qmc magazine ¿qué me cuentas? extra navidad. 2012

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Revista literaria de distribución online gratuita PUBLICIDAD [email protected] SUSCRIPCIONES [email protected]

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QMCQMCQMCQMC Magazine

Edición diciembre 2012 Revista online de distribución gratuita

Año 1 Edición 5 nueva etapa - Fecha fundación 15 septiembre 2012

© Luis García & Maggie Fuentes

All right reserved

Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by/3.0/.

Las publicaciones aquí vertidas son responsabilidad única de sus autores. QMC no se responsabiliza de sus derivaciones legales.

DIRECTOR GENERAL Luis García Orihuela SUBDIRECTORA Maggie Fuentes ADJUNTA AL DIRECTOR Carmen Vargas PORTADA Gogo Ras EQUIPO QMC MAGAZINE Maggie Fuentes Carmen V. Saez Luz Marina Méndez Carrillo Danny Hernando Tao Méndez Mónica Barraco Ana María Lorenzo Irene Ángel Agudelo Marcos Iniesta FUNDADOR Luis García Orihuela SUSCRIPCIONES Y ATENCIÓN AL LECTOR: [email protected] CONTRATACIÓN PUBLICIDAD [email protected] ENTREVISTAS Irene Ángel Agudelo [email protected]

AGRADECIMIENTOS Marisa Alonso Santamaría Tino Prieto Inés Saavedra Tino Prieto Encuéntame en las Ondas Radio DDC Radio Piano Bar Grupo Hollywood latino Cine y Arte Global Magazine Radio Vientos de Cambio

Desde estas breves líneas es nuestro deseo, el

de todos los integrantes de QMC MAGAZINE, hacerles partícipes de nuestros mejores deseos para estas navidades, así como darles las gracias por la calurosa acogida a esta revista literaria, esperando hacernos merecedores de formar parte de una pequeña fracción de su tiempo.

Agradecer igualmente, a todos los que con sus aportaciones, consejos, con ese compartir entre sus amigos mas afines, nos demuestran día a día que no estamos solos, y de que si los escritores, cantantes, poetas y artistas en general, tenemos algo de locos… ¡Bienvenida sea pues esa locura que tanta falta nos hace en estos tiempos!

Un abrazo muy especial para los compañeros de radio de Encuéntame en las Ondas, Radio DDC, El Despertar del Cementerio, Radio Piano Bar, y Radio Vientos de Cambio.

Paz a todos.

Bienvenidos a QMC MAGAZINE ESPECIAL NAVIDAD 2012

POESIA DE NAVIDAD

¡NIÑO DIVINO¡

Luz Marina Méndez Carrillo.

Cierzo de ensueños

Luz de navidad

Cubre con retoños

La esencia celestial

Alma generosa

Brisa de rocío

De los cielos llega

¡ Oh, dulce niño mio!

Cubriendo los campos

Brotando la tierra

De diamantes

Bienes, luces y diademas

Niño de los cielos

Gota de la vida

Traedme los tiempos

Y horas vividas

Aquellas estériles

E irreductibles

Que por necedad

En noche de invierno

En mis propias manos

Deje fenecer.

MI DIARIO: LA LUNA, MI HIJO Y

YO.

Esa luna, luna envidiable y hermosa. Así se miraba, así se veía.

¿Cómo es posible que el magno universo nos dé

tanta belleza, y que además, pase imperceptible

ante nuestras estériles miradas?

-¿Porqué?

- Abrazando a mi pequeñín- vociferé.

-¡Hermoso mío! Vamos al baño de luna.

Caminé silenciosa, atraída por el mágico poder

de la fuerza furtiva de aquél satélite. Allí, en el

jardín de mi casa, se incrusta sin medida el

mágico calor lunar e hipnotiza sin control, el sueño

de aquellos seres en permanente letargo, perfume

embriagador y música de ensueño. Esta escena,

fascinante en sí, plasma mi alma de alelíes.

En una piedra pálida y recta nos sentamos. La

luna cubría nuestras almas y acariciaba nuestros

espíritus. Le mostré a mi hijo, el mágico poder de

Dios en el intenso brillo de aquella esfera. Y él,

ángel al fin, manifestó:

- ¿Mamita- es el brillo de la luna el amor

maternal de la virgen, y el del sol, el

amor paternal de Dios? Dime que si, pues

en ellos veo sus lindos rostros.

¡Que extraño! Es la segunda vez que lo dice. No

se si sea que en verdad lo ve, o, que el reflejo de

su corazón, se proyecta en el alma de la luna

trascendiendo deleitoso al rostro del sol

Aquellos baños de luna, revestidos de un ritual

especial, son manto blanco del alma de Dios en

nuestro ser. Sucede al conectar nuestras almas al

magno universo embriagador. Entonces, su influjo

cual efluvio sagrado, funde nuestros cuerpos y

almas en la cima sacra de la flor de jade.

De vuelta, nuestras almas y corazones tapizados

con el místico aroma del epicentro sagrado de la

áurica luz lunar, plasman silenciosas y misteriosas,

pintura, poesía, y hermosas melodías.

ROMANCE DE DESPEDIDA

Ana María Lorenzo

Bajo las aguas me encuentro

y nunca podré atracar.

El corazón silencioso…

¡Triste morir en el mar!

Ojos dulces en el cielo

al monte van a llorar.

Decidle nubes viajeras

que no me vuelva a esperar.

Que fenecí con sus besos,

secreto he de guardar.

Lejos partí de mi tierra.

Lejos, durezas sin par.

Huracanes me clavaron

como aguja en el bordar.

Y si al Moncayo subiera,

flores de Cierzo al Pilar.

Oraciones a la Virgen,

cirios largos del altar.

Segador nunca seré.

Hechos dispuso el azar.

Frutos dorados le dejo,

que no me vuelva a esperar.

Que no vaya junto al Ebro,

no me busque en el lugar,

que tampoco iré al parque,

ni a recogerla al pinar.

Pues muerto estoy bajo el agua

y nunca podré llegar.

“Caminando sin pies”. Autor: Ana María Lorenzo Todos los derechos reservados.

Registro General de la Propiedad Intelectual (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte – Madrid/ España)

nº de asiento registral 00/2012/3769

ILUSION DE NAVIDAD

Danny Hernando Tao Méndez

En un pueblito muy lejano en las afueras de Alaskin, en una remota colina, vivía una familia la cual había perdido la ilusión de navidad y el sentido de las cosas.

El padre era militar y días anteriores a la navidad tuvo que partir. La madre Susan y los dos hermanos Nico y Filip, los cuales llamaban “ los timoti “ , quedaron solos.

Eran tiempos oscuros en ése lugar, y lo peor de todo, se acercaba la navidad. La madre de los dos pequeños preocupada en sus quehaceres y angustiada a la vez, pues no tenía un centavo en su bolsillo para brindarles a sus hijos el regalo de la noche de navidad, los mando a dormir antes de la media noche.

