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Rafa Saavedra BUTEN SMILEYS

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Rafa Saavedra

BUTEN SMILEYS

Yoremito de cuerpo arrimorosoy de clavito mortal

Abigael Bohórquez

(1937-1995)

Editor:

Luis Humberto Crosthwaite

Diseño de portada:

Abel de la Riva

Primera edición: mayo de 1997

© 1997, Rafa Saavedra

D.R. © 1997, Editorial Yoremito

Calle Risco 2151 Sección El Dorado

Playas de Tijuana, B.C.

[email protected]

Impreso en México

La editorial agradece el apoyo del Centro Cultural Tijuana,

bajo la dirección del Lic. Alfredo Alvarez Cárdenas.

WHERE'S THE DONKEY SHOW,MR. MARIACHI?

Tijuana fue lapor la que James Dean

tuvo unos cuernos de toroen su departamento

neoyorquino

Details Magazine

LES CONFIRMARON QUE ES EL LUGAR MÁS FELIZ DEL

mundo. Les hablaron de chicas caminando semi­desnudas por la eterna e interminable acera prin­cipal. Les contaron sobre el surfing pendencieroen los clubes y cantinas, de borracheras míticascon sabor a blue hawaiians, margaritas, longislands, tequila y cerveza. Les susurraron al oídoaquella vieja leyenda atrapa-stupid-gringos del don­key show y ellos, como buenos hijos de la MiddleAmerica -jar heads, navy guys, white trash in cut­offs-, se creyeron todo y emocionados llegaron ala city tras haber ensayado cómo pedir "one cer-

"veza .Al cruzar la línea, Robert y Daany -un par de

marines con el weekend libre- sienten, como mu­chos otros turistas, que les restriegan en la caraese olor tan característico de las fritangas. Welcometo Mécsico. "Don't let the cabbies sucker you.Downtown is too easy to reach, walk and follow theother turists", les informaron unos veteranos de laGuerra Tijuana y ellos siguieron el consejo. Cami-

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nan, suben y bajan el puente México, caminan unoscuantos pasos más y arriban a su destino. Justo alllegar al downtown,un taxista le pregunta a Robert,"Rey gringo, ¿quiéres puta?" Danny suelta uninmediato "Huh?" y Robert intenta pronunciar bien"No graciash". Aunque sus padres son mexicanos,Robert casi no habla español. El taxista insiste enello, "1 know where is the best mexican pussy"."Yeah, show us sorne" suena casi a reclamo. Es lavoz de Danny, todo hormonas a los veinte años."Chill, maaan!", le dice Robert y lo jala en direc­ción al semáforo. Cruzan la calle y otro taxistamenciona algo del Donkey Show, pero pasan deello.

En la terraza de una disco beben las primerascervezas al ritmo del imperativo coro de "We willrack you" y Robert se fija que esto parece Norte­américa: todos los clientes son gringos y los únicosmexicanos que hay son los meseros que quierenpropina de a dólar cada vez que sirven otra rondade cerveza dos equis lager. Danny está mirandofijamente a ese dream team en el Club de Aerobics"California": esculturales gringas de busto firme ytraseros de acero apenas cubiertos por una mini­falda o un short de mezclilla. Chicas envueltas enlicra que ya borrachas se dejan meter mano y quebailan atrevidas el "me so horny, me so horny"mientras las acarician lascivamente negros gigan­tescos en medio de la pista; todas ellas son bjtchsblanquitas a las que les encanta levantarse al le gen­dario macho negrito. Danny, el chico de Ohio todo

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acné y compulsión, sabe que no puede competircon la fuerza de los mitos y angry le da otro trago asu cerveza.

Lager, lager, lager. Es el grito eufórico en todoslos bares que visitan. Lager, lager, lager. Siempreigual mientras suena "Born, born to be alive". La­ger, lager, lager. 1 wanna fuck!, 1 told you that,Robert. Lager, lager, lager. "Yes, 1 wanna lick sornehot pussy too", contesta eufórico aquél. Lager, la­ger, lager. Sonidos de sirena, ¡que alguien paguelas cervezas! Lager, lager, lager. Do you speakEnglish?, le inquiere Danny a una chica bonita enuna disco repleta de gente mexicana, No obtienerespuesta y hace otro intento. Uno de los veteranosde la Guerra Tijuana le dijo que esta frase no fallabay el tonto cayó. ¿Chupas verga?; pregunta con juvenilcandor y la chica indignada le dice ¡No, get lostcabrón! El tono y los ademanes son harto efusivos,el desprecio traspasa la frontera del idioma y Dannyvuelve angry a su cerveza. Por su parte, Robert sílogra bailar y por unos cuantos minutos se adueñade una cintura breve al ritmo de un rack en españoly él trata de besarla furtivamente y le compra unabebida y la zorrita local, después de tomar un espe­cial de tres cincuenta de dólar y darle baje con loscigarros, le dice que tiene que buscar a una amigay no vuelve más.

Ya borrachos, Robert y Danny se meten a unantro de putas y el mesero trácala los hace pagardos veces las minicervezas. Cuatro dólares por cadabotellita. No protestan, saben de antemano que no

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tiene sentido hacerlo. Se sientan cerca de la plata­forma y, a esa distancia, le ven las incipientes arru­gas a la stripper en turno y al sacar Robert un billetede diez dólares la puta se acerca; Robert quiereagarrarle las tetas, la puta le hace un guiño familiaraceptando el dinero y Roberto le toca ligeramentelas tetas. La puta se retira sonriendo y Danny, otravez horny, se acuerda del Donkey Show, Robertno le hace caso. Danny insiste: "Holy shit!, 1 saw itin a movie", "Yeah, 1 remember that one", le con­testa Robert fingiendo interés, "Bachelor Party withTom Hanks". Danny deja su botella en la mesapara decirle all drunkie: "Wrong mofo, the moviewas Losing it with that fucking faggot... ". Una peleaentre marines pochos y trolas mexicanos detienela discusión. Los veteranos de la Guerra Tijuanales advirtieron sobre estos peligros y salen de inme­diato. Es obvio, los gringos son los primeros a quie­nes madrean los de seguridad y los meseros; ade­más, para ambos la cárcel de Tijuana no tiene graciaaunque sí un poco de leyenda que no llega a sermayor que la del donkey show, aquel acto increíbleque une a una bailarina exótica con un burro enuna jornada de bestialismo pre-war.

Recorren una y otra vez la avenida, otros baresy otras cervezas. Los Village People y "Here weare now, entertain us ... ", AC-DC y "One, two, three,four ... sumpin' new", Grandmaster Flash y "Oh,oh, tainted lave". En la madrugada, no sex no score,totalmente borrachos paran a comer unos hot-dogs

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que Danny vomitará dos cuadras después. La bocade Danny es un grifo que no para y Robert asustadole avisa "Fuck you!, the Tijuana Hit Squad!" pero,¡qué suerte!, los del Grupo Táctico no se fijan enellos. Hora de emprender el camino a casa, otravez ellideir con los taxistas que insisten en llevarloshasta la línea fronteriza y ellos, borrachos, empeña­dos en caminar y caminar.

En la esquina de la Plaza Santa Cecilia decenasde charros negros esperan desesperados a un hom­bre enamorado que quiera llevar serenata a esaastuta mujer que no quiere dar el sí o a ese borracholoser que quiere olvidar sus penas en plan naciona­lista cantando "pero sigo siendo el rey". Robert seanima, se acerca a uno de ellos, el tipo sonríe pen­sando en dólares. Ante la sonrisa, Robert se relajay por fin, confiado, pregunta: "Where's the donkeyshow, Mr. Mariachi?"

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NO TODOS PODEMOS SER JUNIORS

ELLA, SIEMPRE DISPUESTA A ESCUCHAR MIS DIATRIBAS,

acostumbraba llamarme diariamente por teléfono.A mí me encantaba esa terapia sin costo. Por añosme había sentido derrotado y sin una respuesta.¿Cuál es el camino correcto?, me preguntaba a mímismo cada instante. Ella me daba algunas pistas,pero la situación era vaga, apenas un bosquejo deemociones inciertas sobre conexiones que no sedaban. Habría que ver si eran genuinas o no.

(l. El eterno inconforme es un líderde derecha y sale casi a diario enlos periódicos.)

¿A dónde diablos, le pregunté a ella, se llevaronnuestras sonrisas ybrornas juveniles, en dónde tor­cimos el rumbo y en qué segundo de indecisión sefueron nuestras ilusiones al caraja? (¿Por qué siem­pre me pasa esto a mí? Hay quien dice que es cues­tión de karma pero yo lo dudo). El verano de nues­tra vida se empieza a marchitar, ya somos adultos

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y no sé por qué eso me rompe el corazón. (¿ Cúalera la política del aburrimiento y aquella otra de labuenaventura? A ver, ¿quién puede explicármelo?).Ahora todo lo que escucho es "Ten cuidado con loque pides que puede que se te cumpla".

(2. Esa chica rara tuvo una épocaatroz, un aborto y un intento de sui­cidio; ahora se pasea arrogante ynunca responde a nuestro saludo.)

y ella me contestó, con su peculiar tono pau­sado, diciéndome esto: "Si quieres vivir, Fer, tienesque eliminar los placeres pasajeros y reemplazarloscon lecciones divinas más duraderas. Explorar elpotencial de la conciencia humana, eso es lo mejory chance que sea tu única opción". (Como si esofuera fácil, cosa de ir al supermárket a comprar unmanual por cien pesos y ya ... )

(3. Los pequeños idiotas e indesea­bles del salón van por la vida decuello blanco y corbata para dis­frutar tangiblemente el escurridizoéxito.)

¿y ahora qué?, le pregunté una noche al salirjuntos de una fiesta. (Creo que fue una buenapregunta, ¿no?). Ella, al verme totalmente ebrio,

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me quitó las llaves del auto y se ofreció a llevarmeen el suyo a casa. En el camino le confesé lo quemis buenos amigos me habían dicho: "No te preo­cupes estamos chamacos y todo va a salir bien".(¡Qué risa nos dio l, qué estúpidos fuimos, somos yseremos). Y proseguí: "¿Puedes ver el estado de lasituación? Los maestros y nuestros padres nos de­cían, nos prometían, nos mentían: el futuro es deustedes. Ahora me pregunto ¿es qué acaso no losabían?, es que no se enteran que la vida te enseña,la vida se ensaña y nunca conoces el porqué".(Suena desolador pero no era así, hasta entoncestodo marchaba bien, se los juro). No sé quiénempezó la discusión, ella o yo, pero al llegar a micasa me bajé furioso del auto y le estrellé en elvidrio delantero la botella de whiskie que me habíarobado de la fiesta; ella no me hizo ningún reclamo,tan sólo se marchó y, más enojada por mi estupidezque por el cristal roto, dejó de hablarme por telé­fono casi seis meses.

