qué es esa cosa llamada ciencia

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Cristian Salgado Orellana Pedagogía en Filosofía ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers Todos los hombres por naturaleza desean saber. Señal de ello es el amor a las sensaciones. Éstas, en efecto, son amadas por sí mismas, incluso al margen de su utilidad y más que todas las demás, las sensaciones visuales. Y es que no sólo en orden a la acción, sino cuando no vamos a actuar, preferimos la visión a todas las demás. La razón estriba en que esta es, de las sensaciones, la que más nos hace conocer y muestra múltiples diferencias. Aristóteles Metafísica libro I Bueno, si bien el autor inicia su aventura con: ¿qué es esa cosa? la ciencia, convencionalismo comúnmente aceptado de que es un método mediante el cual el conocimiento científicose deriva de los hechos; nos aclara que su propósito es someter este aparente a un examen exhaustivo, a fin de llegar a conocer cuánto hay y no de veraz, y de este modo encontrar una respuesta taxativa a la cuestión inicial. Luego hace una breve retrospectiva histórica, cuenta como la ciencia moderna se hizo posible sólo cuando la autoridad de esta misma fue desafiada. Precursores de la nueva ciencia como Galileo y su ya mítico episodio en la torre inclinada de pizza hacían una llamada a la experiencia; por vez primera, después de tantos siglos, se le daba importancia a los hechos observacionales y pasaban estos, a convertirse en la base de algo nuevo. Empiristas y positivistas compartían el mismo punto de vista: el conocimiento científico debía de algún modo derivarse de los hechos alcanzados por medio de la observación. Se conforman entonces las dos escuelas que intentan formalizar lo que Chalmers llama visión común de la ciencia. Al respecto, se estima que los observadores son cuidadosos y desprejuiciados, que los hechos se dan de forma directa y por medio de los sentidos, y que son anteriores a la teoría e independientes de ella; constituyendo por tanto un fundamento firme y confiable para el conocimiento científico. Sin embargo, Chalmers deja en claro que la subjetividad que tiene cada uno de los observadores no puede ser pasada por alto; pues esta observación no está determinada solamente por la cosa observada, sino que depende en gran medida de la cultura y de los conocimientos previos, las expectativas y la experiencia de cada uno al momento de enfrentarse a dicha cuestión. Así lo precisa con el ejemplo de la escalera y el microscopio, la radiografía y el botánico. De ahí que, sí es necesario tener algo más que una mínima noción para poder llegar a ser observadores competentes. Por lo que si hay un método mediante el cual podamos llegar a ese algo cognoscible, ha de ser un procedimiento semejante; sin que por ello sea una verdad irrefutable. ¿Qué será realmente lo importante que podemos rescatar de todo este asunto? lo que Chalmers plantea es bastante interesante y no deja de llamar la atención por ser lo que es: un puño en alto frente a los cotidianos prejuicios y convencionalismos. Luego, si precisamos un examen profundo, nos encontramos con que no hay nada cierto. Las percepciones están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y estos, son sumamente engañosos; y nuestro humano intelecto es un revoltijo de contradicciones insolubles. Cuando pensamos que hemos avanzado por un lado, de inmediato nos toca advertir, para nuestra desgracia, que hemos retrocedido por el otro. No hay, por lo visto, manera de dar un paso hacia nuestro objetivo sin que este huya de nosotros. Cabe preguntarnos entonces: ¿dónde está, pues, la certeza absoluta frente a nuestro limitado mundo de lo cognoscible?

