quetzalcóatl: transfiguración
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Para quien realmente se interesa en los verdaderos mitos mexicanos. He aquí un poco acerca del enigmático dios Quetzalcóatl.TRANSCRIPT
Del Quetzalcóatl tolteca al Quetzalcóatl mexica: la transfiguración de hombre a dios
Karen Díaz González García
Introducción
Quetzalcóatl, el gobernante, hombre y dios de la literatura prehispánica, que sin duda a
través de los siglos ha causado controversia, lo sigue haciendo hasta nuestros tiempos.
Mezcladas con realidad y fantasía, sus vivencias, culto y adoración vienen a ser parte de
lo que explica a la historia de México. Por ello es importante conocer a fondo y
entender la raíz de su naturaleza y transformaciones.
El pájaro y la serpiente
Comenzaré por definir el vocablo “quetzalcóatl” tal como lo refiere su traslación textual
al español. Así pues, “quetzal” significa pájaro; y “cóatl”, serpiente. Por lo tanto, la
unión de estos dos se ha traducido como “serpiente emplumada”. Es importante aclarar
que, ni esta palabra, ni toda serpiente emplumada, se refieren al dios Quetzalcóatl.
El pájaro significa el cielo. El mito cuenta que el universo está formado por
cuatro árboles, que llevan la connotación de “vida”, los cuales vienen del subterráneo y
se proyectan en el cielo. El águila y el colibrí son aves muy destacadas, pues la primera
es símbolo del sol. El segundo, simboliza el astro al nacer y la esencia que se dirige al
cielo.
La serpiente es la materia, que representa la muerte y la nada, los cuales son
atributos de las diosas. El movimiento está profundamente relacionado con ella. Por otro
lado, la culebra, tiene función creadora, no tanto de materia inerte. Aún cuando la
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serpiente, en sí, no tuviera ningún atributo sobrenatural, existían situaciones que
determinaban su transformación. Por ejemplo, su cola podía mutar y en su lugar,
aparecer una nueva cabeza que simbolizaba un hombre erguido, posición que le
permitía tomar el fuego. Esta doble cabeza, al mismo tiempo se encontraba en
representación de Quetzalcóatl, que formaba una figura circular (esto porque estaba una
serpiente devorando su cola). La verticalidad de lo humano y el fuego abrasador
significaban su cuerpo de rey, el cual se encontraba en penitencia. En fin, la serpiente,
es la materia que desea vencer las leyes de la naturaleza uniéndola a elementos que
tienen el poder de transformarla, cambia de piel.
La serpiente emplumada
Su significado es el águila con la lengua bífida, no sólo una víbora que desea unirse al
cielo, sino es el pájaro en su anhelo por la tierra. Representa una combinación de
movimiento:
Ascendente: como reptil
Descendente: como pájaro
La serpiente se levanta de tal forma que aún erguida, no deja de tocar el suelo y así
logra la unión con el pájaro. (Séjourné, El universo de Quetzalcóatl, 1962)
El rey de Tula
La historia comienza con el nacimiento en el año 1-caña (947), de Topiltzin Ce Ácatl
Quetzalcóatl (Nuestro señor, 1-caña, Serpiente Emplumada), el último gobernante
sacerdote de la ciudad de Tula. (Soustelle,1972) Pasada su infancia, después de siete
largos años de penitencia en los cuales deambuló por los montes, lugar donde se sacaba
sangre para poder ser convertido por los dioses en un gran guerrero, empezó a combatir.
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Después de un tiempo en el cual construyó su casa de ayunos e hizo un
puente de calicanto, fue tomado como gobernante por parte de los toltecas donde le
llamaron Topiltzin. Instruyó a este pueblo en la creencia de que existía una sola deidad,
al cual debían venerar, y éste era Quetzalcóatl. Un fragmento de su historia narra lo
siguiente:
“Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl construyó un gran templo en Tula muy alto con muchas gradas
angostas que no cabía un pie, le puso columnas en forma de serpientes emplumadas pero no lo acabó
de engrandecer. En su interior estaba su imagen, dicen que echada y cubierta con una manta y que su
cabeza era larga y su cara barbuda”. (Trejo, 2000)
Este gobernante estaba enteramente dedicado a la adoración a los dioses, sin
duda era sumamente puro y se le consideraba por ello sacerdote. No se mostraba en
público. Por las noches, encerrado en su aposento, el cual custodiaban sus pajes enanos,
que eran pequeños dioses de las montañas, de la lluvia y del viento, se llagaba las
piernas y derramaba su sangre sobre puntas de maguey. Junto con el rito hecho, a
menudo ofrecía pájaros, serpientes o mariposas. Para él era abominable el proveer
sacrificios humanos y por tanto, esto era algo que nunca practicaba. Las otras deidades
se encontraban enfadadas por ello.
