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REDES DE ESPECIALISTAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO. LA SOCIEDAD
CIENTÍFICA ANTONIO ALZATE
Pilar Baptista Lucio Mónica del Carmen Meza Mejía
Universidad Panamericana Universidad Panamericana
INTRODUCCIÓN
Es el objetivo de este trabajo delinear la red que construyeron maestros y alumnos, desde la
Sociedad Científica Antonio Alzate (SCAA), fundada en la ciudad de México en 1884 y la cual
contribuyó a la formación de comunidades científicas. Otras sociedades de este tipo habían ya
surgido en nuestro país1, pero nuestro interés en la SCAA radica entre otras cosas, en el carisma
magisterial que tuvo desde su fundación por estudiantes impulsados por sus profesores. De este
impromptu inicial, arranca un proyecto cultural que registró por lo menos cinco décadas de
quehacer científico en México, cuestión de gran trascendencia, cuando por medio siglo no hubo
una universidad en el país.2 Es precisamente por la iniciativa de personas que emprenden
sociedades, revistas, bibliotecas, museos y congresos, que hay una continuidad en el desarrollo
de la ciencia en México.
Este trabajo se desprende de un estudio previo realizado para el Seminario de Historia Social y
Cultural del Instituto Mora3 sobre las Memorias, órgano de difusión de la SCAA, donde se
describe el corpus de un total de 1231 artículos publicados en 54 tomos de las Memorias de la
SCAA entre 1887 y 1960, y cuyas temáticas abarcan diversas disciplinas como la Biología, la
Medicina, la Ingeniería Aplicada, la Física, o la Química. Es en este primer estudio, donde se
hace patente que allende del campo de conocimiento, el hilo conductor en las contribuciones, es
la promoción de un ethos científico que refleja las premisas del positivismo, la búsqueda
1Como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística fundada en 1839, o la Sociedad Mexicana de Historia
Natural de 1868. 2La socialización de la práctica científica se llevó al margen de la universidad y gracias a los esfuerzos individuales.
No existían las demarcaciones académicas actuales, pero además en México del siglo XIX la universidad se cerró
tres veces. Ver ensayo de Edmundo O‘Gorman, Justo Sierra y los orígenes de la Universidad de México 1910.
Instituto de Investigaciones Filosóficas. México, UNAM, 2010. p.2 3P. Baptista. Modernidad, Ciencia y Progreso en las Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate, Trabajo
presentado en el Seminario de Historia Social y Cultural, coordinado por la Dra. María Esther Pérez Salas. Instituto
de Científicas, José María Luis Mora, 2011.
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sistemática del saber con «verdades demostradas»4 por el método científico, publicándolas en
artículos de difusión, para el público interesado y como muestra de avance y mejora5 en las
condiciones de vida, o como antecedente y cimiento de nuevas investigaciones.6 El concepto de
red que enfatizamos en este trabajo, alude al hecho de que cada individuo tiene ligas con otros, y
entre ellos fluye un contenido, o savia de la red, que en este caso, se origina en la aplicación del
método científico, –la observación, el registro de los datos, la prueba de hipótesis, la
experimentación– como la tecnología del saber7, capaz de avanzar en problemas de conocimiento
y solución de problemas prácticos. Así la SCAA se convirtió en un punto de reunión obligado
para especialistas en la promoción, divulgación del conocimiento en varias disciplinas. Comentó
Carlos Graef “ahí en la Alzate, nos asomábamos a ver lo que pasaba en el mundo”.8
El centro neurálgico de la SCAA, es la ciudad de México, contexto y entorno de las sesiones
semanales de la asociación y de la impresión de las Memorias, publicación oficial de la sociedad.
Aunque existió relación con otras ciudades de la república mexicana y con otros países, a través
de corresponsales, autores, socios y el envío de la revista a las principales bibliotecas del mundo,
la capital del País, específicamente la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), antiguo colegio
Jesuita de San Ildefonso, fue el escenario fundacional de la SCAA, que poco a poco se trasladará,
en la década de los años treinta del siglo XX, a la Universidad Nacional con las carreras e
institutos de investigación, a los cuales pertenecen la tercera y última generación de miembros de
la Alzate, y que harán de la investigación científica una profesión.
Las oficinas de la SCAA, utilizadas tanto como para llevar a cabo sesiones para conferencias y
presentaciones de trabajos, como para resguardar biblioteca y colecciones de instrumentos y
4Emplea textualmente este término Justo Sierra en su discurso inaugural de la Universidad Nacional en 1910,
diciendo: “¿Tenemos una historia? No. La Universidad Mexicana que nace hoy no tiene árbol genealógico, tiene
precursores… el gremio y claustro de la Real y Pontifica Universidad de México no es para nosotros el antepasado.
Es el pasado”. Y pasa a distinguir lo que separa a la universidad colonial de la Nacional. Dice Justo Sierra: “la
diferencia está en la búsqueda de la verdad científica, la verdad demostrada y no de la verdad dada”. Justo Sierra,
Discurso Inaugural, México, Fondo de Cultura Económica, 2010. 5Por ejemplo, ver el artículo de Eduardo Liceaga, “¿Cómo se ha erradicado la fiebre amarilla de la República
Mexicana?” en Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate, México, 1909 , Vol. 29, pp. 395-406. 6Orozco y Berra, Aguilar y Santillán, y G.B. Puga, “Los temblores de la tierra, informe de la comisión Geodésica y
cuestionario” en Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate, México, 1890, Vol. 9, pp129-135. 7Las tecnologías del saber se entienden aquellas que atienden a la razón práctica, es decir, a la conjugación del
pensamiento y la acción en espacios propios del desarrollo individual, en donde la tecnología se considera como la
forma contemporánea que da curso a los saberes en medio de la realidad. Definida por Germán Vargas Guillén,
Filosofía, Pedagogía, Tecnología: Investigaciones de epistemología de la pedagogía y filosofía de la Educación.
Bogotá, Universidad de San Buenaventura. 1999. 8Carlos Graef , físico y matemático, alumno de Nápoles Gándara. Citado por F. Cepeda, “Testimonios de la génesis
de la Facultad de iIencias”, en Ciencias.. no. 53, Enero-Marzo, 1999, UNAM.
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especies, tienen un recorrido por la ciudad de México, que dan cuenta de las vicisitudes y
esfuerzos que significó mantener vivo este proyecto que tantos frutos dio. El tener un local
propio, fue un largo caminar, pues recién fundada “la sociedad emigró de la Escuela Nacional
Preparatoria a la Escuela Nacional de Ingenieros donde el profesor e ingeniero Ugalde les dio un
pequeño local. Después con fondos propios ocuparon un local en la calle del Puente de la Leña y
de ahí pasaron a otro en la calle de Palma. En enero de 1891, el Lic. Ramón Manterola –quien
también había sido su profesor en primaria y en la Escuela Nacional Preparatoria– les dio
alojamiento en la Biblioteca Pública “Romero Rubio” de Tacubaya, para que los libros y revistas
producto del canje con otras muchas sociedades científicas del mundo, estuvieran a disposición
del público interesado. Allí permaneció la Sociedad hasta Septiembre de 1894 en que pasó a la
calle de la Cerbatana; después a la de Chavarría, y en 1896 se instaló en el local del tercer piso
del antiguo edificio del Volador....”9, donde estuvo hasta 1930, “que tuvo su propio local, con
biblioteca, salón de actos y colecciones que se pudieron reunir bajo un solo techo”10
cuando el
Presidente Pascual Ortiz Rubio (miembro de la SCAA) concedió por decreto presidencial11
el
inmueble en la calle de Justo Sierra número 19 –donde compartieron local con la Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística–. La Sociedad Científica Antonio Alzate desapareció como
tal, pero se le considera el antecedente de la actual Academia Mexicana de Ciencias fundada en
1959 y cuyas oficinas están hoy, en la calle Los Cipreses, en San Andrés Totoltepec, en rumbos
del antiguo camino a Cuernavaca.
Dentro del contexto anterior, este trabajo se centrará en describir a 12 actores fundamentales
cuyos nacimientos datan entre 1737 y 1903, y que se enlazan en una red, que va directamente de
maestros a alumnos, con vínculos claramente evidenciados en el análisis que hicimos de
necrologías, elogios y otras remembranzas. Son textos a la vez nostálgicos y poéticos, escritos
por discípulos que lamentan y recuerdan al maestro fallecido, y donde se descubren concepciones
clave sobre la formación de investigadores y comunidades científicas, a través de cuatro
categorías que utilizamos: 1) trayectoria, o curso que a lo largo del tiempo traza el desarrollo
profesional; 2) las cualidades personales, a las que hacen referencia los autores de los elogios y
9Eduardo Liceaga. “Palabras con motivo del Vigésimo Quinto Aniversario de la Sociedad “en Memorias de la
Sociedad Científica Antonio Alzate, México, Tomo 27, 1909, p.9. 10
Dr. Alfonso Pruneda, “El cincuentenario de la Academia de Ciencias Antonio Alzate”, en Memorias, Tomo 54,
México, 1935 p. 578. 11
Diario oficial 22 de abril 1930. Ver el Acta de Entrega del Edificio en Memorias de la SCAA, Tomo 60 México,
1960, p. 24.
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que son los atributos naturales o adquiridos que perfilan el ser de una persona; 3) las actitudes
profesantes, de especial interés para nosotros en el ámbito educativo y que se refieren a la
vocación educadora que manifestaron estos personajes. Suponen dichas actitudes una relación de
influencia positiva en la conducta y en la personalidad de sus discípulos, y finalmente el 4)
legado y trascendencia, materializados en la herencia de los bienes culturales que dejaron los
actores de esta red y que son libros, museos, taxonomías, estudios especializados, centros de
investigación y su vinculación con instituciones en el mundo, y que forma parte de la historia de
la ciencia en México.
Podemos decir que la red que delineamos, es una estructura social de influencias12
, en cuanto que
expresa su concepción de sociedad moderna y progresista; es intergeneracional y está conectada
por los procedimientos específicos que sistematizan los saberes en diferentes campos del
conocimiento, y que se rescatan a partir de los testimonios que los discípulos dan de sus maestros
y que acotan la actitud profesante de los personajes estudiados. Cabría citar a Octavio Paz13
sobre
el concepto de generación literaria, pues se refiere a toda comunicación por letra, ya sea científica
o poética:
Una generación literaria es una sociedad dentro de la sociedad y a veces frente a ella. Es
un hecho biológico que asimismo es un hecho social; la generación es un grupo de
muchachos de la misma edad, nacidos en la misma clase y el mismo país, lectores de los
mismos libros y poseídos de las mismas pasiones e intereses estéticos y morales. Con
frecuencia dividida en grupos y facciones profesan opiniones antagónicas, cada generación
combina la guerra exterior con la intestina. Sin embargo, los temas vitales de sus miembros
son semejantes: lo que distingue a una generación de otra no son tanto las ideas como la
sensibilidad, las actitudes, los gustos y antipatías, en una palabra: el temple.
Excelente definición que describe nuestra red, donde estudiamos los artículos donde
explícitamente refieren a las trayectorias, las actitudes profesantes o el legado de sus maestros.
Como en toda red, los integrantes se conocen y coinciden en ideas, pero también en espacios
físicos y temporales, como veremos a continuación.
12
De Sola Price Ithiel and Michael Kochen .“Contacts and Influence” in Social Networks, 1, 1978/79, pp. 5-51 13
Citado por Enrique Krauze, Caras de la Historia,México, Penguin RandomHouse, México, 1992, p.275.
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I.LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA: ORIGEN CITADINO DE LA
SOCIEDAD CIENTÍFICA ANTONIO ALZATE.
El 4 de octubre de 1884 seis muchachos de la Escuela Nacional Preparatoria, fundan la Sociedad
Científica Antonio Alzate.14
Reconocen en el criollo y sabio novohispano, José Antonio Alzate y
Ramírez, los ideales que seguirán: conocer el mundo natural, aplicando el método científico y
difundir los avances encontrados, para el progreso de la sociedad. Animados por sus profesores,
uno de Alfonso Herrera Fernández, se lanzaron a una empresa que abarcó una continuidad de
más de siete décadas y a tres generaciones de académicos, cuyas semblanzas aparecen más
adelante, coincidiendo en ellos los ideales científicos de la Ilustración novohispana, los proyectos
de los liberales del siglo XIX y las premisas de la filosofía positivista, que valoró a la ciencia
como motor principal de la modernidad y el progreso de cara al siglo XX.
