puebla de las mujeres

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  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    1/92

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  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    2/92

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    3/92

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    4/92

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    5/92

    PUEBLA DE

    LAS

    MUJERES

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    6/92

    Esta obra es

    propiedad

    de sus autores.

    Los

    representantes

    de la

    Sociedad

    de Autores

    Espaoles

    son

    los

    encargados

    exclusivamente

    de conceder

    o

    negar

    el

    permiso de

    representacin

    y

    del cobro

    de los derechos de

    propiedad.

    Droits

    de

    reprsentation, de

    traduction

    et de reproduction

    reserves

    pour

    tous

    les

    pays,

    y

    compris

    la

    Sude,

    la

    Norvge

    et

    la

    Hollande.

    Copyright,

    1912,

    by

    S.

    y

    J.

    lvarez

    Quintero.

    SEGUNDA

    EDICIN

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    7/92

    fc

    Al3SK

    U

    SERAFN

    Y

    JOAQUN

    LVAREZ

    QUINTERO

    PUEBLA

    DE

    LAS

    MUJERES

    COMEDIA

    EN

    DOS

    ACTOS

    Estrenada

    en el Teatro

    Lara el

    1

    7

    de

    enero

    de

    1

    91

    \

    MADRID

    1

    9

    1

    9

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    8/92

    MADRID

    Imp.

    Clsica

    Espaola.

    Glorieta

    de

    Chamber.

    Telf.

    j.

    43

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    9/92

    A DON

    JOS

    ECHEGARAY

    ILUSTRE

    AUTOR DE

    EL

    GRAN

    GALEOTO,

    SUS

    ADMIRADORES

    DE SIEMPRE

    LOS

    AUTORES

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    10/92

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    11/92

    REPARTO

    PERSONAJES

    ACTORES

    CONCHA

    PUERTO

    Joaquina

    del

    Pino.

    JUANITA

    LA ROSA

    Catalina

    Barcena.

    SANTITA

    Leocadia

    Alba.

    DOA

    BELN

    Virginia

    Alver .

    NGELA Mercedes

    Pardo.

    PILAR Mercedes Latorre.

    DIEGUILLA

    Eugenia

    Illescas.

    UNA

    MUCHACHA

    Carmen

    Seco.

    ADOLFO

    Luis

    Manrique.

    DON

    JULIN

    Alberto

    Romea.

    DON CECILIO

    Francisco

    Palanca.

    PEPE

    LORA

    Francisco

    Barraycoa.

    GUITARRA

    Salvador

    Mora.

    UN SACRISTN

    Guillermo

    de

    Mancha.

    Todos

    ellos,

    a

    excepcin

    de

    Adolfo,

    Don

    Cecilio

    y

    Doa

    Beln,

    hablan

    con

    pronunciacin

    andaluza.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    12/92

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    13/92

    ACTO

    PRIMERO

    Hay

    en

    muchas

    casas de

    muchos

    pueblos

    andaluces

    un

    lu-

    gar,

    el

    primero

    en

    que

    se

    da

    al

    abrir

    la

    cancela, familiar

    y

    cmodo,

    llamado

    media casa en

    algunos

    de

    ellos,

    que

    hace

    veces

    de

    patio sin serlo,

    y

    de

    sala

    de

    recibo

    a

    la

    par,

    aunque

    sin alcanzar tan

    alta

    jerarqua.

    Pues bien:

    en este

    simptico

    recinto, fresco

    y

    agradable,

    y

    en

    la

    casa

    de

    nuestro

    buen amigo

    don

    Julin

    Figueredo, cura

    .prro-

    co

    de Puebla de

    las

    Mujeres,

    pasan

    los

    sucesos

    de

    esta

    comedia.

    A

    la

    derecha

    de

    la actriz,

    en

    segundo

    trmino,

    la

    cancela,

    de

    sencillo

    herraje,

    que da

    al zagun

    y

    que

    est

    abierta

    siempre. A la izquierda,

    en

    el

    centro de

    la pared, una

    puerta

    vidriera con

    medio

    punto, tambin

    de

    cristales.

    Al

    foro

    una

    gran

    puerta

    semejante

    a sta, pero de

    tres

    cuerpos.

    A travs de

    ella

    se ve

    un jardn de

    encaladas

    paredes

    y

    sue-

    lo

    enladrillado

    y

    rojizo,

    con

    escasos rboles

    y

    gran copia

    de macetas

    en

    flor,

    pintadas todas

    de celeste.

    Junto

    a

    la

    cancela,

    en

    primer

    trmino,

    y

    empotrado

    en

    la

    blanca

    pared, lo

    que

    all se

    llama

    un

    chinero, o sea

    una

    especie

    de

    aparador

    con

    puertas

    de

    cristales

    de

    arriba

    abajo.

    En l

    se

    guarda, amn

    de

    otros cachivaches

    ms o

    menos

    tiles,

    esa

    vajilla

    primorosa

    y

    fina que

    no

    suele

    servir

    ms

    que

    en

    las grandes

    fiestas.

    Techo

    de bovedillas,

    suelo de losetas

    encarnadas.

    Muebles

    pocos

    y

    muy

    sencillos: un velador, un

    perchero,

    dos

    mecedoras

    y

    sillas

    antiguas de rejilla.

    En las

    paredes

    algunos

    cuadros sin

    pretensiones,

    y

    un

    par

    de

    esterillas

    con

    retratos

    en

    fotografa. Sobre la

    cancela

    una

    imagen

    de

    la

    Virgen

    que se venera

    en

    el

    pueblo,

    debajo

    de la

    cual

    hay,

    clavada

    y

    sujeta

    en la

    pared, una

    seca

    ramita

    de

    olivo.

    Es

    de

    noche

    y

    en

    el

    mes de

    junio.

    Pendiente

    del techo,

    en

    el

    centro de la

    habitacin,

    una

    gran

    lmpara

    en-

    cendida.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    14/92

    io Puebla

    de

    las

    Mujeres

    Don

    Julin

    y

    Santita, cmodamente

    sentados, re-

    velan

    en su actitud la ms

    profunda

    calma.

    Don

    Ju-

    lin

    consulta

    una

    lista

    de

    la lotera,

    buscando

    intil-

    mente

    en

    ella

    dos

    nmeros cuyos

    decimos

    juega. San-

    tita

    hace

    pitillos

    a

    mquina

    para

    don

    Julin.

    Son

    hermanos,

    y

    ambos tienen ms

    de

    sesenta

    aos

    y

    me-

    nos de

    sesenta

    y

    cinco. Don

    Julin

    oye

    todo

    lo

    que hay

    que

    or, porque

    confiesa

    a la

    mayora

    de las

    mujeres

    del

    pueblo,

    y

    Santita

    no

    oye

    nada

    absolutamente,

    por-

    que es sorda.

    Su

    actitud,

    por

    lo

    mismo,

    es

    de

    constante

    observacin

    y

    recelo.

    Don

    Julin

    est

    de

    sotana

    y

    usa una

    gorrilla

    de

    seda

    con visera, para

    defender

    su

    venerable calva

    de

    resfriados,

    moscas

    y

    mosquitos.

    Santita

    viste

    hbito

    negro.

    Don

    Julin.

    Vaya

    Ni

    un trece

    mil

    quinientos

    si-

    quiera. Tambin

    es suertecita

    la

    ma No salgo

    de

    pobre. A ver

    el

    otro.

    Dentro,

    all

    muy

    lejos,

    en

    la

    cocina, rompe a

    cantar

    Dieguilla,

    la

    msjoven

    y

    revoltosa

    de

    las

    criadas de la

    casa.

    Don

    Julin

    suspende

    su

    tarea

    y

    la escucha.

    San-

    tita

    a

    poco

    se

    da

    cuenta

    de

    ello.

    Dieguilla.

    Cantando.

    Para

    paz ratos genos

    a penz me pongo en ti,

    que

    erez entre

    los morenos

    er ms garbozo

    que

    vi.

    Santita.

    A

    mitad

    de

    copla.

    Qu es

    eso?

    Canta

    aquel

    demonio?

    Don

    Julin.

    No.

    Santita.

    S.

    No

    tengo ms que

    verte

    la

    cara.

    El fandanguillo

    de su pueblo, verdad? Deja

    los

    piti-

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    15/92

    Aci

    o

    primer o

    n

    los

    y

    se

    va

    por

    eljardn hacia la

    izquierda

    a

    mandar

    callar

    a

    Dieguilla.

    Don

    Julin.

    Bendito

    sea

    el

    Seor La

    nica

    que

    no

    la

    oye,

    y

    la nica que se incomoda por

    que

    cante.

    Cierto

    que

    la

    Dieguilla es

    un grillito,

    es

    un

    grillito...

    La copla de

    Dieguilla

    se

    corta

    en la repeticin

    de

    uno

    de

    sus

    versos

    bruscamente.

    Vuelve

    Santita satis-

    fecha.

    Santita.

    Aqulla

    se

    cree que

    est

    todava

    en

    la

    posada de

    su

    pueblo.

    Don

    Julin.

    Levantando

    un

    poco la

    voz

    por instin-

    to, no

    porque

    espere

    que

    lo

    haya de

    or

    su hermana. Se

    te

    ir sta

    tambin,

    como

    la

    otra

    y

    como

    todas.

    Santita.

    Qu?

    Don

    Julin.

    jQue

    se

    te

    ir sta

    tambin

    Santita.

    Entendindolo como

    siempre,

    y

    como

    a

    todo

    el

    mundo,

    por

    los

    ademanes

    y

    el

    ?novimiento de

    los labios.

    Que

    se

    vaya

    Tal

    da hizo

    un

    ao.

    En

    casa

    de

    un

    sacerdote

    no se

    deben

    cantar copluchas.

    Reanu-

    da su

    labor.

    Don

    Julin.

    Despus

    de

    buscar

    en

    la lista

    el

    otro

    nmero.

    Pues,

    seor,

    bien.

    Habr

    que

    creer

    que

    la

    lis-

    ta

    viene equivocada.

    Este siete por

    fuerza

    es un

    cuatro.

    Pausa.

    Aparece

    por

    la

    cancela

    Adolfo

    Adalid,

    h-

    roe

    de

    esta

    jornada.

    Es

    un

    muchacho

    madrileo,

    atildado

    y

    correcto.

    Habla

    con

    natural desenvoltura.

    Adolfo.

    Se puede

    pasar?

    Don

    Julin.

    Levantndose

    a

    recibirlo.

    Ya

    lo

    creo

    Adelante,

    amiguito, adelante.

    Adolfo.

    Cmo

    est

    usted?

    Don

    Julin.

    Bien,

    y

    usted?

    Adolfo.

    Usted me

    conoce?

    Don

    Julin.

    No

    he de

    conocerlo,

    criatura?

    Desde

    que

    hace

    ocho

    das

    se baj

    usted

    del

    coche

    en

    la pa-

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    16/92

    12 Puebla de

    las

    Mujeres

    za.

