que, dentro de las versiones del concepto de autoconstrucción, es laque presenta una definición más difusa: Por un lado es frecuente encontrar laexpresión autoconstrucción asistida aplicada a procesos en los que la«asistencia» se ejerce realmente como una dirección, sin intervención de loshabitantes en las decisiones; es decir que se están refiriendo a los procesosque, según la definición del párrafo precedente, son realmente procesos deautoconstrucción dirigida. Por otra parte, también es frecuente que la expresiónautoconstrucción dirigida sea aplicada a procedimientos que incluyen accionesen las que los habitantes tienen algún espacio para hacerse cargo por sí mismosde la conducción de algunas partes del proceso: Estas serían versionesembrionarias de autoconstrucción asistida. Se ha optado aquí por reservar ladenominación autoconstrucción dirigida sólo para aquellas acciones queresponden estrictamente a la idea de dirección, pues este criterio permiteidentifìcar algunos de los equívocos mayores y más perjudiciales para eldesarrollo amplio de la noción de autoconstrucción.

También se excluye de esta categoría, en este trabajo, a la actividad en laque la dirección de determinados procesos con especificidad técnica oprofesional es ejercida por profesionales y técnicos escogidos y convocadospor los propio habitantes. Si bien en este caso hay una conducción, la estructurageneral organizativa sigue siendo autogestionaria. Es más apropiado ubicareste tipo de acciones en la categoría de autoconstrucción asistida.

En situaciones de máxima pobreza es al menos entendible que la familiasin vivienda acepte que se le imponga, como condición para recibir algunasolución o mejora a su situación habitacional altamente insatisfactoria, elcompromiso de hacer una contraprestación en trabajo y de aceptar lasdecisiones y la conducción de quienes aportan los recursos, o de otros sectoressociales ajenos al mismo habitante.

Hipotéticamente, esta combinación permite reducir costos, y puede serorigen de un cierto grado de apego afectivo del habitante a la vivienda que haconstruido o ayudado a construir para sí mismo, aunque sin poder introducirsus criterios en el momento de pensarlo (su forma, sus prestaciones, su lote,su ubicación urbana), ni sus intereses en el momento de administrar suproducción. La certeza sobre estos beneficios es tema de discusión, pero aúnsiendo ciertos, el esquema no garantiza por sí mismo la calidad de la vivienda,en el sentido más profundo de calidad habitacional, que se refiere a lasatisfacción ajustada de los requerimientos y prioridades de las familiashabitantes, como ellos los viven y los sienten, dentro de los estrechos límitesimpuestos por los recursos disponibles.

Si «solución del problema de la vivienda» es sólo hacer casas, o

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asentamientos, poniendo el énfasis en los aspectos cuantitativos y de calidadconstructiva y, sólo en el mejor de los casos, de calidad habitacional, peroentendida como nivel de logro, dentro de los márgenes de un presupuestoinsuficiente, de una réplica mínima del modelo vigente de hábitat urbano-moderno, la autoconstrucción dirigida es una vía de solución, pero no correspondea un esquema genuinamente participativo de resolución habitacional.

Si la vivienda resultante de acciones de autoconstrucción dirigida esdiscutible en cuanto a sus aspectos cualitativos, también son discutibles lasacciones mismas en cuanto al papel que les cabe a los habitantes en ella: Enalgunos casos, su actuación se encuadra en esquemas organizativos similaresa los de la producción encarada con criterio empresarial lucrativo: La mano deobra del habitante simplemente reemplaza a la mano de obra contratada. Enotros casos, los habitantes se organizan dentro de esquemas de trabajo grupalpautados, controlados y reglamentados por las instituciones externas. En estosesquemas, que casi sin excepción reciben el nombre de «ayuda mutua», tienenpoca o ninguna cabida la compatibilización del proceso de solución habitacionalcon la organización de vida de los habitantes, que generalmente integran demanera compleja y turbulenta en un sólo «plan» las operaciones de soluciónde todas sus necesidades, de las que las habitacionales no siempre son lasprioritarias. Menor cabida aún tienen para permitir que los habitantes ejercitenroles y actitudes sociales, en el curso de la construcción de su vivienda, quedifieran y superen el rol que les es habitual, de sometimiento o por lo menossubordinación a los actores con mayor poder (económico, político, intelectual,social, ritual). Ciertamente los esquemas de autoconstrucción dirigida son muypoco aptos, sí lo son, para lograr la amplia inclusión de la gente misma, demodo que no experimenten en esta intensa relación con instituciones y personascon mayores recursos y poder las mismas vivencias que forman parte de suexperiencia cotidiana, profundamente degradante, cuando les toca actuardentro del conjunto de la sociedad urbana.

Con respecto al desarrollo de ciudad, la modalidad de autoconstruccióndirigida, con sus múltiples puntos de contacto y afinidad con las modalidadesconvencionales de solución habitacional (obra «terminada»/llave en mano),puede constituir, igual que éstas, un factor y un instrumento de un determinadotipo de desarrollo urbano, en cuanto constituyen herramientas para laconformación de la ciudad con amplio control de sus resultados físicos y socialespor parte de profesionales e instituciones. En este punto de análisis, como enotros, las limitaciones de la autoconstrucción dirigida radican en su propiadefinición: Se tratará de un desarrollo urbano encarado y concebido desde elpunto de vista de las instituciones, y de sus técnicos y funcionarios decisores.La autoconstrucción dirigida, por definición, no deja gran espacio a la inclusión

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en las decisiones de desarrollo urbano de los criterios, intereses y motivacionesde los sectores populares, como ellos los viven, sienten y expresan: No haylugar para decidir el tamaño y forma de los lotes, ni de las vías de circulación,ni de los espacios comunes. Mucho menos para la ubicación de su futuravivienda en la ciudad. Esta inclusión, aún en los casos de mejor voluntad ysolidaridad de técnicos e instituciones, sólo será la de la interpretación queéstos hayan logrado hacer, con menor o mayor fortuna, de aquellos criterios,interese y motivaciones.

En lo que hace a la promoción de la evolución de las familias, laautoconstrucción dirigida comparte con la modalidad convencional (vivienda«terminada»/llave en mano) sus posibilidades sólo parciales de promover eldesarrollo social y económico de las familias, mejoramiento y estabilizaciónde condiciones de confort doméstico y a través del incremento del patrimoniofamiliar. También desde cierta concepción de la educación y de la promociónsocial, las acciones dirigidas por expertos externos al propio grupo depobladores (educadores, profesionales de la construcción, promotoressociales), que incluyen adiestramiento y capacitación, pueden significar unpaso de evolución en las capacidades laborales y organizativas de las familiasy, por agregación, de las comunidades que éstas integran. Pero el límite de laautoconstrucción dirigida se encuentra en su propia definición, que no dejaespacios para los procesos espontáneos y/o basados en la concepción propiade los pobladores(5) y, sobre todo, centrados en sus modos y tiempos deevolución. En este trabajo se cuestiona la aptitud de las acciones dirigidaspara estimular las capacidades de desenvolvimiento social de los sectorespopulares. Más bien, se plantean dudas sobre si la actividad dirigida, quemantiene y refuerza el esquema de prioridad de los criterios (aunque sólofueran criterios técnicos) de los sectores «externos» con mayor poder, noconduce a un refuerzo de los hábitos (adquiridos forzadamente) de ocupaciónde roles y espacios sociales de dependencia, subordinación y, en los casospeor manejados, sometimiento.

Si bien es muy posible reconocer que la autoconstrucción dirigida, en laforma en que se define en este trabajo, puede jugar un papel en la solucióndel problema de producir soluciones en condiciones que escapan al alcance,o al interés, de los sectores de la actividad privada lucrativa, y también unpapel como vehículo para una cierta forma de acercamiento a la gente, esimportante no confundirla con un encuadre auténticamente participativo comoel que sustenta el modelo de gestión al que se orienta este trabajo: El análisis

(5) Merece tenerse en cuento el valor de la ejercitación del «derecho a equivocarse» por parte delos sectores con menor poder, como una forma educativa y fortalecedora de la copocidod deautodeterminación.

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de los párrafos precedentes indica que esta modalidad carece de lasposibilidades básicas de generar los efectos modificadores que la participaciónbien ejercida puede producir en la ciudad, en la sociedad urbana y en la actitudy en la vida de las familias.

La Autoconstrucción Asistida

(autogestión espontánea del óbito popular, con asistencia no integral)

(autogestión del hábitat popular, espontánea o inducida, integralmente asistida)

(autogestión del hábitat popular, espontánea o inducida, integralmente asistida,

socialmente integrado y equitativamente concertada)

(cogestión del hábitat)

Esta acepción se refiere a las acciones en que el aporte institucional la«acción habitacional» de las instituciones externas a los propios pobladores,se organiza con carácter de aporte y refuerzo del trabajo de autoconstrucciónespontánea y autónoma.

La estructura de las acciones de autoconstrucción asistida varía en funciónde tres factores:

• El carácter del aporte de origen externo a los propios pobladores(financiación, tecnología, gestión, cesión de espacio organizativo paraasumir responsabilidades y decisiones, conformación de espacio jurídico-institucional adecuado a sus acciones, etc.)

• Su grado o nivel de cobertura, organización y sistematización de lasacciones habitacionales: Desde los aportes ocasionales y esporádicos,hasta los aportes estructurados y sistematizados en la escala de unatotalidad de acciones y en función de objetivos finales explícitos.

• La mayor o menor equidad en los esquemas, introducidos en las accioneshabitacionales junto con los aportes y condicionados por estos, dedistribución y articulación de roles y de poder de decisión sobre procesosy productos, particularmente entre habitantes y actores externos, perotambién entre los distintos actores externos (Estado-nacional, -provincial,-municipal, ONGs, empresas de servicios públicos, organizacionesempresarias, etc.)

Para este trabajo interesa identificar algunas categorías fuertementerepresentativas de autoconstrucción asistida, diferenciadas por la incidenciade estos factores.

Una de estas categorías es aquella en la que la asistencia externa no

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alcanza a modificar la estructura propia de los procedimientos autogestionariosespontáneos, aunque sí puede reforzarlos y colaborar a arribar a mejoresresultados que los que se pueden lograr sin aportes externos. A esta categoríale cabe su identificación como autogestión espontánea del hábitat popular,con asistencia no integral.

Otra categoría es aquella en la que la asistencia externa es losuficientemente intensa e integral como para dar origen a estructuras de accióndiferentes de las propias de la actividad netamente autogestionaria-autónoma.A esta categoría le cabe su identificación como autogestión del hábitat popular,inducida, integralmente asistida, socialmente integrada y equitativamenteconcertada.

Una tercera categoría es aquella en la que por la magnitud, complejidad yvariedad de los aportes y por la forma equitativa de distribución de los roles ydel poder de decisión entre los actores, se desdibuja el esquema autogestióncon asistencia externa, y se organiza como gestión concertada entre la totalidadde los actores, o al menos la totalidad de los principales actores involucradosen un problema habitacional (Robirosa, Cardarelli y Lapalma, 1990). Estaforma evolucionada y genuinamente solidaria (y cabe reconocerlo, con algunosrasgos de utopía) de gestión, supera la aislación social que representa laautogestión, cuando la expresión se refiere a la gestión de un grupo o sectordentro de un conjunto mayor al que pertenecen, y merece una denominaciónmás específica, para la que se propone la expresión cogestión del hábitat.

No es el propósito de este trabajo profundizar en un desarrollo tipológicode corte académico: El análisis de las formas posibles de autoconstrucciónasistida podría llevar a una tipología más extensa y meticulosa, basada en unjuego de variables más ajustado. Sin embargo lo que interesa aquí es identificaraquellas categorías predominantes y repetidamente detectadas en la práctica,con rasgos y diferencias fácilmente visualizables, que ayuden a una depuracióncon fines prácticos de las definiciones de autoconstrucción.

En lo que respecta a sus aptitud como herramienta para arribar a formasde solución que respondan ajustadamente a las necesidades que las motivan,la modalidad de gestión a la que se aplica el nombre de autoconstrucciónasistida, en sus diferentes grados posibles de intensidad y diversidad de aportesexternos y de complementación equitativa entre los habitantes y otros actores,cuenta, por definición, con posibilidades de logro de niveles cualitativosaceptables, ya que por su planteo de base: El protagonismo pleno de loshabitantes, asegura respuestas ajustadas a sus necesidades, como ellos lasviven, compatibilizadas con la disponibilidad de recursos, el carácter de laasistencia y las condiciones estructurales de la ciudad. Esta certeza es más

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difícil de lograr si se refiere a la calidad constructiva y a la eficiencia cuantitativa(masividad, bajos costos y, sólo donde esto sea realmente necesario, tiemposreducidos): La modalidad de autoconstrucción asistida hace indispensable laadopción de mecanismos organizativos y técnicos coherentes con estascondiciones de trabajo, aunque novedosos y extraños frente a las formas«tradicionales» de acción habitacional, a fin de asegurar el logro de estosniveles de calidad y eficiencia(6).

La modalidad de organización que en este trabajo se denominaautoconstrucción asistida es una herramienta óptima de gestión habitacional,a condición de que no se la incorpore como una pieza adicional dentro de lasestructuras convencionales (mal entendidas como «tradicionales») de gestión,que de inmediato la rechazarían o desfigurarían (Turín, D., 1980), sino que seencaren dentro de procesos integrales de estructuración de mecanismos einstituciones guiados por principios de protagonismo de los pobladores enestructuras de gestión concertada y equitativa.

Con respecto al desarrollo urbano, es válido admitir que una decisión delas instituciones, particularmente del Estado, de dar apoyo a la autoconstrucciónentendida como autogestión popular del hábitat, y de brindar ese apoyo concarácter de asistencia o, en formas más perfeccionadas, con carácter decogestión, es de por sí una decisión de desarrollo urbano, en la medida enque reconoce a los sectores populares un espacio en las decisiones globalesde la ciudad y el derecho a incluir su propia concepción de la vida urbana, asícomo su propia concepción de la ciudad y de su forma de desarrollarse(7).

(6) Conviene oquí reiterar que en lo autoconstrucción asistida, según lo definición que se odoptóen este trobajo, el eje no poso por lo participación física de los pobladores en lo obra deconstrucción: este es sólo un componente en algunos de los modelos posibles. El eje pasa,en combio, por la amplia participación en el control de objetivos, procesos y resultados. Estecriterio compatible con la incorporación de los sectores formales de la producción (profesionales,empresos constructoras, bancos, etc.) en las acciones de autoconstrucción asistida, tambiénes compatible con el empleo de tecnología evolucionada, garantizando resultados técnica yeconómicamente satisfactorios. La asocioción cosi automática, y lamentoblemente muydifundida, de AUTOCONSTRUCCION con mano de obra de los hobitontes, ho sidohistóricamente una de las fuentes importantes de confusión y equívocos.

(7) A mediados de la década de los ’90 esta forma de entender desde las instituciones el desarrollourbano se encuentra muy lejos de la realidad de la mayor porte de las ciudades y nacioneslatinoamericanas, en las que lo concepción populor sobre la ciudad y su crecimiento seencuentra con serias dificultades para llegar, estructuralmente, a incidir en los decisionesinstitucionales. La asistencia a la autoconstrucción, o su formo mós ovanzada, la cogestiónequitativa de la construcción del hobitot, es uno formo factible de uno gestión urbono orientodoa uno ciudod solidorio y hocia uno distribución equitativa del poder: a la luz de las condicionesactuales de organización social, conviene reconocer que con algún derecho esta forma degestión puede ser vista como algo que se aproxima a la utopía. Esto no elimina los posibilidodesde este esquemo de cumplir con una función orientadora frente o situaciones menos ideales.

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En las etapas iniciales de la discusión de bases comunes para la elaboraciónde este trabajo el grupo de tareas propuso el concepto de «aptitud para laconstrucción de una ciudad más justa» como parámetro con el cual verificar laeficacia de las modalidades de autoconstrucción. En el curso de la elaboraciónse prefirió sustituir este parámetro, de fuerte carga simbólica pero difuso comoherramienta analítica, por otros que parecen asegurar mayor precisión. Almenos para una confrontación comparativa de las tres acepciones deautoconstrucción. Sin embargo pareció de interés incluir las reflexiones quearroja la confrontación en particular del concepto de autoconstrucción asistidacon la imagen de «construcción de una ciudad más justa»:

La autoconstrucción asistida aparece como un camino para llegal a unasituación de «ciudad más justa» desde la práctica de la solución de lasnecesidades habitacionales, pues indica la presencia de estructuras, o al menosde corrientes, de solidaridad y distribución equitativa de poder y recursos.Aquí corresponde detenerse en la precisión de la expresión «ciudad más justa»,que sugiere una «ciudad más justa que la actual», pero no se llesa a hablar deuna «ciudad justa»: se supondría que en este estado social, ciertamenteutópico, no se estarían dando situaciones que requieran que sectores conmayor poder «asistan» a otros con menos poder. En la lejana, quizáinalcanzable, «ciudad justa», los problemas habitacionales se estaríanresolviendo por cogestión entre sectores diferenciados por roles, por habilidadeso por rasgos, pero no por monto de poder.

En lo que hace a sus posibilidades de promover la evolución de las familias,si bien en el extremo «de mínima» de la escala de categorías deautoconstrucción asistida que se propone en este trabajo, se encuentranacciones de aporte externo o asistencia tan reducidas que sólo constituyen unrefuerzo operativo al esfuerzo de autoconstrucción espontánea y autónoma,con efectos mejoradores o aliviadores pero no sustancialmente promotoresde evolución, todo el conjunto de acciones de autoconstrucción asistida, ymuy particularmente todas aquellas en las que la asistencia se expresa comoactividad de facilitación, acompañamiento, complementación y aporte aldesarrollo de procesos autogestionados, se centra en el propósito de fortalecerla capacidad de desenvolvimiento social de los pobladores, a partir de premisasde igualdad de derechos de ocupación de espacios en la sociedad urbana.Esto conduce a un esquema de tareas quizá más laborioso para las institucionesque las modalidades más convencionales de solución habitacional (incluida laautoconstrucción dirigida), pero más conducente a una modificación favorablede los roles y espacios sociales desfavorables e insalubres que les tieneasignados a sus sectores más pobres la sociedad latinoamericana actual.

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Todas las variantes de autoconstrucción asistida apuntan a sustituir losmecanismos de gestión espontánea y autónoma de los propios pobladores,pero no sustrayéndoles, como ocurre con los mecanismos convencionales deprovisión de vivienda, lo mejor de esta forma de gestión, que es el ampliocontrol de procesos y resultados por parte de los pobladores, sino por elcontrario reforzando este aspecto, e incorporando recursos, cuotas de poder,elementos organizativos y reglas de juego que superen la condición deaislamiento estructural (aislamiento en relación a la estructura formal de lasociedad urbana) y desamparo en que se produce en los hechos la autogestiónpopular del hábitat.

La Autoconstrucción «Apropiada»

De todas las versiones de autoconstrucción en vigencia, la deautoconstrucción asistida, en su modalidad de autogestión del hábitat popularintegralmente asistida, socialmente integrada y equitativamente concertada,aparece como el conjunto de formas operativas y organizativas más compatiblecon un modelo de gestión participativa del hábitat como el que se perfiló eneste trabajo. Su incorporación al modelo implica la implementación de un seriede proposiciones; la primera: los pobladores (los de cada caso concreto) debenser los principales protagonistas de las decisiones y de los procesos de susolución habitacional; la segunda: los pobladores no pueden ser los únicosprotagonistas de las decisiones y de las responsabilidades, quedando lossectores «externos» en pura función de aporte de recursos, pues esto seríauna nueva versión, más «lujosa», de aislamiento social: La gestión habitacionaldebe estar en manos de una «mesa de negociación o articulación» de losactores sociales inevitablemente involucrados, pero esta «mesa» requiere serplanteada con una distribución de poder más equitativa y favorable a loshabitantes que la vigente en la situación urbana de la que todos (incluso ellos),o casi todos, o algunos, pretenden que salgan; la tercera: la gestión de viviendano debe ser planteada con una finalidad puramente funcional, de solución deun conjunto de necesidades prácticas de confort, sin incluir, en el diagnósticoy en la solución, la situación conflictiva de inserción social y la necesidad deineludibles modificaciones en esa situación como condición para que la soluciónhabitacional sea apropiada y aceptada, y experimentada por los habitantes ypor la ciudad como un paso de evolución. La esencia de esas modificacionesno está, ciertamente, en la solución habitacional, pero en ésta se encuentranmuchos más elementos con potencialidad para producir o inducir esos cambiosque los que generalmente se contabilizan.

