realidad y consecuencias del desplazamiento forzado en colombia
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Ensayo que muestra las distintas caras del desplazamiento en ColombiaTRANSCRIPT
ENSAYO:
Realidad y consecuencias del desplazamiento forzado en Colombia
Dina Lizeth Maza Castellar
Brian Estrada Mercado
Universidad de Cartagena
Facultad de Ciencias Sociales y Educación
Programa de Trabajo Social
Cartagena – Bolívar
2014
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TABLA DE CONTENIDO
1 RESUMEN..........................................................................................................................3
2 ABSTRACT.........................................................................................................................4
3 INTRODUCCION..............................................................................................................5
4 ¿CUÁL ES LA REALIDAD DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO?.......................6
5 CONLUSIONES...............................................................................................................17
6 REFERENCIAS................................................................................................................19
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1 RESUMENEl desplazamiento forzado es el proceso por medio el cual las personas son desterradas de
mala manera de sus patrimonios o bienes y que en muchas ocasiones tienen pérdidas humanas,
este proceso va acompañado de mucho dolor, tristeza y sobre todo desconsolación.
Al llegar a las ciudades, los desplazados casi siempre encuentran gente totalmente
desconocida que no tiene ningún respeto por ellos, el trabajo con el que siempre se habían
sostenido y del que se enorgullecían es, en la mayoría de los casos, inútil en la sociedad, pues la
indiferencia también juega una parte importante en esto; las reacciones que las comunidades
tienen ante la llegada de reinsertados y desplazados a las ciudades suelen no ser solamente de
rechazo sino también de intolerancia.
En países como el nuestro se observa que la apertura de los mercados equivale a: la
destrucción de sistemas productivos sustentables; migración de comunidades locales hacia las
grandes urbes, debido al desplazamiento que se hace infrenable en las regiones; quiebra de la
pequeña y mediana industria; empobrecimiento de los agricultores; explotación desmedida e
irracional de los recursos naturales; concentración de la riqueza y afianzamiento del inmenso
abismo que se abre cada vez más entre la población pobre y la población rica, generando una
pobreza y miseria de proporciones sin precedentes.
Es necesario acabar con la discriminación hacia la población víctima de la violencia y
reconstruir una verdadera igualdad de oportunidades en todo el territorio colombiano para que
todas las personas podamos acceder a los servicios, a un empleo digno y a una buena calidad de
vida.
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2 ABSTRACTForced displacement is the process by which people are banished badly their assets or
property and which often have human, this process is accompanied by much pain, sadness and
especially disconsolation.
Upon reaching the city, displaced almost always find total strangers who have no respect for
them, work with who had always maintained and pride that is, in most cases, useless in society,
for indifference also plays an important part in this; reactions that communities have with the
arrival of former rebels and move to the cities are often not only rejection but also intolerance.
In countries like ours shows that the opening of markets amounts to the destruction of
sustainable production systems; migration of local communities to urban centers due to
displacement is unstoppable in the regions; bankruptcy of small and medium industries;
impoverishment of farmers; excessive and irrational exploitation of natural resources; wealth
concentration and consolidation of the vast gulf that opens more and more among the poor and
the rich, generating poverty and misery of unprecedented proportions.
You need to end discrimination against the victims of violence and rebuild a true equality of
opportunity in all of Colombia for all people can access services, decent jobs and a good quality
of life.
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3 INTRODUCCIONDe acuerdo con las normas adoptadas en nuestro país, es persona en situación de
desplazamiento por la violencia toda persona que se haya visto forzada a migrar dentro del
territorio nacional abandonando su localidad o residencia o actividades económicas habituales,
porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se
encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones:
conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones
masivas de los Derechos Humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario u otras
circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente
el orden público (Artículo 1° de la Ley 387 de 1997).
El desplazamiento forzado es el proceso por medio el cual las personas son desterradas de
mala manera de sus patrimonios o bienes y que en muchas ocasiones tienen pérdidas humanas,
este proceso va acompañado de mucho dolor, tristeza y sobre todo desconsolación.
Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir que nuestro país Colombia es uno de los países
más ha vivido en carne propia este suceso.
La historia de una persona desplazada, que más que ser su propia historia es una muestra que
refleja toda la historia Colombiana que ha estado caracterizada por procesos violentos de despojo
y de expulsión de la población indígena, negra y campesina. Este parece ser el mecanismo de
adecuación a las necesidades de producción y acumulación que el capitalismo día a día nos
impone y la estrategia de dominación de los diversos sectores que disputan el poder. Lejos de
obedecer a un modelo de desarrollo pensado en función de los intereses de la nación colombiana,
los movimientos migratorios, la mayoría de ellos involuntarios y violentos, obedecen a las
necesidades e intereses de quienes han supuesto que pueden hacer un manejo indiscriminado del
territorio, el poder político y los intereses de capitales nacionales.