    Y

    ya

    echaba yo

    de

    menos esta

    visitita. Voy a

    presentarlo

    a

    usted

    a

    mi

    hermana.

    Es

    sorda

    la

    po-

    bre,

    pero

    no

    hay

    que

    alzarle

    la

    voz:

    se

    entera

    de

    lo

    que

    se le

    habla por el

    movimiento

    de

    los

    labios.

    Santita.

    Santita. Seor

    mo...

    Adolfo.

    Seora...

    Don

    Julin.

    ste

    es

    el

    sobrinito

    de

    Esperanza

    Lucena.

    Santita.

    Ya,

    ya

    s

    quin

    es.

    Pasa

    por

    aqu

    todos

    los das tres veces

    para arriba

    y

    cuatro para abajo.

    Mis

    hijas

    me

    lo

    han dicho.

    Adolfo.

    No

    he contado

    las

    veces,

    pero

    s

    paso

    bastante

    por aqu.

    Don

    Julin.

    Pues

    ya

    ha

    podido

    usted

    entrar al-

    guna de

    ellas,

    tunantn.

    Sintese.

    Adolfo.

    Mil

    gracias.

    Se

    sientan

    los dos.

    Don

    Julin.

    Yo

    me

    preguntaba:

    pero

    ese

    madri-

    leito,

    es

    que

    no

    quiere nada con

    el

    cura

    prroco

    de

    Puebla

    de

    las Mujeres?

    Adolfo.

    Todo

    lo

    contrario:

    porque

    quiero,

    y

    mucho,

    y

    porque

    he

    de

    molestarlo

    a

    usted,

    y

    no

    poco,

    me

    daba

    cierto reparillo

    venir

    en

    seguida.

    Don

    Julin.

    A

    m no me

    molesta usted,

    hijito.

    Adolfo.

    Es usted

    muy

    amable,

    seor.

    Y le

    ad-

    vierto

    a

    usted

    que

    mi ta me

    ha

    estado

    diciendo

    to-

    dos los

    das,

    y

    por la

    maana

    y

    por

    la

    tarde,

    que

    viniese.

    Don

    Julin.

    Me

    hago

    cargo de

    ello. Su ta

    de

    us-

    ted

    y

    yo somos

    amiguitos antiguos.

    Adolfo. Tiene

    en usted una

    gran

    confianza.

    Quiere usted

    fumar?

    Don

    Julin.

    Fumaremos.

    Adolfo

    le

    da un cigarrillo

    y

    ambos

    fuman.

    Santita

    al

    verlos

    les

    acerca

    un cenicero

    y

    una

    escupidera.

    Des-

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    17/92

    Act

    o

    primer

    o

    13

    pues,

    disimuladamente,

    como

    quien

    va

    a

    entornar

    la

    cancela,

    se

    llega

    por

    detrs

    de

    Adolfo

    a

    observarlo,

    y

    aun

    coge

    su

    sombrero

    y

    lo

    examina

    por

    fuera

    y

    por

    dentro.

    Adolfo.

    El

    pobre

    de

    mi

    to

    poltico

    dej bien

    enredados

    todos

    sus

    papeles.

    Don

    Julin.

    S,

    hijito, s;

    me

    consta.

    Dios

    lo

    haya

    perdonado.

    Vala

    muy

    poquito;

    sin

    que

    mis palabras

    ofendan

    su

    memoria.

    Siempre

    fu

    un

    tarambanita

    y

    un

    majaderito.

    Adolfo.

    Mi ta,

    la

    infeliz,

    pasadas

    las primeras

    semanas

    de

    duelo,

    me

    escribi

    a

    Madrid,

    supli-

    cndome

    por

    Dios

    y

    los

    santos

    que viniera

    a de-

    jarle

    los

    negocios

    en

    orden.

    Y

    yo, usted

    imagine,

    que

    haba

    de

    hacer

    ms

    que

    complacerla?

    La

    quiero

    bastante...

    Don

    Julin.

    Ya

    lo

    s,

    hijito, ya lo s.

    Adolfo.

    Y

    adems,

    los

    papeles

    de

    mi

    to

    no son

    cosa

    que

    se

    ponga

    fcilmente

    en

    claro ni que se deba

    entregar

    en

    manos

    de

    persona

    que

    no

    sea

    de

    toda

    confianza.

    Procurar

    cumplir

    mi

    cometido

    lo

    mejor

    que sepa,

    y,

    sobre

    todo,

    dejar

    a

    mi

    ta

    tranquila

    y

    sin

    trampas

    ni

    pleitos

    probables.

    Don

    Julin.

    Bien,

    bien,

    hijito,

    bien.

    Tarea

    tiene

    usted para largo.

    Adolfo. Para mes

    y

    medio

    o dos

    meses calculo

    yo. A

    bien

    que

    ahora en Madrid,

    como

    llega

    el

    ve-

    rano,

    la

    vida

    se

    paraliza

    y

    hace

    uno

    poca

    falta.

    Don

    Julin.

    Pues

    mira, hijito...

    y

    perdona

    que

    te

    apee

    el

    tratamiento;

    pero

    yo

    no

    s decirle

    de

    usted

    a

    la

    gente

    joven...

    Adolfo. Y a

    m me

    agrada que me

    trate usted

    con

    esa

    familiaridad.

    Don

    Julin.

    Lo que

    necesites

    y

    en

    mi mano

    est,

    no

    tienes

    ms

    que

    abrir

    la

    boca.

    Adolfo.

    Pedir,

    pedir

    bastante.

    No tendr

    us-

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    18/92

    14

    Puebla

    de

    las Mujeres

    ted queja.

    Y

    voy a

    empezar

    ahora

    mismo.

    Lo

    prime-

    ro,

    y

    as

    le damos

    gusto

    a

    mi

    ta, van

    a

    ser

    cuatro

    le-

    tras

    de

    presentacin.

    Don

    Julin.

    Para

    quin?

    Adolfo.

    Para...

    no

    me

    acuerdo del

    nombre

    para el arrendatario

    de su

    hacienda

    de

    La

    Colmena.

    Don

    Julin.

    Ah,

    s;

    Pablo

    Lobo. Mala

    personita

    es

    el tal.

    Socarroncito,

    marrullerito,

    ladroncito...

    Adolfo.

    Pues

    dice mi ta que

    a usted lo

    estima

    y

    lo

    considera

    ms

    que

    a nadie,

    y

    que

    no debo

    enca-

    rarme

    con

    l

    sin llevar

    esa

    carta.

    Don

    Julin.

    Cundo vas a

    ir

    a verlo?

    Adolfo. Maana,

    a

    ser

    posible.

    Don

    Julin.

    Pues

    entonces

    te

    escribir la

    carta

    inmediatamente.

    Adolfo. No;

    no

    se

    moleste

    usted

    todava.

    Mire

    usted:

    yo

    he de

    llegarme luego

    a

    ver

    al

    registra-

    dor

    de

    la

    propiedad, que se

    acuesta

    temprano,

    y

    necesito consultarle una

    o

    dos cosas;

    pues,

    mien-

    tras

    tanto,

    usted

    es

    tan

    bueno que me

    escribe

    esas

    lneas,

    y

    al pasar

    yo

    hacia

    mi casa

    de retirada,

    las

    recojo.

    Don

    Julin.

    Perfectamente, caballerito. As

    lo

    haremos.

    Adolfo. Y

    no

    dir

    usted que no

    ha sido

    intere-

    sada

    mi

    primera

    visita

    a

    la

    casa del

    cura

    prroco.

    Don

    Julin.

    Je

    Y

    el

    pueblo? Qu

    te

    parece

    el

    pueblo?

    Aburridito, no?

    Adolfo.

    No; yo,

    la

    verdad,

    aun

    no

    he

    tenido

    tiempo

    de

    aburrirme.

    Se

    asemeja

    bastante,

    en

    su

    apariencia

    pintoresca

    y

    tranquila,

    a

    otros

    pueblos

    andaluces

    que ya

    conozco. Acaso d ste

    impresin

    de

    cosa

    ms

    dormida,

    ms

    abandonada,

    ms

    en

    cal-

    ma an que

    algunos

    de

    ellos.

    Don

    Julin.

    S, s. Aqu,

    en

    movimiento

    cons-

    tante, no

    hay

    ms

    que

    las

    campanas

    de

    las

    dos

    igle-

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    19/92

    Acto

    prifhero

    15

    sias,

    y

    las

    lenguas

    de

    las

    mujeres, que no paran

    de

    hablar.

    Adolfo.

    De

    lo

    de

    las

    campanas,

    doy

    fe:

    me

    despiertan

    todas

    las maanas. De lo otro,

    no

    s

    to-

    dava.

    Don

    Julin.

    Pues

    ya

    te

    enterars.

    Adolfo.

    Lo que, con

    permiso

    de

    usted,

    no

    se

    puede

    resistir,

    son las moscas.

    Yo

    creo que

    estn

    aqu

    las

    de toda la

    provincia.

    Don

    Julin.

    Es

    cierto,

    es

    cierto.

    Hay

    ms

    mos-

    cas

    que en

    ninguna

    parte. Y

    muy

    pegajositas

    y

    muy

    fastidiositas

    que son.

    Ahora no

    nos

    molestan

    por-

    que a

    estas

    horas se renen

    all

    en el comedor,

    que

    si

    no,

    aviados

    estbamos

    Yo

    no puedo

    soltar

    la

    gorra.

    Adolfo. Mosquitos hay .menos,

    verdad?

    Don

    Julin.

    Espera

    a

    que

    entre

    julio

    para

    formar

    juicio

    definitivo.

    Adolfo.

    Ah,

    s?

    Don

    Julin.

    Y

    que

    la emprenden

    con

    los

    fo-

    rasteros.

    Adolfo. Ah,

    s?

    Don

    Julin.

    Se explica. A nosotros

    ya

    nos

    cono-

    cen,

    y

    casi

    nos

    desprecian.

    Claro

    Somos

    platos

    vul-

    gares,

    corrientes... Pero

    llega

    uno de otra

    parte,

    y

    parece

    como que

    se

    dicen

    ellos: Hombre,

    a

    ese se-

    or no

    lo

    hemos

    probado.

    Y

    caen

    sobre

    l

    y

    se

    lo

    comen

    enteramente.

    Adolfo.

    Bueno

    es

    saberlo

    para

    buscarnos

    la

    de-

    fensa.

    Se levanta.

    Don

    Julin.

    Te

    vas ya?

    Adolfo.

    Pero

    volver por la

    carta.

    Voy,

    como le

    he

    dicho,

    a

    casa

    del

    registrador,

    que creo

    que

    se

    acuesta

    con las

    gallinas.

    Don

    Julin.

    Bien,

    bien.

    Pues

    hasta

    luego

    enton-

    ces.

    Y

    excuso

    hacerte

    el

    ofrecimiento

    de mi

    casa.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    20/92

    i6

    Puebla

    de

    las Mujeres

    Tuya

    es.