Las acepciones restantes de autoconstrucción corresponden a modalidades

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que permiten, ciertamente, arribar a soluciones habitacionales, pero que, alno tener prevista e incluida en su programación la producción de modificacionesde esa índole, no sólo no garantizan la evolución social y la integración urbanaque aquí se entienden como indispensables, sino que no llegan a garantizar,como lo prueban innumerables ejemplos, la aceptación de las solucioneshabitacionales por sus destinatarios originales. La autoconstrucción, en suversión más difundida (y desde cierto punto de vista, más deformante), depuro aporte de mano de obra de los habitantes; la autoconstrucción en laversión que la caracteriza como un fenómeno social y productivo desupervivencia, de gestión autónoma de los sectores populares, y de «mercadoy tecnología informal», y la autoconstrucción asistida, cuando es entendidacomo acciones de aporte esporádico y asistemático a los autoconstructoresespontáneos, son nociones que enriquecen la comprensión del problema y elrepertorio de posibilidades de solución, pero requieren una clara diferenciacióny comprensión de sus límites y riesgos, que es lo que se intentó plantear aquí,y la limitación de su aplicación sólo a situaciones determinadas, específicas, ycoherentes con una política general participativa que no las puede tener comosu eje conceptual ni operativo.

Una reflexión sobre la cogestión del hábitatEn este trabajo se ha introducido en varios puntos la noción de cogestión

sugiriéndola como una forma más evolucionada de autoconstrucción asistida.Esto merece su aclaración: Esta expresión suele aplicarse con frecuencia, ycon derecho, con un significado diferente del que está recibiendo en estetrabajo. Ese significado corresponde a lo que aquí se ha preferido denominarautogestión del hábitat popular integralmente asistido, socialmente integraday equitativamente concertada. Es muy frecuente (y válido), en las reflexionesde los grupos de acción, pensar la cogestión como un escalón previo a laautogestión: En esa acepción de cogestión, y en su mejor forma de concreciónlos agentes «externos» trabajan, en cada caso en particular, con los habitantes,en paridad de poder de decisión, diferenciándose sólo por los roles, a los quese ha despojado de connotaciones de poder. Desde este enfoque, laautogestión aparece como una situación aún más evolucionada, en la que loshabitantes han pasado a tener total control de los aportes de origen «externo»y de los procesos desarrollados con la suma de estos aportes y de los propios;en este enfoque los técnicos, o son integrantes de la propia comunidad, surgidosde ella, o son «externos», pero a su servicio. Sin embargo es posible pensarque tanto el criterio de autogestión como el de cogestión, referidos a un sólosector dentro un conjunto social, por perfecta que sea su realización, estáindicando todavía una compartimentación de la sociedad, en la que cada sector

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resuelve sus cosas dentro de su compartimiento, aún cuando reciba aportesde otros con mayores recursos(8). Una visión de la sociedad como sistemaúnico e integrado exigiría una estructura más orgánica y una cooperación másfluida y permanente entre sectores. Un objetivo no tan utópico sería el de lasolución de los problemas de un sector como problemas de la totalidaddel sistema, no como un problema de «otros», por noble que aparezca elpropósito de «ayudarlos». Se prefirió, de esta manera, reservar y proponer elnombre de cogestión para la referencia, ciertamente utópica, a una gestiónsocial integral y permanente de solución de necesidades humanas, dentrode una sociedad con poder y recursos equitativamente distribuidos, ycon sectores sociales diferenciados sólo por características cualitativasy por diferentes capacidades de aporte (que no se traduzcan en cuotascorrelativas de poder), colaborando concertadamente en los procesosde solución de las necesidades de cualquiera de ellos. Esta no es lasituación actual y no hay indicios de que podrá llegal a serlo en algún futuromedianamente próximo y previsible. En las condiciones actuales las medidasde optimización sólo pueden pretender orientarse dentro del esquema deautogestión del hábitat popular, inducida o espontánea, integralmente asistida,socialmente integrada y equitativamente concertada como uno de los mejoresesquemas de acción posibles de concretar, pero cabe también la clarificaciónde la idea de cogestión como imagen de gestión social integral y permanentedentro de una sociedad sin acumulaciones hegemónicas de poder de cualquieríndole en sólo algunos de sus grupos, a modo de referencia utópica, orientadorade las acciones posibles.

(8) Esta compartimentación se presenta, con signos negativos, no sólo en la situación deaislamiento involuntario de los sectores con mínima cuota de poder, sino también en la deautoaislamiento y «autogestión» de los sectores sociales con mayor cuota de poder (político,económico, intelectual, social). Puede resultar esclarecedor advertir que, en la estructura dela sociedad urbana actual, la única autogestión plena del hábitat, con resultados satisfactorios(para sus sujetos aunque no para la ciudad) es la que practican los sectores más poderosos.

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Bibliografía

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Mario Lungo *

La Autoconstrucción del

Hábitat Popular:

Perspectivas frente a los cambios estructuralesde la Economía y la Sociedad.

* Arquitecto, Universidad de El Salvador. Estudios de Postgrado en Urbanismo en laUniversidad de París VIII, y en Ciencias Sociales en el IPHE. París. Investigador invitado,Universidades de California, Johns Hopkins, Montréal-Quebéc, Sao Paulo, TU-Hamburg-Harburg, TU-Delft. Actualmente Consultor de HABlTAT, Profesor de la UniversidadCentroamericana “José Simeón Cañas» de San Salvador.

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INDICE

1. Introducción: retomando un debate interrumpido.

2. Los cambios recientes en el contexto urbano y su incidencia en laautoconstrucción del hábitat popular. Reflexiones sobre la evolución delas modalidades de autoconstrucción en América Latina.

3. Sobre el sistema de actores en la autoconstrucción y sus cambiantespercepciones y roles.

4. La autoconstrucción en el marco de las actuales políticas de vivienda yasentamientos humanos.

5. Conclusiones

6. Notas

7. Bibliografía

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Introducción: retomando un debateinterrumpido

El texto que se presenta a continuación tiene características particularesque es importante aclarar. En primer lugar, se trata de un esfuerzo de reflexiónglobal sobre la autoconstrucción del hábitat popular a partir de experienciaslatinoamericanas y no un análisis de casos particulares. para lo cual retomalos puntos más importantes del intenso debate que sobre esta cuestión sedesarrolló antes de 1980; enfatiza luego en la incidencia de los cambiosrecientes en el contexto urbano sobre los procesos autoconstructivos del hábitatpopular; en tercer lugar. constituye un intento de explorar el sistema de actoresque intervienen en esta problemática; finalmente, tiene un carácter prospectivo,es decir, trata de explorar el futuro de la autoconstrucción del hábitat popular ysu papel en las políticas de vivienda y asentamientos humanos que se estánredefiniendo en este período por los profundos cambios que están ocurriendo.

Expongamos brevemente las razones de la opción tomada. a lo largo delas últimas tres décadas se han realizado numerosos estudios de casos sobreesta problemática. tanto por planificadores como por investigadoresacadémicos, de los cuales se han extraído valiosas conclusiones. También sehicieron análisis globales que dieron. en la década de los 70, lugar a unapolémica ampliamente conocida (Turner. 1972; Pradilla, 1977; Burguess, 1978).

Sin embargo a partir de los años 80 esta reflexión global, que respondía alas condiciones socio-económicas y políticas generadas por el modelo dedesarrollo sustitutivo de importaciones, va perdiendo fuerza en favor deenfoques más operacionales cuando, paradójicamente, ocurren drásticoscambios en la economía, la sociedad, el Estado y el contexto urbano,provocando un vacío que es necesario contribuir a llenar desde todas lasperspectivas posibles.

Este constituye el objetivo central del esfuerzo de reflexión realizado y quese plasma en las páginas que siguen, en las que se prioriza sobre el futuro dela autoconstrucción más que sobre su trayectoria, lo que consideramos es demayor utilidad para todas las personas, organizaciones e institucionespreocupadas por esta problemática, aunque introduce desafíos que, estamosconscientes. no es fácil enfrentar con éxito.

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Retomemos, entonces, el debate interrumpido.

Los trabajos de Turner fueron los primeros que señalaron sistemáticamentelos aspectos positivos de la autoconstrucción (1), entre los que destacaba:

* El mejor conocimiento de sus necesidades. por parte de los usuarios.que de parte de los expertos y los burócratas.

* La utilización óptima de recursos escasos por parte de los primeros.

* La consideración de las determinantes locales y el hecho de construirvalores de uso se traduce en mejores diseños.

* Comparadas con las masivas y monofuncionales viviendas construidaspor el Estado, los residentes de los asentamientos autoconstruidos estánen mejor posición para mejorar su situación económica por lacapacitación adquirida durante el proceso constructivo, por la ubicacióndel asentamiento respecto a actividades generadoras de ingresos y porla posibilidad de combinar trabajo y residencia en la misma unidadhabitacional.

Estas afirmaciones y otras, algunas muy discutibles, levantaron una fuertecrítica centrada en el hecho de que el optimista análisis de Turner no tomabaen consideración el contexto socio-económico en que se desarrollaban losprocesos de autoconstrucción, ignoraba las causas que generaban estosprocesos y dejaba de lado la extrema heterogeneidad social y económica delos grupos autoconstructores. Por esta razón, se privilegiaba el análisis de loséxitos y fracasos de estos procesos aisladamente (Burgess. 1978).

Al abordar el análisis histórico de los orígenes de la autoconstrucción urbanacontemporánea. emergían rápidamente cuestiones que hoy parecen fuera demoda: La doble explotación que implica la autoconstrucción, la cooptaciónpolítica que se posibilita, los precarios estándares y condiciones técnicas delas viviendas, la inseguridad que provoca la ilegalidad del status de tenencia ypropiedad, etc. Más aún, un análisis integral conducía a cuestionar el papeldel Estado frente al problema de la vivienda de los sectores sociales de menoresingresos. colocando la política en el centro del debate (Pradilla. 1977).

Con el tiempo la visión de la autoconstrucción de Turner ha cambiadorelativamente. Si inicialmente era vista como un insumo significante para lossectores populares, en la actualidad la auto-organización de estos sectoresconstituye el elemento clave, especialmente en momentos en que el papel delEstado frente a los asentamientos humanos se ha transformadosustancialmente.

En el debate general de los años 70. la riqueza y las limitaciones de las

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soluciones que presentaban los proyectos autoconstruidos, que es una cuestiónclave en esta problemática, era difícil de captar. Sin embargo el giro operadoa partir de la década de los 80, cuando se interrumpe el debate y se prioriza elestudio de casos particulares, produjo una impresionante masa de informaciónal respecto. pero que al perder el referente histórico y descontextualizarse,aporta pocas ideas sobre el papel de la autoconstrucción de los asentamientoshumanos en el desarrollo global de las ciudades. Por eso es que, aún cuandoen algunos análisis se comienzan a introducir facetas antes no abordadas deeste fenómeno como la cultura popular que se crea. las consecuenciasecológicas o la discriminación de género, la visión sectorial que privilegia losabordajes analíticos y propositivos parciales sobre cuestiones como lalegalización de la propiedad, la dotación de infraestructura, el mejoramientode las viviendas o la creación de actividades generadoras de ingresos,permanecen sin respuesta las interrogantes fundamentales siguientes: Si lasdistintas modalidades de autoconstrucción constituyen una respuesta almultidimensional problema de la vivienda; su posición dentro de las políticasde vivienda; el papel del Estado y de las organizaciones de la sociedad civil enlos procesos de autoconstrucción del hábitat popular; etc.

Los puntos del debate interrumpido, brevemente esbozados en los párrafosanteriores, guiaron el análisis sobre la autoconstrucción y su futuro en el marcodel modelo de desarrollo que rápidamente se está imponiendo a nivel mundial.

Es necesario antes, sin embargo, observar rápidamente los cambios quese están operando en la economía, la sociedad, el Estado y en el contextourbano para evitar caer en la descontextualización dominante en los estudiosque han prevalecido a partir de los años ’80.

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Los cambios recientes en el contexto urbano

y su incidencia en la autoconstrucción delhábitat popular.

El patrón de urbanización en América Latina ha sufrido importantesmodificaciones a partir de la crisis del modelo de sustitución de importaciones,en la segunda década de los años 70; de los programas de ajuste estructuralde la economía impulsados desde la década siguiente; y con el despliegue delas políticas neoliberales en los años actuales.

Numerosos estudios se han hecho al respecto, los que destacan lasconsecuencias urbanas de la creciente globalización de la economía mundialque integra los mercados de trabajo. capital y bienes antes fragmentados porlas fronteras nacionales.

Estos cambios a nivel mundial modifican las relaciones y los mecanismosde dependencia. Si durante el periodo de industrialización sustitutiva ladependencia se basó en las inversiones de las multinacionales y la importacióntecnológica, la dependencia generada en la fase actual descansa en laformación de mercados mundiales integrados y no en mercados fragmentados,lo que introduce nuevas implicaciones para los actores claves del proceso deurbanización (Roberts, 1990).

Una de las más importantes de ellas está ligada al cambio en el papel delEstado, quien fue durante la fase de la sustitución de importaciones el agentemás activo del desarrollo urbano, en tanto que dentro de la fase exportadoraactual se pretende que el mercado sea el principal actor que juegue este rol.

A nivel específicamente urbano se señalan cuatro procesos que estántransformando las ciudades de los piases del continente: primero. ladiversificación de las redes y funciones urbanas; segundo. los cambios en lospatrones migratorios; tercero, las transformaciones en los mercados laboralesen las ciudades; y cuarto, el surgimiento de una nueva estructura social urbanay por consiguiente de sus expresiones organizativas.

La diversificación de las redes y las funciones urbanas se manifiesta en lapérdida del nivel de primacía urbana de las ciudades más grandes frente a unconjunto de ciudades secundarias que están creciendo a un ritmo mayor, y enlas transformaciones en las economías intraurbanas.

Los cambios en los patrones de los flujos migratorios se expresan en elpeso creciente de la migración internacional sobre la migración interna,dibujando un panorama muy distinto a la clásica migración campo-ciudad que

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prevalecía, antes de los años 70. Las ciudades cumplen en este aspecto unanueva función, y los efectos en el desarrollo urbano de las remesas de losmigrantes hacia sus lugares de origen es un fenómeno de nueva y singularimportancia.

Las transformaciones en los mercados laborales urbanos, derivadas delos cambios en las economías intraurbanas principalmente, es otro de losprocesos que exige sea analizado en profundidad en relación a susconsecuencias para el desarrollo de las ciudades. La informalización de lasactividades económicas urbanas, presente desde hace años en las ciudadesde América Latina. se acentúa en el momento en que la industrialización ligadaal modelo sustitutivo de importaciones muestra sus estrechos límites, y continúacreciendo en importancia en la fase actual en combinación con las nuevasactividades maquinadoras y la emergencia de numerosas zonas francas.

Todo lo anterior se ha traducido en la configuración de nuevas estructurassociales urbanas en el continente. Esta es una de las realidades menosestudiada aunque visible en nuestras ciudades cuando percibimos que haynuevos actores sociales que tienen novedosas percepciones y valoracionesfrente a la compleja dinámica urbana.

A pesar de su nivel de generalización, es útil tener una visión de la evolucióndemográfica de América Latina,. la cual aparece en el siguiente cuadro:

CUADRO 1AMÉRICA LATINA: PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN URBANA

Y TASAS DE CRECIMIENTO DE LA POBLACION URBANA Y RURAL. 1970-2000

Porcentaje de la población 1970 1980 1990 2000urbana

58 65 71 75

tasas de crecimiento 1970/75 1975/80 1980/85 1985/90

urbana 38.41 35.63 30.63 28.27rural 5 56 .1.61 4.38 3.35

FUENTE: CELADE. «Porcentaje urbano”, Boletín Demográfico, Santiago, 1991.

* Proyección

Siendo comunes a todos los piases de América Latina. estos procesosadquieren formas y ritmos particulares en cada uno de ellos, lo que ha Ilevadoa plantear la necesidad de evitar generalizaciones en torno al proceso deurbanización y a la necesidad de realizar investigaciones específicas. Dadosin embargo el creciente proceso de globalización e integración de laseconomías, es de gran utilidad la realización de estudios comparativos (Portes,

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1989; Portes y Lungo. 1992a y 1992b).

Esta opción metodológica es de gran interés para este trabajo pues en elanálisis de la evolución y las perspectivas de la autoconstrucción del hábitatpopular inciden cada vez más factores externos como la integración de laseconomías, las políticas de los organismos de cooperación internacional, loscambios en los patrones culturales, etc.

A partir de esta visualización global de los cambios recientes en el contextourbano haremos una desagregación analítica de los mismos para observar surelación con el proceso de autoconstrucción del hábitat popular en nuestrasciudades. Esta desagregación, que se presenta esquemáticamente en el cuadrosiguiente. permite observar como, por distintas razones que expondremos másadelante, la autoconstrucción del hábitat popular ocupa cada vez un lugarmás importante en el desarrollo de nuestras ciudades, con las contradictoriasconsecuencias que esto implica para la formulación de las políticas urbanas.

CUADRO 2

RELACION ENTRE LOS CAMBIOS EN LA URBANIZACION

Y LA AUTOCONSTRUCCION DEL HABITAT POPULAR

PROCESOS INCIDENCIA

Crecimiento poblacional incremento en la demanda de vivienda, lo que eleva la importancia de la autoconstrucción como solución.

Agotamiento del territorio Urbano

encarece la tierra urbana obligando a los auto-constructores a ocupar terrenos de malas condiciones e ilegalmente.

Informalización de las actividades económicas urbanas

modifica el uso del tiempo de los grupos familiares que trabajan en este sector y sus condiciones de acceso a los programas de vivienda formal.

Crecimiento de la pobreza urbana

disminuye las posibilidades de acceso a los programas de vivienda formal

Disminución de la oferta de servicios urbanos

incrementa los costos de los programas de vivienda terminada.

Desregulación del desarrollo urbano y del sector de la vivienda

facilita la autoconstrucción al disminuir las restricciones impuestas por las normas urbanísticas y constructivas.

Cambios en la gestión urbana facilita la autoconstrucción al abrir nuevos canales para impulsar programas de autoconstrucción.

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Efectivamente. es claro que el crecimiento poblacional urbano, a pesar dela disminución de su ritmo. durante los últimos años, paralelamente a lareducción de las acciones del Estado en el sector de hábitat popular,especialmente en los programas de vivienda terminada de más bajo costo, setraduce en un incremento de la autoconstrucción en sus distintas modalidades.Constituye la única posibilidad, para las familias más pobres que conforman lamayoría de los habitantes de nuestras ciudades, de acceder a un lugar, asísea precario, donde habitar.

Ligado estrechamente a este crecimiento poblacional se encuentra elpaulatino agotamiento de la tierra urbana disponible para construir viviendas,lo que encarece drásticamente su precio y obliga a la población de menoresingresos a ocupar terrenos cuyas condiciones materiales son pésimas (a laorilla de ríos y barrancos. sobre basureros, en los bordes de las líneas férreas,en las cimas de los cerros circundantes a las ciudades, etc.). y quegeneralmente no cuentan con la dotación de servicios urbanos. Evidentementeaquí la única opción posible es la autoconstrucción. a pesar del aumento delos riesgos ambientales que esto implica.

La informalización acelerada de las actividades económicas urbanas tieneimportantes consecuencias sobre la problemática que nos ocupa.Destaquemos, entre ellas, la modificación en el uso del tiempo de los gruposfamiliares cuyos miembros trabajan en su mayoría en este sector, sea comoasalariados, trabajadores por cuenta propia o patronos, pues sus horarios detrabajo presentan tal variedad y volatilidad que exige replantear los esquemasde ayuda mutua y otras actividades dentro de la autoconstrucción.Adicionalmente el carácter no regulado de las actividades económicasinformales conduce a una situación de inaccesibilidad frente a la oferta de losprogramas de vivienda formales, al exigir una serie de requisitos a losdemandantes de vivienda para ser sujetos de crédito que ellos no puedenllenar.

El aumento de la pobreza urbana (que no debe considerarse sinónimo deinformalidad), debido a la crisis de la aplicación de los programas de ajusteestructural a las economías latinoamericanas, tal como ha sido ampliamenteconstatado, también contribuye a reforzar la inaccesibilidad frente a la ofertade lo programas de vivienda formales.

Aunque en pocos casos podría sostenerse que en América Latina llegarona constituirse «Estados de Bienestar» al estilo del modelo social demócrataeuropeo, se hicieron ingentes esfuerzos para desarrollar programas sociales,entre ellos los servicios urbanos, dirigidos a los sectores mayoritarios de lapoblación. Hoy, a inicios de los años 90 la situación es radicalmente diferente.

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Al déficit fiscal heredado de la crisis se suman las políticas neoliberales quebuscan su reducción pero también la privatización de la provisión de losprogramas sociales y los servicios urbanos.

Lo anterior incrementa los costos de urbanización al trasladarse. en muchoscasos, los costos de estos servicios a las viviendas terminadas. Nuevamentela autoconstrucción tiende a reforzarse por esta razón.

Presenciamos, desde la década pasada. una intensa desregulación del desarrollourbano y de las actividades del sector vivienda. Esta tendencia concordante conlas políticas neoliberales actuales tiende a facilitar y estimular los procesos deautoconstrucción al eliminar numerosas restricciones en la normatividad deldesarrollo de urbanizaciones y de la construcción misma de viviendas.

Si esto crea una atmósfera favorable para la autoconstrucción, la ausenciade regulación conduce rápidamente a la creación de urbanizaciones y viviendasque no reúnen condiciones mínimas o son verdaderamente precarias. Enalgunos países, donde las colonias ilegales o piratas constituyen una de lasformas predominantes del hábitat popular, esta desregulación acentúa laspésimas condiciones de habitabilidad, por lo que la autoconstrucción sin controles realmente una negativa práctica.