En la época en que Quetzalcóatl gobernó, hubo abundancia de todo tipo.
“Él descubrió el maíz, que era abundante en Tula: las mazorcas eran tan largas que se llevaban abrazadas, las calabazas eran gordas y redondas y las plantas de amaranto eran tan largas y gordas que subían por ellas como por árboles… descubrió asimismo el cacao y tenía una gran abundancia de estos árboles de diversos colores. En su tiempo, además descubrió gran riqueza de piedras verdes que son llamadas chalchihuites, de turquesas finas, oro, plata, corales, caracoles y otras cosas preciosas. También se dice que en el dicho pueblo de Tula se criaban muchos generos de aves de pluma rica y colores diversos y otras aves que cantaban dulce y suavemente”. (Trejo, 2000)
Sin embargo, ocurrió un hecho que transformó todo: la revolución causada por
Tezcatlipoca. Éste era el dios de la Osa Mayor, del cielo y viento nocturno llamado
“Yaotl”, que también era un gran guerrero y brujo.
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Los toltecas tenían un régimen teocrático, gobernado por la aristocracia,
precedida por Quetzalcóatl. Al surgir la sociedad tribal, se creó un conflicto por el poder
entre estas dos. En una ardua lucha, por medio de engaños y maleficios, Tezcatlipoca
logra vencer al sacerdote, obligándolo a huir de la ciudad. En su destierro, se dice,
desaparecieron las tan copiosas aves y plantas que existían en el lugar. Pero, ¿Cómo
Quetzalcóatl, con tanta autoridad y magnificencia, pudo ser vencido?
Sólo alguien con una táctica invencible y en extremo inteligente, lo pudo haber
logrado, y éste fue Tezcatlipoca. Ayudado de otros dioses que, de igual manera estaban
en desacuerdo con Quetzalcóatl, por su negación hacía los sacrificios humanos, planeó
una estratagema en contra de él. Lo que idearon fue, hacer pulque y, con éste, embriagar
a Quetzalcóatl para que no hiciera penitencia.
Posteriormente, Tezcatlipoca, el cual llevaba en la mano un espejo envuelto, se
presentó en el lugar donde se encontraba Topiltzin. Los servidores tenían estrictas
órdenes de no dejar pasar a nadie y, por lo tanto, pidieron a Tezcatlipoca lo que traía
para llevarlo al gobernante. Sin embargo, éste no quiso desprenderse de él, sino quiso
ver a Quetzalcóatl para mostrárselo él mismo. Tezcatlipoca entró al recinto sagrado
donde se encontraba Topiltzin meditando, cuenta el mito. Allí le mostro su rostro y, al
observarse Quetzalcóatl, quedó impactado por su fealdad y vejez. Se hallaba cubierto de
excrecencias en los párpados, toda la cara llena de arrugas, las cuencas de sus ojos
hundidas, en conclusión se veía deforme.
Por el retrato de sí mismo, que acababa de ver, tuvo vergüenza ante la
posibilidad de ser visto por sus vasallos y tuvieran aberración por su aspecto. En
seguida de esto, entró Coyotlinahual, su oficial de pluma, y lo arregló de tal manera que
Quetzalcóatl, al verse otra vez en el espejo, quedó maravillado. Su vasallo le había
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hecho una máscara verde, pintado los labios, dibujado colmillos, una hermosa barba de
plumas, vestido de estas mismas y ahora estaba listo para salir.
Al encontrarse el rey fuera de su recinto, el plan de los dioses podía proseguir
con éxito. Coyotlinahual llamó a Ilhuimecatl y éste a su vez a Tezcatlipoca, para
continuar con la labor. Con bastas cantidades de alimentos y el imprescindible pulque,
se dirigieron a casa de Quetzalcóatl, donde, en tres ocasiones, les fue negado entrar. Al
escuchar de dónde provenían los visitantes, el rey ordenó que se les dejara pasar.
Después de haber comido los alimentos que traían los viajeros, éstos le rogaron que
tomara también el pulque. Quetzalcóatl se negó por completo pues se hallaba en horas
de ayuno. Los visitantes, astutamente le hicieron la propuesta de que sólo lo probara con
el dedo meñique y éste aceptó. Sin embargo, fue un gran error haberlo hecho, pues de
esta acción., se desencadenaron otras que lo llevaron a su fin.
