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El paradigma de la homogeneidad
Mnica Quijada*
El xito en la difusin del multiculturalismo nos ha acostumbrado a percibir con
prevencin cualquier referencia a la homogeneidad cultural en el seno de los grandes
Estados nacionales. Esta visin, sin embargo, constituye un desarrollo relativamente
reciente. En su famoso libro Nations and Nationalism (1983) afirmaba uno de los ms
influyentes tericos de la nacin, Ernest Gellner: No entendemos propiamente todas
las opciones de que dispone la sociedad industrial, y a lo mejor nunca lo hagamos,
pero entendemos algunas de sus caractersticas esenciales. El tipo de homogeneidad
cultural requerida por el nacionalismo es una de ellas, y sera mejor que hiciramos las
paces con ella. No es que el nacionalismo imponga la homogeneidad, sino que una
homogeneidad impuesta por un imperativo objetivo e ineludible aflora eventualmente
en la forma de nacionalismo.1 La conexin que establece Gellner entre homogeneidad
y nacionalismo no es casual, ya que la primera fue asumida como una materia de
preocupacin central de los Estados a partir de su vinculacin a la legitimidad poltica.Es decir, segn el modelo de Gellner, ese proceso tuvo lugar cuando las condiciones
sociales favorecieron la existencia de altas culturas, homogneas y centralmente
sostenidas, que permearon no slo lites minoritarias sino poblaciones enteras, las
cuales se identificaron voluntaria y a menudo ardientemente con esa cultura unificada,
bien definida y educacionalmente sancionada. Dicha cultura se convirti entonces en
el nico repositorio de la legitimidad poltica, producindose la convergencia de
voluntad, cultura y unidad poltica.2 De tal forma el nacionalismo, que implica una
nueva forma de organizacin social, basada en culturas hondamente internalizadas ydependientes de la educacin, cada una protegida por su propio estado es la
manifestacin externa de un profundo ajuste en la relacin entre poltica y cultura. Las
condiciones sociales que favorecieron el surgimiento de este sistema corresponden
segn este autor al desarrollo de la sociedad que no lleg simultneamente a todas las
partes del mundo ni de la misma manera. Se trata de un proceso secular que llev al
*En: Quijada, Mnica, Bernand, Carmen y Schneider, Arnol. Homogeneidad y Nacin con un estudio decaso: Argentina siglos XIX y XX, Captulo I, CSIC, Madrid, 2000. pp. 15-55.1 Ernest Gellner: Nations and Nationalism, Cornell University Press, 1983, p.39.2 Idem. P.5
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesestablecimiento de una sociedad annima, impersonal, con individuos unidos por una
cultura compartida formando una poblacin mvil alfabeta, educacionalmente
estandarizada, con mandatarios y mandados culturalmente similares, en lugar de una
compleja estructura previa de grupos locales sostenidos por culturas reproducidas in
situpor los propios microgrupos y en la que las altas culturas imponan su autoridad,
no definan los lmites de una unidad poltica.3
De tal forma el modelo de Gellner plantea la homogeneidad como una
necesidad objetiva surgida de un proceso de modernizacin. Esto tiene la ventaja de
proporcionar un marco que favorece la visin de la nacin y de la uniformidad cultural
como un constructo, perseguible en el tiempo y desprovisto de toda aspiracin
esencialista. Sin embargo, es insuficiente para explicar el proceso histrico que
queremos comprender. No tiene en cuenta algunos aspectos que son relevantes para
nuestro tema. Por un lado y como ya seal John Rex, en el proceso de
modernizacin la poltica y la economa son liberadas de su subordinacin a
instituciones comunales y a la cultura de la etnia. En lugar de ello pasan a ejercer una
dominacin sobre estas ltimas o erosionan la misma base de su existencia. En este
proceso es la poltica la que es dominante. Ella regula y administra el conjunto de su
territorio dado y, al hacerlo, coloca bajo su control a la economa, la lengua y la
religin.4 Por otro, la nacin moderna raramente se contenta con la vinculacin
individual de sus miembros; por el contrario, necesita crear un sentimiento de amor
patrio y un sentido de pertenencia a la nacin y para ello recurre a elementos
premodernos. Finalmente, existe un vnculo estrecho del Estado-nacin y la
construccin moderna del concepto de ciudadana que se origina en el proceso de
configuracin de las naciones de ciudadanos desde la segunda mitad del siglo XVIII,
cuando las antiguas lealtades al seor o al monarca fueron reemplazadas por la
lealtad a la nacin.
La Irrupcin de una nueva forma de ciudadana
Ciudadana y ciudadano son trminos arcaicos, cuyo contenido ha ido a lo
largo de la historia. En la Antigedad florecieron como conceptos clave en el
pensamiento poltico y legal en mbitos geogrficamente limitados y abarcando solo a
una minora de la poblacin que era polticamente activa y culturalmente monoltica en
3 Idem, p. 57 y 504 John Rex: The nature of etnicity in the project of migration, en Montserrat Guibernau y John Rex: TheEthnicity Reader Nationalism, Multiculturalism and Migration. Polity Press, Cambridge, 1997. pp. 269-283.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestanto que los individuos que la integraban tenan conocimiento directo de sus
conciudadanos. Esta manera de entender la ciudadana se mantuvo en trminos
generales hasta que se consolid una nueva forma institucional basada en el
nacimiento -o residencia especfica en un estado territorial, que aspir a ciudadanizar
a todos sus miembros y en el que era imposible la poltica de contacto personal.
Basado en esta diferenciacin Peter Riesenberg distingue entre una primera y una
segunda forma de ciudadana5.
La segunda forma de ciudadana -que correspondera grosso modoacodo a la
comunidad imaginada, segn la exitosa conceptualizacin de Benedict Anderson es
reciente y no se remonta ms all de promediado el siglo XVIII. Con anterioridad a
ello, en la edad moderna y durante un perodo de ms de dos siglos la ciudadana dej
de ser un eje de preocupacin del pensamiento poltico, que tendi a centrarse en
temas tales como el constitucionalismo, el vnculo entre el individuo -percibido como
sbdito- y su rey, la relacin de los monarcas con los parlamentos y los estados y la
eficacia administrativa. Pero en el pasaje del Antiguo Rgimen al republicanismo los
conceptos de ciudadano y ciudadana crecieron en centralidad e importancia Los
pensadores de la Ilustracin encontraron en ciudadano una palabra que posea la
autoridad de un origen clsico y era al propio tiempo un trmino legal familiar, que
poda adaptarse a las necesidades tanto de la tradicin absolutista como la
republicana. Sin embargo, cuando en la dcada de 1750 Diderot escribi sobre la
ciudadana en la Encyclopdie, present la institucin en trminos de la antigua
ciudad-estado. Tambin Rousseau vio el modelo de su sociedad moral en la
idealizada comunidad alpina de la Ginebra de su juventud. La visin que se tena era
la de la polis, con su pequea superficie, su poblacin reducida y orgnicamente
ordenada, religin nica, cultura poltica nica y modelo nico y globalmente aceptado
del buen ciudadano. Un mundo a pequea escala. Los observadores polticos todava
encontraban difcil pensar en las implicaciones de la ciudadana para un pueblo y unterritorio ms grande que la polis.6Sin embargo, ya Rousseau, como Montesquieu y
otros crticos comenzaron a discutir sobre el problema de crear instituciones y
sentimientos que pudieran funcionar en mbitos amplios.
Cuando la Revolucin hubo derrocado a la monarqua, constituyendo en breve
lapso la repblica, la ciudadana se volvi importante y el ciudadano apareci en
5 Peter Riesenberg: Citizenship in the Western Tradition. Plato to Rousseau, The University of NorthCarolina Press, Chapel Hill and London, 1992.6 Idem,pp. 153-155.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestodas las bocas, convirtindose en una proclamacin de lealtad a una nueva forma de
organizacin poltica. Haba habido muy poca preparacin para la nueva realidad
republicana, y durante un perodo se sigui considerando a las virtudes ciudadanas tal
como se derivaban en un sentido tradicional del mundo antiguo, o mediadas por la
experiencia italiana, especialmente segn los anlisis de Maquiavelo.7Sin embargo, la
nueva percepcin de la ciudadana tena lugar en un contexto condicionante que
impona el trnsito del ciudadano virtuoso al ciudadano libre, racional y responsable.
Se trataba, fundamentalmente, del traslado de la legitimidad poltica desde el monarca
o la dinasta, al pueblo soberano, que se convirti en sinnimo de la nacin. La
legitimidad y, por tanto, la soberana, ya no residan en una forma institucional
personalizada que unificaba entre s lealtades distintas y heterogneas. Ahora se
vinculaban a un abstracto, una entelequia -el pueblo, la nacin- que careca de
corporizacin.
Al igual que la primera forma de ciudadana, esta segunda configuracin que
vinculaba la legitimidad poltica con la soberana popular constitua un sistema de
privilegio y seleccin, y por tanto de exclusin. Una de las principales funciones de la
ciudadana ha sido siempre la de actuar como agente o principio de discriminacin que
privilegia a los ciudadanos y segrega a los que no lo son, favoreciendo a algunos
frente a todos.8 Esto pone en primer plano el problema de la homogeneidad, ya que
la barrera entre lo homogneo hacia el interior y lo heterogneo hacia fuera coincide
con los lmites de la inclusin y la exclusin.
En el sistema de polis funcionaba una suerte de homogeneidad natural,
vinculada a los lmites estrechos de la ciudadana que sola incluir slo a una minora
de la poblacin. A lo largo de los siglos XVI, XVII y parte del XVIII, el desarrollo de la
poltica de Estado sobre poblaciones extensas implic una macro construccin sobre
unas bases demogrficas heterogneas. Ello favoreci la bsqueda de lahomogeneidad en ciertos aspectos que eran particularmente importantes en el mbito
de las preocupaciones de los Estados, como la religin. En los Estados modernos se
toleraba la diversidad de lenguas y culturas, pero las luchas por la imposicin de la
uniformidad religiosa fueron extremas y sangrientas, y la fe se asumi como el
elemento de unidad. La construccin estatal de la edad moderna aplic tambin otros
mecanismos de homogeneizacin, como la eliminacin de las soberanas rivales
7 Idem,pp. 153-154.8 Idem., p. xvii.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesdentro de un territorio dado, el establecimiento de burocracias permanentes y ejrcitos
en armas, o la abolicin de jurisdicciones en competencia con el poder monrquico,
como las de la Iglesia o las aristocracias territoriales.