Los cambios, por último, en las formas de gestión urbana tienen así unresultado ambivalente. Si por un lado la descentralización y el reforzamientode los gobiernos locales, así como una mayor participación de las ONG’s yotras organizaciones de la sociedad civil pueden potenciar el papel de laautoconstrucción en la solución del problema del hábitat de las mayoríasempobrecidas de las ciudades latinoamericanas, al abrirse nuevos canales ycrearse nuevos mecanismos para desarrollar programas de este tipo, el cambioen la gestión puede conducir a dispersiones. duplicaciones, y hacer recaersobre los sectores populares todos los costos de esta problemática, algunosde los cuales son generados por otros sectores sociales y en general por lasdeseconomías inevitables que genera toda aglomeración urbana.

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Reflexiones sobre la evolución de lasmodalidades de autoconstrucción del hábitat

popularComo decíamos antes, a partir de los puntos del debate interrumpido y los

cambios en el contexto urbano, trataremos de plantear algunas reflexionessobre la evolución de la autoconstrucción del hábitat popular en América Latinay su futuro. Para ello nos apoyaremos, críticamente, en un reciente análisishecho en el marco del Programa CYTED.

Basándose en la revisión de numerosas experiencias de autoconstrucciónrealizadas en América Latina. se ha elaborado una propuesta para su análisisconsiderando cuatro variables: el proceso de construcción, el productoresultante, el marco tecnológico y el contexto sociopolítico (Salas 1993). Deeste análisis se deriva un conjunto de tipologías que se sintetizaran acontinuación.

La primera variable incluye el sistema de organización, gestión y desarrollodel hábitat popular; las expectativas familiares; y el tiempo de ejecución. Apartir de ella se identifican seis modalidades:

- autoayuda (restringida al grupo familiar)

- autoayuda con asesoría técnica

- ayuda mutua (donde participa un determinado número de familias)

- cooperativismo de ayuda mutua (que implica un mayor nivel organizativo)

- grupos de autoayuda con apoyos externos

- proceso mixto (realización por agente externo y autoayuda)

La variable producto resultante permite clasificar seis modalidades queconfigurar una secuencia desde la fase inicial. pasando por la consolidación,hasta la fase final, siendo las cuatro últimas sujeto de intercambio en el mercado:

- hábitat provisional

- vivienda mutable

- núcleo básico

- vivienda «semilla»

- vivienda consolidada

- vivienda acabada

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El marco tecnológico, que incorpora los materiales,. herramientas y equipos,y los procesos constructivos, conduce a una clasificación en las cuatromodalidades siguientes:

- tecnología precaria

- tecnología artesanal

- tecnología de industrialización incipiente

- tecnología de industrialización asimilable

Por último. la consideración de los aspectos sociopolíticos se basafundamentalmente en la actitud del aparato estatal frente a la autoconstrucción.y lleva a identificar cinco modalidades:

- política de hostilidad

- política de indiferencia

- política de tolerancia

- política de patrocinio

- política de promoción

Este ensayo de tipología en función de las cuatro variables identificadascomo claves, plantea con claridad la enorme complejidad de la autoconstruccióndel hábitat popular en América Latina y a pesar de su carácter descriptivosugiere interesantes ideas para este trabajo, especialmente si se hace unanálisis multidimensional involucrando a las distintas variables a través deuna periodización, para intentar encontrar causalidades sin quedarse a unnivel de generalidad poco útil.

Para esto, de la variable proceso de construcción derivaremos otra quenos parece clave y que está implícita en ella: la organización social, y de lavariable contexto sociopolítico derivaremos otras dos: financiamiento ylegislación, que están íntimamente relacionadas con la políticas del hábitatpopular.

Creemos que si aplicamos estas tres variables que consideramos claves auna periodización podemos detectar las grandes tendencias de cambio a nivelglobal de las distintas modalidades de la autoconstrucción del hábitat popular,sus tendencias actuales y su futuro. para poder proponer acciones en torno aella.

La variable correspondiente al marco tecnológico se considera subordinadacon respecto a las tres anteriores. Por esto sólo será tomada en consideraciónindirectamente un aspecto específico que se cataloga como crucial, el acceso

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a la tierra urbana,. tampoco podrá ser analizado por la extrema variedad desituaciones que presenta en América Latina y que dificulta su generalización.

Las variables seleccionadas; organización social, financiamiento ylegislación, permiten retomar la discusión sobre puntos del debate interrumpidocomo la sobre-explotación,. la cooptación política, la ilegalidad de la tenenciay sus consecuencias, y el rol del Estado. Incorpora además. al ubicarse elanálisis en periodos históricos determinados, la contextualización ausente enmuchos de los estudios de casos sobre auto-construcción del hábitat popularrealizados en América Latina durante los últimos años.

Expongamos a continuación la periodización que utilizaremos y los criteriospara su selección.

Como es conocido, las periodizaciones se establecen en función del objetoespecífico de análisis. En nuestro caso, la autoconstrucción del hábitat popular,tomaremos como elemento determinante del contexto las políticas devivienda.(2). Esto conduce a tratar de hacer una generalización de las grandestendencias que han seguido en América Latina las políticas de vivienda.

Con las limitaciones que todo ejercicio de abstracción implica, hemosestablecido la periodización siguiente:

Antes de 1950, cuando la intervención del Estado en este sector es muydébil, las políticas de vivienda tienen poco nivel de formulación en la mayoríade países, y los planes de desarrollo urbano escaso desarrollo. Los niveles deurbanización son aún bajos en la generalidad de países.

Entre 1950 y 1970, cuando se consolida el modelo sustitutivo deimportaciones, se moderniza el Estado creándose un fuerte aparatocentralizado que posibilita la formulación de políticas de vivienda y planes dedesarrollo urbano con un buen nivel de complejidad y cobertura nacional. Esteperiodo coincide con el aceleramiento del proceso de urbanización y laprofundización del problema de la vivienda.

Entre 1970 y mediados de los años 80. periodo caracterizado por unacrisis de la economía, la sociedad y el Estado que se traduce en una disminucióndel rol de este último en el problema de la vivienda y la configuración de unaalternativa que se inscribe dentro de la corriente neoliberal actualmentedominante.

A partir de mediados de la década de los 80, años en que se estructuranlas actuales políticas neoliberales en este sector mientras se sigue buscando,desde el campo popular, nuevas alternativas.

A partir de la periodización esbozada. trataremos de analizar la evolución

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de la autoconstrucción del hábitat popular observando como se expresan,articulan y modifican las tres variables seleccionadas antes: organización social,financiamiento y legislación.

Periodo anterior a 1950

Podría sostenerse que aunque la autoconstrucción del hábitat popular porparte de los sectores populares se desarrolla paralelamente al crecimiento delas ciudades,. por el bajo nivel de las contradicciones urbanas este procesoestá predominantemente a cargo de familias individuales. Los ejemplos deorganización en torno a la cuestión del hábitat popular más importantes quese conocen en algunas ciudades latinoamericanas, durante la primera mitaddel siglo, son los movimientos inquilinarios, y giraban principalmente alrededordel costo de los alquileres de las viviendas. Sólo lentamente se vanestructurando organizaciones comunitarias que van promoviendo accionescolectivas de demanda y autoayuda respecto al hábitat popular.

La poca exigencia que enfrenta el Estado en esta área hace que no secreen instituciones muy especializadas. ni sistemas financieros y legalesdestinados a enfrentar específicamente esta problemática, la que es atendidapuntualmente por el gobierno central o local o por organizaciones privadas decarácter más bien caritativo

Pocos análisis y reflexiones se hacen entonces alrededor de unaproblemática que no aparece como prioritaria en medio de otros problemassociales.

Periodo entre 1950 y 1970

Como se señaló antes. a partir de mediados del siglo va a ocurrir un giroimportante en la economía y la organización del Estado que colocará a laautoconstrucción del hábitat popular en un primer plano de la reflexión y laspolíticas de vivienda.

Con la consolidación en la mayoría de países del modelo de sustitución deimportaciones y la modernización del aparato estatal que este modelo exigese procede, en un primer momento. a enfrentar el problema de la vivienda enlas ciudades con el criterio de proveer de unidades terminadas a las familiasde menores ingresos por parte del Estado.

Frente a esta política dominante, la autoconstrucción aparece como unremanente de épocas pasadas que poco a poco debería ir desapareciendo.

Rápidamente sin embargo, la realidad demostró los estrechos limites deesta opción y poco a poco, mientras se van reduciendo los programas devivienda terminada, se empiezan a impulsar programas de vivienda progresivaen los que el componente de la autoconstruccición, dirigida o asistida, ocupan

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un lugar importante.

En esta toma en consideración de la importancia de la autoconstrucciónvan a jugar un papel importante, además del Estado. un conjunto de nuevosagentes de la sociedad civil. las ONG’s, que desarrollan una incesantebúsqueda para articular los procesos de autoconstrucción con procesoseducativos y de organización social, principalmente.

Es en este momento, y por el obligado análisis que se comienza a hacersobre las experiencias de autoconstrucción existentes. que se desarrolla laaguda polémica entre quienes ven la autoconstrucción principalmente comouna forma adicional de explotación de la fuerza de trabajo y como mecanismode cooptación política. y quienes defendían su función como un instrumentoque permitía solucionar el problema del hábitat popular desde la base deimpulsar procesos de concientización y educación, polémica a la que nos hemosreferido en el primer punto de este trabajo

Van surgiendo así por parte del Estado programas de apoyo financieropara los proyectos en que la autoconstrucción tiene un papel importante,cambiando poco a poco la posición secundaria que tenía en el conjunto delfinanciamiento estatal de los programas de vivienda. Por el lado de las ONG’sse observa un creciente apoyo a la autoconstrucción por parte de las agenciasque les brindan apoyo financiero, partiendo de su papel en el potenciamientode la organización social.

Podemos decir, en síntesis. que durante este periodo se desarrolla convigor la organización social para la autoconstrucción y crece el apoyo financieropara estos programas, tanto por la vía del Estado como por la vía de las ONG’sSin embargo podemos plantear que la otra variable que estamos considerando,la legislación. queda desfasada con respecto a las dos primeras, y que elproceso de articulación entre las tres es por lo mismo muy incipiente.

Periodo entre 1970 y mediados de los años 80

Durante este período, que podemos calificar de transición, tanto elredimensionamiento y cambio de la función estatal en el sector vivienda, comola búsqueda de alternativas por parte de los sectores populares, genera nuevaspropuestas sobre la autoconstrucción y su papel en la solución del problemadel hábitat popular. No obstante es posible observar como indicamos antes,una disminución de la reflexión sobre el rol de la autoconstrucción y susvinculaciones con otros procesos sociales.

Surgen innovadoras sugerencias pero que mostrarán rápidamente laslimitaciones de enfrentar aisladamente una problemática que aparece cadadía con más claridad vinculada a una pobreza creciente y a importantes cambios

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en la estructura de los mercados laborales. Predominan así una serie deexperiencias puntuales que, aunque exitosas algunas, son poco replicables ysiguen siendo marginales dentro de la dimensión del problema del hábitatpopular.

Es un período ante todo de profunda desarticulación, al agotarse el modeloanterior, y de búsquedas sobre las cuales es difícil emitir un juicio definitivo.

Periodo a partir de mediados de la década de los 80

Durante los últimos años, mientras se consolida el modelo neoliberal decrecimiento económico, y se continúa incesantemente buscando propuestasalternativas, la concepción del papel de la autoconstrucción pasa a ocupar unpapel central en las políticas de vivienda del Estado actual dirigidas a lossectores de menores ingresos. y se liga a la reforma del Estado que globalmentese promueve, mientras se comienza, dentro de las ONG’s. a promoversugerentes propuestas que giran alrededor del financiamiento pero sin llegalaún a la vinculación de las tres variables que estamos considerando (3).(Cabannes, 1993 y 1994).

Por la importancia de las transformaciones actuales para el futuro de laproblemática que nos ocupa, hay que observar en mayor detalle lo que estásucediendo en este último período. Para estudiar el nuevo carácter que leasignan las políticas neoliberales nos apoyaremos en el análisis de las políticasde vivienda actual. Para analizar en qué sentido se mueven las accionesimpulsadas desde la sociedad civil, estudiaremos los cambios que estánocurriendo en los roles del sistema de actores que intervienen en laautoconstrucción de la vivienda popular.

Veamos antes, sintéticamente, cómo la periodización expuesta permiteobservar cómo las distintas formas de la autoconstrucción crecen enimportancia paralelamente a la imposibilidad del Estado de enfrentar elproblema del hábitat popular, aunque los ejecutores cambiancontradictoriamente.

PERIODO EJECUTOR

espontánea asistida dirigida PRINCIPAL

ANTES 1950 grande mínima nula familias

1950-1970 grande regular mínima familias y comunidades

1970-1985 grande grande regular comunidades y familias

DESDE 1985 grande grande grande familias y comunidades

IMPORTANCIA

CUADRO 3

EVOLUCION

DE LA

IMPORTANCIA

DE LA

AUTOCONSTRUCCION

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Sobre el sistema de actores en laautoconstrucción de la vivienda popular y sus

cambiantes percepciones y roles

Como todo proceso social, la autoconstrucción del hábitat popular esejecutado, en medio de permanentes contradicciones, por un conjunto deactores sociales, cuyas percepciones y roles sobre este proceso se modificana lo largo del tiempo en la misma medida en que algunos de ellos setransforman, otros desaparecen y surgen nuevos. Por la importancia de estosactores en el proceso de autoconstrucción y los programas que lo impulsan obloquean, es interesante hacer una revisión de los mismos durante las últimasdécadas y especialmente en los años actuales.

Podríamos comenzar haciendo una lista de estos actores para pasar luegoa analizar cómo se articulan algunos de ellos en los distintos momentosanalizados y tratar de encontrar los puntos de convergencia, desencuentro, ylas alianzas que se producen. Esto permitiría poder señalar los aspectos quehabría que acentuar para potenciar procesos de autoconstrucción másequitativos que contribuyan a la solución del problema del hábitat popular delos sectores sociales de menores ingresos.

Se pueden distinguir nueve actores al respecto:

- Familias actuando individualmente

- Organizaciones comunales

- Organizaciones políticas

- El gobierno central

- Los gobiernos locales

- Las ONG's locales

- Las iglesias

- Los organismos multilaterales de cooperación

- Las agencias de cooperación al desarrollo no gubernamentales

Para analizar su presencia y articulación, así como identificar los puntos deconvergencia y desencuentro, utilizaremos la periodización empleada en elcuadro número tres, que permite además ubicar al conjunto de actores frenteal que juega un rol central el Estado, a través de las políticas de vivienda queimpulsa desde el gobierno central y/o los gobiernos locales.

Dicha periodización permite construir un nuevo cuadro que aparece a continuación:

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El cuadro anterior permite visualizar la presencia de los distintos actores,la cual se ha calificado desde muy activa (+), hasta prácticamente nula (-), encada período considerado. Asimismo se puede observar como la articulaciónentre ellos se va modificando a medida que el Estado y los organismosmultilaterales de cooperación se van involucrando en programas deautoconstrucción de vivienda popular y va cambiando la situación políticageneral que da a la sociedad civil cada vez más preeminencia en la soluciónde los problemas nacionales.

PERIODO ARTICULACIÓN PRINCIPAL Y SECUNDARIA

ACTITUD DEL / Y FRENTE AL ESTADO

1940/62 f oc gc oc/op/ong/i/acd acuerdos entre

op gl y la sociedad con

ong omc gc/omc poca participación

i del Estado

acd

1960/70 f gc gl oc/op/ong/i/acd comienzan aoc i y establecerseop omc gc/omc nuevas

ong vinculacionesacd

1970/85 f op gl se amplian losoc gc oc/ong/i/acd/omcacuerdos con el ong omc y Estado y los

i oc/gc/omc organismos acd multilaterales

1985… f gl op se generalizan losoc i oc/ong/acd/omc/ acuerdosgc manteniéndose

ong oc/ong/gc/omc las contradiccionesomcacd

f = familia ong = organización no gubernamentaloc = organización comuna i = iglesiaop = organización política omc= organismo multilateral de cooperacióngc = gobierno central acd= agencia de cooperación al desarrollogl = gobierno local

ACTORES (+) (+-) (-)

CUADRO 4LOS ACTORES DE LA AUTOCONSTRUCCIÓN Y SU EVOLUCIÓN

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Es claro, por ejemplo, la disminución del peso de la intervención directa delas organizaciones políticas y de la iglesia en esta problemática, en unmovimiento a la vez de institucionalización y "ciudadanización" de la mismano exento de serias contradicciones.

Tratemos ahora de identificar los puntos de convergencia y desencuentroy su recorrido en el período analizado, lo que haremos utilizando las tresvariables indicadas al inicio: la organización social, el financiamiento y lalegislación, y posteriormente alrededor de otra variable clave, el acceso a latierra urbana.

Durante el primer período y parte del segundo, entre 1940 y 1960, no existeuna mayor relación entre las organizaciones sociales que participan de distintamanera en la autoconstrucción y los programas gubernamentales de viviendaen la medida en que éstos están orientados a proveer de vivienda terminada afamilias individualmente. Por lo mismo, los programas de financiamiento y lalegislación para los programas de vivienda formal terminada y para laautoconstrucción caminan paralelamente sin mayores puntos de encuentro.

A partir de finales de los años 60 y durante toda la década de los años 70,cuando los gobiernos comienzan a promover la autoconstrucción y se venobligados a cooptar o crear organizaciones de base para la ejecución de susprogramas, se originan puntos de encuentro y desencuentro entre quienestrabajan desde la sociedad civil apoyando organizaciones autónomas y laactitud clientelista y paternalista de la mayoría de los gobiernos. A estepanorama conflictivo no es ajena la participación directa en esta problemáticade las organizaciones políticas de distinta orientación. Los desencuentros anivel del financiamiento y de la legislación son a menudo fuente de agudosconflictos en la medida en que predomina aún en las instituciones estatalesuna hacia la producción de vivienda terminada. Sólo comienzan a establecersepuntos de acuerdo en la medida en que los organismos multilaterales decooperación inician su apoyo a programas de vivienda progresiva.

Será durante el tercer período, entre 1970 y mediados de los años 80 antela aguda crisis económica y las serias restricciones fiscales, que poco a pocovan convergiendo, en el apoyo a programas de autoconstrucción y viviendaprogresiva, las organizaciones comunitarias de base, las ONG's, los gobiernosy las organizaciones de apoyo externo, incrementando a la vez los puntos deencuentro y las discrepancias en torno al apoyo y la autonomía de lasorganizaciones sociales trabajando en estos procesos, por un lado, y losprogramas de financiamiento y una legislación urbanística y constructiva quese resiste a incorporar modificaciones para adecuarse a la nueva realidad, porel otro. Este período de transición es a la vez un período de agudos

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enfrentamientos pero a la vez de búsqueda de caminos comunes.

La imposición de las políticas neoliberales a partir de inicios y mediados dela década de los años 80, exigirá una mayor apertura y una readecuación delas políticas gubernamentales frente a la autoconstrucción y la progresividaddel hábitat popular, modificándose drásticamente las reglas del financiamientoy la regulación urbana y constructiva, mientras se impulsan programas deregularización de la propiedad de la tierra urbana, y se promueve ladescentralización y la privatización de los programas de la política social engeneral.

Este importante giro provocará nuevos puntos de encuentro que generaránuna densa trama de acuerdos y desacuerdos entre los distintos actores socialesalrededor de la autoconstrucción. Estos van desde el papel asignado a lasorganizaciones comunitarias de base y a las ONG s (¿participación en ladefinición de las acciones y delegación de poder o simples instancias deejecución de políticas centralmente acordadas?), pasan por el problema de larentabilidad económica de este tipo de proyectos en la medida en que sepretende que el mercado participe activamente en ellos, llegan al problema dela atomización del marco jurídico y las competencias de los gobiernos centralesy locales.

Nos encontramos así frente a una situación sumamente volátil dondemuchas cuestiones están aún en proceso de definición, la que abarca no sólola problemática del hábitat popular sino todos los aspectos de la realidad social.

Destaquemos la situación de la variable acceso a la tierra urbana. Essolamente durante el último período que los programas de regularización dela tierra urbana crean condiciones, antes muy difíciles de alcanzar, para impulsarproyectos de autoconstrucción y vivienda progresiva. Sin embargo, dado queestos programas enfatizan casi exclusivamente en la propiedad individual, sefavorece la autoconstrucción espontánea y se corre el riesgo (a menos que selegisle en sentido contrario), de introducir irrestrictamente al mercado viviendasautoconstruídas, corriéndose el riesgo de perder el esfuerzo que muchasfamilias han realizado durante largo tiempo si la situación económica de lamayoría de los sectores sociales populares no mejora sustancialmente.

Por otra parte, al limitarse al problema legal, no se considera el hecho deque muchos de los terrenos, que se están regularizando se encuentransometidos a fuertes riesgos ambientales.

