reflexión faceta c
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Reflexión sobre faceta C, de los Estándares de Desempeño para la formación inicial docente.TRANSCRIPT
Reflexión Faceta C
Esta reflexión trata sobre los factores que contribuyeron a que mi
interacción con los estudiantes les permitiese conectarse con la enseñanza y
cuáles no facilitaron este proceso, todo esto, fundamentado con el debido
respaldo teórico, con el propósito de transformar constantemente mi actuar
profesional.
De acuerdo a los Estándares para la formación inicial docente (2001), el
principal objetivo del profesor durante el proceso de enseñanza es lograr que
todos los estudiantes se comprometan con su aprendizaje, lo que se traduce en
una responsabilidad por parte del educando hacia la construcción personal del
conocimiento. Es así como surgen diversos criterios que se enfocan en el
desarrollo de esta faceta, encontrándose entre ellos la estructuración de una
clase ordenada que favorezca la optimización del tiempo a través de los
momentos de inicio, desarrollo y cierre de una clase.
Durante la implementación del proyecto de aula, las sesiones se
estructuraron en un orden, lo que es fundamental en toda clase bien
planificada, que permita al profesor y a sus estudiantes visualizar el propósito
que se quiere lograr a través de ella (Dirección académica de pregrado, 2011).
Lo anterior, no significa que la clase deba ser rígida, por el contrario, tiene que
ser lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades de los
estudiantes y a la dinámica que surja en ella, permitiendo un uso adecuado del
tiempo, espacio y recursos.
Ahora bien, no tan solo es importante estructurar adecuadamente la
clase, sino sobre todo, saber qué hacer en cada uno de los momentos de esta.
Es allí en donde en un principio existieron debilidades en mi práctica
pedagógica, ya que a pesar de que el inicio y el desarrollo funcionaron
óptimamente, el cierre no parecía cumplir con el proceso de sistematización
que se espera que los estudiantes realicen, a pesar de la implementación de
las ya conocidas preguntas metacognitivas: ¿Qué aprendí? ¿Cómo lo aprendí?
¿Para qué lo aprendí? De este modo, comprendí que el hecho de que los
estudiantes respondan estas preguntas, no siempre significa que estén
atravesando un proceso de metacognición, por el contrario, muchas veces
responden de forma mecánica. Es por esto que, se deben implementar en el
aula nuevas estrategias metacognitivas, que permitan al estudiante acceder a
un mayor grado de pensamiento y a un aprendizaje significativo (Academia
Nacional de Ciencias, 2000).
Cárdenas, Coronel, Mezarina y Ñaupari (2006) proponen diferentes
estrategias para cerrar una clase, enfatizando primeramente en la definición de
metacognición, la que de acuerdo a estos autores se refiere al conocimiento
de los propios procesos cognitivos, de los resultados de estos procesos y de
cualquier aspecto que se relacione con ellos. Es así como proponen estrategias
de sistematización de una clase, tales como la construcción conjunta de un
mapa conceptual, esquemas o cualquier organizador de conocimiento y el
plantearles algún caso para verificar el grado de internalización de lo aprendido
y detectar la capacidad de estos para explicar, tomar decisiones o asumir
conductas relacionadas con lo desarrollado.
Por otro lado, todas las actividades realizadas se efectuaron en función
de los estudiantes, por lo que siempre llevé a cabo distintas formas para activar
sus conocimientos previos, varié las estrategias de acuerdo a la naturaleza del
contenido, representé apropiadamente la temática a trabajar, entre otros
aspectos. Todo esto, responde a la lógica de la política educativa actual, que
propone como principal protagonista al estudiante. En efecto, como sostienen
Goldrine y Rojas (2007), el rol del educador es ayudar a sus estudiantes a
construir niveles más amplios y complejos, lo que se alinea con la construcción
constructivista, que propone al profesor como un mediador del aprendizaje,
esperando que por sobre el aprendizaje memorístico, el docente sea capaz de
implementar diversas estrategias didácticas para que los escolares se apropien
del conocimiento y lo utilicen de manera flexible y funcional.
Todo esto, contribuirá a que los niños y niñas se comprometan con el
aprendizaje y lo demuestren en su actuar tanto fuera como dentro del aula.