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REFLEXIONES EN TORNO AL CRITERIO GENERACIONAL, COMO TEORíA ANALITICA Y METODO HISTORICO ROSA MARIA MARTíNEZ DE CODES Universidad Complutense ¿Qué es una generación? La pregunta yace ante nues- tros ojos sugiriéndonos de inmediato una interpreta- ción genealógica. El lector insatisfecho que continúe leyendo debe enfrentarse a tres nuevos interrogantes: ¿Cuál es el lugar y la función de las generaciones en la Historia? ¿Cómo podríamos identificar el problema en su contexto histórico? ¿Resulta operativa la teoría de las generaciones como método histórico? Esta vez la respuesta no surge de inmediato. Se impone la re- flexión. Y es esa reflexión sistemática la que permite clarificar ideas y proyectar luz sobre uno de los con- ceptos más confusos y problemáticos de la ciencia histórica. El confusionismo, ciertamente, procede de las di- versas interpretaciones dadas al concepto a lo largo de la Historia. El vocablo dejó de tener un significado biológico a principios del siglo xix, para convertirse en un concepto científico. Un siglo más tarde comenzaron a acuñarse teorías generacionales, que si bien intentaron identificar y li- mitar el problema, lo que hicieron fue crear una ma- 51

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REFLEXIONES EN TORNO AL CRITERIOGENERACIONAL, COMO TEORíA ANALITICA

Y METODO HISTORICO

ROSAMARIA MARTíNEZ DE CODESUniversidadComplutense

¿Quées unageneración?La preguntayaceantenues-tros ojos sugiriéndonosde inmediato una interpreta-ción genealógica.El lector insatisfecho que continúeleyendodebeenfrentarsea tres nuevosinterrogantes:¿Cuáles el lugar y la función de las generacionesenla Historia? ¿Cómopodríamosidentificar el problemaen su contextohistórico?¿Resultaoperativala teoríade las generacionescomo métodohistórico?Estavezla respuestano surge de inmediato. Se impone la re-flexión. Y es esa reflexión sistemáticala que permiteclarificar ideas y proyectar luz sobreuno de los con-ceptos más confusos y problemáticosde la cienciahistórica.

El confusionismo, ciertamente,procede de las di-versasinterpretacionesdadas al concepto a lo largode la Historia. El vocablodejó de tenerun significadobiológico a principios del siglo xix, para convertirseen un conceptocientífico.

Un siglo más tarde comenzarona acuñarseteoríasgeneracionales,que si bien intentaron identificar y li-mitar el problema,lo quehicieron fue crearuna ma-

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yor disparidad de opiniones acerca de la validez dedicho conceptopara el análisisy la teoría histórica.

Respectoa su aplicaciónmetodológica,los ensayosrealizados,algunosde los cualesserán expuestos,handesnaturalizado,a mi modo de ver, el significado his-toriológico que el concepto tiene.

Interpretadocomo unidadde medidadel acontecerhistórico, la generaciónse ha convertido en un instru-mento o pretextopara ordenarla historia en épocasyperiodos convencionales.

El mecanismoque regula la seriede las generacio-nes,lejos de explicar su interaccióny conexionesrea-les, ha degeneradoen un procedimientooperatorio su-mamentemecánico que falsifica la realidad, estable-ciendoa priori «esquemasgeneracionales»tan arbitra-rios y artificiales que apenasresistenla primeracon-frontación con la realidadhistórica.

Ante un panoramatan confusoy desordenado,nosproponemos,en primer lugar, ofrecerunavisión sinté-tica del tratamientohistórico que el conceptode ge-neración ha experimentado.En segundolugar, inten-taremosformular cuálesson las dificultades y proble-mas que la teoría tiene planteadoshoy día y su cone-xión con los planteamientosanteriores.Y en tercerlugar, el análisisde algunosintentosde aplicación dela teoría a la vida históricasocial concretaránuestrasideas sobre la eficacia del método generacionalparaunavisión integral de la Historia.

No es mi intención dogmatizar o configurar unanueva teoría explicativa del acontecerhistórico, sinodelimitar con el mayor rigor y seriedadposibles lasposibilidadesde un conceptohistórico sumamenteútily valioso en manosde un historiador capaz.

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1. Síntesishistórica del concepto«generación»

Muy poca gente hoy día desconoceel término ge-neración,y son menosaún los que nuncalo hanusadoen supropio lenguaje.

El vocablo, extraídode la experienciamisma de lavida y con un fuerte sentidohistoriológico, aparececoninsistencia en fuentesy escritosde toda época.

Lasprimerasmencioneslas hallamosen el Antiguoy Nuevo Testamento,en el cual se detalla la genealo-gía de Jesucristo (1). Entendido genealógicamente,como unidad de medida de la realidad histórica, elconceptose repetirá invariablementeen la literaturahelénica.

Hqmero hacealusiones,tanto en la Piada como enla Odisea,a la sucesiónde las generaciones<2).

Herodoto,por su parte,realiza un cómputo exactode las generacionestranscurridasen el mundo egipciohastala fecha (3), ofreciendouna definición cronoló-gica precisa.

Y, finalmente,diversosautoresgriegos,como He-cateo de Mileto, Helánico, Dionisio de HalicarnasoyEfora, utilizaron indistintamentela cifra de treinta ycuarentaaños como distancia media entre padresehijos. De este modo, la utilización de las generaciones—interpretadasgenealógicamente—será aceptadaenel mundo antiguo, convirtiéndoseen un tópico uni-versal queperduraráhastanuestrosdías.

Dentro del pensamientocristiano,el término latino«generatio»sesobrenaturaliza,aludiendono sólo aunaunidad natural genética,sino también a la unidadso-brenaturalque les confiere a sus miembros la reden-ción. La mayor partede los comentaristasde esa épo-ca, talescomo SanAgustíny SanBuenaventura,inter-

(1) Mateo, Y, 1-17, y XXIV, 34.<2) Riada, VI <146-149), 1 (250-252); Odisea, XIV <321-325).<3) Herodoto, II, 142.

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pretanla palabra «generatio»como la unidad elemen-tal para contar las edadesdel género humano. SanAgustín llega inclusoaprecisarsu duraciónen treintaaños (4).

Durante la Edad Moderna,el procesode seculari-zacióndel género‘humano conduciráa la idea naturaly unitaria de la Humanidad.Esta Humanidad tendrá,a suvez, unahistoriahipotéticamenteunitaria. La his-toriología del Romanticismoconcebirá la historia dela Humanidadcomo un continuo despliegueen el quese actualizarían sucesivamentelas potenciasde la na-turalezahumana.

Por distintas vías, todos los sistemasde Filosofíade la Historia hastael siglo xx hancoincidido en con-cebir la Historia como un procesoúnico, capazde en-globar a todo el génerohumanoen unaevoluciónpro-vista de sentidohastaalcanzarla metal final. La ideade progresoera considerada,así,el hilo conductorquemanteníaunidosa los distintospueblosy culturas.

A pesar de las divergenciasentre los diversos sis-temas, en todos ellos se advierte la misma y funda-mental interpretación del pasadoen función del pre-sente.La visión de la Historia comoun despliéguesu-cesivo de la naturalezahumanatiene sus representan-tes en Hegel, Comte, H. Spencery C. Marx. Es ciertoque dicho despliegue puedeinterpretarsede manerabiológica, como en Comte, o de manera dialéctica,como en Hegel; no obstante,la concepcióncontinuistay evolucionista de la historia de la Humanidadse re-petirá en sus obrascomo una constante.

En las Leccionessobre Historia de la Filosofía yFilosofía de la Historia Universal, Hegelexponela ideade la continuidadhistóricacon las siguientespalabras:«El pasadono hapasadodefinitivamente,sino quevivey se prolonga en el presente.El pasadono muere...De lb dicho se sigue,asimismo,que la Historia de la

(4) San Agustín, La ciudad dc Dios, vol. XVII, 2.6 cd., Bi-blioteca de Autores Cristianos,Madrid, 1965, libros XV, caps.20 y 21; XVI, cap.3.

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Filosofía en su conjunto constituyeun procesoen sinecesario,coherente,determinadoen sí, racionalmentea priori de la idea. La Historia de la Filosofía,comomodelo de toda otra, debeconservartal dirección. Lasegundaconsecuenciade lo queseha dicho hastaaho-ra esque todafilosofía esnecesaria,y sigueo continúasiendotal; ninguna,pues,ha desaparecido;antesbien,todas estánconservadasafirmativamenteen la filoso-fía como momentosde un todo» (5).

Esta visión continuistade la historia de la Filoso-fía es en el sistemahegelianoun aspectomás de lacontinuidaddel procesohistórico universal.