(4. Mi mejor amiga antes bailaba yreía mucho, ahora triste no acepta,como tantos otros, el fracaso de sumatrimonio. Rueda mi mente pen­sando en que nuestros posibleshijos hubieran sido más bellos ydivertidos.)

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Recuerdo que, por esa y otras tantas razonesdifíciles de admitir, un día triste de agosto de milnueve noventa y dos me fui de aquí porque queríaolvidar, pero al mes volví a mi casa. A mi ciudad.No podía escapar de mi historia y de mi vida enparalelo con ella. Y ella siempre me lo advirtió:todos nos podemos equivocar, la vida te atrapa y aveces, sin merecerlo, te da una segunda oportu­nidad. (Para eso, yo ya estaba a punto de alcanzar

mi revólver, harto de proteger mi humanidad anteuna multitud de falsos sueños). En ese instante deconfrontación y crisis existencial comprendí que

no todos nacimos para ser juniors y que yo apenas

estaba aprendiendo a vivir la vida de trabajo y

sufrimiento, una tarea larga y aburrida que mutilaalgo más que ilusiones.

(5. La chica tímida, que nunca supo

en donde tenía el clítoris, se cambióde religión y se perdió dos años enrumbos extraños; en su equipaje

llevaba nuestra amistad y hasta lafecha, ella no sabe en qué sitio laperdió.)

Casi diez años después, en nuestras reunionestodos mis amigos de escuela hablan de sus hijos,

de sus coches, de terrenos y vacaciones, de aven­turas y divorcios, de mil cosas. Pero ninguno habla

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de sus sueños más personales, esos sueños que creose perdieron con el paso del tiempo, entre lasopciones y los deberes con los que nos tantea ydistrae la vida. (¿Qué es eso de sentar cabeza,

caraja? Una nueva táctica experimental o el asunto

ése de la madurez). Todos corren tras el dinero y

yo ... ya no me atrevo: se me acabaron las ganas,

me quedé sin speed. Justo ahí, en una de esas

fiestas, me enteré que ...

(6. Ese chico tan hablantín se cansó

representar ante nuestros ojos una

insípida mentira: ahora, para sor­presa de todos, vive feliz con su sim­

pático novio y le importa un comino

si lo aceptamos o no.)

Mis mejores amigos, mis compañeros de escuela

y cómplices de aventura son más que extraños.

Muchos de ellos, aspirantes de viajes autónomos,

escogieron reintegrarse y formar parte del rebaño

y ya no quieren acordarse de las fiestas en las que

disfrazados nos reímos tanto. Yo ya no entiendo su

lenguaje, ni ellos el mío. (Por cierto, nunca ha sido

una cosa que me preocupe mucho). Los únicos que

parecen entender de que va el rollo son esa pareja-ella en eterna dieta y él experto en computadoras

y música heavy de los ochenta- que adoptó a unniño mongolo; ellos, divertidos y muy viscerales,

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son los únicos que siguen en la misma sintonía defuror adolescente, videando películas porno ypidiendo por teléfono pizza a domicilio.

(7. Aquel otro murió de forma chis­tosa -no preguntes cómo-luego deenterarse por celular que su padreen bancarrota se había volado lossesos.)

Yana me explico en qué fallamos, el trato erano ser iguales a nuestros padres, pero esa noche alsalir del último party se rompieron los lazos. (Tengoel momento justo grabado en video). Es triste admi­tirlo, pero no hay amigos para siempre. Es inevi­table, sucede, y ahora sólo quedamos ella y yohablando por teléfono, riéndonos al recordar que,en esa última reunión, alguien me preguntó: "Yahora Fer, ¿cuáles son tus planes?". Yo, sin undejo de ironía en mi voz, dije: "Este año sí quieroaprender a manejar" y me eché a reír otra vez.

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FEK!

ATURDIDA ME ESCRIBES, EN MI CUADERNO DE NOTAS,

casi sin quererlo: "¿en dónde está ese amigo conel que nunca me he sentido juzgada?" y agregaspropositiva entre manchones de tinta negra un"quiero volver a reír contigo en alcohol". Y sí, claroque puedo emborracharme contigo, comparti.r lajeringa o pasarnos en un momento de euforia odesesperación. Recuerda que yo soy la droga per­fecta, la imagen perfecta, el momento perfecto perovamos, tú también lo eres. Ya aburridos, ya can­sados, ya en pleno viaje, ya de vuelta, ya murién­donos en el sexo y abarrotados de basura can­taremos esa canción que tanto te gusta. Por favor,entiende mis razones: de verdad, puedo escupirteen el rostro y besártelo después sin ningún asomode asco o pudor. Una y otra vez, si eso te sientabien. O mejor aún, ofrecerte como suripanta encualquier esquina de estas calles de Dios y sonro­jarme al ver los dólares que me ofreces desde elauto.

En una de esas calles de Dios aprendí que todostenemos un precio. Y si pagas lo correcto puedo

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St amante de tu amante, la ocasión de probar y laposibilidad de olvidar quién jodidos eres. Puedogolpearte y tranquilamente sentarme en el retretepara hacer minucias mientras devoras tu histeria yte veo hacerlo con quien quieras. Tuya es la deci­sión y yO estaré ahí, para escupirte el rostro ybesártdo después sin ningún asomo de asco opudor. Recuerda que yo puedo ser tu única alter­nativa, tu deseo maldito y tu pasión escondida. Todoquedará en el olvido o en nuestro retrete hechominucias: la humillación del deshonor, la vergüenzadel ayer y esa oportunidad que niegas a ese sermenor que llevas muy escondido dentro de ti. Yojalaré la correa porque... para eso estoy, ¿no?

Aviso de ocasión, cariño. Búsqueda de trabajosin oportunidad y calles desiertas y nosotros solosen un bar de puta madre. Agita tus tetas, me dices,que yo agitaré las mías que son mejores. Yo, sen­tado en el retrete, haré minucias para ti y tú son­reirás con la boca recién pintada y dirás que tesientes discriminada y que ¡por Dios!, alguien vengaa sacarnos de este fango. Y yo callaré, pensandoen cómo disfrutar una pelea próxima y decir lo quepienso y decidir si sentarme o no en el retrete parahacer minucias para ti.

Y qué más da si ya no hay más de esa drogallamada vida. Y qué importa, dirán ellos sentadosen otro bar de puta madre o bebiendo capuccinosin azúcar en raras tacitas de porcelana china,mirando entusiasmados por el ventanal a mogollón

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de gente en vértigo por la alta tasa de criminalidad.Tocándose el culo en afán equilibrista, flipando enéxtasis con música a tope y hablando del futuro ydel auto nuevo y de cómo guardar la línea sinmorirse de hambre. Y en ese momento de deleitemortal, los chicos y las chicas felices entrarán deci­didos al círculo de iniciados y todos, incluso noso­tros, perderemos en exquisitos fariboles y nos em­borracharemos pegándonos insultos y llantos demáquina en una perorata que resulta inacabable yque resume toda nuestra euforia y desesperación.

¡Qué felices somos, de verdad! Esto es unamaravilla: te pego otra vez y tú, ¡toda risas! Y yoseré tu esclavo y beberé tu sangre mientras can­tamos tu canción favorita. Agitaré mis tetas y teperforaré ese ser menor que llevas muy escondidodentro de ti y te recitaré "tyger, tyger" para hacertereir y pensaré que todo acaba al iniciar, lo demáses bisutería que aprendí en la calle en donde cadacosa tiene su precio. Y qué importan los etcéteras,ahora nuestros quejidos son tatuajes al alimón quereciclan el odio y esa felicidad de pegarte y seresclavo tuyo o el estar sentado en el retrete haciendominucias para ti.

Recuerda que puedo ayudarte a vomitar en laresaca sin ningún asomo de asco o pudor, a lucharen contra del desprestigio promulgado por la vozde tus vecinos y pegarme de tiros en un bar deputa madre o bebiendo capuccino sin azúcar enraras tacitas de porcelana china. Si quieres llorar

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te prestaré por un momento mi atención y serétestigo en todos tus delitos, pero no participaré enellos porque sin duda estaré aburrido y cansadode mirar a mogollón de gente en vértigo por la altatasa de criminalidad. Si algún día quieres flipar,seré un compañero de viaje ideal porque yo soy elmomento perfecto y recitaré, una y otra vez, "tyger,tyger" para hacerte reír. Pon la fecha y ahí estaréagitando mis tetas o sentado en el retrete haciendominucias mientras tú sonríes con los labios reciénpintados. Claro, puedes contarme todas las mentirasque quieras y yo haré un nudo con ellas, cerrarémi pico y culo por ti mientras que tú, en una deesas calles de Dios, devoras tu histeria o te lo hacescon quien quieras.

Al final, si eso te sienta bien, ambos podemossentarnos en el retrete para convertir todo esto enminucias mientras recitamos "tyger, tyger" o canta­mos, una y otra vez, tu canción favorita.

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GOING UP TO PASADENA,CALIFORNIA

¡ESTA CIUDAD APESTA! FUE LO QUE PASÓ POR TU

mente y sin duda así era. Otro crimen más sale enla nota roja de los diarios, el encabezado es hartoreconocible y te trae un ligero flashback: "Otroejecutado al estilo mafia". Ésas eran las noticiasde ayer.

Es divertido ¿no?, piensas al insertar el com­pacto en el cd player, constatar qué tan sangrien­tamente nos matamos los unos a los otros. Losmatamos o nos matan, la apuesta parece ser quiénquedará al final.

Ahora, pensándolo bien, te parece tan estúpidoverte en esta situación: cargando un cristo jorobadosin saber el porqué, pero es mejor no hablar deciertas cosas. Mejor aún no preguntar ni saber demás; en este negocio, los soplones y curiosos son alos primeros que se carga la chingada. Esa fue laprimera ley que aprendiste de ese código invisible.La ley, te ríes y tu risa desemboca en una sonoracarcajada al pronunciar esa palabra. La ley.

