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25PDV PUBLICACIÓN CONMEMORATIVA 25 ANIVERSARIO DEL I.E.S. PUNTA DEL VERDE

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Publicacion celebracion del 25 aniversario del IES Punta del Verde de Sevilla

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25PDV - Publicación conmemorativa del 25 aniversario del I.E.S. Punta del Verde

Editada por:I.E.S. Punta del Verde . C/Barrionuevo nº 4 - 41012 - Sevillawww.iespuntadelverde.es

ISBN-13: 978-84-695-9950-1

Coordinación: Fatima Blanco Muriel y Manuel J. Anguita PuertaEdición, estructura, maquetación y selección fotográfica: Manuel J. Anguita PuertaImagen de portada y contraportada: Natividad Jiménez Sánchez (óleo sobre pan de oro)Correcciones: Mª Amalia Gómez Risueño, Teresa Ojeda Morales y Mª Paz del Rio Paramio.

Primera edición:750 ejemplares. Publicación gratuita. Prohibida su venta.Se permite la copia no comercial siempre que se cite a los autoresPublicado en Sevilla, marzo de 2014

Envía tus comentarios a:[email protected]

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Imágenes del Acto de Graduación - Junio 2013

Dedicado a todos los alumnos y las alumnas que han estudiado en el IES Punta del Verde

durante estos 25 años.

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Educar es lo mismo

que poner motor a una barca…

hay que medir, pesar, equilibrar…

… y poner todo en marcha.

Para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia

concentrada.

Pero es consolador soñar

mientras uno trabaja,

que ese barco, ese niño

irá muy lejos por el agua

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos seguirá

nuestra bandera

enarbolada.

Gabriel Celaya

III

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Introducción1

BIENVENIDA

Decía Antonio Machado que en cuestiones de cultura y sa-ber solo se pierde lo que se guarda y solo se gana lo que se da. Así, este libro nace con la vocación de no perder las vivencias y la experiencia conseguida en estos 25 años, con el objeto de ganar y construir un futuro ilusionante pa-ra todos.

Bienvenidos pues, lectores a estas páginas. Abrid la porta-da como si de una puerta a otro mundo se tratara, o mejor como si atravesarais el espejo de Alicia para encontraros con un Instituto distinto que no deja de ser el mismo. Dis-tinto porque cada mirada y cada punto de vista lo hace di-ferente sin dejar de ser el que sobradamente conocéis. El mismo Instituto que desde hace 25 años apuesta por dar una enseñanza de calidad, entendiendo la calidad como que cada alumno y cada alumna progrese según sus capaci-

dades y expectativas para llegar a ser una persona libre y completa.

Es nuestro alumnado, como bien dice Amalia Gómez, la razón de ser de cualquier centro educativo. El fundamento de la educación y el futuro de cualquier sociedad…Son los protagonistas de nuestra vida profesional.

Esta vocación de servicio al alumnado es la única posible para un Centro público, en la creencia de que uno de los pilares fundamentales de una sociedad libre y democrática es una escuela pública universal gratuita y de calidad que forme ciudadanos críticos, libres y responsables.

En esta línea común, encontraréis muchos recuerdos en estas páginas, bastantes viajes y algunas batallitas, pero también encontraréis alegría, amor por el trabajo bien he-cho, satisfacción, compañerismo, alguna decepción y sí, a pesar de los 25 años transcurridos, mucha, mucha ilusión.

por Fátima Blanco MurielDirectora del IES Punta del Verde

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Claustro del IES Punta del Verde - Enero 2014

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AGRADECIMIENTOS

Después de 25 años hay mucho que agradecer. En primer lugar a nuestro alumnado. A aquellos que se esfuerzan y logran, con su éxito personal y profesional, que este Cen-tro tenga razón de ser.

Agradecer a las familias, tan importantes en la educación de sus hijos e hijas, su colaboración inestimable; al perso-nal de administración y servicios que ha colaborado todos estos años para que todo en nuestro Instituto gire alrede-dor de las únicas tareas importantes: enseñar y aprender

Y, por qué no, a aquellos que desde sus respectivos pues-tos en la Administración Educativa nos han escuchado y apoyado a lo largo de estos 25 años. No han sido todos los que hubiéramos deseado ni hemos ganado todas las bata-llas, pero hemos tenido valedores valientes y eficaces.

Al Claustro del IES Punta del Verde -pasado, presente y futuro- al que tengo el orgullo de pertenecer y que con su esfuerzo diario hace realidad las ideas. Ellos, mis compañe-ros y compañeras, han hecho posible, como dice José Ma-nuel Albiac, que los años hayan sido más felices que difíci-les.

Quiero dar las gracias de una manera especial a aquellos que han colaborado en este libro y que con sus palabras ilusionadas nos animan a perseguir un futuro mejor

Por último, deseo dar las gracias desde aquí a todos los equipos directivos que desde sus inicios han luchado, algu-nas veces de forma titánica, para que en nuestro Centro se pueda trabajar y vivir. Especialmente, permitidme la licencia, a mis compañeros de afanes: José Manuel, Ra-món y Paco, diez años juntos, cientos de días de apoyo y comprensión, cariño, bondad e ideas. A Amparo y a Victo-ria, que tanto echo de menos, intuición y eficacia. A Susa-na, Alfonso, Lola y Antonio, a los que les ha tocado la ta-rea más ingrata desempeñada sin desánimo, y como no, al verdadero artífice de este libro: a Manolo, siempre traba-jando sin desmayo, con la vista puesta en nuevos horizon-tes.

PARA LOS QUE AMAN

Si es cierto que me amas,no trates de narrarme

la historia de otros hombres,si están sobre el papel.Despiértame a la vida,¡invítame a la escuela!

¡enséñame a leer

(Rudyard Kipling)

DEDICATORIA

Me tienta dedicar este libro a los que ya no están con noso-tros, a Rafael, a Juan Diego y a Miguel Ángel, aunque es-toy segura de que ellos, hombres vitales y comprometidos hasta la medula, pensarían -como yo-que lo importante es el futuro y no el pasado: los próximos 25 años.

Por eso dedicamos este libro al futuro Claustro de profeso-res que hará realidad nuestros sueños: amando, enseñan-do y aprendiendo. Y al futuro Equipo Directivo, al próximo Director - o Directora - que tendrá que guiar el barco con-sensuando voluntades, poniendo en valor lo que nos une y sorteando lo que nos separa.

Para él, o para ella, un consejo en los tiempos difíciles que corren. Con los vientos en contra (la sociedad, la crisis, las cambiantes leyes educativas, la incomprensión de la admi-nistración), fija la vista en tu destino y no te opongas ni te doblegues; ciñe la vela y con las manos firmes en el timón consigue que esos mismos vientos contrarios te lleven a buen puerto. No olvidemos que, como dice Manuel Angui-ta, “el Punta” siempre ha tenido espíritu de navegante.

FELIZ 25 ANIVERSARIO

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Direcciones2

Dirigir un centro se ha convertido en una labor ca-da vez más compleja y difícil, imposible de reali-zar sin la continua colaboración no solo del resto del equipo directivo, sino tambien del claustro, alumnado, PAS y padres y madres.

Juan Diego, Miguel Ángel, Reyes, Encarna, Pepe y Fatima son las seis personas que han dirigido nuestro centro a los largo de estos años.

Lamentablemente, los dos primeros ya no están físicamente entre nosotros. No obstante, la huella de su labor perdurará para siempre.

Este capitulo pretende ser un home-naje a quienes han ejercido la direc-ción del IES Punta del Verde a lo lar-go de estos 25 años.

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Equipo directivo actual del IES Punta del Verde. De izquierda a derecha: Antonio Cano (Jefe de Estudios) , Ramon Rodriguez (Adminis-trador), Fátima Blanco (Directora), Manuel Jose Anguita (Vicedirector), Jose Manuel Albiac (Secretario) y Francisco Perabad (Jefe de Estudios de Adultos) . Falta en la foto Lola Pérez (Jefa de Estudios) , actualmente de baja

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El misterio del arte o la melancolía de la creatividad perdida

La pérdida de Juan Diego Caballero nos impide contar con un artículo suyo elaborado ex profeso para esta publica-ción. Por ello rescatamos, a modo de homenaje, una entra-da de su blog http://aprendersociales.blogspot.com.es

1 7 m a r z o 2 0 0 9

Hoy recibo en unos de los mensajes de mi correo electróni-co un archivo anexo. Se titula "para Juan Diego" y me lo remite mi compañera Olga, del CEIP San Isidoro de El Al-gar (Murcia). En ese archivo se contienen algunos de los dibujos que sus alumnos de Educación Infantil de ese cole-gio han realizado en relación con el cuadro de Giorgio de Chirico que figura aquí al lado, "Misterio y melancolía de una calle" (1914), conforme yo mismo les había propuesto en una entrada anterior de este "pasaron por aquí" con el que quiero agradecer las visitas de compañeros de otros centros que emplean mi blog ENSEÑ-ARTE para trabajar con sus alumnos.

Pero los alumnos de Olga tienen, al menos para mi, una situación bastante especial: andan ahora por los cinco años y balbucean la escritura. Es más que probable que los profesores que damos clases en Bachillerato ni nos ima-ginemos lo que debe ser trabajar con esos críos en plena vitalidad; con una ganas de aprender que la sociedad aún no les ha eliminado. Capaces de imaginar y de crear; de fantasear historias sin complejo alguno. Así que en los bre-

ves textos que acompañan a esos dibujos geniales puedo leer, como respuesta a mi pregunta sobre adónde va esa niña, lo siguiente

“ERASE UNA VEZ UNA NIÑA QUE ESTABA JUGANDO CON

SU ARO PREFERIDO QUE ERA MÁGICO Y SE LE CAYÓ A UN

POZO DE LAS COLINAS. LO COGIÓ Y ENCONTRÓ UNA PELO-TA DE ORO Y SE FUE A COMER. DESPUES SE FUE A JUGAR

Y VIO QUE NO BOTABA. AL DÍA SEGUINTE VIO QUE BOTABA Y

SE PUSO MUY CONTENTA. FIN.

IRENE. 6-3-2009”

Es evidente que a nosotros los mayores no se nos ocurri-ría irnos a comer después de encontrar una pelota de oro y, mucho menos, ponernos a ver si bota o deja de botar. Bien, viendo estos dibujos y esos brevísimos textos se me han venido a la cabeza multitud de ideas acerca de qué deberíamos hacer los docentes (y las familias; y la admi-nistración, la sociedad toda)para mejorar nuestro sistema educativo. Para evitar que ese torrente de creatividad y esas ilusiones por aprender acaben por desaparecer pasa-dos unos años de escolarización. Pero no es este el foro para exponerlas. Aquí se habla de Arte, aunque a veces el Arte sea aprender y crear al mismo tiempo. Como nos de-muestran esos chavalitos y esa maestra de Murcia, a los que les quedo de verdad agradecido. Dejo hablar a los pe-queños artistas. Con sus obras.

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Juan Diego Caballero OliverDirector 1988-1990

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Misterio y melancolía de una calle" - Giorgio de Chirico

Interpretación de una alumna de primaria

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En recuerdo de Miguel Angel

No disponemos de ningún texto de Miguel Ángel Ortíz. Por eso recuperamos el que su hermano Rafael escribió para el homenaje que se le dedicó en la Delegación de Educa-ción de Sevilla:

Sevilla, 3 de diciembre de 2012

“Se nos ha ido de golpe, fulminado y nos ha dejado doli-dos y anhelantes, tal y como el otro Miguel cantó a su ami-go Ramón: “Un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado”.

Se nos ha ido el luchador infatigable y cabal, el hombre bueno con la sana vehemencia del hombre justo.

Se nos ha ido el compañero, amigo y hermano, tal y como él fue, con la velocidad del rayo y el ímpetu de un titán, dejándonos sin consuelo y por el dolor, arrebatados.

Tu claridad de mente, tu honradez, tu honorabilidad, tu amistad y tu lealtad quedan tan grabados en el corazón de todos nosotros que siempre permanecerán tus recuerdos, tu forma de vivir y de sentir y de amar, de luchar, y de creer en un mundo sin ataduras y con libertad absoluta.

Te has ido adonde los espíritus buenos van, al éter, a la luz, a la inmortalidad perdurable quedándonos aquí tus desvelos, tus sueños, tus ilusiones, tus trabajos y tus ale-grías y, fundamentalmente, tu ejemplo.

Te has ido, pero una parte de ti, la más importante de tu vida y de la nuestra se queda con nosotros, Teresa tu mu-jer, y tres vástagos tuyos, tus hijos Ana, Gonzalo y Oscar y todos tus compañeros y amigos a los que tú iluminaste y, en cierto modo, diste vida. Todos ellos, tenlo por cierto, asegurarán tu memoria para siempre.”

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Homenaje a Miguel Ángel Ortiz Cabrera

Director 1990-1994

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Unos años inolvidables

Era septiembre de 1989 cuando llegué a “Punta del Ver-de”. Mi primera impresión fue deprimente. El día estaba lluvioso, el edificio me pareció horrible y yo estaba triste porque dejaba atrás mi etapa en “El Arenal” de Dos Her-manas donde tenía tantos amigos. La única alegría era que algunos de esos amigos también venían conmigo a este nuevo instituto.

Lo que no imaginaba entonces era que los quince años que iba a estar en “Punta del Verde” serían, sin ninguna duda, los más importantes de toda mi vida profesional; no sólo por los aspectos educativos o por los años que estuve en cargos directivos y la experiencia que eso significó para mí, sino, especialmente, por los estupendos amigos que conocí allí a lo largo de esos años.

Al llegar, me había hecho la firme promesa de centrarme sólo en mis clases, no meterme en complicaciones y tener así más tiempo libre para otras actividades. La “firme pro-mesa” me duró sólo un año. El segundo año, Miguel Ángel era elegido director del centro y yo iba en el equipo de je-fa de estudios del diurno. Empezaba una larga etapa, pri-mero como jefa de estudios, después como directora.

Vistos desde la distancia que da el tiempo pasado fueron años intensos, con mucho trabajo, con momentos difíciles: la implantación de la ESO, el desdoble del centro con la anexión de parte del colegio, la salida del instituto de Elec-trónica, etc. Pero sobre todo lo que más recuerdo es el buen equipo, tanto en el aspecto profesional como huma-no, con el que tuve la suerte de trabajar: los compañeros de los diferentes equipos directivos, profesores, personal

no docente. Siempre estabais ahí, no sólo para hacer vues-tro trabajo, sino para involucraros en cualquier tarea que se os necesitara e incluso para dar ánimos en los peores momentos.

Nunca podré olvidar a tantos compañeros, a tantos ami-gos. Quisiera poder nombrar a todos pero no tengo espa-cio para tantos nombres. Dejadme sólo que recuerde a aquellos compañeros que nos han abandonado demasiado pronto: Juan Diego, Rafael y Miguel Ángel, mi gran amigo y compañero de tantas batallas.

En estos años en los que para quienes trabajáis en la ense-ñanza no son momentos fáciles, en los que parece que ca-da vez hay una distancia mayor entre lo oficial y lo real, yo quiero mandaros un mensaje de optimismo: aunque no nos demos cuenta en el día a día, nuestra labor tiene re-compensa. Lo importante son nuestros alumnos, nuestro trabajo directo en el aula, en el instituto. El resto es me-nos importante, a veces nada importante.

Para mí es una gran alegría cuando me encuentro con un antiguo alumno o alumna que al principio ni reconoces de los años que han pasado y es ya un hombre o mujer edu-cado, sensato y ves que nos recuerda y recuerda los años

pasados con nosotros con tanto cariño que en ese mo-mento me siento feliz y es cuando pienso: “¡Ha merecido la pena!”.

Muchos felices aniversarios IES “Punta del Verde”. Mi IES.

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Reyes Pérez ArocaDirectora 1994-2002

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Donde habite el recuerdo

De aquí en veinticinco años estos recuerdos serán, afortu-nadamente, olvidos. Otras personas tendrán que respon-der de la trayectoria de una Institución que llevará forman-do buenos alumnos e informados profesionales varios lus-tros.

Recuerdos de muchos compañeros que estarán siempre presentes y de alumnos que veo reflejados miméticamen-te en los que año a año pasan por mis afectos.

Olvidos de afanes, preocupaciones, horas y horas, entre-ga, enfados, risas, reuniones interminables, papeles, pape-les, ansias de hacerlo mejor,…

Cualquier día del curso 2002/2003

- ¿Cómo es posible Juan Diego? ¡Qué nombre tan peculiar y obvio le pusisteis al instituto!

La personificación de la sensatez, del sentido común, de la coherencia y de la inteligencia (cuánto te extraño com-pañero) te contaba, orgulloso de haber sido el primer Di-rector del centro, que en aquellos años estaban de moda los topónimos. Te refería además los duros comienzos y cuántas prisas hubo, cómo matricularon (Águeda, Vicente, Reyes, Jesús), cómo la noche antes de su inauguración todos pusieron pupitres, pizarras,… Había que responder a las necesidades de escolarización y abrir. Y seguíamos pen-sando, planificando, trabajando y doliéndonos de las cir-cunstancias ya que los dos queríamos volver a nuestras aulas que era donde auténticamente estábamos a gusto.

- Aguedita, tenemos que hacer algo con estas paredes, con este despacho, con los grupos de bachillerato del noc-turno, con…

Y esa mujer tan dispuesta, la compañera más concienzuda y trabajadora que pueda imaginarse, sonreía. Pero, con semblante de preocupación, me recordaba las tareas pen-dientes. Y, después, seguíamos cavilando y trabajando.

- Pepe, nos mandan alumnos de las viviendas sociales de los Bermejales y vamos a tener que asearles y darles has-ta de desayunar. (¡Qué faena te hice! Falté a mi compromi-so contigo, no querías ser Jefe de Estudios, pero como eres un hombre “de esos que se visten por los pies”, nun-ca me lo reprochaste).

Y, a base de horas, preparaba con Águeda propuestas, documentos, formas de integrar y de atender a todos los alumnos que siempre fueron la preocupación extrema de ambos.

- Jacinto, tenemos que organizar bien los archivos, sería conveniente poner una marquesina en la entrada, y ade-más optimizar el espacio del vestíbulo, y la sala de fuma-dores, y…

Y siempre con el mismo tono, nunca una palabra más alta que otra, con una galanura exquisita, me decía que no me preocupase, que él se encargaba. Y con discreción casi reli-giosa lo hacía todo y mejor que bien.

-Eugenio, su sonrisa me miraba, vamos a llamar a Conse-jería a ver si nos han ingresado el dinero ¿Cómo van las cuentas?

Y con una bonhomía que se barrunta nada más verle, con sabia picardía, me llevaba a tomar un café y me contaba que los libros de contabilidad estaban en estado de revis-ta. Y nos lamentábamos de que todos los departamentos pedían y pedían. Nada de lo que en el instituto se necesi-

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Encarna Ferrón SánchezDirectora 2002-2003

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tó, quedó de lado para él, esforzándose con ahínco por conseguirlo.

Estos recuerdos son los que se pasean por mi memoria, recuerdos de un Equipo Directivo del que durante un curso escolar formé parte, equipo que son un orgullo para mí y del que aprendí, entre otras mil cosas, que por encima del bienestar personal está el servicio a lo público.

Hay otros recuerdos más lejanos de horas y horas pasadas en una Secretaría (que llenaban Inma y Rocío, excelentes auxiliares) a la que llegaba el guapísimo y seductor Miguel Ángel, diciéndome que teníamos que hacer y hacer y ha-cer. Aún tengo en la memoria los dos días en los que matri-culamos a más de cien alumnos de Acceso, sin que lo tu-viésemos previsto. ¡Necesidades de escolarización! (Como siempre). No había argumento con que rebatir sus órde-nes; si se quedaba sin razones, te sonreía y… a trabajar.

¿Para qué tantos afanes y preocupaciones, ahora que ya estamos (mis añoradas compañeras Mª Ángeles, Mª Paz, Pilar) cerca o en pleno proceso jubilar, alejándonos de nuestros alumnos y de los tiempos encontrados?

Sólo una respuesta es posible, para ser fieles a una voca-ción y a la idea de que para mejorar la sociedad una bue-na educación pública es prioritaria e imprescindible. Y eso es lo que hemos intentado hacer durante veinticinco años en “el Punta”.

Estos son los “recuerdolvidos” del IES “Punta del Ver-de” que me rondan este día ajeno de febrero, convenci-da, y aquí la falsa modestia sería un insulto, de que por sus pasillos han pasado los mejores y más comprometidos profesionales.

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Juan Diego Caballero , Manuel Marqués y miembros de su equipo directivo ( hacia 1990)

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Desde el aprendizaje a la madurez

Mi trayectoria profesional en la DOCENCIA (permitidme que resalte esta bonita palabra), ha transcurrido pertene-ciendo a los claustros de los siguientes institutos: I.F.P “La Granja” de Jerez de la Frontera –hoy I.E.S. “La Granja”-, I.F.P “Guadiamar” de Sanlúcar la Mayor –hoy I.E.S. “Lucus Solis”, I.F.P “Punta del Verde” –hoy I.E.S. “Punta del Ver-de” e I.E.S. “El Majuelo” de Gines. En todos he ido fraguan-do, madurando, enriqueciendo mi formación para intentar, en lo posible, la mejora de mi profesión, pero ninguno co-mo el I.E.S. “Punta del Verde” me ha llegado al corazón; para ser sincero el I.F.P. “Guadiamar” también penetró mu-cho en mí. Pero el I.E.S. “Punta del Verde” supuso, a la vez que una inflexión en mi carrera profesional, el asenta-miento en esta bendita profesión que es la nuestra. Amén de los años, los mejores creo, que he vivido en el “Punta del Verde” desde el curso 1989/90 al 2005/2006, el análi-sis de mi trayectoria en el “Punta” no la basaría ni la funda-mentaría solo en el mucho tiempo que permanecí en él, creo que ese tiempo puede considerarse como una mera anécdota, o más bien como consecuencia de lo que verda-deramente fue importante. Ese tiempo fue largo porque día a día, año a año fue enriqueciéndose mi persona; y por ello, este análisis al que me refiero, tiene que apoyar-se en las siguientes palabras: ilusión, esfuerzo, compañe-rismo, dedicación, responsabilidad, decepción, amistad y reconocimiento.

Cuando con solo nueve años de experiencia llega uno a un centro nuevo -y nunca mejor utilizado el adjetivo, un cen-tro totalmente nuevo, con un solo año de vida-, desde otro instituto al que quería, el I.F.P “Guadiamar”, porque en su puesta en funcionamiento y en su posterior consoli-dación había invertido y dedicado muchas horas y esfuer-zo, cuando llega uno al centro y es recibido, como otros muchos compañeros -los primeros que llegamos con desti-no definitivo-, por el director, D. Juan Diego Caballero Oli-ver (q.p.d) en ese despacho improvisado que él en ese mo-

mento consideró el ideal, el bar del centro, el día 12 de septiembre de 1989, no tiene por menos que sentir un cierto grado de expectativa y un mayor grado de ilusión. Ilusión ante la gran tarea a realizar en un instituto que ha-bía que forjar, que había que levantar desde sus cimien-tos, ilusión ante los nuevos compañeros por conocer, ante los nuevos retos a acometer, ilusión que, he de ser sincero no perdí nunca, aunque sí se fue mermando con los avata-res que el centro tuvo que vivir.

La ilusión alimentó el esfuerzo cotidiano y diario a realizar, esfuerzo al que te animaban los compañeros cuando con sus iniciativas, sus aportaciones, su dedicación, su trabajo y sus ansias de progresar, te daban alas para continuar -grupos de trabajo en el departamento, elaboración de nuevos materiales para atender a las peculiaridades de nuestros alumnos, jornadas realizadas en el centro, am-biente sano entre el profesorado, intercambio de experien-cias, …- Todo ello contribuyó a cimentar el gran prestigio que alcanzó el I.E.S. “Punta del Verde”, centro de referen-cia en toda la provincia de Sevilla y en Andalucía, instituto en el que los aspirantes -¡cuántos se quedaban fuera!- pe-leaban por tener una plaza. La ilusión, el esfuerzo y el compañerismo dieron paso a la dedicación, a la responsabi-lidad y a la decepción.