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La autoconstrucción en el marco de las actualespolíticas de vivienda

Dado que el contexto inmediato que enmarca la autoconstrucción en lamayoría de los países de América Latina lo constituyen las políticas de vivienda,es necesario analizar como éstas, a través de la definición de principios yobjetivos, las estrategias. los programas que las integran, las institucionesejecutoras, el marco jurídico y el financiamiento, etc. asumen una posición,explícita e implícita frente al fenómeno de la autoconstrucción del hábitatpopular.

Aunque la orientación de las políticas de vivienda durante los periodosanalizados corresponden en sus rasgos generales a los modelos de desarrolloimperantes, se presentan los Iógicos desfases entre las políticas a nivelmacroeconómico Y las políticas sociales a nivel sectorial, por lo que ellaspresentan especificidades que exigen plantear una periodicidad propia.

Haciendo la aclaración nuevamente de las limitaciones contenidas en unnivel de abstracción de este tipo, podemos establecer que para la generalidadde los piases de América Latina se pueden distinguir los siguientes períodosen las políticas de vivienda en función de la posición de esta, políticas hacia laautoconstrucción: 1940 - 1960; 1960 - 1970; 1970 - 1985; y a partir de 1985.(4)

Durante el primer período los esfuerzos gubernamentales, se dirigen haciala construcción de viviendas terminadas de áreas relativamente grandes,principalmente. Durante el segundo la magnitud creciente del déficit y laslimitaciones financieras llevan a una reducción paulatina de las áreas peromanteniéndose dentro de la opción de la vivienda terminada. En ambos casos,la autoconstrucción no se considera como una línea central dentro de estaspolíticas, o tiene una posición marginal.

Será durante los años 70, con el inicio de la crisis económica. la acumulaciónde los problemas urbanos generados por tres décadas de una aceleradaurbanización en el continente. y la, visibles limitaciones de las políticas devivienda impulsadas hasta ese momento. que la autoconstrucción es tomadaen consideración por las entidades gubernamentales. comenzando a estudiarselas experiencias de la autoconstrucción espontánea que aparece como laprincipal vía que tiene la mayoría de la población de menores ingresos paraacceder a una vivienda, y las experiencias de los proyectos de autoconstruccióndesarrollados con apoyo de las ONG’s.

Dentro de este período, que se extiende hasta mediados de los años 80,las acciones estatales priorizan en numerosos países, con el apoyo y la

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orientación de las agencias multilaterales de cooperación, los proyectos deautoconstrucción dirigida, uno de cuyos mayores ejemplos lo constituyen losproyectos llamados de «lotes y servicios».

A partir de mediados de la década pasada, la autoconstrucción pasa aocupar un papel central en las políticas de vivienda, sólo que ya no será unproceso dirigido directamente, sino que estimulado indirectamente por el nuevorol «facilitador» del Estado.

Esta hipótesis requiere un análisis más detallado de los rasgos generalesde la mayoría de políticas de vivienda actuales en América Latina.

Veamos antes el siguiente cuadro, que busca establecer sintéticamentelas relaciones entre estas políticas de vivienda y la autoconstrucción.

CUADRO 5

RELACION ENTRE LAS POLITICAS DE VIVIENDA Y LA AUTOCONSTRUCCION I I

PERIODO RELACION

1940/1960 la autoconstrucción tiene un papel marginal o mínimo dentro de las políticas

de vivienda

1960/1970 la relación anterior se mantiene a pesar de desarrollarse un fuerte debate

sobre el papel de la autoconstrucción

1970/1985' comienzan a impulsarse por el Estado programas de autoconstrucción

dentro de una óptica que puede calificarse de dirigida

1985... la autoconstrucción pasa a ocupar un rol de gran importancia en las

políticas de vivienda pero dentro de una óptica en que el Estado no asume.

sino que sólo estimula estos procesos

* este año, como todos los del cuadro, sólo tiene una función de carácter indicativo.

La mayoría de las políticas de vivienda de los Estados latinoamericanosestán, en el momento actual, siguiendo en buena medida las orientaciones delos organismos multilaterales de cooperación, especialmente el Banco Mundial.

Este señala que durante los años 70 el Estado cumplió un rol de proveedorde tierra y vivienda, y parcialmente el de financiador de algunos procesos devivienda progresiva. Durante los años 80 este rol se transforma, dirigiéndosea cumplir un papel de provisión del financiamiento de las viviendas,principalmente a través de instituciones públicas. A partir de los años 90 elpapel asignado es el de «facilitador» para que la provisión de tierra y viviendaesté a cargo del sector privado. a través de la coordinación institucional y lamodificación de las funciones de regulación, mejorando la coordinación delsector con la política macroeconómica (Banco Mundial, 1993).

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Las orientaciones que promueve el Banco Mundial en este momento buscancrear un conjunto integrado de políticas e instrumentos de crédito para estimularla demanda (regularización de los derechos de propiedad, financiamiento deviviendas y subsidios focalizados, etc.), partiendo de la constatación de quesus programas anteriores de apoyo al sector de la vivienda han tenido unimpacto limitado y que las viviendas construidas informalmente constituyenuna contribución importante; que debe continuarse orientando la ayuda a lossectores más pobres a través de la variedad más amplia de soluciones; y quedebe priorizarse el paso de la ejecución de proyectos hacia la reformainstitucional del sector.

La aplicación de estas orientaciones debe remover las distorsiones delmercado y estimular la innovación en el sistema crediticio. Se sugieren paraalcanzar este objetivo los siguientes instrumentos: Por el lado de la demandala promoción del derecho de propiedad y el libre intercambio de bienes mediantela modernización del registro y la regularización; la creación de un sistemafinanciero hipotecario competitivo; y la racionalización y focalización de lossubsidios.

Por el lado de la oferta se propone garantizar la provisión de infraestructurapara las urbanizaciones; una nueva regulación de Ia tierra y la vivienda queremueva los obstáculos que se presentan a la oferta; y el desarrollo del sectorde la construcción.

Volviendo a la hipótesis que planteáramos antes, sobre el papel deestimulador indirecto de la autoconstrucción del hábitat popular es útil retomarla clasificación esquemática de la autoconstrucción en tres formas: espontánea,asistida y dirigida.

Pareciera que las políticas de vivienda actual tenderían a reforzar laautoconstrucción en general pero particularmente la autoconstrucción espontánea sólo que apoyada por el gobierno a través de múltiples medidas, en lamedida en que estimula la acción de las familias individuales.

Ocurre así con la ayuda financiera que se brinda a la regularización delderecho de propiedad, el cual se promueve principalmente de maneraindividual. Lo anterior,. unido al libre intercambio de terrenos y vivienda, estimulaevidentemente la inversión de recursos financieros y esfuerzos individualespor parte de las familias, en la medida en que, además de solucionar suproblema de vivienda, accede a la propiedad de un bien que puede vender enun momento determinado. En eI mismo sentido opera la creación de un sistemahipotecario competitivo.

La provisión de infraestructura para las urbanizaciones y la eliminación de

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las restricciones a la construcción contenidas en las normas urbanísticas yconstructivas complementan el conjunto de medidas que, de manera indirecta,tienden también a favorecer a la autoconstrucción.

Aquí es necesario hacer una precisión, planteamos que las políticas devivienda actuales favorecen la autoconstrucción pero fundamentalmente de lavivienda de los sectores populares que no pueden acceder en su mayoría almercado de viviendas formales, incluso las de más bajo costo, y dado queeste sector social constituye la mayor parte de la población de nuestrasciudades, este componente se convierte en uno de los principales de laspolíticas de vivienda actual. El otro, que no puede ser olvidado pero que noguarda relación con la problemática que nos ocupa, es el establecimiento deun nuevo marco financiero que estimula la producción de viviendas terminadaspara los sectores de medianos y altos ingresos y el acceso a éstas por losúltimos.

Pero insistimos, se trata de incentivar, así sea implícitamente, laautoconstrucción sin una participación del Estado, ni aún en el aspectotecnológico, el cual se deja también a la espontaneidad de las familias ocomunidades autoconstructoras.

ConclusionesLa reflexión hecha sobre la autoconstrucción del hábitat popular en los

países de América Latina durante las últimas décadas y las tendencias que secomienzan a dibujar sobre su rol en el nuevo modelo de desarrollo que se estáimponiendo rápidamente en el continente, sugieren que la autoconstrucciónseguirá teniendo un papel importante en la estructuración del hábitat popularen nuestras ciudades, sólo que éste tendría un carácter, más individual quecolectivo, más privado que público.

Si distinguimos en el hábitat popular tres dimensiones (la familia, elvecindario y la comunidad, donde cada uno de ellos tiende a generar límitesque vuelven significativas determinadas acciones) (Sepúlveda. 1993). podemosobservar que los procesos de autoconstrucción tienen diferentes ritmos ydeterminaciones en cada una de éstas dimensiones. Globalmente,. podríamosdecir que si en el período de constitución (o intento de constitución) de «Estadosde Bienestar». se priorizó en muchos casos los procesos de autoconstrucciónal nivel de Ia comunidad, en el momento actual la opción desreguladora y«facilitadora» de las políticas estatales tenderían a promover los procesosautoconstructivos a nivel de la dimensión de la familia, lo que se traduce anivel espacial en la autoconstrucción de unidades habitacionales individuales.

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Si esto es cierto,. la relación de las instituciones estatales encargadas depromover o apoyar la autoconstrucción del hábitat popular con las familias ycomunidades autoconstructoras y con las organizaciones de la sociedad civilque trabajan en este campo tenderán a sufrir modificaciones.

Estas son visibles diferencialmente en los distintos países Latinoamericanosdependiendo de sus historias particulares. Se puede plantear hipotéticamente,sin embargo, que en los próximos años,. en la medida en que frente al modeloactual de desarrollo no se configuran alternativas factibles, la tendencia haciala individualización de los procesos autoconstructivos será dominante.

Aunque esto no es nuevo pues en las ciudades latinoamericanas laautoconstrucción individual antecede a la comunitaria, el movimiento previsibleplantea la necesidad de retomar los puntos del debate interrumpido quesintetizáramos anteriormente y otros nuevos que surgirán del incesantedesarrollo de éste y otros procesos de la realidad de nuestros países.

Notas

(1) Nos apoyamos en la excelente síntesis hecha por Kostas Mathey en ellibro Beyond Self-Help Housing, referido en la bibliografía utilizada.

(2) No tomamos las políticas de desarrollo urbano por su poco peso en lamayoría de los países latinoamericanos.

(3) Interesantes al respecto. son las ideas que han comenzado a plantear,entre otras instituciones,. FEDEVIVIENDA. de Colombia.

(4) Consideramos que esta doble periodización complementa el análisissin presentar mayores contradicciones.

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Gustavo Romero *

Las alternativas y opciones de laAutoconstrucción de vivienda en

América Latina

* Arquitecto Director del Fondo Solidario de la Vivienda de México. Miembro del Directorio delHIC.

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INDICE

Introducción

Alternativas de la autoconstrucción en las políticas

de viviendas en América Latina

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Introducción

Orígenes del trabajo

Resumiendo treinta años de experiencia

En México la autoconstrucción, la informalidad, los movimientos populares,la pobreza, las estrategias de sobrevivencia y el clientelismo son algunos delos componentes decisivos incorporados al fenómeno urbano que inició haceya cinco décadas.

En los años sesenta empezó a ser objeto de atención mundial el fenómenode la urbanización explosiva -que en América Latina se dio principalmente enlos cuarenta y los cincuenta- Por profesionales críticos y las primerasorganizaciones no gubernamentales (ONGs), que se acercaron y se vincularona dicha problemática.’

A través de todo ese tiempo se han llevado a cabo múltiples experiencias,tanto a nivel micro como macro con muy diferentes características, niveles ycontextos, al mismo tiempo que se han suscitado diversos análisis y polémicasal respecto y sobre diferentes enfoques teóricos y posiciones políticas, quehan contribuido al conocimiento más ordenado y sistemático de la problemáticaurbana.

Podemos decir que la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos vieronel fenómeno de la urbanización popular con desprecio y como un peligro y unmal que había que erradicar. Aún cuando algunos gobiernos tuvieron ciertaapertura o comprensión, sus acciones nunca pasaron de ser marginales ominoritarias (como podría ser el caso de Perú y Colombia).

1. Entre ellos se pueden mencionar a: Charles Abrahams, John Turner, Mangin, y las ONGs:CENTRO COOPERATIVO URUGUAYO, COPEVl, MEXlCO (1963), FUNDASAL, ELSALVADOR. etc., que entre otros analizaron, plantearon alternativas y llevaron a cabo proyectosy programas ante dicho fenómeno.

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Los enfoques teóricos fueron variando su posición con respecto al Estado,los sujetos sociales y el papel de los investigadores, es decir sobre el ordensocial existente y el que debería existir. En un primer momento hubo fuertesdiferencias entre las posiciones de la izquierda marxista, los anarquistas2 y loscristianos. Los primeros tuvieron una actitud crítica al considerar la urbanizaciónpopular una forma más de explotación y los segundos veían el germen de unproceso autogestionario, de afirmación de los individuos y los grupos socialesmarginados y de bajos ingresos.

Durante los setenta y la primera mitad de los ochenta la «autoconstrucción»se llevó a nivel de políticas nacionales. a causa de la presión de institucionescomo el Banco Mundial y de las influencias de muchas de las ONGs3. Losgobernantes y políticos se limitaron a utilizar el discurso cientificista de laplaneación y posteriormente de la modernización para fundar su legitimidad.Las respuestas de los investigadores y organizaciones no gubernamentalesfue dejar la atención sobre los agentes del capital y el Estado y pasarla a lacomprensión de los procesos de construcción y desarrollo de los agentespopulares, promoviendo una auto reflexión sobre los movimientos urbanospopulares.

Después de todo este tiempo no se ha hecho una evaluación a fondo detodas las prácticas, experiencias y posiciones llevadas a cabo. Se requiere,por lo tanto, hacer un esfuerzo de reflexión y de reconceptualización así comode ver los posibles caminos ante esta realidad que finalmente es la dominanteen la mayor parte de los grupos de bajos ingresos y ahora también de algunosde ingreso medio de América Latina.

Clasificación conceptual.

¿ De qué fenómenos estamos hablando? y ¿de que niveles?, ¿cuáles sonlas relaciones e intermediaciones entre ellos?, ¡bajo qué concepciones? sonalgunas de las preguntas que debe contestar una discusión sobre lo que se hallamado «la autoconstrucción de la vivienda y de los asentamientos o barriadaspopulares». A continuación planteamos algunos aspectos que pretenden verla cuestión desde una visión global.

2. Denominamos aquí, como corrientes anarquistas. -en una calificación que ha sido evadidapor los científicos sociales por algún problema no clarificado-, o una serie de diversos gruposy personas que mantuvieron una posición de crítica ante las diferentes corrientes del socialismomarxista y en contra de los sistemas de autoridad centralizada y que enfatizarón diversasposiciones autogestionarias.

3. Entre los casos significativos están los de Uruguay, con la ley de vivienda; el del Salvador, conel programa del Banco Mundial ejecutado por FUNDASAL; y finalmente Méjico. donde estuvoinfluenciado fundamentalmente por las ONG´s en la formulación del Programa Nacional deVivienda de 1979 y la creación del FONHAPO.

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El fenómeno de la autoconstrucción puede ser visto desde diversasdisciplinas de las ciencias sociales. dentro de diversos enfoques y corrientes.Sin embargo, creemos que el problema de la vivienda y más aún el de laautoconstrucción encuentra su explicación más adecuada desde la perspectivade un fenómeno socio-cultural, ya que su significado simbólico y funcionalvaría de acuerdo a las diversas regiones y países de que se trate. Lo anteriorno invalida el enfoque económico que lo entendería como un conjunto desatisfactores tangibles para la reproducción social, sino que se suma la ideade un conjunto complejo y cambiante de satisfactores intangibles para unconjunto también complejo y cambiante de necesidades.

El proceso de construcción de la ciudad lo llevan a cabo no sólo los gobiernosy empresarios, sino los sectores populares que han tenido que enfrentar lasolución habitacional que el Estado no ha podido resolver, recreando prácticasadquiridas en los ambientes rurales de los cuales provienen, representandouna potencialidad positiva para la ciudad.

Dentro de este enfoque socio-cultural existen algunos esfuerzos como losde Pelli (1994), que logran una sistematización de las diferentes experienciasde autoconstrucción y nos propone una tipología en donde el núcleo comúnes la inclusión de los pobladores en el proceso de producción de su propiasolución habitacional, en tres acepciones fundamentales de autoconstrucciónespontánea, dirigida y asistida. Antes de desarrollar estas modalidades daremoscuenta de los diferentes niveles e intermediaciones en las diferentesconcepciones en las que se dan estos procesos.4

Cuando se ha tratado de abordar el problema de la vivienda en los llamadospaíses del «tercer mundo». dependientes, subdesarrollados o periféricos (segúnsea la óptica con la que se les mire) generalmente se le ha visto desde suscausas y manifestaciones hasta las formas particulares que adopta.

Existen principalmente dos enfoques:

El primero hace ver que el mal surge de las propias condiciones del sistemasocio-económico en que se encuentra envuelto y su profunda desigualdad.por la que es inherente al mismo. En este enfoque encontramos dos visiones,aquellos que plantean que sólo mediante la modificación del sistema se puedecombatir el problema; y la otra, que plantea la necesidad de solucionar lascontradicciones actuales, sin perder de vista los objetivos del cambio social.Estas modalidades están en crisis, ante la caída del denominado socialismoreal, que de alguna manera representaba lar bases que una sociedad debería

4 Pelli, Víctor Autoconstrución: El cambio hacia la gestión del hábitat,. Red Cyted. 1994:27

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tener. Las excepciones son aquellos grupos más cercanos al pensamientoanarquista, autotogestivo y al ecologismo que fueron críticos de las realidadesde Ios países socialistas desde hace mucho tiempo. hecho que les valió paraser acusados de reaccionarios o revisionistas.

El segundo se dedicó a analizar los problemas en sí mismos y daba pornaturales las desigualdades como producto de las actuaciones individuales ysostenía que el desarrollo, principalmente económico, llevaría a la. desapariciónde los problemas de la vivienda. Su ejemplo más significativo serían los paísescomo: Taiwan, Hong Kong, Singapur y Corea del Norte que lograron disminuiren gran medida las condiciones de pobreza y avanzar en el derecho a unavivienda más adecuada para la mayoría, esto mediante el desarrollo económico.Por el contrario nuestros países,. donde también ha dominado esta visiónoficialmente, han fracasado durante cuarenta años en sus intentos por modificarla situación.

La atención al problema de la construcción de vivienda la veían como unfactor de caridad hacia los grupos pobres e incapaces de salir por si mismosde su situación habitacional. Ante la crisis del «Estado Benefactor» y la irrupcióndominante de las teorías liberales, estas actitudes de caridad y atención handisminuido, enfatizándose en cambio la creencia de que el desarrollo y un mercado abierto y «libre» serán la base para la solución del problema.

Es evidente que estamos hablando de los problemas de la pobreza. en lacual se encuentran inmersos dichos países. Problemas complejos que vienende sus antecedentes históricos, de sociedades ancestrales, desiguales ymuchas de ellas primitivas, de haber sido casi todas colonizadas directa oeconómicamente y que ante el advenimiento del Capitalismo quedaron en ladependencia, en la heterogeneidad social, económica y cultural, propiciandoun desarrollo desigual y combinado.

Ante la situación de pobreza existente en nuestros países, la actituddominante ha sido de no aceptarla, ya sea como negación o como crítica alsistema que la produjo, pero las dos visiones que han predominado y que hanmarcado las políticas para atacarla han partido de esta posición, negando dealguna manera la opinión o las decisiones de los propios grupos afectados.En las dos modalidades se ha creído que los dirigentes o las vanguardiaspolíticas son las que sabían qué hacer.

Las dos visiones acerca de la pobreza parten de una creencia en el progresomaterial y constante, en la fuerza de la ciencia y de la producción industrialcomo paradigmas. Aquí, baste recordar las posiciones de las izquierdasmarxistas que calificaron a las posiciones ecologistas como «formasencapuchadas del capitalismo perverso» Ambas partían también de un

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desprecio hacia la población, a pesar del discurso por su participación amplia,variada y democrática. Es justo señalar que el socialismo sí Ilevó a unadistribución mucho más justa de los bienes materiales y a disminuirsignificativamente la pobreza de las mayorías y que la comparación aquímarcada se refiere a dichos aspectos y no a otros. Por otro lado en dichosistema se tuvo que aprender duramente que no era suficiente, que habíanecesidad de una participación y de una libertad, no establecida a priori ydirigida por la vanguardia política. Vale la pena aclarar esto último porquetiene relación con las políticas urbanas y de vivienda, ya que la que éstascorrientes impulsaron adolecieron del mismo problema.

En ambas corrientes han existido grupos de tendencias esencialmentedemocráticas, que evidentemente cuestianarón lar visiones cerradaspredominantes y en los últimos años han crecido ante el desarrollo de losmovimientos sociales de los más diversos tipos y se han unido a las otrascorrientes que estuvieron fuera de las dos dominantes. Estas han partidosiempre de que las soluciones surgen desde las propias clases y grupossociales afectados y son esencialmente ellos los que deben ser los actoresfundamentales de su desarrollo y evolución y/o transformación a formas socialesmás justas y equilibradas.5

Desde las nuevas posiciones democráticas, autores como Ríofrío (1991),señalan que en países tan heterogéneos como los de América Latina «...lasactividades de los constructores pobres de la ciudad han mostrado ser másadecuadas para la escasez generalizada de recursos. que las propuestas depolíticos, planificadores, profesionales especializados y demás. No nos quedamás remedio que repenzar el país y nuestras ciudades»6.