El positivismo fue impulsado en la época de la Reforma cuando Gabino Barreda (1818-1881)
quien había sido en París discípulo de Augusto Comte, funda a instancias de Benito Juárez la
Escuela Nacional Preparatoria en 1861. Comte explica que entiende por positivo, “lo que es
concreto, real efectivo, experimental útil para el mejoramiento de la condición intelectual y moral
y por tanto constructivo y fecundo en oposición a lo abstracto, quimérico, metafísico, ocioso, e
infecundo”.15
Con un mural de Cordero intitulado triunfo de la ciencia y el trabajo sobre la
envidia y la ignorancia16
, como telón, se abren las clases el 3 de febrero de 1868. “Los
preparatorianos –clama con entusiasmo Justo Sierra en su discurso de inauguración– serán los
apóstoles de la nueva religión: la verdad, la tolerancia y la ciencia, levantadla en vuestras manos
e iluminad con ella el porvenir”.17
A partir de su fundación, la ENP, sus cursos, profesores y
hasta los libros serían tópico de discusión en los periódicos de la capital. Por ejemplo ¿cuál
debería de ser el libro de texto para la asignatura de Lógica, en la ENP? ¿El libro deTiberhein de
corte idealista y metafísico? O, ¿la obra de Lógica de Bain, eminentemente positivista? Se
14
Cfr. Rafael Aguilar y Santillán, Guillermo Beltrán y Puga, Ricardo E. Cícero, Manuel Marroquín y Rivera,
Agapito Solórzano y Schlehaga y Daniel M. Vélez, son los nombres de los jóvenes que fundan en 1884 esta
corporación y posteriormente en 1887, su órgano de difusión las Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate. 15
Auguste Comte, Discurso sobre el Espíritu Positivo, Madrid, Alianza Editorial, 1988. p.54. 16
Mismo que fue destruido y substituido en 1900 con un vitral con el lema de Barreda “Amor, Orden y Progreso” en
Clementina Diáz de Ovando, La Escuela Nacional Preparatoria. Los afanes y los días 1867-1910. México,
Universidad Nacional Autónoma de México, Segunda Edición 2006, p.49. 17
Citado por Clementina Díaz de Ovando, La Escuela Nacional Preparatoria, op.cit, p.63.
6
decidió por esta última, y los liberales de cepa pensaron que la libertad de conciencia quedó
comprometida por la imposición del dogma positivista que permeó en la ENP.18
En este espacio físico, temporal e ideológico, donde surge la SCAA y de la cual emergen al
menos dos redes: la de las ciencias naturales, cultivadas por los estudiantes de la Escuela de
Medicina (cuya práctica estaba siendo influida en México y el mundo por los avances de la
Biología, la Química y la Farmacología). La otra red, es la de ciencias exactas impulsada por los
estudiantes de la Escuela Nacional de Ingenieros, que podían elegir entre especialidades de
ingenieros de minas, mecánicos, civiles topógrafos e hidromensores, y geógrafos e hidrográficos,
y que llevaban materias de tronco común, como la mecánica aplicada, mineralogía, construcción
de máquinas, dibujo arquitectónico, hidráulica, geodesia, cálculos y probabilidades, astronomía y
física del globo. No sería sino hasta que se funda Universidad Nacional y la Escuela de Altos
Estudios (EAE) en 191019
que se inicia lentamente la institucionalización de las ciencias en
nuestro país. En 1924 la EAE se convierte en la Facultad de Filosofía y Letras, donde se ubicó
en 1929 una Sección de Ciencias20
, que hasta el año de 1938 se modificó en la Facultad de
Ciencias. Este eventual y lento devenir hacia la institucionalización de las disciplinas, ya sea por
cuestiones políticas o de presupuesto, fue camino trazado y construido por los actores de esta red.
En un principio, todos fueron «naturalistas», sinónimo para ellos de la observación y
experimentación del mundo natural, al que había que descubrir, medir y clasificar. Descripción
que ellos mismos hacen de sí, al establecer desde el primer cuaderno de las Memorias de la
SCAA –publicado por primera vez en 1887– los objetivos de la asociación: “el cultivar las
ciencias matemáticas, físicas y naturales, en todos sus ramos y aplicaciones en lo que se relaciona
con el país… relacionarse con Sociedades, Institutos y profesores científicos del país y del
extranjero. Formar colecciones científicas, de instrumentos y biblioteca y expedicionar en el
Valle de México y otros lugares, con el objeto de coleccionar ejemplares de la Historia Natural,
tomar datos geológicos y topográficos y practicar observaciones meteorológicas”.21
18
Virginia Aspe, “Sobre los dilemas educativos del siglo XIX y la controversia para seleccionar los libros de Lógica
en el currículo” en Cecilia Diego (coord.) Filosofía de la Educación en México: Selección de pensadores ideas, e
influencias desde una perspectiva histórica, Columbia University - Universidad Panamericana. 2015, pp. 74-104. 19
Con la organización de la Universidad Nacional, se incluyó la Escuela de Altos Estudios para formar
investigadores en diversas ramas del saber, así como maestros para enseñanza superior. 20
Juan Luis Cifuentes. “En busca de las raíces de nuestra educación: La historia de la Facultad de Ciencias” en
Ciencias, Enero-Marzo, 1983. UNAM pp. 28 y 29. 21
Cfr. Objetivos contenidos en el tomo I de las Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate. México,
1987,p.1
7
Figura 1. Red de personajes que coincidieron en la Sociedad Científica Antonio Alzate
8
II. LOS ACTORES DE LA RED: TRAYECTORIA Y LEGADO, CUALIDADES
PERSONALES Y ACTITUDES PROFESANTES
Hemos dividido las red de la figura 1, en tres momentos históricos. Cada una de las etapas
representa un hito de la ciencia en México, no solamente en el sentido de fractura, al surgir otros
paradigmas, sino de desarrollo hacia saberes más específicos que se verán reflejados en la
creación de nuevas sociedades y espacios. Se tejieron así –entre maestros y alumnos– nuevas
líneas de generación y aplicación del conocimiento, que fue especializándose como se verá a
continuación.
1.Del sabio novohispano a la Escuela Nacional Preparatoria
1. Del sabio novohispano a la Escuela Nacional Preparatoria
José Antonio Alzate y Ramírez 1737-1799
Ramón Manterola 1845 1901 Alfredo Dugès 1826 1910 A. Herrera Fernández 1838-1901
1.a José Antonio Alzate y Ramírez (Ozumba, Estado de México 1737-Ciudad de
México 1799)
Inicia esta red, quien inspira el ethos científico que persiguieron los miembros de esta
corporación. Paradójico para quienes se educaron bajo el positivismo, el que escogieran al
9
Ilustrado que unió siempre fe y razón como competencias esenciales del saber22
, cuando el
positivismo propuso erradicar las cuestiones religiosas. Leopoldo Zea 23
dice sobre Alzate:
“Animado por las ideas de la Ilustración y con el método científico como nueva epistemología, el
hispanoamericano –sin descuidar la salvación de su alma– se propuso inmediatamente conocer el
mundo que le había tocado vivir…la flora y la fauna, la tierra y el cielo americanos, pues
América tenía su personalidad”.
Bachiller en artes y luego en Cánones y Teología por la Real y Pontificia Universidad de la
ciudad de México, donde con “Grande erudición adquirió con sus empeños, conocimientos en
Filología, Filosofía, Derecho, Teología, Historia, Matemáticas puras y aplicadas, Física, Química,
Botánica y Zoología, para lo cual tuvo una inteligencia privilegiada y un claro talento24
. Pregunta
Jesús Galindo y Villa, miembro de la SCAA25
, “¿Por qué, en efecto este hombre había merecido
la predilección de aquellos estudiosos jóvenes, que entre tantos y tantos sabios nuestros, cuya
fama no era menor que la del modesto bachiller?” Pregunta válida, ya que poner al amparo de un
santo patrón una revista, significa que el personaje en cuestión representa un ideal para los
fundadores y las aristas de su pensamiento, serán las coordenadas de la empresa editorial.26
Encontramos en el mismo artículo de Galindo y Villa lo que los jóvenes pretendían emular:
primero, la erudición en las ciencias, el interés en la generación de conocimiento, haciendo
aportaciones substanciales a varias disciplinas. Otra cualidad del maestro intelectual, es el afán de
difundir dichos conocimientos, ya que Alzate editó en el México Novohispano las primeras
gacetas literarias y científicas, que como dice Leopoldo Zea, contrarrestaban una corriente de
ignorancia que menospreciaba el Nuevo Mundo, sus recursos y habitantes.27
Tenía también un
«ascendrado patriotismo», que sirvió para que muchos individuos se estimulasen en adquirir
22
Alberto Sandino García, El sabio José Antonio Alzate y Ramírez de Santillana. Estado de México, Universidad
Autónoma del Estado de México, 2001, p. 47 23
Leopoldo Zea, Zea, Dos etapas del Pensamiento en Hispanoamérica. México: El Colegio de México y Fondo de
Cultura Económica, 1965.p.25 24
F. Fernández, “Apuntes para una biografía del presbítero bachiller José Antonio Alzate Ramírez” en Memorias
de la SCAA.México, Tomo 58, 1927. pp.347-348 25
Jesús Galindo y Villa .” El Enciclopedista Antonio Alzate”, en Memorias de la SCAA, México, Tomo 54, 1925,
p.12 26
Como sucede hoy en día, cuando el filósofo canadiense Marshall McLuhan (1911-1980) que inspira la revista
Wired, o el propio Alfonso L. Herrera, personaje la red aquí reseñada, que origina la fundación de la revista
Herreriana de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Hidalgo 27
Zea, Leopoldo. Leopoldo Zea Dos Etapas del Pensamiento en Hispanoamérica, El Colegio de México, FCE
1965.p.28-30.
10
conocimientos que en aquel entonces eran desconocidos en la Nueva España”.28
, surgiendo así
una dimensión mexicanista que dará siempre el tono a las labores de los miembros de la SCAA.
También emularon la colaboración con el gobierno, para desarrollo y mejoramiento de la
sociedad, pues en el caso de Alzate, “tocó, en suerte, a nuestro sabio, vivir bajo el gobierno de
aquel inolvidable cuanto benemérito virrey: y asistir en consecuencia, a la trasformación
inteligente de la capital de la Nueva España. Por entonces se hizo la nivelación de la Plaza
Mayor, descubriéndose en el subsuelo los dos famosos monolitos: el Calendario Azteca y la
piedra de los Sacrificios. Nuestro Alzate, hizo una extensa descripción topográfica de la capital
de México; y presentó al Conde de Revilla Gigedo, varios planes, cartas y oficios sobre la
población de la ciudad, su alumbrado y limpieza”.29
Así, este personaje que no ejerció cátedra
alguna, tuvo influencia magisterial definitiva en generaciones venideras de científicos mexicanos,
que ostentaron al firmar sus artículos con las siglas M.A.A, (miembro de la Sociedad Antonio
Alzate). Su legado y trascendencia fueron inmensos, si pensamos en los frutos de la sociedad que
lleva su nombre. “Hombre con tan singulares merecimientos, fue honrado por la corporación
científica más importante del mundo: La Real Academia de Ciencias de París, que por
aclamación le extendió el 22 de abril de 1771, el diploma de socio correspondiente”.30
Otros
homenajes le fueron concedidos. Quizás el más significativo y que se reserva para quien se
considera un forjador de pensamiento es el denominar a una especie con el nombre del maestro;
lo que hizo el eminente naturalista francés don Alfredo Dugés, al consagrar a la memoria del
Padre Alzate, una clase de arácnido que clasificó como “Atax Alzatei”.31
1.b. Alfredo Augusto Delsescautz Dugès (Montpellier, Francia, 1826-Guanjuato,
1910).
Médico de profesión, graduado de la Universidad de París. Fue médico e Inspector Sanitarios,
pero también profesor de Historia Natural, e investigador y clasificó a los siguientes grupos
zoológicos en territorio mexicano: “38 mamíferos, 190 aves, 53 reptiles, 16 batracios y 2
peces”.32
Fue miembro honorario de la SCAA y fundó en 1868 la Sociedad Mexicana de Historia
Natural, primera sociedad especializada en realizar estudios biológicos, junto con otros
28
Jesús Galindo y Villa.,”El Enciclopedista Antonio Alzate”, op. Cit.p.4 29
Jesús Galindo y Villa , “El Enciclopedista Antonio Alzate”…. op.cit. p. 5 30
Agustín Aragón, “El Ingreso del Pbro. José Antonio Alzate y Ramírez en la Academia Real de Ciencias de París”
en Memorias de la Sociedad Antonio Alzate, México, Tomo 55, 1935-1944, p.212 (191-212) 31
Jesús Galindo y Villa , “El Enciclopedista Antonio Alzate”…. op.cit. p. 4 32
Villada, “La vida de un Sabio”, en La Naturaleza, 1910, pp. 3-4.