Dedicación en la tarea docente y en las labores dentro del equipo bajo la dirección de D. Miguel Ángel Ortiz Cabrera (q.p.d), como jefe del departamento de Ciencias -¡qué gran departamento de Ciencias!- o dentro del equipo de Dª Encarna Ferrón Sánchez. Continuación en la dedicación y un gran grado de responsabilidad, siempre creo haberla asumido en cualquier puesto pero en esos momentos más, cuanto por mor del destino –bueno no sé si por mor del destino o por mor de otras circunstancias- me tocó dirigir el centro. Asumí, con gran preocupación por cierto, con absoluta dedicación y responsabilidad y con la ayuda enco-

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José Velázquez CastilloDirector 2003-2004

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miable y excepcional de mis compañeros de equipo: Dª Agueda Porras Ruíz, Dª Susana García Luna, D. Eduardo Ponce Cifredo, D. Jacinto Aranda Martín y D. Eugenio Saínz Meléndez, la labor de la dirección. Fueron para mí momentos complicados, he de reconocerlo; pienso que la dirección de un centro, tal como la entiendo, y más la di-rección del Punta del Verde, exige un trabajo arduo que has de asumir con escasas herramientas, las que la admi-nistración educativa te suministra, herramientas que en muchos casos no son las adecuadas y en otros insuficien-tes, herramientas que suponen a veces cortapisas, exigién-dote, por otro lado, resultados, objetivos a alcanzar que muchos docentes no entendemos ni compartimos.

Es aquí donde hay que mencionar la palabra decepción, pero esta no aflora en los momentos mencionados en el párrafo anterior. La decepción se apodera del Punta del Verde, de su comunidad educativa mucho antes –eso al menos creo yo-, cuando convierten un gran centro en un instituto con problemáticas irresolubles, problemáticas que no querían otros. Pienso que desde la administración se podía y se debía haber actuado de otra forma. No es posi-ble que un instituto que tenía una diversidad –alumnos hipoacúsicos- asumiera todas las que le echaban, todas aquellas que otros centros repudiaban. Ello, y la negativa a la ampliación y por ende la existencia de dos edificios, supuso además la dispersión, no solo física, del profesora-do.

Pero he de mencionar de nuevo el compañerismo que ha dado paso a la amistad de muchos compañeros, hoy ami-gos, que compartimos no solo esta profesión, sino

muchos momentos de nuestro tiempo libre, amistad que ha transcendido a nosotros mismos para llegar a nuestros allegados.

Y desde este momento de mi vida profesional, desde la reflexión que se puede hacer en “el otoño de mi vida do-cente” como llegó a decir un compañero del “Punta”, ha-biendo superado tanto la etapa del “Sancho el Bravo” co-mo la de “Sancho el Fuerte” y estando asentado en la de “Sancho Panza” como bien dice otra compañera del institu-to, he de mostrar mi agradecimiento a aquellos que han reconocido mi labor, a aquellos que me han ayudado, a aquellos que me han facilitado la tarea e incluso a aque-llos que, desde la buena fe, me han criticado.

Y para terminar me dirigiré, si me lo permiten, a todos los miembros actuales del I.E.S “Punta del Verde”. A todos, profesores de a pie y directivos; y también a cualquier miembro de la comunidad educativa, y decirles que el cen-tro está asentado. Ya han pasado los peores momentos, el instituto va creciendo y seguirá haciéndolo; volverá, con vuestro trabajo, esfuerzo y dedicación, a ser el centro de referencia que fue, volveréis a disfrutar como otros lo hici-mos. Os animo a formar grupo, a cultivar el compañeris-mo, y si es posible la amistad, intentad que vuestra vida transcienda al trabajo, desdeñar, en lo posible, las trabas que para esta profesión vienen de fuera.

Un saludo, un abrazo y me tenéis a vuestra disposición para todo aquello en lo que pueda ayudar.

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Partido de tenis de mesa entre José Velazquez y Francisco Contreras

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Mi primer dia en el Punta

En Septiembre de 1990 llegué al “Punta” con algo más de 30 años y una decepción: tras cuatros años de trabajo a destajo en la Ciencia Integrada, la habían borrado de un plumazo del mapa educativo y con ella mi comisión de servicios en el centro piloto que habíamos montado con tanto esfuerzo. Llevaba además en mi mente una sólida determinación: no implicarme

Fátima “no te impliques”. Nada de proyectos de innova-ción, nada de equipos directivos, nada de nuevas amista-des. Ya estás en Sevilla cerca de casa. Solo tus clases, tus alumnos y a casa con tu familia y tus amigos de toda la vida”.

Así que crucé las puertas, repitiéndome a mí misma el mantra “Fátima no te impliques” y temiendo que la única idea de mis compañeros de departamento (que serían se-guro defensores de la tiza a ultranza) fuera dejarme a mí, con mi niña de 7 años, el turno nocturno y que el Director sería un dictatorzuelo engreído como el que había tenido la desgracia de conocer en mi año de prácticas en la Sie-rra Mágina.

Y lo que sucedió es que la vida me demostró que las ideas preconcebidas son un lastre y además inútiles y que los propósitos que no parten de tu corazón no son más que palabras vanas. Y así, ese mismo día los conocí y lo cono-cí; los encontré y me encontró.

Los conocí en el bar del instituto y encontré a los que se-rán para siempre mis compañeros, a Tomy, a Pepe y a Fé-lix. Con ellos, y con otros que se sumaron en el tiempo, como Paco, Fernando y Javier, he trabajado durante casi

20 años en la enseñanza de la Ciencia, de los seminarios permanentes a los grupos de trabajo, de la elaboración de materiales a los programas guía. Trabajando codo a codo por las tardes, discutiendo conceptos y procedimientos, aprendiendo entre todos y complementando la creatividad de unos con el método de otros hemos crecido juntos co-mo profesores, implicándonos en esta profesión, tan fan-tástica, hasta las trancas.

Lo conocí, al Director, sentado debajo de unos cuadros del Beato de Liébana, levantó la vista de lo que estaba hacien-do y me encontró para siempre. Me dijo lo que seguramen-te le diría a todas para llevarlas a su causa de entonces, (el “Punta”): que le habían hablado de mi, de lo buena pro-fesora que era y de lo guapa. No me creí nada, pero su calidez y su aplomo me desarmaron y ... sin darme cuen-ta, me enroló en su ejército. Cuando descubrí que compar-tíamos la misma visión de la enseñanza, el amor por los libros y la pasión por uno en particular, El Señor de los Ani-llos, mi destino quedó sellado y mis “no te impliques” se borraron de un plumazo.

En su siguiente mandato fui su vicedirectora y cuando él abandono el Punta para buscar otros horizontes y otras batallas, yo me quedé, unas veces en primera línea y otras a la sombra, hasta llegar a ser, durante los últimos diez años y con su apoyo, directora.

El, Miguel Ángel, ha partido prematuramente hacia los Puertos Grises, pero cada día, cuando entro en el despa-cho, las láminas de Liébana, y su recuerdo, me infunden valor para seguir en este puesto, al mando de las huestes que yo siempre consideraré suyas.

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Fátima Blanco MurielDirectora desde 2004

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Fátima Blanco con a un grupo de alumnos y alumnas ( inicio años 90 )

Fatima Blanco y Reyes Perez, las 2 personas que mayor tiempo han permanecido en la dirección (hacia 1995)

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La mirada del profesorado

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Han sido 25 años de programaciones, exámenes, reuniones y evaluaciones. De libros y apuntes, de tizas y pizarras, de cañones, pantallas y portátiles. De compañeros y de compañeras que ya no están aquí pero que siguen en nuestra memoria. De inte-rinidades, oposiciones, concursos de traslados,

permutas y destinos definitivos. De primeras cla-ses y tambien de jubilaciones; de pequeños sinsa-bores y de grandes triunfos. Han sido 25 años practicando un oficio tan mágico como, a veces, poco valorado: la educación.

Recuerdos y memorias de profeso-res y profesoras que han pasado por nuestro centro en estos 25 años.

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Comida de Navidad - Diciembre 2003

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Sí, son 23 años de los 25 que lleva funcionando nuestro Instituto, los que llevo como profesor en este centro.

Era un primero de septiembre de 1990, cuando aparecí por aquí procedente del IES Reyes de España de Linares, donde había llegado de mi primer año de docente y funcio-nario en práctica del IES Torre Almirante de Algeciras. Mi periplo fuera de Sevilla fueron por lo tanto, Algeciras en 1986 y Linares, donde estuve tres cursos antes de poder llegar a Sevilla.

Cuando llego al entonces Instituto de FP la RAZA, llevaba 4 años de docente después de aprobar mis oposiciones en Granada, donde por cierto conocí en el Tribunal al que des-pués sería mi compañero de departamento el Dr. D. Ma-nuel Marqués. Al llegar aquí, me encuentro con un departa-mento de Sanidad donde se impartía FP I y FP II de Auxi-liares de Clínica y Especialistas en Radiodiagnóstico, lo mis-mo que se impartía en Linares, así que no me costó mu-cho trabajo adaptarme a la labor en Sevilla. Era un Institu-to con mucha gente joven que veníamos, unos con plaza definitiva y otros Interinos o en expectativa de destino, pero eso sí, todos teníamos en común la ilusión y la fuerza de la juventud de aquellos años.

Nuestro departamento de Sanidad estaba formado enton-ces por médicos, enfermeros y algunas farmacéuticas, to-dos jóvenes y con ganas de trabajar y de pasarlo bien; eran conocidas las jornadas de convivencias en los labora-torios y las comidas de departamento que hacíamos asi-duamente. De aquella época quedan profesores como Ma-nolo Marqués, Isabel Herrera, Mariano García Alberni, Mª Carmen Delgado, Mª Carmen García, y Mª Jesús de la Blanca, (Machús) que se fue a Granada; algo más tarde llegaron Amalia Gómez y María José Begines también Ma-

nolo Gil, y Lola Zuñiga ya jubilados... todos grandes com-pañeros con los que se afrontaron los importantes cam-bios de pasar de un centro de FP a un IES donde se inte-gra la enseñanza Secundaria y el Bachillerato. Más tarde llegaron Manolo Anguita, Luis Mª Vázquez y y más recien-temente el resto de compañeros que compartimos el cita-do Departamento, Mª Teresa García, Pepi Verdugo, Mª Án-geles Lozano, Elena Franconetti, Sara Pérez y Carlos Cama-cho.

Los primeros años fueron de compartir mucho trabajo y grandes ratos de convivencia que hacía que nos conociéra-mos mucho mejor. El compañerismo y las buenas relacio-nes con el equipo Directivo, entonces con Miguel Ángel Or-tiz de Director (q.e.p.d.), era la tónica general. Recuerdo que las despedidas de curso eran muy divertidas y dura-ban hasta altas horas. Eran otros tiempos donde se podía fumar y beber alcohol en el Instituto; así mismo me acuer-do de que al comienzo de curso, la bienvenida a los nue-vos profesores era un día muy esperado, ahí también to-mábamos un refrigerio y se entregaban los horarios que entonces se hacían a mano después de tres o cuatro días de trabajo donde Tomy, Agueda, Reyes y otros compañe-ros se encargaban de elaborar el mejor horario posible pa-ra todos.

Con el paso del tiempo llegaron los grandes cambios, el Instituto de Formación Profesional se convirtió en I.E.S y se compartió la FP con la enseñanza Secundaria y el Bachi-llerato, vinieron los nuevos planes de estudio LOGSE con sus normativas y exigencias incluidas, entre las que desta-can la política de control de puertas para impedir salir a los alumnos menores de edad. Llegaron nuevos compañe-ros de asignaturas comunes para estos estudios, y se im-plantó una nueva especialidad profesional de Ortoprotési-

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José Manuel Albiac RossiSecretario

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ca, que hizo que se integraran nuevos profesores al depar-tamento como Juan Cabeza, ahora en el IES Mayor Zarago-za, y los especialistas Pepe González y Miguel Gallardo. Durante estos XXV años han salido de nuestras aulas, tan-to a Sevilla como otras ciudades de Andalucía, muchas pro-mociones de alumnos titulados que ocupan un lugar en el mundo laboral y que concretamente los de mi departamen-to, se encuentran repartidos por los hospitales nacionales y del extranjero, guardando todos un grato recuerdo de su Instituto.

Para mí, estos años en el Punta del Verde donde he pasa-do muchas horas de mi vida, han supuesto una gran satis-facción y un enriquecimiento personal. Puedo decir que personalmente he tenido la suerte de poder desarrollar dos grandes profesiones en mí vida: la Medicina atendien-do a la salud corporal de mis pacientes durante los años que pude compatibilizarla con la docencia, y la labor de Profesor donde atendía la formación de mis alumnos de radiodiagnóstico, formándolos profesionalmente e inculcán-doles los valores necesarios para la asistencia sanitaria y valores humanos para la vida misma.

Tengo que decir, que nunca me sentí defraudado en mi la-bor docente ni tampoco eché de menos la medicina, cuan-do ya no podía compatibilizarla con la docencia, porque siempre me he sentido médico del centro con el que han contado compañeros y alumnos; tampoco he caído nunca en la rutina al impartir las mismas asignaturas durante va-

rios cursos, porque todos los años al cambiar de alumnos y recibir savia nueva, he tenido y sigo teniendo la frescura de nuevos momentos y nuevos retos con esos nuevos alumnos que me llegan.

Es el momento de recordar los buenos ratos, aunque tam-bién los ha habido duros y difíciles pero esos, gracias a Dios se olvidan pronto. Quiero dar las gracias a todos mis compañeros que han hecho posible que estos 23 años que llevo en el Instituto hayan sido en general, más felices que difíciles, y acordarme de aquellos que ya no están con no-sotros: Miguel Ángel, Juan Diego y Rafael (d.e.p); tam-bién a todos los Directores con los que he coincidido: Re-yes, Pepe, Encarna, y sobre todo a Fátima, con la que ten-go el honor de compartir función de equipo directivo como secretario desde hace ya 10 años.

También quiero recordar a todos los compañeros que ya jubilosos disfrutan de un merecido retiro y al personal no docente que en estos últimos años han estado al servicio del Instituto bajo mi responsabilidad. A todos, muchas gra-cias por haber participado en la película de mi vida profe-sional en el Punta del Verde.

Ojalá el IES Punta del Verde siga siendo referencia en Sevi-lla como centro educador y formador de grandes personas y profesionales durante muchos años más.

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José Manuel Albiac participando en una actividad cultural

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Rafael

Este curso 20013-14, año del 25 aniversario, nos dejó Ra-fael Cantillana. Murió el día 3 de noviembre después de una larga enfermedad. Su intensa dedicación profesional y personal al IES Punta del Verde quedó patente en el home-naje que compañeros, alumnos y familiares dedicaron a su memoria en la biblioteca del instituto el día 17 de diciem-bre.

Previamente, en un claustro dijimos de él:

“Rafael vive desde la esencia, con el alma erguida, con la sinceridad del que ha vencido toda apariencia. Vive desde el ser. Sus objetivos y proyectos los aborda desde lo que él mismo es.

Para Rafael lo interhumano, la vida entre persona y perso-na, se antepone a todo. Todas sus relaciones son íntimas, ninguna le es lejana. Su mirada ilumina al otro y en el otro busca Rafael la iluminación. Cuida con cariño, y trata a quien pasa por su vera, como compañero en un aconteci-miento vital.

El regalo como expresión de entrega, comunicación de al-mas, creador de vínculos y mediador en la relación es pa-ra Rafael un símbolo de donación personal. Él se te regala en sus regalos.

Maestro es su oficio y Maestro a veces lo llamamos. Es fe-liz comunicando las intensas experiencias que lo han ido

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Cesar Bordons, Jesús Hernandez, Adolfo Salto. Profesores del Punta del Verde

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marcando. Busca que otros disfruten y aprendan a pasar por el mundo sintiendo y apreciando lo que se les va ofre-ciendo. Enseña a estar despiertos, a distinguir una buena oportunidad que no se puede dejar pasar porque no va a volver; a ponerse manos a la obra con la tarea que hay que realizar, porque es bella y nos hace mejores.”

Ya se ha mencionado el proyecto de Marruecos. También animó y trabajó con enorme ilusión en el Intercambio Cultural con Rumanía:

Tenía Rafael muy elaborada su vocación de Ciudadano del Mundo. La profunda visión del ser humano que había ad-quirido con el contacto con personas de otras culturas y las enriquecedoras experiencias que estas relaciones le aportaban, las quería seguir desarrollando. Pero sobre to-do deseaba compartirlas, en el marco de su tarea docente, con sus alumnos.

Esta vocación le impulsó a proponer un nuevo destino, un país emergente, conocer unas gentes con una historia re-ciente de privaciones de libertad y de bienes materiales. Rafael siempre tiene un sobrino donde lo necesita. Así qué: "Por qué no organizamos un intercambio escolar con un instituto de Rumanía, allí trabaja un sobrino mío." No hay más que discutir. El equipo se pone manos a la obra porque si lo dice Rafael, pone su corazón en el asunto y

pone fechas, no hay duda de que vamos a Rumanía.Entrevistas con el Cónsul, localización de instituto y ciu-dad, contactos con profesores y una visita preparatoria en noviembre de 2007 "para mirarnos a los ojos"... A partir de aquí ya no trabajamos con compañeros. Rafael los ha transformado en amigos, hay confianza y todo va sobre ruedas aunque el país y la cultura sea muy diferente.

El trabajo conjunto pronto da fruto y el 18 de septiembre de 2008 fue aprobada una Asociación Bilateral Comenius, por dos años, con el título “ANDALUCIA Y BANATO: MODE-LOS DE INTEGRACION POR LA CONVIVENCIA”. Nuestro centro asociado es el LICEUL TEORETIC JEAN LOUIS CAL-DERON de Timisoara y el IES PUNTA DEL VERDE es el Cen-tro Coordinador.

Al día de hoy se conserva en la plataforma etwinning el b l o g d e e s t e p r o y e c t o : http://twinblog.etwinning.net/9727/

Más tarde a un centro de Holanda, el Bisschoppelijk Colle-ge de Wert, le gustó como trabajábamos las relaciones in-ternacionales y nos propuso partipar con ellos en otros pro-yectos.

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Rafael Cantillana junto a un grupo de profesores y alumnos de Informática de Gestión (1995)

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Casi todo en esta vida es dual

Casi todo en esta vida es dual, tiene una doble vertiente. Y eso lo pude comprobar una vez más cuando me pidieron que escri-biera estas líneas. Tentado estuve de rechazarlo, y no por falta de buenos recuerdos - que los tengo y muchos - sino porque mi cabeza se llenó de la memoria de aquellos y aquellas que hoy faltan, a los que tantos de esos recuerdos me unían. Pero la mente es sabia, y le hizo un guiño al dolor de sus ausencias, y surgió el deseo de convertir mis palabras en un homenaje a ellos.

Todo comienza en Marzo de 1988, cuando Higinio Trujillo, (por entonces Delegado de Educación) le ofreció a Juan Diego Caba-llero la posibilidad de poner en marcha el I.F.P Punta del Verde, que con los años se convertiría en el actual I.E.S. Él aceptó. For-mó un equipo en el que yo estaba incluido junto con Reyes Gar-cía-Doncel, Jesús Montañés, Agueda Porras y Pepe Aguilera. A este último lo relevó Rafael Salas nada más comenzado el segun-do curso de la historia del Punta del Verde.

Para que os hagáis una idea, en Julio, mientras matriculábamos, el Instituto era una entelequia, apenas una rayas de cal blanca delimitando espacios, un simple croquis en el suelo, amén claro de los planos, (que estarían, supongo).

Y apenas cuatro meses después, el 2 de Noviembre, se impartió la primera clase. Ni que decir tiene que todos los profesores del centro hicieron labores de montadores, decoradores y desempa-quetadores, al mismo tiempo que convivíamos con la finaliza-ción de unas obras que aún permanecieron al llegar los alum-nos.

Los inicios fueron difíciles, pero con la alentadora dificultad con la que se adornan los retos. Y le llamo reto porque las caracterís-ticas del centro eran un reto en si mismas:

- Un centro nuevo que nada más nacer contaba con más de 1000 alumnos y 93 profesores (ninguno de ellos con destino definitivo), que con los años llegaron a ser más de 100.

- Una oferta educativa incompleta que nos hizo pelear hasta conseguir implantar el FP II de Radiodiagnóstico hoy converti-do en Ciclo Superior.

- Fue el primer Instituto que integró en sus aulas ordinarias a alumnos con discapacidad física, en nuestro caso hipoacusia.

- Un centro abierto desde las ocho de la mañana a las diez de la noche, con alumnado en turnos diurno y nocturno…

El trabajo de todos los que pasamos por él fue haciendo que po-co a poco se consiguieran los objetivos, y tras los dos primeros años, el Instituto tuvo un nuevo equipo directivo: Miguel Ángel Ortiz, Reyes Pérez, Tomy Delgado, Manolo Carnerero, Luis Valen-cia y Pepe Alba, continuaron la labor comenzada por nosotros, añadiendo su sello personal, positivo igualmente para el centro.

En los once años que permanecí en Punta del Verde, sólo conocí dos equipos directivos, el segundo de ellos retocado por la mar-cha de Miguel Ángel a la Inspección y por lo tanto el paso de Reyes Pérez Aroca a la Dirección. No viví su transformación en IES con la llegada de la E.S.O., ni su ampliación con la anexión del colegio La Raza, tampoco la llegada del Bachillerato…, pero mi interés por todo lo que acontecía en el Instituto, supuso que tuviese información de primera mano a cargo de los protagonis-tas directos de estas transformaciones.

Cuántas vivencias he experimentado durante mi etapa de profe-sor del centro, cuántas anécdotas os podría contar, cuántos re-cuerdos vienen a mi mente, qué huella tan profunda ha dejado en mí el paso por el instituto…Y a pesar de todo lo bueno que allí viví, sólo he vuelto dos veces. Y todo por esa cualidad dual que os contaba al principio. Me pesaban, y me pesan, las ausen-cias de esos profesores que formaron parte y fueron partícipes de lo que hoy es el IES Punta del Verde. Me refiero a Ana Sán-chez profesora de Francés que falleció poco después de empezar nuestra andadura, a Rafael Cantillana recientemente fallecido y

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Vicente Ceballos GalvánEx directivo del Punta del Verde

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que vivió todas las etapas a las que antes aludía, a Carlos Corra-les, profesor de informática durante dos cursos y, como no, a dos pilares básicos: Juan Diego y Miguel Ángel. Ambos lucharon y consiguieron que el Instituto, perdonen que diga mi instituto, se convirtiera en uno de los centros con más demanda en los concursos de traslados por su organización y por su ambiente. Todos somos importantes, pero algunos además imprescindi-bles. Y en esta segunda categoría se encuentran los dos prime-ros directores del Punta. Sin ellos la historia hubiese sido distin-ta.

No he vuelto, pero sigo y seguiré teniéndolo como algo mío para siempre. Me siento uno más. Durante los primeros ocho años después de marcharme de ahí, me reunía todos los viernes con compañeros y compañeras del Punta del Verde. La explanada

del Avelino era testigo de nuestras tertulias de compañeros-ami-gos.

Y aún hoy, al menos una vez al trimestre, nos reunimos el pre-sente (porque alguno sigue siendo profesor del instituto) y el pasado del centro. Y la marcha del instituto está presente siem-pre en nuestras conversaciones.

Puede que la distancia geográfica nos haya separado. El trabajo nos llevó a diferentes lugares, pero sé que todos los que un día formamos parte del Instituto mantenemos un lazo común: el orgullo de haber sido miembros del claustro del IES Punta del Verde.

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Vicente Ceballos, Manuel Marqués , Isabel Herrera y Juan Diego Caballero junto a un grupo de alumnos en el patio del IES (hacia 1990) Al fondo, aun en construcción , el puente del V Centenario.

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Vicisitudes del ciclo de OrtoprotésicaAnte la sugerencia de que colaborara con la celebración del 25º Aniversario de nuestro centro, contando cómo veía y sentía el centro desde mi peculiar punto de vista de pro-fesor especialista, me sentí ilusionado con la idea ya que ello me permitiría dejar una breve constancia de la evolu-ción del ciclo y de sus instalaciones a lo largo de su ya am-plia andadura.

