puebla de las mujeres
TRANSCRIPT
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:
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2/92
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PUEBLA DE
LAS
MUJERES
-
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6/92
Esta obra es
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de sus autores.
Los
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de la
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Espaoles
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la
Norvge
et
la
Hollande.
Copyright,
1912,
by
S.
y
J.
lvarez
Quintero.
SEGUNDA
EDICIN
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
7/92
fc
Al3SK
U
SERAFN
Y
JOAQUN
LVAREZ
QUINTERO
PUEBLA
DE
LAS
MUJERES
COMEDIA
EN
DOS
ACTOS
Estrenada
en el Teatro
Lara el
1
7
de
enero
de
1
91
\
MADRID
1
9
1
9
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
8/92
MADRID
Imp.
Clsica
Espaola.
Glorieta
de
Chamber.
Telf.
j.
43
-
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9/92
A DON
JOS
ECHEGARAY
ILUSTRE
AUTOR DE
EL
GRAN
GALEOTO,
SUS
ADMIRADORES
DE SIEMPRE
LOS
AUTORES
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REPARTO
PERSONAJES
ACTORES
CONCHA
PUERTO
Joaquina
del
Pino.
JUANITA
LA ROSA
Catalina
Barcena.
SANTITA
Leocadia
Alba.
DOA
BELN
Virginia
Alver .
NGELA Mercedes
Pardo.
PILAR Mercedes Latorre.
DIEGUILLA
Eugenia
Illescas.
UNA
MUCHACHA
Carmen
Seco.
ADOLFO
Luis
Manrique.
DON
JULIN
Alberto
Romea.
DON CECILIO
Francisco
Palanca.
PEPE
LORA
Francisco
Barraycoa.
GUITARRA
Salvador
Mora.
UN SACRISTN
Guillermo
de
Mancha.
Todos
ellos,
a
excepcin
de
Adolfo,
Don
Cecilio
y
Doa
Beln,
hablan
con
pronunciacin
andaluza.
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ACTO
PRIMERO
Hay
en
muchas
casas de
muchos
pueblos
andaluces
un
lu-
gar,
el
primero
en
que
se
da
al
abrir
la
cancela, familiar
y
cmodo,
llamado
media casa en
algunos
de
ellos,
que
hace
veces
de
patio sin serlo,
y
de
sala
de
recibo
a
la
par,
aunque
sin alcanzar tan
alta
jerarqua.
Pues bien:
en este
simptico
recinto, fresco
y
agradable,
y
en
la
casa
de
nuestro
buen amigo
don
Julin
Figueredo, cura
.prro-
co
de Puebla de
las
Mujeres,
pasan
los
sucesos
de
esta
comedia.
A
la
derecha
de
la actriz,
en
segundo
trmino,
la
cancela,
de
sencillo
herraje,
que da
al zagun
y
que
est
abierta
siempre. A la izquierda,
en
el
centro de
la pared, una
puerta
vidriera con
medio
punto, tambin
de
cristales.
Al
foro
una
gran
puerta
semejante
a sta, pero de
tres
cuerpos.
A travs de
ella
se ve
un jardn de
encaladas
paredes
y
sue-
lo
enladrillado
y
rojizo,
con
escasos rboles
y
gran copia
de macetas
en
flor,
pintadas todas
de celeste.
Junto
a
la
cancela,
en
primer
trmino,
y
empotrado
en
la
blanca
pared, lo
que
all se
llama
un
chinero, o sea
una
especie
de
aparador
con
puertas
de
cristales
de
arriba
abajo.
En l
se
guarda, amn
de
otros cachivaches
ms o
menos
tiles,
esa
vajilla
primorosa
y
fina que
no
suele
servir
ms
que
en
las grandes
fiestas.
Techo
de bovedillas,
suelo de losetas
encarnadas.
Muebles
pocos
y
muy
sencillos: un velador, un
perchero,
dos
mecedoras
y
sillas
antiguas de rejilla.
En las
paredes
algunos
cuadros sin
pretensiones,
y
un
par
de
esterillas
con
retratos
en
fotografa. Sobre la
cancela
una
imagen
de
la
Virgen
que se venera
en
el
pueblo,
debajo
de la
cual
hay,
clavada
y
sujeta
en la
pared, una
seca
ramita
de
olivo.
Es
de
noche
y
en
el
mes de
junio.
Pendiente
del techo,
en
el
centro de la
habitacin,
una
gran
lmpara
en-
cendida.
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io Puebla
de
las
Mujeres
Don
Julin
y
Santita, cmodamente
sentados, re-
velan
en su actitud la ms
profunda
calma.
Don
Ju-
lin
consulta
una
lista
de
la lotera,
buscando
intil-
mente
en
ella
dos
nmeros cuyos
decimos
juega. San-
tita
hace
pitillos
a
mquina
para
don
Julin.
Son
hermanos,
y
ambos tienen ms
de
sesenta
aos
y
me-
nos de
sesenta
y
cinco. Don
Julin
oye
todo
lo
que hay
que
or, porque
confiesa
a la
mayora
de las
mujeres
del
pueblo,
y
Santita
no
oye
nada
absolutamente,
por-
que es sorda.
Su
actitud,
por
lo
mismo,
es
de
constante
observacin
y
recelo.
Don
Julin
est
de
sotana
y
usa una
gorrilla
de
seda
con visera, para
defender
su
venerable calva
de
resfriados,
moscas
y
mosquitos.
Santita
viste
hbito
negro.
Don
Julin.
Vaya
Ni
un trece
mil
quinientos
si-
quiera. Tambin
es suertecita
la
ma No salgo
de
pobre. A ver
el
otro.
Dentro,
all
muy
lejos,
en
la
cocina, rompe a
cantar
Dieguilla,
la
msjoven
y
revoltosa
de
las
criadas de la
casa.
Don
Julin
suspende
su
tarea
y
la escucha.
San-
tita
a
poco
se
da
cuenta
de
ello.
Dieguilla.
Cantando.
Para
paz ratos genos
a penz me pongo en ti,
que
erez entre
los morenos
er ms garbozo
que
vi.
Santita.
A
mitad
de
copla.
Qu es
eso?
Canta
aquel
demonio?
Don
Julin.
No.
Santita.
S.
No
tengo ms que
verte
la
cara.
El fandanguillo
de su pueblo, verdad? Deja
los
piti-
-
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Aci
o
primer o
n
los
y
se
va
por
eljardn hacia la
izquierda
a
mandar
callar
a
Dieguilla.
Don
Julin.
Bendito
sea
el
Seor La
nica
que
no
la
oye,
y
la nica que se incomoda por
que
cante.
Cierto
que
la
Dieguilla es
un grillito,
es
un
grillito...
La copla de
Dieguilla
se
corta
en la repeticin
de
uno
de
sus
versos
bruscamente.
Vuelve
Santita satis-
fecha.
Santita.
Aqulla
se
cree que
est
todava
en
la
posada de
su
pueblo.
Don
Julin.
Levantando
un
poco la
voz
por instin-
to, no
porque
espere
que
lo
haya de
or
su hermana. Se
te
ir sta
tambin,
como
la
otra
y
como
todas.
Santita.
Qu?
Don
Julin.
jQue
se
te
ir sta
tambin
Santita.
Entendindolo como
siempre,
y
como
a
todo
el
mundo,
por
los
ademanes
y
el
?novimiento de
los labios.
Que
se
vaya
Tal
da hizo
un
ao.
En
casa
de
un
sacerdote
no se
deben
cantar copluchas.
Reanu-
da su
labor.
Don
Julin.
Despus
de
buscar
en
la lista
el
otro
nmero.
Pues,
seor,
bien.
Habr
que
creer
que
la
lis-
ta
viene equivocada.
Este siete por
fuerza
es un
cuatro.
Pausa.
Aparece
por
la
cancela
Adolfo
Adalid,
h-
roe
de
esta
jornada.
Es
un
muchacho
madrileo,
atildado
y
correcto.
Habla
con
natural desenvoltura.
Adolfo.
Se puede
pasar?
Don
Julin.
Levantndose
a
recibirlo.
Ya
lo
creo
Adelante,
amiguito, adelante.
Adolfo.
Cmo
est
usted?
Don
Julin.
Bien,
y
usted?
Adolfo.
Usted me
conoce?
Don
Julin.
No
he de
conocerlo,
criatura?
Desde
que
hace
ocho
das
se baj
usted
del
coche
en
la pa-
-
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12 Puebla de
las
Mujeres
za.
Y
ya
echaba yo
de
menos esta
visitita. Voy a
presentarlo
a
usted
a
mi
hermana.
Es
sorda
la
po-
bre,
pero
no
hay
que
alzarle
la
voz:
se
entera
de
lo
que
se le
habla por el
movimiento
de
los
labios.
Santita.
Santita. Seor
mo...
Adolfo.