    Luego

    te presentar lo

    mejor

    que hay

    en

    ella:

    mis

    sobrinas, las

    hijas de mi

    hermana.

    No

    son

    fetas.

    Te

    prevengo

    que

    tenemos

    tertulia

    a todas

    ho-

    ras: de

    da

    y

    de

    noche.

    Esta

    cancela

    siempre

    la

    en-

    contrars

    abierta.

    Vienen

    amiguitas

    de

    mis

    sobrinas,

    amigas

    de

    mi hermana,

    amigotes

    mos...

    Cecilio,

    el

    mdico

    decano,

    persona

    de

    excelente

    humor,

    es

    pun-

    to

    fijo.

    Adolfo.

    Tengo

    el

    gusto

    de

    tratarlo

    desde

    que

    llegu.

    Entra

    y

    sale

    mucho

    en

    casa

    de

    mi

    ta.

    Don

    Julin.

    Y en

    sta.

    Conque

    cuando

    te abu-

    rras

    demasiado

    de tus

    papelorios,

    djate

    caer

    por

    ac

    con to/la confianza, que acaso te

    diviertas.

    Adolfo.

    S,

    seor;

    vendr

    cpn

    muchsimo gusto.

    Don

    Julin.

    Por ms

    que

    ya

    se corre por

    el

    pue-

    blo

    que

    has

    encontrado

    distraccin.

    Adolfo. Cmo?

    Don

    Julin.

    Eso

    se

    corre: yo ni

    quito

    ni

    pongo.

    Adolfo.

    No

    s

    a

    qu

    se

    refiere

    usted.

    Don

    Julin.

    Sern cosas de las mujeres.

    A

    m

    me

    lo

    ha

    contado sta.

    Santita

    f

    Qu?

    Don

    Julin.

    Le

    estoy

    diciendo

    lo

    que

    t

    me

    di-

    jiste que te han dicho que se dice

    de

    l.

    Santita.

    Ah,

    ya.

    S.

    Que sea

    para

    bien.

    Muy

    buen gusto De lo mejorcito

    del pueblo.

    Adolfo.

    Con toda franqueza,

    don

    Julin,

    no

    s

    de

    qu ni

    de

    quin

    me

    hablan

    ustedes.

    Don

    Julin.

    De veras

    no? Lo

    que

    son los

    pue-

    blos.

    Pues

    parece

    que

    se

    da

    ya

    por

    hecho,

    que

    una

    muchachita

    que

    vive

    aqu

    a

    la espalda

    y

    que tam-

    bin suele

    venir

    por las

    noches

    te

    ha

    sorbido

    el

    seso

    con

    sus

    ojos.

    Adolfo. A m?

    jPero si

    yo

    apenas

    conozco

    a

    na-

    die

    Si todava no

    he cruzado

    la

    palabra

    con

    ninguna

    muchacha

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    21/92

    Act

    o

    primer

    o

    17

    Santita.

    Qu? Que

    se

    opone

    la

    ta?

    Es

    muy

    tontal

    Eso

    es

    que

    lo finge

    Don Julin.

    No,

    si no

    habla

    de

    la

    ta.

    Si

    dice

    que

    ni

    siquiera conoce

    a

    la

    sobrina

    Santita.

    Averigua

    t la

    verdad

    Don

    Julin.

    Esta

    no

    lo

    cree.

    Adolfo.

    Y

    qu quiere usted que

    yo

    le haga?

    Hasta

    luego, ;no?

    Don

    Julin*

    Hasta

    luego.

    Adolfo. Adis,

    seora.

    Santita. Vaya usted

    con

    Dios,

    seorito.

    Vase

    Adolfo.

    Don

    Julin.

    A

    su

    hermana. Es simpatiquito,

    verdad?

    Santita.

    S,

    s;

    no es

    desgraciado,

    no.

    Ella

    vale

    ms que

    l,

    por

    supuesto.

    Coge el cenicero,

    y

    con un

    gesto

    de repugnancia

    hacia

    l,

    llama

    a

    Dieguilla. Die-

    guilla Dieguilla

    Don

    Julin.

    Qu

    quieres?

    Santita.

    Que

    venga

    por

    esto,

    que no

    puedo re-

    sistir

    el

    tufo

    que echa.

    Dios me ha

    debido

    dar

    un

    poco

    de

    ms

    odo

    y

    de menos olfato.

    Uf

    Por

    el

    jar

    din,

    de la parte

    de la

    izquierda,

    sale

    Die-

    guilla

    secndose las

    manos

    en

    el

    delantal

    de

    faena.

    Dieguilla.

    Mande

    ust,

    zeorita.

    Santita.

    Toma;

    limpia

    esta alhaja.

    Dieguilla.

    Z,

    zeorita.

    Santita.

    Y en

    seguida

    la

    traes.

    Dieguilla.

    Geno,

    zeorita.

    Don

    Julin,

    una

    de

    las dos

    cozas:

    o

    ze

    ha

    fumao

    ust

    dos pitiyos

    zeguos,

    o

    ha

    habi

    vizita

    de

    cabayero.

    Don

    Julin. Anda,

    anda.

    Se

    marcha

    Dieguilla

    por donde sali,

    canturrea?ido

    el

    fandanguillo

    de

    marras,

    segura de

    la impunidad.

    Santita.

    Obediente

    s

    que

    lo

    es esta muchacha.

    Llega

    Concha

    Puerto

    de

    la

    calle,

    acompaada

    de

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    22/92

    18

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    Guitarra,

    su

    criado.

    Un

    autor

    dramtico

    dado

    a

    los

    smbolos,

    dira

    que

    Concha

    Puerto

    era

    la

    encarnacin

    del

    espritu del

    pueblo)

    nosotros,

    que

    no

    lo

    somos,

    por

    ahora,

    nos

    limitamos

    a

    decir que es una

    seora

    guapa,

    muy

    entrometida,

    que sabe la

    vida

    y

    milagros

    de todo

    el

    mundo.

    Concha.

    Santas

    y

    buenas

    noches.

    Guitarra.

    Geas

    noches.

    Don

    Julin.

    Felices,

    Concha.

    *

    Concha.

    Buenas

    noches,

    Santita.

    Santita.

    Dios

    te

    guarde,

    mujer.

    Concha.

    Guitarra,

    vete

    t a la

    cocina;

    que

    ya te

    llamar

    para que

    nos

    vayamos.

    Guitarra.

    Est

    mu bien,

    seora.

    Se

    entra

    por la

    puerta del

    jardn,

    hacia

    la

    izquierda.

    Concha.

    Me

    he

    trado

    a Guitarra,

    porque

    a lo

    mejor

    me

    entretengo aqu

    demasiado,

    apagan

    los

    fa-

    roles de

    la

    calle,

    y

    llego

    a

    la ma

    y

    me la

    encuentro

    como

    boca

    de

    lobo. Expuesta

    a

    que me

    den

    un susto

    una

    noche.

    Se

    sienta.

    Sala

    de aqu?

    Don

    Julin.

    Cmo?

    Concha.

    Si

    sala

    de

    aqu.

    Don

    Julin.

    Quin?

    Concha. A

    m

    me

    pareci

    que

    sala

    de

    aqu.

    Don

    Julin.

    Pero,

    quin?

    Concha.

    Quin

    ha

    de

    ser,

    padre?

    El

    abogado;

    la

    novedad

    del pueblo;

    el

    sobrino

    de

    Esperanza

    Lu-

    cena

    Don

    Julin.

    Ah,

    ya.

    S

    sala

    de

    aqu,

    s.

    Vino

    a

    saludarme... a

    cumplir

    conmigo.

    Concha.

    S,

    s.

    Mal informado est

    de

    la

    hora.

    Ella

    viene

    ms tarde.

    Don

    Julin.

    Qu

    hablas,

    mujer?

    Concha.

    Es

    simptico ese

    muchacho,

    verdad?

    Don

    Julin.

    S que

    es muy

    simptico;

    y

    muy

    fino.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    23/92

    Acio

    primer o

    19

    Concha.

    Y

    muy

    buen

    hijo, segn

    dicen.

    Y

    con

    un

    gran

    porvenir

    por

    delante.

    Ya ve usted:

    a

    su

    edad,

    es.

    abogado

    y

    otra cosa.

    Don

    Julin.

    Y

    otra

    cosa?

    Concha.

    S;

    no

    recuerdo qu. Pero

    Bobadilla me

    lo

    ha

    dicho: es abogado

    y

    otra

    cosa.

    En

    fin,

    que

    ha

    tenido

    suerte

    Juanita.

    l

    vale

    ms que

    ella.

    Y

    las

    ni-

    as? Gritndole a

    la

    sorda.

    Y las

    nias?

    Santita.

    En el

    jardn estn.

    Concha.

    *Voy

    a

    llamarlas.

    Tenemos

    que

    hablar

    del

    asunto.

    Se

    levanta un

    instante

    y

    llama

    a

    las

    nias

    desde

    la

    puerta

    del jardn.

    Niasl

    jNias

    ngeles

    Pilar Aqu

    estoy

    yo ...

    Don

    Julin.

    Y

    tu

    marido?

    Concha.

    Rabiando

    con

    la

    muela;

    por

    variar.

    Don

    Julin.

    Vaya

    por

    Dios,

    mujer

    Yo no

    s

    cmo

    tiene

    paciencia.

    Por

    qu

    no

    se

    la

    saca?

    Concha. Porque ya sabe

    usted lo que

    es

    Bobadi-

    lla: piensa que

    un dentista es

    un

    verdugo.

    Jess

    Qu

    miedo

    les tiene

    Y

    le aseguro a

    usted

    que

    est

    en

    un

    ay.

    Es

    sa

    la lista

    de este sorteo?

    Don

    Julin.

    Esta es.

    Quieres ver

    algn

    nmero?

    Vuelve

    Dieguilla

    por

    donde

    antes, con

    el cenicero

    ya

    Umpio.

    Lo

    deja

    sobre

    el velador,

    y

    se

    va

    sin

    decir

    pa-

    labra,

    pero mirndolos

    a

    todos.

    Concha.

    S, seor. Mire

    usted si est

    el

    catorce

    mil

    quinientos

    veinticinco.

    Don

    Julin.

    Obedecindola. El catorce

    mil

    qui-

    nientos...

    No

    est.

    Concha.

    Lo siento,

    porque lo

    lleva

    el

    curita Mar-

    tnez.

    Y

    el

    siete

    mil

    trescientos

    cuatro?

    Don

    Julin.

    El

    siete

    mil trescientos

    cuatro?

    Ca-

    ramba

    Ni

    un

    siete

    mil

    trescientos siquiera.

    Concha.

    Me

    alegro,

    porque lo llevan

    en

    la

    botica.

    Don

    Julin.

    Pero t

    juegas en los dos?

    Concha.

    No,

    seor;

    en

    ninguno.

    Sino

    que

    me

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    24/92

    2o

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    quedo

    con los

    nmeros en

    la

    memoria

    para

    saber

    si

    salen.

    Don

    Julin.

