REFLEXIÓN

“Luchamos por lograr que los niños sean libres en su interior, libres del miedo, de la

hipocresía, del odio, de la intolerancia”. Alexander Neill. Inglaterra 1883-1973.

La meta de la escuela es conseguir alumnos tolerantes, que sepan respetarse y

respetar a los demás. Capaces de conocerse a sí mismos, valorarse y aceptar sus

virtudes y sus defectos, sabiendo quienes son y cómo quieren ser. Libres del miedo a

las repercusiones por mostrar como son, y seguros y confiados en su manera de ser.

La escuela y la familia son la base para crear ciudadanos tolerantes, respetuosos y

libres de opinión, y con ello, una sociedad libre, confortable y comprensiva.

“No podéis preparar a vuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus

sueños, si vosotros ya no creéis en esos sueños; no podéis prepararlos para la vida, si

no creéis en ella; no podéis mostrar el camino, si os habéis sentado, cansados y

desalentados en una encrucijada”. Celestin Freinet. Francia 1896-1966.

El cambio parte de la escuela, y más concretamente, del maestro. Con él/ella,

comienza el proceso para cambiar la sociedad, y si no predica con el ejemplo, el

cambio se estanca.

La labor del docente va más allá de proporcionar conocimientos teóricos, es un

ejemplo, una persona de referencia en la educación del niño. Por ello, la frase “predica

con el ejemplo” tiene que estar muy presente, dotándola de la importancia que esta

posee y poniéndola en práctica. El cambio de la sociedad no parte únicamente de los

niños, también del maestro que les enseña a ser capaces de construir un mundo a su

medida.