El objetivo de este ensayo es mostrar un poco la realidad del desplazamiento en Colombia
además de dar a conocer cuál es la situación de las personas que son desplazadas de sus tierras y
tienen que migrar a tierras desconocidas donde muchas veces les es difícil adaptarse a las nuevas
situaciones que se presentan.
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4 ¿CUÁL ES LA REALIDAD DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO?"Aquí en la ciudad también tenemos miedo. Miedo de gente que nos mira como si fuéramos
ladrones. Miedo de los carros, del ruido, del Metro, del hambre de nuestros hijos, las
enfermedades, la falta de techo y el desempleo; añoramos el calor del rancho, el aire limpio, la
montaña... nuestra tierra”. (Campesino desplazado del Aro-Ituango (1997))
Para entender el desplazamiento en Colombia primero debemos de hacer una pequeña reseña
histórica de como se ha originado este fenómeno en Colombia, el cual comienza claramente con
la llamada “época de la violencia” entre los años 1946 – 1958, la cual significó el despojo y la
expulsión de cerca de dos millones de colombianos, quienes debieron dar paso a las necesidades
de tierra para el modelo agroindustrial que empezaba a gestarse y fueron objeto de las
persecuciones y violencias de los grupos armados “legales” e ilegales que actuaban en nombre de
los partidos conservador y liberal en la época. “Al desplazamiento forzado se le llamada en ese
entonces migraciones internas” (COLOMBIA, DEFENSORÍA DEL PUEBLO. El
Desplazamiento Forzado en Colombia. Bogotá D.C.: s.n., 2004).
Tiempo después en las décadas de los ochentas y noventas se presentan otros procesos de
despojo y expulsión, que se caracterizaron por una nueva agudización de la violencia, que en
ocasiones no es más que la continuidad de viejos conflictos y problemas no resueltos. El
desplazamiento forzado, como empieza a nominarse, es en esta época la manifestación más clara
de la permanencia histórica y la consolidación de un modelo de desarrollo excluyente
caracterizado, además, por relaciones corruptas de patronaje y de desplazamiento a la fuerza.
En las dos últimas décadas en Colombia, al igual que en otros países latinoamericanos, se
consolida el modelo neoliberal y se acentúan los llamados procesos de modernización del
Estado, los cuales implican la redefinición del territorio y sus relaciones de acuerdo a las
necesidades de producción y comercialización que el modelo demanda, sin reparar en los costos
políticos, sociales y culturales que estos significan.
En este tiempo podemos decir que el gobierno también ha sido participe del desplazamiento
aunque los medios de comunicación quieran mostrarnos una verdad o una conciencia que no es
para nada real de esto tenemos claros ejemplos como el del “Salado” en donde el gobierno para
lavarse las manos dijo que lo que las victimas refirieron en ese momento frente a las cámaras era
una mentira, este hecho ejecutado por un grupo paramilitar bajo el mando de los jefes Salvatore
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Mancuso, Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’ y en complicidad de algunos integrantes de las
Fuerzas Armadas de Colombia, donde fueron masacradas un grupo considerable de personas y
forzaron al desplazamiento a la mayor parte dela población del municipio.
Podemos ver entonces como el desplazamiento nos muestra una realidad que viene
desarrollándose desde hace muchos años, la cual puede ser explicada trayendo a la mesa otras de
las manifestaciones recientes de violencia.
Tenemos entonces el genocidio de 150 indígenas pertenecientes a comunidades Kankuamos
que fueron asesinados en un tiempo de tres años, 35 indígenas Wayuu, en los últimos cuatro
meses del 2005, y 15 indígenas Paeces asesinados por el ejército bajo la acusación de ser
guerrilleros.
Este tipo de eventos según las propias comunidades afectadas, corresponden a que se
encuentran en una zona muy rica en diversidad natural , ya sean estos minerales del subsuelo,
combustibles fósiles, o tierras que se puedan circunscribir en las lógicas del comercio
internacional ; la ambición por dichos territorios sugiere que el único medio para conseguirlo
es la violencia.