11
naturalistas, como Alfonso Herrera, Manuel M. Villada y su hermano Eugenio Dugès. Lo
anterior como consecuencia del avance notorio de las ciencias naturales en el siglo XIX. Como
señaló Enrique Beltrán, “era lógico que los biólogos mexicanos quisieran fundar un centro donde
presentar sus trabajos y discutirlos con otros colegas, así como un órgano en que todas estas
cosas tuvieran difusión”.33
Alfredo Dugès fundó la primera colección científica Mastozoológica del país. Fue profesor de
Alfonso Herrera (padre) y de Alfonso Herrera (hijo), quien leyó con motivo del fallecimiento de
su maestro, la nota biográfica escrita en las Memorias diciendo “El doctor Alfredo Dugès ha sido,
después de mi padre, mi maestro y consejero”.34
Manuel María Villada, al morir el médico
francés, expresó: “Dulce y apacible fue su vida, querido y respetado por todas las personas”.35
Dugès fue un profesor “tan simpático, tan dulce, tan sabio, se le dice con mucho respeto y con
humildad”.36
Fue asimismo, un hombre científico e investigador concienzudo”.37
En síntesis, “un
sabio modesto”.38
Cuya vida triste y laboriosa, incluso sin horizontes, en decir de Alfonso L.
Herrera,39
se desarrolló “comprimida entre las paredes de un laboratorio, pero desplegada con
gigantescos vuelos por la contemplación interna de la naturaleza”. Una vida fructífera en
“trabajos siempre meditados, modestos y sin amargura, muchos de utilidad práctica inmediata”.40
Por ello, “merecía la Cruz de la Legión, que no le fue concedida, por un olvido quizá”,41
de su
extensa obra “no malgastó su tiempo ni sus energías en elucubraciones más o menos felices, sino
que persiguió siempre la verdad por el recto camino que a ella conduce. No sentó plaza de
ilusionista, valga la frase, sino de un verdadero escudriñador científico sirviéndoles de brújula su
desapasionado criterio. Así trabajó toda su vida desentrañando del mundo organizado múltiples
formas en las que la vida también se manifiesta…”.42
Para aquilatar aún más el mérito de la
persona de quien se habla, debe tenerse en cuenta, que compartía el tiempo útil entre sus estudios
favoritos y los las obligaciones oficiales, profesionales y de sociedad, a que tenía que atender.
33
Beltrán, “El primer centenario de la Sociedad Mexicana de Historia Natural” en
repositorio.fciencias.unam.mx:8080/xmlui/.../29VPrimerCentenario.pdf?... 34
Herrera, A.L., “Nota Biográfica”, en Memorias, 1902, núms. 1-2, p. 5. 35
Villada, “La vida de un Sabio”, op. cit., 1910, p.XIV. 36
Herrera, A. L., “Nota Biográfica”, op. cit., 1902, p. 6. 37
Herrera, A. L., “Necrología” en Memorias, 1909-1910, núms. 7-8, p. 41. 38
Herrera, A. L., “Nota Biográfica”, op. cit., 1902, p. 6. 39
Ibid, pp. 6-7. 40
Herrera, A. L., “Necrología”, op. cit., 1909-1910, núms. 7-8, p. 7. 41
Ibid, p. 42. 42
Villada, “La vida de un sabio”, op. cit., 1910, p. XXIX.
12
“En su larga carrera de profesor en la materia nunca dejó de hacer palpables ante sus discípulos
las explicaciones, tomando uno a uno los dibujos copiados del natural por mano propia, que para
el objeto tenía preparados en cada lección, reproduciéndolos fielmente en el encerado con suma
pericia”.43
En cuanto a su competencia docente de él expresaban que “sus exquisitas dotes para la
enseñanza, fueron justamente apreciadas y reconocidas por numerosos oyentes, de los que no
pocos han alcanzado merecido renombre”.44
Desde la perspectiva positivista, que orientó su metodología investigativa, Dugès criticó a
Darwin en Elementos de zoología,45
por la falta de rigurosidad en la observación de los hechos en
una ciencia como la Zoología, en donde no cabe la probabilidad, como afirmaba Darwin al
suponer la transformación de unas especies en otras. De hecho, sobre esta obra escrita por Dugès,
Alfonso Luis Herrera escribió: “ha sido un vulgarizador en México de los conocimientos
biológicos y sus múltiples estudios y observaciones se citan por doquiera y sus Elementos de
zoología censurados quizás en los conciliábuos, dan una luz especial a los que preparan
trabajosamente sabias lecciones de repetición”,46
y subrayó que “los Elementos de zoología del
Dr. Dugès han sido y serán indispensables en muchas Escuelas Superiores e Institutos Científicos
de México”.47
1.c Alfonso Herrera Fernández (Ciudad de México 1838-Cuautla, Morelos,1901)
Egresado del antiguo Colegio de San Gregorio y de la Escuela Nacional de Medicina. A los
veinte años de edad (1858), obtiene el título de Farmacéutico. Fue maestro por muchos años en la
Escuela Normal, en la Escuela de Agricultura y en la EAE, en todas ellas, supo despertar el
interés de sus alumnos por las disciplinas zoológicas en particular, y en las ciencias naturales en
general. Primer naturalista mexicano de su época, por eso le llamaron a dar la cátedra de la
Materia en la ENP, donde fue profesor de varias generaciones. Fue Presidente de la Sociedad
Mexicana de Historia Natural y posteriormente, le nombraron Presidente Honorario Perpetuo de
la misma corporación. A su muerte, la Cámara de Diputados le dedicó una velada fúnebre.
Amante y defensor de lo mexicano, a su muerte Galindo y Villa rememora que “cuando en 1863,
el audaz invasor holló nuestras amadas playas, el Sr. Herrera vuela ardiendo en patriotismo a
43
Ibid, p. XXX. 44
Ibid, p. XXX. 45
Dugès, 1884. 46
Herrera, A. L., “Nota Biográfica”, op. cit., 1902, p. 8. 47
Herrera, A. L., “Necrología”, op. cit., 1909-1910, núms. 7-8, p. 43.
13
filiarse en nuestro ejército nacional, para servir en la guarnición de México como ayudante del
Cuerpo Médico”.48
Emprendedor cultural: se hizo cargo de la Botica del Hospital de Jesús, que se hallaba en quiebra
y abandono, según recuerda Ricardo Cícero: “llegó el hombre de estudio, de fe, de constancia, y
en cortísimo tiempo de aquel caos surgió un mundo, el establecimiento adquirió un crédito nunca
soñado, salió de su estado de quiebra y donde antes reinaran el desorden y el abandono, se
impuso triunfante la dinastía del orden y la actividad”.49
Impulsó la creación de la SCAA al
orientar la iniciativa de un pequeño grupo de sus discípulos quienes le externaron la idea de
emprender el estudio de la historia natural de manera más seria y más completa. De esta acogida
que tuvo Herrera al entusiasmo de sus estudiantes, Jesús Galindo y Villa menciona que “jamás
desdeñó en acudir para estimularnos al cuarto desmantelado de la Escuela de Jurisprudencia
donde celebrábamos nuestras modestas reuniones”.50
Y Cícero comenta que “lo que comenzó en
forma de simples excursiones para perfeccionarnos en una rama de la ciencia, pronto tomó
cuerpo y se organizó en Sociedad dedicada al estudio de las ciencias exactas y experimentales y
consagrada por indicación de nuestro mentor a la memoria del sabio entre los sabios de nuestra
patria, el presbítero Don José Antonio Alzate y Ramírez”51
, por ello se le considera a Herrera
Fernández “el apóstol de la Historia Natural en México”.52
Como director de la Escuela Nacional Preparatoria (1878-1885), cargo que asumió después de
Gabino Barreda, fue un hombre comprometido con la labor, pues creó la Biblioteca de esa
institución, en el local de la antigua capilla; un Jardín Botánico, establecido en el patio principal
de la escuela; un Observatorio Astronómico, para que la clase fuera enteramente práctica; y
gabinetes de Historia Natural, con tablas de clasificación Zoológica que él mismo había hecho,
Academias de Física y Química, inauguró las clases de lo que en aquel entonces podían
considerarse las «nuevas tecnologías», con cursos técnicos sobre Telegrafía, de la cual salieron
telegrafistas de la época y Galvanoplastía, también de gran utilidad práctica.53
El museo de
botánica general y el de zoología, que contenían preciosos ejemplares y los alumnos los podían ir
48
Galindo y Villa, “Discurso”, en Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 351. 49
Cícero, “Discurso”, en Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 341. 50
Galindo y Villa, “Discurso”, op. cit, 1900-1901, tomo 15, p. 352. 51
Cícero, “Discurso”, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 347. 52
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, en Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 323. 53
Galindo y Villa, “Discurso”, en Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 352.
14
guardando.54
Incluso se menciona que “cuando el ministro Montes se propuso suprimir la Escuela
Preparatoria, para volver al sistema rancio de sus abuelos, llamó al Director y le ofreció grandes
recompensas si le ayudaba en su tarea de destrucción. El Sr. Herrera le dijo que por el contrario,
defendería su escuela. Para atraer a los visitantes compró dromedarios vivos, tigres, venados,
linces y otras fieras curiosas y singulares; organizó conferencias, con proyecciones y
experimentos, y en poco tiempo la Escuela fue conocida y visitada y celebrada por los hombres
más ilustres de la época”. 55
De los legados aquí descritos, se ve claramente su idea de educación
como algo vivo, a no ser platicado ni visto en los libros, sino con experiencias de primera mano.
Hizo una serie de habitaciones higiénicas y confortables para el personal de servicio. También
había habitación del director para atender mejor a la escuela, donde dos años vivió con su familia
y atendía a todas horas. Así de disponible estaba56
. Asimismo, hizo tablas de clasificación
zoológica; la clase de mexicano, para despertar y ennoblecer a la raza indígena; clase de lenguas
orientales, música y gimnasia. A partir del currículo descrito, no es de extrañar la elevada
posición de la escuela preparatoria de la que el general Grant, y otras personas eminentes de la
época afirmaban que la ENP, era el primer colegio preparatorio de las américas57
. El lema de la
Institución: Amor, orden y progreso, fue llevado por Herrera Fernández siempre a la práctica y a
la experiencia en la formación de los preparatorianos, mostrando de este modo, su compromiso
con la postura positivista y con la identidad de la Nación.
Pero Alfonso Herrera Fernández “no solo fue un gran talento, sino también un gran corazón y
verdadero filántropo”.58
Fue su preocupación constante de hacer el bien de manera útil y práctica
que expuso ante la Sociedad Filantrópica la idea de la creación de un Asilo de Regeneración e
Infancia, y a costa de muchísimas dificultades lo logró y “ahí está; subsiste y subsistirá porque es
buena, porque persigue un alto ideal; ya ha fructificado”, asienta Cícero.59
Y fue más allá,
“consiguió que la Secretaria de Hacienda cediera un local para el mencionado Asilo y que el
Gobierno del Distrito dotase al mismo Establecimiento con una subvención mensual y que la
Dirección de Beneficencia le asignase cierto número de raciones”.60
54
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 324. 55
Ibid. 56
Ibid. 57
Ibid, 325. 58
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 323. 59
Cícero, “Discurso”, en Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 348. 60
Galindo y Villa, “Discurso”, op. cit., p. 1900-1901, tomo 15, 354.
15
Su profesión la ejerció siempre “con modesta práctica del bien”61
. De él debían considerarse “los
aspectos de profesor y sabio”62
, pues como el primer aspecto, sus alumnos refieren lo atractivo
que hacía el curso y el placer que les causaba acudir a escuchar “la elocuente e instructiva palabra
del maestro sabio y cariñoso”.63
Periódicamente hacía excursiones con sus alumnos, les
acompañaba penosamente por cerros y por valles, en busca de las cosas sencillas y admirables de
la naturaleza, que luego enseñaba en sus clases de Instinto, Filosofía Natural y otras materias
elevadas de la Biología. No era un simple repetidor de los textos extranjeros y se le recuerda en
las Memorias de la Sociedad Científica64
, con veneración.
Como investigador, “no cesó de desplegar el mayor celo por el estudio de nuestro productos, por
la difusión de los conocimientos y el estímulo en las investigaciones científicas”.65
Tiene muchas
obras entre ellas: Apuntes para la Historia Natural de las drogas simples indígenas, Fisiología
vegetal, Tablas de Clasificación Zoológica, estudio sobre la sanguijuela de México, Apuntes para
monografía de los insectos vericantes indígenas, notas sobre el Zopilote, Apuntes para la
Geografía botánica de México, notas sobre el Liquen tintóreo de la Baja California, el estudio
acerca de las aguas potables de México; la Sinonimia vulgar y científica de algunas plantas
indígenas; la aclimatación de animales útiles; el estudio sobre los Pulques medicinales y tantos
otros referentes al Capomo, el Jengibre, el Mezquite, el Cuitlacoche, los hongos, el Chicozapote,
el Copal Blanco, la Resina de Cuajimole, la Pimienta gorda, el Chayote, el Oyamel, el Yoyote, el
Anacahuite, la Yerba de la Mula, etc.66
También escribió textos de divulgación en el periódico El
Bien Social, órgano de la corporación benemérita Sociedad Filantrópica, de donde fue
Vicepresidente Honorario y en donde escribió más de cien artículos de diverso género, entre
recetas, consejos, “traducciones y delicados cuentos y pensamientos de verdadero filósofo. Allí
derramaba la clara luz de su talento para propagar el bien, como lo demuestran la manera
palpable sus Sentencias morales, sus bellísimas narraciones anecdóticas sobre Los frutos del
vicio; El vicio y la virtud; Lo que es el Cielo y tantas más”.67
Aguilar Santillán escribió de Alfonso Herrera Fernández: “amaba la ciencia y la hizo amar; tenía
un culto por la naturaleza y la verdad y las enseñaba, en su grandiosa sencillez, con una especie
61
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 320. 62
Ibid, p. 318. 63
Cícero, “Discurso”, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 344. 64
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 323. 65
Ibid, p. 320. 66
“Don Alfonso Herrera”. Biografía, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 323. 67
Galindo y Villa, “Discurso”, op. cit., 1900-1901, tomo 15, p. 353.