Pero el advenimiento de la segunda forma de ciudadana dio lugar a un
proceso indito: se hizo necesario corporizar una abstraccin -el pueblo- para
asentar la legitimidad poltica en un sistema referencial colectivo. Ello supona redefinir
los trminos de la inclusin en la nueva comunidad, decidir cules eran los referentes
comunes que haban de ser colectivamente reverenciados y crear instituciones que,
por un lado, permitieran la participacin individual y, por otro, atrajeran la atencin de
hombres apartados entre s por distancias de cientos y miles de kilmetros, hacia
cuestiones de inters comn vinculadas al bienestar general. Para ello deba existir un
modelo ideolgico de unidad que anticipara esa configuracin, que fuese al mismo
tiempo un fenmeno de masas y un fenmeno de individuacin, y que actuase
mediante la relativizacin y la subordinacin de la diversidad, de tal forma que lo que
se impusiese y se viviese como irreductible fuera la diferencia simblica entre
nosotros y ellos, entre los nacionales y los extranjeros. Ese modelo ideolgico,
que en algunos casos se llam patriotismo y en otros nacionalismos,9 tena por objeto
traducir un sentimiento cvico altamente emocional desde el nivel de la polis al del
estado territorial. No en todos los casos es tan visible este salto conceptual como en
los Federalistas de la Independencia norteamericana, que en fecha tan temprana
como 1787 afirman:
Providence has been pleased to give this one connected country, to one united people,
a people descended from the same ancestors, speaking the same language, professing
the same religion, attached to the same principies of government, very similar in their
manners and customs (...) This country and this people seem to have been made for
each other, and it appears as if it was the design of Providence, that an inheritance so
proper and convenient for a band of brethren, united to each other by the strongest ties,
should never be split into a number of unsocial, jealous and alien sovereignties10
En otras palabras, los Federalistas ya imaginaban la existencia de una
personalidad colectiva interna y duradera, presente en cada individuo y detentada en
9 Cfr. Etienne Balibar: The Nation Form: History and Ideology, p.138. En Geoff Eley y Ronald GrigorSuny: Becoming National, Oxford University Press, New York-Oxford, 1996, pp. 132-149.10 The Federalist Papers by Alexander Hamilton, James Madison and John Jay. With an introduction andcommentary by Garry Willis, Bantam Books, Toronto-New York, 1982, p.7.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialescomn, preservada por una frontera externa que acta como una proyeccin y
proteccin de la misma.
En las construcciones nacionales occidentales este modelo ideolgico tendi a
enunciar y asumir tericamente la existencia del pueblo, pero no bastaba con ello:
este ltimo haba de ser producido; ms an, deba producirse y reproducirse a s
mismo como una comunidad nacional. Para ello haba que crear el efecto de unidad
en virtud del cual el colectivo -la nacin de ciudadanos- quisiera aparecer, a los ojos
de todos, como la base y el origen del poder poltico. Y, a medida que las formaciones
sociales eran nacionalizadas, las poblaciones que las integraban se etnicizaban,11 es
decir, eran representadas en el pasado y en el futuro como si formasen una
comunidad natural, en posesin de una identidad de orgenes, cultura e intereses que
trascenda a los individuos y a las condiciones sociales.
En el caso de los condicionamientos sociales, no se trata de que stos se
diluyesen sino que, como ha dicho Benedict Anderson, el vnculo fraternal que une a
la comunidad nacional es alcanzado con independencia de las prcticas de dominio
existentes; es decir, la nacin siempre se concibe como una camaradera profunda y
horizontal, sin tener en cuenta la desigualdad y explotacin que pueden existir en
ella.12 Extremando esta propuesta, podra agregarse que el movimiento hacia la
homogeneizacin propio del nacionalismo fue desigualador por antonomasia, porque
tendi a traducir en desniveles sociales la diversidad cultural y tnica. En efecto, el
proceso de homogenizacin implic eliminar cualquier forma de diversidad que no
fuera traducible en trminos sociales. A medida que se definan las lneas verticales de
distincin entre los incluidos y los excluidos (nosotros y los otros, los
nacionales y los extranjeros), es decir, a medida que se afirmaba la homogeneidad
interna en contraposicin a lo heterogneo representado por lo externo, en el interior
de cada sociedad se negaban las solidaridades verticales (tnicas) y se enfatizabanlas solidaridades horizontales de clase. En el proceso de superacin de la diversidad
simblica, estamental y tnica, la heterogeneidad deba circunscribirse a una
diferenciacin exclusivamente socioeconmica y a partir de un entramado social
caracterizado por la existencia de una capacidad de movilidad interna.
11 El concepto de etnizacin de la polity fue acuado por R.D. Grillo en Nation and State in Europe:anthropological perspectives, Academic Press, London, 1980. Vase tambin Louis-Jean Calvet:Linguistique e colonialisme. Petit trait de glottophagie, ditions Payot, Pars, 1974, p.169.12Benedict Anderson: Imagined communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Verso,London-New York, 1983, p.16.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesCuando a la diversidad cultural se agregaban las diferencias fenotpicas -lo que
fue caracterstico de los procesos americanos- una parte de la accin
homogeneizadora estuvo destinada a resolver esa forma de heterogeneidad,
extremadamente visible y que no poda solventarse apelando a la dicotoma nacional
vs extranjero, ya que las diferencias raciales eran compatibles con la pertenencia
original a un mismo territorio. En el siglo XIX, una manera de resolver esa
heterogeneidad interna fue acentuando la categorizacin fenotpica (o racial) y
poniendo en marcha un sistema de segregacin que marginara del cuerpo de la
nacin a alguna o algunas de las categoras. Esta forma de tratamiento de la
diversidad fue caracterstica de la construccin norteamericana en algunos momentos
de su historia. Como veremos ms adelante en estas pginas, el caso argentino fue
distinto y constituye un ejemplo interesante de traduccin de la diferencia tnica en
jerarquizacin social. En ese pas se articul un sistema que favoreci la inclusin
fsica, en la sociedad mayoritaria, de todos aquellos que portaban rasgos de
diferenciacin fenotpica, al tiempo que esa integracin se produca en los estratos
ms bajos de la jerarqua social y era acompaada de una negacin simblica de la
diferencia. En otras palabras, tuvo lugar un ocultamiento de la diferenciacin fenotpica
en tanto categora racial, pero esa diferencia fue traducida en jerarquizacin social.
De tal forma, el color de la piel fue considerado un rasgo de estratificacin social, pero
no una categora tnica o racial.
El proceso de etnizacin de la nacin de ciudadanos fue en parte una
construccin consciente y colectiva. Un territorio comn, una lengua o una cultura
pueden proveer las bases para una identidad o conciencia compartida, pero para que
esa conciencia se convierta en nacional (es decir, no religiosa, regional o tnica) se
requiere algo ms: es imprescindible la intervencin poltica. En otras palabras, se
precisa la accin poltica creativa para transformar una poblacin segmentada y
desunida en una nacin homognea y coherente.
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De ah la importancia que tuvo laaccin de una parte de las lites identificada con la intelligentsia. Polticos, ensayistas,
escritores, funcionarios, maestros, historiadores -que en muchos casos combinaron
dos o ms roles-tejieron el entramado de la homogeneidad mediante la definicin de
lneas verticales de distincin entre nosotros y los otros, precisando las fronteras y
los contenidos de la autonoma cultural. Sin embargo, sera muy limitador ver el
nacionalismo como una mera protesta de grupos de lite contrapuesta a una
movilizacin social frustrada. La potencia del nacionalismo surgi de la resonancia que
13Cfr. Geoff Eley y Ronald Grigor Suny: Introduction: From the Moment of Social History to the Work ofCultural Representation, en Idem: Becoming National, op.cit., pp.3-38.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestuvo el discurso ms all de sus primeras articulaciones.14 Aunque es fundamental la
habilidad del liderazgo para conducir y manipular los significados culturales, las
naciones, como ha dicho Eric Hobsbawm, are dual phenomena, constructed
essentially from above, but which cannot be understood unless also analysed from
below, that is in terms of the assumptions, hopes, needs, longings and interests of
ordinary people, which are not necessarily national and still less nationalist.15 Ambos
niveles se precisan para que se produzca el pasaje de un tipo de historia (de
dispersin y heterogeneidad) a otra (de unificacin y solidaridades colectivas). En este
pasaje fue fundamental el papel desempeado por los cambios que trajo consigo la
segunda forma de ciudadana y, con ella, la expansin del sistema representativo.
Como afirma T. Prez Vejo, acostumbrados a vivir en sociedades que ya han
sufrido la accin uniformadora del Estado (...) nos resulta difcil hacernos idea de hasta
qu punto las sociedades europeas previas al desarrollo del Estado-nacin eran
sociedades heterogneas, de compartimentos estancos, en las que la diferenciacin
cultural y/o racial era la norma y no la excepcin.16 En el Antiguo Rgimen la sociedad
estaba organizada en cuerpos sociales y stos se vinculaban entre s por relaciones
que no eran ni pblicas ni polticas; los cuerpos sociales simplemente eran, y porque
eran, hacan seral individuo, que alcanzaba existencia por y en su estado. 17 No exista
la libertad del individuo, sino las libertades corporativas, en las que la desigualdad
natural fundamentaba la desigualdad legal, concretada en privilegios. Esta forma de
concebir la sociedad como parte de la misma naturaleza humana, sin momento
constituyente, basada en un conjunto de cuerpos desiguales y diferentes,18 cuya
referencia comn se situaba en la cabeza corporizada por la figura del rey, conllevaba
un sistema de heterogeneidades perfectamente compatibles con un ordenamiento
social que se autoconsideraba como formando parte de la naturalidad de las cosas.