En la actualidad, por el contrario, el fenómeno es tan regular en los medios de comunicación y
tan evidente en las esquinas de las grandes ciudades del país, que candidatos, gobernantes,
investigadores sociales, organizaciones preocupadas por la violación de los Derechos Humanos,
funcionarios, artistas, escritores, conductores y demás ciudadanos tienen las más diversas
interpretaciones y reacciones frente al tema del desplazamiento forzado. Este es sin duda alguna,
el mayor síntoma de la importancia que ha adquirido el tema en los últimos años en Colombia.
Es común afirmar que el desplazamiento forzado es el resultado del conflicto interno, en este
sentido las cifras oficiales se reducen a indicar como responsables de los desplazamientos a los
paramilitares (45.67%), guerrillas (12.32%), Fuerzas Armadas del Estado 0.65%), y el 19%
restante a causa de dos o más actores armados (BELLO, Martha. El desplazamiento forzado en
Colombia: acumulación de capital y exclusión social).
Esta es sin embargo una verdad a medias, sobre la cual es necesario brindar mayor claridad,
pues detrás de los grupos paramilitares con sus diversas expresiones de ejércitos privados y sus
discursos justicieros, se esconden y defienden los intereses de grandes ganaderos,
narcotraficantes, capitalistas nacionales y de las transnacionales.
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Dado lo anterior se infiere la relación de desplazamiento forzado con los patrones de
acumulación de capital y entender la certera afirmación de un analista colombiano en el sentido
de que “…no hay desplazados porque hay guerra, sino que hay guerra para que haya
desplazados” (Rojas citando a Héctor Mondragón “Relatifundización, megaproyectos y
campesinos en desarrollo”).
Las razones por las cuales el conflicto armado expulsa a la población son varias, entre ellas
tenemos la Razón militar, en la cual la mayoría de los desplazados han abandonado extensas
áreas por la disputa entre la guerrilla, los paramilitares y los militares quienes los han obligado a
tomar partido o huir siempre en búsqueda del apoyo activo de la población.
Por otra parte también existe la Razón económica o búsqueda del Poder, en la cual controlar
una zona significa controlar los recursos naturales o geoestratégicos de gran importancia para la
financiación de la guerra y para los intereses económicos de grandes capitales nacionales y
transnacionales.
Una de las situaciones de conflicto donde se presenta desplazamiento forzado y basado en el
terrorismo lo podemos ver reflejado en la masacre de Cajamarca, en la que se asesinaron a siete
personas de las cuales cuatro eran niños, fue un fatal error militar, la cual consistió en usar la
estrategia de control territorial basada en el terror, en una región que cobra gran importancia para
la economía colombiana. La puerta de entrada al túnel de la línea, el que será el más importante
del país, será un punto estratégico en el cual se deberá mantener a los lugareños aterrorizados
con el objeto de pacificar o desolar la región en función de asegurar a los grandes intereses
económicos que se manifiestan ahí dados por el poder político e intereses en relación con el
comercio exterior. En este marco se circunscribiría entonces la avalancha de violaciones a los
derechos humanos y al derecho internacional humanitario perpetradas por los grupos
paramilitares y de manera solapada por el Estado.
La tenencia y la explotación de la tierra, el narcotráfico, obras de infraestructura, el proyecto
para-militar; todos ellos, adquieren mayor magnitud, dentro de la globalización económica que
hoy impone el sistema capitalista.
Por otra parte, las amenazas y muertes a los campesinos que se han animado a reclamar lo
suyo, los líderes asesinados, las presiones y los intereses que entorpecieron procesos de titulación
por años, la infiltración politiquera o mafiosa de las entidades.
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En el caso de los desplazados, el trastorno a la identidad se da porque al irse de sus lugares de
origen han perdido el trabajo, las tierras y el respeto que construirán su imagen de sí mismos y
ante la sociedad.
Al llegar a las ciudades, los desplazados casi siempre encuentran gente totalmente
desconocida que no tiene ningún respeto por ellos, el trabajo con el que siempre se habían
sostenido y del que se enorgullecían es, en la mayoría de los casos, inútil en la sociedad, pues la
indiferencia también juega una parte importante en esto; las reacciones que las comunidades
tienen ante la llegada de reinsertados y desplazados a las ciudades suelen no ser solamente de
rechazo sino también de intolerancia.
La guerra causa problemas psicológicos aún después de que sus víctimas se hayan librado de
ella.
A pesar de la masividad de este fenómeno, el mismo no fue percibido y permaneció
relativamente invisible para el Estado y la sociedad nacional hasta épocas tardías, aunque
muchos de sus efectos se mantienen hasta la actualidad. Durante estas décadas del conflicto
armado, las cifras sobre el fenómeno del desplazamiento, en todo sentido, son simplemente
escalofriantes.
