que la obligación no nos quite el placer

6
I.E.S. 6043 “JORGE LUIS BORGES” SEMINARIO DE PROBLEMÁTICAS DEL LENGUAJE PROFESORA: FLORENCIA GEIPEL ALUMNA: RAQUEL MONTAÑEZ ENSAYO QUE LA OBLIGACIÓN NO NOS QUITE EL PLACER A veces me pregunto ¿algún día podré volver a leer como lo hacía antes? ¡Leer por leer… solo por el placer de leer! Preguntó una alumna de 4° año del profesorado a su profesora, con palabras impregnadas de nostalgia. Al momento escuchamos, lo que tal vez muy dentro nuestro no quisiéramos escuchar, un “No, ya no vas a volver a leer así” después de transitar por cuatro años de estudio y preparación como profesional de la educación, es sabido que no. Durante la cursada tuvimos que leer, la mayoría de las veces de manera obligatoria, textos literarios nuevos y releer otros, aunque es válido reconocer que algunos docentes proponían además textos de lectura optativa. Pero… ¿quién los leyó? No me van a negar que priorizamos los primeros y con la excusa de la falta de tiempo, a los segundos o pasan desapercibidos o solo pasaran a engrosar nuestra larga lista de “libros que aún no he leído “o, como dice Ítalo Calvino: (…) “los que nos proponemos leer y presuponemos que van a contar para nosotros”; esa

Upload: florencia-geipel

Post on 11-Jul-2016

6 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

pensar ¿cómo conjugar el deseo de leer, que necesito despertar en los jóvenes estudiantes, y que no sea impuesto como una obligación para cumplir con una programación? ¿Cómo transmitir ese placer, entendiendo que los jóvenes pueden estar atravesando ese tiempo de lectura, (leer por leer) que hoy añoramos o simplemente todavía no encontraron un puente válido que los invite a disfrutar de los libros?

TRANSCRIPT

Page 1: Que la obligación no nos quite el placer

I.E.S. 6043 “JORGE LUIS BORGES”

SEMINARIO DE PROBLEMÁTICAS DEL LENGUAJE

PROFESORA: FLORENCIA GEIPEL

ALUMNA: RAQUEL MONTAÑEZ

ENSAYO

QUE LA OBLIGACIÓN NO NOS QUITE EL PLACER

A veces me pregunto ¿algún día podré volver a leer como lo hacía

antes? ¡Leer por leer… solo por el placer de leer! Preguntó una alumna de 4°

año del profesorado a su profesora, con palabras impregnadas de nostalgia. Al

momento escuchamos, lo que tal vez muy dentro nuestro no quisiéramos

escuchar, un “No, ya no vas a volver a leer así” después de transitar por cuatro

años de estudio y preparación como profesional de la educación, es sabido que

no. Durante la cursada tuvimos que leer, la mayoría de las veces de manera

obligatoria, textos literarios nuevos y releer otros, aunque es válido reconocer

que algunos docentes proponían además textos de lectura optativa. Pero…

¿quién los leyó? No me van a negar que priorizamos los primeros y con la

excusa de la falta de tiempo, a los segundos o pasan desapercibidos o solo

pasaran a engrosar nuestra larga lista de “libros que aún no he leído “o, como

dice Ítalo Calvino: (…) “los que nos proponemos leer y presuponemos que van a contar para nosotros”; esa lista que todo lector confecciona con el

anhelo de algún día… leerlos.

Lo que me lleva a pensar ¿cómo conjugar el deseo de leer, que necesito

despertar en los jóvenes estudiantes, y que no sea impuesto como una

obligación para cumplir con una programación? ¿Cómo transmitir ese placer,

entendiendo que los jóvenes pueden estar atravesando ese tiempo de lectura,

(leer por leer) que hoy añoramos o simplemente todavía no encontraron un

puente válido que los invite a disfrutar de los libros? A partir de ahora les

propongo reflexionar por un lado sobre nuestro rol como mediadores o no

Florencia Geipel, 26/06/15,
Revisar tiempos verbales
Page 2: Que la obligación no nos quite el placer

entre los jóvenes y los textos y, por otro, sobre las representaciones que

tenemos acerca de esta configuración jóvenes-textos-placer.

La mediación supone la existencia de dos partes, yo y el otro, cada uno

con sus textos internos, aquellos que cosechamos a lo largo de nuestra

existencia, o corta, en distintos tiempos, lugares y experiencias. Hoy sé que

“leía” desde ese arrorró que me cantaba mi mamá, los cuentos cortos que me

contaba mi bis-abuela y las rondas o juegos con manos que cantaba en los

recreos de mi escuela primaria. Los textos estaban ahí, en esa mezcla de

juegos, colores, olores, sabores y ritmo. El sabor de las tardes de sol, el olor a

mandarinas y la sensación algo pegajosa de su ácido en mi mano, que de

todas maneras, daba a mis hermanas para armar las rondas y salticar vueltas

por nuestro mundo sin tiempo. Mi particular manera de leer y la literatura,

estaban ahí. Como lo expresa Laura Devetach “(…) leemos en activa y creciente dialéctica con nuestra realidad y con los libros (…)” Ese mismo

placer se repite cuando, hoy, abro un libro ¿Y mi “otro” sabrá reconocer su

biblioteca interna? ¿o pensará que no lee?

Pensemos ahora en el otro, en términos filosóficos, si el otro es el que

me excede , el que se encuentra absolutamente afuera de mi, entonces cada

vez que me refiero al otro desde mis propias categorías, lo estoy

contaminando, lo estoy tiñendo de aquello que yo soy. Michel Foucault, a fines

del siglo XX, analiza estas ideas y las lee a partir de una palabra clave: el

cuidado.

