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Raul Rivero - antologia - en la libreria de arquitrave

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Arquitrave

Selección y prólogo de José Prats SariolEpílogo de Eliseo Alberto

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Antología© Raúl Rivero© Arquitrave Editoreswww.arquitrave.comEdición y diseño Harold Alvarado Tenorio y Héctor Hernán GómezImpreso en Colombia - Printed in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni enparte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, enninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético,electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

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Raúl Rivero

A veces he pensado que RaúlRivero y yo —junto a otros escrito-res cubanos independientes que vivi-mos en Cuba y nun-ca hemos decididoemigrar— debía-mos recitarle a cier-tos burócratas ideo-lógicos unos versosdel Don Juan deByron: «Algunosme han acusado deun extraño desig-nio / contra el cre-do y la moral deeste país / y lo ras-trean en cada versode este poema. / Nopretendo entenderdel todo / lo quedigo cuando inten-to ser muy sutil; / pero la verdad esque no me propuse nada / o acaso sólobromear un rato». Eliot quería queestos versos encabezaran la reediciónde su Ash-Wednesday. Su sagaz inte-ligencia consideraba que en ellos «hayuna sana advertencia crítica». Porque«Un poema no es lo que el poeta sepropuso ni lo que el lector concibe,ni su función queda por completo res-

tringida a la que el autor se proponíao a la que realmente cumple cerca delos lectores».

Pero como casinunca, bajo cual-quier circunstanciasocial, se halla unafeliz comunión en-tre funcionariosgubernamentales ys e n s i b i l i d a dneuronal, nos ve-mos obligados a ad-vertir una vez más—al presentar a loslectores colombia-nos esta antologíade Raúl Rivero—que la pluralidad derecepciones, sus

mutaciones y disfraces a lo largo deltiempo y de la geografía —inclu-yendo, desde luego, el tiempo y la geo-grafía de cada persona— son consus-tanciales al arte literario. Tambiénque el ridículo suele envolver en unjusto manto escatológico a quienespretenden convertir las valoracionesartísticas en signo unívoco, cuandono en propaganda partidista o reli-

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giosa o sexista... Carentes de la tan saludable e higiénica tolerancia, incapa-ces de convivir pacíficamente con signos extraños u opuestos, también sue-len ignoran que La Comedia de Dante sobrevive hasta hoy no precisamentepor las querellas florentinas que en ella se debaten, como la poesía de Nerudaestá más allá de la militancia comunista del chileno o el Cántico espiritual seencuentra por debajo o por encima del misticismo católico de su genialautor.

Sé, por supuesto, que el párrafo anterior es un escandaloso lugar co-mún. Sin embargo, no dejan de abundar censores incapaces de darse cuentade que la literatura es algo más que signo político. Su pertenencia al campodel Poder —como señalara Bordieu—, que propugnan los especímenes cuandose trata de la defensa de su signo, es un «valor agregado», no esencial. Perobien sabemos que se trata de una insumergible plaga similar a los que leenpara estar de acuerdo. Son sectarios que sueñan con piras purificadoras ypanoplias catequistas —siempre inmóviles—que los protejan de enfrentarsea la duda cotidiana, a las preguntas existenciales, a los paréntesisfenomenológicos. Por ello el tópico parece pertinente en el caso de estepoeta —aunque algunos intelectuales fuera de Cuba se resistan a creerlo yotros dentro opten por una curiosa ceguera ante las canalladas.

En este sentido algunas informaciones sobre el autor quizás sean útiles:Raúl Rivero Castañeda (Morón, 1945) ha publicado nueve libros de poesíay cuatro de crónicas y reportajes. Sus poemas se han traducido al francés,alemán, inglés, italiano, ruso, portugués, neerlandés, noruego, rumano,húngaro y búlgaro. En 1969 recibió con Papel de hombre el David de poesía,el más importante premio que se otorga en Cuba a un joven. En 1972 elJulián del Casal de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC), por su libroPoesía sobre la tierra. Su más reciente antología —Herejías elegidas— apare-ció en Madrid en 1998. Ese mismo año la Editorial Decourvert publicó enParís: Signé a La Havanne, que dos años antes había publicado en Miami laEditorial Sibi. Las principales antologías de la poesía cubana contemporá-nea incluyen poemas suyos. Trabajó durante años en los principales periódi-cos y revistas del país, así como en Prensa Latina (agencia oficial de noticias)

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y en la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) como asesor deNicolás Guillén. Su obra periodística se ha divulgado ampliamente en im-portantes medios de tres continentes. Pero en 1991 firmó la llamada «Cartade los 10» (carta abierta al gobierno cubano pidiendo reformas y espaciospara todos) y desde entonces fue condenado al ostracismo y se le prohibeviajar. Hace poco aparecieron en España su libro de crónicas Lesiones dehistoria, una recopilación de artículos: Pruebas de contacto y en México ellibro del que he tomado los poemas: Puente de guitarra.

Los gobernantes mexicanos desde Porfirio Díaz a la fenecida hegemoníapriísta ejercitaron un neologismo hoy popular: ningunear. Ejercitadosistemáticamente en los últimos once años contra Raúl Rivero, es de agra-decer que el poeta y ensayista Harold Alvarado Tenorio haya tenido estegesto solidario hacia su colega ninguneado en su propia patria. De ahí que nosea nada fortuita la inclusión de estas informaciones dentro de una nota queahora sí se traslada al campo plurisémico, donde con Eliot y desde los versosde Byron invitamos al disfrute estético.

A ello tal vez ayuden unas palabras de Eliseo Diego en el excelente pró-logo que le escribiera a Poesía pública (La primera antología de Raúl Rivero,1984). Decía el inolvidable poeta y amigo: «Sobresale en primer término suenfrentamiento a la materia propia del oficio, esto es, el idioma. Lo caracte-rístico es la violencia impaciente. La decisión de prescindir de toda conven-ción ‘poética’ y apelar al lenguaje de cada día. Sin embargo, habrá para suspalabras una resonancia desde el abismo, lírica, ancestral, que les comunica-rá una vibración inconfundible. Y no rehusará formas hoy casi en desusoentre nosotros como las exhortaciones del imperativo, o el plural de segundapersona, que dan a determinados poemas el timbre épico que les conviene.Nótese su habilidad para insertar términos ajenos al habla coloquial siempreque lo exige la precisión de una imagen».

A partir de estos sesgos se cualifican los motivos temáticos. Son ellos losque hacen chisporrotear el almanaque con estaciones —las inexistentes enel trópico— que le envía Susana en su «Regalo abierto», donde las

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desgarraduras de la diáspora cubana (aproximadamente el 15% de la pobla-ción) cubren el almanaque de su cariño hacia los ausentes, de la rabia ante lairreversible dispersión y dependencia de su Isla. Son los que en «Orden deregistro» denuncian el atropello y guardan la tristeza ante sus perecederospapeles confiscados por la policía política, y lanzan las preguntas a la Efigieque sólo responde con nuevas preguntas. Los que siembran el miedo bajo lasábana dulce de lino en «Defensa personal», verdadero sortilegio donde lamemoria quiere escapar de sí misma, esconderse como un niño bajo la frá-gil, violable carpa del circo nocturno.

Es también ese filo del estilo quien en «Adivinanza» le rinde homenaje ala profunda soledad del poeta Francisco de Oráa, una de las voces esencialesde la poesía cubana actual. Con ese estilo tan temido recuerda a su amigaperuana en «Alicia en el país», para que la ironía se encargue de desbaratarlos restos de utopía (la angelical y la diabólica), los escombros y ruinas de símismo antes de quitarse la máscara. Y con el bolero de «Dolor y perdón» —tan vallejiano— es ese estilo suelto, aparencialmente espontáneo, quien seencarga de dignificar sus sensaciones de vejez y de olvido, de añoranzas yremordimientos que se saben libres porque por lo menos las sensacionessuyas de esos monstruos han logrado situarlos frente por frente, en distanteacecho contra sus inexorables mordidas.

La textura de estos poemas confirma lo que escribí en el prólogo a laantología que titulamos Herejías elegidas (Ed. Betania, Madrid, 1998):«Considerado unánimemente como uno de los mayores talentos poéticosentre los latinoamericanos nacidos de 1945 a 1958. Su obra surge y sedesarrolla dentro de una estilística cuyo axis comunicativo se asocia ventajo-samente al empleo de un léxico y una sintaxis conversacionalista, recreadorasin pruritos de cualquier habla popular o marginal o culta, sin hipotecasposvanguardistas de carácter tropológico o versal, colmadas de sabias, de bienasimiladas influencias e intertextualidades».