En primer lugar, contar que el citado ciclo de ortoprotésica se comienza a cursar en este centro en el curso 2001 -02, gracias a la buena acogida que en aquellos tiempos mos-tró la directiva y el Claustro de aquella época, ya que su instauración, por su complejidad, conllevaba una seria alte-ración organizativa de las instalaciones del centro, lo cual motivó que en un principio dichas instalaciones resultaran altamente insuficientes e insatisfactorias por su precarie-dad y falta de espacio. Esto motivaba una formación con carencias de nuestras/os alumnas/os fundamentalmente en el aspecto práctico.

He hecho mención a esta circunstancia porque a continua-ción quiero destacar el constante esfuerzo de directivas, claustros y compañeros de departamento . Pese a la insufi-ciente dotación presupuestaria del ciclo por parte de la Consejería, las instalaciones y equipamientos del ciclo, se ha podido seguir actualizando e innovando, y permiten que nuestro alumnado alcance un estimable nivel formati-vo que redunda en una excelente acogida en el mercado laboral. Como ejemplo, citar y agradecer a los compañe-ros de departamento, que imparten otros ciclos formati-vos, su constante disposición a colaborar con el ciclo de ortoprotésica; al Equipo Directivo y Consejo Escolar por su apoyo afectivo y económico hacia nuestras necesidades que ha redundado entre otras cosas en una ampliación de la superficie de taller y en la realización de gestiones ante las instancias pertinentes de la Consejería para obtener dotación específica para el ciclo, aparte de alguna que otra

consideración presupuestaria interna; y finalmente y no menos importante la cada vez mayor compenetración exis-tente en el equipo docente, que ha redundado en una ca-da vez mayor integración de los profesores especialistas, nosotros, con profesionales de la educación de los que he-mos aprendido mucho en el ámbito pedagógico, dejando atrás desencuentros y desavenencias pasadas.

Finalmente, y no es presunción corporativa, decir que el presente de la profesión ortoprotésica en Andalucía y en gran parte del territorio español, está íntimamente ligado a la historia de nuestro centro. Ya se han formado en él más de 300 profesionales con un nivel formativo mayor en cada curso, que si bien hoy son el presente, espero que también sigan siendo el futuro inmediato de la misma; se-rá la señal de que entre todos hemos sido capaces de in-culcarles la necesidad de una formación continuada, que es, yo creo, aquello que nuestra autoridades educativas no han podido o sabido prever y que creo que el sector está demandando.

En cuanto a la evolución del alumnado del ciclo, es de des-tacar que cada vez es mayor el porcentaje de mujeres que cursan los estudios del ciclo, podemos estar actualmente en torno al 70%; e igualmente es cada vez mayor el flujo de alumnas/os universitarias/os que deciden continuar su formación cursando el ciclo de ortoprotésica, destacando sobre todo graduados de farmacia, podología y fisiotera-pia.

Igualmente destacar la gran participación de nuestro alum-nado a lo largo de los diferentes cursos en múltiples activi-dades formativo-laborales que se han desarrollado tanto a nivel nacional como internacional, aunque en estos dos últimos cursos, debido a la tan manida crisis económica, se han visto drásticamente reducidas

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Miguel Gallardo GálvezProfesor Especialista Ortoprotésica

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Diversas actividades desarrolladas por el alumnado y el profesorado del Ciclo Formativo de Grado Superior de Ortoprotésica

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El color de las palabras

Escrito leído por Luis García Serrano en su cena de jubila-ción (27 de Junio de 2006)

“No hay molestia más terrible que la obligación de hablar de repente y de continuo. Además que la prudencia acon-seja no hablar demasiado por aquello de que el hombre es esclavo de lo que cuenta y dueño de lo que calla.

Por eso a veces olvidamos palabras. No las encontramos. Han perdido realidad. Y es que la realidad nos estaba cos-tando un ojo de la cara: Herodoto, Góngora, Argantonio, Alberti, Ligustino, Moguer, los Ulpios y los Aelios, soneto, San Pedro en Montorio, endecasílabo, anastilosis, metáfo-ra, éntasis, serventesio, falansterio, Rosa Luxemburgo, yamur. . .

Las buscamos entre los papeles que siempre se acumulan en nuestras mesas, entre artículos de prensa, cartas del banco y pequeños papelitos con notas de lo que tenemos que hacer mañana, esta semana o durante el mes. Son palabras bellas que nos han abandonado. Quizás no he-mos sido dignos de emplearlas.

Por eso quedaron allí, en los pupitres, entre una pintada de un sexo descomunal y una chuleta de química, corta y esquemática como los quince años posibles de su autor.

Algunas veces nos visitan, pero no vienen solas. Algunas son tibias, como Alalia, amarillas y topacias, o de amarillo Nápoles, como la luz que a las diez de la mañana y en oto-ño entra por la cristalera, junto a la biblioteca.

Las hay de color violeta de Borgoña filtrándose por la ven-tana del Departamento y pasando bajo el puente colgante allá por enero. Así clasificamos sinestesia.

Otras son rojo Pompeya como Escipión, como las puestas de sol en invierno desde la segunda planta del Punta del Verde. Rubén Darío es verde malaquita en primavera irrumpiendo por la puerta del bar.

También hay palabras de azules alejandrino, de pasillo, pero estas nos gustan menos porque siempre vienen con la chicharra del cambio de clase. No las nombramos.

Algunas veces se mezclan todas en los claustros y nos vie-nen de blanco perla, de común unión.

Cuando llueve a cántaros el agua inunda la entrada del vestíbulo intentando llevarse nuestras palabras de gris hu-mo, Carlos III por ejemplo. Pero es inútil porque las pisa-das las distribuyen escaleras arriba y abajo.

También hemos descubierto que en el cambio de turno, sobre las cuatro de la tarde, juegan a ser personajes rea-les. Una de ellas se identifica con la Victoria de Samotracia y manifiesta que, como a sus dueños, los sistemas educati-vos les han cortado la cabeza pero no las alas.

Incluso algunas, como transversalidad o enseñanza-apren-dizaje se nos han rebelado queriendo hacer sedición con estrategia motivadora, concreción de instrumentos, apren-dizaje significativo y otras del mismo pelaje pero las he-mos castigado con no aparecer en la memoria de fin de curso. Ellas apelan a que existen otras aún más raras.

Algunas, como "nostalgia" o "volver" se nos han escapado y refugiado en la paz de los boleros y tangos.También sa-

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Luis García SerranoProfesor de Historia - Jubilado

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bemos que en las noches de calor juegan a las cartas con las fotos de los profesores que están en las orlas de los pasillos Al acabar el curso, participan de la fiesta noctur-na, se emborrachan, pierden color, cuentan hasta diez y juegan al escondite por escaleras y aulas esperando ser descubiertas por oídos del próximo curso.

Quizá os preguntéis cómo sabemos todo esto. No ha sido fácil.

El mundo no empezó con palabras, sino con dos cuerpos abrazados. Por eso todas nos vienen mezcladas y fundidas con las vuestras, abrazadas, porque es lo que nos hace humanos, como un lenguaje único y familiar cargado de sentido, y lo sabemos porque amamos todo aquello que vive, porque nuestras palabras seguirán viviendo en el Ins-tituto y porque hemos tenido el privilegio de pronunciarlas y vivir con vosotros y entre vosotros, en nuestro instituto, el Punta del Verde.

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Luis García Serrano con un grupo de profesores del Punta del Verde (2004)

Las compañeras del PAS: Carmen Lara, Nuria Fernandez y Carmen Romo (2012)

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Teatro y educación unidos por la historia Si al cabo de los tiempos se ha disociado el contenido éti-co y artístico del arte dramático de su enseñanza como pilar de la cultura europea, no podemos, sin embargo, sos-layar el hecho de que su nacimiento en Occidente y su de-sarrollo paulatino en la sociedad griega integraban de ma-nera sustantiva la naturaleza artística con la vertiente pe-dagógica de la misma. Cabría añadir que una de sus cla-ves más operativas y funcionales fue la inserción en la ma-teria dramática de una concepción muy honda y elevada de la educación.

El encuentro teatro–escuela depende de la naturaleza y de la cualidad de la formación artística de los educadores. Uno de los aspectos fundamentales del papel del arte en la educación se sitúa en la puesta en relación de los jóve-nes con el teatro.

Para pasar de la utopía a la realidad, la formación de los educadores debe:

• inscribir el arte y la cultura en el proceso de forma-ción,

• no considerar la concepción de la intervención artís-tica en la escuela solo como un instrumento peda-gógico,

• rechazar la idea de considerar la práctica artística solamente en la escuela, organizando diferentes proyectos culturales comunes con los centros cultu-rales, museos, bibliotecas, servicios sociales...

• suscitar la creación de un lugar de intercambios culturales durante y después del horario escolar.

Estas cuatro condiciones evitan el riesgo de dilución de las prácticas dramáticas y teatrales respecto a las técnicas

psicopedagógicas. Mediante el juego, los educadores pue-den contar con la gente y con los acontecimientos.

Remontándonos al origen de la historia del teatro, pode-mos decir que el teatro es una diversión colectiva, ante todo, para un público joven.

Ya en la antigüedad, el teatro formaba parte de la vida co-tidiana bajo la forma de mimo, de juegos o durante las manifestaciones relacionadas con las fiestas. Ya se tratara de dramas satíricos, de farsas militares, de sátiras socia-les, de dramas litúrgicos, de juegos, de milagros o de mis-terios, el teatro servía de medio de comunicación, de edu-cación y de diversión populares.

Al final de la Edad Media y durante algunos siglos des-pués, muchos sucesos vinieron a transformar la vida en general, y, como consecuencia, el teatro, en particular. El descubrimiento de la imprenta favoreció la difusión de los textos y, de paso, el que los autores se dieran a conocer. Durante estas transformaciones, se asiste a la vuelta del teatro a los edificios reservados, exclusivamente, para es-te fin, y lo mismo ocurre con la escuela. El teatro se con-vierte en el lugar para escuchar a los autores. Los come-diantes deben respetar los textos: la improvisación y el juego libre de la fiesta popular ceden ante el texto de au-tor.

En el siglo XX asistimos a la llegada de los directores escé-nicos, que darán otro sentido al trabajo teatral. En efecto, este nuevo interventor, al poner en escena, con los acto-res y los técnicos, el texto de un autor, hace un acto de creación. El paralelismo es interesante con el del profesor. Éste también realiza un acto de creación, al trabajar los textos con sus alumnos y al utilizar las técnicas educati-vas. No vamos a citar todas las corrientes que han marca-do el siglo XX, solamente citaremos algunos grandes pen-

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Antonio García TomásProfesor de Historia

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sadores que han tenido una preocupación pedagógica y reformadora del teatro. Ya sea, Stanislavski, Meyerhold, Artaud, Brecht, Grotowski o Barba... todos han tenido una visión nueva del teatro. Aparte de su trabajo teatral, los recordamos por sus cualidades como educadores.

También, en el siglo XX el teatro redescubre su función primaria: el juego. El teatro, un arte de la acción, combina-do con la función educativa, se convierte en el arte de en-señar mediante el juego dramático. Podemos pensar igual-mente en el psicodrama o en el sociodrama como otros procedimientos educacionales. Es plausible hablar de la utilización del teatro con fines de propaganda política, so-cial o religiosa. Además, desde una perspectiva educativa más amplia, en educación de masas, el teatro se ve como un excelente medio de reivindicación y de contestación. Igualmente, el teatro para ver o para representar en la escuela puede ayudar a desarrollar un sentido social y cul-tural en todos los públicos.

El interés de esta revisión histórica se justifica por sí mis-mo, pero aún así queremos apoyarlo en cuatro motivos de suficiente peso. El primero de estos motivos radica en el hecho de que conocer la tradición nos hace tomar concien-cia del origen de nuestros hábitos disciplinares y metodoló-gicos.

Dentro de este concepto no estamos refiriéndonos sólo al teatro escolar, sino a su concepto educativo más amplio: teatro para educar jóvenes y niños, para educar al pueblo, para la docencia. Igualmente podríamos hacer referencia a

los contextos sociales, culturales y pedagógicos que han favorecido esta finalidad del teatro: la pedagogía activa, el principio de realidad en la educación, los centros de inte-rés, la motivación, la socialización, educación artística y de la sensibilidad, educación emocional, inteligencia, memo-ria, preparación para la vida adulta, oralidad…

El segundo de los motivos se relaciona con nuestro conven-cimiento de que la formación del profesorado debería in-cluir, junto con unos sólidos conocimientos epistemológi-cos y psicopedagógicos, otros relacionados con la construc-ción histórica de las disciplinas escolares.

El tercer motivo se basa en la circunstancia de que duran-te mucho tiempo –prácticamente hasta el siglo XIX– el pa-radigma dominante en la utilización del teatro escolar ha sido moralista.

Por último, nos resulta también un motivo de suficiente peso la comprobación de que, a poco que iniciemos la an-dadura en esta línea histórica, salta ante nuestros ojos la evidencia de que la enseñanza secundaria no ha estado bien definida hasta hace muy poco y que en ella se han cruzado prácticas y fines diversos que han condicionado tanto la selección de las materias que se impartían como los contenidos y métodos de las mismas hasta el S.XIX.

En suma, el sistema educativo español, como cualquier otra institución básica de la sociedad, es fruto de un proce-so histórico sin cuyo conocimiento, aunque sea a grandes rasgos, no es posible entender la realidad actual.

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Antonio García Tomás junto a los alumnos de su tutoría de 2º de Bachillerato en el acto de graduación ( 2013 )

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2014: año de celebraciones y recuerdosEn un día como el de hoy, en el que celebramos los 25 años del IES Punta del Verde no puedo menos que evocar algunos versos del maestro Machado. Han pasado 75 años de la muerte del poeta, del profesor Antonio Machado. To-dos se apresuran a celebrar tan significada efeméride. Y nosotros, los profesores, también.

Me lo imagino absorto en sus pensamientos, mientras ob-serva lo que ocurre a su alrededor. Hace frío y llueve. Hue-le a escuela, y se oye el murmullo de lo que ocurre a su alrededor. El maestro escribirá más tarde:

Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel

se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel,

junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano

mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil va cantando la lección:

«mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales

estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales.

El poeta, tantas veces admirado, nos introduce en un mun-do en el que los profesores, a lo largo de estos 25 años que ahora conmemoramos, hemos desarrollado en las au-las y talleres de este centro, una tarea especialmente deli-cada y sensible: estoy seguro de que compartís conmigo el que la finalidad última que ha guiado nuestro trabajo ha sido la formación de nuestros alumnos. Hacer de ellos bue-nos profesionales. Hacer de ellos buenos ciudadanos.

A partir del aprendizaje de la lectura y la escritura, de las diferentes asignaturas que hayamos impartido, hemos pro-curado formar a nuestros alumnos. Y cuando digo formar, sabéis que no me refiero a las ecuaciones matemáticas, a las leyes de la Física, Cicerón, los circuitos electrónicos, la bata blanca de atención a los enfermos o lo importante que era –y es- la poesía. Seguramente, lo que había de-trás de todo eso, siendo importante, era un afán por for-mar personas, por facilitarles la tarea de la construc-ción del pensamiento.

Seguramente, como dice Machado, nosotros también…

… hemos andado muchos caminos

...hemos abierto muchas veredas,

… hemos navegado en cien mares

… y atracado en cien riberas.

Después de estos 25 años de vida del IES Punta del Ver-de, queridos compañeros y compañeras, lo más hermoso que se puede decir de nosotros es que fuimos capaces de enseñar a pensar a otros, de hacerlos personas libres, justas y solidarias.

Por nuestras manos han pasado generaciones de alumnos, los hemos visto crecer, hemos podido conocer a sus pa-

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Manuel Macías Perea Profesor de Historia . Jubilado

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dres, y hemos compartido muchas horas con otros profeso-res.

Todos ellos, como dice el poeta…

Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.

Por eso nosotros, los profesores, tenemos que reconocer que somos personas muy afortunadas, porque permanece-remos no sólo en la memoria de las generaciones de alum-nos, sino que formaremos, de por vida, parte de ellos mis-mos.

Nunca hubo mayor recompensa para un esfuerzo profesional como el nuestro.

A todos mis alumnos, a sus familias y a los colegas y amigos que me han acompañado en esta apasionante tarea de educar. A los que están y a los que no, pero siguen vivos en nuestra me-

moria.

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Manuel Macias con un grupo de compañeros (2007)

Actividad deportiva en el patio del instituto ( hacia 1995)

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Siempre supe que volvería

No deja de ser una coincidencia que justo cuando se celebra el 25 aniversario del Punta del Verde pudiera ser mi último curso en este Instituto y también en el mundo de la docencia, si decido optar por un retiro anticipado. Y se cerraría un ciclo, porque la mayor parte de mi vida docente la he pasado aquí; desde el año siguiente a su apertura. Aunque el destino me ha llevado por otros derroteros y he estado algún tiempo entregado a otros meneste-res - tanto en la Delegación como en la Consejería - siempre supe que volvería al Punta. Por eso ni un solo año dejé de asistir bien a la comida de Navidad, bien a la copita de fin de curso, en mi áni-mo de seguir en contacto con mis verdaderos compañeros y com-pañeras.

Ahora, al echar la vista atrás, desfilan por mi mente todos esos años y todo el profesorado, siempre compañero y amigo en el ar-duo trabajo de la enseñanza y deseo aunque breve y torpemente brindarle un pequeño homenaje.

En primer lugar quiero mencionar a mis compañeros y compañe-ras del Departamento de Sanitaria que de la nada levantaron lo que hoy son los ciclos de Sanidad a base de muchísimo esfuerzo e ilusión, y que con su trabajo cotidiano siguen manteniendo un bien ganado prestigio. Quisiera destacar a alguno o alguna y no puedo, porque todos y todas se merecen la mención por una u otra razón y cualquier olvido sería injusto.

De entre los muchos recuerdos me gustaría rememorar mis prime-ros años en el Instituto, cuando era sólo de FP y el profesorado de “comunes” daba clase en los cursos de FP lo que creaba una unión y una complicidad especial que llevaba a que se crearan grupos de trabajo “interdepartamentales” como el de Estudio Integral de Parques Naturales Andaluces donde convivíamos pro-fesores de Sanitaria con compañeros de Formación Humanística, Matemáticas, Educación Física o Ciencias Naturales.

La evocación de este grupo me llena especialmente de emoción, porque fue creado por el impulso entusiasta de mi Director y ami-go Juan Diego Caballero, prematuramente desaparecido. En sus años de existencia, el Grupo nos permitió llevar al alumnado por las joyas andaluzas de la naturaleza; viviendo aventuras inolvida-bles. Mis saludos para sus componentes dondequiera que se encuentren: Vicente Ceballos, Javier Resta, Agueda Porras, Rosa Lara, Reyes García-Doncel, Pilar Domínguez, Miguel Martínez.

Después, me ausenté del Instituto y en el interín, el IFP se trans-formo en IES y sé, me consta, que al principio las cosas no fue-ron fáciles. Al estar fuera, no presencié el cambio que supuso la entrada en nuestro Centro de los Bachilleratos y sobre todo de la ESO, que mis compañeros vivieron de manera traumática y así me lo transmitían en los reencuentros periódicos.

Así que cuando volví, lo hice con cierta prevención. Sin embargo, las sucesivas directivas y el profesorado habían realizado una her-cúlea tarea normalizadora, y excepto por algunas cosas que me chocaban – esas puertas que siempre habían estado abiertas, aho-ra cerradas- mi Instituto era un sitio donde se podía vivir y ense-ñar.

Y nada más. Unos nos hemos ido, nos vamos o nos iremos. Pero dejaremos el testigo a otros compañeros y compañeras que segui-rán en el tajo para que en su momento el Punta del Verde celebre otros veintitantos años de dedicación a la tarea docente, porque como dice el tango:

Sentir...

que es un soplo la vida,

que veinte años no es nada

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Manuel Marqués MonteroJefe Dto. Sanidad

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Manuel Marqués con compañeras del Departamento de Sanidad ( 2012 )

Grupo de alumnos de un grupo de Sanidad junto a profesores (Mónica Martinez, Mariano García, Josefa Latorre, Carmen García y Elena Gonzalez) en la entrada del que aún se llamaba I.F.P (ha-cia 1995)

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Anécdotas

Tengo ya los 65 años. Con esta edad, lo único que puedo apor-tar son los recuerdos y las experiencias, es decir las batallitas del abuelete.

Recuerdo que cuando saqué las oposiciones en Madrid - época de dinosaurios- me encontré con una profesión que nunca pen-sé ejercer - quiero decir, nunca me planteé el ser docente- pero el imperativo paterno y que dos tetas tiran más que lo que que-ráis pensar… pues me vi en este negocio. Mi negocio era el ejerci-cio de la abogacía; solo la ejercí, - no pensemos mal que te co-nozco Carmelo -32 años; otros tantos para la enseñanza. ¡Cómo ha cambiado esto!, antes nos jugábamos nuestra partida de do-minó, me iba con el jefe de estudios a coger espárragos; se gas-taban bromas que hoy ni se me pasan por la cabeza. Algunos conocéis la batallita de la tutoría de la visualización exterior, hoy cualquiera pone en ese trance a un compañero. Habría que pen-sárselo, ¿Qué es la tutoría de visualización exterior? Un compa-ñero, nuevo él, vio que tenía la tutoría del BOE, y como no aguantaba a la marabunta, me preguntó que cómo se podía ha-cer con la tutoría mía, le respondí:

Mira, esto es para los más viejos; pero si quieres la de visualiza-ción exterior díselo al Jefe de Estudios, pero, eso sí, con mucha humildad que si no, no te la da.

El hombre fue y se la pidió. Viendo venir la “tostá” el JE le dijo que eso era muy difícil, que efectivamente se había quedado

vacante, pero que era mejor que se la pidiese al Director. El com-pañero picó, y el Ilustrísimo Sr. Director -después de una perora-ta- le dijo que le habían tomado el pelo. El compañero no se mo-lestó, se vino hacia mí, nos reimos los tres -JF incluido-, y les invité a una buena cerveza, eso sí, con tapa.

De esta anécdota se pueden sacar conclusiones diversas. Para mí, aún estando de acuerdo con que al trabajo se va a trabajar, es más importante la relación con los compañeros como un ele-mento más de la docencia. Y quizá el más importante, más que la relación con los alumnos, lógicamente se admiten discrepancias.Si acudimos al trabajo a guerrear nos agriamos. No es bueno porque al final repercute en nuestras relaciones con los alumnos.

Lo que haya que hablar lógicamente se habla, sin acritud. Si hay que apretar se aprieta pero envolvamos la mano en un trozo de terciopelo. La presión será la misma pero más agradable, quiero decir, no tan tosca.

Escribo esto porque es lo que me ha salido.Os tengo un gran afecto a todos, un gran abrazo a todos mis compañeros -en acti-vo o jubilatas- y otro de manera muy especial a los que fallecie-ron, incluido Juan Diego.

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Andrés Muñoz ArtecheProfesor de FOL . Jubilado

Andres Muñoz en una ruta junto a grupo de alumnas (2005)

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El mosquito

Parte I. Presentación

Durante los días de celebración del veinticinco aniversario del Punta del Verde, se hablará y escribirá mucho sobre las distintas personalidades que han pasado por el centro. Grandes profesor@s y extraordinarios alumn@s que con su esfuerzo han contribuido a erigir esta institución, por-que lo más importante de un instituto son las personas que lo forman, ¿personas?

Todos los cursos, cuando empieza el buen tiempo, llegan las fiestas y tradiciones más arraigadas de Sevilla, y llegan los mosquitos del río Guadalquivir al Punta del Verde (Em-poasca decedens Paoli, Dña. Dulce dixit). Sin embargo, pocos recuerdan a un mosquito que no se conformó con revolotear por las aulas.

Algunos años han pasado ya de esta historia, aunque no demasiados…

Parte II. De cómo el mosquito suplantó la personali-dad del profesor de Economía

Perplejos quedaron los alumn@s de 1º de bachillerato cuando, en la hora de Economía, vieron entrar al profesor con gafas oscuras, gabardina y sombrero fedora, cual de-tective de novela de quiosco. No obstante, pronto olvida-ron la estrafalaria indumentaria de su mentor y el ligero zumbido que desprendía. El alumnado estaba maravillado, admirado de la forma con la que el profesor daba la clase, ¡qué manera de utilizar la pizarra digital! ¡Cómo consiguió que el grupo trabajara autónomamente! Hasta Carlitos, el más tímido de la clase, intervino en los debates.