Seora...
Don
Julin.
ste
es
el
sobrinito
de
Esperanza
Lucena.
Santita.
Ya,
ya
s
quin
es.
Pasa
por
aqu
todos
los das tres veces
para arriba
y
cuatro para abajo.
Mis
hijas
me
lo
han dicho.
Adolfo.
No
he contado
las
veces,
pero
s
paso
bastante
por aqu.
Don
Julin.
Pues
ya
ha
podido
usted
entrar al-
guna de
ellas,
tunantn.
Sintese.
Adolfo.
Mil
gracias.
Se
sientan
los dos.
Don
Julin.
Yo
me
preguntaba:
pero
ese
madri-
leito,
es
que
no
quiere nada con
el
cura
prroco
de
Puebla
de
las Mujeres?
Adolfo.
Todo
lo
contrario:
porque
quiero,
y
mucho,
y
porque
he
de
molestarlo
a
usted,
y
no
poco,
me
daba
cierto reparillo
venir
en
seguida.
Don
Julin.
A
m no me
molesta usted,
hijito.
Adolfo.
Es usted
muy
amable,
seor.
Y le
ad-
vierto
a
usted
que
mi ta me
ha
estado
diciendo
to-
dos los
das,
y
por la
maana
y
por
la
tarde,
que
viniese.
Don
Julin.
Me
hago
cargo de
ello. Su ta
de
us-
ted
y
yo somos
amiguitos antiguos.
Adolfo. Tiene
en usted una
gran
confianza.
Quiere usted
fumar?
Don
Julin.
Fumaremos.
Adolfo
le
da un cigarrillo
y
ambos
fuman.
Santita
al
verlos
les
acerca
un cenicero
y
una
escupidera.
Des-
-
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17/92
Act
o
primer
o
13
pues,
disimuladamente,
como
quien
va
a
entornar
la
cancela,
se
llega
por
detrs
de
Adolfo
a
observarlo,
y
aun
coge
su
sombrero
y
lo
examina
por
fuera
y
por
dentro.
Adolfo.
El
pobre
de
mi
to
poltico
dej bien
enredados
todos
sus
papeles.
Don
Julin.
S,
hijito, s;
me
consta.
Dios
lo
haya
perdonado.
Vala
muy
poquito;
sin
que
mis palabras
ofendan
su
memoria.
Siempre
fu
un
tarambanita
y
un
majaderito.
Adolfo.
Mi ta,
la
infeliz,
pasadas
las primeras
semanas
de
duelo,
me
escribi
a
Madrid,
supli-
cndome
por
Dios
y
los
santos
que viniera
a de-
jarle
los
negocios
en
orden.
Y
yo, usted
imagine,
que
haba
de
hacer
ms
que
complacerla?
La
quiero
bastante...
Don
Julin.
Ya
lo
s,
hijito, ya lo s.
Adolfo.
Y
adems,
los
papeles
de
mi
to
no son
cosa
que
se
ponga
fcilmente
en
claro ni que se deba
entregar
en
manos
de
persona
que
no
sea
de
toda
confianza.
Procurar
cumplir
mi
cometido
lo
mejor
que sepa,
y,
sobre
todo,
dejar
a
mi
ta
tranquila
y
sin
trampas
ni
pleitos
probables.
Don
Julin.
Bien,
bien,
hijito,
bien.
Tarea
tiene
usted para largo.
Adolfo. Para mes
y
medio
o dos
meses calculo
yo. A
bien
que
ahora en Madrid,
como
llega
el
ve-
rano,
la
vida
se
paraliza
y
hace
uno
poca
falta.
Don
Julin.
Pues
mira, hijito...
y
perdona
que
te
apee
el
tratamiento;
pero
yo
no
s decirle
de
usted
a
la
gente
joven...
Adolfo. Y a
m me
agrada que me
trate usted
con
esa
familiaridad.
Don
Julin.
Lo que
necesites
y
en
mi mano
est,
no
tienes
ms
que
abrir
la
boca.
Adolfo.
Pedir,
pedir
bastante.
No tendr
us-
-
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18/92
14
Puebla
de
las Mujeres
ted queja.
Y
voy a
empezar
ahora
mismo.
Lo
prime-
ro,
y
as
le damos
gusto
a
mi
ta, van
a
ser
cuatro
le-
tras
de
presentacin.
Don
Julin.
Para
quin?
Adolfo.
Para...
no
me
acuerdo del
nombre
para el arrendatario
de su
hacienda
de
La
Colmena.
Don
Julin.
Ah,
s;
Pablo
Lobo. Mala
personita
es
el tal.
Socarroncito,
marrullerito,
ladroncito...
Adolfo.
Pues
dice mi ta que
a usted lo
estima
y
lo
considera
ms
que
a nadie,
y
que
no debo
enca-
rarme
con
l
sin llevar
esa
carta.
Don
Julin.
Cundo vas a
ir
a verlo?
Adolfo. Maana,
a
ser
posible.
Don
Julin.
Pues
entonces
te
escribir la
carta
inmediatamente.
Adolfo. No;
no
se
moleste
usted
todava.
Mire
usted:
yo
he de
llegarme luego
a
ver
al
registra-
dor
de
la
propiedad, que se
acuesta
temprano,
y
necesito consultarle una
o
dos cosas;
pues,
mien-
tras
tanto,
usted
es
tan
bueno que me
escribe
esas
lneas,
y
al pasar
yo
hacia
mi casa
de retirada,
las
recojo.
Don
Julin.
Perfectamente, caballerito. As
lo
haremos.
Adolfo. Y
no
dir
usted que no
ha sido
intere-
sada
mi
primera
visita
a
la
casa del
cura
prroco.
Don
Julin.
Je
Y
el
pueblo? Qu
te
parece
el
pueblo?
Aburridito, no?
Adolfo.
No; yo,
la
verdad,
aun
no
he
tenido
tiempo
de
aburrirme.
Se
asemeja
bastante,
en
su
apariencia
pintoresca
y
tranquila,
a
otros
pueblos
andaluces
que ya
conozco. Acaso d ste
impresin
de
cosa
ms
dormida,
ms
abandonada,
ms
en
cal-
ma an que
algunos
de
ellos.
Don
Julin.
S, s. Aqu,
en
movimiento
cons-
tante, no
hay
ms
que
las
campanas
de
las
dos
igle-
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
19/92
Acto
prifhero
15
sias,
y
las
lenguas
de
las
mujeres, que no paran
de
hablar.
Adolfo.
De
lo
de
las
campanas,
doy
fe:
me
despiertan
todas
las maanas. De lo otro,
no
s
to-
dava.
Don
Julin.
Pues
ya
te
enterars.
Adolfo.
Lo que, con
permiso
de
usted,
no
se
puede
resistir,
son las moscas.
Yo
creo que
estn
aqu
las
de toda la
provincia.
Don
Julin.
Es
cierto,
es
cierto.
Hay
ms
mos-
cas
que en
ninguna
parte. Y
muy
pegajositas
y
muy
fastidiositas
que son.
Ahora no
nos
molestan
por-
que a
estas
horas se renen
all
en el comedor,
que
si
no,
aviados
estbamos
Yo
no puedo
soltar
la
gorra.
Adolfo. Mosquitos hay .menos,
verdad?
Don
Julin.
Espera
a
que
entre
julio
para
formar
juicio
definitivo.
Adolfo.
Ah,
s?
Don
Julin.
Y
que
la emprenden
con
los
fo-
rasteros.
Adolfo. Ah,
s?
Don
Julin.
Se explica. A nosotros
ya
nos
cono-
cen,
y
casi
nos
desprecian.
Claro
Somos
platos
vul-
gares,
corrientes... Pero
llega
uno de otra
parte,
y
parece
como que
se
dicen
ellos: Hombre,
a
ese se-
or no
lo
hemos
probado.
Y
caen
sobre
l
y
se
lo
comen
enteramente.
Adolfo.
Bueno
es
saberlo
para
buscarnos
la
de-
fensa.
Se levanta.
Don
Julin.
Te
vas ya?
Adolfo.
Pero
volver por la
carta.
Voy,
como le
he
dicho,
a
casa
del
registrador,
que creo
que
se
acuesta
con las
gallinas.
Don
Julin.
Bien,
bien.
Pues
hasta
luego
enton-
ces.
Y
excuso
hacerte
el
ofrecimiento
de mi
casa.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
20/92
i6
Puebla
de
las Mujeres
Tuya
es.
Luego
te presentar lo
mejor
que hay
en
ella:
mis
sobrinas, las
hijas de mi
hermana.
No
son
fetas.
Te
prevengo
que
tenemos
tertulia
a todas
ho-
ras: de
da
y
de
noche.
Esta
cancela
siempre
la
en-
contrars
abierta.
Vienen
amiguitas
de
mis
sobrinas,
amigas
de
mi hermana,
amigotes
mos...