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  • Cristian Salgado Orellana Pedagoga en Filosofa Qu es esa cosa llamada ciencia? Alan F. Chalmers Todos los hombres por naturaleza desean saber. Seal de ello es el amor a las sensaciones. stas, en efecto, son amadas por s mismas, incluso al margen de su utilidad y ms que todas las dems, las sensaciones visuales. Y es que no slo en orden a la accin, sino cuando no vamos a actuar, preferimos la visin a todas las dems. La razn estriba en que esta es, de las sensaciones, la que ms nos hace conocer y muestra mltiples diferencias. Aristteles Metafsica libro I Bueno, si bien el autor inicia su aventura con: qu es esa cosa? la ciencia, convencionalismo comnmente aceptado de que es un mtodo mediante el cual el conocimiento cientfico se deriva de los hechos; nos aclara que su propsito es someter este aparente a un examen exhaustivo, a fin de llegar a conocer cunto hay y no de veraz, y de este modo encontrar una respuesta taxativa a la cuestin inicial. Luego hace una breve retrospectiva histrica, cuenta como la ciencia moderna se hizo posible slo cuando la autoridad de esta misma fue desafiada. Precursores de la nueva ciencia como Galileo y su ya mtico episodio en la torre inclinada de pizza hacan una llamada a la experiencia; por vez primera, despus de tantos siglos, se le daba importancia a los hechos observacionales y pasaban estos, a convertirse en la base de algo nuevo. Empiristas y positivistas compartan el mismo punto de vista: el conocimiento cientfico deba de algn modo derivarse de los hechos alcanzados por medio de la observacin. Se conforman entonces las dos escuelas que intentan formalizar lo que Chalmers llama visin comn de la ciencia. Al respecto, se estima que los observadores son cuidadosos y desprejuiciados, que los hechos se dan de forma directa y por medio de los sentidos, y que son anteriores a la teora e independientes de ella; constituyendo por tanto un fundamento firme y confiable para el conocimiento cientfico. Sin embargo, Chalmers deja en claro que la subjetividad que tiene cada uno de los observadores no puede ser pasada por alto; pues esta observacin no est determinada solamente por la cosa observada, sino que depende en gran medida de la cultura y de los conocimientos previos, las expectativas y la experiencia de cada uno al momento de enfrentarse a dicha cuestin. As lo precisa con el ejemplo de la escalera y el microscopio, la radiografa y el botnico. De ah que, s es necesario tener algo ms que una mnima nocin para poder llegar a ser observadores competentes. Por lo que si hay un mtodo mediante el cual podamos llegar a ese algo cognoscible, ha de ser un procedimiento semejante; sin que por ello sea una verdad irrefutable. Qu ser realmente lo importante que podemos rescatar de todo este asunto? lo que Chalmers plantea es bastante interesante y no deja de llamar la atencin por ser lo que es: un puo en alto frente a los cotidianos prejuicios y convencionalismos. Luego, si precisamos un examen profundo, nos encontramos con que no hay nada cierto. Las percepciones estn condicionadas por nuestros rganos sensoriales y estos, son sumamente engaosos; y nuestro humano intelecto es un revoltijo de contradicciones insolubles. Cuando pensamos que hemos avanzado por un lado, de inmediato nos toca advertir, para nuestra desgracia, que hemos retrocedido por el otro. No hay, por lo visto, manera de dar un paso hacia nuestro objetivo sin que este huya de nosotros. Cabe preguntarnos entonces: dnde est, pues, la certeza absoluta frente a nuestro limitado mundo de lo cognoscible?

  • Buscamos a partir de la perplejidad y el asombro, la curiosidad y la admiracin; del percatarnos de la propia debilidad e impotencia, la inseguridad y la duda; de la conciencia de estar perdidos y de reconocer que no sabemos. Conocer, pues, ms que por utilidad alguna, se anhela por el afn de la misma, por huir de la ignorancia. El hombre asume de este modo su condicin de ser y ve se obligado a quitar las humanas cadenas que lo hacen esclavo, en post de esa libertad ineludible que requiere para cumplir con su aspiracin. Luego, el autntico amante de la verdad ha de ser un fin en s mismo, al igual que la nica ciencia libre ha de ser aquella que es su propio fin. El origen, por tanto, de la bsqueda y ansia de conocimiento, no tiene utilidad extrnseca, ms que la inherente al ser. Continuando con ello... La ciencia tiene por ambicin producir aquello que no se ha producido, encontrar lo que no sea encontrado y cazar ese algo que puede y debe ser cazado. Es comparable, entonces, la bsqueda del conocimiento cientfico con el pecado original? Las puedo ver! Los veo! S! Hay estn!, siento su presencia a mi alrededor, en todos lados, a cada instante, queriendo controlarlo todo, toda mi vida, todas las vidas, todo cuanto pueda haber y existir, incluso lo que no pueda ser. Su sentido de ser? quererlo todo y a todos bajo su control, que nada escape, que nadie ose moverse. Y yo? Y nosotros? Dispuestos! S. Siempre. Sus conejillos, sus marionetas, lo que se les plazcas. Y nuestra ingenuidad?! S! No! Oh! mi personalidad, nuestra? Incautos. Propensos a poner la otra mejilla. S! S! Lo pudo advertir! nuevamente lo traen consigo, lo traen entre manos, como tantas otras veces lo trajeron y como tantas otras volveremos a caer. He aqu el quid de nuestra estpida sabidura vital? Aceptarlo todo porque simplemente est ms all de nuestro entendimiento y, nuestro deprimente y ablico estado coronado por la mediocridad del mismo, es mucho ms poderoso que ese todo que conforman las partes de nuestro ser y que nos develara algo de luz ante la obscuridad de nuestras circunstancias? Debemos siempre perseguir la aceptabilidad de quienes nos circundan para reafirmar a cada instante nuestra pattica identidad?