Esta Antología que publica ahora Arquitrave fortalece la paradoja entre

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la filosa herejía y la suave ternura que siempre ha caracterizado su timbre.Allí percibo los misterios del eco de las grandes voces fuertes del idioma,sobre todo de las que como Francisco de Quevedo tienen en la subversiónuna de sus intercandencias esenciales, en la etimología de revolucionario suestirpe insobornable contra los depredadores de los derechos individuales.Sus deliberadas discordancias, sin embargo, no son ni malditas ni satánicas.No hay extremos, apenas sugerencias de una rara mujer hermosa e inefableque algunos —perdidamente enamorados de su perfume— llamamos Li-bertad.

Frente a confinamientos y proscripciones, sus versos atemperan el tonolírico y épico. Duelen porque le duele, encantan porque le encanta, sugierenuna autenticidad porque son auténticos acordes de un hombre honrado cuyotalento suena bien porque siempre ha sido independiente. Creo que la amo-rosa voz de estos poemas da una melodía cercana al triste y dulce sonido deCésar Vallejo, a la fugaz música de la existencia.

(En La Habana y 2002)José Prats Sariol

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Regalo abierto

Susana me ha enviado del surun almanaquepara que yopor finaprendaa envejecer.

Como es azullo miropero es Mamáquien le arrancalas hojas de los días.

Es un regalo buenoporque marcatambién las estacionesy así uno sabeexactamente el momentoque tiene que abrigarse.

Así uno salecon prudencia en la primaveray no se deja seducirpor la belleza previstay anunciada.

El almanaque de Susaname hace saber tambiéncon precisiónque a vecesmis amigos pasan frío

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y tienen que salir a la neblinay a la nieveen la desolaciónde los inviernos.

Aunque no es un calendario del trópicolo entiendoy disculposu distancia conel tiempo insulary el donaire con que realizael inventario demi materia trágica.

Me llegó del suren Enero del año 2001y ya me falta el aire.

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Grave

No quiero que me salve nadie.

Así es que quien me estáenviando esos pensamientosesos mensajes presuntuososque se vaya con su música a otra parte.

El oxígeno, quítenlo yarenuncio al suplicio de una máscara.

Y esa pintura negraque viene de los pedregalesno puede disimularmis fatigas, ni la parsimoniao la terquedad con que las llevo.

La gasa, la tensa gasasolo redime las quemadurasa flor de pielde modo que nada puede hacercuando el ardor va en la memoriay la llaga no es un punto en el cuerposino un país donde se ha prohibido la armonía.

Que retiren la luzporque desde que empezó esta angustiasoy adivino.

Que no traigan algodonesporque me parecen nubes de azoguey nieves premeditadas

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y ya—como cuando era niño y me querían—me da miedo la lluviay me hace daño el frío.

Nadie cerca de míporque puedo ser majestuosoy eso es otro peligro.

Ahora que la muerte se vistió(ahora que la están peinando)y le planchan el uniforme de faenale ponen arrebol y le pulen las condecoracionesno quiero que me salve nadievoy a ver si me puedo levantaryo solo.

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Bolero

Una muchacha fea.

Una mujer de ojos opacoslabios finos y duros.

Una mujer vacíasin encanto, enfermizaque no se sabe de memoria un versoy nunca recuerda una canción.

Ajada, de izquierda, terrenaluna muchachay su fealdad intrincadalaberínticacomo carta marinaimpenetrable comoun seto de piedra.

Mala, ademásporfiadahuérfana de piedadparca, sombríaque tosecomo un coro de atabalesy desayuna hiel.

Ella y su pelo lacioromas y sin mensajelas líneas de la muerte de sus manos romasclaridades, reliquias de epidemiasen la aspereza de su piel de lija.

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Una muchacha feaque maldicelas floresy ha fundado un herbariodebajo de su almohada.

Una muchacha que cobija siempreen la emociónde los recuerdos que me acosanuna categoríaremota de ternurapara atenuar el esplendor de su fealdad.

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Foto en La Habana

Mamá y yo estamos solos otra vezcomo a finales de los cuarenta.

Solos, en una casa ajenacontándonos los sueños de la noche anterior( en los de ella siempre lloran dos viejosy a mi se me va un tren, un avión y un cochede caballos).

Solos mi madre y yodesamparados porque Papá no vino, no viene, no vendráy además porque su hijo menor vive en otro paísy mi hija mayor también se fue.

Mamá y yo estamos en los noventaen el final del siglootra vez solos frente a frentesin preguntarnos como será la vidamás bien dándonos detalles de cómo fue.

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Envío a una dama dominicana

¿Tú sabes lo que pasa, Margaritaque en tu casa en 1978vi pasar la libertadla vi en el jardíndurmió en la habitación frente a la míay como no la conocíala dejé ir?

Ya no me importa si estábamosen Panamá o en aquella mansión de San Jacinto,cerca del maro en la calle Tajín (¿Julieta, Lorenzo, cual es el númerode aquel apartamento?) de Ciudad México.

No sé si va demasiado tarde este mensajepara que me perdones.Como tampoco ahora sé si tendré tiempode ser libre, Margarita.

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Acto de magia

Con Maruchi

Las ilusiones son vidasin porveniry sin pasado.

Son sobresaltos, sustos, sueñosque se sueñan en públicoen los que el soñador lo pone todo.

Yo hice el guión y protagonicéuna ilusión contigoy volví a verme solo junto al pianocuando ya te ibas.

Tú nada más que entraste y salistepara que yo me ilusionarano tuviste contacto, ni viaje, ni ilusiónpor eso sigues limpia, inocente y distante.

A mí me queda la línea bordadade la blusa que te rodeaba el cuellolos ojos sin entrega, en otro puntoy la leve alegría de bendecir y de cantara quienes pueden desde su penitenciao sus enigmasprovocar ilusionesaunque sean como vidas sin pasadoni porvenir.

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Paisaje sin niña

María Karla va de viajey aunque sabíamos que tenía que irsey hemos preparado la despedidala madre y yollevamos espejuelos oscuros a la fiesta.

A última horaen un urgente maletín de nieblale he puesto unos cántaros vacíosuna doble fila de oquedadesvarios libros de versosy una copia al papel carbón de mis fracasos.

Puse tambiénentre la confusión de los amores frágilesunos retoños tiernos, vivosy sin que nadie lo notara—ni siquiera ella misma—diseminé en el equipaje unas trampasy un polvillo azulque es un inofensivo coctel de odios y argucias.

Nunca es suficientelo que uno puede darle a un hijo para un viaje.

Confío en la bondad de la maletaque prepara la madre y en su bolso de manoen la dulzura de su bolso de mano.

Adiós María KarlaAdiós y bienvenida.

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Orden de registro

¿Qué buscan en mi casaestos señores?

¿Qué hace ese oficialleyendo la hoja de papelen la que he escritolas palabras «ambición», «liviana» y «quebradiza»?

¿Qué barrunto de conspiraciónle anuncia la foto sin dedicatoriade mi padre en guayabera (lacito negro)en los predios del Capitolio Nacional?

¿Cómo interpreta mis certificados de divorcio?

¿Adónde lo llevarán sus técnicas de acosocuando lea las décimasy descubra las heridas de guerrade mi bisabuelo?

Ocho policíasrevisan los textos y dibujos de mis hijasse infiltran en mis redes afectivasy quieren saber dónde duerme Andreítay qué tiene que ver su asmacon mis carpetas.

Quieren el código de un mensaje de Zucuy en la parte superiorde un texto críptico (Aquí una leve sonrisa triunfal delcamarada):

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«Castillos con caja de música. No dejo saliral niño con el Coco. Yeni.»

Vino un especialista en intersticiosun crítico literario con rango de cabo interinoque auscultó a punta de pistolalos lomos de los libros de poesía.

Ocho policíasen mi casacon una orden de registrouna operación limpiauna victoria plenade la vanguardia del proletariadoque confiscó mi máquina Cónsulciento cuarenta y dos páginas en blancoy una papelería triste y personalque era lo más perecederoque tenía ese verano.

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Efeméride

El 5 de Diciembre de 1895Salvador Cisneros Betancourtle entregó alGeneral Antonio Maceoen la finca Ciego Potrerouna bandera cubanabordada por las mujeres de Camagüeypara que la llevara en la invasión.

