quinceañera · claro, hasta que sonrió y abrió la boca. nació el 20 de octubre de 1997 en el...

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FEBRERO 2013 BOCAS 77 CANDY GUERRERO quinceañera POR MARÍA ELVIRA ARANGO - FOTOS JOAQUÍN SARMIENTO VESTUARIO CAMISETA ZARA FALDA LA CURSILERIA AGRADECIMIENTO FUNDACIÓN JUAN FELIPE GÓMEZ ESCOBAR 76 FEBRERO 2013 BOCAS no ha terminado el ba- chillerato y por lo pronto no puede ir al colegio; su bebé no la deja moverse de la casa de sus papás. En ocasiones no tiene para comprar los pañales y por ahora duerme con él en una cama sencilla porque no tiene para la “cunita”. El papá del bebé –como ella– es menor de edad y tampo- co estudia. Esta es la histo- ria de una niña de 15 años –una entre las 2.508 me- nores que quedaron em- barazadas el año pasado en Colombia– que dejó de hacer cosas de niñas para convertirse en mamá.

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Page 1: quinceañera · claro, hasta que sonrió y abrió la boca. Nació el 20 de octubre de 1997 en el barrio popular El Pozón en Cartagena. Por más cuerpo de “mujer grande”, se comporta

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no ha terminado el ba-chillerato y por lo pronto no puede ir al colegio; su bebé no la deja moverse de la casa de sus papás. En ocasiones no tiene para comprar los pañales y por ahora duerme con él en una cama sencilla porque no tiene para la “cunita”. El papá del bebé –como ella– es menor de edad y tampo-co estudia. Esta es la histo-ria de una niña de 15 años –una entre las 2.508 me-nores que quedaron em-barazadas el año pasado en Colombia– que dejó de hacer cosas de niñas para convertirse en mamá.

Page 2: quinceañera · claro, hasta que sonrió y abrió la boca. Nació el 20 de octubre de 1997 en el barrio popular El Pozón en Cartagena. Por más cuerpo de “mujer grande”, se comporta

La primera vez que nos vimos fue el año pasado. Candy Guerrero tenía una panza descomunal para su cuerpo y para sus huesos. Es menudita, mide un metro cincuenta y nueve y no parecía una niña…, claro, hasta que sonrió y abrió la boca. Nació el 20 de octubre de 1997 en el barrio popular El Pozón en Cartagena. Por más cuerpo de “mujer grande”, se comporta y habla como lo que es: una quinceañera. Candy quedó embarazada a los catorce años y llevó su barriga con una tranquilidad pasmosa. El papá de su hijo apenas acaba de cumplir 16 años, ninguno de los dos quería tener un niño tan pronto, ninguno estudia y mucho menos trabaja (Carlos se la “rebus-ca”), las familias de ambos son muy humildes y el descuido de ambos los hizo ser padres sin saber muy bien cómo.Candy es la quinta de seis hijos. Su papá, José An-tonio Guerrero, trabaja como todero de una iglesia y su mamá, Candelaria Pasos, se levanta todos los días a las dos de la mañana a organizar su quiosco de fritos: en un colegio vende arepas, empanadas, gaseosas, bollo de yuca y otras delicias típicas. Carga una vitrina, que parece una pecera, con un bombillo para mantener caliente la comida, y si el co-legio está de vacaciones se para debajo de un techo de latas para que le dé sombrita, en una esquina del sector central en la calle principal de El Pozón y trabaja de sol a sol. Ya tienen cinco nietos, aunque el último, Cristian José, fue una verdadera sorpresa. Carlos Javier Núñez ya no estaba estudiando cuando el resultado de la prueba de embarazo dio positivo porque, “ajá”, él era mal estudiante y solo quería trabajar. Ayudaba en un taller de soldadura y a ratos en un café Internet, mientras que Candy tuvo que retirarse del colegio para atender el embarazo y su nueva maternidad.Ahora que el bebé ya nació, ambos creen que tienen que volver a estudiar, aunque tampoco saben muy bien cómo ni cuándo, ni quién les cuidará el bebé. Tienen muchas preguntas y pocas respuestas. Candy llegó a la fundación para madres adolescen-tes Juan Felipe Gómez Escobar y es una de las 2.508 menores que quedaron embarazadas el año pasado en Colombia. Según Camilo Domínguez, director de Protección del ICBF, en el 2011 el Dane reportó 6.156 casos de bebés de madres menores de 14 años. Y las cifras no mejoran. Tampoco la vida de las pequeñas mamás. Candy, por ejemplo, vive en una casa muy humilde, entre un par de mecedoras y un ventilador frente a la cocina que no para de dar vueltas. Para lograr algo de independencia quiere mudarse con Carlos a un apartamento de tablitas de madera y piso de tierra, frente a la casa de sus suegros, para intentar tener algo parecido a una familia. Los suegros le mandan comida y aunque suena increíble, la mamá de Carlos, su suegra, tuvo hace dos meses una niñita. Así que nuera y suegra están criando al mismo tiempo. La diferencia es que la señora tiene 37 años y Candy acaba de cumplir 15.Ella es la bonita del barrio. Desfilaba por las calles y su sueño era ser modelo. Miraba la televisión y soñaba con ser, algún día, cualquiera de las niñas que salen ahí.

