quijano anibal el fantasma del desarollo en america latina

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Rey. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2000, Vol. 6 15.1 2 2 (mayo-agosto), pp. 73-90 EL FANTASMA DEL DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA Aníbal Quijano Desarrollo es un término de azarosa biografía en América Latina. Desde la Segunda Guerra Mundial ha cambiado muchas veces de identidad y de apelli- do, tironeado entre un consistente reduccionismo economicista y los insisten- tes reclamos de todas las otras dimensiones de la existencia social. Es decir, entre muy diferentes intereses de poder. Ha sido acogido con muy desigual fortuna de un tiempo a otro de nuestra cambiante historia. Al comienzo, sin duda, fue una de las más movilizadoras propuestas de este medio siglo que Ilegcra su fin. Sus promesas arrastraron a todos los sectores de la sociedad y de algún modo encendieron uno de los más densos y ricos debates de toda nuestra historia, pero fueron eclipsándose en un horizonte cada vez más es- quivo y sus abanderados y seguidores fueron enjaulados por e! desencanto. Ayer no más, parecía no sólo desprestigiado y en desuso, sino enterrado entre los escombros de esperanzas frustradas y de batallas perdidas y bajo un den- sa pila de textos dedicados, unos, a testimoniar el desencanto y a la desmisti- ficación del "discurso del desarrollo"', y otros a convencernos de que fuera de la ganancia y del mercado todo es ilusión. Hoy, no obstante, se nos convoca a volver a buscarlo entre las mallas de una nueva configuración de poder que se conoce con el nombre de globalización. ¿Significa esto que el desarrollo es, o podrá ser, de nuevo una bandera en el horizonte de las próximas contiendas por el sentido de la historia que viene? ¿O es más bien la evocación de un fantasma que, como el de Elsinor, podrá quizás presidir desde las sombras la intempestiva furia que ponga fin a la pro- longada vacilación del Hamlet latinoamericano? Esas preguntas se refieren, de todos modos, no sólo al futuro de América Latina. Después de varias décadas de experiencias, debates y frustraciones, y en un contexto histórico enteramente cambiado, su indagación no debe ser Desde fines de los años setenta se generaliza la desconfianza en el desarrollo. Mar- shall Wolfe, sin duda uno de los perspicaces estudiosos del tema, publica en 1981 Elusive Development. Recientemente, la traductora de Workers of the World at Centu- ry's End de Giovanni Arrighi (1997) encontró que en portugués el título más apropiado era La ilusao do desenvolvimento (1998) y Arturo Escobar dedicó un largo texto a La invención del Tercer Mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo (1998). 175

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El fantasma del desarrollo

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  • Rey. Venez. de Econ. y Ciencias Sociales, 2000, Vol. 6 15.12 2 (mayo-agosto), pp. 73-90

    EL FANTASMA DEL DESARROLLO EN AMRICA LATINA

    Anbal Quijano

    Desarrollo es un trmino de azarosa biografa en Amrica Latina. Desde la Segunda Guerra Mundial ha cambiado muchas veces de identidad y de apelli-do, tironeado entre un consistente reduccionismo economicista y los insisten-tes reclamos de todas las otras dimensiones de la existencia social. Es decir, entre muy diferentes intereses de poder. Ha sido acogido con muy desigual fortuna de un tiempo a otro de nuestra cambiante historia. Al comienzo, sin duda, fue una de las ms movilizadoras propuestas de este medio siglo que Ilegcra su fin. Sus promesas arrastraron a todos los sectores de la sociedad y de algn modo encendieron uno de los ms densos y ricos debates de toda nuestra historia, pero fueron eclipsndose en un horizonte cada vez ms es-quivo y sus abanderados y seguidores fueron enjaulados por e! desencanto. Ayer no ms, pareca no slo desprestigiado y en desuso, sino enterrado entre los escombros de esperanzas frustradas y de batallas perdidas y bajo un den-sa pila de textos dedicados, unos, a testimoniar el desencanto y a la desmisti-ficacin del "discurso del desarrollo"', y otros a convencernos de que fuera de la ganancia y del mercado todo es ilusin. Hoy, no obstante, se nos convoca a volver a buscarlo entre las mallas de una nueva configuracin de poder que se conoce con el nombre de globalizacin.

    Significa esto que el desarrollo es, o podr ser, de nuevo una bandera en el horizonte de las prximas contiendas por el sentido de la historia que viene? O es ms bien la evocacin de un fantasma que, como el de Elsinor, podr quizs presidir desde las sombras la intempestiva furia que ponga fin a la pro-longada vacilacin del Hamlet latinoamericano?

    Esas preguntas se refieren, de todos modos, no slo al futuro de Amrica Latina. Despus de varias dcadas de experiencias, debates y frustraciones, y en un contexto histrico enteramente cambiado, su indagacin no debe ser

    Desde fines de los aos setenta se generaliza la desconfianza en el desarrollo. Mar-shall Wolfe, sin duda uno de los perspicaces estudiosos del tema, publica en 1981 Elusive Development. Recientemente, la traductora de Workers of the World at Centu-ry's End de Giovanni Arrighi (1997) encontr que en portugus el ttulo ms apropiado era La ilusao do desenvolvimento (1998) y Arturo Escobar dedic un largo texto a La invencin del Tercer Mundo. Construccin y deconstruccin del desarrollo (1998).

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  • 74 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    ra

    realizada con los mismos supuestos, ni desde la misma perspectiva de cono- cimiento que presidi el debate del perodo anterior, pues arriesga llegar, co- mo entonces, al mismo ciego callejn de donde puede no salir. Algunas cues- tiones son cruciales y requieren ser abiertas en el punto de partida mismo del nuevo debate. A ese propsito se dirigen las notas que siguen.

    Qu es pues lo que se desarrolla ? - -

    Immanuel VVallersteby ha sealado ms de una vez que lo que se desarrolla no es un pas -una definida jurisdiccin estatal sobre un territorio y sus habi- tantes- sino un patrn de poder o, en otros trminos, una sociedad.