El motivado alumnado corrió la voz y para la siguien-te clase habían vuelto todos los absentistas. Recibían al diestro pedagogo en pie y lo despedían con aplausos como si fuera un conferenciante premio Nobel de Economía. En definitiva, le llamaban maestro.

El equipo directivo estaba encantado con su labor. Como tutor, consiguió, a través de adaptaciones curricula-res inclusivas, que las familias se implicaran hasta el pun-to de que todos juntos realizaban en casa las tareas de ampliación y refuerzo que el educador colgaba en el blog de clase. Incluso, llegó a ser propuesto para el premio a los materiales TIC otorgado por la Consejería de Educa-ción.

Fueron días de felicidad en el Punta del Verde. Por fin, la comunidad educativa de un centro comprendía el verdadero significado de la expresión “aprender a apren-der”.

El destino y su sempiterna burla cruel, quisieron que esta situación no durara mucho. En una de sus rutina-rias comprobaciones, D. Ramón, el administrador, descu-brió en el cuarto de la caldera, entre la penumbra, un bul-to informe que se movía con dificultad. Quedó paralizado por la sorpresa y el horror cuando se acercó para descu-brir que esa masa maloliente pertenecía al verdadero pro-fesor de Economía. Atado de pies y manos, con la boca tapada con cinta aislante y con claros signos de inanición. Milagrosamente, todavía respiraba. D. Ramón lo compren-dió todo: “el profesor de Economía que había revitalizado el instituto era un impostor”.

No fue fácil para el buen administrador resolver el dilema ético que se le planteó: cerrar la puerta de la habi-tación de nuevo, no contar nada a nadie y garantizar así un futuro de prosperidad y esplendor para el centro, o so-

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Cuento tonto en tres partes José Antonio García MurciaProfesor de Economía

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correr a una persona en apuros. Finalmente, la humanidad de D. Ramón venció. Desató al auténtico maestro y descu-brió todo el engaño.

Parte III. El fin del mosquito

El equipo directivo, en una reunión de urgencia, pre-paró la trampa para el próximo ETCP. Autoproclamado co-mo coordinador de área, estaba ufano el mosquito en di-cha reunión, ajeno a lo que le esperaba. Tras los tres pri-meros puntos del orden del día, en los que, por supuesto, nuestro invertebrado fue la estrella del comité, D. Manuel, el vicedirector, según lo acordado, dio la señal al grito de ¡A MÍ LOS VERDADEROS ENSEÑANTES!

Casi al unísono, Dña. Fátima la directora, desenmascaró al infame insecto quitándole el sombrero y las gafas. Un gri-to de terror recorrió la antigua sala de fumar del profesora-do entre los estupefactos coordinador@s de área. De inme-diato, la directora sacó de debajo de la mesa un matamos-cas y de un golpe certero acabó con el mosquito. Dña. To-masa, la limpiadora, hizo el resto.

Cuando empieza el buen tiempo y el centro está en calma, a veces, en los pasillos de la segunda planta se pue-de escuchar un lejano zumbido.

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Ángeles Rodríguez y Tomasa Méndez, miembros del PAS (2014)

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Reilusionándome

Recalé en el Punta del Verde hace seis meses y con 18 años a la espalda de Orientadora en institutos de zonas rurales, con cuatro departamentos de orienta-ción montados y muchas batallas. Tenía muchos pun-tos pero en primer lugar pedí un centro de difícil de-sempeño; a continuación, simplemente las paradas de autobús desde la zona de San Pablo hasta el Helió-polis. Me dieron el IES Punta del Verde donde no ha-bía habido, en todos estos años, un orientador con destino definitivo.

Al llegar, me encontré por departamento, una especie de bunker gris de bloques de hormigón y vigas en el techo, en bruto. Muebles metálicos amontonados co-mo si aquel lugar más bien, se hubiera usado a modo almacén. La Directora no paraba de repetir que allí había mucho trabajo, (¡Aquí, hay que trabajar mu-cho!) Comprendía por qué lo decía, pero lejos de desa-nimarme, una vez que dijo la frase mágica ¡Eso sí, también te digo que vas a contar con todo nuestro apoyo! La suerte estaba echada.

Me fui en el mes de julio a hablar con la Jefa de Estu-dios (Lola) y el Administrador (Ramón), para explicar-les la necesidad de hacer algunos cambios estéticos en el departamento, debido a la naturaleza del traba-jo que allí se iba a desempeñar. Supe que todo iba a ir muy bien porque encontré dos personas que me es-

cucharon de manera activa y, aunque un poco perple-jos, no borraron en ningún instante la sonrisa de su cara y su respuesta fue ¡Adelante!

¿Saben esa frase tan importante que dice : a un ser humano sólo puede salvarle otro ser humano? Pues nunca se ha hecho más realidad, porque alrededor de esos bloques de hormigón, encontré a seres humanos de los que hacía mucho tiempo no encontraba en esa cantidad. Así que, es verdad que el trabajo es excesi-vo y hay para varios orientadores, pero sólo es traba-jo, cansancio físico o intelectual.

No obstante les aseguro que mi terreno emocional, el creativo, mi motivación o entusiasmo, mi ilusión y so-bre todo MI ENORME AGRADECIMIENTO a todos los compañeros y compañeras de trabajo, desde la Direc-tora y su Equipo, los Profesores, hasta Conserjes, Ad-ministrativas y limpiadoras, sin olvidarme de los Pa-dres de la Escuela de Familia, está más que rebosan-do. Por todo esto ha sido muy sencillo “Reilusionar-me” y hacerlo, cada día de nuevo, desde la calma y la serenidad que proporcionan las buenas personas que creen en lo que hacen, que no dudan en saber para quién trabajan -para los niños-, y que no albergan ma-los sentimientos en sus corazones.

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Ángeles Oliva JiménezOrientadora

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Cuando celebramos “El día de la paz”, me fui para ca-sa absolutamente llena de todo el amor que recibí de todas las personas que allí estaban. Sentí que algo grande había pasado.

Doy las gracias desde aquí, a todas las personas del Punta del Verde, por haberme acogido tan bien. Por poder disfrutar -cada día- de profesionales tan compe-

tentes y seres humanos de calidad excepcional que me brindan la oportunidad de poder desempeñar mi trabajo con entrega, esmero y sosiego.

Y además de tener el privilegio de disfrutar, de mane-ra permanente, del sentimiento de gratitud. ¡Me sien-to muy afortunada por pertenecer a esta comunidad educativa!

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Celebración del día de la Paz 2014 . Actividad coordinada por Ángeles Oliva

Ángeles Oliva en la entrada al Departamento de Orientación (2014)

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19 años en el IES Punta del VerdeEn el año 1990 llegué destinado al Punta del Verde, desde Alcalá de Guadaira y he permanecido aquí hasta el 2009, cuando conseguí traslado a Mairena del Aljarafe, cerca de donde vivo. He pasado la mayoría de mis años de trabajo en la enseñanza en este centro, que considero mi institu-to.

Buscando inspiración, entro en el ordenador, escribo “IES Punta del Verde” en google, y antes de terminar de poner el nombre del instituto, aparece “ies punta del verde”. Pin-cho y ya estoy en la página web del centro.

Varias veces me ha llamado la atención una frase que apa-rece en la parte superior de la página web en color mora-do, situada bajo el título de bienvenida que da el instituto al visitante: “La educación es un acto de amor, y por tan-to un acto de valor”, del pedagogo brasileño Paulo Freire. Este profesor empezó trabajando con niños que no sabían leer ni escribir. Cuando con su método enseñó a leer y es-cribir a 300 trabajadores en 45 días, encontró el apoyo del gobierno brasileño para aplicar sus ideas. En la época que yo estudiaba, el centro del aula era el profesor, ahora lo sería el alumno.

Antes de empezar a trabajar en la enseñanza leí uno de sus libros, “Pedagogía de los oprimidos”, que aunque res-pondía a la situación de Sudamérica, se leía entre los que nos encontrábamos en los movimientos de renovación pe-dagógica que demandaban una reforma en la enseñanza. Reforma que no tardaría en llegar, con la LOGSE en 1990.

En cierto modo, considerábamos a nuestros alumnos opri-midos por una enseñanza anticuada y falta de estímulos. Los alumnos se aburrían en clase y lo manifestaban. Paulo Freire pensaba que era fundamental tener en cuenta la situación de los niños y jóvenes. Su entorno familiar y so-

cial, si se quería conseguir un aprendizaje no solo académi-co sino también de valores, para alcanzar el progreso hu-mano del alumno. “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”, es también otra frase suya.

Llegué al IES Punta del Verde cuando estaba de director Miguel Angel Ortiz, que acababa de sustituir a Juan Diego Caballero, el primer director que tuvo el instituto. Por des-gracia, ambos fallecidos. Y parece que fue ayer.

Los años anteriores había pasado por diversos destinos: Centro de enseñanzas Integradas (antigua universidad la-boral), Polígono sur, Pino Montano, Jaén y Alcalá de Gua-daira. En este último centro experimentando con algunos grupos de alumnos la reforma que iba a ponerse en prác-tica posteriormente.

Comencé en nocturno, dando en la anterior formación pro-fesional FP-1 y FP-2, de la que tengo buen recuerdo. Los alumnos se interesaban por las aplicaciones de la Física y Química que yo impartía. Estaban acostumbrados a traba-jar en el taller y el laboratorio era un taller de Física y Quí-mica.

Paralelamente entré en la dinámica de los grupos de per-feccionamiento didáctico de profesores también llamados seminarios permanentes. Elaborábamos cuadernos de tra-bajo para los alumnos adelantando en cierto modo la meto-dología de la LOGSE y asistíamos a cursos de formación. Recuerdo especialmente “Sevilla y el Guadalquivir” y “100 años de relatividad”. En este último curso conocí que ade-más de Isaac Asimov, también existen divulgadores de ciencia andaluces, como el astrobiólogo Juan Pérez Merca-der, investigador que trabajó en la NASA y Manuel Loza-no Leiva, catedrático de Física de la Universidad de Sevi-lla. Entre varios de los libros divulgativos de este último

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Felix Pérez Del DiegoProfesor Física y Química.

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está “Los hilos de Ariadna”, dirigido fundamentalmente, a adolescentes a través de sus padres, según dice en la in-troducción del libro, con idea de que los padres estimulen a sus hijos a estudiar carreras científicas.

En los años 2006 y 2007 tuve ocasión de participar con varios departamentos del instituto en la Feria de la Cien-cia de Sevilla, poniendo un stand del IES Punta del Verde, con experiencias de química, energías renovables y domó-tica. Con la precariedad tradicional de medios, en los tres días que dura la feria (sigue celebrándose cada año), pro-fesores y alumnos nos animábamos viendo lo que hacían otros institutos y sorprendiéndonos como valoraban nues-tros montajes.

No puedo olvidar mis dos años de jefe de estudios, con la E.S.O. ya en marcha, donde a pesar del mucho trabajo, encontré siempre apoyo en el equipo directivo y colabora-ción del profesorado. Me llamó la atención, la importancia que tenían los padres en el proceso educativo, algo que no había percibido de igual forma como profesor.

Tuve también la suerte de recibir en 2011 el homenaje de jubilación con otros tres compañeros que se jubilaron ese año: Andrés Muñoz, Eugenio Sáinz y Rafael Cantillana.

Para terminar, pensando en los que cogen la antorcha para seguir con esta importante profesión de “maestro”, nom-bre que me cambiaron los alumnos por el de profesor, me

apunto a las palabras que pronunció nuestro premio no-bel de medicina, Santiago Ramón y Cajal en 1897, en el discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias, titula-do: "Nuestro atraso científico y sus causas pretendidas. Explicaciones físicas, históricas y morales de la infecundi-dad española. Los remedios".

Cajal considera que el estado debe desarrollar una políti-ca científica que implica el empleo simultáneo de cuatro modos de acción:

1º. Elevar el nivel intelectual de las masas que esti-mule el estudio.

2º. Proporcionar cultura a las clases más humildes para aprovechar vocaciones.

3º. Transformar la universidad en motor filosófico, científico e industrial, como ocurre en Alemania.

4º. Pensionar en el extranjero para formar profeso-res e investigadores.

Me consta que en el Punta del Verde hemos trabajado y se sigue trabajando en los dos primeros puntos de este pro-grama. Pero ahora, en esta tarea tan importante, nos he-mos encontrado con un bache, la crisis y sus recortes. Es-peremos que no dure mucho.

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Dulce Martínez, Monica Martinez, Natividad Jimenez y Chon Sánchez en una celebración (1995)

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Juan "El Mancebo"

Cuando lo conocí, poco podía imaginar que se fuese a con-vertir en una persona decisiva en los años de mi adoles-cencia. Lo que, vale decir, de toda mi vida, pues cuanto más viejo me hago más me convenzo de que su amistad llegó a conformar estratos de mi personalidad que hoy considero como propios de la forma que tengo de instalar-me en el mundo. Soy consciente de que mucha gente po-dría argumentar de la misma manera en relación a los ras-gos de su forma de ser que han sido condicionados por relaciones más o menos profundas con otras personas, pero si yo me decido a rastrear la fisonomía de esta amis-tad es porque, llegado a una encrucijada de la vida, me siento legitimado para indagar en la genealogía de mis afectos y en la conformación de mis aversiones. Demasia-do pretencioso, podría objetarse, pero sucede que se trata de una pulsión de la que no soy capaz de escaparme.

Su gracia era Juan. Juan Salvatierra, alias “El Mancebo”, como con chunga le apodaban algunos, por la profesión de su padre. Y había nacido en el Istmo a medidos de los 40, en un momento en que la ciudad intentaba sobrevivir a los efectos devastadores de una Guerra que se había cebado con ella de forma particularmente cruel. Y no se trataba tanto de que la ciudad hubiese cambiado sus hábitos de vida –el pequeño comercio, el trapicheo y el contrabando, habían recobrado su antiguo esplendor- como de los efec-tos que la represión despiadada dejaban sentir sobre su tono vital y el espíritu de sus habitantes: el miedo se pal-paba, el pánico a las delaciones estaba muy presente y los rumores sobre el destino final de los que habían desapare-cido como de forma ominosa, alimentaba los cuchicheos de una población atrapada entre el hambre y la inseguri-dad personal. Y aunque al principio de nuestra amistad todo esto me era desconocido, más adelante lograría averi-guar que Salvatierra llegó a conocer de forma muy directa la atmósfera sombría de aquellos años.

Pues era el caso que la guerra había sorprendido a sus padres en el Istmo, y que la llegada de las tropas franquis-tas les había encontrado en situación muy comprometida. Dirigente local de Izquierda Republicana e integrante de una logia masónica creada al amparo de la influencia britá-nica, don Gonzalo Salvatierra se perfilaba como candidato idóneo a terminar ante las tapias del cementerio. Para no dejarse cazar, huyó in extremis de la ciudad y tras sortear las peripecias más insólitas en un hombre de condición apacible y pacífica, logró unirse al Ejercito del Sur, en el que terminó la Guerra, tras la rendición del coronel Don Gaspar Morales. Tras el fin de la contienda, fue encerrado en el campo de concentración de Albatera, donde fue tortu-rado y sometido a un fusilamiento simulado que le dejó roto y maltrecho de por vida. Cuando más adelante tuve la oportunidad de hablar con su hijo de estos hechos, Juan no terminaba de explicarse cómo su padre salió vivo de aquel infierno.

Pero lo hizo, y aún tuvo tiempo de rehacer su vida junto a una mujer que le dio dos hijos. Yo lo llegué a conocer a mediados de los 50, debido a la proximidad de nuestros domicilios, aún sin haber conocido a Juan. Y siempre lo recuerdo con el mismo continente: montado en bicicleta, pedaleando con parsimonia con aire serio y ensimisma-do. Así se dirigía a su trabajo en la Colonia, donde se de-sempeñaba como mancebo de botica, profesión que había logrado mantener sólo por el origen británico de sus pro-pietarios. Allí se hizo respetar por su inteligencia y serie-dad en la conducción del negocio, lo que, con el paso del tiempo, se plasmó en un buen pasar que por aquellos años se encontraba muy por encima de las posibilidades de los asalariados del otro lado de la verja. Eso tuvo conse-cuencias que me afectaron porque, como persona culta e inquieta que era, se llegó a dotar de una biblioteca por la que pronto yo mismo deambularía con verdadero arrobo.

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José Raya TéllezProfesor Historia. Jubila-

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A Juan Salvatierra lo conocí en el colegio de curas, un con-finamiento cuartelero que se prestaba bastante a las confi-dencias entre los que nos veíamos obligados a compartirlo, acaso por la situación de desvalimiento en la que nos en-contrábamos la mayoría de los que formábamos tan dolien-te rebaño. Un desvalimiento al que él parecía escapar dan-do muestras de una elegancia natural que afloraba en sus maneras refinadas, pausadas y, sobre todo, en la fluidez de sus argumentaciones. Era algo que fascinaba no sólo a sus compañeros de clase, sino -lo que nos parecía el col-mo- a los mismos clérigos que regían el centro con mano de hierro y escaso respeto por la individualidad de los alum-nos. Más aún, cuando intentaba ser venenoso, podía serlo en grado sumo, haciendo gala de un anticlericalismo que, sin saber cómo ni cuándo, parecía haber adquirido en la mejor tradición de los comecuras de antaño. Los religiosos intuían que no era trigo limpio, pero su exquisita educa-ción, su aparente acatamiento de las normas y su brillan-tez en todas las materias, lo hacían prácticamente invulne-rable. Una mañana del otoño del 58, alineados ante el aula con brazo en alto, cantado el Cara al Sol y proferidos los gritos de rigor, el padre consejero nos espetó con voz meli-flua:

Niños, una desgracia irreparable acaba de sobrevenir a nuestra Madre la Iglesia. Su Santidad Pío XII acaba de de-jarnos y ya duerme el sueño de los justos. No nos queda más que esperar con alegría la elección del nuevo Pontífi-ce. Rezad para que el Espíritu Santo ilumine a los cardena-les.

Se hizo el silencio más absoluto, y aunque algunos intuía-mos que el paso a mejor vida de tan egregio personaje nos depararía alguna vacación, nadie osó levantar la voz ni ha-cer el más mínimo comentario. Nadie, excepto Salvatierra, que se me acercó y casi en un susurro me dijo

Ya iba siendo hora de que el papa de Hitler se fuera al seno de Abraham –

Tras lo cual, imperturbable, volvió a ocupar su sitio en la fila como si su comentario fuese de lo más inocuo. Yo, que no andaba muy ducho en la Historia más reciente, me hice el distraído, pero al cabo no tuve más remedio que pregun-tarle

¿Un Papa amigo de los nazis?

-Bueno, no sé, pero parece que no protestó mucho cuando organizaron la escabechina de judíos

¿Estás seguro, Salvatierra?- dije con incredulidad

Y tan seguro. Lo acabo de oír esta mañana en la BBC- Se refería al servicio que la cadena ofrecía a las dos de la tar-de desde la Colonia- Créeme y no seas palurdo- Y como notase que persistía en mi incredulidad, añadió:

¿Y si te digo que el Vaticano proporcionó pasaportes a cri-minales de guerra nazis con destino a América del Sur?

La verdad, me cuesta creerlo – dije, por decir algo.

Y era que me costaba creerlo. Pero, como en otras ocasio-nes pude comprobar, Salvatierra no hablaba a humo de pa-jas, de modo que con el tiempo pude darme cuenta de que su documentación era bastante fidedigna. Este tipo de reve-laciones insidiosas, malvadamente difundidas por el atrave-sado personaje, fueron minando poco a poco la escasa con-fianza que aún teníamos en las sotanas, muy debilitada últimamente ante el trato discriminatorio que nos dispensa-ban a los alumnos que, perteneciendo a las clases más mo-destas, carecíamos de la brillantez intelectual y la osadía del personaje. Porque el caso era que también en este asunto Salvatierra solía hurgar en nuestra herida con bas-tante dedicación.

Anda que el cura no es cabrón –y se refería con media son-risa al Padre Consejero y a su inveterada costumbre de dis-pensar bofetadas a diestro y siniestro.

Pero eso no es nuevo, Salvatierra –sospechando que guar-daba alguna maldad en la recámara

Pues te diré, querido amigo, pero el caso es que las hostias que pega no son equitativas. A unos os atiza con más saña que a otros, y hay algunos a los que ni toca. Y como estos últimos se cuentan entre los más tontos, alguna conclusión tendrás que sacar –concluía, adoptando unos aires de mis-terio que me resultaban algo cómicos.

Que los más tontos y brutos son de buenas familias –con-cluía yo no sin cierta satisfacción.

¡Premio! –exclamaba jubiloso ante la eficacia de su método socrático.

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Había un mundo, si embargo, en el que nuestra complici-dad permanecería inalterable a los largo de los años, de modo que siempre se manifestaba por mucho tiempo que estuviésemos sin vernos. Ese campo era el de la literatura o, si el término os parece demasiado solemne, el de la lec-tura. Para ambos leer no era sólo una forma de evasión -que también-, sino una manera de vincularnos a la histo-ria de nuestro país a través del poder de la palabra escrita, de modo que los que escribían se nos presentaban como una suerte de historiadores con un poder de fascinación del que carecían los profesionales de la materia. Natural-mente, esto lo supe luego, pero yo no excluyo que desde sus 17 años él ya fuese consciente de esta modesta forma de patriotismo que tan poco tenía que ver con la que por aquella época se estilaba, trufada de grandilocuencia y ramplonería.

Pero, aunque han pasado muchos años, aún sigo recono-ciendo sus consejos sobre la materia como de los más va-liosos que he recibido a lo largo de mi vida. Los del cura docente –el director del centro- me parecían perfectamen-te prescindibles, anclado como estaba en buen hombre, todavía, en las sutilezas matrimoniales de Fernán Caballe-ro o en las gracietas chocarreras de los Álvarez Quintero. Estaba claro que por ahí era inútil seguir buscando. Y, co-mo así se lo comentase un buen día a Salvatierra, sin po-der contenerse, me hizo una recomendación que parecía estar maquinando desde hacía tiempo.

Cuando quieres ver una buena película, ¿sigues el consejo de los curas? –dijo de forma retórica

¿Me tomas por idiota? –respondí, con un punto de indigna-ción

Bueno, pues aquí sucede algo por el estilo, sólo que para encontrar algo potable no es necesario ir a la parroquia a ver la calificación moral con que nuestros salvadores de almas condenan el buen cine.

Explícate –le urgí

Es muy simple –me dijo con cierta suficiencia- ¿Has visto el libro que tiene el director sobre la mesa de su despa-cho?

¿Uno titulado “Lecturas buenas y malas”?- respondí con cierto tonillo triunfal

Ese. Pídeselo y dile que te lo preste con el pretexto de que deseas leer algo que aproveche a la salud de tu alma- son-rió con malevolencia- y, una vez lo tengas en tu poder, em-pápate de lo que su autor considere lo más depravado en literatura –y añadió concluyente- El resto viene por si solo: con dos o tres vistazos te harás una buena relación de au-tores y obras que merecen la pena ser leídos.

Por todo lo que acabo de referir, se podría pensar que se trataba de un tipo pagado de sí mismo, de una persona que no dudaba, que siempre tenía respuesta para cual-quier problema que se planteara. Pero no era el caso. En primer lugar porque era extremadamente retraído, con una timidez casi enfermiza que se hacía patológica cuando alguna chica andaba de por medio. Y luego, porque siem-pre tenía la precaución de evitar un tema que no dominara o que, en su discusión, pudiera llevarle por derroteros que él no controlara del todo.

Algo parecía indudable: era en su casa, rodeado de sus libros, sus discos y sus bibelots donde conseguía ma-yor aplomo y donde se mostraba poseedor de sus mayores recursos expresivos, acaso porque en mí encontraba un público entregado que obtenía su mayor recompensa en mi dulce deambular por las estanterías de su biblioteca. Él lo sabía y, aunque cuando me veía entrar por la puerta de su casa adoptaba unos aires de fingida indiferencia, me constaba que, preso de una agitación que se forzaba por disimular sin conseguirlo, se preparaba para comentarme las joyas bibliográficas que con el tiempo y la ayuda de Don Gonzalo Salvatierra había logrado reunir. Y yo, que era consciente de la seriedad con que se tomaba el ritual, procuraba ayudarle en el escrutinio de su biblioteca.

¡Espléndida edición de los Episodios Nacionales, Juan! –co-mentaba yo sobando el lomo decorado de una edición de Don Benito encuadernada en piel.