Ya no. Ahora quiere ser enfermera –aunque dice que les tiene miedo a las inyecciones–, o ser cualquier cosa, “lo que sea, con tal de que dé plata pa comprar lo del niño”, me dijo con su bebé en brazos, una faldita negra y un top blanco que se subía y bajaba dependiendo del hambre de Cristian José que, según la abuela, es un comelón. El ambiente es pesado y suena reguetón a todo volumen. Estamos a más de 34 °C y es pleno medio día en Cartagena, su mamá, sus cinco sobrinos, sus hermanos y sus hermanas andan por ahí y nos rondan mientras hacemos la en-trevista. Carlos también está con nosotras y a veces contesta las preguntas que le hago a Candy. Él tiene acné juvenil, anda en chanclas, con unos pantalones hasta la rodilla y una camiseta rota. Se ve menor que ella, que ya es mucho decir, y más bien parecen hermanos, no una pareja.Cristian no pasa las noches derecho, duerme en la misma cama con su mamá, porque todavía no tiene cunita, y ella tiene que darle de comer cada dos o tres horas. Luego, a las cinco de la mañana se levan-ta y no para. Candy cambió las clases de matemá-ticas y de sociales, sus preferidas, y el sufrimiento por el inglés, por los cólicos y el llanto del bebé que, por ahora, tiene un problema estomacal y sufre de gases.Carlos y Candy se conocieron en las fiestas de no-viembre y desde ahí empezaron a charlar, a verse, a ser amigos. Llevan dos años y medio juntos, pero cada uno sigue viviendo en la casa de sus papás. A veces, Carlos se queda con Candy que, después de ponerse el parche anticonceptivo, no tiene riesgos de volver a quedar embarazada. Un alivio, me dice, porque por ahora no quieren tener más hijos. “Quizás más adelante”. Candy quiere una niña para tener “la parejita”. Y lo dice como si todavía jugara a las muñecas.

¿Cómo ha cambiado su vida?Un poquito…, ahora toca despertarse por las noches a atenderlo. Se levanta a la una, se duerme a las tres… ¡A veces come cada dos horas! Al principio fue duro. ¡La levantada en las noches es lo peor! También fue duro dejar el colegio…, pero yo voy a volver a estudiar este año. ¡Tengo que volver!, pero no lo pienso dejar en la casa solo y me lo voy a llevar conmigo al colegio.