Por su parte,AugusteComte,en el volumen IV desu obra Curso de Filosofíg positiva, ofreceuna inter-pretación claramentebiológica del procesoevolutivode la Humanidad:

«En principio, no hay queocultar quenuestropro-ceso social se apoya, esencialmente,en lá muerte; esdecir, que los sucesivospasosde la Humanidadsupo-nen, necesariamente,la continua renovación,suficien-tementerápida, de los agentesdel movimiento general,que, poco perceptiblehabitualmenteen el curso decada vida individual, no se hace verdaderamentepro-nunciadosino al pasar de una generacióna- la quesigue.

El organismosocial estásometidoa este respecto,y de un modo no menosimperioso,a la mismacondi-ción fundamentalqueel organismodel individuo, don-de, pasadoun determinadotiempo,las diversaspartesque lo constituyen,inevitablementeconvertidas,a cau-sa de los mismosfenómenosde la vida, en impropiasparacooperarya en sucomposición,debensergradual-mentereemplazadaspor nuevoselementos»(6).

Desdeesta perspectivacontinuistade la historiolo-ga románticadel siglo pasado,historiadoresy filóso-

(5) Hegel, G. W. E, Leccionessobre Za Historia de la Fi-Zosoffa, vol. 1, EC.E., México, 1977, pág. 40.

(6) Comte, Auguste,Curso de Za filosofía positiva, vol: IV,lección51.

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frs se plantearonla necesidadde obteneruna unidadde medidaque les permitieseestudiarel cursodel mo-vimiento histórico. Las hasta entoncesválidas unida-des de medidadel tiempo físico: años,deceniosy si-glos, no parecíanadecuadasparasistematizarel cursodel acontecer‘histórico. Se hacíaperentoriala búsque-da de una unidad de medida interna,es decir, enrai-zadaen dicho movimiento continuo.

Esta idea condujoa los pensadoresdel siglo xix aproponerla duraciónmediade la vida humanacomola unidad de medidadel tiempo histórico, la cual co-bró forma históricaordenándoseen un nuevo concep-to: el de generación.

Sin dudaalguna, la idea historiológica de la gene-ración nació de una visión naturalistade la Historia.Ya que el componentebiológico de las edadesdelhombresubyacfaen las primerasinterpretacionesquelos historiadoreshicieron de la idea de generación.Durante todo el siglo xíx asistimosa un afán cons-tante por dar contenidohistórico a un conceptoquedesdela AntigUedadse venía usandoen relación conel cursobiológico de la vida humana.

En esta lfnea de pensamientose agrupanlos repre-sentantesde la escuelapositivista francesa, quienesinterpretaronel ritmo del desarrollo‘histórico en fun-ción de la limitada duraciónde la vida del hombre.Consecuentemente,los cambiosquese producíanen laesttucturasocial se hallabandeterminadospor facto-res biológicos.

Entre sus representantesmás significativos desta-can las aportacionesde Auguste Comte (1798-1857),cuyás ideassobrela sociedadsirvieron de marcoparaintentar conceptualizarla idea de generación(7). Suaciertofundamentalfue el de señalarcuál era el me-canismo medianteel cual se operabala variaciónenla sociedad.Comte apuntóen la primera mitad del

(7) Julián Marías(en su obra El método histórico de lasgeneraciones,Rey. de Occidente,Madrid, 1967, págs.29-34)trans-cribe los textos más significativos de esteautor.

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siglo xix una de las ideasmás valiosas de la genera-ción, interpretadadesdeel ámbito de la sociedad.

En la esfera de influencia de A. Comte encontra-mosaJustinDromel (1826),Soulavie(1753-1813),Cour-not (1801-1877), al italiano GiuseppeFerrari (1812-1876), al alemánGustav Rumelin (1815-1889)y al in-glés J. StuartMill (1806-1873).

Stuart Mill, el gran discípulo inglés de Comte, re-tomó la idea de las generacionesde su maestro,ha-ciendounaserie de precisionesal respectofundamen-tales por su tempranafechay por el contenidohistó-rico que les inyectó. Su análisis de la sociedadle con-dujo a interpretarlas generacionescomo equiposhu-manosqueserelevanen el poder.Frentea la creenciade los franceses,quienesconfundieronla ley del pro-greso conuna ley natural,Mill apuntóla necesidaddeacudir a la Historia paraextraer las leyes empíricasde la sociedad.La variación históricavenia así dadacomo una serie de influencias de unas generacionessobreotras.

Estepensadoringlés llegó inclusoaprecisarla im-portanciametodológicade una teoría generacional.

Intuyó el caráctertotal de cada una de las gene-racionescomo forma de vida y, consecuentemente,surepercusiónen la estructurasocial. Estaindicación de-latabael confusionismoquepodríacrearel estudiodegeneracionesparciales políticas, literarias, artísticas,etcétera,tomadascomo representativasde una épocadeterminada.

El resto de los autores de la escuelapositivista:Soulavie,Dromel, Ferrari y Rumelin, se muevenen elcampo de la estadística.Ninguno de ellos consiguetranscenderla idea genealógicade la generación,apesarde susesfuerzospor construir tablasestadísticasy teoríasquepretendenjustificar históricamente,me-diante esquemasde las edadeshumanaso el hallazgoempírico de periodosde quinceaños,en la ‘historia po-lítica de Francia.

Uno de los rasgosquecaracterizóa esteequipode

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hombresfue su falta de conexióny comunicación.Losavancesque cadauno realizó en la interpretacióndelconceptode generaciónno fueron nunca ordenadosnisistematizados(8).

Por eso no existe en el siglo xíx un acuerdores-pectoal lugar de las generaciones;casi todos caenenel error genealógico,exceptoDromely Ferrari, que lasvinculan directamentecon la vida política. Ni existetampocounateoría suficienteacercade la realidaddela generacióno de su estructura.Lo que sí podemosob~ervarson los intentos constantespor determinarla duraciónde las generaciones.Los ejemplosque adu-cen los remiten a periodosque abarcandesdequinceo dieciséisañoshastatreinta.

No obstante,y apesarde algunasintuiciones muyagudas,no llegóa cuajaren el siglo xix unaauténticateoría de las generaciones.Era necesarioque la So-ciología y la Historia desarrollasenconceptosy reía-pionesfundamentalesantesde poder hablarde la ge-neracióncomo categoríahistórica o de intentar cons-truir una teoría analíticaemplazadaen la vida histó-rica y social.

Frentea estaconcepcióncontinuistay evolucionis-ta de la Historia, ampliamentedefendiday utilizadapor los historiadores de la escuelapositivista, paraquienes la generaciónno era más que la unidad demedidadel tiempo histórico y un pasomás’en el mo-vimiento del progreso,surgió en Alemania, en la mis-ma época,un movimiento reivindicativo de la discon-tinuidad del acontecerhistórico.

No vamos a analizar ahora los fundamentosfilosó-ficos de estanuevaconcepciónde la Historia,puesnosextenderíamosmásallá de los límitesprevistos.Lo quesí haremosseráprecisarla reinterpretaciónque la es-cuela‘histórico-románticahacedel conceptogeneración,en función del fraccionamientodel curso histórico porgeneraciones.

(8) El capítulo 2 de la obra anteriormentecitada recogesistemáticamentetas aportacionesde los autoresmencionados.

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En primer lugar> todos sus miembros intentaronsubrayar el contenido histórico de la generación,enoposición al contenido biológico que defendíala es-cuelapositivista.Cadageneraciónfue consideradacomoun elemento cualitativamentedistinto del aconteci-miento histórico, atendiendo más a su contenido es-piritual que a su extensión temporal.

Elevadaa categoríafundamentaldel acontecerhis-tórico, la generaciónse interpretó como unidad ele-mentaldel cambiohistórico, posibilitandoasí un nue-vo ordenamientoajenoa las convencionalesparticionesde la Historia en siglos y años.

En esta línea de pensamientose inscribenalgunosde los pasajesde la obra del alemán Leopoldo vonRanke (1795-1886),quien intuyó en fecha tempranaelsentido metodológico de las•generaciones:«Seria talvez una tareahistoriográficapresentarla seriede lasgeneraciones,en cuanto fuese posible, tal y como seensamblany sesingularizanen la escenade la HistoriaUniversal. Se deberíahacerplena justicia a cadaunade ellas; podría describirseuna serie de figuras pre-claras,las queen cadageneracióntienenmásestrechasrelacionesentresí y mediantecuyosantagonismossi-gue progresandola evolución del mundo: los sucesoscorrespondena su naturaleza»(9).

