¿quÉ imagen tendrÁ dios de nosotros? · sentirse superior a quienes no pueden presentarse ante...

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¿QUÉ IMAGEN TENDRÁ DIOS DE NOSOTROS? El Evangelio del domingo anterior nos sugería la idea de que hay que rezar con confianza y constantemente. Hoy, de nuevo, Jesús pone delante de la pantalla de nuestra vida el trato personal que hemos de tener con Dios; nos marca una hoja de ruta para alcanzar la perfección en la oración. Deberíamos analizar un poco cómo está nuestra relación con el Señor: altanera o humilde, egoísta o gratuita. Con qué claridad, el Señor, nos dice lo que piensa. No es bueno sentirnos seguros de nosotros mismos, entre otras cosas porque ello nos lleva al distanciamiento de Dios y a los juicios injustos sobre los demás. La autocomplacencia no es buena. Cuando nos reunimos en la Eucaristía, cuando participamos en diversos actos litúrgicos, pastorales, caritativos o de índole pastoral, no lo hemos de hacer desde un “ajuste de cuentas con Dios”. Debemos desterrar “el espejo” a la hora de hacer una radiografía del estado en que se encuentra nuestra alma o nuestro corazón, nuestra fe o nuestra amistad con Dios. Sería bueno que viésemos el peso o la fragilidad que soportan nuestras espaldas y que nos impiden ser buenos hijos de Dios. Acudir a la Eucaristía es presentarnos ante el Señor y después de escuchar atentamente su palabra, interpelarnos: ¿qué quieres hoy de mí?, ¿qué esperas de mí en esta próxima semana?, ¿en qué debo cambiar yo, no los demás, para que mi nombre de cristiano sea límpido como la aurora de un nuevo día? En la sociedad en la que nos desenvolvemos se lleva mucho el mundo de la imagen. Nos preocupa, a veces hasta límites insospechados, la imagen o el concepto que los demás puedan tener de nosotros. La oración, entre otras cosas, nos sitúa en el centro de nuestra existencia: en Dios. Con El, todo; sin El, nada. Y, al fin y al cabo, por lo que hemos de luchar es por agradar a Dios y no por engordar o satisfacer nuestro ego. La sinceridad de nuestra oración no la hemos de medir por la cantidad de palabras o los mismos cantos que nos pueden ayudar a sintonizar más con Dios. La verdad de nuestra piedad se demuestra en la calidad que ponemos en lo que decimos, en la atención que ponemos en lo que rezamos, en la humildad o transparencia a la hora de expresarlo. ¿Qué imagen tendrá Dios de nosotros? Porque una cosa está clara: de Dios no nos escapamos nadie. Sabe, desde el primer momento, con qué actitud nos ponemos frente a El. Hoy, dejemos fuera las categorías por las que nos regimos y con las que nos desenvolvemos en el mundo; aquí no podemos engañar a nadie. Qué grande es recordar aquello de: “Señor dame una alforja; para que en su parte delantera vea mis propios defectos y, en la parte de atrás, deje los fallos de los demás; Señor; dame una alforja; para que en la parte de adelante meta las virtudes de los demás y, en la de atrás, sepa llevar con afán de superación las mías”. En algunos momentos solemnes solemos utilizar el incensario para dar gloria y alabanza al Señor. Pues eso…el incienso y el incensario para Dios. Tiempo llegará, cuando El quiera, en que determine el valor de todo lo que decimos hacer y decir en su nombre. Javier Leoz ORACION ¡Señor! Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. Si me das fortuna, no me quites la razón, si me das el éxito, no me quites la humildad, si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mi mismo. Y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar. ¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí! Mahatma Gandhi OCTUBRE, MES MISIONERO ‘Bautizados y enviados’ http://www.sanjoselasmatas.es [email protected] Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1024 Domingo XXX - T.O. CICLO C 27 octubre 2019 Hasta el jueves 31 : ROSARIO MISIONERO Lunes, 28: 19:30h. Documentos de Qumran (II) Conexión internet Museo de Jerusalén Martes, 29: 18:00h. Equipo de CARITAS, Acción Social. Miércoles, 30: 19:30h. Grupo R. Carismática 19:30h. Reunión Padres II Comunión Jueves, 31: 18:00h. Catequesis. 19:30h. Oración de la comunidad Viernes, 1: SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS Eucaristías: 11:00 y 12:30h. Sábado, 2: CONMEMORACION DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. Eucaristía 19:00h. por los difuntos del último año. Domingo, 3: Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. Catequesis AVISOS: Sábado, 9 de noviembre: En coordinación con las Hermandades Visita a las Edades del hombre ANGELIen Lerma. Inscripciones en despacho. EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA HISTORIA DE LA PARROQUIA Colecta DOMUND, hasta ahora, 5.105€ XXX SEMANA TIEMPO ORDINARIO Día 28 Simón y Judas. Anastasia, Hermelinda. Ef 2, 19-22 Sal 18 Lucas 6, 12-19 Día 29 Narciso, Bto. Joaquín Royo, Bto. Miguel Rúa, Bta. Mª Teresa Casini. Rom 8, 18-25 Sal 125 Lucas 13, 18-21 Día 30 Claudio, Marcelo, Zenobio, Hipólito, Angel de Acri. Rom 8, 26-30 Sal 12 Lucas 13, 22-30 Día 31 Alonso Rodríguez, Quintín, Jerónimo Hermosilla, Bta. Maria Purísima de la Cruz. Rom 8, 31b-39 Sal 108 Lucas 13, 31-35 Día 1 TODOS LOS SANTOS. Ap 7, 2-4.9-14 Sal 23 1Juan 3, 1-3 Mateo 5, 1-12a Día 2 CONMEMORACION DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. Lam 3, 17-26 (o bien: Rom 6, 3-9) Sal 129 Juan 14, 1-6