Eso son minucias, compadre. Y, además, muy reciente –de-cía quitando importancia a una obra que a mi me parecía un lujo asiático. En cambio, fíjate en esta edición del Quijo-te con ilustraciones de Doré. Droga dura, tío, 350 graba-dos, año 1900. Última incursión de mí querido padre en el rastro madrileño.

Y en esta revista inocente, pasábamos las tardes de otoño de nuestra adolescencia, en un itinerario sentimental que podía empezar con Don Quijote pero que casi siempre aca-baba con Françoise Hardy. Por supuesto, éramos ajenos a lo que la vida pudiera depararnos. Pero algo teníamos cla-ro: fuese lo que fuese, el libro y la lectura tendrían una pre-sencia inevitable.

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Momentos

Comienza el curso 2013- 2014.

En el claustro inicial, rompiendo aguas, nos dan la carpeta del profesor como todos los años. Todo parece idéntico, sabido.

Descripción de la carpeta del profesor:

En la parte superior aparece el logotipo del Instituto con el Puen-te del Quinto Centenario.

Se eligió en un concurso ofrecido a los estudiantes hace unos cuantos años. El ganador fue un alumno en silla de ruedas, por cierto de León. Supo sintetizar algo grande en sencillo, lo que ca-racteriza la personalidad de nuestro Instituto, dual, bilingüe, sos-tenible y sostenido por unos cables que sujetan la ingente circu-lación de vidas que buscan su camino, sus logros, su "Verde" esperanza, la madurez tras sus verdes comienzos.

La marcha a veces es rápida. En horas "Puntas", la espera se hace interminable. El puente sigue paciente bandeando las idas y venidas con dos o tres carriles según la densidad del tráfico, vital para que el fluir sea una constante. Unos van en coches deportivos, otros en camión con cargas más pesadas, la mayo-ría en utilitarios, método más práctico y sencillo.

Debajo del logotipo, el nombre del Instituto y sus años de vida (1988-2013) .

A continuación, algo esperado e inesperado: 25 años educando.

Por fin, la carpeta del profesor abandona su monotonía y me suena a "Bodas de Plata".Será mi último año de trabajo. Felicida-des. Lo hemos conseguido"

Mis mejores deseos para los que continúen hacia las de oro.

¡ÉRAMOS TAN JÓVENES!...

Han pasado 25 años.

Nacía un instituto al lado del puerto por si era necesario viajar, ahogarse o resistir los avatares, trombas que el curso (Cursos) de la vida nos iba ofreciendo.

Éramos tan jóvenes que podíamos superar sin dificultad cual-quier situación. Unidos, amigos, codo con codo, no temíamos las zancadillas de la vida.

Me hace ilusión celebrar bodas de plata siendo célibe. Me han invitado a participar en este evento y lo hago con sumo gusto.

Ahora estamos en el I.E.S.( y espero que lo sea por muchos años) Punta del Verde, pero en sus comienzos se llamaba institu-to de F.P. (efe pé).

Nunca olvidaremos a esos niños grandes que luchaban por bus-carse camino en un mundo donde lo pragmático, lo útil, era lo principal. Se sentían Fuertemente Preparados.

DE F.P. A LA E.S.O. Y A BACHILLER.

La mentalidad cambia en esencia en las asignaturas comunes. Los chicos de F.P. venían con muchas ganas de trabajar. El nivel de F.P.I. no era bueno, pero, con la sonrisa en los labios, pregun-taban y atendían con interés.¿No iban a sonreír si en su tierna adolescencia y recién estrenada juventud podían ya independi-zarse?

F.P.I.I. era comparable a los ciclos superiores. Corrían tiempos de bonanza, especialmente si los contrastamos con los actuales. Acababan sus prácticas con un contrato de trabajo en la mayo-ría de los casos. El esfuerzo encomiable de los profesores que buscaban empresas u hospitales para hacer las prácticas, daban sus frutos. Quiero destacar a los profesionales cañeros Chon y

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Maria Paz del Rio ParamioProfesora de Lengua

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Mariano cada uno en su especialidad. Siguen junto a otros com-pañeros claro está.

La E.S.O... Eso fue otro cantar.

El cambio fue como si los niños del colegio, unpoco más estira-dos ( me refiero a la estatura) hubieran traído toda su energía intacta. El instituto se llenó de júbilo. Las risas infantiles hacían las delicias de los profesores: carreras, empujones, un vocabu-lario a prueba de bomba ...

Salvo honrosas excepciones, traían un nivel muy bajito que con-trastaba, y mucho, con sus gritos de elevada tonalidad.

Intentabamos educarlos y cuando lo conseguíamos, llegaba una nueva remesa para que la falta de gimnasia física y psíquica no nos dejara agujetas.

Los Bachilleres.

Tras cuatro "duros "cursos de la E.S.O. ,un buen número de alumnos se propone dar un salto a la madurez. La E.S.O. es una época de cambios hormonales. Los adolescentes ríen, llo-ran, sufren, sonríen, estudian, tiran la toalla, vuelven a estu-diar...

La decisión de cursar Bachillerato provoca en ellos una extraña metamorfosis. Hablan, se visten y se peinan de forma diferen-te, no gritan y parecen imbuidos de un halo de reforma perso-nal, social y cultural.

Compartimos con ellos muchas horas. Impartimos la materia, sí, pero nuestra satisfacción es ver cómo su evolución personal y por supuesto académica les lleva a aprobar la Selectividad para iniciar una nueva etapa universitaria o acceder a Ciclos Superiores que les permitirán ser grandes profesionales. Nos despedimos de ellos a sabiendas de que nuestra responsabili-dad unida al afecto se termina. Salen al futuro laboral,¡Ojalá tengan suerte!. Otros nos esperan. Y así, 25 años. Siento si la nostalgia me lleva a decir que cualquier tiempo pasado fue me-jor. La frase no es mía.

MOMENTOS

El devenir de las clases no suele ser tarea fácil. El deber de en-señar, de intentar "embutir", imbuir conocimiento en las cabeci-tas de los alumnos, a veces regurgita, nos agita por lo vano del intento.

Es lógico que los adolescentes, en una edad tan crucial, no com-prendan cómo se puede llamar " aprovechar la vida" a estar

sentados hora tras hora en una silla escuchando distintas vo-ces, distintas materias.

La pregunta es:

-¿Cómo no ser un rollo?-argot estudiantil.

La experiencia y el carácter del profesor ayudan a que salte el automático.

Como profesora de Lengua y Literatura, reconozco que hay te-mas apasionantes, pero el rígido temario no siempre permite amenizar, disfrutar en ambas direcciones mientras educamos.

A veces me siento como un tren imparable de ideas que no sa-be detenerse.

De repente, me paro en seco y me fijo en las caras comproban-do que ya han tenido suficiente dosis.

Hago un receso y comienzo una charla que casi siempre va hila-da al tema. A veces, de forma automática, acude alguna evoca-ción motivada por la actitud de algún alumno o por algún re-cuerdo. Pienso en voz alta y al contar algo cotidiano, personal, cambio sustancialmente el tono. La conversación se distiende, refresca, permite respirar.

De repente me callo. Me quedo perpleja. El constante murmullo ha cesado. Una atención inusitada, unos ojos que por fin quie-ren escuchar. Su alma, curiosa, también cotilla, encuentra ali-mento.

ESOS SILENCIOS SON MOMENTOS MÁGICOS.

Ayudarles en la adversidad es un regalo personal que no tiene precio para mí.

Cada año, al menos tres alumnos que yo sepa, sufren la separa-ción de sus padres. Soy de natural despistada, pero de vez en cuando detecto chispas de socorro, de pena.

-¿Estás mal?

-¿Quieres salir un rato?

-¿Quieres que te acompañe alguien?

Siempre es su mejor amigo o amiga.

Tras dejarles charlar y llorar un rato en el pasillo, me acerco por si quieren compartir su momento. A veces lo consigo. Aun-

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que no quieran desahogarse, la charla entre ellos ya les ha servi-do de bálsamo.

Recuerdo una época en que me llamaban la tutora de las ma-dres. MOMENTOS inolvidables en un triángulo donde al no haber en mi caso afectos sanguíneos, podía mediar entre las partes. Al ver a los padres por primera vez, ya sabía quiénes eran sus hi-jos y no me refiero al aspecto físico, sino al talante y educación. !Qué verdad es que lo que no traen "mamado" de casa es muy difícil de obtener! Solo podemos pulir y si se dejan.

La educación siempre les enriquece de todas formas.

BUENOS MOMENTOS DE TUTORÍA.

Otros momentos inolvidables son cuando a los peques se les escapaba y me llamaban mamá. Luego reían la confusión, salvo una niña que no tenía madre y me trataba como si lo fuera. Ten-go una foto dedicada con mucho cariño.

Un MOMENTO premonitorio fue cuando una madre indignada, tras haberse separado y cambiado de pareja, quería poner or-

den en la cabeza de su hija castigándole sin permitirle ir de ex-cursión con sus compañeros. Le advertí seriamente que estaba tensando demasiado la cuerda. Cambió de opinión y le permitió ir. Ya era tarde. El problema era tan grave que hubo denuncia por maltrato del padrastro por lo que la niña se fue a vivir con su padre.

Partida y confusa, su sonrisa y cariño me proporcionaron MO-MENTOS inolvidables.

El más desagradable es el MOMENTO DE DAR LAS NOTAS.

No soporto verles llorar, así que lo primero que les digo dulce-mente es: -No me llores. Les explico el motivo les animo a recu-perar y me trago el amargo sabor de hacer sufrir a alguien. Es mi obligación hacerles ver que el trabajo o la falta de él, repercu-ten en los resultados irremediablemente.

No hay palabras para expresar la alegría que siento cuando el alumno aprueba y ve que su trabajo ha sido recompensado.

UN BUEN MOMENTO.

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Un buen momento: Mª Paz del Rio con un grupo de profesores y profesoras. ¿Reconoces al menos a 10 de ellos?

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Historia del Centro

El I.E.S. Punta del Verde de Sevilla fue inaugurado por D. José Rodríguez de la Borbolla, Presidente de la Junta de Andalucía, en septiembre de 1988 como un centro público de Formación Profesional. Su objetivo era atender la de-manda creciente de estas titulaciones. En principio se le llamó “I.F.P. de la Avenida de la Raza” para pasar un año más tarde a denominarse “I.F.P. Punta del Verde” por en-contrarse situado cerca de la zona del rio Guadalquivir del mismo nombre. Los terrenos donde está ubicado son pro-piedad de la Autoridad Portuaria, cedidos temporalmente a la Junta de Andalucía.

En aquellos momentos, el centro lo formaban 40 grupos entre diurno (21) y nocturno (19), 80 profesores/as y 1400 alumnos aproximadamente. La media de alumnos/as por clase era de 35, llegando en algunos grupos a 42. La oferta educativa estaba constituida exclusivamente por enseñanzas de formación profesional, concretamente de la rama Sanitaria (FP1 Auxiliar de clínica, FP2 de Radio-diagnóstico), Administrativa (FP1 y FP2 Administrativo), Informática (FP2 informática), y Electrónica (FP1y FP2 electrónica), todos ellos en régimen diurno y nocturno. El alumnado procedía, por las características propias de es-tas enseñanzas, de distintos barrios de la ciudad de Sevi-lla y pueblos cercanos.

Hay que destacar que el Instituto, desde el curso 89-90 ha sido un centro de integración de hipoacúsicos, aunque, a lo largo de estos 25 años también ha acogido a alumna-do con otro tipo de discapacidades (parálisis cerebral, dis-capacidad intelectual, autismo, síndrome de Down…).

En el curso 97-98 se publica un nuevo reglamento de Or-ganización y Funcionamiento y se transforma en “Institu-to de Enseñanza Secundaria”. Se crea el departamento de FOL (Formación y Orientación Laboral) y desaparece el departamento de Formación en Centros de Trabajo.

En el curso 98-99 comienza la implantación de la LOGSE con la creación de grupos de ESO, ESA y Bachillerato y la desaparición progresiva de la antigua F.P. Este aumento del número de grupos generó la necesidad de nuevos es-pacios, que fueron solicitados a la Delegación de Educa-ción. Esta decidió que se utilizarán, temporalmente, 8 au-las de mañana y 6 de tarde del colegio público “La Raza”, ubicado junto al centro. Esta situación continúa en la ac-tualidad.

En el curso 99-2000 se pone en marcha un Programa de Garantía Social” (PGS) de administrativo que tuvo una duración de 5 años. En el 2000-01 se inicia la implanta-ción de los títulos LOGSE de formación profesional. Este mismo año surgió una situación complicada. La Conseje-ría de Educación decidió que las enseñanzas de la familia profesional de electrónica se trasladaran, para el curso 2001-02, al IES “Heliópolis” para dejar espacio al C.F.G.S. de Ortoprotésica de la familia de Sanidad, que fue el pri-mero en implantarse en Andalucía y aún es, hoy día, el único centro de la Comunidad Autónoma con esta titula-ción.

En el curso 2002-03 la oferta educativa estaba constitui-da por enseñanzas de formación profesional de las fami-lias de sanidad (CFGM de Cuidados Auxiliares de Enfer-mería, CFGS de Imagen para el diagnóstico y CFGS de Ortoprotésica), de Administración y Gestión (CFGM de Gestión Administrativa, CFGS, CFGS de Administración y Finanzas) y de Informática (CFGS de Administración de Sistemas Informáticos y CFGS de Desarrollo de Aplicacio-nes informáticas) y por las enseñanzas de ESO, ESA, Ba-chillerato y un P.G.S. de administrativo, además de conti-nuar con la atención al alumnado con diferentes discapa-cidades.

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Luis María Vázquez PérezJefe del Dto. de F.E.I.

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En el curso 2010-11 los títulos LOGSE de la familia de in-formática, son sustituidos por los correspondientes títulos LOE, uno de ellos con una línea bilingüe de inglés (Adminis-tración de Sistemas Informáticos en Red) y, en el curso siguiente sucede lo mismo en la familia de Administración y Gestión. También, en este mismo curso, se inicia una línea de ESO bilingüe de inglés. En el curso 11-12 se crea el Departamento de Formación, Evaluación e Innovación.

En el presente curso escolar 2013-14, el centro lo forman 48 grupos entre diurno (29) y adultos (19), 92 profesores y 1105 alumnos, de los cuales 734 son de F.P. y 371 del resto de enseñanzas. La media de alumnos/as por grupo es de 23, un 30% inferior a la del año 1988. Las enseñan-zas que se imparten son las siguientes: ESO (2 líneas, una de ellas bilingüe de inglés), Bachillerato (Humanidades y Ciencias Sociales y Científico-tecnológico), ESPA, Cursos de Acceso a ciclos formativos de grado medio y superior y diferentes ciclos formativos de la familia de Sanidad (CFGM Cuidados Auxiliares de Enfermería; CFGS de Ima-

gen para el diagnóstico y Ortoprotésica), de informática (CFGS de Administración de Sistemas Informáticos en Red; Desarrollo de Aplicaciones Web) y de Administración y Gestión (CFGM de Gestión Administrativa y CFGS en Ad-ministración y Finanzas)

El centro cuenta, además, con un aula específica de educa-ción especial y dos aulas de apoyo a la integración, una de Pedagogía Terapéutica y la otra de Audición y Lenguaje. Por otro lado, también participa en diferentes planes y pro-yectos entre los que destacan los programas europeos Erasmus y Comenius.

A lo largo de estos 25 años han estado al frente del centro seis directores: D. Juan Diego Caballero Oliver (88-90), D. Miguel Ángel Ortiz Cabrera (90-94), Dª. Reyes Pérez Aro-ca (94-2002), Dª. Encarna Ferrón Sánchez (2002-03), D. José Velázquez Castillo (2003-04) y Dª Rosario Fátima Blanco Muriel (2004-14).

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Noticia de la inauguración del instituto publicada en el diario ABC el día 28 de febrero de 1989

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La mirada del alumnado

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Cada año titulan en nuestro centro unos 200 alum-nos y alumnas, tanto de bachillerato como de ci-clos formativos. Por tanto, son varios miles los profesionales de la sanidad, informática y adminis-tración de empresas que, a lo largo de estos 25 años, han aprendido sus oficios en nuestras aulas

y talleres. Ellos son los protagonistas de nuestra labor diaria y tambien de este capítulo.

Incluimos aquí, por su contenido, la contribución de la profesora Amalia Gómez; dedicada a aque-llos alumnos que dejaron una huella especial a su paso por el centro.

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Grupo de alumnos de 1º de Bachillerato Diurno ( 2013)

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Mi Punta del Verde

Hace más de 23 años, cuando tras un período de exceden-cia por estudios fuera de España debía pedir destino, deci-dí venir a Andalucía, a Sevilla. Como nunca había ejercido en estas tierras, pedí ayuda a antiguos compañeros y ami-gos en la tarea de encontrar un centro educativo que res-pondiera a mis expectativas… “quiero un centro joven, di-námico y donde pueda trabajar con ganas”. Fue mi solici-tud. Me conocían bien y coincidieron en recomendarme “el Punta del Verde”. “Es un centro nuevo, recién estrenado. Allí encontrarás colegas comprometidos y con las mismas ganas que tú” me indicó el amigo Miguel. “Me he informa-do bien y todos coinciden en que ese es el centro que te conviene”, aseveró Lola…

No necesité más y, al cumplimentar mi solicitud en el con-curso, sólo rellené una casilla con los datos del Punta del Verde… conseguí la plaza y el destino definitivo. Era el año 1991…

No llegué inmediatamente pues estuve 4 años dedicada a otros menesteres en las administraciones educativas. Pero mi centro ya era el Punta del Verde… En 1995 regresé a la actividad docente, a lo que siempre he considerado el ofi-cio más maravilloso… a enseñar y aprender, sobre todo a aprender… en el Punta del Verde.

En este centro me encontré con un equipo directivo com-prometido y muy implicado en la tarea de hacer del centro algo más que un lugar de paso para los chicos y chicas que aquí acudían a cursar las enseñanzas que se impar-tían. En funcionamiento programas punteros, como el de integración de hipoacúsicos, tal vez el más conocido, pero no el único. Se impartía solamente Formación Profesional, pero ello no estaba reñido con el desarrollo de mil y una actividades culturales: recuerdo la existencia de un coro, un concurso de saetas, visitas culturales, excursiones, el teatro, etc.

El claustro de profesores era numeroso, con profesores/as jóvenes, implicados en la tarea docente y otras… había buen rollo en la sala de profesores. Existía un grupo que, con la excusa de la afición a la gastronomía, organizaba mensualmente cenas memorables, que en torno a exquisi-tos platos elaborados por aficionados a la buena cocina, siempre terminaban con las actuaciones musicales de un grupito, encabezado por Mariano y su guitarra… o los sone-tos de Mª Gracia y Mª Paz. Como me gusta cocinar y co-mer, pronto me apunté al mismo y, tras pasar la inexcusa-ble prueba de entrada al club, con mis croquetas y el paté de mi pueblo, pronto pasé a formar parte del mismo. Fue una buena manera de integrarme en la vida del centro y, creo, de hacer que no pocos colegas se convirtieran en al-go más, en amigos/as, lo que está bien… Por eso mismo, posteriormente llegarían las chocolatadas con el alumnado o los potajes del viernes de Dolores y fin de trimestre. La buena mesa une mucho y elimina tensiones…

Empezando así, desde el primer día sentí que este era mi centro y así permanecí 17 años, con los afanes y tareas de enseñar y aprender, viviendo a tope todos y cada uno de los aconteceres cotidianos, (y no tanto) aportando lo que debía y haciendo lo que creía debía hacer. Feliz y contenta casi siempre.

Marché unos años a otras tierras, con otros afanes, pero cuando llegó el momento de regresar, el año pasado, sólo quería volver al Punta del Verde… era el único que podía ayudarme a soltar el lastre y la nostalgia de las experien-cias que dejaba atrás…

Y es que, sin duda alguna, los mejores momentos los he pasado en este centro, en el aula, con mis alumnos/as, implicada en la tarea por la que me pagan…

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Mª Amalia Gómez RisueñoProfesora del Dto. de Sanidad

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Nunca me cansaré de repetir que el alumnado es la razón de ser de cualquier centro educativo; el fundamento de la educación y el futuro de cualquier sociedad… Son los prota-gonistas de nuestra vida profesional….

Será porque yo nunca soñé ser profesora, lo mío era la enfermería… pero, desde los inicios, siempre me ha gusta-do la tarea docente… Claro que, como inicialmente no fui preparada para la docencia, puede que tenga una visión excéntrica de lo que es esta profesión… Siguiendo los usos y costumbres de mi maestro de la infancia, desde el princi-pio he procurado que el aula sea un espacio donde se esti-mule el deseo de aprender; la curiosidad por lo desconoci-do; el respeto de/entre todos y que la alegría figure como elemento transversal de cualquier currículo. Todo ello, tra-bajando… desarrollando las actividades cotidianas… riendo y, si hace falta, llorando, pero con alegría, con vida…

Así empezamos y creo que continuamos. Y muchos años en este Punta del Verde… Pero ello sólo ha sido posible con la ayuda del alumnado, del que siempre he pensado que es lo mejor de cualquier centro; que no sólo nuestra razón de ser profesional sino los auténticos protagonistas de cualquier centro educativo.

Por eso quiero recordar a todos aquellos/as con los que tanto he aprendido, trabajado, disfrutado, penado en la primera planta de este centro tan querido para mí. Obvia-mente, resulta imposible plasmar en unas líneas tantas y tantas historias vividas con ellas entre estas paredes, en sus talleres y aulas, pero si las que han resultado más sig-nificativas para mi experiencia personal y que más me han marcado no sólo como profesora sino como persona en permanente proceso de aprendizaje.1

JAIRO no era buen estudiante, no… más bien tenía alergia al estudio. Pero le encantaba venir a clase y participar en la vida del aula, tal vez demasiado… Nunca conseguimos que aprobara un solo examen, ni cuando me lo prometió como regalo de Reyes.

Bético hasta la médula, pasaba las horas imaginando mil y una alineaciones de su equipo. Los lunes en los que su equipo había perdido, debíamos inventar no pocas estrate-gias para hacerlo salir de su estado de pena.

Siempre le adjudicaban todas las tropelías, hasta aquellas en las que no había tenido nada que ver. Y lo tenía tan asu-mido que no le importaba demasiado; nunca perdía la son-risa y decía que, como no iba a conseguir sacar el título, así “liberaba” a los demás.

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Alumnas de Auxiliar de Enfermería durante las Prácticas en el Hospital Virgen del Rocio ( 2006)

1. Respetando el derecho al anonimato, se ha cambiado los nombres de alguno de los alumnos.

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Siempre recordaré cómo organizó turnos para acompañar a una compañera cuya madre se encontraba en fase termi-nal en el Pabellón Vasco y estaba cuidándola. Él se ocupó de llevarle los apuntes y consiguió que la mayoría de los compañeros/as se implicaran y acudieran a compartir esos malos momentos, hasta el final… Fue el artífice de las me-jores prácticas de cuidados terminales y paliativos… Aún recuerdo la sonrisa de agradecimiento de la madre mori-bunda. “Est@s chi@s hacen que me olvide de los dolo-res...” me dijo la última vez que fui a visitarla…

Y tenían 17-18 años…

Jairo nunca obtuvo el título de Auxiliar de Enfermería, pe-ro, con su gran corazón, no sólo nos ganó sino que pasó a ocupar un espacio en nuestra memoria como alumno y compañero con un corazón grande, enorme…

LAURA llegó al centro con ganas de aprender y con una vida complicada –padres separados, vivía con muy pocos recursos- y peleando por salir adelante con los estudios. Muchos días llegaba triste, pero pronto se iluminaban sus maravillosos ojos azules y sonreía. Estudiaba todo lo que podía y sólo tenía un objetivo: ser auxiliar, encontrar traba-jo y ser independiente.

Cuando llegó la hora de realizar las prácticas en el Virgen del Rocío, le tocó la planta de Oncología. Los responsables de la misma le encargaron los cuidados de una paciente de su edad, que se encontraba aislada por un transplante de médula, tras haber recibido quimioterapia. Por ello ha-bía perdido el pelo.