También tenemos que analizar a fondo la política de Estado, los intereses económicos y
geográficos de nacionales e internacionales en la estrategia del desplazamiento forzado para el
cumplimiento de proyectos políticos o megaproyectos económicos. Esta estrategia política, tiene
una doble finalidad: por una parte, desde el punto de vista militar, crear corredores de seguridad
que no sólo les permita contar con espacios de avanzada y retirada, sino también el control sobre
la población.
Por otra parte, corresponde al interés económico de buscar fuentes de financiación
relacionadas con el desarrollo de megaproyectos productivos, extractivos y de infraestructura. El
concepto de desarrollo que los grandes poderes económicos y políticos del mundo utilizan, se
nos presenta como un modelo universal, científico y tecnológico cuyos patrones son impuestos
como prototipo para todo el conjunto de la humanidad. De esta manera, las formas locales y
tradicionales de vivir y relacionarse con el ambiente a partir de patrones culturales propios y
sustentables, son calificadas de "premodernas", "pobres", "periféricas", "subdesarrolladas".
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En países como el nuestro se observa que la apertura de los mercados equivale a: la
destrucción de sistemas productivos sustentables; migración de comunidades locales hacia las
grandes urbes, debido al desplazamiento que se hace infrenable en las regiones; quiebra de la
pequeña y mediana industria; empobrecimiento de los agricultores; explotación desmedida e
irracional de los recursos naturales; concentración de la riqueza y afianzamiento del inmenso
abismo que se abre cada vez más entre la población pobre y la población rica, generando una
pobreza y miseria de proporciones sin precedentes.
Cuando los campesinos huyen, los terratenientes locales y los inversores nacionales o
multinacionales pueden apropiarse o adquirir por un costo mínimo la tierra abandonada (Bello
MN. El desplazamiento forzado en Colombia: Acumulación de capital y exclusión social. En:
Bello MM, compiladora. Desplazamiento forzado).
El mapa de desplazamiento forzado en Colombia, señala claramente que las zonas de donde
más se expulsan colombianos de manera violenta, son aquellas que revierten valor estratégico
especialmente en las que se ubicaran megaproyectos, las zonas valoradas como corredores
(tránsito de armas, paso de ejércitos, circulación de ilícitos); zonas para el repliegue de los
grupos armados y las aledañas a los centros de decisión política.
Los ejemplos que en Colombia tenemos de la intervención que se ha hecho a los territorios de
las comunidades, están presentes a lo largo y ancho de la geografía nacional: las comunidades
afrocolombianas, los pescadores del Río Sinú, los campesinos del Macizo colombiano, los
grandes megaproyectos petroleros de la región de la Orinoquía, son tan sólo algunos de los casos
en los que, en nombre del "desarrollo", se han desconocido los derechos que como individuos,
comunidades y pueblos tenemos.
Este desconocimiento ha generado escenarios de conflicto y violencia que se manifiestan, no
sólo en la aparición de grupos armados que imponen con la irracionalidad de las armas lo que
con la razón y la argumentación no consiguen; sino también, con el desconocimiento de los
valores tradicionales, del territorio y de la importancia de éste en la constitución del Ser, en la
construcción de las diferentes formas sustentables de relacionarse, de ver y entender el mundo.
Para sólo citar un ejemplo de lo anterior, podemos hablar del megaproyecto multipropósitos de la
central hidroeléctrica Urrá. Proyecto que ha sido ante todo, un proceso, a todas luces dañino para
las comunidades indígenas, campesinas y de pescadores que han habitado ancestralmente los
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terrenos aledaños al Río Sinú, entre otras cosas, por la cantidad de violencia que se ha generado
alrededor del proceso de su construcción y funcionamiento.
En Colombia los procesos violentos de despojo y expulsión parecieran ser el mecanismo de
adecuación a las necesidades de producción y acumulación que el capitalismo impone en la cual,
la guerra, la violencia, sus estrategias y efectos, han sido elementos característicos y estructurales
de su cultura y política.
El desplazamiento se ha configurado como la principal estrategia política del Estado y los
actores armados, en su disputa territorial, para establecer y consolidar su soberanía en territorios
estratégicos y económicamente explotables en recursos minerales y energéticos, aledañas a los
centros de decisión política.
Los fenómenos de desplazamiento forzado deben ser vistos dentro del contexto de conflicto
armado interno que se lleva a cabo en torno al control territorial, político y económico.