Ese mismo día, pero de 1925,mi padre, que tenia seis añosse cayó de un caballoy por la nochemientras llovía a cántarossobre Camagüeycon 40 grados de fiebresoñó que era un magoy desaparecíauna laguna,una ceja de monte,nueve palmas realesy el caballo blancoque lo derribó.

En 1995, Diciembre 5, seis y 48 minutos de la tardeen pleno Periodo Especialrecién llegada de Camagüeyte viy enseguida me diófiebre de 40.

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Dos años despuéssupe que te habías idoporque vinieron a devolvermelos poemas, las cartasy los pomos vacíos.

Nora Betancourtque estás en Miamilejos de las llanurassantas del Camagüeytrata de saber algo de mi los 5 de Diciembreporque yo estoy mas cercade los muertos queridosy me acuerdo de ti todos los días.

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Viditas soñadas

El hombre, un Dios cuando sueña. Horderlin

¿Qué hago yo aquíjoven, felíz, casadoen Caracuseycon una muchacha que se llama Carmen?

¿Por qué sufroadolescente, confusopor Lilianami vecina de la calle MartíPlacetas, Las Villas?

¿Cuándo empezó este amor—lo estoy sintiendo sí, lo estoy sintiendo—porque recuerdo un parquey digo Dalia, Daliapara que esta mujer que es Daliay es bonita, levemente distanteme bese en un atardeceren la afueras de Consolación?

¿Por qué en este bar de Batabanóextraño el olor de mi camaen Nueva Geronay escribo Mirna en un papely veo a Mirna llorandoen el patiopreso en una cerca de Itamo Real?

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En esta casa de Esmeraldasobre la tierra roja y los perdigones,¿desde cuándo estoy oyendoel punto camagueyano que cantaMariví sin tres, ni claves, ni laúd?

¿Cuándo empezó esa décimaque habla de mí, que me recuerdala noche que nos vimos en la primera canturíay que tiene unos versos tontos e irreverentesque dicen algo así como:«Desde que entró este señor tengo dolor de cabezaconvulsiones mal de amor y un repunte de tristeza.»?

¿Por qué no sueño con Amsterdam y Brujas?¿Por qué no alcanza mi fantasía para llegar a Huelvay vivir allí con Mariangeles y sus padrespor qué no a Sergipe donde envejecela poderosa mujer que me revelóel misterio de la Santísima Trinidaden tres noches seguidas en un hotel de Trinidad?

¿En Siracusa no habrá un destino para mi imaginaciónKarim, no enseña allá historia americanay cree todas las noches queDon’t look back lonely boyes el mejor verso del sistema solar?

Soñar en la Habana es un ejercicio complicadoy hermoso.Los sueños también arrastran sus cadenas.

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Tedio de vasallo

Los tiranos intensosson los breveslos fugaces.

Esos si son tiranos interesantesfundadores de la inquietud.

No así estos tipos eternos y aburridostoda la vida en el podertanto tiempo que uno termina por quererlosque uno termina muerto de amor por ellos.

QueQue unoQue uno terminaQue uno termina muerto.

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Defensa personal

De aquel ruido en la nochede los pasos que sientoen plena madrugadaen el techo de casa.

De mi pasadoy sus eternas dinastíasde la cenefaque desde la almohadapuede ser un precipiciohallo amparoen mis sábanas de lino.

Esta tela dulce me protegeme cubre, me acompañaen sus dobleces.

En su textura tengo un refugioque me salva de la memorialas pesadillas, los ladrones y la policía.

Estoy seguro por unas horasbajo esta blanca fortaleza de hilo.

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Encuentro

El espejo de casael implacablecomenzó hace años a enviarmede regreso a los ojoscon mi imagen matinal y devastadadetalles del rostro de mi padre.

Eran visitas leves pero hermosasun goce adivinarlo en mi caraentre las láminas de agua y de jabón.

Este mes apareció también mi abuelo.

Ahora en la alborada y el espejosomos tresy nos miramos con cierto regocijo.

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Nombre propio

En las mañanas la soledad es blancatransparentehuele a mar y a lluviasa lejanías.

Tiene un sabor amargosabor a rosas viejasy uno puede tocarla igual que a los recuerdosun árbol y sus hojas.

De noche la soledad es nieblay está segura porque tiene el collar de la noche.

De noche la soledad es músicay asume la forma de la lunaaunque también alumbradesde el lejano y rarotemblor de las estrellas.

Aúlla la soledad y ladraen las llanuraspasa como un huracanado pájaro nocturnocomo una nubeun ovnio uno de esos aviones extraviadosdel que solo escuchamosruido de los motores.

Tiene nombre tambiéntiene apellidoscara, complicaciones, otro amor

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sangre, mirada, manos, enfermedadeshijos, penas, teléfono y distancia.

Cuando está amaneciendo la soledad se escondeen la penumbra grave de la palomay en el atardecervuelve a la dolorosa oscuridad del cuervo.

En el alba otra vezse integra al suave devenir del airepara que el solitario sepaque ha pasado otro díay que ella no esni un estado de ánimoni un sentimiento provisionalsino una de las alternativas de la viday el nombre propio del destino.

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Correo electrónico

Frente a ti todo lo que quería decir se congelaba.

En vez de en un portal abierto de La Habaname hallé en una abadía.

No fue una aventura, no.

Para mí era un reencuentroel hallazgo tardíode sentimientos que habían muerto en cautiverio.

Esto es solo una notauna reseña superficialque no tiene información profunda.

Las palabras se quedan en el brocal del pozo.

Estoy ocultando muchas cosas que me duelen.

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Regreso a Tianamen

Yo vine aquíde niñocon mi padrecada año a las celebraciones.

Traía siempre en un cartelón de marco rojouna foto deMao Zedongcon flores que mi madre hacíacon un papel brillanteque entregabanen las oficinas del Partido.

Yo vine a esta plazaa gritar consignasinocente, puro y servilpara que los camaradascontinuaran en el poderpor la felicidadde las cincuenta y nueve etniasde mi querida patria.

Aquí mismo me mataronuna mañanadel verano de 1989.

Sobre las piedras que mi padre ayudó a traerpara la reconstrucción de Tianamén en 1956dejé casi toda mi sangrey mi cabeza rota.

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Mis verdugosgritaban consignaspor las cincuenta y nueveetnias de la patria queriday la orden para que me asesinaransalió de la mismaoficina del Partidodonde entregabanel papel para las flores.

Las flores las poníamosde adornoen las fotos deMao Zedongque yo traía a laPlaza de Tianaméncuando era niño.

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Recomendaciones

-I-

Para encontrar la felicidades imprescindible usardesde la primera juventudun chaleco a cuadroscon una banda de satín oscuro.

Hay que habilitarun confesionarioen una estancia alta y húmeday aprender a dibujar ríosque una vez liberados del papelse deslicen con peces y rumorespor los valles que buscan el mar.

Se necesita una maestría en desencantosy los dones del olvido y la omisión.

Una dahesa para la memoriaen la que puedan hacer noche a voluntadlas vanidades.

-II-

La armadura debe ser interior(incluirá por supuesto un cauterio)entallada en el pechohasta la asfixia cerrada en la barbillareforzada hacia la cava superiory en las probables armonías de la frente.

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-III-

Si las habilidadespara empezar otra vez desde la nadason heredadasva a ser más natural el desdény más sorprendentes los renacimientos.

De lo contrariose recomiendan la hiedra y el insomniocomo antídotos contra la incertidumbrelos espejos rotos para conjurar las contemplacionesy un piano de cola o una guitarracomo verdugos del abandono.

-IV-

Ante las desercionesy las ansiedades de la esperaante la ausencia y las desmesuraspuede ser desconcertante y sensualun encuentro cercanocon el negro caballo de espumaque dejó en las praderas del mundoel poeta Octavio Paz.

Se debe estar siempre preparadopara viajes y romerías en uno mismoy serán íntimas y personaleslas andanzas y las búsquedas.

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-V-

Esta es una aventura limpiaa pecho descubiertoque no admite pócimas ni cerbatanasinmune a los sacrificios de animales de plumasy al corazón de los tomeguinespuestos a secar a la intemperie.

-VI-

Para hallar la felicidadhay que hacerse invisiblelos cuatro domingos de diciembrey usar la mano derechaun reloj de arena o un astrolabio.

Una artesahace falta una artesapara esconder el miedobajo una superficie cristalina.