Cecilio,
el
mdico
decano,
persona
de
excelente
humor,
es
pun-
to
fijo.
Adolfo.
Tengo
el
gusto
de
tratarlo
desde
que
llegu.
Entra
y
sale
mucho
en
casa
de
mi
ta.
Don
Julin.
Y en
sta.
Conque
cuando
te abu-
rras
demasiado
de tus
papelorios,
djate
caer
por
ac
con to/la confianza, que acaso te
diviertas.
Adolfo.
S,
seor;
vendr
cpn
muchsimo gusto.
Don
Julin.
Por ms
que
ya
se corre por
el
pue-
blo
que
has
encontrado
distraccin.
Adolfo. Cmo?
Don
Julin.
Eso
se
corre: yo ni
quito
ni
pongo.
Adolfo.
No
s
a
qu
se
refiere
usted.
Don
Julin.
Sern cosas de las mujeres.
A
m
me
lo
ha
contado sta.
Santita
f
Qu?
Don
Julin.
Le
estoy
diciendo
lo
que
t
me
di-
jiste que te han dicho que se dice
de
l.
Santita.
Ah,
ya.
S.
Que sea
para
bien.
Muy
buen gusto De lo mejorcito
del pueblo.
Adolfo.
Con toda franqueza,
don
Julin,
no
s
de
qu ni
de
quin
me
hablan
ustedes.
Don
Julin.
De veras
no? Lo
que
son los
pue-
blos.
Pues
parece
que
se
da
ya
por
hecho,
que
una
muchachita
que
vive
aqu
a
la espalda
y
que tam-
bin suele
venir
por las
noches
te
ha
sorbido
el
seso
con
sus
ojos.
Adolfo. A m?
jPero si
yo
apenas
conozco
a
na-
die
Si todava no
he cruzado
la
palabra
con
ninguna
muchacha
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
21/92
Act
o
primer
o
17
Santita.
Qu? Que
se
opone
la
ta?
Es
muy
tontal
Eso
es
que
lo finge
Don Julin.
No,
si no
habla
de
la
ta.
Si
dice
que
ni
siquiera conoce
a
la
sobrina
Santita.
Averigua
t la
verdad
Don
Julin.
Esta
no
lo
cree.
Adolfo.
Y
qu quiere usted que
yo
le haga?
Hasta
luego, ;no?
Don
Julin*
Hasta
luego.
Adolfo. Adis,
seora.
Santita. Vaya usted
con
Dios,
seorito.
Vase
Adolfo.
Don
Julin.
A
su
hermana. Es simpatiquito,
verdad?
Santita.
S,
s;
no es
desgraciado,
no.
Ella
vale
ms que
l,
por
supuesto.
Coge el cenicero,
y
con un
gesto
de repugnancia
hacia
l,
llama
a
Dieguilla. Die-
guilla Dieguilla
Don
Julin.
Qu
quieres?
Santita.
Que
venga
por
esto,
que no
puedo re-
sistir
el
tufo
que echa.
Dios me ha
debido
dar
un
poco
de
ms
odo
y
de menos olfato.
Uf
Por
el
jar
din,
de la parte
de la
izquierda,
sale
Die-
guilla
secndose las
manos
en
el
delantal
de
faena.
Dieguilla.
Mande
ust,
zeorita.
Santita.
Toma;
limpia
esta alhaja.
Dieguilla.
Z,
zeorita.
Santita.
Y en
seguida
la
traes.
Dieguilla.
Geno,
zeorita.
Don
Julin,
una
de
las dos
cozas:
o
ze
ha
fumao
ust
dos pitiyos
zeguos,
o
ha
habi
vizita
de
cabayero.
Don
Julin. Anda,
anda.
Se
marcha
Dieguilla
por donde sali,
canturrea?ido
el
fandanguillo
de
marras,
segura de
la impunidad.
Santita.
Obediente
s
que
lo
es esta muchacha.
Llega
Concha
Puerto
de
la
calle,
acompaada
de
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
22/92
18
Puebla
de
las
Mujeres
Guitarra,
su
criado.
Un
autor
dramtico
dado
a
los
smbolos,
dira
que
Concha
Puerto
era
la
encarnacin
del
espritu del
pueblo)
nosotros,
que
no
lo
somos,
por
ahora,
nos
limitamos
a
decir que es una
seora
guapa,
muy
entrometida,
que sabe la
vida
y
milagros
de todo
el
mundo.
Concha.
Santas
y
buenas
noches.
Guitarra.
Geas
noches.
Don
Julin.
Felices,
Concha.
*
Concha.
Buenas
noches,
Santita.
Santita.
Dios
te
guarde,
mujer.
Concha.
Guitarra,
vete
t a la
cocina;
que
ya te
llamar
para que
nos
vayamos.
Guitarra.
Est
mu bien,
seora.
Se
entra
por la
puerta del
jardn,
hacia
la
izquierda.
Concha.
Me
he
trado
a Guitarra,
porque
a lo
mejor
me
entretengo aqu
demasiado,
apagan
los
fa-
roles de
la
calle,
y
llego
a
la ma
y
me la
encuentro
como
boca
de
lobo. Expuesta
a
que me
den
un susto
una
noche.
Se
sienta.
Sala
de aqu?
Don
Julin.
Cmo?
Concha.
Si
sala
de
aqu.
Don
Julin.
Quin?
Concha. A
m
me
pareci
que
sala
de
aqu.
Don
Julin.
Pero,
quin?
Concha.
Quin
ha
de
ser,
padre?
El
abogado;
la
novedad
del pueblo;
el
sobrino
de
Esperanza
Lu-
cena
Don
Julin.
Ah,
ya.
S
sala
de
aqu,
s.
Vino
a
saludarme... a
cumplir
conmigo.
Concha.
S,
s.
Mal informado est
de
la
hora.
Ella
viene
ms tarde.
Don
Julin.
Qu
hablas,
mujer?
Concha.
Es
simptico ese
muchacho,
verdad?
Don
Julin.
S que
es muy
simptico;
y
muy
fino.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
23/92
Acio
primer o
19
Concha.
Y
muy
buen
hijo, segn
dicen.
Y
con
un
gran
porvenir
por
delante.
Ya ve usted:
a
su
edad,
es.
abogado
y
otra cosa.
Don
Julin.
Y
otra
cosa?
Concha.
S;
no
recuerdo qu. Pero
Bobadilla me
lo
ha
dicho: es abogado
y
otra
cosa.
En
fin,
que
ha
tenido
suerte
Juanita.
l
vale
ms que
ella.
Y
las
ni-
as? Gritndole a
la
sorda.
Y las
nias?
Santita.
En el
jardn estn.
Concha.
*Voy
a
llamarlas.
Tenemos
que
hablar
del
asunto.
Se
levanta un
instante
y
llama
a
las
nias
desde
la
puerta
del jardn.
Niasl
jNias
ngeles
Pilar Aqu
estoy
yo ...
Don
Julin.
Y
tu
marido?
Concha.
Rabiando
con
la
muela;
por
variar.
Don
Julin.
Vaya
por
Dios,
mujer
Yo no
s
cmo
tiene
paciencia.
Por
qu
no
se
la
saca?
Concha. Porque ya sabe
usted lo que
es
Bobadi-
lla: piensa que
un dentista es
un
verdugo.
Jess
Qu
miedo
les tiene
Y
le aseguro a
usted
que
est
en
un
ay.
Es
sa
la lista
de este sorteo?
Don
Julin.
Esta es.
Quieres ver
algn
nmero?
Vuelve
Dieguilla
por
donde
antes, con
el cenicero
ya
Umpio.
Lo
deja
sobre
el velador,
y
se
va
sin
decir
pa-
labra,
pero mirndolos
a
todos.
Concha.
S, seor. Mire
usted si est
el
catorce
mil
quinientos
veinticinco.
Don
Julin.
Obedecindola. El catorce
mil
qui-
nientos...
No
est.
Concha.
Lo siento,
porque lo
lleva
el
curita Mar-
tnez.
Y
el
siete
mil
trescientos
cuatro?
Don
Julin.
El
siete
mil trescientos
cuatro?
Ca-
ramba
Ni
un
siete
mil
trescientos siquiera.
Concha.
Me
alegro,
porque lo llevan
en
la
botica.
Don
Julin.
Pero t
juegas en los dos?
Concha.
No,
seor;
en
ninguno.
Sino
que
me
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
24/92
2o
Puebla
de
las
Mujeres
quedo
con los
nmeros en
la
memoria
para
saber
si
salen.
Don
Julin.
Je
Llegan
por
la
puerta
deljardn
ngela
y
Pilar,
las
hijas
de
Santita,
florecillas
de
veinte
y
de
quince
abri-
les,
respectivamente.
Vienen
de
la
parte
de
la
de-
recha.
Pilar.