Con la segunda forma de ciudadana irrumpe un orden poltico que ya no es natural
sino artificial y que consagra un sistema organizado en torno al individuo,producindose el paso de una sociedad basada en un conjunto de cuerpos
heterogneos a otra integrada por individuos idealmente iguales por naturaleza y ante
la ley, con el surgimiento de la idea de derechos individuales fundada en el principio de
14Cfr. . Idem, p.15.15Eric Hobsbawm: Nations and Nationalism since 1780. Programrne, myth, reality, Cambridge UniversityPress, Cambridge-New York-Port Chester-Melbourne-Sidney, 1990, p.10.16 Toms Prez Vejo: Nacin, identidad nacional y otros mitos nacionalistas, Ediciones Nobel, Oviedo,1999, pp.95-96.17
Bartolom Clavero: Razn de Estado, razn de individuo, razn de historia, Centro de EstudiosConstitucionales, Madrid, 1991, p.42.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesigualdad universal, que conduce a la abolicin de los estatutos particulares. Individuos
que son los titulares de la soberana y que, en tanto ciudadanos, se mueven en un
mbito de participacin activa cuya principal manifestacin es la expansin del ideal
representativo.19 Aunque la centralizacin del Estado en la edad moderna produjo,
como hemos visto, una cierta homogeneizacin, esta forma de homogeneidad no dej
de darse en un mbito fundamentalmente corporativo. Hasta el triunfo del concepto de
sociedad basada en la sumatoria de individuos libres e iguales el hombre poda tener
varias lealtades; en el siglo XIX slo se aceptara la lealtad a la nacin representada
en el Estado. Es precisamente la consagracin de este sistema lo que conlleva la
necesidad de crear una retcula que incorpore a los individuos a una totalidad. 20 Esa
retcula es lo que hemos llamado, siguiendo a R. D. Grillo, la etnizacin de la polity,
que consagra una construccin artificial conducente a la homogeneizacin de la
sumatoria de individualidades para convertirla en una unidad cohesionada: el pueblo
soberano. Esto es lo que explica que la homogeneizacin de las poblaciones aparezca
como una referencia temprana en el pensamiento ilustrado (vase por ejemplo
Rousseau, verdadero heraldo de la segunda forma de ciudadana)21 y se convierta en
una reivindicacin constante del liberalismo decimonnico.
Los liberales del siglo pasado pensaban que la libertad individual se vinculaba
de manera importante a la pertenencia a un grupo nacional. En palabras de John
Stuart Mill,
En un pueblo sin sentimientos de comunidad, especialmente si lee y habla lenguas
distintas, no puede existir la opinin pblica unificada necesaria para el trabajo de las
instituciones representativas (...) En general es una condicin necesaria de las
instituciones libres que los lmites de los gobiernos coincidan en trminos generales
con los lmites de la nacin.22
18 Ibidem19 Its bloody outcome [of the Puritan Revolution sealed the supremacy of Parliament over the king, andled in time -gradually, and unevenly- to the establishment of the representative state as the ideal form ofconstitution, an ideal which still holds sway today. Norberto Bobbio: Liberalism and Democracy, Verso,London-New York, 1988, p.46.20 Sonia Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala en el siglo XIX: Conflicto y participacin en laadministracin local. Tesis doctoral presentada a la Universidad Autnoma de Madrid, 1999, p. 33.21 Como afirma T. Prez Vejo ( Nacin, identidad nacional y otros mitos nacionales, op.cit.): Al fin y alcabo, para el pensador ginebrino la autntica democracia poltica slo sera posible en un pueblo con unacultura y una tradicin comunes, incluso un carcter nacional, vase si no su Proyecto de Constitucinpara Crcega (p.180).22Citado por Will Kymlicka: Ethnicity in the USA; en Geoff Eley y Ronald Grigor Suny (eds.): BecomingNational: a Reader, Oxford University Press, New York-Oxford, 1996, pp.229-247 (cita en p.231).
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesComo recuerda W. Kymlicka, para los liberales como Mill la democracia era el
gobierno por el pueblo, pero la autodeterminacin no era posible si el pueblo no era
un pueblo. Los miembros de una democracia deban compartir un sentido de
compromiso poltico, y la pertenencia comn a una identidad nacional se consideraba
una precondicin de ese compromiso.23 Por eso algunos liberales decimonnicos
apoyaron la independencia para las naciones grandes, pero la asimilacin coercitiva
para las nacionalidades pequeas, y el llamado a una identidad nacional comn se
vincul a menudo a una denigracin de grupos nacionales ms pequeos. Las
grandes naciones eran vistas como civilizadas y como portadoras de desarrollo
histrico. Las nacionalidades pequeas eran consideradas primitivas y estancadas,
incapaces de desarrollo social y cultural. De tal forma, Mill insisti en que era
indudablemente mejor para un Highlander escocs ser parte de Gran Bretaa que
amohinarse en sus propias rocas como una reliquia semisalvaje del pasado. Los
socialistas decimonnicos tambin compartieron esta visin, que en general se
invocaba para justificar la asimilacin de pueblos indgenas en el Imperio Britnico.24
La vinculacin de heterogeneidad a primitivismo o salvajismo es la
contrapartida de la que una a homogeneizacin con progreso. La homogeneizacin
no slo era un problema de occidentalizacin -ya que el occidente inclua diversos
grados de evolucin- sino el afn de uniformizacin a partir de un grado de desarrollo
cultural determinado, en concreto el representado por las naciones que ocupaban los
puestos de cabeza en el proceso de expansin europea y avance tecnolgico, es
decir, las que segn el paradigma de la poca detentaban una mayor capacidad para
el progreso. La identificacin de este grado de desarrollo cultural con un grupo
humano, la raza blanca en su versin indoeuropea, favoreci en los mbitos
multitnicos versiones particularmente racializadas del afn de homogeneizacin. En
otras palabras, la historia de los ltimos cuatro siglos se haba asociado a una
expansin unidireccional (la del occidente europeo sobre el resto del mundo), queconllev una dominacin tnica tambin unidireccional (la del hombre blanco de origen
europeo sobe el resto de los grupos humanos). La idea de la divisin racial de la
humanidad, de la jerarquizacin de las razas humanas vinculada a su percepcin
fenotpica y, finalmente, de la inferioridad biolgica innata de ciertos grupos humanos y
de la seleccin natural que condena a la extincin a aqullos que no detentan el
mismo grado de evolucin, fue una consecuencia de ese proceso de expansin
23 Idem,p.231.24 Idem.,pp232-233.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesunidireccional. Por ello en Europa, a lo largo del siglo XIX el proceso de
homogeneizacin de las poblaciones fue menos traumtico que en las reas de
expansin, con bases demogrficas caractersticamente multitnicas, en particular
cuando esa multietnicidad implicaba marcadas diferencias fenotpicas entendidas
como diversidad racial.25 El afn por lograr una forma de homogeneizacin que
entraaba una occidentalizacin de la cultura y un blanqueamiento de la raza no fue
tanto una manifestacin perversa de las elites, como el resultado de un proceso
secular que condujo a una contradiccin histrica de incalculables consecuencias: la
que hizo que fueran estrictamente contemporneas la consagracin de los derechos
universales del individuo y la asimilacin de una parte de la humanidad a criterios de
inferioridad biolgica. En otras palabras, no es tanto el racialismo lo que caracteriza a
las relaciones intertnicas en el siglo XIX, como el tipo de contradiccin representada
por un mismo Alexis de Tocqueville escribiendo La democracia en Amrica -la
observacin admirativa de una nueva forma de organizacin sociopoltica basada en la
libertad y la igualdad de oportunidades- y De la colonie en Algrie - un panfleto
laudatorio de la accin colonizadora, justificada en nombre de la civilizacin, del
inters nacionalista y de la desigualdad entre las personas manifiesta en la inferioridad
cultural del pueblo sojuzgado.26
Este tipo de contradicciones influy a la hora de construir identidades
homogneas en el proceso de etnizacin de la polity, es decir, de conversin de
grupos heterogneos en una entidad nica, que haba de ser representada en el
pasado y en el futuro como si formase una comunidad natural, en posesin de una
identidad de orgenes, cultura e intereses que trascenda a los individuos y a las
condiciones sociales. Y esa influencia fue unidireccional porque, como hemos dicho
ya, el proceso de homogeneizacin slo oper en vinculacin con un nico modelo
ideal: el del progreso, cuya llave estaba en manos de la cultura occidental y de la raza
blanca indoeuropea. El Estado fue un agente de primer orden en la marcha hacia laetnizacin de la polity, pero tambin lo fueron los propios procesos desencadenados
por una sumatoria de cambios sociopolticos que culminaran con la consagracin del
sistema liberal y representativo.
25 Aunque tambin hubo procesos de racializacin de las relaciones intertnicas en el seno depoblaciones supuestamente blancas. Un caso paradigmtico es el de la inferiorizacin racial al quefueron sometidos los irlandeses en la Gran Bretaa. Cfr. Mary Cowling: The Artist as Anthropology. The representation of type and character in Victorian Art. Cambridge University Press, Cambridge-New York,1989.26Alexis de Tocqueville: De la colonie en Algrie, Prsentation de Tzvetan Todorov, ditions Complexe,Pars, 1988.