    Derrota- das hasta hoy s dems opciones,- el patrn de od r ho vi ente es, an, el capitalismo, esto es, la sociedad capita ista allerstein, 1996, 195-207).

    Dentro del debate sobre desarrollo-subdesarrollo, esa es una aseveracin correcta en lo fundamental. En efecto, eLcpitalisnl, un -tron de domin cin/ex lotacin/conflicto, articulado en

    e'e ca.ital-traajo mercanti- z o, pe o ue ra to-dsraSs' tras form

    histricamente conoci. as d trabab, s- constituyo con

    en . jescipe~zsc9L-rio una_estructura_

    mun d- .d-

    _e_zarroll de erando a todos los srevios satrones de

    poder y absorbiend en.o aque s e ev entos fra.

    eran utiles os Tos posi

    men OS estruc

    ec so -s e e o n esanos e impon

    les p. rones alternativos se exitosamente sta a

    -

    Este patrn de poder se ejerce, globalmente y desde sus comienzos, en to-do el planeta. Pero no existe, ni existi en momento alguno, de modo histri-camente homogneo en todo el es.. . 1 u ial. Le'os de eso, por su propio cara r, el calalism ntextos que

    y) son i rica nfiQura con todos ello n mismo nico orden mundia . En otros trminos, este patrn de t...--......---"'------------'

    2 Los laberintos del debate contemporneo hacen necesario insistir, an, en lo que a esta altura de la historia debiera ser obvio: que el capitalismo no es lo mismo que el capital. Se funda en ste, pero no se agota, ni, por lo tanto, se identifica nicamente con l. Capitalismo es la configuracin mundial de poder -dominacin/explotacin/ con-flicto- que se articula en torno del capital, que es una relacin especfica de poder entre los controladores del trabajo asalariado y de sus respectivos recursos y productos. El capital es dominante dentro del capitalismo, mundialmente en consecuencia, pero en la historia desde Amrica nunca ha existido slo, aislado, ni separado de todas las dems formas de organizacin del trabajo: esclavitud, servidumbre, pequea produccin mer-cantil independiente, reciprocidad. Se ha desarrollado dentro de esa configuracin mundial de poder y no es probable que tal desarrollo hubiera sido posible de otro modo. Esa es la perspectiva derivada de la obra de Marx y retornada al debate mundial princi-palmente por Immanuel Wallerstein, aunque ya estuvo presente en el debate latinoa-mericano posterior a la Segunda Guerra Mundial. Desde esta perspectiva, ni el capital, ni el capitalismo, es decir, ninguno de los componentes del patrn mundial de poder, pueden ser entendidos por separado, ni la ubicacin particular de los pases, regiones, o espacios-tiempo, en la historia del capitalismo mundial.

  • r---71711"21-ZrDatrn e po once , me or, a es esp os-tiem

    er.

    4,11( Q-1, /04 JuA4CL7 LQ -h/c,'bU 4 Ln\4,L;

    11-4141 4,

  • 76 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    Dos preguntas se imponen: Por qu en algunas reas se han formado y desarrollado Estados-nacin modernos y no en otras? y Qu ha ocurrido al respecto en Amrica Latina?

    Estado-nacin y democracia

    Aunque a contrapelo de la reflexin dominante en este campo, es perti-nente sealar que el Estado-nacin moderno (objeto exclusivo de esta discu-sin) es, en lo funa en a dDi'ot.nn---171[OBira-argtribucin democratjr dei control de recursos de rodu in e - , - 1n y gestin e las instituciones de

    ii aut ia , entre los habitantes de un1 eterminado espacio de dominacin Ven s con iciones de capa-alar-do (dVilano, -1-99-a)." Se trata de un modo espec-

    frM-w q ,--au-'~a6---*-0- r' wei all asume determinadas caractersticas demo-crticas dentro de un espacio de dominacin.

    Puesto que se trata de un patrn de dominacin/explotacin/conflicto, los habitantes de tal espacio de dominacin estn, por supuesto, en relaciones de esialdad respecto del control de recursos de produccin y

    de las institucio 1\ jes_yr_e...n mecanismo -e- .11 gi 0, en es cial e os -ca os se Y rs~1 La democracia en la distribucin de dichos recursos e instituciones no puede ser, en -cue y - imitadl. De todos mo os, con o a a

    relatividad y con todos los lmites inheilrrl carcter del poder capitalista, la prctica real de esa democracia es una condicin sine qua non de todo Esta-do-nacin moderno consolidado. Dicho de otro modo, la ciudadana requiere existir como un modo cotidiano de relacin social, para funcionar como un modo de relacin poltica.

    En la sociedad capitalista, toda nacionalizacin de la sociedad y del Estado ha sido la resultante del proceso de democratizacin de las relaciones sociales y polticas entre los habitantes de un dado espacio de dominacin. Y ha sido, ante todo, el punto de llegada de prolongadas luchas de los explotados y de los dominados para lograr que se institucionalicen relaciones sociales y polti-cas tan democrticas como fuesen posibles en las condiciones del capitalismo. Pero a ese resultado no ha sido ajeno el contexto histrico de implantacin d capital y del capitalismo. En Europa-se-trata, de-un, lado, de las relaciones en- re el ca pm petitivo con las estmctu ras ,de poder

    -derncien regirr-le, y las cienes de los varios imperios loclS y drliek__yc resT-cione

    en el colonialismo y la colonialidad uestas sobrel resto d-

    un dentro e ese espalede7~io es de poder que los explotados/dominados de Europa tuvieron las condiciones para forzar a la burguesa a negociar los lmites de la explotacin/dominacin, que es exactamente en lo que consiste la

    r el capital. democracia dentro del patrn de poder artic

    "I".~ esto del mundo, colonialismo 'rime y m duraderamente la como a ,- a 1_,.....0~11

    -ncia e edia - ca. como

    acin social, sin perjuicio de su dominio global, han trabase continua a- colon

  • El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 77

    m - e las posibilidades de obtener las mi it. _ .. ones - e ee

    ociar entre

    do -.mes y nados -- - i i es e la dominacin. De esas determinacio-nes procese as necesidades y posibi as es dlsprocesos de democrati-zacin/nacionalizacin de sociedades y estados en cada particular espacio de dominacin.