La mágica noche llegó y a los alrededores de la colina la gente celebraba el espíritu navideño. La luna brillaba en su intensidad como brillaba la estrella de Belén.

Filip no pudo conciliar el sueño, pues sucesivas pesadillas lo atormentaban. Soñaba que su padre no regresaba. Abrió con cautela la ventana de madera y entretenido miraba las estrellas. No se dio cuenta que seres horribles rondaban el pueblo y la colina. Ante la belleza de las estrellas salió a caminar; de repente, entre los arbustos escuchó un ruido y decidió ir a investigar. No vio nada. Al dar la espalda, saltó de entre los arbustos un lobo enorme que rodeó al pequeño, dándole la oportunidad de que el niño saliera corriendo.

Atemorizado por ese ser, y sin percatarse, cambió el rumbo de su camino, dirigiéndose hacia una caverna, la caverna del lobo.

Al día siguiente se sintió la ausencia del pequeño Filip, los aldeanos lo buscaron sin obtener respuesta. Nadie supo de él.

La madre con el vacío en su corazón lo lloraba, consolada por el pequeño Nico.

Lejos de ahí, mas arriba del firmamento, el alma del pequeño Filip, se encontró a Santa, y éste, le preguntó.

- ¿Porqué estas tristes? - Filip le contó las tragedias por las que recientemente había pasado. Santa quedó atónito, y recuperándose le indagó. -¿Qué quieres de regalo de navidad? - Filip no contesto. La tristeza no lo dejaba.

Santa sintió pena por él y puso en sus manos una bota de navidad. El niño asombrado la tomó y Santa le dijo: Esta bota no es una bota cualquiera, tiene el poder de volver a la vida a las personas que la han perdido, pero solo si estas son felices con las vidas que el creador les ha dado. Emocionado Filip frotó la bota mágica y en el hogar de los TIMOTI BRILLO LA NAVIDAD.

NI ÁRBOL NI CHIMENEA

Irene Ángel Agudelo

Se acerca la navidad, y papá Noel aun no tiene los juguetes de millones de niños, se rehúsa a hacer una página en Internet, que es donde algunos, decidieron hacer los pedidos. Quiere seguir siendo el milenario Noel, montado en su trineo, tirado por ocho renos, bajando por la chimenea hasta el árbol, es la tradición y no la va a cambiar. Es como repartir juguetes en un Ferrari, sería degradante para su personalidad. Teme que por culpa de la tecnología dejen de creer en él, algún plan tiene que poner en marcha, así que se va por lo fácil, y sin necesidad de rebajarse a un email, decide que les dará lo que está de moda, coches y motos eléctricos, patinetas, bicicletas, muñecas cantantes, piscinas flotantes, y algún Blackberry, pero la mayoría ya lo tiene, así que todo está fácil de conseguir, sin miedo a ofender a los peticionarios, y de paso asegurar, su eterna existencia.

Le queda otra tarea mucho más difícil, leer las cartas que a mano limpia han escrito miles de niños del mundo entero; como siempre, salió a buscarlas de oriente a occidente, de norte a sur, otro año que no las encontró, de nuevo no tuvieron árbol donde dejarlas.

PREMEDITADO

Quedó claro que no fue suicidio, lo único que quería era salvar a papá Noel, se subió al

tejado y desde allí, regó con agua la chimenea.

AÑO NUEVO BAJO EL MAR

Marisa Alonso Santamaría

En el fondo del mar

el mero bombero,

celebra en su cueva

la fiesta de Año Nuevo.

Hay mazapanes

tortas y turrones,

pasas con higos

nueces y bombones

Un cachalote

y un caballito,

toman muy golosos

un chocolatito.

Como tienen hambre

mojan bizcochito,

¡Ay qué rico sabe!

lo sirve un cangrejito.

Un tiburón

se come el turrón,

mientras dos salmones

comen polvorones.

Un gran calamar

descorcha el champán,

con sus otros brazos,

reparte el mazapán.

Abren las nueces

los peces martillo,

y un pez espada

las come con higos.

Al llegar las doce

toman los bombones,

doce cada uno

son las tradiciones.

En la cueva del mero

los más chiquititos,

reciben el año,

cantando villancicos.

La fiesta marina

es muy divertida,

ríen y bailan

hasta el nuevo día.

EL NIÑO JESÚS

Marisa Alonso Santamaría

http://blogsonrisasdecolores

En un pueblecito

.

llamado Belén,

el niño Jesús

acaba de nacer.

Su madre es María,

su padre es José,

arropan al niño

una mula y un buey.

Todos en Belén

su alegría demuestran,

y al niño Jesús

le hacen una fiesta.

Muchos animales

dan calor al niño,

que guiña los ojos

con cara de pillo.

Un gato travieso

subido al tejado,

ve que en un pesebre

le han acomodado.

En todo el establo

escuchan su llanto,

piensan al momento

en cómo calmarlo.

Han improvisado

un bonito coro,

las cuatro gallinas,

el gato y dos loros.

Se unen al coro

tres pequeños patos,

también canta un perro,

y un enorme sapo.

María y José

al oír las cantos,

muy agradecidos

escuchan callando.

El niño Jesús

se queda dormido,

y a su alrededor

miran complacidos.

El pequeño sueña

que reyes de oriente,

vienen en camello

para conocerle.

Y por el desierto

ve unos pastorcillos,

que entre corderillos

se quedan dormidos.

Sueña que una anciana

habla con José,

da un beso a María,

trae aceite y miel.

Y un señor muy rico

lleva pan y leche,

con una sonrisa

a todos ofrece.

Jugando dos niños

han roto seis huevos,

quedan otros seis

que lleva su abuelo.

Cuando se despierta

ve que hay mucha gente,

y hablan con sus padres

animadamente.

Allí están los reyes,

la anciana del beso,

también tres camellos

y el gato travieso.

Y cantan dos loros,

un perro y un sapo,

cacarean gallinas,

y graznan tres patos.

Ve a los pastorcillos

ahora muy despiertos,

y a los corderillos

balando contentos.

Para los más pobres

hay sopas de leche,

entre algunas pajas

ve huevos y aceite.

Ve como su madre

habla con dos niños,

están con su abuelo

y les peina el flequillo.

Por un agujero

entra en el establo,

un rayo de sol

viene a saludarlos.

Y los pajarillos

muy alborotados,

cuentan que ha nacido

el niño esperado.

No hay nadie en el mundo

que no se haya enterado,

es la Navidad

Jesús ha llegado.

EL NIÑO Y EL MENDIGO

Marisa Alonso Santamaría

Estaba en un banco

un niño jugando,

y llegó un mendigo

sentándose al lado.

El niño le mira

con cara de asco,

se cambia de sitio

con mucho descaro.

El hombre le mira

con cara de pena,

y le cuenta al niño

la vida que lleva.

Su mujer murió,

no tiene trabajo,

y ahora malvive

vagabundeando.