    Si hemos de criticar a la ciencia, pues, lo haremos desde la perspectiva de la manipulacin de la que se la ha hecho objeto por parte de quienes se han servido de ella para tales fines. De algn modo ese cndido y noble afn por conocer lo que est ms all de lo aparente se instrumentalizo, y gradualmente con el transcurso de los aos paso de ser ese algo que bien pudo estar al servicio de la prosperidad humana, a convertirse injustamente en lo contrario. En la actualidad, ms que ser un apoyo, es un obstculo que va en detrimento de nuestro libre desenvolvimiento. Todo lo habido y por haber esquematizado. Mis banas esperanzan condicionadas por la forma de lo circunstancial; qu, cmo y cundo, predeterminados. Un sinfn de objetos; por qu para qu... divertirme? Esa es la consigna? Conseguir tanta ventura como sea humanamente posible? Todo a de reducirse a hedonismo? Aa...h! Mi vida! intilmente hambrienta se fatiga.

    Si hay algo de lo que podemos estar seguros, es que inconscientemente y aunque nos esforcemos en negarlo, estamos ms que ebrios de solipsismo, sedientos por enarbolar la prez de nuestro ego, vidos por encontrar aquello con que nos podamos vanagloriar y ser, de este modo, dignos de panegricas lisonjas por parte del prjimo. en presencia de este camino sin salida en el que nos encontramos, poco lugar queda para la objetividad inherente que se exige a la ciencia; pues, una parte esencial de la que inexorablemente depende para lograr su fin es esta. Por consiguiente, no estamos ms que frente a una estafa de la que todos somos participes voluntariosos, en pro de ese ulterior convencionalismo llamado progreso, del que tanto nos jactarnos, y que tanto envanece como solivianta la apoteosis de nuestro hedonismo gregario.

  • - La ciencia? - S, la ciencia. - Y qu es esa cosa? - Dicen que es un conocimiento derivado de los hechos observables objetivamente. - Y Quin lo dice? - Pues los decires.

    El estudio acerca de la Verdad es difcil en cierto sentido, y en cierto sentido, fcil. Prueba de ello es que no es posible ni que alguien la alcance plenamente ni que yerren todos, sino que cada uno logra decir algo acerca de la Naturaleza. Y que si bien cada uno en particular contribuye a ella poco o nada, de todos conjuntamente resulta una cierta magnitud. () en este sentido la verdad es fcil; pero el hecho de alcanzarla en su conjunto, sin ser capaces de alcanzar una parte de ella pone de manifiesto la dificultad de la misma. () de modo que, la causa de esta dificultad no est en las cosas, sino en nosotros mismos. () Por tanto, cada cosa posee tanto de verdad cuanto posee de ser. Aristteles Metafsica libro II En consecuencia, la verdad objetiva a la que quiere llegar la ciencia es inalcanzable en grado sumo, es imposible saberla a ciencia cierta. Pues, la verdad es, ni ms ni menos de lo que es, y nuestro entendimiento, perdido en el laberinto de la inmensidad, no puede ser ms que una posibilidad de llegar a esta. Por esto su puridad es inverosmil, y cuanto ms asumamos esto, tanto ms cerca estaremos de la misma. De ah que la ciencia es una quimera y su autoridad no ms relevante que la del dios cristiano. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- en rigor, me atrevo a citar escueta e insolentemente algunas palabras del creador de este gnero, con la postrera intencin de justificar parte del galimatas del acabamos de ser presa. Reflexiono sobre las cosas, no con amplitud sino con toda la profundidad de que soy capaz () me atrevera a tratar a fondo una materia si me conociera menos y me engaara sobre mi impotencia. Soltando aqu una frase, all otra, como partes separadas del conjunto, desviadas, sin designio ni plan. No se espera de m que lo haga bien ni que me concentre en m mismo. Vario cuando se me place y me entrego a la duda y a la incertidumbre, y a mi manera habitual que es la ignorancia. M. Montaigne Essais