    Je

    Llegan

    por

    la

    puerta

    deljardn

    ngela

    y

    Pilar,

    las

    hijas

    de

    Santita,

    florecillas

    de

    veinte

    y

    de

    quince

    abri-

    les,

    respectivamente.

    Vienen

    de

    la

    parte

    de

    la

    de-

    recha.

    Pilar.

    Hola.

    ngela.

    Hola.

    Concha. Hola.

    Saben

    ustedes

    la

    noticia?

    Pilar.

    La

    sabemos.

    ngela.

    La

    sabemos.

    Don

    Julin.

    Cul

    es la

    noticia?

    Concha. Cul

    ha de

    ser?

    Que el

    abogado

    est

    enamoradsimo

    de

    Juanita

    La

    Rosa

    Don

    Julin.

    Bah

    Concha. Bah?

    Y

    que

    Juanita

    La

    Rosa

    no

    pega

    los ojos desde

    que

    lo

    vio Ha

    sido

    un

    flechazo.

    Don

    Julin.

    Por

    charlatanas

    van ustedes

    a

    ir

    al

    nfierno

    todas.

    Cabalmente

    acaba

    de marcharse de

    aqu el

    abogado,

    t

    lo has

    visto al llegar...

    ngela. Pero ha

    estado

    aqu?

    Pilar.

    Ha

    estado

    aqu?

    Don

    Julin.

    S,

    hijitas,

    s;

    ha estado aqu...

    Concha.

    Ha

    venido a

    ofrecerle

    sus

    respetos

    a

    tu

    to,

    sabes?

    Don

    Julin.

    A

    eso

    ha

    venido el pobre

    mucha-

    chito.

    Concha.

    Y ca

    Don

    Julin.

    Y

    yo

    le

    he

    hablado

    incidentalmente

    de lo

    que se corra

    por

    el pueblo,

    y

    l

    me

    ha

    confe-

    sado con

    la

    mayor

    ingenuidad

    que

    ni siquiera

    cono-

    ce a

    Juanita.

    Concha.

    Ja,

    ja,

    ja

    Es

    usted

    para

    ponerlo

    en

    un

    altar

    de

    puro inocente.

    Pilar.

    S, to;

    te

    chupas

    el

    dedo.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    25/92

    Acto

    primer

    o

    21

    ngela.

    |Que

    no

    la

    conoce,

    y

    se

    sabe

    en

    todo

    el

    pueblo

    que

    est

    loco

    por

    ella

    Concha.

    Que

    no

    la

    conoce,

    y

    ha

    venido a

    bus-

    carla

    aqu

    ngela.

    A que

    vuelve?

    Don

    Julin.

    S va a

    volver,

    pero...

    Concha.

    Ah pero...

    Camuesa

    S

    antita

    .

    Impaciente

    ya

    por

    meter

    cucharada.

    Qu

    hay?

    Qu

    guirigay

    es

    ese?

    Concha.

    A

    voz

    en

    cuello.

    Que

    dice

    don

    Julin

    que

    el

    sobrino

    de

    Esperanza

    Lucena,

    el abogado,

    no

    conoce

    a Juanita

    La

    Rosa

    Santita.

    A

    otro perro

    con

    ese

    hueso.

    Concha.

    Usted

    lo

    ve?

    Pilar.

    Pero

    si

    est

    claro

    Santita.

    Para

    m

    tengo

    que

    esta

    noche

    ha

    veni-

    do

    aqu

    nada

    ms que

    al olor.

    Concha.

    Usted lo ve?

    Don

    Julin.

    Qu

    veo?

    qu

    veo?

    Que todas

    son

    ustedes lo

    mismo

    Angela.

    Pero,

    to, 'todava

    no

    lo

    crees?

    Don

    Julin.

    Pero, sobrinita,

    si el

    propio intere-

    sado

    me

    ha

    dicho

    que

    no

    la

    conoce

    Concha.

    Pues

    yo

    le digo

    a usted,

    no

    tan

    slo

    que

    la

    conoce,

    sino

    que se

    ha

    prendado de

    ella,

    y

    que

    le

    va

    a

    escribir.

    Don

    Julin.

    Bah

    Concha.

    Razones,

    razones: si no est

    enamorado,

    por qu ha

    pasado

    hoy

    tres

    veces por su

    calle?

    Don

    Julin. Seor,

    porque

    es

    una

    calle

    del

    pue-

    blo Va

    a

    andar

    por

    los

    tejados

    el hombre?

    Concha.

    -Una calle

    del

    pueblo, verdad?

    Y

    si

    no

    va

    a

    escribirle,

    por

    qu

    ha

    comprado

    esta

    maana

    en

    el

    estanco

    un sello

    para

    el

    interior?

    Pilar.

    Ha

    comprado

    un

    sello

    para

    el interior?

    ngela.

    Digo

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    26/92

    22

    Puebla

    de

    las Muj

    eres

    Don

    Julin.

    Pero

    t

    cmo sabes?...

    Concha.

    Que

    cmo

    lo

    s?

    jComo

    lo

    sabe

    todo

    el

    mundo

    Si

    ha sido un

    acontecimiento

    en el

    estanco

    Usted

    figrese,

    en un

    pueblo

    que

    se

    anda

    en

    cinco

    minutos,

    un

    hombre

    que

    pide un

    sello

    para el

    inte-

    rior

    Vamos

    Verde

    y

    con asa ...

    ngela.

    Alcarraza, to,

    alcarraza

    Don

    Julin.

    Chito, que

    viene alguien.

    Concha.

    Casi

    adivinando

    por

    el

    olor

    a

    quien

    llega

    y

    dndole

    al

    anuncio

    de

    la persona un

    gran

    misterio e

    inters.

    Ah

    Pepe

    Lora

    Pilar.

    Pepe

    Lora?

    Concha.

    Pepe

    Lora

    ngela.

    Pepe

    Lora

    Pilar.

    A

    su

    to.

    Pepe Lora

    Efectivamente,

    es

    Pepe

    Lora

    el

    que

    traspone

    la can-

    cela.

    Pepe

    Lora

    es

    un mocito receloso

    y

    oscuro,

    de

    ha-

    blar

    despacioso.

    Viste

    de

    americana

    y

    sombrero

    ancho.

    Pepe.

    Buenas noches, don

    Julin

    y

    la compaa.

    Don

    Julin.

    Buenas noches,

    Pepillo.

    Las

    dos

    seoras

    y

    las

    muchachas

    contestan

    a

    las

    buenas

    noches.

    Pepe.

    Por cazualid

    tiene

    ust

    er Diario?

    Don

    Julin.

    El

    Diario?

    Nias,

    y

    el Diario?

    Pilar.

    El

    Diario?

    Hace

    media

    hora

    estaba

    aqu.

    ngela.

    S; pero

    creo que

    vinieron

    por

    l

    de

    casa

    de Pina.

    Concha.

    No,

    pues

    de casa

    de

    Pina se

    lo

    han

    lle-

    vado

    ya.

    Yo

    he

    salido

    de all

    ahora

    mismo...

    Pepe. Mi madre est

    leyendo

    la novela

    y

    quera

    zeguirla.

    i

    ngela.

    Sabes

    t

    dnde

    debe

    de

    estar?

    En

    casa

    de Victoria.

    Pilar.

    S:

    porque

    Victoria

    tambin

    lo

    pide.

    Concha.

    Y

    si

    no

    est en casa

    de

    Victoria,

    lo

    tie-

    nen

    ah

    enfrente.

    Y

    si

    no,

    est

    en

    mi

    casa.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    27/92

    Acto

    primero

    23

    Don

    Julin.

    Ea, pues ya

    conoces

    la

    pista, hijito.

    Pepe.

    Z,

    ze.

    Me

    yegar ah enfrente

    primero.

    Don

    Julin.

    Y

    cuando

    tu madre lo lea,

    no

    dejes

    t

    de

    devolvrmelo,

    oyes?

    Pepe.

    Pero ust no

    lo

    ha ledo

    ya?

    Don

    Julin.

    Yo

    s;

    sino

    que

    luego

    le pongo una

    fajita

    y

    se

    lo

    mando

    a

    mi

    hermano

    Ramn,

    que como

    se

    ha

    metido en

    aquel poblacho...

    Pepe. Ah,

    ya.

    Descuide

    ust que

    yo

    ze lo traer.

    Hasta

    luego,

    y

    gracias.

    Vase.

    Don

    Julin.

    Anda

    con Dios.

    Concha. Adis.

    Apenas

    desaparece

    Pepe

    Lora surge

    con

    fuerza

    la

    interpretacin

    de

    la visita.

    ngela.

    No

    es

    mal

    Diario

    el

    que

    vena

    buscan-

    do

    ste.

    Don

    Julin.

    Eh?

    Concha. El achaque

    ha sido el Diario;

    pero

    lo

    que quera

    averiguar

    es

    si estaba aqu

    ella.

    Don

    Julin.

    Quin?

    Concha.

    Juanita

    Pilar.

    Naturalmente que

    ha venido

    a

    eso.

    Don

    Julin.

    Pero ste qu

    tiene

    que

    ver

    ya

    con

    Juanita?

    Pilar.

    No

    ha

    de

    tener

    que

    ver, si

    ha

    sido

    novio

    suyo?

    Don

    Julin.

    Y

    qu?

    No acabaron?

    ngela.

    S acabaron;

    pero

    usted sabe

    de ms

    que a

    ste le

    sent

    muy mal

    que ella

    lo

    dejara;

    y

    jur

    y

    perjur

    que no iba

    a consentirle ningn

    novio.

    Pilar.

    Y

    hasta

    ahora

    se

    va

    saliendo con ella.

    A

    Manolo

    Corrales

    bien

    que

    se

    lo

    espant.

    Concha.

    Voy

    a ver

    para

    dnde tira. Se marcha

    muy

    aprisa

    por la

    cancela.

    Don

    Julin.

    Pues,

    seor,

    vaya

    usted a

    saber

    si

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    28/92

    24

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    estar

    yo

    en

    Babia,

    y

    llevarn razn

    estas

    taravillitas.

    Se

    va

    por

    el

    jardn

    hacia

    la

    derecha.

    Vuelve

    muy

    presurosa

    Concha

    Puerto.

    Concha.

    Pepe

    Lora

    va

    calle

    arriba hablando

    solo.

    Angela.

    En?

    Concha.

    Y

    qu

    dirn

    ustedes que

    he

    visto?

    Pilar.

    Qu?

    Concha.

    A

    Inocencio Parra,

    ah

    enfrente,

    asoma-

    do

    al balcn, silbndole al

    loro una

    petenera

    y

    con

    unos

    pantalones

    blancos.

    ngela.

    Con

    unos pantalones blancos?

    Concha.

    Con

    unos

    pantalones

    blancos Y hace

    tres^ meses

    que se le

    muri

    su

    mujerl

    ngela.

    Ave

    Mara

    Pilar.

    Qu descaro

    ngela.

    Pero

    es

    posible eso?