Por el momento, sorteas como un experto losbaches del camino y frente a ti la frontera se abre

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de piernas y te das cuenta que los soldados ameri­canos con sus perros droga-entrenados no tienenni puta idea de quién eres. EL GATILLERO MÁSBUSCADO DE LA REGIÓN, según una nota publi­cada en otro diario y "un tipo malo de lo más cabal"según un corrido prohibido en la radio. Eres unfugitivo famoso, un fugitivo de esa maldita ley queunas veces camina a tu lado y otras veces intentachingarte por los mismos motivos.

Esnifaste unas habituales líneas justo antes decruzar. Recuerdas, entre risa y risa, cómo conectas­te una dosis extra de merca por si acaso necesitabasun aliviane al momento de pisar el acelerador paradejar atrás la ciudad. Eso te da siempre gran seguri­dad pero no, hoy no, y nervioso tomas el freewayen ruta a Pasadena. Tú lo sabes, en el camino todoestá en juego. Hay que escaparse del destino parallegar primero. Esa es la eterna lucha por la vidaque tanto gozas poniendo en peligro.

La mirada fija en el camino y en los letrerosque señalan el límite de velocidad. En un momentotodo se bifurca y se hace gris; el mapa indicandosalida a la derecha y otro freeway que seguir, otrosletreros que leer y tú con esa impaciente prisa queno puede vencer al límite de velocidad. Chingados,piensas, ¿qué vaya hacer allá? Nadie te espera,eso ya lo sabes. La música deja de sonar, veintemillas recorridas y un repentino chipi-chipi empiezaa llenar de agua el cristal del carro. Desde ayer nohas dormido. Agotado e impaciente, paras a comeren un Burger King.

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A esas horas, los únicos clientes del restauranteson ancianos homeless, viejos desencantados be­biendo el café de Reagan y deseas, sí lo deseas,que no existiesen los viejos. Te recuerdan a ...¿cómo se llama tu padre? Carlos E. Suárez, ElHombre Que Toda Su Vida Tranzó Por ConseguirEsa Maldita Seguridad Que Da El Dinero. Cuandola obtuvo, lo primero que hizo fue conseguirse unaputita veinteañera con la cual hacer las cochinadasque no aceptaba practicar tu madre. Riendo teacuerdas que a los 18 años tuviste la pelea definitivacon él, le tumbaste dos dientes; ése fue el únicogesto tuyo que agradeció eternamente tu madre.Después de propinarle esa madriza, estás en la callesobreviviendo a punta de la debilidad ajena. Turisa se convierte otra vez en carcajadas cuandorecuerdas que en ocasiones lo llamas por teléfonopara decirle "Chinga tu madre, viejo cabrón". Élsabe que eres tú. .

Impaciente, le estás pidiendo a una coreanainmundamente desnutrida, que no habla bieninglés, dos hamburguesas, unas papas fritas gran­des y una soda LARGE. Le extiendes un billete deveinte dólares, no esperas el cambio. Un ligerohormigueo en la nariz y unas ganas por explotar.Impaciente, devoras todo ante los desorbitados ojosde un viejo homeless de mal olor y dientes podridos,veterano de sabe dios qué guerra.

Matar, droga, poder, dinero, hijos ilegítimos,corridos, botas de piel de cocodrilo, botellas dewhiskie, putas de 200 dólares, policías corruptos,

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luces de carros, periódicos estás pensando entodo ello. ¡Oh, caraja! ¡Yaaa ! No aguantas, enun par de segundos matarías a ese pinche viejohambriento que no deja de mirarte. Pero no, impa­ciente vas al baño, esnifas el resto y te arrepientespor no haber pedido más.

Fue un error, Pasadena todavía está muy lejos.

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@

MIÉRCOLES. TODOS NOSOTROS Y TODAS NOSOTRAS

que vivimos aquí y somos jóvenes víctimas delmoderno ocio, hacemos fila para entrar a los clubesy sonreímos si tenemos un pase que garantice laentrada libre, y si no pagamos el cóver de tantosdólares y entramos felices y saludamos a los mese­ros que son nuestros amigos y a nuestros amigosque vienen detrás de nosotros y nosotras los espera­mos en la barra en donde pedimos doble ración decerveza o tequila o margaritas de fresa que siempretienen mucho hielo y saben poco o nada a fresa y .todos tratamos de evitar los especiales porque soncombustible que nos fulminan rápidamente en lasegunda tanda y nos deja a todos una horribleresaca a la mañana siguiente. Algunos resistimos ypasamos al segundo piso en donde se encuentrantodos los conocidos bailando las canciones quetodos conocemos y que todos estamos cansados debailar y conocer pero que el dj insiste en ponerporque todos las bailamos y conocemos y la pistasiempre está llena y el gerente observa eso y le

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...dice al dj que siga igual y él sigue su consejo ytodo sigue igual. Los que no bailamos platicamosentre nosotros y nosotras sobre el último grupoinglés que vimos en concierto o contamos nuestrasaventuras en los chat rooms más weirdos en Internety decimos ¡qué curado es todo! y observamos quelas chicas se besan a veces con chicos y otras vecescon chicas y a todos nos da igual porque sí y porqueno mientras bailamos y mientras platicamos acercadel último o el próximo party observamos que loschicos les tocan el trasero a veces a las chicas yotras veces a los chicos y a todos nos da igual porquesí y por que no mientras bajamos a pedir otra tandade licor y vamos al baño a mojarnos el pelo concerveza y le pedimos al dj que ponga canciones dePulp o de los Chemical Brothers y a veces queremosescuchar a The Human League y canciones disco yrolas ska e instrumentales jungle y onda house quesudamos y sudamos mientras pensamos que haymucha gente y que ojalá que no tengan prejuiciosestúpidos y que no sean de universidades católicaso de ranchos urbanos y que se sepan vestir cool yque sepan platicar acerca de ~a filosofía de Jung oel bienestar tecnológico aplicado y que sean polvode estrella esparcido por la pista y que puedanmanejar borrachos si nos dan ride a casa y que noles dé pena bailar hip hop y que no se asusten connuestros peinados raros y camisetas de Disasterajustadas y esa imaginación que desborda libre­mente nuestra sensualidad y que abran la puerta y

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las ventanas que están cerradas porque hace calory los vidrios se empañan y esta gente suda muchoya veces huele feo. Salimos a la terraza a mirar uncielo vacío y todos nosotros y todas nosotras nospreguntamos por qué no hay estrellas y confundidosvamos por más cerveza y en la barra conocemos amás gente y luego en una mesa nosotros y esa genteya totalmente borrachos y borrachas platicamossobre nuestra vida y nuestra maldita o benditafamilia y de cómo intentamos ligarnos a esa chicao ese chico que nos gusta y todos nosotros y todasnosotras lo hacemos y nos paramos a bailar y suda­mos mucho y a nadie importa si aquel chico bailaHeart of glass con una chica o un chico o con ambosmontando una escena como de video de Madonnao si una pareja de chicas gringas cachondas sebesan en la pista o si a alguien le va mejor bailarsolo y todos nos reímos mucho y a veces vomitamosen el baño y volvemos por más alcohol y volvemosa sudar bailando éxitos viejos de Dee-lite y habla­mos de política internacional y hacemos trivia sobrelas Hong Kong movies que hemos visto y de cómonos sorprendieron a todos y a todas fumando unjoint en la terraza y el gerente nos regañó levementey todos nosotros sólo seguimos el juego mientrasalguien gritaba que olía a pot y el gerente estabaviendo que todos y todas estabamos bebiendo yfumando mientras nosotros y nosotras intentábamoscallar a esos macarras estúpidos y a esos mariconeshorteras que nos desagradan porque a veces se

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pasan de intolerantes y después a todos nosotros ya todas nosotras nos dio risa al ver a esos chicos ychicas de universidades católicas que se asustancuando salimos todos y todas a bailar lujuriosa­mente un tema de Nine Inch Nails mientras quenosotros y nosotras pensamos en que ya estaremospronto en Amsterdam y que todo será mejor paratodos los que disfrutamos bailando hasta el amane­cer cuando otros y otras de nosotros encaramadosen una silla damos show gratis cuando otros y otrasnos besamos en el suelo mientras que otros y otrascaemos de las escaleras y nos golpeamos en lacabeza o en otras partes del cuerpo y luego nossentamos a platicar de una novia mucho mayor quenosotros y de un padre que pagó la seño que noshizo el favor o una madre que nos pega de cache­tadas y que nos dice "¡has de andar ya de puta!"cuando nos ve salir o llegar a casa y del dinero quenosotros tenemos y del dinero que a nosotros noshace falta y de cuánto nos jode el pms y de unacarrera elegida que no nos gusta y de que a vecesnos importa un céntimo que inventen situacionesque sólo nos interesan a todos nosotros y a todasnosotras y qué si abortamos y qué si nos tiene sincuidado con quién nos acostamos y qué si todossomos borrachos y adictos a los sueños más estúpi­dos y qué si somos estudiantes clase @ y fácilesamas de casa y modelos en plan ejemplar y qué sisomos amantes en turno del profesor o si somos elmúsico más famoso de la city o si nos sorprendieron

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robando chingaderitas en un supermercado y quési somos testigos de jehová y mormones desmadro­sos y judíos heterodoxos y qué si somos pansexualessin cortapisa y punkies sin crestas y morros universi­tarios con la cartera llena de condoms y ninfetasdesdichadas de pechos gigantescos y niurros delipstick negro y trolas en búsqueda de emocionesfuertes y trogloditas con pinta de modernos y quési a todos nos gusta lo nuevo y el glamur y losexcesos y estar borrachos y caernos de la escaleray flirtear y pelearnos y hacer todo eso que asusta ala common people adicta a estúpidos rumores.Todos nosotros y todas nosotras somos parte de unbatallón platónico de antihumanistas rebeldes eneterno día festivo una armada de amantes en terapiaintensiva átomos y nanotecnicismos que forjan unmillón de sueños que se prodigan en escuelas y endiferencias marcadas por la inutilidad de los este­reotipos y moldes caducos todos estamos despro­vistos de ese margen de culpa impuesto por latradición y la gran familia mexicana una equis unvacío la miseria y el fulgor de la city el orgullo deunos padres que jamás han sospechado en dóndese meten todos sus hijos y que los premios quetodos y todas hemos ganado son sólo discursos debaile para nuestros amigos los happy children ofthe revolution catatónicos perdidos entre el humoy los estrobos entre gringos y chicanos y negros yorientales y europeos nosotros seguimos siendonosotros slackpies con ropa importada y de segunda