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La etnizacin de la Polito
La expansin del sistema representativo fue primordial para la configuracin de
una imagen de pueblo soberano en la que los individuos, en su condicin de electores,
estuvieran unidos por una comunidad de ideas e intereses. Slo con una poblacin
uniformada en el marco de la civilizacin y del progreso era posible que fuese el
pueblo el responsable ltimo de conceder la autoridad representativa. Y el modo de
alcanzar ese estado de homogeneidad orientada al progreso era la ilustracin de las
masas. Por ello fue primordial el proceso secular hacia la generalizacin del acceso a
la educacin primaria, que de monopolio de la Iglesia pas a ser una cuestin deEstado. La Ilustracin haba visto en la educacin la clave para la solucin de todos los
problemas que pesaban sobre la sociedad. Ya que los hombres eran iguales por la
razn, todos deban tener los mismos derechos y la misma libertad frente a la
opresin, la explotacin y la ignorancia. Para que el pueblo alcanzara ese estado de
conciencia social era necesario ilustrarle en el ejercicio de la razn, y esto poda
hacerse a travs de la educacin.27Pero esta ltima no deba ser una va de acceso a
un estatus ms elevado sino un medio de adquirir conciencia de su dignidad propia,
facilitando la mejor realizacin del trabajo que a cada uno le correspondiera segn suadscripcin a un cuerpo social. En consonancia con esto los ilustrados no llevaron a
cabo planes de alfabetizacin general ni de educacin popular. Por ello, aunque la
Ilustracin desarroll propuestas de homogeneizacin plasmadas en el inters por
llevar al pueblo el uso correcto de la razn a travs de la instruccin, con anterioridad
a la expansin del sistema representativo el imaginario no perdi su vinculacin bsica
a una heterogeneidad fundamentada en la desigualdad natural.28
Pero la irrupcin de la segunda forma de ciudadana llevara al paradigma de laalfabetizacin universal. La educacin de las masas se consider un medio
imprescindible para hacer ciudadanos responsables y conscientes.29Y esto ltimo era
27 Elsa Cecilia Frost: La educacin y la Ilustracin en Europa. Antologa preparada por..., Sep Cultura-Ediciones El Caballito, Mxico. 1986, pp.14-15.28Es conocido el plan de instruccin pblica redactado por Jovellanos para la isla de Mallorca, en el quese propona la creacin de un sistema de escuelas de primeras letras que pudieran facilitar a todos y acada uno de los individuos de un Estado aquella suma de instruccin que su condicin o profesinrequiere. Idem,p.17.
29Comprese con el concepto de educacin en la antigua polis: Platn consideraba a la educacin comoaquello que desde la infancia ejercita al hombre en la virtud y le inspira el vivo deseo de llegar a ser unciudadano perfecto que sepa gobernar y ser gobernado de acuerdo con la recta justicia. Concepcin
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialescondicin fundamental para la creacin de un entramado por el cual la sumatoria de
individuos se cohesionara en una totalidad, ya que una repblica representativa slo
poda serlo si estaba integrada por ciudadanos homogneos e ilustrados. Por ello,
existe una estrecha correlacin histrica entre la formacin de las naciones de
ciudadanos y el desarrollo de las escuelas como instituciones populares, no
limitadas a la educacin especializada o a la cultura de elite. La expansin de la
educacin fue condicin del desarrollo del nacionalismo, en tanto que este ltimo cre
comunidades capaces de sostener un sistema educacional nacional. Segn el modelo
de Gellner, el acceso a la educacin es una de las tres premisas sobre las que se
basa el moderno concepto de nacin siendo las otras dos la identidad de cultura y el
acceso al poder.30Pero la identidad cultural es tambin un producto de la expansin
educativa, en tanto que el acceso al poder fue a la vez consecuencia y causa del
acceso universal a la educacin. La creacin de una cultura homognea,
estandarizada, sobrepuesta a las culturas de los diferentes estratos tnicos y sociales
fue principalmente obra de la universalizacin del sistema educativo, que hizo
extensible la cultura de un grupo y de una clase social a toda la comunidad.
Uno de los pilares dila expansin educativa y una de las vas principales de
etnizacin de la sociedad- fue la lengua y su homogeneizacin. La lengua es menos
un determinante de la nacionalidad que parte de un complejo proceso de innovacin
cultural que incluye una intensa labor ideolgica, propaganda cuidadosa e imaginacin
creativa. Los diccionarios se encuentran entre los primeros y ms importantes
artefactos de una tradicin nacional,31 como lo demuestran las tempranas
construcciones de estados modernos en la Europa occidental. Sin embargo, desde
una perspectiva de cuestin de Estado, en los siglos XVI y XVII la lengua tena una
importancia especfica y limitada. La burocracia estatal y la corte empleaban una nica
lengua (la lengua del Rey, que era al mismo tiempo la lengua literaria y la lengua
impresa), y cualquiera que se moviese en esos crculos necesitaba ser competente ensu utilizacin. Pero no se trataba de una poltica de Estado, y menos an lo era la
lengua o lenguas habladas por la gran masa de la poblacin. Como dijera en el siglo
XVI el canciller francs Michel de I Hpital, las divisiones lingsticas no eran un
peligro para el reino ya que, bajo la monarqua, los factores de unidad eran una fe,
Naval: Educar ciudadanos. La polmica liberal-comunitarista en educacin. Eunsa. Ediciones Universidadde Navarra. Pamplona. 1995, p.31.30Ernest Gellner, op.cit.. p. 96.31George Eley y Ronald Grigor Suny. op.cit., pp.7-8.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesuna ley, un rey .32 Sin embargo -como lo ha analizado Benedict Anderson- la
expansin de la lengua impresa sent las bases para el desarrollo de la conciencia
nacional mediante la creacin de mbitos unificados de comunicacin e intercambio, la
fijacin lingstica mediante lo que l llama print-capitalism, y la creacin de lenguas
de poder que se diferenciaban de otras formas de expresin -dialectos- por su
identificacin con la lengua impresa.33 Pero no fue hasta la segunda mitad del siglo
XVIII que la homogeneizacin del lenguaje se convirti en una cuestin de Estado
cuyo vehculo fue la educacin.34
Es comn recurrir a Herder para situar el origen de la concepcin de la lengua
como the criterion by means of which a groups' s identity as a homogeneous unit can
be established.35 Sin embargo, el filsofo alemn dista mucho de ser el nico padre
de la criatura. Las experiencias revolucionarias del XVIII concedieron un lugar
privilegiado al smbolo de la lengua y asociaron estrechamente unidad poltica y
uniformidad lingstica. Ya hemos visto que los Founding Fathers de la Revolucin
norteamericana identificaban la uniformidad lingstica como una de las
precondiciones de la unidad de las Trece Colonias. En la Revolucin Francesa la
lengua pas a ser un objeto de la accin poltica. Los revolucionarios se apropiaron de
la lengua del Estado, de la corte y de la literatura y le atribuyeron un carcter
nacional, a partir de la nueva percepcin que se tena de la nacin como pueblo
soberano. Es bien conocido el llamado a la unificacin lingstica hecho por el Abb
Grgoire en 1794, en el sentido de que una Repblica una e indivisible deba tener
una lengua nica e invariable, que en el contexto revolucionario se identificaba con
la lengua de la libertad. Los fundamentos que daba Grgoire para la unificacin
lingstica -parte integral de la Revolucin- constituan un completo programa
nacionalizador. Dicha unificacin era necesaria para desarrollar todas las verdades,
todos los talentos, todas las virtudes, fundir a todos los ciudadanos en la masa
nacional, simplificar el mecanismo y facilitar el juego de la maquinaria poltica; paraque todos los ciudadanos pudiesen comunicar sus pensamientos entre s; para que
cualquier miembro del pueblo soberano pudiese ocupar puestos pblicos (es decir, ya
no se trataba de la adscripcin de un grupo a la burocracia estatal, sino de la posible
32R.D. Grillo: Dominant languages. Language and Hierarchy in Britain and France, Cambridge UniversityPress, Cambridge-New York-Port Chester-Melbourne-Sydney, 1989, p.22.33Benedict Anderson : Imagined Communities, op. cit., pp.47-48.34Cfr. R.D. Grillo: Dominant languages, op.cit. Michel de Certeau, Dominique Julia y Jacques Revel: Unepolitique de la langue. La Rvolution francaise et les patois. ditions Gallimard, Pars, 1975.35
Citado por Clare Mar-Molinero: The role of Language in Spanish Nation-Building, en Clare Mar-Molinero and Angel Smith: Nationalism and the Nation in the Iberian Peninsula. Competing and ConflictingIdentities, Berg, Oxford-Washington D.C., 1996, pp.69-88 (cita en p. 71).
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesparticipacin de cualquier ciudadano en el gobierno del estado); para que el pueblo
soberano conociese las leyes, tanto para sancionarlas como para obedecerlas; para
favorecer la amalgama poltica y la unidad nacional por encima de las
particularidades regionales36. El Informe Grgoire, que se tradujo en la orden de
confeccionar una nueva gramtica y un nuevo vocabulario para la lengua francesa,
estaba estrechamente vinculado a la propuesta de universalizacin de un sistema
educativo gratuito y obligatorio, y no es casual que la misma persona defendiera
ardientemente ambos supuestos. Para los revolucionarios franceses, la unificacin
lingstica implicaba eliminar las barreras de la comunicacin, abrir las puertas de la
instruccin universal y, en ltima instancia, moldear ciudadanos informados, capaces
de participar en el proceso poltico.
Lo mismo que ocurrira con las razas humanas, las lenguas se ajustaron a una
jerarqua que era una proyeccin del ordenamiento social. Y, tal como hemos visto con
respecto a los condicionamientos sociales, a la negacin de las particularidades
lingsticas de carcter regional o tnico correspondi una acentuacin de la
diferenciacin de orden social. Hubo una separacin creciente de la lengua en
variedades fundadas en clase y estatus: los hablantes de los patois regionales se
incorporaron a la lengua de la comunidad sobre una base clasista. 37 En consonancia
con ello, en los altos niveles sociales se consolid una versin de la variedad
lingstica de la elite, que era la lengua escrita del Estado y la literatura. Como afirma
R.D. Grillo, in many respects it is this latter development which has been the most
important. It is that language -or rather that set of linguistic and communicative
practices- which has been the principal concern of proponents of homogeneity and
universalisation.38 En los mbitos multitnicos, la jerarquizacin de las razas y las
culturas llev a que en el XIX se recuperase la interpretacin ilustrada de que las
lenguas indgenas no podan expresar el pensamiento abstracto, por lo que no
operaban como vehculos de progreso. Por ello la escolarizacin tendi a hacerse enuna nica lengua, la lengua del Estado, y sta fue un medio de primer orden para
expandir una cultura nica, la cultura de la elite.