16
de dulzura y a veces de piedad… Las ciencias naturales eran casi ignoradas y la materia médica
se consideraba como inaccesible cima. El maestro vulgarizó aquellas y fue el que determinó una
vocación en los profesores de Historia Natural, que más tarde le acompañaron.”68
En 1897 tuvo
un derrame cerebral y a partir de entonces vivió muy delicado de salud hasta su muerte en 1901.
1.d RamónManterolaBernal, (Tepeji del Río, Querétaro 1845- Ciudad de México
1901).
Con doce años, llegó a radicar a la ciudad de México este queretano. Acompañado de sus padres
Leandro Manterola y Dolores Bernal, asistió a los colegios de San Idelfonso y a San Juan de
Letrán. Estudió Jurisprudencia y se cuenta que daba clases a hijos de familias acomodadas, para
costearse sus estudios, pues además de las Leyes, también asistió a las cátedras de Física-
Química y Anatomía en la Escuela de Medicina y de Lenguas Vivas en la Escuela de Comercio,
preparándose concienzudamente en varias disciplinas. Fue un republicano a ultranza, indica
Carmen Rovira69
por lo que en el gobierno de Maximiliano se autoexilió en la Habana, Cuba,
regresando al país hasta la restauración de la república en 1867. Actuó como oficial mayor del
gobierno de la ciudad de 1873 a 1878 y posteriormente, fue regidor de Instrucción Pública en el
entonces municipio de Tacubaya, donde fundó la escuela Manterola, de donde egresan a los 12
años, los fundadores de la SCAA, ya con una actitud favorable hacia la ciencia y los
experimentos, que el profesor Manterola instauró en sus alumnos. Su legado fue grande, pues
«para los discípulos niños de Manterola que fundaron la SCAA, fue uno de los padres
intelectuales de la Alzate» pues «la ciencia del maestro obró en ellos», dijo Alberto María
Carreño en su Elogio leído en la sesión del 7 de diciembre de 1914 y que fue publicado en las
Memorias de la SCAA70
. Ya desde la primaria, Ramón Manterola les animó a fundar una
asociación científica, la cual llamaron Franklin, con un periódico de difusión al que bautizaron
como “La Linterna”, escribiendo a mano biografías y hechos de ciencia.
Ramón Manterola, fue erudito y maestro en toda la extensión de la palabra. Además de promover
el método científico, dio clases Geografía, Historia y Lengua Francesa en la primaria, también
fue docente en la ENP y en la Escuela Normal, donde ocupó además el cargo de director de 1890
68
Aguilar Santillán, “Influencia del Profesor Herrera en el desarrollo del espíritu científico en la República”, en
Memorias, 1900-1901, tomo 15, p. 357. 69
Carmen Rovira, . (comp) Pensamiento filosófico mexicano del siglo XIX y primeros años del XX. Colección
Lecturas Universitarias, México, UNAM, 1998, p.505 70
Alberto María Carreño. “Elogio del Sr. Lic. D. Ramón Manterola, M.S.A”., leído en la sesión del 7 de diciembre
de 1914. Memorias de la SCAA, México, 1914-1916 Tomo 35, p.6
17
a 1894. Escribió textos pedagógicos tales como la “Clasificación de las Ciencias”, “Nociones
Científicas”, “Texto de Geometría” y “Coros escolares” que llegaron a implantarse en las
escuelas en México. Además del magisterio, cultivó inclinaciones literarias, y entre su obra se
nombra una comedia intitulada Los Amigos Peligrosos, donde “copia con acierto la vida de la
metrópoli, dando ocasión para mostrar cuál debe ser la forma fructífera en que ha de hacerse la
crítica y cuál es el papel que debe desempeñar la prensa”.71
A Manterola se le recuerda con un interés vital en la educación y la instrucción pública, siempre
enfatizando la formación del carácter y la moralidad pues opina Carreño, “pertenece a una
generación republicana por excelencia, donde se tomaba en serio la tarea de construir un país a
través de la educación” y con pesimismo añade ante la muerte del distinguido educador, que el
triste acontecimiento “en México, no se juzga digno de ser tomado en cuenta cuando nos
hallamos consagrados a destruirnos mutuamente”.72
Descrito como un eminente pedagogo, el mismo caracterizó su pensamiento de eclético, pues en
aparente contradicción con el positivismo, se cuenta que73
mantenía en las tertulias del Liceo
Hidalgo, polémicos debates con José María Vigil y Porfirio Parra sobre la filosofía de Hegel.74
Consistente con lo anterior, se preocupó sobre todo por la formación del carácter en sus alumnos
a quienes recomendaba “aprended a ser fuertes, no os dejéis abatir por el dolor, cuando las
adversidades se ciernan sobre vuestras cabezas llamad en vuestro auxilio a vuestra voluntad”.75
Encontramos pues en Ramón Manterola al formador de un grupo considerable de niños-
adolescentes de quienes fue maestro y guía. Descrito por ellos de carácter dulce, bondadoso,
noble, trabajador y con gran sentido del deber “es natural que su constancia y sus esfuerzos
hicieran de sus discípulos hombres capaces de realizar por sí mismos empresas iguales o mayores
que las que veían en su modelo constante; ¿cuál es el mejor medio de educar a la niñez y a la
juventud?”76
El ponerles a su alcance modelos que deben imitar…, “pues la influencia personal
del educador es fundamental si les presenta modelos perfectos de honradez y de energía y de
71
Gregorio Torres Quintero, ”Breve alocución” pronunciada el 17 de noviembre de 1914, al ser depositados en el
Pandeón de Dolores los restos del Sr. Lic. D. Ramón Manterola. En Memorias de la SCAA, México, 1914-1916
Tomo 35, p. 12 72
Alberto María Carreño. “Elogio del Sr. Lic. D. Ramón Manterolaop. Cit., p. 1 73
Carmen Rovira, . (comp) Pensamiento filosófico mexicano del siglo XIX….op-citp.506. 74
Quizá aquí este el origen de la preocupación con el espíritu que tendría la siguiente generación de la ENP, nacidos
en 1884, y a la que pertenecerá José Vasconcelos, Antonio Caso y A. Reyes. 75
Citado por Hugo Santiago Sánchez en Ramón Manterola: un educador y periodista tepejano del Siglo XIX, en
blog digital, rubossemanarios.blogsport, com 76
Carreño, op. Cit. p. 9
18
laboriosidad”77
. Y es ciertamente a través del ejemplo como recuerdan los alumnos sus mejores
enseñanzas, en donde se trasluce que no disocian al sabio con el virtuoso, al maestro de grandes
conocimientos con el forjador de rutinas y hábitos, por ello, en los elogios sobre su persona,
encontramos la reflexión sobre el deber ser de la educación.
Con Manterola –puntualiza Gregorio Torres Quintero–78
, es “indispensable distinguir entre el
maestro y el educador, porque sí todo educador es un maestro, no todo maestro logra ser
educador. Sí es altísima la misión del maestro, la del educador es sublime. El hombre durante su
vida entera es susceptible de educación, necesita tener a su lado quien se empeñe en corregir sus
hábitos y dirigir sus pasos por el camino de la rectitud y el deber”. “Vivirá en la memoria y en los
corazones de todos los que recibimos de él algún don espiritual en forma de enseñanza o consejo,
que supimos apreciar sus cualidades como hombre privado y hombre público”79
de quien hasta su
muerte ostentó el título de presidente honorario perpetuo de la SCAA”.
De los sabios y maestros ya reseñados –Alzate, Dugés, Herrera Fernández y Manterola- los
alumnos de la generación que nace en los años sesenta del siglo XIX, aprenden el ethos científico
que guiará su práctica profesional. Ellos a su vez, después serán los maestros de las siguientes
generaciones de la ENP, de la Escuela de Medicina y de la Escuela de Ingenieros, y que al morir,
serán recordados por sus discípulos, los que consolidarán sus enseñanzas en las facultades de la
universidad nacional en la tercera y cuarta década del siglo XX.
2 Andamiajes para la construcción y definición de nuevas disciplinas
Fundadores
Rafael Aguilar y Santillán (ciudad de México, 1863-1940), Guillermo Beltrán y Puga (México,
1864-EUA, 193?), Ricardo E. Cícero, ( Mérida, Yucatán 1864-ciudad de México 1935), Manuel
Marroquín y Rivera (México, 1863- 1940), Agapito Solórzano y Schlehaga (Michoacán, 1864-
19?) y Daniel M. Vélez (México, 1863. 1935), son los jóvenes que fundan la Sociedad Científica
Antonio Alzate80
donde concurren todos los actores que se describen en esta red.
77
Torres Quintero, op.cit, p. 15 78
Torres Quintero, op.cit, p. 16 79
Ibid, op.cit. 80
Algunos fundadores de la SCAA, quedan fuera del presente análisis, pues sus trayectorias fueron más profesionales
que académicas. De Agapito Solórzano se sabe que participó en la política su estado natal, Michoacán. Guillermo
Beltrán y Puga y J. Manuel Marroquín participaron como ingenieros civiles en la construcción de la columna de la
Independencia. Fueron muy exitosos en sus carreras participando en varios e importantes proyectos de
infraestructura nacional. Alejandro Mayagoitia , El centenario del Ángel en el bicentenario de la Independencia,
México, Universidad Panamericana,2010
19
2. Andamios hacia la especialización
Fundadores de la Sociedad Científica Antonio Alzate
Manuel Rivera y
Marroquín1865-1927
Agustín Reza186?- 1929
Escuela Nacional Preparatoria
Rafael Aguilar y Santillán 1863 -1940
Daniel M .Vélez 1864 – 1935
Alfonso Luis Herrera 1868-1943.
Guillermo B Puga 1864 – 1939
Ricardo E. Cícero 1864 – 1939
2.a Rafael Aguilar y Santillán (c. de México 1863-1940)
Recibió una esmerada educación de sus padres –el General Bruno Aguilar y la señora
Concepción Santillán– y hay que agregar también, de la escuela Manterola “donde a los 14 años
escribe a puño y letra el boletín La Linterna, de la Sociedad Franklin”.81
Fundador de la SCAA,
fue impulsado para esta tarea por su profesor de botánica en la prepa, Alfonso Herrera Fernández,
donde uno de sus mayores aciertos fue el tener corresponsales en la república (redes) y socios en
todo el mundo. Cuando termina la preparatoria viaja a Francia donde tomó cursos de
Climatología y Minerología con profesores tan connotados como Fouqué y Lacroix.
Docente apasionado, comprendió y emuló de sus profesores en la ENP, la importancia en la
formación de los alumnos, tanto con el trabajo de campo –que procuró a sus estudiantes en el
Observatorio Nacional y en los laboratorios de la Escuela Normal para Maestros– como el de
crear bibliotecas y acervos, y en consecuencia, acrecentó y organizó libros y documentos en
varias bibliotecas de la ciudad, especialmente la de la Sociedad de Geografía y Estadística , de la
Alzate y de la Biblioteca Nacional de México, donde fue subdirector.
Rafael Aguilar y Santillán fue miembro de numerosas corporaciones como el Instituto
Geográfico Argentino, el Instituto Ibero-americano de Hamburgo, sociedades geográficas de
81
Antonio Pompa y Pompa. “Rafael Aguilar y Santillán.en Memorias de la SCAA,México , 1945, Tomo 56, p. 1-6.
p.1
20
Berlín, Chicago, Lima y Varsovia, de la American Geographical Society of New York, de la
Societé Geologique de France, y de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística , en la que
también publicó y editó su boletín. Pero su mayor entusiasmo y pasión fue «su hija predilecta»
la SCAA, a la que dedicó su vida. “Su admirable perseverancia hizo vivir y progresar esta
sociedad, hasta lograr que fuese declarada oficial y solemnemente por el Gobierno de la
República el 14 de febrero de 1930, Academia Nacional de Ciencias82
.