¿Cómo ha sido su vida de mamá?No es difícil. Pa mí no. A las cinco se levanta. Lo baño a las nueve y se duerme… A veces no duerme nunca y otros días duerme todo el día. Es difícil cuando llora mucho, porque le duele la barriga…

¿Cómo se ha portado su familia?Siento que me apoyan más los papás de Carlos. El ambiente aquí en la casa es difícil. Antes de estar embarazada casi no hablaba con ninguna de mis hermanas, ni nada. Ahora tenemos más cosas en común. Pero el ambiente es difícil.

¿Por qué?Me siento un poco sola.

¿Quién les ayuda con las cosas del bebé?Los papás de Carlos. Lo que necesite el bebé se lo pedimos a los papás de Carlos.

¿Y ha pensado en otro bebé?Nooooo. Por ahora no. Yo quisiera la niña…, pero más adelante. Quiero un niño y una niña y ya. Yo digo que en 10 años, cuando yo ya vea que ya tenga mi trabajo….

¿Están viviendo juntos?No. Carlos vive en su casa y yo en la mía. Aunque esta semana se ha quedado aquí porque ya me puse el parche anticonceptivo y dura tres años.

¿Qué tal que quede embarazada otra vez?Nooooo. Ese era el miedo.

Candy, usted no quería quedar embarazada. ¿Por qué no se cuidaron?Eso uno lo tenía claro. Uno sabía. En el momento no pensamos con la cabeza, sino con otra cosa. Nos hablaban mucho de eso, en el colegio, en la casa. ¡Nos daban mucha lata con eso!

¿Y por qué cree que no funcionó la lata?[Se ríe] Eso no tiene excusa. En el colegio nos hablan bastante de eso. En alfabetización nos daban clases de educación sexual y reproductiva y nos mostra-ban las enfermedades venéreas. Nos hablaban de todo eso. ¡No creo que alguien no sepa cómo cuidar-se con un preservativo! Esa vez no usamos.

¿Qué dijo Carlos cuando le contó?Nos quedamos tontos los dos. No lo esperábamos.

¿Cómo sintió el cambio en su cuerpo?Pues yo siempre he sido “senona”, pero la barriga fue muy diferente. Me quedó distinta. No me quedó igual a como yo la tenía antes: toda pegadita. Es increíble cómo se estira la piel de la barriga.

¿Tenía miedo del parto?No. Yo no tenía miedo. Pero me hicieron cesárea, porque no tenía una pelvis adecuada para el tamaño de la cabeza del bebé. ¡Muy doloroso!

¿Cómo fueron los primeros días de la lactancia?La leche muy bien. Él se pegó al seno enseguidita y ¡todo bien! Se la pasa ahí pegadito todo el día. Al principio me dolían cuando estaban muy llenos, cuando se rebosaban. Ya no.

¿Siempre pensaron en tener al bebé?Al principio pensamos en qué podíamos hacer… Después hablamos con la mamá de Carlos y decidi-mos tenerlo. ¡Yo lo iba a tener!

¿La rumba qué? Le gustaba mucho bailar, el reguetón…Nada. Las rumbas están quietas.

¿Y extraña salir a bailar, a parrandear?Yo ya me acostumbré a estar en la casa.

¿Y sus amigas?Se perdieron. Ya no las veo. Hay una que me manda mensajes por el teléfono. Desde que salí embaraza-da no las veo, yo pienso que es porque las mamás les dirán que soy un mal ejemplo.

¿Pero no la han ni llamado, ni su amiga íntima del colegio?No.