Laura se lo tomó tan en serio que, al segundo día, apare-ció con la cabeza rapada. Y así estuvo hasta que terminó la estancia formativa en la planta. “Se me ocurrió hacerlo para apoyarla psicológicamente y, también, para agrade-cerle que continuamente me muestra cómo no tengo moti-vo alguno para la tristeza, que ella lo tiene peor que yo” me comentó cuando le llevé un gorro que le había elabora-do para que no pasara frío en la calle.

PAQUITO tenía serios problemas de aprendizaje… dificulta-des para la expresión oral y escrita… llegó no sé cómo, tal vez porque en aquellos tiempos no había programas de diversificación... Era incapaz de desarrollar los procedi-mientos más simples, pero brillaba cantando flamenco…

Pasaban los cursos y no pasaba de primero… y llegó la LOGSE con los nuevos planes de estudios. Fue necesario

decirle que su tiempo en el centro había finalizado, que no podía continuar. Y llegaron los problemas cuando tuvimos que comunicárselo. A solas con él en el taller, intentó agre-dirme y lo hubiera conseguido de no ser por la llegada de otro alumno. Se fue y no volvió a acudir al centro hasta pasado mucho tiempo…años. Ya impartiendo el Ciclo de Adultos, pocos días después del atentado del 11M, apare-ció por el centro, buscándome. Lo reconocí al instante y me contó que el motivo de la visita era que, a raíz de lo ocurrido en Madrid no había parado de pensar en mí. Que llevaba mucho tiempo con la idea de venir a pedirme dis-culpas y que lo que había acontecido, le había impulsado a hacerlo definitivamente porque “como usted es de por ahí y viaja mucho, me preguntaba si usted iba en alguno de los trenes y le habría pasado algo… necesitaba verla, que nunca me lo habría perdonado si no lo logro”. Me contó que, tras salir del centro, había hecho un taller de Jardine-ría y descubierto que eso era lo suyo, que estaba feliz de jardinero en Dos Hermanas. Sólo fui capaz de darle un gran abrazo y decirle que no sabía de qué tenía que perdo-narlo.

SARA era de familia numerosa y muy, muy humilde. Ayu-dando a su madre a limpiar escaleras había conseguido terminar el bachillerato y sólo tenía un sueño: ser enferme-ra. Pero la nota de corte en la Escuela de Enfermería se lo impidió y se vino con nosotros. Sus exámenes siempre ob-tenían la misma calificación: 10. Compartiendo los mejo-res apuntes, estudiando en grupo, ayudando, consiguió que muchos de sus compañeros y compañeras superaran no pocos exámenes. Y siempre sonriendo dulcemente.

Continuó con nosotros, haciendo el Ciclo de Imagen para el Diagnóstico y obtuvo resultados similares. Ello le permi-tió cumplir su sueño. Ser Diplomada de Enfermería. Sé que pronto entró en el mercado de trabajo y, sobre todo, estoy segura de que será una gran enfermera.

FRAN era del mismo curso que Sonia y también tenía el bachillerato. Vino diciendo que quería ser periodista, pero que necesitaba un título para trabajar pronto y, además, saber cuidar a sus abuelos, con los que vivía.

Buen alumno, traía de cabeza a las chicas de la clase. Pronto se olvidó de su idea de ser periodista. Siguió los pasos de su compañera de clase y fueron compañeros de promoción, disputándose las matrículas de honor.

Ya con la diplomatura de Enfermería, quiso más… y apare-ció por el centro como alumno del CAP, pidiendo mi tutoría

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porque quería ser profesor y que yo completara su ciclo formativo. Aún recuerdo mis nervios y la emoción que me produjo que un antiguo alumno de CAE se iniciara en este oficio en mi clase…

Cuando se instauró en el centro el Ciclo de Adultos de Cui-dados Auxiliares de Enfermería, pasé a impartirlo, tal vez porque me había implicado demasiado para que fuera reali-dad…

El alumnado era –y es, creo- muy diferente: personas ma-yores que dejaron los estudios en la adolescencia o no hi-cieron más que los estudios primarios y que muchos años después, deciden cursar un ciclo para mostrar a su familia o a sí mismos que son capaces. También gente un poco más joven que, en su momento, “fracasaron” en el siste-ma educativo y, ya en el mercado laboral o en el paro, de-ciden retomar el estudio. La mayoría, mujeres –del sector de la limpieza o de Ayuda a Domicilio- que añaden a la conciliación de la vida familiar con la laboral, los estudios… una locura… una heroicidad…

Llegaban con ilusión pero también con no pocos miedos: ¿seré capaz? ¿Fracasaré de nuevo? ¿Qué le diré a mis hi-jos si suspendo? ¿De dónde sacaré tiempo para estudiar? ¿Cómo organizar la casa, el trabajo y los estudios? … mil y una preguntas expuestas o no, pero que casi todos/as se hacían, sobre todo en el primer mes. Por ello, “hacer gru-po” se convirtió en una tarea imprescindible, para reforzar la autoestima y hacer fluir el potencial de cada uno, se con-virtió en una finalidad oculta del currículo. Siempre me ha dado resultado.

Y que todos dejáramos en la puerta del aula las desazones cotidianas, los problemas del trabajo, la familia, que la cla-se fuera/sea un espacio casi de ocio, aprendiendo… ense-ñando…

Y organizamos tutorías de hijos/as, para que se enteraran de las proezas de sus madres/padres y “ayudaran” en ca-sa o, simplemente, se sintieran orgullosos de lo que esta-ban haciendo sus madres o padres. Esto me aportó tal vez los mejores momentos de mi vida profesional… Esas caras de admiración de los hijos/as! La sonrisa de las madres…

JUAN LUIS fue de los primeros alumnos del recién instaura-do Ciclo de Adultos. Recuerdo su llegada el primer día de clase. De treintaytantos años, era la viva representación de los años 60: pantalones de tergal; camisas de terlen-ka; jerseys con grecas de colores grisáceos… En la presen-tación inicial, no parecía tener muchas habilidades lingüísti-cas… tartamudeando nos comentó que venía a cursar los estudios de A. de Enfermería para obtener los conocimien-tos que le permitieran cuidar mejor a sus padres, enfer-mos. Tras el primer día, pasaron semanas sin que abriera la boca en clase… Reconozco cuando lo hizo, tuve que diri-gir más de una mirada reprobatoria al grupo, para evitar que hubiera comentarios jocosos o risas imprudentes…

Pero todo cambió para el grupo cuando un día, a propósito de no sé qué tema, Juan Luis nos soltó un perfecto y arti-culado discurso sobre la medicina nuclear, dejándonos a todos con la boca abierta. Recuerdo que obtuvo un cerra-do aplauso, que interrumpió con el refrán de “el hábito no hace al monje”. A partir de ese día se convirtió en el líder

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Equipo docente de CAE adultos (2006): Amalia Gómez, Manuel Anguita, Amparo Guisado y Lola Zuñiga

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del grupo, sobre todo porque era un diccionario, que se sabía el significado de todos los términos y sabía de todos los temas, sanitarios o no. Lector compulsivo, siempre nos daba referencias de lecturas relacionadas con el tema que tratáramos.

Aplicó lo aprendido en clase y realizó unos maravillosos planes de cuidados de enfermería con las historias clínicas de sus padres, a los que acompañó hasta el final y que fa-llecieron mientras cursaba los estudios. Posteriormente se dedicó a cuidar a personas mayores y así seguirá, supon-go.

J.J. era el único varón de la clase. Siempre llegaba tarde, taciturno y con grandes ojeras. Rara vez levantaba la vista del libro o de los apuntes. Participaba poco en clase y falta-ba bastante. No sabíamos qué le pasaba… Pero un día que no faltaba nadie, como las demás eran mujeres, se me es-capó algo así como “hoy estamos todas”. Y JJ levantó los ojos y me dirigió una mirada que no olvidaré… Al terminar la clase me esperó y, a solas, me comentó que quería agra-decerme que, por primera vez, alguien le hubiera hablado identificándolo como mujer. Me confesó que era una mujer en cuerpo de hombre, lo que le martirizaba y le producía depresiones. Estaba en lista de espera para el cambio de sexo, aunque no eran pocos los miedos que tenía al trata-miento hormonal. Nunca más volví a llamarle por su nom-bre de pila, siempre por su apellido y poco a poco fue parti-cipando en clase. Un día llegó con unas enormes gafas de sol, para ocultar los signos de la paliza que su pareja le había propinado. En el recreo hablamos y le sugerí que no se ocultara, que confiara en sus compañeras. En el aula, me sorprendió la valentía con la que se despojó de las ga-fas y contó con pelos y señales a la clase su historia y lo que estaba viviendo. También me sorprendió la naturali-dad con la que todo el mundo reaccionó.

Al día siguiente apareció su pareja por el centro -antiguo alumno del mismo- y tuvo que salir corriendo, perseguido por unas cuantas alumnas, que lo querían matar… Y acom-pañaron a JJ hasta su casa durante días… y fuimos más de una vez a acompañarle a la consulta de la psicóloga.

Volvió a sonreír y supongo que no sería capaz de recono-cerle si me lo encontrara por la calle.

AMADOR ha sido uno de los alumnos de más edad que he tenido. Mozo de almacén, con una ligera discapacidad físi-ca por una negligencia médica en su infancia, tuvo que dejar los estudios para ayudar a su familia. Contaba que

siempre lamentó no haber podido estudiar. Por eso, traba-jó infatigablemente para que sus hijos realizaran estudios universitarios. Enfermero uno; maestro otro, cuando éstos ya trabajaban, decidió que era su momento y, tras sacar el título de la ESA, decidió continuar. Le costó mucho poner-se al día, pero poco a poco fue superándose a sí mismo y consiguió lo que pretendía. Durante el período de prácti-cas, en el hospital, reconoció al hijo del médico que, con su error, le había ocasionado las lesiones que le dejaron discapacitado. No dijo nada a nadie, pero logró que éste le “rescatara” su historia clínica y le aclarara muchos interro-gantes sobre las causas de su sufrimiento y discapacidad, permitiéndole así cerrar una herida abierta durante toda su vida adulta. Y nos la escribió en el proyecto y nos emo-cionó a todos. Tras obtener el título de CAE, continuó en el centro, cursó bachillerato y un infarto le impidió acudir a la universidad. Pero el paso por este instituto le ayudó a cumplir dos asuntos pendientes. Nos enseñó cómo la obsti-nación puede tener un efecto positivo.

RAFI trabajaba limpiando despachos y decía que lo de es-tudiar con nosotros era algo que se debía a sí misma. Pro-cedía de una escuela de adultos y tenía unos conocimien-tos previos claramente deficientes. Desde el primer día supimos que era un reto conseguir que llegara al final del recorrido.

Jornalera y cuasi analfabeta llegó a Sevilla muchos años antes, cuando sus hermanos iniciaron estudios universita-rios los cuales financió con su trabajo de limpiadora, reco-giendo aceitunas, naranjas, o lo que se terciara… Cuando estos finalizaron los estudios, ya sola, decidió aprender a leer, escribir… y se matriculó en una escuela de adultos. Después vino con nosotros y entre todos logramos que no abandonara, que continuara. No fue difícil pues fueron sus compañeras las que más colaboraron en ello: una la puso al día en matemáticas; la otra en lectoescritura. Dos o tres más estudiaban con ella los fines de semana… Y así todas nos felicitamos el día que nos invitó a un café, tras obte-ner el título pero, sobre todo la cubrimos de abrazos cuan-do se puso a llorar de alegría por haberlo conseguido.

En tantos años de vida en el Punta del Verde, también he-mos vivido momentos duros. No muchos, la verdad, pero hay uno que no puedo dejar de citar…

LOLI era una alumna típica del Ciclo de Adultos. Trabajaba como limpiadora de oficinas; madre de una niña discapaci-tada. Vino con muchas ganas de aprender y obtener un trabajo mejor remunerado, que le permitiera obtener los

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recursos y la fuerza necesaria para salir del infierno en el que vivía. Era víctima de la violencia de género. Que tenía problemas en casa, no tardamos mucho en descubrirlo. De los malos tratos, sólo cuando llegó con signos evidentes… Siempre procuramos ayudarla.

Un día llegó alterada a clase y diciendo cosas incoheren-tes, con cierta agresividad. Sospechamos que era debido a las circunstancias de su vida pero, cuando al cabo de los días observamos que empeoraba, terminamos llevándola a Urgencias del Virgen del Rocío. Todos nos volcamos en sus cuidados durante la hospitalización. Y se nos fue en pleno período de vacaciones de verano. Quedamos consterna-dos. Estas fueron las líneas que fui capaz de escribir, a mo-do de despedida:

“Querida Loli: te nos has ido casi sin avisar…en pleno ve-rano, cuando cada uno estábamos por un lado, de vacaciones, c o m o p a r a n o m o l e s t a r n o s … A mí, me pillaste muy lejos, sin tiempo para poder acompañar a tu familia ni darte un beso… Por ello, el shock ha sido mayor… y se que a mucha gente le ha pasado lo mismo. Claro que, ellas, ya mismo vuelven al aula donde tantos ratos pasamos juntas y siempre les quedará la posibilidad de imaginarte en tu mesa y tu silla, con tu”hermana” la Linares al lado…

Porque te has ido, porque me parece que te has marchado injus-tamente, que esta vida ha sido injusta contigo… tu no merecías

pasar por muchas de las cosas que aquí pasaste, de eso estoy segura.

Una tía guapa como tú, buena gente, trabajadora, buena ma-dre, seguro; buena hermana e hija y, lo que yo puedo asegurar al cien por cien, excelente alumna… no, no lo digo ahora por quedar bien…

Mira, el que a ti te costara estudiar, no quiere decir que no fue-ras buena alumna, chiquilla, ¡con lo que tú tenías encima! Las fatigas del trabajo, lo que estabas viviendo, tantos años sin estu-diar… hiciste mucho más de lo que cualquiera de nosotros ha-bría hecho en una situación como la tuya. Y eso en lo relaciona-do con las clases y los estudios, porque como persona, FUISTE EXCEPCIONAL.

No creo que se pueda olvidar la guasa que muchas veces mani-festabas en clase, tus chistes, tus risas, el brillo de tus ojos y también, ¿por qué no? tus llantos, de vez en cuando… lágrimas que derramabas y que quiero pensar que eran fruto de tu decep-ción por no aprobar o por no entender algo... o porque había algo que no te gustaba.

Porque esto me lo cargo a la cuenta del debe contigo, pero no podría perdonarme nunca que fueran lágrimas por desespera-ción, por sufrimiento personal, de dolor y que los que estába-mos junto a ti no las captáramos.

Tú sabes que, conociendo algunos de tus problemas, siempre estábamos dispuestos a ayudarte, que algunas veces lo intenta-mos y que puede que no siempre hicimos lo suficiente, pero chi-ca, a veces no damos importancia a lo fundamental, perdidos en

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Grupo de alumnos y alumnas de 2º CAE diurno ( 2012 )

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cosas banales y sin importancia, como si en ello se nos fuera la vida… ya ves… cuando la vida, tu bien nos lo has mostrado, se va de otra forma...

En alguno de los mensajes del Blog que Manolo montó, a propó-sito de tu marcha, se dice que fuiste feliz en clase, en el institu-to… ¡no sabes cómo lo celebro! Si eso es cierto y contribuimos a hacerte la vida, aunque solo fuera un ratito, un poco más lleva-dera, yo me reconcilio un poquito con este mundo injusto, que hace que la buena gente sufra, se nos vaya y aquí nos quede-mos los demás como tontos…

Si en algún momento contribuí a hacerte creer un poquito más en ti misma, a darte un poquito de seguridad, a hacerte olvidar las penas por un corto período de tiempo, si apoyé alguna de tus lindas sonrisas, si logré algo de eso, me basta, aunque quie-ro que sepas que no hice más que cumplir con mi trabajo y mi compromiso con lo que más me importa: mis alumnos/as. Si no siempre respondí a tus necesidades o expectativas, espero sepas disculparme, porque tú bien sabes que no fue mi falta de interés hacia tu persona, ni la apatía…sino la ignorancia. Tú sabes que yo siempre decía que me gustaba tener alumnos/as de un año para otro, porque era una forma de sentirme más segura… y que a las repetidoras os tenía un cariño especial, aun-que a veces os costara creerme. Bueno, pues ahora, sin necesi-dad de repetir, tú estarás siempre conmigo.

Serás, eres ya, mi alumna para siempre: porque ahí estarás tú, acompañándome en todas y cada una de mis clases, observán-dome con tus enormes ojos, tus rizos, tus adornitos, tus sonri-sas…. Espero que mis clases no te resulten demasiado pesadas y que los buenos momentos sean más que los malos. Y nunca dejes de recordarme que, más importante que enseñar cosas del Ciclo es ser personas… y buena gente…

A tus colegas del Punta, recuérdales que las personas sólo mue-ren cuando se las olvida y que ese no es tu caso, que tú nunca serás olvidada porque mucha gente, ellas incluidas te llevare-mos siempre en el corazón.

Tu profe y tutora.

Podríamos continuar con mil y una historias más de alum-nos que han pasado por nuestras aulas enseñándonos y aportando mucho más de lo que nosotros, en el desempe-ño de nuestra tarea podíamos ofrecerles… Nos han enseña-do e incitado a desarrollar aspectos no siempre presentes en los currículos educativos formales, como la solidaridad, el afecto, la nobleza, la sinceridad, el esfuerzo, el espíritu de trabajo… nos han hecho y nos hacen luchar por ser me-

jores personas. Y los llevamos en el corazón. Ellos/as son el Punta del Verde.

Este es, para mí, el apasionante mundo de este centro y de la enseñanza y del aprendizaje. Las satisfacciones siem-pre han sido superiores a las desazones, que también las hay, como en la vida misma… Hemos recorrido un ya largo camino, un amplio recorrido acompañando al alumnado en la aventura del saber –creo que eso es lo que hacemos los profesores/as-. Y siempre hemos procurado que sean nues-tros aliados, nunca nuestros enemigos. Con ellos, sobre todo, hemos aprendido juntos y puede que nos manten-gan como si continuáramos siendo jóvenes estudiantes, lo cual, a partir de una determinada edad, es una ventaja…

Casi siempre he disfrutado –y disfruto- de las tareas deri-vadas de mi oficio de enseñante y en mi centro y pocas veces me he encontrado con el desánimo en relación con mi trabajo en el mismo.

No sé hasta qué punto hemos sido o no un referente para estas gentes con las que he compartido la aventura de en-señar-aprender pero lo que sí tengo claro es que lo mejor que he encontrado en el Punta del Verde, ha sido:

Buenos compañeros y compañeras,

Equipos directivos que nos han facilitado y estimulado ini-ciativas a veces casi imposibles y

Sobre todo

Alumnos y alumnas de todas las edades, procedencias, intereses diferentes, pero casi todos con mirada clara y transparente, con ganas de aprender. Me han enseñado que, en la práctica docente no es lo más importante que sepan mucho, que más que cabezas llenas, se trata de pro-curar que tengan la cabeza bien “hecha”, y que lo más bo-nito es potenciar el interés por saber y contribuir para que, a fin de cuentas, todos seamos mejores personas.

Por eso me siento tan afortunada y agradecida a la comuni-dad educativa del Punta del Verde, que tanto ha contribui-do a ello. Y deseo que el destino me permita acabar en él mi vida profesional.

Sevilla, febrero de 2014

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Lola Lozano (derecha), alumna de CAE fallecida en 2007, con su amiga Lola Linares

Martín Mañas, alumno de CAE fallecido en 2010

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Buenos tiempos

Como sabemos, el IES Punta del Verde cumple 25 años. Para conmemorarlos, he decidido contactar con una perso-na muy especial para el Punta, y para personas que aún hoy trabajan en el centro.

He aquí una serie de preguntas realizadas a Fernando Prieto – antiguo profesor de Ciencias del IES Punta del Verde – el cual nos relata algunas curiosidades sobre el centro además de expresarnos lo bien que lo pasó durante los años que estuvo aquí, gracias, en su mayor parte, a la excelente compañía de la que gozó durante su estancia.

¿En qué años estuviste en el Punta del Verde?

“Estuve por primera vez en el curso 95-96 , tras un parén-tesis de un año (96-97) regresé durante los cursos 97-98, 98-99, 99-00 y 00-01. En total de 5 cursos en 6 años.”

¿Qué materia enseñabas y a qué cursos solías dar?

“Los primeros cuatro cursos estuve en el nocturno y daba clases a alumnos de FP (ramas de Administrativo e Infor-mática) y a alumnos de la ESA. Impartía un poco de todo: Matemáticas, Ciencias Naturales y Física y Química. En el último curso, compartía horario de mañana y noche y ya daba clases de Ciencias de la Naturaleza alumnos de 2º y 3º de ESO.”

¿Recuerdas a tus compañeros/as de departamento?

“¡¡Claro que sí!! (Tomy, Paco, Pepe, Felix, Javier, Fátima, Carmen, Dulce, Manolo, Reyes R.) Todavía nos vemos de vez en cuando. Al principio era un Departamento en el que estábamos profesores de las especialidades de Matemáti-cas, Biología y Geología, Tecnología y Física y Química,

aunque los últimos dos o tres cursos los departamentos se hicieron independientes.”

¿Cómo eran tus alumnos/as?

“Los alumnos del nocturno eran mayores y en su gran ma-yoría responsables y trabajadores.”

¿Recuerdas el director/a de la época y al equipo di-rectivo?

“Perfectamente. La directora era Reyes Pérez Aroca y la jefa de estudios del nocturno Tomy Delgado.”

¿Cuáles son los compañeros de los que más recuer-dos tienes?

“Guardo muy buen recuerdo de todos ellos (los ya citados anteriormente más Reyes P, Reyes T, Marisol, Nino, Chon, Luis V, Luis G., Ramón, Gracia, Mónica, Mariano, Manolo G, Mari Paz R, África, Pepa, Adolfo, César, Rosa, María Jesús, Mari Paz B, María B, María José, Tula, Andrés...), aunque con los que más me relacionaba, aparte de los compañeros del departamento, era con los profesores del nocturno. Hicimos muy buenas migas. Y cómo no, recuer-do y tengo a diario en mente a un compañero y amigo que me marcó profundamente y del cual aprendí mucho de la vida. Por desgracia nos dejó no hace mucho (Rafael Canti-llana Piné).”

¿Cómo estaba organizado el instituto en aquel enton-ces?

“Creo que estaba más o menos igual que ahora, aunque, al principio, los grupos de informática estaban en el edifi-cio principal, pues todavía no eran muy numerosos.”

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Julián Menguiano DelgadoAlumno de 1º de Bachillerato

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¿Qué es lo mejor que recuerdas del Punta?

“Como te he comentado antes guardo muy buenos recuer-dos:

• El buen ambiente entre los compañeros de trabajo y la buena relación que manteníamos también fuera del Instituto. Organizábamos salidas al campo, asis-tencia a teatros, viajes y cómo olvidar las famosas "cenas de laboratorio"...

• Aprendí mucho de mis compañeros de departamento.

• La tranquilidad en las clases.

• Muchos pequeños buenos ratos.

• Hice entre otros viajes, dos a Cuba (gracias a Ra-fael), especialmente gratificantes.”

¿Qué es lo peor que recuerdas del Punta?

“Por decir algo, las mañanas de mi último curso, cuando me tocaba lidiar con algún grupo latoso de la ESO. La reali-dad es que estaba muy mal acostumbrado al nocturno y se notaba la diferencia.”

Y, para finalizar; ¿echas de menos el Punta del Ver-de?

“Se echan de menos momentos y personas, pero mi época allí ya pasó y ya no creo que fuera igual, ¡Especialmente por la edad que tenía en esa época!”

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Profesores y alumnos de un grupo de FP de Informática ( hacia 1995)

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Sinergias

Cuando me pongo a repasar mentalmente aquellos tres cursos que pase en el Punta del Verde, todo lo que recuer-do es gratificante. Mi promoción fue la del 90-93, es decir, en los comienzos de estos 25 años que ahora celebramos. Recuerdo cómo entonces éramos en Sevilla pioneros en muchas cosas que quizás ahora veamos con mucha norma-lidad.

Yo era alumno de Programador de Informática de Gestión y en las aulas se tenían ordenadores para todos los alum-nos. Esto que ahora parece normal, en su momento era difícil, ya que ni siquiera los alumnos teníamos ordenado-res en nuestras casas. También recuerdo que se impartía FP de Imagen para el Diagnostico, y tampoco era común entonces en Sevilla esta enseñanza.