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con trusas Calvin Klein y eslogans de Brillo ennuestros cuerpos y wonder bras aplaudiendo consilbatos los aciertos del dj borrachos con tequilacriminal y agitando inquietos los brazos en el airey meneando las caderas y todo el cuerpo sudandola borrachera de felicidad y flipando en algúnrincón para ahogar los problemas de nuestra vidaisolada fuera de los clubes. Todos nosotros y todasnosotras criticamos al mundo que no es como elnuestro pero tan sólo un poco porque reconocemosque tenemos muchas virtudes pero también muchosdefectos y que los aliviamos en alcohol y en drogasy en amigos y en amigas y en malditas o benditasfamilias y en trabajo y en sexo y en el sudor delbaile con canciones de Front 242 que repite el dja mogollón. Ya lo dijo Beck todos somos unosperdedores a los ojos de esos que ven con desprecionuestra risa constante y que se asustan al versereflejados en nuestros abrazos y nuestras pláticasy nuestros bailes y nuestras borracheras y nuestraspeleas e insisten en criticar pero que nunca seatreven a sacar lo que muy dentro de sí escondenellos de su sociedad ideal y ellos son peores yesolo sabe cualquiera pero eso a todos nosotros y atodas nosotras no nos importa. Todos nosotros ytodas nosotras no queremos escoger entre televi­sores y unos jodidos electrodomésticos que nuncausaremos como tampoco nos perturba el no perte­necer a una pinche familia feliz ni siquiera nosmortifica el conseguir o no un trabajo chingón en

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realidad no nos interesa y lo único que finalmentenos importa aquí y ahora es bailar y por eso yporque sí y porque no asistimos libremente a losclubes de la city cada miércoles.

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EL PROBLEMA DE ENERO

ENERO ODIA LOS RECUERDOS E INVITA AL DESENFRENO

por un año nuevo. Enero enarbola la bandera denuestros defectos y lluvias tormentosas de idealeshogareños. Enero se reinventa en noches rojas y

risas rotas de gris melancolía, pero absurdamentecamina entre restos de vidrios como si fuera unmodelo y no el estereotipo del mes cargado de sudory un ajuste de tripas. Enero es siempre actual, noquiere sufrir crisis postcoitales y dramas mañanerosde un fulgor doloroso. Enero es tiempo de creci­miento y delirio, de strip-tease armónico, de dichapasajera, de vivir lo mejor posible sin romper nin­guna salida.

Enero es un vil romántico, hipócrita selectivo yprácticamente un asesino; es energía adolescente,carga positiva de engramas de infiel dolor y dosisde carisma registrado. Enero con su aire friviolento,desnuda nuestra alma mientras juega con emocio­nes ajenas. Enero es hábil y nos sorprende bailandoborrachos la fiebre de Madonna. Enero se toca, tetoca, nos toca lujuriosamente como poseído por un

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furor divino y no, no lo sabemos pero es enero quienagita la copa de la discordia y quien, en sus caóticasnoches, brinda cínicamente por todos nosotros.

Enero tiene sus momentos de fragilidad, deinsólita desventura, de obsesiones que no valen elmonto del riesgo. Enero cuarto obscuro, eneropálido miedo, enero en ropa interior, enero frus­trado sin erección. Enero se marcha cuando sesiente perdido y después muy triste, despierto enla soledad de sus días, recupera el momento deaquel primer baño con una madre de grandes pezo­nes y risa de Testigo. Enero es aquellos juegosinfantiles convertidos en experiencias premoni­torias: "ella la mamá, yo el papá, ellos los hijos deun matrimonio incestuoso".

Enero no tiene herederos, pero nunca se confor-.maría a no ocupar el mejor lugar en nuestras vidas.Enero es egoísta y posesivo sin ningún sentido, unrunaway fortuito que ocasionalmente visita los baresde mala muerte y nos encuentra tendidos. Eneronos cobija humildemente e insiste en no creer enesa entidad bullanguera llamada fiesta, en borrartodo gesto de nuestra inestabilidad risueña con elpaso de las horas. Enero nos conoce por dentro ypor fuera.

Enero, casi enmudecido por el llanto, marcami víper a las tres amo El desaliento lo había derro­tado: enero estaba drogado y perdido, enero eraseductor y fracaso, enero era amigo y desenfado.Enero a la deriva buscando desesperado cualquier

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posibilidad a la cual asirse. Enero intentó besarmeesa madrugada y al sentir mi rechazo, desalojó suoferta apasionada con una sonrisa de esquina. Lodejé ahí, había vencido a la duda y buscaba respeto.¿Enero? Enero se entregó entonces al desconsuelodel susurro de una eterna melodía de motores ymaullidos matutinos.

Enero no quiere entender que su tiempo pasó.Enero, olvidando que fue un gran caudillo, cae otravez y calladamente agota sus lágrimas en aquellaesquina. Enero se debate en el hedonismo placen­tero y la cristiana voluntad de ser bueno. Enero nose avergüenza de nada pero es víctima de su propiosilencio. Enero ya no se acuerda cómo era antes yabstraído, sin entrar en detalles, nunca decide siéste es el final o el inicio.

Sin decirnos adios, Enero se nos fue justo ese día.

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LA MUERTE DE PAUL

I. EL TELÉFONO REPIQUETEÓ INSISTENTEMENTE, YO

no tenía el mínimo deseo de contestar. Ayer, unaborrachera killer y una noche de sexo público conSilvania, la chica de los pezones rosados y esasonrisa de maniática que tanto me cautiva. El resul­tado era el de rigor: una agria resaca y una náuseaincipiente. De reojo vi la hora en el reloj digital,8:25 am, antes de hundir el rostro en la almohadapara volver a formar una unidad con la cama. "No,no vaya contestar ni vaya ir hoya trabajar". Porfin dejó de sonar, ¡Por fin!, dije, y aquello fue unamaldición. Volvió a sonar al instante.

11. Cogí soñoliento el teléfono. Sí, soy yo. ¿Quédemonios quieres? ¿No mames, estás hablando enserio? Sólo escuché la voz de mi hermano Raúl,entrecortada, casi a punto de llorar, contarme losucedido: " ...fue brutal, César. Yo presentía quele había pasado algo a Paul, no sé por qué pero lointuía. Paul no se merecía esta suerte. Los cabronesque lo hicieron, puta, no se tocaron el corazón. Lo

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encontraron anoche, tirado en un baldío como sifuera una mugre bolsa de basura".

La voz de mi hermano se pierde, yo intentobloquearme pensando en no sé qué tantas cosaspara no escucharlo aunque sé que él sigue hablan­do: "Lo dejaron irreconocible, convertido en unapiltrafa humana. Tenía un tiro en la cabeza y dece­nas de cuchilladas. Le quemaron casi todo el cuerpocon cigarrillos: la cara, las manos, el pecho, lospies ... Tenía los ojos hinchados, desfigurados conunas marcas bien horribles. Lo torturaron peor quea una bestia, no te puedes imaginar qué tan cruelesfueron con Paul. Le arrancaron las uñas de lasmanos, lo molieron a golpes; le pegaron tanto quele quebraron no sé cuántas costillas y... es tan difícildecirlo ... ". Raúl hace una pausa, una maldita pausaque nerviosamente se alarga más al escuchar nues­tras respiraciones en vilo, como esperando un desen­lance aún más trágico. "Espera, lo violaron y le cor­taron los güevos, los hijos de la chingada lo cas­traron. Lo castraron y le pusieron el pito en laboca".

111. Todavía acostado en la cama me imagino amamá intentando pensar que no es cierto que Paulestá muerto, que únicamente se ha quedado dor­mido o que aquello era una pesadilla provocadapor el hábito a los sedantes americanos. Me imaginoa papá, ese señor de rostro tan impasible, mor­diéndose los labios pensando en no sé que cosas y

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hurgándose furtivamente la nariz para desviar nues­tra atención antes de decir ¡Puño contigo, Paul!Me imagino a mi hermano Raúl pasando el amargotrago de reconocer a Paul en la plancha de lamargue, de decir "Sí, sí, es él" al ver el cadáverinerte y luego, sin ningún control, soltarse a llorar.

Por un instante, me imagino a mí mismo, deses­perado, intentando recordar algo bueno de Paul.Oh sí, aquel día de mi cumpleaños que me regalóel avión para armar que por tantos meses deseépero no, me acuerdo más de esa noche en que lo vifurioso, por no sé qué razón, estrellar mi avióncontra la pared. Por más que trató no puedo encon­trar algún recuerdo feliz, tengo que admitir quenunca existió una buena relación entre mi hermanomayor y nosotros. Lo suyo fue siempre abusar deRaúl y de mí; golpes para que hiciéramos su trabajocasero, golpes por tomar sus cosas y golpes porquesí. La naturaleza de Paul siempre fue pendencieray, en los últimos años, se había convertido en unabogado prominente con justificada fama de play­boy, antipático y vorazmente accesible a defendercasos controversiales y harto publicitados. Paul eraun tipo corrupto o, al menos, eso decían implí­citamente en las columnas locales de comentariospolíticos. Mejor me imagino que me acerco lenta­mente al ataúd cerrado que me impide mirar surostro inerte tras el vidrio. No puedo evitar abrirlopara decirle sin ningún tipo de remordimiento:"Paul, te lo merecías por cabrón".

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IV. Un silencio total, yo no sé qué decir y Raúlsigue hablando, con la voz aún más agitada y muchomenos entendible ... "¿Sabes en qué pensé? En salira buscar a esos hijos de puta y matarlos pero ¿quiéndiablos son? Sospecho que nuestro hermano teníarelaciones con narcos, los judiciales comentaronque su asesinato lleva el sello y firma de la mafia.Ya ves como era Paul, a lo mejor quizo darle ganea los de arriba y aquellos no se anduvieron conrodeos. Chingado, César, lamento que te enteresde esta manera pero ... "

V. No pude aguantar más. Colgué el teléfono y cerrélos ojos pensando en que necesitaré un traje negro.Un maldito traje negro.

