7/17/2019 Razones de un suicida

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POLÍTICA NACIONAL

38 F OTO: P ABLO GRINBERG.

Centurión intentó quitarse la

vida con pastillas el miércoles

15. El domingo 19 usó una

escopeta y no falló.

El viernes 17, Macri se acercó hasta

su casa y le confirmó que estaba

fuera del Gobierno.

Estaba preocupado por una causa

 judicial por supuestas irregularidades

con la publicidad oficial.

EL FINAL

Ni siquiera tuvo ganas de festejarel campeonato de Estudiantes de

La Plata, club del que era fanático.“Sí, sí, gracias”, contestó seco Gre-gorio Centurión, con la mirada per-dida, mientras lo felicitaban en lospasillos del Gobierno porteño un díadespués del logro platense, el lunes13. No tenía motivos para festejar.Hacía un año que arrastraba unaprofunda depresión, acrecentadaen los últimos meses por la pérdidade poder en el gabinete PRO y poruna causa judicial por supuestasirregularidades en la distribuciónde pauta publicitaria. Leal como po-cos a su amigo de la adolescencia,Mauricio Macri, el ex secretario deComunicación Social porteño se sen-tía traicionado por el jefe. Hablabade mezquindades. Depositaba todasu ira en el joven Marcos Peña, elsecretario general porteño y su eter-no enemigo en la gestión. “Mauricioestá enamorado de este chico y no

entiende que lo va a terminar hun-diendo”, decía de Peña.El miércoles 15, cuatro días antes

de dispararse con una escopeta ensu casa bonaerense de San Isidro,Centurión había decidido no vivirmás. Se indigestó con un cóctel depastillas que, pensó, sería su última

 voluntad. Pero falló y sobrevivió aese primer intento suicida. Todavíale quedaba una charla con Macri.La última. Entre amigos. Mano amano.

LA PELEA. El viernes 17, el jefe deGobierno porteño se acercó hastala casa de “Goyo”, como llamabanlos más íntimos al ex funcionario.Un par de horas antes, Centuriónhabía llevado a uno de sus cuatrohijos, que partía hacia los EstadosUnidos, hasta el aeropuerto de Ezei-za. Mauricio y su amigo hablarondurante un largo rato. Se sincera-ron. Centurión tenía el ánimo porel piso y estaba muy molesto: poresas horas, el todavía secretario deComunicación había tenido un du-

rísimo cruce con Peña, el mimadode Macri (ver recuadro).Según le contó Centurión a su jefe,

el secretario general porteño le ha- bría dicho que quedaba relegado detodas sus funciones. Estaba afuera.Le sacaban lo poco, o mucho, quele quedaba: su firma. Era el encar-gado de rubricar con su lapicera ladistribución de la publicidad guber-namental.

En el último año y medio, Peñase había encargado de quitarle todolo demás: las agencias creativas, larelación con los medios –algo que,en realidad, “Goyo” nunca quisomanejar– y el sitio web de la Ciu-dad. Lo vaciaron de poder. De eso yde su situación personal habló ese

 viernes con Macri.Compinches desde los 15 años,

cuando compartían los recreosdel Cardenal Newman, Centuriónno pudo o no quiso digerir quesu amigo le soltara la mano. Elalcalde le transmitió el mismomensaje que Peña esa noche:estaba afuera del gabinete. Se-guiría cerca de la familia, perolejos de la política. En otra épo-ca había sido gerente de SOC-

Un mes y medio atrás, “Goyo” había

sufrido un preinfarto. Fue tras una

denuncia sobre el manejo irregular

de la publicidad oficial del PRO.

“GOYO” CENTURIÓN

Macri discutió con él y lo echó dos días antes de que se matara. Elprimer intento fallido y el rol de Marcos Peña. La causa en su contra.

Razones de un suicida

MA, la empresa del clan Macri.Un mes y medio atrás, “Goyo” ha-

 bía sufrido un preinfarto. Fue des-pués de la denuncia de la CoaliciónCívica por el manejo de la pauta pu-

 blicitaria oficial y tras una tensa re-unión en el despacho de Macri, otra

 vez con Peña presente. Discutieron,hubo pases de facturas y acusacio-nes. Peña –“el joven maravilla”, comolo llaman con sarcasmo en el PRO–reconoce que la reunión existió y quela idea era limar asperezas. De nadasirvió. El jefe de Gobierno no supo