Es evidente que para combatir la pobreza es necesario hacerlo en toda lacomplejidad del problema, es decir, en todos los aspectos y campos que lainvolucran, en un proceso cuya temporalidad no es la misma que la visión devivienda terminada, por la que no habría que esperar soluciones mágicas.

Hay dos campos fundamentales estrechamente interrelacionados, eldesarrollo de la capacidad productiva de la sociedad y la distribución de las

5 Es evidente que no se pretende negar la importancia que tienen las grandes fuerzas,económicas y sociales que existen a nivel internacional y nacional, que son papel fundamentalen las determinaciones que guían los procesos sociales. Pero por otro lado vemos cada díalas inusitadas posibilidades de intervenir y de actuar de nuevas fuerzas sociales que surgede la intervención ciudadana, sin que por ello echemos las campanas al vuelo, ya que estees un largo camino no andado y lleno de piedras.

6 Ríofrío. Gustavo. Producir la ciudad (popular) de los 90. Entre el mercado y el Estado,Centro de Estudios de Promoción del Desarrollo, Lima Perú, enero,1991.

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capacidades y riquezas producidas de tal forma que pueda alcanzar unequilibrio que permita su desarrollo. (Esto no significa la igualdad a ultranza eingenua y por decreto que muchos han imaginado). De alguna manera es laintención de integrar el mundo real con el mundo de las instituciones, de lasleyes y de las voluntades.

Tenemos que aceptar que existen diversas condiciones en lo quedenominamos el mundo de la pobreza, las cuales se desarrollan de acuerdo ala capacidad y creatividad cultural y buscan satisfacer los elementos materialesmínimos para un desarrollo al que todos los seres humanos deberían tenerderecho. Existen desde los que carecen de un poco y están cerca del nivelplanteado, hasta los que carecen de casi todo. Este es un mundo desigual ydiverso que no podemos ver con ojos unitarios; en él intervienen distintosfactores: discriminación, niveles de educación y capacitación,condicionamientos por la pertenencia a un país, región, localidad, etc.

Aquí deben unirse los diferentes aspectos de las llamadas políticas sociales,en función de tratar de construir un proceso que vaya transformado la situación.La discusión de este aspecto rebasa los objetivos y alcances de esta reflexión,pero baste decir que debemos revisar seriamente nuestras ideas acerca de:progreso, desarrollo, justicia, estado, gobierno, cultura, educación.

En el campo de la construcción de los asentamientos humanos, pueblos yciudades, se plantean los problemas de la producción de sus componentes:infraestructuras, equipamientos. viviendas y sistemas de servicios y los de laslocalizaciones para su estructuración e interacción.

El primer problema consiste en la variación de las ideas y visiones de loque se piensa, se quiere y se puede para la ciudad ya que a veces se confrontanentre las clases dirigentes, las Ilamadas medias y las populares, (generalmentepobres o de escasos recursos). Entre mayores son las diferencias sociales,económicas y culturales de los grupos, más conflictos y divergencias existirány se reflejarán en las ciudades y sus componentes. En estas circunstanciasno debe extrañar que gran parte del crecimiento de la ciudad es una expresiónde estas condiciones y sus contradicciones. Una de ellas se refiere al fenómenodenominado «AUTOCONSTRUCCION» que engloba el proceso de ocupaciónde tierras que se abren a la urbanización en condiciones precarias, fuera delos criterios legales establecidos por las clases dominantes y compartidos porlas medias; así como a la construcción de las viviendas en la que la mayorparte de los trabajos necesarios son realizados y/o controlados por los propioshabitantes. Existen numerosos trabajos de investigación sobre los procesosque nos permiten entenderlo y no caer en mitos o suposiciones.

Este proceso además de su ilegalidad con los marcos jurídicos y

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reglamentarios, se llesa a cabo con prioridades y ordenes diferentes y a travésde la construcción progresiva del mismo.

Las razones y la Iógica que determinan dicho proceso son muy peculiaresy surgen de las propias características del medio: economía limitada, en granparte informal, pero articulada y subyugada a la dominante y formal, la cualdesconoce los sistemas bancarios crediticios y aplica el ahorro conforme vasurgiendo en el tiempo. a intervalos arrítmicos; vida y relaciones sociales decompadrazgo; interacción intensa. espacial y social entre redes familiares yamistosas; confianza en sus propias capacidades tecnológicas; y, desconfianzay temor de los grupos externos.

Las estructuras de organización que adoptan estos pobladores son procesosque permiten la construcción de la habitación. que aseguran y son parte de lapromoción y realización de las estructuras materiales necesarias para lareproducción de la sociedad. Es decir la respuesta popular ante la ambigüedaddel Estado que tolera las ocupaciones ilegales pero no les da una solución definitiva.

Los aspectos señalados son algunos de los que nos permiten entendereste peculiar proceso por medio del cual la mayor parte de los habitantes denuestros pueblos y ciudades se han asentado. En gran parte ha sido con supropio esfuerzo, sus recursos, sus limitaciones y con el aprovechamiento deagentes sociales corruptos y avezados. Estos funcionan como intermediariosy promotores. y no obstante que hacen negocio han sido más funcionales alas necesidades de reproducción de la ciudad. (con todo lo que esto tiene decontradictorio) que muchos políticos, autoridades y técnicos, especialistas einvestigadores que no llegan a comprender y por tanto a enfrentar el problemade Ias demandas sociales.

En conclusión, podemos decir que el fenómeno de pobreza mayoritariaque ha sido el signo histórico de nuestras sociedades tiene como una de susexpresiones el poblamiento de las ciudades con sus múltiples contradicciones,deficiencias y problemas. Dicha situación se ha acentuado ante el carácterexplosivo del crecimiento urbano, -formado inicialmente por migrantes, queademás sufrían el choque cultural-,. y las dimenciones de la mayor parte delas ciudades importantes.

La característica principal ha sido un crecimiento urbano dual: por un ladoel denominado legal o formal, que cumple con la mayor parte de los requisitosque se han establecido en función de tratar de ordenar el crecimiento, peroque en la mayor parte de los casos tampoco se ha sujetado a los intentosplanificadores; por el otro, tenemos el denominado crecimiento irregular o ilegal,no controlado, pirata e informal. que se ha caracterizado por asentarse dondelo han dejado o ha podido, en los peores lugares y tierras disponibles,

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generalmente fuera o lejos de las infraestructuras y los equipamientos. Lavivienda se ha construido progresivamente. en un proceso de «autoproducción» y los servicios en un proceso de gestión y lucha larga y dolorosa.

Esta segunda forma ha sido rechazada, reprimida y dejada fuera de los marcoslegales. Los pocos apoyos que se llegan a dar son condicionados a que cambienalgunos de sus aspectos tales como: la legalidad y el cumplimiento de requisitostécnicos, lo cual obliga a este sector a caer en manos de los profesionales, dueñossociales de este «saber». En este proceso de «formalización» (fuera de algunoscasos autogestionarios), tienen que pagar un alto precio, sin que este se traduzcaen una mayor presencia y fuerza en la sociedad.

«En el nivel urbano podemos señalar cuatro procesos que estántransformando la ciudad actualmente: la diversificación urbana. los cambios enlos patrones migratorios (hacia el extranjero), la transformación de los mercadoslaborales urbanos y el surgimiento de una nueva estructura social-urbana»7.

Estos se han caracterizado por: el crecimiento poblacional, agotamientodel territorio urbano, informalización de las actividades productivas de la ciudad,crecimiento de la pobreza, disminución de la oferta de vivienda para sectoresde bajos ingresos y cambio en la legislación para que la tierra entre al juegode libre mercado.

La propuesta conceptual fundamental sería el reconocimiento de que lassituaciones de pobreza se pueden transformar a partir del reconocimiento realde su existencia, de las dimensiones de su problemática pero también de lasfuerzas sociales que subyacen en ella, sin idealizarlas. Proponiéndolesalternativas que sean asumidas por ellas, formuladas a partir de suspotencialidades, respetándolas en su esencia.

Que los apoyos que reciban sean sin ataduras, sin prejuicios, abiertos yque permitan el desarrollo de la creatividad de los sectores sociales que secomprometan a la transformación. Se requiere una acción integral desde loeconómico, cultural, político, organizativo hasta los servicios urbanos, devivienda, educación, etc. En tanto no caminemos en este sentido, lo que sehaga estará limitado.

Tenemos que aceptar que el asentamiento «espontáneo y progresivo» y la«auto producción de la vivienda» son un fenómeno que está presente y queno va a desaparecer en el corto y mediano plazo por más exorcismos decualquier tipo que hagamos. Será necesario enfrentarlo, aceptarlo y tratar dellevar a cabo a través de una serie de políticas que lo incorporen y puedanmanejar en sus dos aspectos: urbano-espacial y de producción.

7 Lungo Mario

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8 En este camino están algunos trabajos que tratan de reflexionar sobre estos asuntos desde elpunto de vista de lo urbano y la vivienda vg: Ríofrío, Gustavo, Producir la ciudad (popular).DESCO, 1991; Coraggio, José Luis; Ciudades sin rumbo. Investigación urbana y proyectopopular SIAP y CIUDAD de Quito. 1991. Es este un campo muy resbaloso y siento que aúnhay mucho que analizar y discutir y los autores citador nos hablan de los peligros ycuestionamientos que tienen también los caminos que proponemos.

9 Podemos decir que en el caso de las ciudades mexicanas,. en los últimos cuarenta años, lamayor parte de la llamada vivienda auto construida no pasó del 10 al 20 % en mano de obradirecta de sus habitantes. la apropia gente tiene una expresión que explica muy claramente“nosotros queremos construir con nuestro albañil”. Es probable que en el caso de ciudad deMéxico, sólo el 10 al 15 % de las casas autoconstruidas tengan más de un 50% de mano deobra de este tipo. Creemos que aunque el fenómeno varia en América Latina por países,regiones y momentos históricos, la situación es bastante generalizada.

Es importante aclarar que con la autogestión urbana de los sectorespopulares, no se pretende transformar a la sociedad por importantes ymayoritarios que estos sean. Este sector ha producido valores sociales yculturales que debemos revalorar, por lo que es necesario revisar y profundizaren esta realidad para plantear los múltiples y complejos caminos que se nospresentan, llenos de dificultades pero de alguna manera más ricos que algunasde las utopías que hemos concebido y confundido con el mundo real y posible.Es evidente que el cambio y la transformación de las sociedades está en latotalidad, desde lo elemental y lo cotidiano a lo más general, y el problemaestá en cómo lo articulamos. 8

Las concepciones de la “autoconstrucción”

A pesar de la dimensión del fenómeno de la autoconstrucción y de losmuchos trabajos y análisis que se han efectuado no existe una claridad en ladefinición de los aspectos que el fenómeno pretende englobar. El primero deellos se refiere al nombre mismo «autoconstrucción». que da a entender unhecho en el que los que hacen su vivienda la construyen ellos mismos,físicamente, con su trabajo directo o con sus propias manos. Si así fuera enestricto,. una gran parte de la vivienda que ha sido hecha en nuestros paísesno cumpliría con esta característica más que en un porcentaje . 9.

En este sentido cabe decir que lo que hace la gente es encargarse casitotalmente de su producción, es decir: Busca y consigue terreno; se procurasola el financiamiento con sus enormes, limitaciones, diseña o concibe lavivienda; compra los materiales, consigue la mano de obra que le ayudara aadministrar la obra. etc.. Vemos entonces que dentro de los múltiples trabajosque le requieren, la construcción directa es uno de ellos y no necesariamenteel más importante a ejecutar por el habitante y uno de los que puede delegar.Estamos ante lo que se ha denominado por diversos autores, laautoconstrucción espontánea y autónoma.

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Quizá el trabajo más importante que realiza el «habitante» es controlar elproceso de producción. para que el producto sea lo más adecuado a su realidadeconómica y social. Un aspecto que se olvida en los análisis, -extrañamentesiendo arquitectos de origen muchos de los investigadores, (o ya lo olvidaron)-es el significado espacial de la vivienda, producto de las visiones culturales dela vivienda de sus habitantes. La relevancia es tal para ellos que no se puededejar en manos de otros, especialmente cuando los «técnicos o expertos»son parte de otro mundo cultural y económico.

Esto nos puede explicar los grandes errores y fracasos de las viviendaspara los sectores populares diseñadas por los arquitectos. Significa en últimainstancia que extraños decidan cómo debe vivir la gente de los sectorespopulares. Este proceso se conoce como autoconstrucción dirigida.

La gran ventaja de los procesos de autoconstrucción está en la expresióny aporte sobre la concepción de ciudad de los sectores populares que sin sermistificada debe ser entendida, para, en todo caso potenciarla.

Tenemos una rica experiencia en el llamado «diseño participativo», que haintentado establecer una relación dialéctica entre los técnicos y los usuarios yque las decisiones sean síntesis del proceso establecido. Dichas experienciaslas hemos reconocido como la autoconstrucción asistida en donde la inclusiónde la familia en las decisiones de la vivienda son fundamentales.

En rigor podemos decir que el término «autoconstrucción» es impreciso y tiendea crear confusión respecto a lo que pretende decir y entender. La única razón deusarlo está en que es un término muy difundido y el de auto producción, que esmás preciso, no es fácil de entender. Desde el punto de vista del análisis nuestrasugerencia es que se use el segundo para poder ser más claros y precisos.

De cualquier manera estos términos pueden ser utilizados en lo que se hadenominado autoconstrucción espontánea, dirigida y asistida. En los casosen que organizaciones sociales se aboquen a llevar a cabo un proceso de«auto producción». con plena conciencia y pretendan controlarlo, estamoshablando de un proceso «autogestionario». Se plantea así, una cuestióntrascendental. Este proceso se plantea como la única alternativa que le quedaa los grupos de bajo ingreso de llegar a tener una vivienda, especialmentepropia (enfrentando la crítica social y el tener que hacerlo).

Nadie auto construye o auto produce por gusto a excepción de algunagente con recursos que lo hace con cierto objetivo. Esto se transforma cuandoel grupo acepta una realidad social pero trata de llegar a controlarla en losaspectos que le sean posibles y le permitan tener un mejor papel y un desarrollocomo individuo y colectivo imponiéndose una visión autogestionaria

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Alternativas de la Autoconstrucción

en las políticas de vivienda

en América LatinaLa propuesta de las alternativas a lo que hemos denominado «La

autoconstrucción y la auto urbanización de las viviendas y los asentamientos,especialmente populares» no puede plantearse sin ubicar en el conjunto de lasociedad, sus determinantes, la coyuntura actual y las complejas relaciones ymediaciones que están presentes en el desarrollo y transformación de nuestromundo contemporáneo.

En este sentido queremos plantear los aspectos que nos parecenfundamentales de las tendencias actuales en nuestras sociedades. En el mundoactual se ha ido desarrollando cada vez más el llamado fenómeno de laglobalización, en el cual las relaciones entres los países y las diferentessociedades se intensifican cada vez más. A partir de la caída de los paísessocialistas el modelo dominante, sin enemigo al frente, son las sociedades demercado capitalista, las cuales a través de las más desarrolladas y hegemónicas,han planteado la apertura total, abriendo las economías a la interacción entreellas en una batalla desigual entre las más fuertes y las más débiles.

Las sociedades latinoamericanas, junto con las del llamado Tercer Mundo,pertenecen al grupo de las más débi!es y que podemos Ilamar «dependientes»concepción que debemos revalorar ya que es un factor y un elemento quedebemos tomar en cuenta si pretendemos tener un entendimiento máscompleto. La característica predominante es que en nuestros países, «losdependientes», se da un desarrollo «dual» que sin menoscabo de lainterrelación y articulación entre ambos sectores se acentúa cada vez más.Esta situación se presenta desde los que tienen menos desequilibrios internoshistóricamente v.g. Argentina y Uruguay, los de economías crecientes ypoderosas en este ámbito, v.g. México y Brasil o los menos desarrollados v.g.Bolivia, Haití y en este sentido podemos hablar de una igualdad a pesar desus diferencias entre ellos.

El fenómeno que queremos destacar se refiere al número creciente depoblación. actividades económicas y patrones de comportamiento y culturalesque no pueden ser plenamente integrados a los modos de la sociedaddominante, moderna y capitalista, debido a la incapacidad del sistema dehacerlo. En este sentido los Estados Latinoamericanos se encuentran envueltosen una paradoja; por un lado están enfrascados en reacomodar su participación

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y funcionamiento en relación a las nuevas demandas que les plantean lasfuerzas y organismos internacionales para adecuarse a la apertura de losmercados, y para lograr la disminución de los déficits fiscales y las ineficienciasgubernamentales. Por el otro se verifica un crecimiento de las condiciones depobreza y desigualdad social y por lo tanto la «marginalización» de parteimportante, en muchos casos mayoritaria, de la población y de muchas de lasactividades económicas y sociales, que pone en duda el sentido de las«trasformaciones y adecuaciones» que se Ilevan a cabo. Es cierto que se hanimplementado «mediante las sugerencia del FMI y el Banco Mundial» losprogramas de «solidaridad» que con nombres parecidos o similares se estánllevando a cabo en América Latina. Pero el efecto de estos, inclusive en elcaso mexicano,10 que ha adquirido dimensiones importantes, el problema esrelativamente pequeño ante el crecimiento de la pobreza.

En este marco queremos plantear una estrategia que se apoya en que lacontradicción existente puede llevar a conflictos muy serios y complejos quelos estados nacionales no quisieran enfrentar. En este sentido podemos ver laposibilidad de insertar una estrategia de signo popular 11, y tal como nos planteaj.L. Coraggio 12, «Aunque tal estrategia, en tanto voluntad política, sólo puedesurgir del encuentro entre los diversos sectores y organizaciones sociales ypolíticas en cada coyuntura nacional y regional, a la vez, en tanto proyectohistórico posible, deberá nutrirse del reconocimiento y del conocimiento objetivode la realidad actual y de sus posibles desarrollos». Es evidente que losgobiernos se mostrarán interesados en una política que se inscribe en losnuevos roles que pretenden asumir, pero que tratarán de controlar y dirigir enun sentido meramente instrumental. Pero si pretenden algún resultadosignificativo, deberán aceptar que la participación social debe incidir en sudireccionalidad en un proceso dialéctico, no exento de confrontación de fuerzas.Es en este sentido que queremos plantear la inscripción de una política parala vivienda popular, que evidentemente tendrá que darse en una acción másamplia y compleja, que de alguna manera se relacione y se articule con losdemás aspectos que tiene que ver con la construcción del «Hábitat».

La experiencia a la que se ha denominado “Autoconstrucción y auto

IO- En el año 1993, el presupuesto estuvo cercano a los tres mil millones de dólares InformePresidencial 1993.

II- Utilizamos aquí el término «estrategia de signo popular» así como las argumentaciones que alrespecto se presentan en Coroggio j.L. Ciudades sin rumbo. Investigación urbana y proyectopopular. SlAP y CIUDAD, Quito, Ecuador 1991, que creemos es uno de los trabajos másacabados al respecto. Las interpretaciones al caso que nos ocupa son responsabilidad delautor de este documento.

I2- Coraggio).L- op. cit.

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urbanización” y que hemos definido como un proceso que se inserta dentro delas manifestaciones y acciones que llevan a cabo los «sectores populares13,no puede simplemente incorporarse a las políticas nacionales sin entender lacomplejidad de su factura so pena de reproducir caricaturísticamente las formasexternas de la misma. tales como los programas de «lotes y servicios y viviendaprogresiva» que los gobiernos ya han implementado, generalmente conresultados poco satisfactorios.

ESTRATEGIA

El asunto más importante detrás de la «autoconstrucción» en relación a suposibilidad de tener una política adecuada, se refiere a la confusión eincomprención sobre lo que significa y es realmente. Se requiere demostrar ymostrar, las características reales, sus posibilidades, sus limitaciones y dequé manera es una alternativa que con apoyo, respeto y comprención puedeayudar a construir tanto soluciones materiales al problema de la vivienda asícomo contribuir al desarrollo social.

Para alcanzar el objetivo de entendimiento y aceptación social de unaestrategia de apoyo a la vivienda popular, especialmente en el campo de la«autoconstrucción». se requiere:

a) La discusión analítica sobre el fenómeno de la «autoconstrucción», suproceso, alcances, significado, posibilidades, alternativas y opciones ysu relación. Esta debe realizarse en términos de discusión política,primero entre los grupos y movimientos sociales populares,acompañados de los técnicos, investigadores, profesionales y deorganismos de la sociedad civil: sindicatos, ONGs, agrupacionesdiversas, que de alguna manera simpatizan con los procesos de cambioy transformación hacia una sociedad más justa.

