Personajes:

José de Los Ángeles Valladolid. (Abuelo)

Carola Soraya de Los Ángeles Marquezine. (Hija)

Mariana de los Ángeles Marquezine. (Hija)

Renato Bracho. (Yerno)

Mariagrazzia Narváez de Los Ángeles. (Nieta)

Paola Bracho de Los Ángeles. (Nieta)

Caroline Bracho de Los Ángeles. (Nieta)

***

Nos encontramos en la sala de una casa de aspecto muy lujoso, se ve una enorme cantidad de

adornos y detalles que demuestran finura y elegancia. Se ve entrando a Renato junto a su esposa

Mariana conversando de planes financieros.

Renato: Mira querida, si hacemos una inversión en estos proyectos lograremos obtener una mayor

ganancia en el mercado, y conseguiremos unos millones extras- sonrisa maléfica -Pero el detalle es

que necesitamos una fuerte suma de dinero para comenzar.

Mariana: En eso tienes razón cariño, pero el único que tendría lo suficiente para poder prestarnos

es mi padre, sin embargo, es demasiado y nos preguntaría el uso que le daríamos y como nada de

esto es legal, estaría totalmente en contra.

Renato: Pero para eso estás tú, amor. Tú podrías convencerlo y fácilmente él accedería. ¿no crees?

Mariana: Renato, entiende. Él es muy astuto como para dejarse engañar de esa forma.

Renato: Bien sabemos los dos que a ese viejo no le queda más que un par de años de vida, así que

solo es cuestión de esperar para obtener toda su fortuna.

Mariana: ¿Estás insinuando que quieres que mi papá muera?- lleva su mano al pecho -¿Qué es lo

que te pasa? ¿Estás loco?

ANDREA ROJAS RIOJA

EDUCACIÓN POR EL ARTE

Renato: Marianita, tienes que comprender. Tu papá está sufriendo mucho en este mundo, ¿no has

visto como su situación va empeorando día a día? Cada vez le duele más el cuerpo, cada vez puede

caminar menos, cada vez…- suspira con frustración mientras coge sus manos -Lo mejor sería que…

Mariana: Sí, ya entendí; para de una vez…

Renato: Todo esto es para su bien- la abraza y a sus espaldas pone una cara de aburrido.

En eso ingresan las hijas de Mariana, Caroline y Paola; y la hija de su hermana, Mariagrazzia.

Mariagrazzia: Buenas tardes, ¿Qué pasa tía? ¿Tienes algo?

Mariana: No, hija, claro que no- finge una sonrisa- ¿Cómo les fue?

Paola: Excelente, conocí a un chico nuevo en el Club, es hijo de un importante empresario- alza

una ceja.

Caroline: Yo lo vi primero, tarada- fulmina con la mirada a Paola.

Mariagrazzia: Ya no peleen, ese chico es el novio de mi amiga, así que ninguna tiene oportunidad.

Carolina y Paola: ¡¡¿Qué?!!

Soraya: Hermana, cuñado, hace un calor… ufff ni se imaginan. Mi camioneta se descompuso y tuve

que esperar a un carro que hacía paradas en todos lados... Ay no, no, no; jamás me vuelvo a subir

a uno de esos carros. Bueno sobrinas, ¿qué tal?

Caroline: Bien…

Soraya: y tú cariño, ¿qué tal?- se dirige a Mariagrazzia.

Mariagrazzia: Bien mamá, no te preocupes.

Mariana: Chicas, ¿pueden ir con su abuelito José? Está en la biblioteca como siempre leyendo esos

libros.

Mariagrazzia: Claro, tía, con mucho gusto.

Paola: Ay, no de nuevo- pone cara de disgusto.

Caroline: Ni modo- se dirige a Paola, tendremos que ir.

Las jóvenes se retiran de la sala y se dirigen a la biblioteca donde José está leyendo un libro.

José: Hijitas, ¡qué gusto verlas!

Mariagrazzia: ¡Te extrañamos mucho!

Paola: Sí, demasiado- lo dice no sonando tan feliz.

José: ¿Cómo han estado? ¿qué ha sido de ustedes? Hace mucho que no las veo.

Caroline: Abuelo, vivimos contigo ¿acaso no lo recuerdas?- lo dice frívolamente.

Paola: Si abuelo, ¿Duh? recuerda… te vemos todos los días.

José: Discúlpenme hijitas, comprendan los achaques de la vida.

Mariagrazzia: No te preocupes abuelito, nosotras comprendemos. ¿Nos podrías contar una

historia abuelito?

Caroline y Paola: ¡¡Mariagrazzia!!

Mariagrazzia: pero, ¿qué tiene?- el abuelo nunca llegó a escuchar esto y empezó a contar su

historia.

José: Bueno, bueno. No sé qué podría contarles- mira al vacío pensativo -mmm ya sé, les contaré

sobre mi viaje de negocios a Sudáfrica.

Mariagrazzia: ¡¡Si!!- lo dice muy feliz, mientras Caroline y Paola solo responden con un “si”

cansado.

José comenzó a contar su historia y la única que realmente la escuchaba era Mariagrazzia; sus

otras nietas estaban jugando con sus celulares y hablando por whatssap.

***

En otro lugar de la casa las hijas de José empiezan a compartir ideas acerca de cómo conseguir el

dinero por parte del abuelo.

Renato: Piensen de qué manera lo podemos convencer- se ponen a pensar.

Mariana: Un asilo, un asilo sería la mejor opción.

Renato: A tu padre ya no le queda mucho de vida, Mariana. ¿Es acaso que quieres que se quede

como una carga más acá?- le dice autoritariamente.