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Se levanta a las cinco. Lo baño a las 9 y se duerme… A veces no duerme nunca y otros días duerme todo el día. Es difícil cuando llora mucho, porque le duele la barriga…

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Page 3: quinceañera · claro, hasta que sonrió y abrió la boca. Nació el 20 de octubre de 1997 en el barrio popular El Pozón en Cartagena. Por más cuerpo de “mujer grande”, se comporta

¿Y eso no ha sido duro?Para mí no, porque ya lo esperaba. Yo conozco a las mamás de ellas, y cuando yo no estaba embarazada les decían que no estuvieran conmigo que porque esto y lo otro, porque como mi mamá es recochona…

¿Qué es ser recochona?Mi mamá es fiestera. En las fiestas de noviembre, las que hacen aquí, ella hacía fiestas aquí en la casa y entonces nos poníamos a bailar… Y a ellos como que eso no les parece.

¿Y de verdad no las extraña?A veces...

¿Y ahora con quién habla, a quién le cuenta sus cosas?Con nadie. Las cosas que le contaba a la amiga mía ya no se las cuento a nadie, ahora me las trago pa mí sola.

¿Qué le hace falta al bebé?¡De todo! Una cuna y un lugar para meterle la ropita. Poquito a poco él va teniendo sus cositas. Y las co-sitas que necesita a diario, las cremitas, los pañales y los paños húmedos que es lo que más se acaba, el papá de Carlos le da plata para que los compre. Le falta una cuna. Cristian duerme conmigo en la cama.

¿A quién se parece el bebé? En la casa de Carlos dicen que se parece a él, y en la mía que se parece a mí.

¿Cree que ustedes van a estar toda la vida juntos?Yo con este me quedo: yo dije que con el primero que estuviera, con este me iba a quedar.

¿Por qué?Porque sí, a mí no me gustaría estar con otros hombres.

El primero será el último.Sí.

¿Y él piensa igual?No.

¿Qué piensa él?Él dice que si nos dejamos, nos dejamos y ya. Que yo me busque uno y él se busca otra.

¿Él ha estado con más mujeres?Sí, con bastantes. Él dice que yo fui la que lo aquieté.

Él tiene 17, ¿no?Comenzó desde los 14.

¿Y usted comenzó desde qué edad?No, yo no tenía novio. Nada más él.

¿Solo él?Los otros querían ser mis novios, me iban a visitar a la casa. Pero yo ni siquiera los besaba.

¿Solo a Carlos?Sí, con él fue todo.

¿Y usted cree que van a tener un futuro juntos?Yo digo que sí porque pensamos igual.

¿Cómo ha estado de ánimo? ¿Le dio lloradera, tristeza?No. ¡Nada! Pero a veces lloro cuando estoy sola.

Usted quería ser modelo o enfermera. ¿Ahora qué piensa?No he pensado en eso. Ya no sé.

¿Hubiera querido que las cosas fueran diferen-tes?[Se ríe] Yo no hubiera querido quedar embarazada, pero si pasó, fue por algo.

¿Usted es religiosa?No. No voy a misa, pero a veces rezo por las noches.

¿Quería niño o niña, tenía alguna preferencia?No. Siempre dije: “lo que venga, yo lo quiero”.

¿Cómo está de salud el bebé?Tiene muchos gases y le dan cólicos. Le mandaron unas inyecciones y le pusimos dos. No hubo plata para las otras. A veces llora mucho…, él se la pasa con dolor de barriga. Ni porque se le den remedios se le pasa.

Entonces, ¿trata de cuidarse con la comida?Sí, miro bien qué como para que no le haga daño.

¿Cree que sería una mamá diferente si fuera más grande?De pronto. Tendría un trabajo para que él tenga de todo. Quisiera comprarle una pañalera, su cuna…, ¡comprarle cositas! Es difícil no tener uno plata para comprarle todo lo que uno quiera.

¿Cómo era el juego a ser modelo?En la casa hacíamos unos desfiles, yo ganaba siempre.

¿Quién los organizaba?Lo hacían en toda la calle. Ponían a tres mamás y después sacaban a las niñas e iban eligiendo a la que iba a quedar. Era una cosa del barrio, era como un concurso.

Y usted iba desfilando en pasarela…A mí no me daba pena.