13- Nos hemos referido como Sectores Populares a aquellos que forman las maryorías socialesen nuestros países, principalmente de bajos ingresos y que tienen una conformación y patronesculturales tradicionales, entendidos estos como los relativos a las sociedades rurales y urbanasconformadas en el tiempo y que asumen parcialmente o no lo que se denomina la modernidad.Aquí consideramos conveniente ampliarlo a la concepción que nos propone Coraggio “Lacondición fundamental para clasificar como “Popular” a una unidad de reproducción es eltrabajo propio (en relación de dependencia por cuenta propia) como base necesaria de lareproducción”. Esta clasificación incluye y nos amplía a los obreros, campesinos, artesanos,maestros y profesores, artistas, pequeños comerciantes, lumpen que de alguna manera realizanactividades que se contraponen o se marginan de las mercantilistas capitalistas en algunaforma. No es motivo de este trabajo profundizar en este tema, para esto ver Coraggio. Op. cit.

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El resultado debería ser, por un lado un consenso sobre la concepciónde la problemática, -que actualmente no existe-; apoyada en las múltiplesprácticas y experiencia de las realizaciones e investigaciones en AméricaLatina. que podemos considerar sumamente ricas y profundas. Por otro,llevar ese consenso expresado en una estrategia de acción para trabajaren su proceso de implantación, que debe contener una política escritacon planes, programas, instrumentos, leyes, reglamentos(modificaciones, creación, adecuación), proyectos y acciones concretas.Aquí debe existir un trabajo conjunto de los grupos de las sociedadeslatinoamericanas que están en la misma línea. Por un lado se facilitaríael trabajo a realizar, dada las similitudes 14, y por otro le daría unadimensión internacional, lo que significaría un apoyo a nivel nacional.

b) En base al punto anterior se requiere una campaña de difusión ydiscusión en la opinión pública y especialmente en los medios masivos.Ante la realización de la Reunión de «HABITAT II» a realizarse enEstambul en 1996 a instancias de Las Naciones Unidas, se presenta laocasión de Ilevar a cabo un trabajo que pueda sumar las experiencias,las iniciativas y las propuestas de las organizaciones sociales, de lasONGs de los técnicos y profesionales involucrados en la temática y lasredes nacionales e internacionales, en términos de impactar, presionary lograr la instauración de procesos de transformación en la direcciónde la estrategia propuesta.

c) Llevar a cabo un proceso de negociación con los gobiernos, en losdiferentes niveles: nacionales, estatales o regionales y locales y con lossectores privados de la economía, por medio del cual se puedan irabriendo espacios dentro de los Iíneamientos de la estrategia global,de acuerdo a los consensos alcanzados.

14- Es evidente que las particularidades locales y regionales serían de la responsabilidad de losgrupos nacionales.

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Supuestos generales

En ánimo de aportar a la discusión general del punto «a», proponemos lossiguientes supuestos generales, basados en las conclusiones de la discusiónpresentada en la primera parte de este trabajo:

Los procesos de la denominada «autoconstrucción de la vivienda 15 , y dela auto urbanización» de los asentamientos populares, han sido la respuestasocial que ha permitido dar salida a las enormes demandas de vivienda de losgrupos que disponen de escasos recursos o Ingresos en nuestras sociedades.Sin soslayar que son una expresión de la desigualdad e injusticia socialesexistentes en nuestros países, así como que la mayor parte del esfuerzo en sudesarrollo se ha hecho por los propios habitantes, a pesar de todos losobstáculos que se enfrentan por la incomprensión de los grupos formales ydominantes de la sociedad. También es importante señalar que losasentamientos o barriadas representan, hasta este momento la mejor opciónque hemos encontrado 16, a pesar que muchos de ellos, especialmente losmás nuevos, tienen muchas carencias-, para vergüenza de las autoridadesgubernamentales, de la opinión pública que juzga superficial y deformadamente,de los técnicos, profesionales e investigadores que en su mayoría los hanrechazado antes de tratar de comprenderlos y oponiéndoles sus ideasesquemáticas y desconocedoras del medio en donde se producen yevidentemente de los sectores privados, de empresarios y comerciantes, quelos consideran un mal de la pobreza, de la cual son culpables los propiospobres.

En los asentamientos populares se desarrollan actividades económicas,principalmente de las denominadas «informales», con modalidades deorganización y productividad que no destruyen el tejido social existente, sinomás bien, se integran al mismo.17 Ellas representan en general un importantemovimiento económico, que evidentemente en muchos aspectos se articula

15 Que tal como hemos argumentado anteriormente su nombre más preciso es “autoproducciónde la vivienda” pero que en función del uso común actual, continuamos en el uso del termino“autoconstrucción”.

16 Al respecto Gustavo Riofrío nos dice en «Producir la ciudad (popular) de los 90, “Entre elmercado y el Estado”. DESCO. Lima, Perú 1991, «pero la barriada no ha sido solamente unamodalidad de producir vivienda y ciudad. Los pobladores de los asentamientos popularesmodernos de la ciudad han producido un hábitat y relaciones sociales de gran riqueza ymodernidad que constituye uno de los elementos más importantes de la vida urbana peruanacontemporánea». De alguna manera podríamos decir lo mismo de muchas de las «barriadaso colonias populares mexicanas” con las salvedades propias de cada contexto.

17 Riofrio G., op. cit.

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con los circuitos de la economía capitalista de mercado moderno y dominante.

En los asentamientos populares, además de existir de diferente tipo18,tenemos dos fenómenos, uno se refiere a los Ilamados auto constructores,que son propietarios o posesionarios y que en el caso de nuestro paísrepresentan en la mayor parte de los casos, uno de los sectores con mayoringreso dentro de los grupos de escasos recursos, ya que tienen una capacidadde invertir en la compra de terreno y en la inversión inicial de ocupación, porprecaria que esta sea, o dicho de otra forma son los menos pobres de lospobres y además son grupos compuestos muchas veces por la gente conmayor dinámica social en estos estratos. En segundo, recordar que este sector,a su vez, es el que produce la mayor parte de la oferta de renta ilegal o irregular,que es la que responde a la demanda de los grupos más pobres, de recienteformación familiar o de inmigración. Este último grupo se olvida muyfrecuentemente en los análisis y queda fuera de las políticas.

EL PAPEL DE L0S ASENTAMIENTDS AUTO CONSTRUIDOSEN UNA CIUDAD EN CRISIS.

Las ciudades en América Latina se enfrentan a múltiples problemas, unode ellos se refiere a su crecimiento físico, en este aspecto se ha querido echarla culpa a los asentamientos, colonias o barriadas populares, de la falta deorden y control al respecto y de su falta de planeación, -como si el resto seplanificara efectivamente. Los puntos de vista de estas opiniones o análisisparten de un esquema de lo que la ciudad debería ser- pero nunca ha sido- enlugar de tratar de entender que es lo qué ha parado y esta detrás de unasimple observación física, en un corte específico.

Es evidente que la ciudad actual se encuentra en crisis y es necesariorevisar y realizar lo que ha pasado, especialmente el papel real que han jugadolos asentamientos de vivienda popular y que está parando con losprocedimientos de gestión urbana así como de los mecanismos que han estadofuncionando. Tenemos que entender que en el futuro próximo tendremos que

18 En el caso mexicano hemos distinguido los siguientes: Ciudades perdidas o donde se renta elsuelo y el habitante construye una vivienda, generalmente muy precaria; Asentamientos deinvasión; de dos subtipos- progresiva y de una sola vez: colonias populares, consisten enventa de lotes, a su vez de dos subtipos, en venta irregular en terrenos de propiedad privaday de venta ilegal en terrenos de propiedad ejidal, o sea tierra dotada a los campesinos enusufructo, pero que no puede ser transferida. A partir de 1991, se modifico la Constitución eneste último aspecto y la tierra ejidal ya puede ser vendida y transferida, ver. Sudra Tomasz,Romero Gustavo. «El sistema de vivienda de la población de bajos ingresos en la zonametropolitana de la Ciudad de México. Investigación sobre vivienda de bajo costo. Proyecto,SIAP-CHD. México 1975.

19 Riofrío Gustavo op.cit.nlatria Guriava op. cii

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enfrentar las diferentes modalidades que tenemos de hacer ciudad, -y una deellas son los asentamientos populares-. las cuales deben interrelacionarse yen un proceso dialéctico surgirán nuevas alternativas, algunas veces másimpregnadas de una modalidad que de otra. Si pretendemos que la idea deciudad «ordenada, simple esquemática, decente, hermosa», se imponga a laotra idealmente, el resultado será muy crítico. Un proverbio que debería estarcomo epígrafe en cualquier plan de política urbana y de vivienda es aquel quenos dice «De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno».

En relación a dicha discusión nos permitimos transcribir lo que nos planteaGustavo Riofrio 19 al respecto: «Son los propios pobladores o usuarios quienessaben lo que quieren. Ellos pueden movilizar recursos que pueden ser puestosen movimiento por las autoridades, así como edificar viviendascomparativamente más adecuadas que las que producen los gobiernos. Segúneste planteamiento lo sabio de una política de vivienda consiste en apoyar lainiciativa de los constructores, en vez de sustituirla». «En vez de libertad ymenor Estado, la política de vivienda para los pobres debe consistir en jugarun rol facilitador efectuado por un mejor Estado». La iniciativa de los autoconstructores «debe traducirse en normas que favorezcan su edificación. ElEstado debe apoyar a los diferentes actores que produzcan vivienda. Permitirlesque actúen es uno de los aspectos de ese apoyo, pero no el único. El rol delEstado debe ser el de poner a su disposición las herramientas técnicas yfinancieras que les permitan actuar mejor y con más fuerza. Con la misma (omenos) cantidad de subsidio se debe desarrollar una política «facilitadora» delas inversiones de los sectores privados populares en la vivienda, en vez deuna inversión que los sustituya a ellos con magros resultados. El rol facilitadordel Estado consiste en apoyar las iniciativas que ya existen y muestranresultados; en vez de reemplazarlas por acciones desde arriba, generalmentemal planeadas e incapaces de Ilegar a los necesitados de apoyo estatal20.

Vemos como este autor nos plantea con claridad que la construcción de laciudad posible, realista del futuro inmediato pasa por no darle la espalda a loque ha sucedido en los últimos cincuenta años en nuestras ciudades y que siqueremos realmente avanzar nos tenemos que enfrentar a manejar y conciliarlas diferentes fuerzas y situaciones sociales existentes, especialmente aquellaque representan los pobladores populares, que junto con los agentes que lesacompañan han construido en promedio el 60% del área de nuestras ciudades.

Uno de los problemas fundamentales que se presentan ante el desarrolloespacial de las ciudades es cómo afrontar el crecimiento y el ordenamientofísico. Tal como hemos esbozado, las propuestas de ciudad vigentes se basanen la ciudad ideal, ordenada y hermosa, sin clases sociales, con una concepción20 Ríofrío,Gustavo,op. cit.

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muy simple de lo que es la vida social. Lo grave es que tal concepto estaplasmado en leyes, reglamentos y se ha permeado a la opinión pública, consu simplicidad y sin visión crítica, en tal sentido que sólo un pequeño porcentajede nuestra sociedad puede llegar a tener el nivel establecido. Es necesariodecir que también, parte importante del pensamiento y las líneas políticas queluchan por un mundo más justo y menos desigual, también avalan estanormatividad en función de la aspiración de justicia social. Conviene reflexionarsi no existe en este último caso una confusión entre objetivos y metas a alcanzary ubicar esta cuestión dentro de la estrategia global que se proponía discutir.

Necesitamos adecuar las leyes, reglamentos, normas urbanas y deconstrucción como así también las reglas de operación de los instrumentos einstituciones de vivienda, de forma tal que no sea una débil concesión, de laconcepción formal de la ciudad «moderna», llena de candados con el objetode evitar el «desorden» e «ignorancia» de los pobres y bajo la miradapaternalista de las élites dominantes21. Esta adecuación debe partir de unreconocimiento de la importancia, valor y significados de los trabajos popularespor construir la ciudad y de los apoyos que pueden requerir para desarrollaretapas nuevas. Esto implica una apertura y una desregulación, que rompacon el concepto de lo que esta «bien» y lo que esta «mal» e irlo sustituyendopor los criterios discutidos, concertados, concertados que vayan logrando ladiscusión social democráticamente.

POLITICA DE VIVIENDA EN APOYO A L0S PROCES0S DEAUTOCONSTRUCCION Y AUTOGESTION DEL POBLAMIENTOY LA VIVIENDA

Las políticas de vivienda deben tomar en cuenta toda la demanda yproducción que se da en los conjuntos nacionales y tratar de incidir en todoslos aspectos que están involucrados. No se puede pretender que sólo o muypreferentemente se atienda a los grupos con mayores carencias o problemas,primero porque no atender el conjunto acaba afectando a las más débiles ysegundo porque los problemas, especialmente de los más pobres 22, sonestructurales y de sobrevivencia y tienen que resolverse junto con accionesen esos campos y finalmente lo que han producido, es que los gobiernoshagan discursos y demagogia con la atención a estos sectores y con muy

21- En este asunto los profesionales y técnicos han jugado un triste papel por desconocimientode los fenómenos sociales detrás de los hechos de la ciudad y creer que es un problema denormas “abstractas”. Desgraciadamente muchos movimientos sociales y políticos populares,así como investigadores académicos que en pos de un ideal político lo mezclan con lainvestigación que pretende ser rigurosa y científica, miden las situaciones existentes conestos criterios. Uno de los muchos ejemplos es la elaboración de los llamados “déficits” devivienda, que sirven más para confundir que para aclarar las cosas.

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pocos efectos reales. Debe entenderse que esto no significa que no se atiendana estos grupos, sino que debe hacerse dentro de una política general y dentrode una estrategia como la que se propone. A veces en términos prácticos convieneatender preferentemente un cuello de botella en la oferta a los sectores mediosque está afectando a los grupos de menores ingresos y más desprotegidos.

El mercado de Ia viviendaEl mercado de Ia viviendaEl mercado de Ia viviendaEl mercado de Ia viviendaEl mercado de Ia vivienda.Hasta el momento actual el mercado ha sido la forma más eficiente para

regular la producción y distribución de bienes y servicios en la sociedad humana.Es cierto que por sus propias condiciones es inequitativo, que tiene muchasdistorsiones en su funcionamiento y esto se agrava cuando se vincula a losmecanismos de poder. En una modalidad capitalista y especialmente en lafase actual, «capital financiero y trasnacionalizado», este adquierecaracterísticas monopólicas y perversas. Como alternativa se ha propuestoque sea la planificación el instrumento que regule la producción y distribución.Desgraciadamente la experiencia de los países del Ilamado socialismo realno fue lo exitosa que se esperaba, en donde fue aplicada a la totalidad delfuncionamiento económico. En los países de economía de mercado en sumodalidad capitalista, se ha utilizado como una alternativa y un complementopara actuar en sectores donde la Iógica del mercado no es la más adecuada,con resultados muy dispares, principalmente negativos23.

Dada la situación internacional y con el predominio de los países ricos deeconomía de mercado capitalista, en el futuro próximo el mercado reguirásiendo una realidad en nuestros países. Creemos entonces que debemospensar en «producir y consumir con la mediación del mercado si, pero no deun mercado organizado desde la Iógica del capital». sino «que seanarticulaciones de elementos interdependientes y complementarios, que vinculenmás directamente a productores y consumidores (cooperativas deabastecimiento, cooperativas de vivienda, sistemas barriales de autodefensa,sistemas de auto educación, sistemas de autogestión del hábitat y la salud..

22 Nos referimos en este caso a los grupos que se encuentran en la pobreza extrema o desobrevivencia, que en el caso mexicano posiblemente corresponda al IO ó 15% de la población.

23 El temo de la discusión sobre la función y los papeles de la planificación social en nuestrospaíses, rebasa los alcances de este documento, pero consideramos que es muy importanteabordarlo, ya que desgraciadamente existe un «culto» de parte de la izquierda socialista,lleno de mitos y que requiere obordarse con espíritu crítico y abierto. Solamente queremosseñalar que desde nuestro punto de vista «la planificación como ha sido planteado en muchosde sus textos propositivos y en la práctica tiene muchos elementos autoritarios y deterministas.Por otro la planificación participativa y democrática tiene una experiencia muy corta, pero esindudable que es un camino sobre el que hay que trabajar, siempre y cuando no se olvideaquello de «De buenas intensiones esta empedrado el camino al infierno»

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etc.) o que suman con otro sentido lar actividades de intermediación»24 .

Hemos, mencionado en varias discusiones que debemos repensar nuestraactitud y plantearnos lo que denominamos «Los mercados democráticos».Nos referimos a que existen múltiples de ellos con tal potencial en el sistemasocial y en algunos, por ejemplo los submercados de la vivienda y elpoblamiento popular entre otros, tienen elementos como los planteadosanteriormente y que pueden Ilegar a tener dichas condiciones. No se pretendeingenuamente que dichos mercados funcionen como islas, especialmente dadasu pequeñez y debilidad frente al capitalista dominante, pero además de unacierta autonomía relativa, dadas sus peculiares condiciones, es posible quepueda trabajar en el sentido planteado.

Se requiere además de estudios y análisis profundos y variador de losmercados urbanos y de vivienda populares de los cuales se tiene un ampliodesconocimiento en tal sentido, ya que los estudios existentes tienen otraóptica y objetivos. Es evidente que si queremos participar en la producción dela oferta y demanda, los planteamientos deben partir del conocimiento y nosólo de la ideología y las buenas intenciones.

La política de vivienda y el poblamiento para la Autoconstrucción.

Una política para apoyar el proceso de autoconstrucción, entendida comola hemos planteado tiene que actuar en diferentes campos que tienen incidenciay que podemos señalarlos así:

- En el ámbito territorial ya que un insumo fundamental es la tierra que puedausarse en términos habitacionales y que tiene que ver con la cantidad necesariapara producir una oferta satisfactoria, y la relación y articulación que tiene quetener con los otros usos urbanos (comercio, fabriles, reparaciones,administrativos públicos y privados, recreación, etc.) y que conformaría lo quepreferimos Ilamar la organización espacial de pueblos y ciudades en lugar delimpreciso e insuficiente nombre de desarrollo urbano, así como con laconstrucción y capacidades de la infraestructura. Este asunto a su vez seexpresa en dos aspectos: las normas y reglamentos que pretenden regular,controlar y dirigír los procesos de la construcción espacial de los asentamientoshumanos. Y en segundo se refiere a la concepción arquitectónica y urbana delos espacios habitacionales, es decir al diseño y construcción de las viviendas,su lotificación y sembrado, sus vialidades, su estructuración espacial y toda sumorfología inherente así como la concepción tecnológica de lasinfraestructuras.(25) El otro aspecto que incide muy importantemente es elfinanciero pero que trataremos como parte de la producción.

24- Coraggio I.L., op. cit.

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- El siguiente tiene que ver en con la producción y en este caso se trata deincidir en todos los aspectos relacionados, tales como: El financiamiento,la tecnología que tiene que ver tanto con las técnicas de producir materialesy constructivas así como con la mano de obra directa y los técnicosnecesarios y de forma especial con el diseño arquitectónico de la vivienda (26),y la administración de los procesos de construcción.

-Un tercer aspecto se refiere al asunto de la gestión y la organización de lapoblación para los menesteres de la Autoproducción. Este es un asunto esencialy además característico ya que en las otras modalidades de producción devivienda este factor no cuenta o no existe.

Se han identificado tres tipos básicos de auto construcciones de acuerdo alos agentes que intervienen y el sentido de las mismas, estas son 27: Laespontanea, la dirigida y la asistida y de acuerdo a ellas planteamos lascaracterísticas que deben tener las propuestas..

Autoconstrucción espontáneaAutoconstrucción espontáneaAutoconstrucción espontáneaAutoconstrucción espontáneaAutoconstrucción espontánea 28

Esta modalidad representa sin lugar a dudas la más numerosa existenteen nuestros países a pesar de que presenta signos de agotamiento,especialmente en las ciudades metropolitanas por la dificultad de conseguirtierras. Es también la más conflictiva, ya que en muchos casos usa terrenos

25- Este es un asunto en donde existen diversas polémicas y que porten de las mismasconcepciones de cómo se concibe la hechura de la ciudad y la arquitectura, en ese caso lahabitacional y que parten por un lodo de visión positivista y formalista que piensa que losarquitectos o profesionales afines deben ser los que propongan y resuelvan las solucionesarquitectónicas y urbanas, en su concreción espacio-formal. En esta posición vuelven o estardesgraciadamente unidas tanto las corrientes del capitalismo tecnocrático como del socialismoque podemos calificar con el mismo término, y por el otro, tenemos aquellos que piensan quela creación de los espacios arquitectónicos urbanos es un asunto complejo de relacionesdialécticas entre técnicos y habitantes -pobladores- usuarios, en que las decisiones acercade cómo deben ser, compete principalmente o estos últimos. Dentro de estas corrientestenemos algunas de las experiencias de «diseño participativo» de varias ONGslatinoamericanas. entre ellas señalamos, por razones de conocimiento directo, COPEVI-CENVlY FOSOVI en México.