Tiene a sus tres hijos

en un orfanato,

no tuvo remedio

tuvo que dejarlos.

Su pantalón roto,

su chaqueta sucia,

parece que su aspecto

a nadie le gusta.

Llevar esta vida

le hace sufrir,

él quiere pronto

con sus hijos ir.

El niño le mira,

el niño le escucha,

podría ser su padre,

¡qué vida tan dura!

Cogiendo su mano

mirando a sus ojos,

le pide a aquél hombre

perdón con sollozos.

EL PIRATA

Marisa Alonso Santamaría

Soy pirata de los mares

y quiero aprender a leer,

pero con mi ojo tapado

las letras no veo bien.

Quiero aprender las vocales,

las consonantes también,

inventar nuevas palabras

y escribirlas en papel.

Escribir lo que me dicen

todos los astros del cielo,

el sol, la luna, las osas,

las estrellas y luceros.

Escribir lo que me cuentan

l

EL PIRATA

Marisa Alonso Santamaría

Soy pirata de los mares

y quiero aprender a leer,

pero con mi ojo tapado

las letras no veo bien.

Quiero aprender las vocales,

las consonantes también,

inventar nuevas palabras

y escribirlas en papel.

Escribir lo que me dicen

todos los astros del cielo,

el sol, la luna, las osas,

las estrellas y luceros.

Escribir lo que me cuentan

os animales del mar,

las ballenas y delfines

y un gigante calamar.

Escribir lo que me cuentan

las gaviotas y los patos,

todas las aves del cielo

los pelícanos y albatros.

Escribir con grandes letras

y pinturas de colores,

en las velas de mi barco

“Galeón los Caracoles”

Que sepan que soy pirata

de un bonito galeón,

que me gustan los colores,

el mar, el cielo y el sol.

Entre adornos y guirnaldas

de un árbol de navidad,

brillaba resplandeciente

una bola de cristal.

Junto al portal de Belén,

al pie del árbol sentada,

una niña haciendo muecas

en la bola se miraba.

Acercando su carita

vio que dentro había un niño,

pataleaba en su cuna

y reía divertido.

Ladeando la cabeza

extrañada preguntó:

¿Qué haces dentro de una bola?

Y el niño la sonrío.

Con gracia sacó la lengua,

haciéndole burla al niño,

y jugando el niño igual,

le puso cara de pillo.

Comenzó a guiñarle un ojo,

después le guiñaba el otro,

y el niño también jugando

cerraba a la vez sus ojos.

“Niño me voy a dormir”,

dijo cansada del juego,

y el niño también cansado

bostezó con mucho sueño.

Al darle las buenas noches,

con los labios le besó,

y la bola de cristal

con más luz resplandeció.

LA MAGIA DE LA NAVIDAD

Marisa Alonso Santamaría

La niña mira a Jesús

preparando el nacimiento

la magia de la Navidad

ella ha sentido al momento

Mamá ¿Por qué llora el niño?

hija no puede llorar,

esa figura es de barro

le contesta su mamá.

En silencio mira al niño

se queda un rato escuchando

no es sólo imaginación

el niño sigue llorando.

Mira que está desnudito

está rilando de frío,

“Espera Jesús” le dice,

te buscaré algo de abrigo.

Con su bufanda de lana

para el niño hace una manta

y después entre sus brazos

arrullándole le canta.

Mamá ¿Por qué ríe el niño?

hija no puede reír,

esa figura es de barro

su madre vuelve a decir.

Jesús mirando a la niña

de nuevo le ha sonreído

después cerrando los ojos

en sus brazos se ha dormido.

LOS MONOS

Marisa Alonso Santamaría

Dos monos saltaban

de un árbol a otro,

felices armaban

un gran alboroto.

Iban haciendo carreras

a ver quién saltaba más,

y se estiraban con gracia

para otra rama alcanzar.

Uno de ellos sin quererlo

ha calculado muy mal,

y con su cuerpo de bruces

a la tierra ha ido a parar.

El otro en vez de ayudarlo

feliz empieza a cantar,

gritando a los cuatro vientos:

“la carrera voy a ganar”

No seas malo, busca ayuda

dice el monito en el suelo,

que me duele todo el cuerpo

y levantarme no puedo.

El otro burlón le chilla

sin intención de bajar,

algo le tira a la cara

apuntando para dar.

El monito dolorido

no se lo puede creer,

le tenía por amigo

¡y encima empieza a llover!

Empapado y ofendido

no sabe lo que hacer,

lo que más le duele ahora

es del mono el proceder.

Con la cabeza agachada

y lágrimas en los ojos,

se aleja de aquél lugar

el brazo, lo lleva roto.

CUENTO DE NAVIDAD

Diana Andrés

Suenan todas las alarmas del banco, eso no puede significar nada bueno. La gente está presa del pánico mientras unos hombres encapuchados les apuntan con unos extraños objetos metálicos. Veo el dolor en sus caras, en sus llantos desesperados rogando piedad. Esas personas se encontraban en unos de los posiblemente peores momentos de sus vidas, mientras los hombres del rostro oculto metían unas hojas de papel en mochilas que se colgaban a la espalda en su rápida huída. Eran muy rápidos pero mi desarrollado sentido del olfato canino me ayudó a descubrir dónde habían ido a parar. Su rastro me llevó hasta un lugar en el bosque en el cual habían dejado los sacos llenos de los papeles, enterrados en la profunda nieve de ese día de invierno. No pensé que tuviera importancia y me volví al pueblo, a ese callejón oscuro donde solía dormir, esperando que al día siguiente una familia me acogiera y me diera el calor y el cariño que le daban a muchos de mi especie.

El día amaneció completamente soleado y la felicidad se respiraba en el ambiente. Muchos niños corrían y reían felices, otros cantaban canciones alegres a las personas que veían en las calles o en sus casas. No sabía qué estaba ocurriendo, pero supe de repente que sería un día realmente especial para todos. De repente dos de esos felices niños se acercaron a mí y me acariciaban, me decían cosas que no comprendía, pero parecían palabras llenas de amor. Me hacían señas para que les siguiera hasta su casa y yo les hice caso, tal vez por fin podría ser feliz. Su hogar era una pequeña casita de piedra que parecía que se fuera a derrumbar de un momento a otro y las personas que le abrieron la puerta a los niños parecían humildes, vestidos con viejas ropas. Oía cómo discutían los adultos con los pequeños, y pude suponer que hablaban de mí. No me dejaron entrar en su casa y me volví a las calles para conseguir algo de comida. Cuando y casi se terminaba el día, con el sol escondiéndose por las nevadas y brillantes montañas, unos gritos me llamaron la atención; estaban dirigidos a mí. Eran los niños de esa misma mañana los que me cogían entre sus brazos y, acariciándome, me llevaron al calor de su casa. Todos en aquel hogar me ofrecían cariño y comida, mientras sonreían y cantaban las mismas canciones que había estado escuchando durante todo el día. Vi a la mujer que sacaba unos papeles que me resultaron extrañamente familiares, me recordaban a los que vi la noche anterior, pero llevaba muy pocos en su mano. Deduje que debían ser importantes porque los guardaba con celo y me dispuse a guiarles hasta el lugar donde se encontraban las mochilas. Empecé a ladrar muy fuerte y dar vueltas, saliendo y entrando de la casa. Al cabo de un rato me entendieron y me siguieron hasta el bosque. Siguiendo mi instinto pude encontrar los sacos llenos de esos papeles y, cuando la familia los vio, los ojos se les llenaron de lágrimas de felicidad y empezaron a gritar, sintiéndose muy felices. Yo no entendía nada pero deduje que debería ser importante para ellos y para la sociedad en general. Era una familia pobre pero honrada así que decidieron devolver el contenido de las mochilas al establecimiento del que procedían y, a cambio, les asignaron una paga mensual para que pudieran vivir sin problemas algunos.