Soraya: Es cierto, los doctores dijeron que está muy débil y enfermo.

Mariana: ¿qué pretendes?

Soraya: ¿y si le cambiamos las vitaminas por unas pastillas que le den una muerte sin dolor?

Renato: ¡Claro! Tienes razón Soraya, poco a poco el vejete empeorará y todos pensarán que será

por la vejez… y nadie sospechará de nosotros.

***

En la biblioteca con el abuelo.

José: bueno hijitas, así es como conocí a tu abuela; tan bella ella, tan libre. En aquel transatlántico

que nos llevaba de regreso a Sudamérica, bajamos en Brasil y allí tomamos un avión para ir a

visitar las cataratas de Iguazú.

En eso es interrumpido por sus nietas que ya no soportaban estar ahí escuchándolo.

Paola: Abuelito, debemos irnos. Tenemos algo muy urgente que hacer.

Caroline: Sí, abuelo. Discúlpanos, debemos irnos.

José: no se preocupen hijitas, comprendo. Espero verlas más seguido para contarles más historias.

Ellas se despiden con un poco de fastidio al escuchar la última oración del abuelo. Mariagrazzia se

queda con el abuelo escuchando sus historias.

José: Esos tiempos en que estaba por Brasil con tu abuela, nos fuimos conociendo poco a poco.

Recuerdo que ella era una persona muy independiente e indomable.

Mariagrazzia: Wow- abre los ojos con asombro -¿En serio? La abuela siempre pareció muy

tranquila.

José: bueno eso fue ya en la vejez porque en la juventud era muy indomable, por así decirlo-

empezó a reír de una manera melancólica -pero bueno…

Mariagrazzia estaba escuchando muy atenta la historia que le contaba su abuelo cuando en ese

momento entra Caroline.

Caroline: Ya tenemos que ir a cenar- se dirige a Mariagrazzia- vámonos y lleva al abuelo por ahí-

dice con poco interés.

Mariagrazzia: Bien, bien… vamos abuelito- lo coge del brazo para ayudarlo a caminar -tenemos

que ir a cenar.

José: Está bien, hijita. Anda tú primero, yo debo terminar estas paginitas- mira a su libro.

Mariagrazzia: okay abuelito, vengo por ti en unos minutos.

Mariagrazzia iba caminando hacia el comedor principal tarareando una de sus canciones favoritas,

cuando escucha los demás miembros de su familia planeando una muerte, o algo parecido.

Renato: debemos poner en marcha el plan de una buena vez, para poder quedarnos con la

fortuna.

Mariagrazzia: ¿Qué están planeando? ¡¿Qué están diciendo?!- pregunta de una manera alterada al

haber escuchado algo relacionado con una muerte.

Soraya: ¡Nada, hija!- dice muy asustada –Relájate- dice esta vez un poco más calmada.

Mariagrazzia: ¿seguros? Es que escuché que querían matar a un viejo, y pues lo primero que me

vino a la mente fue…

Paola: ¿qué pensabas, que mataríamos al abuelo? Bien inteligente eres, ah.

Caroline: Sí, ¿cómo se te ocurre que haríamos eso, Mariagrazzia?

Mariagrazzia: Pero…

Soraya: No, no, no. Lo que dijimos fue…- volteó buscando ayuda.

Renato: Lo que dijimos fue que mataríamos lo viejo de la casa. No nos expresamos

adecuadamente, lo que queríamos decir era que…

Mariana: Ya nos aburrimos del estilo antiguo de la casa y queremos renovarla, traeremos a los

mejores diseñadores de ambiente para que nuestra casa sea la mejor de todo el país.

Mariagrazzia no convencida con la historia se pone en alerta y decide ir a traer al abuelo para

cenar.

Ya estando todos en la mesa, Renato se ofrece a traer las copas de cristal para hacer el brindis.

Renato: Aquí les traigo sus copas. Esta para ti, para ti- va repartiendo a cada uno hasta que llega el

abuelo –y para usted suegro. Tómelo todo, es de los mejores vinos de Ica.

José: Gracias Renato.

En el momento que todos se distraen, Mariagrazzia cambia el vino del abuelo por uno de los otros

que estaba en la mesa.

Soraya: Brindemos por la longevidad de nuestro querido patriarca. ¡Salud!

Todos beben su vino y el abuelo se lo termina todo, hasta lo último.

Renato: Ahora si vejete, morirás y nos quedaremos con toda tu fortuna- parándose de la mesa y

gritando muy fuerte.

José: Renato, ¿qué dices? No puedes tratarme así, ahora mismo te vas de mi casa.

Pero Renato estaba muy confiado de que le dio el veneno y moriría pronto.

Renato: Sí, como no. Tú morirás en pocos minutos y todo será para nosotros. Coloqué veneno en

tu copa.

Mariagrazzia: ¡Yo lo sabía! Ustedes estaban intentando matar a mi abuelito. ¡¡Asesinos!!

José: ¡¿Cómo Hijita?!

Mariagrazzia: Sí, abuelito. Los escuché planeándolo todo. Intentaron engañarme, pero dudaba de

su versión por eso cuando no vieron cambié tu copa de vino.

Renato: ¡¡¿QUÉ?!!

José: Quiero que todos se larguen de mi casa, ustedes sangre de mi sangre me han decepcionado.

Váyanse y recapaciten. No les daré nada, desde este momento quedan desheredados y tú Renato,

no te quiero volver a ver nunca más en mi vida. Me quedaré con Mariagrazzia, ella es la única

buena entre todos ustedes.

Todos se van y solo se quedan Mariagrazzia y su abuelo en el comedor principal.