    Se

    asoma a

    verlo

    rpidamente

    y

    vuelve

    luego

    horrorizada.

    Concha.

    Ya vers

    si es

    posible.

    Aqu

    ya no se

    guardan

    lutos

    Mira

    que

    hace

    falta desahogo

    ngela.

    Qu

    barbaridad,

    qu

    barbaridad

    y

    qu

    barbaridad

    Asmate,

    Pilar,

    que es

    digno de

    verse.

    Pilar.

    Yendo a

    ello.

    Vamos,

    que

    con unos

    pan-

    talones

    blancos

    ngela. Y

    ah

    est

    su

    prima

    de

    usted,

    cuada

    de

    ella

    nada

    ms,

    y

    lleva

    todava manto

    largo

    Concha. Y

    en mi casa

    estuvo

    media

    puerta ce-

    rrada

    siete das

    Pilar.

    Se

    ve

    y

    no

    se

    cree.

    Ese

    hombre

    no

    est

    bueno

    de la cabeza

    Santita.

    Rabiosa

    de

    curiosidad.

    Pero

    qu

    ir

    y

    ve-

    nir

    traen

    ustedes,

    nias?

    Concha.

    Lo

    increble,

    seoral

    Inocencio

    Parra,

    asomado

    al

    balcn,

    divirtindose

    con

    el loro

    y

    con

    unos

    pantalones

    blancos

    Santita.

    En

    el

    nombre

    del Padre

    Eso

    no

    pue-

    de

    ser

    Se

    levanta

    y

    va

    a

    verlo por sus

    propios

    ojos.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    29/92

    Ac i o

    p

    r im

    er

    o

    25

    ngela.

    Es un

    sinvergencita,

    como

    dice el

    to.

    Concha.

    Es un

    sinvergonzn

    A

    Bobadilla estas

    cosas

    le indignan.

    El,

    que

    a

    su

    primera

    mujer

    le lleva

    todava

    una

    gasa

    negra Y yo

    se

    la respeto.

    Santita.

    Hacindose

    cruces despus

    de haber

    visto

    al vecino.

    Qu cinismo,

    seor,

    qu

    cinismo Luego

    quieren

    que

    llueva Tiene que

    castigarnos

    Dios

    Por

    supuesto,

    que si

    el muerto llega a ser

    l,

    ella

    est aho-

    ra

    mismo en

    el

    balcn

    con una bata

    colorada.

    Concha.

    Eso

    s. Esa

    disculpa

    tiene

    el

    hombre.

    Santita.

    Y ah

    tenemos

    ya

    a

    Juanita

    La

    Rosa.

    ngela.

    A

    Juanita

    La Rosa?

    Pilar.

    Viene

    ah?

    Concha.

    Con

    la

    ta?

    Santita.

    Con

    la

    ta.

    ngela.

    Pues oigan

    ustedes:

    vamos

    a hacer

    como

    que

    no sabemos nada del

    asunto.

    Pilar.

    Eso es, s; que la

    ta

    se

    pone

    muy

    anti-

    ptica.

    Angela.

    Y ella tambin

    se

    puede

    pensar

    que

    la

    envidiamos.

    Nada,

    nada;

    nosotras

    ni

    sabemos

    nada,

    ni decimos esta boca

    es

    ma.

    Concha.

    A

    m

    me

    va

    a

    costar

    mucho

    trabajo;

    pero

    en

    fin ...

    Santita.

    Qu,

    qu

    se

    trama?

    ngela.

    No

    darnos por

    entendidas

    de

    lo del

    abo-

    gado

    con

    doa

    Beln ni

    con

    Juanita.

    Santita.

    Me parece

    muy

    bien. Que saquen

    ellas

    la

    conversacin si

    les da

    la

    gana

    Se

    sientan

    y

    esperan

    la

    llegada

    dla

    herona,

    satis-

    fechas

    de su resolucin

    y

    adoptando

    un

    aire

    indiferen-

    te.

    Aparecen

    a

    poco

    doa Beln

    Zurita

    y

    su

    linda

    so-

    brina

    Juanita

    La

    Rosa.

    Ambas

    vienen

    de chai.

    Doa

    Beln

    es

    una seora

    circunspecta

    y

    suave

    \

    que

    adora

    en

    su casta.

    Pronuncia

    correctsimainente,

    casi

    casi

    sin

    abrir

    la

    boca,

    y

    cuando

    termina

    un

    prrafo

    de

    cierta

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    30/92

    26

    Puebla ae

    las

    Mujeres

    importancia

    sorbe

    aire

    por

    entre los dientes cerrados,

    como para subrayarlo

    y

    realzarlo ms. Habla siempre

    con

    una

    sonrisa protectora.

    Juanita

    tiene

    un

    hablar

    modoso

    y

    dulce,

    pero

    anda-

    luz, naturalmente. Lo

    probable es

    que le guste

    al abo-

    gado

    cuando la

    vea,

    supuesto queya

    no

    la

    haya

    visto.

    Doa

    Beln.

    En la

    7nisma

    cancela an,

    bajo a

    su

    sobrina.

    Nosotras,

    ni

    una

    palabra.

    Juanita.

    Ya.

    Doa

    Beln.

    Muy

    buenas noches.

    Juanita.

    Buenas

    noches.

    Concha.

    Buenas

    noches.

    ngela.

    Hola,

    Juanita.

    Juanita.

    Hola,

    Pilar.

    Pilar.

    Mira

    qu

    mona vienes, mujer.

    Doa Beln.

    Qu

    tal,

    Santita?

    Santita.

    Bien; gracias.

    Doa

    Beln.

    Y Bobadilla,

    Concha?

    Concha.

    Con su

    muela.

    Doa

    Beln.

    Dichosa

    muela

    Concha.

    Y

    Pepe?

    Doa

    Beln.

    Quin?

    Concha.

    Su

    marido.

    Doa Beln.

    Ah,

    Jos.

    Bueno:

    en el

    campo.

    Se

    sientan.

    Pausa. Se

    miran

    unas a otras

    sonrin-

    dose.

    Concha.

    Esa es

    la falda

    que ibas a

    estrenar el

    da

    de

    la Virgen?

    Juanita.

    S,

    sta.

    Pero se

    me ha

    ocurrido

    ponr-

    mela

    hoy.

    Doa Beln.

    Qu

    ms

    da un

    da

    que otro?

    Concha.

    Claro

    ngela. Es

    muy

    elegantita,

    verdad?

    Pilar. Muy

    mona

    es.

    Juanita.

    Sencillita.

    Yo

    misma

    me

    la

    he

    hecho.

    Doa Beln.

    Ah, s.

    Porque

    entiendo

    yo

    que

    la

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    31/92

    Acto

    primero

    27

    ms

    esmerada

    educacin no est

    reida

    con

    la

    aguja.

    Sorbe

    aire.

    Concha.

    A

    nosotras no

    tiene

    usted

    que conven-

    cernos.

    Eso,

    donde

    convenga

    es donde

    se dice.

    Doa

    Beln.

    No s qu me quiere

    usted

    indicar.

    Concha.

    Nada. Yo, nada.

    Nuevo silencio.

    Juanita.

    Apelando

    al tema

    inevitable

    en

    ciertos ca-

    sos.

    Hoy

    est

    el

    da

    ms

    fresco,

    verdad?

    Concha.

    As,

    as, no te

    figures.

    Se

    abanica

    con

    im-

    paciencia,

    muy

    sofocada.

    Santita sopla la

    maquinilla

    del

    tabaco,

    llamando

    la

    atencin

    a todas,

    que

    sonren

    nuevamente.

    Santita. Esto se

    atasca

    a

    lo

    mejor.

    Doa

    Beln. Se atasca, eh?

    Rompe

    a

    cantar

    otra

    vez

    Dieguilla

    all

    dentro

    la

    misma copla que antes.

    ngela.

    Oigan

    ustedes

    qu

    bien canta

    Dieguilla.

    Pilar.

    Es

    un

    fandanguillo

    nuevo

    de

    su

    pueblo.

    Juanita.

    S

    que

    canta

    con mucho

    estilo.

    Todas

    atienden. Santita

    se

    da cuenta de lo que

    ocu-

    rre en cuanto

    ve

    las

    caras,

    y

    se va como antes a

    man-

    dar

    callar

    a

    la

    cantadora.

    Santita.

    Aqulla se

    ha

    empeado

    en

    que

    yo

    la

    plante

    en la

    calle.

    Angela.

    Ya va

    mam.

    Juanita.

    Pero

    por qu se incomoda, mujer?

    ngela.

    No

    le

    gusta que canten

    las

    criadas. Ayer

    despach

    a

    Catalina

    por lo mismo.

    Doa

    Beln.

    Hace

    bien:

    yo

    le

    alabo

    el

    gusto.

    Concha.

    Pero lo gracioso

    es

    que

    es

    la

    nica que

    no

    las

    oye

    Se

    ren

    todas,

    por

    frmula;

    las cabezas

    no

    estn en

    el

    asunto.

    Vuelve

    Santita

    y

    contina

    con

    sus

    pitillos.

    Se

    hace

    de

    nuevo

    un

    silencio

    de

    tumba.

    Juanita.

    Suspirando.

    Ay

    ay

    ay

    ay...

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    32/92

    28

    Puebla

    de las

    Mujeres

    ngela.

    Suspiros?

    Juanita.

    No;

    sino

    que como

    no decamos

    nada...

    Pilar. Verdaderamente, hija,

    en

    los pueblos

    est

    todo

    hablado.

    Doa

    Beln. S:

    casi

    no hay de

    qu hablar.

    ngela.

    Casi.

    Otra pausa,

    un

    poco

    ms

    corta.

    Concha.

    Hoy es

    jueves?

    Juanita.

    S;

    jueves.

    Doa

    Beln.

    S; hoy

    es jueves.

    Ayer

    fu

    mir-

    coles...

    Concha.

    Entonces

    hoy

    es

    jueves.

    El

    silencio

    a

    estas alturas

    ya

    es algo

    trgico.

    Santita.

    De qu

    se habla?

    Concha.

    De nada

    Todas

    le

    hacen

    seas

    de

    lo

    mismo.

    Santita. De nada,

    todava?

    Doa

    Beln.

    S

    que

    estamos

    bien

    silenciosas.

    Concha.

    Por fuera.

    Doa

    Beln. Cmo por fuera?

    Concha.

    A

    saber lo

    que

    cada

    una

    pensar

    para

    s.

    Juanita.

    Yo, nada

    malo.

    Vuelven a

    callar.

    Angelita

    canturrea

    el

    fandangui-

    llo

    de

    la

    criada.

    Concha.

    Estallando

    de

    pronto.

    Bueno:

    hasta aqu

    lleg

    y

    de

    aqu

    no

    pas.

    Yo

    ya

    no

    puedo

    ms

    Esto

    no

    va

    con

    mi carcter

    Doa

    Beln.

    Qu

    dice?

    Juanita.

    A qu

    se

    refiere?

    Concha.