Ese había sido un día especial para todos, pero creo que para mí el que más, porque conseguí el amor de esas personas que tanto me querían y tan agradecidas estaban. Porque por fin supe lo que era tener un hogar y el calor humano que tanto envidiaba antaño. Porque gracias a ese maravilloso día pude ser feliz hasta el final de mi vida.

Ray Bradbury El gran escritor de ciencia ficción, comparte 12 c onsejos para escribir y, también, para mantener estimulado el mú sculo creativo.

En 2001, Ray Bradbury ofreció una charla auspiciada por la Point Loma Nazarene University, en California, en la que habló sobre su experiencia como escritor, algunos de los hábitos y prácticas que de alguna manera hicieron de él uno de los escritores más emblemáticos de la ciencia ficción.

A partir de esta plática, Colin Marshall, del sitio Open Culture, sintetizó 12 consejos que bien pueden funcionar para personas que tengan la curiosidad por escribir, el impulso por utilizar la palabra escrita como medio de expresión. Aunque algunos de ellos también funcionan para mantener estimulado nuestro músculo creativo.

Para los más interesados, compartimos al final el video de la charla.

No empieces escribiendo novelas novelas . Toman mucho. Empieza escribiendo “una cantidad endemoniada de cuentos”, al menos uno por semana. Toma un año para hacerlo. Bradbury asegura que simplemente no es posible escribir 52 malas historias al hilo. Él esperó hasta los 30

para escribir su primera novela, Fahrenheit 451. “Y valió la pena esperar, ¿eh?” Puedes amarlos, pero no remplazarlos . Ten esto en mente cuando inevitablemente intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus escritores favoritos, justo como él imitó a H.G. Wells, Jules Verne, Arthur Conan Doyle y L. Frank Baum. Examina la “calidad” de los cuentos . Él sugiere Roald Dahl, Guy de Maupassant y los menos conocidos Nigel Kneale y John Collier. Nada en el New Yorker de hoy le llenaba el ojo, pues encontraba que esas historias “no tenían metáfora”. Ocupa tu mente . Para acumular los bloques intelectuales de estas metáforas, Bradbury sugería una serie de lecturas nocturnas: un cuento, un poema (pero Pope, Shakespeare y Frost, no la “basura” moderna) y un ensayo. Los ensayos pueden ser de una diversidad de campos, incluyendo arqueología, zoología, biología, filosofía, política y literatura. “Al final de mil noches, ¡Dios!, ¡Estarás lleno de cosas!” Deshazte de los amigos que no creen en ti . ¿Se burlan de tus ambiciones de escritor? La sugerencia es que los despidas sin retraso. Vive en la biblioteca . No vivas en tu “maldita computadora”. Bradbury no fue a la universidad, pero sus insaciables hábitos de lectura le permitieron “graduarse de la biblioteca” a los 28. Enamórate del cine . Preferiblemente del viejo. Escribe con alegría . “Escribir no es un negocio serio”. Si una historia comienza a sentirse como un trabajo, deséchala y comienza una nueva. “Quiero que envidien mi alegría”. No planees ganar dinero . La esposa de Bradbury “hizo un voto de probreza” para casarse con él. Solo hasta los 37 pudieron comprarse un auto. Enlista 10 cosas que amas y 10 cosas que odias . Luego escribe sobre las primeras y “mata” las segundas —también escribiendo sobre ellas. Haz lo mismo con tus miedos. Escribe cualquier cosa vieja que surja en tu mente . Bradbury recomienda “asociación de palabras” para romper cualquier bloqueo creativo, pues “no sabes lo que hay en ti hasta que lo pruebas”.

Recuerda, cuando escribes, lo que estas buscando es que una sola persona llegue y te diga: “Te amo por lo que haces”. O, en su defecto, buscas a alguien que llegue y diga: “No estás tan loco como la gente dice”.

Diciembre 2012

LA BLANCA NAVIDAD

Carmen Vargas

Cuando llega Diciembre los villancicos cambian la banda sonora de nuestro día a

día, con sus campanillas, sus peces bebiendo en el río, con sus pastorcillos

bajando hasta el valle cubierto de nieve para organizar un sonoro concierto de

tambor. Los anglosajones, gente de altos vuelos, vuelan por la nieve riendo sin

parar, nos aseguran que cuando veamos nevar recordaremos nuestra infancia en

la blanca navidad.

De vez en cuando se alza alguna tímida voz sobre la conveniencia de seguir

celebrando una fiesta que cada vez tiene mas que ver con la tarjeta de crédito y

menos con el nacimiento de un niño pobre en Belén, lo que automáticamente

provoca una cascada de criticas por pretender acabar con una tradición milenaria

y tal y cual…pero ¿realmente es tan milenaria nuestra bucólica, musical y nevada

Navidad?

La Navidad no siempre fue siempre una fiesta tan espectacular y sonora como lo es en la actualidad.

Durante la Edad Media, era una época de descanso obligado por el invierno que dificultaba el tránsito y era aprovechada por los reyes y nobles para reunir a sus vasallos y preparar las acciones que se llevarían a cabo durante el verano siguiente. Para el pueblo era una época de terminar de recoger víveres y leña y prepararse para el invierno. El día de Navidad se aprovechaba la celebración religiosa para reunirse en la iglesia, efectuar intercambios, compartir noticias y chismorreos, y tomarse un descanso.

Después de la Reforma de Lutero, algunos sectores de la iglesia reformada rechazaron la celebración de la Navidad, por su vinculación con la Iglesia Católica.

En 1647 los puritanos ingleses prohibieron tajantemente celebrarla, pero esta decisión no tuvo el mínimo apoyo, produciéndose revueltas populares y finalmente se restauró en 1660. La Navidad se convierte en un día de descanso dedicado a actividades sencillas.

En el mundo católico continuó celebrándose la navidad, se elaboraron los primeros belenes y se escribieron autos sacramentales que se representaban en las iglesias. Los belenes originarios de Italia llegaron a España cuando Carlos III accedió al trono y se los trajo de Nápoles.