Una artesa cerca de los rescoldos del fogónpara que oficien los resplandores.

-VII-

Un paso ceremonioso y tercouna marcha apacibleporque la felicidades más rápida que la luz

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y la vida del rayola ilumina pero no la alcanza.

Así es que la mejor compañíapara llegar a ellaes la serenidad.

Las arguciasde un sistema de timidezla distancia, la circunvalaciónla geometría mudaque apunta al centro de la tierrapero quiere dormir con las estrellas.

-VIII-

Se proclamaráque uno está tratando de encontrarlaporque puede aparecer ayuda inesperada:un bautizo rural, una obviedadla peineta punzó de Amadita Castilloun tranvía, unos viajerosel bombín de Barretola imprudencia y el viento de cuaresmala pureza y el copón divino.

-IX-

Como un amuleto se llevarála urgencia congénitade encontrarla

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por desdibujada y remotaque presente su sombra.

Adivinarla a vecesen un camino paralelopresentirla una nochey ver que es el rocíotocarla, creer que la has tocadobajo la administración de la nievepuede ser la única sustanciaque recibas en la travesía.

-X-

Nada de amarguras al finalsi fracasaron estas trampasnos quedó el ademány todavía volverá a amanecer sobre la tierra.

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Empty botlle

Deja que el agua salobre y la de lluviapongan humedad y hagan incomprensibles tus avisos demuerte.

Que el viento sur y los terrales se llevenen los neblinazos del amanecerlos papeles impresos con los timbres de guerra.

Permite la luz y la tibieza en tu vidrio usurpado.

Botella vacía, haz tu próximo viaje al marcomo una ambigua navey no como una posible colecciónde cuchillos y navajas de cristal.

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Carta

Dejadme dejar dicho: tengo miedopermitidme ser constante en mis temores.

Olvidad mis horrores pasajerosmis filias y mis fobias, mis pasionesmis entregas totales, maldicionesque ahora llevo en lugar de mis sombreros.

No pido compasión sino distanciano reclamo perdón sino alegríaque abra paso, descubra y develiceque me voy a morir donde yo quiseporque pude administrar mi cobardía.

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Personal

Encampanado en la vejezy en el aprendizajede la muertelujosamentetriste y exteriorinscriboen el espacioeste reclamo terco.

Soy pobrey sin habilidadesprésbitey rencorosotengo miedoun miedoesencial y permanente.

Me dejo seducirpor las traicionessoy un orfebrede las pesadillasy tengo un expediente policialdonde aparezcode jovenentre la servidumbrecon mis medallasde amanuense

mis insigniasde colaboradory de viejocomo agente enemigo.

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Soy un metaforizadorcon propensiónal llantoque en vez de en un paísvive en un sueño.

Puedo ser tiernoy elocuentey entonces aprovechopara bautizarlos desastres connombres de mujer.

Consigo ser gratoy enojosoadministro un señoríoralo y benditodondese ha prohibidola felicidady el escarmiento.

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Acta de destrucción

Con Luis Rogelio Nogueras

Mira un momento atrásmuchacho solitario.

Respóndeme desde la planicie blancahoy que eres convocadopor esa vieja fielque quiso hasta tu sombra.

¿Cómo se llamaba aquelque desde la Juventudnos atendía?

¿Y el otro compañeroque lo sustituyópor mal trabajo?

¿Dónde nació y en qué familiael Directorque te mandódos años de castigo al tallerpara reconciliartecon la clase obrera?

La novia del flamantefuncionariode línea nacional¿se casó contigo, no?¿Y aquel tipo fatal

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disfrazado de poeta, de escritor, de dirigentete acuerdas del seudónimo?

¿Sabes ahora, por fin,la identidadde los jueces que ocultarontus versosrompierontus boletos de avióny odiaron hastatu pelo ahora en la nada?

Jesús, ¿te sacó del rincóndonde te confinaba por liberalismo?

El farsante mayor¿te habrá hecho otro informecomo si no supieraque ya no necesitas pasaporte?

Todos nosotros, ¿te habremos perdonadotu talentola gracia,tu candor,tus presunciones?

¿La gloria era verdaddespués de todos los campanazos de la muerte?(1988)

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Ensayo sobre la tiranía

La de la calle, la del paísla áspera y vehemente tiraníaque gobierna mi vida ciudadanaes pasajeraporque castiga el cuerpopero no tiene agentes ni recursospara tocar mi espíritu.

Pero óyeme Bertade tu olorde tu olor que es señor de mi memoriade los besos finalesde unas conversacionesque son ya un ecodel alto rigor de esa tiranía íntimaque yo mismo convoco y hago eternanada puede salvarme.

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Lejos

De aquellos dos amantesde aquellos que inventaronuna temperaturano tengo nada un lunesen otro continente.

De aquel amorque calcinó tu camay cambió la decoraciónel pulso y la humedadno queda nada bajo la telade mi camisa.

Es la distanciacomo un dolor ambiguoitineranteque a veces pasa por el corazón.

Pero el vacíoes un heraldo frívoloque va a morir al mar.

La nada es este cuchillosin hoja y sin empuñadura.

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Parte de guerra

Nadie avisó esta guerray estalló sin banda sonora.

No ululan las sirenas en la ciudadni se ha puesto negro de humo el cielo de repentepero los evacuados y los heridospasan lentos en camionesen bicicletas y carros de caballohacia sus casas y sus trabajosen calmaen un tenaz ayunoque los está matando.

(La Habana, Año Quinto del Período Especial)

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Casa sola

Tócala otra vez, Telínlas Hojas muertasque yo todavía no séque la letra es de Jacques Prevert.

Tócala y mira por la ventanaque estoy llegandocon unos versosdonde he conseguido rimarestío, coral y primavera.

Tócala, Telín, totalsi aún no séque te vas a iry que voy a vercómo sacan tu pianomudoenvuelto en un camisón de terciopelomuertocomo las hojas que vio Jacques Prevert.

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Poema nevado

Ya nunca digo como antes:Algún día la volveré a ver.Ahora son las barajas y los caracoleslos que me hacen cavilaren mi viaje hacia la salvación.

Ya no tengo planes para el reencuentromis proyectos se acaban al atardecery se presentan como una sucesiónde teatralidades y adivinaciones.

Nada más que intuición y espíritu.

No la voy a ver aunque llegue a la ciudad que habitay me haga fotografiar en ellacon nieve y unos puentes en el fondo.

No la voy a encontrar a pesar de mis guantesy mi abrigo de pielde mis lentes oscuros y mi anillo de oro.

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Oración deSeptiembre

Virgen de las MercedesAhí está preso otra veztu hijo Juan Antoniohúmedo, serio y sucioconvertido en un animal sin sombra.

Míralo bajo llave y candadoal pasar esta nochepor el cielo de Pinar del Ríoy ayúdalo a entenderel lance del Podery el sufrimiento.

Tú, Madre de todos los presosten una mirada para Juantu viejo servidorel confundido, el torpe, el suave traidorcilloque después de tomar la Primera Comuniónse inscribió en el Partido Comunista.

Deja un mensaje en su celda para el amanecerporque los santos se hacen de perdón y olvidoy no odian ni guardan rencor como los hombres.

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Aniversario

Hoy es aquella fecha que teníamosy que ahora tengo yo.

Cuando iba a ser de nocheel amor prosperabay era por momentosuna sustancia vagaretenida y palpable.

Me salva de la inquietudde escribir estoel distraído pudor con que lo escriboy la evidencia de que esun ejercicio frágil de realismo sucio.

Me libra del desconcierto de la historiay del dulce espejismo del retornola palabra empañada que es tu nombrey la agonía del autor secreto.

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Descubrimiento

Gloria, la patria esel patio de tu casa.

Tu libro de autógrafosy el disco de Paul Anka.

El cementerio del pueblo donde nacimos.

Las tejas rotas del palomarque hizo tu padre.

Tu entrega y tu renuncia.

Tu Biblia y La edad de oro.

Tú a los diez añosy el uniforme azuly el monograma.

PatriaGloria, esun accidente cardiovasculary un columpio.

Una laguna, un dolor precordialy las décimas del Valle de las Garzas.

Tu patria, Gloriatu patriaiba contigo llorando en un avión.

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Eras tú, muerta de miedoen uncaballo negroestático y de yeso.

La patria puedeser tambiénla nieve en tu ventanano por nieve¡patria porque la miras!

