¿recibimos algo a cambio¿

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8/18/2019 ¿Recibimos Algo a Cambio¿ http://slidepdf.com/reader/full/recibimos-algo-a-cambio 1/2 LaBiblia hacemencióndelasrecompensas. )Es posible queestoestimule unamotivaciónimpropia? La preguntaguarda relación con una enseñanza bíblicaqueaparentementeestáen tensión con otras doctrinas cristianas. Sintetizadoel asunto, podríaexpresarsedeestemodo: lasalvaciónconstituyeunregalo que todos los creyentes recibimos pormedio de Cristo.Nuestra respuesta debería estarmotivada exclusivamentepor el amor y lagratitudquesentimoshaciaJesús. El conceptodelarecompensadespierta intereses egoístasen el procesodela salvación. 1. Larecompensay el bienesencial. Ladoctrinabíblica de la recompensanosólo enseñaque Dios toma muy enserio todo lo quehacemos; tambiénnos advierte queel destinofinal está determinadopor lo querealmente deseamos. Lasdecisionespersonalessemanifiestanennuestramaneradevivir, loque produceciertas recompensas, seanbuenas o malas (véase Gál. 6:7-10). El anhelo humano por el bienesencial —la comunión conDios, implantadapor el EspírituSantoenlomásíntimodenuestroser— sealimentayfortalecepor el conceptodelarecompensa. RecuerdaaloscreyentesqueDios, por mediodeCristo, hizoprovisiónparadar plena satisfacción al que buscael bien. 2. Promesay recompensa. Aceptar a CristocomoSeñor y Salvador implica el compromiso deconsagrar toda nuestravidapor amor aél. Comoresultado, deinmediatocomenzamosadisfrutar lasbendicionesdeesa relación—seraceptadosporDios,perdonadosysantificados, etc.—, loquenoshacemirarporlafeel cumplimiento de otras promesas queDios ha hechoy que la Biblia considera recompensas (Fil. 3:7-11).Pablo inclusodeclara: "Así quenopierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada" (Heb. 10:35, 36, NVI). Pero, parapoder disfrutar dela recompensanecesitamosperseverar enlafe ymantener larelacióndepacto que hicimos con Jesús. LarecompensadeCristo es el resultado de losbeneficios de la salvaciónobrada por nuestro Redentor. él ganótodas las recompensas queluegorecibiremos de Dios (2 Cor. 8:9). 3. Recompensa, obras yméritos. Larecompensanoes el salario queDios paga por las obras meritorias que hacemos.Enprimerlugar,nuestras obrasnunca son meritorias;constituyen elresultadode laacción santificadora del Espíritu (Gál. 2:20; Fil. 2:12, 13). Segundo, larecompensanoessalario por nuestrasobras, puessobrepasamuchísimoel valor de cualquier cosaque hagamos por el Señor (Mat. 24:46, 47; Luc. 17:7-10). Larecompensaconstituyeuna expresióndela generosidaddeDios. Laúnica recompensaquemerecemos y tenemos bienganadaes la muerte, por haber pecado (Rom. 6:23). Tercero, lapromesadelarecompensatienelafinalidaddeestimularnosaperseverarenlavidacristiana, ayudándonosa recordarque fuera del pactosólo existe condenación ymuerte;encambio, hayvida y salvación si honramos esa relación (Heb. 10:31, 35, 36).

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8/18/2019 ¿Recibimos Algo a Cambio¿

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La Biblia hace mención de las recompensas. )Es posible que esto estimule una motivación impropia?

La pregunta guarda relación con una enseñanza bíblica que aparentemente está en tensión con otras

doctrinas cristianas. Sintetizado el asunto, podría expresarse de este modo: la salvación constituye un regalo

que todos los creyentes recibimos por medio de Cristo. Nuestra respuesta debería estar motivada

exclusivamente por el amor y la gratitud que sentimos hacia Jesús. El concepto de la recompensa despierta

intereses egoístas en el proceso de la salvación.