En la America colonial su celebración depende del culto de sus habitantes, en la America hispana se mantiene el belén, la misa del gayo y los Reyes Magos. En las colonias británicas se celebraban en mayor o menor medida, incluso en algunas colonias de mayoría puritana prácticamente desaparecieron. Tras la independencia de Estados Unidos fue perdiendo importancia por su origen inglés.

En cualquier caso era una celebración festiva, la gente de los pueblos se reunía para compartir lo que tenían y pasar un rato juntos, al amor del fuego se contaban historias, se cantaban villancicos, y se acudía a los oficios religiosos.

En el siglo XIX comienza con fuerza la revolución industrial, esto produce un fenómeno nuevo, millones de personas abandonan los pueblos y se trasladan a las ciudades. Solos, lejos de su tierra y sus amigos, amontonados en barrios miserables viven y mueren, se convierten en una masa solo útil por su productividad, mientras un pequeño pero poderoso grupo de personas disfrutan de un mundo perfecto.

Y será dentro de esa élite de privilegiados donde salgan las denuncias, los intentos, la lucha por igualar -al menos un poco- las condiciones de vida. De la aristocracia inglesa saldrán las primeras feministas, que conseguirán reducir la jornada laboral de las mujeres y de los niños, los médicos y enfermeras que cambiarán la sanidad para reducir las epidemias y la mortalidad infantil. Los reformadores que lucharán por convencer a los políticos de que es tan importante comer como aprender a leer.

Los escritores victorianos serán en su mayoría grandes luchadores por la igualdad, sus novelas, llevaran la imagen de ese mundo que no quieren ver a los grandes salones y a los teatros.

Escritores como Dickens, H.G.Wells u Oscar Wilde reflejarán en sus novelas el contraste entre ambos mundos, denunciando la hipocresía de la clase dominante.

En diciembre de 1843 se publicó un nuevo libro de Charles Dickens “A Christmas Carol”, contaba la historia de un viejo avaro y desagradable; el señor Ebenezer Scrooge, que recibe la visita de un fantasma la víspera de la Navidad, con él viajará al pasado, verá su presente y conocerá su futuro. Esta pesadilla le hará cambiar de actitud y comprender que solo compartida la vida puede dar la felicidad…Y sin proponérselo el señor Dickens reinventó la Navidad.

Dickens aprovechó la celebración religiosa para tratar de unir a las familias con el espíritu del amor y la caridad, una fiesta de celebración sincera y familiar, recuperando viejas tradiciones. Su intento fue todo un éxito, en las navidades posteriores se van recuperando antiguas tradiciones, el árbol de navidad originario de Centroeuropa se extiende por todo el mundo, los viejos villancicos se recuperan y se componen otros nuevos, se vuelven a comprar regalos para repartirlos entre la familia y los amigos. La gente acude a las celebraciones nocturnas mientras la nieve cae lentamente.

La primera tarjeta de navidad se imprimió en Londres en 1846, aunque su utilización masiva no llegaría antes de 1870.

Bien, ya tenemos el origen de nuestro diseño navideño, con sus niños pidiendo el aguinaldo, Papa Noel y su trineo, la cena de Noche Buena y el pudding de Navidad.

Pero… ¿y la Nieve? La mayor parte del mundo que celebra la navidad no tiene nieve en Diciembre, y sin embargo nosotros no imaginamos un Belén sin nieve, da igual que vivamos en las a orillas del Mediterráneo o en la costa de Brasil. Tampoco en Londres es habitual que nieve en navidad.

Dickens se inspiró para sus cuentos en los recuerdos de su infancia, una época feliz, anterior a todos los problemas que tuvo que afrontar su familia unos años después, y en ese mundo evocado por él, la nieve si estuvo presente durante las navidades en sus primeros años de vida, según los registros metereológicos que se conservan hubo al menos 8 años de copiosas nevadas en diciembre, en los primeros años del siglo XIX.

Así que con Dickens el mundo recuperó el espíritu de la blanca Navidad… y después llegaron los grandes almacenes…pero eso ya es otra historia.

RECUERDOS DE FAMILIA

II

Mónica Barraco Amigo

La tía Eli que así le decimos, es una anciana vital, ágil de cuerpo y de mente, lo único que delata su edad es su cuerpo un poco encorvado por el peso de los años y las arrugas, porque ve y escucha perfectamente, ni siquiera usa lentes. Comenzamos a hablar después de cenar, yo llevé un grabadorcito de mano para no perderme nada, pero ahora es solo una charla informal. De pronto la tía me dice: _ Tengo tantas historias para contarte, nuestra familia es grande y a pasado por mucho, además te tengo una sorpresa. _ ¿Una sorpresa? _ Si, tengo un baúl, antiguo muy antiguo decían los padres del tío Elías que siempre estuvo con ellos y que pasó de generación a generación hasta llegar a esta estancia. Cuando me casé y fallecieron mis suegros llegó aquí y permanece en el altillo desde entonces. Cuando falleció mi amado Elías no tuve corazón para tirarlo o deshacerme de él, nunca lo abrí, está con las cosas viejas en el altillo. ¿Si quieres mañana con luz, lo revisamos?, por si hay algo que te pueda servir. Desde que la tía me contó lo del baúl no pude pensar en otra cosa, me acosté, a pesar de estar cansada la noche se me hizo eterna. Cuando ya los gallos cantaban y estaba despuntando el alba me dormí un ratito. Cuando desperté me esperaban con el desayuno pronto, té, café o el tradicional mate de yerba, opté por el mate. La mesa estaba llena de cosas ricas, pan recién horneado, mermelada de zapallo, dulce de membrillo y manteca casera, a pesar del tentador desayuno no podía dejar de pensar en el baúl y en el altillo.