El texto deja vislumbrar dos ideas fundamentalesen el pensamientode Ranke. En primer lugar, el re-chazode las divisionestradicionalesde la historia fren-te a un nuevo orden por generaciones,y, en segundolugar, la crítica indirecta del progresismo,afirmandola sustantividadreal de cada uno de los periodos dela Historia, cuyaarticulaciónseproducirla a travésdelas generacionesconcebidascomo verdaderossujetosde la Historia.

A finales del siglo xix, otro pensador,estavezpro-cedente del campo de la Filosofía, Wilhem Dilthey

(9) Ranke,Leopoid von, Ceschíchteder romanischenundgermanischenVblker ini is und 16 (SámtticheWerke, vol. 33,pág. 323), ed.de 1874.

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(1833-1911),va a intentar conceptualizarla idea de ge-neración desde una perspectivanueva. Al igual queOrtega, Dilthey elaboróla idea de generaciónlenta-mente,precisandoel conceptoa medida que desarro-llaba su obra.

La primera aproximación la encontramosen suensayoNovalis, de 1865, en el cual sugierela utilidadque el conceptode generacióntendría si se utilizasecomo instrumentopara estudiarla cultura intelectualde una época(10).

Dos añosmás tarde(1867), en la lección inauguralde Basilea sobre «El movimiento poéticoy filosóficoen Alemania de 1770 a 1800», Dilthey se servirá delconceptode generación(tal y como él lo entiende,asaber: «Un periódo de historia espiritual alemana»)para distinguir tres generacionesque estarían repre-sentadaspor los nacidosen 1730, 1750-1755y 1770-1775,respectivamente.

El estudiodel movimiento espiritualque seprodu-jo en Alemaniaduranteel último tercio del siglo xvííícondujoaDilthey aprecisardos ideascardinalesparael conceptode generación.Por unaparte,la influenciadecisiva que la generaciónejercesobrela producciónde sus componentes,y en segundolugar, la necesidadde ¿onectary situar tanto a los hombrescomo a lasgeneracionesen su adecuadocontextohistórico.

En 1875, prácticamenteal final de su vida, en untrabajo titulado Sobreel estudio de la historia en lasciencias del hombre, de la sociedady del Estado, Dil-they retomó la idea de generacióne intentó explicarel concepto según dos significados: A) La genera-ción es un espaciode tiempo, es decir, unaunidaddemedida internade la vida humana.Este sentidocro-nológico le lleva a fijar su duraciónen treinta años,con lo cual permanecefiel a la interpretacióngenea-lógica tradicional de la generación,aunquelos ejem-

(10) Dilthey, Wi¡belm, Vida y poesía, tomo IV, F.C.E., Mé-xico, 1978, pág. 289.

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píos concretos de generacionesque propone no seajustan a esa cifra. B) Junto a esta acepción crono-lógica, ofreceotra de mayor contenidohistórico: «Ge-neracioneses,además,unadenominaciónparaunare-lación de contemporaneidadde individuos; aquellosque en cierto modo crecieronjuntos, es decir, tuvie-ron una infancia común,una juventud común, cuyotiempo de fuerzaviril coincidió parcialmente,los de-signamoscomo la misma generación.De aquí resultaluego la conexión de tales personaspor una relaciónmás profunda.Aquellos que en los años respectivosexperimentanlas mismasinfluenciasrectorasconstitu-yen juntos una generación.Entendidaasí, una gene-ración constituye un estrechocírculo de individuos,queestánligadoshastaformar un todohomogéneoporla dependenciade los mismos grandeshechosy varia-ciones, que aparecieronen su épocade receptividada pesar de la diversidad de otros factores agrega-dos»(11).

Cabe destacaren el texto dos ideasfundamentalesque años más tarde serían plenamentedesarrolladaspor el pensadorespañolJoséOrtegay Gasset.Diltheyalude al término contemporaneidadrefiriéndose enrealidada lo queOrtegadefinió conrigor coetaneidad;es decir, aaquellarelaciónde individuos quetienenlamisma edad.Y además,en el texto, la idea de gene-raciónno surgede forma aisladae independiente,sinoque aparececomo una determinaciónesencial de lavida humanay de la convivenciahistórica.

Paradójicamente,Dilthey fue incapaz de captar larealidad de la generación,al confundirla con la vidaindividual de sus miembros.Los hombresde las ge-neracionesrománticasquecita no pertenecena dichasgeneraciones,sino que son ellos mismos talesgenera-ciones.

<11) Dilthey, W., Sobre el estudio de la historia de lascienciasdel hombre, la sociedady el Estado. Recogido en elvolumen V de sus obras completas,Wilhelm Dilthey’s Gesain-melteScbriften, pág. 37.

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Los textos que hasta ahora hemos mencionadoyalgunosotros en los que-no nos hemospodido dete-ner (12) resultanfundamentalesa la hora de compren-der los orígenesdel conceptohistórico de generación.Todos ellos constituyenla canteraideológicade pos-tenoreselaboracionesdel conceptoy de su aplicación,en la primeramitad del siglo xx, a los diferentescam-pos de la cultura.

F. Kummer,H. y. Múller, W. Vogel, E. Wechssler,H. Jeschke,J. Petersen,etc., han aplicadoel conceptoa la Historia de la Literatura.

W. Pinder, Al. Lorenz, E. Lafuente Ferrari, etc., ala Historia del Arte.

K. Manheim, 5. W. Einsenstadt,J. Gaos,A. Hoog,L. RecasénsSiches,F. Ayala, F. Mentré,etc.,estudiaronel problema por sus implicaciones sociológicas.

Finalmente,para no haceresta lista interminable,cito las aportacionesespañolasmás importantes den-tro del campo de la historiografía general: J. Ortegay Gasset,Lain Entralgoy J. ‘Marías.

En conexión con la escuelahistórico-romántica,ycomo aportacionespertenecientesa la primeramitaddel siglo xx dentro de la bibliografía alemana,podría-mos situar la obra ampliamentedivulgada de los his-toriadoresalemanes.Me refiero a la de Wilhelm Pindery Julius Petersen.

W. Pinder aplicó por primera vez la idea de lasgeneracionesa un tema particular: el arte. En funcióndel cual realizó una interpretación de la teoría gene-racional sumamentesugestiva,aunque debatible. Laidea eje que guió sus especulacionesfue la de poderinterpretar las diferentes artes en sentido figuradocomo generaciones.

Sus aportacionesmás interesantesse hallan reco-gidas en su obra Das Problem ¿lcr Ceneration iii der

(12) La bibliografía más completa al respecto la ofrece5. Maríasal final de la obracitadaEl métodohistórico de lasgeneraciones.

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KunstgeschichteEuropas.(Berlín, 1916) (13). En elladefine con exactitudlosconceptosde «contemporanei-dad» y «coetaneidad»,que considera fundamentalesparala teoría de las generaciones.Dos añosmástarde(1928), en el prólogo a la segundaedición de su libro,cita párrafosdel primer ensayoformal de Ortega(14),justificando sus ideasen las teorías del filósofo es-pañol.

Otra de sus conviccionesmásprofundases la im-portancia de la fecha de nacimiento,o «ley de naci-mientos decisivos»,tal y como él la denomina,comocriterio esencialpara deslindar las sucesivasgenera-ciones.Con 10 cual su pensamientoadquiereunaclaratendenciabiologista.

Desdesu perspectiva,la generacióncarecede con-tenido histórico. Su concepciónno desarrollalas ideasfundamentalesde vida colectiva,vigencia,zona de fe-chas decisivas, etc., para poder articular una teoríacoherentede las generacioneshistóricas.

El historiador alemán J. Petersenes sin duda al-guna el hombreque mayor divulgación ha conocidodentro y fuera de Europadebido a su obra Die Lite-rarischen Generationen,en Phitosophie der Literatur-wissenschajt.de Ermatinger,1930 (15).

Petersenarrancadel pensamientode Dilthey paraconfigurar un conceptode generaciónque nos ayudeacomprenderla historiadel espírituhumano,por opo-sición a la historia genealógica.Ya en su primer tra-bajo sobreel Romanticismo(16) desarrollótres ideasconductorasacercade la generación.Se cuestionó laconsistencia,estructurainternay curso del sucesoge-

<13) Pinder, W., El problema de las generacionesen lahistoria del arte de Europa, trad. de D. J. Voglemann,BuenosAires 1946.

<14) El tema de nuestro tiempo (1923), 0. C., III. En ale-mán se publicó por primera vez en 1928.

(15) Petersen,Julius, Las generacionesliterarias, en Filo-sofía d« la ciencia literaria, trad. esp,México, 1946.

(16) Idem, Die Wesensbestimmungder deutschenRoman-tik, 1926.