36Abb Grgoire: Convention Nationale. Instruction Publique. Rapport sur la ncessit et les moyens d'anantir le patois et d' universaliser l' usage de la langue francais . En M. de Certau, D. Julia y J. Revel:Une politique de la langue, op.cit, pp.300-317. Vase tambin R.D. Grillo: Dominant languages, op.cit.,pp.23-34.37R. D. Grillo: Dominant Languages, op. cit., p.6.38 lbidem.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesLa lengua y la educacin actuaron a su vez de transmisores de otra va
fundamental para la homogeneizacin de la sociedad: la construccin de la memoria
histrica como elemento bsico de identificacin grupal. Memoria que deba ser el
fundamento y medida del comn destino: por un lado, unificaba las lealtades de
elementos heterogneos, animados por dismiles intereses inmediatos; por otro, daba
la medida del porvenir, ya que en el genio del pasado se realiza el genio de la
comunidad, y en su creatividad reside la creatividad de la comunidad.39 Por ello, la
identificacin y articulacin de la memoria comn fue un tema crtico ubicado en la
base misma de la identidad grupal, que implicaba tanto la recreacin como la
mistificacin.
La permeacin del conjunto social por la cultura de un grupo entraa, como
dira Renan, muchos recuerdos y muchos olvidos. Y pocas veces la recurrencia a
fragmentos de la memoria es tan activa como cuando un grupo humano se aboca a la
construccin de un nuevo orden social, llmese Revolucin Francesa, independencias
americanas o movimientos de liberacin. La ruptura implica la destruccin de races
(tnicas, culturales, religiosas, convivenciales), y es necesario encontrar un sucedneo
simblico que sustituya al orden quebrantado o, como diran los nacionalistas, a la
identidad perdida.40 La bsqueda de la continuidad se vuelve entonces imprescindible.
Por un lado, la consciencia de un pasado compartido es un elemento fundamental de
vinculacin entre los individuos. Por otro, las imgenes del pasado actan como medio
de legitimacin del orden social propuesto, y el control de la memoria condiciona la
jerarqua de poder, ya que la experiencia del presente depende en gran parte de la
percepcin que se tiene del pasado. Ese condicionamiento es fundamental para la
expansin de unas costumbres y de un imaginario desde un grupo al conjunto, para
crear el entramado que ha de convertir la particularidad en generalidad.
En la configuracin de la memoria histrica de la sociedad influyen las accionesindividuales de los que estudian y narran la historia, que participan en la formacin de
una identidad poltica y dan forma a la memoria de una cultura especfica. Paul
Connerton ha establecido una til diferencia entre reconstruccin histrica y memoria
social. La primera no depende de la segunda y a menudo es construida contra ella. Sin
embargo, la reconstruccin histrica puede ser impulsada por la memoria social, y
39Anthony D. Smith: History and liberty: dilemmas of loyalty in Western democracies, Ethnic and RacialStudies, 9, 1. 1986, pp.43-65.40T. Prez Vejo, op. cit., p.79.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesciertamente ayuda a configurarla.41 Asimismo, en la construccin de la memoria
comn desempea un papel fundamental la definicin de una serie de rituales
colectivos, como ceremonias conmemorativas, el culto a los hroes42 y los mitos y
narraciones transmitidos de generacin en generacin. Esas actuaciones rituales son
bsicas para el sostenimiento y transferencia de las imgenes del pasado, y en ellas
es fundamental la repeticin regular -que implica la continuidad entre el antes, el ahora
y el maana- para configurar y transmitir la memoria social.43 Las tradiciones, como
han demostrado Hobsbawm y Ranger, se inventan; pero la tradicin inventada slo se
convierte en cierta y verdadera en la medida en que sea aceptada por la comunidad,
ritualizada y convertida en historia.44
Si la construccin y difusin de una memoria histrica unificada fue
fundamental en el pasaje de un universo integrado por cuerpos heterogneos a un
entramado percibido y vivido como una totalidad, la homogeneizacin del imaginario
se vincul estrecha y primordialmente a la expansin de las prcticas asociativas que
se inici durante la Ilustracin. Como afirma Habermas, las sociedades ilustradas, las
asociaciones culturales, las logias secretas masnicas y las rdenes de iluminados
fueron asociaciones que se constituyeron a travs de las decisiones libres, o sea
privadas, de sus socios fundadores. Tales asociaciones estuvieron integradas por
miembros voluntarios y practicaron internamente formas de sociabilidad igualitarias, la
libertad de discusin, las decisiones por mayora, etc. (...) En estas sociedades
pudieron ensayarse las normas de igualdad poltica de una sociedad futura.45 Estas
prcticas asociativas alcanzaron un extraordinario desarrollo a lo largo del siglo XIX, y
su diversificacin ayud a densificar y complejizar los vnculos sociales, lo que result
en la diferenciacin de la vida poltica y la formacin de la sociedad civil. Esto provoc
una transformacin en la sociabilidad y las prcticas comunicativas tanto de la elite
como de las clases populares. Las asociaciones proporcionaban a los individuos un
lugar para el debate crtico sobre temas de inters comn. La prctica de razonarcolectivamente, de utilizar normas universales para solucionar las disputas, son la
41 Paul Connerton: How societies remember, Cambridge University Press, Cambridge-New York. 1989,pp. 13-15.42In the cult of these great men, is reflected the attachment to the nation. Through the great of the past,the past of the community lives most fully and vividly. A.D. Smith: History and liberty, Ethnic and RacialStudies, vol. 9, No. 1, 1986, pp.43-65 (cita en p. 56).43Con respecto a los rituales, es til la definicin de S. Lukes (citada por Connerton, op. cit., p. 44) segnla cual ritual es a rule-governed activity of a symbolic character which draws the attention of itsparticipants to objects of thought and feeling which they hold to be of special significance.44T. Prez Vejo, op. cit., p.115.45 J. Habermas: Historia y crtica de la opinin pblica. La transformacin estructural de la vida pblica,Ediciones G.Gili S.A., Mxico, 1994, p.4.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesfuente y origen de la opinin pblica y el mbito del cual surgi la esfera pblica.46Y
la formacin de la opinin pblica es uno de los campos donde se manifiesta el
proceso de consolidacin de esa nueva unidad que es el pueblo soberano. En
palabras de Pilar Gonzlez Bernaldo, al introducir el debate poltico como fundamento
de la relacin se opera en ellas la metamorfosis del inters particular o corporativo en
Inters General y de la simple opinin en Opinin General, instituyendo el espacio
pblico poltico a partir del cual se define el nuevo sujeto soberano.47 Las prcticas
asociativas inducan comportamientos relacionales a travs de los cuales se
generaban nuevos valores y cdigos de conducta que definan la pertenencia a la
colectividad. El papel pedaggico de las asociaciones abarcaba el aprendizaje de las
prcticas de igualdad, de la opinin y del consenso, en suma el aprendizaje de la
soberana.48 Por ello, las prcticas asociativas fueron tanto un medio como una
expresin de la expansin de una sociedad homognea.
En tanto aprendizaje de la democracia, la expansin de las prcticas
asociativas se vincul estrechamente al que se convertira en el ms importante ritual
del ejercicio de la soberana: la consolidacin de un sistema representativo basado en
la eleccin peridica de los representantes. Las elecciones, que otorgaban legitimidad
al sistema poltico, implicaban establecer la nocin de que el conjunto de la ciudadana
estara representado por los candidatos electos, para lo cual era necesario que un
nmero muy amplio de personas votase.49 Se trataba adems de eventos
caracterizados por la ritualidad, con vastas implicaciones sociales y polticas.50 A
travs de las prcticas eleccionarias para el nombramiento de representantes se
consolidaba un cuerpo colectivo, el pueblo, que ejerca las funciones que el conjunto
de los ciudadanos haba asumido en las repblicas antiguas: la elaboracin de las
leyes por la colectividad y el control del gobierno. La homogeneidad que en aqullas
surga del conocimiento personal de sus integrantes, se configura en los sistemas
46Carlos Forment: La sociedad civil en el Per del siglo XIX: democrtica o disciplinaria, en Hilda Sbato(coord.): Ciudadana poltica y formacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina,Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp. 202-23047Pilar Gonzlez Bernaldo: Pedagoga societaria y aprendizaje de la Nacin en el Ro de la Plata, enAntonio Annino, Luis Castro Leiva y Francois-Xavier Guerra: De los Imperios a las Naciones:Iberoamrica, Ibercaja, Zaragoza, 1994, pp. 451-469 (cita en p. 455).48 Idem,pp.453 y 457.49 Carlos Malamud: Introduccin, en Carlos Malamud, Marisa Gonzlez de Oleaga y Marta Irurozqui:Partidos polticos y elecciones en Amrica Latina y la Pennsula Ibrica, 1830-1930, Papeles de Trabajodel Instituto Universitario Ortega y Gasset, 1995, pp.5-7.50 Sobre la creacin de una cultura electoral vase Frank O' Gorman: The culture of elections in
England: from the Glorious Revolution to the First World War, 1688-1914, en Eduardo Posada-Carb:Elections before Democracy. The History of Elections in Europe and Latin America, Institute of LatinAmerican Studies Series, Macmillan Press Ltd., London, 1996, pp.17-31.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesmodernos por obra de la representacin, a travs de la cual se constituye un pueblo
simblico, la reunin de todas las voluntades hacia los objetos de utilidad comn y del
bien de la patria.51 Ninguna accin colectiva ejerci un papel tan determinante en la
unificacin de los universos simblicos como las prcticas electorales. Incluso el
sistema censitario tpico del siglo XIX y la deformacin de los procedimientos como el
fraude y la violencia formaron parte, como ha demostrado Marta Irurozqui, de la
pedagoga cvica, del aprendizaje de la democracia y de la uniformizacin de los
imaginarios. Los llamados vicios electorales fueron consustanciales a las elecciones,
as como elementos fundamentales en la constitucin de una cultura electoral
democrtica y su progresiva interiorizacin por parte de la poblacin. Las elecciones
ampliaban la participacin porque, al congregar a un pblico numerossimo, se
constituan en una forma de disciplinamiento del conocimiento de lo poltico y de lo
pblico. Por ello, Sin la generalizacin del fraude y la violencia electorales no hubieran
tenido acceso a las urnas la mayor parte de los sectores populares, artesanos y
pequeos comerciantes mestizos urbanos y comunitarios y colonos indgenas (...) La
ilegalidad favoreci que los comicios se convirtieran en un espacio de intervencin
generalizada de la poblacin, siendo precisamente esa participacin la que les
permiti aprender el sentido de la representatividad y la soberana popular.52
Educacin universal, uniformizacin lingstica, unificacin de la memoria
histrica, expansin de las prcticas asociativas y consolidacin del sistema
eleccionario fueron cinco vas fundamentales -que no nicas- para la construccin de
la homogeneidad. Se trat en algunos casos de reivindicaciones colectivas y en otros
de imposiciones coercitivas en trminos sobre todo ideolgicos. Pero las sociedades
no dudaron en recurrir tambin a medios fsicos para imponer la uniformizacin
cuando la percepcin de la diferencia tnica y el rechazo de la diversidad fenotpica
pusieron en marcha mecanismos extremos de exclusin. La etnizacin de la polity fue
un objetivo complejo y plagado de claroscuros. Por un lado. la homogeneizacin de laspoblaciones fue identificada por varias generaciones como el medio ms idneo para
mejorar su forma de vida y sus expectativas de futuro, y por ende como una necesidad
51Francois-Xavier Guerra: Modernidad e independencias. Colecciones Mapfre, Madrid, 1992, p. 260.52Marta Irurozqui: A bala, piedra y palo. La construccin de la ciudadana poltica en Bolivia, 1826-1953.Diputacin de Sevilla, Sevilla, 2000. Vase tambin de la misma autora: Ebrios, vagos y analfabetos. Elsufragio restringido en Bolivia, 1826-1952, Revista de Indias, Vol. LVI, No. 208, septiembre-diciembre1996, pp.697-742; Que vienen los mazorqueros! Usos y abusos discursivos de la corrupcin y laviolencia en las elecciones bolivianas, 1884-1925, en Hilda Sbato (coord.): Ciudadana poltica yformacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina, Fondo de Cultura Econmica,Mxico, 1999, pp. 295-320.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialessocial enraizada en la consolidacin de un sistema representativo, liberal e igualitario.