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TJ2020.HTML

MESSAGE-In: < [email protected] >Content-Type: hypertext; charset = "5tech-ascii"Date: 28 Dec 2020 14:38:46 -0800To: [email protected]: [email protected]: TJ2020.HTML. ..

< <Welcome to Dystopia. Las últimas estadís­ticas arrojan un superávit depresivo que ha aniqui­lado todo intento y a cualquier proyección positivapor rebatir los infundios que aparecen sin cesar enlos mass media virtuales. Claro, la situación en lacity es alarmante: ataques racistas, violencia sindi­calizada, mega desempleo, el porcentaje de suici­dios en alza y, para colmo, las actividades de esafauna urbana de cholos killers en patines, call girlsde luxe en constante tour y ejecutivos junior condigi-antenas too much smart para extorsionar ytolchoquear a las víctimas del futuro shock. Todoesto ha hecho insoportable nuestra situación de eco­rebeldes en paro. --

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<< La city es una zona de combate en la quese prohíbe pegar anuncios sin código de barras,consumir superdrogas en la vía pública y además,cualquier tipo de representación gráfica de c = 8sy Qh u otro contenido artístico presumiblementeprovo/sick es cancelada. Eso ocupa la atención denuestras autoridades mientras que, por otra parte,la pelea entre un aferrado cartel local, las gangaschicanas, la mafia italiana y la inefable yakuzanipona por controlar el territorio ha reducido alvalor de la shit-fek al dream de la cittá futuristaprogramado por la Poderosa Corporación Extran­jera Innombrable (PCEI) al adquirir, mediante unjugoso trato con el gobierno nacional, la concesiónpara usufructar el territorio por los próximos cin­cuenta años. Sin embargo, la PCEI no hizo caso alos estudios mercadotécnicos que pronosticaban unrotundo fracaso a ese ambicioso proyecto de "LasVegas del tercer milenio", como se vio tan sólo aseis meses de la instalación repentina de grandescasinos: la ruina económica y moral de la city, elencadenaje real a una sodomización de primer mundo.

«A pesar de la situación, algunas de las accio­nes de resistencia no han sido en vano, el FrenteSeparatista -integrado en mayoría porcentual porex miembros de ONG's-, combate ferozmente consus mismas armas tecnovisuales a la ya inevitableeinsicht y a los cazadores de imágenes, esos peque­ños salvajes en el juego-clic de las ilusiones más

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brutales que hábilmente, gracias a propinas legalesno anotadas en los libros fiscales, pueden malrre­portar el estado actual inside to all the world out­side. Desafortunadamente, los mass-media globalesya han vertido su mortal veneno y otra vez, injusta­mente, la city vuelve a ser la Leyenda Negra.

<< En la otrora brillante avenida principal,aquella gran vía en la que momentáneamente ellujo exhaltado al límite bordeó con la fantasía oní­rica de pintores surrealistas, ahora tan sólo deslum­bran una multitud de drag gueens de estúpidocharming que, perseguidas por objetores de mal­conciencia e inquisidores de funny tortura, estánen huelga de hambre y prometen bailar hasta morirel último dance hall importado de Londres. Sininfringir la ley, la otra gente de la notte es randamdetenida por caps pasatistas, convertidos por man­dato judicial en árbitros de la moda nadsat; árbitrosque resumen el antiguo problema generacional enuna simple ecuación: individuo joven + vestimentaimpropia = elemento radical. Ellos nos odian por­que no somos iguales que ellos, porque formamosparte de una comunidad de óxido a la que nuncatendrán acceso, porque somos jóvenes de provo­cador irredentismo recorriendo veloces una auto­bahn de insólita belleza; ellos no entienden porqué, aún viviendo con un microchip de confor­mismo implantado en nuestra cabeza, nuestrosinstintos se rebelan en mangas cortas para diver-

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tirnos automáticamente en las calles llenas de basu­ra y vicio.

<< Sin duda, a los cops pasatistas les cortanuestra mentalidad provista de synaesthesia quese prodiga en buten smaileys y su adrenaline enconserva se dispara al golpearnos, al gritar impro­perios para callar nuestros rants libertarios y sugarganta se hace fuerte al expeler el archi temidoshout de ¡Tishima, molim! que pronostica irreme­diablemente una acción represiva tipo R-IOl. Aveces, tras una revisión estúpida, les basta el único"defecto" de ser joven ª=l para considerarnos deltipo intelectualmente violento y por esa sola"razón", algunos de nosotros hemos sido confinadostemporalmente en los terribles Centros de Adapta­ción Social que tanto merman el presupuesto de laJunta Municipal por concepto de campañas pro­comportamiento excelente cuyo resultado, si hace­mos caso a las estadísticas registradas en informesconfidenciales, es zero.

«"Con este clima de hostilidad y represiónya no se puede vivir aquí", clamaron con ciertoestupor las familias decentes con ahorros en elextranjero y se fueron antes de ver el desastre final;los primeros pudieron vender sus posesiones condecoro, los últimos fueron víctimas de los greedycoyotes. Otros, más pobres y menos smart, hanquemado cobardemente el libro de Abbie Hoffmany preparan sus maletas para abandonar inmedia­tamente la city, hartos de generadores de viejasfábulas de pseudo éxito, hartos de esas shoot-guns

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pictures de Elvis 2000 vendidas como barato sou­venir y hartos de esos extranjeros en polainas adic­tos al underworld más mezquino.

<< Ante la gravedad de la situación, el clamorhipócrita de la Junta Municipal se concretó a citara toda la población a una marcha por la unidad,una marcha con cánticos y mantas cortesía de laPCEI, una marcha con discursos mesiánicos queprometían un regreso al esperanzador futuro que,cosas del destino, todavía aparecía mencionado enla última edición de los libros de texto gratuito:"La city es el paradigma de la nueva metaculturanacional, un espacio enfocado a la creatividad em­presarial y un incomparable bastión de la luchaconstante por el rescate y la permanencia de nuestraidentidad cultural en un ámbito de modernidad yglobalización" .

< < Por su parte, el ala extrema del FrenteSeparatista ha visto en todo este caos, el momentoadecuado para iniciar el proceso de desligue polí­tico y al grito de ¡Únete a nuestra sublevación!, haconvocado por los medios disponibles a una revuel­ta armada para reconquistar territorios perdidos yde paso externar la intensión de instaurar un régi­men autónomo en la city. Ante esta oportunidad,los eco-rebeldes hemos decidido bailar la guerra yabolir nuestra tradición servil...

-¡Fatal error en data! [Fatal error en data! ¡Fatalerror en data!-

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PEQUEÑO ARREBATO DE LOCURA

MARIO NO OLVIDA LAS BURLAS Y LAS PALIZAS. QUIZÁ

lo intenta pero no puede; aún le duele el alma y elrencor guardado en lo más profundo. Trata de salira flote al más mínimo rasguño emocional. Marioquería ser médico pero, ¿quién diablos tomaría enserio a un doctor enano deforme? , le comentó sar­cástica su madre cuando se enteró del sueño idiotade Mario.

Doña Nora, Norita como la llamaban los veci­nos, era un arpía cubierta de chales y mirada vidrio­sa, amenazante. Tan hipócrita y cruel, era capazde disfrazar su odio maternal persignándose diaria­mente en la iglesia del barrio para luego maltratar a eseengendro al que se resistía a llamar hijo. Aquelque le destrozó la matriz y de paso, mandó a lafregada su matrimonio con Pancho, el amor de todasu vida. ¡Ay, su Pancho! Cómo lo extrañaba, cómodeseaba sus caricias y sus abrazos de macho, susbesos con sabor a tequila y hasta la ocasional golpi­za; el sentirse suya y sentirlo suyo, los dos juntosen aquel viejo catre en el que ahora maldecía sufría soledad.

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Su relación con Pancho terminó el mismo díaen que nació aquel niño deforme; avergonzado yherido en su orgullo, Pancho no pudo soportar lamirada de ese ser tan feo como incompleto y echán­dole la culpa de aquella maldición a Norita, se fuede aquella casa para nunca volver. Años de ausen­cia, años infames en los que Norita tuvo que cargarsola con la cruz de aquella derrota y las miradasindiscretas de los vecinos. Años de aguantar losmurmullos y cuchicheos, de "Mira, qué feíto estáel enanito". Lo cierto era que Norita detestaba a Mariopor la mueca grotesca en la que su boca se convertíacuando intentaba sonreír, por su andar estúpidocomo arrastrando los pies, por ese bracito de monode peluche y esa enorme cabeza despeinada, porsu hablar quedito y por mirarla insistentemente consus ojos desiguales.

Arreglándose para salir a trabajar, Mario re­cuerda que siempre hizo hasta lo imposible porcongraciarse con su madre; le ofrecía ayuda consus manitas regordetas mientras sonreía inquieto,mostrando sus dientes grandotes como de mazorca.Nunca fue un niño problema y evitaba causarlos ohacer alguna travesura que desatara el enojo de sumadre. Pero eso nunca fue suficiente, bastaba unapalabra mal entendida o un gesto dudoso para queMario se enfrentara a la descarga de su madrefuribunda. "Ya no me pegues, mamacita", repetíauna y otra vez mientras iba contando los golpes.Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco ... hasta que

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aquella máquina de ira endemoniada agotaba sufrustración. Norita se justificaba. "¡Cachimbas! Esteniño mío sólo a golpes aprende, no entiende conpalabras", decía falsamente afectada ante los recla­mos velados de los vecinos.

Ahora, Mario es casi feliz. Los años de encierrono fueron nada comparado con el sentimiento tanbonito que supuso liberarse de aquellos golpizasmaternales que lo transtornaron por tantos años.Mario no se arrepiente y sabe que los niños loaguardan con sus ansias infantiles, con esa inge­nuidad que perdona mil defectos y que, de hecho,se ríen divertidos con sus disparates; ellos no 10ven como un ser extraño y realmente no les interesasu pasado. Eso lo hace mucho más feliz porque notiene nada que ocultar, nada de qué arrepentirse.En el espejo, Mario termina de verificar que todoen su colorida apariencia esté correcto. Espera laorden de salida para enfrentar al monstruo de cadadía y sonríe al escuchar los aplausos cuando elanimador grita con estusiamo: "Con ustedes, ¡ELSEÑOR BOLITAAAAAAA!"

