quién te habita san antón

1
QUIéN TE HABITA SAN ANTóN Son poemas son poemas, le dijo San Antón a San Cristóbal: ¡Qué extraño es verte aquí conmigo San Cristóbal, y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar, y oír esos chirridos cómo si fueran un dolor mordiente, los ruidos inhumanos, los bruscos bocinazos que deshinchan mi absurdo corazón hipertrofiado, y ver como si todo esto fuera una lejana catarata que se derrumba al vacío, y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar, y verte de nuevo aquí conmigo San Cristóbal! Hablamos distantes, inútiles, correctos, distantes y vacíos porque Dios se ocultaba. Cuando pasas por delante de mí San Cristóbal, me reverencias y me llamas señor, distanciándote un poco, reprobándome, y me tiendes tu mano, tu mano fuerte y callosa como la de la multitud de ahí fuera, pero al mismo tiempo floja, rara y asustada como la mirada de un esclavo milenario, no somos dos extraños San Cristóbal. Llevas aquí poco tiempo, al contrario de mi que llevo aquí varios siglos, y nunca he distinguido si estabas triste, alegre, cansado, indiferente o nostálgico. No se quien te trajo aquí conmigo, si son los entusiasmos que para bien nos mienten, o los errores que quizás no sean errores, o tal vez es el motor de explosión, los fácil-felizmente caprichos sucesivos y a veces melancólicos. No importan mis angustias, no voy a confesarlas. Sin más ni más, sin menos, cordialmente estrictamente a secas, mas pese a todo unidos como dos Santos. ¡Qué extraño y que hermosamente extraño es verte aquí conmigo San Cristóbal! Y sentir en mi corazón esa sorpresa que hace mudo mi espanto, y poder decir en voz alta y felizmente, hay un desconocido que me habita y habla como si no fuera yo mismo. Son poemas son poemas le dijo San Antón a San Cristóbal.

Upload: beatriz-galindo

Post on 29-Mar-2016

218 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Poesía-diálogo entre San Antón y San Cristóbal

TRANSCRIPT

QUIéN TE HABITA SAN ANTóN

Son poemas son poemas, le dijo San Antón a San Cristóbal:

¡Qué extraño es verte aquí conmigo San Cristóbal,

y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,

y oír esos chirridos cómo si fueran un dolor mordiente, los ruidos

inhumanos,

los bruscos bocinazos que deshinchan mi absurdo corazón hipertrofiado,

y ver como si todo esto fuera una lejana catarata que se derrumba al

vacío,

y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar, y verte de nuevo aquí conmigo San

Cristóbal!

Hablamos distantes, inútiles, correctos,

distantes y vacíos porque Dios se ocultaba. Cuando pasas por delante de

mí San Cristóbal,

me reverencias y me llamas señor, distanciándote un poco, reprobándome,

y me tiendes tu mano, tu mano fuerte y callosa como la de la multitud de

ahí fuera,

pero al mismo tiempo floja, rara y asustada como la mirada de un esclavo

milenario,

no somos dos extraños San Cristóbal.

Llevas aquí poco tiempo, al contrario de mi que llevo aquí varios siglos,

y nunca he distinguido si estabas triste, alegre, cansado, indiferente o

nostálgico.

No se quien te trajo aquí conmigo, si son los entusiasmos que para bien

nos mienten,

o los errores que quizás no sean errores, o tal vez es el motor de

explosión, los fácil-felizmente

caprichos sucesivos y a veces melancólicos. No importan mis angustias,

no voy a confesarlas.

Sin más ni más, sin menos, cordialmente estrictamente a secas, mas pese a

todo unidos como dos Santos.

¡Qué extraño y que hermosamente extraño es verte aquí conmigo San

Cristóbal!

Y sentir en mi corazón esa sorpresa que hace mudo mi espanto, y poder

decir en voz

alta y felizmente, hay un desconocido que me habita y habla como si no

fuera yo mismo.

Son poemas son poemas le dijo San Antón a San Cristóbal.