Mientras que el desplazamiento de los años ochenta y noventa se enfocaba en lugares pobres
y rurales pero políticamente activos de las fronteras agrícolas de Colombia, las olas de
desplazamiento en la primera década del siglo XXI han ocurrido en poblaciones de áreas ricas en
recursos naturales para su comercialización legal e ilegal (por ejemplo, palma africana en el
Chocó o plantas de coca en el sur de Colombia. Como consecuencia del desplazamiento, la
geografía de la tenencia de la tierra ha cambiado sustancialmente en Colombia, llevando a
muchos a referirse al desplazamiento forzado como parte de una «contrarreforma agraria»
(Suárez HD. Desplazamiento Forzado, crisis humanitaria y de derechos humanos y Estado
débil).
Desde la década de los ochenta ha habido un proceso en el que la tierra de las comunidades
desplazadas ha sido tomada gradualmente por grande terratenientes que han tenido fuertes lazos
con los paramilitares. Se estima que de cuatro a cinco millones de hectáreas han sido tomadas
por grupos al margen de la ley. Esto significa tres veces más tierra de la que fue redistribuida en
las pasadas cuatro décadas de reforma agraria.
Esta situación agrava la histórica inequidad territorial en Colombia en la que 1,4% de los
terratenientes son dueños del 65% del total de la tierra cultivable. En otras palabras se trata de
acciones determinadas por intereses económicos y/o políticos evidentes que ya se han definidos
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como la “contrarreforma agraria”. El objetivo principal es desalojar las comunidades existentes y
lograr la propiedad o, en todo caso, el control de la tierra en las zonas más interesantes.
Por ejemplo, en el Municipio de Río sucio, que ha sido uno de los más afectados por el
fenómeno, tenían que empezar los trabajos para la construcción del nuevo canal interoceánico. A
pesar de ser Colombia un Estado constitucionalmente definido y reconocido como social y de
derecho, de haber suscrito los diferentes pactos Internacionales de los Derechos Humanos, no
existe una garantía real para el ejercicio de los mismos. Esta situación se evidencia claramente
con la población desplazada, por actores políticos, económicos y armados.
El desplazamiento forzado es una manifestación clara del modelo de desarrollo excluyente, o
por las relaciones clientelares de las políticas corruptas del estado. Colombia está lejos de
obedecer a un modelo de desarrollo pensando en función de los intereses de la Nación, los
desplazamientos forzados obedecen a estrategias o demandas de los poderes políticos,
económicos o geográficos, nacionales e internacionales.
Con los megaproyectos llega la militarización y obligan a los desplazados a salir de sus
territorios. El megaproyecto se entiende como la transformación integral del territorio en función
de los intereses del gran capital, en la que su estructura biofísica, su vida social y cultural se
reestructuran en función de intereses que buscan insertarse en las grandes economías globales,
por lo general a partir de modelos de extracción de recursos naturales.
Así los objetivos son «minerales del subsuelo, combustibles fósiles, o tierras que se puedan
circunscribir en las lógicas del comercio internacional comercial». Además, encontramos
«proyectos de infraestructura a través de los cuales se movilizan grandes flujos que demandan
los polos de capital. Estos corredores se caracterizan por sustentar un flujo diverso de energía,
agua, mercancías, materias primas y más importante aún: mano de obra barata» (Escuela
Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo. Efectos económicos del desplazamiento forzado
en Colombia: departamentos de Antioquia, Bolívar y Valle del Cauca 1997-2004. Cartagena:
Universidad de Cartagena; 2005).
Las presiones por la tierra, los intereses que van surgiendo en torno a los megaproyectos del
estado o la lucha por el control sobre zonas ricas en metales preciosos y productos energéticos o
por territorios donde se cultiven plantas alucinógenas y en general, toda una gama de intereses
particulares imbricados y confundidos con los asuntos de la guerra pública sin que sea posible
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establecer una línea diferencial entre lo político - militar y lo individual privado (Escuela
Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo. Efectos económicos del desplazamiento forzado
en Colombia: departamentos de Antioquia, Bolívar y Valle del Cauca 1997-2004. Cartagena:
Universidad de Cartagena; 2005).
En la actualidad estas obras han adquirido una mayor connotación debido a su alto costo,
como también por los cambios tanto infraestructurales (por ejemplo con la inundación de
pueblos enteros para embalses) como sociales (desplazamientos masivos). Por lo tanto, el actual
interés de la burguesía por la protección de los recursos naturales (biodiversidad), lo mismo que
por algunas etnias, no es algo aislado de dicho contexto; ni tampoco es casual que la mayoría de
planes de recuperación e inversión se den hacia el Pacífico, una de las zonas más olvidadas del
país.