Aguilar y Santillán, siempre se refirió con gratitud y gran afecto a su maestro Alfonso Herrera
Fernández, recordándole, como a Manterola, como los padres intelectuales de la SCAA. Fue
profesor en la ENP, en el ENI , en El Colegio Militar y en la Escuela Normal de Maestros. La
Memorias SCAA son su mejor legado y carta de presentación. Con ellas puso a México en el
mapa de la ciencia, al publicarlas puntualmente de 1887 a 1930, y canjear los ejemplares por
otras publicaciones de universidades e institutos científicos en el mundo, que enriquecieron la
biblioteca de la SCAA. La trascendencia de Rafael Aguilar y Santillán es inmensa y se le
considera “hombre de ciencia que puso los cimientos de la Geología mexicana”83
y “un legado
nacional”, como lo califica Antonio Pompa y Pompa al hablar sobre la biblioteca de la
corporación a la que rebautizaron como Biblioteca Rafael Aguilar y Santillán, y que logró reunir
más de reunir 150, 503 volúmenes y más de 19000 periódicos científicos en todas las ramas de la
ciencia, teniendo además vínculos con 423 sociedades científicas del mundo84
. Fundó en su
juventud con sus compañeros una publicación «miscelánea», pero también un espacio para crear
redes de científicos en México, que coincidieron en la SCAA para después crear sociedades más
especializadas. Espacio de reuniones entre incipientes especialistas, fue también sede para la
vinculación con proyectos nacionales. Siguió la tradición de las sociedades científicas y sus
revistas de divulgación, al opinar sobre temas novedosos en espacios no universitarios y dando
opiniones expertas en problemas de desarrollo del País. Actuó como vocal de la Comisión de
Publicaciones de la Secretaría de Fomento. La Universidad Nacional de México le concedió en
1940, poco antes de morir, el Doctorado Honoris Causa, siendo el rector Fernando Ocaranza.
Murió en su casa de la calle de Morelia no.99, de la ciudad de México.
2.b Daniel M. Vélez Cañizo, ciudad de México 1864?-1935
82
Pompa y Pompa, Antonio, op.cit., p2 83
“Necrología de Rafael Aguilar y Santillán” en Boletín de la Sociedad Geologica Mexicana., Mexico, 1940Tomo
X, p. 9-12 84
Antonio Pompa y Pompa. “ Informe de la Secretaría de la Academia Nacional de Ciencias, durante el periodo
1942-1944” en Memorias de la SCAA, México, 1960, Vol. 59, p. 382
21
Egresado de la Escuela Ramón Manterola y de la ENP. Médico y precursor de la Oftalmología en
México, ya que aparece como firmador en el acta de la Sociedad Oftamológica de México, la más
antigua de América Latina en esta especialidad, y de la cual fue presidente de su mesa directiva
en 1911. Sin embargo debido a los problemas causados por la Revolución Mexicana, actividades
y reuniones de la sociedad fueron irregulares, aunque nunca se extinguió gracias a otros y a los
esfuerzos de Daniel M. Vélez. En 1898 funda la revista Anales de Oftalmología aunque a veces
publicados en forma interrumpida. Hacia 1918 la misma revista, bajo la dirección del Dr. Vélez,
vuelven a publicarse con regularidad, y con temas de punta como el tratamiento operatorio de la
miopía y el anuncio de actividades de formación como cursos especializados de Oftalmología
para Médicos, donde Daniel Vélez fue profesor. Fue docente en el hospital de San Andrés que al
final del siglo XIX era el centro hospitalario más importante de México y estaba situado en un
solar al norte de la calle de Tacuba, casi enfrente del Palacio de Minería y en la Escuela Nacional
de Medicina.85
Daniel Vélez fue comisionado durante el porfiriato para representar al gobierno
mexicano en los funerales de Louis Pasteur, en 1895.
Su actividad docente también la desempeñó en la Escuela de Altos Estudios, de la Universidad
Nacional de México, en donde fue profesor fundador, en 1924. Incursionó en la docencia en la
entonces Escuela Nacional de Medicina, como ayudante de preparador de Anatomía descriptiva
en 1886. Por su experiencia y conocimientos especialmente en el campo de la Oftalmología, se
mantuvo como profesor hasta 1934, que el doctor Ignacio Chávez, lo propuso como profesor
honorario consultor de Oftalmología y como director honorario ad vitam del Laboratorio de
Investigaciones Oftalmológicas, de la Facultad de Medicina de la ya entonces Universidad
Nacional Autónoma de México86
.
Este distinguido miembro de la SCAA, por su profesionalismo y vocación, en 1924 fue
nombrado por Ezequiel A. Chávez como director de la Escuela Nacional De Altos Estudios. Su
presencia al frente de ella en ese año es significativa para la historia de nuestra institución, ya que
recibió una Escuela de Altos Estudios destinada a desaparecer para dar vida, esencialmente, a dos
dependencias: la Facultad de Filosofía y Letras y la Escuela Normal Superior. Se comprende, por
documentos de la época, que su cometido era llevar a feliz término el periodo de transición, reto
85
Sociedad Mexicana de Oftalmología. “Historia de la Sociedad Mexicano de Oftalmología. La oftalmología en
México”, 1893-1993, en www. Smo.org.mx 86
Cfr. Menéndez Menéndez, L. “Daniel M. Vélez”, 1994, p. 561.
22
que convirtió en rotundo éxito87
. Daniel Vélez “hizo posible que la Escuela Nacional de Altos
Estudios muriera con la misma dignidad con que había nacido, justo catorce años antes; fue
testigo, el 23 de septiembre de 1924, de la creación de la Facultad de Filosofía y Letras, por
decreto del entonces presidente Álvaro Obregón y, por último, sentó las bases y orientó las
condiciones para organizar la vida académica de la institución recién creada”.88
Daniel Vélez fue un hombre de tendencia espiritual creadora, pues su curiosidad se extendía a
todo lo humano. Fiel a la cultura. De amor a las nobles causas. Dueño de un poder espiritual
organizado. Trabajador infatigable.89
“Daniel abría su alma a cuanto era actividad apoyada al
bien y a la inteligencia y hacíalo con tranquilidad sonriente; supo cuán urgente era hacerlo”.90
El
mismo Agustín Aragón en la sesión conmemorativa que le dedicaron en la SCAA refirió de
Vélez ser un hombre de amable acogida, de diálogos entusiastas, de impulsos de reformas y
sonrisas positivamente gratas. Hombre de buena fe y de corazón noble, inteligencia activa y de
actos supremos que pintan o definen favorablemente a una persona. Amó su profesión, fue un
trabajador infatigable. Trató a sus enfermos con generosidad. Acogía a los obreros y humildes.
“Su saber activo estaba sin cesar en todos los empeños justos y en todos los combates santos. El
amor profesional tuvo en él sublimes destellos”.91
2.c Ricardo Emiliano Cícero (Mérida, Yucatán 1864-Ciudad de México, 1935)
Egresado de la Escuela de Medicina, de la Universidad de México, adquirió gran parte de sus
conocimientos en Francia, país al que viajó para estudiar las enfermedades de la piel. Agustín
Aragón al respecto mencionó que “fue apóstol y portaestandarte de la gloriosa escuela francesa
del Hospital de San Luis de París”.92
Profesor de la Escuela de Medicina. Su dedicación, le valió
ser nombrado en 1896 médico adjunto de la Segunda Enfermería de Sífilis en el Hospital de San
Andrés. En 1898 fue designado responsable del departamento de enfermedades de la piel en el
Consultorio Nacional de Beneficencia hasta 1914.93
Científico de mucho rigor, fruto de su disciplina. El Doctor Ox, en el Universal Gráfico, como
homenaje a su trayectoria, condensó los méritos de Ricardo Cícero: “Fue uno de nuestros
87
Cfr. Ibidem, 1994, p. 561. 88
Ibidem, 1994, p. 262. 89
Aragón, A., “Sesión del lunes 2 de diciembre de 1935: conmemorativa del Doctor Daniel M. Vélez”, en Memorias,
1934, tomo 54, pp. 520-521. 90
Ibid, p. 521. 91
Ibid, p. 521. 92
Aragón, A., op. cit., 1934, tomo 54, p. 509. 93
Hoth, P.Memorias a flor de piel, 2008, p. 55.
23
hombres de estudio, de nuestros más destacados hombres de ciencia, dedicado con amor, además,
al ejercicio lucrativo de la profesión. Pero antes que nada, era de los varones fuertes de espíritu
excepcionalmente amable y virtuoso, podemos afirmar con honda satisfacción, el prototipo del
médico bueno y honorable; bueno por su amor al trabajo y a la ciencia, por su honradez y en el
ejercicio profesional, por la grata serenidad con que lució y dio prestancias en la pureza de su
conducta: por su juicio notablemente equilibrado, que su amabilidad y hasta por su agudeza, pues
siempre tenía sanas ironías y cuentecillos ingeniosos para toda ocasión. Un ciudadano, en
resumen, de los pocos, muy pocos, que han formado el corazón de la patria… Y era, por último,
Cícero un creyente, un cristiano magnífico, pero que en este sentido vivió con preciosa
discreción, sin hacer alarde su acendrada fe”.94
Cícero fue uno de los fundadores de la Dermatología en México y de su especialidad, la
Dermatología infantil. Hizo varias contribuciones en el campo de la Dermatología Micológica.
Desde 1903 en el Hospital San Andrés, obtuvo la cátedra de Dermatología en ese hospital, para
formar médicos internistas. En 1910 desarrolló técnicas de Rayos X, para tratar a niños tiñosos y
en ese mismo año fue designado director de la Escuela Nacional para Niños Tiñosos. Fue
miembro de la Academia Nacional de Medicina, profesor e investigador con más de 100
artículos.95
“El doctor Cícero fue médico excelente, hijo ejemplar, compañero ideal, jefe de hogar
sin tacha, profesor distinguido y ciudadano digno, porque su talento asiduamente cultivado se
aunaba con un corazón noble”.96
En su recuerdo se dice “la labor en investigación del doctor Cícero fue intensa… sus artículos
dejaron constancia de su enorme conocimiento y de su afán por servir a los sectores más
vulnerables; en particular, a los niños con problemas dermatológicos, relegados y mal vistos en
su momento”.97
Por todo lo anterior, en las Memorias de la Academia Científica Antonio Alzate,
posterior a su muerte se registra: “el programa de vida de Cícero, por fortuna realizado de todo en
todo, no fue vago, sino de cumplimiento estricto de sus múltiples deberes programa en el que
nunca hubo lugar para caprichos oratorios. Jamás oímos de sus labios atrevidas generalizaciones,
sino demostraciones rigurosas, asimilaciones completas, aplicaciones luminosas y a menudo
desconocidas, y grandeza constante en los pensamientos. Las perspectivas grandiosas que
94
Citado porAragón, A., op.cit., 1934, tomo 54, pp. 508-509. 95
Ibid. 96
Aragón, A., op.cit., 1934, tomo 54, p. 508. 97
Memorias a flor de piel, 2008, p. 55.
24
presentaba a nuestra vista eran las del trabajo permanente, las del estudio concienzudo; nunca le
faltaron felices locuciones familiares y aun algunos neologismos para que sus ideas fuesen mejor
comprendidas”.98
Como se aprecia, del doctor Ricardo Cícero, se expresan cualidades personales y actitudes
profesantes hechos vida a lo largo de una rica trayectoria. Un hombre de ciencia que hasta su
muerte fue actor activo del progreso asombroso en la Dermatología. Agustín Aragón al respecto
comenta: “observó la revolución habida en su especialidad, porque de un lado su claro juicio y su
honradez sobrada le permitían ver siempre dónde hallábase la razón, y de otro lado respetada
tanto los progresos de la ciencia, que por ningún motivo habría sido dique a cambios bien
fundamentados99
. Su disciplina mental le liberó y selló de la anarquía del pensamiento moderno;
su disciplina sentimental generó en él una prodigiosa elevación moral, base de acabada
organización social, por dar unidad de fe, unidad de aspiraciones y unidad de obediencia100
.
Puentes y transiciones
2.d Agustín Reza (Ciudad de México, 186?-1929)
Cuando en 1887 aparece el primer número de las Memorias de la SCAA, Agustín Reza se recibía
de médico con una tesis sobre la acción fisiológica de las hojas del Zoapatle, trabajo científico
que publicó más tarde en una gaceta médica101
y en donde analiza experimentalmente los efectos
de esta planta en tres puntos del embarazo, reportando que su acción benéfica precisamente
después del parto, y ni antes, ni durante el mismo.
En una etapa donde en México la medicina era el único camino para profesar en las incipientes
ciencias naturales, la persona de Agustín Reza representa la transición del naturalista amateur al
zoólogo profesional, pues será primer catedrático de Zoología de la Escuela Nacional de Altos
Estudios.102
Gracias a él muchos aficionados al estudio avanzado de los animales afirmaron su
vocación de zoólogos, y tanto por su investigación como por su docencia, se le atribuye –junto
98
Aragón, A., op.cit., 1934, tomo 54, p. 508. 99
Ibid, pp. 509-510. 100
Ibid, p. 510. 101
Reza, A. Acción Fisiológica Comparada del Cuernecillo de Centeno y el Zihuatlipatl, Anales del Instituto Médico
Nacional. Vol. 2, 1897, pp.43-60 102
En la segunda década del siglo XX la Escuela de Altos Estudios se fundó para formar profesores de educación
superior en las diversas ramas del saber . Agustín Reza fue el primer profesor de Botánica y la Zoología en la
sección de Ciencias Naturales.