    En ese sentido, la sistemtica relacin histrica entre el proceso de desa-rrollo de la sociedad capitalista y del desarrollo del moderno Estado-nacin en un dado espacio de dominacin o pas, implica, necesariamente, el correspon-diente desarrollo de la democracia en las relaciones sociales y en las relacio-nes polticas, ya que el moderno Estado-nacin es ms nacional y ms fuerte slo en tanto y en cuanto es ms democrtica la sociedad y en consecuencia ms democrticas las formas y niveles de representacin poltica en el Estado, de todos y de cada uno de los sectores de inters social.

    Las distancias entre los procesos reales de nacionalizacin de sociedades y estados en el mundo capitalista, donde quiera que se encuentre su ubicacin histrico-geogrfica, su espacio-tiempo, dicen con toda claridad de las distan-cias entre sus respectivos procesos de democratizacin en trminos del con-trol de recursos de produccin y de la generacin y gestin de las instituciones de autoridad, inclusive en las regiones donde el proceso ha llegado ms lejos. As, por ejemplo, en Europa Occidental basta comparar los casos de Francia con los dems, Espaa, por ejemplo. O, de otro lado, entre los pases euro- cntricos (sea por su geografa o por su historia, como en el caso de Estados Unidos, Australia, Canada) y los no-europeos, en particular los casos ms recientes, como Japn, Taiwan, Corea del Sur. Con todo, el resultado es que aunque ms en unos que en otros, en todos ellos la sociedad podido ser llevada a la democratizacin suficiente como para q estados-nacin plena o suficientemente constituidos y estable

    Co\sasunt s cuya indagacin han llevado a esa pregunta hanestado kiste- mticanieTl

    l e ausentes en el debate del perodo anterior, a pesar de que la

    cuestin delraja7--nacin estuvo todo el tiempo implicado, y el nacionalismo fue, sin duda, el eje del debate y de los proyectos y prcticas de desarrollo, pues el sentido final de todo proceso semejante estaba atado a la idea de de-sarrollo de un pas o de un grupo regional de ellos. De all el nombre mismo de las instituciones destinadas al estudio de su estudio, v.g. Comisin Econmica para Amrica Latina.

    Esas ausencias indican que los correspondientes problemas o mbitos de la experiencia no eran perc tibie desde la perspectiva de conocimiento que presida el debate e ese perodo.

    _q9

  • 78 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    El carcter eurocntrico del debate sobre el desarrollo

    El debate sobre el desarrollo-subdesarrollo es posterior a la Segunda Gue-rra Mundial y fue una de las expresiones de la reconfiguracin del poder capi-talista mundial en ese perodo. Dicha reconfiguracin consista, en primer tr-mino, en una relativa, pero importante, des-concentracin-redistribucin del control del poder, en particular del control sobre el trabajo, los recursos de produccin y sobre la autoridad poltica. Dicho proceso era el resultado de la lucha mundial por la eliminacin del colonialismo en Asia, frica, Oceana, de la respectiva formacin de nuevos estados nacionales o por lo menos postco-loniales, en algunos casos por medio de profundas revoluciones sociales y polticas, como en China, India, Argelia, Vietnam, Cuba y en algunas zonas del Africa. En algunos de esos casos, los procesos fueron pensados, incluso in-tentados, como opciones de ruptura con el patrn capitalista, aunque todos esos casos terminaron siguiendo un cauce que, ya desde Rusia 1918-25, lle-vaba a desembocar en el mismo ocano capitalista por u~hertedero 4 .

    La aspiracin al desarrollo se hizo virtualmente universal. Se convirti, en la prctica, en una idea-fuerza, como Ortega y Gasset sugiri nombrar anlogas aspiraciones motivadoras e impulsoras de movimientos y cambios mayores en la sociedad. Su debate se hizo tambin mundial, pero fue presidido por un conjunto de supuestos que resultaron comunes a todas las vertientes no obs-tante sus grandes diferencias puntuales.

    El supuesto dominante era qu el desarrol 49-s una cuestin referida a pa-ses ~s,__no a un dado patrn e poder. respec o - -s e, sea que fura asumido como dado por la mayora o explcitamente cuestionado por una minora, era tambin percibido en relacin a pases o a grupos de ellos. Ese supuesto fue la expresin de un crucial cambio en la perspectiva de cono-cimiento sobre la sociedad, ocurrido entre ambas Guerras Mundiales. Desde la Segunda Guerra Mundial, sobre todo, para casi todo el mundo el Estado- nacin pas a ser no slo una unidad de anlisis, sino el enfoque mismo, una manera de percibir y estudiar los problemas. La perspectiva mundial elaborada desde fines del siglo XVIII, presente hasta la Primera Guerra Mundial, y ca-racterstica de la obra de Marx, si no del todo abandonada, se convirti en

    4 Todos esos casos, sin excepcin, entre mediados de los setenta y fines de los

    ochenta fueron vctimas de la crisis del capitalismo mundial de ese perodo, de cuyas resultas terminaron, unos, desintegrndose totalmente y otros reintegrndose explci-tamente a la estructura central del poder capitalista. Ese hecho, ms que ningn otro, hace visible, que nunca lograron en realidad abandonar el patrn capitalista, a pesar de sus muchas y muy importantes diferencias particulares. Desde la Segunda Guerra Mundial, ninguno de ellos fue vctima de agresiones militares. Por el contrario, desarro-llaron capacidad militar apreciable e inclusive llegaron a organizarse en vastas coalicio-nes internacionales llamados campos socialistas. El ms antiguo y militarmente ms fuerte de esos casos, la Unin Sovitica, se desintegr en una suerte de implosin casi sbita, chocando contra sus propios lmites.