El mapa del desplazamiento forzado en Colombia, señala claramente que las zonas de donde
más se expulsan colombianos de manera violenta, son aquellas que revierten valor estratégico
especialmente en las que se ubican megaproyectos (“se quita la tierra al campesinado para el
desarrollo de industrias, minas o grandes proyectos de infraestructuras, centros turísticos, zonas
económicas especiales” DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS CAMPESINAS Y
CAMPESINOS). Algunos de estos megaproyectos son:
El canal seco Atlántico-Pacífico, las interconexiones con el ferrocarril Medellín-Buenaventura
y las carreteras del Pacífico a Medellín y Pereira. La carretera Urabá-Maracaibo La
intercomunicación Río de la Plata-Amazonas-Napo-Putumayo-Tumaco que comunicaría a
Tumaco con Manaos y Belén del Pará conectando las costas Pacífica y Atlántica. La
hidroeléctrica de Ituango que se uniría con la carretera Marginal de la Selva para comunicar por
tierra las fronteras venezolana y ecuatoriana En el Magdalena Medio: troncal del Magdalena,
Troncal de la paz, zona franca industrial fluvial-tecnológica y ambiental y un puente entre
Barranca y Yodó.
La política estatal colombiana es, a pesar de la resistencia de las comunidades, una política
"compensatoria" que indemniza a las comunidades por los daños ocasionados, daños que
responden a los intereses de la actual racionalidad económica capitalista, aún por encima del
bienestar de la sociedad y en contra de toda sustentabilidad. Es esta política la sistematización
del abuso que se comete contra las comunidades.
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El problema se encuentra, sin duda alguna, en pensar que el mundo es un mercado, en pensar
que todo está sujeto a las leyes de compra y venta y que éstas han de ser entonces las que
determinen los principios de la política.
El capital financiero parece haber adquirido una autonomía sobre los individuos, las
comunidades, los pueblos, e incluso sobre el sector productivo, que ha hecho que las leyes de la
economía estén al margen y aún por encima de los hombres y mujeres de la sociedad.
Imponiendo a nuestros gobiernos y gobernantes una forma de ver el mundo que sólo ha
ponderado las intervenciones que se hacen a nuestros territorios, afectando la sustentabilidad y
atentando contra el legítimo derecho que, como pueblos, tenemos a Ser.
La situación psicosocial que presenta una persona desplazada puede verse desde varios
puntos, por su parte un vistazo del psicoanálisis planteado por Freud, nos ubicaría a este ser
humano como una persona que introspectivamente carga consigo el peso del conflicto armado y
lo lleva indiscutiblemente a un estado de desolación y resignación con respecto a sus
posibilidades de vida; a pesar de esta precisión de Freud, vemos que una psicología conductual
da gran importancia al medio en el que se desarrollan todos los presos de los procesos de
desplazamiento forzado y que articulan de alguna manera las conductas de este individuo.
Un punto importante que no podemos olvidar es en donde se ubican las personas desplazadas.
Los desplazamientos forzados ocurren generalmente en las veredas, generándose así en
principio un éxodo hacia las cabeceras municipales, así estos registran crecimientos inusitados de
población. Sin embargo, el escalonamiento del conflicto obliga a que el desplazamiento continúe
hacía las grandes ciudades, donde son mayores las posibilidades de anonimato.
En consecuencia, ciudades como: Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Barranquilla, y en
general las capitales de los departamentos observan un proceso continuo de llegada de población
desplazada. Las cifras son tan alarmantes que logran incidir en los niveles de desempleo,
mendicidad y marginalización de las ciudades.
La salida masiva o individual hacia las ciudades, no es sin embargo la única forma de
desplazamiento en Colombia, estas comunidades han generado formas de preservar la vida sin
renunciar a sus territorios, este es el caso de algunas comunidades indígenas, las cuales
abandonan temporalmente su territorio internándose en la selva o hacia las cabeceras
municipales, hasta tanto disminuyan o cesen los enfrentamientos u hostigamientos, para retornar
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y desplegar estrategias de resistencia. Los procesos de resistencia, liderados especialmente por
las comunidades indígenas y negras, expresan el significado que contiene el territorio para la
existencia misma de las comunidades y en este sentido su firme decisión a luchar por lo que
representa el derecho a la autonomía y la vida misma.