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neracional,ejemplificandosus ideascon citas referen-tes a las generacionesrománticasalemanasestudiadaspreviamentepor Dilthey.

En su segundotrabajo, Petersendiscute amplia-mente sobre la duración cronológica de las genera-cioneshistóricas,concluyendola imposibilidadde con-siderar a ésta como una medida regular de tiempodeterminadapor la duraciónmediade la vida humanao como unasemejanzadeterminadapor el nacimiento.Rechazaasí la fundamentaciónbiológica del criteriogeneracional,formulando a cambio un conceptopro-piamentehistórico,basadoen la comunidadde destinoe igualdadde experienciasy de fines queencierracadaunidad generacional.

Es, asimismo,en estaobra dondePetersendesarro-lla uno de los temas que mayores resonanciasha te-nido. Me refiero a los ocho factoresformativos cons-titutivos de unageneraciónhistórica. En síntesisson:1), herencia;2), fechade nacimiento;3), elementosedu-cativos;4), comunidadpersonal;5), experienciasgene-racionalescomunes;6), caudillaje; 7), lenguajegene-racional; 8), agotamientode la generaciónanterior.

J.Marías,en suobraya citada,El métodohistóricode las generaciones(17), critica el confusionismodePetersenpor intentaragruparfactoressumamentedis-pares que ‘hacen referenciaa zonas dc la realidaddi-versas.Es evidente la confusiónque guía a Petersena la hora de definir el tipo de realidad de las genera-ciones.Algunosfactoresafectanalnivel biológico,otrosa la vida individual o nivel mentaly, finalmente,otrosa la vida colectivao nivel social, lo cual imposibilitaunaconclusióndefinitiva sobrela cuestióndecisiva dequé son éstas.

El historiadoralemánniega la posibilidad de pre-cisar la figura de una generación.En primer lugar,porque resulta sumamentedifícil deslindardentro decada unidad generacionallas unidadessubordinadas

(17) Op. cit., pág. 125.

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diversas(literarias, artísticas,políticas, ideológicaset-cétera).Petersenno se da cuentade que su esfuerzopor definir una «generaciónliteraria» es estéril, puesse trata de un conceptoirreal, una mera abstracciónque no afectaa la forma íntegrade la sociedady, portanto, no nos ayuda a comprendersu función en laHistoria.

En segundolugar, argumentala imposibilidad dedeterminarel ámbito espacialde una generacióny re-chaza la aplicacióna diversospaísesde una idea cro-nológicade las generaciones:«No se puedeidentificarla generacióncomo conceptotemporal,con cierto nú-mero de años,como de 1890 a 1900, que significan lamismo en todos los paísescon calendariocristiano,sino que se trata, másbien, de un tiempo interior, quese diversifica por diferenciasclimáticas’> (18).

Petersenconcluyeconfesandosu incapacidadparacalcular el lapso temporal que separaa las generacio-nesentresí. Los intervalosvaríanen función del ritmode la vida histórica y, por tanto, una cifra exactanotendría valor alguno como medida constantede larealidad.

La obra de J. Petersen,aunqueno ofreceunateoríaadecuada,formulaalgunasideasacertadassiemprequese las interprete en su propio contexto (recordemosque él se mueve en el campo de la historia literaria),sin intentarextrapolaríasaotros camposo generalizarsus significados.Estasideashan provocadoen la his-toriografía actual múltiples ensayosde aplicación dela teoría (basadaen los factoresformativosquePeter-sen señala),a la realidad histórico-socialde un paísdeterminado.El resultadoha sido la apariciónde di-visionesy generacionesapenasrepresentativasdel es-píritu de ]a ¿poca.

Las aproximacionesconceptualesque hemos veni-do exponiendoa lo largo de esta síntesishistórica,

<18) Lás generacionesliterarias en..., págs. 144-145.

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relativasal siglo xix, sepodríanconsiderarcomo partede la historiacientífica del conceptode generación.

Posiblemente>el lector hayaadvertidola existenciadeun rasgocomúna la mayoríade estosintentos.Casitodos los autoresmencionadosdel siglo pasadointen-taron formular unateoría de las generacionesprescin-diendode la realidad histórico-socialde la cual debíasurgir. Es decir; no se plantearonla necesidadde unainterpretación válida de los hechos,sino quemanipu-laronéstosen funciónde unateoríaconstruidaapriorz.

Durante la primera mitad del siglo xx se saltó alcampo de las aplicacionescientíficas,tal y como he-mos señalado,sin haberseformulado antesun con-cepto y una teoría de las generacionescon rigor cien-tífico.

En España,el campo que mayor númerode ensa-yos experimentófue el de la literatura. Numerososli-teratosy pensadores,entre los que cabe mencionara Pío Baroja, Azorín, Miguel de Unamuno, PedroSa-linas, DámasoAlonso, etc., realizaronuna interpreta-ción personaldel conceptode generaciónliteraria y loaplicaron a lo que ellos definieron por «generacióndel noventay ocho»(19).

Paradójicamente,ninguno de estosautoresutiliza-ron en sus ensayosla teoría de Ortegasobre las ge-neraciones,formalmenteexpuestapor el granpensadorhacia 1933 en su obra En torno a Galileo.

Hemosde recordarqueOrtegano formuló unadoc-trina acercade las generaciones,independientey autó-noma, como pieza intelectualválidaen si misma,sinoque fue unapreocupaciónconstantea lo largo de todasuvida intelectual.La concienciadel temasurgió, porprimera vez, en 1914, en suensayosobreVieja y nuevapolítica.

(19) Azorin, Las generacionesde! 98, en Clásicosy Moder-nos, Madrid, 1913. Baroja, Pío, «Tres generaciones,mayo de1926, en el volumen Entretenimientos.Salinas,Pedro, El con-ceptode generaciónliteraria aplicada a la del 98, Rey, de Occi-dente, Madrid, diciembrede 1935. Alonso, Dámaso,Una gene-ración poética (1920-1936),Finisterre,mano de 1948.

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Años después,y simultáneamenteal desarrollo desu filosofía raciovitalista, fue precisandoconceptosfundamentales:distincion entre contemporaneidadycoetaneidad,sensibilidadvital, masa y minoría, vidahistóricacomoconvivencia,altitud vital, misiónpropiade las generaciones,etc., antesde realizarunaformu-lación sistemáticade su teoría.

No nos sorprende,pues,queestaformulación apa-rezcaen el capítulo 1 de El tema de nuestro tiempo,que es,a su vez, la primera exposición formal de sufilosofía. La doctrina de las generacionespasaasí aconvertirseen un ingredientecapital de su sistemafi-losófico. Sin una comprensióncorrecta de los funda-mentosmetafísicosde la filosofía de Ortegay Gassety su teoría de la vida histórica y social, la teoría con-cretade las generacionesperderíasu justificación in-telectualy su contenido.Consecuentemente,suvalidezu operatividadhistórica se vería abocadaal fracaso.

La segundaexposición madura referente al temaqueencontramosen suproduccióntiene lugaren 1933enel ensayoEn torno a Galileo, dondeOrtegadesarro-lla los supuestosmetafísicosy sociológicosde su filo-sofía (20).

No nos debeextrañar,si aceptamoslas precisionesanteriores,que la teoría analítica de las generacionesde Ortega,extraídade su contextoo lugar ontológico—de la vida histórica y social—, pierda significado yresulteestéril.

No obstante,y antesde analizarlas dificultadesquepresentala teoría, hemos de indicar que unacosaes

<20> La exposición de la filosofía de Ortegapuedeencon-trarseen 1. Marías, Introducción a la filosoffa, Rey. de Occi-dente, Madrid, 1947 (Obras, II); La filoso)’ fa españolaactual,Espasa-calpe,Madrid, 1948; Ortega 1, Circunstanciay vocación,Rey, de Occidente,Madrid, 1960; Comentarioa «Meditacionesdel Quijote., Rey, de Occidente,Madrid, 1966; La EscueladeMadrid (Obras,V).

Abellán, J. L., Ortegay Gasseten la filosofía española,Tec-nos, Madrid, 1966.

Garagorri,Paulino,Introduccióna Ortega, Alianza Editorial,Madrid, 1970.

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la teoría analíticao abstracta,derivadade un análisisdetenidode la vida humana,y otra, de mayor proble-mática si cabe,la cuestión de su existenciaempíricay la determinaciónde la seriede las generacionesefec-tivas. Estos dos puntos serán los que intentaremosclarificar a continuación.

II. Dificultades que encierra la teoría analíticade las generaciones

Considerooportuno y conveniente,antes de expo-ner las objecionesde otros autoresy mis propiasob-jecionesa la teoría de las generaciones,bosquejarlosaspectosmáscaracterísticosde ésta.

