r. acosta, la familia: despertar, lugar y origen de toda la educaciÓn
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8/8/2019 R. Acosta, LA FAMILIA: DESPERTAR, LUGAR Y ORIGEN DE TODA LA EDUCACIN
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LA FAMILIA: DESPERTAR, LUGAR Y ORIGEN DE TODA LA EDUCACIN
DESORIENTACIN
Educar nunca ha sido fcil, y hoy parece ser cada vez ms difcil. Lo saben bien los padres de
familia, los maestros, los sacerdotes y todos los que tienen responsabilidades educativas directas.Se habla, por este motivo, de una gran emergencia educativa
1.
Y el problema no es de cantidad, sino de calidad: Hoy hay ms escuelas, absoluta y relativamente
hablando, que jams hubo. Hay ms puestos escolares, ms universidades. Parece que deberamos
estar ms satisfechos que nunca con el desarrollo de la educacin. Y, justamente, ocurre lo
contrario. Se tiene la impresin de que a medida que se extiende la educacin se extiende tambin
el descontento. A ms educacin, ms frustracin2. Qu ha ocurrido para llegar a esta situacin?
(T. CID, Educar para lo nuevo. Llamados a la esperanza, Educar el amor humano 2008 (3),
www.jp2madrid.org).
Todos deseamos encontrar nuestro verdadero camino por medio del cual respondamos a la
vocacin que hemos sido llamados. Slo as podremos alcanzar la felicidad. Nos preguntamoscontinuamente si sabremos distinguir adecuadamente entre el bien y el mal, queremos realizar
acciones excelentes. Pero, dnde est esa sabidura capaz de discernirlo?, quin nos mostrar el
bien?(cf. Sal4,7).
Vivimos en medio de una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la
persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien, en ltima instancia, de la bondad de
la vida3. Por ello, no faltan las ocasiones en las que se nos insina la tentacin de caminar sin
direccin, de dejar de preguntar por el bien y considerar buena cualquier cosa que hagamos.
Bastara considerar como bueno el actuar como nos plazca y sentirnos bien hacindolo. Inmersos en
este entorno emotivista, en el que la bsqueda se contenta con estar pendiente de nuestro estado
de nimo, todo nos conduce a una desorientacin en los fines de nuestra vida y en la eleccin de
nuestras acciones. El hombre se convierte en su ser dirigido por otros que acepta las ideas y utilizalas cosas sin preocuparse por comprender su sentido. La libertad desaparece en la abundancia de
informacin que no se digiere, la tcnica domina a la persona4. De este modo, vaciado el hombre
de su interior capacidad de reflexin y valoracin, queda de hecho convertido en una mquina de
produccino de destruccin.
LA LUZ QUE ORIENTA
Frente a este vaciamiento de la persona, oscuridad que desorienta nuestra vida, existe una luz en
nosotros que nos permite abrir los ojos para encontrar un camino en donde poder progresar. Se
trata sin duda de la alegra que significa encontrarnos con otra mirada en la que nos sentimos
amados y que vivimos como el primer paso de un largo camino en el que hemos de seracompaados.
1BENEDICTO XVI, Carta sobre la tarea urgente de la educacin a la dicesis de Roma, 21-I-2008.
2V.GARCA HOZ, La educacin en la Espaa del siglo XX, Rialp, Madrid 1980, 365.
3BENEDICTO XVI, Carta sobre la tarea urgente de la educacin a la dicesis de Roma, 21-I-2008.
4V. GARCA HOZ, Una nueva educacin para una sociedad confusa, en Tellamar. Ctedra Santa Teresa,
vila 1991, 342.
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No basta con la simple referencia al bien para guiar nuestra vida, sino que requiere una educacin
interior, una formacin interior. No se despierta a nadie, ni se ilumina un camino a vivir con la mera
transmisin de unos contenidos como un cdigo de comportamiento. La educacin no puede
perder la perspectiva de la bsqueda interior de la persona, la pregunta por el bien.
Se trata sobre todo de aprender a ordenarlos actos en el descubrimiento de un sentido. No se trata
por ello de la mera habilidad de aplicar una norma a un caso, ms bien se trata de discernir laverdad del bien de la accin, lo cual requiere la virtud. Esto es slo posible en el contexto de una
relacin personal y en la perspectiva de la construccin de una comunin de personas.
El verdadero hito de la lucha pedaggica y educativa hoy sigue siendo el viejo imperativo de
Pndaro, llega a ser el que eres, porque el hombre no es un hecho, sino una tarea, con un
repertorio limitado de posibilidades para realizarse a s mismo. Y en cada momento de su existencia
debe elegir entre esas posibilidades la mejor y ms adecuada para felizmente llegar a ser s
mismo5.