25
con Alonso Luis Herrera– la evolución de la Zoología como campo de estudio en México,
ocurrida en el último cuarto del siglo XIX. 103
Bien descritas están sus actitudes profesantes, mostradas en todos los niveles de la educación
formal; así hablando de Reza, dice un alumno de primaria: “Los tuve (profesores) entretenidos,
paternales, con habilidad pedagógica, como don Agustín Reza que nos hizo aprender zoología
contándonos con sabor y gracia la vida y aventuras de los animales“.104
Impartió además sólidas
lecciones sobre Zoología y Botánica a muchas generaciones de la ENP, y dio la primera cátedra
de Zoología en educación superior, en la Escuela de Altos Estudios, donde ofreció en 1916 un
programa de tres años, integrado por: zoología general, biología y embriologías generales y,
anatomía comparada. Alfonso Luis Herrera sucedió al doctor Reza en estas cátedras. Enrique
Beltrán105
actor principalísimo de la red y al que identificamos en la próxima sección de este
trabajo, se refiere a él como un modesto investigador y maestro, que ejercía la medicina como
principal fuente de ingresos106
, pero cuya pasión sin límites se centraba en la Zoología. Y con
vehemencia recuerda al profesor Reza: “Cuántas veces el libro nos rechazó con su aridez, y la
Naturaleza nos espantó con su complejidad, y cuántas veces también, entonces fuimos
reconfortados por la palara sabia del maestro”.107
Junto con otros profesores y dibujantes, hacía
con los alumnos excursiones que acrecentaban las colecciones botánicas y zoológicas. “Me
guiaba en trabajos prácticos, sin impacientarse por mi torpeza de principiante, o bien resolvía con
afabilidad extrema, las dudas y sonaba la hora de salida de la clase, caía poco a poco la tarde,
pero nosotros permanecíamos en el laboratorio tranquilo y callado hasta entrada la noche,
mientras él hablaba… ¡Qué mayor timbre de gloria, pues, para un hombre haber sido un buen
maestro!”108
, pues él mismo no buscó la fama. Modesto, abnegado, tipo del verdadero sabio,
además de procurar sus ingresos como médico, se desempeñó en el Museo Nacional de Historia
Natural al cuidado de sus colecciones y tuvo a su cargo la sección de exploración biológica en la
103
Martha M. Ortega, José Luis Godínez y Gloria Vilaclara. Relación histórica de los antecedentes y origen del
Instituto de Biología- México, . UNAM 1998 104
Andrés Induarte, Un Niño de la revolución mexicana,. México, CONACULTA, 2010 , p. 160. 105
Enrique Beltrán, Un cuarto de Siglo de la Zoología Mexicana. México, Facultad de Ciencias, UNAM. 1950,
Disponible en
http://repositorio.fciencias.unam.mx:8080/xmlui/bitstream/handle/11154/142741/22VCuartoSiglo.pdf?sequence=1 106
CfrNombrado en los periódicos como el médico de cabecera de Iñigo Noriega, y quien certifica la muerte de sus
hijos, ocurrido en extrañas circunstancias. 107
Enrique Beltrán, “A la memoria del Prof. Dr. Agustín Reza” En Memorias de la SCAA, México,.1957, Tomo 52,
México, p. 283 108
Enrique Beltrán, “A la memoria del Prof. Dr. Agustín Reza”, op.cit., p 286.
26
Comisión Geográfico Exploradora de México, donde tuvo un gran impacto en la formación de
nuevas e importantes colecciones botánicas y zoológicas de la nación.109
2.d Alfonso Luis Herrera (Ciudad de México 1868-1943)
Alfonso L. Herrera es el puente entre dos paradigmas y generaciones: los naturalistas del siglo
XIX y la nueva línea del pensamiento biológico110
, jugando un papel muy relevante en la ciencia
en México. Fue hijo de Alfonso Herrera Fernández y cuatro años menor que los fundadores de la
SCAA. Evoca a su padre “cuyo recuerdo no me abandonará nunca, meciéndome en sus rodillas
sabio y filántropo me mostraba estampas de los medios pelágicos y sus habitantes”.111
Tomó
clases con su padre y Alfredo Dugés, de quienes además de Naturalismo, recibió cualidades
profesantes, sin embargo como científico, es crítico y avanza en otra visión que el mismo explica:
“la biología es una ciencia nueva, no porque sean nuevos los objetos en que se ocupa, sino porque
los considera desde un nuevo punto de vista… los zoólogos y los botánicos de pasadas edades se
limitan a mirar las plantas y animales como ejemplares de museos. El biólogo de nuestros días
los considera como seres activos, como partes de un todo que siempre está modificándose y
cambiando. …Para los que hace 50 años se dedicaban a la historia natural, los reinos orgánicos se
componían de individuos que había que clasificar; para el biólogo de hoy, de individuos que hay
que explicar”.112
Más de 35 artículos publicados en las Memorias de la SCAA asientan esta transición, no siempre
tersa, pues Alfonso Luis Herrera escribió textos muy polémicos sobre el origen de la vida,
Plasmogenie, donde buscó un protoplasma universal.113
Estudió en la ENP y después en la
Escuela de Medicina. Funda en 1902 la primer cátedra de Biología en México, impartió clases en
ENP, en la Escuela de Altos Estudios y en la Escuela Normal de Maestros en donde escribió
Nociones de Biología, texto para dicha institución. Sus alumnos lo recuerdan como un
“catedrático sin limitación alguna en su generosidad por difundir el conocimiento científico”, –
escribe José Ortiz Monasterio– pero que también se quejó por tener que dar muchas clases y no
109
Beltrán E. Un Cuarto de siglo de la Zoología…op.cit- 110
Ismael Ledesma Mateos, “ La introducción de los paradigmas de la biología en México y la obra de Alfonso L.
Herrera” en Historia Mexicana, México, COLMEX, 2002. julio-sept, vol LII, número 001, pp201-240 111
Alfonso Luis Herrera.” Les musées de Pavenir" en Memorias de la sociedad Alzate, México, Tomo 9, 1894,
pp15-79 112
Alfonso Luis Herrera.” Les musées de Pavenir" en Memorias de la sociedad Alzate,op.citp.60 113
Alfonos Luis Herrera “L´imtation del protoplasma” en Memorias de la Sociedad Alzate, México1914-1915, Tomo
34, pp.41-54
27
gozar con tiempo para investigar, “Es como si a un profesor de literatura se le condena a enseñar
nociones gramaticales”.114
De hecho en una ocasión argumentó que no le interesaban las clases
sino que se le diera una comisión para tener tiempo necesario para sus investigaciones, pues
“viéndome obligado a ocupar la mañana en asuntos profesionales y la tarde en labores oficiales
en el instituto médico , no me queda tiempo para proseguir mis estudios experimentales”.115
Gran científico, prolífico autor, emprendedor de proyectos como el zoológico y el acuario en la
ciudad de México116
, también el primero en tener conciencia ecológica en el país. Su concepción
de ser profesor era asegurar que los estudiantes mexicanos tuvieran los textos, los paradigmas de
la biología, que en el mundo se estaban discutiendo, manteniendo el “más alto nivel científico de
su tiempo, en contacto con los centros de investigación más avanzados del mundo117
. Se le
recuerda con “el consejo continuo y sincero”, unido a “un grandísimo caudal de experiencia que
puso al alcance de sus alumnos”, a quienes ofrecía los recursos del laboratorio y de las bibliotecas
oficiales y particulares de las que dispuso en su vida laboral como la del Instituto Médico
Nacional, del Museo de Historia Natural o la SCAA. Herrera fue consciente de su legado como
docente, escribiendo que “se forma ahora un grupo de naturalistas que después serán los
biólogos”118
y aunque fue el profesor de muchas generaciones durante cinco lustros, le calificaron
en el siglo XX de “peligroso para la juventud” por sus escritos Darwinianos y su teoría pionera
sobre la cual la vida en la tierra surgió de forma espontánea. Estos ataques de alguna forma
impidieron que transitara en 1929 al puesto de director del Instituto de Biología de la
Universidad Nacional, cuando Herrera había sido el director fundador del primer Instituto de
Biología en México en la Casa de Lago del bosque de Chapultepec. El cargo fue para Isaac
Ochoterena. Ismael Ledesma Mateos historiador sobre la Biología en México119
indica que por
esta causa “no ocurre una asimilación de la teoría evolucionista en la biología mexicana” y “una
nueva comunidad de biólogos bajo la férula de Isaac Ochoterena se alejará o incluso no conocerá
114
José Ortiz Monasterio,Alfonso L. Herrera, padre de la Ecología en México. Centro Estudios Históricos, 1984, p. 4 115
Consuelo Cuevas Cardona e Ismael Ledezma Mateos, “Alfonso l. Herrera: Controversia y debates durante el
inicio de la Biología en México” en Historia Mexicana ,Vol. LV, número 3,enero-marzo, 2006,. p. 978 116
José Ortiz Monasterio,op. cit. , p. 3 117
Ismael Ledesma Mateos, “ La introducción de los paradigmas de la biología…op.cit., p. 210 118
Alfonso L. Herrera,”La biología en México durante un siglo”, en Boletín de la Dirección de Estudios Biológicos,
3, México 1923 ,1923 p. 56pp. 56-63. 119
Y que recientemente publicó en la UNAM una biografía sobre A.L. Herrera titulada “El Sabio de CIPRES,”
haciendo referencia a la calle de la colonia Santa María la Ribera, donde vivió y murió. . En esa misma calle José
Ortiz Monasterio entrevistó en 1984 a la hija de Herrera para su trabajo Alfonso L. Herrera, padre de la Ecología en
México.
28
la orientación de los problemas centrales de la biología”,120
esto en cierta manera atrasa la
investigación biológica en nuestro país.
Alfonso L. Herrera –pese a los embates académicos– fue leyenda, legado y trascendencia para
sus alumnos. Fue “mexicano de hueso tricolor, amante del ajolote, de pinturas de José María
Velasco; en su trabajo de campo estaba en su apogeo, cada ejemplar colectado, era motivo de
una acertada reflexión y agudo comentario con sus alumnos, experimentando los días más alegres
de su vida al percibir la noble ambición de ser útil a su patria y a la humanidad, y de ser llamado
por su gobierno para entregarle amplios elementos científicos que le permitan llevar a la
ejecución proyectos importantes para proteger recursos naturales de México”.121
Este esfuerzo
siguió vivo a través de sus alumnos, quienes nombraron en su honor especies, como el pino
mexicano Pinus Herrerae, o la actual Revista de Ciencias de la Universidad Autónoma de
Hidalgo, llamada Herreriana.
3. Hacia la especialización e institucionalización de las ciencias
3. Institucionalización y fundación de carreras e institutos de investigación
1910 Universidad Nacional de México.1912 Escuela de Altos Estudios. 1938 Facultad de Ciencias
Sotero Prieto 1884-1935
Alfonso Nápoles Gándara 1897-1992 Enrique Beltrán 1903-1994
Alfonso L. Herrera1868-1943
Enrique Beltrán, Biólogo, fue alumno de Alfonso L. Herrera. Sotero Prieto y Alfonso
Nápoles Gándara, representan la tradición de físico-matemáticos que emerge de la Escuela
120
Consuelo Cuevas Cardona e Ismael Ledezma Mateos, “Alfonso l. Herrera: controversia …p973 121
José Ortiz Monasterio, “Alfonso L. Herrera, padre de la ecología…..2 op. cit, p. 3-6
29
Nacional de Ingenieros. Estos tres actores reseñados en la última sección, son los que fundan
nuevas sociedades e institutos de investigación, que reflejan la institucionalización de la ciencia
en nuestro país.
3.a Enrique Beltrán (ciudad de México 1903- 1994)
Destacado científico y primer biólogo profesional en México. Al terminar sus estudios de
primaria, se inscribió en la ENP, dependiente en ese entonces de la Dirección de Enseñanzas del
Distrito Federal De 1920 a 1923, donde fue alumno de Guillermo Gándara en Botánica y de
Agustín Reza en Zoología. La Facultad Nacional de Altos Estudios, en la calle Lic. Verdad,
ofrecía ya la posibilidad de estudiar Ciencias Naturales, sin la necesidad de cursar Medicina,
como antaño, por lo que en 1920 estudió Biología siendo discípulo de Alfonso L. Herrera, quien
dirigió su tesis Protozoarios del lago de Xochimilco y de Agustín Reza. En 1922, con el carácter
de alumno agregado y posteriormente con el nombre de Practicante de Fisiología Comparada,
Enrique Beltrán ingresó a la Dirección de Estudios Biológicos a cargo del prof. Alfonso L.