Como toda persona mayor la tía se toma su tiempo y recién a media mañana cuando tenía ya organizado el almuerzo me ofrece a subir a ver. El altillo era un lugar pequeño pero bien iluminado allí estaba, el enorme baúl, en un rincón de la habitación también había una vieja pero hermosa mecedora que me llamó la atención. Lo abrimos; sacamos cuadros viejos, retratos, fotos, vestidos de comunión y entre todas las cosas un viejo vestido de novia, amarillo por el paso del tiempo, de fino encaje español, antiquísimo era un tesoro para mí, la tía no tenía idea de a quien habría pertenecido. Encontramos libros de defunciones, esos que se ponen en los velorios para que los que asistan firmen, creo que ya ahora eso no se usa más, también varios diarios personales, muy pero muy antiguos. Cuando ya no había casi nada adentro encontramos en un rincón del baúl una caja de cedro finamente tallada y de apariencia muy antigua. La saqué y le acaricié la tapa sacándole el polvo acumulado por lo años, cuando la abrí fue como un sueño, la caja estaba intacta y su contenido también, estaba forrada por dentro de seda azul y en el centro descansaban unas cartas atadas con cintas de seda y un libro con tapas de cuero, cuando abro el libro era un diario. El diario lo escribió Isabel, lo empezó a escribir antes de partir de Canarias, allá por el año 1726. Lo que encontré ese día no fueron solo algún diario y un puñado de cartas, fue un verdadero tesoro de infinito valor. Le conté a la tía lo que era y me dijo: _ Lo que te interese es tuyo, yo me voy a ocupar del almuerzo, lee tranquila. Tomando el diario en mis manos me senté en la antigua mecedora y comencé a leer: LA CAJA DE CEDRO Y LAS CARTAS DE ISABEL Manuel…Manuel tiene veintisiete años, es alto su tez es oscura, sus ojos son verdes, su pelo es lacio, sus facciones y su piel son el fiel reflejo de la influencia mora que lleva en su sangre. Es fuerte y decidido, pero también es tierno y amable, su voz fue lo que me enamoró siendo aún una niña. Cuando teníamos como diez años nos llevaba a Catalina y a mí a pasear de su brazo, ¡qué orgullosas nos sentíamos! Mi pecho se inflaba de emoción, nos contaba historias del pueblo, nos recreaba antiguas batallas y nos mostraba los lugares más bellos. Caminábamos por el muelle, cuentos de batallas y acciones heroicas, hacían que cada día lo admirara más. Cuando me convertí en una Joven alta y espigada, se fue alejando de mí, casi no me hablaba, me miraba cuando nadie lo veía y tímidamente me sonreía. No sabía lo que le pasaba, ya no le interesaba pasear conmigo del brazo ni hablar hasta que cayera el sol. Lo amaba en silencio ¿como no amarlo? Es tan tierno y dulce. Un día lo sorprendí sentado en una banca del jardín, estaba solo, parecía triste, pensativo. Me acerque en silencio y osadamente le tomé la barbilla y lo besé muy, muy cerca de su boca, el se sorprendió. _Isabel, ¿tú? _Sí yo ¿te sorprende? _No, me alegra.

_Manuel, no pude dejar de decirte lo que siento, quizás no te vea más, quizás te manden lejos, no puedo dejar que te vayas sin saber que te amo, desde que era una niña. _Isabel, no puedes, decirme eso, soy doce años mayor que tu, tu eres aún una niña. _Ya no soy una niña, ya soy una mujer y es verdad te amo. _Isabel, pequeña, yo siento lo mismo por ti, te he visto crecer y también vi como te convertías en una hermosa mujer y lo que me volvía loco era saber que tu no sentías lo mismo y que este amor era imposible. _No Manuel, es muy posible, en realidad es maravilloso. _Isabel, eres conciente de que pronto nuestra vida cambiará para siempre. _Si, por eso estaba muy preocupada, tenía que arriesgarme a confesarte mi amor antes de que tengamos que partir. _Mis padres son los que se irán primero, quiero pedir tu mano ahora, para que ellos puedan estar en nuestro compromiso. _Me encanta la idea, o hablo con mis padres para que vengas esta noche a hablar con ellos y pedir mi mano. Antes de que te vayas y sin que nadie nos vea, quiero que me des mi primer beso de amor._Como no mi amor por un beso tuyo soy capaz de arriesgarme a que tu padre me cuelgue. Allí en el jardín de Islas Canarias Isabel recibió su primer beso de amor. Nos comprometimos, ¡Que feliz que estoy! Ayer llegó la orden de embarcar para mis suegros, Manuel le pidió a papá mi mano y nos vamos a comprometer antes de que ellos se vayan, mamá y papá quedaron felices, siempre admiraron a Manuel, el es un buen hombre. Fue una fiesta sencilla en casa, Manuel me regaló una hermosa peineta con perlas de cultivo, venía envuelta en seda azul en una caja de cedro. Doña Micaela estaba feliz sentía que su hijo, por fin era dichoso y que estaría cuidado. Dentro de unos días partirán para Montevideo, quien sabe que destino les espera. Nosotros seremos los siguientes, rezo cada día para que coincida nuestra partida con el traslado del buque del grupo de soldados que integra Manuel. Estoy triste y feliz, la incertidumbre es una de las cosas que más atormenta, no sabemos bien a donde vamos, como seremos recibidos, como nos irá, como intrépidos aventureros nos enfrascamos en esta arriesgada empresa. Irnos y abandonar nuestra hermosa Canarias, siento un dolor en el pecho cuando pienso en no volver a ver mi tierra natal, mi cielo, mi mar, el Teide, grande y majestuoso. Vamos a poblar tierras casi inhóspitas, con beneficios sí, pero igual es un desarraigo difícil, que nuestras familias que crecieron juntas hoy tengan que partir separadas, por malo que puedan resultar las cosas siempre juntos es más fácil. Bueno, Dios dirá. A un mes del aviso hoy parten mis suegros. Ayer en el muelle de Canarias embarcaron mis suegros, fue tan triste la despedida, Catalina lloraba abrazada a mí y la pequeña Rita prendida al cuello de Manuel lloraba y se negaba a desprenderse de su querido hermano mayor. El padre de Manuel Don Manuel, serio y poco demostrativo le dio la mano a su hijo y solo le pidió que se cuidara, Doña Micaela no paraba de llorar y

nos dio mil recomendaciones, que la casa, que la comida, que Manuel no se olvidara de empacar las cosas que habían quedado todavía. Cuando subieron a la fragata mi prometido (que bien suena ¿no?) me abrazó muy fuerte vi como lagrimas corrían por sus mejillas, caminamos de regreso a casa sin hablar, pronto seremos nosotros los que tendremos que despedirnos de nuestra adorada Canarias para quizás nunca volver. Llegamos a la puerta de casa y mama lo invitó a pasar a comer con nosotros, la invitación se extendió para todos los días, le dijo que lo cuidaría como su madre, el le agradeció pero sin poder disimular la tristeza que sentía se despidió. Aprovecho la soledad de mi cuarto para escribir estas líneas, me alivia el alma volcar al papel mis sentimientos. Registro este dolor y esta etapa dura de nuestras vidas para el día de mañana leerlo y acordarme de todo lo que pasamos y que algún día nuestros hijos sepan como fue que llegamos a las tierras donde ellos nacerán. Ya voy a escribir de alegrías, soy optimista tiempos mejores vendrán. Pasó rápido, pasó demasiado rápido el tiempo, nos vamos, no se si estoy preparada para esto se me desgarra el corazón de pensar como va a ser la despedida de Manuel. El navío que lleva a los soldados del Regimiento de Dragones está roto, va a permanecer anclado un buen tiempo, va a tener que esperar para partir hasta nueva orden, tener que esperar, que palabra, espero que todo siga como ahora y no le vayan a asignar otro destino. Voy a tener que subir a la fragata sin el, no se como voy a poder darle el último beso, no lo sé. El esta distante, se que está sufriendo, además tiene miedo, el pensaba que estaríamos separados tres meses más o menos pero ahora estamos seguros que será mucho más tiempo. Debe ser muy duro para él saber que todos partimos y el queda solo en Canarias. Estoy triste, no me quiero separar de él, lloro cada noche cuando estoy sola, no quiero que el me vea así, pienso en el, le toca la peor parte. Le toca despedir a todos tus seres queridos, que se alejan a un destino tan incierto. Estaremos mucho tiempo alejados, pero el amor es más fuerte, nos escribiremos, pensaremos tanto uno en el otro que sabremos lo que nos pasa, no sé sueños de mujer enamorada. Espero sinceramente que el pueda partir pronto. Continuará… Escrito por: Mónica Barraco Amigo Derechos Reservados, propiedad intelectual de la autora.