¿Y ganaba? ¡Claro! Y cuando no ganaba me daba mucha rabia. Soy muy mala perdedora. Participé como en diez desfiles y perdí solo una vez. Yo desfilaba solita, con otras amigas del barrio, mi mamá me maquillaba.

¿Tiene buena relación con su mamá?Con ella sí.

¿Con su papá?Regular.

Y el modelaje le gustaba a él, o no mucho…Sí, él me iba a meter en una escuela de modelaje, pero no se pudo. El modelaje era lo único que me gustaba.

¿Qué modelos le gustan?Todas.

¿Y por qué le gusta tanto el modelaje?Me parece chévere, como dicen aquí, se ve bacano.

¿Todavía tiene sueños de ser modelo?No. Ya se acabaron.

¿Era buena estudiante, le gustaba el colegio, qué materias le gustaban?A mí me gustaba mucho estudiar, sobre todo mate-máticas y sociales. Inglés era muy difícil, pero hacía

el esfuerzo y no lo perdía. Tenía un buen promedio. Era juiciosa. Siempre llegaba del colegio y me ponía a hacer las tareas y ya, después de que hacía las tareas ya era tiempo pa mí.

¿Sus hermanos estudiaron bachillerato?Una está terminando ahora, la otra ya terminó, mi hermano el mayor ya terminó y el que viene antes de mí no está estudiando, no quiere estudiar, quiere pasar el día en la calle, bebiendo.

¿Cuántos años tiene?Tiene 17 años; mi mamá ya lo metió tres veces en el colegio y siempre se sale, lo metió en la noche, lo metió en un colegio que estudiaba los sábados, después que tenía que ir los domingos, y él no se quiere componer.

¿Y qué quiere hacer?No quiere hacer nada.

¿Cómo es la historia con Carlos, eran compañe-ros de colegio?No, nunca me gustó tener novio ahí mismo en el colegio. A mí no me gusta eso, porque los novios quieren estar todo el día pegados y no me gusta. Carlos era de otro colegio, un poquito mayor que yo, él me lleva tres años.

¿Y es buen estudiante?No, malo. Ya se salió.

¿Y qué se puso a hacer?Está trabajando en soldadura.

¿Cómo se enteró que estaba embarazada? ¿Qué hizo?Nada, yo no hice nada, cuando yo me enteré mi papá no estaba en la casa. La única que sabía era mi cuña-da. Me hice una prueba de orina ¡y salió! La primera vez que me la hice, lloré. Carlos le contó a la mamá y ella me llevó a hacer una ecografía. Hacía dos meses que no me venía el período. Estaba embarazada. Lle-gué a mi casa, recogí mi ropa y me fui. No le dije nada a mi mamá. Ella se enteró por medio de mi hermano.

¿Y qué sintió, qué fue lo primero que pensó…?“Se me fue el mundo”, yo dije. “Ya se acabó todo”, tú sabes, a mí me gustaba salir, yo salía todos los sábados…

¿Y su mamá?Mi hermano le contó. Ella fue a la casa de Carlos y él habló con ella. Estaba tomada y dijo que allá no me quería más, que no sé qué… Después, al día siguien-te, me dijo que me había conseguido una cita y yo fui con ella al médico. Mi papá fue el que se demoró en perdonarme, no me hablaba, para él era como si yo fuera una desconocida.

¿Y cuánto tiempo duró ese silencio?Tres semanas.

¿Y cómo se contentaron?Yo hablé con él, le dije que necesitaba su apoyo y ya.

¿Qué les diría a las niñas adolescentes de su experiencia?Que escuchen lo que les enseñan en el colegio, lo que les dicen en la casa. ¡Que hagan caso, que se cuiden! Que al que escucha le va bien.

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Ya no veo a mis amigas. Hay una que me manda mensajes por el teléfo-no. Desde que salí em-barazada no las veo, yo pienso que es porque las mamás les dirán que soy un mal ejemplo.