La educacin es construccin o no es nada. Porque el objeto de la educacin es poner los cimientos
para que el hombre puede construir una vida lograda como la tarea nica de la libertad personal. Se
trata de tomar en serio la bsqueda personal de una plenitud que no es un simple crecimiento
natural de unas capacidades, afecta a la misma identidad de la persona y que la puede calificar
como tal.
EDUCAR PARA LO NUEVO: ENSEAR A AMAR
La primera exigencia de toda construccin es buscar el fundamento, tanto para la comprensin de la
realidad cuanto para orientar y justificar nuestras propias acciones. El hombre es persona en la
medida en que tiene capacidad y libertad para comprender, decidir y orientar los actos de su vida.
La educacin ha de ir dirigida, por tanto, a ayudar a formular el propio proyecto personalde vida y
adquirir la capacidad para realizarlo. Mas la realizacin de un proyecto de vida solo es posible desde
una actitud operante y abierta a toda la realidad.
Este fundamento lo encontramos en el horizonte de sentido de la vocacin al amor. Al ayudar a
encontrar y responder a su propia vocacin, promocionamos a la persona. El despertar de la
experiencia moral se ve ahora en la perspectiva del amor como crecimiento personal de madurez.
Esta madurez moral no se puede entonces comprender como la simple enseanza de las normas y
la interiorizacin de las mismas, sino como una disposicin verdadera para descubrir el sentido del
propio vivir y realizarla en la conformacin de una comunin de personas.
Este proceso se presenta a cada uno como el largo camino hacia s mismo. La educacin, en tanto
que comunicacin puede y debe llegar a esa realidad interior y profunda, de las valoraciones, los
ideales, los amores, las repulsas, los gozos, los temores. De este ncleo interior, arranca el vivir y el
obrar propiamente humanos.
La educacin ha de comenzar por ser unfortalecimiento de la vida interior. Pero la realizacin de la
vida, tanto si se considera lo que en cada momento se debe hacer cuanto si se mira en su conjunto,
exige tambin la salida al exterior, la comunicacin con la realidad. La persona humana es intimidad
pero tambin apertura.
5R. FLREZ, Razn educativa. Ensayos de pensamiento pedaggico, Fundacin Universitaria Espaola,
Madrid 1991, 34.
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Hay que hacer patente lo que est latente en cada persona, por lo que habr de ponerse el acento
en la autorreflexin y el aprendizaje. Evocando la genial frase de san Agustn, buscamos para
encontrar y encontramos para seguir buscando6, entonces el aprendizaje es en s mismo bsqueda
precedida por el discernimiento. El hombre es un ser abierto a todo, pero fundamentalmente
abierto a la realidad.
Cmo lograr ser cada vez y cada da ms y ms nosotros mismos? Es un problema de educacin yse puede sintetizar en dos palabras: autoconcienciacin y formacin. En ello insiste Juan Pablo II:
S, autoeducacin. En efecto, una tal estructura interior, en la que la verdad nos hace libres no
puede ser construida solamente desde fuera. Cada uno ha de construirla desde dentro,
edificarla con esfuerzo, con perseverancia y paciencia [...] Salvar la propia alma: he aqu el fruto
de la autoeducacin 7.
Y aade que, aunque no hay duda de que la familia educa y de que la escuela instruye y educa, al
mismo tiempo, tanto la accin de la familia como de la escuela, quedar incompleta y podra incluso
ser estril, si cada uno no emprende por s mismo la obra de la propia educacin.
De ah que, el verdadero acto educativo y de aprendizaje ha de ser realizado en el alumno y por el
alumno. Todo lo que puede hacer el maestro es externo y consiste en atraer la atencin del discurso
a su propio interior.
La educacin es, en definitiva, misin de entrega y de donacin de s mismo. Hasta la transmisin de
contenidos externos debe estar transida de mismidad. El contenido de esta entrega est en que
cuanto ms das, ms eres8.Por ello, ensear a amar se convierte en la pieza clave para poder
realizar un proyecto personal propio que termine en la construccin de un hogar, all donde nos
sentiremos como en casa, libres.
A cada hombre se le confa, en palabras de Juan Pablo II: la tarea de ser artfice de la propia vida;
en cierto, modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra9.
Educar para lo nuevo es, en definitiva, educar para la esperanza, pero solo una esperanza fiable
puede ser alma de la educacin, como de toda la vida 10.
LA AUTNTICA EDUCACI N
Benedicto XVI nos presenta algunos requisitos comunes para una autntica educacin.