26- Puede parecer extraño que hablemos de la mano de obra profesional pero conviene recordarque estamos hablando principalmente de la «autoproducción» y especialmente la autogestiva,y en ella existe la participación mayoritariamente de dicha mano de obra

27- El cuerpo de documentos que forman parte del proyecto “Las lecciones de la experiencia devivienda popular en América Latina. Base para el futuro” de la Red XIVV. B. “Viviendo yconstruyendo”, Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, CYTED,del cual éste forma parte menciona esta clasificación. Ver Pelli, Victor y Lungo, Mario.

28- En este caso estamos usando la definición de autoconstrución espontánea, dirigida y asistidasegún se presenta en el documento de Pelli, Victor “Autoconstrucción: Límites y posibilidades,en el que se recogen las reflexiones conjuntas de Mario Lungo, V. Pelli, como parte delSubproyecto 3 de la Red CYTED. XIV. B. de la cual este documento forma parte.

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inadecuados, en los que generalmente cuesta mucho introducir lainfraestructura; la acción individual dificulta enfrentar problemas y ademásalrededor de ella se generan situaciones de corrupción necesaria para poderexistir, que crean a su vez una serie de agentes sociales; fraccionadores olotificadores piratas, gestores y promotores que se encargan de corromper alas autoridades y los propios funcionarios que están dentro de los contubernios.Se presta también a la manipulación política y es por otro lado la más fácil dehacer precisamente por su individualidad y porque ya ha creado una culturaen la cual los pobladores pobres y populares ya saben que hacer. En cuanto ala construcción de las viviendas y su supuesto alto costo por la manera comose hace, no es tan grave ni tan cierto, a pesar que suele ser el juicio primerode críticas, hay que actuar en él, pero es secundario.

Tierra

Este es el elemento clave ya que en función de su acceso los pobladorespodrán iniciar su proceso. Se requiere estudiar y analizar las demandas paraconocer sus características y peculiaridades significativas así como su magnitudcon objeto de poder ayudar a producir una oferta adecuada.

Se debe tratar de producir una oferta para los diferentes estratos de losgrupos populares que demandan este tipo de vivienda. Para ello es necesarioque el resto de los submercados, especialmente los formales produzcan unaoferta amplia, ya que esto facilitaría el propio desarrollo de mercados abiertosy legales de tierra popular que se pueden complementar con tierra pública. Serequiere para que esto suceda desregularizar el suelo, pero vincularlo aesquemas de organización del desarrollo y crecimiento de las ciudades, ampliosy flexibles y no deterministas.

La oferta debe empezar desde zonas con servicios potenciales (se puedeprever que en tales zonas pueden construirse en el futuro inmediatoinfraestructuras y se les puede provisionalmente atender). Lo importante esque las zonas deben ser parte de planes de desarrollo u organización urbanaconcertados con la población; a su vez la ocupación de los sitios debe hacersemediante convenios claros entre promotores, gobierno y habitantes, queresponsabilizan a las partes, sin pedir cosas que no se puedan cumplir a losdiferentes actores. Lo anterior significa que se entiende el proceso y se respetael esfuerzo de los pobladores.

Debe legalizarse ampliamente el proceso de construcción y urbanizaciónprogresiva desregularizando la normatividad urbana. Debe abrirse a que todotipo de promotores pueda desarrollar proyectos, siempre y cuando cumplanreglas, que deben ser sencillas. Suele existir entre la mayor parte de losinvestigadores y técnicos progresistas y funcionarios públicos bien

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intencionados un odio acérrimo contra los fraccionadores y promotores privadosa los que consideran dentro de la peor calaña de los agente capitalistas, peroindependientemente que en muchísimos casos se merezcan tal situación, sedebe reconocer que en toda situación de consumos ilegales surgen las mafiasy los individuos de baja estofa capaces de moverse en esas condiciones. Laalternativa de que los agentes privados mejoren, es como se dijo,desregularizar, como reiteradamente hemos dicho y legalizar los procesospara romper dicho círculo vicioso, así como una demanda más informada ymás organizada.

La normatividad urbana y la de construcción deben ser un marco deparámetros y guía donde los diferentes actores deben medir la situación dóndeestán y su cumplimiento debe ser parte de los patrones culturales. Se debenidentificar con claridad aquellos aspectos que no deben ser permitidos y serefieren principalmente a los perjuicios que se puedan hacer a terceros, a lascomunidades y a la población en general,. tales como zonas de preservaciónecológica,. peligrosas o sumamente costosas de utilizar. Pero la mayor partedebe ser revisada ya que surge de la idea equivocada -plenamente- que connormas no se evita la pobreza y además son en gran parte preocupacionestecnocráticas que lo que provocan es que exista un grupo de técnicos quetenga que traducir una serie de cuestiones a veces innecesarias, así comocorrupción por no poder y no querer cumplirlas. 29

Mediante los proyectos de diseño urbano: lotificaciones, sembrados devivienda y equipamientos, tipología habitacional, se imponen formas culturalesy modalidades de producción ajenas a los grupos populares. Aquí unaalternativa es instaurar procesos de diseño participativo donde las decisionesfundamentales ante el tipo de asentamiento y formas de vida las tomen losfuturos habitantes, se presentaría así la oportunidad de que los autoconstructores individuales se organizaran para actuar en este sentido. 30

29 En el coro Mexicano tenemos últimamente las leyes ecológicas que impiden casi totalmenteque se pueda hacer poblamiento popular y cerrar aún más la brecha de las opciones. Elproblema está en confundir los objetivos, y los ideales con las metas posibles de alcanzar ycon un sentido en el tiempo y cumplirse de una vez. Otro elemento importante es el falsosustento técnico-científico de las normas ya que la mayor parte de los casos son posiciones,opiniones o elucubraciones de los técnicos ya que esto sucede inclusive en muchas quetienen que ver con la ingeniería de la construcción a pesar de su fachada matemática. Uno delos aspectos donde las suposiciones y las inventivas se han desarrollado, se refiere a lasdensidades, campo profundamente desconocido donde generalmente se propone un “deberser” sacado de una visión estrecha.

30 Una alternativo intermedio es utilizar a los técnicos que trabajan en la autoconstrucción asistida, que porsu experiencia podrían diseñar, bajo modelos de simulación de participación, los futuros asentamientos.Es una forma de acercarse pero debe recordarse que es sólo una aproximación a la realidad.

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Un aspecto que se relaciona con la densidad se refiere a cuales son lasadecuadas a usar en las diferentes circunstancias. Ante esto surge la siguientecuestión: se ha dicho reiteradamente que la tipología de vivienda unifamiliaren lote individual, con traza reticular de manzanas simples y calles públicas, 31

provoca la extensión inadecuada de la ciudad, ya que se supone que dichasolución tiene una densidad baja. Ante ésto es necesario decir que esta esuna falsa dicotomía entre viviendas en altura -alta densidad y viviendaunifamiliar o multifamiliar de uno y dos pisos baja densidad-. Se pueden lograraltas densidades con construcciones de dos y tres viviendas, básicamenteunifamiliar, que para la población de bajos recursos es una solución másadecuada y eficiente culturalmente y con menor costo de mantenimiento social.

Como una manera de enfrentar el dilema de aumentar densidades en losproyectos de vivienda popular autoconstruida, principalmente en la dirigida yla asistida, se ha ido reduciendo el tamaño del lote para la vivienda, en losdiferentes tipos de soluciones urbanísticas y de forma de tenencia. Convieneseñalar que desarrollar áreas habitacionales de lotes uniformes muy pequeñosy de alta densidad y de una gran magnitud, debe ser repensado y revisarse ypensarse en términos de mezclas de tamaño de lotes y de densidades. Setrataría de construir una ciudad más diversa y compleja y no simplificacionesen pos de lo económico, esto es parte de lo que puede lograrse si se trabajaen la discusión conjunta sobre la ciudad y la participación decisoria y creativade los diferentes actores.

Finalmente sobre este punto queremos decir que las densidades y laszonificaciones de los pueblos y ciudades es un asunto básicamente culturalmás que técnico y que su transformación pasa por procesos diversos deasimilación, en los cuales deberían insertarse las propuestas de los técnicos.

Los problemas principales, desde el punto de vista general del ordenamientode la ciudad y para el caso del poblamiento habitacional popular, se refieren ala posibilidad de vincular las redes de vialidad y transporte y de lasinfraestructuras de agua, drenaje y electricidad a las nuevas áreas de desarrollo.Por un lado los gobiernos exigen de los desarrolladores la construcción de lainfraestructura y por otro los grupos populares asumen que es una función delgobierno. Es evidente que la parte más difícil de «autoconstruir o auto producir»y especialmente para la espontánea se refiere a ésta. Se necesita entoncesque socialmente se acepte plenamente que el gobierno es el agente adecuado

31 Esto parece ser la modalidad dominante en los asentamientos populares en América Latinade “Autoconstrucción espontánea”; los de Autoconstrucción Dirigida incorporan algunoselementos, como las circulaciones peatonales y disminución de lotes y agrupamientos deconjunto con vialidades diversas, pero en estricto son similares.

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para establecer los planes de desarrollo, que guíen y planteen las alternativaspara la construcción futura y realizar la obra correspondiente a la infraestructuraprimaria, los inversionistas privados y la población organizada con apoyofinanciero pueden atender la segunda. Si se simplifica la concepción y losrequisitos de producción el mercado puede asumir una buena parte de lademanda y construir la oferta respectiva. Otra parte de la demanda tendrá queser subsidiada y puede hacerse por el aparato público el que debe controlarsepor los pobladores o con participación mezclada de la industria privada y lospobladores mismos.

Es evidente que el caso más difícil para organizar el crecimiento y elordenamiento urbano es la «autoconstrucción espontánea». pero en tanto seacepte como un hecho que debe manejarse y se abra la posibilidad deintervención de los agentes sociales en un marco de normalidad facilitará suintegración a una política urbana de la que debe formar parte, pero que ellasola no puede, ni le toca solucionar el problema general de la ciudad.

La autoconstrucción dirigida.

La experiencia de la dirigida ha sido generalmente problemática,precisamente por la actitud tecnocrática de creer que los técnicos son capacesde resolver un problema que no es técnico sino cultural y económico32. En elcaso de que los gobiernos continúen en este tipo de programas, se requeriráque los proyectos incorporen el conocimiento y las orientaciones que hansurgido de las experiencias de proyectos autogestivos con participación de laONGs y de algunos gubernamentales exitosos, especialmente en lo que serefiere a concepciones de diseño arquitectónico y urbano. Dadas lascaracterísticas de este tipo de programas y proyectos lo más elemental es quese desarrollen en terrenos indicados para el crecimiento urbano y articuladosa los programas de infraestructuras coincidentes o futuros con la ejecución delos mismos. Volvemos a insistir que los principales problemas del crecimientoy la ordenación de las ciudades no tienen que ver principalmente con este tipode poblamiento, ni por su tipología de vivienda, ni por sus densidades, ni porsu construcción progresiva. Sí son aceptados como la mejor posibilidad deenfrentar la demanda de vivienda para los grupos de bajo ingreso, será posiblearmar mejor el crecimiento de la ciudad.

Autoconstrucción Asistida

Esta modalidad se basa en la que demandan los grupos organizados depobladores o solicitantes de vivienda en propiedad y que tiene como

32 Aquí nos apoyamos y remitimos al documento de Víctor Pelli op. cit. donde se plantean con claridadlas características y problemáticas así como posibles alcances de la «autoconstrucción dirigida».

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33- Pelli, Victor. «Clasificación y Replicabilidad». La aplicación masiva de los procedimientosprogresivos y participativos de vivienda. IIDV; - CoHa. Resirtencia, Chaco. Argentina 1994

características principales: la organización misma independiente de losaparatos de estado y gobierno, que le da fuerza y la convierte en el centro dedecisiones que en gran parte serán colectivas pero cercanas a la individualidadde sus unidades familiares. Así como la relación con los técnicos que la ayudany la apoyan a desarrollar y armar sus propuestas y proyectos. El poder de latécnica debe quedar de su lado y así hay menos posibilidades de que lesimpongan o se les manipule técnicamente en función de los supuestos yvisiones que ya hemos comentado. Pueden también luchar y gestionar porsus demandas financieras y reglamentarias de mejor manera.

Su limitación surge de su propia característica, una organización autónomay que será mejor en tanto tenga fines más amplios que los propios de la soluciónde la vivienda misma. Requiere que se instauren políticas de apoyo para eldesarrollo de organizaciones populares abocada a Ia solución de los problemasde la vivienda y el poblamiento: asociaciones civiles y sindicales, sistemaslocales tradicionales, cooperativas, mutualidades, etc. Debe dárseles prioridaden los sistemas financieros sobre los créditos individuales, (son mejorespagadores en la mayor parte de los casos que los individuales); permiten laintroducción concertada y consensada de proyectos colectivos y comunes conposibles tecnologías más productivas. Al mismo tiempo pueden ser aliados enlas propuestas para armar y organizar una ciudad más equilibrada en lostérminos que hemos venido planteando.

Creemos que estos temas de la posibilidades de los diferentes tipos de«auto construcciones», ha sido tratado en el documento inicial ya citadopresentado por Víctor Pelli sobre las reflexiones conjuntas con M. Lungo, asícomo en otros del mismo autor.33 Las conceptuaciones y proposiciones deeste documento y los citados pueden ser una base para ir configurando elconsenso sobre estas materias en América Latina.

FINANCIAMIENTO

En los aspectos referentes a la producción habitacional nos limitaremos acomentar solo algunos de los aspectos que consideramos más importantessobre el financiamiento, dada las limitaciones de tiempo para desarrollar estedocumento. Tradicionalmente se ha considerado al financiamiento el factorprincipal en los planteamientos de política habitacional. Precisamente elfenómeno de la «Autoconstrucción y la Autourbanización popular» ha mostrado,sobre todo en el primero, como se ha podido construir la mayor parte de la

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vivienda en nuestras ciudades con sus muy escasísimos recursos, partiendode un uso óptimo de los mismos y con modalidades financieras muyelementales pero propias: el ahorro familiar diverso, el préstamo solidario, lasrifas y tandas, las fiestas, etc. Como en todos los demás aspectos requiereprimero ser comprendido, respetado y apoyado.

Los requerimientos principales para el financiamiento popular consisten en:

- Prestamos variados, flexibles, sin papeleos y complicaciones

- Las garantías deben ser variadas y usuales en su mundo cultural: a lapalabra, garantía solidaria, quirografaria, etc.

Montos variados a petición de los usuarios y no ligarlos a paquetes rígidoscon imposiciones tecnológicas y de materiales.

Por su propia naturaleza

Los plazos deben ser también variados y establecidos por la demanda y noa priori por los técnicos y los políticos.

Debe apoyarse el desarrollo de organismos financieros más propios parael mundo de lo popular, tales como: cajas de ahorro, cooperativas de ahorro ypréstamo, fondos revolventes manejados por ONGs y organizaciones sociales,etc. Esto dependerá en gran medida de las experiencias de cada país, perotambién conviene intercambiar experiencias que pueden desarrollarse en otroslugares.

Los apoyos pueden darse a través de canalizar recursos subsidiados ynormales34 así como crear una legislación para este tipo de instituciones. Serequiere que existan muchas organizaciones regionales y locales y que puedabuscarse formas de articulación y apoyo ente ellas y se puedan vincular conorganizaciones e instancias de gobierno, siempre y cuando se respeten lasautonomías respectivas.

Los montos financieros que se destinan como porcentaje del total derecursos nacionales de los sistemas financieros formales son minoritarios encasi todos los países. Debe lucharse primero por que los que se destinen lohagan en una forma óptima y posteriormente luchar por aumentarlos. Paraesto se requiere una fuerza social y política y plantear con claridad laspropuestas que sustenten el uso de los recursos. El apelar a una justicia social

34 En el caso mexicano los fondos no gubernamentales hemos planteado la posibilidad de quepuedan manejar el 1% anual de los denominados recursos públicos, que en el año 1993,sería alrededor de 50 a 70 millones de dólares. Ver memorias del Foro Nacional de Vivienda(Reunión de Organizaciones del Movimiento Urbano Popular y ONGs) mayo 1993.

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en abstracto que no comparten los sistemas vigentes tiene desgraciadamentepoca fuerza para lograr que se aumenten los fondos destinados a estamodalidad de producción social.

Como es evidente existen múltiples experiencias e ideas acerca de cómoes posible desarrollar sistemas de apoyo a los esfuerzos populares que sevienen haciendo en nuestros países. Se requiere de un gran trabajo para quefructifiquen y se conviertan en políticas amplias, consensadas y dentro de unaestrategia que busca una transformación social, económica, cultural, jurídicaambiental y del hábitat en forma integral. Esta puede empezar por quienes dealguna manera hemos estado vinculados a estos procesos: organizacionessociales, ONGs, técnicos, profesionales, investigadores, funcionarios públicoscomprometidos, etc. Establezcamos consensos, confrontemos nuestrasprácticas y concepciones y podremos presentar frentes comunes a niveleslocales, nacionales e internacionales.

Creemos que el trabajo que la Red. Cyted «Viviendo y Construyendo» seha planteado en el proyecto «Las Lecciones de la Experiencia de ViviendaPopular en Veinte Años en América Latina, Base para el Futuro» va en talsentido. Esperamos que este documento se sume al resto que forman esteproyecto y las reflexiones y proposiciones que desarrollamos sirvan para motivarla discusión y lograr avanzar en apoyar los esfuerzos populares y en laconstrucción de mejorar pueblos y ciudades dentro de una sociedad más justa.

97

Teolinda Bolivar*

La Autourbanización

y la Autoconstrucción

en la producción de

las ciudades

latinoamericanas

Piezas para armar una crítica

* Arquitecta, Universidad Central de Venezuela. 1959. Doctora en Urbanismo, Universidad deParís XII, 1987. Miembro del Personal Docente y de lnvestigación de la Facultad de Arquitecturay Urbanismo de la UCV. lnvestigadora III del S.N.P.I.

Desde 1988, coordina las investigaciones sobre la densificación de los barrios caraqueñosque se realizan en el Sector de Estudios Urbanos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo.

98

INDICE

Resumen

Palabras introductorias

Sobre la Autoconstrucción de

Desarrollo y Consolidación Progresiva

Por una transformación de las

intervenciones de agentes externos

Conclusiones

Referencias Bibliográficas

99

RESUMENLa idea central de nuestra contribución consiste en repensar la

utilización de la autoconstrucción en los proyectos de vivienda que serealizan con intervención de agencias públicas (organismos del Estado)e instituciones privadas o proyectos de viviendas promovidos por ONG’s.Consideramos que la generalización de la autoconstrucción, tanto paranuevos proyectos como para operaciones de «Rehabilitación y/oRenovación» de tugurios, puede violentar los ritmos, tasas de esfuerzosy prioridades que se observan en la generalidad de los casos analizadosen diversos países del mundo durante el proceso de producción de losasentamientos urbanos precarios realizados por y para los usuarios,estos últimos, en general, constituidos por familias de bajos ingresos.

En nuestra reflexión destacaremos algunos elementos presentesen los procesos de producción de los «barrios de ranchos» venezolanosque podrían ser dinamizados por los agentes externos que intervienenen el mejoramiento de las condiciones materiales. Apuntaremos tambiénla necesidad de cambiar la actitud que se observa en la actualidad, queen vez de coadyuvar a la creación de satisfactores sinérgicos conviertenlas intervenciones en nuevas formas de dominación y en consecuenciafomentan la pasividad de los beneficiados.

A nuestro juicio, algunos mecanismos que pueden identificarse enlos procesos complejos de producción de viviendas necesarias paralos sectores de población de pocos recursos económicos, se estándesconociendo, obviando variables fundamentales como son: el tiempode realización de las soluciones habitacionales (años que han consumidoen la construcción); la edad de los sujetos que han asumido, pornecesidad y la obligación de urgencia, la vía de la autoconstrucciónpara proveerse un hogar; las formas y tamaños que llegal a tener en eltiempo, y en el espacio, las diversas soluciones habitacionales; elproducto vivienda como patrimonio y mercancía virtual que en cualquierestadio de su producción puede ser vendido por sus dueños, que nonecesariamente son propietarios del terreno donde estos se asientan;la obligación de examinar lo construido para evitar desastres, conpérdidas de vidas humanas y del patrimonio construido individual ysocialmente necesario.

100

PALABRAS INTRODUCTORIASInmensos territorios poblados de millones de seres humanos que habitan

en ciudades, metrópolis y megalópolis, son la característica principal de estesiglo. Producir las estructuras materiales para ese hábitat urbanocontemporáneo no hubiera sido posible, en los países del Tercer Mundo, sin elpapel jugado por los habitantes urbanizadores y constructores. Estos hombresy mujeres han construido con sus vidas los asentamientos humanos y viviendasdonde viven ellos, sus familias y otros a quienes las arriendan o las prestan.

Dichos asentamientos, llamados barriadas, o barrios urbanos, se vanprogresivamente construyendo por la fuerza que imprime la necesidad yobligación social de tener un hogar (Chombart de Lauwe, 1969).