¡Odio la navidad! Marcos Iniesta

Nací en un rinconcito de un país rico en recursos naturales. Lleno de folclóricas tradiciones y costumbres hasta para aventar pa´ rriba. En este sitio no faltaban las excusas por las cuales celebrar cualquier cosa. Los habitantes de por aquí, aunque son cortos en ideas, les sobra bastante tiempo libre para festejar todo tipo de cosas. No existe mes en el calendario que no tenga festejo por cualquier motivo. Las familias se reúnen en torno a un gran comedor donde todos los platillos típicos son puestos a la mesa. Y por bebidas tampoco paramos: las hay desde las alcohólicas y sin alcohol. Mi familia es bastante peculiar y medio unida, o al menos eso nos hacen creer por las comilonas que se llevan a cabo frecuentemente. Aunque ellos pecaban de alegres… yo por mi parte crecí en un ambiente similar, donde la música de ferias y la algarabía eran parte de la formación de todo individuo que vive en las montañas orientales. Pero yo crecí sólo, con todos pero solo. Siempre aislado y tímido, cualquiera diría que “jamás me lograría” pues, estaba todo flaco y aun con los 15 años, no alcanzaba a completar ni la estatura ideal ni el peso indicado. A eso, sumemos que era demasiado enfermizo, el frío de la montaña cuando no me tenía con gripe, lo hacía con convulsiones como secundando las fiebres frecuentes. Esa irremediable timidez desembocaba en que no podía hablar del todo bien, tartamudeaba mucho y ante las risas de mis compañeros en clase, huía y me refugiaba por los rincones, como cualquier sombra. Pero hoy, justo hoy no soporto la idea de que en estas fechas, sin importar si son conocidos o no, me dedican los mejores deseos y sus buenas vibras por motivos decembrinos. Y esto, en verdad no lo soporto. Y esta es la causa de mi enfado con la navidad. Pues mi patología es algo así, como Fiebre navideña pero de “ida y vuelta”. En una cena familiar, recuerdo tenía escasos 7 años cuando el milagro de la navidad - al igual que a muchas otras personas- cambió radicalmente mi vida. Era una fiesta de Noche Buena, estaban mis abuelos, tías y tíos y sobrinos y primos ocupando el largo y ancho comedor familiar en el patio de reuniones.

Todos los comensales tenían como veinte mil y muchas más razones para brindar y celebrar. Mis tíos comparaban los logros de este año con las del año anterior. Una prima mostraba ante el púlpito su recién nacido vástago que continuaría con la estirpe de los Siempre Orgullosos Hernández. Mi madre vaciaba cartones de cervezas con 3 de sus hermanas favoritas, y cuando intenté consultarle por no recuerdo qué razón, fui desplazado y caí al suelo. En ese instante, mi primo llegó a saludar a mi madre y esta a su vez, sacó de su bolso unas monedas, y se las dio como obsequio navideño. Volví a abordarle y esta vez, me empujó severamente y caí al suelo. Lloré amargamente en ese instante y no volví a interrumpirle. Al otro extremo de la mesa, un par de tíos comenzaron a discutir acaloradamente, acompañando sus amenazas, uno a otro con palabras llenas de ponzoña y alcohol. Y cuando las palabras fueron innecesarias, pasaron a los golpes y de los golpes, cada cual desenfundó su machete y se blandieron a estocadas como en las viejas cruzadas lo hacían templarios y moros. Yo corrí asustado hacia la calle, pero sin dejar de mirar la batalla cuando, un golpe de machete hirió de muerte a uno de mis tíos, yo quedé atónito, pero seguí corriendo sin mirar al frente. Mi hermana, la más pequeña jugaba en una esquina de la acera cuando llegué así de pronto y sin detenerme, tropecé con ella, al instante cayó a la calle. Justo en ese momento, pasaba un autobús por allí y molió entre sus llantas la cabeza de la niña. Y así fue como en una navidad maté a mi hermana pequeña.

Autor: Marcos Iniesta

México 2012 Derechos Reservados

EL RATONCITO DESPISTADO

Marisa Alonso Santamaría

Pasito a pasito

iba el ratoncito

detrás de mamá rata

buscando su quesito.

Pasito a pasito

un bichito vio,

y sin darse cuenta

de su madre se perdió.

¿Dónde está mi madre?

lloró con dolor,

¿dónde está mi mami?

y le entró el terror.

Mamá rata enseguida

en falta le echó,

y muy afligida

sobre sus pasos volvió.

Halló al ratoncito

muerto de miedo,

en un rinconcito

con gran desconsuelo.

¿Qué es lo que te dije?

¡qué susto me has dado!

de mi cola siempre

tú siempre enganchado.

Perdóname mami

no lo volveré hacer,

con aquél bichito

yo me despisté.

Y muy fuerte a la cola

de su madre se ha agarrado,

a buscar ese quesito,

ese queso tan ansiado.

ÉPOCA DE RECUERDOS

Elsa A. Magraht

En estas semanas ha venido a mi mente, años pasados de mi niñez, cuando para Noche Buena esperaba a Papá Noel, sin saber el significado real de la Navidad.

Vienen a mi mente los preparativos para el veinticuatro a la noche, esa cena con toda la familia reunida, mi abuela, tíos, tías, mis primos, hermano y mi mamá.

Todos trayendo algo para compartir y los regalitos para cada uno. Tanto chicos como grandes, nadie se quedaba sin un presente.

¡Era la noche para dar amor y compartir!

No importaba los enojos de algunos o sin sabores, sólo importaba compartir…

Ya una semana antes se iba preparando la comida, comprando la bebida y dulces: pan dulce, avellanas, almendras, nueces, turrones de distinto tipo, etc.

El veinticuatro a la media tarde, ya se iba preparando todo para la noche, el día anterior los regalitos con el nombre de cada persona, estaba ya en el árbol de navidad, esperando ese momento.

Cada uno de los tíos traía su bolsa de regalos, sin que los niños supiéramos y a escondidas nuestra los guardaban. Así como los que habían estado en el árbol. Y cuando preguntábamos por esos paquetes decían que los ayudantes de Papá Noel, se los habían llevado.

En la niñez la llegada de Papá Noel era todo un acontecimiento, ya que en mi familia estaba la tradición…que alguno se vestía como él. Los niños nos poníamos a pensar, ¿si lo era realmente o alguien se disfrazaba?