- Cercana y confianza que nacen del amor: pienso en esa primera y fundamental experienciadel amor que hacen los nios, o que al menos deberan hacer, con sus padres.
- Entrega de s mismo: Pero todo autntico educador sabe que para educar tiene que dar algode s mismo y que slo as puede ayudar a sus alumnos a superar los egosmos para poder, a su
vez, ser capaces del autntico amor.
- Busca la verdad que gua nuestra vida. En un nio pequeo ya se da, adems, un gran deseode saber y comprender, que se manifiesta en sus continuas preguntas y peticiones de
6SAN AGUSTN, De Trinitate, X, 2, 2.
7JUAN PABLO II, Carta a los jvenes con motivo del Ao internacional de la juventud, n. 13, 1985.
8R.FLREZ, Razn educativa. Ensayos de pensamiento pedaggico, Fundacin Universitaria Espaola,
Madrid 1991, 195.9
JUAN PABLO II, Carta a los artistas, n.2 (4-IV-1999).10
BENEDICTO XVI, Carta a la dicesis de Roma sobre la tarea urgente de la educacin (20-I-2008).
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explicaciones. Ahora bien, sera una educacin sumamente pobre la que se limitara a dar
nociones e informaciones, dejando a un lado la gran pregunta sobre la verdad, sobre todo
sobre esa verdad que puede ser la gua de la vida.
- Muestra el sufrimiento de la verdad, que tambin forma parte de nuestra vida. Por estemotivo, al tratar de proteger a los jvenes de toda dificultad y experiencia de dolor, corremos
el riesgo de criar, a pesar de nuestras buenas intenciones, personas frgiles y poco generosas:la capacidad de amar corresponde, de hecho, a la capacidad de sufrir, y de sufrir juntos.
- Encuentra el equilibrio entre libertad y disciplina. Sin reglas de comportamiento y de vida,aplicadas da tras da en pequeas cosas, no se forma el carcter y no se prepara para afrontar
las pruebas que no faltarn en el futuro. La relacin educativa es ante todo el encuentro entre
dos libertades y la educacin lograda es una formacin al uso correcto de la libertad. A medida
en que va creciendo el nio, se convierte en un adolescente y despus en un joven; tenemos
que aceptar por tanto el riesgo de la libertad, permaneciendo siempre atentos a ayudar a los
jvenes a corregir ideas o decisiones equivocadas.
- Prestigia la autoridad. La educacin no puede prescindir del prestigio que hace creble elejercicio de la autoridad. sta es fruto de experiencia y competencia, pero se logra sobre todo
con la coherencia de la propia vida y con la involucracin personal, expresin del amor
autntico. El educador es, por tanto, un testigo de la verdad y del bien: ciertamente l tambin
es frgil, y puede tener fallos, pero tratar de ponerse siempre nuevamente en sintona con su
misin.
LA FAMILIA: ORIGEN, LUGAR Y FIN DE LA EDUCACIN
La familia, en el mbito educativo destaca siempre en su papel de ser origen, pues nadie niega la
necesidad de una educacin inicial que correspondera a los padres, y se destaca su valor afectivo.
Se le ha de reconocer todo su valor personal y evitar as cualquier reduccin a ser una mera funcin
que se pudiera sustituir. No se trata de una necesidad afectiva, sino de una entrega personal que
tiene que ver con el valor de la persona que debe ser amado por s mismo; pues contiene en s unavocacin al amor. De aqu se desprenden toda una serie de afectos iniciales: de pertenencia, apego,
posesin, que son una gua esencial de la existencia humana.
La familia es un lugar, pues en ella es donde experimentamos radicalmente la libertad. En ella
disfrutamos de la plena posesin de derechos, de la plena pertenencia, nos sentimos como en
nuestra propia casa, en la que co-existimos, somos co-responsables y co-determinamos la
realizacin del destino comn. En la familia nos sentimos libres, en ella tenemos todo el derecho en
la plenitud de la propia dignidad. Es all donde se nos hace posible la adquisicin de capacidades
fundamentales con una orientacin significativa precisa y se abre a un autntico horizonte de la
vida.
La familia es un autntico fin de la educacin porque la madurez de la persona tiene comoreferencia principal la eleccin de estado y la construccin de un hogar. Esta finalidad es por
consiguiente una aclaracin fundamental que permite rechazar por inadecuada cualquier
consideracin individualista de la educacin.
En conclusin, es en la familia donde se originan las experiencias fundamentales del ser humano y
donde encuentran el campo propicio de desarrollo por la importancia de las relaciones personales
de paternidad/filiacin y fraternidad. Es all donde el mismo don de la vida y el descubrimiento de la
fuente del amor permite un sentido profundo para vivir.