Hola.
ngela.
Hola.
Concha. Hola.
Saben
ustedes
la
noticia?
Pilar.
La
sabemos.
ngela.
La
sabemos.
Don
Julin.
Cul
es la
noticia?
Concha. Cul
ha de
ser?
Que el
abogado
est
enamoradsimo
de
Juanita
La
Rosa
Don
Julin.
Bah
Concha. Bah?
Y
que
Juanita
La
Rosa
no
pega
los ojos desde
que
lo
vio Ha
sido
un
flechazo.
Don
Julin.
Por
charlatanas
van ustedes
a
ir
al
nfierno
todas.
Cabalmente
acaba
de marcharse de
aqu el
abogado,
t
lo has
visto al llegar...
ngela. Pero ha
estado
aqu?
Pilar.
Ha
estado
aqu?
Don
Julin.
S,
hijitas,
s;
ha estado aqu...
Concha.
Ha
venido a
ofrecerle
sus
respetos
a
tu
to,
sabes?
Don
Julin.
A
eso
ha
venido el pobre
mucha-
chito.
Concha.
Y ca
Don
Julin.
Y
yo
le
he
hablado
incidentalmente
de lo
que se corra
por
el pueblo,
y
l
me
ha
confe-
sado con
la
mayor
ingenuidad
que
ni siquiera
cono-
ce a
Juanita.
Concha.
Ja,
ja,
ja
Es
usted
para
ponerlo
en
un
altar
de
puro inocente.
Pilar.
S, to;
te
chupas
el
dedo.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
25/92
Acto
primer
o
21
ngela.
|Que
no
la
conoce,
y
se
sabe
en
todo
el
pueblo
que
est
loco
por
ella
Concha.
Que
no
la
conoce,
y
ha
venido a
bus-
carla
aqu
ngela.
A que
vuelve?
Don
Julin.
S va a
volver,
pero...
Concha.
Ah pero...
Camuesa
S
antita
.
Impaciente
ya
por
meter
cucharada.
Qu
hay?
Qu
guirigay
es
ese?
Concha.
A
voz
en
cuello.
Que
dice
don
Julin
que
el
sobrino
de
Esperanza
Lucena,
el abogado,
no
conoce
a Juanita
La
Rosa
Santita.
A
otro perro
con
ese
hueso.
Concha.
Usted
lo
ve?
Pilar.
Pero
si
est
claro
Santita.
Para
m
tengo
que
esta
noche
ha
veni-
do
aqu
nada
ms que
al olor.
Concha.
Usted lo ve?
Don
Julin.
Qu
veo?
qu
veo?
Que todas
son
ustedes lo
mismo
Angela.
Pero,
to, 'todava
no
lo
crees?
Don
Julin.
Pero, sobrinita,
si el
propio intere-
sado
me
ha
dicho
que
no
la
conoce
Concha.
Pues
yo
le digo
a usted,
no
tan
slo
que
la
conoce,
sino
que se
ha
prendado de
ella,
y
que
le
va
a
escribir.
Don
Julin.
Bah
Concha.
Razones,
razones: si no est
enamorado,
por qu ha
pasado
hoy
tres
veces por su
calle?
Don
Julin. Seor,
porque
es
una
calle
del
pue-
blo Va
a
andar
por
los
tejados
el hombre?
Concha.
-Una calle
del
pueblo, verdad?
Y
si
no
va
a
escribirle,
por
qu
ha
comprado
esta
maana
en
el
estanco
un sello
para
el
interior?
Pilar.
Ha
comprado
un
sello
para
el interior?
ngela.
Digo
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
26/92
22
Puebla
de
las Muj
eres
Don
Julin.
Pero
t
cmo sabes?...
Concha.
Que
cmo
lo
s?
jComo
lo
sabe
todo
el
mundo
Si
ha sido un
acontecimiento
en el
estanco
Usted
figrese,
en un
pueblo
que
se
anda
en
cinco
minutos,
un
hombre
que
pide un
sello
para el
inte-
rior
Vamos
Verde
y
con asa ...
ngela.
Alcarraza, to,
alcarraza
Don
Julin.
Chito, que
viene alguien.
Concha.
Casi
adivinando
por
el
olor
a
quien
llega
y
dndole
al
anuncio
de
la persona un
gran
misterio e
inters.
Ah
Pepe
Lora
Pilar.
Pepe
Lora?
Concha.
Pepe
Lora
ngela.
Pepe
Lora
Pilar.
A
su
to.
Pepe Lora
Efectivamente,
es
Pepe
Lora
el
que
traspone
la can-
cela.
Pepe
Lora
es
un mocito receloso
y
oscuro,
de
ha-
blar
despacioso.
Viste
de
americana
y
sombrero
ancho.
Pepe.
Buenas noches, don
Julin
y
la compaa.
Don
Julin.
Buenas noches,
Pepillo.
Las
dos
seoras
y
las
muchachas
contestan
a
las
buenas
noches.
Pepe.
Por cazualid
tiene
ust
er Diario?
Don
Julin.
El
Diario?
Nias,
y
el Diario?
Pilar.
El
Diario?
Hace
media
hora
estaba
aqu.
ngela.
S; pero
creo que
vinieron
por
l
de
casa
de Pina.
Concha.
No,
pues
de casa
de
Pina se
lo
han
lle-
vado
ya.
Yo
he
salido
de all
ahora
mismo...
Pepe. Mi madre est
leyendo
la novela
y
quera
zeguirla.
i
ngela.
Sabes
t
dnde
debe
de
estar?
En
casa
de Victoria.
Pilar.
S:
porque
Victoria
tambin
lo
pide.
Concha.
Y
si
no
est en casa
de
Victoria,
lo
tie-
nen
ah
enfrente.
Y
si
no,
est
en
mi
casa.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
27/92
Acto
primero
23
Don
Julin.
Ea, pues ya
conoces
la
pista, hijito.
Pepe.
Z,
ze.
Me
yegar ah enfrente
primero.
Don
Julin.
Y
cuando
tu madre lo lea,
no
dejes
t
de
devolvrmelo,
oyes?
Pepe.
Pero ust no
lo
ha ledo
ya?
Don
Julin.
Yo
s;
sino
que
luego
le pongo una
fajita
y
se
lo
mando
a
mi
hermano
Ramn,
que como
se
ha
metido en
aquel poblacho...
Pepe. Ah,
ya.
Descuide
ust que
yo
ze lo traer.
Hasta
luego,
y
gracias.
Vase.
Don
Julin.
Anda
con Dios.
Concha. Adis.
Apenas
desaparece
Pepe
Lora surge
con
fuerza
la
interpretacin
de
la visita.
ngela.
No
es
mal
Diario
el
que
vena
buscan-
do
ste.
Don
Julin.
Eh?
Concha. El achaque
ha sido el Diario;
pero
lo
que quera
averiguar
es
si estaba aqu
ella.
Don
Julin.
Quin?
Concha.
Juanita
Pilar.
Naturalmente que
ha venido
a
eso.
Don
Julin.
Pero ste qu
tiene
que
ver
ya
con
Juanita?
Pilar.
No
ha
de
tener
que
ver, si
ha
sido
novio
suyo?
Don
Julin.
Y
qu?
No acabaron?
ngela.
S acabaron;
pero
usted sabe
de ms
que a
ste le
sent
muy mal
que ella
lo
dejara;
y
jur
y
perjur
que no iba
a consentirle ningn
novio.
Pilar.
Y
hasta
ahora
se
va
saliendo con ella.
A
Manolo
Corrales
bien
que
se
lo
espant.
Concha.
Voy
a ver
para
dnde tira. Se marcha
muy
aprisa
por la
cancela.
Don
Julin.
Pues,
seor,
vaya
usted a
saber
si
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
28/92
24
Puebla
de
las
Mujeres
estar
yo
en
Babia,
y
llevarn razn
estas
taravillitas.
Se
va
por
el
jardn
hacia
la
derecha.
Vuelve
muy
presurosa
Concha
Puerto.
Concha.
Pepe
Lora
va
calle
arriba hablando
solo.
Angela.
En?
Concha.
Y
qu
dirn
ustedes que
he
visto?
Pilar.
Qu?
Concha.
A
Inocencio Parra,
ah
enfrente,
asoma-
do
al balcn, silbndole al
loro una
petenera
y
con
unos
pantalones
blancos.
ngela.
Con
unos pantalones blancos?
Concha.
Con
unos
pantalones
blancos Y hace
tres^ meses
que se le
muri
su
mujerl
ngela.
Ave
Mara
Pilar.
Qu descaro
ngela.
Pero
es
posible eso?
Se
asoma a
verlo
rpidamente
y
vuelve
luego
horrorizada.
Concha.
Ya vers
si es
posible.
Aqu
ya no se
guardan
lutos
Mira
que
hace
falta desahogo
ngela.