    A qu

    se

    refiere

    aqu

    se

    refiere

    Quie-

    res

    que

    te regalemos

    el

    odo,

    verdad?

    Estamos

    aqu

    seis mujeres

    rabiando

    por

    hablar

    de

    lo mismo,

    y

    las

    seis

    diciendo

    tonteras.

    No

    puedo

    ms

    Te

    ha

    es-

    crito?

    Risas

    generales.

    Santita.

    Se

    salt

    ya

    el

    tapn?

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    33/92

    Acto primero

    29

    Doa

    Beln. Saba yo

    que

    haban de embromar-

    te;

    por

    eso quise

    que

    nos

    quedramos

    en

    casa

    esta

    noche.

    Concha.

    Vamos

    a

    hablar

    sin cascara.

    ngela. Te

    ha

    escrito?

    Juanita.

    Qu

    me na

    de

    escribir?

    Por Dios

    santol

    Pilar.

    No

    te

    ha

    escrito?

    Juanita.

    No.

    Concha.

    Pues

    qu

    ha

    hecho

    con

    el

    sello?

    Juanita.

    Yo no

    puedo aceptar

    que se

    hable de

    este asunto

    como

    de

    cosa

    cierta:

    seriamente lo digo.

    Y no

    comprendo de

    dnde habr salido

    este

    tole

    tole.

    Entre

    ese

    muchacho

    y

    yo no

    ha

    habido

    ni

    siquiera

    un saludo; ni mirarnos

    cara

    a

    cara una

    vez.

    Pilar.

    jVamos

    Juanita.

    Es

    el

    evangelio

    de

    la

    misa.

    Ni

    s

    que

    me

    haya

    visto

    ms

    que

    un

    da, que

    creo que fu al

    da

    siguiente

    de

    llegar

    l.

    Concha. El lleg

    el

    diez

    y

    ocho.

    Juanita.

    Bueno,

    pues sera el

    diez

    y

    nueve.

    Iba

    como

    para

    el

    Casino,

    con

    el registrador;

    yo volva

    de

    casa

    de

    las de

    Robles,

    y

    al

    pasar

    junto a

    l

    se

    me

    qued

    mirando

    y

    me

    parece

    que

    le

    o

    decir:

    Hom-

    bre,

    qu bonita

    muchacha.

    Ya

    ven

    ustedes

    lo bien

    que

    me

    vera. Esto

    es

    todo.

    Ni

    ms ni

    menos,

    ni

    me-

    nos

    ni ms.

    Ni

    lo

    he

    vuelto a

    ver,

    ni

    ha

    vuelto a

    ver-

    me, ni

    s que

    se haya

    ocupado para

    nada

    de mi in-

    significancia.

    Concha.

    Y

    ca

    Aqu

    no comulgamos

    con

    ruedas

    de

    molino,

    hija

    Pilar.

    Pues

    ya

    se

    ve

    que

    no

    ngela.

    No

    nos hagas

    ms

    tontas

    de lo que

    somos.

    Concha.

    Como

    que

    se

    iba

    a

    armar

    en el pueblo

    la

    que

    se ha

    armado,

    si

    no

    hubiera

    ms

    que

    eso

    Doa

    Beln.

    Pues

    yo le

    aseguro

    a usted,

    Concha,

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    34/92

    3o

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    bajo

    palabra

    de caballero,

    digo de

    seora,

    que

    Juani-

    ta

    ha

    referido

    los

    hechos

    puntualmente;

    y

    que

    si

    es

    cierto,

    como

    se

    propala,

    que

    ese

    joven ha

    pasado por

    delante

    de mi casa por ver

    a

    sta, all

    l

    con

    su

    in-

    tencin;

    porque

    yo

    le

    respondo

    a

    usted de

    que

    sta,

    por

    su

    parte, no se ha

    asomado

    a la

    ventana para

    verlo

    pasar,

    ni ha

    hecho

    nada

    absolutamente

    que con-

    tribuya

    a dar pbulo

    a

    la

    especie

    de

    que se trata.

    La

    madre

    de

    Juanita,

    como

    usted

    sabe

    bien,

    era

    toda

    una

    seora;

    su

    padre, todo un

    caballero;

    y

    sus

    tos,

    al

    re-

    cogerla

    y

    educarla, hemos

    puesto especial

    empeo

    en

    que ella

    sea

    toda una

    seorita.

    Sorbe.

    Concha.

    Est

    muy bien:

    lo que no creo que sea

    inconveniente

    para que le

    haya salido

    todo

    un

    novio.

    Nuevas

    risas.

    Doa Beln.

    Esta Concha

    siempre

    con

    sus

    sali-

    das

    Juanita.

    Juanita.

    Ta.

    Doa

    Beln.

    Diles la

    copla

    que

    has

    compuesto

    t

    con

    este

    motivo.

    Juanita.

    Por

    Dios, ta

    ngela.

    Anda,

    s,

    mujer,

    que

    a

    m

    me

    gustan

    mucho

    tus

    coplas.

    Pilar.

    Cmo es,

    cmo

    es?

    Concha.

    Dila.

    Juanita.

    Vaya

    que sea;

    pero

    ya

    saben ustedes

    que no me

    hace

    gracia decir mis

    coplas.

    En una mu-

    chacha

    estas cosas se critican mucho.

    Y

    en

    buen pue-

    blo

    estamos.

    Angela.

    Pero,

    mujer,

    aqu

    somos

    de

    confianza.

    Juanita.

    Pues por eso la digo. Despus

    de

    todo

    es

    una tontera

    la copla.

    Ni l

    me quiere,

    ni lo quiero,

    ni

    tengo

    nada

    con l;

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    35/92

    Ac t

    o

    p

    r

    im

    er

    o

    31

    pero si

    el

    pueblo se

    empea,

    tijeretas

    han

    de

    ser

    Grandes

    7

    isas

    y

    algunos

    aplausos.

    Doa Beln.

    Est bien, verdad?

    Juanita.

    Una

    pamplina.

    ngela.

    No, hija,

    que

    es

    muy

    graciosa.

    Pilar.

    Es muy

    bonita, s.

    Concha.

    Sobre

    todo

    tiene

    oportunidad.

    Santita.

    Qu

    ha

    sido? qu

    ha sido?

    ngela.

    Una

    copla preciosal

    Santita.

    Creyendo

    que

    se

    trata otra

    vez

    de Die-

    guilla,

    y

    levantndose decidida

    a

    despedirla

    en

    el

    acto.

    Vaya Ha credo que se va

    a rer

    de

    m Ahora

    mis-

    mo le

    doy

    la

    cuenta

    como

    a

    la

    otra

    tarasca

    Aunque

    tenga

    yo

    que

    fregar

    Va

    hacia

    la

    cocijia.

    Angela.

    Adonde

    vas,

    mam?

    Santita.

    A

    despachar

    a

    aquella descarada

    Angela. Si no canta

    Dieguilla

    Si

    es

    que

    Juanita

    ha

    sacado una copla

    Santita.

    Ah Ya

    me

    llamaba

    la

    atencin tanta

    frescura

    Nuevas

    risas.

    Don

    Julin

    viene

    del

    jardn.

    Don

    Julin.

    Hola, hola, tenemos animado el ca-

    sinillo.

    Doa Beln. Muy buenas

    noches,

    don

    Julin.

    Don

    Julin.

    Dios

    te

    guarde,

    hijita.

    A

    Juanita.

    Y

    a ti,

    pimpollito

    del

    pueblo.

    Juanita.

    Gracias, padre.

    Don

    Julin.

    Pero,

    cmo

    no

    se

    van

    ustedes

    un

    rato

    al

    jardn

    o

    se salen

    a

    la

    puerta

    de

    la

    calle?

    La

    noche

    est

    hermossima.

    ngela.

    Tiene

    razn el

    to:

    vamonos

    a

    la puerta

    de

    la

    calle.

    Juanita. Vamonos,

    s, vamonos.

    Doa

    Beln.

    Como

    quieran

    ustedes.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    36/92

    32

    Puebla

    de

    las

    Mujer

    e

    s

    Concha.

    All

    ir

    yo.

    Primero

    voy

    a

    la

    cocina

    a

    decirle

    a

    Guitarra

    que

    se

    llegue

    en

    un

    salto

    a

    ver

    cmo

    est

    Bobadilla

    de

    la

    muela.

    No

    sea

    cosa

    que

    me

    tenga

    yo

    que

    llegar

    a

    mudarle

    la

    hila.

    Se marcha

    por

    el

    jardn

    hacia

    la izquierda.

    San-tita.

    Adonde

    va

    ahora

    Concha

    Puerto?

    ngela.

    A

    interesarse

    por

    la

    muela

    de Bobadilla.

    Santita.

    Aviado est

    Bobadilla

    entre

    la

    muela

    y

    Concha

    Puerto

    Inopinadamente,

    desconcertando

    a

    todos

    con

    su

    pre-

    sencia,

    vuelve

    Pepe Lora

    a

    devolver

    el

    Diario.

    Jua-

    nita,

    al

    verlo,

    se

    pone

    bruscamente

    seria.

    Pepe.

    Buenas noches.

    Doa Beln. Buenas

    noches.

    Pepe. Don

    Julin,

    tenga

    ust er

    Diario.

    Don

    Julin.

    Muchas

    gracias, hijito.

    Pero,

    ha

    le-

    do

    ya

    tu

    madre

    la

    novela?

    Pepe.

    Z,

    ze.

    Y

    yo he

    visto tambin

    lo que te-

    na

    que

    v.

    Buenas noches.

    Don

    Julin.

    Adis.

    Doa

    Beln.

    Buenas noches.

    Se

    va

    Pepe

    Lora,

    mirando

    intencionadamente a

    Juanita,

    que

    esquiva

    la mirada.

    ngela.

    Ya est

    el

    toro

    en

    la

    plaza.

    Don

    Julin.

    Qu

    borriquito

    es

    el pobre,

    qu

    bo-

    rriquito

    Juanita.

    Pues

    mire usted,

    si

    se

    ha

    llegado

    a

    creer

    ese

    borriquito,

    como

    usted

    le

    llama,

    o

    ese

    borricazo,

    como

    le

    llamo

    yo,

    que

    porque tuvimos

    unas

    tonte-

    ras de

    chiquillos

    ya

    no

    me

    va

    a

    gustar

    a m

    ningn

    hombre,

    se equivoca

    en

    ms

    de

    la

    mitad.

    Pilar.

    Claro

    ngela. Tendra que

    ver

    Doa

    Beln.

    Vaya

    si se

    equivoca Tomar

    car-

    tas

    en

    el asunto

    mi

    marido.

    Santita.

    No

    llegar

    la

    sangre

    al

    ro:

    no

    apurarse.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    37/92

    Ac

    i o primer o

    33

    ngela. Dice bien

    mam. Vamonos a

    la puerta.

    Juanita.

    S,

    vamonos;

    que

    nos

    d

    el

    fresco

    de

    la

    noche.