Implic un conjunto de valores y tambin de sueos y utopas. Por otro, puso en
marcha sistemas de exclusin que pudieron alcanzar extremos de gran brutalidad.
Dicho de otra manera, la nacin de ciudadanos fue un modelo social inclusivo,
basado en la incorporacin del mayor nmero posible en ese colectivo desmido como
el pueblo soberano. Y, como en todo modelo social, el principio de inclusin implic la
definicin de un margen, de una exclusin. El pueblo soberano deba ser portador de
una misma cultura, participar de un nico universo simblico. Esa cultura y ese
universo simblico formaban parte de un mismo paradigma el que estableca que las
sociedades deban estar idealmente orientadas hacia el progreso. Segn los
parmetros de la poca, no todas las sociedades ni todos los grupos entraban en esa
categorizacin y por ello quedaban como un resto negativo del otro lado de una
frontera a partir de la cual no haba posibilidad de formar parte de la nacin de
ciudadanos.53
Ms all de los fragmentos cuya reunin contribuye a explicar la voluntad de
construir sociedades homogneas cohesionadas y cada una de ellas simblicamente
unificada en una totalidad, importa insistir en que ese proceso fue percibido por las
elites del siglo XIX y del XX -hasta fechas relativamente recientes- como un
imperativo irrenunciable. La conviccin de que toda sociedad deba estar
necesariamente orientada hacia el progreso, y que este ltimo slo era alcanzable a
partir de poblaciones acompactadas, con intensos ideales colectivos, cuyo grado de
desarrollo cultural y asimilacin tnica estuviese definido por los peldaos ms altos
de una jerarquizacin construida al ritmo de la expansin occidental, no fue puesta en
cuestin por un largsimo perodo. Slo la ruptura del paradigma de la jerarqua
clturo-racial ha permitido la difusin del nuevo ideal multiculturalista, proceso que
hunde sus races en el perodo de entreguerras, recibe un impulso importante en lasegunda guerra mundial -cuando el mundo fue sacudido por la percepcin de los
extremos a que poda conducir la intolerancia tnica- y se consolida en las dcadas
posteriores, al ritmo del avance de la descolonizacin. Ello no quiere decir que los
mrgenes hayan desaparecido, sino que se han multiplicado: cada grupo tnico, cada
pequea nacionalidad define sus fronteras, es decir, homogeneiza hacia adentro y
heterogeneiza hacia afuera. En eso consiste la ruptura del paradigma decimonnico.
53
Para este aspecto del estudio me he basado en Claude Lvi-Strauss, Las estructuras elementales delparentesco. Agradezco a Jess Bustamante el haberme sealado la pertinencia de las teoras delmaestro francs para mi perspectiva de anlisis.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesCon anterioridad a esa cisura. la expansin de la homogeneidad se lig estrechamente
a la nocin fundamental de pueblo soberano, fuente nica de la legitimidad de cada
Estado, y por ello la tendencia homogeneizadora -que buscaba la conversin de una
sumatoria de individualidades en un pueblo cohesionado- fue intrnseca a los
procesos de construccin nacional vinculados a un estado territorial. Slo a partir de
esta nocin general es posible adentrarse en las particularidades de cada experiencia
histrica.
La construccin de la homogeneidad en Amrica Latina
En una iniciativa sin precedentes, Benedict Anderson atribuy a las elites
criollas hispanoamericanas -que desempearon un papel fundamental en la
construccin de sus respectivas repblicas- el carcter de pioneras en la formulacin
del nacionalismo moderno, que impuso una relacin inequvoca entre el estado-nacin
y el vnculo de ciudadana que lig a todos los nacidos dentro del territorio nacional.54
Esta conceptualizacin de una unidad horizontal e indiferenciada entre la gente que
comparte el lugar de nacimiento en un determinado territorio delimitado por fronteras,
es lo que proporcion los parmetros de lo que Anderson define como una comunidad
poltica imaginada.55 La condicin pionera de los comportamientos
hispanoamericanos en el conjunto del mbito occidental, sealada por Anderson,
asume particular inters cuando se analizan los procesos de homogeneizacin de las
poblaciones, ya que si bien ellos fueron comunes a todo el occidente, los casos
americanos agregaron la dificultad especial de tratarse de mbitos de una
extraordinaria multietnicidad expresada en una gran variedad fenotpica y en la
diversidad de universos simblicos.
En el mundo hispnico, la piedra de toque que anunci el paso de una
sociedad heterognea, fundada en cuerpos diferentes y desiguales, a otra cimentadaen una sumatoria de individuos pretendidamente iguales por naturaleza y ante la ley,
fue el momento institucional conocido como las Cortes de Cdiz. Estas ltimas, cuyos
debates cristalizaron en la Constitucin de 1812, implicaron el establecimiento de un
nuevo diseo de sociedad, concretado en la creacin de un sistema social en el que
individuos iguales en derechos establecen relaciones libres entre ellos, gracias a la
desaparicin del sistema de estatutos diferenciales propios de la sociedad estamental
54Benedict Anderson: lmagined Communities, op. cit., cap. 4.55Julie Skurski: The Ambiguities of Authenticity: Doa Brbara and the Construction of National Identity,Poetics Today, Vol. 15, No.4, 1994, pp.605-642.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesy a la correlativa uniformizacin de las condiciones jurdicas de las poblaciones.56Las
Cortes de Cdiz constituyeron una profunda revolucin social, que intent sustituir la
anterior sociedad estamental por una nueva sociedad regida por el principio de la
igualdad. Frente a una situacin basada en los privilegios, los reformadores gaditanos
defendieron la igualdad, al tiempo que frente al vasallo enarbolaban la bandera del
ciudadano y sus derechos 57. El rgimen que van a intentar construir corresponde a
una lgica representativa, basada en la soberana del pueblo ejercida por sus
representantes. El corpus doctrinal del liberalismo que triunfa en Cdiz concibe a la
nacin como una asociacin voluntaria de individuos iguales, sin ninguna distincin de
pertenencias a estamentos y cuerpos de la antigua sociedad, que pierden para
siempre el derecho a su representacin. De ah en ms la base de la representacin
sera el individuo.58La Constitucin instaura la separacin de poderes, las libertades
individuales, la abolicin de los cuerpos y estatutos privilegiados, la igualdad jurdica
de las localidades y el carcter electivo de la mayor parte de los cargos pblicos.59
El traslado a Amrica de las propuestas gaditanas tuvo algunas lecturas
especficas con respecto a la matriz espaola. En primer lugar, al avanzar el proceso
independentista la reivindicacin de una monarqua constitucional se transform en
una construccin republicana. La expansin de la idea de las repblicas de
ciudadanos puso en primer trmino la definicin de los alcances y los lmites del
pueblo soberano y la problemtica de la cohesin interna de las poblaciones. Por
otra parte, en la proyeccin ultramarina del imperio hispnico la nacin no fue una
entidad cultural preexistente a la que se apelaba, sino el resultado de la conclusin de
un pacto entre los pueblos. Esto le dio a la dimensin americana de las propuestas de
Cdiz un fundamento esencialmente poltico60 y acentu, al mismo tiempo, el carcter
especficamente territorial de la construccin nacional, en el sentido de su vinculacin
estrecha y fundacional con el territorio. En una sociedad tan caractersticamente
multitnica como la hispanoamericana, la identificacin territorial era la nica capaz deimponerse con la fuerza de un elemento externo y previo a la demografa. La potencia
del territorio en la construccin nacional americana sera un elemento fundamental
56Manuel Prez Ledesma: Las Cortes de Cdiz y la sociedad espaola, Ayer,1, 1991, pp. 167-206.57 Idem., p.174.58 Francois-Xavier Guerra: La desintegracin de la Monarqua hispnica: revolucin e independencias,en Antonio Annino, Luis Castro Leiva y Francois-Xavier Guerra: De los Imperios a las Naciones:Iberoamrica, Ibercaja. Zaragoza, 1994, pp. 195-928.59 Idem.,p.221.60
El fundamento de la nacin no ser, pues, cultural sino esencialmente poltico, es decir se fundar,como en la Francia revolucionaria, en una unin de voluntades. Pero, a diferencia de Francia, no se trataaqu de voluntades individuales, sino de voluntades de los pueblos.... Idem.,p.224.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialespara enraizar la idea de la homogeneizacin de unas poblaciones caractersticamente
heterogneas.