Luego de muchos años me di cuenta que era una tradición familiar, pero aun sabiendo, lo esperaba como cuando era nena, con ansiedad. Y pensando que me podía traer, porque yo no hacía cartita, como hacen ahora; ni de niña.

Ya adulta, la espera de Papá Noel se volvía a repetir cada año, por que siempre había pequeños por crecer la familia. Y mi corazón latía ansioso, cómo cuando era nena. A las 12 de la noche se apagaban las luces esperando su llegada, luego del brindis de “FELIZ Navidad”.

En ese momento aparecía Papá Noel con su JO JO JO (característico) buscando a cada uno por su nombre, para ponernos cerca de él y nosotros los pequeños, reteniendo la respiración, con los ojos grandes, pensando si era o no Papá Noel y viendo que nos podía traer, siempre nos gustaba el regalo o los regalos, depende aunque no éramos exigentes.

Con los años la tradición se fue perdiendo…Pero igual esperamos compartir y dar un regalo.

Acordándonos ya de grandes el verdadero significado de la Navidad, festejar el cumpleaños de Jesús y el dar, cómo hizo él, qué dio su vida por todos nosotros, para aquél, que en él cree tenga vida eterna.

Hoy día muchos no se acuerdan de esto, pero igual festejan La Navidad.

Y el espíritu de dar continúa…

¡Y cada pequeño espera ese día con ilusión!

Autora: Elsa A. Magraht

20/12/2012 Derechos Reserv

SANTA CLAUS Y LOS REGALOS DE NAVIDAD

Carmen Vargas

Se ha convertido en el símbolo de la Navidad, desde principios de Diciembre trepa por los balcones, cuelga de los abetos, nos persigue cuando entramos en un centro comercial, vestido con un abrigado traje rojo, con cuello y puños de piel blanca (aunque estemos en el hemisferio sur y la temperatura media sea de 35 grados) él camina impasible, con su saco lleno de regalos y haciendo sonar su campanilla.

Se le conoce por una infinidad de nombres: Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás, Sinterklass, Svaty Mikulas depende del país pero su cara regordeta y su risa “hou, hou, houuuuuuuu” es la misma en todas partes, su cometido es llevar a los niños regalos de Navidad para

premiar su buen comportamiento durante todo el año.

En España, Portugal y muchos de los países iberoamericanos que comparten con nosotros lengua, cultura y tradiciones, los encargados de los regalos son los Reyes Magos de Oriente, y se celebra el día 6 de enero.

A partir de los años 70, este personaje ajeno a nuestra tradición llegó a España, junto con otros productos de la cultura norteamericana. Poco a poco al principio, como algo original, por llevar la contraria, porque es más barato contratar a un papa Noel que a tres reyes magos, por que así los niños tienen más tiempo para disfrutar de los juguetes.

No faltaron las voces airadas contra el pobre mister Kringle, venido de allende los mares a colonizar nuestra cultura y tradiciones, pero la realidad es tozuda y el simpático gordito ha venido para quedarse, además… ¿Quién dijo que era incompatible recibir regalos el 25 de diciembre y el 6 de enero? Porque vestido de rojo y con renos, o con suntuosos atuendos reales y con camellos su cometido no es otro que repartir regalos en Navidad.

Así que la pregunta sería ¿Por qué damos regalos en Navidad?, y la verdad es que esta tradición tiene poco que ver con nuestra cultura cristiana y mucho con la fecha en que la iglesia decidió colocar el nacimiento de Jesús,

En todas las culturas precristianas (europeas, americanas, africanas, asiáticas) los días que van de 21 al 25 de Diciembre se produce el solsticio de invierno (en el hemisferio Norte y de verano en el hemisferio sur). En unas sociedades básicamente agrícolas, el cambio de ciclo estacional se celebraba ofreciendo regalos a los dioses para propiciar un buen ciclo que propiciara buenas cosechas y abundancia. Se ofrecían también pequeños presentes a familiares, servidores y amigos para compartir con ellos la alegría por los bienes obtenidos ese año.

Se puede cambiar un calendario, se puede reciclar una fiesta poniéndole otro nombre, pero no las costumbres relacionadas con ritos de buena suerte, así que la Iglesia decidió celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre (sin ningún criterio histórico y a pesar que el clima de Palestina hace totalmente inviable todo el relato del nacimiento con la gente viajando en pleno invierno y las alegres ovejitas pastando entre el frío y los campos dormidos por el invierno) para sustituir las celebraciones paganas que celebraban el renacimiento del sol y se encontró con el problema de los regalos. No arredró este problema a nuestros aguerridos teólogos que rápidamente decidieron trasladar esta costumbre al 6 de enero, día de la Epifanía, es decir, el día de la presentación del niño. Y asunto resuelto, pensaron... Y así fue durante siglos, hasta que hizo aparición en nuestras vidas el simpático gordito pero… ¿Quién es Santa Claus?, ¿vive de verdad en el polo norte?, ¿tiene un reno que se llama Rodolfo? Y ¿Por qué Rodolfo tiene el hocico rojo?

Lo cierto que el origen de Santa Claus está mucho mas cerca, se llama San Nicolás, vive en España y viaja montado en un burro, para repartir regalos a los niños holandeses que le llaman Sinterklaas, y es un personaje totalmente real, de él sabemos que nació en Licia (Asia Menor) en el siglo III, en una familia de ricos comerciantes, cuyo destino inicial era continuar en el negocio de su familia. Pero tras la muerte de sus padres durante una epidemia, decidió entrar en religión.

Llegó a ser obispo y sus reliquias se conservan en la ciudad italiana de Bari, por eso se le conoce en el santoral como San Nicolás de Bari. Una vez comenzó su vida religiosa centró su atención sobre todo en los niños, entre los que repartió su fortuna convertida en regalos.

En 1624 un grupo de emigrantes Holandeses fundó Nueva Holanda en el Nuevo Mundo, llevando sus tradiciones y costumbres, mas tarde el territorio pasó a manos británicas y Nueva Holanda se transformó en Nueva York, los ingleses se instalaron, con su cultura, sus costumbres y su lengua… pero como ya hemos visto también en este caso Sinterklaas había llegado para quedarse, auque eso si, cambiando su nombre por el de Santa Claus, y adaptándose a su nuevo mundo, el burro se convirtió en trineo tirado por caballos blancos, mas tarde los caballos mudaron en renos y le mandaron a vivir al polo norte. Y el bueno de San Nicolás abandono sus ropas de obispo para convertirse en un anciano regordete y simpático. El dibujante Thomas Nast, le dibujo por primera vez vestido de rojo, con gorro y botas altas y en 1931 Coca Cola lo convirtió en el protagonista de su campaña de Navidad.

Había nacido nuestro Santa Claus; solo le faltaba hacer el viaje de vuelta a su vieja Europa. El cine y la televisión se encargaron de ello.

Así que acepte lo inevitable y ¡Hou, hou, houuu! ¡Feliz Navidad!