Todo lo que tocaste,viste o estuvo en ticada episodioy cada instante de tu vidaes la patriaque vive estar más en las cancionesque en los himnos.

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Socialismo real

Lo pavoroso del asuntono es que yo haya queridodar mi vida un díasino que ahorame la quieren quitar.

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Tarjeta blanca

A Lichi Diego

No hay nadie ya en tu casa, hija.Julito anda lejos en un carroque no puede pasar por su casa.

Alternán jinete del caballode la Sota de Bastosen Homsted con serpientes.

Manuel Granadossin carnet de identidaden la puerta del cielo.

Miguelito en una defensa siciliana.

Ana, María Elena, Cuqui,Nancy, Blanca Rosa y Rosafrente a lunas de espejosde mujeres fraganteslos marcos demacradosy el reflejo de la luzen Cuba.

Cristina, hijatu cuarto es ahora el sepulcro de los perros de trapo.

En Agosto tengo que volver al aeropuertoporque otro amigo borra a Cuba del mapay me ha pedido que le ayude a decir adiós.

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Poema subliminal

¡Ay Floralba! Soñé que te... ¿Direlo?Francisco de Quevedo

Anoche, amiga mía, soñé que íbamos juntosen tren, al sur, a media tarde.

Soñé que íbamos solos en el cochey que unas palmas altas y lejanasse estampaban en las ventanillas.

Entraba un aire frío.(Yo bajé los cristales).Vino la nochey de repente comprendimos que era un tren sin destinosin conductor, sin máquinaen silencio por un valle esmeralda.

Soñé que ya sabíamosque en otras estaciones y otros viajesabandonamos el pasado en un andén.

Llegó, querida amiga, al sueñouna inquietud, una tormenta, un ritmoque hizo resplandecer el tren, el coche y el paisaje.

Gabi, ¿es verdad que usted no ha leídoa don Francisco de Quevedo?

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Postal en el pastel

Ha pasado otro añoy solo una foto nos uniráaunque túy yo sabemosque el amorno se deja fotografiar.

Ese es un mal de muchosy es consuelo de tontosy¿hay alguien en la vidamás tonto que un poeta?

No me vayas a decir que los niñosson los poetasque van a dar a la marporque a los cinco añosno pueden entender aManrique.

Me asusta la alegría programaday por eso he programadoesta tristeza.

De verdad, cinco años no son nada.

Lo grave viene luegocuando empiecentus muñecas a encanecery amanezcansin cuerda los juguetes

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volcado el velocípedola solteronaenamorada del comodín.

Coge el cuchilloapaga las velasporque siempre habrá alguien dispuestoa derretir tu nombre.

Ordena que defonden la piñatay aléjate.

Esta escenografíapuede parecer una forma de la felicidadpero es el tiempo que usa antifaces.

Vamos María Karlahija míacierra los ojos.

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Adivinanza

¿Qué le dijo Pancho de Oráa a Madonna?

Nada, porque no la conoceél solo quiere saber de su hijoy reconstruir con sus poemaslas casas viejas que se caen en La Habana.

El mira los alquitrabes y las columnatasy las describe luego como se imaginan que fueron.

A veces las habitapone murmullos en los pisos altosy a un niño jugando en el zaguán.

Alguien que se ha entregadoa salvar una ciudaduna civilizaciónuna familiano tiene tiempo de conocera mucha gente.

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Alicia en el país

No conozco Irlanda todavíani he podido viajar a Inglaterra.No fui a Lima por finni a Mirafloresni me casé contigo.

Nunca escribí el libro que queríamos—unos versos serenos y apacibles—y no pude leer la Biblia en esos años.

No fui a misa, es verdad.Perdí el escapularioo lo escondí por miedo.

Rompí la esquela de tu direcciónporque era peligrosa.

Te cambié la identidad en las fotos de grupo:«La de los ojos claroses una joven marxista peruana».Pero al final las escondí tambiéno se perdieron.

Esto, como verás, ya no esun mensaje de amorsino la crónica impurade un ser humanoen su vórtice negro.

Porque después resueltamenteme hice simulador profesional

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un animal ajenoamaestrado y escurridizoque yo mismo no quería conocer.

Encontré, mientras te borrabay te desvanecíasamor, imitaciones y carne de poesía.

Trabajé como indigentey borracho oficial en mi paísdurante varios añosy renuncié al empleo.

Estoy muy viejoy lo único que he perfeccionado ultimamentees mi manera de mirar el mar.

Espero que estés vivay que te alegren estas noticias mías.

Sigo en La HabanaAliciasigo en Cuba que espor lo menos para míel país de mis maravillassigo en La Habanay lo recuerdo todo.

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Mensaje

Aquí —no sé en tus mundos— anochece y llueveaquí que es donde sigo, donde me dejastedonde permanezcollueve y me pasa todo.

Como estoy en la edad de tu muertevivo seguro de que estás en un sitioy que me puedes ver.

Aparta entonces el telón de aguay mírame sufriraquí.

(En La Habana, Día de los Padres de 1998)

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Dolor y perdón

Ahora me propongo perdonarlo todopara dejar limpio mi corazón cansadodispuesto solo a la fatiga del amor.

Así es que los culpables directos de mis furiaslos arduos artesanos de mis penasson inocentes después que firme este poema.

Nada tengo ya contra quienes usaron mi vidami única y pobre vida pasajerapara tocar la gloria y vivir en su vana geografía.

Comprensión y complicidad ante las dulces muchachastrasvestidas de brujasque solían dejarme en la ciudad estrujando mi sombrero depaño.

Absueltos los difamadores y los tontosolvidados los policías que me hostigaronborrados de la memoria los que asaltaron mi casa con unaorden de registro.

En un limbo de otra constelaciónel que firmó la ordeny ordenó los castigos.

Un poco mas alláel que hizo salir a mi hija Cristina de su patriay a mí de la razón.

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De estos miedos y esas ansiedadesde esta estación de escombros y fulgorestienen la culpa los días de la semana.

Esos lunes con filo de navajalos martes romos, neutrales y tenacesy el día miércoles con sus ínfulas de puente corroído.

El jueves con cara de extranjeroel viernes y sus ríos de vanidadesel sábado traidor y encapotado.

Los domingos pueriles y vacíos .

Ellos son, seguramente, los culpablesempecinados en la servidumbredel Padre Tiempo Eternoque hoy dispone mi vejezpara que olvide.

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Patria, tú me dolíasy era como un beso y una heridaasí de dulce y hondoasí de importable y tiernoese dolor.Yo te dolíapero era ínfima mi punzadasin dimensión para cambiar el vientoni registro para llamar el aguaera un dolor de espinas enconadasde agujas y alfileresuna molestia familiar, domésticaaliviada con sal, tilos, cañasantacon ungüento mentol y una mentira.Patria, yo me metí en tus llagasy llevé la inocencia en ese viajeconvoqué una canción en tus tristezas canté tus guerras y lloré mis muertosexalté tus héroes y rimé tus palmasdescribí tus paisajes con palabrasy amor y melodíasexageré tus ríos, magnifiqué los monteste robé de otros mares y su salinidad.Dije barrancos y honduras luminosasmanatí como un Dios desoladoserventías por si eran secos y angostos los caminos.Nunca fuiste una extraña forasterasino mi madre que se hacía más viejamás pura y más cercanamis hijas a quienes enseñé el espírituy la letra del Himno Nacional

Patria

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y todo el color de la banderami padre allá en tus jugos elementales.Eres toda la hierba que he tocadoY toda la tierra que me reclamaque en lo oscuro eres túporque eres todoy todo eres cuando estoy ausentey duermo en un hotel y tengo fríoy en tu difuso mapa de neblinayo soy un niño que recita versosmirando el sol desde tus fronteras.Patria mía, eres un problema complejo sobre el maruna islita que preveen los manualesy la geopolíticalas versiones de los mercaderesque buscaban oro y descubrieron indiosque rastreaban plata y encontraron hombres.Patria, tú me vivíasy yo era, soy seré el dueño de mi casa.Te habitabate habitovivo en ticontrovertida patria que denigrannuestros pobres traidoresdesde una micrófono o una mecedora de mimbredesde una infamia o desde las planillas despiadadasdetrás de una calumnia o detrás de un buródesde la muerte o la arbitrariedaden un reino suntuoso o un suntuoso reino.Mujer que no apareces, que no puedo tocarno escuches sólo de la Patria el grito

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y trae a mi vidaun corazón marcado como un as de corazónpara ganar todas las patrias del amorYo te soñaba, Cubapara nacer aquíy querría venir para tenertedejarte la canción y el olvidode lo que fuimos siemprecuando ya no dormíasserena y sumergida.Yo sé escribir tu nombrelo escribí sin saber que erastoda esa inmensidad que es este mundo.Me lo dijo mi abuelo que veníade una laguna donde se había estrellado el cielo.Te conozco, Patriate conozcoy una definición insulsase parece a mi traje.Yo te conozcopersonalmente, digoy es en la inmensidad de esta aventuradonde te puedo conocer.Tierra que sufroque nos sufrimosy nos sufriremos.La noche es nuestraporque hemos surgido de la nochey fuimos a tu luzla incandescencia terrenalla luminosidad que entregas

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a unos hijos y a otrospara que al menos tengamosla misma claridada la hora de vivir y de morir.Ya los legítimos no podemos soportar las sombras.Patria, todo esto es el amortú me dolías.