Entonces había un equipo de profesores muy jóvenes, con una pedagogía estupenda y con un ambiente entre ellos y el alumnado extraordinario. Por citar algunos, recuerdo mucho a Luis Valencia, María Amores, Miguel Valdayo, Áfri-ca, etc.….

En el centro también se desarrollaban actividades extraes-colares de mucha creatividad. Por entonces, entre un gru-

po de alumnos y algún profesor se disponía de una emiso-ra de radio así como de un estudio fotográfico a disposi-ción de los alumnos.

De mis compañeros de promoción también guardo un gra-to recuerdo. Aún hoy me cruzo con algunos por la calle y veo cómo han desarrollado sus vidas profesionales en dis-tintos gremios y profesiones.

Ahora que llevo mucho tiempo sin pasar por el instituto me alegra saber que se cumplen 25 años y que se celebra como se debe, pues para que un instituto funcione se nece-sitan las sinergias de alumnos y profesores y, por lo que me cuentan, esto funciona de maravilla.

A los que ahora estáis estudiando allí, solo deciros que aprovechéis cada minuto que os dedican los profesores y los compañeros, ya que nunca debemos dejar de aprender de los demás.

Felicidades a todos: alumnos, profesores y personal del centro, por hacer que todo siga funcionando y que conti-núe la aventura.

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Jose Ignacio de Rojas RodríguezEx alumno Informatica de Gestión

Grupo de alumnos y alumnas durante un espectáculo ( inicio años 90)

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Las vueltas que da la vida

Siempre he recordado con verdadero cariño mi paso por el IES Punta del Verde, pero hoy evocar aquella época jun-to a la actual directora Fátima Blanco Muriel, entonces mi tutora, con la que he coincidido en la reunión de Equipos Directivos, al ser yo hoy directora del C.E.I.P. Juan Sebas-tián Elcano ha resultado francamente reconfortante. Yo entonces era prácticamente una niña con muchas ilusio-nes, que hoy por suerte y con mucho esfuerzo por mi par-te, muchas de ellas son esperadas realidades.

Cuando curse la prescripción (curso 1991-1992) para en-trar a estudiar Formación Profesional por la Especialidad Informática de Gestión, tenía verdaderas dudas si sería admitida, ya que esta especialidad estaba muy demanda-da. Todos sabíamos que estar titulados en ella, nos abriría muchas puertas al ámbito profesional; de hecho hoy mu-chos de mis compañeros/as de entonces ocupan destaca-dos puestos como informáticos en reconocidas empresas, tanto nacionales como internacionales.

Recuerdo con gran ilusión a mis compañeros, muchos de ellos hoy grandes amigos; a mis profesores Luis Valencia, Fátima , Nino, Miguel Ortiz, María. Si, si. Como dije antes Fátima Blanco, hoy directora del centro, fue mi tutora un curso. También recuerdo que durante ese curso, un tiem-

po fui delegada. ¡Que tiempos, que buenos tiempos! Y no puedo quejarme porque los que ahora vivo no lo sean; pe-ro estoy de acuerdo con el dicho popular de “ se recoge lo que se siembra”.

Después mi vocación fue otra, me dedico a la enseñanza por Educación Especial, profesión que me apasiona, pero os puedo asegurar que tanto los conocimientos académi-cos, como los valores morales que adquirí en el I.E.S. Punta del Verde me han resultado muy válidos a lo largo de mi vida personal y profesional.

Recuerdo que en mi clase estaba escolarizado un alumno con discapacidad sensorial. Quizá fue entonces cuando em-pezó a fluir en mí el interés por la educación especial. Hoy que me dedico a la Pedagogía Terapéutica y puedo compro-bar, con gran admiración , como ya entonces, el IES Pun-ta del Verde era un centro puntero en la integración y hoy lo sigue siendo con verdaderas medidas inclusivas.

Para terminar dar las gracias a todos mis profesores y pro-fesoras de entonces, que han tenido mucho que ver en que hoy seamos compañeros de profesión.

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Rosa Romero OrdóñezEx alumna Informática de Gestión

Grupo de alumnos de secundaria durante conferencia ( Hacia el año 2000)

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Grupo de alumnos de 5º FP . Curso 90/91

Alumnos en las gradas del IES ( hacia 1995)

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La mirada de madres y padres

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La labor de las familias es esencial para el desarro-llo integral de la persona. Por eso queremos dedicar este capitulo a las madres y los padres de nuestro alumnado, que día a día colaboran con nuestra ta-rea educativa.

Muy especialmente, a nuestra AMPA Puentes, siem-pre dispuesta a trabajar en el objetivo común de lo-grar que nuestro centro sea un referente de la ense-ñanza de calidad.

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Antiguo puente de Alfonso XIII, en estado de abandono junto al IES Punta del Verde

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Desaprender..., que 25 años son nada

“Para ganar conocimiento, adicione cosas todos los días.

Para ganar sabiduría elimine cosas todos los días”

Lao-Tsé

UN COLABORADOR NECESARIO: EL TIEMPO, SU PA-SO.

Me han contado todos los cuentos…

(León Felipe, poeta)

Me tocó nacer niño en Heliópolis, mi barrio. No había es-cuela pública. Toda la oferta era privada (Doña Ángeles, madre de uno de los consejeros de hacienda de nuestra Andalucía) y privada religiosa, claretiana los niños y para las niñas, las monjas. Me formé en un entorno religioso y feliz alrededor de la parroquia y colegio, todo uno. La “doc-trina” (nombre popular del colegio de Nª Sra. De las Merce-des de la Hermanas de la Doctrina Cristiana). Ambos en la Avenida del Padre García Tejero aledañas al Estadio del Real Betis Balompié. Así que salvo lo que hoy sería la edu-cación infantil en un “hotelito de la calle Uruguay”, mi en-señanza no universitaria se llevó a cabo de forma comple-ta, hasta COU, en el Claret.

Fue una época de ombliguismo personal y educativo, ca-racterizado por la homogeneidad sociocultural.

Pero también me tocó, por suerte para mí, una época de cambios continuos en la iglesia y en la sociedad en mis años más cruciales que conformaron la conciencia frater-nal y crítica que me acompañó desde entonces.

En el barrio existía una escuela parroquial diocesana, pero no de la de mi barrio - la parroquia me refiero - sino de la homónima, el Colegio Corpus Christi.

Pero este ambiente duró el instante que tardaron, la jerar-quía colegial y eclesial, en darse cuenta que se les estaba yendo de las manos su capacidad controladora… Ahí la di-ferencia clave con mis 6 hermanas y hermanos, todos me-nores que yo… excepto el 6º que sufrió en carne propia el ser “diferente” en un colegio de curas en fase de regresión a donde siempre estuvieron.

Pronto descubrí que lo que me enseñaron, los primeros que no lo cumplían eran Ellos. Ya sabéis, “haz lo que digo, no lo que hago”.

El desarrollo político constitucional y, sobre todo, el legisla-tivo educativo acompañó mi crecimiento personal y fami-liar y pasó a reconocerse el derecho a la educación, la igualdad y el respeto a la diversidad, pero la tendencia a la homogeneidad en el sistema educativo que viví durante esos años continuó reflejándose en la desigualdad, la dis-criminación y la exclusión de muchas personas. Más de treinta años después persiste en el colegio que me educó.

La ingente obra de construcción de centros públicos en la zona fue bienvenida por parte de la”nueva” ciudadanía de la zona, pero sobre todo, por el empuje de los padres tra-bajadores de las centros universitarios que habían crecien-do en el barrio.

Me sentí engañado hasta la médula. Como era lógico, y aplicando sus enseñanzas, me abocaron a renunciar a to-do lo aprendido, a tener que desaprender.

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Pedro Rufino GallegoMiembro del AMPA Puentes

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DE LO PRIVADO A LO PÚBLICO

¿Cuánto tenemos que desaprender?

Siempre me han dicho que tardamos cuatro veces más en desaprender de lo que tardamos en aprender algo, o to-do. No sé. A nuestros cincuenta y tantos años esta aseve-ración provoca desasosiego. Nuestra vida es tan corta en relación con lo que duran los problemas, que dudo de la efectividad de nuestra acción. Pero constatamos que todos los días aprendemos algo, y nos alegra poder seguir ha-ciéndolo. Y si es rodeado de gente cuyo trabajo en la vida es hacer mejor la vida de otras personas, mucho mejor.

Estábamos aquí porque optamos, como motivación princi-pal, por el simple hecho de que este mundo sería mucho mejor si todos hiciéramos un esfuerzo en no ser tan malos contra sino mejores con nosotros/vosotros.

Aprender sin dogmas es lo más caro del mundo.

Ya como padre con una hija en edad escolar intenté seguir por la senda que mis padres me llevaron. Siempre desde la participación directa en las estructuras de participa-ción y gestión de los centros educativos.

Pero me encontré con el ideario cerrado de los colegios concertados, la maldad social que rodea a los que inten-tan seguir su propia senda. Mi hija con apenas 5 ó 6 años tuvo que sufrir que la criticaran por manifestarse en con-tra de lo ”normal” en la Dotri, lo que me llevó a iniciar una ruta rupturista en la familia, ir a la escuela pública de la zona que ¡por fin habían construido!, al C.E.I.P. de la Ra-za. Mi madre llegó a decirme que era un colegio marxis-ta…

Y llegó la educación Primaria en la pública. En éste comple-tó su formación la mayor e inició el segundo.

La apuesta fue por una escuela laica frente a la dogmáti-ca religiosa, inclusiva tanto en el aspecto de la discapaci-dad como en el aspecto sociocultural; a fin de cuentas una escuela que reflejara cómo era y es la sociedad, plural y democrática.

Y también llegó el momento de la Educación Secundaria, y aparecieron en nuestras vidas los I.E.S. de la zona sur, el Fernando de Herrera, el Bellavista, el Fernando Mayor Za-

ragoza. Cuando le tocó iniciar esta fase a mi hija mayor “el Punta” no era de secundaria, sólo de Formación Profe-sional; de ahí el peregrinaje.

El cambio al nuevo y cercano barrio de Los Bermejales, hará 20 años dentro de unos meses, trajo nuevos retos: cambio de colegio de primaria para mis dos hijos meno-res, al C.E.I.P. Juan Sebastián Elcano; y cuando les tocó, al centro de secundaria al que estaba adscrito el colegio el I.E.S. Punta del Verde.

DE LA PARTICIPACIÓN

¿Para qué sirven las Asociaciones de Madres y Pa-dres de Alumnos?

Vinieron más hijos, cada uno de una década, cada uno en un nivel educativo que nos llevó a participar a la vez en tres consejos escolares distintos.

Después de veintitrés años consecutivos de participar, tenemos la tentación de preguntarnos si las asociaciones sirven en realidad para algo.

Y sirven cuando se constituyen para colaborar lealmente, para ser otro de los instrumentos educativos del centro, para comprender sin dejar obviar la crítica ejercida de ma-nera eficaz, para discernir y no para demoler, para aclarar y no para enturbiar, y como deber inexcusable, denunciar y nunca silenciar errores o injusticias, y todo por y para que nuestros hijos/alumnos no se conviertan en nuestro campo de batalla.

Como salvedad, la evidencia de que dependiendo de la edad de nuestros hijos y por consecuencia del nivel educa-tivo en el que se encuentren, la actuación de los padres es distinta, pero nunca abandonar y dejar de acompañar-los, haciéndoles saber que siempre estarás ahí, al lado.

Un recuerdo afectuoso a todas las madres, padres, abue-los y tutores que compartieron la lucha por nuestros hijos.

Mi reconocimiento a todos los conserjes, limpiadoras, per-sonal administrativo, personal docente en prácticas, interi-no y fijo, equipos directivos que sufrieron y disfrutaron los años más preciosos e importantes que nos ayudaron a con-seguir que mis hijos sean las buenas personas que son y el espíritu crítico que han desarrollado.

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DE LA ENCRUCIJADA ACTUAL

Vicios privados, virtudes públicas.

Durante todos estos años, los representantes políticos po-co “han mimado” la enseñanza secundaria pública en la zona, en nombre de una neutralidad mal entendida, cuan-do no un contubernio con la privada en beneficio de sus hijos. No han propiciado el debido reconocimiento de ésta en el barrio que debía nutrirla. Nada que ver con la altura de los logros conseguido en su sección de Formación Profe-sional.

En tanto que la escuela pública no sea totalmente gratui-ta, universal y laica difícilmente podrá calificarse de de-mocrático estado alguno.

Mientras tanto, ya que el barrio de Heliópolis le da la espal-da, el barrio de Los Bermejales sigue reclamando su insti-tuto de secundaria…

¡Por la Enseñanza Pública!

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Alumnas de bachillerato con sus profesoras (2006)

Mural con fotos del profesorado hecho por alumna de bachillerato (2006)

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Atravesar un puente juntas de la manoLa creación de un centro docente es un gran acontecimien-to. Siempre lo es. La razón es que no se trata sólo de la inauguración de un edificio sino que con él, con lo que re-presenta, se inicia la creación de las condiciones para la formación de personas libres. El encuentro de alumnado y profesorado (y gracias al esfuerzo de ambos) propicia la entrega de las herramientas que han de servir a los jóve-nes estudiantes para convertirse en ciudadanos y ciudada-nas críticas y responsables de sus actos.

Este curso, se conmemora uno de esos acontecimientos: ¡es menester celebrarlo! pues hace 25 años nació Punta del Verde.

Se trata de un centro que, en este periodo, ha visto evolu-cionar la ciudad que le alberga, ha visto transformase al mundo y, personalmente como familia, nos ha visto crecer. Los muros de Punta del Verde nos han acompañado mien-tras atravesábamos cada uno de los puentes que unen las diferentes etapas de la vida: de la adolescencia a la madu-rez; de la búsqueda que esos años implican de “un lugar en el mundo” a la realización de un proyecto de vida; y vuelta a empezar…

Y todo de la mano de las gentes que son el corazón y la energía del Centro: su profesorado.

Nuestra biografía, la de nuestra familia, quiere ser un ejemplo de lo que un Proyecto Educativo hace con las vi-das reales, con los sueños e ilusiones que, a lo largo del tiempo, se han forjado y se han convertido en realidad gra-cias al trabajo de la gente que ha pasado por el Centro. Porque esta historia común empezó casi desde el princi-pio, cuando abrió sus puertas Punta del Verde y la prime-ra Gaytán, pasó por sus pasillos.

En ellos se produjo la oportunidad formativa que supuso el modelo innovador de implantación de las enseñanzas que, entonces, llamábamos “Nuevas Tecnologías”. El Centro representó el ámbito donde se produjo físicamente la tran-sición de dos hermanas adolescentes, en su etapa de for-mación, al paso, con éxito, al “mundo real” como personas adultas. La incorporación a la sociedad con el bagaje y los recursos que aporta una formación eficaz, es la gran he-rencia de aquellos años dejaron en nuestra familia…

Pero el tiempo pasó y, hace 5 años, al atravesar, de nue-vo, la verja del Edificio los papeles habían cambiado. Las que entraban de la mano eran madre e hija. El camino que empezaba era una apasionante aventura para ganar el futuro en un entorno que también era diferente. Por ejemplo, ya no eran “nuevas” sino, simplemente, Tecnolo-gías de la Información y la Comunicación y en nuestra pro-pia familia veíamos como, mientras una generación se con-formaba con ser “emigrantes” en la sociedad de las redes sociales, la siguiente pedía paso con jóvenes nativos infor-máticos creciendo y formándose en el nuevo Punta del Ver-de.

Un centro nuevo con nuevas realidades, como Centro Edu-cativo, es un “ente vivo” que cambia con la sociedad a la que sirve. Tal y como se constituye en la actualidad, se trata de dos proyectos formativos en uno: Un centro que funciona por las tardes, que apuesta por la formación de profesionales para los que el acceso a estos conocimientos es esencial para conseguir una oportunidad de futuro; y otra realidad que bulle en el centro por las mañanas. Es el centro más joven y el que, ahora, mejor conocemos como familia: La educación secundaria y el bachillerato. Obvia-mente, si en estos momentos de crisis gestionar cualquier Centro de Enseñanza es un gran reto, con más motivo, uno de estructura tan compleja. Por ello, como familia, nos implicamos en la colaboración en su Consejo escolar

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La educación secundaria:

Susana Gaytán Guía (madre de alum-na), Ana Gaytán Guía (ex alumna) y Leila Pontiga Gaytán (alumna)

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ya que entendimos que un proyecto formativo es tarea de toda la comunidad educativa. De hecho, pensamos que dicho proyecto ha sido, y es, un diseño valiente, integra-dor y de potenciación de los valores humanos. Creímos (y creemos) que ese es el gran punto fuerte del Punta del Verde: La apuesta decidida de su profesorado (y con él de su alumnado y sus familias) por las personas. La comuni-dad educativa lucha por construir un Centro donde crezca la cultura del esfuerzo, abierto al encuentro con otras so-ciedades y estableciendo un proyecto de formación global.

Así que, aunque no es frecuente que madre e hija se sien-ten en un Consejo Escolar, como órgano de participación en el control y gestión del centro, entendimos que era/es una gran oportunidad para conocer de primera mano sus potencias y sus debilidades, participando como los repre-sentantes de familias y alumnado habiendo sido elegidas, respectivamente, por y entre ellos. Profesorado, alumna-do, padres y madres tienen visiones diferentes y comple-mentarias que son fundamentales para el éxito del proce-so formativo y para un proyecto de futuro (la educación siempre lo es) que valore el esfuerzo e impulse el conoci-miento.

En estos momentos en los que se discute el papel de la enseñanza pública, es importante poner de manifiesto que en Punta del Verde siempre se han favorecido estrategias cooperativas, que impulsasen la integración de todos los participantes en el proceso educativo. Desde su Consejo Escolar se han formulado propuestas a su Equipo Directivo sobre su programación y siempre se ha encontrado el com-promiso y la sensibilidad necesarios para buscar las mejo-res soluciones a los conflictos que el devenir de una institu-

ción como ésta genera. Se ha analizado y valorado el fun-cionamiento general del centro, la evolución de su rendi-miento escolar y los resultados de las evaluaciones propo-niéndose medidas e iniciativas que han ido favoreciendo la convivencia en el centro. En definitiva, se ha compartido un período apasionante en el que, como madre, se ve ma-durar a la hija que crece y se crece ante los contratiem-pos; como hija y alumna se contempla el día a día enfren-tándose a nuevos retos, tomando nuevas decisiones y acercándose, cada vez más, al futuro que aguarda, toma-do conciencia de que cada persona tiene el poder de elegir lo que quiere hacer con su vida y, con esfuerzo, nada es imposible… Contando, siempre, con el incasable profesora-do, que pone todo su empeño en transformarles en hom-bres y mujeres listos para el futuro, poniendo su corazón y sus mejores esfuerzos en cada hora de clase.

Y es que el puente a atravesar de la mano no es otro que el que separa las distintas fases de la vida de modo que cuando se dejen de sus clases y pasillos, todas las expe-riencias que en ellos se hayan producido formarán, para siempre, parte de nosotras.

En definitiva, la educación es la principal (la única) estrate-gia para la creación de una sociedad digna en la que todos y todas tengan su lugar, ejerzan sus derechos y cumplan sus obligaciones. La enseñanza pública universal y de cali-dad es la principal (la única) apuesta posible por el futuro. Por eso toda mi familia que ha compartido este largo cami-no te desea un Feliz 25 Cumpleaños Punta del Verde…

¡Y que cumplas muchos más!

65De izquierda a derecha: Susana, Leila y Ana

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El AMPA como bisagra

Mi primer contacto con el IES Punta del Verde fue en el año 2007, cuando mi hijo entró en primero de la ESO. Ca-si todos sus compañeros de clase de primaria se fueron a otro IES de la zona y me parecía importante involucrarme en su Instituto para acompañarle en esta nueva etapa, sin su grupo de compañeros de siempre.

Contacté con la Junta Directiva del AMPA y me incorporé como vocal. Esto me permitió conocer mejor el instituto, su ambiente, su cultura,;al estar en contacto con la comu-nidad educativa en su conjunto y no solo a través del tutor de mi hijo.

Desde el primer momento sentí ese ambiente de “inclu-sión” del Punta del Verde. Recuerdo que me sorprendie-ron gratamente las fotos de los viajes a Marruecos en el pasillo del IES, denominado “La paz a través de la convi-vencia y del conocimiento de otros pueblos”, la entrevista de acogida a los padres y madres de primero de la ESO, la agenda escolar como herramienta de comunicación,… La existencia de este ambiente más acogedor e inclusivo se fue confirmando cuando entré en el Consejo Escolar en el 2010.

El Punta del Verde tiene un alumnado muy variopinto, al que siempre se ha brindado el apoyo y las herramientas que necesita cada uno. Este apoyo al alumnado con algún tipo de problema o déficit ha ido ampliándose poco a poco con la oferta de actividades y líneas nuevas para niños y niñas que demandan y necesitan otros estímulos.

Estoy pensando en el Programa Comenius de intercambio con otros países europeos, el Proyecto bilingüe (en el cual está mi hija), y también proyectos como Escuela de Paz y el reciente Andalucía Profundiza.

El ambiente en el Consejo Escolar, donde está representa-da toda la comunidad educativa, es muy bueno en mi opi-

nión, pero también la comunicación entre el AMPA y la Dirección es fluida.

Sabemos que en la enseñanza secundaria es complicado conseguir una participación activa de los padres y las ma-dres, pero desde el AMPA nos parece fundamental que exista este órgano. Y aunque somos pocos, nos da satisfac-ción estar allí e intentamos tener informado al resto de padres y madres a través del correo-e, mediante una lista de más de 80 en la actualidad.

Para mi, participar en el IES es una actuación altruista a la que doy prioridad frente a otras actividades, porque sé que estar involucrada en la educación de mis hijos es bue-no para ellos. Al igual que un clima escolar que apoya al alumnado, al cual intentamos contribuir desde el AMPA y el Consejo Escolar.

Quiero terminar con un poema de Teresa de Calcuta, que refleja la complejidad de la educación, la importancia de la transmisión de Valores y la curiosidad por aprender.

Enseñarás a volar

Enseñarás a volar… pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar… pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir… pero no vivirán tu vida.Enseñarás a cantar…

pero no cantarán tu canción.Enseñarás a pensar…

pero no pensarán como tú.Pero sabrás

que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen…

¡Estará en ellos la semilladel camino enseñado y aprendido!

Teresa de Calcuta

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Evelyn HuizingPresidenta del AMPA Puentes

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Mi hijo lo llama "El Punta"

Como madre veo y siento el instituto de mis hijos de una manera especial, en él han estudiado mis tres hi-jos, también mis hermanos y cuñado, por eso es co-mo una parte más de nuestra familia.

Mi hija la mayor llego en 2º de la ESO y le costo un poco adaptarse. Más tarde llegaría su hermana y su hermano; cuando ellas dos estaban ya estudiando sus carreras, porque los estudiantes del Punta estu-dian carreras también.

La experiencia que he tenido ha sido de las dos cla-ses: buena y mala, porque los niños estudian si quie-ren; nosotros como padres tenemos la obligación de ayudarles, pero ellos tienen que poner la voluntad.

Como madre que ha participado en él, he visto a lo largo de los años los cambios que se han producido, la preocupación de los profesores por los alumnos, en resumen, los cambios que ha habido.

Existe un buen equipo de profesores, como pueden ser Cesar, Emilio, Reyes, Mari Ángeles, Carmen Siles, etc; pero para mi dos son muy especiales por el entu-siasmo que mis hijas ponían cuando les tocaban estos profesores, Pepe Raya y Don Manuel Macias; que me hacia gracia porque es el único profesor que hoy en día cuando hablan sobre él, ellas o los amigos se refie-ren como Don Manuel.

He visto pasar a tres directores pero con Fátima he tenido más trato, a veces discutíamos, pero siempre por el bien de los alumnos y del instituto. Hemos per-tenecido al consejo escolar: mi hija Lupe por los alum-nos y yo como madre. Un sitio donde nos hacemos oír dando nuestras opiniones y entre todos poniéndo-nos de acuerdo. Luego cuando llegábamos a casa se-guíamos discutiendo por que ella miraba por los alum-nos y yo por los padres. Es un órgano muy importan-te en la organización del centro.

Hay una cosa que quiero decir: este instituto para mi es el mejor, porque lo hacen mejor las personas que en él están. Por eso no me gusta que hablen mal de él, y eso que como he dicho anteriormente he tenido buenos y malos resultados dentro de sus pasillos.