    Se

    marcha

    a

    a calle

    con

    Angela. Una

    y

    otra

    se

    lie-

    Tan

    las

    sillas

    en que estaban

    sentadas.

    Pilar.

    Siguindolas. Yo

    no

    saco

    silla:

    me

    siento

    en

    el

    poyete.

    Santita,

    durante

    este

    dilogo,

    ha

    recogido los tiles

    de

    su

    labor

    y

    los

    ha

    guardado

    en

    el

    chinero.

    Despus

    se va

    con

    las muchachas

    a la

    calle llevndose

    su

    silla

    tambin.

    Santita.

    Y

    usted,

    Beln,

    no

    sale?

    Doa

    Beln. Ahora. En

    seguidita

    voy.

    As

    que

    desaparece Santita.

    Don

    Julin,

    un

    momento.

    Don

    Julin.

    Qu se

    te ofrece, hijita?

    Doa

    Beln.

    Ya

    se

    puede

    usted

    imaginar

    qu

    efecto

    me habr

    hecho

    esta

    entrada

    de

    Pepe

    Lora.

    Don

    Julin.

    S;

    el mismo

    que

    a

    todos,

    hijita.

    Doa Beln.

    Parece

    como

    que

    ha

    querido

    dar-

    nos

    a

    entender

    que

    sigue

    empeado en

    impedirpor

    la

    violencia

    que mi

    sobrina

    tenga otro

    novio.

    Yo

    le

    es-

    timara

    a

    usted

    que llamase

    a captulo a

    ese

    mal

    aconsejado

    muchacho...

    Don

    Julin. Y

    lo

    har,

    lo har. Slo que

    todava

    lo encuentro

    prematuro.

    Doa

    Beln.

    Prematuro?

    Ay,

    padre

    Usted

    no

    ha

    tenido

    veinte

    aos

    Don

    Julin.

    Cmo

    que no?

    Doa

    Beln.

    Para

    el

    amor,

    digo.

    Don

    Julin.

    Ah,

    desde

    luego;

    pero

    ahora

    que

    tengo

    ms

    de

    sesenta, te

    repito que

    se

    me

    antoja

    pronto

    para

    advertirle

    nada

    a

    Pepe

    Lora.

    Mientras

    no

    se

    vea

    claro

    si

    el abogado

    piensa

    o

    no

    piensa en

    tu

    sobrina...

    Y

    precisamente

    l

    ha estado

    aqu

    hace

    me-

    dia

    hora

    y

    me

    ha

    declarado

    que

    ni

    siquiera

    de

    vista

    la

    conoce.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    38/92

    34

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    Doa

    Beln.

    Ah,

    no;

    pues

    eso

    no

    es rigurosa-

    mente

    exacto:

    conocerla,

    s

    la conoce.

    Don

    Julin.

    Chito,

    que viene aqu.

    Doa

    Beln.

    Qu

    casualidad ms

    oportuna

    Por

    la

    derecha

    del

    jardn llegan

    Adolfo

    y

    don

    Ce-

    cilio.

    Don Cecilio,

    decano

    de

    los

    mdicos de

    Puebla

    de

    las

    Mujeres,

    es

    persona

    discreta

    y

    de buen

    ingenio.

    Don

    Julin.

    Hombre, hombre;

    casa con

    dos

    puer-

    tas,

    mala de

    guardar.

    Don

    Cecilio.

    Nos

    hemos

    entrado por el postigo

    para

    robarte

    las

    naranjas.

    Felices

    noches, doa

    Beln.

    Doa

    Beln.

    Felices,

    doctor.

    Adolfo.

    Don

    Julin,

    ya

    me

    tiene

    usted

    aqu de

    vuelta.

    Seora...

    Don

    Julin.

    Presentndole a

    doa

    Beln. Doa

    Beln

    Zurita.

    Doa

    Beln.

    Con

    perdn, se

    le olvida a

    usted

    algo,

    padre.

    Don

    Julin.

    Seora

    de

    Gmez

    Valdivieso.

    Adolfo. Tanto

    gusto.

    Don

    Julin.

    Don

    Adolfo

    Adalid.

    Doa

    Beln.

    Muy

    seor

    mo.

    Yo

    soy

    una

    exce-

    lente

    amiga

    de

    su

    ta

    de

    usted.

    Me

    congratulo

    de

    su

    estancia

    en

    Puebla

    de

    las

    Mujeres.

    Huspedes

    tan

    distinguidos como

    usted

    vienen

    a

    honrarnos

    con

    su

    presencia.

    Adolfo.

    Seora,

    por

    Dios...

    Es

    a

    m a

    quien

    hon-

    ra

    ser

    acogido de

    esta

    manera.

    Doa

    Beln.

    Beso a

    usted

    la

    mano.

    Adolfo.

    A

    los

    pies

    de

    usted.

    Doa

    Beln.

    Hasta

    luego,

    Martnez.

    Don

    Cecilio.

    Adis,

    seora.

    Se

    marcha

    doa

    Beln a

    la

    calle,

    envolviendo

    al

    grupo

    en

    una

    sonrisa

    afectuosa.

    \

    Don

    Julin.

    A

    Adolfo,

    que

    la

    mira

    curiosamente.

    Esta

    es

    la ta.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    39/92

    Acto

    primero

    35

    Adolfo.

    Qu

    ta?

    Don

    Julin.

    La

    ta de...

    Adolfo.

    De

    quin?

    Don

    Julin.

    Y en la puerta de

    la calle

    est

    ella.

    Adolfo.

    Quin?

    Don

    Julin.

    Ella

    Mira

    qu

    ocasin...

    Adolfo. Ah, vamos No haba cado

    Don

    Cecilio.

    Hombre, es verdad; que

    me han

    dicho

    mis hijas

    que

    anda

    usted

    buscndole

    tres

    pies

    al

    gato.

    Adolfo.

    No,

    seor, no;

    es un

    runrn que carece

    de

    fundamento.

    Don

    Cecilio.

    Como

    me lo contaron te

    lo

    cuento,

    amiguito.

    Adolfo.

    Por cierto,

    don

    Julin,

    que le

    dije

    a

    us-

    ted

    antes que nunca haba visto a

    la

    muchacha,

    y

    es-

    taba

    equivocado.

    Don

    Julin.

    S,

    eh?

    Adolfo.

    S,

    seor; en casa del

    registrador,

    don-

    de

    me han hablado

    de

    lo mismo, la seora

    me

    ha

    he-

    cho

    recordar

    quin

    es

    la

    seorita

    esa.

    La

    vi

    pasar

    un

    da

    por

    la calle

    yendo

    yo

    con unos seores.

    Me

    pa-

    reci

    bonita,

    s.

    Don

    Julin.

    Ah,

    bonita lo

    es.

    Y

    muy

    sentadita

    y

    muy

    lista.

    Voy

    a

    darte

    la

    cartita

    esa.

    Adolfo.

    Molestia

    ms

    en tonto...

    Pero,

    en fin, lo

    quiere mi

    ta...

    Don

    Julin.

    Calla,

    hombre,

    calla.

    Entrase

    por la

    puerta

    de la

    izquierda.

    Don

    Cecilio.

    Bueno,

    Adolfo;

    ahora que estamos

    solos,

    y

    a

    propsito

    de

    lo

    que

    se hablaba:

    no

    se

    case

    usted.

    Adolfo.

    Cmo?

    Don

    Cecilio.

    No

    se case usted, hombre;

    no

    se

    case

    usted.

    Adolfo.

    Pero

    quin

    ha

    pensado

    en

    tal cosa?

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    40/92

    36

    Puebla

    de

    las Mujeres

    Don

    Cecilio. Es el

    consejo de

    un

    amigo

    que

    co-

    noce

    el

    matrimonio...

    y

    el

    pueblo

    este.

    No

    se

    case

    usted.

    Adolfo. Est usted

    tranquilo, que

    no

    me

    caso.

    He

    venido

    aqu

    a

    cosa muy

    distinta.

    Don

    Cecilio.

    Pues

    ande

    usted

    con ojo.

    Adolfo. Hombre

    Sale

    Guitarra

    de la parte

    de la

    izquierda

    deljar-

    dn

    y

    se

    va

    por

    la

    cancela,

    diciendo

    lo

    que

    sigue:

    Guitarra.

    Con

    lo

    a gusto que

    estbamos ay

    can-

    tando bajito,

    que

    me

    yegue ahora a

    v

    si a su

    maro

    le

    duele

    la muela.

    Vamos

    Geas

    noches.

    Don

    Ckcilio. Buenas

    noches.

    Adolfo. Buenas

    noches.

    Este

    quin es?

    Don

    Celilio. Este

    es

    el

    criado

    de

    Concha Puer-

    to.

    Usted

    conoce

    a

    Concha

    Puerto?

    Adolfo.

    S,

    seor;

    me

    la

    han

    presentado

    ya

    en

    dos

    o

    tres

    casas. Una

    seora muy

    oficiosa

    y

    un

    poco

    taravilla.

    Don

    Cecilio.

    Tate.

    Y

    algo peor.

    Adolfo.

    Peor?

    Don

    Cecilio. S;

    porque como

    quiera

    Concha

    Puerto,

    se

    casa

    usted

    aqu.

    Adolfo.

    Je

    Tiene

    gracia.

    Don

    Celilio. No;

    no

    tiene

    gracia,

    porque

    me

    pas

    a

    m

    precisamente

    con

    su

    madre, que

    era

    igual

    a

    ella.

    De

    manera

    que

    no

    tiene

    gracia.

    Adolfo.

    Pues a

    m

    me

    la

    hace

    Don

    Cecilio.

    Se

    empe

    en

    casarme,

    y

    me

    cas.

    Adolfo.

    Pero

    qu

    obsesin

    tiene

    usted

    con

    el

    casamiento

    Don

    Cecilio.

    Amigo,

    es

    que

    respiro

    por la

    heri-

    da.

    Y esa.

    es una

    de

    las

    pocas

    cosas,

    con

    ser

    ella

    tan

    grave,

    que

    he

    hecho

    yo

    en

    mi vida,

    no

    dir

    que

    con-

    tra mi

    voluntad,

    pero s

    empujado

    por todo

    el

    pue-

    blo.

    Este

    es

    un

    pueblo

    en que

    mandan

    y

    reinan

    las

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    41/92

    Ac

    t

    o

    pr

    imer o

    37

    mujeres.

    Aqu

    no s-e hace ms que

    lo

    que a

    ellas

    les

    da

    la

    gana.

    Adolfo.

    Ser

    porque

    no

    hay

    hombres.

    Don

    Cecilio.

    En

    parte es por

    eso;

    pero en parte

    es

    tambin

    porque no hay

    forma

    de

    oponerse a

    lo

    que

    ellas

    traman

    o

    idean. Hombres hay

    pocos,

    y

    los

    que

    hay se

    pierden,

    esa es la verdad. A los

    veinte

    aos

    los

    tiene usted embrutecidos, agotados por la

    juerga

    y

    por

    la

    vagancia.