Al probar el pulque, halló gran gusto en su sabor, por lo que decidió tomar tres
raciones más de aquella bebida traída por los viajeros. Esto aprovecharon los dioses
para embriagarlo haciéndole tomar cuatro porciones y una quinta, con el pretexto de que
era todo suyo. Al estar ya borracho y alegre, pues los visitantes le habían hecho cantar,
mandó llamar a su hermana mayor, Xochiquetzal, para que estuviera con él y juntos
tomaran la bebida. Igual que a su hermano, le dieron cinco raciones de pulque. Al poco
rato, los dos, cantaron y olvidaron todas sus las actividades que por costumbre y fervor
practicaban a diario, tales como, quizá la más importante, el autosacrificio.
Al amanecer, los hermanos estaban muy arrepentidos por lo que había pasado el
día anterior y se lamentaron. En su tristeza, Quetzalcóatl compuso un canto, pero esta
vez de lloro y desdén y junto con el cantaron sus ayudantes. A pesar de que había sido
sólo una noche, la deshonra que sentía era un peso con el cual no se consideraba digno
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de seguir al frente del pueblo, y por ello decidió partir. Para esto, ordenó se le metiera
en una caja de piedra. Sin embargo, al sentirse enfermó, pidió ser sacado y junto con sus
servidores, los cuales siguieron su orden de esconder el tesoro, salió de la ciudad. Por
todos los lugares en que pasaba, construía templos, en algunos casos magníficos y
esplendorosos. Sin embargo, hasta Cempoala fue perseguido por Tezcatlipoca. Al verse
cazado por éste, cuando llegó a Tlillan Tlapallan, “el lugar de la tinta negra y el rojo”,
tiró un flechazo a un árbol y se metió en él. Así es como murió. Posteriormente sus
sirvientes lo tomaron y lo quemaron. Es por esta acción, del humo que se había elevado
al incinerar el cuerpo, que se creó el planeta Venus.
Por otra parte, existe una distinta versión sobre el final de los días como hombre
de Quetzalcóatl. Se habla otra vez de que llegó a Tlillan, pero ahí mismo es donde
cambia la historia. En ésta, no lanzó una flecha, ni al morir fue quemado por sus
vasallos, sino que él mismo se prendió fuego en vida después de haberse ataviado con
plumas y una máscara verde. Al comenzar a quemarse, sus cenizas se elevaron y en ese
instante aparecieron aves de gran belleza. De esta manera, subió su corazón al cielo y se
convirtió en la estrella, a la cual llamaron Tlahuizcalpantecutli “Señor de la Casa del
Alba”. Cabe aclarar que este astro no apareció en ocho días, pues cuenta el mito que
Quetzalcóatl, cuando murió, descendió a Mictlán, donde se abasteció de flechas.
Otra versión dice que construyó una balsa formada de serpientes, para navegar
de Tula a Tlapallan. Existía la creencia sobre un posible retorno de Topiltzin en el
futuro y por tanto se le esperaraba. Como éstas, existen muchas otras versiones sobre el
fin de los días de Quetzalcóatl reencarnado en hombre. Sin embargo todas concuerdan
en algo y es que, después de morir en su calidad de humano, se convierte por completo
en el tan mentado dios de la literatura prehispánica.
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Un episodio de su viaje que cabe recalcar es en el que profetiza la llegada de los
españoles. Topiltzin, en los años que estuvo en Cholula con sus súbditos, auguró que del
Este vendrían hombres con un traje colorido que los cubriera de pies a cabeza y, a su
vez, en ella tendrían algún tipo de cobertura. La venida de estos hombres sería un
castigo mandado por el dios Quetzalcóatl por haber recibido un mal trato y que lo
hubieran expulsado de su ciudad. Años después de que Topiltzin muriera, el vaticinio
parecía verse cumplido en 1519. Hombres de a caballo, con vestiduras y rasgos
completamente diferentes a los de ellos, venidos del oriente, llegaban a la ciudad. Con
el temor de que lo dicho por Quetzalcóatl se cumpliera, Moctezuma ofreció un gran
tesoro a los desconocidos; mas les pidió que partieran tan pronto como se pudiera.