Hoy tengo en mi casa una licenciada en humanidades y otra en derecho y el tercero buscando su sitio y yo peleándome para que lo intente y consiga. No pode-mos dejar todo lo de la enseñanza en los profesores porque nosotros somos los padres aunque a veces nos entren ganas de tirar la toalla.

Hoy, con el paso del tiempo veo como han crecido, se han hecho mayores con sus amigos, muchos de ellos de esta etapa y pienso que serán amigos para toda la vida.

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Maria Victoria RomeroMiembro del AMPA Puentes

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Eso es otro aprendizaje que hicieron las relaciones humanas y a mi me paso lo mismo, hice muchos ami-gos en las reuniones del AMPA esperando en la puer-ta a que salieran los niños y en la escuela de padres y no pongo sus nombres para que no se me olvide ninguno.

Ellos saben quienes son, personas muy especiales que no quieren ser espectadores de la educación de sus hijos, que quieren participar en los cambios y me-joras del Punta del Verde y en todo eso me gusto a mi participar. Por eso muchas gracias a todos.

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Maria Victoria Romero junto a sus hijos, que han sido o son alumnos de nuestro centro

Grupo de profesoras del IES Punta del Verde ( 2012)

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Trayectorias6

Varios artículos recibidos tenían una temática co-mún: los viajes. Hemos podido comprobar como Larache, La Habana, Maals, Weert o Bourne-mouth son lugares que se han quedado para siem-

pre grabados en la memoria de nuestra comuni-dad educativa. Por ese motivo, dedicamos este ultimo capítulo a ese espíritu viajero de nuestro instituto.

Viajamos para cambiar, no de lugar, sino de ideas

Hyppolite Taine

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Grupo de profesores y alumnos del Punta del Verde junto a sus correspondientes marroquíes en Larache (2010)

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Maletas

Ahora que el IES Punta del Verde celebra su 25 aniversa-rio, yo cumplo 10 años en este instituto. Hago balance de mi primera década aquí y no me arrepiento de haber deci-dido un día hacer las maletas en Ceuta y cambiar de cui-dad. Lo vivido y aprendido en Sevilla y en este centro ha merecido la pena.

Cuando vine al “Punta”, me llegaron recuerdos de viajes realizados en cursos anteriores; algunos incluso a lugares tan distantes como Cuba o Perú. Pude ver como ese gusa-nillo ya estaba dentro de nuestra comunidad docente y por eso era importante recuperar pronto las ganas de viajar.

En breve se empezaron a organizar los numerosos viajes a Marruecos, un destino tan diferente como enriquecedor; de esos que dejan una huella imborrable en la piel de los afortunados que han podido participar en cada una de las diferentes “expediciones”

Posteriormente llegaron los diversos proyectos Comenius, como el bilateral con Rumania o los multilaterales con el grupo coordinado por el instituto de Weert (Holanda). Va-rias promociones de nuestros alumnos han acogido en sus casas a jóvenes de distintos lugares de Europa, a la vez que ellos han podido visitar Mals (Italia), Herxheim (Ale-mania) o Timisoara (Rumania)

Cabe también destacar nuestras Prácticas Erasmus en régi-men de movilidad directa, algo en lo que hemos sido pione-ros entre los institutos públicos de la provincia de Sevilla. Más de 20 alumnos y alumnas han realizado 3 meses de prácticas en el Reino Unido, Malta, Alemania o Italia. Algu-nos incluso han encontrado un puesto de trabajo y han podido empezar, en otro país, una nueva vida.

A veces he recibido emails lejanas de agradecimiento de estos alumnos. Son esas notas las que te hacen sentir que el trabajo realizado tiene sentido y que hay que seguir en esa línea, a pesar de todo.

No olvido tampoco las acciones individuales de una parte del profesorado que, en tiempo de vacaciones, mejora sus competencias en idiomas para poder adaptarse, por ejem-plo, a las exigencias de la enseñanza bilingüe.

En todas estas experiencias, hemos podido comprobar co-mo un viaje, un intercambio o unas prácticas en otro país han abierto a nuestro alumnado nuevos horizontes, han mejorado su nivel de idiomas, han crecido y madurado co-mo personas o incluso han logrado encontrar trabajo. Y todo esto es especialmente importante en el caso de algu-nos de nuestros alumnos y alumnas que proceden de un entorno social con limitaciones económicas. En conclusión, en ninguna otra situación el alumno y el profesor pueden aprender tanto como en un viaje.

Si me preguntaran por las fortalezas de nuestro IES, tal vez me quedaría con una Formación Profesional de presti-gio y una sección bilingüe que va a más. Pero también me gustaría encontrar una idea que permita articular un futu-ro ilusionante, nos identifique como comunidad y nos dife-rencie de otros centros del entorno. Creo que esa seña de identidad podría ser nuestros planes y proyectos interna-cionales, que nos sirven para abrir ventanas y relacionar-nos con el mundo. Tener tan cerca el puerto de Sevilla, nos debería dar un cierto espíritu de navegantes.

Ahora vivimos momentos de dificultades y de incertidum-bre económica, pero incluso en este entorno a veces apare-

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Manuel José Anguita PuertaVicedirector

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cen nuevas posibilidades. Como el programa Erasmus +, que nos va a permitir planificar próximas movilidades y asociaciones.

En esos nuevos planes echaremos siempre de menos el impulso y el animo de Rafael Cantillana. Añoraremos tam-bién la energía de personas que ahora están en otros cen-tros como la ex-vicedirectora Victoria Vázquez.

Pero, a pesar de todo, nos ilusionáremos de nuevo partici-pando en próximas convocatorias e inventando proyectos;

porque ya forma parte de nosotros, de nuestro ADN; por-que se lo debemos a nuestro alumnado.

Nuestros alumnos y alumnas merecen que les ofrezcamos la oportunidad de conocer algo que no se puede aprender solo con una pizarra, aunque ésta sea digital.

Por eso, estoy convencido de que el alumnado y profesora-do del IES Punta del Verde seguirá haciendo y deshacien-do maletas. Por eso, seguiremos viajando; para cambiar de lugar, para cambiar de ideas.

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Alumnos de ASIR en la empresa de Bournemouth (Reino Unido) donde han realizado sus prácticas Erasmus (2013)

Rafael Alvarez y Manuel Anguita, junto a un grupo de alumnos de bachillerato adultos en Maastrich (2013)

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Larache: un proyecto utópicoIntentar hacer un proyecto con Institutos públicos de Ma-rruecos para establecer una intensa y emotiva convivencia entre alumnos españoles y marroquíes era un bonito sue-ño. No solo porque es difícil saber por dónde empezar si no porque es demasiado fácil quedar encallado a mitad de camino. Pero los sueños son posibles si cada uno de los que participan en él pone lo mejor de sí mismo.

Éste curso 2014 es especialmente emotivo para los que hemos participado en éste proyecto, en primer lugar por la muerte de Mohamed Sibari nuestro primer contacto en Larache, escritor comprometido, que aunque gozaba de cierta fama siempre tuvo la puerta abierta para hablar con nosotros y dedicarnos sus libros. Y en segundo lugar por la muerte de nuestro gran amigo, maestro y profesor Ra-fael Cantillana, él es el alma del proyecto, el que cuando el proyecto encalló cogió su mochila cruzó el estrecho y estableció unos lazos de amistad con profesores marro-quíes que perduran hasta nuestros días.

Nada mejor para explicar cómo fue posible la realización de un sueño que la carta que escribió Rafael Cantillana en marzo de 2006:

“Estimados miembros de la comunidad escolar del I.E.S. Punta del Verde:

Como todos sabéis el curso pasado se incluyó en el Plan de Cen-tro un punto sobre el acercamiento de nuestro centro con países en “vías de desarrollo”, para entendernos, hacer que nuestro centro mire un poco hacia el Sur. Es así como fue que elegimos Marruecos como país para realizar un proyecto algo utópico, pues nos marcamos como objetivo a largo plazo establecer una estrecha relación con ciudadanos marroquíes y españoles, para conocernos mejor y aportar algo positivo a esta delicada situa-ción en la que se encuentran el mundo musulmán y el cristiano,

sustituyendo la ignorancia por el conocimiento, la indiferen-

cia por el respeto y en definitiva a superar los miedos a pronun-ciar la palabra AMOR.

Para ello pensamos que nada mejor que buscar un centro educa-tivo de similares características que el nuestro en algún lugar de Marruecos, con el que pudiéramos vivir una experiencia de convi-vencia entre alumnos y profesores de ambas orillas.

Con este objetivo marcado en la mente y en el corazón de unos profesores de este centro se comenzó la andadura de este proyecto en febrero del 2005, hace ahora un año, gracias a la ayuda de Ignacio Aguilar -un profesor de Córdoba con experien-cia en colaboración con institutos marroquíes- con el cual hici-mos un viaje familiar a Larache para conocer a unos profesores que estuviesen dispuestos a ser protagonistas de dicha experien-cia. Fue allí donde se empezó a gestar los preparativos para que un grupo de alumnos y profesores pudiesen viajar a Larache para convivir con otro grupo de profesores y alumnos marro-quíes y que esa experiencia también se viviese en Sevilla.

Han sido muchas las dificultades que hemos tenido que solven-tar y todo a su vez sumergido en una atmósfera de miedos, in-certidumbres e incomprensión, algunos compañeros sólo veían lógicamente una simple excursión a Marruecos.

Tuvimos que realizar dos visitas más a Larache para programar todas las actividades y siempre con la incertidumbre que da el no saber si se podrían realizar. Todos en el fondo pensábamos que era utópico alcanzar nuestro objetivo, eran demasiadas in-cógnitas sobre las reacciones personales de cada integrante del grupo ante otra cultura aparentemente tan distinta a la nuestra.

Pero en este instante, en el que se escriben estas líneas, senti-mos en lo más profundo de nuestros corazones que esa UTOPÍA SE HIZO REALIDAD.”

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marcado en la mente y en el corazónCesar Bordons, Jesús Hernández, Adolfo Salto.

Profesores del Punta del Verde

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Han sido muchas las vivencias y muchos los sentimientos acumulados en éstos años en los que se ha realizado el proyecto, se pueden leer los relatos de lo que ha supuesto para alumnos y profesores éste proyecto en la página web (http://en-lared.org).

Un alumno titula su relato La vida puede cambiarte en diez días y escribe:

“Si no recuerdo mal, salimos un viernes, con una maleta enorme llena de ropa y comida “española” (embuti-dos, pan de molde y demás), pero lo que no sabíamos es que la íbamos a traer llena de recuerdos, de imágenes, de momentos, de amigos, de algo más que amigos, de mu-chas cosas que no esperábamos encontrar en un viaje de un instituto, y sin embargo es lo más preciado que nos tra-emos.”

Otro alumno escribe desde el corazón:

“Los que quedaron en Larache, serán para siempre una parte de mí. Y en este sentido, quería hacer especial men-ción a algunos de ellos, que cavaron más profundo si ca-be: Najla, con su sencillez y cariño abrumador que me lle-vo guardado a España; Imad, con su generosidad absoluta y sus ideas me sorprendieron; Muna, con su generosidad y afecto a flor de piel; Ibrahim, con su simpatía y su risa contagiosa; Safae, y otros tantos y tantas a los que echa-ré de menos. A éstos y a todos los demás, no me olvidéis, porque yo no lo haré.

Para nosotros éste proyecto nos ha enriquecido enorme-mente como personas y como profesores y ha fraguado entre nosotros una intensa amistad.

Con nuestro agradecimiento a todas las personas que han colaborando en este proyecto, en especial a los profesores de Larache Said Jebari, Ahmed Amma y Abdennour Rah-muni y a Omar Jouay.

Gracias Rafael.

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Grupo hispano-marroqui de profesores y alumnos en Larache (2006)

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Recuerdos de unas aulas viajerasEra el mes de febrero de 2007. Como de costumbre, íba-mos algunos profesores a tomar café a La Pitarra. Ese día tomé café con Pepe, Pepe Velázquez, esa persona entraña-ble, recia, que te mira a los ojos con sus vivos ojos verdes tan nerviosos como él, intentando escudriñar tu pensa-miento, al que no se les escapa ni una sílaba de lo que le estás contando, sugiriendo, asintiendo o cuando argumen-tas tu disconformidad.

“Pilar, quería hablar contigo, no sé qué te parecerá. He pensando en ti para que me acompañes en un proyecto que he presentado y que me han aprobado, Aulas viajeras de Andalucía”. Me eché a temblar, pues conocía la rigurosi-dad que Pepe imprime a todo lo que dice o hace, pero siempre mezclada a esa ternura que hace que te sientas bien. Al día siguiente le contesté que aceptaba.

Él llevaba preparando el proyecto en las clases de su tuto-ría de 1º de ESO-B desde principios de enero a través de unos cuadernos de trabajo que elaboró, creo que ayudado por profesores de Ciencias de la Naturaleza, Tecnología, Ciencias Sociales y Plástica. Los alumnos iban a disponer de los cuadernos: el Torcal de Antequera, la Alhambra, el Generalife y el Parque de las Ciencias, Úbeda y Baeza, y Parque Marítimo-Terrestre Cabo de Gata-Níjar y Jardín Bo-tánico de Rodalquilar.

Y yo me puse a trabajar. Tenía que consolidar mis conoci-mientos o aprender cosas que no sabía. Me interesé por diferenciar con claridad el paraje natural del parque natu-ral, por conocer con más exactitud el plano de la Alhambra y los estilos arquitectónicos que íbamos a contemplar, vol-ver a indagar sobre los nazaríes, por qué figura geométri-ca se formaba al unir por líneas rectas Deneb, Vega y Al-tair, por buscar en internet el templo de El Salvador de Úbeda y la catedral de Baeza, por los años que tiene el tiempo geológico de nuestro planeta. Por supuesto entre otras muchas cosas

Salimos de Sevilla en autobús el lunes 26 de marzo de 2007. El autobús había recogido previamente a un grupo de alumnos de un colegio rural del Andévalo al que acom-pañaban dos maestros de los que, tanto Pepe como yo, guardamos un gratísimo recuerdo. El regreso fue el vier-nes de Dolores, día 30 de marzo. Habíamos dormido en albergues, buenos por cierto, y comido en lugares de comi-das rápidas y económicas o simplemente con bocadillos en la calle. Por la noche, nos acostábamos rendidos, los ni-ños- que no pudieron portarse mejor y nosotros.

La ruta por la Andalucía Oriental, una delicia. Y el recuer-do de aquellos cinco días de convivencia, imborrable.

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Pilar Cabrera CruzProfesora de Francés

Pilar Cabrera con un grupo de alumnos de 1º de ESO (2007)

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Cuando salí de cuba

Cuba fue el comienzo de un proyecto de solidaridad fuera de nuestras fronteras, un proyecto de crecimiento perso-nal de un grupo de alumnos y profesores, un proyecto de descubrimiento de nuevos ideales y formas de entender la educación y la vida, un proyecto de amistad y entrega... Y por supuesto de aventura.

Es en el año 1996 cuando se realiza el primer viaje a Cu-ba. Años más tarde se realizará otro.

A ese primer viaje fue un grupo numeroso de alumnos con los profesores Ramón Rodríguez, Fernando Prieto y Rafael Cantillana. Al segundo viaje me incorporé yo. También nos acompañaron alumnos y profesores de un Instituto de Car-mona.

Fue un viaje que conllevó una preparación especial. Se hi-zo una campaña para recoger libros y material escolar y sanitario entre los alumnos del instituto. Gracias a ello se reunió gran cantidad de material, todo el que nos permi-tían llevar en el avión. Para ello nuestro equipaje tuvo que ser muy pequeño, íbamos con los imprescindible.

El objetivo de estos viajes era conocer otros pueblos, otras culturas, e intentar despertar en los alumnos la soli-daridad, que conociesen otras realidades, otras formas de vivir y entender la sociedad y todo esto les hiciese ver el mundo con otros ojos. Se organizaron varias conferencias para conocer la realidad de América, recitales de música y fiestas. Todo con la intención de que nuestros alumnos fueran abriendo sus mentes y sus corazones a otras cultu-ras.

Llevar hasta su destino el material que habíamos recogido no fue tarea fácil, porque queríamos entregarlo directa-mente, sin intermediarios, queríamos conocer la realidad de aquellos a los que ayudábamos. Tuvimos algún que

otro problema en la aduana, pero gracias a Rafael, y no sabemos cómo, nos permitieron que lo llevásemos con nosotros en el autobús. Tenían que vernos en ese auto-bús, viejo y destartalado, lleno de cajas. Pero no importa-ba porque los alumnos se entregaban con cariño y genero-sidad a las penurias del viaje. Visitamos varios institutos de secundaria, recuerdo el “E.S.B.U Ana Betancourt” don-de los alumnos pudieron conocer de primera mano cómo eran sus estudios, sus clases, fácilmente conectaban y en-tablaban amistad… Se visitaron Hospitales, cómo no hacer-lo en Cuba, donde su estandarte es asegurar la sanidad a todos. Recuerdo un hospital de psiquiatría infantil. La direc-tora, que nos recibió, nos contó que no tenían material sa-nitario, ni el más elemental, como un lápiz, para hacer las prescripciones médicas. Por eso recibió nuestro material con mucho agradecimiento, y recuerdo que no eran más que unas bolsas de lápices, bolígrafos y otras pequeñas cosas.

El alma y el artífice de hacer realidad este proyecto fue Rafael, quien vivía estos momentos de encuentro con en-trega y entusiasmo, comprobando que nuestros alumnos eran los que más recibían en este peculiar intercambio. Rafael impregnaba todo con su peculiar saber hacer y con su ingenio e improvisación. Recuerdo que pasamos por un pueblo y Rafael dijo: “aquí dejamos el material que tra-emos”… Buscamos el Instituto, habló con la directora y nos permitió asistir a las clases junto con los alumnos. Yo no sé cómo, pero siempre resolvía con éxito cualquier pro-blema que se presentase.

Y conseguimos llevar a buen término el encargo que nos habían hecho los alumnos del IES Punta del Verde: entre-gar los materiales a alumnos como ellos… pero al otro la-do del Oceano.

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Africa Sevillano MorejónProfesora del Dto. de Administración

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Ramon Rodriguez, Rafael Cantillana y alumnos del PDV preparados para el viaje a Cuba ( 1996)

Visita a un hospital cubano (1996)

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Nuestra primera mirada a EuropaParadójicamente hoy en día nuestros alumnos e incluso nuestros propios hijos miran a Europa para buscar un puesto de trabajo

Ya por los últimos años de la década de los 90, siendo di-rectora de nuestro Centro Dª Reyes Pérez Aroca, y yo co-mo miembro de su equipo directivo, como Vicedirectora y coordinadora de las actividades extraescolares, nos plan-teamos la necesidad de que nuestros alumnos tenían que conocer otras empresas de países comunitarios relaciona-das con las ramas de la Formación Profesional de Sanita-ria, Administración de Empresas e Informática.

Dicho y hecho,en estas fechas que no había “Erasmus”, “Comenius”, “ Leonardo”…., pero si muchas inquietudes y ganas de conocer y ampliar nuestras vivencias fuera del aula , aunque relacionadas con la enseñanza nos lanza-mos y preparamos un viaje a Bélgica, con la finalidad de conocer distintas empresas relacionadas con nuestras mo-dalidades de Formación Profesional ( Sanitaria, Administra-ción de Empresas e Informática).

Contactamos con la oficina que la Junta de Andalucía tiene en Bruselas para el tema de visitas a empresas y con Turis-mo de Flandes para el tema de alojamiento y visitas cultu-rales.

Partimos un grupo de 25 alumnos y los profesores D Mi-guel Valdayo, D Manuel Gil y Dª Carmen Siles, con mucha ilusión ya que el programa resultaba apetecible:

El primer día los alumnos de Sanitaria visitaron el ala de Radiodiagnóstico del hospital Erasmo de Rotterdam, los de Administración e Informática una empresa denominada “ COMPAREX” de asesoramiento a empresas en medios y técnicas informáticas

El segundo día nos esperaba la Delegación española en el Parlamento europeo, nos explicaron el trabajo que desem-peñaban las distintas delegaciones y por último una visita a la Sala de Plenos.

Terminamos nuestro viaje , con paseo cultural por Gante, Brujas y Amberes

Fue una experiencia muy enriquecedora para alumnos y profesores, gracias a las aportaciones económicas realiza-das por el Centro y los Departamentos implicados

Afortunadamente en los años sucesivos, profesores con inquietudes han seguido realizando distintos tipos de via-jes que lo han ido enriqueciendo con proyectos de inter-cambios a Portugal, Dinamarca, Marruecos…….

Espero que las nuevas generaciones de profesores sigan con ilusión y ganas de trabajar en estos aspectos ya que la “Educación” es un concepto tan amplio que abarca des-de clases en las aulas hasta visitas de interés cultural, profesional y humano para formar al individuo de manera integral

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Carmen Siles ArjonaProfesora Dto. Ciencias

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Profesores y alumnos en Sierra Nevada ( hacia 1992)

Profesores de FP del Punta del Verde y de otros IES andaluces que partici-paron en el programa Eurotutor en el Reino Unido (2007)

Carmen Siles, Manolo Gil y un grupo de alumnos en Bélgica ( hacia 1998)

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Índice7

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Articulo Autor/a Página

Capitulo 1: Introducción Fatima Blanco Muriel 1

Capitulo 2: Direcciones 3

• El misterio del arte Juan Diego Caballero 4

• En recuerdo de Miguel Ángel Rafael Ortiz Cabrera 6

• Unos años inolvidables Reyes Pérez Aroca 7

• Donde habite el recuerdo Encarnación Ferrón Sánchez 8

• Desde el aprendizaje a la madurez José Velazquez Castillo 10

• Mi primer día en “el Punta” Fatima Blanco Muriel 12

Capitulo 3: La mirada del profesorado 14

• 23 de 25 Jose Manuel Albiac Rossi 15

• Rafael Cesar Bordons, Jesús Hernandez y Adolfo Salto 17

• Casi todo en esta vida es dual Vicente Ceballos Galván 19

• Vicisitudes del Ciclo de Ortoprotésica Miguel Gallardo Gálvez 21

• El color de las palabras Luis García Serrano 23

• Teatro y educación unidos por la historia Antonio García Tomás 25

• 2014: año de celebraciones y recuerdos Manuel Macías Perea 27

• Siempre supe que volvería Manuel Marqués Montero 29

• Anécdotas Andrés Muñoz Arteche 31

• El mosquito José Antonio García Murcia 32

• Reilusionándome Ángeles Oliva Jimenez 34

• 19 años en el IES Punta del Verde Félix Pérez Del Diego 36

• Juan “El Mancebo” Jose Raya Téllez 38

• Momentos María Paz del Rio Paramio 41

• Historia del centro Luis Vázquez Pérez 44

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Artículo Autor/a Página

Capitulo 4: La mirada del alumnado 46

• Mi “Punta del Verde” Amalia Gómez Risueño 47

• Buenos tiempos Julian Menguiano Delgado 55

• Sinergias Jose Ignacio de Rojas Rodriguez 57

• La vueltas que da la vida Rosa Romero Ordóñez 58

Capitulo 5: La mirada de madres y padres 60

• Desaprender..., que 25 años son nada Pedro Rufino Gallego 61

• Atravesar un puente juntas de la mano Ana Gaytán, Susana Gaytán, Leila Pontiga 64

• El AMPA como bisagra Evelyn Huizing 66

• Mi hijo lo llama “El Punta” María Victoria Romero 67

Capitulo 6: Trayectorias 69

• Maletas Manuel José Anguita Puerta 70

• Larache: un proyecto utópico Cesar Bordons, Jesús Hernandez y Adolfo Salto 72

• Recuerdos de unas aulas viajeras Pilar Cabrera Cruz 74

• Cuando salí de Cuba África Sevillano Morejón 75

• Nuestra primera mirada a Europa Carmen Siles Arjona 77

Capitulo7: Índice 79

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Dibujo ganador del primer premio del concurso 25 Aniversario realizado por las alumnas Maria Alfaro y Sara Balbuena, del curso 1º de ESO B

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I.E.S. Punta de VerdeC/Barrionuevo nº 4 41012 - Sevillawww.iespuntadelverde.es

ISBN-13: 978-84-695-9950-1

Autora: Natividad Jimenez Sánchez