(Firmado en La Habana, Miami, 1996)

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Suite de la muerte

Acaban de avisarme que he muerto.Lo anunció entre líneas la prensa oficial.Yo no esperaba morir este verano hermosode fin de siglopero los periódicos de mi país no mienten nuncay por lo tanto es falso este latido del corazónlas pulsaciones, el aire que respiro.Los recuerdos que tengo son, deben serel delirio final porque el Estadono puede equivocarse en forma tan flagrante.He muerto.Yo mismo, que tengo sed y estoy tristelo empiezo a comprender.Y, que amo todavía y que me asombro y tengo miedoestoy aprendiendo a morir por decreto.Lento, obediente, con discreción, sin un solo gesto de rabiacomienzo a parecerme a mi cadáver.Para cumplir la orden con rigory no turbar el regocijo de mis verdugosapago con espíritu de contingentelos signos vitales que persistenporque quien ha seguido como un carneroel monoritmo de la campanay la voz del pastortiene que disponerse a morircon sólo el relumbre del cuchillo.

II

Mamá ya lo sabey viene enseguida a cortarme las uñas

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a ponerme un pañuelo con coloniaa convencer a Humberto para que me recorte el pelodemasiado largo, demasiado blancodemasiado tranquilo.

III

Es tan ciega la fey tan sordaes tan absoluta la credibillidadque las personas que me ven no me saludanlos que me escuchan no vuelven la cabezaporque ya saben la noticiay a los que visitan mi familiayo les brindo caféy no lo agradecenni una frase cortés, ni un elogio para el amargorporque esta clase de fees, además, muy desabrida.Como se hizo público mi funeraly mis pecados, mis aberraciones, mis torvas alianzascon el enemigomucha gente ha venido a mi casa para ver misdespojosy llevarse, si hubiere, la virtud o el amor.Los he visto llegar a dar el pésamemirando de reojo los muebles y el teléfonoañorando el abrigo, el calor de mi camade mendigos sentimentalesayudando al Estado a clavar la tapa de mi ataúd.He visto llorar a Cristina

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estremecer el amory a Mariakarla felizsegura de que era otra trampa mía.Soy testigo del entierro que me están haciendo.Estuve alerta en el velorioy anoté cada gesto y cada comentarioLo he visto todo claro desde mi muerte.Los estoy esperando.

(Firmado en La Habana, Miami, 1996)

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En defensa de Raúl Rivero

El poeta Raúl Rivero es inocente de todo lo que le imputan yculpable de todo lo que silencian sus fiscales. El viernes 4 de Abrilde 2003, en juicio sumario, se dio a conocer el «Encausamiento»que argumentó en su contra una cadena de veinte años de privaciónde libertad, por el delito de «Actos contra la independencia o la In-tegridad Territorial del Estado».

Dos semanas antes, el jueves 20 de Marzo, Raúl fue detenido ensu departamento de la calle de Peñalver. Las imágenes del fuertedispositivo policial fueron transmitidas por la televisión cubana.Durante setenta y dos horas, en veintinueve juicios relámpagos, secondenaron a setenta y cuatro cubanos y una cubana.

La mayoría de los detenidos pudo nombrar, por derecho, a susabogados defensores, no lo niego, pero no me nieguen que los re-presentantes tuvieron una limosna de tiempo para articular los ale-gatos, entre la espada del riguroso calendario y la pared del juzgado.El almanaque no miente. La suma total de los castigos cubriría no-che a noche un milenio, cuatro siglos y 54 años de soledad, losamaneceres que van entre el lejanísimo 549 de nuestra era y este2003 que nos acoge entre cañonazos, invasiones, maleficios y fusi-lamientos injustificables. Visto el caso y comprobado el hecho (yase dictó sentencia), mi queridísimo amigo Raúl, el gordo Raúl, pe-riodista de estirpe, autor de poemas cubanísimos que en su momen-to se aprendieron de memoria meseras de Coppelia, profesores uni-versitarios, escribanos envidiosos y vecinos vagabundos o policías,este camagüeyano más camagüeyano que un tinajón de Puerto Prín-cipe saldrá de la cárcel a los 77 años de edad, en el imposible aniver-sario 64º de una revolución a la que él entonces le habrá entregadola vida entera y la casi totalidad de su poesía.

Eliseo Alberto

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El dedo en la llaga

A Raúl no lo tomaron por sorpresa. Hace unos pocos años com-puso su propia Suite de la muerte: «Acaban de avisarme que hemuerto. / Lo anunció entre líneas la prensa oficial. / (...) Soy testi-go del entierro que me están haciendo. / Estuve alerta en el velorio/ y anoté cada gesto, cada comentario. / Lo he visto todo claro desdemi muerte. / Los estoy esperando». Los estuvo esperando cada me-diodía, cada noche, cada amanecer, hasta que por fin una tarde demarzo llegaron a ponerle la casa patas arriba, quizá con la esperanzao la convicción de que en aquella austera cueva de La Habana en-contrarían un arsenal de armas o el clásico instrumental de los es-pías o planes cifrados de sabotajes o una banderita con cincuenta yno sé cuántas barras y estrellas, mas únicamente se llevaron el botínde un escritor: papeles y minucias. La esperanza se esfumó, no lasconvicciones. No sembraron pruebas, ni falta que hizo: las inventa-ron a puras palabras. El testimonio de un revolucionario intachablevale el triple que el de un poeta inconsolable, pregúntenle si no aAda, Jacinto Inocencio, Arnulfo y Acacia Isabel, los cuatro vecinosde la calle de Peñalver, entre Franco y Oquendo, que aceptaron de-clarar en contra de Rivero: según ellos, entre otros pecados, el poetase dedicaba a «tergiversar la realidad». ¿Se habrán sentido aludidosal leer su Apuntes de la calle, un poema que pone el dedo en unallaga que es casi estigma? Apelo a tu estocada, Gordo: Los cubanossomos hiperbólicos: / a los hombres que no tienen moral / los acusa-mos de tenerla doble. Al que le sirva el sayo, que se lo ponga.Así lascosas, la fiscalía construyó el discurso del «encausamiento» sobreun vocablo de difícil comprobación, el astuto adjetivo subversivo(citado 17 veces en menos de ocho cuartillas, más tres como verbo yuna en función sustantiva): «Actividades subversivas», «propósitossubversivos», «revista subversiva que titularon De Cuba», «elemen-tos subve r s i vos nac iona l e s y ex t ran j e ros , de conten idocontrarrevolucionario y para subvertir el orden social», «grupúscu-

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los contrarrevolucionarios, donde se abordan temas subversivos, otrosfuncionarios norteamericanos que allí imparten sus órdenes e ins-trucciones subversivas», «corresponsal a sueldo de la Agencia de Pren-sa francesa, de corte subversiva Reporteros sin Fronteras», «un librocon ideas y estrategias desestabilizadoras y subversivas, varios casetesde audio y de vídeo conteniendo información destinada a subvertirel sistema, tres files conteniendo documentos de la llamada prensaindependiente, entre otros materiales de carácter subversivo», «reci-be la visita en su domicilio con fines subversivos de personas y autosde la Sección de Intereses de los EE UU», «y otros materiales decontenido subversivo a distintos vecinos del lugar, confirmará la vi-sita de personas en autos pertenecientes a sedes diplomáticas». Lapobreza argumental sólo es superada por el raquitismo del vocabula-rio. Les ahorré algunos ejemplos por fatiga.