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Page 1: ¿QUÉ IMAGEN TENDRÁ DIOS DE NOSOTROS? · sentirse superior a quienes no pueden presentarse ante Dios con Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12-14.16-19a El Señor es juez y

¿QUÉ IMAGEN TENDRÁ DIOS DE NOSOTROS?

El Evangelio del domingo anterior nos sugería la idea de que hay que rezar con confianza y constantemente. Hoy, de nuevo, Jesús pone delante de la pantalla de nuestra vida el trato personal que hemos de tener con Dios; nos marca una hoja de ruta para alcanzar la perfección en la oración. Deberíamos analizar un poco cómo está nuestra relación con el Señor: altanera o humilde, egoísta o gratuita.

Con qué claridad, el Señor, nos dice lo que piensa. No es bueno sentirnos seguros de nosotros mismos, entre otras cosas porque ello nos lleva al distanciamiento de Dios y a los juicios injustos sobre los demás. La autocomplacencia no es buena.

Cuando nos reunimos en la Eucaristía, cuando participamos en diversos actos litúrgicos, pastorales, caritativos o de índole pastoral, no lo hemos de hacer desde un “ajuste de cuentas con Dios”.

Debemos desterrar “el espejo” a la hora de hacer una radiografía del estado en que se encuentra nuestra alma o nuestro corazón, nuestra fe o nuestra amistad con Dios. Sería bueno que viésemos el peso o la fragilidad que soportan nuestras espaldas y que nos impiden ser buenos hijos de Dios.

Acudir a la Eucaristía es presentarnos ante el Señor y después de escuchar atentamente su palabra, interpelarnos: ¿qué quieres hoy de mí?, ¿qué esperas de mí en esta próxima semana?, ¿en qué debo cambiar yo, no los demás, para que mi nombre de cristiano sea límpido como la aurora de un nuevo día?

En la sociedad en la que nos desenvolvemos se lleva mucho el mundo de la imagen. Nos preocupa, a veces hasta límites insospechados, la imagen o el concepto que los demás puedan tener de nosotros. La oración, entre otras cosas, nos sitúa en el centro de nuestra existencia: en Dios. Con El, todo; sin El, nada. Y, al fin y al cabo, por lo que hemos de luchar es por agradar a Dios y no por engordar o satisfacer nuestro ego.

La sinceridad de nuestra oración no la hemos de medir por la cantidad de palabras o los mismos cantos que nos pueden ayudar a sintonizar más con Dios. La verdad de nuestra piedad se demuestra en la calidad que ponemos en lo que decimos, en la atención que ponemos en lo que rezamos, en la humildad o transparencia a la hora de expresarlo.