  • La primera de aquellas vertientes logr imponer como parte del sentido comn universal, an hoy vigente, la divisin de la experiencia de la humani-dad en ciertas reas especficas: economa, sociedad, cultura y poltica. Y ot rg a la cultu la c ici se sede y fuente de las explicaciones acerca

    erencias entre los grupos anres ecto arro o de e

    -s e

    .

    El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 79

    minoritaria. Por eso, sin duda, las preguntas comunes a todas las vertientes del debate, sobre todo durante una primera etapa hasta mediados de los se-sentas, se dirigan a identificar en cada pas o en cada regin los obstculos al desarrollo y las formas de vencerlos o contornearlos.

    En Amrica Latina, fu - el o se sabe, las ms difundidas vertientes del debate. La tem'. c ada principalmente en Estados Unidos y --~e".1.1"%: - - tWrI ral- unciona ism.

    o; la otra, que podra reconocerse como teor'-

    seria XIMISIP-ociada, principalmente, al mate-

    rialismistrico5 .

    7

    /

    ra de conocer y a la ideologa, /

    n-abacterazraciwalezv_p_:"2./1_,t) 310.,54o-protestantes.

    con racio-

    ancamente rimitivos. Algunos de los rasgos es- pecficos de la moderna sociedad capitalista en los pases centrales, fueron propuestos como expresiones bsicas de la modernidad y como el marco his-trico insustituible del desarrollo econmico: el principio de ganancia,

    el valor c:121(qiiernz,Litztel.Ajrak

    la idea de que el sentido de la vida es el trabajo y el

    consumo, el universalismo de la respectiva orientacin valrico-normativa.

    I ales eran carci5Wcas de la modrrtitdretTr 1a -mermad-ad, y se encontra-ban ms en los pueblos protestantes que en los otros 6 . Los rasgos opuestos a

    5 Ese es el nombre de la corriente intelectual producida al final del siglo XIX por Engels

    y los tericos principales de la social-democracia alemana, Bernstein y Kautsky sobre todo, que se caracteriza por la hibridacin de algunas de las propuestas de la herencia terica de Marx en el marco del positivismo spenceriano. A pesar de las muchas dife-rencias polticas y puntuales entre sus variantes, el conjunto de la socialdemocracia europea, includa la rusa, asumi esa doctrina. Desde 1924, a la muerte de Lenin, esa corriente se hizo an ms profundamente marxo-positivista y fue codificada bajo Stalin con el nombre de marxismo-leninismo. Con tales nombre y caractersticas, tuvo hege-mona mundial en el movimiento llamado de izquierda. Fue sometido a una nueva hibri-dacin con el estructuralismo, especialmente en el debate francs posterior a la Se-gunda Guerra Mundial. Despus de la desintegracin del campo socialista en Europa y de la admisin explcita del carcter capitalista de China (estalinismo de mercado, lo llama Kagarlitsky), su hegemona mundial ha declinado. Pero en tanto no se lleve a cabo un debate riguroso sobre su historia y sus propuestas, lo que no ocurre ahora bajo las condiciones del neoliberalismo, puede volver en la prxima crisis poltica mundial, como obviamente comienza a ocurrir en Europa. 6 Las ms inmediata fuente de la perspectiva de la modernizacin fue, como se sabe,

    Talcott Parsons (sobre todo 1960). Pero las fuentes originarias son Max Weber (1944) y Karl Polanyi (1957).

    Tal cultura se refera, so en especial la religiosa. L testantes n s. d pre-

    e -

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    SI no u sarrolla

    e todo, a la man s d- arrollados er

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  • n

    A ,C 80 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    ellos eran, pues, parte de la tradicin y eran los obstculos a remover en el camino del desarrollo. El desarrollo era, ante todo, modernizacin.

    : La segunda vertiente, atribu. , (1111 e rimero, y ms tarde a I epenencia -xterna o a a dependencia estru

    tur explicacin de las diferencias entre esarrollaos subdesarrollados. En esas propuestas estaba implicada la teora de las

    les del mater smo histrico s como e urs ional de esa misma doctrina, aunque nunca fueron claras las relaciones entre el uno y la otra. En todo caso, los ms influyentes exposi- tores de la doctrina, dentro y fuera de A ' a, manejaban el concepto de imperialismo para las relaciones de,

    minacin ntre pases, asumidos por definicin como naciones, y el debate so re [a dependencia fue canalizado tambin, en sus versiones ms influyentes, por el mismo cauce, como Weffort seal ya con ocasin del clebre Seminario de Santiago de Chile en 19697 .

    Puesto que en la teora de la modernizacin en ningn caso se intent ex- e licar por qu unos grupos tenan una cultura en lu,

    ar de la otra, de alguna maner Itura aparece ms bien como un mo o e referirse a tre los desarrollados y los subdesarrollados. Y en e tribuye al caeital (o al caitalismo entendido es- trictamente como e capital) caracteres inmanentes que actan

    as -1 es d- uyos rasgos pro- 'a dependencia externa o estructural.

    mistificada c

    ue confrontada con otra no meno mistificada a SM O.

    la ateria ismo histrico se

    sistema e e ms all y por encima d las ac nes -

    eri e cultur

    Cc

    Debido a esa perspectiva cognitiva, quedaron en la sombra algunos de los elementos fundacionales del poder capitalista mundial, como luego veremos. Y los problemas discutidos pudieron ser percibidos slo de modo parcial y distor-