Para que no se me acuse de apasionado, siéndolo, concedo a lafiscalía cierto valor de uso sobre el término de «ilegalidad» cuandolo aplica para devaluar las dos instituciones que Raúl Rivero funda-ra junto a un puñado de colaboradores voluntarios, entre ellos a suamigo y coacusado Ricardo González: la agencia de noticias CubaPress (desde 1995) y la Sociedad de Periodistas IndependientesManuel Márquez Sterling (desde 2000). La legislación cubana enesta materia no deja mucho margen de maniobra. Aun así me sor-prende, por los mismos motivos, que las hayan tolerado tantos añossi hubiera sido mucho más fácil desmantelarlas o multarlas o prohi-birlas desde su nacimiento, sin verse en la necesidad de un juiciosumarísimo en el momento que las autoridades de la isla habíanaprendido (suponíamos) que «los independientes» eran sin dudamolestos, pero no un obstáculo insalvable para una revolución po-pular, legendaria y poderosa.

Los datos oficiales dicen que la aprueba el 98% de la poblacióncon derecho a voto. De nada vale desconfiar de esas estadísticas. ElGobierno debiera estar tranquilo, digo. El problema, el error, looportunista, es afirmar que ambas instituciones (ilegales, reitero,pero no secretas ni con ideales conspirativos, pues eran conocidas,

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públicas y, además, infiltradas hasta el tuétano por agentes de laseguridad del Estado) se crearon con el propósito de «difundir falsasnoticias para satisfacer los intereses de sus patrocinadores del Go-bierno norteamericano» o suministrar «informaciones que requeríael Gobierno norteamericano», dos variantes poco creativas de unamisma imputación. Y afirmarlo apenas unas pocas horas antes deentreabrir las puertas del tribunal.

Una fiscalía implacable

La fiscalía, por otra parte, se vio tan implacable como imprecisacuando dijo: «El acusado Rivero Castañeda, a partir del año 2000comienza a suministrar informaciones semanales para la página webEncuentro en la Red, cobrando por cada artículo, recibiendo tam-bién ingresos por otras publicaciones, persiguiendo todos sus escri-tos un manifiesto propósito desestabilizador del Estado cubano (...).También, con similares fines, realiza publicaciones subversivas parala revista Encuentro y para el sitio web Encuentro en la Red, que lepagan por cada colaboración suya, informando siempre sobre temasque requiere Estados Unidos para mantener su política hostil diri-gida a derrocar la revolución cubana». Yo pido, exijo, que me citenuna sola línea de esos artículos, un solo verso de Raúl, una solaoración, una sola metáfora, un lamento, una queja, un reclamo,una crítica que no evidencie un profundo, casi enfermizo, amor porsu país. Encontrarán, por supuesto, frases tristes, octosílabosdesgarradores, párrafos angustiados, incluso pesimistas, sobre el pre-sente y futuro de Cuba, pero la tristeza, el desgarramiento, la an-gustia e incluso el pesimismo no son delitos. ¿O me equivoco? Nodudo que me equivoque, pues mis amigos dicen que soy terrible-mente melancólico.

No. No me equivoco. Si la desilusión fuera un crimen, mediaisla debería ser declarada penitenciaría. Medio mundo. Media cons-telación de Andrómeda. Lo del pago por las colaboraciones o losderechos de autor es una práctica habitual, profesional, obligatoria

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y justa de que cual viven, por demás, escritores, músicos, pintores,ensayistas y hasta políticos de la isla. Si se las hubieran publicadoen su tierra, las habría cobrado en el Banco Popular de Ahorro deCentro Habana. Sin embargo, la afirmación de que los temas eranrequeridos desde Estados Unidos resulta más filosa, aunque no mecabe duda de que, al menos en la obra periodística y literaria deRaúl Rivero, es sencilla y llanamente una calumnia. ¿Acaso la Agen-cia Central de Inteligencia le «requirió» que escribiera sobre El Chinode la Charada (con sus grabados y sus números, tiene siempre unsigno de emoción y esperanza) o las Jineteras de la Quinta Avenidade Miramar (pura fantasía con sus lentes de Armani) o aquella cró-nica sobre su entrañable amistad con Nicolás Guillén, a quien qui-so como a un padre y quien lo malcrió como a un hijo (bajó a Igna-cio Agramonte de su caballo y a José Martí de sus pedestales conunos artículos lúcidos y hondos), por no mencionar su retrato deHeberto Padilla, «un caso» sobre el cual hasta la propia dirección dela cultura cubana reconoce que se cometieron errores. ¡Ah!, Gordo,qué ingenuos somos cuando soñamos en voz alta; en ese texto tratasde tranquilizarnos al asegurar que no habrá posibilidades de repetir-lo (el caso Padilla) ni siquiera como comedia. Las posiciones guber-namentales pueden ser inmutables, pero el mundo no. La vida tam-poco. Heberto estuvo detenido tres o cuatro semanas en Villa Ma-rista, tú pasarás 7.305 noches en el infierno si hoy no somos capa-ces de impedirlo por bien de todos, e incluyo a los revolucionariosque en la isla y en silencio se duelen de tu suerte. Sigo.

Sigo. A ver, díganme qué interés puede tener la Casa Blanca o elPentágono en divulgar la bellísima despedida que escribió Rivero asus amigos que se van de Cuba (Irse es un desastre. Una catástrofeíntima), publicada nada más y nada menos que en el Nuevo Heraldde Miami (ahora sabemos, por todo lo que está pasando Cuba, queen el espacio que existe entre irse y volver hay que fundamentar lapermanencia, porque permanecer siempre será un antídoto contra eldesencanto. Y un veneno para el olvido), o en su reseña literariasobre Mariel, la estupenda novela de José Prat Sariol (uno de los

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pocos escritores de la isla que se atrevía a visitarlo en su casa, ¿elúnico?). Qué le importa al Imperio que Raúl publique en la RevistaHispano Cubana su nostálgico artículo sobre el Caballito blanco deChangó o su gracioso Monólogo del policía o su vallejiano elogio dela maquinita de escribir (yo recuerdo la Underwood de mi tío, aquelperiodista provinciano que murió en el exilio, y renuevo mi amorcada mañana por esta Olivetti esbelta y beige, que me hace experi-mentar el goce de tocar lo que pienso y me hace padecer, que essiempre una fórmula de la altura y la fineza), o su demolición de losmandamases que en el mundo han sido, sin nombre ni apellidos (eltotalitarismo es más fuerte que la belleza. Un soneto es una briznafrágil de sentimiento frente al ardor de las proclamas políticas.

Sólo que la belleza y el soneto son eternos y es su perdurabilidadlo que doblega el señorío oscuro y provisional de un gobernante (...).Se sabe que los Gobiernos miran la cultura como un buey mira unpiano). Por amor de Dios, díganme qué oficial de inteligencia ocontrainteligencia, qué investigador, qué ideólogo, qué perito eninformática, qué mentiroso, ¡quién de ellos me demuestra que JamesCason, actual jefe de la Oficina de Intereses de EE UU en Cuba,un funcionario prepotente, en verdad dañino, petulante, altanero ydetestable, una bazofia humana que quiere menos a Cuba que yo ala gallina que acabo de almorzarme, cuál de todos me convence deque míster Cason o un idiota semejante haya sido el «superior» quele ordenó a Raúl Rivero aquel texto sobre el poeta Eliseo Diego queno cito en este párrafo para no echarme a llorar en la terraza! Yhablando de mi padre, quiero recordar una oración del prólogo queescribiera para un libro de Raúl, pues viene al caso: «Lo característi-co (en la poesía de Rivero) es la violencia impaciente». Más adelan-te, la fiscalía esgrime una acusación digna de tomarse en cuenta,por el sereno y al mismo tiempo cínico uso de la exageración: alcentro mismo del «Encausamiento», el licenciado Moreno Carpioasegura (y lo creo porque lo leo) que en el registro efectuado en elapartamento de la calle de Peñalver al poeta se le ocuparon, «entreotros materiales de carácter subversivo», una radio marca Sony, una