Qu
barbaridad,
qu
barbaridad
y
qu
barbaridad
Asmate,
Pilar,
que es
digno de
verse.
Pilar.
Yendo a
ello.
Vamos,
que
con unos
pan-
talones
blancos
ngela. Y
ah
est
su
prima
de
usted,
cuada
de
ella
nada
ms,
y
lleva
todava manto
largo
Concha. Y
en mi casa
estuvo
media
puerta ce-
rrada
siete das
Pilar.
Se
ve
y
no
se
cree.
Ese
hombre
no
est
bueno
de la cabeza
Santita.
Rabiosa
de
curiosidad.
Pero
qu
ir
y
ve-
nir
traen
ustedes,
nias?
Concha.
Lo
increble,
seoral
Inocencio
Parra,
asomado
al
balcn,
divirtindose
con
el loro
y
con
unos
pantalones
blancos
Santita.
En
el
nombre
del Padre
Eso
no
pue-
de
ser
Se
levanta
y
va
a
verlo por sus
propios
ojos.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
29/92
Ac i o
p
r im
er
o
25
ngela.
Es un
sinvergencita,
como
dice el
to.
Concha.
Es un
sinvergonzn
A
Bobadilla estas
cosas
le indignan.
El,
que
a
su
primera
mujer
le lleva
todava
una
gasa
negra Y yo
se
la respeto.
Santita.
Hacindose
cruces despus
de haber
visto
al vecino.
Qu cinismo,
seor,
qu
cinismo Luego
quieren
que
llueva Tiene que
castigarnos
Dios
Por
supuesto,
que si
el muerto llega a ser
l,
ella
est aho-
ra
mismo en
el
balcn
con una bata
colorada.
Concha.
Eso
s. Esa
disculpa
tiene
el
hombre.
Santita.
Y ah
tenemos
ya
a
Juanita
La
Rosa.
ngela.
A
Juanita
La Rosa?
Pilar.
Viene
ah?
Concha.
Con
la
ta?
Santita.
Con
la
ta.
ngela.
Pues oigan
ustedes:
vamos
a hacer
como
que
no sabemos nada del
asunto.
Pilar.
Eso es, s; que la
ta
se
pone
muy
anti-
ptica.
Angela.
Y ella tambin
se
puede
pensar
que
la
envidiamos.
Nada,
nada;
nosotras
ni
sabemos
nada,
ni decimos esta boca
es
ma.
Concha.
A
m
me
va
a
costar
mucho
trabajo;
pero
en
fin ...
Santita.
Qu,
qu
se
trama?
ngela.
No
darnos por
entendidas
de
lo del
abo-
gado
con
doa
Beln ni
con
Juanita.
Santita.
Me parece
muy
bien. Que saquen
ellas
la
conversacin si
les da
la
gana
Se
sientan
y
esperan
la
llegada
dla
herona,
satis-
fechas
de su resolucin
y
adoptando
un
aire
indiferen-
te.
Aparecen
a
poco
doa Beln
Zurita
y
su
linda
so-
brina
Juanita
La
Rosa.
Ambas
vienen
de chai.
Doa
Beln
es
una seora
circunspecta
y
suave
\
que
adora
en
su casta.
Pronuncia
correctsimainente,
casi
casi
sin
abrir
la
boca,
y
cuando
termina
un
prrafo
de
cierta
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
30/92
26
Puebla ae
las
Mujeres
importancia
sorbe
aire
por
entre los dientes cerrados,
como para subrayarlo
y
realzarlo ms. Habla siempre
con
una
sonrisa protectora.
Juanita
tiene
un
hablar
modoso
y
dulce,
pero
anda-
luz, naturalmente. Lo
probable es
que le guste
al abo-
gado
cuando la
vea,
supuesto queya
no
la
haya
visto.
Doa
Beln.
En la
7nisma
cancela an,
bajo a
su
sobrina.
Nosotras,
ni
una
palabra.
Juanita.
Ya.
Doa
Beln.
Muy
buenas noches.
Juanita.
Buenas
noches.
Concha.
Buenas
noches.
ngela.
Hola,
Juanita.
Juanita.
Hola,
Pilar.
Pilar.
Mira
qu
mona vienes, mujer.
Doa Beln.
Qu
tal,
Santita?
Santita.
Bien; gracias.
Doa
Beln.
Y Bobadilla,
Concha?
Concha.
Con su
muela.
Doa
Beln.
Dichosa
muela
Concha.
Y
Pepe?
Doa
Beln.
Quin?
Concha.
Su
marido.
Doa Beln.
Ah,
Jos.
Bueno:
en el
campo.
Se
sientan.
Pausa. Se
miran
unas a otras
sonrin-
dose.
Concha.
Esa es
la falda
que ibas a
estrenar el
da
de
la Virgen?
Juanita.
S,
sta.
Pero se
me ha
ocurrido
ponr-
mela
hoy.
Doa Beln.
Qu
ms
da un
da
que otro?
Concha.
Claro
ngela. Es
muy
elegantita,
verdad?
Pilar. Muy
mona
es.
Juanita.
Sencillita.
Yo
misma
me
la
he
hecho.
Doa Beln.
Ah, s.
Porque
entiendo
yo
que
la
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
31/92
Acto
primero
27
ms
esmerada
educacin no est
reida
con
la
aguja.
Sorbe
aire.
Concha.
A
nosotras no
tiene
usted
que conven-
cernos.
Eso,
donde
convenga
es donde
se dice.
Doa
Beln.
No s qu me quiere
usted
indicar.
Concha.
Nada. Yo, nada.
Nuevo silencio.
Juanita.
Apelando
al tema
inevitable
en
ciertos ca-
sos.
Hoy
est
el
da
ms
fresco,
verdad?
Concha.
As,
as, no te
figures.
Se
abanica
con
im-
paciencia,
muy
sofocada.
Santita sopla la
maquinilla
del
tabaco,
llamando
la
atencin
a todas,
que
sonren
nuevamente.
Santita. Esto se
atasca
a
lo
mejor.
Doa
Beln. Se atasca, eh?
Rompe
a
cantar
otra
vez
Dieguilla
all
dentro
la
misma copla que antes.
ngela.
Oigan
ustedes
qu
bien canta
Dieguilla.
Pilar.
Es
un
fandanguillo
nuevo
de
su
pueblo.
Juanita.
S
que
canta
con mucho
estilo.
Todas
atienden. Santita
se
da cuenta de lo que
ocu-
rre en cuanto
ve
las
caras,
y
se va como antes a
man-
dar
callar
a
la
cantadora.
Santita.
Aqulla se
ha
empeado
en
que
yo
la
plante
en la
calle.
Angela.
Ya va
mam.
Juanita.
Pero
por qu se incomoda, mujer?
ngela.
No
le
gusta que canten
las
criadas. Ayer
despach
a
Catalina
por lo mismo.
Doa
Beln.
Hace
bien:
yo
le
alabo
el
gusto.
Concha.
Pero lo gracioso
es
que
es
la
nica que
no
las
oye
Se
ren
todas,
por
frmula;
las cabezas
no
estn en
el
asunto.
Vuelve
Santita
y
contina
con
sus
pitillos.
Se
hace
de
nuevo
un
silencio
de
tumba.
Juanita.
Suspirando.
Ay
ay
ay
ay...
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
32/92
28
Puebla
de las
Mujeres
ngela.
Suspiros?
Juanita.
No;
sino
que como
no decamos
nada...
Pilar. Verdaderamente, hija,
en
los pueblos
est
todo
hablado.
Doa
Beln. S:
casi
no hay de
qu hablar.
ngela.
Casi.
Otra pausa,
un
poco
ms
corta.
Concha.
Hoy es
jueves?
Juanita.
S;
jueves.
Doa
Beln.
S; hoy
es jueves.
Ayer
fu
mir-
coles...
Concha.
Entonces
hoy
es
jueves.
El
silencio
a
estas alturas
ya
es algo
trgico.
Santita.
De qu
se habla?
Concha.
De nada
Todas
le
hacen
seas
de
lo
mismo.
Santita. De nada,
todava?
Doa
Beln.
S
que
estamos
bien
silenciosas.
Concha.
Por fuera.
Doa
Beln. Cmo por fuera?
Concha.
A
saber lo
que
cada
una
pensar
para
s.
Juanita.
Yo, nada
malo.
Vuelven a
callar.
Angelita
canturrea
el
fandangui-
llo
de
la
criada.
Concha.
Estallando
de
pronto.
Bueno:
hasta aqu
lleg
y
de
aqu
no
pas.
Yo
ya
no
puedo
ms
Esto
no
va
con
mi carcter
Doa
Beln.
Qu
dice?
Juanita.
A qu
se
refiere?
Concha.
A qu
se
refiere
aqu
se
refiere
Quie-
res
que
te regalemos
el
odo,
verdad?