    Las corrientes adversas de lo que dio en llamarse dependentismo desde la perspecti-va del materialismo histrico, se atrincheraron en esa suerte de modoproduccionismo que lleg a tener tan extendido dominio en la izquierda latinoamericana hasta la cada del Muro de Berlin. Pero eso no cambia nada de la propensin nacionalista del debate sobre el desarrollo, en trminos de imperialismo o de dependencia. En la confrontacin con la teora de la modernizacin y sus derivaciones reduccionistas acerca del desarro-llo econmico, el movimiento hacia una visin que implicaba la cuestin del poder, mundial y local, fue tambin en gran medida resultado de la obra de tericos lejanos del materialismo histrico, pero lejanos tambin del abstracted empiricism (Milis), del posi-tivismo y del estructural-funcionalismo. Los ms influyentes fueron, como todo el mundo sabe, Jos Medina Echavarra (1963) y Ral Prebish con su propuesta sobre la es-tructura centro- periferia del capitalismo mundial, de duradera y vital influencia mundial (1963, 1976 y 1981). Una revisin de las tendencias del debate latinoamericano ante-rior a la crisis de mediados de los setenta puede verse en Aldo Solari, Rolando Franco y Joel Jutkovitz (1976) y en las agudas observaciones de Marshal Wolfe (1981). Vase tambin el texto que Francisco Weffort present al Seminario sobre Dependencia, en Santiago de Chile en 1969.

  • 82 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    El colonialismo fue el escenario y el marco que permiti la constitucin de la idea de raza como el instrumento universal de clasificacin social bsica de toda la poblacin del planeta. Y esa clasificacin prob ser, hasta ahora, el ms eficaz mecanismo de dominacin dentro del poder mundial capitalista. De esa manera el patrn mundial de poder capitalista se constituy en su carcter de colonial/moderno. Cuando el colonialismo fue eliminado, la relacin colonial de dominacin entre razas no slo no se extingui, sino que se hizo en mu-chos casos mucho ms activa y decisiva en la configuracin del poder, despla-zndose de una institucionalidad (el colonialismo) a otra (pases independien-tes y/o estados-nacin) y en consecuencia rearticulndose a escala global. De eso da cuenta el concepto de colonialidad del poder 10 .

    La colonialidad del poder fue determinante en el proceso de eurocentra-miento del poder capitalista mundial. Por cierto, el desplazamiento de las rutas mundiales de comercio al Atlntico tras la formacin de Amrica, permiti la constitucin de Europa como nueva identidad histrica y la hegemona mun-dial de Europa Occidental. Pero la virtual exclusividad de la relacin capital- trabajo asalariado entre europeos o blancos, mientras se impona sobre todas las dems razas todas las otras formas de explotacin, no podra ser explicada solamente por la nueva geografa del trfico comercial, ni por las inherentes tendencias de la relacin social llamada capital. Y fue dicho eurocentramiento del control del capital como relacin social, y en consecuencia, de la produc-cin industrial, lo que produjo en lo fundamental la divisin radical entre centro y periferia del capital, la concentracin del desarrollo del capital y de la socie-dad del capital en el centro, la configuracin del poder entre burguesa y tra-bajadores asalariados, el mercado como piso y lmite de las relaciones entre lo pblico y lo privado, el eurocentramiento de la nueva racionalidad correspon-diente al nuevo orden mundial y su hegemona mundial.

    Europa se hizo el centro de la elaboracin intelectual de la experiencia co-lonial/moderna del conjunto del capitalismo. El resultado fue el eurocentrismo, una perspectiva de conocimiento tributaria por igual de las necesidades capi-talistas de desmistificacin del pensamiento sobre el universo y de las necesi-dades del blanco de legitimar y perpetuar su dominacin/explotacin como superioridad natural. Eso inclu" la apro iacin de las conuistas intelectuales y tecnolicas de los ue os co izados. ero, sobre todo, un mo e im-pon r sobre ellos un distor onante es s ejo que les obligara a verse con e ojo

    dor. euroc trismo a tenis mona mundia , a

    10 El concepto de colonialidad del poder fue introducido al debate en mi Colonialidad y

    Modernidad/ Racionalidad (1992b). Puede verse tambin Quijano y Wallerstein (1992). Un texto reciente es el de Mignolo (1997). 11 La discusin sobre el eurocentrismo y la urgencia de una descolonizacin epistem-

    logica, forma parte del actual debate mundial sobre el conocimiento. En Amrica Latina,

    II asa 'entro y fuera de uropa. En la crisis

    lista, tambin ha ingresado en la ms radical crisis de su larga historia". e un capita-

  • El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 83

    Ninguno de esos procesos puede ser explicado, ni entendido, como pro-ducto exclusivo de las virtualidades inherentes al capital como relacin social, ni de lo europeo como una cualidad natural particular. F I asificacin ra- ci de gentes del -vo -r ca. ista lo nico que realment evo al

    -12/jr.tel jasamok12 anco/eyrof3edde relacin ca o y de esa manera

    del mon olio de t produccin industrial airrtire-V115-riFrig-dhturias del ca alismo co onia uropa centraliz en suroirdpri-liSacio Es relaciones entre c fry4ralaarotalariado, hasta el siglo XIX; en torno de esas relacio-nes fueron articuladas todas las dems formas de trabajo en el resto del mun-do y, en consecuencia, las relaciones entre Europa y el resto del mundo.

    De ese modo se configur un patrn de poder que podemos reconocer co-mo capitalismo mundial, eurocentrado y colonial/moderno. La versin europea de la modernidad es, en esa perspectiva, la otra cara de la colonialidad del resto del mundo. Y esa modernidad/colonialidad es la expresin central de la clasificacin de la poblacin mundial en torno de la idea de raza.

    El Estado-nacin en el capitalismo colonial/moderno y eurocentrado

    Aquellas condiciones histricas llevaron a que en Europa se fuera desarro- II c_____ans~a15~...___:~social, mientras ene resto c~wbseir na la reroduccin de -s de s for -s de explotac in o, redefini- das por nuevos lugares y funciones en re acto minio del capital y del mercado mundial. En torno del 'e cpitql/Europa se articularon las dems formas (esclavitu _servidumbre, pequea pr1.--ddlOainercan i m epe

    frecipraidd) y --rnriOa, frica, Asia. Ese es el patrn de poder colo-nial/moderno, eu centrado, mundi caitalista que persiste desde hace 500 anos.