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LA LEGIÓN DE LOS SUPERHÉROES

YIP, YIP. HABLEMOS CLARO -PIENSO EN VOZ ALTA­

esto es una mierda al regresar del inmundo bañocon retretes atascados de porquería y ese persis­tente olor a orines que penetra y se queda instaladopermanentemente en nuestra nariz. Henry, que traeuna camiseta con la leyenda "Choose a Jesus" enletras azules y rojas, ni se inmuta con el comentarioy sigue enfrascado observándole las tetas a unaescuálida chica nocturna que baila una rola movi­dita con mi amigo Gerardo.

En silencio maldigo que el As Negro tenga lasuficiente luz como para ver el grosor de los gar­gajos amarillentos en el piso y la fealdad irreme­diable de toda esta gente que nos rodea. Todosson tan feos que el lugar parece un circo de freaks:todos desde el señor Clap Clap que baila en tranceuna serie de mambos y que a veces viene a saludary se retira en muy buena onda con un "para ustedesmuchachos, mis respetos", hasta ese gordo sifilientoque se acaricia él solo mientras suenan las baladasmaquilas, que nos cae mal por mamón ya que

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siempre viene a la mesa a decir que es partidista ya reclamarnos por ser niños bien en busca de des­madre. Por favor, le dije un día, primero enflaca,te bañas, te lavas tu apestosa boca y después vienesa enfadarnos, pendejo. Ahora nos lanza unas mira­das de odio desde la barra y le cuenta a todo aquelque quiere escucharlo que él es partidista y nosotrosunos niños bien en busca de desmadre.

"Estamos en el culo del mundo, chico", contestapor fin Henry para luego, inquieto, señalar subotella vacía y gritarle a una de las meseras: "Otrabeer, carajo". ¡Ah!, el buen Chinaski, viejo poetacon dientes podridos y deseos malsanos, carne depresidio y labios urbanos con voz de adolescentetardío. Chinaski, un paria amante del vino quenunca se baña y tampoco sonríe. Calzones cagadosChinaski, el perro pródigo de ritmo infernal en lamente de un lector burgués, aquel que vomita antesde empezar a leer su dosis de poesía. El gran Chi­naski, el tipo al que solamente le gusta rascarse lossobacos yeso, efectivamente, hace en. este momen­to. Eso sí, con mucho estilo y con una actitud para

nada snob.A Gerardo estos lugares le provocan un ataque

de asma, para mí son el veneno que fulmina lossueños y para Chinaski son la cuerda que sujeta alansia moribunda. "Maj kuar kuar", le dije a Chinas­ki y él asintió moviendo ligeramente la cabeza. yhablamos del poder de las estrellas, de chicassecretas y la repentina muerte de nuestros amigos;

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de la obsesión compartida por las tetas de Madonna,del chantaje emocional implícito en la conductaamorosa de las mujeres y de cómo hay que negartecuando el diablo toca a tu puerta; de cómo la bellezanos miente cuando la miramos a los ojos; de cuandoel mundo es rojo, el sexo es confusión, la sociedades un hoyo que te traga y ... de cómo, cuando ladesesperación me gana y no cuento con un putodólar para comprar anfetas o una cerveza, me cortoa rape el pelo. ¿Como skinhead?, pregunta intere­sado. "Yeah, casi". Una vez fui de nazi, me diceChinaski como quien se prepara para dar una lec­ción, pero cuando me mira, se fija por primera vezen mi cárdigan roído y mi vieja camiseta de TheSmiths. "No, no soy célibe", aclaro sin saber bienpor qué lo hago. ¿Qué está arriba?, pregunta Gerar­do que ya se cansó de bailar y aterriza en la mesa."Nothing", contesto. Ambos sonreímos a mogollóny los tres seguimos el curso de la plática.

- ¿Ya les conté la historia del tipo cuyo máximoplacer es bolear a su purísima novia? -preguntocomo quien quiere revelar un secreto maldito einteresante.

-Nope -contestan los dos un poco intrigados.-El tipo es muy religioso por lo que no puede

tener relaciones sin estar casado -hago una pausapara pagar otra tanda de cervezas y continúo-;entonces hace esto: en el momento de mayorcachondeo, mete mano bajo la falda o pantalón dela chica, recuerden que es su purísima novia, y le

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sube el calzón hasta la madre; después, toma losextremos del calzón con sus manos y empieza afrotarlo con el movimiento clásico de un bolero:primero despacio y después de un rato, tan ultra­violento que la mayoría de las veces le rompe elcalzón. Lo chistoso del asunto es que inmedia­tamente después, lleva a la novia a su casa y él semarcha a la suya a lavarse las manos como diezveces.

-Conozco mejores perversiones -contraatacaGerardo- como esa de leer revistas de mujeresbichis pegándose de cachetadas. ¡Y toda la revistaes de eso!

-Cuando muera, aquí me gustaría esparcir miscenizas -informa lacónico Chinaski harto ya deperversiones en teoría.

-¡Nos vas a contagiar a todos con tu mugreliteratura! -digo y suelto una carcajada mientraspienso por qué diablos me estoy riendo como unidiota y casi gritando agrego: ¡Hey Henry!, prontome iré de Tijuana. Juro que te mandaré unas post­cards de ocio y odio de todos los lugares a dondevaya.

-Me niego a ser una estrella pop- aclara falsa­mente indignado Gerardo para cambiar de tajo elcurso de la conversación. (Gerardo se refiere alhecho de que salió un reportaje sobre él en la revistalocal de moda, cosa que yo paso por alto, restándoleimportancia y dándole, de pasada, en la madre alenorme ego de Gerardo).

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-¡Es una vulgaridad! -afirmaChinaski mientrasse suena las narices y nos enseña sus dedos llenosde mocos.

-¡Pinche poeta marrano! -dice Gerardo al le­vantarse de la mesa para perseguir a un cholo quecorre como despavorido llevándose su mochilaQuicksilver de treinta y cinco dólares como botín.

- Yes! Fuck Tarantino -grito eufórico al acor­darme de cómo matan a Quentin en una movie quevideé ayer y que, por cierto, no devolví al video­centro.

-Sí, estoy harto de geeks queriendo pasar comotipos duros. Duros mis dos grandes huevos -Chinas­ki se para y hace ese gesto obsceno tan habitual enél que me hace reír como idiota otra vez.

Henry no para de hablar: "Déjame que te leami último poema, se llama The Last Disco Song".No puede hacerlo ya que un borracho con cara dematón le grita "Cállate, viejo pendejo", y luegoagrega un ofensivo "¡Eres basura, pinche gringopanochero!". Big error. Hasta ahí pudimos haberllegado. Eso fue lo que mató a Luca Prodrán. ¡Másque droga!, el tipo presume sus puños y una mugro­sa camiseta de Snoopy. Todo mundo sabe que atipos polilla como éste hay que darles una lección.Chinaski pelea bien. Un derechazo, otro más y aesquivar el golpe del rival; mañosamente Chinaskile escupe el rostro, le propina un rodillazo en lostestículos y el tipo no cae. Las viejas reglas de lapelea callejera no aplican aquí y yo, con estas

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pastillas nuevas que me meto tan frecuentemente,alucino: revivo en ese instante la pelea de Kenobiy Vader, veo a Henry desenfundar un sable láser,el cuerpo del tipo en fuego y, al reaccionar, le grito:¡Aguas Chinaski, que es una lesbiana power!

Odio la violencia, pero a veces la justifico. Sobretodo con los estúpidos. Todo mundo quiere partici­par en la pelea. Aviento una botella que se estrellaen la rockola enrejada. ¡Es que odio la músicamaquila!, le comento al Señor Clap Clap que andamás colocado que el mismísimo demonio. No impor­ta, la música sigue sonando. Maquila, música ma­quila. Un tipo de rostro tatuado que trae una cami­seta blanca con la plegaria "Keep on truckin" escri­ta en dorado, amenaza con una navaja a Gerardo yle informa: "ya te llegó la hora, cherokee". Gerardo,entre el ruido y las risas de los que escuchan eldíalogo, se limita a contestar con su ingenua canta­leta de "No me pueden hacer nada, soy de Ense­nada", al tratar de esconder bajo un llamativochaquetón amarillo la recién recuperada mochilaQuicksilver. Ya encarrilado, entro al quite y al verla muerte instalada en mis ojos, el malillón desisteen su intento no sin antes amenazar de nuevo aGerardo que insiste en cruzar repetidamente susbrazos como Maravilla -la chica del lazo en laLegión de los Superhéroes- al decir "No me puedenhacer nada, soy de Ensenada". Mientras tanto,Chinaski propina un derechazo killer y aquel con­trincante, o aquélla, pierde por nocaut.

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Sintiéndose victorioso, Chinaski mira desafiantea todos los que estamos en el lugar y, al darle untrago a su cerveza, se echa un pedo super tronadory ¡chumapues! que Sátanas -mi perro que todo estetiempo había estado dormido bajo la mesa- sedespierta aburrido y me obliga con sus ladridos aque lo saque a pasear. Lo hago y, al primer respirode aire fresco, el méndigo Sátanas se orina en unposte cercano.

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TRIGGER HAPPY POLlCE

EN LA TELE, LA HORA DEL REALITY SHOW.

Fulgor de Sangre. Su cara en televisión. ¡¡MUL­tiASEsino!! Pánico en restaurante fronterizo. Imá­genes exclusivas. Todos los detalles. Ahora volve­mos, después de estos comerciales.

Voces ocultas, sonidos chocantes, white noiseradial y helicópteros en la sala son los disparadoresprimarios de su intento depredador. En su menteno hay una salida que no sea ésta. "I've to do theright thing", se dice a sí mismo frente al espejo."For my race, for my country, for myself". Deltrailer park a la calle con la firme intensión deconvertirse en un SOMEBODY más famoso que elloser ese de McDonalds. Al llegar al sitio elegido,los motivos del lobo urbano se manifiestan en surostro: fan 187 del Club Metzger, intoxicado x losolores de los perfumes de imitación + la grasarecalentada + los prejuicios.

Decidido a romper la inercia clasemediera,inicia el party con múltiples disparos. Los que sevan y los que se quedan, todos juntos están ahí

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mezclados entre rastros de hamburguesas con doblequeso y malteadas de fresa, entre chillidos histé­ricos y oraciones mal dichas. El ahora se vuelverelativo y la locura, instantánea. Pánico neutro ensentido multidireccional, una tormenta de plomoque no reconoce justicia.