Finalmente en Amrica, mbito donde, como se ha dicho, a la heterogeneidad
estamental se una la diversificacin por lneas raciales, las normas gaditanas
implicaron socavar el estatuto diferencial de la poblacin indgena y los fundamentos
de la sociedad de castas. Hay autores que consideran que en la Amrica hispana el
pasaje de la condicin de sbdito a ciudadano se inici incluso con anterioridad a
Cdiz, en concreto, con las transformaciones econmicas, polticas y sociales que
tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XVIII. Seran estas transformaciones las
que habran empujado a la poblacin mestiza, india y mulata a procurarse un nuevo
status jurdico y social que reconociera su condicin de vecino, necesaria para poder
acceder a mayores privilegios dentro del orden estamental.61 De tal forma, el pasaje
de sbdito a ciudadano sucede en virtud de mecanismos que son al mismo tiempo
tradicionales y nuevos. Tradicionales en cuanto se refieren a reivindicaciones de
actores sociales que se plantean al interior del cauce social y jurdico propio de la
organizacin estamental. Nuevos porque esas mismas reivindicaciones introducen un
primer elemento de igualdad en el status de los actores sociales. Ese primer elemento
de igualdad se expresa en la reivindicacin de la condicin de vecino. 62 A su vez el
vecino, el antiguo habitante de las ciudades ibricas y americanas, sera el
fundamento del ciudadano de las Cortes de Cdiz, y estas ltimas extenderan la
vecindad a los indgenas, con lo que stos entraron en la lgica de la igualdad liberal y
de las prcticas representativas.63 Esto ltimo implic la irrupcin de electores
heterogneos en el mundo idealmente homogneo de la representacin moderna. En
palabras de A. Annino, si la idea de nacin moderna, liberal, apunta a la construccin
de una monoidentidad colectiva, el desafo latinoamericano est en la fuerza de las
poliidentidades que por tres siglos vivieron a la sombra de una monarqua imperial y
catlica.
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Esas poliidentidades y la problemtica a ellas asociada atrajeron laatencin de los reformadores desde los primeros momentos del movimiento
61Marcello Carmagnani y Alicia Hernndez Chvez: La ciudadana orgnica mexicana, 1850-1910, enHilda Sbato (coord.): Ciudadana poltica y construccin de las naciones. Perspectivas histricas latinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp.371-404.62 Idem.,pp. 372-373.63Antonio Annino: Ciudadana y gobernabilidad republicana: el desliz municipalista en Mxico, en HildaSbato (coord.): Ciudadana poltica y construccin de las naciones. Perspectivas histricaslatinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp. 62-93. Segn este autor, el indioamericano logr el status de ciudadano liberal porque los fisiocrticos y los jansenistas le habanotorgado, treinta aos antes de Cdiz, el status de homo aeconomicus(p.69).
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesindependentista, y la supresin de los estatutos diferenciales fue una preocupacin
temprana de los libertadores. En ese contexto, la abolicin de la repblica de indios y
el estatuto indgena colonial fue parte constitutiva tanto de las propuestas de Cdiz
como del ideario independentista.
Igualmente importante para la expansin de la nacin de ciudadanos fue la
extensin notable del sistema representativo, con el que se buscaba crear una nueva
comunidad poltica igualitaria y soberana, una nueva sociedad regida por principios
nuevos.65 La investigacin ha demostrado que en la Amrica hispana, desde las cortes
gaditanas en adelante, las prcticas eleccionarias fueron precoces y de una amplitud
no alcanzada en muchos casos por sus homlogas europeas.66 Las primeras
elecciones generales tuvieron lugar en 1809 y 1810 y se extendieron desde el norte de
Mxico hasta Chile, dando lugar a una extraordinaria movilizacin poltica a travs del
continente que abarc a amplios sectores sociales.67 Bien es cierto que la
incorporacin de una lgica individualista a un sistema representativo no fue inmediata
y que, durante algn tiempo, se mantuvo a horcajadas entre un imaginario moderno y
una forma antigua basada en la primaca de la colectividad sobre los derechos
individuales. No obstante ello, mientras que en la mayor parte de los pases
occidentales las elites tuvieron que experimentar una difusin paulatina del voto y una
expansin de la ciudadana, en Amrica Launa desde el primer momento el cuerpo
electoral fue muy amplio.68
La cuestin tnica estuvo presente desde el principio. A. Annino y S. Alda
Mejas han demostrado que, lejos de la interpretacin tradicional segn la cual el
inmovilismo y el aislamiento habran sido la caracterstica fundamental de la presencia
indgena durante la primera mitad del siglo XIX, desde los inicios de las prcticas
eleccionarias las comunidades tomaron parte en ellas, lo que contribuy a la
permeacin de sus imaginarios por el universo representado por la simbologa
64 A. Annino, op.cit.. Sobre la participacin electoral indgena en los pases hispanoamericanos durantelos primeros aos despus de la independencia vase demy sobre todo Sonia Alda Mejas, Indgenas ypoltica en Guatemala..., op. cit., especialmente cap.6.65 Cfr. Francois-Xavier Guerra: El soberano y su reino. Reflexiones sobre la gnesis del ciudadano enAmrica Launa, en Hilda Sbato (coord.): ciudadana poltica y construccin de las naciones.Perspectivas histricas latinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp.33-61.66 Antonio Annino (coord.): Historia de las elecciones en Iberoamrica, siglo XIX, Fondo de CulturaEconmica, Buenos Aires, 1995, passim. Francois-Xavier Guerra: Modernidad e independencias, op.cit.,especialmente pp. 177-226. Eduardo Posada Carb: Introduction, en Idem (ed.): Elections beforeDemocracy. op. cit., pp.1-15.67Cfr. F.-X. Guerra: El soberano v su reino... op.cit.68 Antonio Annino: Introduccin, en Idem (coord.): Historia de las elecciones en Iberoamrica, op.cit.,p.13.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesliberal.69 Ms an, dado que la carta gaditana otorg a cada pueblo con 500
habitantes, e incluso menos, el derecho de constituirse en ayuntamiento electivo,
muchas repblicas de indios se transformaron en municipios, de tal forma que los
indgenas tuvieron acceso tambin a todos los cargos locales. De hecho, la difusin de
la ciudadana y del voto municipal se dio principalmente en las reas indgenas, y las
comunidades asumieron con rapidez la nueva terminologa y el conocimiento de
aquellos aspectos de la constitucin de Cdiz que las afectaban directamente. Es
decir, que la llegada del constitucionalismo liberal no dej a las comunidades en una
actitud indiferente o pasiva, sino que hubo una interaccin muy fuerte entre stas y la
carta gaditana. Al mismo tiempo, es importante sealar que la incorporacin de la
lgica representativa no siempre implic, en el caso de las comunidades indgenas, la
interiorizacin de una concepcin individualista ni la prdida de la identidad
comunitaria, sino la incorporacin de un imaginario que permita a los indgenas
asumir la condicin ciudadana como forma legtima de defender sus derechos.70
En el caso de la poblacin mezclada integrada en la denominacin genrica de
castas, los diputados americanos en las Cortes de Cdiz no lograron que se les
extendiera la ciudadana, pero ms tarde volvieron a plantear el debate para incluirlas
en el censo electoral. Las primeras expresiones institucionales de los nuevos pases
proclamaron la ciudadana de todos los grupos tnicos,71 aunque las normas
electorales no siempre fueron tan generosas. La poblacin de ascendencia africana,
cuyo origen servil cre una situacin ms equvoca y problemtica que en el caso de
otros colectivos, fue sujeta a prcticas ms o menos restrictivas segn las
localidades.72 Pero a medida que la esclavitud desapareca al ritmo desigual de los
procesos abolicionistas, los elementos de origen africano -como ocurriera con las
castas en general- se fueron integrando en las capas ms bajas de la sociedad y su
participacin o no en el sistema representativo dependi en cada caso de las prcticas
electorales locales.
69Antonio Annino: The ballot, land and sovereignty: Cdiz and the origins of Mexican local government,1812-1820, en Eduardo Posada Carb (ed.): Elections before Democracy, op. cit., pp.61-86. Sonia AldaMejas: Indgenas y poltica en Guatemala..., op. cit.70A. Annino, idem, p.82. S. Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala.... op. cit., p.161. A. Annino:Ciudadana y gobernabilidad republicana..., op. cit. En el caso de las comunidades indgenas deGuatemala, incluso las mujeres se apropiaron de la condicin ciudadana, aunque esto no estaba previstoen la carta gaditana. S. Alda, op. cit.p.162.71Como ejemplo el Plan de Iguala, de 1821, estableca que todos los habitantes de la Nueva Espaa sindistincin alguna entre europeos, africanos ni indios, son ciudadanos de esta monarqua [se refiere alimperio de Agustn de Iturbide] con opcin de todo empleo, segn su mrito y virtudes.72Posada-Carb: Elections before Democracy..., op. cit., pp.5-6.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesUn tema particularmente interesante es el de los artesanos, conformados en
gran parte por poblacin mestiza. En algunos pases, como Mxico, formaron un
sector importante de la base electoral. Lo mismo ocurra en Buenos Aires, donde el
sufragio masculino universal fue una normativa precoz. En otros casos ms
restrictivos, como lo demuestra el ejemplo de Bolivia estudiado por M. Irurozqui, este
sector defendi su participacin electoral sin cuestionar el sistema vigente de voto
cualificado y basando su argumentacin en que reunan todas las condiciones para ser
incorporados como ciudadanos activos y electores de pleno derecho. Y a pesar de las
normas restrictivas, la generalizacin del fraude y la violencia favoreci la participacin
masiva en los actos electorales no slo de artesanos, sino tambin de obreros,
mineros y peones de hacienda.73
De tal forma, a travs del sistema representativo un amplio espectro de la
poblacin, multisocial y multitnico, incorpor una cultura poltica compuesta por
prcticas e imaginarios que participaban de un mismo universo simblico. El sistema
electoral vinculado a la expansin de la ciudadana, al integrar la diversidad antes
estamental en una lgica diferente basada en el ejercicio de la soberana, form parte
de un proceso de homogenizacin que contextualiz las reivindicaciones de los
distintos grupos en una nica cultura poltica.