    De ese modo, en Europa Occidental se fue configurando y desarrollando una estructura de poder en los trminos del capital y del dominio europeo so-bre el resto del mundo. En el resto del mundo colonizado, en los trminos de las otras formas de dominacin/explotacin/conflicto del capitalismo mundial. \ As, los procesos de clasificacin social de la poblacin ocurran en un doble canal: 1) en Europa, bsicamente en los trminos del capital (burguesa, sec-tores medios, asalariado urbano, campesinado). Y entre una raza homognea, blanca; 2) en el resto del mundo, en los trminos de las relaciones de esclavi-tud, servidumbre, reciprocidad, pequea produccin mercantil, salario. Y junto con las lneas precoloniales de clasificacin, o sobre sus escombros, se eriga un nuevo patrn de clasificacin fundado en la colonialidad del poder, entre europeos o blancos y las dems razas dominadas o inferiores.

    vase entre otros, Mignolo (1995), Dussel (1998) y Lander (1997). Tambin Quijano (1992; 1998 y en prensa b).

  • 84

    Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    En Europa r lo tanto, la experiencia social tenda a la mercantizacin de ticc_ limaz__Ilsecilt..izacin de a su je ivi ad y de

    lo relaciones intersubjetivas. Las formas de diferenciad organizacin de intereses sociales, y las lneas de sus conflictos, convergencias y antago-nismos, tendan a procesarse en esas mismas lneas.,La expansin cado en la etapa competitiva de la organizacin de los caitalistas, junto con las uchas contra el an , . aci uc as e los ex lotados del

    {fiero tambin los o igaron a armar a sus .alsssgcalales y con ra sus a es en la disputa por

    el control de territorios y de poblacin.

    Es ese el contexto preciso en donde se enmarcaron los conflictos y nego-ciaciones entre grupos burgueses por la distribucin del control de recursos, y donde se dio el control de la eneracin y_gestin de las instituciones y meca-nismos de autorida ica. Y la lucha deTadd -111-51-571~ajadores por la

    `diStribCiniieTngresos por el acceso al mercado en trminos de igualdad y por el acceso a niveles y mbitos no menos reales, en las instituciones de autoridad pblica. El mercado interno el perodo del capital competitivo fue_no slo unresikado del -btuacin dela taclo_de los sonactOs-riegociaciones poltico-sociales. a ciudadana , orno igual representacin jurdico/poltica de desiguales en todo mbit s del poder, se constituy, precisamente, sobre esas bases.

    En cada pas o espacio de dominacin en donde esos procesos pudieron ser profundos y duraderos, y en especial all donde produjeron revoluciones que ermitieron depurar el carcter de las relaciones seoriales de cic2miocier1,2s procesos de democratizacin de las relaciones socia es, e control ms o menos difundid' e recursos e prouccin, permitieron tambin la difusin relativamente importante del control sobre las instituciones de auto-ridad pblica, es decir, de representacin poltica en los trminos de la jerga de la llamada ciencia poltica actual. Todos esos procesos, llevados a cabo en espacios estables de dominacin, produjeron relaciones intersubjetivas parti-culares, sentidos de pertenencia a espacios-tiempos singulares, que han sid denominadas como identidades nacionales. Esto es, la democratizacin de la sociedad y del Estado ha corrido pareja con la nacionalizacin de los mis-

    ---,mos, en el especfico sentido de los estados-nacin modernos.

    En cambio, en las regiones donde fue impuesta la colonialidad del poder, s tendencias de configuracin del poder fueron todo el tiempo sus prisione-

    ras. Para partir, porque la_ s relaciones del capital como tal eran, necesaria-mente ms_si as o vine asas a sec ores no-industriales, dada la centralizacin de tales relaciones sociales en Europa. uego, porque en esas condiciones, el mercado y las exigencias de relativa democratizacin del control de recursos de prddatrre~bloqueadas por e minio co-

    -.-

    mr supuesto, el Ic---d-Itsurc tituciones de autoridad. La democratizacin de las relaciones sociales cotidia-

    (

    ' 4 ( CA,

  • `A.

    El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 85

    na reuiere en todas partes que ls unos y los otros e reconozcan como de ,Ja-misma na uraleza. a colonia idad del poder, la clasificacin racia e la po-

    blacin hace, litera mente, imposible toda democratizacin real.

    Por eso, como lo muestra sin atenuantes la experiencia latinoamericana, el desarrollo de Estados-nacin en estos pases slo ha sido viable de modo parcial y precario. Si hay algo de incompleta biografa en estas tierras es, jus-tamente, el estado-nacin. Y mientras la colonialidad del poder no sea erradi-cada, ese proceso no podr culminar, porque ella acta de un modo especfico sobre Estado-nacin moderno y Amrica Latina es uno de sus ms definidos espacios (v. Quijano, 1993, 1994).

    La dependencia histrico-estructural: la experiencia de Amrica Latina

    Los grupos sociales que en Amrica Latina conquistaron el control del po-der en el momento de la Independencia, eran los blancos de la sociedad. Y aunque en cada uno de los nuevos pases eran una reducida minora, ejercan la dominacin y la explotacin sobre una abrumadora mayora de indios, ne-gros y mestizos. Estos no tenan acceso al control de ningn recurso de pro-duccin importante o fueron despojados del que haban tenido durante la Co-lonia, y adems impedidos de toda participacin en la generacin y en la ges-tin de las instituciones polticas pblicas, del Estado. La colonialidad del po-der era la base misma de la sociedad.