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LA RUPTURA UNIDIMENS IONAL
La educacin integral requiere incidir en la inteligencia, los afectos y la capacidad de construir una
historia de amor. Si se tiene una visin unidimensional de la persona es fcil caer en presentar
perniciosas teoras educativas reductivas. Al apuntar a un nico elemento de la educacin, se pierde
la perspectiva moral y el hecho de que sta siempre apunta a una integridad de la persona. De aqu
se explica el fracaso evidente de algunas de estas propuestas y la necesidad urgente de recomponerel mbito verdaderamente educativo en nuestra sociedad que ha de empezar con la familia.
El problema se produce porque la persona entonces se ve medida por capacidades distintas de lo
que es la vocacin al amor con la correspondiente dificultad de encontrar esta llamada y vivirla en
plenitud.
Manualstica: centr la educacin moral en la transmisin de las obligaciones acordes a cada
estado. En una estricta separacin de las potencias espirituales, la educacin consistira, por una
parte, en el perfecto conocimiento de las obligaciones adquiridas y, por otra, de la fortaleza de la
voluntad para aplicar los mandatos en cada momento, esto es, el desarrollo de la obediencia. Por
eso se reclua ms en un voluntarismo a ultranza consistente en conformar la voluntad con la
norma. Esto se realizaba dentro de una concepcin eclesial de sociedad perfecta y una enseanzamoral reservada a los sacerdotes. Todo ello apuntaba a que la familia no se consideraba sujeto de
esta enseanza, sino de un modo derivado y subordinado, como mero sujeto pasivo.
Propuestas romnticas: A partir de la revolucin francesa y del romanticismo, la familia desaparece
totalmente de la perspectiva para emerger la figura del pedagogo, casi como un tcnico especialista
preparado para resolver lo que unos padres ignorantes eran incapaces de transmitir.
En una poca de cambios, se necesita un modo de enseanza que capacite a las personas a
responder a situaciones nuevas, ms que a aplicar recetas pasadas.
Corriente Autonomista: Piaget y Kohlberg. Esta corriente ha querido reducir la educacin a una
maduracin de una capacidad formal de juicios morales ante dilemas en la aplicacin de normas y
formula una serie de estadios morales por los que la persona pasa gradualmente de una
heteronoma infantil a una autonoma racionalista completa. Sin embargo, olvida cualquier
disposicin afectiva como si no fuera relevante en la vida moral. Sobre todo, considera la autoridad
como un obstculo al desarrollo moral del nio porque no pertenecera a la esencia de la
moralidad, sino a su perodo infantil que debe ser superado en la plena autonoma. Esta perspectiva
ha sido acogida cada vez ms favorablemente en la educacin escolar y hoy en da es la
predominante en toda la civilizacin occidental. Rechaza la familia como el lugar principal de la
educacin moral ya que a su juicio est teida toda ella de un paternalismo perjudicial en extremo
para la autonoma individual.
Emotivismo: Moore y revoluciones sexuales del siglo XX. Ha mostrado patentemente las grandes
carencias de cualquier sistema de educacin que slo se fije en el desarrollo de la inteligencia,
incapaz de capacitar a la persona a dirigir los afectos. En muchos casos, se considera las relaciones
familiares ms como una fuente de problemas que como el mbito fundamental de educacin.
Teora narrativa: insiste en que la educacin moral no consiste fundamentalmente en la adquisicin
de habilidades intelectivas o en desbloqueos afectivos para llegar a un equilibrio en los afectos, sino
en la insercin en una historia y la formacin en una capacidad interior de construirla. Es en ella,
dentro de una tradicin, donde se transmite el autntico sentido de la vida que ilumina y gua desde
dentro las acciones humanas que consisten en despertar un sentido en la experiencia. Slo si se
acepta el valor nico de la tradicin para la transmisin de sentido, la familia brilla como un lugar
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privilegiado de sentidos fundamentales. Unir esta tradicin a la vocacin del amor y la verdad del
bien permite responder a la acusacin de parcialidad que se vierte contra la visin tradicional.
La relacin entre los tres tipos de amores principales en la vida humana que configura la vocacin al
amor: la relacin entre esposos, la de padres/hijos y la amistad entre hermanos es as la clave
hermenutica bsica para la educacin moral.
En estas primeras relaciones personales se destacan los valores de autoridad y solidaridad que son
los referentes que permiten madurar a las personas en relaciones fuertes que hacen surgir acciones
excelentes y permiten guiar la trascendencia del amor hacia un don de s. El inadecuado concepto
de autonoma usado en algunos sistemas educativos niega la importancia de ambos, ocultndolas.