En Colombia, el desplazamiento forzado no sucede en razón de la existencia de identidades
culturales y políticas preexistentes. Los desplazados en Colombia no constituyen una etnia, una
nacionalidad, una comunidad religiosa, un partido, una colectividad política o ideológica y no
están definidos por alguna identidad preexistente; por el contrario, el único rasgo que parecen
tener en común es su condición de víctimas del conflicto armado; su situación de exclusión y
desarraigo, la ausencia de reconocimiento y las heridas morales producidas por el despojo y el
olvido; si algo predomina en este creciente grupo social es la heterogeneidad y la diferenciación
de sus componentes; miembros de todas las etnias, de todas las culturas, de todas las religiones y
las clases, de todas las ideologías conforman el contingente de desplazados por la fuerza y dada
la naturaleza del conflicto armado, cualquier persona en cualquier lugar del territorio nacional
puede ser una víctima potencial, independientemente de lo que haga o deje de hacer (CODHES.
Unicef. Un país que huye, Op cit, p. 461-473).
En situación de desplazamiento, se produce una desactivación de las identidades previas, no
importa de qué tipo, tampoco si ellas son fuertes o débiles según parámetros que pudieran
clasificarlas de esta manera. Esta desactivación es puesta en marcha cuando el grupo de
desplazados es definido por pertenencias imputadas; es decir por una nominación externa a ellos,
muchas veces arbitraria y no asociada con lo que ellos son, hacen, piensan, creen o desean sino
con las argumentaciones que elaboran los actores del conflicto para justificar sus acciones de
desarraigo e intimidación; auxiliadores de la guerrilla o de los paramilitares, informantes del
ejército, son las pertenencias virtuales que se les atribuyen con más frecuencia, así esta
nominación no tenga ningún asidero en la realidad o que el evento que los desplaza no posea en
principio una ligazón muy clara con las guerras públicas y obedezca a criterios esencialmente
privados (Los estigmas frente al desplazamiento aparecen frecuentemente en las amenazas y en
las justificaciones "ex post" que elabora la prensa. Entrevistas con desplazados elaboradas para
este trabajo. Ver también: Pérez G. Diego. Ayer, desplazados internos; hoy, extranjeros en su
propia tierra. Éxodo Boletín sobre desplazamiento interno. Septiembre-octubre 1996 No. 3.
Bogotá, p. 2).
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Las pertenencias imputadas, impuestas por otros y referidas a las exigencias discursivas de la
guerra y no a los sentimientos y las voluntades de quienes las sufren, contribuyen a la pérdida de
sentido, a la confusión y a la opacidad en la que se mueven irremediablemente los afectados por
este drama social. Para los desplazados, no solo es difícil a veces, identificar a su agresor, sino
también conocer las razones por las cuales se los cataloga como peligrosos o saber a ciencia
cierta de qué se los acusa, porqué se les impone un castigo de extrañamiento y un futuro de
pobreza y despojo; no logran identificar un principio de orden en su universo vital que les
permita orientar sus acciones y evitar las retaliaciones, lo que incrementa la incertidumbre, la
impredecibilidad, la desconfianza y la pérdida de sentido de la vida en común.
La desactivación de las identidades previas y su reemplazo por las pertenencias imputadas
tiene una clara incidencia en la estigmatización del fenómeno, los desplazados pasan de ser
afectados por la guerra a hacer parte de la misma, actores de su propio destino y por lo tanto
responsables de su situación actual; desde esta nueva pertenencia imputada los mira, los juzga y
los discrimina la sociedad mayor, con todas las consecuencias políticas, económicas y sociales
que de allí se derivan.
No obstante todo lo anterior, la situación límite a la que se ven abocados con la expulsión de
sus territorios, genera el entramado de una suerte común, de una historia colectivamente vivida,
similares despojos, pérdidas y desarraigos, heridas morales surgidas del sentimiento de exclusión
y ausencia de reconocimiento y es precisamente en ese nuevo entramado socio-moral, donde los
desplazados pueden encontrar elementos de autoconocimiento y reconocimiento que les provea
de nuevas identidades desde las cuales articular orgánicamente sus demandas de estabilización
socioeconómica, reconocimiento social, inclusión política y reparación moral y sobre todo
inclusión en el "demos" y el reconocimiento como sujetos de pleno derecho tanto en la
comunidad nacional como en la ciudadana.
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5 CONLUSIONESHa quedado en evidencia, que el estado en su afán de buscar alternativas para sobrellevar la
crisis generada por el desplazamiento en Colombia, le quita al mismo desplazado la posibilidad
de tener una vida digna; asimismo lo aleja de la posibilidad de retornar a un espacio libre de
cualquier huella de horror e incertidumbre. El estado en la búsqueda de poder ha puesto al
desplazado en un lugar de miseria y desolación.