Estamos
aqu
seis mujeres
rabiando
por
hablar
de
lo mismo,
y
las
seis
diciendo
tonteras.
No
puedo
ms
Te
ha
es-
crito?
Risas
generales.
Santita.
Se
salt
ya
el
tapn?
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
33/92
Acto primero
29
Doa
Beln. Saba yo
que
haban de embromar-
te;
por
eso quise
que
nos
quedramos
en
casa
esta
noche.
Concha.
Vamos
a
hablar
sin cascara.
ngela. Te
ha
escrito?
Juanita.
Qu
me na
de
escribir?
Por Dios
santol
Pilar.
No
te
ha
escrito?
Juanita.
No.
Concha.
Pues
qu
ha
hecho
con
el
sello?
Juanita.
Yo no
puedo aceptar
que se
hable de
este asunto
como
de
cosa
cierta:
seriamente lo digo.
Y no
comprendo de
dnde habr salido
este
tole
tole.
Entre
ese
muchacho
y
yo no
ha
habido
ni
siquiera
un saludo; ni mirarnos
cara
a
cara una
vez.
Pilar.
jVamos
Juanita.
Es
el
evangelio
de
la
misa.
Ni
s
que
me
haya
visto
ms
que
un
da, que
creo que fu al
da
siguiente
de
llegar
l.
Concha. El lleg
el
diez
y
ocho.
Juanita.
Bueno,
pues sera el
diez
y
nueve.
Iba
como
para
el
Casino,
con
el registrador;
yo volva
de
casa
de
las de
Robles,
y
al
pasar
junto a
l
se
me
qued
mirando
y
me
parece
que
le
o
decir:
Hom-
bre,
qu bonita
muchacha.
Ya
ven
ustedes
lo bien
que
me
vera. Esto
es
todo.
Ni
ms ni
menos,
ni
me-
nos
ni ms.
Ni
lo
he
vuelto a
ver,
ni
ha
vuelto a
ver-
me, ni
s que
se haya
ocupado para
nada
de mi in-
significancia.
Concha.
Y
ca
Aqu
no comulgamos
con
ruedas
de
molino,
hija
Pilar.
Pues
ya
se
ve
que
no
ngela.
No
nos hagas
ms
tontas
de lo que
somos.
Concha.
Como
que
se
iba
a
armar
en el pueblo
la
que
se ha
armado,
si
no
hubiera
ms
que
eso
Doa
Beln.
Pues
yo le
aseguro
a usted,
Concha,
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
34/92
3o
Puebla
de
las
Mujeres
bajo
palabra
de caballero,
digo de
seora,
que
Juani-
ta
ha
referido
los
hechos
puntualmente;
y
que
si
es
cierto,
como
se
propala,
que
ese
joven ha
pasado por
delante
de mi casa por ver
a
sta, all
l
con
su
in-
tencin;
porque
yo
le
respondo
a
usted de
que
sta,
por
su
parte, no se ha
asomado
a la
ventana para
verlo
pasar,
ni ha
hecho
nada
absolutamente
que con-
tribuya
a dar pbulo
a
la
especie
de
que se trata.
La
madre
de
Juanita,
como
usted
sabe
bien,
era
toda
una
seora;
su
padre, todo un
caballero;
y
sus
tos,
al
re-
cogerla
y
educarla, hemos
puesto especial
empeo
en
que ella
sea
toda una
seorita.
Sorbe.
Concha.
Est
muy bien:
lo que no creo que sea
inconveniente
para que le
haya salido
todo
un
novio.
Nuevas
risas.
Doa Beln.
Esta Concha
siempre
con
sus
sali-
das
Juanita.
Juanita.
Ta.
Doa
Beln.
Diles la
copla
que
has
compuesto
t
con
este
motivo.
Juanita.
Por
Dios, ta
ngela.
Anda,
s,
mujer,
que
a
m
me
gustan
mucho
tus
coplas.
Pilar.
Cmo es,
cmo
es?
Concha.
Dila.
Juanita.
Vaya
que sea;
pero
ya
saben ustedes
que no me
hace
gracia decir mis
coplas.
En una mu-
chacha
estas cosas se critican mucho.
Y
en
buen pue-
blo
estamos.
Angela.
Pero,
mujer,
aqu
somos
de
confianza.
Juanita.
Pues por eso la digo. Despus
de
todo
es
una tontera
la copla.
Ni l
me quiere,
ni lo quiero,
ni
tengo
nada
con l;
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
35/92
Ac t
o
p
r
im
er
o
31
pero si
el
pueblo se
empea,
tijeretas
han
de
ser
Grandes
7
isas
y
algunos
aplausos.
Doa Beln.
Est bien, verdad?
Juanita.
Una
pamplina.
ngela.
No, hija,
que
es
muy
graciosa.
Pilar.
Es muy
bonita, s.
Concha.
Sobre
todo
tiene
oportunidad.
Santita.
Qu
ha
sido? qu
ha sido?
ngela.
Una
copla preciosal
Santita.
Creyendo
que
se
trata otra
vez
de Die-
guilla,
y
levantndose decidida
a
despedirla
en
el
acto.
Vaya Ha credo que se va
a rer
de
m Ahora
mis-
mo le
doy
la
cuenta
como
a
la
otra
tarasca
Aunque
tenga
yo
que
fregar
Va
hacia
la
cocijia.
Angela.
Adonde
vas,
mam?
Santita.
A
despachar
a
aquella descarada
Angela. Si no canta
Dieguilla
Si
es
que
Juanita
ha
sacado una copla
Santita.
Ah Ya
me
llamaba
la
atencin tanta
frescura
Nuevas
risas.
Don
Julin
viene
del
jardn.
Don
Julin.
Hola, hola, tenemos animado el ca-
sinillo.
Doa Beln. Muy buenas
noches,
don
Julin.
Don
Julin.
Dios
te
guarde,
hijita.
A
Juanita.
Y
a ti,
pimpollito
del
pueblo.
Juanita.
Gracias, padre.
Don
Julin.
Pero,
cmo
no
se
van
ustedes
un
rato
al
jardn
o
se salen
a
la
puerta
de
la
calle?
La
noche
est
hermossima.
ngela.
Tiene
razn el
to:
vamonos
a
la puerta
de
la
calle.
Juanita. Vamonos,
s, vamonos.
Doa
Beln.
Como
quieran
ustedes.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
36/92
32
Puebla
de
las
Mujer
e
s
Concha.
All
ir
yo.
Primero
voy
a
la
cocina
a
decirle
a
Guitarra
que
se
llegue
en
un
salto
a
ver
cmo
est
Bobadilla
de
la
muela.
No
sea
cosa
que
me
tenga
yo
que
llegar
a
mudarle
la
hila.
Se marcha
por
el
jardn
hacia
la izquierda.
San-tita.
Adonde
va
ahora
Concha
Puerto?
ngela.
A
interesarse
por
la
muela
de Bobadilla.
Santita.
Aviado est
Bobadilla
entre
la
muela
y
Concha
Puerto
Inopinadamente,
desconcertando
a
todos
con
su
pre-
sencia,
vuelve
Pepe Lora
a
devolver
el
Diario.
Jua-
nita,
al
verlo,
se
pone
bruscamente
seria.
Pepe.
Buenas noches.
Doa Beln. Buenas
noches.
Pepe. Don
Julin,
tenga
ust er
Diario.
Don
Julin.
Muchas
gracias, hijito.
Pero,
ha
le-
do
ya
tu
madre
la
novela?
Pepe.
Z,
ze.
Y
yo he
visto tambin
lo que te-
na
que
v.
Buenas noches.
Don
Julin.
Adis.
Doa
Beln.
Buenas noches.
Se
va
Pepe
Lora,
mirando
intencionadamente a
Juanita,
que
esquiva
la mirada.
ngela.
Ya est
el
toro
en
la
plaza.
Don
Julin.
Qu
borriquito
es
el pobre,
qu
bo-
rriquito
Juanita.
Pues
mire usted,
si
se
ha
llegado
a
creer
ese
borriquito,
como
usted
le
llama,
o
ese
borricazo,
como
le
llamo
yo,
que
porque tuvimos
unas
tonte-
ras de
chiquillos
ya
no
me
va
a
gustar
a m
ningn
hombre,
se equivoca
en
ms
de
la
mitad.
Pilar.
Claro
ngela. Tendra que
ver
Doa
Beln.
Vaya
si se
equivoca Tomar
car-
tas
en
el asunto
mi
marido.
Santita.
No
llegar
la
sangre
al
ro:
no
apurarse.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
37/92
Ac
i o primer o
33
ngela. Dice bien
mam. Vamonos a
la puerta.
Juanita.
S,
vamonos;
que
nos
d
el
fresco
de
la
noche.
Se
marcha
a
a calle
con
Angela. Una
y
otra
se
lie-
Tan
las
sillas
en que estaban
sentadas.