Herrera, como afirma Eucario López-Ochoterena.122
Al concluir sus estudios, fue docente de Zoología y de Biología general en la ENP, entre 1931 y
1959, lo que denota una fuerte vocación y compromiso con la formación de recursos humanos en
esta disciplina. De él Cifuentes Lemus expresó “maestro, compañero, guía y amigo. A pesar de
ser considerado un maestro rigorista y aunque el plantel vivió etapas de fuerte agitación, no tuvo
un solo incidente con sus intereses, recibiendo siempre su afecto y respeto”.123
Fue becario de la Fundación Guggenheim de 1931 a 1933, en el Departamento de Zoología de la
Universidad de Columbia, en donde se doctoró en Zoología con Gary Calkins, uno de los más
prestigiosos Protozoólogos de la época. Por aquel entonces no existía en México alguien que
trabajara formalmente el campo de la Protozoología, por lo que sus referencias bibliográficas
eran foráneas. De hecho, durante sus primeros intentos en este campo del saber, tuvo relaciones
epistolares por largo tiempo con diferentes especialistas extranjeros. La escasa bibliografía
protozoológica, contrastaba con la extraordinaria biblioteca particular del Dr. Beltrán y a la que el
122
López-Ochoterena, “Investigación protozoológica del Dr. Enrique Beltrán” en
repositorio.fciencias.unam.mx:8080/xmlui/handle/11154/143369 123
Cifuentes Lemus, J. L., “Enrique Beltrán Castillo” 1992, p. 129.
30
doctor Karl G. Grell, destacado protozoólogo alemán, calificó como “tan impresionante como
Teotihuacán”.124
Su vocación como Biólogo nació cuando cursaba el sexto año de primaria en la escuela Pablo
Moreno, en donde su maestra Matilde Guzmán despertó su interés por conocer e identificar a los
animales mexicanos auxiliándose del libro Animales mexicanos de Luis Murillo y de su colección
de cuadros murales125
, así como de los libros Lecciones de cosas, de Paul Bert y un ejemplar del
Zoología, de Milne Edwards.126
Su rica actividad científica le permitió publicar artículos
originales, libros sobre los protozoarios, doce mil artículos catalogados y encuadernados en 150
volúmenes.
Su carrera magisterial la inició en 1921 cuando cursaba el segundo año de su carrera. En 1931,
fue nombrado profesor de Zoología con tres horas de clase en la ENP. Por su conocimiento y
experiencia llegó a modificar la materia y a recomendar a la Secretaría de Educación Pública la
traducción al español de textos, para que los estudiantes aprendieran de ellos. Tal es el caso de la
obra intitulada Biologie et Marxisme, de Marcel Prenant, quien en 1936, durante el período
presidencial de Lázaro Cárdenas, Beltrán escribe “La obra del Dr. Prenant, es la primera que
analiza los problemas biológicos con los métodos dialécticos característicos del materialismo
marxista, arrojando nueva luz sobre muchos de ellos y explicando la significación social de los
mismos… En la obra de referencia se manifiesta una personalidad indiscutible dentro de las
esferas científicas oficiales y un profundo conocedor de la Filosofía marxista, lo que hace su obra
doblemente valiosa, dentro de la política editorial de la Secretaría de Educación Pública, al
atender preferentemente aquellas obras de significación social. …La traducción española del
libro de Prenant se convertirá en una obra clásica de la Biología, cuya difusión es de incalculable
importancia para el proletariado”.127
En 1935, además de sus clases de Zoología se hizo cargo de clases de Biología general que
atendió hasta 1959 año en que se jubiló. En 1946 fue profesor de protozoología de donde incluso
fue creador del programa de estudios. Además de su labor docente prestó servicios en
124
Ibid, p. 129. 125
Ibid, p. 123. 126
López-Ochoterena, op. cit. 127
Oficio dirigido al Presidente de la Comisión Técnica Consultiva de la Secretaría de Educación Pública por el Prof.
Enrique Beltrán, en su carácter de Vocal, fechado el 6 de febrero de 1936. Recuperado de De la Paz López, J. M.,
“De la Historia Natural a la profesionalización de la Biología en México (1900 1940)”,Tesis de Maestría en
Ciencias en Metodología de la Ciencia, 2010, México, D. F., IPN.
31
instituciones nacionales y extranjeras, coordinó textos de Biología, con ayuda y apoyo de un gran
equipo de expertos y maestros. En la Dirección de Estudios Biológicos de la Secretaría de
Agricultura, se integró como estudiante agregado desde 1922. En 1923, fue asignado como jefe
de grupo en comisión mixta de Biología Marina, mismas que lo llevaron a proyectar la estación
de la misma disciplina y el Museo Oceanográfico en el puerto de Veracruz, instituciones que
dirigió y que fueron las primeras en su género en nuestro país. En 1936 ingresó a la Academia
Nacional de Medicina. En 1939 fundó el laboratorio de Protozoología en el Instituto de
Salubridad y Enfermedades Tropicales, del que también fue fundador. Sus inquietudes científicas
lo llevaron a estudiar los recursos naturales de México y en 1952, fundó el Instituto Mexicano de
Recursos Naturales Renovables, del que también fue director. En 1958 fue nombrado
Subsecretario Forestal y de la Fauna en la Secretaría de Agricultura y Ganadería en la gestión
del presidente Adolfo Ruiz Cortines. Fue docente de muchas instituciones educativas mexicanas.
Fue nombrado Secretario Perpetuo de la Sociedad Mexicana de Historia Natural.
Publicó 155 artículos y 3 libros sobre Protozoología; 150 artículos y 13 libros sobre recursos
naturales y conservación; 131 artículos y tres libros sobre historia de la ciencia; 54 artículos y 17
libros de Sociología y Educación, además de cuatro artículos sobre temas diversos. En total
publicó 494 artículos y 36 libros.128
Su erudición en el campo de la Protozoología fue reconocida
nacional e internacionalmente, por ejemplo, el Instituto Pasteur de Argelia, le otorgó la Medalla
Emile Maupas, en 1948. En 1957, la Universidad de la Habana lo nombró Doctor en Ciencias
Naturales Honoris Causa, y en nuestro país, Enrique Beltrán fue “la única persona a la que se ha
otorgado específicamente en nuestros medios académicos el nombramiento de Profesor de
Protozoología. Tal situación corresponde al acuerdo del H. Consejo Técnico de la Facultad de
Ciencias, fechado el 9 de abril de 1946”129
, considérese esto un nombramiento de gran honor,
pues hasta ese momento, nadie había ostentado dicho título. Su obra como Biólogo fue tan
importante que mexicanos y extranjeros clasificaron con su apellido a 16 especies, entre ellas, un
cactáceo Notocactus Beltrani, y una flor, Asterácea Acosta Beltrani.
3.b Sotero Prieto Rodríguez (Guadalajara, Jalisco 1884-Ciudad de México, 1935)
Sus estudios básicos los realizó en Real de Monte, Hidalgo. A los 13 años, inició sus estudios
preparatorianos en el Instituto Colón de Don Toribio Soto, en la Ciudad de México,
128
Cifuentes Lemus, J. L., op. cit., 1992,p. 126. 129
López-Ochoterena, op. cit.
32
concluyéndolos en la ENP, en 1901.130
Al año siguiente, se inscribió como alumno en la Escuela
Nacional de Ingenieros en la carrera de Ingeniería Civil, la cual concluyó en 1906 y de la que no
se tituló.131
Su papá fue ingeniero en Minas y profesor de Matemáticas.
A la vez que ejerció la docencia, profundizaba en la disciplina de las Matemáticas, de la que llegó
a ser considerado una notable autoridad. De hecho el Prof. Alfonso Nápoles Gándara en el elogio
que escribió sobre él, consigna: “en muchos aspectos la personalidad de don Sotero tiene mucho
contacto con un gran pensador de la antigüedad. Me parece ver en don Sotero a un Sócrates del
siglo XX”.132
Sotero sabía estimular a sus discípulos y compañeros para el trabajo original. En
sus cátedras predominaba el método de redescubrimiento, por lo cual se decía de él era “difícil
encontrar en un catedrático que tuviera a la vez aptitudes para la investigación y la enseñanza.
Con sus recursos inagotables aconsejaba a sus alumnos. Como Sócrates, al enseñar extraía la
sabiduría de sus conciencias, alumbrándolas y despejándolas del error en que generalmente
estaban envueltas. Poco a poco los guiaba para que encontraran una respuesta cada vez más
acertada.”133
Impartió el primer curso de Matemáticas superiores y de Teoría de funciones analíticas, en la
EAE, en 1902. Abundaban en él “propiedades curiosas de las figuras geométricas, que él había
encontrado de su propia cosecha, muchas de las cuales probablemente ya habían sido conocidas,
pero que la pobreza de nuestras bibliotecas hacía que fueran desconocidas para nosotros”.134
Por
lo que se distinguió no solo como hombre de ciencia, sino también como educador. Luchó para
evitar que por recomendaciones llegaran a adquirir cátedras de Matemáticas profesores que no
tenían aptitudes ni preparación para ello.
Se observó en él desde joven, una vocación decidida para las ciencias exactas. “A una edad
relativamente temprana, contaba en su biblioteca con obras de autores de relieve tan distinguidos
como Lagrange, Cauchy, Poincaré y otros. A los 19 años, en 1904, había ya traducido algunos
capítulos de la obra de Tait sobre los cuaternios de Hamilton”.135
Por eso, desde joven también
“comenzó a señalar inexactitudes y faltas de rigor, tanto en los libros como en las cátedras”.136
130
Meneses Tello, F. “Perspectiva histórica de la biblioteca Sotero Prieto del Instituto de Matemáticas”, 2012, p. 21. 131
Yurrieta Valdés, “Sotero Prieto Rodríguez”, 1991, p. 15. 132
Nápoles Gándara, A. “Elogio al Señor Sotero Prieto. M. A. A.” en Memorias, 1935, tomo 51, p. 561. 133
Ibid. 134
Ibid, p. 563. 135
Ibid, p. 562. 136
Ibid, p. 563.
33
Fue un innovador. Introdujo por primera vez en la enseñanza secundaria y superior en México,
las nuevas orientaciones pedagógicas, casi simultáneamente como se hacía en otros países
civilizados. Siempre comenzaba por lo particular para llegar luego, a lo general; de lo concreto a
lo abstracto y de la observación directa o experimentación a la existencia de algún principio o
propiedad que en seguida se justificaba por la vía deductiva. En 1921 introdujo en la ENP una
curso que denominó Dibujo Geométrico, lo que hizo por primera vez en nuestro país, que los
alumnos obtuvieran por vía de la experimentación un principio o propiedad geométrica, con un
significado real y objetivo para ellos. “El valor de esta innovación es grandísimo por varios
motivos. Porque da al alumno un medio de investigación y, además, porque suministra al
educando una conveniente preparación para el estudio posterior de la geometría formal, racional
o deductiva. Esto es, prepara al alumno para que después avance con paso firme y seguro en el
terreno escabroso de la geometría razonada”.137
Buscó siempre que sus estudiantes se instruyeran rigurosamente, que adquirieran conocimientos
bien asimilados y desarrollaran hábitos para tomar ciertas actitudes más que bien que otras.138
Sostenía que las ciencias matemáticas y físicas son fundamentales para cualquier ingeniería y al
estilo de los viejos maestros medievales, quienes al cambiar de sitios sus enseñanzas eran siempre
seguidos por sus más sobresalientes alumnos.139
Por ello no es de extrañar el testimonio del
prestigiado físico Manuel Sandoval Vallarta, alumno de Sotero Prieto: “los años que estuve en la
preparatoria de 1912 a 1916, fueron los de la Revolución. Eran tiempos muy agitados y a cada
rato había balaceras. Entonces las puertas de la escuela se cerraban y uno no podía siquiera salir a
su casa. Pero apenas acababan los balazos se reanudaban las clases y nunca perdimos un año. No
como ahora que, con cualquier pretexto se suspenden las clases por meses. En 1917 mi padre
intentó mandarme a Cambridge, Inglaterra y cuando ya estaba todo arreglado, los alemanes
empezaron a hundir todos los barcos que se aventuraban en el Atlántico. Así que fui a
Cambridge, Massachusetts, donde pasé sin dificultad las pruebas más duras de Matemáticas,
Geometría y Trigonometría. Era famoso el M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology) por lo
riguroso de sus exámenes de admisión, pero yo no tuve problemas gracias a las clases magníficas
del Profesor Sotero Prieto. Si no hubiese sido por ellas no hubiera pasado esa prueba. Mi examen
fue tan bueno que al terminar me preguntaron los maestros dónde había sido preparado. Yo les
137
Ibid, p. 560. 138
Ibid. 139
Yurrieta Valdés, “Sotero Prieto Rodríguez”, 1991, p. 20.