En nuestras sociedades se conjugan infinidad de variables que permitenexplicar la urdimbre de la masiva producción de viviendas por y para los propiosusuarios. Estos son familias de bajos ingresos que en búsqueda desobrevivencia, y con la convicción de realizar sus sueños, vencen el miedo alo desconocido 1

Algunas personas o familias se van del campo a un pueblo, a una ciudad,y en colectivos que emergen de la necesidad se apropian de un territorio urbano,conformado por pequeñas parcelas que muchas veces no saben a quienpertenecen, pero que las ocupan, apropiándoselas, porque las necesitan.2 EnVenezuela, la ocupación de terrenos baldíos, próximos o cercanos a lasciudades existentes a principios del siglo, han servido de base fundamental ala urbanización de las familias sin hogar urbano, que no han tenido acceso almercado inmobiliario «formal», o que en ciertos casos han rehusado a vivir enun pequeño apartamento. Son porciones de terreno que al momento de laocupación no tienen servicios y que frecuentemente se localizan en la periferiadel centro urbano más cercano, pero paulatinamente adquieren el acceso socialal territorio urbano. Es una situación de facto. Se tolera una forma deurbanización que no es la establecida en las leyes, pero que es legitimada porel Estado y los citadinos ocupantes, no propietarios de la tierra. Estos no gozan,en la práctica, de los derechos de otros ciudadanos urbanos; algunas vecesse dice que son ciudadanos de segunda y otras veces de tercera. Con losaños, muchos pueden adquirir una cierta estabilidad de ocupación y convierten

1- Ocupan terrenos ajenos, construyen generalmente sin disponer de recursos económicos. Sintener «permiso para construir» y en algunas, ciudades muestran desafíos técnicos yconstructivos (Bolivar et al., 1993)

2- Hay países donde las «urbanizaciones clandestinas» o «urbanizaciones piratas» han sido lodominante como oferto de parcelas.

101

sus construcciones en obras relativamente buenas; sin embargo, no puedenregistrar sus propiedades, sólo pueden hacer un «título supletorio».

De una manera general, en América Latina la masiva producción de terrenosy construcción de viviendas para asentamiento de las familias sin hogar, nosolventes, adquirió importancia y legitimidad en esta segunda mitad del sigloXX. Así, de una forma no prevista en planes y proyectos, se entronizó como lasolución para los que necesitan vivienda y están dispuestos a vivir«urbanizando» y construyendo.

Los agentes sociales que articuladamente han asegurado la autoproducciónde edificaciones no permisadas, también se han ido haciendo cada vez máscomplejos (Bolívar, 1989). Esas formas de construir viviendas, aunquelegitimadas, son irregulares. No obstante, sirven de inspiración a programasoficiales en distintos países y ciudades del Tercer Mundo. La autourbanizacióny autoconstrucción de viviendas -según la coyuntura económica, social ypolítica- toma diversas modalidades, pero en todos nuestros países constituyela principal fuente de producción de viviendas necesarias para muchoshabitantes urbanos (Bolívar, 1989b: 146-147).

Tomando prestado fragmentos de trabajos anteriores nuestros, queremosresaltar que se ha formado la ciudad-barrio, cuyo origen ha sido, en la mayoríade los casos, la unión de barriada de viviendas precarias. Esta ciudad-barrioes una creación cultural (Bolívar, 1991; Ontiveros 1989), inspiradora, como loseñalamos antes, de los programas de autoconstrucción que los gobiernoslatinoamericanos y otros del Tercer Mundo han puesto en práctica (Laquian,1985).

Consideramos que este proceso de recuperación, por parte de los Estadosde nuestros países, de esas formas de producir viviendas por los sectoressociales dominados, que perciben pocos ingresos,3 ha favorecido los procesosde construcción masiva de viviendas, pero también ha contribuido a profundizarlas desigualdades sociales: se aumentan las exigencias a los que menosingresos tienen y trabajan más y se les coartan libertades conquistadas, comoes por ejemplo poder llegar, aunque sea a costa de la vida, a tamaños devivienda que consideren confortables, o a decidir cuándo se comprometen aampliar o reconstruir la vivienda.

De algunos de estos aspectos queremos hablar, para entrar en discusionesque puedan rescatar lo esencial de la autoconstrucción y el ser humano.

3 Nos referimos a muchos programas oficiales de viviendas de desarrollo progresivo.

102

Sobre la Autoconstrucción de Desarrollo

Consolidación Progresiva

Preliminares

De una manera general, cuando analizamos la producción de viviendas esnecesario tomar en cuenta los elementos requeridos para su construcción,estos son: proyecto y/o tecnología; materiales; maquinaria y/o equipo: fuerzade trabajo; financiamiento y, evidentemente, la base material: el terrenoadecuado al uso habitacional. Es de recordar que en condiciones normales elproceso de construcción de una vivienda consume por lo menos varios meses,en algunos casos años, y esto refiriéndonos a la construcción a través deempresas dedicadas a la promoción y/o ejecución para la venta, para el Ilamadomercado formal de la vivienda. Parto de estas evocaciones, que pueden parecera muchos nimiedades, pues quiero invitarlos a que repensemos la llamadaautoconstrucción, a la luz del conocimiento de investigaciones que hemosrealizado en Caracas, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de laUniversidad Central de Venezuela y otras a cuyos resultados, publicados omimeográficos, hemos podido acceder.

Tiempo de realización de las viviendas según las posibilidades desus hacedores

La construcción progresiva es una de las lecciones aprendidas de loshabitantes urbanos que autoproducen gran parte de nuestras ciudades. Laampliación y consolidación de las viviendas, en la Ilamada autoconstrucciónespontánea, es decidida u obligada en cada caso por las circunstancias dela vida familiar. Esto lo hemos comprobado en los cientos de casosreconstruidos en nuestras indagaciones (CEU, 1980; Rosas, 1986; Bolívar,1987; Ontiveros, 1989). Cada caso es diferente y mediado por las formas devida, papel de la vivienda en las prioridades familiares, agentesdinamizadores, la recodificación de los usos y costumbres familiares, etc.Queremos recordar -pues parecen olvidados- aquellos casos frecuentes depersonas que ante la necesidad de algún familiar pospone la ampliación omejora de su vivienda. Tampoco podemos omitir en el análisis que lautoproducción de viviendas está marcada por una distribución, desigual delos ingresos; a los salarios de subsistencia de las personas en consideración,debemos también añadir la inestabilidad en los puestos de trabajo, eldesempleo, el subempleo. Situación que en la crisis que envuelve a muchospaíses latinoamericanos, en lugar de mejorar se empeora.

Entonces: ¿bajo qué supuestos, reales, diferenciados y desiguales, debenestablecerse los programas y propuestas de urbanización de desarrolloprogresivo y/o lotes con servicio? A este respecto opinamos que pretender osuponer que todas las familias podrán asegurar un proceso de ampliación ymejoramiento de la calidad de los materiales y estructuras en iguales o similareslapsos de tiempo, es partir de una hipótesis que ha sido suficientemente negadaen diversas investigaciones, no solo venezolanas sino en otras sociedades(Cuturelle y Godard, 1980).

Tiempo de realización de las viviendas en los barrios venezolanos

Los habitantes de los barrios venezolanos generalmente inician su hogarcon una edificación Precaria -hablamos de ranchos, Ilamados en otros países:champas, chozas-, localizada en terrenos casi siempre sin ningún tipo deacondicionamiento: ausencia de movimiento de tierra, en lo que respecta altrazado de vías, terraza, etc.; la vialidad vehícular es muy escasa, a vecestrochas, veredas y escaleras en tierra, donde difícilmente puede circularse enépoca de lluvias; ìnexistencia de sistemas de cloacas, drenajes de aguas deIluvia, acueductos y energía eléctrica (esta última es obtenida a la fuerza,«robada» del poste más cercano). ¿Pueden considerarse esos asentamientosy esas viviendas urbanos y humanos?

Aunque en nuestra sociedad. al igual que en muchas otras, especialmentelas latinoamericanas, las construcciones precarias iniciales son «solucioneshabitacionales» que cumplen el papel de la vivienda necesaria, de la vivienda«obligación social» (Chombart De Lauwe, 1969: 210-213) (nadie puede, hastaahora, vivir sin tener aunque sea una champita, un ranchito)4, en rigor esasviviendas no pueden considerarse adecuadas para la vida de seres humanos,pues ofrecen condiciones que impiden el desarrollo de una vida sana y segura.Los ranchos protegen relativamente de la intemperie, son vulnerables a lasmás insignificantes variaciones climáticas y más aún a las artificiales (incendiosdebidos a cortocircuitos, etc.).

No obstante, al observar que ya en algunos países latinoamericanos estátomando importancia el hecho de que la gente viva en los espacios públicos(vías, puentes, plazas, etc.), el paso de habitar en un rancho, aunque seapequeño y muy precario, es un avance, en comparación a tener que estar enla calle o a la intemperie... Además, es necesario tener en cuenta que la mayoría

4 Aludimos a los aportes del autor citado relativo a las necesidades materiales y las necesidades-obligaciones sociales que están referidas a los objetos indispensables a un individuo para seradmitido en sociedad.

104

de los ranchos son transformados en viviendas unifamiliares o multifamiliares.El rancho puede ser el punto de partida para un avenir más cónsono a lacondición de persona.

El proceso de transformar un rancho en una casa pone en relieve que cadauna de las familias toma sus decisiones, establece sus prioridades: decide día adía las operaciones y/o etapas de mejora y/o ampliación y/o transformación delas viviendas de unifamiliar a multifamiliar, para uso familiar o para arrendamiento.Estas transformaciones son, en general, difíciles de prever cuando comienzan.En diversos análisis de casos que hemos realizado (CEU 1980; Bolívar, 1987 y1989; Rosas; 1986; Ontiveros, 1989), hemos comprobado que la edad promediopara una ampliación y/o transformación -aunque sea urgente, según nuestrorazonamiento- es variable para cada familia; no obstante, podemos hablar deuna media de 10 años para la transformación cualitativa de una vivienda muypequeña e inadecuada en cuanto a materiales de construcción y serviciosdisponibles, a una unidad habitacional con relativamente buenas condicionesde habitabilidad.5 Seguidamente introducimos el cuadro 1, el cual recoge tiemposy transformaciones de las viviendas (8 casos).

Como lo destaca el título de la Red «Viviendo y Construyendo», la gentevive construyendo. Esto debe tenerse muy presente y Ilamarnos a la reflexióna fin de convertirnos en dinamizadores de los procesos de construcción, enelementos externos catalizadores (Chombart de Lauwe, 1975), en vez deintermediarios de la clase dominante que busca mitigar la grave crisis de lavivienda auspiciando la autoconstrución como forma de hacerlas más baratas,de suerte que el monto del financiamiento sea menor, olvidando las exigenciasque se imponen a los jefes de familia.

Tamaño de las viviendas autoproducidas

Creemos oportuno que se considere, que se analice como problema globalde sociedades que buscan mejorar las condiciones de vida de la población,especialmente la urbana, el tamaño de los lotes y de las viviendas; los diseñosde las soluciones habitacionales en los asentamientos humanos existentes,en realización y en proyectos.

No deja de Ilamarnos a la reflexión, de preocuparnos y hasta deangustiarnos, la reducción del tamaño de las parcelas y del área construida yposible de construir en las unidades habitacionales. Personalmente teníareferencias de lo que se estaba proponiendo a nivel mundial como soluciones

5 Es necesario advertir que las condiciones de habitabilidad son relativos especialmente en loreferido a la calidad del asentamiento, a las condiciones funcionales y estructurales de launidad habitacional. Algunas, aunque son habitadas, tienen notables deficiencias en cuanto aventilación, iluminación, grado de humedad, solidez estructural, diseño de escaleras, etc.

105

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mie

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11958

5.00

25 años

80125

16.00

Bueno

Ahorro

personales.

Liquidación

laboral.

21958

sin inform

ación

23 años

192

120

10.66

Bueno

Ahorro

personales.

Préstam

o caja de

ahorro

empresa

31960

3.75

25 años

90180

11.25

Malo

Ahorros

personales

41958

3.00

3 meses (viv.

actual)

107

173

11.00

Bueno

Liquidación

laboral.

51963

8.00

12 años

46147

9.22

Bueno

Ahorros

personales

61960

sin inform

ación

2 meses

5064

25.00

Bueno

Ahorros

personales

71956

5.00

10 años

70140

17.50

Bueno

Ahorros

personales

81955

6.00

20 años

170

145

34.00

Bueno

Ahorros

personales

La

vivi

end

a ac

tual

(m

2)

DEL RANCHO A LA CASA ACTUAL

(SUPERFICIE, T

IEMPO DE CONSTRUCCIÓN, E

STA

DO ACTUAL Y FORMA DE

FINANCIAMIENTO)

Elaboración propia.

106

habitacíonales para la población de bajos ingresos, pero al ver los resultadosen viviendas que se construyen en Bogotá, en México y algunos casos en SanSalvador, no puedo dejar de expresar algunas consideraciones nutridas deviejas y nuevas investigaciones en Venezuela, principalmente en Caracas.6

El área requerida como espacio privado creemos debe ser considerada encada uno de los casos, tomando en cuenta el contexto donde se ubica. No eslo mismo en una urbanización, «reparto», o colonia, donde existan espaciospúblicos y equipamientos, que en una comunidad, en un tugurio, o barrio deranchos caraqueños. En este último los equipamientos y espacios públicos y/o semipúblicos son muy escasos. También hay que tomar en cuenta laracionalización de los espacios no privados pues no sólo se trata de construirsino también de conservar, de vigilar, de proteger. A este respecto, observandocasos de nuevos asentamientos urbanos en San Salvador, hemos notado quelas áreas de viviendas son muy reducidas, pero en cambio en ciertosasentamientos se dejan amplias aceras, con áreas arboladas y calles muchasveces abandonadas (no utilizadas por los vecinos) y/o mal concebidas. Al verlas,nos preguntamos si no sería más útil, para futuros proyectos, reconsiderar losespacios destinados a las viviendas, a los grupos de vecinos y a los condominios.

Se han hecho investigaciones que deberían tomarse en cuenta en laelaboración de reglamentaciones urbanas, donde se piense no sólo en laproducción de viviendas y urbanizaciones, sino también en la calidad de vida(Caminos y Goethert 1984). Mantener económicamente el medio ambienteconstruido producido y en óptimas condiciones debe ser una premisa.

Hay que darle prioridad a las unidades habitacionales que puedan ampliarsey mejorar su calidad; además, es aconsejable que en los conjuntos secontemple la clasificación de espacios donde el uso semiprivado dé lugar, nosólo a lugares de encuentro sino también al mantenimiento y vigilancia de losmismos por los propios habitantes.

Es notable ver en San Salvador cómo los niños y adultos se apropian delos espacios que en algunos lugares son públicos y abiertos al tráfico automotor.Estas observaciones nos remiten no sólo a revisar criterios de diseño deurbanizaciones y asentamientos urbanos sino también a tomar en cuenta elpapel de los usuarios en las nuevas concepciones.

6 Recientemente en Venezuela se ha suscitado una discusión a nivel de la presidencia delConsejo Nacional de la Vivienda y promotores privados que están construyendo apartamentosde aproximadamente 35 m2, vale decir, menos de 7 m2 por persona. El primero (compartimossu opinión) considera que estas áreas tan reducidas no pueden ser aceptadas, ya que creancondiciones inadecuadas al desarrollo de las personas.

107

Por una transformación de las intervenciones

de agentes externos

Percibimos que a la familia sin hogar, de bajos ingresos y de pocaparticipación en la vida social y política, se le «ofrecen soluciones» queaparentemente mejoran su condición de vida, ya que a veces pasan de uncuarto inmundo en un mesón o casa de vecindad, o de una champa, a unasolución habitacional de relativamente buena calidad constructiva y con losservicios públicos fundamentales. No podemos dejar de reconocer la mejorafísica, pero sospechamos que en estos programas se recrea y/o se fomenta lano expresión de los sectores de clases dominadas. Las decisiones tomadaspor los técnicos y funcionarios, o mejor dicho, llevadas a la práctica por éstos,no dejan lugar a que las personas usuarias intervengan en las decisiones.Son considerados objetos, no sujetos; así nunca llegaremos a soluciones quecoadyuven al desarrollo de las personas, que contribuyan a la empresa decrear una sociedad más equitativa solidaria y responsable.7 Tampoco se lograráque los asentamientos tengan un adecuado mantenimiento, ni que las familiassientan amor por sus barrios (la «querencia al barrio», como dirían los habitantesde Aguachina, barrio caraqueño). Rehabilitar y/o mejorar un tugurio, transformarun mesón en un condominio, poblar nuevos asentamientos urbanos, sonocasiones únicas donde podrían experimentarse formas de construcción y deautogestión urbana, creativas, propias a los sectores de barrios de bajosingresos, cuya cultura urbana recodifica los usos y costumbres de pueblos yde la vida rural. Esta riqueza no puede despreciarse, las oportunidades sonúnicas y tenemos la obligación de aprovecharlas.

Un Ejemplo - Caso San Salvador

Quiero detenerme a reflexionar en torno a lo observado en San Salvadoren unas visitas a antiguos mesones transformados en habitaciones individuales,suerte de condominios, llamados Nuevo Amanecer y San Francisco RepartoGuerrero, y al Programa Municipal de Mejoramiento Barrial (Proyecto GTZ yAlcaldía de San Salvador, 1993). En estos casos todos los habitantes trabajaronen la construcción de sus viviendas, de acuerdo a proyectos de agentesprivados, públicos y/o mixtos.

Según los documentos consultados - Proyecto GTZ y Alcaldía de SanSalvador, 1993-, así como los testimonios de un arquitecto que fue responsablede uno de los proyectos, se puede notar que las personas, en su mayoría,trabajaron en la construcción, no importando la edad que tuvieran y durante

7- Ver Declaración de Salvador de Bahía 1993 y Plataforma por un mundo solidario y responsable(FPH, 1993).

108

todo el período de realización de la operación.8 . En el caso de la comunidadTinetti, se exigieron 28 horas por semana y 16 horas semanales, todos losfines de semana, durante 2 años aproximadamente (Proyecto GTZ y Alcaldíade San Salvador, 1993: 45 y 48). Con estas ilustraciones quiero destacar ladiferencia en los tiempos de realización de las unidades habitacionales cuandolo deciden los usuarios o cuando se les impone.

A nuestro juicio, estos casos también ponen en relieve que en lasoperaciones de renovación urbana los jefes de familias responsables puedentener edades donde ya no pueden trabajar tantas horas semanales,especialmente en labores de construcción, que deben realizarse a la intemperie,y en ciertas operaciones en que el trabajo es muy fuerte. Sabemos que paramuchos de los beneficiarios la vivienda que construyen puede significar larealización de un sueño, de tener un espacio privado propio en la ciudad, yque esta aspiración hará olvidar las limitaciones por la edad, a veces influidapor el estado de salud, debilidades acumuladas por la mala alimentación, etc.Nos parece oportuno agregar a lo antes dicho que en la mayoría de los casosesto significa un compromiso de pago a largo plazo: 15, 20 ó más años, y queestos años de pago pueden conducir a la pérdida del lugar: bien sea por mora,o por venta antes de perder todo. Se mudan quién sabe si de nuevo a otromesón, o a una champa, o a un tugurio, para no perder los ahorros invertidosen las construcciones ya valorizadas.

No queremos detenernos más en este punto por no tener suficientes estudiosque sustenten ampliamente los aspectos tratados, pero estamos convencidosque en cualquier lugar del planeta un tipo de operaciones como las descritas, desustitución de viviendas, arrendadas e inadecuada, debe ir más allá de lasaparentes realizaciones de los sueños de ser propietario, pues más bien sepuede estar contribuyendo a amargar la vida de adultos o personas de avanzadaedad que seguirán como errantes urbanos después de haber pasado unos díasen un cuarto sano, a veces con la pesadilla de ser desalojados...

¿Qué hacer en casos como estos? El problema emerge en toda sucomplejidad, la iniquidad está presente. En casos como este, sostenemosque a una familia de escasos recursos, además en el ocaso de su vida, no sele puede exigir una tasa de esfuerzo superior a la que podría dar un joven.Tampoco se pueden cargar los viejos a las comunidades constituidas porpersonas de escasos recursos económicos.9 Para los mayores hay que pensaren subsidios de la sociedad.8- Fue excluido una pareja de ancianos en una de las operaciones

9- En el caso de El Salvador y quién sabe cuantos países más del Tercer Mundo, las «Remesas»pueden ser atenuantes tal vez temporales a la falta de recursos económicos de las personasde edad (Montes, 1993).

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Conclusiones

No pretendemos exponer un rosario de recomendaciones, consideramosque estas rápidas reflexiones, escritas bajo la emoción de poder compartir loque vive el pueblo salvadoreño, están impregnadas de un rechazo a las formasde dominación cuya expresión, en nuestro caso, son los nuevos asentamientos,las operaciones de renovación urbana, que tienen varias formas de concretarseen cada uno de nuestros países.

A nuestro juicio la cuestión del tamaño de parcelas y de las casas deberemitirnos a reflexión, pues pareciera que con esto estamos aceptando serinstrumentos de los sectores de clase dominante para día a día profundizarlas desigualdades sociales.

La creatividad debe buscarse en la expresión de los «sin techo». Solucionesen masa y mejoras debe ser nuestra apuesta, sin que la autoconstrucción seamanipulada para beneficio de los sectores de clases dominantes.

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