    Con el control concentrado de los recursos de produccin y de las institu-ciones y mecanismos de autoridad poltica, tales blancos no slo se perciban y sentan distintoscle los indios, negros yr---astldS: Sh-corlideraban, por raza, n ralm e su eriores y pi-~a los dems blancos, esto es, euro-

    -pas. Por sus intereses de eXjjtlcin, -de---urr acTasificacin racial, asuman necesariamente que sus intereses sociales y su cultura eran directamente antag-tiC-s ca los de Vlrimensa mayora dominada, pues el

    - "control del poder lo ejercan, precisamente, sobre la base de esa colonialidad de la clasificacin social de la poblacin.

    En consecuencia, tanto en la dimensin material como en la intersubjetiva de las relaciones de poder, los intereses y las afinidades de los dominadores de los nuevos pases, estaban imposibilitados de toda posible comunidad, es decir de alguna posible rea o esfe comun, po in'ue fuese, con os intereses de los dominados, no slo y no tanto en el mbito interno de cada espacio de dominacin o pas, sino, precisamente, en relacin con los inter-eses de los grupos dominantes de los pases del centro, en Europa o fuera de ella.

    La imposibilidad de la democracia en la sociedad, dada la colonialidad del poder, haca igualmente lile la nacion- acin de esa socieda En toda nacionalizacin de una socieda., t e que haber un espaci ignificativo, real

  • 86 Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    o simblico, donde todos los sectores de la sociedad, esto es del patrn de poder vigente, tengan o perciban algo en comn, esto es una comunidad. La identidad nacional es la expresin de esa forma de relacin de poder. Y en el Estado-nacin moderno, sin excepcin conocida, es la democratizacin de las relaciones sociales y polticas el espacio comn y la fuente de toda identidad nacional, si no se trata sola y banalmente de la nacionalidad legal.

    Dada esa configuracin de poder, da posible dernocrtizacin,por redu: cida ctue fue , implicaba una des_911~delsfelaci_nes de poder, la

    jo-kleasleza corno mecanismo bsico yunizelsl clasifi-

    __

    cacion_scial ~04mm Y -el hecho era que, e la casi totalidades nuevos paises la fauna dominante no era siquiera una proporcin amplia de la poblacin, como ocurra por ejemplo en Estados Unidos, donde las vctimas de la colonialidad del poder eran una minora. En Amrica Latina, los dominantes, los beneficiarios de las relaciones coloniales de poder eran una muy pequea minora. El nuevo Estado era, por lo tanto, el de una de las razas, no el del conjunto de la poblacin, ni siquiera de una parte mayoritaria, no poda ser, en consecuencia, nacional.

    Eso explica por qu en Amrica Latina en su conjunto -aunque con muy importantes particularidades y distancias entre los pases- durante todo el siglo XIX los grupos dominantes articularon sus intereses exclusivamente a los de sus pares, la burguesa blanca, especialmente la de los pases ms podero-sos, como Inglaterra y Francia y ms tarde Estados Unidos. Y en medida algu-na a la de los sectores dominados de la poblacin de sus propios pases. No se trataba de una subordinacin a la burguesa del centro, sino de una comu-nidad de intereses fundada en la colonialidad del poder dentro del capitalismo mundial. La subordinacin vino despus, como consecuencia de esa articula-cin o comunidad de intereses, ya que toda articulacin de intereses entre los grupos dominantes latinoamericanos y los europeos slo poda hacerse con los primeros como socios menores.

    Esa condicin de socio menor en la asociacin de intereses con la burgue-sa del centro, era por cierto el resultado de la poltica colonialista de los tres siglos anteriores, que extrajo riquezas y trabajo de manera gratuita de los te-rritorios y poblaciones americanas, y que en las reas llamadas ahora andinas y que formaban el Virreinato del Per consisti, desde el comienzo del perodo borbnico en el Imperio Espaol, casi enteramente en un saqueo continuado de recursos y de eliminacin de las bases de la previa gran produccin manu-facturera, minera y de agricultura comercial. Todo lo cual, adems, se combin con el abandono del Pacfico en el trfico comercial mundial y la ascensin hegemnica del centro y norte de Europa en el capitalismo mundial. Pero los efectos de esa poltica colonialista fueron agravadamente reproducidos por la nueva articulacin dependiente fundada en la colonialidad del poder.

    La colonialidad del poder en Amrica Latina bloqueaba a los blancos domi-

  • El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 87

    nantes todo propsito de desarrollar el capital como relacin social, porque eso habra implicado asalariar a las razas colonizadas y el eurocentramiento del capitalismo haba impuesto una clara divisin racial del trabajo. Los indios y los negros eran siervos o esclavos. Y esa era la base del poder de los domi-nantes de los nuevos pases. La produccin industrial, con todas sus implica-ciones en las relaciones materiales e intersubjetivas en la sociedad, estuvo excluida durante largo tiempo, hasta que las necesidades del capital monop-lico y la exportacin de capital desde el centro a la periferia lo hizo necesaria.

    al do n s 11 ente kls

    blancas. sino--tanabin-losmestizos i..cle r. sifica 'on co nial, f --d-" espacio en

    esa configurado-Fi de oder largos y c frec_uencia_sr_gi rientes_conflicts

    y reg m enes mi

    res, se o vis todo, el peso del eurocentrismo en su perspectiva de cono-

    le - . a - tren e o, . cos,_FridiosYros",-yrifoda su pdlt: ca dentro de, y respecto del capa a ismo mundial-La poltid d Ta dependencia

    no slo fue reproducida, sino acentuada y profundizada, y se transform en subordinacin: de de la-c,41s mundial en

    el .trnsito del capital competitivo al c I mo^n9 Ro,.r 4 i_da,:ededor de'17.17T, cuando C-jlGaii.--i-strque las oli- garquas blancas haban conservado como su heredad colonial, fue pronto entregado a la nueva voracidad del capital monoplico no-industrial, proce-dente del centro. La colonialidad del poder y su correlato, la dependencia his-trico-estructural de la sociedad capitalista en Amrica Latina, quedaron duraderamente articuladas al nuevo dominio del capital del centro.