El enfoqueorteguianodel problemade las genera-ciones es,en mi opinión, el más avanzadoanalíticaymetodológicamentede todoslos quehansurgido hastala fecha. Si bien es cierto queOrtegano llegó nuncaa desarrollar su teoría en todos los aspectos,dichateoría incluye los siguientespostulados:

1) Ortegaexplica la existenciade las generacionesen virtud de la estructurageneral de la vida humanaindividual y de la vida humanacolectiva: «Una gene-ración no es un puñadode hombresegregiosni, sim-plemente,una masa: es como un nuevo cuerposocialIntegro con suminoría selectay sumuchedumbre,queha sido lanzadosobre el ámbito de la existenciaconunatrayectoriavital determinada.La generación,com-promiso dinámicoentre masae individuo, es el con-ceptomásimportantede la historia,y, por decirlo así,el gozne sobre el que ésta ejecuta sus movimien-tos» (21).

2) Este enfoque hacenecesariaunadefinición deedad y una explicaciónsobrela existenciade variasgeneracionescoexistentesen la estructura social y sus

<21) Ortegay Gasset,3., El temade nuestro tiempo,O. C.,III, Rey, de Occidente,6. cd., Madrid, 1966, pág. 147.

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relacionesmutuas.Lo cual conlíevapreviamentela ex-plicaciónde lo quesignifica sercontemporáneos(viviral mismo tiempo) y ser coetáneos(tener la mismaedad).

Ortegalo explicacon las siguientespalabras:«Todaactualidadhistórica, todo ‘hoy>, envuelveen rigor trestiempos distintos, tres ‘hoy> diferentes,o, dicho deotra manera,queel presentees rico de tres grandesdimensionesvitales, las cuales conviven alojadas enél, quierano no, trabadasunasconotras>y, por fuerza,al serdiferentes>en esencialhostilidad...Los contem-poráneosno son coetáneos:urge distinguir en historiaentrecoetaneidady contemporaneidad.Alojadosen untiempo extremo y cronológico>conviven tres tiemposvitales distintos. Esto es lo que suelo llamar el ana-cronismoesencialde la historia.Mercedaesedesequi-librio interior se mueve,cambia>rueda,fluye. Si todoslos contemporáneosfuésemoscoetáneos>la historia sedetendríaanquilosada,en un gesto definitivo, sin po-sibilidad de innovaciónradical ninguna»(22).

Una vez queel conceptode coetaneidadha queda-do precisado,Ortegapuedeformularunadefinición delas generacionesmásrigurosa: «El conjuntode los queson coetáneosen un círculo de actual convivenciaesunageneración.El conceptode generaciónno implica,pues,primariamente,más que estasdos notas: tenerla misma edady tener algún contactovital» (23).

El problemasurgeahoraal intentar interpretarelconceptode edad.Algunos historiadoreshan hechaza-do el conceptode Ortegapor entenderla edaden sen-tido matemático;es decir, por creerque es unafechaconcreta.Con lo cual sólo los quenacenen la mismafechatendríanJa misma edad.Las generacionesse su-cederían,consecuentemente,día a día, sin sentido al-guno, convirtiéndoseen conceptosvacíos.

Esta interpretaciónparte de un doble error. Por

<22) Idem, En torno a Galileo, O. C., y, Rey, de Occidente,7. cd., Madrid, 1970, págs.37-38.

(23) Ibid., pág. 28.

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unaparte, sus defensoressólo se fijan en la vida in-dividual de los componentesde la generación,olvidan-de su perspectivahistórico-social>y, por otra, su con-cepción biológicade la realidadhumanales hacecon-fundir las edadesde la vida (etapasdiferentesde nues-tra actividad vital) con las edadesdel organismo,in-terpretándolas,erróneamente,como promocionesquese sucedensustituyéndoseunas a otras.

El conceptode Ortegatiene mayor contenido.Laedadno es originariamenteunafecha, sino un ciertomodo de vivir. Y desdeesta perspectivadistinguecin-co periodosde quince años> equivalentesa cinco mo-dos de quehacervital: 1), los primeros quince añosconformanla niñez; 2), de los quince a los treinta, lajuventud; 3), de los treinta a los cuarentay cinco, lainiciación; 4), de los cuarentay cinco a los sesenta,elpredominio, y 5), de los sesentaa los setentay cinco,la vejez.Suspalabrassonmuy significativasal respec-to: «La edad,pues,no es una fecha,sino unazona defechas,y tienen la misma edad, vital e histórica, nosólo los quenacenen un mismo año,sino los quena-cen dentro de unazonade fechas»(24).

3) El tercerpostuladode la teoría de Ortegahacereferenciaa la explicación de las generacionescomofuerzasmotrices de la historia y al hecho de que laestructurahistórica de la sociedaddependade la di-námica de las generacionesque coexisteny se enca-balgan: «Las generacionesnacen unas de otras, desuerte que la nueva se encuentraya con las formasque a ]a existenciaha dado la anterior.Paracadage-neración,vivir es,pues,unafaenade dosdimensiones,unade las cualesconsisteen recibir lo vivido —ideas,valoraciones,instituciones, etc.— por la antecedente;la otra, dejar fluir su propia espontaneidad»(25).

Años más tarde,Ortegaprecisaría:«Lo decisivoenla idea de las generacionesno es que se suceden,sino

<24) Ibid., pág. 41.<25) El tema de nuestro tiempo, O. C., III, págs. 148-149.

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quese solapano empalman.Siemprehay dos genera-cionesactuandoal mismo tiempo, con plenitud de ac-tuación,sobre los mismos temasy en torno a las mis-mascosas,pero con distinto indicede edady, porello,con distinto sentido»(26).

Es precisamenteesa diferencia de sentido lo queprovoca el cambio, la innovacióne incluso la crisis.

Cuandoel cambioesmuy pronunciadoy el hombrese quedasin convicciones,incapazde reaccionarantela nuevasituación,podemoshablarde crisis histórica.Crisis históricaqueno vendránuncadeterminadaporun hechohistórico (al contrariode lo quealgunoshis-toriadorescreen cuando definen una generaciónenfunción de un acontecimientoclave), sino por el des-moronamientodel sistematotal de vigencias que du-rante cierto tiempo ha dado su estructuraa la vidahistórica.En estecontextopuedesurgir lo queOrtegallamaunageneracióndecisiva.Aquella quees capazdeconstituirpor primera vez los cimientosde unasocie-dad y pensarlos nuevosprincipios rectoresque lasgeneracionesposteriores se encargaránde acuñar ycombatir.

4) Por último, Ortegase ve obligadoa afrontar eltema de la duración de una generación.La respuestaes coherentecon el resto de la teoríaexpuesta: es laestructura de Zas edadesquien la determina.Y, portanto, la vigencia de esasformas de vida, unosquinceaños aproximadamente,será la duración de las gene-raciones: «El sistema de vigencias en que la formade la vida humanaconsiste —afirma Ortega— duraun periodoque casicoincide con los quince años.Unageneraciónesuna zonade quince años durantela cualuna cierta forma de vida fue vigente. La generaciónseda,pues, la unidadconcretade la auténticacrono-logia histórica, o, dicho en otra forma, que la historiacaminay procedepor generaciones»(27).

<26) En torno a Galileo, O. C., y, pág. 49.<27> 0. C., VI, pág. 371.

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En definitiva, Ortegaha estructuradounateoría deuna realidad quehastahace poco tiempo se ha utili-zado con gran imprecisión. Su preocupaciónpor eltemano se debió a afaneseruditos, sino a habersa-bido captar la variación radical que la vida humanaha experimentadorespectoa su relación con la his-toria.

De los cuatro aspectosfundamentalesque hemosmencionado,los tresprimeros derivande la teoríaana-lítica, y el cuarto nos remite a un dato empírico (elnúmero quince), procedentede la duración~de la viday de las edades.

Si consideramoslas generacionescomo los autén-ticos motoresdel cambio histórico, seránecesarioco-nocerprimero la seriede las generaciones,para poderdeducir a qué generaciónpertenecemos.

Pero antes de analizar el procedimientopropuestopor Ortegapara determinaríaescalade las generacio-nes en un ámbito histórico preciso y poner a pruebala eficacia de la teoría como método histórico, debe-mosplanteamoslas objecionesy dificultades que éstapresenta.

Empecemospor recoger las objecionesque se lehanhecho. La primera y de máyor pesoha sido la denegar la existenciade las generaciones,con lo cual secaeen el continuismo(la historia se concibecomo unmovimiento continuo,que experimentavariacionesmí-nimas y no tiene articulación)o en unadefinición degeneraciónlimitada a las afinidades existentesentreun grupo de hombresen un lugar y tiempo determi-nado.