Para cuidar del otro hay que saber cuidarse a uno mismo. ¿Pero

cuidarse de quien o de qué? Dentro de la sociedad analizamos la existencia de

actores en conflicto que necesitan, para direccionarse, una cierta justicia de

algún liderazgo que subsumiera los intereses particulares al servicio de un fin

común, en beneficio de todos, en el caso de la sociedad. Y en beneficio mutuo

en el caso de la escuela, específicamente entre profesores y jóvenes

estudiantes.

El problema radica en la dificultad para conectarnos con esa otredad que

muchas veces se nos vuelve incomprensible, la mayoría de los casos las

diferencias exceden la posibilidad de negociación, ya que para que haya

Florencia Geipel, 26/06/15,
El cuidado del otro: pero, ¿quién es el otro?Darío Sztajnszrajber
Florencia Geipel, 26/06/15,
Si es una cita o se está parafraseando, debe ser explicitado, por respeto ético a las producciones de los intelectuales que las elaboraron. Además es una estrategia argumentativa.
Florencia Geipel, 26/06/15,
Revisar ortografía
Page 3: Que la obligación no nos quite el placer

negociación tiene que haber un plano mínimo donde ponerse de acuerdo.

Cualquier cosa que diga, sienta o piense del otro ya lo convierte no en otro,

sino en el otro adaptado a mis formas de decir, de pensar y de sentir, su

otredad se pierde para encajar en mis categorías con la consecuencia ultima

de estar perdiéndolo. ¿Será este el punto donde los docentes de la escuela

secundaria equivocan el camino frente a los jóvenes estudiantes? ¿Que

pretenden de ellos con respecto a la lectura?

El otro supone una carencia con respecto a quien ejerce el poder de

dominación, estas categorías no son fijas ya que quien es otro en un contexto

puede no serlo en otras circunstancias. Veámoslo esto en el ámbito educativo,

es sabido que en algunas instituciones se facilita y pondera el orden jerárquico

más que en otras, pero dentro del aula, es el docente quien puede marcar la

diferencia o no. En este marco sería válido re pensar actividades para

movilizar al joven lector. Si tengo en cuenta que facilitarle el acceso a la

lectura y en extensivo, a otras experiencias culturales, contribuirá a una

construcción de sentido del texto y a formas de auto reconstrucción de su

mundo interior, el plus de placer dependerá de las condiciones que se

ofrezcan.

La lectura no puede cambiar al mundo con su violencia y lo que nos

niega y priva, pero si puede ayudarnos a armar caminos, que como en una

telaraña infinita comenzamos a tejer desde la cuna, y que con el tiempo nos

permitió descubrirnos, construirnos y reconstruirnos; sentirnos parte del mundo,

de una sociedad que excluye o tal vez no. Sentirnos fortalecidos, consciente

del dominio de armas internas que ayudan a dar sentido a nuestro mundo

interior y a nuestra vida.

Ser mediador implica unir, ser puente, conexión pero al mismo tiempo ir

a la par, acompañar. No puedo en este momento, no traer a mi memoria

escenas de la película “Mis tardes con Margarette” (con doble T).En ella,,

Germains, un hombre sin la instrucción de las instituciones, pero si de la vida,

de la hábil mano de Margarette, logra reconstruirse como persona, a pesar de

las adversidades que desde niño tuvo que padecer. A través de la lectura

brindada por la anciana, y aquí rescato la importancia de la lectura en voz alta,

brindarse al otro en un acto generoso de desprendimiento, no solo físico por el

Florencia Geipel, 26/06/15,
Revisar ortografía
Page 4: Que la obligación no nos quite el placer

uso de la voz, el tono de voz, el prestar los ojos, sino también entregar

implícitamente, parte del mundo interior. La lectura en voz alta es considerada

un puente de oro ,un puente que une al que lee con el que escucha , donde

ambos leen en ese encuentro. Germains recrea en su mente la obra “La peste”

de Albert Camus y logra decodificar su mundo, superar heridas de su pasado

demostrando ser un gran lector.

Y ahí radicó el placer, esta lectura hizo de trampolín para el deseo de

leer otras historias. Puedo recuperar aquí el poder transformador de la lectura,

y la importancia del mediador o puente, que con maestría logra despertar la

vida que hay en cada texto, ofrecerla con placer al que escucha y ambos salir

transformados.

Volviendo a esa pregunta inicial sobre volver a leer solo por placer, hoy

podríamos decir que no vamos a volver a leer por placer sino “con placer”, el

placer de compartir con ese otro que nos está esperando en cada aula, en

cada biblioteca , en el patio de cualquier escuela. Con el simple deseo de que

nuestros jóvenes estudiantes, en el futuro, puedan sentir que en nuestras horas

de encuentro, no perdieron su tiempo.

Comparto el epígrafe de la película “Mis tardes con Margarette”

“(…)Fue un encuentro poco corriente entre el amor y la ternura. En su camino no había duda, tenía nombre de flor. Vivía rodeada de palabras, adjetivos traídos de los pelos, verbos que crecían como la hierba, algunos se colaban de forma oscura. Pero ella atravesó mi cascarón y se me coló con ternura hasta mi corazón.

En las historias de amor, no siempre hay solo amor, a veces no hay ni un “te quiero” y sin embargo…queremos(…)”.

Raquel Montañez

Page 5: Que la obligación no nos quite el placer
Florencia Geipel, 26/06/15,
Se podrían establecer más conexiones con otros textos abordados en el seminario.