Pilar.
Siguindolas. Yo
no
saco
silla:
me
siento
en
el
poyete.
Santita,
durante
este
dilogo,
ha
recogido los tiles
de
su
labor
y
los
ha
guardado
en
el
chinero.
Despus
se va
con
las muchachas
a la
calle llevndose
su
silla
tambin.
Santita.
Y
usted,
Beln,
no
sale?
Doa
Beln. Ahora. En
seguidita
voy.
As
que
desaparece Santita.
Don
Julin,
un
momento.
Don
Julin.
Qu se
te ofrece, hijita?
Doa
Beln.
Ya
se
puede
usted
imaginar
qu
efecto
me habr
hecho
esta
entrada
de
Pepe
Lora.
Don
Julin.
S;
el mismo
que
a
todos,
hijita.
Doa Beln.
Parece
como
que
ha
querido
dar-
nos
a
entender
que
sigue
empeado en
impedirpor
la
violencia
que mi
sobrina
tenga otro
novio.
Yo
le
es-
timara
a
usted
que llamase
a captulo a
ese
mal
aconsejado
muchacho...
Don
Julin. Y
lo
har,
lo har. Slo que
todava
lo encuentro
prematuro.
Doa
Beln.
Prematuro?
Ay,
padre
Usted
no
ha
tenido
veinte
aos
Don
Julin.
Cmo
que no?
Doa
Beln.
Para
el
amor,
digo.
Don
Julin.
Ah,
desde
luego;
pero
ahora
que
tengo
ms
de
sesenta, te
repito que
se
me
antoja
pronto
para
advertirle
nada
a
Pepe
Lora.
Mientras
no
se
vea
claro
si
el abogado
piensa
o
no
piensa en
tu
sobrina...
Y
precisamente
l
ha estado
aqu
hace
me-
dia
hora
y
me
ha
declarado
que
ni
siquiera
de
vista
la
conoce.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
38/92
34
Puebla
de
las
Mujeres
Doa
Beln.
Ah,
no;
pues
eso
no
es rigurosa-
mente
exacto:
conocerla,
s
la conoce.
Don
Julin.
Chito,
que viene aqu.
Doa
Beln.
Qu
casualidad ms
oportuna
Por
la
derecha
del
jardn llegan
Adolfo
y
don
Ce-
cilio.
Don Cecilio,
decano
de
los
mdicos de
Puebla
de
las
Mujeres,
es
persona
discreta
y
de buen
ingenio.
Don
Julin.
Hombre, hombre;
casa con
dos
puer-
tas,
mala de
guardar.
Don
Cecilio.
Nos
hemos
entrado por el postigo
para
robarte
las
naranjas.
Felices
noches, doa
Beln.
Doa
Beln.
Felices,
doctor.
Adolfo.
Don
Julin,
ya
me
tiene
usted
aqu de
vuelta.
Seora...
Don
Julin.
Presentndole a
doa
Beln. Doa
Beln
Zurita.
Doa
Beln.
Con
perdn, se
le olvida a
usted
algo,
padre.
Don
Julin.
Seora
de
Gmez
Valdivieso.
Adolfo. Tanto
gusto.
Don
Julin.
Don
Adolfo
Adalid.
Doa
Beln.
Muy
seor
mo.
Yo
soy
una
exce-
lente
amiga
de
su
ta
de
usted.
Me
congratulo
de
su
estancia
en
Puebla
de
las
Mujeres.
Huspedes
tan
distinguidos como
usted
vienen
a
honrarnos
con
su
presencia.
Adolfo.
Seora,
por
Dios...
Es
a
m a
quien
hon-
ra
ser
acogido de
esta
manera.
Doa
Beln.
Beso a
usted
la
mano.
Adolfo.
A
los
pies
de
usted.
Doa
Beln.
Hasta
luego,
Martnez.
Don
Cecilio.
Adis,
seora.
Se
marcha
doa
Beln a
la
calle,
envolviendo
al
grupo
en
una
sonrisa
afectuosa.
\
Don
Julin.
A
Adolfo,
que
la
mira
curiosamente.
Esta
es
la ta.
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
39/92
Acto
primero
35
Adolfo.
Qu
ta?
Don
Julin.
La
ta de...
Adolfo.
De
quin?
Don
Julin.
Y en la puerta de
la calle
est
ella.
Adolfo.
Quin?
Don
Julin.
Ella
Mira
qu
ocasin...
Adolfo. Ah, vamos No haba cado
Don
Cecilio.
Hombre, es verdad; que
me han
dicho
mis hijas
que
anda
usted
buscndole
tres
pies
al
gato.
Adolfo.
No,
seor, no;
es un
runrn que carece
de
fundamento.
Don
Cecilio.
Como
me lo contaron te
lo
cuento,
amiguito.
Adolfo.
Por cierto,
don
Julin,
que le
dije
a
us-
ted
antes que nunca haba visto a
la
muchacha,
y
es-
taba
equivocado.
Don
Julin.
S,
eh?
Adolfo.
S,
seor; en casa del
registrador,
don-
de
me han hablado
de
lo mismo, la seora
me
ha
he-
cho
recordar
quin
es
la
seorita
esa.
La
vi
pasar
un
da
por
la calle
yendo
yo
con unos seores.
Me
pa-
reci
bonita,
s.
Don
Julin.
Ah,
bonita lo
es.
Y
muy
sentadita
y
muy
lista.
Voy
a
darte
la
cartita
esa.
Adolfo.
Molestia
ms
en tonto...
Pero,
en fin, lo
quiere mi
ta...
Don
Julin.
Calla,
hombre,
calla.
Entrase
por la
puerta
de la
izquierda.
Don
Cecilio.
Bueno,
Adolfo;
ahora que estamos
solos,
y
a
propsito
de
lo
que
se hablaba:
no
se
case
usted.
Adolfo.
Cmo?
Don
Cecilio.
No
se case usted, hombre;
no
se
case
usted.
Adolfo.
Pero
quin
ha
pensado
en
tal cosa?
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
40/92
36
Puebla
de
las Mujeres
Don
Cecilio. Es el
consejo de
un
amigo
que
co-
noce
el
matrimonio...
y
el
pueblo
este.
No
se
case
usted.
Adolfo. Est usted
tranquilo, que
no
me
caso.
He
venido
aqu
a
cosa muy
distinta.
Don
Cecilio.
Pues
ande
usted
con ojo.
Adolfo. Hombre
Sale
Guitarra
de la parte
de la
izquierda
deljar-
dn
y
se
va
por
la
cancela,
diciendo
lo
que
sigue:
Guitarra.
Con
lo
a gusto que
estbamos ay
can-
tando bajito,
que
me
yegue ahora a
v
si a su
maro
le
duele
la muela.
Vamos
Geas
noches.
Don
Ckcilio. Buenas
noches.
Adolfo. Buenas
noches.
Este
quin es?
Don
Celilio. Este
es
el
criado
de
Concha Puer-
to.
Usted
conoce
a
Concha
Puerto?
Adolfo.
S,
seor;
me
la
han
presentado
ya
en
dos
o
tres
casas. Una
seora muy
oficiosa
y
un
poco
taravilla.
Don
Cecilio.
Tate.
Y
algo peor.
Adolfo.
Peor?
Don
Cecilio. S;
porque como
quiera
Concha
Puerto,
se
casa
usted
aqu.
Adolfo.
Je
Tiene
gracia.
Don
Celilio. No;
no
tiene
gracia,
porque
me
pas
a
m
precisamente
con
su
madre, que
era
igual
a
ella.
De
manera
que
no
tiene
gracia.
Adolfo.
Pues a
m
me
la
hace
Don
Cecilio.
Se
empe
en
casarme,
y
me
cas.
Adolfo.
Pero
qu
obsesin
tiene
usted
con
el
casamiento
Don
Cecilio.
Amigo,
es
que
respiro
por la
heri-
da.
Y esa.
es una
de
las
pocas
cosas,
con
ser
ella
tan
grave,
que
he
hecho
yo
en
mi vida,
no
dir
que
con-
tra mi
voluntad,
pero s
empujado
por todo
el
pue-
blo.
Este
es
un
pueblo
en que
mandan
y
reinan
las
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
41/92
Ac
t
o
pr
imer o
37
mujeres.
Aqu
no s-e hace ms que
lo
que a
ellas
les
da
la
gana.
Adolfo.
Ser
porque
no
hay
hombres.
Don
Cecilio.
En
parte es por
eso;
pero en parte
es
tambin
porque no hay
forma
de
oponerse a
lo
que
ellas
traman
o
idean. Hombres hay
pocos,
y
los
que
hay se
pierden,
esa es la verdad. A los
veinte
aos
los
tiene usted embrutecidos, agotados por la
juerga
y
por
la
vagancia.