Correr. Disparar. Saltar. Disparar.Gritar. Disparar. Empujar. Disparar.Arrastrar. Disparar. Ocultar. Disparar.Disparar [again]. Todo bajo control. Niño gri-

tando a 120 decibeles por sus padres alejados tansólo a dos metros. No molestes a tus padres [Repite].Todos tiemblan y no saben lo que pasa. ¿Un sueño,una pesadilla, una sobredosis de morfina? Adiósamigos, han sido seleccionados para irse a un mun­do mejor. Kaboom, they're dead. Un sorpresivocambio de mira e irónico pregunta "¿ Connais,connais ton Diue?" a una pareja de ancianos conprincipios del mal de Parkinson. No escucha suslágrimas, no ve sus lamentos. Kaboom, muito pra­zer. El siguiente target es una yuppie atrapada enla ocasión gracias a su debilidad por la junk food,¡Oye woman, te vaya poner a brincar! Kaboom,sayonara. Todo bajo control. Allá atrás, machomexicano moja pantalón Levis 550. Kaboom, byebye manteca. Acá enfrente, señora vieja suplicamisericordia aferrada a una cruz. Kaboom, ciaoestúpida. Aquí mismo, joven pareja reza abrazada.¿Are you married?, pregunta. Sus nervios son decristal; las caras, cemento seco. No contestan, sin

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micrófono no escuchan. Kaboom, kaboom. ¿El res­to? (~sustados, m~ertos de miedo, heridos de ímpo­tencia). Olor a arma... y la sangre corriendo like abunch of niggers in a fuckin' riot.

Esto parece un performance que no se verá dosveces. El día de mañana todos serán letras y fotosen periódicos, polvo de estrellas. ¡Rey guys, nopuedo continuar si no se callan! Allá, acá y aquí.El caos divino, el anhelo de "que no me mate, queno me mate", se convierte en un angustiante mantracuando siguen los gritos y los disparos. [Opérate elalma, cabrón psicópata!, es la voz de una valientesuicida. Go to hell, bitch. Kaboom, kaboom, ka­boom. Ropita de happy face ensangrentada, otraabuela que ya no verá correr a sus nietos ni ellospodrán correr y ver a su abuela. Kaboom [again] yrisas de poder, muchas risas.

Sintiéndose dueño de un puñado de vidas, elprotagonista come papas fritas mientras patea consus botas negras al mal siervo. No ketchup, no saly la quijada rota del empleado del mes. Un tragode 'Coca Cola y esa imagen sin rostro eructa, brazostatuados que contienen una ira parcialmente huma­na. La memoria se convierte en una noria de vértigoy electricidad. Diez se convierten en veinte, sonidosde patrullas y magnofón, ya son treinta y siete.Lento close-up, Escucha otros disparos que no sonsuyos. Cerca del record, decide ir por más. Nuevaperfección entre air jordans y vipers regados en elsuelo, blackids que ya nunca más venderán crack.

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Kaboom [twice]. Paneo con voz en off. El recuentode los daños será mayor pero no habrá quien paguela factura. Alejamiento frenético y corte a comercial.Yeah, habrá quien diga el porqué pero no quiendiga un "yo lo sé". Kaboom, tous sont morts.

Casi.Too close del fin, cambia de opinión y decide

dejar libre a una chica feúcha que seguramente esestudiante de administración en una universidadpública; esas hembritas se distinguen fácil por laropa comprada en Sears o en almacenes de esetipo. Sonríe mientras piensa que alguien podrácontar su historia y vuelve a sonreír al pensar envoz alta: "El mundo necesita más oficinistas concarga de culpa". Le grita a la chica feúcha: "Cogirl!, run for your fucking life. You'll be a fuckingtv-tabloid megastar, thank you very much", Diver­tido, la exhorta a cobrar mucho por las interviewsy decir que esto es lo peor, lo peor de su vida.

Muerta de miedo, la chica voltea indecisa y seincorpora temblando, corre como loca y sale conel alma en vilo por la puerta principal. Se echan agritar hurras cuando la multitud la divisa, arremo­linada frente al lugar y convertida en un sólo ente,todos aplauden con estruendo que molesta un pocopor lo festivo que resulta dentro de la tragedia. Yella piensa: "Oh my gawd, oh my gawd, 1 hit thejackpot" y ya sueña ilusa con ciento cincuenta mildólares por su historia y un papelito de extra en lapróxima movie of the week.

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Afuera, la mamá de una de las víctimas lloraataviada en traje dominical y un peinado de salón;los avispados vándalos de siempre, primos de unode los chicos negros muertos, intentan saquear unatienda vecina al grito de "QPS Rulz", pero la policíamunicipal frustra su acción en cuestión de segun­dos; la cámara enfoca a una persona con una pan­carta hechiza que dice "Saludos a Texas" mientrasque la reportera del canal estrella se deleita alrecitar la biografía del asesino, una primicia deimpacto. Ya se sabe, le gustaba torturar animales,golpeaba a sus amiguitos, problemas de adaptación,delincuente juvenil, un año de probation, estudiosincompletos, pérdida constante de empleos pormala conducta y holgazanería, welfare y confesopothead en relaciones maritales conflictivas. Elprotagonista es, efectivamente, todo un caso deimpacto.

Adentro, el silencio es ya mortal y empieza aresultar aburrido por lo que, sudoroso, él tambiéndecide salir empuñando su arma. Al fin es el prota­gonista de su propio show: tele en directo consonido dolby a nivel costa. "It's so great! 15 ratingpoints and growing", confiesa entusiasmada la sim­pática reportera del canal estrella. El protagonistallegó a la meta en primer lugar y sabe que su últimaamante no cabrá en sí del orgullo, "I'm a big, bigman", parece decir al momento de sonreír con unamueca de explícita superioridad.

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La atención del público le provoca un orgasmobestial como ninguna de esas putas del BulevardPrincipal se lo han hecho sentir. Para el prota­gonista salir en te1e es más divertido que polvearsela nariz y leer historias sucias para luego colgarseun letrero de "Out of service"; más emocionanteque masturbarse en los camiones con la manoizquierda mientras se lleva a la boca un Twinkiecon la derecha; más intenso que alucinar toda sumaldita vida corriendo en fast forward como si fueraun film sin aplausos ni risas grabadas por respetoa los patrocinadores.

Bad news, los chicos de la ley sólo quierendivertirse con el protagonista. Ya no hay rehenes yal ver su puño en alto, el final del protagonista essimple aperitivo para unos trigger happy policeamantes de la justicia. Una lluvia de balas, unavoz de pólvora y metal que suena a oración...

Padrenuestroqueestásbangenloscie1os ,santificadoseabangtunombre,bendítoeresbang...Antes de caer, bañado en un pastoso líquido

rojo, el protagonista sólo alcanzó a gritar: ¡Respeten

a la Madre Tierra!

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MI HOMELESS FAVORITO(remix)

A DAVID y A BILLY LOS CONOCÍ EN UN CONCIERTO

de rock alternativo. Ahí me contaron que los dosforman parte de un grupo de chicos neofascistascuyo punto álgido de diversión es golpear al per­sonal que duerme en las calles del centro de laciudad. Risueños, ese noche se ufanaron de quecasi siempre se orinan sobre ellos y David me con­fesó sincero: "Lo que más gozo es pateados hastaque me harto de hacerlo y es jodidamente divertidoverlos suplicar piedad con los dientes rotos y lacara ensangrentada" . Aquellos infelices, postradosen el frío suelo ni ruido hacían y tan sólo se concen­traban en tratar de pensar que el ataque acabaríarápido, y que aquellos otros infelices de crueldadinsana se marcharían tras terminar su sesión.

Dudi pertenecía al grupo de las víctimas. Dudiera uno de esos sujetos que el resto de nosotros-los muy correctos y honorables ciudadanos- nun­ca tomamos en cuenta y que, en el caso de hacerlo,es para señalarlos como aquellos que abandonaronel ideal de vida feliz para refugiarse en un sub-

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mundo de mierda y escoria en el cual pululan losenfermos terminales y eternos parásitos de finalde milenio. Ese submundo emergente que tanto lespreocupa a David y Billy, fieles guardianes del buengusto y la estética clasemediera.

y bien, estaba claro que a Dudi, aparte deenfrentarse con la cabeza baja a esos neofascistasjunior, se le iba la vida peleando con fantasmasimaginarios, vicios reales y piojos incrustados ensu cabeza llena de melancolía y culpa. En sushombros cargaba el dolor de oportunidades rotas,en el rostro se podía ver la impotencia por noencontrar una salida y en el pelo, el infeliz llevabatatuado el dilema del cielo e infierno; para él todoera un sucio espejismo barato de inconciencia.alco­hólica, que disfrazaba en su memoria mientrasalteraba una y otra vez su historia de junior engan­chado al placer fácil y sobre todo la deuda, suterrible deuda, que lo agotó como persona.

¿Tenía 23, 34 o 45 años? Imposible determi­narlo tras esa apariencia sucia y sin cordura, perono creo que eso importe gran cosa. A veces piensosi Dudi alguna vez tuvo futuro y no creo que niremotamente él se haya imaginado que terminaríasus días y noches durmiendo en la calle sobrecartones, cubierto de periódicos y comiendo sobras,las malditas sobras de gente sin rostro ni nombre.En San Diego los llaman homeless -gente sin ho­gar- pero aquí son locos, locos y nada más como sicon eso pudiéramos ponerlos al margen y olvidar-

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nos de ellos, de pasar a su lado y verlos como sifueran la molesta y jodida basura que alguien dejófuera del bote.

Dudi y todos los demás: barcos a la deriva,personas que existen pero que no cuentan, gentecuya única oportunidad de salir en tele o en losdiarios es cuando mogollón de ellos mueren de fríoo en uno de esos reportajes anuales en que losmedios de comunicación purifican su concienciasocial mostrándonos lo afortunados que somos alno malvivir una miserable vida como ellos: locosdel centro, borrachales de la zona del río, drogataso pandilleros de la periferia y etc.