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grabadora, un cargador digital de baterías, una máquina de escribir(¿su Olivetti esbelta y beige?), una laptop marca Samsung, un adap-tador de cámara vídeo ocho (no la cámara), varios casetes «conte-niendo información destinada a subvertir el sistema económico,político y social cubano» (sin dar títulos), cinco ejemplares de sulibro Ojo Pinta y dieciocho sobres conteniendo artículos varios yrecortes de sus trabajos periodísticos, tres files con documentos de«la llamada prensa independiente», y supongo (aunque no se regis-tre con la misma precisión) que también deben de haberle «descu-bierto» en la cocina o en el baño una azucarera, un jarrito de alumi-nio, un salero, un pomo de colonia Fiesta, tal vez dos rollos de pa-pel higiénico, una caja de palitos de dientes, siete u ocho cuchillosde mesa, platos de muy distintas vajillas, una maquinita de afeitardesechable y, quién quita, uno de esos artefactos mortales, tan peli-grosos para la humanidad que desde el derribo de las Torres Geme-las las autoridades aeroportuarias las expropian a los viajeros de cla-se turística para así combatir al terrorismo: un cortaúñas metálico.Tampoco se consignan, por ejemplo, las obras completas de NicolásGuillén dedicadas de puño y letra por nuestro poeta nacional ni losdiscos de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y Carlos Puebla que Raúlme puso el día que me invitó a almorzar arroz con frijoles en su casa-después de todo, hicieron bien en no consignarlas, pues hubieranconfundido a la opinión internacional con detalles cursis y frágiles:se acabó la diversión, llegó el Comandante y... Y mucho menosenlistan sus subversivas apologías de la justicia social, sus subversi-vas décimas, sus subversivos bolígrafos y, claro, un montón de ver-sos subversivos impresos en la contracara de hojas mimeografiadas,páginas desechables que, quizá, no lo dudo, alguna vez contaron lasubversiva Historia del PCUS, ¿único tesoro que le dejó en heren-cia su padre, el proletario Esineo Tiburcio, orgulloso rescatista de laDefensa Civil? Un tipazo. Lo recuerdo levemente. Cuando entrabaun ciclón en La Habana, Esineo se envolvía en una capota de hule ysalía a patrullar la zona, a contra ráfagas, en busca de los callejerosperros de nadie. Padre mío que estás en las sombras / de esa gran

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noche sideral / tú que no fuiste todopoderoso / que en vez de multi-plicar los panes y los peces / te los quitaste para dárnoslos / si estu-vieras despierto y terrenal / me prestarías tu brújula y tu vieja me-moria de caminos y fronteras. Raúl siguió el ejemplo de Esineo.¡Cómo le llueve encima!

Las abrumadoras minorías

Cualquier juez en sano juicio exculparía a Raúl de tales delitos.Y, sin embargo, el poeta es culpable -y no por lo que afirman de él,repito, sino por lo que callan-. Sí, eres culpable, Gordo. Lo siento.Sabes que te quiero. Entiéndelo. Culpable de tu imprudencia, de tuaudacia, hermano, culpable de no haber sentido miedo al decir oredactar o defender lo que piensas sobre lo que sucede cada día enlos callejones sin salida de la abulia y la indiferencia, total, si entrenosotrosel silencio es una epidemia y la ilusión un polvorín (marzoentró este año a Cuba, como siempre, para marcar el final del leveinvierno (...). Fui una de esas personas que desde Cuba hablé y meilusioné con la alternativa de democratizar gradual, civilizadamente,ese sitio del mundo que más de once millones de seres humanos enLa Habana y Madrid, en Venezuela y EE UU, en Estocolmo yCaracusey, en Santo Domingo y Chivirico llaman, de un modo es-pecial, la patria, leo en tu artículo Los antediluvianos días de mar-zo).

Culpable de tus amores tercos, de tu tozudo corazón, de habersupuesto que tu sitio estaba en ese apartamento sin ventanas de lacalle de Peñalver entre Franco y Oquendo y no en cualquier rincónde este planeta azul, ancho y ajeno, en mi casa de México, por ejem-plo, o en la remota Cochinchina -donde se dice edificaron la famosaCasa del Carajo-. Culpable de enamorarte como un loco, de creer enel mejoramiento humano y la utilidad de la virtud y los dones de lasinceridad. Culpable, en fin, de querer tanto a un país, el nuestro,que no siempre agradece el sacrificio, un pueblo que se niega a es-cuchar a sus abrumadoras minorías, pues aunque me joda recono-

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cerlo los cubanos somos desmemoriados y epidérmicos. Zorros. «Selo buscó», he oído decir en este arranque de abril a varios Judas yPoncio Pilatos y Barrabases: «Se lo dije. No te emberrinches, com-padre, quédate tranquilo en casa mientras pasa el apagón. Pero tepusiste a paluchear. Yo lo veía venir. Te lo advertí». Sí, se lo buscó,y eso lo distingue y engrandece, contesto. Pero eres culpable, Raúl,compréndelo, culpable de haber escrito el 21 de febrero de 1999 tuMonólogo del culpable, a escasos días de haberse aprobado la ley queahora formaliza el derecho a que te abofeteen la cara: la letra de laley, dijiste iracundo, permite a las autoridades de mi país condenar-me por el único acto soberano que he realizado desde que tengo usode razón: escribir sin mandato. Y más adelante te anticipaste a losacontecimientos, una costumbre irresponsable por muy escritor queseas y te coloques allá en el filo del horizonte para anunciarnos lastormentas que se tuercen sobre nosotros -el centinela horizonte,¿recuerdas?, ese sitio donde el camarada Lenin aconsejaba que de-portaran a los poetas y a los soñadores-. Me cuesta mucho trabajosentirme culpable. Es casi como si se me acusara de respirar o se meanunciara una eventual prisión por amar a mis hijas, a mi madre, ami mujer, a mi hermano y a mis amigos (...). De modo que unadisposición redactada con la tinta perecedera de las trampas políti-cas, envuelta en una maniobra chapucera para hacer aparecer a unpequeño grupo de periodistas que trabajamos en Cuba como aliadosde narcotraficantes y proxenetas y mercenarios a sueldo de EE UU,me produce sólo un variado cóctel de repugnancia. Los años de cár-cel que la ley promete con generosidad, por encima al temor delencierro y al castigo, hay que verlos con consternación (...). Nadieme hace sentir como un criminal, un agente enemigo ni como unapátrida ni como ninguna de esas necedades que el Gobierno usapara degradar y humillar. Soy sólo un hombre que escribe. Y escribeen el país donde nació y donde nacieron sus bisabuelos». Culpable,Raúl, tan culpable como yo. Como tantos. Lo dijo tu paisano Nico-lás Guillén, lo dijo Beny Moré, tenemos lo que teníamos que tener:dolor y pena. Hasta tú mismo lo escribiste, caray, ¿o lo olvidaste?:

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Soy un desastre como mi pasado / un mal sueño como mi porvenir/ y una catástrofe como mi presente. / (...). Perdonadme entoncesque sueñe con cercos policiales y amigos encarcelados. Ya te extra-ño.

Ya pierdo aliento, hermano grande. Me trabo. Me desplomo. Des-de el suelo, derrotado, humillado, avergonzado de mi país y mis es-pantos, repito entre dientes lo que alguna vez dije en defensa de lospresos políticos de la isla: «Dios no los guarde, Dios los libre». Comoentonces, hoy nadie escuchará mi ruego -ni Él, ocupado como debede estar allá por Babilonia, donde (te cuento por la claraboya de tucelda) le acaban de hacer trizas lo poquito que quedaba del Edén.

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IndiceA

Acta de destrucción 43Acto de magia 18Adivinanza 59Alicia en el país 60Aniversario 51

B

Bolero 14

C

Carta 40Casa sola 48Correo electrónico 31

D

Defensa personal 27Descubrimiento 52Dolor y perdón 63

E

Efeméride 22Empty botlle 39En defensa de Raúl Rivero, por Eliseo Alberto 72Encuentro 28Ensayo sobre la tiranía 45Envío a una dama dominicana 17

F

Foto en la Habana 16

G

Grave 12

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L

Lejos 46

M

Mensaje 62

N

Nombre propio 29

O

Oración de septiembre 50Orden de registro 20

P

Paisaje sin niña 19Parte de guerra 47Patria 65Personal 41Poema nevado 49Poema subliminal 56Postal en el pastel 57

R

Recomendaciones 34Regalo abierto 10Regreso a Tianamen 32

S

Socialismo real 54Suite de la muerte 69

T

Tarjeta blanca 55Tedio de vasallo 26

V

Viditas soñadas 24

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Esta Antología de Raúl Rivero se terminó de imprimir en Bogotá, D.C.

en los talleres de Arquitrave Editoresy fue empastada a mano por Ricardo Aguirre.

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