“El desplazado tiene derecho a regresar a su lugar de origen” (Ley 387 de 1997), pero con la
incertidumbre de no saber si realmente es la mejor solución a su problema, ya que el estado no le
brinda las herramientas suficientes para afrontar la realidad que se le avecina, solo queda vender
al mejor postor su tan anhelada riqueza.
El desplazamiento es la estrategia para mover la maquinaria de los poderes políticos,
económicos, militares y grupos al margen de la ley.
El concepto de desarrollo que los grandes poderes económicos y políticos del mundo utilizan,
se nos presenta como un modelo universal, científico y tecnológico cuyos patrones son
impuestos como prototipo para todo el conjunto de la humanidad.
Los megaproyectos que son liderados por las grandes multinacionales se evidencian como:
primero, un claro ejemplo de la contradicción que hay entre el supuesto desarrollo de una nación
en términos capitalistas y las prácticas de las comunidades.
La política estatal colombiana es, a pesar de la resistencia de las comunidades, una política
"compensatoria" que indemniza a las comunidades por los daños ocasionados, daños que
responden a los intereses de la actual racionalidad económica capitalista, aún por encima del
bienestar de la sociedad y en contra de toda sustentabilidad.
Existen varias estrategias de estos grandes poderes que evidencian una intención de
despliegue geoestratégico para controlar nuestros territorios y provocar el desplazamiento.
Un conjunto de megaproyectos orientados hacia un modelo desarrollista y extractivista, es
duramente criticado por organizaciones sociales.
Podemos concluir que las características más críticas del desplazamiento en Colombia, son la
falta de prestación de servicios a todas las persona víctimas de la violencia y la atención integral
que se les brinda a éstas mismas, pues la atención se está dando con un fin asistencial únicamente
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y no se está buscando que se dé para que las personas desplazadas sean las que busquen las
soluciones para salir de su situación de desplazamiento de manera autónoma, pero obviamente
contando con los derechos que deben garantizar las instituciones y el Estado.
Así, creemos que se pueden mejorar los procesos de restablecimiento de desplazados con una
mayor eficacia de las políticas públicas y las instituciones prestadoras de servicios no sólo en la
ciudad sino también en las zonas expulsoras, mediante la descentralización de la estructura de
coordinación de éstas en los comités locales, distritales y departamentales, con el fin de despertar
un mayor interés de las administraciones locales y regionales para atender a los desplazados;
generar programas específicos de acción a favor de los desplazados por parte de las entidades
nacionales descentralizadas y crear un mejor conocimiento de la problemática a partir de la
convocatoria y participación de la población desplazada.
Todo esto con el fin de que exista una mayor preocupación por los impactos que por los
productos, que se fortalezca la autogestión comunitaria, halla mayor destinación de recursos en
beneficio de la población desplazada y se presente una efectiva atención humanitaria
complementada con la prevención del desplazamiento.
Es necesario acabar con la discriminación hacia la población víctima de la violencia y
reconstruir una verdadera igualdad de oportunidades en todo el territorio colombiano para que
todas las personas podamos acceder a los servicios, a un empleo digno y a una buena calidad de
vida.
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6 REFERENCIAS
Artículo 1° de la Ley 387 de 1997.
COLOMBIA, DEFENSORÍA DEL PUEBLO. El Desplazamiento Forzado en Colombia. Bogotá D.C.: s.n., 2004.
BELLO, Martha. El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de capital y exclusión social.
Rojas citando a Héctor Mondragón “Relatifundización, megaproyectos y campesinos en desarrollo”.
Bello MN. El desplazamiento forzado en Colombia: Acumulación de capital y exclusión social. En: Bello MM, compiladora. Desplazamiento forzado.
Suárez HD. Desplazamiento Forzado, crisis humanitaria y de derechos humanos y Estado débil.
Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo. Efectos económicos del desplazamiento forzado en Colombia: departamentos de Antioquia, Bolívar y Valle del Cauca 1997-2004. Cartagena: Universidad de Cartagena; 2005.
“Se quita la tierra al campesinado para el desarrollo de industrias, minas o grandes proyectos de
infraestructuras, centros turísticos, zonas económicas especiales” DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS CAMPESINAS Y CAMPESINOS CODHES. Unicef. Un país que huye, Op cit, p. 461-473
Los estigmas frente al desplazamiento aparecen frecuentemente en las amenazas y en las justificaciones "ex post" que elabora la prensa. Entrevistas con desplazados elaboradas para este trabajo. Ver también: Pérez G. Diego. Ayer, desplazados internos; hoy, extranjeros en su propia tierra. Éxodo Boletín sobre desplazamiento interno. Septiembre-octubre 1996 No. 3. Bogotá, p. 2.
Ley 387 de 1997.
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