¿Qué imagen tendrá Dios de nosotros? Porque una cosa está clara: de Dios no nos escapamos nadie. Sabe, desde el primer momento, con qué actitud nos ponemos frente a El.

Hoy, dejemos fuera las categorías por las que nos regimos y con las que nos desenvolvemos en el mundo; aquí no podemos engañar a nadie. Qué grande es recordar aquello de: “Señor dame una alforja; para que en su parte delantera vea mis propios defectos y, en la parte de atrás, deje los fallos de los demás; Señor; dame una alforja; para que en la parte de adelante meta las virtudes de los demás y, en la de atrás, sepa llevar con afán de superación las mías”.

En algunos momentos solemnes solemos utilizar el incensario para dar gloria y alabanza al Señor. Pues eso…el incienso y el incensario para Dios. Tiempo llegará, cuando El quiera, en que determine el valor de todo lo que decimos hacer y decir en su nombre.

Javier Leoz

ORACION

¡Señor! Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón, si me das el éxito, no me quites la humildad, si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mi mismo. Y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.

Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.

¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!

Mahatma Gandhi

OCTUBRE, MES MISIONERO

‘Bautizados y enviados’

http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]

Las Matas. Madrid - Año XVII - nº 1024

Domingo XXX - T.O. – CICLO C – 27 octubre 2019

Hasta el jueves 31 : ROSARIO MISIONERO Lunes, 28: 19:30h. Documentos de Qumran (II) Conexión internet Museo de Jerusalén Martes, 29: 18:00h. Equipo de CARITAS, Acción Social. Miércoles, 30: 19:30h. Grupo R. Carismática 19:30h. Reunión Padres II Comunión Jueves, 31: 18:00h. Catequesis.

19:30h. Oración de la comunidad Viernes, 1: SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Eucaristías: 11:00 y 12:30h. Sábado, 2: CONMEMORACION DE TODOS LOS FIELES

DIFUNTOS. Eucaristía 19:00h. por los difuntos del último año.

Domingo, 3: Eucaristías: 11:00h. y 12:30h. 12:00h. Catequesis AVISOS:

Sábado, 9 de noviembre: En coordinación con las Hermandades Visita a las Edades del hombre “ANGELI” en Lerma. Inscripciones en despacho.

EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA HISTORIA DE LA PARROQUIA

Colecta DOMUND, hasta ahora, 5.105€

XXX SEMANA TIEMPO ORDINARIO Día 28 – Simón y Judas. Anastasia, Hermelinda.

Ef 2, 19-22 – Sal 18 – Lucas 6, 12-19 Día 29 – Narciso, Bto. Joaquín Royo, Bto. Miguel Rúa, Bta. Mª Teresa Casini.

Rom 8, 18-25 – Sal 125 – Lucas 13, 18-21 Día 30 – Claudio, Marcelo, Zenobio, Hipólito, Angel de Acri.

Rom 8, 26-30 – Sal 12 – Lucas 13, 22-30 Día 31 – Alonso Rodríguez, Quintín, Jerónimo Hermosilla, Bta. Maria Purísima de

la Cruz.

Rom 8, 31b-39 – Sal 108 – Lucas 13, 31-35 Día 1 – TODOS LOS SANTOS.

Ap 7, 2-4.9-14 – Sal 23 – 1Juan 3, 1-3 – Mateo 5, 1-12a Día 2 – CONMEMORACION DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS.

Lam 3, 17-26 (o bien: Rom 6, 3-9) – Sal 129 – Juan 14, 1-6

Page 2: ¿QUÉ IMAGEN TENDRÁ DIOS DE NOSOTROS? · sentirse superior a quienes no pueden presentarse ante Dios con Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12-14.16-19a El Señor es juez y

«Jesús encarnó la compasión y dos rasgos que acompañan su

humildad: la mansedumbre y la ternura». Papa Francisco.