La expansin del sistema representativo vinculado al concepto de nacin
soberana implic para las elites asumir un imperativo: el que estableca que el pueblo
que tena la responsabilidad de elegir a sus representantes deba estar integrado por
masas ilustradas y alfabetizadas. En toda la Amrica hispana los poderes pblicos
asumieron una responsabilidad que hasta entonces haba estado en manos de la
Iglesia y las corporaciones. En el perodo ilustrado, estas ltimas haban realizado un
esfuerzo importante en la creacin de establecimientos educativos y, en general,
desde mediados del siglo XVIII el consumo de educacin haba ido en aumento entoda Hispanaomrica, siendo cada vez ms comn el funcionamiento de escuelas
gratuitas en los establecimientos religiosos, que atendan a nios de origen humilde,
entre los que se contaban mestizos y mulatos.74Pero cuando el Estado tom el testigo
73 M. Irurozqui: Ebrios, vagos y analfabetos..., op. cit.; Idem: Que vienen los mazorqueros! Usos yabusos del fraude y la violencia electorales en las elecciones bolivianas, 1914-1925. en Hilda Sbato(coord.): Ciudadana poltica y formacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina,Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1999, pp. 295-317.74Carlos Newland: Buenos Aires no es pampa. La educacin elemental portea 1830-1860, Grupo Editorlatinoamericano, Buenos Aires, 1992, pp.59-60 y 92. En el ltimo cuarto de siglo XVIII diversos informes
sealaban la existencia de numerosos establecimientos poblados de alumnos en la ciudad de BuenosAires. En la Nueva Espaa, a finales del siglo las escuelas sobrepasaban el millar. En el valle de Mxicoexistan alrededor de -1.000 alumnos para una poblacin de 25.000 habitantes, y se calcula que en la
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestanto los objetivos como los mtodos experimentaron cambios importantes. En
concordancia con su espritu liberal, la Constitucin de Cdiz de 1812 haba ordenado
que en todos los pueblos de la Monarqua se establecieran escuelas de primeras
letras, y esta normativa estuvo detrs de numerosos decretos que las instituciones
surgidas de las luchas independentistas sancionaron para poner en prctica la
voluntad de expandir la educacin elemental. La primera generacin de gobernantes
de las nuevas repblicas se impuso la obligacin de contribuir a crear una red de
establecimientos pblicos destinados a cubrir las necesidades de todo el espectro
social. La mayor cantidad de nios deba asistir a las escuelas pblicas, sin importar
su situacin econmica familiar. La voluntad de masificacin de la educacin
elemental se puso de manifiesto con la expansin, en toda la Amrica hispana, del
mtodo lancasteriano, propagado por los ingleses Lancaster y Bell para mejorar la
educacin de las clases populares, sobre bases utilitaristas y benthamianas.75
A diferencia del espritu ilustrado, cuya voluntad educativa buscaba sobre todo
llevar al pueblo el uso correcto de la razn y la conciencia de su dignidad propia,
facilitando la mejor realizacin del trabajo segn la adscripcin de cada uno a un
cuerpo social, en la independencia y los aos sucesivos el objetivo fue formar
ciudadanos ilustrados y felices, para configurar una base demogrfica unificada en
sus costumbres y orientada al bien comn. Por ello, los informes oficiales de la poca
establecan que la educacin financiada por el gobierno haba de ser no slo pblica,
gratuita y abierta a todos los ciudadanos, sino adems uniforme.76 La expansin de la
educacin no alcanz slo a las clases ms desfavorecidas, sino que se extendi a la
formacin de las nias.77
La vinculacin entre sistema representativo y expansin de la educacin no
slo fue estrecha sino consciente. Los diputados americanos a las cortes de Cdiz
ciudad de Mxico estaba escolarizado entre el 481-1 y el 62% de los nios. Las escuelas eranmantenidas por las parroquias y otras instituciones eclesisticas, los gremios de artesanos y lashaciendas, y tambin por diversas comunidades indgenas. F.X. Guerra: Modernidad e Independencias,op. cit. pp. 278-279.75Segn este mtodo, un nico maestro, asistido por los alumnos ms aventajados, poda atender a 600alumnos. En pleno fragor de las luchas por la independencia Bolvar invit a la Sociedad Lancasteriana aColombia, y de all el sistema se propag por todo el continente. Fue adoptado casi obligatoriamente entoda Hispanoamrica, recibiendo el apoyo de personalidades como San Martn, O' Higgins y Santander.En Bogot haba en 1825 once escuelas lancasterianas. En Mxico se fund la Compaa Lancasterianaen 1822 con dos escuelas, y veinte aos ms tarde su nmero haba ascendido a 106. C. Newland.op.cit.. pp. 84-86. Historia General de Mxico, El Colegio de Mxico, Mxico, 1976, vol, 3, pp.67-68.Manual de Historia de Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, vol. 3, pp. 256-257.76C. Newland, op. cit., p.65.77 Por ejemplo, a mediados del siglo XIX, el 50% de los establecimientos escolares de Buenos Airesestaban destinados a nias. C. Newland, op. cit.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesmostraron un extraordinario optimismo al afirmar que para 1830 no podran ejercer sus
derechos electorales los ciudadanos analfabetos, con lo que expresaban no una
voluntad restrictiva sino el convencimiento de que la alfabetizacin se propagara con
enorme rapidez por todo el territorio, mediante la sola voluntad de crear escuelas. En
Mxico, a partir de 1821 la gran mayora de las constituciones estatales sealaron
lmites de 1830 a 1850 para que los ciudadanos analfabetos pudieran votar. Todos
hablaban de la necesidad de tener buenos ciudadanos para que las repblicas
funcionaran bien, y esa expresin era sinnimo de pueblo ilustrado, poniendo de
manifiesto la profunda fe de la poca en el poder transformador de la educacin.
La voluntad educativa incluy tambin a las comunidades indgenas. En toda
Hispanoamrica se orden la apertura de escuelas en los pueblos de indios, para que
pudieran salir del embrutecimiento y la condicin servil a que por tantos aos han
estado sujetos.78 La constitucin de Cdiz haba extendido la ciudadana a la
poblacin de este origen, integrndola en una sociedad basada en la igualdad frente a
la ley mediante la supresin de los estatutos diferenciales. Pero no bastaba con la
eliminacin de la repblica de indios: al incorporarse el indgena al principio de
igualdad universal, era necesario borrar los sntomas de la diferencia, ya que la
ciudadana y la condicin de elector tenan como exigencia implcita la adscripcin a
una nica forma cultural basada en los patrones occidentales. Este objetivo se
inscribi en una categora cultural que haba gozado de gran prestigio en el perodo
ilustrado: se habl de civilizacin. Los indgenas deban ser civilizados y de esa
manera integrados en el gran cauce del progreso universal. En palabras de un
protagonista de la poca, se aspiraba a una poblacin uniformada y unida por la
comunidad de ideas e intereses, y la civilizacin extendiendo su pacfico imperio hasta
nuestros ms remotos pueblos. He aqu un cuadro que todos, poco ms o menos,
hemos trazado en nuestro espritu.79Ese estado de civilizacin slo poda alcanzarse
mediante la expansin de la educacin a todo el espectro social y tnico. En tanto lacapacidad de eleccin de los representantes se haba extendido a la clase indgena,
se consideraba que slo la ilustracin de esta ltima poda evitar el reinado de las
tinieblas.80De ah la insistencia en llevar a las comunidades las prcticas educativas
y, con ellas, unas costumbres y un imaginario integrados en el universo simblico de la
78As reza el decreto de 1820 promulgado en Bogot por el libertador Santander. Manual de Historia deColombia, op. cit., p. 256.79Citado en S. Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala..., op. cit.,p.113.80 Idem, p.111.
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www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialessociedad mayoritaria.81 Si esto era as en el mbito de las comunidades indgenas,
donde la poblacin de este origen formaba la mayor parte de la masa campesina, el
avance militar sobre las zonas de frontera que se fue afirmando a lo largo del siglo
aplic el sistema de ir abriendo escuelas en las regiones ocupadas, en el permetro de
los propios fortines, y de incorporar a los nios indgenas recientemente sometidos a
las clases all impartidas.82
Esta voluntad de expansin educativa en el contexto de un objetivo de
homogeneizacin hizo que aqulla se vinculara a una nica lengua: el castellano.
Educacin fue sinnimo de castellanizacin. Esta propuesta no era nueva. La
dominacin imperial haba implicado la expansin e imposicin de la lengua castellana
a las poblaciones nativas a lo largo de todo el periodo colonial. Sin embargo, esta
tendencia haba sido acompaada por otra que obligaba al conocimiento de las
lenguas locales, que fueron utilizadas como instrumento de dominacin e influencia
sobre las poblaciones sometidas. De tal forma, las lenguas nativas no slo se
conservaron sino que incluso en ciertos casos fueron fomentadas y favorecida su
difusin como una forma de reducir la enorme heterogeneidad de las hablas
indgenas.83 Tal es lo que ocurri con el quechua y el nahuatl, que durante el reinado
de Felipe II fueron convertidos en lenguas oficiales, imponindose normas para su
propagacin entre el mayor nmero de poblaciones indgenas. Ms an, las
principales lenguas indias se convirtieron de hecho en un objeto privilegiado de estudio
por parte de los sbditos de la Corona espaola a lo largo de la Edad Moderna,
estudio que lleg a institucionalizarse y a conformar una verdadera tradicin
cientfica.84 En 1570 se fundaron por decreto ctedras de lenguas indgenas en las
universidades americanas, la primera de las cuales fue la de quechua en el Per.
Estas ctedras perduraron hasta la Independencia, tuvieron una importante
productividad y constituyeron la vertebracin institucionalizadora -dentro de lo
81A pesar de la voluntad de expandir la educacin y el alfabetismo a los distintos grupos tnicos, ello noimplica que esto se lograra de forma igualitaria en todos los casos. Ejemplo de ello es un