1. La recompensa y el bien esencial. La doctrina bíblica de la recompensa no sólo enseña que Dios toma muy

en serio todo lo que hacemos; también nos advierte que el destino final está determinado por lo que realmente

deseamos. Las decisiones personales se manifiestan en nuestra manera de vivir, lo que produce ciertas

recompensas, sean buenas o malas (véase Gál. 6:7-10). El anhelo humano por el bien esencial —la comunión

con Dios, implantada por el Espíritu Santo en lo más íntimo de nuestro ser— se alimenta y fortalece por el

concepto de la recompensa. Recuerda a los creyentes que Dios, por medio de Cristo, hizo provisión para dar

plena satisfacción al que busca el bien.

2. Promesa y recompensa. Aceptar a Cristo como Señor y Salvador implica el compromiso de consagrar toda

nuestra vida por amor a él. Como resultado, de inmediato comenzamos a disfrutar las bendiciones de esa

relación —ser aceptados por Dios, perdonados y santificados, etc.—, lo que nos hace mirar por la fe el

cumplimiento de otras promesas que Dios ha hecho y que la Biblia considera recompensas (Fil. 3:7-11). Pablo

incluso declara: "Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada" (Heb. 10:35,

36, NVI).

Pero, para poder disfrutar de la recompensa necesitamos perseverar en la fe y mantener la relación de pacto

que hicimos con Jesús. La recompensa de Cristo es el resultado de los beneficios de la salvación obrada por

nuestro Redentor. él ganó todas las recompensas que luego recibiremos de Dios (2 Cor. 8:9).

3. Recompensa, obras y méritos. La recompensa no es el salario que Dios paga por las obras meritorias que

hacemos. En primer lugar, nuestras obras nunca son meritorias; constituyen el resultado de la acción

santificadora del Espíritu (Gál. 2:20; Fil. 2:12, 13).

Segundo, la recompensa no es salario por nuestras obras, pues sobrepasa muchísimo el valor de cualquier

cosa que hagamos por el Señor (Mat. 24:46, 47; Luc. 17:7-10). La recompensa constituye una expresión de la

generosidad de Dios. La única recompensa que merecemos y tenemos bien ganada es la muerte, por haber

pecado (Rom. 6:23).

Tercero, la promesa de la recompensa tiene la finalidad de estimularnos a perseverar en la vida cristiana,

ayudándonos a recordar que fuera del pacto sólo existe condenación y muerte; en cambio, hay vida y

salvación si honramos esa relación (Heb. 10:31, 35, 36).

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Recompensa y egoísmo

Por definición, el egoísmo es incompatible con la recompensa que Dios otorga a los fieles. Las promesas

bíblicas estimulan a los creyentes a poner al prójimo en primer lugar con el propósito de dar a todos la opción

de gozar la recompensa celestial (1 Cor. 9:19, 23). Es un incentivo para servir a otros; lo opuesto al orgullo (1

Tes. 2:19; 2 Tim. 4:8; 1 Ped. 5:2-4). Además, las promesas de recompensa, en última instancia, promueven el

bienestar de los creyentes.

5. Grados de recompensa. En la Biblia existen algunas indicaciones acerca de ciertas diferencias entre los

redimidos (Luc. 19:11-17; Mat. 25:14-30). La Biblia dice poco acerca de este tema, pero podría estar

relacionado con la oportunidad que todos tenemos de crecer y desarrollar un carácter semejante al de Jesús.

En realidad, dicho crecimiento forma parte de nuestra recompensa eterna (1 Juan 3:2), la que naturalmente

tiene que ser diferente de persona a persona. Por cierto, tenemos una eternidad para poder desarrollar un

carácter semejante al de nuestro Salvador.

El concepto de la recompensa no es incompatible con la justificación por la fe por que la recompensa fue

ganada por Cristo y adjudicada a nosotros gracias a su amor. Si la recompensa está vinculada a nuestras

obras de amor, es porque el Señor reconoce su valor. Pero, la recompensa continúa siendo un regalo del

pacto de gracia, una invitación a perseverar, a nutrir y a desarrollar en cada creyente el anhelo de fortalecer la

relación con Dios en el contexto del gozo, la armonía y la realización personal.