La negación de las generacionesharía entoncesin-necesariala idea de vigencia..La cual no hacereferen-cia a la continuidad de nacimientos,sino a un sistemaduraderoque da su estructuraa la vida social.e his-tórica y que en definitiva configurael.mundoque cadahombre encuentray al que se incorpora. Las altera-ciones dentro de este mundo, por muy graves quesean,no suponennecesariamenteun cambio total de

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vigencias(de mundo); éstaspuedenintegrarsecon elresto del mundoque no cambia.Sólo cuandose pro-duce el colapso total de las creenciascomunesa loshombresde unageneración,asistimosaunaverdaderamutacióno crisis histórica.

Otra objeciónimportante que se le ha hecho a lateoría es la negaciónde la cifra de quince años comomedidacuantitativade una generación.

En ciertos círculos se defiendela idea de que lasgeneracionesno tienenun ritmo fijo ni se sucedenenperiodosconstantes;es decir, que éstassurgirían enmomentoscríticos o cuandoseprodujesenvariacioneshistóricas lo suficientementeimportantes para agluti-nar en torno a los hombresmás significativos.

Esta es,sin dudaalguna, la ideamás extendidaquese recoge en los libros de Historia. El estudio de lageneracióndel noventay ocho,de las generacionesro-mánticas o de aquellasque llevaron a cabo la eman-cipación americana,se realiza siempre desdela ópticade los acontecimientos.Lo cual es falso, ya que lasgeneracionesno sehallan determinadasen medidaal-guna por éstos.

3k Marías, en su lúcido ensayosobre las generacio-nes (28), ofrece una respuesta,en níi opinión válida,a estacrítica, afirmando la existenciade un ritmo cons-tante en las generaciones.Dicho ritmo deriva de laduraciónmedia de la vida humanay de la estructurade las edades.Las diversasfuncionessocialesde cadaedad revelan que existe una fase de preparaciónparala plena actuación social, otra de predominio (en laque el mundo que se pretendeimponer logra tenervi-gencia)y otra de salida del mundo histórico.

Este ciclo se repite constantemente,con pequeñasvariantes,en todas las sociedades,y, por tanto, no se-ría licito hablar de la «generaciónde la Revoluciónfrancesa»como una unidad histórica autónoma,sino

(28) Op. cit., El métodohistórico de las generaciones,págs.162-163.

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más bien de una serie generacionalen la cual dichageneraciónfrancesatendríamayor o menor relevanciaconrespectoalas generacionesprecedentesy sucesivas.

El enfoquecambiapor completo,y ello se debeaqueel sustratode la teoría de las generacionesesmásprofundo y se halla más enraizadoen la realidad delo que muchos historiadorespiensan.La aportacióndel estudio de una generacióndelimitada arbitraria-mentees mínima, e incluso podría falsearla, realidaden comparacióncon la visión integral de la Historiaque su análisis histórico riguroso nos aportaría.

Algunos autoreshanpropuestola cifra de treintaaños, en oposicióna la de quince que señalaOrtega,por considerarqueésaes la duraciónmediade la edadplenamenteactiva del hombre.Si seaceptael esquemade edadespropuestopor Ortega (quien distingue enesostreinta años de actuacióndos fasesdinámicamen-te opuestas—de gestacióny gestión—con funcionessocialesdiferenciadas),el númerode treinta años esrechazable.En casocontrario,habríaquecuestionarsecuál es el periodo de vigencia de una generación,siabarcael plazoaproximadode su actuaciónhistórica,y si dicho plazo se ciñe a la cifra de treinta años omenos.En cualquiercaso,esta cifra debeobtenersujustificación de la realidad.

Otra de las dificultades que mayores problemascausaa los historiadores,cuando intentan aplicar lateoría a la realidadhistórica, es la delimitación desuámbito geográfico.

¿A qué númerode personasafectaunageneración?A este respectoson fundamentaleslos dos conceptosdesarrolladospor Ortegaen Rl tema de nuestro tiemposobremasay minoría (29). No se puedeentenderlageneraciónen términosde un estrechocírculo de in-dividuos cualificados,pues si así fuera, la teoría notendría ninguna trascendenciahistórica e incluso es-taríamosincapacitadosparacomprenderla estructura

<29) 0. C., págs. 146-147.

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de la sociedad,ya que las masasy las minoríasson,sin dudaalguna,elementosfuncionalesy dinámicosdetodo cuerposocial.

No obstante,y apesarde la precisiónde Ortega,elproblema sigue planteado.Si bien es cierto que lasgeneracionestienen carácter unitario dentro de lasmismascomunidadeshistóricas(podríamosafirmar laexistenciade un sistema de vigenciascomún a todaslas sociedadesen comunicación),hemosde pensartam-bién que existeuna continuavariación de unassocie-dadesa otras,y quedicha comunicaciónno es homo-géneaentrelas partesqueintegranla unidadhistórica.

El historiadorquepretendainvestigarla serieefec-tiva de las generacionesen una comunidaddetermi-nadadebetenerpresenteque lo fundamentala la horade deslindarsu campo de actuaciónes la idea de vi-gencia. Dos sociedadesestaránen efectiva comunica-ción cuandocompartanun mismosistemade vigencias.

En conexión con esta idea surge el problema delas unidadesabstractas.No tiene ningún sentidorea-lizar derivacionesparcialesy ponernosa estudiarge-neracionesliterarias,políticas, ideológicas,etc.,ya quela generacióntiene caráctertotal y afectaa la formaíntegra de la sociedad.Pero lo que sí puedesucederes quealguno de los cuerpossocialesque constituyenla unidad históricaobjeto de nuestroestudioexperi-mentenpequeñasdiacroníasen aspectosconcretosres-pectoa la sociedadtotal en la quesehallanintegrados.El resultadoseráque,dentrode unamisma comunidadhistérica, la seriede las generacionesno presentaráuncuadrohomogéneoen todos los países.Habráalgunosmásadelantadosideológica,artísticao científicamenteque otros que actuaronde receptores.

El acuerdoal quedebemosllegar es al de delimitarcuálessonesascomunidadeso unidadeshistóricasqueagrupanen su interior a sociedadescomunicantesenplena evolución.

Uno de los historiadoresmás prestigiososde este

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siglo, Johan Huizinga, sin analizar formalmente lasgeneraciones,las atacaen basea dos objeciones.

Creequeel augede estateoría en nuestrosiglo sedebe a la necesidadcultural de explicar el procesohistórico mediañtedivisionescíclicasquepermitanunaclasificación en periodosen consonanciacon la rea-lidad.

Susobjecionesse refierena aquellasteoríasdc lasgeneracionesque establecengruposde tres generacio-nes,conpapelesfijos, quese repitencíclicamente:«Elperiodo causal,que imprime a un periodo de treintaañosel sellode un periodode augey al de otros trein-ta el de un periodode decadencia,no actúaparacadatreinta añossino de un modo permanentey dentro decadaunade las tres fases.Y estemomentoreside,ade-más,al margende la generaciónhumanamisma;éstano haceotra cosaque suministrarlemateriasobrelaque se operael proceso»(30).

Indiscutiblemente,Huizinga tienerazón.Una teoríade las generacionesquepretendaser rigurosano jus-tifica la división de la historia en periodosde treintaaños.Piensaquela determinaciónde períodosde trein-ta años es sumamentearbitraria, ya que se basa enfactores biológicos y cronológicos y, por tanto, norespondea la verdaderaestructurade la historia.Ad-mite la posibilidad de aplicar la teoría a un fenómenocultural determinado;pero incluso en estoscasostam-poco las generacionesresponderíana fasesintrínsecasde la evolución histórica, sino a periodoscompleta-mentearbitrarios (31).

Si Huizinga hubieseconcebidolas generacionesso-bre la base de los sistemasde vigencia que se susti-tuyen dentro de la estructurasocial, su interpretaciónhabría sido menos superficial y más orientadora.

Por suparte,cl historiadorespañolPedroLain En-tralgo escribió en 1945 un ensayosobreel tema, con

(30) Huizinga, Soban,El concepto de la historia, F.C.E.,México, pág. 80.

<31) Ibid., pág. 81.

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múltiples ideasvaliosas, titulado Las generacionesenZa Historia (32).