Pero Dudi tenía una gran personalidad y suyaera la esquina de Cuarta y Niños Héroes; esquinapara pedir limosna, esquina para gritar sus sueños,esquina para orinar la angustia y esquina para retarcon sus diatribas a la miseria que arrojaba su imagi­nación anestesiada. Paradójicamente, Dudi creíaen un ser creador y ocasionalmente olvidaba sulocura, o la reafirmaba, para hablar del momentojusto de salvación y ¡cómo oraba!, como si lo impul­sara una fe y una entrega que no he visto en añosen los beatos de cualquier iglesia a las que con­curro. Se hincaba, miraba al cielo y pedía por elfin del pecado y de la guerra y de la injusticia y dela pobreza y de ... tantas cosas que ya no recuerdo.Conmovía con su fervor sincero y algún obrero alpasar, resentido por los horarios y la mala paga,decía agresivo "pinche loco", y él se reía, sabía

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que era cierto que era un pinche loco al pedir porimposibles, que la paz no se logra con plegarias yque la guerra es, como han dicho tantos, la mejormedida de higiene para limpiar al mundo de gentebuena y mala. Yo, siempre tan afecto a los predica­dores televisivos, grabé su voz en un cassette Sonyde treinta minutos; hace poco he vuelto a escucharla cinta y, lo confieso emocionado, realmente Dudiera bueno en eso.

Un día, camino al trabajo, pasé apresurado porsu esquina y él me dijo: "¡Hey licenciado! ¿Paraqué nos sirve un cáncer en abril? Necesito algomágico que me arrebate, chutando a izquierda laluz brillante. Qué calor tan intenso y yo ya no resistomás el tenedor clavado en el culo". Sonreí porqueme parecía muy loco que sus frases tuvieran esetinte poético a lo Lou Reed y le contesté: "Hazlopor nosotros, los eternos culpables de todo". Elsólo estiro el brazo para alcanzar un billete de diezpesos que significaba algunas veces piezas de pany otras tantas, las más, una botellita de tequila paratranquilizar un poco el hambre en el alma.

Al paso de los meses se hizo habitual buscarsu sonrisa perdida entre el correr de la gente y elruido de los coches, entre los uniformes impecablesde los niños de las escuelas vecinas y los gritos einsultos de los taxistas en doble fila. Era el espejoazul de lo que no queremos llegar a ser, la señalde advertencia y el riesgo implícito al evadir lapregunta primigenia de quiénes somos y a dónde

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vamos en esta bola de confusión que es el mundo.Está bien, ahora ya nada importa, la vida de

Dudi es historia y sus diatribas tan sólo un recuerdoque escucho en mi walkman Sony; Dudi muriósobre el cemento desnudo y sin amigos. Dicen quede pena y olvido, que su cuerpo frío olía a mierday alcohol. Nadie se interesó en su suerte, nadienotó su ausencia en la esquina Cuarta y NiñosHéroes, nadie extrañó sus gritos y plegarias. Y yo,que lo supe después, comprobé tristemente quegente como Dudi nunca tiene un funeral, no hayobituario en la prensa ni multíples coronas de floresni nada que nos recuerde su paso por la vida. Agente como David, Billy y sus amigos tampoco lesimportó mucho el deceso; en esta ciudad hay tantospersonajes como Dudi que siempre encontraránalgún otro con quien entretenerse.

Ayer pasé por esa calle y vi a otro homelessadueñarse de la esquina. Lo escuché hablar y moversu flácido cuerpo como si estuviera furioso por algo.Era obvia la razón de su enojo: nadie le dabadinero. Pobre infeliz, no tiene el carisma ni eltalento de Dudi, mi homeless favorito.

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TIJUANA PARA PRINCIPIANTES(bonus track)

We know your old game, give us abad namebut we don 't care, that's the fuckin' truth,

play the scratch one more time becauseT/-T/-T/-TIJ-TIJ-TIJUANA /S GOaL.

MI CITY NO ES SOLAMENTE UNA CALLE LLENA DE

gringos estúpidos viviendo un eterno verano e indiosbicolores que venden flores de papel, de burrosrayados y maletines de joyería chafa, de mustiosojos rasgados con videocámaras sony, de terrazasllenas de motherfuckers que beben poppers y besanel suelo buscando una mexican señorita, de perio­distas extranjeros persiguiendo una leyenda negraque sólo existe' actualmente en su negro culo. Micity es una chica de ahora, deseo y pasión desbor­dante, semi atrevida como una de las movies pornodel Gran Cinema y semi virtuosa como beata francis­cana, brillante como anuncio luminoso de refrescode cola y obscura como cualquier calle de la colonia3 de octubre.

Mi city es una jaula de ilusiones llena de espe­jos, poetas de la mendicidad y aspirantes a popstars. La pobreza está en los suburbios y Dios encada iglesia, en los spots digitales de la televisión,en el ingenio y destreza del computer world queno niega el lado darkie del asunto. Ese que existe

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en los cientos de residencias en las cuales se respiracon miedo, circuito cerrado y vigilancia privada.En los clubes y discotecas -hi & low- que sonorgullosa y estúpidamente racistas. En los trolos ywannabes, figuras decorativas de la nota social, quese revuelcan en las aguas turbias de un weekendlleno de alcohol y droga. En los restaurantes highclass con cucarachas y manteles quemados, en lasmalditas fondas de comida grasosa y sudor asfi­xiante. En el rumor del uso de carne de perro enlos puestos de tacos, en la confirmaci6n visual depolicías mordiendo a los benditos turistas. En losteatros y casasdelacultura vacías casi siempre, enlos suples culturales en donde escriben siemprelos mismos de lo mismo. En los colegios elitifas­cistas que preparan los nuevos cuadros dirigentes,en las monjas modernas en carros del año. En lasnuevas universidades para profesionistas chatarrra,en la feroz jauría de licenciados peleando por powerand money. En los mercados populares y la uni6nde inútiles organizaciones políticas. En el orgullode los viejos pobladores y el fanatismo provocadopor el mito de Juan Soldado. En las fábricas demisiles ocultas en los suburbios, en los desechosquímicos tratados como juegos de niños. En losmalísimos programas radiales de denuncia, en susecologistas ready-made con afán barato de promo­ción, En los monumentos escondidos a héroes olvi­dados, en las playas contaminadas por aguas ne­gras. En los cantantes ambulantes y limosneros con

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lentes ray-ban. En sus locos sonrientes, limpia­vidrios con jeans Guess? y una multitud de video­centros. En los j6venes winos y los friolentoshomeless en la zona del río. En la cara, morenapor el sol, de ese chico minusválido sonriendo comofreak desde una caja de madera en el downtown.

Una perrera al rastro, por favor.Mi city tiene una zona de tolerancia para aman­

tes de las infecciones y el asunto sádico del sex formoney. Hoteles de paso y mogoll6n de ilegales enpos del sueño americano. Una central camioneraen la que ávidos polleros y carteristas se peleanpor clientes elusivos. Funciones de box y lucha,canales locales de tele y cine para ratas. Activistasentregando folletos que pregonan las ventajas delsexo seguro, prostitutas seniles y chochas ofre­ciéndose a SO pesos, jovencitas quinceañeras porcien. Juegos mecánicos, carpas de circo, niños dela calle y superestrellas de los noticieros jugandomaquinitas. Pederastas gringos en busca de blowjobs por five dollars, motociclistas infernalmentealtruístas, pochas en minifalda y alguna sureña dela Pancho Villaen topless. Una página roja fullde homi­cidios, violaciones y robos. Mogoll6n de bodegasque ocultan capitales que no pagan importación,casas de cambio y poderosos lavad6lares. Un odioindiferente a chilangos -buena onda o hijos de lachingada- por igual. Bandas de rock, grupos tropi­cales y sonido pachuco como soundtrack para losparties pasados, presentes y futuros. Intelectuales

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y punkies reciclados resistiéndose a morir. Artepopular en el Cecut, tiendas exclusivas en LasTorres. Cafés y video bares. Un resurgimiento delos fuckin' cholos, conejillos de indias para estu­diosos del Colef. El curado spanglish para los here­deros de 91X y LaPoderosa. El despegue irreve­rente de la Zine Generation. Una colección demaquila-girls ranchograndecasablanca que se arre­glan su copete aquanet mientras tararean el últimoéxito grupera y cosas así. Calles llenas de baches yantenas parabólicas en casas de cartón. Pochos whonever learn to speak spanish y que vienen a comertacos with mucho guacamole and to buy sorne galle­tas and cobijas pa' taparse del frío racial en suhome. Tarjetas ladatel, cruisin' cars en la avenidaRevolución. Carritos de hotdogs, juniors prepoten­tes, skaters adolescentes por todos lados. Centroscomerciales como lógica tentación, agencias demodelos y periódicos amarillistas. Bestias al vo­lante, secuestros sin sentido, nazis morenos peroigual de pendejos. Iglesias y sectas weird que nadiesabe de donde salieron pero que cuentan con diver­tidos infomerciales en televisión. Camiones reco­lectores de basura, influjos de cake, gbh y cracksandieguino en la principal arteria. "Votamos porel futuro y nadie nos escuchó", "HEM", "Muchapolicía, poca diversión", "Viva Cristo Rey" son sóloplacazos en las paredes de la city, gritos que todosven pero que nadie escucha.

Mi city es un punto libre y un aparte sin cen­sura, un rincón lleno de contrastes y esperanzas,

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mosaico de posibilidades y frente en alto; es undesfile de marcas no registradas y lagos de neón,de cadenas y franquicias; de personas y sentidosen dolby stereo, de lucha y de intentos, de sueñosen technicolor y realidades cotidianas. Como diríaun home-boy de la Liber: We're very proud to livehere en la city fron-teriza más visitada del mundo.Do you understand that, ese? Si no, fuck off.

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ÍNDICE

Where's the donkey show, MI. Mariachi 7No todos podemos ser juniors 13Fek! 19Going up to Pasadena, California, 23@ 27El problema de Enero 35La muerte de Paul 39TJ2Ü2ü.HTML 43Pequeño arrebato de locura 49La legión de los superhéroes 53Trigger happy police 61Mi homeless favorito 67Tijuana para principiantes 73

Buten smilevs,de Rafa Saavedra,

se terminó de imprimir en Impresores Aldina, S. A.,en el mes de mayo de 1997.

En su composición se utilizó tipoBodoni de 9 y 11 puntos.

La edición consta de 1000 ejemplaresmás sobrantes para reposición

y estuvo al cuidado deTeresa Vicencio Álvarez y Luis Rojo Solís