Lectura del libro del Eclesiástico 35, 12-14.16-19a El Señor es juez y para él no cuenta el prestigio de las personas. Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre, sino que escucha la oración del oprimido. No desdeña la súplica del huérfano, ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento. Quien sirve de buena gana es bien aceptado, y su plegaria sube hasta las nubes. La oración del humilde atraviesa las nubes, y no se detiene hasta que alcanza su destino. No desiste hasta que el Altísimo lo atiende, juzga a los justos y les hace justicia. El Señor no tardará. Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Salmo 33 R/. EL AFLIGIDO INVOCÓ AL SEÑOR, Y ÉL LO ESCUCHÓ. Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R/. El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R/. El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. El Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R/.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18 Querido hermano: Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan guardado con amor a su manifestación. En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta! Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios.

“Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación”.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14 En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”. Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Palabra del Señor.

Hoy, tanto en el texto bíblico como en el relato evangélico, seguimos profundizando en torno a la oración.

La mayor parte de las parábolas de Jesús tienen como telón de fondo la vida de las aldeas de Galilea y reflejan distintas experiencias de vida. Solamente unas pocas se salen de este marco y, una de esas es la del fariseo y el recaudador, que se sitúa en contexto urbano y, más en concreto, en la ciudad de Jerusalén.

Jesús, con esta parábola, describe dos actitudes espirituales, dos maneras de orar, dos formas de creer y de relacionarse con Dios.

Lucas nos ofrece su clave de lectura. Según él, pronunció esta parábola pensando en los que presumen de ser justos ante Dios y desprecian a los demás; ellos no cambian, no se arrepienten de nada, ni se sienten cómplices de ninguna injusticia.

El objetivo es mostrarnos el modo correcto de relacionarnos con Dios, que es la gratuidad. Nos quiere enseñar que Dios es gratuito y la salvación, también.

Las obras no nos salvan; no son la causa de la salvación, sino su consecuencia, como hemos visto en domingos anteriores: una enseñanza fundamental. Hacemos obras buenas, porque primero Dios nos salva y nos cambia. No debemos confundir el orgullo normal de creerse superior con el orgullo religioso del que quiere conquistar a Dios con sus méritos.

El fariseo es un observante escrupuloso de la Ley y un practicante fiel. Vive envuelto en la “ilusión de inocencia total”. Más que orar parece contemplarse a sí mismo. Desde su vida no puede evitar sentirse superior a quienes no pueden presentarse ante Dios con los mismos méritos. No reconoce la grandeza misteriosa de Dios ni confiesa su pequeñez. Tras su aparente piedad se esconde una actitud “atea”. No necesita a Dios; se basta con él mismo.

El recaudador, por su parte, entra en el templo, pero se queda atrás; no merece estar en aquel lugar sagrado. Sabe que su presencia en el templo es mal vista por todos. No se excusa. No se detiene siquiera a confesar con detalle sus culpas. Ha aprendido a vivir del perdón, sin vanagloriarse de nada y sin condenar a nadie. De esa conciencia brota su oración.

La conclusión de Jesús es revolucionaria. El fariseo sale del templo como entró: sin conocer la mirada compasiva de Dios. El publicano, por el contrario, no ha podido presentar ningún mérito pero ha hecho lo más importante: acogerse a la misericordia de Dios.

En esta parábola se cumple lo que leemos en la primera lectura del libro del Eclesiástico. Dios está con los que el sistema ha dejado fuera.

La sociedad moderna tiene tal poder sobre nosotros que termina por absorbernos mediante ocupaciones, proyectos, expectativas… pero no para elevarnos a una vida más noble y digna sino para apartarnos de lo esencial. Nos vamos haciendo cada vez más indiferentes a lo “importante” de la vida. Apenas interesan las grandes cuestiones de la existencia; muchas personas viven sin convicciones profundas, cargadas de tópicos, interesados en muchas cosas pero sin un “núcleo interior”.

Lo mismo sucede con la fe; no sabemos estimularla, cuidarla y alimentarla. Ensayamos toda clase de caminos imaginables para sacudirnos de encima la culpa y borrar a Dios de nuestra conciencia. Probablemente no anda muy descaminado Jean Lacroix cuando dice que «el ateísmo contemporáneo no es más que el rechazo de la culpabilidad”.

Tal vez este sea uno de nuestros mayores errores. Nos preocupamos de mil cosas y no sabemos cuidar lo importante: el amor, la alegría interior, la esperanza, la paz de la conciencia…