Su principal crítica a Ortegaes la de biologismo yvitalismo: «Lo primario en el pensamientohistorioló-gico de Ortega,como en el de todoslos quehacendela generaciónel conceptofundamentaly elementaldelacontecerhistórico, es su radical vitalismo. Pero laHistoria es resultadode acciones‘personales’,aunqueesasaccioneshayande serejecutadaspor cuerposvi-vientes.Por esola idea de una ‘zona de fechas’no esun hallazgoempírico, sino unaconstrucciónal serviciode un a priori; el a priori de la coetaneidad‘vital>, dela generacióny, en último extremo,de la concepciónbiológica de la Historia.» Si Ortegano hubiesepen-sadoque «la Historia es unamás entre las restantesdisciplinas biológicas»,como nos dice en El tema denuestro tiempo,seguramenteno hubiesellegadoaestaidea de la generación(33).

Julián Marías realiza la defensade su maestroenbase a tres supuestos:a), el biologismo de Orteganadatiene que ver con el cuerpohumano;b), el con-cepto de edad no está ligado en la teoría de Ortegaalmodo de existir biológico y personal,sino a las fun-ciones socialesque cada una de ellas desempeña,y

es cierto que la zonade fechasno es un hallazgoempírico, sino un contenidomás de la teoría de lasgeneraciones,quedebesaberaplicarseparano falsearla realidad que analizamos<34).

La idea de la «zonade fechas»es,sin duda, la máscombatidapor Lain. La causase debea que ve enesta hipótesis la única posibilidad de definir el con-cepto impreciso de coetaneidad,permitiendo de estemodoadquirir duraciónhistóricaa un lapso temporalrelativoa la duraciónbiológica.

Lain piensaque todo intento de ordenarhistórica-

(32) Lain Entralgo, Pedro,Las generacionesen la historia>Instituto de Estudios Políticos,Madrid, 1945.

(33) Ibid., pág. 236.<34) El métodohistórico de las generaciones,págs. 146-147.

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menteel acontecerhumano,fundado en el contenidomismo de la Historia, tiene tan sólo un valor de con-vención historiográfica: «Toda ordenacióndel sucederhistórico basadaen el contenido de la Historia nopuedeser absolutamenteválida, ha de pecarde inde-finida y de arbitraria. Todaordenaciónabsolutamenteválida del acontecerhistórico no puedeser histórica,ha de venirle a la Historia desdeunarealidad sobre-natural,en quesecree>o desdelas fraccionescósmicao biológica del mundohumano»(35).

Este supuestoprevio de que el historiador, a lahora de ordenarel acontecerhistórico, sólo puedeop-tar por la vía de la arbitrariedado por la vía de laNaturaleza,es el que condicionóa Laín a no ver enel conceptode generaciónmás que un contenidobio-lógico> elevadoa categoríafundamentalde la vida his-tórica en función de su relativa duración, contenidosupraindividualy ritmo temporal.

«Quien toma a la generación.—argunientaLain—comounidadelementalde la mudanzahistóricay comocategoríafundamentaldel acontecerda, sépalo o nolo sepa,gatobiológicopor liebre históricay personal.»Y concluyediciendo: «Mi solución, menosdespiadada,consisteen no entenderla generacióncomo unacate-goría historiológica,sino como un sucesohistórico decontorno más o menos convencional.Sólo analógica-mentepuedellamarse‘generación’aunagavilla parvao numerosade personashistóricamenteparecidasy ac-tivas» (36).

En definitiva, el conceptode generacióntendrásig-nificado histórico en sentidoanalógico,pero nuncalotendrá por sí mismo. Posiblementeel error de Lainfue el de no visualizar el fundamentofilosófico y ellugar de las generacionesantes de intentar indagaren quéconsistíany cómo debíanentenderse.

Todaslas objecionesque se le puedenhacera la

(35> Op. cit., Las generacionesen la historia, pág. 276.(36) Ibid., pág. 28.

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teoría analíticade las generaciones,tal y como hemosvisto, son discutiblesy el lector podrá optar por suadmisióno rechazo.No obstante,si la teoría no ofreceningunafalla estructuralseriay postulasu aplicacióna la realidad histórica, nuestro interés deberáorien-tarsehaciasucaráctermetódicoy modosde aplicación.

III. Eficacia de la teoría como métodohistórico

El primer problema que surge al planteamoselsentido metódico de la teoría generacionales el decómo determinar objetivamentela serie de las gene-racionesen una épocay en un ámbito concreto.Or-tega propusoen su obra En torno a Galileo (37) unprocedimiento destinadoa delimitar una generacióndecisiva y, a partir de ella, toda la serie. Sus indica-ciones señalanla necesidadde descubrirprimero unageneracióndecisiva,localizara continuaciónla figuraque mejor representelos caracteresdel periodoy es-tablecer consecuentementeuna escala provisional ehipotética, tomando como epicentro generacionallafecha en que el epónimo elegido cumple los treintaaños.

Si al acercamosa los hechoshistóricos con estaescalageneracionalvemos que éstos no admiten elorden ideado,tendremosquemodificar la seriehastaque las fechascoincidancon la articulaciónhistóricareal.

La elección del epónimo, por muy arbitraria quesea (38), no es decisiva, ya que la escala no resultaen ningún caso determinadapor los individuos. Laestructura de la realidad preexiste a la posible in-fluencia de los individuos en ella.

No obstante,no siemprese puededeterminarunageneracióndecisivao encontraruna figura suficiente-

(37) En tomo a Galileo, O. C., V, págs.51-52.(38) Véasela crítica que FranciscoAyala, en su Tratado

de Sociología,Ed. Aguilar, Madrid, 1968, realizaal respecto.

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mente representativa.1. Marías propone el siguientemétodooperativo. Dado que desconocemoslos límitesde las generacionesy, por tanto,cuálesson éstas>seránecesarioelaborarunalista de representantesde otrastantas generacionesque correspondana cadauna delas generacionesde la serie.

Esteprocedimientonos permite conocera los re-presentantesde todaslas generacionesdel periodoqueabarcaesa serie. Seguimossin conocerlos límites dela generaciónentera,pero hemosddimitado un grupode representantessegurosque abarcanuna zona defechasrestringiday constituyenuno de los núcleosdelas hipotéticasgeneraciones.

Hastaahorahemosutilizado vidas individualespararealizaruna primera aproximaciónquenos ha permi-tido restringir los límites de las generaciones,pero nocerrarlos.Es el momento—dice Marías— de recurrira la vida pública, a las vigencias colectivas: «Puedodescubrir el repertorio de vigencias de cada genera-ción en su proyecciónsobre los ‘representantesres-pectivosy medir la variaciónde unageneraciónaotrá.De esta maneraobtengo una figura esquemáticadecada generacióny de las diferenciasde altitud entreellas.Una vez en posesiónde estas‘figuras’ generales,confronto con ellas —y no ya con individuos— todarealidad individual y concreta,que así quedaráaloja-da en unau otra de esasformas. Si procedometódi-camentede esta suerte, se irán cerrandolas mallasde la retícula, hasta llegar a una ‘densidad’ total; esdecir, habránsido adscritosa una generacióndeter-minada, por razonesque deriven de la vida colectiva,hombresnacidosen todoslos añosdel periodoy, portanto> quedaránfijados los limites de las generacionesy con ello la serieefectiva de éstasdentro del periodoconsiderado»(39).

La preguntaque nos hacemosahoraes la de cómodesvelarlas diversasestructurasdel mundo colectivo

(39) El métodohistórico...,pág. 174.

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parapodersituarenellasa los individuos de una¿po-ca. La respuestapuedehallarseen el análisis de lasformas posiblesde vivir una innovaciónhistórica(noun fenómenohistórico).

Marías cree que cada una de las formas de vivirunamnovacióncoincide con unageneración,e inclusose podrían distinguir dos o más generacionessi elmecanismode difusión fuera muy lento.

Distingue cuatro generaciones(40): a) La primeraseríala creadorae inicial, capazde imponersuscreen-cias y estilo a la forma total de la vida. b) La segundageneraciónes depositariade unaactividadqueno hainventado.No obstante,el mundoheredadotieneunaestructuratan débil queserála gestorade un progra-ma conformea la nuevaforma de vida. Es la primerageneraciónquetiene concienciade grupoy susmiem-bros sabenlo queson. c) La tercerageneraciónse en-frenta a unanorma de vida quetiene ya vigenciaso-cial. A ella pertenecenlos representantesmáximos dedicha forma de vida. Viven instaladosen la tradición,aunqueestono significa que inicien ya la revisión deciertascreenciasbásicasen que la sociedadvive. d) Lacuartageneraciónes, a mi modo de ver, la quesufreun mayor desquiciamiento.Sus componentesaún si-guen funcionandocon el repertorio de los antiguosusosy creencias,pero ellos tienenotraspretensionesque les orientanhacia nuevasformas de vida o a in-sistir inauténticamenteen lo recibido.