Y
es claro, las
mujeres
do-
minan;
tienen
ms
inteligencia
y
ms
corazn,
y
unas
ganas
de
hablar
insaciables
a
todas
horas...
y
no hay
quien
las
venza.
Adolfo.
Yo
me
figuro
que sern
por
el
estilo de
las de
todas
partes.
Don
Cecilio.
Acaso;
pero lo que
puedo
decirle
a
usted es
que
no
ha
habido
un momento crtico
en
la
historia
de
Puebla
de
las
Mujeres,
en
que
ellas
no
hayan
sido las
heronas.
Por
eso
lleva
el
pueblo
el
nombre
que lleva. De manera
que ndese usted con
ojo,
como
le
he prevenido
antes.
Adolfo.
Eso
es
lo
que
a
m me da
risa: la alarma
que
trata
usted
de
infundirme, porque
he
visto
en
la
calle
a
una
muchacha
y
han
dado
en
decir
que
me
he
fijado
en
ella.
Don Cecilio.
As empec
yo.
Adolfo.
Qu?
Don
Cecilio.
Que as
empec
yo.
A los
tres
das
de estar
aqu
de
mdico, hace
ya treinta
y
cinco
aos,
principi
el
tole
tole.
Vamos,
doctor, que no
ha
hecho
usted
ms
que llegar
y
pegar. Buen gus-
to
ha
tenido
usted,
doctor.
Yo? Usted,
usted;
no
nos
venga
con disimulos. Ya
sabemos que est
usted
que
hace
nmeros
por
Fulanita... Pero si ni
siquiera
la
conozco Pues
no
dice que
no
la
cono-
ce?
Que
no
la
conozcol Y
dale
con que
no
la
conocel
Hasta
que me
entraron
ganas
de
conocerla
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
42/92
38
Puebla
de
las
Mujeres
Adolfo.
No lo dudo.
Don
Cecilio.
Que
es
lo
mismo
que
va
a
pasarle
a
usted.
Adolfo.
Tampoco
lo dudo.
Declaro
que
ya ten-
go
cierta
curiosidad...
Don
Cecilio.
Oh
Adolfo.
Cierto inters en
saludar
siquiera
a
esa
seorita.
Don
Cecilio.
Oh
I
Es
usted
hombre
al
agua.
Lo
pondrn
a
usted
en
relaciones; organizarn
una bu-
olada
para estrechar
lazos;
le ofrecern
la
reja
de
Concha
Puerto para
pelar
Ja
pava,
y
le fijarn
a
usted
la
fecha
de
la
boda.
Son
los
trmites.
Adolfo.
Soltando
la
risa.
Ja,
ja,
ja
Don
Cecilio.
Rase,
rase
cuanto
quiera. Como
ellas
la
tomen
con
usted,
se
ver
usted
empujado
en
todos
los
instantes por
una
fuerza irresistible,
y
all
ir
usted adonde a ellas
se
les
antoje.
No
le
d
us-
ted
vueltas
Adolfo.
Pero, seor doctor...
Don
Cecilio.
Pero, seor
abogado:
fjese
usted
en
m. Tengo
yo
planta torera, por
casualidad?
Adolfo.
Usted?
Don
Cecilio.
Pues
yo
he
toreado
en este
pue-
blo
Se
les
puso
en el
moo
a
las seoras
que torea-
ra,
y
tore
Que
si el
manto de
la
Virgen,
que si
la
caridad,
que
si los
pobres,
que
si la sequa...
Que
concertaron una becerrada
y
que tore
Adolfo. No,
pues
a
eso
s
que no
pienso
lle-
gar
yo.
Don
Cecilio.
[Porque
no quieran
ellas
O es
que
cree
usted
que
yo
pensaba
torear?
En
mi vida he
pasado ms
miedo Usted
no
tiene idea de
lo que
crece un
becerro a
cada paso que
da
hacia
usted
Adolfo.
Le parece a
usted
que
por
si acaso
me
ensaye
con
el
perro de
Terranova de mi ta?
-
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Acto
primero
39
Don
Cecilio.
Tmelo
usted a
broma
Sale
por la
cancela
Santita, seguida
por
una
mu-
chacha.
Santita.
S;
aqu
tienes
al
mdico.
A
Adolfo.
Hola?
Hemos
entrado
por el
postigo?
Adolfo.
S,
seora.
Santita.
Bajando
la
voz.
Pues se ha
perdido
us-
ted
ver
lo
que
hay
a
la
puerta.
Adolfo.
Je.
Santita.
Doctor,
esta
muchacha
pregunta por
usted.
Se
va
por el
jardn.
Don
Cecilio.
Que pasa, nia?
Muchacha.
Pos
mi
hermana,
que ze ha puesto
mala.
Don Cecilio.
Vlgate
Dios ;Y quin
es tu
her-
mana?
Muchacha.
Pos
la
hija
de
Joz.
Don Cecilio.
Y
quin
es
Jos?
Muchacha.
Pos
Joz
es
mi
padre.
Don
Cecilio.
A
Adolfo,
que
sonre al
orlo.
Us-
ted
se
habr
enterado
ya
de quin es
la hermana.
Y
tu padre
quin
es,
que
no caigo ahora?
Muchacha.
Ay
qu
gracia
Dice
que no cae.
Quin
va
a z
mi
padre, ze?
Er
de
las
piedras
de
afila.
Don Cecilio. No
poda ser otro, efectivamente.
Y,
bueno,
qu
le ha
dado
a tu
hermana?
Muchacha.
Pos
le ha
dao
un
inzurto.
Ha peleao
con
er
novio
de mala
manera,
y
ze ha
inzurtao.
Don
Cecilio.
Probablemente,
despus
de haber-
se
insultado
los
dos
el
uno
al
otro.
Muchacha.
No,
ze; que mi hermana
ha
estao
mu
prudente.
Pero
iba
borracho.
A
la
cuenta se
ha
tomao
cuatro
copas
de
ms pa
dejarla.
Y a
mi
her-
mana
le
ha
dao
un inzurto. Y
me dijo
mi madre:
Poz
anda
ve
en
ca de
don Cecilio,
a
v
zi
pu
ven.
-
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44/92
40
Puebla
de
las
Muj
[eres
Y
en
ca de ust
me
dijeron que
deba ust de est
en
ca
de
doa Madalena. Y
en
ca
de
doa Madalena
rne
dijeron
que
quizs
estara
ust
en
ca
der
cura.
Y
por
ezo
he
veno.
Don
Cecilio.
Pues
en
seguida
voy
all.
Eso que
tiene
tu
hermana no es nada.
Dnde
viven ustedes?
Muchacha.
Pos
paz
la
rincon del
aguaducho,
er
cayejn
aqu.
Don Cecilio. All hay
dos
callejones.
Muchacha.
Pos
er
der
marmoliyo,
conforme
ze
entra.
Don
Cecilio.
Qu
nmero?
Muchacha.
La
caza der faro.
Don
Cecilio.
Pero
qu
nmero?
Muchacha.
A
la vera
der
derribo.
Don Cecilio.
Mira, nia, lo
mejor
es
que
nos
va-
yamos
juntos,
porque
si
no,
no
le
curo
el
insulto
a
tu
hermana.
Adis,
Adolfo. Hasta
maana
en
el
Casino,
eh?
Adolfo.
S,
seor,
s;
hasta
maana.
Don
Cecilio.
Vamos,
t.
Muchacha.
Que
ust
lo
paze
bien.
Adolfo.
Adis. Que
se
alivie
la
enferma.
Muchacha.
Muchzimas gracias,
zeorito.
Don
Cecilio
se
marcha por
la
cancela,
y
ella
lo
sigue.
'Adolfo. Es
gracioso este
hombre.
Y
qu
mono-
mana
ms
original la del
matrimonio
Ja,
ja,
ja Y
qu pavor
a
Concha
Puerto
Sale
sta
de
la
parte
de
la
izquierda
del
jardn
en
direccin
a
la
cancela,
cuando con
gran
sorpresa
ve
a
Adolfo
y
se
detiene
a
saludarlo
regocijadsima.
Concha.
Cmo?
Buenas
noches. No
haba
repa-
rado.
Usted
aqu?
Cmo
sigue usted?
Adolfo.
Algo
desconcertado.
Bien...
y
usted,
se-
ora?
-
7/25/2019 Puebla de Las Mujeres
45/92
Act
o
primer
o
41
Concha. Yo
bien;
muchas
gracias.
Pero
qu
hace
usted
aqu
solo?
dlfo.
Acaba
de
dejarme
don
Cecilio.
Concha.
Sabe
don
Julin
que est
usted
aqu?
Adolfo.
S,
seora.
Concha.
Y
Santita, lo sabe?
Adolfo.
Tambin,
tambin.
Concha.
Y..,
las dems personas
que
estn
a
la
puerta?
Adolfo.