La eterna adolescencia es la incapacidad de llevar a cabo elecciones que comprometan a toda la
persona, indisposicin que, por tanto, hace prcticamente inviable el don de s por amor por lo que
la interpretacin de la experiencia amorosa se reduce dramticamente a una forma romntica.
La unidad de todas las dimensiones personales en la construccin de una persona es el
descubrimiento de la identidad personal, esto es, la respuesta madura a la pregunta: quin soy
yo?, que reside en: ser hijo, para ser esposo y llegar a ser padre. Entonces las relaciones familiares
adquieren todo su relieve y se comprende como algo mucho mayor que un sistema de funciones
sociales resueltas efectivamente, en ellas se basa la maduracin de la persona y en ellas se han de
encontrar los principios educativos.
LA FAMILIA EDUCATIVA
Algunos de los modelos inadecuados de educacin moral que han marginado la familia en esta
tarea educativa han llegado a influir en una cierta corrupcin interna de la comunin familiar por
afecta perniciosamente sus relaciones bsicas. Por insistir en relegar la educacin a expertos han
conducido a que los padres se consideren incapaces de educar y se han desentendido de esta tarea.
Piensan en ello como en una tarea especial de carcter tcnico y de aqu proviene uno de los
mayores empobrecimientos que la cultura actual ha arrojado a la familia. Una familia que no toma
la educacin como la gua principal de su convivencia es una familia sin alma. La eventual inhibicinde los padres en la educacin de sus hijos es un signo de falta grave de la vitalidad familiar (FSV,
149).
La educacin es para los padres ante todo un modo de llevar a cabo su amor responsable. No es
sino un modo especfico de aprender a amar paternalmente dentro de un sentido profundo de
amor en su pleno significado de comunicacin de vida. Volver a este sentido originario de educacin
no es slo bueno para la familia, sino para toda la sociedad, en la medida en que aqu descubre el
autntico significado del bien comn que aparece precisamente de modo originario en esta
comunicacin familiar bsica.
Aclaremos determinadas concepciones errneas de familia que la hacen incapaz de realizar su
misin educadora, en especial en su dimensin moral:
- La familia autoritaria, consiste en considerar a la familia como un conjunto de funcionesordenadas a partir de la voluntad de una autoridad. Aqu la nica virtud que cabe y hay que
formar es la obediencia. Su gran defecto educativo es el perder de vista el deseo de aprender
del educando que es el que explica el acto educativo y lo ilumina como un acto de libertad. Se
confunde la educacin con el sometimiento, la realizacin efectiva de unos actos exteriores,
olvidando el descubrimiento del sentido de las acciones. Sus consecuencias han alcanzado al
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desprestigio total del paternalismo, concluyendo en su carcter anti-educativo
(autonomistas).
- La familia afectiva, es la que pone en primer plano la dimensin afectiva de las relacionesfamiliares que no pueden definirse adecuadamente si se reducen a un reparto de autoridad.
Tampoco se distingue el valor nico de la comunin de personas que es la familia, que no se
puede interpretar como la simple existencia de vnculos afectivos constructivos y positivos. Por
consiguiente, se reduce toda la comunicacin familiar al afecto de sentirse querido que serael que constituira la familia en cuanto tal. De este modo, evita la consideracin de la existencia
de la autoridad y no es capaz de inducir una excelencia centrada en la atraccin del bien. El
peligro de disolver el amor familiar en un Emotivismo que pierda al sentido autntico de la vida
es muy fuerte.
- La familia pasiva, es aquella que se reduce a la resolucin de las funciones que satisfacen lasnecesidades bsicas, pero es incapaz de suscitar acciones a sus miembros y los abandona en
una soledad en lo fundamental. Es la familia que se ha desvinculado de la dimensin educativa
que queda relegada, todo lo ms, a una instruccin y a un respeto por normas mnimas de
convivencia. Se abandona la educacin a otros factores y personas, lo que causa una especial
debilidad de los nios ante los medios de comunicacin.
- La familia rota, es la misma ausencia de la familia lo que ms manifiesta su necesidadeducativa. En la familia rota, ya sea de hecho como de derecho, es como se ven los resultados
desastrosos para cualquier educacin cuando falta el entorno familiar. Una familia disgregada
puede, a su vez, generar una forma concreta de anticivilizacin, destruyendo el amor en los
distintos mbitos en los que se expresa, con inevitables repercusiones en el conjunto de la vida
social (GrS, 13).