    Y

    es claro, las

    mujeres

    do-

    minan;

    tienen

    ms

    inteligencia

    y

    ms

    corazn,

    y

    unas

    ganas

    de

    hablar

    insaciables

    a

    todas

    horas...

    y

    no hay

    quien

    las

    venza.

    Adolfo.

    Yo

    me

    figuro

    que sern

    por

    el

    estilo de

    las de

    todas

    partes.

    Don

    Cecilio.

    Acaso;

    pero lo que

    puedo

    decirle

    a

    usted es

    que

    no

    ha

    habido

    un momento crtico

    en

    la

    historia

    de

    Puebla

    de

    las

    Mujeres,

    en

    que

    ellas

    no

    hayan

    sido las

    heronas.

    Por

    eso

    lleva

    el

    pueblo

    el

    nombre

    que lleva. De manera

    que ndese usted con

    ojo,

    como

    le

    he prevenido

    antes.

    Adolfo.

    Eso

    es

    lo

    que

    a

    m me da

    risa: la alarma

    que

    trata

    usted

    de

    infundirme, porque

    he

    visto

    en

    la

    calle

    a

    una

    muchacha

    y

    han

    dado

    en

    decir

    que

    me

    he

    fijado

    en

    ella.

    Don Cecilio.

    As empec

    yo.

    Adolfo.

    Qu?

    Don

    Cecilio.

    Que as

    empec

    yo.

    A los

    tres

    das

    de estar

    aqu

    de

    mdico, hace

    ya treinta

    y

    cinco

    aos,

    principi

    el

    tole

    tole.

    Vamos,

    doctor, que no

    ha

    hecho

    usted

    ms

    que llegar

    y

    pegar. Buen gus-

    to

    ha

    tenido

    usted,

    doctor.

    Yo? Usted,

    usted;

    no

    nos

    venga

    con disimulos. Ya

    sabemos que est

    usted

    que

    hace

    nmeros

    por

    Fulanita... Pero si ni

    siquiera

    la

    conozco Pues

    no

    dice que

    no

    la

    cono-

    ce?

    Que

    no

    la

    conozcol Y

    dale

    con que

    no

    la

    conocel

    Hasta

    que me

    entraron

    ganas

    de

    conocerla

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    42/92

    38

    Puebla

    de

    las

    Mujeres

    Adolfo.

    No lo dudo.

    Don

    Cecilio.

    Que

    es

    lo

    mismo

    que

    va

    a

    pasarle

    a

    usted.

    Adolfo.

    Tampoco

    lo dudo.

    Declaro

    que

    ya ten-

    go

    cierta

    curiosidad...

    Don

    Cecilio.

    Oh

    Adolfo.

    Cierto inters en

    saludar

    siquiera

    a

    esa

    seorita.

    Don

    Cecilio.

    Oh

    I

    Es

    usted

    hombre

    al

    agua.

    Lo

    pondrn

    a

    usted

    en

    relaciones; organizarn

    una bu-

    olada

    para estrechar

    lazos;

    le ofrecern

    la

    reja

    de

    Concha

    Puerto para

    pelar

    Ja

    pava,

    y

    le fijarn

    a

    usted

    la

    fecha

    de

    la

    boda.

    Son

    los

    trmites.

    Adolfo.

    Soltando

    la

    risa.

    Ja,

    ja,

    ja

    Don

    Cecilio.

    Rase,

    rase

    cuanto

    quiera. Como

    ellas

    la

    tomen

    con

    usted,

    se

    ver

    usted

    empujado

    en

    todos

    los

    instantes por

    una

    fuerza irresistible,

    y

    all

    ir

    usted adonde a ellas

    se

    les

    antoje.

    No

    le

    d

    us-

    ted

    vueltas

    Adolfo.

    Pero, seor doctor...

    Don

    Cecilio.

    Pero, seor

    abogado:

    fjese

    usted

    en

    m. Tengo

    yo

    planta torera, por

    casualidad?

    Adolfo.

    Usted?

    Don

    Cecilio.

    Pues

    yo

    he

    toreado

    en este

    pue-

    blo

    Se

    les

    puso

    en el

    moo

    a

    las seoras

    que torea-

    ra,

    y

    tore

    Que

    si el

    manto de

    la

    Virgen,

    que si

    la

    caridad,

    que

    si los

    pobres,

    que

    si la sequa...

    Que

    concertaron una becerrada

    y

    que tore

    Adolfo. No,

    pues

    a

    eso

    s

    que no

    pienso

    lle-

    gar

    yo.

    Don

    Cecilio.

    [Porque

    no quieran

    ellas

    O es

    que

    cree

    usted

    que

    yo

    pensaba

    torear?

    En

    mi vida he

    pasado ms

    miedo Usted

    no

    tiene idea de

    lo que

    crece un

    becerro a

    cada paso que

    da

    hacia

    usted

    Adolfo.

    Le parece a

    usted

    que

    por

    si acaso

    me

    ensaye

    con

    el

    perro de

    Terranova de mi ta?

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    43/92

    Acto

    primero

    39

    Don

    Cecilio.

    Tmelo

    usted a

    broma

    Sale

    por la

    cancela

    Santita, seguida

    por

    una

    mu-

    chacha.

    Santita.

    S;

    aqu

    tienes

    al

    mdico.

    A

    Adolfo.

    Hola?

    Hemos

    entrado

    por el

    postigo?

    Adolfo.

    S,

    seora.

    Santita.

    Bajando

    la

    voz.

    Pues se ha

    perdido

    us-

    ted

    ver

    lo

    que

    hay

    a

    la

    puerta.

    Adolfo.

    Je.

    Santita.

    Doctor,

    esta

    muchacha

    pregunta por

    usted.

    Se

    va

    por el

    jardn.

    Don

    Cecilio.

    Que pasa, nia?

    Muchacha.

    Pos

    mi

    hermana,

    que ze ha puesto

    mala.

    Don Cecilio.

    Vlgate

    Dios ;Y quin

    es tu

    her-

    mana?

    Muchacha.

    Pos

    la

    hija

    de

    Joz.

    Don Cecilio.

    Y

    quin

    es

    Jos?

    Muchacha.

    Pos

    Joz

    es

    mi

    padre.

    Don

    Cecilio.

    A

    Adolfo,

    que

    sonre al

    orlo.

    Us-

    ted

    se

    habr

    enterado

    ya

    de quin es

    la hermana.

    Y

    tu padre

    quin

    es,

    que

    no caigo ahora?

    Muchacha.

    Ay

    qu

    gracia

    Dice

    que no cae.

    Quin

    va

    a z

    mi

    padre, ze?

    Er

    de

    las

    piedras

    de

    afila.

    Don Cecilio. No

    poda ser otro, efectivamente.

    Y,

    bueno,

    qu

    le ha

    dado

    a tu

    hermana?

    Muchacha.

    Pos

    le ha

    dao

    un

    inzurto.

    Ha peleao

    con

    er

    novio

    de mala

    manera,

    y

    ze ha

    inzurtao.

    Don

    Cecilio.

    Probablemente,

    despus

    de haber-

    se

    insultado

    los

    dos

    el

    uno

    al

    otro.

    Muchacha.

    No,

    ze; que mi hermana

    ha

    estao

    mu

    prudente.

    Pero

    iba

    borracho.

    A

    la

    cuenta se

    ha

    tomao

    cuatro

    copas

    de

    ms pa

    dejarla.

    Y a

    mi

    her-

    mana

    le

    ha

    dao

    un inzurto. Y

    me dijo

    mi madre:

    Poz

    anda

    ve

    en

    ca de

    don Cecilio,

    a

    v

    zi

    pu

    ven.

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    44/92

    40

    Puebla

    de

    las

    Muj

    [eres

    Y

    en

    ca de ust

    me

    dijeron que

    deba ust de est

    en

    ca

    de

    doa Madalena. Y

    en

    ca

    de

    doa Madalena

    rne

    dijeron

    que

    quizs

    estara

    ust

    en

    ca

    der

    cura.

    Y

    por

    ezo

    he

    veno.

    Don

    Cecilio.

    Pues

    en

    seguida

    voy

    all.

    Eso que

    tiene

    tu

    hermana no es nada.

    Dnde

    viven ustedes?

    Muchacha.

    Pos

    paz

    la

    rincon del

    aguaducho,

    er

    cayejn

    aqu.

    Don Cecilio. All hay

    dos

    callejones.

    Muchacha.

    Pos

    er

    der

    marmoliyo,

    conforme

    ze

    entra.

    Don

    Cecilio.

    Qu

    nmero?

    Muchacha.

    La

    caza der faro.

    Don

    Cecilio.

    Pero

    qu

    nmero?

    Muchacha.

    A

    la vera

    der

    derribo.

    Don Cecilio.

    Mira, nia, lo

    mejor

    es

    que

    nos

    va-

    yamos

    juntos,

    porque

    si

    no,

    no

    le

    curo

    el

    insulto

    a

    tu

    hermana.

    Adis,

    Adolfo. Hasta

    maana

    en

    el

    Casino,

    eh?

    Adolfo.

    S,

    seor,

    s;

    hasta

    maana.

    Don

    Cecilio.

    Vamos,

    t.

    Muchacha.

    Que

    ust

    lo

    paze

    bien.

    Adolfo.

    Adis. Que

    se

    alivie

    la

    enferma.

    Muchacha.

    Muchzimas gracias,

    zeorito.

    Don

    Cecilio

    se

    marcha por

    la

    cancela,

    y

    ella

    lo

    sigue.

    'Adolfo. Es

    gracioso este

    hombre.

    Y

    qu

    mono-

    mana

    ms

    original la del

    matrimonio

    Ja,

    ja,

    ja Y

    qu pavor

    a

    Concha

    Puerto

    Sale

    sta

    de

    la

    parte

    de

    la

    izquierda

    del

    jardn

    en

    direccin

    a

    la

    cancela,

    cuando con

    gran

    sorpresa

    ve

    a

    Adolfo

    y

    se

    detiene

    a

    saludarlo

    regocijadsima.

    Concha.

    Cmo?

    Buenas

    noches. No

    haba

    repa-

    rado.

    Usted

    aqu?

    Cmo

    sigue usted?

    Adolfo.

    Algo

    desconcertado.

    Bien...

    y

    usted,

    se-

    ora?

  • 7/25/2019 Puebla de Las Mujeres

    45/92

    Act

    o

    primer

    o

    41

    Concha. Yo

    bien;

    muchas

    gracias.

    Pero

    qu

    hace

    usted

    aqu

    solo?

    dlfo.

    Acaba

    de

    dejarme

    don

    Cecilio.

    Concha.

    Sabe

    don

    Julin

    que est

    usted

    aqu?

    Adolfo.

    S,

    seora.

    Concha.

    Y

    Santita, lo sabe?

    Adolfo.

    Tambin,

    tambin.

    Concha.

    Y..,

    las dems personas

    que

    estn

    a

    la

    puerta?

    Adolfo.