Si admitimos estascuatro situacionesrespectoauna innovaciónhistórica> no nos serádifícil determi-nar en cuál de ellas se encuentracada individuo encuestión. Medianteun análisis minuciosode la reali-dady su estructura,podemosobtenerla serie de lasgeneraciones.

En realidad,la aplicacióndel métodode las gene-racionesal conocimientode la realidadhistóricacon-lleva un doble procedimiento: a), elaborarun esque-

<40) IbId., págs. 175-177.

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ma provisional de las generacionesde unaépocaparaintentar descubrirel repertorio de vigenciasquecadageneraciónproyecta sobre sus representantes,y ¿4,realizarunainvestigacióndetalladade la vidacolectivae individual en el periodo que analizamos.

La complejidad de estos supuestosmetódicoshaprovocado,en múltiples casos,la desorientacióny lamecanizacióna la hora de aplicarel método a la vidahistórica.

Uno de los camposquemayoresensayosha expe-rimentadoha sido el de las letrashispanoamericanas.

Los ejemplos más representativosde la historio-grafía contemporáneahispanoamericana,desde 1940hastala fecha, son los siguientes:

JULIO A. LEGUIZAMóN y Luís ALBERTO S.4NcHEZ, ensus respectivasHistorias de la Literatura america-na (41), abordanel temaconcriterio cronológico,peroa la hora de subdividir las etapasutilizan criterios es-pacialesy temáticos.

PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA fue el primer historiadorqueutilizó un riguroso esquemacronológicoa la horade sistematizarla producción literaria hispanoameri-cana. En su obra Las corrientes literarias en la Ame-rica Hispana(México, 1949)ordenóel contenidode lossiglos xix y XIX en periodosde treinta años,aunquesin explicar el fundamento del método generacionalque aplica.

Otro de los ensayosmás seriamenteexpuestosfueel del historiadorE. ANDERSON IMBERT, cuya Historiade la Literatura Hispanoamericana(42) intenta ofreceruna periodizaciónflexible capazde ajustarsea los he-chos.En realidad, Imbert ofreceun conglomeradodemétodos,todos ellos subordinadosa la cronología.Sumétodo resulta sistemáticocuandoagrupacronológi-camentelos fenómenosliterariosfundamentales,y asis-

(41> Leguizamón,Julio A., Historia de la literatura hispa-noamericana,Buenos Aires, 1944.

(42) Imbert, Enrique Anderson,Historia de la literaturahispanoamericana,1.~ cd., F.C.E., México, 1954.

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temático en su desarrollo interno, por temas, génerosy escuelas.En su opinión, este sistemade encabalga-miento de métodoses el único que no descomponelaunidad cultural de Hispanoaméricani falsifica la His-toria.

Respectoa su métodocronológico,pareceadoptarlos procedimientosdel métodogeneracionalen la titu-lación de los capítulosdel ensayo;pero cuandodes-arrolla el tema, abandonael criterio generacionalydelimita una seriede zonasde magnitudvariable(pe-riodos que abarcandesdelos sesentay cuatrohastalos diez años) que no se ajustanal esquemagenera-cional —entendidocomo una zonade fechas de unostreinta años—ni en la forma ni mucho menosen elfondo.

El historiadorcubanoquemásha teorizadosobreel método generacionalha sido JosÉ ANTONIO POR-TUONDO en suobraLa Historia y las generaciones(San-tiago de Cuba, 1958). Pero al aplicar sus postuladosteóricos a la práctica,ofrece un esquemaprovisionalmuy similar al indicado por HenríquezUrei¶a. Dichoesquemaacota dieciséisgeneracionesy abarcadesdeel año 1492, que toma como punto de partida,hasta1940. Las generacionesbasculanentre un mínimo dedieciséisañosy un máximo de treinta y seis.

El enfoquede JosÉJUAt4 ARROM paralas letrashis-panoamericanas(43) es posiblementeel más consis-tente de los mencionadoshastaahora,aunquepuederesentirsede cierta rigidez matemáticapor la aplica-ción rigurosa de la medidahistórica de treinta añosa las generacionesliterarias establecidas.

Su intuición inicial a la horade establecerel puntode partida de la seriecronológicaes acertada.Rechazael año 1492 como puntode arranquede las generacio-nes(ningún acontecimientohistórico determinaper seel final o comienzode unageneración)y lo sitúaha-

<43) Arrom, JoséJuan,Esquemageneracionalde las letrashispanoamericanas,Instituto <Caro y Cuervo», Bogotá, 1963.

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cia 1474, año en que entra en la vida histórica la ge-neraciónguerreraque desdehacía tiempo preparabala unificación política de España(en esafechase ve-rifica la unión de Castilla y León y se inicia el reinadode los ReyesCatólicos).Su predominio finaliza trein-ta años más tarde, con la muerte de la reina Isabel(1451-1504)y el regresode Colón (1451-1506)de suúltimo viaje. Ambas figuras son, sin dudaalguna, losepónimosde la generaciónde los descubridores.Si-multáneamenteentraen la vida históricaotra genera-ción(la de 1504),queconunanuevaimagendel mundoy de la historia va a realizarel procesode la conquista.

A pesarde establecerun criterio tan acertadoenla delimitación de estaprimerageneración,las peno-dizaciones sucesivas dejan mucho que desear. Arrompiensaque lo fundamentales rectificar el punto departida; el restono ofrecedificultades,bastacon apli-car rigurosamentela medidahistóricade treinta años.El resultadoes obvio. Resultaun esquemageneracio-nal rígido, aprisionadoen la precisiónmatemáticadelnúmerocuatro(44), quesi bien ofreceun procesoor-denado(que posibilita la relación de las corrientesideológicas con las circunstanciashistóricas de cadaetapa),está falseandola realidadhistóricaal constre-ñir el procesoevolutivo de la literatura hispanoame-ricana a unasetapascronológicasinflexibles. El errorde Arrorn se debea que concibe la generacióncomouna unidad historiográfica interna con valor constantee inmutable.

El esquemaactual que,en mi opinión, tienemayorgrado de consistenciay fundamentaciónes el que harealizadoel profesor DIEGo F. PRO en su ensayoHis-toria del p’ensamientofilosófico argentino, UniversidadNacionalde Cuyo, Facultadde Filosofía y Letras,cua-derno 1, Mendoza,1973.

Pro consideraqueel criterio generacionales,desdeel punto de vista de la historia de la cultura y el pen-

<44) Ibid., pág. 19.

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samiento,una superaciónrespectoa las restantesfor-mas de partición realizadasen basea criterios polí-ticos, económicos,literarios,etc. Es necesario,no obs-tante,que el conceptode generaciónse delimite desdeel punto de vista histórico-cultural,incluyendoel pun-to de vista filosófico, para no caeren una formaileperiodizaciónmecánicay automática.

Tomandocomo referenciala teoría analíticade Or-tegay Gasset,y basándoseen los periodosde vigenciay agotamientode las diversascorrientesde pensamien-to quecirculanen Hispanoaméricaentre 1800 y 1940,Pro realiza una seriaciónflexible que incluye diez ge-neracioneshistóricas totales,cuyos representantesac-túanen todos los camposde la cultura(45).

Su esquemano ha sido suficientementedesarrolla-do, pero podría utilizarse como un primer supuestometódicoa la hora de investigarla seriede las gene-racionesen el ámbito hispanoamericanocontempo-ráneo.

A pesarde los múltiples ensayosde periodizacióngeneralque la historiografíaamericanarecoge,la con-fusión y desorientacióncontinúa existiendo respectoa cuál es la serieefectiva de las generaciones,a nivelsupranacional,en el área sudamericana.

No obstante,si admitimoscomo sujetoselementa-les del acontecerhistórico a las generaciones,y acep-tamosqueéstasrealizanla continuidady discontinui-daddel procesohistórico, seránecesarioestablecerunmétodo operativo capazde determinarla serie gene-racional. En este sentido,el método derivado de lateoría analíticade Ortega,con todaslas variantesqueimponga la realidad, puederesultarun instrumentode trabajoútil para obtenerunavisión integral de laHistoria.

Recordemos,finalmente, queel métodogeneracio-nal posibilita unavisión pluralistay dinámicade cada

<45) Pro, Diego F., Historia del pensamientofilosófico ar-gentino,Univ. Nacionalde Cuyo, Facultadde Filosofíay Letras,Instituto de Filosofía, cuaderno1, Mendoza, 1973, págs. 156-181.

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momentohistórico(en cadafechacoexistenen interac-ción cuatroestratoshumanoscon funcionesdistintas),y puedecontribuir a explicar la articulacióndel cam-bio histórico si seanalizael mecanismode sustituciónde los sistemasde vigenciasen cada comunidadhis-tórica.

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