    Es de esa configuracin de poder en el capitalismo, fundada no en la impo-sicin sino en la comunidad de intereses, a su vez fundada en la colonialidad del poder, local y global, de lo que da cuenta el concepto de dependencia histrico-estructural. Esta es, rigurosamente, un componente de la colonialidad de poder en el capitalismo mundial 12 .

    La colonialidad del poder es elemento central de la sociedad en Amrica Latina. Los espacios ganados contra ella desde la Revolucin Mexicana y en especial desde la Segunda Guerra Mundial, no fueron suficientes ni estables, las luchas fueron regidas por una idea eurocntrica del Estado-nacin. Ahora estn en riesgo de ser devueltos al dominio de la colonialidad en las condicio-nes de la globalizacin del patrn de poder imperante. La cuestin del Estado- nacin y sus relaciones con la idea del desarrollo, sigue abierta.

    12 No escapa a la observacin que este concepto es pariente, pero en lo fundamental

    diferente, con el de dependencia estructural, en cualquiera de sus versiones (Cardoso-Faletto, Dos Santos). Con reas puntuales de convergencia con ese ltimo concepto, que fue el que gan presencia hegemnica en el debate latinoamericano y mundial de ese perodo, el concepto de dependencia histrico-estructural parte de una perspectiva de conocimiento distinta y aunque no omite la cuestin del Estado-nacin, implica una perspectiva global para toda la historia del capitalismo. El gradual despliegue de la teora de la colonialidad del poder traer tambin, sin duda, la cuestin de la depen-dencia de nuevo al debate.

  • no e o a izaci

    ceso.

    vol o g

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    Revista Venezolana de Economa y Ciencias Sociales

    A la hora de la globalizacin

    Me restringir aqu a abrir dos asuntos mayores: 1) el carcter contrarre-

    configuracin del poder capitalista que ahora se conoce l dominio de la acumulacin especulativa en ese pro-

    Uno de los rasgos centrales de la globalizacin es la reconcentracin del control de recursos de produccin y del Estado, que pone trmino a un perodo de amplia desconcentracin y, en buena medida, de redistribucin de ambos resortes de poder societal. Eso ha sido posible por la

    rrota mundial de los movi lentos socia s que rocuraban la profundizacin y aun a

    ica izacion e aque os procesos e deiii5C-atizacin del poder capitalista mundial, o su

    destruccin, as como por la desintegracin de regmenes y organizaciones polticas rivales de los centros del capitalismo mundial, como en el caso del campo socialista en Europa.

    En el comando de esta contrarrevolucin mundial estn los grupos de la burguesa financiera que han llevado a niveles histricamente sin precedentes la acrnufacin especulativa y que tienden al mximo desarrollo del carcter pred~le-estemdo de acumulacin.

    La combinacin de ambos ral,gasi -cia-la-llataaadlbalizacin im lica, para

    lo que aq t' ' esin sor la des-demaiMizacin y de ese modo, ps filiumuctimiacionalizacion de la

    socies ad y e stao -n odos los pases en los cua es, s ebido a la colonialidad del po er,--r~SO del Estado- nacin no pudo ser consolidado.

    En la medida en que esas presiones se desarrollan, la posibilidad del desa-rrollo del capitalismo en todos esos pases o regiones, es crecientemente re-cortada y en la mayora de ellos anulada durante todo el perodo en curso.

    El c talismo mundial necesit- ho el Estado. re lo m- democratico y -cional osible, en tanto q

    as endencias a una continuada r- nce raci. . e cler, recursos y Estado, as lo exigen, puesto que toda democratizacin del control de recursos y

    de la autp,ridad limitada que pu ier imne anam-

    una tende cia de descon- mcin se recursos y...de utoridad.

    Durante e -perla o dei al el patrn de poder capitalista pudo servir en ropa como el marco de procesq d'mocratizacin tanto en las relaciones materiales como en fas relaciones intersubjetivas que confi-guraban la sociedad del capital, mientras impona regmenes represivos y ar-bitrarios sobre los dems pueblos del mundo, y es sobre la base de la sobre- explotacin que el colonialismo y la colonialidad hacan factible, que la bur-guesa europea hiciera a sus clases medias, a sus grupos menos fuertes y a

  • El fantasma del desarrollo en Amrica Latina 89

    los trabajadores ms organizados, el tipo de concesiones que desembocaron en el conocido Welfare State.

    da poder dentro del capitalismo mu . , sinu . . ecta masl_oak195.414,21.a_cionesr- ue rintgraron con- quistarprname esta os-nacin. Pero implica una continu a po nzacion de la df tn ucin de recursos y de riqueza (ya ahora el 80% del producto de todo el mundo es apropiado por slo el 20% de la poblacin mundial y la con-centracin aumenta continuamente). Es para llevar a cabo todo eso y para defenderlo y reproducirlo que la burguesa global reculare, exactamente, que

    es de la poblacin mu ial es ' som a a esta. es no-nacionales, esto s o-democraticos, como aparatos de administracin de un vasto con orne-

    rado o laciones ribuidas en pases, reas, regiones, en torno del con-trol de los grupos globalizados de la burguesa, operando por la mediacin de un reducido grupo de Estado-nacin centrales.

    zEtpatrn,de poder capitalista, la sociedad capitalista, desde esa perspecti-va' no tiene en nuestros pases, ninguna posibilidad ddesarittr drtinl que la que produce esa continuada concentracinde~- ddes- democratiz cincontinua d las relaciones sociales, de olarizacin social ^1e in seracin de cada vezzernayorS propcircidnes de la po acin. Toda otra imagen sera, necesariamente, engaosa.

    Los pueblos de Amrica Latina, los dominados y explotados en primer tr-mino, todos aquellos para los cuales la dominacin, la explotacin, la'discrimi-nacin son los problemas centrales de la especie, estn colocados ahora de-lante de la necesidad de decidir si ese es todava el camino que sera desea-ble.

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