34
dije: en la Escuela Nacional Preparatoria de México, y me contestaron: –Ah!, debe ser una
excelente escuela–, Sí señores, les respondí, lo es.”140
Otro testimonio, el de Antonio Armendáriz, discípulo del ilustre matemático: “En todo está
presente la enseñanza sobria, escueta y disciplinada de don Sotero Prieto, en cuyo honor no pocos
nos empeñamos a bautizar con su nombre la antigua calle de La Condesa, a un lado del vetusto
Palacio de Minería, vieja sede de la Escuela Nacional de Ingenieros, por cuyas aceras paseaban
el gran matemático mexicano todas las mañanas, antes de impartir sus conocimientos de
reciedumbre metálica a la juventud. Pero la visión angosta de unas autoridades de pacotilla atajó
en seco la solicitud que, hecho curioso, las habría honrado, como también a la profesión a la que
debe México su transformación en los últimos cincuenta años; porque los ingenieros, de multitud
de especialidades, se reparten por todo el territorio de nuestra Patria”.141
En 1932 fundó la sección de Matemáticas de la SCAA de la que incluso llegó a ser su dirigente.
Sobresalía por su honradez y su quijotismo, “tuvo que luchar en un medio difícil de nuestra
Patria, donde las Matemáticas aun no adquirían la carta de naturalización”.142
Hombre franco.
“Inmediatamente conquistaba en sus conferencias la admiración y el respeto de sus oyentes, por
su sensible competencia, por la elegancia y originalidad de su exposición, por esa notable
claridad y precisión tan característica en su lenguaje y ese su afán y facilidad para hacer que los
alumnos adquieran ideas claras sobre los fundamentos de las Matemáticas”.143
Nunca ejerció profesión lucrativa. Se dedicó a la enseñanza sin preocuparse por la remuneración
justa de su trabajo. Casi todos sus ahorros los dedicaba a comprar libros.144
“Para buscar la
verdad es preciso ser independiente y don Sotero luchó constantemente para lograr esta
independencia absoluta. En él se reunían la verdad científica y la verdad moral, o sea la
justicia”.145
En la ENP y, sobre todo, en la Escuela Nacional de Ingenieros, Sotero Prieto
Rodríguez fue el reformador de los sistemas de enseñanza en las ciencias exactas y, por lo
mismo, el instaurador de la nueva educación tecnológica. En aquella época en la que José
Vasconcelos daba por terminada la corriente positivista y declaraba superada la tesis de los Tres
Estados de Augusto Comte, sosteniendo que: “...el último estado de influencia que se señala
140
“Recordando a Sotero Prieto. Padre de las matemáticas en México” en paginas.matem.unam.mx › Inicio ›
Biografías › +Sotero Prieto 141
Armendáriz, A., “Hermandad Pitagórica”. 142
Nápoles Gándara, A. op. cit., 1935, tomo 51, p. 561. 143
Ibid, p. 559. 144
Ibid, pp. 558-562. 145
Ibid, p. 556.
35
como propio de los filósofos, en México corresponde plenamente a los constructores. Es la hora
de los ingenieros”.146
Según algunos de sus amigos más allegados, se decía que don Sotero Prieto había externado
juicio de que si al pasar de los cincuenta años de edad aún no había logrado realizar algún gran
descubrimiento en su especialidad, entonces procedería a cometer suicidio, cosa que nadie le
tomaba en serio. Sin embargo, al medio día del miércoles 22 de mayo de 1935, en la casa número
2 de la calle de Génova, cuando se encontraba solo, cumplió trágicamente la promesa que a sí
sismo se había hecho. En esta forma terminó una de las vidas más intensas y más profundamente
realizadas, puesta desde temprano al servicio de la precisa ciencia de las Matemáticas.147
3.c . Alfonso Nápoles Gándara (Cuernavaca, Morelos 1897-México 1992)
Nació en Cuernavaca el 14 de octubre de 1897. Allí estudió la primaria. Después estuvo en la
Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Ingenieros. En ambas instituciones,
llamó la atención de su profesor Sotero Prieto por su talento y originalidad. Cuando éste último
murió, asumió el liderazgo del movimiento matemático en México.
Estaba apenas la Universidad Nacional conquistando su autonomía obtenida en 1929, cuando
Nápoles Gándara se convierte en profesor universitario de Matemáticas, aunque siguió dando
clase en la ENP, en donde su alumno Alberto Barajas148
, lo recuerda así: “Caminaba muy aprisa,
con la mirada hacia adelante. Muy derecho, como militar. Sus exposiciones eran muy claras.
Calculaba muy bien la dosis de conocimiento que podíamos absorber sin mayor esfuerzo.
Escribía en el pizarrón lo que era necesario y además suficiente. No nos abrumaba con dictados
inútiles. Su voz era muy clara también y se escuchaba perfectamente hasta la última fila”. Pero
además de las estrategias docentes, lo describe Barajas, como un maestro para la vida:
“Caminaba yo por la ENP y al tiempo me obsesionaba la pregunta que se han hecho los
adolescentes de todos los tiempos: ¿Qué rumbo tomará mi vida? ...mi maestro me dio luz sobre
mi posterior educación, pues me comunicó la devoción por las matemáticas”149
. Además,
recuerda Barajas150
, que ante sus preguntas sobre la incertidumbre por el futuro, el maestro le
146
Vasconcelos, “La Raza Cósmica”, 1926, p. 156. 147
Cfr. Yurrieta Valdés, op. cit., 1991, p. 17. 148
Alberto . Barajas, "Alfonso Nápoles Gándara" ,.El Irracional. No. 16. Sociedad Matemática Mexicana, Febrero
1993, p.1-2 149
Alberto . Barajas, "Alfonso Nápoles Gándara" , .El Irracional. No. 16. Sociedad Matemática Mexicana, Febrero
1993, p.3 . 150
Cfr. Alberto . Barajas, "Alfonso Nápoles Gándara" , op.cit., p. 3.
36
contestó con una metáfora de trayectorias (Física) y Geometría (Matemáticas): ¿Podrá el arco
doblarse, sin romperse, hasta formar un círculo? y aunque el mundo comenzaba a aclararse para
Alberto, se siguió preguntando si la flecha que saldrá de mi arco, ¿llegará a su destino?
Imaginemos que en la preparatoria no se vislumbraba necesariamente, la carrera que se quería
estudiar. Probablemente, ni los profesores, tenían esto claro, pues “en aquella época había una
gran distancia entre la preparación matemática que se podía obtener en México y la que ofrecían
las grandes universidades extranjeras por lo que Alfonso Nápoles Gándara aceptó una beca
Guggenheim para estudiar en el Massachussets Institute of Technology, MIT, prestigioso centro
educativo en Boston y de donde había egresado el Dr. Manuel Sandoval Vallarta.”151
Era el
primer mexicano que obtenía tal honor al ser becado. Acreditó los catorce cursos de matemáticas
superiores con la máxima calificación y fue aprobado con honor en once de ellos, en tan sólo un
lapso de año y medio. Regresó a México con un tesoro de conocimientos que compartió con sus
discípulos, formando a un grupo de excelsos físico-matemáticos –Barajas, Graef– fundadores de
la Facultad de Ciencias, donde Alfonso Nápoles Gándara dirigió el Departamento de
Matemáticas de 1935 a 1965. También fue presidente, hasta 1961, de la Sociedad Matemática
Mexicana, iniciada por su profesor Sotero Prieto desde la SCAA.
En su estancia en una de los principales centros mundiales sobre el tema, se dio cuenta de las
carencias de los estudiantes mexicanos, al no tener una biblioteca especializada en Matemáticas,
pues se quejaba de la precariedad de los libros en México durante la primera mitad del siglo XX,
y decía: “la mayoría de los textos de matemáticas que tenemos en español, son libros viejos o
copiados de libros viejos, que a su vez fueron copiados de otros más viejos”.152
De su estancia en
el MIT, le surgió la inquietud de tener en México libros especializados porque allá había
publicaciones actuales y de siglos anteriores que no se conocían en el país. Manifestando esta
insuficiencia, los científicos Birkoff y Shapley colegas que lo visitaron, acordaron donar en su
visita cientos de libros para la biblioteca Sotero Prieto.153
Además de los recursos bibliográficos,
Manuel Sandoval Vallarta y Alfonso Nápoles Gándara, ambos miembros de la SCAA,
organizaron posteriormente sesiones con matemáticos modernos como Dick Struik, profesor del
151
Ibidem. 152
Alberto . Barajas, "Alfonso Nápoles Gándara" , op.cit. 153
Perspectiva histórica de la biblioteca Sotero Prieto del Instituto de Matemáticas Biblioteca Universitaria, vol. 15,
núm. 1, enero-junio, 2012, pp. 3-24. México: Universidad Nacional Autónoma de México
37
MIT, pues su vinculación a esta institución sirvió para traer invitados que propusieran los temas
de punta que se trabajaban entonces en el mundo de las matemáticas.
Puede decirse sin lugar a duda que fue Nápoles Gándara quien abrió camino a las actuales y
futuras generaciones de matemáticos, como primer director electo del Instituto de Matemáticas en
la universidad, y el promotor de que la biblioteca del instituto que llevó el nombre de su maestro
Sotero Prieto. Generoso y excelente profesor, dice Alberto Barajas154
“cuando discutí yo con
Einstein una teoría rival a la suya, la de Birkhoff, pensaba que esa conversación hubiera sido
imposible sin el curso de Cálculo Tensorial que tomé con don Alfonso.” Como quería Don
Alfonso –reflexiona Alberto– “supo empuñar el arco con valentía y firmeza para lograr que la
flecha llegara a su destino”.155
REFELEXIONES FINALES
En la investigación documental realizada, se encuentra que: hay una continuidad en la
transmisión de saberes y de ethos científico entre maestros y alumnos, hasta conformar una red
que se dio en la SCAA, y de la cual se derivaron otras redes.
La transversalidad del pensamiento de los actores que articularon estas redes transita, desde las
reminiscencias del currículo novohispano como Herrera Fernández egresado del colegio de San
Greogorio, Ramón Manterola egresado del jesuítico Colegio de San ildefonso, al pensamiento y
currículo positivista de Gabino Barreda, pasando por las ideas políticas del socialismo de la época
cardenista, hasta llegar con Alfonso L. Herrera y Enrique Beltrán a los paradigma
contemporáneos de la investigación científica.
Integraron estos personajes al sabio, al investigador, al docente, al guía moral, al emprendedor
cultural y al mexicano comprometido con la riqueza y desarrollo del país.
Los testimonios recuperados en los textos aquí analizados evidencian que la vida del científico en
México fue –y sigue siendo– dura pero también gozosa. Difícil. Con obstáculos de todo tipo –
políticos, presupuestarios, burocráticos– que los lleva a manifestar resiliencia y fortaleza para
superar el ambiente adverso. Resaltan las quejas sobre la poca valoración que la sociedad tenía de
la ciencia, sobre el ambiente político del país que impactaba en recursos insuficientes para la
investigación, pero una virtud común es que eran emprendedores que subsanaron lo que hacía
falta y por ello fueron fundadores de instituciones y difusores de la ciencia. Conciben la vida del
154
Alberto . Barajas"Alfonso Nápoles Gándara" ,.op.cit. p.2 155
Ibidem.
38
científico como una aventura vital, pues si bien no contaban siempre con todas las condiciones
óptimas para el trabajo científico, este se materializa en los legados que dieron a la ciencia en
México. Pusieron los conocimientos adquiridos y apuntalados primero en Francia, después en
Estados Unidos al servicio de su país. Son ante todo profundamente mexicanos al contribuir con
sus estudios a la solución de problemas nacionales: el desagüe de la Ciudad de México, la
erradicación de la fiebre amarilla o la lepra, la curación de la ceguera, el control de plagas en la
agricultura, los proyectos de ingeniería para infraestructura, entre otras aportaciones.
Reluce en estos escritos que las cualidades personales y las actitudes profesantes no están
fragmentadas, sino integradas en la labor de enseñar, con gran beneficio para los alumnos. En
estos personajes se trasmina no sólo la erudición, sino una sabiduría que refleja una vida personal
ejemplarizante, máxima cualidad personal de un docente. El legado a la ciencia en México que
aquí se ha trazado es muy grande. La savia que recorre en esta red es un ethos que fue echando
raíces y fortificando la cultura académica y científica que desarrolla nuevas ramas dentro de las
disciplinas, consolidándolas con la fundación de nuevas sociedades y especialidades, avances
propios del conocimiento. En definitiva, es un legado tangible en el tiempo presente: La
Academia Mexicana de la Ciencias, la Sociedad Matemática Mexicana, El Zoológico de la
Ciudad de México, el Museo de Historia Natural de la Universidad, El Instituto Mexicano de
Recursos Renovables y Bibliotecas especializadas. Persistió el legado en la memoria de los
alumnos y comunidades científicas actuales, quienes han bautizado especímenes y nuevos
proyectos con los nombres de los maestros.
Todo lo ya mencionado concurre principalmente en la ciudad de México, reflejando el
crecimiento de esta red, sus personajes y lugares de vivienda, reunión, estudio y trabajo, mismos
que reflejan la expansión de la ciudad.
Nuestra red se limita a perfilar la relación de maestro y alumno, abriendo posibilidades a futuros
trabajos que completarán el tejido de esta red, con otros vínculos en cuanto a publicaciones y
problemas de investigación, y múltiples actores que forman redes que podrían ser trazadas hasta
nuestro días.
39
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