Pero, ¿cómo llegó Quetzalcóatl a formar parte de la vida mexica? A pesar de que
Topiltzin era como un hombre, la gente lo consideraba un dios. Se pensaba que había
inventado el calendario y creado a los hombres. Por lo tanto, a los recién nacidos se les
decía:
“Has sido formado en el lugar más alto, donde habitan los dos supremos dioses… Tú fuiste criado y engendrado en tu casa, que es el lugar de los dioses supremos que están sobre los nueve cielos, el cual te hizo merced nuestro hijo Quetzalcóatl que está en todo lugar”. (Trejo, 2000)
Al hombre que llegaba a confesarse, se le expresaba que había sido formado por
Quetzalcóatl como una piedra preciosa de mucho valor. Incluso al mismo tlatoani le era
comunicado que todos los nobles, elegidos a un tiempo por el dios, caballeros,
principales y criados de Quetzalcóatl, habían rogado por él.
Por otra parte, como ya mencioné, a Topiltzin se le atribuía la invención del
calendario. Este funcionaba para predecir el destino de acuerdo con la hora y fecha de
su nacimiento. Con sólo estos datos se podía saber si un hombre, a lo largo de su vida,
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estaría destinado a ser: cobarde, ebrio, rico, alegre… Todo lo que se utilizaba para la
adivinación era un sistema de caracteres y multiplicaciones que inventó Quetzalcóatl.
A Topiltzin, se le conoció también cómo el dios patrono del Calmecac, que era
el colegio donde se educaba a los hijos de los nobles. Ahí se le adoraba y se ofrecía
penitencia a su imagen. Quetzalcóatl premiaba con riquezas a todo aquel que lo
practicaba. Por esto se dijo en sendas ocasiones que la gente rica era amiga del dios.
En Tenochtitlán, cada vez que era el ce-ácatl, el mes en el cual había nacido
Topiltzin, se hacía una gran fiesta en el Calmecac. Los nobles y principales siempre
llevaban a sus hijos al Calmecac, pues querían que estos recibieran educación para ser
adoradores y ministros de los dioses. Al final de su formación, se elegía a dos jóvenes
para ser sacerdotes del templo de Huitzilopochtli. A estos se les nombró Quetzalcoa,
que significaba “los sucesores de Quetzalcóatl”. Su labor era dura, así como su vida en
general.
No sólo le fue atribuida la invención del calendario y la enseñanza en el
Calmecac, sino que Quetzalcóatl también había inventado los autosacrificios de la
sangre humana como ofrenda a los dioses. La gente lo practicaba por medio de traspasar
sus orejas y pantorrillas. Por otro lado, como he dicho anteriormente, Quetzalcóatl
construyó sendos templos, y por esta ello, se le relacionaba con la creación de los
templos, de los cuales los suyos eran redondos. Moctezuma le hizo un templo en la
ciudad de Tenochtitlán. Sin embargo sólo se mantuvo en pie un año pues, al siguiente,
vino sobre él un rayo que lo quemó. Un dato interesante es que, al sacerdote del templo,
se le vestía a la imagen del dios y lo llamaban Quetzalcóatl.
Conclusiones
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Quetzalcóatl es un ser mítico que, a lo largo de su vida, y más allá de su muerte, sufrió
transformaciones en el rango de su calidad ya fueran antropomórficas o divinales. Al
nacer y durante el tiempo previo a su juventud, es un dios. Sin embargo, en su mocedad
existe una mezcla un tanto camaleónica, pues ha perdido atributos como ser divino, mas
ha ganado otros como ser humano. Este concepto de semi-dios, lo lleva hasta el final de
sus días en la tierra como hombre, que son marcados en su muerte y la posterior
hoguera de su cuerpo. Después de esto, recupera su carácter como dios, vengativo en
unas ocasiones, misericordioso en otras. Su recuerdo, su legado legendario es un
estímulo fuerte para los pueblos que, después de su muerte, le reverencian, ofrecen
sacrificios a su nombre y construyen templos para su culto.
La transición que sufre su imagen durante el periodo que ocupa su estancia como
gobernante del pueblo tolteca, hasta el establecimiento de su culto en el pueblo mexica,
es de vital importancia para explicar el por qué es uno de los dioses más recurrentes en
el México prehispánico.
Por último, cabe destacar que fuera o no él el creador del calendario, este
sistema que se le atribuye es de alta calidad y precisión. Y hablando de precisión…
¿Sería a caso un dios, que tanto así, predijo la llegada de unos seres claramente
compatibles con la semblanza de los españoles?
Bibliografía
Séjourné, L. (1962). El universo de Quetzalcóatl. México: FCE.
Trejo, S. (2000). Dioses, mitos y ritos del México antiguo. México DF: Grupo editorial Porrúa.
Soustelle, J.(1964) El universo de los aztecas. México: FCE
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